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España presidirá la iniciativa de la ONU sobre ciudades inteligentes

Europa/ España/Abril del 2017/Noticias/http://www.expansion.com/

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) ha concedido a España la presidencia de la iniciativa United for Smart Sustainable Cities (U4SSC), la plataforma de la ONU que coordina las actividades sobre ciudades inteligentes, según informa el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital en un comunicado.

El Ministerio, que asumirá este puesto a través de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, remarca que con la presidencia de esta plataforma, compartida con Emiratos Arabes Unidos, España ve reconocido «su esfuerzo y trabajo durante el último año y medio para la elaboración de la normativa sobre ciudades inteligentes».

La U4SSC es una iniciativa internacional para que las localidades implanten las ciudades sostenibles inteligentes en todo el mundo que aboga por políticas públicas para fomentar el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) con el objetivo de facilitar la transición hacia ciudades inteligentes.

España aprobó en 2015 el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes, consensuado entre los consistorios, la industria y la Administración General del Estado. Dicho plan está basado en la regulación, materializada en la aprobación de normas e iniciativas internacionales; en la transformación digital de las ciudades y en el apoyo a la industria mediante la promoción de estándares y convocatorias de ayudas.

El Ministerio afirma que actualmente la iniciativa española de ciudades inteligentes es un modelo que goza de «reconocimiento nacional e internacional». Así, remarca que la Comisión de Banda Ancha de la ONU calificó de «ejemplar» el proyecto español, así como que muchos países, particularmente en América Latina, han solicitado colaboración de España en este ámbito.

El anuncio de la presidencia de España se ha realizado en la VII Semana de las Normas Verdes en Manizales (Colombia), un encuentro celebrado desde el 3 al 5 de abril que organiza la UIT junto con otras organizaciones internacionales como la UNESCO o la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Este evento, que se celebra bajo el lema ‘Economía circular y ciudades inteligentes y sostenibles’, sirve como plataforma mundial para el debate y el intercambio de conocimiento sobre el uso de las TIC para proteger el medio ambiente, desarrollar el potencial de la economía circular y acelerar la transición de las ciudades a modelos inteligentes y sostenibles,

Fuente:

http://www.expansion.com/agencia/europa_press/2017/04/06/20170406112344.html

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/MMB2rOJo8ATAM9VEULfxHo0kzCF6FYT1l6VDJqZbgzaVoKtaAHa4w34zUXZeUz4cOCmdLGw=s124

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Entrevista a Francisco Javier Gómez González sobre ¿El mito de la ciencia interdisciplinar? Obstáculos y propuestas de cooperación entre disciplinas (II)

Salvador López Arnal: “En la ciencia además de competir hay que cooperar porque si no perdemos todos”

Francisco Gómez González, titulado en Sociología y en Geografía, es actualmente profesor de Sociología en la Universidad de Valladolid. Pertenece al Grupo de Evaluación de la Tecnología de la citada universidad y al Grupo de Investigación de Estudios Sociales de la Ciencia (Grupo CTS) dela Universidad de Oviedo.  Ha colaborado en numerosas estudios españoles, europeos y latinoamericanos dentro del campo de investigación de Ciencia, Tecnología y Sociedad.

Nuestra conversación se centra en su reciente libro publicado por Libros de la Catarata, Madrid, 2016.

***

Estábamos en este punto. Hablando de cooperación: recuerda usted el concepto de coopetición de Adam Braundenburger. Se trata de buscar competir y cooperar al mismo tiempo entre disciplinas y entre científicos. ¿Es posible de forma generalizada? ¿Los intereses nacionales, las prácticas reales de las grandes potencias, no dificultad esa cooperación cuanto menos en determinadas áreas de la teconociencia contemporánea que serían, algo así, como secretos de Estado?

El mito de la ciencia altruista se está poniendo en cuestión permanentemente. La competencia entre estados, el I+D privado, los fraudes científicos, las luchas por la autoría, etc. etc. Demuestran que la ciencia se mueve por intereses. En la actualidad nuestra economía se mueve por el conocimiento, de manera que es fácil imaginar que los valores de universalidad y altruismo que supuestamente caracterizan a la ciencia, al menos en su versión mertoniana, funcionan con muchos problemas. Por este motivo, en el libro se habla del concepto de coopetición. No podemos pensar en los científicos y científicas como seres humanos ajenos a intereses, ambiciones y agendas ocultas. No vale y nunca ha valido el mito de la torre de marfil donde los científicos trabajan sin importarles nada que no sea el conocimiento.

No obstante, junto a ello hay cooperación, hay posibilidad de encuentro de intereses, de apoyo entre colegas, etc. En la ciencia además de competir hay que cooperar porque si no perdemos todos.

Aunque fuera con otras pretensiones, los Jasones, aquellos científicos usamericanos de tanto curriculum que colaboraron con el Pentágono en tareas poco humanistas, ¿no serían un ejemplo de colaboración interdisciplinar? En la misma línea, ¿el proyecto Manhattan fue un ejemplo de cooperación entre disciplinas?

Por lo que conozco, los Jasones y el proyecto Manhattan eran interdisciplinares. Ser interdisciplinar no es sinónimo de ser moralmente superior, solo de estar abierto a la cooperación. De hecho, hay mucha interdisciplinariedad en la investigación armamentística, en parte porque se realiza fuera de la academia, en institutos ad hoc.

A pesar de lo que acabo de decir, creo que podemos seguir reivindicando la cooperación. La interdisciplinariedad no es la solución de todos los problemas de la ciencia, solo es una alternativa a los riesgos de la hiperespecialización y la fragmentación. Otro tema distinto es la finalidad de la investigación, la ética, la responsabilidad social de la ciencia. Autores como Nicolescu suelen integrar todos estos temas y llaman ciencia transdisciplinar a la ciencia que integra saberes, valores humanos, moralidad, estética, etc. Personalmente creo que esta mezcla no ayuda a entender la realidad. Una cosa es cooperar y otra cosa son los fines para los que se coopera.

Una de las tesis que defiende en el libro: «Es necesario partir de la convicción en la semejanza entre la ciencia y el resto de las instituciones, que lleva a comprender las iniciativas de fomento de la interdisciplinariedad como consecuencia de un contexto social y económico que suscita demandas y que establece condicionamientos de diferente naturaleza». El sistema económico y social, afirma también, «plantea nuevos problemas cada vez más integrales y sistémicos para los que no bastan soluciones parciales». Si fuera así, admitamos que fuera así, ¿no se corre el riesgo de ubicar las ciencias es un papel de subordinación-servilismo respecto a las finalidades y necesidades no del conjunto de la sociedad, sino de los objetivos de las grandes corporaciones, de los grandes poderes económicos?

