Por: Angela Barraza
«Las Cenizas del Cóndor» es una obra del más alto valor literario y testimonial que han dado las letras sudamericanas en las décadas recientes.
Por: Angela Barraza
«Las Cenizas del Cóndor» es una obra del más alto valor literario y testimonial que han dado las letras sudamericanas en las décadas recientes.
www.eltiempo.com/13-04-2016/Por: CAROL MALAVER
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), por medio de su Comité de Políticas Educativas, dio su visto bueno para aceptar, en esa organización, las políticas del sector educativo colombiano.
Andreas Schleicher, Director de Educación de la Ocde, en París, le entregó a la ministra Gina Parody el documento con las recomendaciones para el país, en un evento organizado en Barranquilla, ciudad que obtuvo muy buenos resultados en el Índice Sintético de Calidad Educativa. Un currículo único, mejorar prácticas para la primera infancia son solo algunas de ellas.
Muchos no conocen qué es la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde) ¿Por qué Colombia debe entrar y mantenerse?
La Ocde agrupa a 34 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas en todo el mundo. Trabaja para que los gobiernos puedan operar conjuntamente, compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas más comunes. Reunimos las mejores prácticas del mundo y creemos que esto le dará a Colombia una oportunidad de aprender y de compartir sus experiencias exitosas.
¿Un país en condiciones sociales y económicas difíciles puede mejorar la calidad de su educación?
Mejorar la calidad de la educación es la única esperanza, la única posibilidad, para que el país incremente, a largo plazo el bienestar social y la prosperidad económica. Además, creo que el país ha demostrado en las últimas décadas que esto es posible. Solamente en América Latina, Brasil y Colombia han logrado mejorar la calidad de la educación, esa es la única manera de salir adelante, de lograr la prosperidad del país. Déjeme explicarle esto con un ejemplo muy claro, cuando uno reflexiona sobre la economía de Colombia, uno piensa en los recursos naturales, petróleo, recursos mineros, pero, sin embargo, los cerebros de la gente pueden multiplicar esos beneficios 15 veces. Colombia ha tenido un gran éxito extrayendo la riqueza de su terreno, pero tiene que invertir más para extraer la riqueza de su talento humano.
¿De qué ejemplos internacionales podemos aprender?
Hay muchas regiones en el mundo. Singapur, por ejemplo, hace sesenta años, solo el dos por ciento de la población sabía leer y hoy es una de los países más avanzados en términos de calidad de la educación. China es uno de los países que más ha mejorado su educación. En Brasil ha habido un progreso impresionante en calidad en un periodo muy corto de tiempo. Colombia también es un muy buen ejemplo para otros países del mundo. Usted preguntó sobre el papel de la Ocde, no es saber sobre todo, sino compartir experiencias para que todos los países puedan aprender entre ellos y así podamos avanzar juntos.
¿Por qué es tan importante la educación para la primera infancia?
Cuando uno viene de una familia rica, tiene muchas puertas abiertas, todo es fácil; sin embargo, para las personas de entornos menos favorecidos, pobres, la educación es la única oportunidad en la vida y en la primera infancia todavía más. Esta es clave para conseguir unas bases sólidas que faciliten los aprendizajes y el desempeño posterior.
¿Qué tan importante es involucrar a la familia en la educación para mejorar en calidad?
Déjeme poner un ejemplo, con base en los resultados de la Evaluación Internacional de Alumnos de la Ocde (Pisa). Los padres que preguntan a sus hijos cómo les fue en la escuela, que se preocupan por su educación, tienen mucho mayor impacto que su condición socioeconómica. Es crucial que todo el mundo se sume. En solo una década Colombia logró que sus estudiantes pasen dos años más en el sistema y tener metas más claras.
La Ocde propone un currículo único para todo el país. ¿Cómo poner a funcionar eso sin minar la autonomía de los profesores?
Estos dos aspectos pueden parecer una contradicción; sin embargo, están estrechamente ligados. Un currículo nacional no marca lo que hay que enseñar, en el día a día, sino qué es el buen desempeño, eso permite tener una perspectiva de cuáles son los objetivos de aprendizaje a alcanzar. Por lo tanto, será tarea de los docentes hacer de esto una realidad y decidir qué es lo que deben enseñar de manera creativa.
