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Entrevista a Salman Khan: “Solo medimos las habilidades académicas. Pero el humor, la empatía o la creatividad son también importantes”

Entrevista/Noviembre 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

El creador de Khan Academy, y premio Princesa de Asturias, reflexiona sobre el papel de la tecnología en la mejora y la democratización del aprendizaje

Cuando Salman Khan (Nueva Orleans, 1976) empezó a darle clases de matemáticas a su prima Nadia por Internet en 2004, poco se imaginaba hasta qué punto aquello le iba a cambiar la vida. Este matemático, ingeniero eléctrico e informático, formado en Harvard y en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), se dio cuenta de que muchas de sus dificultades se debían a vacíos que se habían ido acumulando en su aprendizaje, como la conversión de unidades, y que impedían que asimilara conceptos más avanzados: hasta tal punto la ayudó que más tarde la joven llegó a matricularse en Medicina. Cuando más familiares y amigos le pidieron ayuda, decidió crear una serie de tutoriales en YouTube en lo que sería el germen de Khan Academy, una iniciativa de educación gratuita que nació con el propósito de llevar educación de calidad a todos los rincones del mundo y que le valió la concesión del premio Princesa de Asturias de Cooperación 2019.

En 2009, Khan decidió dejar su trabajo como analista financiero en Silicon Valley para apostarlo todo a su nuevo proyecto educativo, que acabaría atrayendo el apoyo de mecenas como Google, Bill Gates o Carlos Slim. Hoy, Khan Academy tiene más de 100 millones de usuarios registrados en 190 países, y sus más de 7.000 vídeos educativos en materias que van desde las Matemáticas y la Economía a la Biología, la Química, la Historia o la Física se han visualizado 1.700 millones de veces. Recientemente, Salman Khan participó en la clausura de EnlightED, la conferencia mundial sobre educación, tecnología e innovación organizada por IE University, Fundación Telefónica, Fundación Santillana y South Summit.

Pregunta. Usted ha mencionado que la escuela actual, obligada a cumplir con un programa y un calendario, fracasa a la hora de llenar los vacíos que se van creando en el aprendizaje de los alumnos. Un sistema que les empuja a seguir avanzando aunque no todos hayan asimilado cada contenido. Cuando tienes 25 o 30 alumnos, solucionarlo parece tarea imposible…

Respuesta. Si hubiéramos tenido esta conversación hace 50 años, la única forma de lograr algo así hubiera sido con más profesores y una ratio más baja; casi de uno a uno. Hoy, si tú eres un profesor con 30 alumnos en clase, cada uno con sus lagunas y ritmos de aprendizaje distintos, ¿cómo atiendes a sus necesidades individuales? En clase de matemáticas, por ejemplo, el profesor puede dejar que aprendan a su propio ritmo en Khan Academy, y que llenen esos vacíos. El rol de los docentes es muy importante, porque siempre habrá quienes necesiten ayuda con su motivación o con el contenido. Si el profesor puede monitorizar, en tiempo real, en qué punto se encuentra cada estudiante, también puede identificar si este y aquel siguen teniendo dificultades con, por ejemplo, los números negativos, sentarse con ellos y ayudarles 10 o 15 minutos, para luego dejarles trabajar por su cuenta mientras se sienta con otros cinco que tienen problemas con los decimales.

También puedes hacer que los estudiantes se ayuden unos a otros: si alguien tiene problemas con las fracciones, puedes hacer que otro alumno al que se le dan muy bien le ayude. Esto nos acerca a esa interacción humana del uno a uno que puede darse en el aula, pero que me hizo preguntarme si acaso podía ser mucho más extensa. Durante la covid, he lanzado otra organización sin ánimo de lucro, Schoolhouse.world, centrada en dar a todos los estudiantes acceso a pequeños grupos de tutorías online en contenidos específicos [por Zoom]. Quizás, en un futuro, si tienes dificultades en Khan Academy, además de ver un vídeo, practicar y mirar las soluciones, puedas conectarte en solo media hora a una sesión que haya en Schoolhouse.world sobre este tema (o, por supuesto, contar con la ayuda de un profesor o un padre).

P. Ha dicho también que “la escuela tradicional te castiga por experimentar y fallar”. ¿Por qué?

R. En la escuela tradicional, si te retas a ti mismo, optas por un camino más difícil y sacas una C [un bien], una D [un suficiente] o incluso suspendes la asignatura, eso te supone un estigma masivo en tu autoestima, en tu expediente académico… En muchas partes del mundo, si eres un estudiante de Secundaria y suspendes una clase, tus posibilidades de entrar en la universidad son muy bajas. La realidad es que el fracaso es simplemente una señal de que necesitas seguir trabajando sobre algo. Yo creo firmemente en las evaluaciones, pero estas nunca deberían ser permanentes. Imagina que tienes un hijo de ocho años; que le pones a intentar unos tiros libres de baloncesto y que encesta el 20 %. ¿Tú le dirías que es un jugador terrible? ¡No! Probablemente Lebron James era igual a los ocho años. ¿Y por qué es tan bueno ahora? Porque siguió practicando. Nadie le dijo “eres un tirador de libres mediocre”.

P. ¿Debería cambiarse la manera tradicional de evaluar los conocimientos?

R. Esto tiene dos niveles. La evaluación tradicional, que mide las habilidades académicas tradicionales, es importante. La manera de modificarla es hacer que no sea una única oportunidad. Si eres un estudiante de noveno grado [tercero de la ESO], tienes un examen de álgebra y sacas un 80 [sobre 100], eso va a tu libro de calificaciones. A mí me gustaría crear un mundo en el que pudieras ir al profesor una semana después, y decirle: “Oye, yo saqué un 80 pero he seguido trabajando y creo que ahora podría sacar un 95 o un 100. ¿Puedo intentarlo otra vez?”

Esto ha sido históricamente difícil porque los profesores tendrían que crear nuevas evaluaciones, calificarlas… Y los alumnos tendrían que aprender por su cuenta; es logísticamente complicado. Con Khan Academy, los estudiantes pueden hacer pruebas que se alimentan de bancos de preguntas muy amplios, por lo que podrías usar 10 o 15 de ellos y que todos fueran diferentes. Me gustaría ver un mundo donde la gente pudiera hacer uso de este tipo de herramientas para repetir una prueba evaluativa tantas veces como sea necesario, y que el profesor te diga: “Mira, el mes pasado sacaste un 75 pero has estado practicando y ahora has sacado un 90. Voy a cambiar tu nota”.

P. ¿Y cuál sería el otro nivel?

R. Expandir lo que intentamos medir en esas evaluaciones. Históricamente, solo hemos medido las habilidades académicas porque son muy cuantificables. Pero aspectos como las habilidades comunicativas, la empatía, la creatividad o el humor, considerados intangibles, son también muy importantes, aunque ¿cómo les ponemos un número? Uno de los proyectos en los que estoy trabajando, Schoolhouse, permitiría, de una manera estandarizada, cuantificar lo que históricamente han sido aspectos subjetivos: no solo ofrecer tutorías de igual a igual, sino que los estudiantes pueden certificar su conocimiento haciendo un examen en Khan Academy mientras la webcam les graba y ellos hablan. Supón que sacan un 90; luego remiten esa prueba a la comunidad, y dos miembros al azar se asegurarán de que la calificación es correcta y de que el vídeo no ha sido alterado.

Ese alumno pasará entonces a dar tutorías sobre ese contenido a otros estudiantes, e irán mejorando su valoración como tutores. Es la evaluación definitiva, porque no solo demuestra que dominas el material, ya que puedes enseñarlo, sino que posees habilidades comunicativas y empatía. Una valoración alta como tutor destacaría estos aspectos. La Universidad de Chicago anunció, hace un mes, que usarán el nivel de valoración en Schoolhouse como un índice a tener en cuenta al valorar las solicitudes de admisión en su universidad.

P. ¿El futuro de la educación pasa por incorporar el modelo del aula invertida?

R. En su mayoría. Si la gente puede recibir clases a su propio ritmo, y que cuando vayan a clase se produzca una mayor interacción humana, que lo hagan. Estoy de acuerdo con esos dos principios. Pero creo que se puede ir más allá. Para algunos alumnos, en clase, funcionará el ver un vídeo, hacer ejercicios y que el profesor venga a ayudarles con aquello que necesiten; y lo mismo en casa. El aula es la herramienta más potente porque, si necesitas ayuda, tienes allí a tus compañeros y al profesor, además de la interacción social. Pero también quiero crear un mundo en el que, incluso por la noche, si tienes problemas con algo y Khan Academy no es suficiente para ayudarte, y necesitas hacerle preguntas reales a una persona real, puedas pinchar en un botón y una persona de verdad aparezca.