Eso no es un riesgo de ahora. Siempre ha sido así. Lo que ocurre es que muchas veces se ha ocultado esta realidad mediante el mito del saber por el saber y la supuesta autonomía de la ciencia. Los estados han dado recursos a la ciencia para dar solución a los problemas que ellos consideran relevantes y, con frecuencia, estos problemas han sido militares y económicos.

La clave no es volver a una supuesta autonomía de la ciencia de tiempos pasados, donde nos jugamos el futuro es en crear una ciencia que dé respuestas a los problemas de los ciudadanos, no solo del poder.

Aconseja usted incrementar la capacitación de los científicos en habilidades organizativas. ¿No puede conllevar esa capacitación una merma de sus conocimientos en sus propios ámbitos de investigación? ¿No podemos convertirlos en gestores? ¿No hay excelentes científicos que siguen prefiriendo trabajar un poco a su aire, sin mucha organización ni equipo detrás de ellos?

La ciencia contemporánea es cada vez más una ciencia de grupos. Es un proceso productivo, dependiente de los recursos tanto como de la capacidad de los científicos. Esta afirmación no niega la existencia de científicos de tradición solitaria, que están presentes en algunas ciencias concretas que tienen mucho papel en la mitología de la ciencia. Se trata de una alternativa legítima pero que tiene poco espacio futuro.

Consecuentemente, saber hacer ciencia no es solo saber método científico, también requiere saber gestionar los equipos y el trabajo científico.

Defiende también la necesidad de nuevas estrategias de investigación, de considerar los acuerdos metodológicos como un resultado, no como un a priori. Pero, más de allá de sus deseos, sin caer en miradas utópicas, ¿se puede llegar a acuerdos epistemológicos entre disciplinas muy distanciadas (pongamos por caso, entre la física atómica y la psicología social)? Admitiendo que fuera posible, ¿qué mejoría conseguiríamos con ello?

Este es un tema controvertido. La propuesta que recoge el libro es pasar de los grandes consensos a priori a los consensos a posteriori. Algún autor ha llamado el error de Descartes a la obsesión por entender y definir de manera rigurosa el método antes de empezar a conocer. Desde luego, parece una alternativa razonable pero, en la ciencia contemporánea, todavía no hemos consensuado una definición universalmente aceptada sobre lo que es el método científico y no parece que sea un problema para que la ciencia y la tecnología avancen. A veces, intentar construir un consenso a priori nos lleva a la parálisis.

Consecuentemente, la propuesta del libro plantea que ante problemas y objetos de investigación interdisciplinares y complejos, hay que ponerse a trabajar y los consensos metodológicos saldrán como consecuencia del trabajo.

En la misma línea que la pregunta anterior: defiende la necesidad o conveniencia de incrementar la participación de actores sociales en las decisiones de los sistemas de investigación. ¿Qué actores sociales? ¿Qué preparación necesitarían? ¿Cómo podría organizarse una preparación así?

Bueno, sobre esta tradición hay mucho hecho y escrito, y contamos con iniciativas muy interesantes. En España tenemos investigadores como José Antonio López Cerezo y Marta González, que son referencia en esta materia. La participación en ciencia y tecnología es una parte importante de las dinámicas de democracia participativa. Los ciudadanos ven que su vida mejora o empeora según se aplique una tecnología u otra, según se investiguen unos campos u otros, y consecuentemente, deben poder opinar sobre este tema.

Además, estas investigaciones se hacen fundamentalmente con dinero público, de manera que parece lógico que los ciudadanos puedan opinar sobre qué investigar, cómo gestionar los resultados de investigación y cómo se debe difundir el conocimiento y la tecnología. Todos los actores deberían poder implicarse en esta participación, incluida la ciudadanía no organizada.

En relación a cómo hacerlo, hoy por hoy contamos con muchas metodologías: conferencias de consenso, talleres de escenarios, jurados ciudadanos, l evaluación constructiva de tecnologías, etc. En Suiza incluso se han hecho referéndums para tomar decisiones de aceptación de determinadas tecnologías.

En cuanto a la preparación necesaria para participar, considero que hay que superar los modelos de déficit cognitivo. Todo el mundo puede participar, al margen de su nivel de conocimiento. Por poner un ejemplo, los padres de un hijo con una enfermedad rara, deben presionar y luchar para que este tipo de enfermedades tengan su presencia en las prioridades de investigación. Tengan o no tengan un doctorado, estos padres tienen el mismo derecho que cualquier ciudadano a reivindicar que se genere conocimiento para ayudar a su hijo o hija. Esto es participar.

En la historia reciente de la epistemología, ¿cuáles serían los hitos más importantes de este enfoque que usted defiende?

En el libro se establecen varios hitos, todos ellos bastante convencionales: el año 1922 con las primeras reuniones del Círculo de Viena, el año 1970 con el primer congreso sobre interdisciplinariedad liderado por Piaget en Viena, el año 1982 con el boom de las TICs y la impronta de la obras de Edgar Morin y el año 1994 con el libro de Michael Gibbons sobre la nueva producción del conocimiento, que supuso un replanteamiento del debate.

La filosofía de la ciencia más, digamos, ortodoxa (me refiero a los grandes nombres: Círculo de Viena, Popper, Kuhn, estructuralismo Sneed, Hanson Russell,…), ¿ha sido sensible a este enfoque? ¿Han escrito sobre ello? ¿Han formulado críticas en algún momento?

Muy poco. La epistemología tiene un nivel de debate muy elevado y las propuestas de interdisciplinariedad se han quedado algo al margen de este debate. Es cierto que los epistemólogos de la complejidad y de las tradiciones más holísticas han escrito sobre el tema, pero no ha sido un tópico central en la tradición dominante de la Filosofía de la Ciencia. Es cierto que Piaget, con su epistemología genética, ha inspirado alguno de los mejores desarrollos de la interdisciplinariedad pero, a partir de este momento, la investigación sobre el término ha sido más frecuente en el pensamiento educativo y entre los expertos en gestión del sistema científico.

Por lo demás, perdone la ingenuidad, en el ámbito de las ciencias sociales, ¿no se practica usualmente este trabajo cooperativo? ¿No trabajan conjuntamente en muchas ocasione sociólogos, economistas, politólogos, etc?

Ójala fuera así. La realidad es exactamente la contraria. Los estudios de redes de cooperación demuestran que cooperan más las ciencias naturales que las sociales. La razón de este curioso fenómeno es que en las ciencias sociales las fronteras no son claras, los conflictos sobre los límites de las disciplinas son más frecuentes, un mismo objeto de investigación es objeto de interés de muchas ciencias. En esos contextos, la cooperación se hace más difícil. Todos pretenden tener derechos legítimos sobre determinados temas.

En la misma línea que el punto anterior: muchos programas de investigación ecológica, ¿no podrían enmarcarse en esta propuesta epistemológica?

El paradigma ecológico es la mejor tradición de la interdisciplinariedad. No en vano, pensar la realidad como sistemas es una de las estrategias de análisis que mejor integra diferentes conocimientos.