Algunos sectores del profesorado colombiano estuvieron renuentes a cambios cuando se quiso evaluarlos de formas diferentes. ¿Qué importancia tiene que ellos se sometan a este tipo de evaluaciones para avanzar en calidad?
La evaluación de los docentes no se debe ver como un instrumento de rendición de cuentas, sino como una posibilidad para mejorar en su profesión, para dar a los profesores señales claras sobre qué es la buena enseñanza y para apoyarles en la mejora de sus prácticas y eso se puede hacer a través de diversos instrumentos, como la continuidad de sus estudios. Esta evaluación tiene que ir acompañada de apoyo. No se trata solo de evaluar a los docentes, sino de darles instrumentos para crecer en su área de trabajo.
Por ejemplo, muchos profesores en Colombia cierran una puerta del aula y se quedan solos, con un montón de problemas. Nadie los apoya, se trata de darles acceso a mejores prácticas, sin que dejen de ser autónomos.
En secundaria muchos jóvenes se tienen que enfrentar a conflictos, y a perder el año. La Ocde dice que repetir es un costo muy alto para el país. ¿Cómo lograr que pasen sin que lo hagan mal preparados?
La repetición de un año escolar es el espejo de una cultura del fracaso. No solo es caro, sino que además es ineficaz y estigmatiza a los estudiantes. La respuesta es invertir más recursos, no en el fracaso, sino en la mejora. Apoyar a los docentes a diagnosticar las debilidades de los estudiantes lo antes posible para que estos los rescaten antes de que sea tarde. No se trata de ignorar el mal desempeño, sino de mejorarlo. La transición de Colombia hacia la paz depende de muchos factores, pero ninguno será más importante que su habilidad de construir un sistema educativo sólido.
Ser Pilo Paga ayuda a muchos estudiantes a ingresar a una universidad, pero no es la solución al problema de cobertura en educación superior. ¿Cómo hacer que el país entienda que la educación técnica y tecnológica es igual o más importante que la superior?
Ser Pilo Paga es un buen esfuerzo, pero no resuelve el reto de equidad que tiene el país. Este reto debe afrontarse con la mejora del aprendizaje en las primeras etapas escolares. En relación con el segundo punto, sobre la formación profesional, para que ustedes tengan mejores resultados en el mercado laboral y un mejor impacto, hay que invertir más, como lo están haciendo en las universidades. Hay que integrar el mundo del trabajo con la educación y dar a los futuros empleadores una mayor voz sobre las necesidades del mercado. Quisiera insistir en el primer punto y es que la equidad no va a resolverse en la etapa terciaria, sino en la primera infancia.
¿Cuánto debe invertir un país por estudiante para lograr calidad educativa?
Colombia puede compararse con los países de la Ocde, que invierten hoy tres veces más, pero el dinero no es el único ingrediente para el éxito. También importa cómo se distribuyen los recursos. Pronto va a llegar el momento en el que para Colombia sea prioridad eliminar las amplias disparidades entre las zonas urbanas y rurales con el fin de conseguir una paz duradera.
www.abc.com.py/24-04-2016/Por: Julio Alberto Fleitas A.
El presidente de la República, Horacio Cartes, debería “centrarse de manera obsesiva” en la educación paraguaya para iniciar el despegue de este sector que es clave para la economía, y evitar que el país se hunda en mayor atraso, aseveró el titular de la asociación civil Juntos por la Educación (JPE), empresario Víctor Varela.
–¿Cuál es la visión que mueve el esfuerzo de un empresario como usted en torno a la educación?
–El último informe del Foro Económico Mundial señala que la calidad de la educación paraguaya alcanzó en el año 2015 la peor posición de su historia. Estamos en el puesto 140 de 140 países. Ese mismo sondeo mundial, que es sumamente grave, refleja la insuficiente calidad de la fuerza laboral. Estos dos factores visibilizan claramente la relación que hay entre educación y desarrollo. Consecuentemente, si queremos apuntar a un desarrollo y un incremento en la calidad de vida de los paraguayos, mejorar la calidad de la educación es el primer paso, pero a estas alturas es muy urgente que ello suceda.
–¿Cuáles son los factores que determinan esa urgencia en torno al tema?
