Page 794 of 2665
1 792 793 794 795 796 2.665

4T, mujeres y violencia

Por: Pedro Miguel

Duele mucho el palpable incremento de todas las formas de violencia en contra de las mujeres. ¿Será que se ha visibilizado, será que a los hombres nos exaspera y enloquece que ellas reclamen dignidad y seguridad, será que siguen su curso los fenómenos de descomposición y envilecimiento social a pesar de las estrategias y políticas del nuevo gobierno, será que hay un manejo mediático perverso para capitalizar casos específicos y crearle ingobernabilidad al Presidente? Creo que todos esos componentes son reales y que deben ser reflexionados.

La mera inclusión del femigenocidio como una de las expresiones de la violencia generalizada que padece el país puede resultar irritante para muchas que reclaman con toda justicia una mirada específica y acciones concretas e inmediatas para detenerlo. Ante el dolor y la rabia de agresiones que se suceden sin solución de continuidad desde los micromachismos hasta el feminicidio resulta del todo insuficiente la enumeración de los propósitos y las acciones generales de política pública orientados a abatir la inseguridad y, específicamente, a garantizar los derechos de las mujeres, empezando por el derecho a una vida sin violencia.

En este punto, la 4T se enfrenta a tres desafíos: por un lado, si bien el gobier-no de Andrés Manuel López Obrador ha sido congruente en palabras y en actos en su determinación de avanzar a la consecu-ción de una igualdad sustantiva, no ha logrado incorporar a su discurso una perspectiva de género; por el otro, en el ámbito de la seguridad, las políticas de combate a la corrupción, generación de bienestar, apego a los derechos humanos y las nuevas concepciones de prevención y combate a la delincuencia no han arrojado resultados inmediatos y palpables en una reducción general de los índices delictivos; en tercer lugar debe mencionarse la parálisis inducida en Morena, que una vez más ha sido incapaz de funcionar como puente entre el gobierno y los movimientos sociales. Esta injustificable ausencia, doblemente irritante si se considera el enorme trabajo realizado en años pasados por numerosas instancias del partido en materia de derechos de género, hizo posible, por inconcebible que parezca, un inmediato aprovechamiento de la causa por partidos y grupos de la derecha conservadora.

El primer desafío es el menos complicado. En el mandatario y su equipo, así como en la mayor parte de las bancadas legislativas de Morena, existe la determinación de hacer frente a todas las expresiones de machismo y de pugnar por la consecución de los derechos de género. El segundo es más difícil porque no se puede remontar en uno o dos años una descomposición moral, económica y social inducida durante cuatro décadas. De ello dan cuenta, por ejemplo, los entornos socioeconómicos en los que ocurrieron el asesinato de la niña Fátima Cecilia, en Xochimilco, y la muerte de la bebé Karol Nahomi, quien al parecer falleció por descuido en Saltillo, Coahuila, o el atroz feminicidio de Ingrid Escamilla, perpetrado unos días antes por su pareja en la alcaldía Gustavo A. Madero. El tercero pasa inevitablemente por la superación del conflicto en Morena y por la normalización de la vida partidista.

La violencia que sufren las mujeres en todos los entornos y en casi todas las circunstancias no necesitaba de esos casos particulares como detonantes de protestas radicales. Ya desde agosto del año pasado éstas tuvieron lugar en el Metro Insurgentes, la sede de la procuraduría capitalina y otros sitios. La novedad de las manifestaciones frente a Palacio Nacional de días recientes es que se buscó capitalizarlas como una muestra contundente de ingobernabilidad y hasta como el Ayotzinapa de López Obrador, según caracteriza-ción de uno de los golpeadores profesionales de los medios oligárquicos.

Sería cómico, si no fuera grotesco, que Acción Nacional se presente ahora como feminista y que para probarlo proponga castigar los feminicidios con pena de muerte.

Resulta impostergable restablecer la articulación entre los movimientos de las mujeres y la transformación nacional en curso y aceptar una verdad ineludible: la Cuarta Transformación será feminista o no será.

Comparte este contenido:

Opinión: Injusticia epistémica en la academia

Por: Sofía García-Bullé

La justicia epistémica consiste en el balance social que atañe a una producción de conocimiento equitativa.

 

La academia es el lugar donde se produce y distribuye el conocimiento. En teoría, esta producción y distribución debería ser equitativa para todos los que buscan educarse o dedicarse a la enseñanza sin embargo, existen variables que afectan la experiencia de educandos, maestros, personal educativo, investigadores, teoristas y demás miembros de la comunidad académica. Para entender estos factores desequilibrantes es necesaria la introducción del tema justicia epistémica.

¿Qué es la justicia epistémica? Este es el rubro que estudia la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, en la distribución de recursos, contenido y discurso educativo, así como en la facultad y credibilidad de las personas que pertenecen a la comunidad académica. Cuando alguna de estas variables está desbalanceada, hablamos de injusticia epistémica.

El término fue acuñado en 2007 por la filósofa inglesa Miranda Fricker, quien sostiene que en concepto, se trata de una injusticia cometida específicamente contra la capacidad de conocimiento o testimonio de una persona. De acuerdo a Fricker hay dos tipos de injusticia epistémica: La testimonial y la hermenéutica. ¿Pero qué significa cada una y cómo influye en las dinámicas de la academia?

Injusticia epistémica testimonial: cuestión de no creer

Este tipo de injusticia se relaciona directamente con la credibilidad del discurso de una persona. Sucede cuando a una persona no le creen o no la toman en serio con base en prejuicios. Una manera simple de entender la justicia epistémica testimonial, sería el referirse a cualquier caso de crimen en el que una persona de color haya sido testigo y las autoridades no tomaran en serio la historia del testigo debido a un prejuicio de base racial. ¿Cómo se aplica esta instancia de desequilibrio social a la academia?

Existen muchas instancias en la que puede verse este desbalance que anula el conocimiento y aportaciones de grupos de minoría en la comunidad académica, científica, humanista, educativa, artística, etc. Un ejemplo lo encontramos en el trabajo de Rosalind Franklin, que fue utilizado para descubrir la estructura básica del ADN, pero a su persona no se le dio el peso ni la credibilidad científica como para recibir el mismo reconocimiento que a Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins; Jocelyn Bell Burnell descubrió los pulsares, logro que se le atribuyó a su supervisor, Zelda Fitzgerald solo fue conocida a través de las publicaciones de su esposo, Scott Fitzgerald, quién robó del trabajo de ella para nutrir el suyo.

