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España: Marxismos y cristianismos

Marxismos y cristianismos

Los primeros socialistas de la Europa del siglo XIX, ya fuesen Saint-Simon y sus seguidores, Cabet y los comunistas franceses, Wilhelm Weitling, el fundador de la Liga de los Justos alemana, eran creyentes y reivindicaban la herencia cristiana. Sólo con Marx y Engels surgiría un socialismo no religioso, o incluso ateo. El texto fundacional de este punto de inflexión es un artículo de Marx publicado en 1844 en el Deutsch-franzözische Jahrbücher.  

Acaba de publicarse por primera vez la traducción completa al francés de los Annales franco-Allemandes. Incluye no solo los escritos de Marx y Engels, sino toda la revista, lo que permite ubicar sus textos en su contexto histórico e intelectual. Como sabemos, esta revista, publicada en París en febrero de 1844, bajo la dirección de Arnold Ruge y Karl Marx, fue originalmente un proyecto orientado a forjar una alianza franco-alemana, filosófica y política. Los Jóvenes Hegelianos, iniciadores del proyecto, eligieron París tanto para escapar de la censura en Alemania como para establecer la colaboración con los demócratas y socialistas franceses. Sin embargo, estos – Lamennais, Etienne Cabet, Pierre Leroux, Louis Blanc – rechazaron cortésmente su invitación, desanimados por el ateísmo de los alemanes.

Además de Marx y Engels, los autores fueron Arnold Ruge, Johann Jacoby, Moses Hess, Lazarus Bernays, Heinrich Heine, Georg Herwegh. Llama la atención que la gran mayoría de ellos fueran de origen judío: este es el caso de Marx, Hess, Jacoby, Bernays, Heine: ¡cinco de los ocho participantes! Ciertamente, Marx y Bernays provenían de familias conversas y no tenían conexión con la tradición judía. Serían «judíos no judíos», según el famoso concepto de Isaac Deutscher. Los editores no informan sobre este aspecto. Hasta cierto punto, los Anales son un episodio en la larga historia del radicalismo de izquierda de los intelectuales judíos, que comienza en el siglo XIX y que tendrá su máxima expresión en el siglo XX.

En uno de los dos artículos publicados por Marx en esta revista, la «Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Introducción”, aparece la pequeña frase que sancionará el divorcio entre el marxismo y la fe religiosa; «La religión es el opio del pueblo». Considerada por partidarios u opositores como una especie de resumen de la concepción marxista de la religión, esta fórmula irónica no es en absoluto específica de Marx: la encontramos, con algunos matices, antes de él, en Moses Hess, Heinrich Heine, Bruno Bauer y varios otros autores de este período. Además, la concepción de la religión que tenía Marx a principios de 1844 era neohegeliana (Feuerbach) y ahistórica: la religión como alienación de la esencia humana. Fue sólo más tarde, a partir de La ideología alemana (1846) que surge un análisis propiamente «marxista» de la religión como una de las formas de ideología, para ser puesta en relación con las clases sociales y las condiciones históricas.

De hecho, Marx prestó muy poca atención a los fenómenos religiosos. Fue su amigo Friedrich Engels quien se interesó por el desarrollo histórico del cristianismo, en particular en su libro sobre las guerras sociales y religiosas en Alemania en la época de la Reforma. La pequeña obra de Nicos Foufas es el primer análisis, en francés, de este texto “clásico” de Friedrich Engels, Las guerras de los campesinos en Alemania (1850). Se trata de una serie de artículos publicados por Engels en la Nueva Gazeta Renana (revista económico-política) editada por los dos amigos en Londres, donde se refugiaron tras la derrota de la revolución de 1848-49 en Alemania.

Nicos Foufas destaca con razón la novedad radical de este texto, que de hecho es el primero y ¡uno de los más exitosos! a la hora de aplicar el materialismo histórico a un acontecimiento del pasado, el levantamiento campesino (1524-25) en el Sacro Imperio Romano Germánico. El estudio de Engels, observa Foufas, es bastante original, por su intento de explicar los conflictos religiosos por los conflictos de clase, pero también porque no reduce la religión a un factor de oscurantismo y conservadurismo: es también, bajo ciertas condiciones históricas, capaz de expresar aspiraciones subversivas. Este fue el caso de varios movimientos heréticos de la Edad Media y, en particular, de la revuelta campesina del siglo XVI, donde la fe religiosa, en la forma de la teología revolucionaria del predicador anabaptista Thomas Münzer jugará un papel determinante. Si Engels consideró necesario escribir sobre este hecho en el contexto de los años 1848-1850, es porque fue el levantamiento revolucionario más importante de la historia de Alemania.

La principal debilidad del análisis de Engels -en nuestra opinión- fue analizar ciertas creencias religiosas como un mero «reflejo» o incluso «máscara» de los intereses de clase. Sin embargo, en ciertos pasajes, que Foufas no cita, Engels irá más allá de este tipo de reduccionismo socioeconómico. Refiriéndose al comunismo de Münzer, Engels escribe:

«Su doctrina política correspondió exactamente a esta concepción religiosa revolucionaria y fue más allá de las relaciones sociales y políticas existentes de la misma manera que su teología fue más allá de las concepciones religiosas de la época. (…) Este programa fue menos la síntesis de las reivindicaciones de la plebeyos de la época, que una brillante anticipación de las condiciones de emancipación de los elementos proletarios que germinan entre esos plebeyos (…) ”.

Lo que se sugiere en este asombroso párrafo no es sólo la función protestante e incluso revolucionaria de un movimiento religioso, sino también su dimensión anticipatoria, su función utópica. Estamos aquí en las antípodas de la teoría del «reflejo»: lejos de ser la simple «expresión» de las condiciones existentes, la doctrina político-religiosa de Münzer aparece como una «genial anticipación» de las aspiraciones comunistas del futuro. Encontramos en este texto una nueva pista, que no es explorada por Engels, pero que será, más tarde, ricamente trabajada por Ernst Bloch, desde su ensayo juvenil sobre Thomas Münzer hasta su obra principal sobre «El principio esperanza».

Ernst Bloch representa un importante punto de inflexión en la historia de la reflexión marxista sobre la religión: es el primero que tiene como objetivo no tanto la «crítica de la alienación religiosa – aunque esta dimensión no esté ausente en sus escritos – como el rescate del excedente utópico». de las tradiciones religiosas y, en particular, del cristianismo. Su ateísmo religioso lo coloca en una posición filosófica singular, en oposición tanto a las teologías institucionales como al materialismo vulgar.

Nadie estaba más calificado para tratar este tema que el filósofo franco-alemán Arno Münster, discípulo y biógrafo de Ernst Bloch y autor de varios ensayos notables sobre su pensamiento. El presente trabajo es un poco desordenado: los capítulos no siguen un orden cronológico, ni una organización temática, lo que da lugar a un cierto número de repeticiones. La primera parte es una breve historia de la relación entre socialismo y religión, desde Auguste Blanqui hasta la URSS, pasando por Jean Jaurès (¡pero sin Marx!), lo que la hace inevitablemente un poco esquemática. Pero el análisis de la filosofía de la religión de Ernst Bloch propuesto por Münster es una contribución muy importante al debate sobre marxismo y religión.

Georg Lukacs; compañero de viaje del movimiento comunista, se exilió en 1933, tras la toma del poder por los nazis, primero en Francia y luego en los Estados Unidos. Al regresar a Europa después de la guerra, se instaló en la República Democrática Alemana, donde fungió como filósofo semioficial de 1949 a 1956. Su oposición a la intervención soviética en Hungría hizo que fuese condenado como «revisionista» y se le prohibió enseñar. Cuando se empezó a construir el muro en 1961, decidió establecerse en Tübingen, en la Alemania Federal, donde se convertiría en un disidente marxista ampliamente escuchado por la juventud rebelde de la década de 1968.

