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Meryl Alper: “Hay que involucrar a la persona con discapacidad en la creación del producto que es para su beneficio”

Escribe: Leticia Castro en En común

La investigadora estadounidense habla sobre tecnologías, juventudes digitales, discapacidad y educación.

En la intersección entre los medios de comunicación, la educación y la discapacidad se encuentran los estudios de Meryl Alper, la primera conferencista del ciclo + Aprendizajes de la Fundación Ceibal, Antel y la Administración Nacional de Educación Pública. La investigadora estadounidense de la Universidad de Northeastern habló el martes 20 sobre cómo la tecnología se incluye en las prácticas educativas y en la vida familiar de los niños y adolescentes, aunque muchas veces no hayan sido diseñadas teniendo en cuenta sus preferencias.

Durante la conferencia, la autora se centró en dos de sus trabajos: por un lado, la investigación que hace referencia al uso que hacen los jóvenes con discapacidad de la tecnología digital en su vida cotidiana y, por el otro, habló sobre el concepto de “darle voz” a las personas y cómo eso puede suponer un acto de inequidad. Al respecto, trajo a colación su experiencia como parte del equipo de desarrollo de contenidos en productoras como Plaza SésamoDisney y Nickelodeon y adelantó parte de su próxima investigación centrada en niños con autismo. Sobre estos temas y cómo afectan la práctica docente y la vida familiar también habló con la diaria.

Durante la conferencia mencionaste que a veces la tecnología en sí misma logra aumentar las barreras de acceso para las personas con discapacidad. ¿Cuáles son las claves para que eso no pase?

Creo que es una cuestión de pensar la tecnología no sólo como un objeto final sino como la serie de cosas que pueden hacer que funcione o no. No es sólo cuestión de capital financiero, que es necesario para crearla, sino también de capital social: tener un equipo que conecte con las recomendaciones que hacen las personas con discapacidad o llamarlas para poner a prueba esa tecnología, preguntarles si están cómodas con la creación. Hay que entender que estas personas también son recursos.

¿Y en cuanto al desarrollo de los contenidos?

La clave para desarrollar tecnologías que sean beneficiosas para gente con discapacidad es tener gente con discapacidad como parte del desarrollo de la tecnología, así de simple. Es emplear a gente con discapacidad como ingenieros, diseñadores e investigadores, que estén presentes en toda la línea del negocio. Esta clase de decisiones y experiencias que aportan desde su propia vivencia es la clave de las mejores tecnologías. La cuestión es poner a la gente que se supone se beneficiaría de esta tecnología desde muy temprano en un lugar muy central del proceso de desarrollo de la nueva tecnología. Hay que involucrar a la persona con discapacidad en la creación del producto que es para su beneficio, si no no funciona. Hay toda una historia de tecnologías pensadas para la gente con discapacidades que son inútiles porque están diseñadas para resolver un problema que se piensa que tienen, pero cuando llega al mercado se dan cuenta de que el problema era algo totalmente diferente y de que terminaron creando algo innecesario.

¿Eso todavía no pasa?

Como asesora de educación en medios como Plaza Sésamo tomaba a los niños como parte central del proceso de investigación: no podemos diseñar o construir algo que nosotros pensamos que va a ser beneficioso para ellos, realmente tenemos que ponerlos frente al producto y hacer que los usen para evaluar, si no podríamos correr el riesgo de hacer algo totalmente diferente a lo que habíamos pensado. En Plaza Sésamo ahora hay un personaje que es una niña con autismo, y es importante porque históricamente ha habido un menor diagnóstico de chicas que de chicos, ya que la forma en la que el autismo se presenta en los hombres es diferente a la que lo hace en las niñas. Ese personaje es muy importante porque Elmo [el personaje principal] y el resto de los que participan la quieren y la aceptan como es. Se transformó en un gran modelo para la inclusión y lo bueno que hizo Plaza Sésamo para crear ese personaje fue la consulta con grupos sobre autismo, le preguntó a los propios niños y adultos con autismo cómo la iban a presentar. Es un ejemplo muy fuerte de cómo incorporar responsablemente estos temas en los medios de comunicación.

En otra investigación comentás los usos cotidianos que las personas con discapacidad les dan a las redes sociales, por fuera de lo asistencial. ¿Cómo se reflejan situaciones como el bullying?

Creo que las redes sociales pueden ser un lugar muy importante para que se sientan incluidos, permite encontrarse con otras personas que están pasando por lo mismo. Pero, al mismo tiempo, puede ser un lugar donde las personas etiqueten y se extiendan los sentimientos de no pertenecer; tal como pasa en la escuela, pero afuera. He visto las dos experiencias y pueden suceder al mismo tiempo. Tiene que ver también con cómo definimos a las redes sociales, es algo relativo dependiendo a quién le preguntes: un adolescente con autismo de 13 años al que entrevisté dijo que no le gustaban las redes sociales como Facebook o Instagram, pero para él su red social era un programa llamado Scratch, donde comparte mensajes con los otros jugadores. Es importante pensar quién está definiendo lo que es ser social.