P. La pandemia ha acelerado la digitalización de nuestras sociedades, y movió gran parte del trabajo y de la educación a un entorno virtual. Cuando esto por fin se supere, ¿es posible que se olviden esos cambios y transformaciones, y simplemente se vuelva a las prácticas anteriores?

R. Es difícil predecir el futuro. Mi instinto me dice que, en una escala del uno al 10, donde 10 es una inmersión digital completa, y cero es ausencia de lo digital, si antes de la covid estábamos quizá en un tres, y durante la covid, en un siete u ocho, sospecho que vamos a volver a un cuatro o cinco. La pandemia tendrá un impacto permanente, con toda una generación de profesores que tuvieron que profundizar en su relación con la tecnología. Ha sido incómodo y complicado, pero la mayoría lo ha hecho bastante bien, y va a merecer la pena en el futuro; va a haber menos miedo a la tecnología, porque todos la han tenido que utilizar durante casi un año.

Lo mismo sucede con los estudiantes y sus familias, porque en una situación que no es ideal, ven algunos aspectos que son de hecho bastante interesantes, y se dan cuenta de que quizá su hijo pueda tomar algún curso de manera virtual, o que su hijo aprende mejor con esta modalidad, a su propio ritmo y con una personalización mayor. Yo creo que los padres no van a dejar que eso se pierda.

En estos momentos, con las escuelas más o menos abiertas, pero sin todos los alumnos presentes, los centros han tenido que desarrollar la capacidad de apoyar tanto a los que están presencialmente como a los que no. Porque incluso después de la covid, siempre habrá un 10 % de alumnos que a lo mejor están enfermos, o que han tenido que viajar, o estar lejos de clase… Y existirá una mayor flexibilidad. También está la posibilidad de que los estudiantes estén conectados no solo con los profesores de su escuela, sino con los de su distrito escolar, los de su país o los de todo el mundo.

P. Se ha hablado mucho de cómo el sistema educativo les está fallando a los estudiantes, pero ¿no cree que también les está fallando a los profesores, y haciendo que poco a poco pierdan esa pasión tan necesaria para que hagan su trabajo de manera efectiva?

R. Por supuesto. Siempre ha habido un montón de profesores excelentes, pero el sistema se preocupa siempre por los profesores que no lo están haciendo bien. Así que, para controlarlos, ponen más y más restricciones sobre todos los profesores, y alguno de esos buenos profesores se sentirán frustrados e incluso lo dejarán, porque tienen menos autonomía. También hay un componente cultural: mi familia proviene de la India, y allí los profesores son reverenciados, lo son todo, mientras que, en Occidente, debido al énfasis que se pone en lo que uno gana, los estudiantes reciben incluso en casa el mensaje de que como los profesores ganan menos que, por ejemplo, los ingenieros, eso influye en cómo se les respeta y cómo se les trata. Es un problema muy serio y un círculo vicioso, porque si no tienes ese respeto, no vas a poder atraer a tantos profesores. Creo que ese puede ser uno de los beneficios de la pandemia, el que los padres entiendan ahora la educación de sus hijos un poco mejor, y tomen una mayor responsabilidad. Es un momento difícil para ser profesor, debido al salario, a las limitaciones, y por la actitud respecto a ese respeto.

P. En el contexto de aprendizaje permanente que se demanda hoy, ¿qué relevancia tendrán en el mercado laboral contenidos gratuitos como los de Khan Academy o los MOOCs, por ejemplo?

R. Un papel importantísimo. Los MOOCs son el perfecto complemento para ese aprendizaje permanente. Si eres un ingeniero mecánico de treinta y tantos años, y quieres convertirte en un ingeniero de programación, vas a Coursera o EdX, inviertes tiempo en tus noches y fines de semana, y aprendes y consigues una certificación en ciencia de datos, o en ingeniería de programación. Y muchas de esas personas, si tienen problemas con los prerrequisitos, van a Khan Academy, y vuelven a aprender esas matemáticas, o esa estadística, para poder luego aprender a un nivel de grado o posgrado. Y ese fenómeno solo va a acelerarse, a medida que más y más industrias se destruyen y se crean al mismo tiempo.

Fuente e imagen: https://elpais.com/economia/2020/11/18/actualidad/1605694439_232208.html

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Entrevista: Humberto García y el complejo mundo de las adicciones

Por:  Mario R. Verdecia 

Con la cordialidad que siempre lo caracteriza, Humberto García accedió a nuestra entrevista. Los grados de licenciado en Psicología, máster en Psicología Clínica y Profesor auxiliar de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, no influyen en lo absoluto para sacar a relucir la sencillez y humildad que desprende con cada palabra.

Su experiencia adquirida durante 12 años en el servicio de atención a las toxicomanías del Hospital Psiquiátrico de La Habana, hicieron que inevitablemente acudiéramos a él como uno de los referentes con mayor experiencia en el complejo mundo de la atención y tratamiento de las adicciones. Además de su experiencia práctica, su labor académica se encuentra plasmada en tres libros publicados sobre el tema y varios artículos científicos.  

A continuación la entrevista

¿Por qué algunas personas con problemas de drogadicción no pueden dejar de consumir drogas?

El consumo compulsivo es el signo típico de toda dependencia a drogas, su sostén reside en varias causas que lo explican, aunque varía la proporción de dichas causas en dependencia de la persona de quién se trate. Los condicionamientos son el mecanismo más típico y universal que existe inherente a toda adicción, toda conducta repetida un número de veces suficiente para el sujeto, permite que dicha conducta, a través del hábito se automatice y se crean las condiciones fisiológicas para garantizar la necesidad de consumirla, en especial apoyado en el mecanismo de recompensa o gratificación que radica en el núcleo acumen. Estos son los mecanismos fisiológicos de sostén; no obstante existen otros mecanismos de sostén pero de nivel psicológico, por ejemplo, la coexistencia de alteraciones psicopatológicas que se han tornado aliadas de la adicción, tal es el caso de la depresión, que se ha visto asociada a la iniciación en los consumos, los déficits de asertividad, necesidades de inserción social, así como conflictos interpersonales, estrés, frustraciones y escasos recursos del sujeto para afrontar con éxito problemáticas que la vida le impone, unido no pocas veces a un pobre sentido y proyecto de vida.  

¿En qué consiste el tratamiento para la drogadicción?

El tratamiento de la drogadicción suele ser un sistema de gestiones de variada composición, casi todas comparten gestiones comunes, pero luego se pueden diferenciar en lo que respecta a ciertas prácticas psicoterapéuticas de consideración por los terapeutas. Por lo general, suelen emplearse técnicas de desintoxicación y de deshabituación, de elevación de la motivación por el tratamiento, terapias de familia y de pareja, entrenamiento en recaídas, la instrucción, combinación de grupos de autoayuda que funcionan dentro del marco institucional con tratamientos profesionales, psicoterapia individual y de grupo, técnicas psicodramáticas, grupos didácticos, la comunidad terapéutica, terapia de aceptación y compromiso (TAC), técnicas de relajación y de autocontrol de la ira y la agresividad, entre muchas otras. 

¿Es eficaz el tratamiento para la drogadicción?

Para hablar de eficacia debe referirse al tipo de tratamiento y al tipo de drogadicción, ya que la eficacia varía según los tratamientos y a su vez, según las personas que lo reciben; de acuerdo a los principios que definen la misma por el National Institute on Drug Abuse (NIDA), existen tratamientos muy eficaces para tratar un tipo de dependencia pero no lo son para tratar una dependencia distinta; de igual modo, el tratamiento que resulta eficaz para unas personas no lo resulta para otras aun cuando se trate de la misma adicción; por eso la Asociación Psicológica Americana (APA) recomienda como uno de los requisitos que pueden viabilizar la eficacia de un tratamiento es la personalización del mismo, teniendo en cuenta características y necesidades personales e incluirlas en el diseño de intervención, algo que también postulan los manuales españoles de intervención a las drogodependencias.

¿Cuánto tiempo suele durar el tratamiento de la drogadicción?