Hoy en día, los casos de injusticia epistémica son menos trágicos, pero aún siguen ocurriendo. En artículos anteriores hemos mencionado cómo la escritora Rebecca Solnit no tuvo suficiente crédito ante un interlocutor quien no creía que era la autora de su propio libro, esto pasó en 2012. En 2016, un usuario de Twitter quiso aleccionar a una astronauta de la NASA sobre física en el espacio. Un caso aún más severo es el de la escritora y cómica Mindy Kaling, quien fue excluida de la lista de productores al momento que la serie The Office fuera nominada a un Emmy en 2007. Kaling tuvo que escribir un ensayo sobre sus contribuciones al equipo creativo e incluir declaraciones de los demás productores para ser tomada en cuenta.

Todas estas historias sobre la minimización y descrédito del trabajo de las mujeres como grupo minoritario está apoyada en una estructura que refuerza la idea de que no es creíble que personas de este perfil ayuden a descubrir la cadena de ADN, caminen en el espacio o escriban libros o series televisivas dignos de premios. Parte de la incredulidad sobre el conocimiento y habilidad de un grupo de personas, y por ende, en el testimonio que representa su trabajo.

Injusticia epistémica hermenéutica: cuestión de no entender

La injusticia hermenéutica se relaciona directamente con la interpretación de ideas, conceptos y sucesos. Sucede cuando no existen recursos cognitivos y lingüísticos para comprender las experiencias propias o de otros, o cuando estos beneficios le son negados a alguien para comprender sus experiencias.

Un ejemplo para entender cómo funciona la injusticia epistémica hermenéutica es el problema del racismo pasivo en las universidades y los espacios de trabajo. Hasta que no surgió el término “código social”, no había forma de poder encuadrar y entender las experiencias de las personas de color en espacios educativos y laborales.

El código social se compone de elementos de conducta, de lenguaje  verbal, no verbal, tono de voz y otras variables características que reflejan la historia cultural y personal de alguien. Cuando esas historias no pertenecen, ni empatan con las del grupo dominante, el grupo minoría es exhortado a realizar un cambio de código para encajar.

“El cambio de código social involucra alternar entre lenguajes, usar diferentes registros de tono, hacer un cambio dialéctico”, explica la Dra. Kimberly Harden, profesora del departamento de comunicación de la Universidad de Seattle. Esta supresión de la diversidad cultural en la academia y el recinto laboral supone una forma de velada y persistente de discriminación pasiva, que no había sido factorizada hasta que se generaron los términos que la describen, y esas palabras fueron admitidas en el léxico común.

La injusticia epistémica hermenéutica estuvo presente en los tiempos que académicos y profesionales tenían estas experiencias y carecían de los recursos para entenderlas, explicarlas y comunicarlas. Podría decirse también que siguen presentes en los casos de personas que tienen experiencias similares pero no han estado en contacto con contenidos que describan la situación de discriminación pasiva a la que están sujetos.

Este tipo de injusticia epistémica es más compleja y profunda, ya que no afecta solamente a las personas, ese sería el último paso, más bien perjudica la forma en que construimos la percepción, el conocimiento y el lenguaje, por lo que es mucho más persistente y difícil de erradicar.

¿Cómo combatir la injusticia epistémica?

La injusticia epistémica constituye una problemática muy compleja, no hay remedios simples para un mecanismo que va tan profundo que alcanza nuestra percepción y construcción del conocimiento, pero podemos trazar un camino de inicio para comenzar a deshilvanar los elementos que la disparan.

A nivel social, Miranda Fricker expone una de las prácticas a desmantelar para disminuir la injusticia epistémica. La también Profesora Presidencial de Filosofía en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, explicó en una ponencia que el elemento clave a analizar es la libertad de expresión. De acuerdo a Fricker, la libertad de expresión no es solo el derecho inalienable al discurso, también se extiende a la validación de ese discurso en el proceso de producir conocimiento a través del mismo.

“Para que el mensaje de alguien se escuche, necesita ser escuchado sin prejuicios, para que las bases de una instancia de conocimiento pase y se transmita, necesita ser escuchada sin castigo y totalmente entendida en su significancia”, sostiene Fricker, quien agrega que el origen del problema es no tener esa base común. Sin este entendido, los pensamientos de esa persona, así como su voz y sus experiencias pueden ser exteriorizadas, más no pasarán al foro donde el conocimiento es producido. Bajo este contexto, el trabajo a realizar para reducir las instancias de injusticia epistémica no es algo que esté en la facultad de las personas afectadas por esta problemática, sino quienes la ejercen.

Si el prejuicio es aquello de donde parte esta dinámica cognitiva y social, lo necesario es analizar las fuentes del prejuicio y los mecanismos que lo refuerzan, solo de esta forma la comunidad académica y científica será capaz de integrar al repositorio general los conocimientos producidos por los grupos sociales que viven bajo ese prejuicio.

Al tener la capacidad de aportar a la producción de conocimiento y construcción de la percepción general del mundo, los grupos sociales que son sujetos a la injusticia epistémica tendrán las bases para disputar las condiciones que los ponen en desventaja social y epistémica frente a los grupos dominantes. No es una solución final, como sostiene Fricker, la problemática es muy compleja para abordarla con una sola respuesta, pero sí implica un paso necesario para comenzar el proceso que nos lleve a un mejor balance en la forma en que generamos conocimiento y forjamos nuestra visión del mundo a través de lo que sabemos.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/injusticia-epistemica

Comparte este contenido:

¿Qué pasa en la UNAM?

Por: Roberto Rodríguez

En los últimos meses han ocurrido en la Universidad Nacional una serie de paros, toma de instalaciones y suspensión de actividades en varias de las entidades de la institución, principalmente en las escuelas del bachillerato. Al momento de escribir esta colaboración se mantienen en suspensión cuatro planteles de la UNAM: las preparatorias Tres, Siete y Nueve, así como la Facultad de Filosofía y Letras.

