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Entrevista a Lilia Schwarcz, historiadora y antropóloga brasileña «Bolsonaro no es un conservador, es un político retrógrado»

Fuentes: elDiario.es/ Ayelén Oliva

Historiadora y antropóloga, autora de numerosos libros sobre la historia de Brasil, Schwarcz analiza los actos de Jair Bolsonaro en el día de la Independencia y lo que significa la utilización política de esta fecha para ese país.


«Nuestro presente está lleno de pasado», resalta la historiadora y antropóloga brasileña Lilia Schwarcz. El martes pasado, el presidente Jair Bolsonaro demostró su poder político en las calles durante las celebraciones del 199º aniversario de la Independencia del dominio portugués, en medio de ataques a la Justicia y la prensa.

Schwarcz, profesora en la Universidad de Sao Paulo y la Universidad de Princeton, analiza éste fenómeno desde una perspectiva histórica. Entre la decenas de libros que lleva escritos como ‘Brasil: una biografía’, publicado junto a Heloisa Starling en 2015, asegura que no existe ningún personaje político similar a Bolsonaro en los últimos 500 años de historia.

Ayelén Oliva.- La independencia de Brasil de Portugal fue muy diferente al resto de los países de América Latina. ¿Cuál cree que es la lectura que prevalece en Brasil sobre esta fecha?

Lilia Schwarcz.- Fue creada una leyenda dorada en torno a la Independencia de Brasil. Una visión que sostiene que el país tenía un destino para transformarse en una monarquía rodeada de repúblicas. La Independencia brasileña fue muy conservadora. La principal preocupación de las élites era evitar la fragmentación del país y mantener un sistema esclavista. Esa idea de Independencia en la que Pedro I es retratado casi como un militar, fue una construcción tardía a partir de un lienzo de Pedro Américo. Esa imagen ha sido muy utilizada en el aniversario de 1972, en plena dictadura militar. Desde entonces, los militares asumieron esa versión demasiado militar y asociada a la idea de monarquía de nuestra Independencia.

Ayelén Oliva.- ¿Y cómo conecta esto que describe con lo que vimos el martes pasado?

Lilia Schwarcz.- Lo que vimos el 7 de septiembre pasado fue una demostración de cómo los militares pueden manipular la Independencia, una vez más, y del modo en que Jair Bolsonaro se aprovecha de estos momentos para instar a la gente a participar de actos profundamente antidemocráticos, machistas y violentos.

Ayelén Oliva.- En 2022, Brasil tendrá su bicentenario. ¿Qué espera de esa fecha?

Lilia Schwarcz.- Los brasileños tenemos que preguntarnos qué tipo de bicentenario de la Independencia queremos tener. Si queremos asociarnos con la imagen de un desfile militar o con la idea de otro tipo de país.

Ayelén Oliva.- ¿Cómo sería eso?

Necesitamos tener una mirada de la Independencia más amplia, más plural, más generosa. En la historia de Brasil tenemos una historia oficial muy colonial, europea y masculina. Tenemos que entenderla como un proceso de Independencia más diverso, entendiendo que es un país muy grande. Pero también en otros protagonistas. Protagonistas que sean negros, mujeres, ersonas que fueron totalmente invidisbilizadas desde las mujeres como el caso de María Leopoldina hasta María Felipa de Oliveira, ambas fueron grandes heroínas de la Independencia.

Ayelén Oliva.- Bolsonaro asoció la idea de Independencia con la idea de libertad. ¿Qué piensa de eso?

Lilia Schwarcz.- El presidente tomó la idea de libertad asociada a la libertad de expresión y manifestación. La agenda bolsonarista viene secuestrando sistemáticamente los símbolos del país como la bandera o el himno. Ya nadie puede usar los colores de verde y amarillo sin parecer bolsonarista. Pero también ha venido secuestrando conceptos como el de libertad de expresión. Para Bolsonaro atacar a otras instituciones como al Supremo Tribunal Federal, inventar la historia contra el voto electrónico, decir noticias falsas es «libertad de expresión». Yo no creo que eso sea libertad de expresión. Bolsonaro usó el día de la Independencia para incentivar a sus seguidores, que lo llaman «mito», para una nueva liberación. Liberación entendida como su autonomía frente a, por ejemplo, otros poderes del Estado.

Ayelén Oliva.- En el discurso del martes, Bolsonaro se refirió a sus seguidores como «patriotas». ¿Qué significado cree que tiene esta palabra para el presidente?

Lilia Schwarcz.- Yo no considero que Jair Bolsonaro sea un político conservador, creo que Bolsonaro es un político retrógrado.  Un político conservador, que respeta la Constitución, está bien para a democracia. El problema es cuando lo que se busca es desandar nuestros derechos. Él no admite los derechos LGTBI, no admite la religiones de matriz africana, no admite los derechos de las mujeres. Ese mismo proyecto retrógrado es lo que quiere para la patria. La patria que él imagina está compuesta por hombres, por evangélicos o cristianos y alegadamente heteronormativos. Esa es la patria para Jair Bolsonaro. Es un modelo muy retrógrado.

Ayelén Oliva.- En uno de sus últimos libro, usted sostiene que en Brasil existe una versión suavizada de la identidad brasileña que deja muchas otras cosas afuera como el tema del racismo. ¿Cuánto de esa otra parte de la historia silenciada de Brasil existen en el tipo de liderazgo que hoy representa Bolsonaro?

Lilia Schwarcz.- Parto de dos suposiciones. La primera es que nuestro presente esta lleno de pasado. La segunda es que, para aquellos que vieron con mucho espanto la elección de Bolsonaro en 2018, les digo que los brasileños siempre fueron autoritarios. No es una novedad. Entonces, él recupera una parte de nuestra historia que ha sido silenciada, incluso por este Gobierno, como el tema de la esclavitud, el racismo sistémico que existe en el país y la dictadura militar. Al brasileño no le gusta hablar de reparación, las políticas de reparación nos cuestan mucho.

Ayelén Oliva.- Si tuviera que compara a Bolsonaro con otro personaje de la historia de Brasil, ¿cuál sería?

Lilia Schwarcz.- ¡Ninguno! Es incomparable. Pienso que es una crisis única en nuestra historia. Nosotros ya tuvimos presidentes extremistas pero no hay comparación. Bolsonaro solo piensa en eternizarse en el poder.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/lilia-schwarcz-historiadora-brasilena-bolsonaro-no-conservador-politico-retrogrado_128_8295618.html

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Entrevista a David Bueno: “Aprendemos por simple instinto, igual que respiramos y comemos”

farodevigo.es

“La curiosidad es algo innato en nuestra especie y se nutre de dos emociones básicas: la sorpresa y la alegría”

– “¿La educación puede cambiar el mundo?”

– “La educación es la única forma de cambiar el mundo”

Doctor en Biología y profesor e investigador de la ‘Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo de la Universidad de Barcelona’, David Bueno dirige la la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st, la primera en todo el mundo que se dedica exclusivamente a esta temática.

El próximo 25 de septiembre participará en el V Foro de Educación de FARO, con la ponencia “Aprender de la incertidumbre. Una visión desde la neurociencia educativa”.

Por ello le preguntamos y empezamos por el principio:

–– ¿Qué es la incertidumbre?

– La imposibilidad o dificultad de dirimir lo que va a suceder en el futuro, es algo que llevamos implícito en el funcionamiento mismo de la vida y nuestro cerebro está adaptado a lidiar con ella.

– Pero a la vez parece que nos cuesta hacerle frente, ¿no?

 –Sí, está acostumbrado porque es lo que se encuentra cada día, pero por otro lado le genera incomodidad, miedo… aunque también puede generar esperanza, depende de cómo se interprete.

«Aprender de la incertidumbre. Una visión desde la neurociencia educativa»

Un trabajo centrado en la genética del desarrollo y la neurociencia, y en su relación con el comportamiento, especialmente en los procesos de aprendizaje; nos presenta su ponencia en el V Foro de Educación.