Un tratamiento puede durar de acuerdo a la estrategia que siga el programa de la institución que lo haya implementado; por lo general, para la desintoxicación efectiva (que deje de generar síndrome de abstinencia)  se requiere un mínimo de 28 días asegurando que el sujeto no consuma ninguna droga, tiempo contemplado para el tratamiento. En el Hospital Psiquiátrico de La Habana el tiempo promedio en que está internado un paciente es de 6 semanas, pero hay instituciones que establecen 6 meses, mientras que la deshabituación empieza desde el primer momento de iniciar un tratamiento, pero se extiende meses adentrándose en el periodo de rehabilitación. 

¿Cómo logramos que más personas con problemas de drogadicción se incorporen al tratamiento?

Ese es el gran reto que enfrenta en la actualidad un sistema de salud pública, ya que si bien en los primeros estadios de desarrollo de una adicción es más fácil detenerla, es cuando menos conciencia de enfermedad tienen las personas, tienen una percepción distorsionada en la que creen que pueden dejar de consumir cuando lo deseen, o que no son adictos, o que nunca serán adictos a una sustancia, o sea, la ilusión de invulnerabilidad,  hablamos de percepción de riesgo nula o casi nula; nadie que no tenga conciencia de poseer un problema se movilizará para resolverlo; lamentablemente es cuando la soga les ha llegado al cuello y ya les ahoga cuando acuden por ayuda médica. Hasta el momento la solución parece estar en los programas de prevención social, que si se logra perfeccionarlos, pueden atraer a muchas personas en fases tempranas de desarrollo de una adicción a un programa de tratamiento.  

¿Cómo pueden los familiares y amigos cooperar para cambiar la vida de la persona que necesita tratamiento?

Existen muchas formas de cooperación, pero es recomendable que sean aquellas orientadas por expertos, ya que los familiares suelen reaccionar de diversas maneras que lejos de resultar eficaces complican la situación del adicto, por ejemplo, hay padres que movidos por el temor de que algo muy terrible les suceda a sus hijos, empiezan a costearle sus consumos. La ayuda empieza por buscar orientación profesional en los centros y servicios de atención a estas problemáticas debido a la necesidad de que las especificidades de cada caso sean consideradas para que la intervención sea eficaz.   

¿Cuáles son las necesidades especiales de las personas con trastornos de consumo de sustancias?

Existen muchas necesidades especiales de acuerdo a las personas, por eso se recomienda que sean identificadas y tratadas para viabilizar la eficacia de los tratamientos. Existen además necesidades comunes a muchos adictos, las unas declaradas explícitamente por ellos, las otras, entresacadas del análisis del experto; sobre esto último debemos tener claro que hay pacientes que sufren un cuadro psicopatológico tan difuso, que son incapaces de identificar necesidades especiales, pero están ahí y son esenciales para el logro de la eficacia de su tratamiento. 

¿Existen tratamientos específicos para la drogadicción de acuerdo a cada etapa del desarrollo?

Sí, por ejemplo, la entrevista motivacional es un recurso diagnóstico y de tratamiento al mismo tiempo, pero útil en el momento que un sujeto se inserta en un programa asistencial, pero no para una etapa posterior al tratamiento, pues persigue incrementar la motivación por el mismo,  para prevenir que el paciente abandone el programa, sin embargo el sitio Cochrane plantea que este recurso ha resultado ineficaz para prevenir el consumo de drogas en adolescentes. 

En los manuales españoles de tratamiento a las drogodependencias, se plantea que en dependencia de la etapa de conciencia de enfermedad en que se encuentra un sujeto, será que se empleen unos recursos u otros, además, los programas de prevención de recaídas deben implementarse en momentos finales de un programa asistencial y no al inicio, pues es necesario que se hayan cumplimentado objetivos de intervención previamente para asegurar esto último.  

¿Puede una persona volverse adicta a psicoterapéuticos prescritos por un médico?

Existen interesantes estudios que revelan que ya hay personas que se han hecho “adictas” a la línea ayuda, existen además, colegas que refieren la preocupación de que muchos pacientes suelen hacer “adicción” a los grupos de autoayuda; no obstante, las prescripciones respecto a los recursos psicoterapéuticos suelen tener un carácter transitorio para llevar a cabo un tratamiento, puede que un individuo muestre “dependencia” a algún recurso de este tipo, en ese caso debería analizarse mejor y precisar si se trata de “una adicción” o lo que está en el fondo es un cuestionamiento a la eficacia de las prescripciones psicoterapéuticas empleadas para ese paciente.  

¿Cuando hay otros trastornos mentales concurrentes con la drogadicción, ¿cómo afectan el tratamiento para la adicción?

Hay personas que adquirieron trastornos mentales como consecuencia de haber sido consumidores abusivos de drogas, mientras que otras se iniciaron en los consumos, propiciado por las alteraciones mentales que ya poseían previamente; en este sentido y según el caso, para unos, las comorbilidades previas son factores de riesgo, para otros las afectaciones adquiridas requieren ser tratadas y ser motivo a la vez para conservar la abstinencia. 

Unos trastornos de nivel psicótico, otros de nivel neurótico; el cannabis, por ejemplo, se ha demostrado hace mucho que tiene la capacidad potencial de causar  esquizofrenia en personas que ya poseen la predisposición genética, mientras que el alcohol puede causar psicosis orgánicas, algunas reversibles, otras se pueden complicar y sin camino de retorno a la cordura, en dependencia de factores constitucionales.  Por lo anterior, uno de los principios que rigen el tratamiento de los drogodependientes es tratar a la vez tanto las adicciones como las comorbilidades.     

¿Cómo pueden los programas de 12 pasos y de autoayuda encajar dentro del tratamiento para la drogadicción?

Existen investigaciones que demuestran la eficacia de los grupos de autoayuda de los cuales se rigen los programas de los 12 pasos. Creo que la mayor virtud de ello reside en el hecho de que son un excelente recurso para el seguimiento de quienes han decidido rehabilitarse; gestiones que dan completamiento a un sistema integral asistencial, pues la Declaración de Alma-Atá de 1978 dejó explícita la intención de Salud para todos lo cual solo es posible con la participación de múltiples actores sociales en las gestiones de salud, política que fundamenta la importancia de los grupos de autoayuda cumpliendo estos roles de apoyo al enfrentamiento a estas problemáticas.

Fuente e imagen: https://www.sicologiasinp.com/entrevistas/humberto-garcia-y-el-complejo-mundo-de-las-adicciones/

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Clara Cordero: “Al utilizar videojuegos en el aula prima el objetivo didáctico”

Por: Educación 3.0

El potencial educativo del gaming como herramienta y recurso didáctico es el tema en torno al que girará la ponencia ‘Gaming y digitalización: combo de aprendizaje’, que se celebrará el próximo 19 de noviembre a cargo de Clara Cordero, maestra y especialista en innovación educativa. Se trata de una de las sesiones formativas online que ofrece el 37 Concurso Escolar ONCE.

Cuando Clara Cordero, maestra y formadora docente en innovación educativa, habla del combo de educación y gaming, lo tiene claro: “No se trata de ponerse a jugar, se trata de ver en el videojuego un recurso y analizarlo para la ocasión”. La docente será una de las participantes en las sesiones formativas del 37 Concurso Escolar ONCE, el próximo 19 de noviembre a las 17:00 horas, donde explicará a fondo el potencial educativo de la gamificación.

Bajo el lema, ‘ConexiÓN / AdicciOFF. Esto no es un juego’, la 37 edición del Concurso Escolar ONCE tiene como objetivo transmitir el mensaje de que la tecnología es nuestra aliada siempre que se haga un uso responsable de la misma, y no un abuso que puede conllevar riesgos y consecuencias no deseadas. Una idea muy importante sobre todo en esta época en la que el mundo digital, las nuevas tecnologías e internet se han revelado como herramientas extremadamente valiosas.

Por ello, y por quinto año consecutivo, el Grupo Social ONCE ofrece recursos educativos como webinars formativos online interactivos a cargo de expertos en innovación educativa. Clara Cordero impartirá su ponencia el próximo 19 de noviembre a las 17:00 horas pero antes nos avanza parte de su contenido.

Pregunta: Los niños pasan gran parte de su tiempo libre jugando en el entorno digital, ¿por qué es una buena idea trasladarlo también al mundo educativo?

Respuesta: Lo que trasladamos de los juegos y del entorno digital al entorno educativo es el hecho de que es un recurso que sabemos que motiva a los niños y niñas y del que podemos sacar provecho en el día a día en el aula. Se sabe que el cerebro interacciona exactamente igual ante escenarios simulados que reales y los videojuegos son la oportunidad perfecta para desarrollar competencias.