En noviembre del año pasado se suspendieron actividades dos semanas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. En esa coyuntura, el tema de la violencia de género ocupó el lugar central, y la solución del conflicto se derivó del compromiso institucional de atender a las demandas formuladas por el colectivo de mujeres que participó en la toma.

Un elemento común de las actuales expresiones de protesta ha sido el reclamo por la insuficiente atención a demandas relacionadas con acoso y otras formas de violencia de género. Desde la perspectiva de los grupos estudiantiles que han protagonizado o participado en esos eventos, las autoridades universitarias han sido omisas para resolver la problemática. También se ha señalado la inoperancia de dispositivos tales como protocolos, recomendaciones o campañas centradas más en la persuasión que en un efectivo rediseño de las pautas de convivencia universitaria.

En algunos casos, principalmente en las escuelas de bachillerato, a las demandas de género se han agregado otras: las condiciones de seguridad dentro y en el entorno de los planteles, los servicios de auxilio médico, el equipamiento de aulas y talleres, e incluso la disponibilidad de espacios para los colectivos de acción política y cultural. Persiste la exigencia de erradicar el porrismo en las escuelas y se han denunciado casos de posible corrupción o abuso de autoridad de funcionarios e incluso profesores, entre otros temas. Además se demanda la reformulación de los protocolos para la atención de las formas de violencia de género, en cuyo diseño participen los colectivos de mujeres estudiantes, la impartición de asignaturas obligatorias para concientizar a los estudiantes en la temática, así como la creación de servicios para el apoyo psicológico y jurídico a las víctimas.

Una de las demandas más complejas, presente en varios de los paros, es aquella que exige la expulsión o despido, según el caso, de estudiantes, académicos, funcionarios o trabajadores que han sido señalados, incluso en forma anónima, como posibles victimarios o cómplices de casos de acoso o violencia sexual. Las posibilidades de un procesamiento con justicia de acusaciones de esta naturaleza probablemente exceden las capacidades institucionales, por ello su solución no es sencilla como elemento de una negociación mutuamente satisfactoria entre las partes.

Una pregunta que ronda el ambiente es ¿se trata de movilizaciones aisladas, de movimientos articulados entre sí, o de protestas dirigidas desde el exterior universitario para desestabilizar a la institución? Las hipótesis de un complot contra la institucionalidad cobraron credibilidad en la coyuntura del proceso de elección del rector a finales del año pasado, entre otros factores por la participación en el proceso sucesorio de la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. La reelección de Enrique Graue al frente de la Universidad no modificó sustancialmente la conflictividad de la protesta; quienes pensaban que una vez concluido el trámite de cambio o renovación de la rectoría se aplacaría el conflicto estaban equivocados, ello no ocurrió así, más bien al contrario.

No puede dudarse que los grupos promotores de las tomas de instalaciones se comunican entre sí, es de sentido común. Pero hay una distancia entre ello y la hipótesis de un único movimiento coordinado y articulado por una dirección central y estratégica. Es poco probable si se toma en cuenta la relativa diversidad de expresiones, demandas específicas, fórmulas de negociación e incluso la auto-caracterización de los colectivos protagonistas. Todo parece indicar, más bien, que hay una influencia recíproca en los repertorios de la protesta, en el eje compartido sobre las demandas de género y probablemente también en los esquemas de resistencia/negociación.

Desde luego es llamativa la dificultad que priva hasta el momento para la operación de canales de diálogo eficaces. El caso de la Facultad de Filosofía y Letras, en que las aproximaciones desde la autoridad con propósitos de una negociación convencional conducente a la devolución de las instalaciones han sido infructuosas. Tampoco han rendido el fruto esperado las opciones de intermediación entre las partes del conflicto, y no se advierte cuál podría ser la ruta de solución. En la Preparatoria 9, las cosas han cobrado un perfil todavía más complejo por la confrontación de grupos de estudiantes y padres de familia que buscan recuperar, motu proprio, las instalaciones. Cuando el espacio de autoridad es ocupado por otros actores, las cosas andan muy mal.

Las clases han iniciado y los paros siguen. Seguramente por ello las autoridades de la Universidad intentan una solución urgente. Pero el retorno a la “normalidad” confronta, precisamente, el tema central de la protesta. ¿Se espera que las comunidades de estudiantes y académicos operen como una presión para finalizar los paros? No es sencillo, por una razón: con cada vez mayor claridad se generaliza la opinión según la cual las demandas son legítimas aunque los medios para hacerlas cumplir no lo sean en la misma dimensión.

¿Y por lo tanto? Dos riesgos claros: uno es que los conflictos escalen en el entorno universitario, lo que podría suceder si no se consigue su anticipación y procesamiento. El otro es que el fenómeno pueda ser replicado en otras instituciones. Ello no es impensable e implica asumir, antes que sea tarde, respuestas que atiendan la problemática de género en cada una de las instituciones de educación superior y centros de bachillerato.

También hay una tarea para los legisladores: incorporar a la nueva Ley General de Educación Superior la perspectiva de género en su doble dimensión: oportunidades equitativas y respeto íntegro a la dignidad y seguridad de las personas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-pasa-en-la-unam/

Imagen: https://pixabay.com/photos/unam-library-th-university-mexico-2167334/

Comparte este contenido:

La disputa por la educación

Por: Miguel Ángel Pérez

He optado por este encabezado para referirme a los hechos y acontecimientos que recientemente se presentan en nuestro país, tal vez el título del presente artículo no sea el más afortunado y creo que es cierto; la disputa por la educación es la disputa por la nación que se remonta en nuestro país, en la parte más reciente -por decir algo- al siglo XIX en las pugnas entre liberales vs conservadores, de igual manera el campo educativo es un campo en disputa, un terreno minado que ha servido como arena para la confrontación libre y sin reglas, de ideas, de proyectos, de intereses y ambiciones.

