Page 315 of 936
1 313 314 315 316 317 936

Entrevista: Carme Torras, «Confío en la unión de persona y máquina”

Por Marta Ricart

Matemática, doctorada en Informática, profesora, Carme Torras puede dar una visión única de la automatización, porque además de investigar sobre robots es una pionera de la roboética, la introducción de aspectos éticos en la creación de máquinas inteligentes. Y por si fuera poco, escribe ciencia ficción. A partir de una novela suya, la editorial del MIT le encargó material para la formación ética de ingenieros y programadores, una preocupación que en los últimos tiempos recorre el mundo de la tecnología.

Carme Torras (Barcelona, 1956) se licenció en Matemáticas, pero le interesaba más cómo funciona el cerebro. Guiada por un libro con predicamento, Cerebros, máquinas y matemáticas, de Michael Arbib, se fue a estudiar con ese científico a la Universidad de Massachusetts (EE.UU.) modelos neuronales para trasladar a la inteligencia artificial. A su regreso, en 1981, como en España no se hacía nada parecido, se recicló en robótica en el Institut de Cibernètica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). En su sucesor, el Institut de Robòtica i Informàtica Industrial (IRI, de la UPC y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en Barcelona, Torras dirige un grupo que investiga, principalmente, los llamados robots asistenciales.

“Confío mucho en la simbiosis persona-máquina, que permite ampliar las capacidades humanas, pero la decisión final debe tomarla la persona”

Podría decirse que Torras tiene una doble vida porque además de estudiar cómo hacer que los robots vean, escuchen, aprendan y hagan determinadas tareas, escribe ciencia ficción (ha ganado varios premios). Ahora, poco, aunque quizás publique un libro de relatos cortos. Una de sus novelas, La mutación sentimental, dibuja un futuro con unos humanos sin emociones y que apenas saben vivir sin sus robots asistentes. Diez años después de publicarse, ha sido reeditada en inglés (The Vestigial Heart) por MIT Press, editorial del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que también pidió a la autora que elaborara material didáctico complementario para formar en ética a los ingenieros y los programadores de máquinas inteligentes.

Porque hace años que Torras –que dejó la carrera de Filosofía en el penúltimo curso– trabaja la roboética, aspecto hoy en auge en el mundo tecnológico. Su material (unas 100 páginas, plasmadas asimismo en una presentación) lo usará la UPC también, y otros profesores de distintos países se han interesado. Con él, la experta en robótica plantea reflexionar sobre cómo de humanizados deben hacerse los robots o quién deberá programar los asistentes educativos –los habrá, asegura, robots de refuerzo de los profesores–, entre otros muchos aspectos.

¿Los robots nos dejarán sin empleo?
Espero que no. Pero cambiará el tipo de trabajo que haremos. Los empleos que no desaparecerán son los que requieren empatía, contacto humano, resolver problemas inesperados, adaptarse a situaciones cambiantes… Esto es muy difícil de automatizar. También habrá muchos trabajos que haremos con un asistente robótico. Ya sucede, por ejemplo, en cirugía. Confío mucho en esta simbiosis, la combinación persona-máquina, que permite ampliar las capacidades humanas, pero la decisión final debe tomarla la persona.

¿La progresiva automatización empeorará la especie humana porque iremos dejando de ejercer determinadas habilidades y capacidades?
Es un riesgo; espero que no ocurra. Pero veo que hay quienes utilizan la tecnología para ampliar sus capacidades y conocimientos, para enriquecerse como persona, y quienes la usan sólo como entretenimiento. Surge una fractura entre quienes se benefician de ella y quienes simplemente se dejan llevar, que, y estos sí, perderán capacidades. Con el GPS o Google Maps ya nadie ejercita la orientación espacial ni tiene el plano de una ciudad en la cabeza; la ortografía, la memoria… podrían dejar de ejercitarse. Ahora, también es cierto que se crean nuevas capacidades como atender a muchos estímulos a la vez, me maravilla la gente que es capaz de hacerlo, sobre todo son los jóvenes. Variarán nuestras capacidades tanto psíquicas como afectivas.

“Robots con funciones de ayuda a personas con deterioro cognitivo leve se popularizarán rápido; preveo un plazo un poco más largo para los que impliquen contacto físico, porque exigen
mayor seguridad”

¿Qué mundo vislumbra dentro de 10 años? ¿Cuánto más automatizado?
Bueno, ya empieza a estarlo. La atención vía internet de las empresas, por ejemplo, se ha popularizado en nada, aunque yo considero importante que siempre se pueda recurrir a una persona o hay gente que queda excluida.