Se trata de alfabetizar digitalmente al alumnado con sus propias herramientas, de desarrollar competencias que en este tipo de entornos seguros y lúdicos se promueven y facilitan, y de aprender a gestionar el entorno digital y lúdico de una manera responsable, consciente y eficaz.

Clara Cordero

P: ¿Cómo pueden los docentes utilizar el gaming para educar sin caer en el riesgo de crear adicción al juego entre los jóvenes a través de la tecnología?

R: Utilizar los videojuegos en el aula supone un proceso de planificación donde prima el objetivo didáctico. El docente ha de ser consciente de las medidas que hay que tomar para evitar los excesos y debe consensuar con las familias los tiempos dedicados a los videojuegos, explicando claramente cuál es el objetivo, qué temporalidad tendrá el uso del videojuego, etc. Normalmente el videojuego se introduce en el aula como apoyo o dinamización de un contenido.

“Hay que trabajar la competencia digital de un modo transversal en las escuelas”

P: ¿De qué manera puede la gamificación fomentar la inclusión?

R: La gamificación busca recrear una estética concreta donde podemos observar algunas de las claves que se perciben al jugar y que generan una experiencia motivadora. Como un espacio seguro que apoya al jugador permitiéndole elegir una identidad que no será cuestionada y un entorno que alienta la participación para la consecución de objetivos, flexibilizando el proceso y creando una comunidad con intereses compartidos. También se forma un espacio creativo y crítico que permite generar pensamiento y aprender haciendo, además de un modelo accesible que tiene en cuenta alfabetos reconocibles que facilitan la autoexpresión.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/clara-cordero-videojuegos-gamificacion/

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Judith Butler y la pertenencia al feminismo

Por: Antonio Antón | Rebelión

En una interesante entrevista a Judith Butler sobre las guerras culturales (tiene un acceso en castellano), esta conocida feminista estadounidense de orientación posestructuralista apuesta por “renovar el compromiso feminista con la igualdad de género y la libertad de género”. Otra formulación reciente es “el feminismo es una lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, pero también es una investigación sobre el género en sí mismo, más allá de las categorías de hombre o mujer”. Son ideas que comparto al poner el acento en dos cuestiones básicas para un enfoque realista, multidimensional y sociohistórico: la acción práctica y relacional en los procesos identificatorios y de emancipación, y la igualdad de género, entre hombres y mujeres, al partir de su realidad de desventaja, desigualdad o discriminación. Son relevantes sus posiciones sobre ‘El género en disputa’ y ‘Deshacer el género’. No entro ahora en ello. Tengo una amplia valoración de su pensamiento, así como el de otras corrientes feministas en el reciente libro “Identidades feministas y teoría crítica”. Me detengo aquí en otras formulaciones sobre un aspecto particular: su posición sobre la pertenencia al feminismo. En conversación con ella y frente a las corrientes esencialistas explico mi enfoque crítico.

Su criterio de pertenencia al feminismo es inclusivo al considerar partícipes a todas las personas, incluido hombres, que se ‘aferran a las proposiciones básicas de libertad e igualdad’. Así se supera la interpretación biologicista y excluyente de que solo pueden ser feministas las mujeres. No obstante, es insuficiente por tener un sesgo idealista (posestructuralista) al poner el énfasis en lo discursivo, o sea, en las ideas o propuestas, con su sobrevaloración de su influencia en la formación de la identidad, feminista en este caso.

Desde la sociología crítica la pertenencia e identificación colectivas se van formado a través de las relaciones sociales, sobre la base de una práctica social prolongada, una interacción relacional solidaria tras esos objetivos de libertad e igualdad. Es decir, el hacerse e identificarse feminista es una conformación social, procesual e interactiva: supone comportamientos duraderos igualitarios-emancipadores y solidarios, interrelacionados con esa subjetividad. Es la experiencia vital, convenientemente interpretada, la participación en la pugna social y cultural en sentido amplio (incluyendo hábitos, estereotipos y costumbres además de subjetividad) frente a la desigualdad y la discriminación, la que va formando la identidad feminista (o cualquier otra de capas subalternas). Veamos algunos enfoques implicados en esta controversia.

En primer lugar, sobre el concepto de sujeto ‘feminista’. Sujeto colectivo (transformador) es un concepto fuerte (hegeliano y conectado a la identidad); está ligado a una posición activa, una participación colectiva (e individual), una relación social o una práctica común, en este caso de capas populares subalternas, de carácter igualitario emancipador, frente a un grupo opresor. Supone una trayectoria duradera, no ocasional o solo discursiva, de reconocimiento, vínculos, diferenciación e interacción frente a la discriminación.

En ese sentido, estar vinculado o sentirse perteneciente al movimiento feminista o en general al feminismo, en sus distintos niveles, es un indicador identitario o de pertenencia relacional, sociocultural y procesual: está conformándose ese sujeto que, en sus comienzos, es un simple actor, agente o movimiento.

En ese proceso influye la subjetividad, es decir, su conciencia, ideas, discursos y emociones. Pero el aspecto definitorio que destaco es el relacional: la oposición práctica a la dominación y la desigualdad de las mujeres y, en todo caso, el compromiso (privado y público) y la solidaridad activa de otras personas. La experiencia vital reclamada no es la vivencia de ser mujer (o varón o no binario), cuestión relevante en la identidad de género, sino la de participar en su proceso de superación o liberación de la subordinación que supone, aunque sea solo por solidaridad y con un papel secundario en el caso de los varones. Esa participación en una trayectoria relacional igualitaria-emancipadorade las mujeres es lo específico dela pertenencia al feminismo. En el sujeto de cambio feminista el protagonismo principal es de las propias mujeres, como las personas más afectadas, interpeladas y dispuestas.

Sin embargo, en segundo lugar,‘mujer’ no es un sujeto en el sentido sociopolítico: al igual que el individuo obrero o la persona de color no se hacen mecánicamente revolucionario anticapitalista o antirracista, la mujer (habría que hablar en plural, las mujeres) por el hecho de serlo (o padecer discriminación) no se hacen feministas. Otra cosa es la conformación como género femenino (y masculino o no binario) o su identidad de género en pugna y condicionado por las estructuras sociales y de poder.

Hay que diferenciar identidad de género de identidad feminista, tal como explico en el libro citado. Para esta última, hay que considerar la dinámica relacional y las mediaciones sociopolítico-culturales-institucionales, ya que se produce una polarización de intereses y de poder específicos: feminismo frente a machismo (o patriarcalismo). Se forma (mejor que se construye) la identificación feminista asociada a la superación relacional (no solo discursiva, de conciencia o de ideas) de la discriminación de las mujeres, de su estatus subalterno y desigual. No de todo el mundo o de todos los grupos oprimidos, eso sería un bloque popular transformador de conjunto o el ‘pueblo’, unitario, convergente, múltiple, interseccional o superador (trans) de cada sector o movimiento específico. Estamos hablando de la especificidad del feminismo en cuanto a actor social o sujeto sociopolítico, aparte de corriente cultural.

El sujeto mujer, por sus rasgos biológicos o estructurales, es la versión esencialista o determinista que critico en mi libro. La élite vieja (una parte socialista y alguna comunista), junto con algún sectorradical ode la diferencia, quiere seguir monopolizando su representación institucional y académica y patrimonializar la capacidad sociopolítica de la nueva movilización feminista que la desborda. Es el trasfondo del debate sobre quién es el sujeto feminista: legitimar su representación y estatus de privilegio institucional y mediático, impugnado por la movilización feminista de estos años y sus nuevas y heterogéneas élites asociativas y culturales que desafían su estatus.

El sujeto feminista lo conforman las personas que acumulan una experiencia prolongada, o sea, un comportamiento duradero en favor de la igualdad y la libertad de las mujeres. Es un significado más restrictivo por su mayor identificación y actividad personal y colectiva que el de actor o el tener solo cierta conciencia feminista.

Por tanto, es insuficiente la posición de Butler de la pertenencia al feminismo de las personas que se ‘aferran a las proposiciones básicas de libertad e igualdad’. Es inclusiva, porque ahí caben personas LGTBI y varones solidarios con la causa feminista.Además, la palabra ‘aferran’ da una imagen de contundencia, pero se refiere a las ‘proposiciones’ (propuestas), es decir, firmeza discursiva. En consecuencia, hay una sobrevaloración de las ideas o discursos en la formación de la identidad y el sujeto, posición típicamente posmoderna.Es una idea significativa que explica profusamente en sus libros. Es el marco conceptual común con la corriente posestructuralista o posmoderna que ella misma admite. Sin embargo, el feminismo tiene un carácter social o relacional, tal como también ha expresado, y por tanto pertenecen a él las personas que interactúan (no solo que proponen, piensan o sienten) por la libertad y la igualdad de las mujeres.