La filosofía de la religión está presente en cuatro momentos de la obra del filósofo judeo-alemán:

*Su obra temprana El espíritu de la utopía (1918), notablemente en el capítulo final con el sorprendente título “Karl Marx, la muerte y el Apocalipsis”; pero también en un Excursus «Símbolo: los judíos».

*El libroThomas Münzer, teólogo de la revolución ( 1921), su primer trabajo comunista, que renueva profundamente el enfoque marxista de la religión.

*El capítulo 53 del volumen III de su obra magna El principio esperanza, dedicado a las tres grandes religiones monoteístas, desde el punto de vista de su contribución a la utopía del No-Aún-Ser.

*El ateísmo en el cristianismo ( 1968), una exégesis materialista de la Biblia, que ha generado mucha controversia y debate, especialmente entre los teólogos cristianos.

Hostil a lo que él llama «ateísmo vulgar indigente», pero también a las teologías conservadoras de todas las religiones, Bloch estaba fascinado por el mesianismo, el apocalipsis, la escatología, la Cabalá, el misticismo, las herejías. Celebra con entusiasmo al profeta Amós, Jesús de Nazaret, Joachim de Flore, Meister Eckhart, Jan Huss, Thomas Münzer, Wilhelm Weitling y… Dostoyevsky. Pero fueron Karl Marx y Friedrich Engels quienes proporcionan el hilo conductor: lucha de clases, praxis revolucionaria, utopía comunista.

Como muestra Arno Münster con gran inteligencia y sensibilidad, el ateísmo religioso de Bloch se manifiesta sobre todo en una lectura crítica, heterodoxa y materialista de la Biblia, en busca de sus momentos utópicos, subversivos y emancipatorios. Una lectura «con los ojos del Manifiesto Comunista», que le llevará a un diálogo crítico con la teología protestante más avanzada: Rudolf Bultmann, Albert Schweitzer, Jürgen Moltmann y especialmente su amigo Paul Tillich, socialista cristiano y antifascista alemán, que se exilió también en los Estados Unidos. Por supuesto, los teólogos cristianos no pueden aceptar la proposición central, paradójica y algo provocativa de Bloch: «sólo un ateo puede ser un buen cristiano y sólo un cristiano un buen ateo».

Con Moltmann, también socialista cristiano, la manzana de la discordia será el rechazo categórico de Bloch a la “teología de la cruz” de Pablo y Lutero, que lleva, a sus ojos, a la aceptación del sufrimiento como destino humano. Uno de los teólogos protestantes, Carl-Heinz Ratschow, profesor de la Universidad de Marburg, incluso dedicó un libro completo en 1972 a la discusión de las tesis heréticas de Ernst Bloch. A pesar de su simpatía por él, rechaza su compromiso marxista y opone a la esperanza de Bloch, basada en el combate, la esperanza cristiana, basada en la certeza. Ratschow también rechaza, como era de esperar, la polémica interpretación de Bloch del Libro de Job, como una rebelión contra Dios, culpable de tolerar la injusticia en el mundo.

En última instancia, la recepción más favorable de Bloch será la de los teólogos de la liberación latinoamericanos (en particular, Gustavo Gutiérrez). Sin aceptar su ateísmo, comparten plenamente la apuesta que se encuentra en la conclusión de su libro de 1968: «La unión de la revolución y el cristianismo en la guerra de los campesinos no será la última».

Si los pensadores marxistas se han interesado por el cristianismo, ¿no hay también cristianos atraídos por el marxismo? Por supuesto, se pueden encontrar varios ejemplos a lo largo de la historia moderna. Un libro reciente, publicado en los Estados Unidos, relata un caso bastante sorprendente: una joven católica, Grace Carlson (1906-1992), que se «convirtió» al marxismo, convirtiéndose en una de las principales dirigentes del Socialist Workers Party (Partido Socialista Obrero), organización trotskista asociada a la IV Internacional.

El libro de Donna T. Haverty-Stacke es una biografía bien documentada de este inusual viaje espiritual y político. Nacida en una familia católica de clase trabajadora de origen irlandés, criada por las Hermanas de San José, la joven Grace Holmes está interesada en la condición de la clase trabajadora, pero desde la perspectiva de Rerum Novarum y la doctrina social de la Iglesia. Estudiante de la Universidad de Minesotta, se movilizará, junto con su esposo Gilbert Carlson y su hermana Dorothy, en apoyo de una gran huelga obrera en Minneapolis en 1934, que fue liderada – bastante excepcional en ese momento – por militantes trotskistas. Los tres empezaron a asistir a encuentros políticos, que no consideraron incompatibles con su fe religiosa: podían ir a misa y a un encuentro socialista el mismo domingo … En los años siguientes, las dos hermanas se irán acercando cada vez más a los trotskistas y en 1936 se suman a esta corriente comunista disidente, que va a fundar, en 1937, el Socialist Workers Party, que reclama a Marx, Lenin y Trotsky. Alrededor de 1938, Grace deja de ser católica practicante, lo que provocará su separación (pero no el divorcio) de su esposo Gilbert Carlson.

¿Cuáles son las razones de lo que el autor llama «la conversión»? Sugiere una hipótesis interesante: la afinidad electiva  – en el sentido weberiano del término – entre la conciencia católica de Grace de la clase trabajadora y el socialismo de clase trabajadora del SWP. Pero esta intuición no se desarrolla en el libro …

En los años siguientes, Grace se convertiría en la única mujer en el Comité Nacional, la dirección del SWP (1942). Después de haber pasado un año en prisión (1945), acusada de «querer derrocar al gobierno de los Estados Unidos por la fuerza», en 1948 fue candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos por el SWP – el candidato presidencial fue uno de los líderes de la huelga de 1934, Farrell Dobbs.

Sin embargo, en 1952 se producirá una segunda conversión: Grace Carlson decide dejar el Partido y volver a la Iglesia Católica … lo que la lleva a reconciliarse con su marido, todavía católico, Gilbert Carlson, pero a romper con su hermana Dorothy, quien permaneció en el Partido, con su amante Ray Dunne, y con sus muchos amigos socialistas, con quienes había formado una red de «sororidad». James P. Cannon, el fundador y principal líder del SWP, quien se había convertido en un amigo personal, trató de explicarle a Grace que la Iglesia Católica era «la fuerza más reaccionaria y oscurantista del mundo entero», pero sin mucho éxito. …

Desconcertados, sus amigos marxistas intentan explicar este cambio de rumbo por la fatiga frente a la represión y la caza de brujas del macartismo, pero para Grace se trata de otra cosa: un punto de inflexión espiritual, una necesidad de Dios. He cambiado, dice, mi actitud religiosa pero no mi política: «He seguido siendo marxista a mi manera». Será recogida por las Hermanas de San José y enseñará en una Escuela de Enfermería en el Hospital Saint Mary’s, no sin cooperar con Slant (Point of View), un grupo marxista cristiano de Inglaterra, y denunciar la Guerra de Vietnam.

Es, en el caso de Grace Carlson, un viaje singular y personal. Lo que encontraremos, una generación después, en América Latina, fue de otra dimensión: todo un movimiento social, especialmente entre la juventud católica, se apropiará de ciertos conceptos marxistas y formulará una nueva visión cristiano-socialista. Este movimiento, nacido en Brasil a principios de la década de 1960, después de la Revolución Cubana, pero antes del Concilio Vaticano II, tomará diferentes formas, incluida la formación, en 1962, por militantes de la Juventud Universitaria Cristiana, de un partido político socialista / humanista, Acción Popular (AP). Fue solo mucho más tarde, después de 1971, que la teología de la liberación se desarrolló a partir de esta experiencia sociopolítica., no solo en Brasil sino en toda América Latina.

Uno de los episodios más llamativos de esta convergencia entre catolicismo y marxismo fue el compromiso, hacia 1968-70, de un grupo de frailes dominicos del Convento de Perdizes, en São Paulo, con la resistencia armada contra la dictadura militar establecida en 1964 en Brasil. El libro de Leneide Duarte-Plon es la biografía de uno de estos dominicanos brasileños, el hermano Tito de Alencar, quien pagó con su vida este compromiso social y político.