Lo novedoso de esta disputa a la que me refiero, es que acontece entre nuevos actores que aparecen en la escena pública, por ejemplo grupos empresariales que cobijados o encubiertos por discursos vinculados a la calidad y la eficiencia disfrazan sus intereses económicos e ideológicos por disputar e intentar apropiarse de la conducción educativa, aquí entran los consorcios televisivos Mexicanos primero, Suma por la educación, Mexicanos contra la corrupción,Educación entre otros, estas agencias se suman a los viejos organismos que disputaban la educación, como el SNTE, la CNTE, la burocracia de la SEP, los gobiernos estatales, incluso el clero en su faceta educativa, etc.

Otra rasgo que se suma a los anteriores es que la disputa por la educación también obedece a contradicciones o fracturas en el seno mismo del Estado concebido éste como un ente jurídico – político, en su traducción de gobierno sexenal. Es decir, dentro del actual aparato gubernamental hay varias propuestas o varias iniciativas las cuales no tienen una matriz única, van desde posiciones de centro – izquierda hasta posiciones de descarada orientación de derecha, ¿Qué significa todo esto? Que las nuevas hegemonías se han fragilizado y la disputa por la educación realmente ha concluido en el centro de una parte de la misma, hay quienes controlan o pretenden controlar la orientación ideológica de los contenidos educativos, hay quienes deciden controlar (o intentar hacerlo) al magisterio nacional y por estados, hay quienes controlan los medios y recursos tecnológicos como apoyo para la enseñanza, etc.

La nueva disputa por la educación se despliega en tres grandes campos: en el campo económico, en el político y en lo propiamente educativo. Los que se sesgan a la disputa económica por la educación, están más abocados al intereses del dinero, ven el servicio como un negocio tienen interés de privatizar y sacar provecho de la venta de lo que se pueda y pretenden controlar o monopolizar lo que sea rentable que atraviese a la educación pública concebida como un negocio de alta rentabilidad.

En la esfera política la disputa por la educación tiene que ver con el control y el poder de los organismos y las instancias que representan a los maestros, a los padres de familia, incluso a las universidades y los agrupamientos de científicos y especialistas, aquí el centro de la disputa se ejerce de acuerdo a visibilizar o invisibilizar (según sea el caso), a grupos, organismos o personas que sean afines a los proyectos de las grandes corporaciones o se opongan a ellas.

Y por ultimo el campo propiamente educativo se concretiza, en contenidos de estudio, en planes y programas, en la elaboración de libros de texto, esquemas de formación y capacitación del magisterio en formación o en servicio, etc., este último es el campo más visible en la disputa por la educación, en los otros la contienda es menos visible pera más compleja.

La nueva disputa por la educación ha inaugurado escenarios inéditos .

En cuanto a los métodos de confrontarse, (hoy se opta en el uso de las redes sociales), se protagoniza a partir de campañas mediáticas y tiene como trasfondo el asunto del financiamiento y el riesgo del veto político.

La disputa se vive en distintos campos, hay batallas todos los días que se ganan y se pierden incluso el responsable de encabezar la SEP no es un personaje neutral también él forma parte de algunos de estos organismos en disputa.

Cada instancia cuenta con un proyecto propio que no siempre tiene como respaldo una visión estratégico o de largo plazo, algunas instancias se mueven y se consumen mucho más con la coyuntura del día a día, así es como hacen avanzar (o retroceder) su propio proyecto.

Esta disputa es normal porque atrás de cada postura hay un sustento político e ideológico de la misma y una forma particular de concernir la realidad y de actuar en torno a ella. Pero no existe una instancia que sirva como un árbitro o un mediador que le saque provecho a las posiciones y que gane de la disputa, aquí como ha sucedido desde hace muchos los grupos son los que ganan, pero la nación es la que sale perdiendo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-disputa-por-la-educacion/

Imagen:     https://pixabay.com/photos/typewriter-book-notes-paper-801921/

Comparte este contenido:

El comercio global y la economía capitalista están enfermas, confirma (y oculta) la OMC

Por: Eduardo Camín

No hay dudas: nuestra economía capitalista está enferma y su enfermedad es grave. Mas allá de que la mayoría de los eruditos tiene un diagnóstico preciso y hasta quizá una cura, sigue enferma, reproduciendo sin cesar los mismos síntomas.

El comercio global comienza a agotar su crecimiento. Los últimos informes que muestran la actividad económica que arroja el comercio internacional, nos demuestran una clara desaceleración del número de transacciones, el cual ya crece a sus peores ritmos de crecimiento desde la gran crisis financiera.

Según los datos que arroja la Organización Mundial del Comercio (OMC), las previsiones del comercio global para los próximos años no son todo lo buenas que se esperaban. Aunque, a priori, se esperaban unos ritmos de crecimiento elevados para los próximos años, el deterioro del balance de riesgos ha provocado una mayor desaceleración.

Dado que la incertidumbre económica es un factor disuasorio de la inversión, esta puede repercutir negativamente en el comercio, ya que los gastos en inversión suelen depender de las importaciones.

Varios indicadores económicos adelantados y estadísticas comerciales parecen indicar la persistencia del debilitamiento del comercio y la producción durante el primer trimestre de 2020. La OMC ha venido desarrollando una serie de indicadores para proporcionar información «en tiempo real» sobre las tendencias del comercio mundial.

El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías, antes denominado Indicador de las Perspectivas del Comercio Mundial, es un índice fundamental que muestra los cambios del crecimiento del comercio mundial entre dos y tres meses antes que las estadísticas sobre el volumen del comercio de mercancías sean conocidas.

El Barómetro sobre el Comercio de Mercancías combina una gama de índices parciales relacionados con el comercio en un único índice compuesto que pone de relieve los puntos de inflexión del mercado mundial de mercancías y ofrece una indicación de su trayectoria probable en el futuro próximo.

El índice del barómetro sobre el comercio -que se actualiza trimestralmente- muestra cómo se comparan los datos más recientes con las tendencias de corto plazo en el comercio de mercancías. Un índice de 100 indica una expansión del comercio acorde con las tendencias recientes. Índices superiores a 100 indican un crecimiento superior a la tendencia, mientras que los índices inferiores a 100 indican un crecimiento inferior a la tendencia.

Barómetro sobre el Comercio de Servicios

Mientras tanto, como complemento del Barómetro sobre el Comercio de Mercancías y al igual que su contrapartida relativa a las mercancías, el Barómetro sobre el Comercio de Servicios es un indicador coincidente que muestra la situación actual del comercio de servicios con cierta antelación respecto de las estadísticas oficiales.