¿Qué otro sector se podría automatizar rápidamente? ¿El robot asistencial se extenderá rápido?
Hay aplicaciones que irán muy rápido: personas con deterioro cognitivo leve podrían seguir viviendo solas con ayudas puntuales, para comunicarse, que les recuerden apagar el fogón o tomar la medicación… Nosotros trabajamos con la Fundación ACE (atiende a personas con alzheimer y otras demencias) para avanzar en este campo, y creo que los robots con estas funciones se popularizarán rápido. Serán desde una ampliación de los medallones de ayuda hasta robots que vayan a buscarte las gafas a la habitación… Preveo un plazo un poco más largo para los robots que impliquen contacto físico, pues exigen estándares de seguridad muy elevados: un robot que ayude a vestirse a una persona deberemos asegurarnos que no le dañará el brazo, por ejemplo. Nuestro grupo trabaja en este tipo de robots, que ayuden a vestirse, a comer…

¿Y dentro de 50 o 100 años estará todo automatizado?
¡Es difícil de predecir! Por esto me gusta recurrir a la ciencia ficción, porque te permite diseñar escenarios libremente, el utópico, el distópico, analizar cuál nos conviene más como sociedad, cuál lleva a un mayor bienestar y cuál se debe evitar. Un futuro distópico es el de la película Wall-E, en que los humanos ya no hacen nada, todo lo hacen las máquinas; es una sociedad del ocio absoluto, pero también del vacío. Yo no veo ese escenario de futuro pesimista, pienso que hay mucho talento en la humanidad, inteligencia colaborativa…

Su visión es positiva; si no, no se dedicaría a la robótica, pero ¿qué aportan los robots?
Evidentemente que mi visión es positiva. Veo que nos pueden dar mucho tiempo. Este es un paso más de las revoluciones (agrícola, industrial…) que ha habido para mejorar las condiciones de la humanidad. Ahora no sabríamos vivir sin lavadora. Nos ha dado tiempo para dedicarlo a otras cosas. Para mí, la tecnología tiene este sentido de permitirnos usar nuestro tiempo en cosas que nos enriquezcan y evitarnos las tareas pesadas, mecánicas. Siempre digo que el robot puede ser muy bueno mientras se vea como… por decirlo de alguna manera, un electrodoméstico muy sofisticado, pero nunca un sustituto emocional. El robot que desarrollamos para ayudar a dar de comer a personas que no pueden hacerlo solas lo enseñamos en una residencia geriátrica y nos dijeron que iría perfecto porque a las horas de comer no dan abasto. Imagine que el robot da de comer y el cuidador da conversación. ¿No sería mejor? Y la persona que necesita ayuda también lo puede recibir mejor, no es igual que te acompañe al baño un cuidador o tu hijo que un robot…

¿Los robots deben ser antropomórficos, tener una forma humana?
Sólo en la medida de lo necesario para las tareas que deban realizar. Se diseñan así para que se adapten mejor a entornos donde actúan las personas. Pero no hace falta ponerles una cara de persona que pueda inducir a engaño, sobre todo a menores o a alguien de edad avanzada, que les lleve a pensar “es un ser vivo que se preocupa por mí; ya no necesito a otras personas”. De esto no soy partidaria. Sería nefasto.

“El robot puede ser muy bueno siempre que se vea como… por decirlo de alguna manera, un sofisticado electrodoméstico, nunca como sustituto emocional”

¿Y deben dotarse de emociones?
Es lo mismo. Deben captar las emociones humanas para dar respuestas adecuadas, pero no deben demostrar emociones que induzcan a engaño, que la persona piense que le quiere, que sustituye a otras personas.

Pero robots que se van conociendo y comercializando, en Japón por ejemplo, apuntan a este tipo más humano. 
La cosa no debería ir por ahí…, lo que no quiere decir que no vaya por ahí. Hago la salvedad de un anciano, en una residencia, que tenga un robot que sea como una mascota; es un sustitutivo, sí, pero si no hay nada mejor… Con niños lo veo mal, porque si sólo se relacionaran con aparatos mecánicos no adquirirían la capacidad de empatía. Y si unos padres lo permiten, hacen dejación de sus funciones. En Japón se comercializa un robot niñera, y en la web de la empresa leí que una madre decía estar encantada porque ya no hace falta que acompañe al hijo a la cama y le lea un cuento, que lo hace el robot y ella se dedica a otra cosa. Y dice que el niño está contentísimo. Pues yo soy contraria a algo así.

¿Por qué últimamente salen creadores de tecnología arrepentidos de haberla hecho adictiva o se cuestiona si muchos de los usos de la tecnología son éticos?
La tecnología nos da grandes oportunidades que debemos saber aprovechar, pero tiene unos riesgos. Y como ahora ya está muy extendida, ha llegado a la cotidianidad –las apps y los móviles han sido para mí la gran revolución–, la gente se ha vuelto consciente de que los datos se filtran, que la opinión se puede manipular para unas elecciones… y se interesa por qué principios éticos rigen. En biotecnología o ingeniería genética, sí, pero en la tecnología informática y robótica no se ha trabajado tanto la ética, la legislación, derechos de los usuarios y, en cambio, la tecnología ha penetrado mucho en nuestra vida.