–¿Cómo conseguimos que esa incomodidad deje de serlo y se transforme en esperanza?

– Una parte es nuestro carácter, la biología, y ahí cada uno tiene lo que tiene: hay personas con más propensión biológica a afrontar los retos y las incertidumbres con miedo; y otras con curiosidad, que va de la mano de la esperanza. Pero después hay una parte importantísima, que es de lo que hablaremos en el Foro de Educación, que son los aspectos educativos que pueden sesgar a los niños y a las niñas hacia el extremo del miedo o hacia el de la curiosidad.

– ¿Y de qué modo puede potenciarse la curiosidad?

– Más que potenciar, lo primero que debemos hacer es no mutilarla porque los niños son curiosos por naturaleza, es algo innato en nuestra especie.

Cuando una niña o un niño nos preguntan algo y la respuesta del adulto es: “Ahora esto no toca”, “¿qué tontería dices?”, “no molestes”, etc., estamos transmitiéndoles que esa curiosidad innata no solo no le sirve para nada, sino que además pueden ser amonestados por ella.

Luego, una vez hayamos entendido esto, podemos potenciarla simplemente permitiéndoles elegir por sí mismos qué es lo que les interesa, ayudarles a que mantengan viva esta capacidad de sorprenderse ante las cosas de su entorno.

– ¿Qué papel juegan aquí emociones como la alegría?

– La curiosidad se nutre de dos emociones básicas: una es la sorpresa, la capacidad de maravillarnos ante lo que no conocemos; y otra, la alegría porque nos transmite confianza, que es muy importante. Si no confiamos en nosotros mismos ni en los demás, ¿cómo vamos a dejarnos llevar por nuestra curiosidad y enfrentarnos a cosas que no conocemos?

– Habla de potenciar la curiosidad, pero ¿dónde está la línea que separa la estimulación de la sobreestimulación en un niño?

– Mira: estimular siempre; sobreestimular: nunca. Puede llevar al estrés con mucha facilidad y el estrés, cuando se cronifica, es el enemigo número uno de muchas funciones fisiológicas y también del cerebro.

¿Cómo lo diferenciamos? Pues simplemente por la cara que ponen los niños y las niñas. Aquí la dificultad no está tanto en saber identificar la expresión del niño o la niña, sino en gestionar un aula en la que tengo 25 alumnos, con muchos ritmos de aprendizaje diferentes.

– Describe aprender como una función biológica… 

Sí, aprendemos por simple instinto, igual que respiramos y comemos y bebemos. El objetivo biológico de aprender es tener información para anticiparse mejor a los cambios y a las novedades, a las incertidumbres con la que empezábamos esta entrevista.

“Debemos apostar por un sistema educativo que genere sensación de bienestar en los alumnos”

–¿Cómo podemos sacar partido de todo esto en un aula?

Pues aprovechándolo. Si sabemos que todos los instintos nos generan sensación de bienestar cuando los satisfacemos y que aprender es un instinto, debemos apostar por un sistema educativo que genere placer en los alumnos y cuando hablo de placer no me refiero a que todo tenga que ser diversión en el aula, sino a que debemos transmitirle al niño que lo que está aprendiendo le va a servir de algo y que los adultos de su entorno lo reconocemos y lo valoramos.

Con esto, lo que estamos consiguiendo es que mejore su autoestima y que, por lo tanto, a la hora de enfrentarse a nuevos retos, se vea más capaz, con más ganas; con más curiosidad y con menos miedo.

– En este sentido, ¿se le puede echar la bronca a un niño?

Siempre de forma positiva. A ver, debemos reconducir muchas veces sus actitudes, eso hay que hacerlo, pero no es: ‘¡qué mal lo has hecho!’, ‘¡un desastre!’, ‘no sirve para nada’; sino: ‘podemos hacerlo mejor’, ‘vamos a hacerlo mejor, yo te ayudo’.

“Pasáoslo bien con vuestros alumnos”

– Si le pudiese dar un solo consejo a un profesor, ¿qué le diría?

– Que se lo pase bien en clase: si el profesor se lo pasa bien con sus alumnos, los alumnos se lo pasan bien aprendiendo lo que toque.

– Si le digo música y arte, usted me dice…

– Imprescindible. Especialmente en Educación Infantil y Primaria. Son las mejores gimnasias para el cerebro: potencian la creatividad, la curiosidad, todos los aspectos emocionales… Es un sustrato básico sobre el que después se irá construyendo nuestra personalidad.

– En su nuevo libro ‘El arte de persistir’, que está a punto de llegar al mercado en castellano, insiste en la importancia de seguir avanzando, incluso cuando pensemos que las cosas no nos van demasiado bien, ¿por qué?

– Porque la vida siempre va hacia adelante. El pasado solo nos sirve para acumular experiencias y mejorar nuestro futuro, pero si nos quedamos anclados en el pasado, en el resistir: ‘Me quedo donde estoy por si acaso’, el mundo seguirá cambiando y, tarde o temprano, me voy a quedar atrás. Además, se ha visto, por ejemplo, que el hecho de continuar avanzando activa mecanismos cerebrales relacionados con el optimismo, el bienestar, la motivación, la curiosidad… que son aspectos clave para que nos sintamos a gusto. De hecho, los neurotransmisores que se generan en el cerebro cuando somos optimistas son los mismos que producen placer y bienestar.

– Nos han chivado que llega de pasar sus vacaciones en los Pirineos, ¿tienen algo en común el alpinismo y el aprendizaje?

– Precisamente eso: te enseña a persistir. Cuando estás cansado, cuando hace calor, cuando parece que nunca llegas arriba, sigues andando, porque sabes que te esperan unos paisajes preciosos.

– Dice que le gusta sentirse feliz, ¿cómo se consigue?

– No hay una receta única, lo importante es estar convencido de que, lo que estás haciendo, lo haces porque a ti te gusta hacerlo.

– También hablar con personas que tengan una visión de la vida distinta a la suya, ¿diría que esto ayuda al cerebro?

– Sí, porque amplía tu visión, te proporciona experiencias distintas a las que tú has tenido y eso ensancha todo este bagaje, ese aprendizaje que después nos permite anticiparnos a futuros inciertos, a cambios, a novedades. Nos da más recursos.

https://www.farodevigo.es/faroeduca/foro-de-educacion/2021/09/15/aprendemos-simple-instinto-igual-respiramos-57290838.html

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Los expertos como discípulos | Flor Aguilera, novelista, cuentista, poeta

Por: Andrés García Barrios

En esta primera entrega de la serie “Los expertos como discípulos”, Andrés García Barrios charla con la escritora mexicana Flor Aguilera sobre la Escuela Dinámica de Escritores, el proceso de escribir, cómo aprender a perder el control y la pasión por la lectura.

La serie de entrevistas “Los expertos como discípulos” recoge las vivencias de destacadas personalidades durante sus procesos de aprendizaje, tanto en el ámbito académico como en la cotidianeidad. Tiene un doble objetivo (además del natural de entretenimiento): servir como herramienta de orientación vocacional para estudiantes, docentes y el público en general, y destacar lo que a mi parecer es el rasgo más común de los seres humanos: el estar siempre aprendiendo.

Alguien alguna vez me dijo que los directores de teatro no son sino público profesional; de la misma manera, pienso que los maestros son sólo alumnos experimentados que comparten con otros sus vivencias.

Flor Aguilera es una exitosa escritora mexicana, que se ha concentrado sobre todo en novelas y cuentos para niños y jóvenes (aunque también tiene textos para lectores adultos, incluyendo seis de poesía). Es la autora favorita de miles de chavos que, en su búsqueda de sinceridad, encuentran en ella alguien que los entiende. Sus títulos no podrían ser más sugestivos: El día que explotó la abuela, El hombre lobo es alérgico a la Luna, Para que sepas qué hacer conmigo, As the Audience begs for a Ferocious Tango (cuatro de sus numerosos libros, este último de poesía en inglés).