Ambos barómetros están destinados a complementar las estadísticas comerciales y las previsiones convencionales. Este barómetro pone de relieve los puntos de inflexión e ilustra las pautas cambiantes del comercio mundial de servicios.

El Índice de Actividades de Servicios ofrece una medición aproximada del volumen del comercio mundial de servicios, y se calcula ajustando su valor para tener en cuenta los cambios de los precios y los tipos de cambio de divisas.

Los índices de 100 en el barómetro de servicios indican un crecimiento acorde con las tendencias de mediano plazo; los superiores a 100 indican un crecimiento superior a la tendencia, mientras que los índices inferiores a 100 señalan lo contrario. La dirección del cambio refleja el impulso en comparación con el mes anterior.

El comercio global crece a su peor ritmo desde la gran crisis

Apenas recorrido el primer peldaño del año 2020 el informe de la OMC arroja un sentimiento negativo, de no revertirse la situación. La desaceleración económica que vive el mundo, que está arrastrando a la baja todas las previsiones de crecimiento de las principales economías desarrolladas que conforman el planeta, agrava aún más la situación. Debemos tener en cuenta que uno de los principales motores de crecimiento de la economía mundial es el comercio global.

Todo esto, no debemos olvidar, viene precedido de las tensiones y auges proteccionistas de determinados países. Los tambores de guerra comercial y las continuas tensiones proteccionistas de Estados Unidos y China han acabado por debilitar las transacciones comerciales y los acuerdos de libre comercio.

Aun cuando ambos países hayan encontrado vías de negociaciones, todavía no se ha encontrado la solución que devuelva la normalidad al comercio.

Los informes que muestra el organismo indican cómo, de no corregirse las tensiones comerciales entre las dos economías líderes, las previsiones en materia de comercio internacional podrían sufrir nuevos reajustes a la baja para los próximos años.

El comercio global se encuentra amenazado y, de seguir así, continuará cayendo su actividad. Se debe destacar que a esto se le agrego un nuevo problema en la aparición del COVID-19 (coronavirus).

La crisis se diluye en el discurso

Llevamos, ya algún tiempo estudiando algunos informes premonitorios anunciando la crisis que se viene, o la que ya está desde hace mucho tiempo instalada entre nosotros, resentida como el azote de la injusticia. Otros informes -más optimistas- la esbozaban para el año en curso (2020).

Al menos, los datos de los diferentes organismos internacionales así nos lo confirmaban. No obstante, y a pesar del empirismo elocuente, siempre nos queda la duda con respeto a los aspectos teóricos de la crisis, o a su dialéctica, y retórica, en su valoración discursiva.

La evidencia, en cada Informe sobre el comercio mundial de la OMC nos soslaya los efectos más permisivos de la crisis. Sin dudas que la semántica desempeña un rol importante en la minimización de los hechos, de lo que realmente ocurre, y para eso se emplean eufemismos con los cuales se pretenden ocultar la realidad.

La negación que evidencian estos hechos es un exponente genuino de una mentira vital del sistema capitalista, porque de eso se trata. Si la fuerza de los hechos es demasiado brutal como para poder ser ignorada, siempre es posible alterar su significado.

La mentira vital del sistema, escondida, protegida por el silencio, la coartada y la negación no se revela. Los indicios son minimizados, cuando no ridiculizados o explicados de una u otra manera. ¿Acaso no hemos visto muchos líderes mundiales, manifestar su enojo cuando se hace referencia a esta problemática? La connivencia se sostiene desviando la atención del hecho concreto (la crisis) o reformulando su significado a fin de que resulte aceptable.

Hoy la realidad nos indica que estamos frente a una deuda global récord del 320% del PIB. Nunca se había registrado una deuda de esta dimensión: deudas en el sector privado, deuda corporativa y de los hogares. Y cuando vemos estos datos no deberíamos preguntarnos si el mundo se ha endeudado, sino dónde ha ido toda esa liquidez…¿a la economía real?

Mientras tanto. el Fondo Monetario Internacional advierte que el incremento de la deuda de los hogares puede desencadenar otra crisis. A pesar de las variadas experiencias vividas en la sociedad en lo que respecta a una crisis, ésta no se ha vuelto más cautelosa a la hora de pedir prestado como se podría pensar.

A través de estos ejemplos, podemos observar la fuerza que tiene una atención desviada para ocultar una realidad histórica, que no es más que la profunda crisis del capitalismo.

Las lagunas de la experiencia, disimuladas por los huecos del vocabulario, se hace legión en algunos de los informes. Y por ello necesario ofrecer una mirada más lucida al analizar algunos aspectos que cubren el área marginal de la conciencia, estos velos suelen aparecer en los campos de mayor importancia para nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras relaciones y fundamentalmente en la construcción de una realidad.

¿Si somos inducidos con tanta facilidad a ese sueño sutil del sistema capitalista, como podemos hacer para despertarnos? Nos parece que el primer paso en esa dirección seria comprender por qué estamos tan dormidos. En realidad, lo que se esconde es que asistimos al vergonzoso espectáculo del capitalismo neoliberal; que no se puede limitar hoy simplemente a la crisis del multilateralismo.

Hemos visto emerger algunos efectos nefastos relacionados con la globalización, promoviendo políticas de liberalización y libre comercio en virtud de defender las finanzas trasnacionales, la propiedad y las inversiones en desmedro de los derechos de los seres humanos.

La perplejidad es tan grande que algunas voces en el Foro de Davos, paladín del neoliberalismo mundial se preguntan en qué falló el capitalismo, ese capitalismo desregulado, salvaje que arrasó con todo. Y si éstos lo invocan es que el problema es consecuente y peligroso. ¿Será que Marx tenía razón?

Fuente: https://rebelion.org/el-comercio-global-y-la-economia-capitalista-estan-enfermas-confirma-y-oculta-la-omc/

Imagen: https://pixabay.com/photos/coins-banknotes-money-currency-1726618/

Comparte este contenido:

El psicoanálisis puesto a prueba por el actual malestar en la cultura ¿El complejo de Edipo ya caducó?