–La población paraguaya se encuentra en un momento de ventajas únicas en lo que respecta a su estructura y composición por edades. En las siguientes tres décadas gozaremos de un bono demográfico, es decir que la proporción de personas en edad productiva irá creciendo. A mediados de este siglo, 7 de cada 10 paraguayos estará en edad productiva. Esta situación favorable se capitalizará únicamente si revertimos los preocupantes indicadores actuales, que reflejan que el país no es capaz de explotar todo el potencial productivo que posee, a raíz del bajo nivel de preparación de los jóvenes. Estamos en un estado de emergencia con relación a la educación.
–¿Cuál es el factor fundamental para enfrentar esta emergencia?
–El factor clave en la mejora de los procesos educativos, más allá de la infraestructura, más allá de la tecnología, es y será siempre el maestro. Por tanto, el primer gran desafío que debemos enfrentar agresivamente es mejorar el desempeño del educador en aula. Los indicadores actuales son desfavorables, pero con un gran compromiso por parte del Gobierno, de la sociedad civil, del empresariado y –sobre todos estos– el de maestros y maestras, será posible dar vuelta esta alarmante realidad a favor del país.
–¿Cuáles son las áreas que percibe como las más necesarias de fortalecer?
–En el año 2010, el 74% de los niños de tercer grado evaluados en comunicación, o no leían, o no comprendían lo que leían, o no eran capaces de escribir un texto sencillo adecuado a su nivel. Este es el origen de los problemas. Esta razón tomada como ejemplo explica por qué requerimos una urgente revisión y optimización del currículum, orientado hacia el desarrollo de la lecto-escritura, las matemáticas y las ciencias.
–¿Qué sugerencias tendría desde la perspectiva de empresario?
–Hoy en día existe un distanciamiento o una falta de sincronía entre la educación y el mundo del trabajo. El siglo XXI, caracterizado por la alta competitividad, demanda una respuesta urgente del sistema educativo nacional.
Hoy solo el 20% de los egresados de la Educación Media cuentan con algún tipo de formación técnica. Esta cifra es insuficiente para cubrir las demandas de un sector productivo en expansión y podría convertirse en un freno para dicho crecimiento. Urge, por tanto, la instalación de la educación técnica obligatoria dentro de la malla curricular del bachillerato. De esta manera daremos a los jóvenes las herramientas y oportunidades para aprovechar este momento.
–¿Quiénes serían los principales aliados en esta búsqueda de educación hacia el desarrollo del país?
–La educación no es una cuestión solamente de este ni de los sucesivos gobiernos que vendrán. Es un tema que atañe a toda la sociedad paraguaya. Pero el actual Gobierno, y más específicamente el presidente Horacio Cartes, debería estar centrado de manera obsesiva en ella. En este momento ya no es una cuestión optativa en que podamos elegir qué ámbitos priorizar. Es imperativo otorgarle a la educación el lugar que le corresponde y pensar en ella en función al desarrollo que deseamos para el país.
Claves del éxito de un país
Juntos por la Educación (JPE) cree que la competitividad y el crecimiento del Siglo XXI estarán definidos por el talento del capital humano, cuyas capacidades y competencias son clave para el proceso productivo, y aún más determinantes para el proceso de crecimiento y éxito económico en el largo plazo. Advierte que el acelerado proceso de cambios tecnológicos, la creciente globalización y la gran volatilidad de los mercados globales exigen poner foco en los imponentes desafíos y establecer apuestas para el futuro. Señala que entre los principales elementos que configuran estas capacidades se hallan aquellos relacionados a la calidad y a los niveles de educación de la población.
información de la imagen: https://s3-sa-east-1.amazonaws.com/assets.abc.com.py/2016/04/23/lic-victor-varela-allegretti-presidente-de-jpe-_384_573_1356098.jpg
jfleitas@abc.com.py
20 ABR 2016/elespectador.com/María Paulina Baena Jaramillo
Este arquitecto de la Universidad de Harvard considera que los espacios son claves para la mejorar la calidad educativa. Asegura que el conocimiento no debe fragmentarse por materias y que moverse, en vez de tomar notas, es vital para el aprendizaje efectivo.