Militante de la Juventud Estudiantil Cristiana, ingresó en la Orden de los Dominicos en 1966. Tito compartió con sus hermanos del Convento de Sâo Paulo, la admiración por el Che Guevara y Camilo Torres, y el deseo de asociar a Cristo y Marx en la lucha por la liberación del pueblo brasileño. Tito era cercano a Acción Popular, que era hegemónica en el movimiento estudiantil, y contribuirá a la organización clandestina, en 1968, del Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes en la aldea de Ibiuna. Como todos los delegados, será detenido por la policía en esta ocasión, pero pronto será liberado.

Tras el endurecimiento de la dictadura militar en 1968 y la imposibilidad de cualquier protesta legal, el ala más radical de la oposición a la dictadura tomó las armas. La principal organización de la lucha armada contra el régimen fue la Acción de Liberación Nacional (ALN), fundada por un líder comunista disidente, Carlos Marighella. Un grupo de jóvenes dominicos – Frei Betto, Yvo Lesbaupin, Fernando Brito y otros – se comprometerá con la ALN, sin tomar las armas pero brindando apoyo logístico; Sin pertenecer a quienes trabajan directamente con Marighella y sus compañeros, Tito de Alencar es solidario con su compromiso. Como ellos, cree que el Evangelio contiene una crítica radical de la sociedad capitalista; y como ellos, cree en la necesidad de una revolución. Como escribió más tarde, “la revolución es la lucha por un mundo nuevo, una forma de mesianismo terrenal, en el que existe la posibilidad de encuentro entre cristianos y marxistas”.

El 4 de noviembre de 1969, durante la noche, el Comisionado de Policía Fleury invadió el Convento de Perdizes y arrestó a varios dominicos, entre ellos Frei Tito. La mayoría serán torturados y sus confesiones permitirán a la policía tenderle una trampa a Carlos Marighella y asesinarlo. Tito no tuvo contacto con la ALN y respondió negativamente a todas las preguntas. Fue sometido dos veces a torturas (descargas eléctricas) a fines de 1969 y principios de 1970, primero por Fleury y luego en las instalaciones del servicio de inteligencia del Ejército, designado por los militares como «la sucursal del infierno». Para escapar de sus torturadores, intenta suicidarse con una cuchilla de afeitar. Internado en el Hospital Militar, recibió la visita del Cardenal de São Paulo, D. Agnelo Rossi, figura conservadora, que se solidariza con los militares y se niega a denunciar las torturas a los dominicos. Finalmente es enviado a una prisión «ordinaria», donde Tito escribe un relato de sus sufrimientos que será publicado por la revista estadounidense Look y distribuida en Brasil por activistas de la resistencia, con considerable impacto. El Papa Pablo VI termina condenando «un gran país que aplica métodos de interrogatorio inhumanos» y reemplaza a D. Rossi por Paulo Evaristo Arns, nuevo cardenal de São Paulo, conocido por su compromiso con la defensa de los derechos humanos y contra la tortura.

Unos meses después, los revolucionarios secuestran al embajador suizo y lo canjean por la liberación de 70 presos políticos, entre ellos Tito de Alencar. El joven dominico duda en aceptar, tan ajena le resulta la idea de salir de su país. Los 70 serán expulsados ​​del país y no podrán regresar. Tras una breve estancia en Chile, Frei Tito se instaló con los dominicos del Couvent Saint-Jacques de París. El exilio es para él un gran sufrimiento: “Es muy duro vivir lejos de su país y de la lucha revolucionaria. Debemos soportar el exilio como soportamos la tortura”. Participó en campañas de denuncia de los crímenes de la dictadura y comenzó a estudiar teología y los clásicos del marxismo: “Acepto el análisis marxista de la lucha de clases. Para aquellos que quieren cambiar las estructuras de la sociedad, Marx es fundamental. Pero la visión del mundo que tengo como cristiano es diferente a la visión del mundo marxista”. El dominico francés Paul Blanquart, conocido por sus opciones “a la izquierda de Cristo”, lo describe como “el más comprometido y el más revolucionario de los dominicos”.

Sin embargo, con el paso del tiempo, Tito muestra signos cada vez más inquietantes de desequilibrio mental. Cree que está siendo seguido y perseguido por su torturador, el comisario Fleury. En 1973 se le ofreció, por tanto, un lugar más tranquilo: el Convento de los Dominicos de l’Arbresle. Se hace amigo del hermano dominico Xavier Plassat, quien intenta ayudarlo, y sigue un tratamiento psiquiátrico con el doctor Jean-Claude Rolland. En vano. Después del golpe de Estado en Chile en septiembre de 1973 se puso cada vez más ansioso, convencido de que Fleury todavía lo perseguía y que los dominicos, o las enfermeras del hospital psiquiátrico, eran sus secuaces. Finalmente, exhausto, desesperado, el 8 de agosto de 1974, se suicida ahorcándose.

Su amigo dominico, el hermano Xavier Plassat, finalmente se instalará en Brasil, donde se convertirá en el organizador de la campaña contra el trabajo esclavo de la Comisión Pastoral de la Tierra: según su testimonio, “mi trabajo aquí es un legado dejado por Tito”.

Como sabemos, el Vaticano, bajo Juan Pablo II y Ratzinger, rechazó la teología de la liberación como un “error”, principalmente por su uso “indiscriminado” de conceptos marxistas. Con la elección de Bergoglio, Papa Francisco, de origen argentino, parece abrirse una nueva etapa. Gustavo Gutiérrez no solo fue recibido en el Vaticano, sino que el Papa decidió, durante un encuentro en 2014 con Alexis Tsipras y Walter Baier, dos líderes de la izquierda europea, abrir un diálogo entre marxistas y cristianos. Diálogos de este tipo habían tenido lugar en la posguerra, en ciertos países europeos (Francia, Italia, Alemania), pero una iniciativa bajo la égida del Vaticano no tiene precedentes.

El Papa ha delegado en el arzobispo Angelo Vincenzo Zani, secretario de la Congregación Vaticana para la Educación Católica, y al movimiento de los Focolares, una red laica fundada por Chiara Lubich en la Italia de la posguerra, este diálogo. El libro Europa en común es la primera publicación de este intento de explorar una “ética social transversal”. Dos de los editores del libro, Franz Kronreif y Luisa Sello, pertenecen a la red Focolari, y los otros dos, Walter Baier (exsecretario general del Partido Comunista de Austria) y Cornelia Hildebrandt, de la Fundación Rosa Luxemburg de Berlín representan ¡Transform! , red de Fundaciones de Investigación Marxista vinculadas a la Izquierda Europea.

El diálogo tuvo lugar primero en las instalaciones del Instituto Universitario Sophia, del movimiento Focolari, ubicado en el pueblo de Loppiano, cerca de Florencia, donde los participantes fueron recibidos por el sociólogo belga Bernard Callebaut. Otros simposios tuvieron lugar en Catelgandolfo, ¡la residencia de verano del Papa! – y en Viena. En septiembre de 2018, sin embargo, se llevó a cabo una universidad de verano conjunta, en las instalaciones de la Universidad del Egeo, ubicada en la isla de Siros, sede de una comunidad católica tradicional. La mayoría de los documentos reunidos en la colección Europa en común (primer volumen) son las presentaciones realizadas durante esta iniciativa. Durante sus estudios, los alumnos de ambas corrientes redactaron conjuntamente un documento, “El Manifiesto de Hermoupolis”, que también aparece en el libro.