Tanto la primera ecología, como los desarrollos de la teoría general de los sistemas son especialmente relevantes en esta materia. Esta tradición sigue en la actualidad, hay desarrollos muy interesantes que vinculan ecología y economía, dimensiones sociales y ambientales, etc.

Finaliza su ensayo con estas palabras: «Aunque la comunidad de científicos y pensadores lleva escribiendo sobre estos temas desde hace más de cuarenta años, el programa de trabajo sigue abierto y esto supone una invitación para cualquier investigador o investigadora que desee sumergirse en esta labor de estudio y de promoción». ¿Finalizamos también la entrevista con esta reflexión? ¿Quiere añadir algo más?

Bueno, a mi personalmente me gustaría terminar con una frase de Simmel, un poco extraña, que dice que «La ciencia que la humanidad tiene en un momento dado depende de lo que es la humanidad en ese momento.» Creo que es un buen cierre porque nos hace pensar qué relación tiene la dificultad de cooperar en la ciencia con el tipo de articulación social que hemos generado.

De acuerdo, y da pie a la necesidad de transformaciones sociales si las relaciones de cooperación ciencia-sociedad no persiguen fines muy favorables al desarrollo de una humanidad que viva armoniosamente con ella y con la naturaleza.

Primera parte

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=224791

Imagen tomada de: https://i.ytimg.com/vi/Kk5ddyUMTXs/maxresdefault.jpg

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La denominación de los centros educativos: Debate e Igualdad

por MARTÍN ALONSO y PEPA PALACIO.

Han sido profesores del IES “Javier Orbe Cano”. Martín fue miembro de la Plataforma pro Instituto, gracias a la cual se construyó en Corrales el segundo instituto, el Estelas de Cantabria||

Desde que se anunció por parte de la dirección del IES “Javier Orbe Cano”, de Los Corrales, la intención de cambiar del nombre al Centro se han sucedido las intervenciones por diferentes medios sobre este asunto.

Como profesores que hemos sido de ese Instituto, con el que seguimos de alguna forma vinculados, a la vez que recordamos con satisfacción los años de docencia nos parece conveniente expresar nuestro punto de vista al respecto.

Esta reflexión se divide en las dos partes que refleja el título, pero atribuye un papel principal a la primera con independencia de la extensión que ocupa cada cual.

CÓMO FUNCIONAN LOS DEBATES

¿Por qué el arte del debate? La forma en que se dirimen los contenciosos es un aspecto esencial de una cultura cívica. Vivimos en sociedades plurales y abiertas, con distintas preferencias, sensibilidades y valores.

La educación cívica –para la ciudadanía, o de cualquiera de las formas que se la denomine– es por tanto una competencia básica para el funcionamiento del ecosistema específicamente humano, el democrático. En este caso la exigencia es doble porque añade a la general la particular del contexto: se trata de un debate de alcance educativo.

En suma, deberíamos esperar que ese debate se llevara a cabo de acuerdo con las reglas establecidas para estas discusiones, reglas que quedaron resumidas en un escrito resultado de la colaboración de una antigua y de un ex profesor (“Una ética para el debate”, disponible en Internet. De allí procede esta cita oportuna de Luis Vives: “Los propios teólogos debaten entre sí sobre temas divinos con espíritu de gladiadores, y con odios muy fuertes acerca de la caridad”).

No es este el lugar para entrar en los detalles pero sí cabe entresacar lo que sirven a nuestro propósito. En primer lugar, un debate debe proporcionar argumentos o razones; en segundo lugar, debe ser relevante (relativo al propósito de la discusión); en tercer lugar, debe regirse por el criterio de verdad (su contenido debe ser congruente con las condiciones objetivas), y por último y como resumen, debe inscribirse en el principio cooperativo: su intención última debe ser el logro de la mejor solución para los objetivos de la institución.

Vemos que estas condiciones no son desgraciadamente la regla en el debate público general (recordemos a Podemos en vísperas de Vista Alegre, pensemos en las primarias locales del PP recientes o las del PSOE nacional inminentes) pero, como pasa con la corrupción, el que haya casos en que no se ajusten a los criterios no significa que no debamos aspirar a ellos.

ARGUMENTOS EN ESTE DEBATE

En las contribuciones que conocemos respeto a este asunto, algunas se acercan a estas premisas, pero otras están muy lejos de ellas, especialmente las que –ocurre en otros supuestos y es una característica de lo que se denomina ciberbasura– circulan por las redes muchas veces incumpliendo la primera regla para un debate público al esconderse el autor en el anonimato.

No cumplen con los criterios apuntados las opiniones que prefieren las descalificaciones a las razones (la falacia ad homimen), las que construyen un caso de agravio, las que ignoran la exposición de motivos para la propuesta de cambio y quienes invocan datos erróneos. Desde luego que se puede mantener un respeto exquisito a estas reglas y sin embargo estar en contra de la propuesta; la democracia está hecha de esas polifonías, pero no se puede hacer democracia ni cultura cívica con cacofonías y exabruptos; y eso ocurre cada vez que se infringen las reglas de la lógica y del sentido común cooperativo.

Quienes firmamos esta columna consideramos que algunos de los argumentos ofrecidos contra el cambio no son convincentes (pero esto entra, insistimos, en el orden de la pluralidad normal, sin pretensiones de considerar mejores nuestras opiniones, solo discrepantes).

No nos parecen convincentes en particular tres argumentos.

-El primero es construir un caso de agravio contra la persona de Javier Orbe Cano. Ni los que firman, ni que sepamos nadie de los que han tenido que ver con el Centro, ha puesto nunca en cuestión los méritos de esta persona. Pero esta no es la cuestión y sin embargo se ha utilizado como arma dialéctica ¿por qué?

-Tiene que ver con el segundo argumento, el de la patrimonialización. Seguramente es la línea preferida para la oposición aunque no aparece expuesta con claridad: de alguna manera quienes defienden la continuidad del nombre se arrogan un título especial sobre el Centro, porque estudiaron allí –es el “suyo”– o tuvieron algo que ver con la creación o la denominación.

Hay abundante teoría sociológica para impugnar este sesgo privatizador que añade al agravio por asociación – “me roban lo que es mío” – el denominado “efecto pertenencia” (endowment effect), el sentimiento de que algo vale más porque ha sido nuestro, y por lo tanto toleramos peor su pérdida (loss aversión).

Hablamos de sesgo porque un instituto es un centro público dirigido a proveer servicios sociales igualmente públicos. Parece que lo normal es que haya dotaciones para la salud, la educación o la cultura. No hay ningún mérito particular de los agentes públicos en poner en marcha algo que va incluido en la mochila de los derechos constitucionales.