¿Qué principios éticos deberían existir? 
Ya hay algunos. Mi material didáctico, el curso Ética en Robótica Social e Inteligencia Artificial, va en esta dirección de dar pautas sobre qué líneas rojas no se pueden cruzar, qué es deseable… Hay muchas cuestiones abiertas que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad. Yo creo que se les pueden programar unos principios básicos, pero más allá no habría acuerdo en qué principios morales son válidos universalmente. Porque incluso una misma persona en una u otra circunstancia pensará diferente. Aun así, existen algunos principios: el Parlamento Europeo aprobó que los robots deben tener un botón rojo para desconectarlos si hubiera una disfunción. Otro es no inducir a engaño, sobre todo a colectivos vulnerables. Hay aspectos sobre privacidad: una cosa es que tú cuelgues información personal en una red social y otra que tengas un robot en casa que ve y oye lo que hace y dice la familia y puede difundir esa información. Hace poco salieron unas muñecas conectadas a internet que registraban lo que los niños hablaban…“Hay muchas cuestiones que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad”

“Hay muchas cuestiones que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad”

¿No debería haber un debate social o unos organismos encargados de establecer esas líneas rojas? No se pueden mantener sólo los principios de Isaac Asimov de que los robots no dañen a las personas…
Es que son utópicos. Por ejemplo, un coche autónomo ¿debe elegir entre no atropellar a una persona en la calzada y subir a la acera donde puede atropellar a otra? Es un dilema artificial, ficticio, los vehículos incorporarán unas normas básicas de circulación que no podrán saltarse.

Pues ¿cómo resolver los aspectos éticos?
Se trabaja mucho en ello. El Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE), una asociación mundial, tiene un comité de estándares que impulsa una iniciativa. Hay grupos sobre el entorno laboral, el educativo, el doméstico, la apariencia, las emociones… Cada grupo reúne a profesores universitarios, expertos en robótica, abogados, filósofos, ejecutivos de empresas… y se trabaja en abierto, cualquiera en internet puede aportar ideas. De aquí debe salir un documento de doscientas páginas de líneas rojas y recomendaciones. En Gran Bretaña, otro comité hace algo parecido, en Corea del Sur hicieron unas normas… Se dirigen a creadores de robots y sistemas informáticos y a usuarios. Porque un usuario también puede hacer un mal uso.

Quien programa al robot es una persona…
No necesariamente: ya se usan muchos algoritmos que hacen que las máquinas aprendan de la interacción con las personas. Microsoft puso un chatbot (un programa capaz de simular una conversación humana) en Twitter y a las 16 horas lo retiró porque se había vuelto racista, homófobo, sexista… Lo programaron para dialogar sobre los temas que salían, pero como había usuarios que tuiteaban barbaridades e insultos, el bot les imitó. Todos somos responsables. Nuestras interacciones en la red tienen repercusiones, no son inocuas, y debemos ser conscientes de ello.

¿Pero cómo se controla que un programador no le pase su sesgo racista o machista a la máquina?
Es complicado, sí. Por eso yo, más que en la regulación, creo en la educación y ya hace años que me empecé a preocupar de elaborar materiales éticos para formar a estudiantes de ingeniería, de informática…

“Al extenderse la robótica del sector industrial al de servicios ha crecido el número de mujeres, pero a cierto nivel no somos muchas, no”

Dadas las pocas mujeres que trabajan en este ámbito, igual acabamos teniendo un mundo de máquinas con sesgo masculino…
En los congresos, en las sesiones de robótica social o asistencial, hay más mujeres que en las de pura mecánica. Al extenderse la robótica del sector industrial al de servicios, ha crecido un poco el número de mujeres. Pero sí, en general, la mayoría son hombres, y también en los comités de programas de los congresos. En el 2015 la máxima organizadora del gran congreso anual fue una mujer e hizo un comité sólo de mujeres. Estábamos todas, unas 40, para visibilizar nuestra presencia en la comunidad robótica…

¿En la élite mundial de la robótica sólo hay 40 mujeres?
Pues a cierto nivel, en mi franja de edad, sí… Hay algunas más, más jóvenes, pero no somos muchas, no.

¿Cómo se interesó usted por la roboética?
Hace unos 15 años, la UE convocaba unas reuniones para debatir qué líneas de investigación convenía financiar, buscar ideas innovadoras. Una vez surgió la idea de diseñar robots que fueran autosuficientes, pues una verdadera inteligencia no es tal si no es autónoma. Debían circular libremente, organizarse por sí mismos… Yo pensé: “Como idea de investigación es un reto, pero ¿nos interesa como humanos?” Empecé a darle vueltas y a partir de ahí escribí La mutación sentimental. En parte buscaba definir qué robótica quería yo para las generaciones futuras. En la novela construí una sociedad dentro de 100 años… Recuperé lo estudiado en Filosofía, me documenté sobre ética, me adentré en el tema, empecé a dar charlas…

¿La ficción le sirve para canalizar sus miedos o expectativas sobre la ciencia?
Siempre me había interesado la ciencia ficción, pero empecé a escribir porque es una herramienta que te permite especular. La ciencia y la ficción son para mí áreas de inspiración mutua.

¿Trabaja en una novela nueva? 
No tengo mucho tiempo para escribir; me han concedido un proyecto grande del European Research Council, con una dotación de 2,5 millones de euros y bastante libertad. Se llama Clothilde (Cloth Manipulation Learning from Demonstrations), para manipular ropa con robots. La industria se ha automatizado mucho en lo relacionado con objetos rígidos, pero no con los deformables, cuando el entorno doméstico, por ejemplo, está lleno de ellos. Queremos hacer una teoría general y tres aplicaciones. Una es robots para ayudar a vestirse a personas con problemas de movilidad. Gracias a un proyecto previo, I-Dress, ya tenemos algunos resultados. Luego, en la venta por internet de ropa, la gente compra, se la prueba y la devuelve. La logística para poner de nuevo esas prendas en la cadena de distribución es muy manual, y se trataría de automatizarla más. Y la otra aplicación es sacar ropa de la lavadora, doblarla, guardarla, hacer camas… Clothilde es ahora nuestro mayor proyecto.