Por otra parte, para identificarse o pertenecer al feminismo es insuficiente hablar en general de personas que solo proclaman la igualdad y la libertad de cualquier grupo social subordinado, sean de clase social, antirracista o LGTBI, etc. El conjunto de su interacción por objetivos compartidos daría lugar a un movimiento global, llámese unidad popular, pueblo, ciudadanía, transversal, anticapitalista o transfeminista. Puede existir un proceso complejo de interacción más o menos interseccional con otros grupos y movimientos sociales y con la esfera política e institucional. Pero estamos hablando, específicamente de feminismo, es decir, de una experiencia relacional vinculada a la acción contra la discriminación, dominación y desigualdad… de las mujeres en cuanto grupo social discriminado o subordinado.

A partir de esa diferenciación, de acuerdo con Butler, se pueden considerar aliados a los dos movimientos, el feminista y el LGTBI (donde se incluyen los grupos trans), con muchos objetivos comunes. Pero el feminismo tiene sus fundamentos propios y específicos. Su pertenencia o sus procesos y niveles identificadores derivan de la dimensión, duración y profundidad de esa experiencia relacional en cambiar las relaciones de dominación y desigualdad de las mujeres, junto con la correspondiente subjetividad igualitaria-emancipadora.

Butler se considera a sí misma posestructuralista, incluso más que el propio Laclau o Lacan, en la versión más constructivista del discurso, aunque hay intelectuales todavía más extremos en su idealismo. Si hay una seña de identidad de esa corriente, defendida con orgullo y cierta prepotencia intelectual, es la preponderancia del discurso en la construcción de la realidad social y de las identidades. A partir de esa evidencia, por mi parte lo juzgo como ‘sobrevaloración’ del mundo de las ideas en la conformación de los sujetos colectivos y la transformación social.

El enfoque posmoderno, muy diverso y contradictorio, tiene un hilo conductor: el idealismo discursivo. Es el efecto péndulo a los excesos estructuralistas, ya sea de determinismos económicos, institucionales o biológicos. Las personas partidariaslo consideran lo más acertado y, por supuesto, hay que reconocer que han aportado muchas cosas concretas de interés, empezando por la propia Butler. Desde su punto de vista critican al resto de corrientes intelectuales, particularmente estructuralistas y marxistas, de ‘esencialistas’, cosa cierta para algunos sectores más deterministas. No obstante, no es cierto para la tradición crítica, sociohistórica, relacional y social que pretendo defender. Es la escuela de pensamiento realista, multidimensional e interactiva que hunde sus raíces en la Grecia clásica frente al idealismo, por un lado, y al materialismo mecanicista, por otro.

Los procesos identificadores, en este caso feministas, se van formando (mejor que construyendo) a través de la experiencia relacional por la igualdad y la emancipación de los grupos y clases subordinadas. La identidad, como decía, no deriva automáticamente de los determinismos biológicos, el sexo mujer, o estructurales, la respuesta mecanicista a su posición subalterna y discriminatoria.

Ese realismo crítico es el mejor enfoque teórico frente a las dos grandes corrientes progresistas, además del socioliberalismo que se ha mezclado con ellas: estructuralismo, más o menos marxista-economicista, biologicista, institucionalista o étnico, y el posestructuralismo, más o menos voluntarista, culturalista e idealista. Ambas han sido hegemónicas en los movimientos sociales y los grupos progresistas y de izquierda desde los años sesenta y setenta. Y hoy día, ante la nueva relevancia sociopolítica y cultural del feminismo, han entrado en aguda confrontación por hegemonizar su interpretación y representación.

Esta tradición crítica, intermedia o superadora de las tres corrientes dominantes, liberal, estructuralista y posmoderna, pone el acento en la acción colectiva igualitario-emancipadora, sociohistórica y relacional. Se reinicia,en entreguerras, a partir de A. Gramsci y la Escuela de Frankfurt,y se desarrolla con pensadores relevantes sobre los movimientos sociales y el cambio sociopolítico, como E. P. Thompson y Ch. Tilly, sobre la teoría política, como Bob Jessop, o sobre el feminismo, como Simone de Beauvoir.Sigue teniendo unas bases teóricas y sociopolíticas más realistas y adecuadas a la nueva etapa de la protesta social y el cambio sociocultural e institucional, en particular con la conformación de las identidades y la configuración de los sujetos colectivos de las capas subalternas, especialmente el feminismo.

Antonio Antón. Profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. @antonioantonUAM

*Fuente: https://rebelion.org/judith-butler-y-la-pertenencia-al-feminismo/

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Entrevista a Miguel Ángel Forte: «La democracia, hace tiempo, viene demostrando que está de espalda a los intereses de las mayorías populares»

Entrevistas/Noviembre 2020/Autor: Camilo Carbonelli/rebelion.org

¿Qué enseñanzas nos deja la pandemia de coronavirus?

Agencia Paco Urondo dialogó con Miguel Ángel Forte, sociólogo y profesor de sociología general (UBA). Master en Ciencias sociales, con mención en Ciencia Política en FLASCO. Además, es investigador de Gino Germani y especialista en la obra de Niklas Luhmann y Byun-Chul Han. Autor de los libros Modernidad: Tiempo, forma y sentido Sociología, sociedad y política en Auguste Comte (ambos editados por Eudeba). Transmite un programa llamado “Reflexiones al sur de la pandemia” en You Tube, donde con humor  y un lenguaje común explica desde la sociología diversos temas de la agenda pública. Cierra cada programa con el lema: “Estudiar, pensar, resistir y no aflojar”.

APU: ¿En términos sociológicos, cuando se dice que la situación actual es compleja qué se quiere decir?

M. F.:  Vamos a tomar un poco la dinámica del pensamiento clásico, que tiene una característica fundante que es el principio de reducir toda explicación a una regla de la naturaleza, es decir, el mundo era comprendido de acuerdo a la naturaleza. Lo que sucedió con la Modernidad es que rápidamente el conocimiento se puso como problema principal del conocimiento, entonces la complejidad quiere decir que cuanto más sabés menos sabés… Es como paradójico, cuanto más sabes de las cosas le vas agregando complejidad al mismo tiempo que tratar de reducir la complejidad, esto es la sociología sistémica. La reducción de la complejidad implica que cada vez que vos quereé saber más, el mundo se te hace más amplio, más diverso, más dinámico.

Y acá ha pasado algo así. Vos fíjate que si vos tomás a la sociedad de Luhmann como modelo teórico del caso (la sociedad como el conjunto de comunicaciones posibles), fíjate qué interesante es que una pandemia sucede en una sociedad que es la sumatoria de todas las comunicaciones posibles, nos enteramos de lo que pasa en China al instante, es un virus comunicativo que se expande con la misma velocidad que se expanden las comunicaciones. Entonces se produce un fenómeno interesante, porque mientras tanto se expanden también las investigaciones científicas aunque no se lean todas las investigaciones sino solamente el encabezado del papper, lo cual crea más problemas…

APU: ¿La vacuna es la solución?

M. F.: Cuando empezamos a hablar de la vacuna agregamos complejidad, es decir qué vacuna y cuándo va a estar.  Y ahí empieza otro tema con el tiempo de los sistemas, eso lo podemos ver en Durkheim, por ejemplo, que decía que la política tiene un tiempo y la ciencia tiene otro. No se le puede pedir a la ciencia el tiempo de la política, no puede operar en el mismo ritmo, no tiene ahora la solución. Lo interesante de esta pandemia es que es un virus que te dice “paren muchachos, frenen porque están muy acelerados”. La sociedad del rendimiento de Byung Han (filósofo surcoreano): están tan acelerados que no ven lo que le está pasando y un virus les complicó el universo y ahora no sabemos cómo salir de esto. Y no sabemos cómo salir de esto porque la situación es cada vez peor, cada vez es más crítica.