Lo que Flor tiene para compartirnos como constante aprendiz de la vida, pasa por las ocho ciudades del mundo en las que ha vivido, sus cuatro áreas de estudio profesional (periodismo, historia del arte, literatura inglesa y relaciones internacionales) y la radicación final en el territorio de la escritura, que de alguna manera da comienzo en la Escuela Dinámica de Escritores, semillero floreciente de la literatura mexicana en la primera década de este milenio. Flor ha recibido numerosas distinciones, entre las que destaca el Premio René Cassin en Derechos Humanos (Paris, 2000) y la aparición de su novela Jane sin prejuicio en la lista anual de la prestigiosa fundación Cuatro gatos como uno de los mejores libros del 2020. Este último texto, además, forma parte de los programas de lectura de la Prepa Tec, de la misma forma en que muchos de sus libros se leen en primarias, secundarias y preparatorias de todo México.

¿Recuerdas tu primer día de clases en la Escuela Dinámica de Escritores?

¡Claro, me acuerdo muy bien! ―cuenta Flor―. Lo primero que nos dijeron, cuando estábamos todos ya ahí “sentaditos”, fue: “En esta escuela hay una sola regla: No Escribirás”. La idea era que, al principio, los alumnos inventáramos nuestro propio método de escritura, que encontráramos una voz propia a través de experimentar con procesos creativos en otras artes. Nos dieron clases un fotógrafo, una coreógrafa, un escultor, un experto en grafología, un experto en fisonomía, un gran diseñador de modas. Toda emocionada, yo pensaba que estaba en el lugar correcto en el momento correcto de mi vida: si había tenido que estudiar muchas cosas antes, en muchos lugares, era para llegar por fin ahí y vivirlo de aquella forma tan gozosa.

Ese día también nos preguntaron “¿Por qué escriben?”

Recuerdo algunas de las respuestas de mis compañeros: “¡Escribo en venganza!”, “Escribo para que me pongan atención”. Yo tenía preparada una respuesta chistosa, que provocó por ahí algunas risitas: “Escribo porque cuando hablo siempre me sonrojo”. Era una broma no del todo sincera, pero en realidad decía muchísimo de mí. Era cierto que sentía que a través de la escritura podía contar cosas que me daba pena decir en voz alta, que no me salían muy bien cuando abría la boca. De hecho, es algo que siento en este momento, mientras respondo a estas preguntas.

Como escritora, ¿podrías haberte saltado la primaria, la secundaria, la prepa?

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No, definitivamente. En la escuela en la que estudié en Estados Unidos desde tercero de primaria había un club de lectura, y cada mes podíamos elegir un libro que nos llegaba por correo a la escuela. ¡Era una gran emoción abrir el paquetito y encontrar el libro nuevo! Eso tiene mucho que ver con el encanto que siento por los libros, y también con el hecho de que escriba para niños y adolescentes.

¿Y tus carreras profesionales?

Haber hecho varias carreras y haber viajado por tantas partes me da una perspectiva del mundo que me permite inventar circunstancias bastante singulares para mis personajes. Siempre me digo: “Mi personaje es como es porque vive en tal lugar, porque su familia es de esta forma o de esta otra”. Lo más interesante de escribir es crear personajes con un punto de vista peculiar, ponerte en los zapatos de alguien más y hablar por él.

Si pudieras viajar al pasado, ese extraño país, ¿volverías a hacer la carrera en la escuela de escritores?

Sin duda alguna. Últimamente he estado en contacto con mis excompañeros y todos sentimos la misma nostalgia. Ahí conocimos escritores increíbles, cuyas experiencias de vida eran tan importantes como lo que narraban en sus obras. Nos daban tips geniales: Ignacio Padilla,[i] por ejemplo, nos dio una clase que se llamaba Plagio. Nos dijo: “Si van a sentarse a escribir, primero vean cómo lo hacen los maestros”. ¡Y nos puso a pasar a mano libros de los grandes escritores! A mí me tocó transcribir en un cuaderno varios capítulos de El otoño del patriarca de García Márquez, y mientras lo hacía, me daba cuenta de cosas: “Okey, okey, ya entendí cómo construye una frase…” Eso me tocó adentro de verdad, pude experimentar lo que es ser escritor sin ser todavía escritora. ¡Y me enganché y quise más!

Gracias a la escuela de escritores, publicaste tu primera novela.

Las escuelas también son un lugar para eso, encuentras oportunidades. Además, ahí nos enseñaron también esa parte, la de publicar. De eso nos hablaba nada menos que Marisol Schultz, que era directora de Grupo Santillana y después dirigió también la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Su clase era magistral. Definitivamente sí volvería a la escuela. ¡Era fantástica!

Jugando a ser escritores, aprendían a serlo…

Sí, gran parte de lo que hacíamos en la escuela era eso. Una maestra genial nos ponía grabaciones de gente leyendo cuentos en sueco, para que hiciéramos traducciones simultáneas ¡sin entender nada! En un taller que se llamaba Escritura Desaforada, y que tomaba yo fuera de la escuela, otra maestra también única nos ponía a seguir gente en la calle y a apuntar todo lo que la veíamos hacer. Ja, ja, no es un ejercicio muy seguro, pero a mí, que de chica soñaba con ser detective privado, me encantaba. Alguno de mis “objetivos” se dio cuenta una vez de que la seguía y se asustó, je, je. Ser escritor tiene sus riesgos, pero así descubrí que, para seguir creando, yo debía jugar. Al escribir hay una parte muy rigurosa, que es corregir el texto, editarlo; editas, y editas, y vuelves a editar. Pero para empezar un nuevo texto lo que necesitas es desbloquearte, dejar que fluyan la creatividad y la imaginación. Da mucho miedo enfrentarte a una página en blanco. ¿Cómo inicias? Hay trucos, y uno de los mejores es aprender a jugar.

Aprender a perder el control de alguna forma, ¿no? Dicen por ahí: Si intentas controlarlo todo, pierdes el control.

Sí, claro. Pero también hay algo más: cuando escribes, el descontrol va de la mano de un cierto orden sin el cual es difícil perderle el miedo a la pantalla en blanco, a la hoja en blanco… Eso lo aprendí en otro taller fuera de la escuela, con el escritor Toño Malpica.[ii] Toño nos enseñó a ir paso a paso para no asustarnos tanto ante la pregunta: “¿Cómo voy a escribir una novela?” Y ante esta otra, peor: “¡¡¡Cómo, ¿voy a escribir una novela?!!!” La respuesta era: ¡estructura! ¡Es-truc-tura! La estructura es básica, para mí lo es. Primero planeas capítulo por capítulo, sabiendo exactamente qué pasa al inicio y qué pasa al final.  Eso te ayuda a controlar tu caos interno y a no perderte.

A tomar el control, de alguna forma.

Sí, pero entonces volvemos al principio: por más que tengas bien planeado quiénes son tus personajes realmente, no debes perder de vista que en algún momento se te van a salir de las manos y van a contradecirse, y que eso es parte de su verosimilitud. Eso es lo interesante de escribir acerca de lo que yo llamo “seres humanos de verdad de ficción”.

Una cosa que me gusta saber de los expertos es cómo viven el ser parte de una tradición. En el caso de los artistas esto es muy claro: ustedes suelen saberse receptores de una herencia que viene de tiempo atrás (incluso desde edades que se pierden en el tiempo) y consideran a muchos de sus antecesores como maestros.

Los que nos dedicamos a escribir formamos parte de una tradición gigante. Y te voy a confesar algo: muchas veces, cuando entro a una librería me siento un poco triste, y es que ¡hay tantos libros escritos, tantos libros publicados! Me pregunto ¿para qué uno más? Sin embargo, la vergüenza se me quita al pensar que lo que escribo será divertido para alguien, conmovedor, valioso; que puedo acompañar a esa persona, hacerla enojar, provocarle miedo. Lo que resulta entonces es una mezcla entre honrar a los maestros y hacerte un lugar (un lugar en ese lugar que no tiene lugar).