En su introducción, los cuatro editores de la colección recuerdan que el objetivo del diálogo no es la conversión mutua, ni la producción de sincretismo, sino la búsqueda de lo común sin desconocer diferencias fundamentales. Tres intervenciones iniciales sirven como punto de partida:

Franz Kronreif, del movimiento de los Focolares, habla de “consenso en la diferencia” y sugiere que los puntos de referencia iniciales para el diálogo sean la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco y las Tesis sobre el concepto de historia de Walter Benjamin. Walter Baier, de la red Transform! recuerda la necesidad de los marxistas de una reflexión autocrítica sobre los crímenes cometidos en nombre del socialismo en la URSS y encuentra en los escritos de Karl Polanyi elementos para una convergencia entre socialismo y cristianismo. Finalmente, Mons. Zani, en un saludo dirigido a la Universidad de Verano 2018, rinde homenaje a los ideales de justicia, fraternidad y solidaridad de los jóvenes participantes en este encuentro.

Durante los diálogos y debates de la Universidad de Verano pudimos presenciar debates entre puntos de vista bastante opuestos, como por ejemplo entre Leonce Bekemans, profesora de la Cátedra Jean Monnet de la Universidad de Padua, partidaria convencida de la Unión Europea «realmente existente», y Luciana Castellina, exdiputada comunista europea, que sueña con «otra Europa», no sujeta a los mercados capitalistas. Sin embargo, los interlocutores de las dos partes lograron redactar un documento común, como fue el caso de Cornelia Hildebrandt y Pal Toth, profesor del Instituto Universitario de Sophia, sobre «Una estrategia no-violenta en un mundo plural». Lo mismo ocurre con la contribución de Petra Steinmair-Pösel, teóloga vinculada a los Focolares, en colaboración con Michael Brie,de la Fundación Rosa Luxemburg de Berlín, sobre “Los Comunes: ¿nuestro terreno común? «.

Europa como común también contiene contribuciones de Piero Coda, rector del Instituto Universitario de Sophia, de Bernard Callebaut, sociólogo de la misma Institución, de Spyros Syropoulos, profesor de la Universidad del Mar Egeo, de Alberto Lo Presti, de la Universidad Católica Lumsa de Roma, de José Manuel Pureza, profesor de la Universidad de Coimbra y miembro del Bloque de Izquierda en el Parlamento portugués, de la teóloga musulmana Adnane Mokrani – un llamamiento a favor de «un estado laico como una necesidad religiosa» -, del psicólogo social Thomas Stucke, del politólogo colombiano Javier Andrés Baquero (quien relata su experiencia en la gestión “verde” de la ciudad de Bogotá), y el autor de esta nota. El conjunto, que da testimonio de la pluralidad de perspectivas comprometidas en esta iniciativa «transversal», se complementa con una conferencia del Papa Francisco sobre “La opción preferencial por los pobres, criterio clave de la autenticidad cristiana” (19/8/2020).

¿Qué podemos concluir de este itinerario bibliográfico bastante desigual, que nos lleva del joven Marx al Pontifex Maximum Bergoglio? La única conclusión es que la relación entre marxistas y cristianos sigue siendo un libro abierto, cuyos próximos capítulos se escribirán menos sobre la base de las Sagradas Escrituras de los demás, que en respuesta a los desafíos ecológicos, sociales y éticos del siglo XXI.

Referencias
Friedrich ENGELS et Karl MARX Annales franco-allemandes,  Edition complète préparée par Alix Bouffard et Pauline Clochec. Traduction par J-C Angaut, V.Beguin, A.Bouffard, J-M Buée, P.Clochec, C.Fradin, M. L’Homme et J.Quétier. Présentation et annotation par P.Clochec,  Paris, Editions Sociales,  Geme (Grande Edition Marx et Engels), 2020, 328 pages;
Nicos FOUFAS, Friedrich Engels et la Guerre des Paysans  Allemands,  Paris,  L’Harmattan,  «Ouverture Philosophique», 2020,  117 pages.
Arno MÜNSTER, Socialisme et religion au XXe Siècle. Judaisme, Christianisme et athéisme dans la philosophie de la religion d’Ernst Bloch, Paris, L’Harmattan,  coll. «Ouverture Philosophique», 2018, 175 pages;
Donna T. HAVERTY-STACKE, The FieRce Life of Grace Holmes Carlson,  New York,  New York University Press,  2021, 289 pages;
Leneide  DUARTE-PLON et Clarisse MEIRELLES,  Tito de Alencar (1945-1974). Un dominicain brésilien martyr de la dictature, Paris,  Karthala, Collection  «Signes des Temps»,  2020, 308 pages. Traduit du portugais par les auteures.  Préface de Vladimir Safatle,  Avant-Propos de Xavier Plassat ;
Walter BAIER, Cornelia HILDEBRANDT,  Franz KRONREIF, Luisa SELLO  (Eds.),  Europe as a Common.  Exploring Transversal Social Ethics, Zürich,  LIT Verlag, 2021,  Vol. I,  267 pages.

Publicado originalmente en el blog del autor en Médiapart. Traducción de G. Buster en Sin Permiso.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/marxismos-y-cristianismos/

 

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España: Los sindicatos critican el nuevo acceso a la función docente, modificado in extremis por el Gobierno

En los últimos meses se esperaba la aprobación de la modificación del sistema transitorio que tendría que dar respuesta al acuerdo entre Gobierno y sindicatos para reducir la interinidad hasta el 8% desde, aproximadamente, el 25% en donde se encuentra actualmente. El acuerdo tiene un periodo de aplicación, inicialmente, de 2022 a 2024.

Mientras que los sindicatos han intentado acelerar el procedimiento para la tramitación de la modificación del Decreto 276/2007, las comunidades autónomas se han dado toda la prisa posible para aprobar y convocar los procesos selectivos de este 2022 antes de las novedades en un intento por beneficiar a las y los interinos que actualmente tienen trabajando. A pesar de que en otros momentos se ha respetado tramitaciones similares y se han convocado las plazas de oposiciones después de los cambios, en esta ocasión, las administraciones autonómicas han preferido no hacerlo en su mayor parte.

Esta situación ya generó el descontento por parte de los sindicatos que firmaron el acuerdo de estabilización (CCOO. CSIF y UGT). Un descontento que ha vuelto a aparecer una vez que se ha aprobado en el Consejo de Ministros el texto definitivo y que ha supuesto diferencias con lo acordado con ellos en las meses de negociación.

El mayor problema es que el Gobierno ha decidido a última hora, según cuentan, por un dictamen del Consejo de Estado, a separar las ofertas de empleo público. Según el último sistema, las CCAA agrupaban en las mismas convocatorias las plazas para cubrir la tasa de reposición y las de estabilización. En realidad las plazas no se distinguen cuando se ofertan, simplemente se suman una a la otra.

La disposición adicional cuarta, que es la que se ha introducido ahora para cumplir con el acuerdo de estabilización 2022-2024 impone que se oferten por separado ambas. Esto generará, explican los sindicatos, inseguridad jurídica, además de importantes problemas de organización y burocracia.

La inseguridad jurídica se producirá por el hecho de que las comunidades autónomas podrán decidir cuál es el procedimiento que prefieren utilizar para que las y los aspirantes accedan a la función docente. Según el sistema aprobado ayer, las plazas que sean para estabilización pasarán por un examen con dos pruebas que no son eliminatorias (reivindicación de los sindicatos para favorecer a las y los interinos). Además, la parte de oposición cuenta un 60% y la de concurso, el 40%. Estos porcentajes son algo diferentes actualmente (67 y 33 respectivamente).

El problema es que las plazas de la tasa de reposición podrán regirse por el sistema actual, en el que las pruebas son eliminatorias, de forma que quien no pase el primer examen no puede continuar. El sistema así genera una primera criba que simplifica la segunda, pero que por ende también provoca que queden plazas desiertas, de manera que la interinidad se perpetúa.

A partir de 2023, que será cuando comience a utilizarse este nuevo sistema, las comunidades autónomas tendrán que ver si las pruebas para ambas plazas (a las que puede presentarse cualquiera) se harán el mismo día a la misma hora o en momentos diferentes. Esto también genera cierta inseguridad jurídica, según los sindicatos, puesto que como explica Héctir Adsuar, responsable de pública de CCOO, un mismo aspirante tiene derecho a presentarse en ambos procesos, pero si estos se programan de manera simultánea, virtualmente se queda fuera de uno de ellos sí o sí.