Por: Carlos Gustavo Motta

En la eterna disputa entre lo clásico y lo nuevo, el concepto de hibridez podría ser una constante a aplicar en términos psicoanalíticos, propone el autor al Reconocer otras formas de subjetividad política.

En el último período de la realización de los comics, nuestros personajes (algunos admirados y la mayoría mutantes y en menor medida alienígenas) provocan, inspirados por los guionistas mismos, cambios radicales: desde la revelación de sus identidades secretas, parejas igualitarias, elecciones homosexuales hasta la muerte de sus principales protagonistas para dar paso a generaciones nuevas actualizadas por los tiempos que corren: Valkyrie, personaje que hemos visto en las cintas de Thor, es la primera superhéroe abiertamente LGBTQ+ de Marvel. Es que las narrativas visuales representan generalmente personas que son acosadas, humilladas, abusadas por ser señaladas por la sociedad como diferentes. Y además, permite, como cualquier intersección posible de investigación, discurrir entre múltiples variables.

En la eterna disputa entre lo clásico y lo nuevo, el concepto de hibridez podría ser una constante a aplicar en términos psicoanalíticos, para no estar repitiendo las mismas citas de Freud y Lacan que regulan nuestros escritos y que tienen por deseo constituirse en referencias canónicas. Nada de esto le hace bien al psicoanálisis en la subjetividad de nuestra época. Corre el riesgo de un anquilosamiento intelectual propio de academicistas normopáticos que buscan la bendición de las instituciones psicoanalíticas que cada uno habita o transformarse en referentes periodísticos “psicopinólogos”, neologismo que transita por revistas de divulgación si en vez de escuchar el ruido del mundo y no preferir una cita utilizada para validar una idea.

Liberar el cuerpo y la psiquis

Este ruido del mundo, el 17 de noviembre de 2019 fue replicado por Paul B. Preciado, ante una comunidad psicoanalítica en la 49 Jornada de la Ecole de la Cause Freudienne, quien ya nos tiene acostumbrado con sus provocaciones intelectuales en el buen sentido del término, liberar el cuerpo y la psiquis y despertar conciencias adormecidas producto de “el más de lo mismo”, las ataduras morales y las restricciones políticas.

En la última parte de su estimulante ponencia, Preciado afirma que los psicoanalistas “no pueden continuar hablando del Complejo de Edipo o del Nombre del Padre en una sociedad donde las mujeres son objeto de femicidios; donde las víctimas de la violencia patriarcal se expresa por denunciar a sus padres, maridos, jefes, novios; donde las mujeres denuncian la política institucionalizada de violación o donde millones de cuerpos bajan a las calles para denunciar agresiones homofóbicas y las muertes, casi cotidianas de mujeres trans, así como de las formas institucionalizadas de racismo” (Preciado, 2019).

Eric Laurent, con su acostumbrado discurso contemporizador, también afirma que la idea del Complejo de Edipo de Freud se volvió obsoleta y que Lacan demostró que no servía más señalando, además, que el avance de este concepto princips del psicoanálisis debe articularse con otros para pensar el mundo actual. Afirma que la orientación lacaniana es de unarismo en la cuestión sexual y que implica liberarse del binarismo porque del lado de los hombres está lo que Lacan llamó el obstáculo fálico: “Para decirlo de manera brutal –afirma Laurent– los hombres no tienen la experiencia del sexo, sino la del órgano. En la mujer, por el contrario, hay una deslocalización del sexo”.

Los interrogantes que surgen no debieran permanecer dentro de lo heteronormativo. Entonces, ¿cómo avanzamos? ¿Y si se avanza por aquel dispositivo llamado Pase?

No resulta casual que Preciado en el inicio de su presentación haya preguntado a viva voz si entre los psicoanalistas presentes había alguien que hubiese renunciado legal y públicamente a la diferencia sexual y haber sido aceptado como psicoanalista y haber logrado exitosamente el pase (dispositivo inventado por Lacan para verificar la finalización de un tratamiento psicoanalítico).

Entonces, la propuesta de avance para el psicoanálisis hoy no es sólo escribir el malestar de la cultura todo el tiempo sino ubicar con precisión una transformación epistemológica en curso que deje de lado los argumentos heternormativos y normopáticos teniendo en cuenta tres cuestiones mencionadas por Preciado: 1) El concepto de diferencia sexual con el que trabaja el psicoanálisis no puede constituirse apelando a la naturaleza o al orden simbólico porque resulta construida desde una verdad biopolítica del cuerpo y como tal es histórico y cambiante. 2) La aparición de nuevos datos morfológicos, cromosómicos y bioquímicos vuelve imposible la atribución sexual binaria. 3) Producto de estos cambios mencionados, el concepto de diferencia sexual se encuentra en mutación, situación que verificaremos a lo largo de los próximos diez o quince años.

En 1951, la idea de aceptar un candidato homosexual en el análisis didáctico era condenada de antemano por la IPA. En aquella época eran raros los psicoanalistas que consideraban la homosexualidad como una forma de sexualidad entre otras. En el movimiento freudiano se la consideraba no sólo como una perversión sino como una desviación social o una psicosis. De tal modo que cuando los psicoanalistas tomaban en cura a homosexuales, adoptaban una actitud de rechazo. O bien se negaban a analizarlos cuando éstos manifestaban el deseo de hacerse psicoanalistas o bien se ocupaban de ellos con la meta de hacerlos entrar por “el buen camino” de la heterosexualidad. Lacan no se plegaba a ese conformismo y aceptaba analizar a homosexuales como a pacientes ordinarios, sin tratar de normalizarlos.

En el 2020 los movimientos trans, queer, las denuncias de las víctimas por violencia heteropatriarcales, las prácticas de filiación, relaciones amorosas, identificación de género, de las nominaciones, etc., no son más que itinerarios de estas transformaciones. Lo clásico. Lo nuevo. El psicoanálisis, por su historia, no puede permanecer ajeno a estos cambios ni encerrarse en sus instituciones o en sus orientaciones rígidas. Y esta cuestión va más allá de lo teórico.