Y de ninguna manera puede ser privatizado como mérito propio. A la Plataforma pro IES, que se movilizó con éxito para que se construyera el IES las Estelas, no se le ha ocurrido reivindicar el nombre ni para el Consejero de educación que dio la luz verde ni desde luego para quienes lo promovieron; es una decisión de la comunidad educativa que eligió ese nombre, con pleno derecho para hacerlo. Punto. La Plataforma está satisfecha de que funcione e imparta una educación de calidad, una expresión extrañamente ausente en el debate que comentamos.

-Un tercer argumento, a menudo adosado al anterior, es el de la tradición, el miedo al cambio. Este argumento es en sí mismo tan fuerte o tan débil como su opuesto: cambiar por cambiar. Las sociedades humanas funcionan con una dosificación delicada de continuidad y cambio. Sin cambios no tendríamos analgésicos para nuestros dolores, ni asfalto en las calles ni las mujeres el derecho a voto. Pero también a veces los cambios son contraproducentes: pensemos en el Brexit. Lo importante son las razones para el cambio. En este caso la propuesta de la dirección va asociada a un programa de innovación pedagógica valiente y muy trabajado.

Este es el punto crucial: para los contrarios al cambio el problema es nominal (con las connotaciones emocionales o patrimoniales señaladas), indiferente a la cuestión sustantiva sobre el contenido educativo. La iniciativa a favor del nuevo nombre tiene que ver, en cambio, con la concepción del proceso educativo: el nombre es aquí un efecto colateral.

Si Los Corrales se siente orgulloso de sus guerras cántabras ¿por qué no debería hacerlo de haber sido pionero en el camino hacia una igualdad efectiva entre mujeres y hombres? ¿Se trata de un asunto trivial? Basta con recordar la crónica de la violencia de género en lo que va de año. Que no es un mal típico español: ahí están las declaraciones ignominiosas de un eurodiputado vomitando los prejuicios más rancios. Porque el tema de la igualdad es una asignatura pendiente como reflejan un par de datos: en el nomenclator español las mujeres suponen entre el 10 y el 20 %, mientras que de los centros públicos no universitarios solo 908 de 32.284 (apenas un 3%) llevan nombre de mujer, y de ellos buena parte tienen adscripción religiosa (según un estudio de CCOO titulado “Demos nombre de mujer a nuestros centros educativos”).

UN CAMBIO JUSTIFICADO

Entendemos que la propuesta de cambio está suficientemente justificada por cuanto no es una decisión ni malevolente, ni ocurrente ni gratuita, sino que va integrada en una propuesta educativa sólida que aspira a hacer frente a un déficit patente en nuestra socialización ciudadana, un déficit que explica en parte fenómenos extremos como la violencia de género y en mucha mayor medida otros considerados menos extremos como la brecha salarial. La base de la ciudadanía es la igualdad; las desigualdades imputables a la diferencia de género son una lacra ante la que no deberíamos permanecer indiferentes.

Por eso iniciativas como esta merecen todo el apoyo. Ya sabemos que son siempre costosas; basta para ello evocar la experiencia que narra la película Suffragette dirigida por Sarah Gavron (2015) o, para las trabas a la educación superior el libro de Nancy Weiss Malkiel, “Keep the damned women out”: The Struggle for coeducation (Princeton University Press, 2016). Y no está de más recordar cuales son los valores de nuestra Constitución y los que inspiran los proyectos pedagógicos de los centros educativos. Para no olvidar los valores, los horizontes normativos.

Volvemos al principio, a lo importante, que tiene que ver con el arte de debatir (de educar y de ser persona). Que sea esta nuestra posición no cambia en absoluto nuestra estima por aquellos o aquellas, especialmente nuestros ex alumnos, que tengan otra. La naturaleza del debate –el respeto a las personas y la calidad de los argumentos– es más importante que el resultado.

Fuente: http://www.elfaradio.com/2017/04/06/la-denominacion-de-los-centros-educativos-debate-e-igualdad/

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Entrevista a Francisco Javier Gómez González: “En la ciencia además de competir hay que cooperar porque si no perdemos todos”

Entrevista a Francisco Javier Gómez González: “En la ciencia además de competir hay que cooperar porque si no perdemos todos”
Salvador López Arnal
Papeles de relaciones ecosociales y cambio global
Francisco Gómez González, titulado en Sociología y en Geografía, es actualmente profesor de Sociología en la Universidad de Valladolid. Pertenece al Grupo de Evaluación de la Tecnología de la citada universidad y al Grupo de Investigación de Estudios Sociales de la Ciencia (Grupo CTS) dela Universidad de Oviedo.Ha colaborado en numerosas estudios españoles, europeos y latinoamericanos dentro del campo de investigación de Ciencia, Tecnología y Sociedad.

Nuestra conversación se centra en su reciente libro publicado por Libros de la Catarata, Madrid, 2016.

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Estábamos en este punto. Hablando de cooperación: recuerda usted el concepto de coopetición de Adam Braundenburger. Se trata de buscar competir y cooperar al mismo tiempo entre disciplinas y entre científicos. ¿Es posible de forma generalizada? ¿Los intereses nacionales, las prácticas reales de las grandes potencias, no dificultad esa cooperación cuanto menos en determinadas áreas de la teconociencia contemporánea que serían, algo así, como secretos de Estado? 

El mito de la ciencia altruista se está poniendo en cuestión permanentemente. La competencia entre estados, el I+D privado, los fraudes científicos, las luchas por la autoría, etc. etc. Demuestran que la ciencia se mueve por intereses. En la actualidad nuestra economía se mueve por el conocimiento, de manera que es fácil imaginar que los valores de universalidad y altruismo que supuestamente caracterizan a la ciencia, al menos en su versión mertoniana, funcionan con muchos problemas. Por este motivo, en el libro se habla del concepto de coopetición. No podemos pensar en los científicos y científicas como seres humanos ajenos a intereses, ambiciones y agendas ocultas. No vale y nunca ha valido el mito de la torre de marfil donde los científicos trabajan sin importarles nada que no sea el conocimiento.

No obstante, junto a ello hay cooperación, hay posibilidad de encuentro de intereses, de apoyo entre colegas, etc. En la ciencia además de competir hay que cooperar porque si no perdemos todos.

Aunque fuera con otras pretensiones, los Jasones, aquellos científicos usamericanos de tanto curriculum que colaboraron con el Pentágono en tareas poco humanistas, ¿no serían un ejemplo de colaboración interdisciplinar? En la misma línea, ¿el proyecto Manhattan fue un ejemplo de cooperación entre disciplinas? 

Por lo que conozco, los Jasones y el proyecto Manhattan eran interdisciplinares. Ser interdisciplinar no es sinónimo de ser moralmente superior, solo de estar abierto a la cooperación. De hecho, hay mucha interdisciplinariedad en la investigación armamentística, en parte porque se realiza fuera de la academia, en institutos ad hoc.