“Las normas deben ser para creadores de robots y para usuarios, que también pueden hacer un mal uso… Todos somos responsables. Nuestras interacciones en la red tienen repercusiones”

¿Qué retos tiene la robótica? 
Esta manipulación de objetos deformables. La seguridad en la interacción robot-persona e interpretar la intención de los humanos: si alguien hace un mínimo gesto, ya vemos que irá a la derecha, cogerá algo… los robots aún deben aprenderlo. Y luego está la personalización: un robot vendrá de fábrica con unas habilidades, pero deberá adecuarse a cada usuario, y este no va a ser un programador. Debemos poder instruir al robot por voz, mostrándole qué hacer… y de manera fácil. En esto trabajamos en mi equipo. Hasta que se resuelvan estos aspectos no habrá una expansión masiva de robots asistenciales.

¿Tiene una película de ciencia ficción preferida?
Uso muchos ejemplos en las charlas de ética. Como Un amigo para Frank.

¿A ese escenario vamos? Cada anciano, con un robot asistente… 
Creo que sí. La película es muy divertida porque el robot lo interpreta todo de forma literal. Se dice que los robots no tienen sentido común, pues responden a lo que les ordenen literalmente. Otra película que me gusta es Los sustitutos.

Y me encanta la serie televisiva Black Mirror. Cada capítulo puede ser muy crudo porque lleva aspectos tecnológicos al límite, como el ciberbullying. Respecto a esto, me gusta dar charlas a jóvenes, porque a menudo cuelgan fotos, opiniones en la red y no son conscientes de que puede volverse en su contra, les puede impedir acceder en el futuro a un empleo… Intento que usen internet y las redes sociales con una actitud crítica.

Comparte este contenido:

Docentes exigirán a Educación que garantice la enseñanza del griego

Europa/España/03.09.18/Fuente: www.cope.es.

Distintas asociaciones de profesores de lenguas clásicas se concentrarán ante el Ministerio de Educación para exigir al Gobierno que regule con urgencia la presencia de griego y latín en el currículo de Bachillerato y garantice su enseñanza con independencia del número de alumnos matriculado

Distintas asociaciones de profesores de lenguas clásicas se concentrarán ante el Ministerio de Educación para exigir al Gobierno que regule con urgencia la presencia de griego y latín en el currículo de Bachillerato y garantice su enseñanza con independencia del número de alumnos matriculados.

El próximo sábado 8 de septiembre a las 12 horas, diferentes colectivos pedirán a las puertas del Ministerio de Educación que las lenguas clásicas se consideren estratégicas en el currículo educativo y se asegure su impartición en los itinerarios de Humanidades y Ciencias Sociales.

Secundarán la concentración la Plataforma Educativa «Escuela con Clásicos», la Sociedad Española de Estudios Clásicos, la Sociedad de Estudios Latinos, la Asociación Cultura Clásica,el Collegium Latinatis, la Sociedad Cultural Hispano Helénica, la Sociedad Española de Bizantinística y la Asociación Murciana de Profesores de Latín y Griego.

«La pervivencia de las Clásicas en nuestros centros de Enseñanzas Medias está seriamente amenazada por la supresión de los grupos de griego en muchos institutos españoles. (…) «Es inadmisible que nuestro sistema educativo se vea privado del estudio de Griego en Bachillerato», explican los colectivos en un comunicado.

A su juicio, «si no se pone remedio», el griego desaparecerá de manera inminente: «Está en juego el modelo humanista de nuestra educación», denuncian.

Fuente de la noticia: https://www.cope.es/actualidad/sociedad/noticias/docentes-exigiran-educacion-que-garantice-ensenanza-del-griego-20180901_254070

Comparte este contenido:

Primero de educación sexual

Por Ángela Fernández

La sociedad debe exigir, por el bien de todos, una educación sexual unitaria que fomente un modelo basado en la salud, el placer y la responsabilidad

falta de que madure la propuesta y de que puedan conocerse los detalles, el planteamiento de Carmen Calvo sobre la reforma del Código Penal en relación al delito de agresión sexual ya ha despertado la polémica. El motivo es que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad ha anunciado su intención de que se recoja que «si una mujer no dice sí expresamente, todo lo demás es no».

Carmen Calvo ha comunicado el interés de que España se mire en espejos como Suecia -que acaba de modificar la ley al respecto-, Alemania, Bélgica o Reino Unido. En total, sólo once de los treinta y tres países de la Unión Europea atienden al consentimiento como eje central de la normativa, y no así a la violencia o a la intimidación. De cualquier forma, ni las leyes ni los síes ni los noes categóricos van a impedir la interpretación subjetiva por parte de los miembros del proceso legal ni las valoraciones o intenciones individuales de los participantes de un acto sexual. Porque el propio lenguaje específico no siempre significa lo que es, sino que además atiende a diferentes lecturas, salvo en casos tremendamente claros.