La cadena de recibir y dar no acaba…

Así es. La verdad, no tengo una lista muy larga de escritores clásicos. Aprendí de Shakespeare porque de niña memorizaba los parlamentos de Romeo y Julieta y los recitaba encerrada en mi cuarto. Me dejó huella Beverly Cleary[iii] porque su personaje Ramona Quimby se parecía a mi (en el cine, en la tele nadie se me parecía, así que verla en la portada fue todo un descubrimiento). A los 14 años, mientras guardaba reposo por una operación de anginas, mis papás me trajeron un box set de Jane Austen,[iv] la novelista británica… ¡y todo cambió para siempre! Sigue siendo mi autora favorita: su inteligencia, su sentido del humor, sus diálogos, el que con tres palabras describa a un personaje. Después llegó Emily Dickinson,[v] poeta, con su mezcla de sarcasmo y ternura, y finalmente dos canadienses que al leerlos empecé a pensar en dedicarme a escribir:  Margaret Atwood,[vi] que transforma los cuentos de hadas en algo muy chistoso, muy inteligente… ¡y oscuro! Y Douglas Coupland,[vii] famoso por su libro Generación X, pero que a mí me marcó por La vida después de Dios. Ahí se encendió algo en mí, y me dije: “Esto es lo que yo quiero hacer”.

Cuéntanos otra cosa importante que hayas aprendido de alguien.

Al escritor Dave Eggers[viii] un día le preguntaron: “Si pudieras pertenecer a un grupo como los de las viejas vanguardias literarias (los surrealistas, los dadaístas…), ¿cómo se llamaría ese grupo?” Él contestó: “Se llamaría La nueva sinceridad”. Eso aprendí de él, que yo también pertenecería a La nueva sinceridad.

[i] Ignacio Padilla (1968-2016), escritor mexicano, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

[ii] Antonio Malpica (1967), multipremiado escritor mexicano de novelas y textos para niños y jóvenes, incluyendo teatro.

[iii] Beverly Cleary, escritora estadunidense nacida en 2016 y fallecida este 2021 a los ciento cuatro años.

[iv] Jane Austen (1775-1817), novelista británica.

[v] Emily Dickinson (1830-1886), poeta estadunidense.

[vi] Margaret Atwood (1939), escritora y activista política canadiense.

[vii] Douglas Copland (1961), escritor y artista visual canadiense.

[viii] Dave Eggers (1970), escritor y editor estadunidense, director de la revista literaria Mcsweeneys.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/entrevista-flor-aguilera

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Entrevista a la historiadora afgana Mejgan Massoumi «Nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas»

Por María Landi/Francisco Claramunt/brecha.com.uy

A diez días de la caída de Kabul, Massoumi conversó con Brecha sobre la situación actual en el país, el legado de la ocupación y la resistencia al régimen fundamentalista.


Massoumi es doctora en Historia, investigadora del Afganistán moderno y graduada en la californiana Universidad de Stanford, donde hoy es docente en el programa Educación Civil, Liberal y Global. Su familia huyó de Afganistán en 1980, un año después de que tomara el poder el régimen comunista que lo gobernó hasta 1992. Su última visita al país fue en 2018, para realizar un trabajo de campo y una investigación para su tesis, según explica a Brecha.El diálogo que reproducimos a continuación transcurrió vía email.

—Desde que los talibanes se hizo con el control del país, parece que Occidente se acordó de la suerte de las mujeres afganas y entró en pánico, como si durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y la OTAN la situación de las mujeres y del pueblo en general en el país hubiera sido buena y próspera. ¿Cuáles son sus comentarios u observaciones sobre esta percepción?

Parte de la justificación de la «guerra contra el terror» en 2001 tenía que ver con las feministas occidentales, que creían que había que «salvar» a las mujeres afganas de la opresión de los talibanes. Es interesante, porque nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas. De hecho, siguen sin preguntarles.

Los logros de los últimos 20 años para las mujeres y para muchas personas de Afganistán tienen que ver con el hecho de que ellas y ellos mismos hicieron retroceder los sistemas de opresión que pretendían controlarles, ya sea el imperialismo occidental o el terrorismo talibán. Muchas mujeres en los medios de comunicación asumieron grandes riesgos en sus carreras para ser creativas con la nueva programación, para ser periodistas que hacían preguntas difíciles a los líderes afganos e internacionales y hacerlos rendir cuentas. No creo que se pueda decir que las mujeres tuvieron la oportunidad de hacer estas cosas debido a la ocupación estadounidense. Creo que las mujeres afganas son fuertes, inteligentes y capaces de hacer cualquier cosa en este mundo, y lucharon mucho por sí mismas para ganar su derecho a participar en la vida pública y exigir su autonomía.

—¿Cuál fue la situación durante estos 20 años? ¿Hubo realmente mejoras e inversión significativas en la vida y las condiciones de las mujeres? Teniendo en cuenta los billones que invirtieron Estados Unidos y sus aliados en los sectores militar y de seguridad y en el apoyo a los señores de la guerra locales, ¿qué podría haberse hecho de otra manera?

Creo que ya hay muchas pruebas que demuestran todos los fracasos de la aventura estadounidense en Afganistán. Si mirás los informes del SIGAR (1) o los «Afghanistan Papers» publicados por The Washington Post, se pueden ver las pruebas de corrupción, la mala gestión, la falta de un plan claro de la guerra o de por qué los estadounidenses estaban allí… Todas estas cosas son pruebas de lo que salió mal.

Cuando Estados Unidos comenzó su guerra, en 2001, después de los sucesos del 11-S, su retórica −especialmente bajo el presidente Bush− era «no negociamos con terroristas» o con «quienes los albergan», y, sin embargo, en 2020 Estados Unidos se puso a elaborar un acuerdo de paz con los talibanes en Doha, Catar. Y sin la participación del Gobierno afgano. La forma en que Estados Unidos ha considerado esta guerra y su propósito fue errónea desde el principio, especialmente si se considera que el objetivo era deshacerse de los terroristas y ahora han firmado un acuerdo de paz que reinstaló a los terroristas en Afganistán.

Como dije antes, creo que las mujeres afganas han conseguido importantes avances en los últimos 20 años, pero el regreso de los talibanes amenaza con borrarlos todos. Cuando se apoderó del poder, emitió edictos amenazando con casar a las mujeres solteras y a las viudas menores de 45 años.

—¿Cree que los talibanes han cambiado en estos 20 años, en algún sentido? ¿Habrá alguna diferencia en comparación con su anterior Gobierno comenzado hace 25 años? ¿Por qué cree que su discurso ha sido casi «conciliador» en sus primeras ruedas de prensa y declaraciones?

No. Creo que todo lo que intentan mostrar de sí mismos ahora bajo una luz positiva es una fachada. Como ya mencioné, desde su toma del poder ya estaban emitiendo proclamas para controlar los cuerpos de las mujeres y obligarlas a casarse. Su violencia no cesará en el lapso de una semana y sería muy ingenuo creer que se han reformado. Los informes y videos de todo el país muestran que han atacado hogares y amenazado a cualquiera que trabajara con los estadounidenses.

También es peligroso aceptar por pragmatismo a un grupo terrorista que se hizo con el poder. Una vez que empezamos a hablar de «bueno, pero ahora están en el poder» se les da legitimidad, y no creo que un grupo terrorista deba tener legitimidad en nuestro mundo para dirigir un país. Es un crimen. El pueblo afgano no votó por los talibanes. Este grupo lleva más de 20 años aterrorizando a la gente y el pueblo afgano no olvidará sus atrocidades.