Los sindicatos no se explican este cambio de última hora sobre el dictamen del Consejo de Estado. Un dictamen que no siempre es vinculante y que en el caso del proceso extraordinario anterior no había sido contrario a que se convocaran los dos tipos de plazas en los mismos procesos.

A esto se suma, como explica por ejemplo CSIF en un comunicado, que el cambio en el proceso contradice las directrices que el propio Gobierno ha dado a las administraciones desde la Secretaría de Estado de Función Pública para que se ofertasen conjuntamente los diferentes tipos de plazas.

Fuentes sindicales comentan que una posibilidad para que esto se haya hecho así podría ser para transmitir la idea de que a pesar del cambio, se ponen las cosas un poco más complicadas para el personal interino en ese equilibrio complejísimo entre quienes aspiran a las plazas recién terminados los estudios y con buenos expedientes académicos y quienes lo hacen después de varios años de experiencia profesional y el peso que esta tiene en los méritos.

Adsuar, que prefiere no conjeturar sobre las razones de este cambio, asegura que el nuevo procedimiento para la estabilización de plazas beneficia a todos los colectivos, principalmente, porque suma muchas más plazas a las que obtar siendo aspirante que si estas se separan en convocatorias independientes. El responsable sindical asegura que CCOO estudiará todas las posibilidades, también jurídicas, para echar atrás esta parte de la reforma en el acceso.

Desde el Ministerio aseguran que con el nuevo sistema se estabilizarán las plazas de interinidad para reducir esta al 8% desde el 23 actual. Preguntado por las quejas de los sindicatos, fuentes del Departamento de Pilar Alegría prefieren no comentar la situación.

Eso sí, el decreto recoge las aportaciones principales de los sindicatos en relación al peso de la experiencia docente previa así como de la formación de las y los candidatos. También, y es uno de los puntos importantes, el hecho de que ninguna de las dos partes que compondrán la oposición sea excluyente, de manera que aunque se falle en una se pueda hacer media con la otra.

Los sindicatos han defendido desde hace años esta posibilidad para que se garantizase en mayor medida las posibilidades de conseguir plaza a quienes tienen experiencia docente. Esta experiencia ganará algo más de presencia enla baremación y, además, al no haber partes eliminatorias, facilita que quienes están trabajando actualmente acudan con menos presiones al tener menos tiempo para prepararse los exámenes.

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España: Aprueban la fórmula para convertir a los docentes interinos en fijos

Europa/España/15-04-2022/Autor: ALFONSO TORICES/Fuente: www.elcomercio.es

Educación diseña una oposición excepcional hasta 2024 que prima que las plazas ahora temporales se las quede quien acredite una mayor experiencia.

El Consejo de Ministros aprobó este martes el real decreto que busca que la salida a concurso y adjudicación pública de las actuales plazas de profesores con contratos temporales terminen por convertir en funcionarios a quienes ahora son interinos.

En otras palabras, la norma, propuesta por el Ministerio de Educación, diseña un procedimiento y unas reglas de asignación de plazas excepciones que tratan de conseguir que estos puestos permanentes en los colegios e institutos públicos españoles se los queden en su inmensa mayoría quienes ya los ocupan de forma precaria desde hace meses o años e, incluso, décadas.

El real decreto será el que regirá la cobertura de las decenas de miles de plazas funcionariales para docentes que convocarán desde este año hasta 2024 las comunidades autónomas para convertir en fijos buena parte de los puestos de profesor de Infantil, Primaria, ESO y FP Básica que están ocupados por interinos.

Estas convocatorias extraordinarias, que podrían suponer hasta el 70% de todas las plazas de funcionario que saquen a concurso en los próximos tres años las autoridades educativas, tienen por objetivo cumplir lo dispuesto en la ley aprobada en 2021, que ordena que en 2024 no sean temporales más del 8% de los puestos de las administraciones públicas. En el caso de la educación, con un 23% de docentes interinos, habrá que dar plaza de funcionario a un 15% de los profesores que hoy dan clases en la pública.

Los sindicatos docentes calculan que, aunque a estas convocatorias públicas podrá presentarse cualquiera que quiera intentarlo, dado el diseño tan específico de las exigencias, serán copadas en cifras superiores al 90% por interinos de centros públicos.

Dos procedimientos

El decreto diseña dos procedimientos de adjudicación distintos. El primero, que regulará el proceso para asignar las plazas cubiertas por temporales desde 2016, será un concurso oposición, pero primará los años de experiencia docente en centros públicos, para favorecer las opciones de los interinos.

La fase de oposición, a diferencia del procedimiento ordinario, no será eliminatoria (hasta ahora suspender una prueba impide seguir) y desaparecerá el examen práctico. Para ir a la segunda fase, la de concurso, bastará con una media de 5 en las pruebas de conocimientos y pedagógica. Y, de los 10 puntos del concurso de méritos, 7 se otorgarán por años de experiencia docente en una especialidad concreta en centros públicos, 2 por formación académica y 3 más por méritos, en los que primará haber aprobado oposiciones anteriores.

El segundo procedimiento, aún más favorable a los interinos, otorgará las plazas temporales previas a 2016. No habrá fase de oposición y la de concurso repartirá 15 puntos, de los 7 serán por años de experiencia docente, 3 por formación académica y 5 por otros méritos, incluido haber aprobado otras oposiciones y la formación permanente.

Los profesores novatos (sin experiencia docente) deberán concentrarse hasta 2024 en las convocatorias de plazas de nueva creación y de cobertura de vacantes de jubilación, en las que regirá el diseño habitual, que al menos les da alguna opción real de conseguir el puesto si hacen unos buenos exámenes de oposición.

El Ministerio de Educación, que había pactado con los sindicatos cubrir también las más de 35.000 vacantes por jubilación hasta 2024 con el modelo de concurso oposición extraordinario, ha tenido que dar marcha atrás porque el Consejo de Estado en su informe preceptivo avisó que se trataba de una medida ilegal porque perjudicaba en una convocatoria ordinaria los derechos y posibilidades de los aspirantes sin experiencia docente.

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/sociedad/educacion/gobierno-limita-sistema-20220412143823-ntrc.html

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Los niños no son de goma: ¿cómo afecta la violencia en sus cerebros?

Por: Sandra Vicente

Esta información ha sido publicada el blog Educa Barcelona de El diari de l’educació

Las criaturas que han sufrido maltrato durante su infancia presentan alteraciones en el desarrollo cerebral que les hacen ser mucho más sensibles al miedo y viven en un estado permanente de estrés.

«Los niños no son de goma». Con estas palabras Jaume Lanaspa, asesor de presidencia de la Fundación ‘La Caixa’ se ha referido a la creencia popular de que las criaturas superan con mucha facilidad cualquier problema o impedimento, sin repercusiones graves. «Y, en todo caso, las gomas, cuando las pones al sol se agrietan y se rompen», añade Violant Cervera, consejera de Derechos Sociales de la Generalitat de Catalunya. Ambos han sido encargados de inaugurar la primera sesión del ciclo Violencia contra la infancia, prevención y reparación, organizado por CaixaForum Macaya y el Club de Roma y celebrado en Barcelona.

En el primero de los encuentros se ha tomado por objetivo analizar las consecuencias del maltrato infantil en la neurobiología del cerebro. Es decir: qué efectos tiene la violencia sobre la conducta y la forma de relacionarse de las criaturas. Y es que “lo que nos enferma mentalmente está muy relacionado con nuestro entorno. El cerebro humano es un intermediario entre el entorno y la conducta que desarrollamos para sobrevivir, aderezado con la conciencia, que nos permite anticiparnos de las consecuencias de nuestras acciones”, ha apuntado Lourdes Fañanás, catedrática de la UB e investigadora principal del CIBERSAM.