Reconocer otras formas de subjetividad política, iniciar un proceso crítico de invención, permitirá construir una nueva epistemología donde la obra siempre abierta que resulta finalmente de un tratamiento psicoanalítico posible, nos permita avanzar en nuestro lazo social con otros, sin imaginarios consistentes o hipocresías nunca resueltas. Como propuesta a seguir, la hibridación contemporánea con otros discursos es una apuesta dirigida al encuentro de una episteme que alimente al descubrimiento freudiano y lo revitalice.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/242368-el-complejo-de-edipo-ya-caduco

 

Comparte este contenido:

El acoso psicológico en el aula: Testimonio de un doctorante

Por:  Saúl Alfonso Esparza Rodríguez

“Este mensaje está dirigido a todas aquellas personas que al igual que yo, sufren o han sufrido algún tipo de acoso en su trabajo o centro de estudio. Es un problema social que no debe normalizarse”.

Una de las principales motivaciones para escribir este artículo es una experiencia que viví como estudiante de doctorado. Durante un espacio de dos años, fui objeto de acoso psicológico por parte de algunos compañeros del posgrado que actualmente estoy cursando. Derivado del interés personal que envuelve este tema, así como de mi formación como investigador, me di a la tarea de hacer una revisión de los trabajos de investigación realizados acerca del tema del acoso psicológico en las aulas, con el fin de alertar a la sociedad de un problema real al que todos estamos expuestos. Mi intención es prevenir y evitar que acontecimientos de este tipo sea normalizados en espacios comunes dedicados a la educación.

Para aquellas personas que no estén familiarizadas con este término, el acoso psicológico es una forma de abuso emocional que se define como un conjunto de comportamientos realizados por el abusador de forma intencional y hostil, durante un tiempo frecuente y prolongado, con el fin de vulnerar en algún sentido a una persona o grupo de personas (Aquino y Lamertz, 2004; Doyle, 2001; Hirigoyen, 2001; Lewis y Orford, 2005; Leymann, 1996; Quine, 1999; Salin, 2003; Soares, 2002) citados en (Justicia et al., 2006).

“Una persona que sufre de acoso psicológico muestra afectaciones tales como la pérdida gradual de la autoestima, la seguridad en sí misma, así como un cambio en la percepción de sus capacidades personales con una orientación negativa”.

El acoso psicológico debilita anímicamente a una persona, dañando su autoestima, generando miedo e inseguridad, haciéndole cuestionar su reputación, su rendimiento escolar o profesional, en donde el aspecto psicológico es afectado sensiblemente. (Martínez-Otero Pérez, 2017). Asimismo, se han identificado situaciones relacionadas con trastorno de estrés postraumático, trastorno por ansiedad generalizada e ideación suicida, irritabilidad, hipervigilancia y desconfianza, paranoidismo, depresión y somatizaciones (Acosta-Fernández et al., 2017).

Existen dos elementos importantes que definen una situación de acoso Parés (2006), por un lado, los denominados “actos de marginación”, que es el comportamiento mostrado por la persona afectada en donde se aísla del grupo social al que pertenece; y por otro lado, el elemento grupal del acoso moral, en donde otros individuos son partícipes en este tipo de fenómenos, tanto directa como indirectamente.

Específicamente en términos de la actividad profesional, Parés definió el concepto mobbing como el acoso psicológico en el trabajo que tiene como objetivo destruir la estabilidad psicológica de un ser humano a través del descrédito (Parés, 2005). En términos concretos, el mobbing se practica acosando grupalmente de tal manera que la víctima “estigmatizada” no pueda defenderse, ni pueda hablar, o si lo hace se procura que su palabra no tenga valor. Por lo tanto, en estos casos la indefensión de la persona afectada proviene de la pasividad de los testigos que permiten la desvalorización gradual de otro ser humano, aún y cuando participen en el proceso en forma indirecta.

Considerando mi caso, me identifico con los aportes de los investigadores arriba mencionados; lo relaciono claramente con situaciones que viví en el salón de clase. Por ejemplo, en las sesiones que participé, sufrí distintas formas de hostigamiento, generalmente en términos de comentarios orientados a evidenciar una falta de conocimiento de mi parte en los temas vistos en las sesiones, burlas hacia mis propuestas en clase, además de críticas hacia mi estilo personal o de la forma de expresarme. Todo esto se trasladó además a medios digitales, donde incluso se compartieron imágenes (memes) que sugerían una falta de capacidad de mi parte en el manejo de ciertos temas.

“El mayor peligro que el acoso y el hostigamiento representan para la salud mental y la estabilidad emocional de una persona se encuentra en el aislamiento”.

Dentro de ese periodo de tiempo, uno de los temas de mayor sensibilidad que debí enfrentar fue una situación de calumnia en la que se puso en tela de juicio mi ética profesional sugiriendo que uno de mis trabajos había sido plagiado. Esta situación me provocó diferentes emociones negativas tales como molestia, intimidación para expresar mis ideas, intranquilidad y ansiedad, lo cual incluso llegó a afectar la forma en cómo me relaciono con mi familia.

Lamentablemente, en México los casos relacionados con el acoso muestran estadísticas alarmantes. De acuerdo con los resultados de PISA 2015 sobre el bienestar de los alumnos, un 20 % de los estudiantes mencionó sufrir acoso escolar al menos unas pocas veces al mes, además un 13 % de la comunidad estudiantil mencionó recibir burlas de sus compañeros. Esta situación tiene efectos negativos incluso en términos de rendimiento escolar, ya que las escuelas con altos niveles de acoso escolar muestran un promedio de aprovechamiento menor en comparación con aquellas que presentan un nivel bajo en prácticas de abuso (OCDE, 2017). Asimismo, la encuesta ECOPRED 2014 de la INEGI  estima que un 32.2 % de los jóvenes entre 12 y 18 años fueron víctimas de acoso escolar o bullying, siendo en total alrededor de 1.36 millones de estudiantes.

La estadística relacionada con el ciberacoso realizada por el INEGI en 2017 a personas entre 12 a 59 años de edad, muestra que el 16.8 % declaró haber vivido alguna situación de acoso cibernético. El 46.4 % manifestó que las personas de las que recibieron algún tipo de hostigamiento son personas conocidas de poco trato o solo de vista, el 32.7 % identificó amistades cercanas como fuentes de acoso y el 22.8 % a compañeros de clase o de trabajo como los hostigadores (INEGI, 2017).