Por lo tanto, ni las leyes ni los síes ni los noes son suficientes sin que trabajemos la base de todo este asunto: una educación sexual integral y obligatoria en colegios, institutos y universidades que verse sobre los aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad. Pero ¿sólo a alumnos en centros educativos? Desde luego que no. La educación sexual debería ser extensiva a padres y madres que, en definitiva, son el ejemplo directo de los niños y adolescentes, y que no siempre están libres de tabúes ni de prejuicios.

Tras los últimos informes emitidos, España suspende en educación sexual. En la 28ª sesión organizada por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, celebrada el 29 de marzo de este año, nuestro país no sale bien parado. El texto hace referencia a la falta de programas escolares específicos sobre sexo. Asimismo, la Unesco, en los datos sacados a la luz en enero del año presente, ha calificado de urgente una educación sexual de calidad que informe y oriente «respecto a la transición de la infancia a la edad adulta y los cambios físicos, sociales y emocionales que esta conlleva». Actualmente, en España, la formación en educación sexual depende de cada comunidad autónoma y, aunque existe una estrategia nacional sobre salud sexual y reproductiva, los centros que la cumplen (o no la cumplen, como muchos de los colegios concertados y religiosos) se limitan, en cantidad de ocasiones, a tocar temas como la prevención de enfermedades, el embarazo y el nacimiento, importantes asuntos, pero insuficientes.

En España se registran cuatro denuncias por violaciones y diez por abuso sexual a menores por día. La sociedad debe exigir, por el bien de todos, una educación sexual unitaria que fomente un modelo basado en la salud, el placer y la responsabilidad. Apremia establecer unas bases de enseñanza sexual, porque los roles en el sexo cambian y porque debe dejarse de lado la herencia cultural que impide establecer el valor de la libertad y el disfrute pleno del sexo. Llegados a este punto, el sexo no debería ser tratado sólo como un acto íntimo y de desarrollo personal, sino además como una acción que contiene unas responsabilidades y consecuencias sociales. Temas como la prevención y la identificación de violencia y abuso sexual, el acoso sexual y la intimidación, la tolerancia ante las diferentes orientaciones sexuales e identidad de género, el consentimiento, la igualdad y un largo etcétera, son sustanciales. Pero no sólo es importante la temática, sino que la materia en educación sexual hay que transmitirla de forma efectiva y adecuada a la edad y a ambos sexos. Si bien la educación sexual no va a prevenir a corto plazo las agresiones sexuales, sí es seguro que favorecerá una mayor concienciación y denuncia.

Con ironía se habla ya de si hombres y mujeres deberán firmar un contrato para mantener relaciones sexuales o de si podría inventarse una aplicación para saber si el consentimiento es explícito, pero el asunto es mucho más serio de lo que acontece, y mucho más sencillo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia sexual como «todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados». Sería importante atender al deseo y, algo vital, a la empatía sexual, claves para asegurarnos unas relaciones aceptadas, voluntarias, conscientes y positivas.

Fuente del artículo: https://www.diariodejerez.es/opinion/tribuna/Primero-educacion-sexual_0_1277272601.html

Comparte este contenido:

La educación emocional «dentro del currículo»

Por Gipuzkoa

– ¿Ha subido la nota en educación emocional o sigue siendo una asignatura pendiente?

– Vamos mejorando, ya es una signatura de libre configuración en la Comunidad de Canarias, en Castilla-La Mancha se debe evaluar la competencia emocional y cada vez más familias y docentes se forman en este tema. Llevo dando formación en educación emocional más de veinte años y la demanda sigue creciendo, esto significa que cada vez más adultos son conscientes de su importancia. Pero podríamos mejorar la situación si en los planes de estudios de los futuros profesores se tuviera en cuenta dentro del currículum y si en todos los centros educativos se convirtiera en uno de los objetivos dentro del gran objetivo de la educación integral del alumnado.

– Suele referirse a la «mirada de jardinero» del profesorado. ¿Cómo ve en la actualidad a los ‘jardineros’ cuidando de su semillero? ¿Qué déficit apremiantes detecta en el sistema educativo?

– La mayoría de los educadores quiere hacer bien su trabajo pero hay un exceso de tareas administrativas que les llevan demasiado tiempo, tiempo que resta para el trato con el alumno. Por otra parte, el acceso a la docencia exige casi exclusivamente dominar unos conocimientos y no se tiene en cuenta sus habilidades emocionales personales e interpersonales de modo que a algunos docentes solo les interesa dar su asignatura sin tener en cuenta la persona que hay detrás de cada alumno. Por fortuna, cada vez son menos pero no deberían existir. Pienso que debe haber grandes cambios en el sistema educativo para que los profesores se puedan convertir en jardineros que cuiden con amor y conocimientos su particular huerto, que descubran las particulares inteligencias de sus alumnos, las valoren y les ayuden a desarrollarlas para aportar lo mejor de sí mismos a la mejora del mundo.

Fuente de la entrevista: https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/educacion-emocional-dentro-20180902000523-ntvo.html

Comparte este contenido:

Presidentes de Chile y España acuerdan sobre educación y ciberseguridad

Chile – España / 2 de septiembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Xinhua

El presidente de España, Pedro Sánchez, se reunió este lunes con su homólogo chileno Sebastián Piñera en Santiago de Chile, en un encuentro en el que ambos mandatarios acordaron sobre temas de educación y ciberseguridad.