Con esta afirmación, Fañanás apunta a que existe una relación directa y científica entre haber vivido una situación traumática y acabar desarrollando dificultades para relacionarse o para controlar los impulsos. Y estos efectos se intensifican en la infancia por una sencilla razón: “los modelos mentales se construyen en buena parte en la infancia, momento en el que el vínculo con la realidad es la familia. Si hay violencia familiar de cualquier tipo, los niños aprenden –y así lo enseñan en su cerebro- que el mundo es hostil”, ha apuntado la investigadora.

Una de las grandes complicaciones de la violencia intrafamiliar es que los niños necesitan a sus agresores para sobrevivir

Así, los síntomas más frecuentes suelen ser el mal comportamiento, la carencia de concentración, la agresividad y, en algunos casos, actitudes autolesivas o depresivas. Pero éstos sólo son la punta del iceberg. «Las criaturas que se han enfrentado a diversas situaciones traumáticas, más o menos sostenidas en el tiempo, sufren lo que llamamos trauma complejo», dice Soledad Moreno, psiquiatra infantil del Hospital Clínic de Barcelona. «Nos referimos a traumas causados ​​por otra persona, que suceden en un entorno que, teóricamente, debería ser de confianza y del que no se puede huir», añade. Y es que ésta es una de las grandes complicaciones de la violencia en la infancia: las víctimas necesitan a sus agresores para sobrevivir.

“Los seres humanos estamos pensados ​​para buscar soluciones. Pero los niños no tienen esa oportunidad porque tienen la necesidad de conservar el vínculo con sus padres, aunque sean sus agresores. Y, a raíz de ello, construyen un autoconcepto negativo, se sienten culpables y merecedores de la violencia, lo que les ayuda a conservar el vínculo”, apunta la psiquiatra. Todo este contexto de trauma genera un Síndrome del Estrés Postraumático Complejo, que se traduce en regresiones, alteraciones extremas y desregulación emocional. “Que nadie les haya acompañado en estas experiencias, que les diga que lo que sienten es normal, hace que invaliden el trauma o intenten enterrar sus emociones, porque no creen que esté bien sentirse como se sienten”, añade Moreno.

De izquierda a derecha: las ponentes L. Fañanás, S. Moreno y L. Marquès, y Ester Cabanes, directora general de Atención a la Infancia y la Adolescencia | CaixaForum

Alteraciones en el cerebro

La psiquiatra asegura que los adolescentes que han sufrido violencia suelen reaccionar de forma que podría entenderse como exagerada a situaciones normales. «A menudo un olor, sensación o recuerdo les pueden provocar una regresión a una situación de violencia que haga que reaccionen de forma descontrolada», explica. Este comportamiento, que es una forma de escapar de una situación que les hace rememorar el trauma, no es voluntaria, sino que viene causada por una alteración del cerebro, recorriendo en niños que han sufrido violencia en una edad temprana.

Los niños víctimas de maltrato presentan niveles más elevados de cortisol que les hace más sensibles al miedo y vivir permanentemente alerta y estresados

Así lo afirma Laia Marquès, investigadora de la UB especializada en consecuencias neurobiológicas del maltrato infantil. Para explicarlo debemos remitirnos a la pequeña infancia: durante los primeros dos años, el cerebro se desarrolla en un 80% en base a las experiencias vividas. Una de las más importantes es la corregulación: “el vínculo entre el adulto más cercano y la criatura marca muchísimo. Si el pequeño no se siente protegido y consulado, su cerebro se formará en torno a la duda de si es o no merecedor de ayuda y protección”. Si esto ocurre, el bebé crece con unos altos niveles de cortisol, la hormona del estrés, que nos hace estar alerta en situaciones hostiles. «Un mecanismo de supervivencia que, en altos niveles, es neurotóxico y puede provocar enfermedades mentales», apunta Marquès.

Según se extrae de una investigación realizada en el Departamento de Biología Evolutiva de la UB, los niños que han sufrido maltrato muestran unos niveles constantes y más elevados de cortisol, especialmente por la noche. Es decir: están más estresados ​​y suelen sufrir de insomnio. Esta alteración también afecta a cómo se forman sus cerebros. Según la investigación, “un sobre desarrollo del cerebro primitivo, que gestiona el miedo, no deja paso a la formación del cerebro racional, que da sentido a las cosas. También se detecta menos evolución en la zona que rige la memoria, a fin de olvidar los episodios traumáticos”, apunta Marquès.

Sin embargo, las consecuencias del trauma no son irreversibles. Así al menos lo destaca Marquès, que apunta a que, según la investigación, los niños víctimas de maltrato que fueron adoptados antes de los cinco años fueron capaces de reestructurar los ejes de sus cerebros antes de la pubertad. “Como antes reaccionamos, mejor. La psicoterapia es efectiva, como lo es también la educación. Debemos rehacer los vínculos desde el cariño, no desde el discurso. Los cerebros dañados son un mecanismo de autodefensa, que han servido para que una criatura pudiera sobrevivir, pero que ahora les causa problemas. Y esto nunca es una elección personal. Debemos acompañarles, entender su miedo desde el respeto para que el niño pueda vivir, no sólo sobrevivir”, asegura Laia Marquès.

Fuente de la información e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com

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Hacia una protección común: Roberto Esposito y el paradigma inmunitario

Por: Irene Ortiz Gala

Toda comunidad convive con su sistema inmunitario, lo que posibilita a la vez que pone en riesgo su propia existencia. El trabajo de Roberto Esposito nos permite pensar la articulación de estos dos polos en una propuesta que pone en el centro la vida: una biopolítica afirmativa.

«Pensar la comunidad»: sobre estas tres palabras Roberto Esposito ha construido un imponente sistema filosófico. Con estas tres palabras inicia Communitas (1998), el volumen que le situó en el escenario filosófico internacional. Pero preguntarse por la comunidad es también preguntarse por el ser humano, por su forma de ser y estar con los otros. La comunidad pensada por Esposito se aleja de los comunitarismos anglosajones, de las éticas de la comunicación y de la sociología organicista: la comunidad no es un sujeto más vasto. Tampoco es una voluntad compartida, ni la suma de muchos sujetos que, estando juntos, se vuelven más sujetos por pertenecer a esa entidad creada con su participación. Frente a los discursos que hablan de pertenencia, que toman la comunidad como una propiedad del sujeto, Esposito subraya el carácter expropiador de la comunidad. La comunidad, entonces, no es lo propio, a lo que pertenece el sujeto, sino precisamente aquello que le altera, que le expropia.

La investigación de Esposito sobre la comunidad no se entiende sin el papel que desempeña su reverso, la immunitas. Su estudio sobre el paradigma inmunitario, sin embargo, no debe confundirse con una simple metáfora política del sistema inmunitario con el que el cuerpo se defiende de agentes externos (la inmunidad es una categoría política que solo a finales del siglo XIX adquiere una significación médica). Lo que le interesa es la co-presencia contradictoria que se da entre la comunidad ―communitas― y la inmunidad ―immunitas―, es decir, la relación antagónica de pertenencia que se da entre estos dos términos. Para poder justificar esta co-presencia, Esposito recurre a la raíz etimológica que comparten ambas nociones: el munus. Este término tiene tres significados que nos acercan a la noción de comunidad: obligación, oficio y don. Esta última acepción, aparentemente contradictoria con las dos anteriores, lleva a Esposito a hablar de un don obligatorio, es decir, de un don que «se debe dar y no se puede no dar». Así, la comunidad, al menos desde su aproximación etimológica, recuerda que lo que es común es la deuda, la obligación de dar y, como ha señalado Miquel Seguró, la vulnerabilidad inherente a su apertura, a la expropiación de los sujetos (Vulnerabilidad, 2021).