Mientras tanto estamos oscilando entre una cuarentena estricta y una apertura abusiva; esa apertura abusiva se fundamenta en una crítica a la cuarentena, lo cual es un razonamiento muy loco, eso de decir que la culpa la tuvo la cuarentena. Es absolutamente absurdo porque en realidad los contagios comenzaron cuando empezó a ablandar la cuarentena, ese es el punto. Al principio de la crisis todas las sociedades tenían el reflejo de abroquelarse. Es decir apoyemos al presidente que está, pero a los quince días la gente empezó a hacer cualquiera. Al comienzo, cuando no había muchos contagios, no había un alma en la calle mientras todos hablábamos de una distopia, esto es, una película de ciencia ficción que era terrible. Lo llamativ es que cuando empezó a pasar lo terrible salimos todos a la calle.

APU: Mientras tanto se sostiene que no se puede seguir la cuarentena porque hay que fortalecer la economía, mientras la actividad no deja de caer a pesar de la apertura. Apertura que multiplica los focos de contagios y exige nueva cuarentena… 

M.F.: El sistema capitalista es un sistema que impuso la economía por delante de la sociedad, es decir la sociedad no organiza su economía, va al pie de la economía. La cosa marxista de que la economía es el determinante de última instancia es cierta. Y también desde el punto de vista de Luhmann, que dice que la economía es el sistema más dinámico en creación de valor. Entonces, estamos todos atrás de la economía, no tenemos una economía que se ponga al servicio de lo que está pasando, por ejemplo, que se ponga al cuidado de la gente. Seguimos yendo a laburar, no hay cuidados en los laburos, la gente se contagia en sus trabajos.

APU: ¿El neoliberalismo es un obstáculo para enfrentar la pandemia?

M. F.:  El  neoliberalismo instala que el problema es el confinamiento, pero en los países donde menos confinamientos se hizo están más complicado. Es decir, los países de mayor control estatal como China, Corea del Sur o controles en otros sentidos como los países nórdicos o como Nueva Zelanda, por ejemplo, ahí te das cuenta que fueron muy útiles. El neoliberalismo plantea eso de que nadie te puede decir lo que podés o no hacer de tu vida. Yo soy libre de hacer lo que quiero…

O mirá lo que pasa en Argentina, donde tenemos el conflicto entre macrismo y kirchnerismo, que funciona como válvula de escape para no resolver el problema de fondo. Hay una dicotomía que evita que agarres el problema en serio. Por ejemplo, la burla a la “infectadura” terminó con que la “infectadura” se instaló en el sentido común de la sociedad, cuando al principio parecía que no tenía ninguna racionalidad. Si vos no trabajás sobre el sentido común, alguno se va a instalar; creo que hay un gran déficit comunicacional por parte del Estado sobre esta situación de pandemia, porque no sabemos dónde estamos parados. Mirá lo que pasa con Uruguay, que era el ejemplo de las libertades y cierra las fronteras en el verano, mientras que acá se abre todo en verano. Estamos haciendo al revés de todo. Lo que se dice que no está funcionando es el síndrome del miedo, esto es cierto, todavía no se instaló el miedo, pero el miedo respetuoso, no digo un miedo paralizante.

APU: ¿Por qué sociedades como China y Corea del Sur pudieron controlar la pandemia mejor que otras (de hecho, ya está creciendo sus economías)?

M. F.: Corea y China están apoyadas en culturas donde la idea de sujeto es una idea menor, o sea no tenés una cosa tan instalada en la libertad individual, razón por la cual es más sencillo desarrollar tecnología para el control. Decía Byung Han algo interesante al comienzo de la pandemia: China nos está mostrando a Occidente formas de control susceptibles de ser exportadas.

APU: Como plantea Byung Han: ¿Pasamos del panóptico de Foucault al panóptico digital (del domino de los cuerpos al dominio de los pensamientos)?

M. F.: Si, absolutamente. Hay una discusión entre Zizek y Byung Han en la cual Byung Han planteaba lo que iba a pasar en esta situación de que el capitalismo se iba a reforzar y que era posible que las formas de control exitosas se expandan como  forma de control efectivo. Mientras que Zizek hablaba de que se venía  el momento de un comunismo oscuro. Parece ser que la posición de Byung Han es la posición más cercana al punto tal que en términos de economía China está creciendo. O sea, no solo han logrado aparentemente parar la pandemia, sino que a su vez están creciendo, razón por la cual está instalada la problemática de una nueva guerra fría. Esto es de Chomsky: hay tres grandes peligros. Uno es la pandemia, el otro es el desastre ecológico, y el tercero es la problemática de la guerra fría, fíjate que ya hay despliegues militares en el océano, hay agrupamientos militares que se están armando por bloques.

APU: En ese contexto de supuesta guerra fría: ¿Qué importancia tienen las elecciones de EE.UU? 

M. F.: Es muy interesante la elección de Estados Unidos; estamos en una situación con China que está bastante relacionada con el triunfo de quien gane las elecciones en EE.UU. Sabemos que Donald Trump es un tipo bastante duro sobre esto. Es muy interesante: a propósito de liberalismo, la identidad de clase es más fuerte entre los votantes de Trump que la identidad de género y de raza; el rico negro o el rico blanco vota a Trump; negro pobre o blanco pobre, vota contra Trump.

APU: ¿Va a haber una decadencia de las democracias occidentales como consecuencia de la crisis económica y pandemia?

M.F.: La democracia, hace tiempo, viene demostrando que están bastante de espalda a los interés de las mayoría populares. Este es un problema serio. Y las formas de resolver las crisis pasan por líderes autoritarios como Trump o Bolsonaro, que son elegidos por las mayorías. Es un mundo muy delicado..

APU: ¿Cómo juegan las redes sociales y los algoritmos en ese control de los pensamientos del que hablábamos?

M. F.: Hay algo que dijo Weber mucho antes de las redes sociales, que sigue vigente: la legitimidad del orden se apoya en tanto y en cuanto a aquello que es obligatorio sea una máxima de la propia actitud individual. Si no hay una coincidencia entre lo que se está pidiendo y la creencia subjetiva, es muy difícil mantener cualquier orden. Con las redes pensamos que no estamos controlados y no es así, es muy aparencial esto; no nos vemos, no nos tocamos, no nos olemos. Fabricamos un mundo que en última instancia es artificial. Es un mundo de una gran incertidumbre y va a haber grandes cambios como hay grandes cambios en el mundo del trabajo, donde las formas de exclusión son brutales, sobre-capacitación con sueldos miserables. Las reacciones contra estas formas del mundo son violentas pero sin norte.

Como en Chile van y queman una iglesia pero para qué, después qué hacés… Porque además en Chile lo que se produjo es un bienestar generalizado muy amplio con un endeudamiento personal brutal, donde gran parte de la población no accedió a ese bienestar artificial; aquel que no accedió quiere ese bienestar artificial y queman las iglesias.

APU: ¿Qué aporte puede hacer la sociología a la situación que vive la Argentina?

M. F.: Hay algo que dice Luhmann en lo que estoy de acuerdo: la función de la sociología es alarmar a la sociedad.  Que quiere decir esto: la sociología puede colaborar si ayuda a generar una forma de disciplinamiento social que tenga un objetivo comunitario. Es la única forma de que vamos a poder salir de esta situación tan complicada. Disciplina social, pero no una disciplina social para estar encerrados simplemente sino para cuidarnos mutuamente, que es una cosa muy difícil de instalar. El sociólogo puede explicarle a la sociedad que la ciencia no es un botón que apretás y sale la solución. La ciencia tiene un tiempo y la sociología de la ciencia implica comprender la dinámica de las ciencias duras porque tienen una dinámica propia. Soy de los que piensan que si hay algo que pueda salvar a la humanidad es la ciencia, no creo que sea la política, la ciencia es la única que puede salvarnos, las sociedades políticas dejan bastante que desear. Definitivamente el tema ecológico tiene que ver con la cuestión científica.

Fuente: https://rebelion.org/la-democracia-hace-tiempo-viene-demostrando-que-esta-de-espalda-a-los-intereses-de-las-mayorias-populares/

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Cecilia Peraza: «En la digitalización estamos más preocupadas de demostrar que hicimos la tarea»

Entrevistas/Noviembre 2020/eldiariodelaeducacion.com

  • El último programa del Canal de El diario de la educación se ha centrado en una entrevista a Cecilia Peraza, socióloga de la Educación en México. Hablamos con ella de la necesidad de resignificar el concepto de ciudadanía global en un mundo lleno de desigualdades así como del papel de la digitalización en los sistemas educativos en un momento en el que el planeta ha cerrado sus escuelas durante semanas y meses. Para esta experta, es momento de salir de las lógicas globales de rendición de cuentas para poder resignificar el trabajo docente en las escuelas.