—¿Cuál es su percepción sobre el sentimiento de la mayoría de la población respecto a la vuelta de los talibanes al poder? Por supuesto, puede variar en función de las regiones, los géneros, el medio urbano o rural, etcétera, pero me pregunto cuál es su base de apoyo, más allá del miedo y el respeto natural que puede imponer una poderosa organización armada.

Los afganos y afganas se están levantando y resistiendo de diversas maneras. Reclaman su bandera nacional y los símbolos de su país y no aceptan la bandera de los talibanes. Reclaman su hermosa religión al grito de «Allahu Akbar» («Alá es más grande») y niegan así esta idea de que los talibanes pueden utilizar la religión para justificar su violencia. El islam es una religión de paz, no de violencia.

—¿Cuáles son los sentimientos y los temores de las mujeres, qué piensan de la retirada estadounidense y de la forma en que se hizo, cómo están siendo y serán afectadas sus vidas en realidad, y cuáles son las perspectivas para ellas?

Me temo que muchas personas afganas −independientemente de si son mujeres u hombres− viven una tremenda sensación de traición por parte de Estados Unidos. Creo que todo el mundo en el país quería que los estadounidenses se fueran, sin duda, pero no de esta manera. Estados Unidos utilizó el territorio afgano durante 20 años para librar una guerra contra el terrorismo y hacer que el mundo fuera «más seguro». Y, sin embargo, con esta retirada Estados Unidos no le ha dado ninguna dignidad al pueblo afgano. En el aeropuerto, se privilegia la seguridad de las vidas estadounidenses por encima de las afganas. Estados Unidos veía al pueblo de Afganistán como «aliado», pero ha tratado a esos aliados como «bajas desafortunadas» en este escenario. Que el presidente Biden sugiera que los soldados afganos eran cobardes que no querían luchar por sí mismos es negar los aproximadamente 66 mil soldados afganos que murieron en el transcurso de esta guerra. Ese número por sí solo significa sacrificio y compromiso.

—¿Qué podemos hacer en el Sur global, y en América Latina en particular, para apoyar al pueblo afgano? ¿Qué pueden y deben hacer las organizaciones feministas para comprender y apoyar realmente a las mujeres afganas de forma positiva y constructiva?

¡Por favor, no reconozcan ni apoyen al Gobierno talibán! Presionen a cualquier gobierno que apoye a los talibanes para que dejen de hacerlo y para que no lo financie. A menos que apoyen el terrorismo, no deberían permitir que esto le ocurra a un país que ha soportado más de 40 años de guerra. Por favor, incidan para que Afganistán sea libre, y para que el propio pueblo afgano decida quiénes deben ser sus dirigentes. Esto no debería ser una decisión de los imperialistas o de los terroristas talibanes. El pueblo afgano debería decidir por sí mismo.

—¿Qué más le gustaría decir o señalar sobre la situación actual que no haya sido destacado lo suficiente en los análisis occidentales?

Creo que la gente no comprende realmente el importante lugar que ocupa Afganistán en este mundo. Aparte de ser utilizado como lugar de guerra, para mí Afganistán es un lugar de paz, de imaginación, de experimentación y, sobre todo, de amor. Pero si seguimos pensando en Afganistán solo como un lugar de víctimas y horror, estaremos ciegas a todo el amor que ofrece al mundo y a cómo −si tiene su propia autonomía y un gobierno decidido por el pueblo− puede ser uno de los lugares más poderosos de este mundo. Me pregunto si será por eso que tantas potencias mundiales están interesadas en él…


Fuente: https://brecha.com.uy/nadie-pregunto-nunca-a-las-mujeres-afganas-que-querian-ellas/

Nota:

1). El Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) fue creado por el Congreso estadounidense con el fin de auditar los fondos destinados a esa tarea. Su misión oficial es «promover la economía y la eficacia de los programas de reconstrucción financiados por Estados Unidos en Afganistán y detectar y evitar el fraude, el despilfarro y los abusos mediante la realización de auditorías, inspecciones e investigaciones independientes, objetivas y estratégicas». Significativamente, la portada de su sitio web contiene un informe titulado: «Lo que tenemos que aprender: lecciones de 20 años de reconstrucción en Afganistán»

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Entrevista a Carmen Juares: «Los trabajadores de Glovo en huelga exigen cosas tan básicas como lo es el acceso a un lavabo o el tener acceso a agua»

Por: Ricard Jiménez

Incumpliendo la ley que entraba en vigor el pasado 12 de agosto, la ‘Ley Rider’, solamente el 20% de la plantilla de Glovo es asalariada, pero en la empresa esto no significa tener un trabajo digno, ni siquiera bajo los mínimos que contempla la legislación laboral española. A raíz de esta situación, el pasado fin de semana los riders asalariados de los seis ‘supermercados’ Glovo en Barcelona secundaron una huelga y la app de la compañía quedó bloqueada.

Sobre esta huelga, sobre las condiciones de estos trabajadores y su futuro hemos hablado con Carmen Juares, secretaria de ‘Noves Realitats del Treball’ i ESS de CCOO en Cataluña.

¿Cuáles fueron las acciones y en qué consistió la huelga que se llevó a cabo este pasado fin de semana en Barcelona por parte de los trabajadores de los ‘supermercados’ de Glovo?

Empezamos con una movilización el viernes. Nos reunimos en cada centro de trabajo, aquí en Barcelona, que son 6 centros, y de allí salimos hacia las oficinas de Glovo, donde nos manifestamos unas dos horas, más o menos.

Posteriormente, cada piquete volvió a la tienda donde trabaja cada uno y luego los compañeros de Comisiones, en la tienda que nos tocaba estar acompañando, estuvimos el viernes, el sábado y el domingo haciendo piquetes informativos desde las 6 de la mañana hasta las 10 o 12 de la noche.

¿Durante la celebración de la huelga Glovo ha intentado boicotearla? El otro día saltaba la noticia de que se había tratado de, incluso, sustituir a los trabajadores…

Sí, el viernes. Cuando el viernes por la tarde, que fue el primer día de huelga en la empresa, esta intentó hacer los pedidos de los trabajadores que estaban en huelga a través de falsos autónomos porque Glovo, aunque la ley, la llamada ‘Ley Rider’, haya entrado en vigor el día 12 de agosto, no la está cumpliendo, continúa trabajando con falsos autónomos.

Y fue con estos trabajadores, con sus autónomos, que intentó sacar los pedidos de los trabajadores que estaban en huelga. Claro, nosotros que estábamos haciendo el piquete intentamos informar a los trabajadores y a las personas que estaban dentro de la tienda. Les advertimos de que esto no lo podían hacer porque estaban vulnerando el derecho a huelga de las personas trabajadoras.

Al ver que la empresa hacía caso omiso de lo que estábamos diciendo desde el piquete de huelga nos pusimos en contacto con la Inspección de Trabajo, explicamos la situación y de seguida se personaron dos inspectoras, que estuvieron dentro de la tienda prácticamente casi 3 horas y después también estuvieron fuera, viendo cómo se estaba desarrollando todo.

Esto contribuyó a que la empresa viera que está acción que estaban llevando a cabo, pues, no es legal, porque están vulnerando el derecho a huelga de las personas trabajadoras. Entonces, después, el sábado por la mañana, enseguida intentaron seguir con lo mismo, sacando pedidos con falsos autónomos, pero solamente salieron dos pedidos de las 6 tiendas y logramos reconducir la situación gracias a los piquetes informativos, tanto hablando con los trabajadores falsos autónomos, como con la empresa. Ya el resto del sábado y el domingo pudimos realizar la huelga sin ningún imprevisto de este tipo.

¿Cuál es la situación de los trabajadores de estos ‘supermercados’ de Glovo, a los que no incumbe la ‘Ley Rider’?

Está bien diferenciar cada una de las situaciones porque la llamada ‘Ley Rider’ entró en vigor el día 12 de agosto, pero estos trabajadores llevan dos años trabajando como asalariados en estos ‘supermercados’. Hay contratos de personas que llevan dos años, año y medio, un año, por lo tanto, a ellos la aplicación de la ‘Ley Rider’ no les afecta en el reconocimiento de su labor.