«Acabamos de celebrar un convenio que permite reconocernos mutuamente los títulos y facilitar el intercambio de estudiantes, de intelectuales, entre España y Chile», señaló Piñera durante un discurso que celebró en el palacio de La Moneda, la casa Presidencial del país sudamericano.

Piñera agregó que «hemos avanzado también en lo que se trata de unir fuerzas para combatir con mayor eficacia la amenaza que significa la ciberseguridad para todos nuestros países».

«Y ésa es un área donde, sin duda, tenemos mucho que aprender de España, que en esta materia ha logrado avances que son muy importantes, que queremos, sin duda, conocer y aplicar en la medida de lo posible en nuestro país», aseveró.

Piñera destacó que han logrado avanzar con España en muchos frentes, como en la colaboración que requiere el país sudamericano para mejorar y modernizar los acuerdos con la Unión Europea.

«España fue un gran aliado del ingreso de Chile a la Unión Europea, fue un gran aliado del ingreso de Chile a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y el presidente Sánchez ha ratificado que va a ser un gran aliado para esta nueva etapa y esta nueva relación que queremos emprender con la Unión Europea», indicó.

Sobre ciberseguridad, Sánchez aseguró que «lo que es evidente es que hay una amenaza de desestabilizar las principales instituciones, no solamente públicas sino también económicas y empresariales de los países y los Estados lo que deben hacer es adecuarse y anticiparse a esos ataques».

«Tenemos experiencias muy interesantes que estamos deseosos de compartir con el gobierno de Chile y desde luego trasladar tanto las garantías del tejido empresarial como a la sociedad española que el gobierno se toma muy en serio la ciberseguridad».

El presidente de España, Pedro Sánchez, inició este lunes en Santiago su gira por Latinoamérica, su primer viaje fuera de Europa desde que asumió el poder el 2 de junio pasado.

La gira del mandatario europeo continuará por Bolivia, Colombia y Costa Rica, donde se reunirá con los respectivos presidentes americanos.

Fuente de la Noticia:

http://spanish.xinhuanet.com/2018-08/28/c_137424549.htm

ove/mahv

Comparte este contenido:

56ºICA: «La crisis del conocimiento de la educación» (Video)

España / 2 de septiembre de 2018 / Autor: Universidad de Salamanca / Fuente: Youtube

Emitido en directo el 17 jul. 2018
56º CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS Martes, 17/07/2018 – 09:0010:00 Edificio Histórico – Aula Salinas Conferencia «La crisis del conocimiento de la educación» José Gimeno Sacristán (Universidad de Valencia)

Fuente: https://youtu.be/kacWh_suNP8
ove/mahv
Comparte este contenido:

Siempre ha habido mucha educación sin escuela y mucho aprendizaje sin educación

España / 2 de septiembre de 2018 / Autor: Carlos Magro / Fuente: Asociación Educación Abierta

Preparar para la vida

No enseñamos a capturar peces con el fin de capturar peces, sino para desarrollar una agilidad general que no se puede obtener mediante la mera instrucción. No enseñamos a cazar caballos a garrotazos por cazar; lo hacemos para desarrollar una fuerza general en el aprendiz que nunca podrá obtenerse con algo tan prosaico y especializado como la caza de antílopes. No enseñamos a asustar tigres de dientes de sable con el fin de asustar tigres; lo hacemos con el propósito de dar ese noble coraje que se aplica a todos los asuntos de la vida y que nunca podría provenir de una actividad tan básica como cazar osos.

Harold Benjamin. 1939. El currículo de dientes de sable 1.

Hubo un tiempo en el que la educación no competía en tiempo ni con el trabajo ni con el ocio. Casi toda la educación era compleja, vitalicia y no planificada, escribió una vez Iván Illich(2). Hubo un tiempo en el que la educación sucedía en cualquier lugar y en cualquier momento(3). Un tiempo en el que la distancia entre lo que sucedía en la escuela y la vida era pequeña. Un tiempo en el que se aprendía a pescar, a cazar caballos lanudos y a ahuyentar tigres diente de sable porque esas eran las tres actividades más importantes para la supervivencia de la tribu. La escuela y los aprendizajes que ésta proporcionaban tenían pleno sentido. A los niños les gustaba aprender así. Los aprendizajes escolares estaban conectados a sus intereses y a su vida.

Pero el entorno cambió y la vida, que una vez había sido segura y feliz, se volvió incierta e inquietante. Con la llegada del frío, dejaron de verse peces en el río, los caballos lanudos fueron sustituidos por veloces antílopes y los tigres dientes de sable se extinguieron dejando su lugar a osos polares. La vida había cambiado y había que adaptarse a las nuevas condiciones rápido. La escuela también debía cambiar. Las materias principales del currículo habían perdido su sentido. Estaban lejos de aquello que era relevante para la vida de los jóvenes y la supervivencia de la comunidad. ¿Por qué no cambiar entonces el currículo?, preguntaron los más inquietos del grupo. La respuesta que recibieron es la cita que encabeza este texto. No enseñamos a capturar peces con el fin de capturar peces, sino para desarrollar una agilidad general que no se puede obtener mediante la mera instrucción […] La esencia de la verdadera educación, respondieron los ancianos y los sabios de la tribu, es la atemporalidad. Es algo que perdura a través de condiciones cambiantes, como una roca sólida que se encuentra firmemente anclado en medio de un tumultuoso torrente. ¡Debes saber que hay verdades eternas, y el currículum de dientes de sable es una de ellas! La escuela tenía que haber cambiado, pero no lo hizo. La escuela había dejado de preparar para la vida.