A pesar de lo que acabo de decir, creo que podemos seguir reivindicando la cooperación. La interdisciplinariedad no es la solución de todos los problemas de la ciencia, solo es una alternativa a los riesgos de la hiperespecialización y la fragmentación. Otro tema distinto es la finalidad de la investigación, la ética, la responsabilidad social de la ciencia. Autores como Nicolescu suelen integrar todos estos temas y llaman ciencia transdisciplinar a la ciencia que integra saberes, valores humanos, moralidad, estética, etc. Personalmente creo que esta mezcla no ayuda a entender la realidad. Una cosa es cooperar y otra cosa son los fines para los que se coopera.

Una de las tesis que defiende en el libro: «Es necesario partir de la convicción en la semejanza entre la ciencia y el resto de las instituciones, que lleva a comprender las iniciativas de fomento de la interdisciplinariedad como consecuencia de un contexto social y económico que suscita demandas y que establece condicionamientos de diferente naturaleza». El sistema económico y social, afirma también, «plantea nuevos problemas cada vez más integrales y sistémicos para los que no bastan soluciones parciales». Si fuera así, admitamos que fuera así, ¿no se corre el riesgo de ubicar las ciencias es un papel de subordinación-servilismo respecto a las finalidades y necesidades no del conjunto de la sociedad, sino de los objetivos de las grandes corporaciones, de los grandes poderes económicos? 

Eso no es un riesgo de ahora. Siempre ha sido así. Lo que ocurre es que muchas veces se ha ocultado esta realidad mediante el mito del saber por el saber y la supuesta autonomía de la ciencia. Los estados han dado recursos a la ciencia para dar solución a los problemas que ellos consideran relevantes y, con frecuencia, estos problemas han sido militares y económicos.

La clave no es volver a una supuesta autonomía de la ciencia de tiempos pasados, donde nos jugamos el futuro es en crear una ciencia que dé respuestas a los problemas de los ciudadanos, no solo del poder.

Aconseja usted incrementar la capacitación de los científicos en habilidades organizativas. ¿No puede conllevar esa capacitación una merma de sus conocimientos en sus propios ámbitos de investigación? ¿No podemos convertirlos en gestores? ¿No hay excelentes científicos que siguen prefiriendo trabajar un poco a su aire, sin mucha organización ni equipo detrás de ellos? 

La ciencia contemporánea es cada vez más una ciencia de grupos. Es un proceso productivo, dependiente de los recursos tanto como de la capacidad de los científicos. Esta afirmación no niega la existencia de científicos de tradición solitaria, que están presentes en algunas ciencias concretas que tienen mucho papel en la mitología de la ciencia. Se trata de una alternativa legítima pero que tiene poco espacio futuro.

Consecuentemente, saber hacer ciencia no es solo saber método científico, también requiere saber gestionar los equipos y el trabajo científico.

Defiende también la necesidad de nuevas estrategias de investigación, de considerar los acuerdos metodológicos como un resultado, no como un a priori. Pero, más de allá de sus deseos, sin caer en miradas utópicas, ¿se puede llegar a acuerdos epistemológicos entre disciplinas muy distanciadas (pongamos por caso, entre la física atómica y la psicología social)? Admitiendo que fuera posible, ¿qué mejoría conseguiríamos con ello? 

Este es un tema controvertido. La propuesta que recoge el libro es pasar de los grandes consensos a priori a los consensos a posteriori. Algún autor ha llamado el error de Descartes a la obsesión por entender y definir de manera rigurosa el método antes de empezar a conocer. Desde luego, parece una alternativa razonable pero, en la ciencia contemporánea, todavía no hemos consensuado una definición universalmente aceptada sobre lo que es el método científico y no parece que sea un problema para que la ciencia y la tecnología avancen. A veces, intentar construir un consenso a priori nos lleva a la parálisis.

Consecuentemente, la propuesta del libro plantea que ante problemas y objetos de investigación interdisciplinares y complejos, hay que ponerse a trabajar y los consensos metodológicos saldrán como consecuencia del trabajo.

En la misma línea que la pregunta anterior: defiende la necesidad o conveniencia de incrementar la participación de actores sociales en las decisiones de los sistemas de investigación. ¿Qué actores sociales? ¿Qué preparación necesitarían? ¿Cómo podría organizarse una preparación así? 

Bueno, sobre esta tradición hay mucho hecho y escrito, y contamos con iniciativas muy interesantes. En España tenemos investigadores como José Antonio López Cerezo y Marta González, que son referencia en esta materia. La participación en ciencia y tecnología es una parte importante de las dinámicas de democracia participativa. Los ciudadanos ven que su vida mejora o empeora según se aplique una tecnología u otra, según se investiguen unos campos u otros, y consecuentemente, deben poder opinar sobre este tema.

Además, estas investigaciones se hacen fundamentalmente con dinero público, de manera que parece lógico que los ciudadanos puedan opinar sobre qué investigar, cómo gestionar los resultados de investigación y cómo se debe difundir el conocimiento y la tecnología. Todos los actores deberían poder implicarse en esta participación, incluida la ciudadanía no organizada.

En relación a cómo hacerlo, hoy por hoy contamos con muchas metodologías: conferencias de consenso, talleres de escenarios, jurados ciudadanos, l evaluación constructiva de tecnologías, etc. En Suiza incluso se han hecho referéndums para tomar decisiones de aceptación de determinadas tecnologías.

En cuanto a la preparación necesaria para participar, considero que hay que superar los modelos de déficit cognitivo. Todo el mundo puede participar, al margen de su nivel de conocimiento. Por poner un ejemplo, los padres de un hijo con una enfermedad rara, deben presionar y luchar para que este tipo de enfermedades tengan su presencia en las prioridades de investigación. Tengan o no tengan un doctorado, estos padres tienen el mismo derecho que cualquier ciudadano a reivindicar que se genere conocimiento para ayudar a su hijo o hija. Esto es participar.

En la historia reciente de la epistemología, ¿cuáles serían los hitos más importantes de este enfoque que usted defiende?

En el libro se establecen varios hitos, todos ellos bastante convencionales: el año 1922 con las primeras reuniones del Círculo de Viena, el año 1970 con el primer congreso sobre interdisciplinariedad liderado por Piaget en Viena, el año 1982 con el boom de las TICs y la impronta de la obras de Edgar Morin y el año 1994 con el libro de Michael Gibbons sobre la nueva producción del conocimiento, que supuso un replanteamiento del debate.

La filosofía de la ciencia más, digamos, ortodoxa (me refiero a los grandes nombres: Círculo de Viena, Popper, Kuhn, estructuralismo Sneed, Hanson Russell,…), ¿ha sido sensible a este enfoque? ¿Han escrito sobre ello? ¿Han formulado críticas en algún momento?