Por otro lado, cabe destacar que los Riders todavía continúan trabajando como falsos autónomos y que Glovo ha hecho caso omiso de la ley.

Sin embargo, he leído que estos contratos de los trabajadores de los ‘supermercados’ son externalizados e incluso se han producido declaraciones en las que estos afirmaban que la empresa se lava las manos.

Exacto, entonces, ¿cuál es la situación de estos trabajadores? Son contratados a través de empresas de trabajo temporal, con una ETT, que a su vez esta empresa de trabajo temporal cede estos trabajadores a otra empresa y esta empresa los cede a otra empresa, que en este caso es Glovo.

Como consecuencia, a partir de este entramado de empresas, lo único que hace es alejar a Glovo de la relación laboral con estos trabajadores y de las obligaciones que tiene Glovo de cara a estos trabajadores.

En este sentido, nosotros hemos puesto una denuncia, desde el sindicato, a la Inspección de Trabajo, porque entendemos que aquí se da una situación de cesión ilegal de trabajadores y que estamos hablando de que estos trabajadores tendrían que tener un contrato indefinido, no temporal, como el que tienen ahora, y directamente por la empresa Glovo.

¿Hay más reivindicaciones por parte de los trabajadores?

Estamos acompañando a los trabajadores en este proceso de huelgas porque, además de reclamar la contratación directa a través del Glovo, están reclamando cosas tan básicas como es el acceso a un lavabo, el tener acceso a coger agua de una fuente, de un grifo y llenar una botella, un lugar de descanso mientras esperan los pedidos.

Hasta ahora, estos trabajadores esperan en la calle a recibir los pedidos en frente del almacén o supermercado, o como se les quiera llamar, o en una parada de autobús, o en un banco de la calle. Claro, se esperan ellos, pero también su vehículo, ya sea bicicleta, moto o patinete. Esto genera con los vecinos del norte del barrio una conflictividad porque, claro, los y las vecinas no lo entienden, pero estos trabajadores no están allí porque quieren, están allí porque la empresa les obliga a estar en frente del centro de trabajo que tienen adscrito en su contrato, pero además. No habilita un espacio adecuado para que ellos puedan esperar entre pedido y pedido.

Pero… Esto tan básico ya está recogido para que el trabajador pueda defenderse, ¿no?

Está recogido en la misma ‘Ley de Prevención de Riesgos Laborales’, pero lo que hace la empresa es establecer una relación laboral que es totalmente fraudulenta y que no respeta ni los Derechos Laborales. Por eso hemos puesto la denuncia en Inspección de Trabajo, por estas condiciones, y así intentar sentarnos a negociar con la empresa, pero ahora, a día de hoy, la empresa no se ha puesto en contacto con el Comité de Huelga.

¿Cuál ha sido el alcance de la huelga? ¿Qué seguimiento ha tenido?

Estamos contentos porque la huelga tuvo un seguimiento del 100 por 100, conseguimos que no se sacarán pedidos de la tienda, excepto por lo que pasó el viernes, pero con la actuación de Inspección de Trabajo se pudo reconducir y ahora estamos esperando que la empresa se siente a negociar y que tenga una actitud más flexible y con mayor voluntad de abrir vías de negociación, porque la actitud que tuvo durante las dos mediaciones que se tuvieron antes de la huelga, tuvieron una actitud totalmente inflexible, con una nula voluntad.

Si la empresa no cambia esta actitud inflexible, ¿se esperan, tanto en Barcelona como a nivel nacional, nuevas acciones?

Si la empresa continúa manteniendo esta misma actitud, sin ánimos de negociar, continuaremos con las dos jornadas de huelga que tenemos convocada para esta semana y para la semana siguiente, pero ahora los trabajadores han dejado claro a la empresa que ellos lo que quieren es trabajar, pero que lo quieren hacer en condiciones dignas y si la empresa no está dispuesta a abrir una vía negociación, pues continuaremos con las jornadas de huelga que tenemos convocadas.

Fuente de la información e imagen:  https://nuevarevolucion.es

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Entrevista a Camilo Álvarez: «Educación Popular y la necesidad de estar organizado»

Redacción: Grupo R Multimedio/republica.com

 

 

En una de las columnas de educación, del programa radial Panorama 1410, charlábamos con Camilo Álvarez sobre Educación Popular. A continuación compartimos parte de la entrevista con él.

N: Buen día, ¿Cómo estás Camilo?

Camilo Álvarez: Buen día, ¿Cómo andan? ¿Cómo andan por ahí?

Bueno, Camilo, hablemos de educación…

CA: Bueno, (…) habíamos estado intercambiando más sobre la educación popular. Sobre qué se refiere esa idea de, bueno, una educación transformadora, de una educación que no solamente se define por sus objetivos e intencionalidades. Sino que también se define y es definida por su metodología. ¿No? Porque hay una coherencia en la metodología, digamos. Básicamente, esto es, si queremos construir una sociedad distinta, un mundo nuevo, tenemos que nuestras prácticas cotidianas, nuestros métodos, parecernos lo más posible a eso que queremos construir. ¿No? Y eso en la educación popular tiene un valor sustantivo porque es parte de la coherencia política y metodológica. Entonces la idea como avanzar un poquito y ver qué está pasando hoy en muchos barrios de Montevideo y del interior también, vinculados a algunas organizaciones que han surgido. Que a través de ollas comunitarias, huertas orgánicas, un montón de actividades bien comunitarias y bueno, qué tiene para decir la educación popular con respecto a estas prácticas. Que si bien no son nuevas, porque un recorre la historia reciente y va viendo que van apareciendo, pero bueno, hoy nadie puede dudar la cantidad de, por ejemplo, de ollas populares que hay. Por todo el país ¿Verdad?

N: Bien, entonces, en cuanto a la educación ¿Qué lectura o qué mensaje puede haber desde la educación popular en estos colectivos, en estos trabajos?

CA: Bien, ahí un poco lo que rescatamos es que casi todas esas organizaciones, que se juntan para, en este caso, poner el ejemplo de las ollas populares. Lo primero que sucede es que las organiza una necesidad concreta, ¿Verdad? Hay una necesidad concreta. En este caso, la alimentación propia o la solidaridad para poder alimentar a los vecinos y las vecinas. Entonces el primer paso es como que se organice una necesidad concreta. Y a medida que va sucediendo y que va satisfaciendo esa necesidad concreta que te juntó, lo que sucede es que vas viendo la necesidad de organizarse ¿No? De la necesidad de estar organizado. Cuáles son los beneficios que tienen para mucha gente a nivel de los barrios estar organizados. Entonces, ahí es poco una secuencia que la educación popular tiene para aportar y, bueno, que estamos en permanente diálogo con este tiempo de actividades. Es eso ¿No? Lo primero es que se organice una necesidad y segundo paso, como una superación, es entender la necesidad de ser organizados.

N: Bien. Ahora, esta educación popular, como decías hoy temprano, tiene que ser coherente con el objetivo que se propone. ¿No? Lo decías hoy, con qué mundo se quiere continuar. Más allá de que estos ejemplos que tu citas cumplen con satisfacer una necesidad puntual, urgente, en este momento, también, me supongo que tendrá, visto desde la educación popular ¿No? Plantearse cómo seguir.