Así como el ‘phármakon’, en dosis elevadas, puede causar la muerte del cuerpo, el exceso de inmunización tiene consecuencias dañinas para la vida ―individual o colectiva― que protege

La inmunidad como reverso de la comunidad, por el contrario, tiene que ver con la protección. La immunitas actúa como mecanismo que consigue liberar a un miembro de una obligación que el resto de la comunidad tiene. Si el munus es el don obligatorio que pone en relación a los individuos en una comunidad, la immunitas es el mecanismo que permite interrumpir esa obligación. Así, mientras la comunidad no puede ser explicada desde la gramática de lo propio, puesto que señala la alteración que es estar con los otros, la inmunidad se presenta como la interrupción de esa obligación y el repliegue a la protección de lo propio.

El polo inmunitario que conserva la vida o, más aún, la protege frente a las amenazas externas, porta en su interior una valencia estratégica que se arriesga a dirigirse contra su propio cuerpo. Este riesgo, claro, es el de un exceso de inmunización: una deriva autoinmunitaria. Así como el phármakon, en dosis elevadas, puede causar la muerte del cuerpo, el exceso de inmunización tiene consecuencias dañinas para la vida ―individual o colectiva― que protege. La profundidad de la paradoja a la que llega Esposito se formula a través del oxímoron que implica que, precisamente aquello que tiene que proteger, pueda llegar a ser la causa de la muerte. Como sucede en el caso de las enfermedades autoinmunitarias, Esposito alerta del riesgo tanatopolítico que corren los Estados que aplican medidas que, bajo la narrativa de proteger y cuidar la vida, la niegan y la fagocitan. Siguiendo la noción de autoinmunidad suicida empleada por Derrida tras el ataque del 11-S, Esposito acentúa la deriva tanatopolítica de las medidas de protección: esta puede realizarse, paradójicamente, a través de la muerte.

En política, los relatos que emplean una narrativa inmunitaria identifican una amenaza ―alguien o algo― que puede acabar con el cuerpo social. Estos discursos recurren a la metáfora del contagio y enfatizan el peligro al que se encuentra expuesto el cuerpo social al entrar en contacto con la amenaza señalada. Todos ellos comparten el uso de la interpretación organicista del Estado propia del siglo XX: el cuerpo político puede explicarse como un cuerpo biológico. Así, al igual que este último, el Estado puede enfermar, precisar de medicinas, ser sometido a cirugía e, incluso, si no se vence la amenaza, morir. La metáfora organicista da paso a considerar a aquellos individuos que representan un peligro para la comunidad como enfermedades que tienen que ser eliminadas. El político se convierte en médico ―diagnostica la salud del Estado― y, más concretamente, en cirujano ―pues puede llegar a extirpar una parte del cuerpo si se encuentra gangrenada―.

Frente a la amenaza que representa una enfermedad con potencial letal, las políticas inmunitarias se dirigen a la aniquilación de la enfermedad como única medida efectiva para evitar la muerte del organismo popular. Por supuesto, cuando se estudian las políticas inmunitarias y autoinmunitarias se suele traer a colación las medidas en torno a la Rassenhygiene [higiene de la raza], especialmente la ley promulgada el 14 de julio de 1933 sobre «La Prevención de la Transmisión de las Enfermedades Hereditarias». Sin embargo, las prácticas inmunitarias y autoinmunitarias no se circunscriben solo a los totalitarismos del siglo XX, sino que han conseguido mutar en nuevas expresiones en las políticas contemporáneas. Los Estados se representan como cuerpos que se enfrentan a la posibilidad de ser contagiados o atacados por los cuerpos que le están próximos ―y ya desde mediados del siglo XX, también aquellos que geográficamente no parecen tan cercanos―.

El relato de la lógica securitaria, especialmente en las últimas décadas, asume la infalibilidad del sistema inmunitario: la enfermedad ―el ataque― solo acontece porque se ha producido un fallo en el sistema ―inmunitario y de seguridad―. Bajo esta premisa surge el escenario de defender al cuerpo social no solo ante un peligro identificado, cumplido, sino también frente a amenazas potenciales, futuras. Este peligro futuro lleva a la política a adaptarse ante un riesgo que aparece como más violento que el pasado y ante el cual es necesario tomar todas las medidas posibles. Una lógica que necesariamente reclama mayor seguridad: si el sistema inmune no comete errores, no puede darse el contagio, no es posible que la amenaza se cumpla.

En un contexto de globalización, a la vez que las fronteras de los Estados prácticamente se han desdibujado para las mercancías y se han erigido más fuertes y violentas para las personas ―lo que no se ha traducido en una interrupción de los movimientos migratorios, sino en una mayor tasa de mortalidad―, los relatos inmunitarios han tratado de restablecer férreos límites frente a una amenaza no identificable. El peligro constante y anónimo ha incrementado la percepción de riesgo y, a la vez, ha legitimado el aumento de medidas de seguridad. Amenazas futuras e inciertas que cada partido político ha capitalizado en función de sus intereses: delincuencia, terrorismo, movimientos migratorios y también, como hemos visto recientemente, alertas sanitarias. En lugar de adecuar la protección al efectivo nivel de riesgo o amenaza, las prácticas autoinmunitarias adecuan la percepción del riesgo a la creciente necesidad de protección. Podríamos nombrar como «sociedades del riesgo» a estas comunidades que son el resultado de la amenaza constante e impersonal que, tratando de protegerse, comprometen la vida social que cuidan a través de una incesante demanda de protección.

Nos encontramos ante una oportunidad única para asumir la vulnerabilidad y la interdependencia de la vida, que no reconoce los límites establecidos por las fronteras de los Estados

El paradigma de la seguridad es ya una técnica normal de gobierno. Solo así, me parece, puede entenderse la pasividad ―si no la complicidad― de gran parte de la ciudadanía con ciertas políticas inmunitarias. Como recuerda René Girard, el terror que se infunde a la comunidad exige periódicamente un tributo de víctimas. La lógica del sacrificio es adoptada por las políticas inmunitarias, que incluyen en sus cálculos un cierto número de daños colaterales justificados en nombre de la prevención de un mal futuro.

A comienzos de año, Esposito publicó su último libro, Immunità comune, donde examina los mecanismos jurídico-políticos que empleó el sistema inmunitario social para enfrentarse a la amenaza sanitaria de la covid-19. Una de las cuestiones centrales que aparecen en este ensayo es que la seguridad que el Estado debía garantizar a sus ciudadanos se desplazó del ámbito social al sanitario: nada fue tan importante como la salud. En el caso de España, el estado de alarma ―anulado meses más tarde― y las medidas implementadas revelaron el nexo entre biología y praxis jurídica que requería la exigencia de seguridad sanitaria. El horizonte inmunitario y sus consecuencias se han revelado con toda su crudeza en los dos últimos años. Al inicio de la pandemia, algunos países como Reino Unido, Brasil y Estados Unidos basaron sus políticas en la conocida «inmunidad de rebaño», que favorecía a las franjas de población más jóvenes y mejor adaptadas y estaba dispuesta a sacrificar la vida de la población envejecida no productiva. El otro modelo, adoptado por la mayoría de países ―incluidos aquellos que al inicio apostaron por la inmunidad de rebaño―, instauró medidas de cuarentena y distanciamiento social. Como señala Esposito, este modelo solo podía ser válido en el momento previo a la vacunación, puesto que se trataba de una serie de prácticas biopolíticas negativas con importantes riesgos para la comunidad: un modelo que aseguraba la protección social precisamente a través de su des-socialización. Finalmente, una tercera vía apareció en escena una vez que se desarrollaron las vacunas: la posibilidad de una inmunidad común o de una co-inmunidad que, para funcionar, debía contemplar a la comunidad mundial.

Nos encontramos ante una oportunidad única para asumir la vulnerabilidad y la interdependencia de la vida, que no reconoce los límites establecidos por las fronteras de los Estados. El colapso de la inmunidad de los Estados ha revelado la insuficiencia de su carácter: podemos seguir optando por las prácticas autoinmunitarias de distanciamiento social, comunidades basadas en el miedo al contacto y, así, negar la comunidad, o podemos reconocer la co-dependencia que nos une y poner en práctica una inmunidad común. Aquella que entiende que la única forma de protección posible del individuo se da a través de la protección de los otros.