De mi experiencia puedo identificar que en una situación de acoso participan tres actores principales:

  • Persona que hostiga: Aquella persona o personas que en forma sistemática desarrollan actividades relacionadas con el acoso psicológico mediante comentarios con intenciones de hostigamiento, burlas, calumnias o falsos rumores.

  • Participantes indirectos: Aquella persona o personas que fueron parte de la dinámica del acoso sin ser perpetradores directos necesariamente.

  • Sujetos afectados: Aquella persona o personas que fueron objeto de acoso con el objetivo de vulnerar su integridad moral.

Dentro de este marco de referencia, es imperativo el desarrollo de protocolos adecuados para la detección, atención y seguimiento del acoso psicológico, en donde las organizaciones educativas participen activamente en la erradicación de este tipo de prácticas mediante la acción tutorial en todos los niveles educativos. Esto es considerado incluso a nivel Doctorado, donde las tutorías académicas son un requisito propuesto por Conacyt para el seguimiento del desarrollo de cada doctorante.

Por lo anterior, este mensaje está dirigido a todas aquellas personas que al igual que yo, sufren o han sufrido algún tipo de acoso en su lugar de trabajo o centro de estudio. Es un problema que definitivamente no se debe normalizar, por lo que considero preciso dejar como manifiesto que: ninguna persona tiene el derecho de hostigar a otra, de ninguna forma, en ningún momento, en ningún lugar y bajo ninguna circunstancia.

Después de vivir esta experiencia, creo que el mayor peligro que el acoso y el hostigamiento representan para la salud mental y la estabilidad emocional de una persona se encuentra en el aislamiento. Una persona que sufre acoso se siente fuera de contexto sin posibilidad alguna de integrarse con un grupo determinado, puesto que el ser humano es social por naturaleza. Por ello, si alguien se encuentra en una situación similar a la que yo viví, le recomendaría buscar el fortalecimiento emocional con un ser querido, con quien tenga un alto grado de confianza para poder expresarse sin temor a ser juzgado, ese es el primer paso.

En ese sentido, los especialistas recomiendan realizar un proceso de intervención que considere aspectos tales como: la disminución del nivel de ansiedad en la persona afectada, mejorar su estado de ánimo mediante la identificación y reconocimiento del problema, con el objeto de canalizar estados de ira y de resentimiento en energía positiva (una técnica conocida como desactivación emocional). También buscar el fortalecimiento de la autoconfianza, autoestima y habilidades asertivas que contribuyan a que la persona pueda retomar su desarrollo personal y profesional saludablemente.

Por parte de las instituciones, es fundamental diseñar y mantener protocolos adecuados para que una persona que sufre de acoso pueda solicitar ayuda con la confianza de que se dará un seguimiento profesional, serio y objetivo al problema. Se requiere de un trabajo conjunto entre personas e instituciones para mejorar el clima laboral o escolar mediante procesos ya establecidos.

A pesar de todo lo que viví, un factor que rescato como «positivo» es la decisión de canalizar esa sensación de incomodidad y molestia enfocándome en mis proyectos de investigación y, con ello, tener mayor productividad científica durante mi proceso de formación como investigador, el cual culmina en 2021.

Referencias

Acosta-Fernández, M. et al. (2017) ‘Condiciones psicosociales, violencia y salud mental en docentes de medicina y enfermería’, Barranquilla (Col.), 33(3), pp. 344–354. Available at: https://search.proquest.com/docview/1984765584/2DD9F615AA954FDCPQ/217?accountid=43592.

Ayala, A. D. V. (2016) El acoso psicológico o mobbing en instituciones de educación superior. México D.F.,Disponible en: https://optisnte.mx/wp-content/uploads/2016/09/request-9.pdf

Cadavid, A., Toro, V., y Alzate, L. (2017). ¿Cuáles son las causas y consecuencias del acoso laboral o mobbing? Revista electrónica psyconex, 8(13), 1-10. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4352437

INEGI (2014). “Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014” Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/ecopred/2014/doc/ecopred14_presentacion_ejecutiva.pdf

INEGI (2017). “Módulo sobre ciberacoso 2017”. Ciudad de México. pp: 1-24. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/EstSociodemo/MOCIBA-2017.pdf

Justicia F., Benítez, J., y Fernández de Haro, E. (2006). Caracterización del acoso psicológico en el contexto universitario. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 22(3),293-308.[fecha de Consulta 6 de Febrero de 2020]. ISSN: 1576-5962. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=2313/231317121004

Martínez-Otero Pérez, V. (2017) ‘Acoso y Ciberacoso en una muestra de alumnos de educación secundaria, Profesorado. Revista de currículum y formaciòn del profesorado., 21. Available at: http://www.redalyc.org/pdf/567/56752489014.pdf

OCDE (2016) PISA 2015 Results (Volume I), Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, [OCDE] nota País. México. doi: 10.1787/9789264266490-en.

Parés, M. (2005). » Mobbing: Conociendo al grupo acosador desde la antropología». Conferencia Magistral. XIII Coloquio Internacional de Antropología Física «Juan Comas». Campeche-México. Disponible en: https://suportmututic.files.wordpress.com/2014/11/conociendo-al-grupo-acosador.pdf

Parés, M. (2006). «La Detección del falso Mobbing» Congreso Latinoamericano de Psicología Jurídica y Forense.On-Line. Acreditación. Publicado en el Boletín Electrónico de Psicología Jurídica (on line) (réf 3-8- 06) Disponible en: http://www2.izt.uam.mx/amet/vcongreso/webamet/indicedemesa/ponencias/Mesa%2019/Paresm19.pdf

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/acoso-psicologico-en-el-aula-testimonio?utm_source=Newsletter+de+innovaci%C3%B3n+educativa+%28docentes%29&utm_campaign=c26c528e47-EMAIL_CAMPAIGN_2019_01_15_LDTEC_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_6e1a145e3e-c26c528e47-236911139

Comparte este contenido:
Page 794 of 2665
1 792 793 794 795 796 2.665