CA: Exactamente. Y ahí es cuando aparece esta idea desde la educación popular, como las prácticas anticipatorias de la sociedad que queremos construir. Entonces, por un lado está lo material y esa necesidad concreta a satisfacer. Pero después también el componente simbólico, no tangible por decirlo de alguna forma, que tiene que ver con el aprender a participar, el aprender a construir vínculos y relaciones horizontales entre las personas que integran esos procesos. En la necesidad de actuar con otras experiencias para poder aprender y compartir aprendizajes. Y sobre todo, en una modalidad organizativa que intenta romper en esta lógica del ordena y mando ¿No? Sino más bien pensarse en una concepción del mandar obedeciendo, ¿No? Que el transcurrir de las dinámicas internas, es mucho más horizontal y mucho más participativo. Y esa carga más simbólica, más cultural de lo que se va a construyendo tiene mucho, mucho para decir, porque rompe con los estereotipos con los cuales estamos conviviendo todos los días ¿Verdad? De que somos una gente, digamos, de o de mandar o de obedecer, dependiendo de los roles. Y en estas configuraciones que se dan más a nivel comunitario, además de eso, también hay una construcción más lenta o más rápida, de una visión de lo comunal. ¿No? Una visión de los común. Una visión de lo barrial como algo que, no es solamente que compartimos cosas hoy sino que tenemos una intención de compartir cosas mañana. Que es un poco también la definición de la comunidad. No tanto lo que nos conjuga hoy, no tanto lo que tenemos en común hoy, sino también, la construcción común que queremos hacer para mañana.

N: Sí, mismo dentro de esto que estás planteando, uno de los principios de esta educación popular, corregime si no es así, es justamente aprender la propia experiencia. Que quizás en un ejemplo como este pueda ser, bueno, cómo hacer para que de repente esta emergencia no incremente, llevándolo al ejemplo de las ollas populares y de los colectivos que mencionabas hoy. Cómo mejorar y que esto no ocurra, como una necesidad tan tremenda

CA: Tal cual. Por eso yo decía esta cuestión que se da muchas veces. Que hay una necesidad de intercambiar con otras experiencias y ese es el paso inicial para formar una red, para formar una coordinadora, para formar espacios de encuentros de distintas experiencias que no solamente puedan aunar esfuerzos para conseguir algunas cosa, sino también que es un espacio de aprendizaje. Son siempre espacios de aprendizaje donde a partir de lo que vamos haciendo, de lo que se va tejiendo todos los días, vamos teniendo la posibilidad de reflexionar sobre eso para construir nuevos aprendizajes. Pero además, fíjense también, que se da una cosa muy particular porque muchas experiencias de este tipo, que empezaron como una olla popular, una olla comunitaria, empezaron a generar, asociado a esa olla una huerta para poder abastecer alguna parte de la olla. ¿No? Y a su vez, identificaron que muchos de los gurises que podían estar accediendo a esa olla, por cuestiones vinculadas a la alimentación, pero también vinculadas, en este caso concreto, a la pandemia y a virtualidad empezaban a tener problemas con lo educativo formal. Entonces, ahí se empezaron a anexar algunas clases de apoyo alrededor de las ollas comunitarias. Entonces, ya no solamente eran las ollas sino la huerta, el espacio educativo ¿Sí? Y en algunos casos hasta la posibilidad de generar, como se ha dado, bolsas de trabajo. ¿No? Entonces, esa mirada que tiene la educación popular y que impulsa la educación popular, de construir autonomía y a partir de esta participación es que se dan los procesos, ir construyendo determinados grados de autonomía y autogestión, también es una marca importante. No para decir no precisamos de nadie, sino para decir nos precisamos a nosotros y a nosotras en primera instancia. Y ese fortalecimiento que te da de lo grupal de los colectivo, para poder responder a necesidades que van surgiendo a nivel de lo comunitario.

N: Además este trabajo en equipo. Esto que va surgiendo, como decías, desde las ollas sale una huerta, desde la huerta sale otro grupo de personas trabajando por lo mismo. Es como un proceso que se va dando automáticamente, no hay alguien diciendo hay que hacer esto, hay que hacer lo otro, marcando los pasos para que sea visto desde la educación popular ¿No? Es como que se da, se va dando.

CA: Exacto.

JP: Los roles son distintos, digamos, ¿No? A lo más formal.

CA: Claro e imagínense que ahí hay también una construcción de ciudadanía. Digamos, a participar se aprende participando. No hay mucha vuelta. No hay un diplomado de participación…

N: Claro. A participar, exactamente, a participar se aprende participando. Pero justamente, hacer consciente de esto a los grupos que participan quizás los fortalezca ¿No?

CA: Claramente. Porque además en esta reflexión sobre lo que va a sucediendo todos los días, en esta posibilidad de poder reflexionar sobre los que nos va sucediendo, hay una construcción de conciencia colectiva, también ¿No? Y el diferencial es que no se trata de colocar una propuesta teórica que calce justito con la realidad que estamos trabajando, sino que a partir de la realidad que estamos trabajando poder construir aproximaciones teóricas que reflejen la realidad en la que estamos trabajando y queremos cambiar. Y otro punto interesante tiene que ver con la diversidad que contienen este tipo de experiencias. Y con esto me refiero a que no hay un corte vinculado a que en esta olla participan los que son de tal partido, en esta olla participan los que son de tal sector, en esta olla participan los que son de tal asociación. En las ollas como experiencias, siguiendo el ejemplo, en estas experiencias comunitarias participan quienes están ahí, quienes viven en esos entornos y eso le da una diversidad y le da un peso que logra romper con la fragmentación a la que muchas veces estamos acostumbrados y a la que muchas veces nos invita en neoliberalismo ¿No? Entonces esa diversidad da una fuerza sustantiva para trascender la fragmentación a la que nos invita el neoliberalismo todos los días. Y eso no es menor, tampoco.

N: Sí, aprender de la experiencia ¿No? Y tener la humildad y la grandeza de llevarlo a cabo a lo que sea necesario de ese aprendizaje.

CA: Y ahí hay un aprendizaje superador que implica un poco en palabras de Paulo Freire, que ya lo hemos dicho, de juntarse con el distinto para combatir el antagónico ¿No?

N: Exacto.

CA: Entonces, esa reflexión de poder interpretar bien quién es el antagónico, quién está obturando sus proceso de emancipación, de construcción de nuevos horizontes, de construcción de soluciones. No se puede reflejar, digamos, en que tu práctica cotidiana esté cercenando a que a fulano o a fulana no la dejamos participar porque es de tal partido. O a tal fulana no la dejamos participar porque es de tal iglesia. Justamente, la lógica en la que se mueve la educación popular quiere combatir estos afectos y lograr identificar espacios de trabajo comunes que permitan mostrar esa diversidad que existe en nuestras sociedades ¿No? Sino lo que sucede es una fragmentación de prácticas que no tiene hilos conductores y que en definitiva termina alimentando esta cuestión del sálvese quién pueda.

N: Claro. Sí, sí sí. Aprender de toda la perspectiva, de todo ese abanico amplio que mencionabas recién, desde allí es desde donde nace la propia experiencia y, bueno, el conocimiento.

JP: Claro. No. Y a parte uno ahí, también, Camilo y vos nos dirás ¿No? Surgen cosas más interesantes aún. En el sentido del conocimiento colectivo, recorriendo ollas populares hace poco, haciendo un informe para aquí para el diario, los vecinos que estaban en la olla, que trabajaban ahí nos decían en la fila te encontras con un sinfín de situaciones. Te encontras con el pibe que de repente te dice que, bueno, que el vecino llega de noche de trabajar cansado que le grita a los compañeritos de él con los que juega de día. O sea, cosas que también, que de repente, si tienen esta red de contención y esto está sistematizado, uno puede aprender sobre algunas cuestiones ¿Me entendés? Y evitar que pasen a futuro ¿Me explico? O sea, como que también generalmente el que está en la olla, está en la olla popular colaborando, pero de repente no tiene las herramientas para contener ¿No? Un problema social que abarca mucho más.

N: Las realidades que llegan

JP: Claro. Para atender también a todos los vecinos que están por ahí. Y me parece interesantísimo, Camilo, esto que vos estás planteando. Porque de existir este tipo de unidades, de redes, de conversaciones, de uniones se pueden evitar males mayores. Y también se pueden reaprender muchísimas cosas ¿No?