El arquitecto Frank Locker, profesor de la Universidad de Harvard, recuerda una anécdota que le reiteró la importancia de lo que él llama “hacer las cosas para aprender”. Ocurrió cuando visitó una pequeña escuela en San Francisco. Al recorrer las instalaciones observó unas pequeñas sillas que habían construido niños de segundo grado. Al preguntarle al rector por la razón de esas sillas, su respuesta fue fascinante: “Nuestro objetivo curricular es enseñarles el cuerpo humano, el sistema estructural y el sistema muscular”.
Agencias EFE / EFEBogotá
Fabio Gandour piensa que el hombre «es un animal recuperable» y que la tecnología, si bien, «no nos va a hacer mejores, sí, al menos, evita que seamos peores». Este optimismo, en cierta medida, está justificado.
Fabio Gandour es uno de los científicos latinoamericanos más reconocidos en todo el mundo por sus conocimientos en inteligencia artificial, es jefe investigación de IBM en Brasil y está detrás del avance de Watson, un supercomputador que desarrolla, entre otros logros, la computación cognitiva en la lucha contra el cáncer.
Con una amplia sonrisa y sus gafas redondas, Gandour habló con Efe después de participar en un encuentro que la filial de IBM en Colombia mantuvo con empresas recientemente en Ciudad de Panamá.
«Debemos creer que le futuro va a ser mejor y esto nos obliga a construir un mundo mejor», señaló este científico brasileño que inició su carrera en la cirugía pediátrica hasta que se enamoró de las computadoras y se embarcó en el departamento científico de la empresa estadounidense hace más de 25 años.
Parte de su carrera ha estado centrada en el desarrollo de la inteligencia artificial (AI). «Durante años intentamos reproducir el modo de funcionar de un cerebro. Hoy en día no vamos a imitarlo, queremos aprovechar las mejores funciones que el cerebro ejecuta».
«Por ejemplo, el cerebro humano tiene limitaciones con relación a la cantidad de datos que puede procesar en un tramo de tiempo más bien corto, una máquina, en cambio, no, lo va a hacer en segundos. Ese es el nuevo desarrollo de la AI», explicó con entusiasmo.
Este nuevo enfoque, para Gandour, lleva el nombre de computación cognitiva, área de investigación de la que es especialista y evangelizador.
«Hay tres cosas que la caracterizan. Uno: La cognición se produce cuando el usuario conversa en un lenguaje natural con las máquinas. Dos: El uso de la información no estructurada; es decir, la computación cognitiva es capaz de usar informaciones en vídeo, fotos o conversaciones que hasta ahora estaban almacenadas pero no analizadas. Y tres: El uso de herramientas de análisis de datos estructurados», resumió.
El avance de esta rama de la IA tiene para la empresa de Gandour un nombre: Watson. Lo que empezó como un supercomputador capaz de vencer una partida de ajedrez al campeón mundial Gary Kasparov en 1997 y por ganar en 2008 el concurso Jeopardy!, se ha convertido en una línea de expansión de negocio de IBM y en una de las tecnologías que están cambiando, entre otras cosas, la manera en que la medicina se enfrenta al cáncer.
«Las soluciones cognitivas bajo la marca Watson funcionan como apoyo a los médicos en la toma de decisiones», comentó Gandour, que destacó los avances que se están aplicando tanto en materia oncológica como en medicina general.
Junto a este desarrollo, Watson, que plantea razonamientos de modo similar a las personas tras analizar cientos de miles de datos, también se está aplicando en otros sectores como el medioambiente, las fianzas y la alta cocina, donde, por ejemplo, ha tenido un entrenamiento previo con 10.000 recetas.
Para Gandour, esta nueva era de la computación es revolucionaria. «Hasta hoy, la tecnología informática capturaba datos, los ordenaba y exponía la información. El proceso de transformación de esa información en conocimiento era exclusivo del ser humano».
«Ahora las máquinas vienen para ayudar, expandir y mejorar el proceso de la transformación de la información en conocimiento; eso es computación cognitiva», explicó el científico.
Este novedoso escenario tecnológico, donde una máquina aporta soluciones en una conversación con lenguaje natural, no enfría, según Fabio Gandour, las relaciones entre humanos como, alguna vez, la ciencia ficción ha reflejado en películas o novelas.