Muy poco. La epistemología tiene un nivel de debate muy elevado y las propuestas de interdisciplinariedad se han quedado algo al margen de este debate. Es cierto que los epistemólogos de la complejidad y de las tradiciones más holísticas han escrito sobre el tema, pero no ha sido un tópico central en la tradición dominante de la Filosofía de la Ciencia. Es cierto que Piaget, con su epistemología genética, ha inspirado alguno de los mejores desarrollos de la interdisciplinariedad pero, a partir de este momento, la investigación sobre el término ha sido más frecuente en el pensamiento educativo y entre los expertos en gestión del sistema científico.

Por lo demás, perdone la ingenuidad, en el ámbito de las ciencias sociales, ¿no se practica usualmente este trabajo cooperativo? ¿No trabajan conjuntamente en muchas ocasione sociólogos, economistas, politólogos, etc?

Ójala fuera así. La realidad es exactamente la contraria. Los estudios de redes de cooperación demuestran que cooperan más las ciencias naturales que las sociales. La razón de este curioso fenómeno es que en las ciencias sociales las fronteras no son claras, los conflictos sobre los límites de las disciplinas son más frecuentes, un mismo objeto de investigación es objeto de interés de muchas ciencias. En esos contextos, la cooperación se hace más difícil. Todos pretenden tener derechos legítimos sobre determinados temas.

En la misma línea que el punto anterior: muchos programas de investigación ecológica, ¿no podrían enmarcarse en esta propuesta epistemológica?

El paradigma ecológico es la mejor tradición de la interdisciplinariedad. No en vano, pensar la realidad como sistemas es una de las estrategias de análisis que mejor integra diferentes conocimientos.

Tanto la primera ecología, como los desarrollos de la teoría general de los sistemas son especialmente relevantes en esta materia. Esta tradición sigue en la actualidad, hay desarrollos muy interesantes que vinculan ecología y economía, dimensiones sociales y ambientales, etc.

Finaliza su ensayo con estas palabras: «Aunque la comunidad de científicos y pensadores lleva escribiendo sobre estos temas desde hace más de cuarenta años, el programa de trabajo sigue abierto y esto supone una invitación para cualquier investigador o investigadora que desee sumergirse en esta labor de estudio y de promoción». ¿Finalizamos también la entrevista con esta reflexión? ¿Quiere añadir algo más?

Bueno, a mi personalmente me gustaría terminar con una frase de Simmel, un poco extraña, que dice que «La ciencia que la humanidad tiene en un momento dado depende de lo que es la humanidad en ese momento.» Creo que es un buen cierre porque nos hace pensar qué relación tiene la dificultad de cooperar en la ciencia con el tipo de articulación social que hemos generado.

De acuerdo, y da pie a la necesidad de transformaciones sociales si las relaciones de cooperación ciencia-sociedad no persiguen fines muy favorables al desarrollo de una humanidad que viva armoniosamente con ella y con la naturaleza.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=224791&titular=%93en-la-ciencia-adem%E1s-de-competir-hay-que-cooperar-porque-si-no-perdemos-todos%94-

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Mujeres por África ofrece 24 becas para estudiantes africanas en universidades españolas

España/Abril de 2017/Fuente: El Economista

La Fundación Mujeres por África ofrecerá 24 becas para investigadoras y estudiantes africanas, a las que ofrece la oportunidad de completar su formación en una veintena de universidades españolas que colaboran en la iniciativa.

Denominado ‘Learn Africa’, el programa busca fomentar la transferencia de conocimiento y la capacitación de las jóvenes africanas a través de becas en universidades de la CRUE.

Su objetivo es proporcionar a las estudiantes formación de calidad para que luego puedan revertir lo aprendido en sus comunidades de origen.

Las 24 becas están financiadas por las universidades de acogida y cubren viaje, matrícula y tasas académicas, alojamiento, manutención y seguro médico.

Su duración varía en función de la modalidad acordada con cada una de las universidades participantes y del programa de formación, y comprende periodos que van desde los seis meses (en el caso de algunas estancias de investigación), hasta los cuatro años para los estudios de Master y Doctorado.

Las universidades españolas que participan en Learn Africa son las siguientes: Universidad de Alicante (UA), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Universidad de Alcalá (UAH), Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Universidad de Cantabria (UNICAN), Universidad Camilo José Cela (UCJC), Universidad Complutense de Madrid (UCM), Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), Universidad de Extremadura (UNEX), Universidad de Granada (UGR), Universidad de La Laguna (ULL), Universidad de Málaga (UMA), Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Universidad de Zaragoza (UNIZAR), Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), Universidad Pablo de Olavide (UPO), Universidad de La Rioja (UR), Universidad rey Juan Carlos (URJC) y Universidad de Salamanca (USAL).

Fuente: http://ecoaula.eleconomista.es/campus/noticias/8274651/04/17/Mujeres-por-Africa-ofrece-24-becas-para-estudiantes-africanas-en-universidades-espanolas-.html

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El final de los colegios no bilingües: “Están condenados a la desaparición”

Por: Hector G. Barnés

El próximo curso, el IES Pérez Galdós madrileño cerrará sus puertas 30 años después de su apertura. La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid aduce que la clausura se debe a una reorganización de la oferta de Secundaria y Bachillerato de los centros públicos del barrio del Pilar. Sin embargo, su historia explica hasta cierto punto qué puede ocurrir con muchos centros no bilingües, que ven descender el número de matriculaciones en comparación con otros colegios que ofertan una enseñanza en castellano e inglés.

Esa es precisamente una de las explicaciones que aducen padres y almunos que protestaron en la puerta del centro la pasada semana: que el hecho de que no se le concediese dicha categoría ha significado su sentencia de muerte. Como explica a El Confidencial Jaime García, presidente de la Asociación de Madres y Padres del colegio, “un colegio que quiera sobrevivir va a necesitar ser bilingüe”.

La sociedad no hace más que repetir a los padres lo importantes que son los idiomas en el futuro de sus hijos

La explicación de la Consejería es demográfica: el cierre del colegio forma parte de la reorganización de la oferta en un barrio donde cada vez hay menos niños. Según sus datos, la caída en la proyección del número de alumnos y solicitudes del Pérez Galdós durante los últimos años ha sido notable. En 2005 había 462 y 19 grupos, mientras que actualmente quedan 279 estudiantes. Para el curso 2016/2017 tan solo 24 solicitaron reserva de plaza en primero de la ESO, a pesar de que tiene adscritos 10 colegios. El descenso, matiza Jaime García, no se ha producido en los últimos años, sino que desde 2012/2013 el número de Bachillerato se ha mantenido estable y el de ESO ha descendido de 171 a 165.

El quid de la cuestión puede encontrarse en la no concesión de la categoría de bilingüe al Pérez Galdós. Las familias aseguran que se ha solicitado desde hace tres años y promovido por el propio profesorado, “con un programa buenísimo”, pero la Comunidad no lo concedió. La Consejería explica que “con estos datos de matrícula no era muy razonable depositar esfuerzos aquí, cuando hay dos institutos bilingües a menos de un kilómetro”.