CA: Sin duda. Sin duda. Y es parte, además, de las experiencias que se están construyendo. Obviamente en distintos niveles y con distintas velocidades pero eso está pasando y además también hay una conjugación dentro de los roles de los referentes que bueno, que pasan de ser referentes, si se quiere, autoritarios y verticales a ser horizontales y participativos. Donde ese es la fortaleza digamos, que tienen para este tipo de casos. Y que no intentan resolverlo todo, sino que buscar las conexiones para que las cosas que aparecen, con la gente que aparece, se pueda resolver.

Fuente de la información e imagen:  https://www.republica.com

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¿El lenguaje expresa qué tan machista es una cultura? Opiniones sobre lenguaje inclusivo

Por: Roberto Gutiérrez Alcalá

 

Como parte de la lucha por la igualdad de género, el movimiento feminista ha recurrido desde hace algún tiempo a lo que se denomina lenguaje inclusivo. Sin embargo, una corriente de opinión de la sociedad piensa que este tipo de lenguaje es demasiado artificial y que, por lo tanto, está destinado al fracaso.

Al respecto, Concepción Company, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, dice: “Vivimos una situación lingüística conocida como diglosia, en la que una comunidad de hablantes usa dos variedades de una misma lengua. Ahora bien, el lenguaje inclusivo está restringido al ámbito de las feministas y al ámbito de los políticos; es decir, no refleja la lengua española cotidiana.”

La lengua española permite el desdoblamiento léxico (mención expresa de los dos géneros) de un rango muy pequeño de sustantivos, como niños y niñas, alumnos y alumnas, ciudadanos y ciudadanas, etcétera.

“Pero en el lenguaje oral y escrito de todos los días, incluso en el lenguaje literario, no se pone en práctica el desdoblamiento léxico porque resulta bastante artificial y ajeno al funcionamiento de los patrones estructurales de la lengua española, aunque siempre ha estado allí. Por ejemplo, en el siglo XVII, Quevedo ya hablaba, con ironía, de pobres y pobras, y, después de él, muchos otros autores lo siguieron poniendo en práctica, también con ironía”, añade la filóloga.

De acuerdo con Company, el lenguaje es un hecho arbitrario, altamente simbólico, que nos permite comunicar contenidos precisos a una gran velocidad, pero no refleja necesariamente si una sociedad es machista o no, y menos cuando se trata de la sintaxis.

“La mayoría de las seis mil lenguas del mundo carecen de género y se hablan en sociedades machistas. En cuanto a la lengua española, tiene género masculino, género femenino y género neutro, lo cual es una rareza, pero eso no significa que la sociedad mexicana no padezca igualmente un machismo que asusta y que se manifiesta mediante los feminicidios de todos los días, la sordera de los políticos frente a las demandas de las mujeres y la exclusión y discriminación de éstas en los espacios sociales, laborales, oficiales… La lengua no se relaciona necesariamente con el machismo. Estamos confundiendo la gimnasia con la magnesia.”

La lengua tiende a su simplificación, a lo que los filólogos llaman la economía del lenguaje. La utilización de “las y los niños”, “las y los jóvenes”, “las y los ciudadanos” parecería que va en contra de esta simplificación.

Acerca de este punto, Company comenta: “Sí, la forma ‘las y los’ es totalmente antieconómica, pero en el momento actual hay una presión social y cultural para poner en práctica el desdoblamiento léxico, que no siempre está bien usado. Si se dice ‘las y los niños’, el artículo femenino ‘las’ queda incluido en el artículo masculino ‘los’, por lo que sobra. Y si se dice ‘los y las niñas’, el artículo masculino ‘los’ no tiene ningún apoyo, queda colgando, porque el femenino excluye al masculino.”

En todo caso, la filóloga universitaria considera que con el lenguaje inclusivo sólo se está abordando la superficie del problema de la desigualdad de género.

“El problema verdadero es el machismo, la violencia contra las mujeres y su exclusión y discriminación. Esto es lo que tendríamos que atender. Como ya dije, el lenguaje inclusivo está restringido al ámbito de las feministas y al ámbito de los políticos que se sienten obligados a usarlo. No sé si es o no una moda pasajera. Para saber si algo se sedimenta en la lengua se requieren tres generaciones, o sea, unos 60, 70 u 80 años. Las modificaciones gramaticales no se dan por decreto. Por más que alguien diga que se debe hablar de tal modo, nadie le hace caso en la calle, en la vida real.”

Pequeña insurrección

Por su lado, Hortensia Moreno, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, opina que el lenguaje inclusivo es una medida provisional que no puede ser impuesta ni controlada por ninguna instancia institucional.

“El lenguaje inclusivo no es un problema lingüístico, sino un posicionamiento político, una declaración retórica de una toma de postura con respecto a la situación de las mujeres en el mundo. Nadie pretende que un día todos los humanos lo hablemos. En este momento se trata de una intervención política cuya intención es llamar la atención sobre la situación de violencia, exclusión y desigualdad que vivimos la mayoría de las mujeres. Representa una pequeña insurrección con una cualidad altisonante. No tiene que ser bonito ni aceptado por la Real Academia Española, porque es un lenguaje de insurrección que marca un descontento, una incomodidad social cada vez más extendida.”

A diferencia de Company, Moreno cree que el lenguaje tiene la capacidad de reflejar tanto el machismo, el autoritarismo y los prejuicios y estereotipos sociales, como los mejores valores humanos.

“El lenguaje refleja todo. En el lenguaje está contenida toda la vida social. Es nuestro vehículo de comunicación por excelencia y todo lo que ocurre en la vida humana puede ser expresado por él.”

Por lo que se refiere a la economía del lenguaje, Moreno piensa que, en efecto, algunos de sus usos sí tienden a su simplificación, pero otros tienden a su exuberancia, a su exceso.

“El lenguaje dispone de muchas vías expresivas. Una de las más interesantes es la que lo empuja a volverse cada vez más retórico y enredoso. En determinados contextos lo que se busca es que sea muy abundante y complicado, y recurra a más palabras. Con el lenguaje inclusivo se pretende aumentar la capacidad expresiva, porque decir ‘las y los niños’, por ejemplo, no necesariamente es antigramatical. El lenguaje inclusivo está buscando su espacio y su lugar, y el hecho de que sea o no económico depende también de que entendamos que el lenguaje escrito y el lenguaje hablado casi nunca son equivalentes. Por lo demás, si, en lugar de todas y todos, alguien escribe todes, todxs o tod@s, demuestra que el lenguaje inclusivo también puede ser económico, sintético”, concluye.

Recuadro:

La principesa
En 2018, bajo el título de La principesa, una editorial española lanzó al mercado una versión feminista y con lenguaje inclusivo de El principito, la obra más famosa del escritor francés Antoine de Saint-Exupery. ¿Qué piensan las dos investigadoras de que el lenguaje inclusivo se utilice también en la literatura?

“La principesa es un experimento literario y, en ese sentido, es válido. ¿De qué dependerá que vuelva a sacarse otra edición de este libro para que sea leído por más personas? Yo creo que ni siquiera de la lucha feminista, sino de las ventas que tenga, porque ninguna editorial le apuesta a un libro que no se vende”, indica Company.

“Sin duda es válido haber sacado una versión feminista y con lenguaje inclusivo de El principito. Lo que vemos con esto es que se puede escribir de diversas maneras y que, al ser muy reproducido, el lenguaje estándar invisibiliza una enorme cantidad de recursos y de acervos lingüísticos que están presentes en muchos medios. Es decir, el hecho de que reconozcamos que hay una forma de comunicación apropiada para el espacio público no significa que desconozcamos que hay otras formas de comunicación populares o literarias que no se ajustan a la normatividad de aquélla, lo cual no es una pérdida, sino una ganancia, un enriquecimiento de todas las formas expresivas”, señala Moreno.

Fuente de la información e imagen:  Gaceta UNAM

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