«Si una máquina habla, eso es muy seductor, pierde el rasgo de máquina y se hace algo más bien humano. Así se captura la atención del usuario por el camino de la emoción», concluyó con una sonrisa.
www.clarin.com/24-04-2016/ Por: Ricardo Braginski/Foto Diego Díaz/ Rafael E de Hoyos /
Diálogos a fondo: Rafael De Hoyos. Economista
El dato surge de una estimación sobre cuánto impactan en el crecimiento los conocimientos que mide la prueba PISA, según este experto del Banco Mundial.
La imagen de un gobierno se pone en juego en muchos frentes y a cada momento. Pero hay uno que pone nervioso a todos los gobiernos. Es el día que se conocen los resultados de la prueba PISA, que muestran cuánto saben los alumnos y la efectividad de los sistemas educativos. El mexicano Rafael De Hoyos es economista del Banco Mundial, está a cargo de los proyectos de educación en la Argentina, y viene trabajando hace años en una herramienta que, afirma, sirve para lograr mejores aprendizajes y resultados.
Estuvieron trabajando con esta herramienta en La Rioja y Salta. ¿En qué consiste?
Ya sabíamos del estancamiento de los resultados de Argentina en PISA. Y me pregunté: ¿qué habría pasado si hace 3 años se hubiera decidido tomar todos los años una evaluación en todos los grados de la primaria, y a algunos incluso en forma censal? Y que, además, les devolvieran los resultados a las escuelas 3 meses después y no dos años y pico como se hace ahora con el Operativo Nacional de Evaluación (ONE). ¿Qué pasaría si se le entregara a cada director un reporte con sus resultados, muy didáctico, con semáforos, que lo ayudara a identificar las áreas en matemáticas y lengua donde tienen falencias? ¿Sería eso suficiente para mejorar los resultados? Hicimos el experimento en La Rioja.
¿En qué consistió?
Junto a la Fundación CEPP y el gobierno de la provincia, seleccionamos un grupo de 105 escuelas. En octubre de 2013 les tomamos una prueba a 60, el resto era control. Todo aleatoriamente seleccionado. A las 60 que les tomamos la prueba, las subdividimos en dos grupos de 30. En marzo de 2014, a los directores de uno de esos grupos le devolvimos los resultados a través de un reporte, que incluía cómo estaba la escuela en relación con el promedio de la provincia (las 60), cuáles son las áreas del conocimiento con mayores falencias y el ausentismo de los chicos. Con el segundo grupo de 30 escuelas hicimos lo mismo, pero nos sentamos con los directores en tres talleres a lo largo de 2014. Los ayudamos a interpretar los resultados y a transformar ese diagnóstico en una estrategia para mejorar.
¿Y cuáles fueron los resultados?
En octubre de 2014 volvimos a tomar la prueba en las 60 escuelas. El incremento en los resultados fue enorme. Fue de 0,2 desviaciones estándar, que es el equivalente a 20 puntos de PISA. Para tener una idea de lo que significa, los países latinoamericanos crecieron, en promedio, 25 puntos desde el 2000 cuando se hizo la primera PISA. Acá fueron 20 puntos en un año.
¿Volvieron a medir?
Sí. En octubre de 2015, hace poco, les tomamos la prueba a las 60 escuelas y sumamos a las 45 de control, a las que nunca antes les habíamos tomado. Encontramos que esas 45 tienen resultados que son estadísticamente iguales que las que tenían las escuelas de tratamiento dos años antes, en 2013. Son idénticas. Lo que nos dice esto es que en ausencia de la intervención, no se producen mejores aprendizajes. Sin la información y el acompañamiento que les estamos dando a esas 60 escuelas, no habría pasado nada.
Trabajaron también en Salta …
Ahí hicimos una intervención con un grado mayor de intensidad. Empezamos en octubre de 2014, hicimos el primer seguimiento en octubre de 2015 y el segundo será en 2016. Son dos grupos. A ambos les tomamos la prueba y les devolvimos el resultado. En un año de intervención, las escuelas aumentaron 0,3 de desviación estándar. Son 30 puntos de PISA en un año.
¿Hablaron de esto con el Ministerio de Educación Nacional?
Sí. Están en pleno conocimiento. Están pensando en reformar la prueba ONE, hacerla censal en algunos grados y devolver los resultados a los tres meses. Esto en sí mismo va a tener un impacto significativo sobre los aprendizajes.
¿Cuánto impactan estas mejoras en la economía real?