La reina Sofía, junto a María Clemencia Rodríguez de Santos, esposa del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, acompañadas por Esperanza Aguirre, durante una visita al colegio de educación infantil y primaria Federico García Lorca de Alcobendas. (EFE/Emilio Naranjo)
La reina Sofía, junto a María Clemencia Rodríguez de Santos, esposa del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, acompañadas por Esperanza Aguirre, durante una visita al colegio de educación infantil y primaria Federico García Lorca de Alcobendas. (EFE/Emilio Naranjo)

El IES Príncipe Felipe, que se encuentra en el mismo barrio, adquirió dicha categoría en el curso 2015-2016. “Debido a que tiene capacidad para atender al cuádruple de alumnos que el Galdós, al haber dos solicitudes a la vez, se atendió a la que más capacidad tenía sobre la mesa”, explica la Consejería, que recuerda que se dará un nuevo uso a las instalaciones del centro.

Fuera del círculo

El caso de Galdós, matices aparte, señala una realidad que puede afectar a cientos de colegios, no solo madrileños: un círculo vicioso en el que los colegios que no se convierten en bilingües ven descender su demanda, lo que hace que sea aún más difícil dar el paso cuando finalmente toman dicha decisión, lo que provoca que terminen siendo cerrados ante la escasa cantidad de alumnos que se decantan por ellos.

Aquí vienen de todos los puntos de Madrid, por lo que no necesitamos ser bilingües para que haya familias que quieran estudiar aquí

Como explica la doctora en Economía y autora de ‘La descentralización de la enseñanza universitaria’ Susana Morales, “yo sí creo que los centros no bilingües están en peligro de desaparición”. Hay dos principales razones. Por una parte, porque “la sociedad no hace más que repetir a los padres lo importante que son los idiomas en el futuro de sus hijos”, restando importancia a otros factores de la educación del estudiante. Por otra, porque “al final los centros bilingües tienden a concentrar a los alumnos con mejor rendimiento y los alumnos con peor rendimiento quedan, en general, en los centros no bilingües”.

No tiene por qué ser necesariamente así. Uno de los casos más llamativos de la Comunidad de Madrid es el Palomeras Bajas de Vallecas, que decidió voluntariamente no ser bilingüe. Sin embargo, ello no ha producido ningún descenso en el número de plazas demandadas cada año. Como nos explica Javier Arcediano, presidente del AMPA del colegio, cada año ingresan 50 nuevos estudiantes al colegio, y otros tantos quedan fuera. La Administración, explica, nunca les ha presionado por querer seguir con dicho sistema, ya que hay otros institutos bilingües cercanos.

En su caso se debe al atractivo proyecto educativo del centro, diferente al de otros colegios de la Comunidad, según Arcediano: “Aquí vienen de todos los puntos de Madrid, de Leganés, de Carabanchel, por lo que no necesitamos ser bilingües para que haya familias que quieran estudiar aquí”. Como explica Morales, una opción para estos colegios e institutos es “convertirlos en centros de algún tipo de especialización educativa que atrajera otro tipo de alumnado no tan interesado en el bilingüismo, como centros tecnológicos, artísticos (música, plástica), deportivos…”.

Como explica Manuel Menor, profesor, analista de Educación y autor de, entre otros, ‘La reforma experimental de las enseñanzas medias’ (Wolters Kluwer Educación), fue la Consejería quien esgrimió el argumento de la demanda (“frente a la posible segregación del centro en las matrículas de los padres”) a la hora de convencer a los centros de adoptar los programas de bilingüismo. “Es posible que exista estadísticamente más cantidad de padres inclinados a poner como razón para matricular a sus hijos en un colegio o instituto que este tenga bilingüismo”, añade Menor. “Creo, sin embargo, que la supuesta demanda existente disminuiría sensiblemente si los demandantes conocieran cómo funciona realmente esto y, sobre todo, los riesgos que puedan correr sus vástagos en caso de problemas con la posición del inglés en este programa”.

En los institutos con programas y secciones bilingües se agrupa al alumnado según demuestren o no el dominio del idioma

En Madrid hay actualmente 359 colegios públicos adscritos al programa bilingüe (de 800), y 135 de 315 institutos. El ritmo es de unos 45 nuevos centros al año convertidos al bilingüismo. ¿Renovarse o morir? El pasado año, diversos colegios se movilizaron ante un hipotético cierre, como ocurrió con el José Bergamín de Fuencarral-El Pardo o el Antonio Moreno de Lavapiés. Dos centros no bilingües con un alto porcentaje de alumnado inmigrante.

¿Hacia una educación doble?

En las palabras de muchos padres y expertos late la preocupación ante la posibilidad de que esta inercia haya provocado la aparición de una doble red de colegios a la que aludía Morales. Como explica el presidente del AMPA del Palomeras Bajas, “el programa crea dos carriles; uno que va más rápido, el de los niños que van al bilingüe, y otro de los que no valen académicamente y se van a los no bilingües”.

Una profesora escribe en la pizarra de un colegio público de Madrid en marzo de 2012. (Reuters/Sergio Pérez)

Una profesora escribe en la pizarra de un colegio público de Madrid en marzo de 2012. (Reuters/Sergio Pérez)

Manuel Menor recuerda que el bilingüismo es “un añadido más en la selectiva función de segregar más a unos alumnos de otros dentro de un mismo centro y, además, a unos centros de otros”; una segregación que viene originada de entrada por la triple red –privada, concertada y pública– de los colegios españoles, en su opinión.

Un informe del área federal de Izquierda Unida publicado este mismo año señalaba que “en los institutos con programas y secciones bilingües se agrupa al alumnado según demuestren o no el dominio del idioma”. “Socialmente es una marca más, y no solo simbólica”, añade Menor. “Baste este dato: por cada aula con alumnos ‘en progreso’ tiene que haber siempre otras dos con chicos y chicas segregados de ese programa de trabajo, reduciéndose habitualmente a menos de un tercio el número de los que, en cada nivel del curso del centro que ha optado por el bilingüismo, pueden sacarle algún provecho”.

El estudio alertaba ante la posibilidad de que los efectos negativos del programa se concentrasen en los alumnos con los padres menos educados

Hay dos investigaciones que avalan dicha relación. Por una parte, un trabajo publicado en 2013 por Brindusa Anghel de FEDEA y el Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid Antonio Cabrales y Jesús M. Carro, cuyos resultados indicaban que “hay un claro efecto negativo en el aprendizaje de la asignatura enseñada en inglés para los niños cuyos padres tienen, como máximo, estudios secundarios obligatorios”.

El estudio alertaba ante la posibilidad de que los efectos negativos del programa se concentrasen en los alumnos con los padres menos educados, lo que contribuiría a perpetuar las diferencias sociales entre familias con distintos niveles de formación. Algo que, en última instancia, puede influir también en el devenir de los centros públicos, cuya adscripción o no al programa es determinante para su futuro.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-03-26/colegios-no-bilingues-cierre_1353670/

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Los presupuestos del machismo

Por: Lidia Falcón

El ministro de Hacienda ha presentado los Presupuestos para este ya comenzado año. Un trámite que parece pactado con sus socios de ideología y de intereses económicos, y que temo que a las mujeres, y ni siquiera a las feministas, les ha interesado.