La educación para la ciudadanía global es uno de los conceptos más útilizados en educación desde hace ya años. Desde que el secretario general de Naciones Unidas lo pusiera sobre la mesa como una de las prioridades de cara a 2015, está en la mayor parte de los discursos por todo el planeta.

Cecilia Peraza, es profesora de sociología de la educación en la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre otras facetas, ha dedicado buena parte de su tiempo a estudiar este fenómeno de la ciudadanía global como un concepto que hay que “problematizar”. Hablamos con ella sobre esto, entre otros temas.

Para ella, principalmente, el problema que tiene el concepto es que nos llega desde instancias internacionales y en cada lugar y cada persona lo interpreta de maneras diferentes. “Cada uno ha hecho su interpretación. Hemos llegado a identificar que en países que tienen más fuerza los estados, la interpretación suele ser más tradicional y nos lleva hacia la formación cívica y ética, por lo menos es la interpretación en México más clásica. Mientras que en países donde el Estado no es tan fuerte y no interviene tanto en la educación, hay más margen de interpretación”.

Primero, argumenta, se crean estos grandes conceptos en los organismos internacionales. De ahí pasan a los Estados y estos, a su vez, se los transmiten a las y los docentes, que los trasladas a las aulas. Cada uno le ha ido dando una interpretación por el camino.

A esto habría que añadir que la ciudadanía “está asociada a una carga de derechos y responsabilidades” todo ello en relación con la idea de Estado. “Por lo tanto, hablar de una ciudadanía global nos estaría implicando plantear en una lógica estatal global o tendríamos que tener un marco de derechos que no tenemos”.

Es tan problemático el concepto de ciudadanía global que hay quien opina que “plantea un oxímoron porque esa ciudadanía global podría ser una idea pero cuando te giras a observar la realidad y te plantas en el Mediterráneo y miras las pateras que llegan buscando esta ciudadanía, les es negada. O las caravanas migrantes que tenemos de centro y sur américa en Méximo en su paso hacia los Estados Unidos”.

Para Peraza, en definitiva, los conceptos que emanan desde Naciones Unidas y otros organismos internacionales, “están planteados desde la lógica del Norte global” y “están estrictamente relacionados con procesos de rendición de cuentas. Especialmente los países del Sur global”.

Aquí entraría cierta “visión de la decolonialidad, por lo menos desde los países de América Latina, que cuestionamos fuertemente este tipo de decretos globales para actuar en determinada manera que son incongruentes con nuestras realidades”. “¿Qué estamos entendiendo por ciudadanía global en nuestro países cuando ni siquiera hemos llegado a lograr una ciudadanía nacional igualitaria, justa, de reconocimiento y valoración de las diferencias?”, dice esta socióloga, en referencia, por ejemplo, a la realidad de México en donde queda en el aire la realidad de los pueblos originarios.

La ciudadanía global tiene que ver con una asimilación al Norte global como ideal

Las presiones de, no solo la ONU (“el poli bueno internacional”, dice Peraza), sino también de la OCDE, el Banco Mundial, el Fondo Monetrio Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo, que, además de poner en la mesa conceptos como el de ciudadanía global imponen el modo “ en que deben aplicarse este tipo de innovaciones educativas o de política educativas en las realidades locales”.

“Lamentablemente, dice Peraza, la manera en la que suele interpretarse la ciudadanía global tiene que ver con una asimilación al Norte global como ideal”.

Para la autora, ahora “lo que nos hace ciudadanos globales es estar haciendo frente a un virus de manera común, pero lo hacemos de maneras distintas”. Unas formas que pasan, en muchos casos como el de México, por tener las escuelas cerradas, ya desde el mes de marzo, y que apoyan lo que el pensador Jesús Bonilla-Molina plantea como “apagón pedagógico global”, es decir, “restarle valor al espacio de socialización en la escuela, al aula como espacio de construcción de conocimiento, virtualizar, devaluar el trabajo docente y, además, poner el foco de las evaluaciones específicamente en las áreas lógico-matemáticas o de dominio de la lengua”.

La situación, agravada por la pandemia, lleva a “la extrema presión sobre el alumnado en términos individuales” frente a un concepto de ciudadanía global más relacionado con “la colectividad y la sociedad en su conjunto”. “Desde el momento en el que la pandemia nos aísla, parece contradictorio contemplar la ciudadanía global desde el salón de casa cuando te está educando una pantalla”.

La pandemia

La situación actual obliga, cree Peraza, a resignificar algunos conceptos con vistas a lo que pase después de la pandemia. Hoy por hoy, en la mayor parte de países, el virus, la distancia social, la doctrina del shock llevan a la digitalización de la educación. Incluso, asegura, “he escuchado discursos casi celebrando de la pandemia que nos avanzaran 10 años” en la era digital.

Frente a esto, las realidades nacionales nos indican que se agrandan de “manera escandalosa las desigualdades en materia educativa”. Lo ejemplifica con el lanzamiento de un cohete al espacio, que en su camino va perdiendo piezas y lo único importante es aquello que llegue a la Luna. “¿Qué pasa con las piezas perdidas en el camino? No importan”. Para Peraza, hay que resignificar “la ciudadanía global pensando en las piezas que se caen, no en el rendimiento de los mejores”. “Resignificar la ciudadanía global implica empezar a mirar no por el rendimiento individual, o de los países, no por la competitividad sino por la lógica de la cooperación”.

Para hacer frente a esta situación en la que la educación va dejandeo personas atrás, es importante replantearse la función social de la educación, y para ello, primero, hay que “cuestionar profundamente el neoliberalismo como sistema social”.

Y más ahora con la pandemia, que nos demuestra que “en la digitalización estamos más preocupadas de demostrar que hicimos la tarea, que estuvimos tanto tiempo conectadas” mientras se pierde “la pedagogía como el hecho social, el placer por el aprendizaje, la auténtica curiosisdad para generar conocimiento colectivo”.

La pandemia es una oportunidad para dejar de mirar al “capitalista que tenemos dentro haciendo su apuesta meritocrática” y mirar “la escuela como el espacio colectivo en el que se construye conocimiento para una sociedad interdependiente que tiene un solo planeta, con recursos limitados”.

La política educativa internacional no ha salido de la lógica del rendimiento

A pesar de estar pasando, todos los sistemas educativos por una situación inédita, en la que ha habido decenas de miles de muertos, confinamientos y cierres de escuelas por todo el planeta, “la política educativa internacional no ha salido de la lógica del rendimiento”, cree Peraza. Una rendición de cuentas que ha quedado por encima “del conocimiento, del aprendizaje y de la lógica de construcción colectiva”.

“Perdona el cliché, pero volvamos a Freire: no queremos una educación bancaria para que nos viertan el contenido como cubetas vacías, que para eso tenemos excelentes contenidos en internet y podemos ponerle play a cualquier youtube, ¿cómo vamos a crear los espacios de generación de conocimiento? Para mí está ahí el reto y es la que nos vincularía con la posibilidad de replantearnos una ciudadanía global aprovechando la virtud de las tecnologías”.

Recontextualizar al docente

En esta necesidad de recontextualizar elelmentos como la ciudadanía global o la misma educación, también tendría cabida el del personal docente. Esto es parte del trabajo que está a punto de publicar, dentro de una investigación en siete países, bajo el nombre de México en la reforma educativa global. E insiste en el personal docente porque se ha puesto el foco en la culpabilización al profesorado, específicamente a las maestras, de ciertas realidades sociales en un proceso en el que han sido sometidas a una dinámica fiscalizadora permanente.

Para Cecilia Peraza, además, ahora la vocación por la enseñanza tienen más que ver con “una carrera que te garantice un determinado estatus, un determinado sueldo y en la que vas a estar permanentemente siendo examinada para cumplir ciertas metas”.

Y es en este momento de crisis por la pandemia cuando también se abre la posibilidad de mirar al profesorado con otra lógica, “como de acompañadoras de este procesos de la educación socioemocional, de la formación cívica y ética”.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/06/cecilia-peraza-en-la-digitalizacion-estamos-mas-preocupadas-de-demostrar-que-hicimos-la-tarea/

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Entrevista al filósofo cubano Jorge Rodríguez Chirino

Por: Y. Barrios Hernández 

Le debemos el honor en esta oportunidad al Dr. C. Jorge D. Rodríguez Chirino. Licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana, Doctor en Ciencias Filosóficas. Autor del libro: El Esplendor de la Filosofía Islámica: Averroes en las umbrales de la Modernidad y de varios artículos sobre el tema.