Obras citadas en el texto

―Borradori, B. (2003). La filosofía en una época de terror: diálogos con Jürgen Habermas y Jacques Derrida. Taurus.

―Esposito, R. (2003). Communitas. Origen y destino de la comunidad. Amorrortu.

―(2005). Immunitas. Protección y negación de la vida. Amorrortu.

―(2022). Immunità comune. Biopolitica all’epoca della pandemia. Einaudi.

―Girard, R. (2016). La violencia y lo sagrado. Anagrama.

―Seguró, M. (2021). Vulnerabilidad. Herder.

Fuente de la información e imagen: https://www.elsaltodiario.com

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El fomento de la lectura en las aulas

Por: Mario Crespo

Si queremos que los alumnos españoles lean, primero debemos conseguir que amen la lectura; no se trata de ofrecerles libros, sino de suministrarles experiencias lectoras, de hacerles disfrutar, desde bien jóvenes, de la lectura como actividad lúdica e intelectual. Y para ello se necesita infraestructura e inversión.

Un artículo publicado en El País el pasado día 13 de marzo y basado en el estudio ‘Jóvenes y lectura’, de la Fundación Germán Sánchez Ruiperez, ha abierto el debate —que sin embargo no es nuevo— sobre la lectura en la adolescencia, generando entre la comunidad educativa y los profesionales del sector del libro, entre escritores, periodistas, lectores y mediopensionistas, miles de tweets, estados de Facebook y enconadas charlas que giran alrededor de la misma columna.

Como siempre que se establece un debate educativo, encontramos posturas de todo tipo: quienes están de acuerdo con el planteamiento del artículo y piden lecturas más accesibles y métodos alternativos, quienes dicen que para leer mala literatura mejor no leer, quienes piensan que la culpa es de los móviles y las tablets y los videojuegos y Netflix, y también quienes ven en el debate que la subjetividad de su trasfondo oprime las hipotéticas soluciones al problema.

Y todas ellas, sin ser excluyentes, tienen su parte de razón y su porcentaje de verdad. Sin embargo, cuando tratamos este tema casi siempre se obvia una cuestión que, a mi entender, no es baladí: la educación literaria no es lo mismo que el fomento de la lectura. Es decir, se mezcla con demasiada facilidad la palabra literatura con la palabra lectura, cuando, en realidad, la lectura es el hábito que enseña el camino hacia la literatura. O, dicho de otro modo: leer leemos todos, leemos mucho, leemos a diario (carteles, señales, noticias, mensajes), y sin embargo la literatura no forma parte de las vidas de todos. De hecho, el estudio de la Fundación Sánchez Ruiperez incluye un gráfico donde se muestra que los jóvenes sí emplean su tiempo de ocio en leer, aunque no necesariamente en leer libros (blogs, redes sociales, periódicos y cómics)

El fomento de la lectura es considerado una herramienta fundamental para el ejercicio del derecho a la educación y a la cultura en el marco de la sociedad de la información. El Plan de Fomento de la lectura 2021-2024, del Ministerio de Cultura y Deporte «reivindica la lectura como un elemento vertebrador más allá de un mero pasatiempo«. Pero cuando el plan de fomento se centra en el ámbito académico depende a la postre de los centros educativos y sus respectivos recursos. En otras palabras; es muy difícil implementar un plan de fomento de la lectura sin una biblioteca escolar en condiciones y sin un presupuesto digno para ello.

El Real Decreto 582/1989 excluía a las bibliotecas escolares del Sistema Español de Bibliotecas. Y, aunque la Ley 10/2007 de la lectura, del libro y de las bibliotecas, modificó el plan al decretar que una biblioteca escolar debía disponer de recursos para la comprensión lectora y el rendimiento académico de los estudiantes, nuestras bibliotecas escolares se encuentran todavía a años luz de las de Australia, Estados Unidos o Gran Bretaña.

Las bibliotecas de los centros españoles existen, tienen fondos y actividad, y permiten el uso y disfrute de sus colecciones por parte de padres y alumnos, pero carecen de una estructura profesional. De hecho, suelen ser cuartos pequeños que se abren una o dos veces por semana y que sirven sobre todo de almacén de libros, pues su objetivo primordial es apoyar el desarrollo del currículo académico y, por lo tanto, no funcionan como centros de préstamo, ni llevan a cabo programas sólidos de fomento de la lectura, ni poseen una agenda de actividades semanales. En ellas los fondos son exiguos, los puestos de lectura escasos y la catalogación y recuperación de información es básica, analógica o incluso inexistente.

En el polo opuesto encontramos las de países como los Estados Unidos, donde son una parte fundamental de las escuelas, y funcionan como el corazón de las mismas. Para el alumnado, la biblioteca es una asignatura más, una parte del programa educativo y de la agenda semanal. La biblioteca es, en otras palabras, como una clase de música o de educación física; unas horas semanales que, de forma individual o colectiva, se dedican a la promoción de la lectura. Por otro lado, en la biblioteca se forma a los alumnos para que sean autónomos a la hora de hacer búsquedas y encontrar sus propios recursos, para que puedan convertirse en futuros investigadores.

Bajo mi experiencia en el terreno de las bibliotecas escolares norteamericanas puedo afirmar que el placer por la lectura se trabaja y se desarrolla desde la primaria; la semilla de la lectura se planta para que, aunque el árbol deje de crecer durante la secundaria por razones de tiempo, edad y ritmo de vida, pueda seguir dando sus frutos a posteriori. Esto no garantiza un éxito seguro, pero sí una metodología más realista y eficiente.

Por ejemplo, para un niño que rechaza leer y que, como afirma el citado estudio de la Fundación Sánchez Ruiperez, piensa que «leer le aísla» y que, en definitiva, no encuentra placer alguno en ello, la biblioteca escolar sirve como refuerzo para la consolidación del hábito lector a través de temas afines y estrategias alternativas. Si a este alumno le gusta el fútbol, se le anima para que tome prestadas revistas y libros de fútbol. Tras este primer paso, este joven podrá dar el salto a lecturas más complejas y que precisen de una mayor comprensión lectora.

Si queremos que los alumnos españoles lean, primero debemos conseguir que amen la lectura; no se trata de ofrecerles libros, sino de suministrarles experiencias lectoras, de hacerles disfrutar, desde bien jóvenes, de la lectura como actividad lúdica e intelectual. Y para ello se necesita infraestructura e inversión.

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España: médicos de familia lamentan que ningún plan escolar incremente las horas de educación física

Recuerdan que la OMS recomienda actividad física diaria con el objetivo de poner fin al sedentarismo y reducir las cifras de obesidad infantil

La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic) lamenta que en los últimos 25 años, pese a haberse implantado ocho normativas educativas distintas, la asignatura de educación física «casi no ha variado ni en contenido ni en número de horas lectivas» en la comunidad.

En un comunicado, la entidad ha añadido que sigue sin impartirse en segundo de Bachillerato, y que todos estos planes «incumplen las recomendaciones internacionales« porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda actividad física diaria.

La coordinadora del grupo de Ejercicio Físico y Salud de la Camfic, Montserrat Romaguera, recuerda que «el incremento de la actitud sedentaria más peores hábitos alimentarios es igual a mayor obesidad infantil« provocará más enfermedades cardiovasculares y cánceres, y más tempranos.

Por ello, ha pedido una promoción de la actividad física extraescolar con tarifas asequibles, y potenciar las actividades físicas no competitivas, estimulando el ocio activo liderado por los docentes y rediseñando los patios escolares para «evitar el monopolio del fútbol por los más hábiles».

También ha reclamado que la educación física y la promoción de estilos de vida sean ejes transversales de la formación integral del alumno, una regulación «firme» de la publicidad alimentaria y del ocio de pantalla y el fomento de los desplazamientos activos.

Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es

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