Los presupuestos, sean del Estado o de las comunidades, se componen de una larga lista de cifras, por partidas varias, que repasarla para averiguar de qué manera el gobierno piensa fastidiar a las mujeres, y naturalmente a los niños y a las niñas, cuyo destino va unido indisolublemente al de ellas, hace falta la formación de una economista, o al menos de una contable, el criterio de una feminista y la paciencia de una revolucionaria.

Porque ellos, los Presupuestos, son el pan de cada día, la calefacción del invierno y la refrigeración del verano, la escuela del hijo y la residencia del abuelo, los zapatos de los niños y las medicinas del padre. Aunque el común de los mortales no lo sepa, porque para eso se encargan de ocultarlo la escuela, la televisión, los comentaristas habituales y los políticos que transmiten la ideología dominante.

Y son también el sustento de las madres que no pueden trabajar porque no tienen escuelas infantiles para sus retoños, la supervivencia para las maltratadas, la justicia para las violadas y para los niños abusados, el salario para las trabajadoras y las pensiones para las viejas.

Pues bien, esas cuentas de las que depende nuestra vida se han pergeñado por el gobierno de la manera siguiente:

Plantean un ajuste de 14.250 millones de euros para cumplir con el objetivo de déficit del 3,1% que exige Bruselas. Para las personas no familiarizadas con el abstruso lenguaje económico con el que los economistas nos engañan, significa, en román paladín, que nos quitan esa astronómica cantidad de las inversiones que tendrían que realizarse en educación, sanidad, servicios sociales, dependencia, carreteras, transportes, agricultura, etc.etc.

El Gobierno presume de que el 45% del gasto total se destina a las pensiones y otras prestaciones sociales, pero este porcentaje, que puede animar a las optimistas, no dice que dado el poco ingreso por las cotizaciones sociales –empleos precarios, bajas cotizaciones, trabajadores exentos del IRP por sus míseros salarios- no significa cubrir las necesidades que tenemos. Piensen que los gastos de personal del Estado sufren un descenso del 1,6%, y eso que incluye un aumento del sueldo de los funcionarios del 1%. Como ven, se detraerá dinero de los contratados, o simplemente no se contratará ni se cubrirán las bajas por defunción o jubilación.

De modo que no dispondremos del personal necesario de los servicios esenciales, sanidad, educación, atención al público,  fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado. De modo que las madres vayan olvidando tener jardín de infancia público para sus niños y las maltratadas atención especializada en la policía, los juzgados y las casas de acogida.

Y todos y todas preparémonos para que los transportes nos proporcionen la pesadilla de los retrasos, las averías, los atascos porque las inversiones en el sector ferroviario, puertos y obras hidráulicas desciende el 20%, con un desplome en el sector ferroviario del 29% en el ferrocarril. La cifra de obra pública marca un mínimo histórico desde que existen series comparables, y supone una tercera parte de lo que se invertía en años anteriores a la crisis.

Justicia, ese poder que afecta tan fundamentalmente a las mujeres y los niños, a los que debe prevenir y  defender de las múltiples agresiones y violencias que sufren, se beneficia de un incremento del 7,6%. Pero que las víctimas no se alegren prematuramente. Como explica el gobierno, este aumento corresponde a la necesidad de “una justicia fuerte en su independencia e implacable en la lucha contra la corrupción”. Como ven el gobierno no considera necesaria una justicia” implacable en la lucha contra la violencia machista”. España tiene la mitad de jueces, 12,5 por cada 100.000 habitantes que la media de la UE, cuenta en la que entran, entre otros, Letonia y Grecia a la baja, porque la ratio de Alemania es tres veces mayor que la de España. De modo que olvídense de más juzgados de violencia machista con personal especializado en esta materia.

Para Educación aumenta un 1,7%, pero se gastarán 500 millones de euros menos que en los años previos a la crisis. No creemos que de ni para más escuelas infantiles ni para proporcionar enseñanza de feminismo en la primaria y la secundaria, a pesar de que desde hace tiempo todas las instituciones alarman sobre el aumento de la violencia machista en la escuela. En total, el gasto global previsto para Educación representa el 0,7% del presupuesto.

¡Menos mal que se atiende a la demanda de investigación y desarrollo, en becas o complemento salarial para los jóvenes! ¡Y se alza el gasto el 0,3%!

Las medidas para impulsar la igualdad entre hombres y mujeres se congelan en la misma cantidad que en 2016. Todas las reclamaciones, denuncias, escritos, artículos, demandas, declaraciones de la ONU, estadísticas comparativas con países desarrollados que avergüenzan al nuestro, no han logrado emocionar a nuestros gobernantes. Nada para igualar el salario de las mujeres con el de los hombres, cuya reclamación lleva 220 años, nada para igualar las pensiones de las mujeres con las de los hombres, nada para igualar la proporción de mujeres con las de los hombres en los puestos de dirección y administración de las empresas públicas y privadas.

Y mucho menos para erradicar la prostitución, perseguir eficazmente la trata de personas, impedir el tráfico de niños y niñas, vigilar el cumplimiento de la prohibición de alquilar úteros femeninos. Esas incómodas situaciones que sólo afectan a las mujeres y los menores y por tanto no tienen importancia.

Las ayudas sociales para la familia, contra la pobreza infantil (la de adultos no conmueve) recibirán 100 millones más, que son 100 millones menos de lo presupuestado para 2011. Las ayudas a las personas mayores se congelan en las del año pasado y las de los discapacitados pierden el 4,3%, lo que significa que más mujeres tendrán que atender a sus hijos y a sus padres inválidos.    

Una chuscada que nos proporciona este gobierno tan castizo: el IVA de las fiestas taurinas desciende al 10%, mientras el del cine se mantiene en el 21%.

Pero la broma más macabra, más siniestra, más desvergonzada de este gobierno, dedicado a administrar la infamia, es que el presupuesto de Defensa asciende el 32%. Este ascenso de disponibilidad para pagar los Programas Especiales de Armamento –grandes sistemas de armas como el avión de combate Eurofighter, las fragatas F-100 o el carro de combate Leopardo- distorsiona todo el capítulo de inversiones reales del Estado, que sobre el papel crece un 46,8%, cuando en realidad se reduce un 3,3%.

Para fabricar armas, para aumentar el arsenal de la muerte y el de las personas dedicadas a matar, hay dinero. Para la vida: la atención a la salud, la educación, la cultura, el bienestar de las personas, no.

El triunfo del machismo se plasma desafiante en estos Presupuestos.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/04/06/los-presupuestos-del-machismo-2/

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