Desde entonces, no hemos dejado de reclamar a la escuela más relación con la vida y con los intereses de los alumnos y la hemos criticado por ser demasiado abstracta y superficial en relación con la educación extraescolar, mucho más vital, profunda y real.

Preparar para la vida ha sido y sigue siendo la gran promesa de la escuela. Todos, antes y ahora, sin importar la concepción que tengamos sobre la enseñanza y el aprendizaje, nuestras preferencias metodológicas, el currículo que defendamos o la evaluación que practiquemos afirmamos con rotundidad que el fin de la escuela es el de educar a los más jóvenes para la vida. Todas las reformas escolares, sin importar dónde, cuándo, quién las haya propuesto o cómo estén articuladas proclaman sin ambages su intención de preparar mejor para la vida.

Son muchos los que a lo largo de la historia han reclamado una mayor conexión entre la escuela y la vida, entre el aula y lo que sucede fuera de la misma. Son muchos los educadores para quienes el lema “dejad que la vida entre en la escuela” ha sido y sigue siendo su norte pedagógico(4). Abrir la escuela y salir al barrio, al museo, al campo, expandir, en definitiva, la educación ha sido una constante de todos los movimientos reformistas. John Dewey, por ejemplo, entendía la educación como un proceso vital y no solo como una preparación para la vida futura y reclamaba que la escuela debía ocuparse también de preparar para la vida actual de los alumnos. El fin de la escuela era aprender, decía Dewey, pero antes que todo vivir. Aprender a través y en relación con la vida.

La sátira de Harold Benjamin(5), escrita en 1939, recoge bien esta inquietud por minimizar la distancia entre los aprendizajes escolares y la vida. Una inquietud que, si cabe, se ha visto incrementada en la actual sociedad de la información, y en particular con el despliegue del ecosistema digital, que ha ensanchado cada vez más la distancia entre aprendizaje, educación y enseñanza(6).

Siempre ha habido aprendizaje sin educación y educación sin enseñanza. Siempre ha habido mucha educación sin escuela y mucho aprendizaje sin educación. Aprender no ha sido nunca algo que sólo suceda dentro de espacios acotados e institucionalizados para ese fin. La vida es un continuo de experiencias que significan oportunidades para aprender(7), pero en el proceso de institucionalización de la escuela, como bien ha señalado Fernández-Enguita(8), hemos identificando aprendizaje, educación y enseñanza, reduciendo, cada término al siguiente.

Ignorando o borrando artificialmente la distancia entre cada uno de esos términos, hemos llegado a confundir los planes de estudio, los libros de texto, los estándares, los objetivos y las pruebas como fines en sí mismos, en lugar de como un medio para un fin(9). Hemos confundido enseñanza con saber, promoción de curso con educación, diploma con competencia y fluidez con capacidad para decir algo nuevo(10). Hemos estandarizado y burocratizado no sólo lo que ocurre dentro de la escuela sino también gran parte de lo que sucede fuera. Creyendo ingenuamente que podíamos disciplinar la vida. Pero la vida no está organizada por disciplinas. La vida encaja difícilmente dentro de un currículo, más aún si éste es rígido y está muy compartimentado. No parece que la solución pase por disciplinar lo que sucede más allá de la escuela. Parece mejor idea, sin duda, abrir ventanas y puertas y sustituir las rígidas paredes que delimitan las aulas y los centros escolares por membranas móviles y porosas.

Si el gran desafío de la escuela es el de preparar para la vida en una sociedad cambiante, aspectos como la flexibilidad, la innovación y la interdisciplinariedad deben primar sobre la rigidez, la repetición y la disciplinariedad(11). La solución ante los enormes desafíos que enfrenta hoy la escuela no pasa ni por una vuelta al pasado, ni por más de lo mismo, reforzando los sistemas actuales en una huida hacia adelante, ni por acabar con la escuela institucionalizada a favor de nuevos de mecanismos de mercado, desescolarizando la sociedad. Al contrario, la escuela importa(12).

Preparar para la vida pasa por reclamar más escuela, pero una escuela distinta, caracterizada por una nueva cultura del aprendizaje y por una cultura organizacional de la colaboración, la innovación, la autonomía, la atención a la diversidad, la apertura y la vinculación con las familias, la comunidad y el entorno.

Preparar para la vida pasa por poner a los alumnos en el centro de su aprendizaje, implicándoles activamente en procesos de búsqueda, estudio, experimentación, reflexión, aplicación y comunicación del conocimiento(13). Pasa por hacerles responsables de su aprendizaje. Por darles la voz y escucharles. Pasa por dejarles elegir y por vincular el aprendizaje a los problemas cotidianos que afectan a su vida.