También hicimos un ejercicio interesante. Tomamos los resultados de lengua de las pruebas PISA para Argentina y los comparamos con el promedio entre los otros países de América Latina. Entre 2000 y 2012, Argentina se mantuvo estancada en PISA mientras que Brasil, Chile, México y Perú aumentaron, en promedio, 25 puntos. Si los resultados en Argentina hubieran sido como el promedio regional, se podría haber aumentado la tasa de crecimiento de largo plazo del PBI per cápita en 0,4%. Ahora, de acuerdo a las proyecciones del Banco Mundial, el crecimiento económico durante los próximos 15 años en Argentina será de 2.2%, esto quiere decir que en el 2030, el PBI per cápita en Argentina será de unos 17.000 dólares. Si el sistema educativo hubiera mejorado sus niveles de logro en 25 puntos de PISA entre 2000 y 2012, el país podría haber alcanzado un ingreso de 18.500 dólares en 2030. Es decir, el estancamiento le cuesta a cada argentino 1.500 dólares anuales o bien 6.000 dólares a cada familia de cuatro personas.
—————
Señas particulares: Rafael De Hoyos
Economista
A cargo de los proyectos de educación del Banco Mundial en la Argentina.
Doctor en economía por la Universidad de Cambridge, Estados Unidos, Rafael De Hoyos se especializó y publicó gran cantidad de “papers” en los campos de la pobreza, la desigualdad, las políticas comerciales, y la educación. Fue jefe de asesores del Ministerio de Educación de México.
Entrevista al educador italiano Gino Ferri, maestro durante muchos años de las escuelas de Reggio Emilia y ahora formador de maestros en Catalunya, que defiende romper con un modelo demasiado rígido.
Gino Ferri lleva en las espaldas 25 años como maestro en las escuelas infantiles de Reggio Emilia, en Italia, un municipio referente en materia de educación infantil. Ahora, sin embargo, prevé instalarse en Cataluña, donde imparte cursos y asesora escuelas para renovar su forma de enseñar. No hablamos de Reggio Emilia, sino de la situación de las escuelas en nuestra tierra y de todo lo que se puede hacer para romper con un modelo educativo demasiado rígido.
Si hablamos de cooperación en la educación, ¿Cómo crees que funciona la relación entre los niños y niñas más pequeños y los maestros?
Más que hablar de cooperación, me gusta hablar de construcción social de los aprendizajes. Los seres humanos construyen no solo sus pensamientos y su conocimiento, sino también su identidad por medio de la relación. Debemos pensar en escuelas cuyo fundamento sea la posibilidad de construir todo lo que pasa allí dentro por medio de la relación. Esto significa entre los niños y niñas, pero también con los adultos.
Claro que todo esto requiere una organización que lo apoye. Para que los niños y niñas puedan vivir procesos ricos es mejor que desarrollen todos sus caminos de conocimiento en grupos pequeños. Si dentro de una clase hay 26 niños, tienes que organizar el trabajo en muchos grupos pequeños que actúan al mismo tiempo haciendo cosas diferentes, y es lo que estoy intentando trabajar aquí con las escuelas que he asesorado, intentando provocar pequeños cambios, porque la costumbre es todos los niños y niñas haciendo lo mismo al mismo tiempo. Las clases a menudo solo tienen mesas, sillas y nada más, y lo que hay que construir es un imaginario en el que las maestras puedan pensar en organizar los espacios en formatos diferentes, mucho más ricos, con oportunidades variadas, de modo que luego puedan organizar pequeños grupos que puedan hacer cosas en autonomía. Y la maestra tiene que poder trabajar cada día con un pequeño grupo diferente, de manera que los niños y niñas puedan disfrutar de las oportunidades que aprender en relación les ofrece.
Todo esto es una carga muy grande para los y las maestras, acostumbrados a hacer algo menos complejo.
Claro, pero lo que noto es que las maestras tienen ganas de cambiar, muchísimas ganas. Si trabajan de forma muy tradicional, muy rígida, es porque no conocen posibilidades diferentes y se enganchan a formas muy rígidas porque les dan seguridad. Y el trabajo que estoy haciendo ahora como formador es ayudar a las maestras a imaginar posibilidades diferentes y a no tener miedo de probar formas diferentes de vivir su día a día. Muchas veces actúan rígidamente porque les da seguridad, pero si las apoyas y les dejas pensar posibilidades diferentes diciéndoles «poco a poco», «pequeños cambios», y sobre todo recurriendo a la ayuda de tus compañeras, dialogando, se puede hacer, y lo hacen con ganas.