Entre sus líneas de investigación destaca la Filosofía Oriental como la principal tendencia de su trabajo en el cual destaca su tesis de diploma: La filosofía medieval árabe: una ‘escolástica’ diferenciada, la cual dio paso al doctorado y la posterior publicación del libro. También aborda en su trabajo la Filosofía Contemporánea.

A continuación las valoraciones sobre la actualidad de la filosofía en su Cuba natal y a nivel internacional, desafíos y perspectivas.

Entrevista con el Dr. Jorge Rodríguez Chirino

¿Por qué estudiar filosofía? Motivaciones, intereses

La filosofía ocupa un lugar muy especial en el conjunto de los saberes. Aunque en rigor sería más preciso hablar de filosofías, ella entendida como una disciplina independiente tiene como sello distintivo una tendencia problematizante, una peculiar manera de interrogar por los fundamentos del saber que también podemos denominar tendencia crítica. Sin entrar demasiado en el complejo problema de definirla, la filosofía tiene una vocación totalizadora de un modo sumamente específico. Su interrogación por las “condiciones de posibilidad” responde a inquietudes intelectuales viscerales del ser humano. En los tiempos que corren estudiar filosofía es una gran tentación como forma de “terapia” frente a la des-espiritualización y al nihilismo global imperante. Aunque desde una perspectiva pragmática estudiar filosofía tiene algo de “romántico” (en el peor pero también en el mejor sentido), ella es uno de los caminos de reconstrucción de ese humanismo que ya sabemos está amenazado de muerte en el mundo contemporáneo.

¿Qué opinas del desarrollo que ha alcanzado la filosofía a nivel internacional?

La filosofía contemporánea ha seguido naturalmente caminos relativamente paralelos a la evolución (¿o habría que decir involución?) de lo social. Su situación no es menos crítica. Ella de un modo más o menos consciente ha pasado, a grandes rasgos, de madre de las ciencias a ser esclava. Es decir que se ha fragmentado en múltiples tendencias que han seguido obedientemente el mandato de la hiper-especialización. Con lo cual se resiente esa esencia suya omnicomprensiva y humanista. Pues a fin de cuentas como ejercicio necesario (en el sentido de compulsivo) de esclarecimiento del ser humano, digamos que se ha extraviado junto a este último en la vorágine de oscuras configuraciones socio-históricas. Si continuamos metaforizando podríamos decir que su identidad (la de la filosofía) está tan desintegrada que el diagnóstico no puede ser otro que el de “situación esquizofrénica”. Pero esto naturalmente es una valoración global y cada tendencia particular afirmaría que tal lamentable situación desaparecería si por filosofía se entendiese su peculiar propuesta.

¿Cree que en el momento actual en que se encuentra Cuba se trabaja a tono con las visiones más contemporáneas y formas de hacer/impartir filosofía en el mundo? ¿Por qué?  ¿Podemos hablar entonces de una crisis en la filosofía cubana? Como mismo se habla en el ballet de la presencia de una escuela Rusa, Danesa, Italiana y Cubana a partir de la forma de asumir y hacer suyos los presupuestos teóricos y metodológicos de la enseñanza del ballet. En su opinión ¿podríamos hablar de una escuela cubana de filosofía?

En Cuba en el momento actual semejante crisis está agudizada. En sentido general la situación actual de la filosofía en Cuba (para no entrar en la polémica de si habría o no una filosofía cubana) se caracteriza, por un lado, por su identificación con la enseñanza académica de la filosofía (e implicaría el problema de una posible crisis de esa enseñanza), problema que se complejiza sobremanera por el mandato oficial de su deber ser marxista-leninista. Por otro lado el panorama es bastante ecléctico (en el peor sentido) pues existen muchas tendencias que se corresponden con las del panorama mundial, pero en versiones criollas que entre otras cosas pretenden mantener además una coherencia funcional con el marxismo que recuerda los mecanismos de supervivencia del sincretismo afrocubano. Simplificando mucho se trata de una crisis “refleja” (su carácter “reflejo” es ya el meollo de la crisis) con problemas de rigor. Sin juzgar casos particulares (a fin de cuenta la filosofía la hacen individuos) el panorama está fundamentalmente oscurecido por una legión de profesores de filosofía marxista, desplegada por todos los centros de Educación Superior del país (y por todas sus Facultades), que implementan unos programas de estudios obsoletos y reduccionistas que no le hacen ningún mérito ni a la filosofía “dura”, ni al marxismo creativo, ni a la enseñanza. Resumiendo, esta legión pone en práctica un sucesivo reduccionismo: el de la filosofía a ciencia por una parte, y el de esta a ciencia social por otra, además del requerimiento de ser marxista. Un panorama homogeneizado y empobrecido de la riqueza heterogénea de los desarrollos filosóficos, contemporáneos o no. Si sumamos a ello la carencia generalizada de una cultura histórico-filosófica sólida el resultado está a la vista: ni se enseña en general filosofía rigurosa ni el engendro resultante pasa por una versión medianamente decente de marxismo. Todo esto, repito, simplificando mucho, es decir, la crisis es más aguda por un lado, y por otro hay casos individuales que despliegan un ejercicio de la filosofía más riguroso y auténtico. En cualquier caso no creo bajo ningún concepto que sea pertinente hablar hoy de una escuela cubana de filosofía.

¿Cree que encasillarnos al Marxismo-Leninismo como referente teórico fundamental en la enseñanza de la filosofía, no resulta una manera un tanto dogmática y poco dialéctica de apropiarnos de la madre de todas las ciencias?

Tener al Marxismo-Leninismo como referente fundamental para la producción de filosofía en Cuba es no sólo algo obsoleto y poco riguroso, como saben todos los conocedores del legado de Marx y de los marxistas más prestigiosos, sino una grave contradicción francamente anti-marxista (o anti-marxiana). El mundo contemporáneo requiere urgentemente soluciones de apropiación a la altura de su complejidad (y de su perversión). Desde el marxismo ello sólo es posible mediante apropiaciones creadoras y legítimas y bajo ningún concepto mediante implementaciones de doctrinas (como la del Marxismo-Leninismo) que, demostrado está y de manera suficiente, respondieron y responden a verticalismos políticos más que a necesidades vinculadas con el desarrollo de las llamadas ciencias humanas.

Si tuviera la oportunidad de cambiar algo en la forma actual de enseñar la filosofía, ¿qué cambiaría?

Todos los que nos dedicamos al ejercicio de la enseñanza de la filosofía tenemos la oportunidad al desempeñarnos de asumir el arduo desafío de hacerlo con honestidad intelectual y de buscar el máximo rigor en el desempeño. Hoy como siempre semejante ejercicio tiene que vérselas con la condición sine qua non de la cultura y las expectativas de los concretos educandos. La queja sobre las supuestas insuficiencias, crisis de valores, etc., de nuestros educandos es completamente vacía y olvida que el círculo de la Circunstancia a todos nos comprende. Mucho puede sugerirse al respecto: eliminar el manualismo, respetar un “pluralismo epistémico” riguroso y verdaderamente interdisciplinar (ya habrá tiempo para lo transdisciplinar), implementar metodologías de la enseñanza de vanguardia, etc. Pero lo que verdaderamente habría de ser transformado en función de crecer en eficiencia y rigor sería ni más ni menos que la Forma, es decir, el Sistema que funciona (disfuncional) como condición de posibilidad. Esto, podría decirse, es “tarea pendiente de todos”.

¿La forma de hacer filosofía en Cuba, de manera general, se acerca a la filosofía que como filósofo usted soñó?

Los sueños funcionan como la “cosa en sí” kantiana, y para continuar con los derroteros de esta imagen creo que mucho falta para percibir siquiera las antinomias al final del camino. Si de convertir situaciones pesimistas en proyectos optimistas se trata, creo que la “resistencia conflictiva” del medio (la forma actual de hacer filosofía en Cuba), si resistimos la tentación del acomodamiento y la apatía, puede convertirse en el aguijón que estimule a tratar de cambiar el estado de cosas. No sé si sea cometido de jóvenes o si los viejos puedan sacar a relucir el sabio que deberían llevar dentro. Por suerte para el “espíritu de desafíos” la respuesta a esta pregunta se encuentra contenida en ella misma.

Fuente e imagen: https://www.sicologiasinp.com/entrevistas/filosofando-con-chirino/

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