Preparar para la vida, pasa por entender que, en la escuela como en la vida, aprendemos cuando queremos y aprendemos para algo. Aprendemos de muchas maneras. Aprendemos solos y aprendemos con otros. Aprendemos haciendo y aprendemos reflexionando sobre lo que hemos hecho. Aprendemos haciendo las cosas bien y aprendemos equivocándonos. Aprendemos exponiendo y aprendemos escuchando. Aprendemos reproduciendo y aprendemos creando.

Preparar para la vida pasa por aprender a movilizar y combinar, en tiempo real, los recursos intelectuales y emocionales(14) adquiridos en la escuela para entender el mundo y poder actuar sobre él. Pasa por comprender, como dice Juan Ignacio Pozo, que aprender a decir y a hacer son dos formas diferentes de conocer el mundo y, por tanto, no basta con tener conocimiento para saber usarlo(15).

Preparar para la vida pasa por estimular la metacognición de cada estudiante, su capacidad para comprender y gobernar su propio y singular proceso de aprendizaje. Pasa por desarrollar la capacidad de aprender a aprender.

Si algo nos han enseñado las ciencias del aprendizaje en las últimas décadas es que desarrollar la facultad de aprender tiene mucho que ver con actitudes, creencias, tolerancia emocional y valores. Tiene que ver con fomentar la confianza, con creer que se pueden resolver los retos, con saber gestionar con calma la incertidumbre que rodea cualquier problema relevante de la vida, con no desanimarse cuando las cosas no salen como pensábamos, con mantener el esfuerzo.

Preparar para la vida pasa entonces por desarrollar la capacidad para tolerar la frustración y la confusión. Pasa por saber actuar sin saber qué sucederá y por aprender a vivir en la incerteza sin sentirse inseguro. Preparar para la vida requiere también sentirse apoyado y legitimado, saber que se tiene el derecho a ser curioso, a hacer preguntas incómodas, a discutir, a llevar la contraria, a imaginar cómo las cosas podrían ser otra manera y a equivocarse.

Aprender es más que nunca un asunto no circunscrito únicamente a unos espacios concretos (las instituciones educativas, las aulas), ni a unos tiempos (los de escolaridad, la educación formal), ni a unos ámbitos de conocimientos determinados (conocimientos declarativos, abstractos o factuales), ni a unas habilidades (las cognitivas), ni, por supuesto, a un único currículo, a unas metodologías únicas o a unos programas formativos normalizados y estandarizados. Preparar para la vida pasa por lograr aprendizajes más profundos y más permanentes. Pasa por enseñar menos y aprender más.

Preparar para la vida pasa por introducir mecanismos de flexibilidad y de conexión entre los aprendizajes formales e informales. Pasa por reducir la brecha entre la forma en que se “hace” el aprendizaje en las escuelas y la forma en que se “hace” en el mundo exterior. Y pasa por crear un clima y un entorno de aprendizaje adecuado donde todo esto se dé.

Pasa, en definitiva, por abrir la escuela y salir al barrio, al museo y al campo, defendiendo la idea de una escuela en la que el aprendizaje no está artificialmente separado del resto de la vida. Una escuela en la que aprendamos no solo a vivir, sino que también aprendamos cómo se vive. Una escuela que asume que el aprendizaje es vida. Preparar para la vida pasa por entender que vivir es aprender y que aprender es vivir.

Referencias:

  1. Harold Benjamin (1939). El currículo de dientes de sable. Disponible enhttp://users.ugent.be/~mvalcke/OWK_1415/toetsing/thesabertoothcurriculumshor.pdf
  2. Ivan Illich (1985). La sociedad desescolarizada. Disponible enhttp://www.mundolibertario.org/archivos/documentos/IvnIllich_lasociedaddesescolarizada.pdf
  3. Rubén Díaz y Juan Freire (eds) (2012). ZEMOS98. Disponible enhttp://www.zemos98.org/descargas/educacion_expandida-ZEMOS98.pdf
  4. Philippe Perrenoud (2012). Cuando la escuela pretende educar para la vida. Graò.
  5. Harold Benjamin (1939). Op. cit
  6. Fernández-Enguita (2018). Más escuela y menos aula. Morata
  7. Juan Freire (09/09/2013). Del aprendizaje expandido a la transformación de la educaciónhttp://nomada.blogs.com/jfreire/2013/09/transformacion-educacion.html
  8. Mariano Fernández-Enguita (2018). Op.cit
  9. Ron Ritchhart (2002). Intellectual character. What it is, Why it matters, and How to get it. Jossey-Bass
  10. Iván Illich (2012) ¿Por qué debemos privar de apoyo oficial a la escuela?
  11. Álvaro Marchesi & Elena Martín (2016). Calidad educativa. Alianza Editorial
  12. La escuela no importa fue, simplificando mucho, la principal conclusión del informe Coleman solicitado por la estadounidense Ley de Derechos Civiles de 1964 que cambió profundamente la manera de abordar las reformas educativas.
  13. Ángel Pérez Gómez (2007). La naturaleza de las competencias básicas y sus aplicaciones pedagógicas
  14. Philippe Perrenoud (2012). Op. cit.
  15. Juan Ignacio Pozo (2016). Aprender en tiempos revueltos. Alianza

 

Fuente del Artículo:

“Siempre ha habido mucha educación sin escuela y mucho aprendizaje sin educación.”

ove/mahv

Comparte este contenido:
Page 315 of 936
1 313 314 315 316 317 936