Si dices que sí hay ganas, ¿crees que hay un problema en la formación de maestros?
La formación es una cosa y lo que luego se vivirá dentro de las escuelas es otra, y es así en todo el mundo. También diré que me parece que aquí las universidades tienen muchas más relaciones positivas con las escuelas que por ejemplo en Italia. Allí son mundos separados, pero aquí, como he visto por ejemplo en Vic, hay relaciones mucho más estrechas. No creo que sea un problema de formación, sino de cómo pensamos en la escuela.
Con este modelo tradicional del que hablas, de niños y niñas sentados en filas y la maestra dando la lección, da la sensación de que la gente se va volviendo gris. ¿Crees que este modelo mata la ilusión de maestros y niños?
Hay niños de cuatro o cinco años que han perdido la capacidad de imaginar. Sí, podría contarte ejemplos increíbles donde se pueden ver niños de cuatro o cinco años que están acostumbrados a no imaginar, que han perdido toda su capacidad de imaginar. Si preguntas a las maestras por qué está pasando esto, al principio se quedan un poco sorprendidas, pero luego reflexionando llegan a la conclusión de que es porque los estamos acostumbrando así. No solo tienen que hacer todos lo mismo y al mismo tiempo, sino además llegar todos al mismo resultado. Las herramientas que se utilizan, y demasiado, aquí en las escuelas 3-6, las fichas, tienen por finalidad hacer llegar a todos los niños y niñas al mismo resultado, pero es algo que está cambiando, porque hay sensibilidad, hay disponibilidad para cambiar, para imaginar posibilidades diferentes. Lo que hay que hacer aquí es invertir más en el ámbito de la formación dentro de las escuelas. No solo proponer cursos en los que se pueda matricular todo el mundo, sino trabajar más dentro de las escuelas. Lo que veo cada día es que entrando en las escuelas y trabajando junto a las maestras las cosas ya cambian. Incluso en las escuelas más rígidas.
¿Y cómo funciona esta formación dentro de las escuelas?
Lo que hago yo es conocer la realidad de las escuelas sobre unos determinados temas y luego interpretar un poco lo que veo y proponer preguntas para reflexionar. Por ejemplo, hace unos días en una escuela de Terrassa hablábamos sobre los procesos de cambio que ellos ya habían hecho desde hace unos años. Pero luego reflexionamos sobre las herramientas que utilizan para evaluar a los niños y niñas, y mi pregunta fue: ¿Qué relación existe entre estas puñeteras herramientas que utilizáis y los cambios realizados? Y entonces se dieron cuenta de que tenían que cambiar, porque con los niños y niñas de infantil estaban evaluando los resultados, mientras que en nuestra vida cotidiana hemos intentado hacer algo diferente. Es un ejemplo muy particular, pero este es el tema. E inmediatamente nacen procesos de cambio. En una realidad muy dinámica como es Cataluña, ahora lo que debería hacerse es trabajar más dentro de las escuelas. Y llevar la formación dentro de las escuelas, con los claustros, con los grupos, porque hay disponibilidad.
¿La evaluación es un elemento que te ata al modelo tradicional?
Evaluar es importante, porque es una asunción de responsabilidad que debe hacer la escuela, devolver algo que hable de todo lo que ha vivido el niño a lo largo de su ciclo dentro de la escuela. Lo que hace falta es preguntarnos qué es lo que evaluaremos, porque esta pregunta habla de tu idea de qué es la educación. Si solo evaluarás los resultados académicos, incluso en P-3 y P-4, ya está, y para mí evaluar significa también ayudar a las familias a comprender algo diferente. Es decir, que hoy en día los resultados académicos evaluados de forma tradicional no tienen sentido, porque el mundo está lleno de chicos que han tenido buenísimas notas y que ahora no tienen trabajo y están a la espera. «¡Ah, nadie me busca!», dicen. La verdad es que la escuela, en una realidad como la actual, debe ayudar a las personas a saber pensar, saber construir y saber actuar. Para ello se debería involucrar a las familias en la escuela, porque si no lo que las familias esperan de la escuela son buenas notas, buenos resultados académicos. Pero también es responsabilidad de la escuela ayudar a las familias a comprender algo diferente.
¿Y cómo llevamos las familias a la escuela? ¿Cómo cambiar esta relación?
Cambiando la forma de encontrarse con las familias. Las escuelas hacen casi solo encuentros individuales con la familia, y casi no hay encuentros en grupo. Para mí este es el primer paso que se debería hacer, porque es dentro de los encuentros en grupo donde puedes construir una cultura de la educación diferente, también con los padres. Sobre todo fomentando el diálogo entre los padres, y el de estos con la escuela, a partir de los significados que cada día vamos construyendo con los niños y niñas dentro de los procesos educativos.
¿Hay que educar también a los padres, entonces?
No es educar porque tú como escuela lo sepas todo, pero sí involucrar a los padres para que la escuela pueda ayudar a cambiar su mirada hacia la infancia y hacia lo que puede ser la educación, si no todo sigue igual. Nos encontramos en un contexto social que lo hace difícil. Ante el individualismo, los padres y madres piensan solo en su hijo, que tenga buenos resultados…
Claro, por eso hay que cambiarlo y hacer más encuentros de grupo, porque, claro, si no solo tenemos entrevistas individuales en que cada familia solo pide por su hijo y no mira nada de lo que hay en el contexto en el que vive su hijo cada día, sobre todo hablando de un modelo de escuela 3-12 como el que hay aquí. ¡Los niños y niñas viven nueve años dentro de la misma escuela! No es posible pensar que en nueve años los padres solo ven a las maestras y basta.
¿Y crees que los cambios en la escuela son una palanca para cambios también en la sociedad?
Desde la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, la escuela siempre ha sido pensada como posibilidad para cambiar la sociedad. Y si pensamos en lo que ha pasado desde los años sesenta del siglo pasado, es lo mismo. La escuela es la posibilidad fundamental para cambiar la sociedad. Está claro que los cambios no son tan radicales, pero es una posibilidad importante, y no solo para preparar personas que sepan hacer cosas, porque no es así. Ahora saber hacer cosas mecánicamente no sirve de nada. Ahora lo que es necesario para cada persona es saber interpretar la realidad y saber construir posibilidades.
Más allá de la escuela, ¿cómo educa la sociedad en la que vivimos? ¿Cómo educa el entorno?
Hay que preguntar a los niños para que se pongan en la situación de pensar y hacer hipótesis. Una de las funciones de la escuela debería ser dar a los niños y niñas la posibilidad de saber interpretar qué pasa dentro de la sociedad. Y esto se hace fomentando la capacidad de los niños y niñas de hacer hipótesis, aunque no tengan nada que ver con la realidad. Hacer hipótesis como posibilidad para conocer, las que sean. Y hablo de niños y niñas muy pequeños, de P-3 y P-4. No decirles todo-esto-es-así, sino preguntarles para que se pongan en la situación de pensar, hacer hipótesis, imaginar, darse explicaciones de los fenómenos que encuentran cada día. Y no darles una puñetera ficha ya con el resultado.
Hemos hablado de la educación infantil, un poco al margen de lo puramente académico, pero a medida que avanzan los niños o los jóvenes esto va ganando cada vez más peso.
Es importante, pero también lo que hace la diferencia es cómo la escuela propone lo académico intentando estar cerca de las formas de aprender de los seres humanos. ¿Cómo aprendemos los seres humanos? La psicología y las ciencias de la mente nos han dicho que el ser humano aprende de forma activa, no solo haciendo, sino entrando en una relación fuerte con su objeto de aprendizaje, y esto vale para los niños de P-3 y para los de sexto de primaria. Debería ser la manera a través de la cual la escuela propone también lo académico, no simplemente mediante informaciones que pasan de los profesores a los alumnos, si no no cambia nada.
Fuente de la entrevista: http://www.laeducacioncuantica.org/educacioncuantica/SEducacionCuantica?PN=16&PE=2&WEBLANG=1&VOLNOT=noticia2&VOLTIP=-1&VOLPAG=1&NOTICIA=636#noticia
Fuente de la imagen: http://www.laeducacioncuantica.org/educacioncuantica/pages/images/uploads/969.jpg