¿Ese sentimiento en las redes sociales es reflejo de la vida en sociedad para estos jóvenes?

Para que la gente se sienta cómoda con la discapacidad hay que visibilizar a las personas que las tienen, que estén en los programas de televisión, que sean personajes entrañables, que se conviertan en algo familiar. Incluso si las personas no conocen a nadie con discapacidad en la vida real, igual pueden conocer la experiencia de vivir con discapacidad a través de los medios. Creo que en el área de la educación la inclusión también se relaciona con el soporte que los docentes obtienen desde la administración, de los líderes: ¿Qué pasa cuando se prueba algo y hay un error? ¿Cuál es el proceso de encontrar soluciones? ¿Cómo se empieza a presentar estas conversaciones?

¿Qué se necesita para que la tecnología sea realmente útil y llegue a todos los estudiantes?

El rol de la tecnología depende del contexto en el que se esté usando y dentro de Estados Unidos eso va a depender de la cantidad de recursos que haya para todo en general, no sólo para la inversión en tecnología. Depende mucho de las leyes que respalden el derecho del estudiante a una educación igualitaria, que exijan el apoyo cuando es necesario. Hay una larga historia de tecnología que llega para asistir, pero la pregunta siempre se transforma en quién la va a pagar. Entonces, hay que pensar bien en el presupuesto, que implica el soporte, los arreglos, las actualizaciones y varias otras cosas.

Teniendo en cuenta los alcances que tiene hoy en día la tecnología en el campo educativo ¿Cuál te parece que va a ser el próximo paso?

Hay que preguntarnos sobre la inteligencia artificial y sobre cuáles son sus propósitos, cómo la vamos a usar, porque potencialmente podría tener efectos negativos para estudiantes con discapacidad. Por ejemplo, algo que está surgiendo es una herramienta para los docentes que les permite evaluar si un estudiante está prestando atención o no usando un algoritmo de reconocimiento facial. Bueno, pensémoslo: la gente luce de maneras muy distintas cuando está aprendiendo, si creamos un “normal” y decidimos que uno presta atención y otro no, no estamos pensando en todas las implicaciones de aplicar esa tecnología en esa situación. ¿Cuáles son los beneficios? ¿Son más que los aspectos negativos? Hay que empezar a pensar en estas cuestiones de corte ético, pensando también en las discapacidades.

Buenas prácticas según Alper

  • Unir a la familia: “Una cosa muy sencilla de hacer es incorporar a la familia para integrar la vida del hogar con la escuela. Para los niños con problemas en la lectura o el habla es muy difícil comunicar qué es lo que está pasando. Entonces, una buena idea es que el docente escriba en un trozo de papel lo que se hizo en la clase. Así los padres podrán empezar una conversación, los ayuda a que sientan que pueden hacer más preguntas y estár más cerca de la experiencia de aprendizaje de sus hijos”.
  • Puntapiés: “La literatura también es una herramienta muy poderosa, los libros pueden ser un puntapié para iniciar la conversación. Hay un libro y película estadounidenses que se llaman Wonder [La lección de August, en español] sobre un niño que tiene un trastorno facial importante y sufre mucho bullying. Es realmente popular entre los niños y lo más importante es que los niños con discapacidad que entrevisté me dijeron que se sentían muy identificados. Para tener conversaciones sobre discapacidad se puede empezar con el libro, porque es más fácil si no estamos hablando de un compañero o una persona conocida, sino de un personaje y su historia.
  • Primera persona: “Es bueno cuando un niño con discapacidad de otra clase va a charlar con otros compañeros sobre su experiencia y también van los padres. Habilitar ese espacio para que todos los niños puedan hacerles todas las preguntas que quieran y así evitar especulaciones incorrectas”.
  • En los zapatos del otro: “Algo que suelo pedirles a mis estudiantes en la universidad es que miren las opciones de accesibilidad que tienen en sus propios teléfonos, que las usen aunque no tengan ninguna discapacidad, para que tomen conciencia de las herramientas que están a disposición. Son útiles para todos en general, como pasa con varias cosas más, como las rampas, que son buenas para la silla de rueda pero también para alguien con un carrito de bebé o una valija pesada”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/8/meryl-alper-hay-que-involucrar-a-la-persona-con-discapacidad-en-la-creacion-del-producto-que-es-para-su-beneficio/

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Cada vez más universidades le dicen no a las pruebas estandarizadas de admisión

América del Norte/México/Paulette DelgadoEdu News RSS
El año pasado, la Universidad de Chicago decidió hacer opcionales los exámenes de admisión con el fin de alentar en las inscripciones a una mayor diversidad en el alumnado. Su meta fue atraer estudiantes de primera generación hasta estudiantes de bajos ingresos. Ha pasado un año desde que modificaron este proceso de admisión y la escuela declaró que el experimento fue un éxito.

Pero no es la primera o la única institución en hacerlo; el año pasado más de 30 escuelas decidieron seguir su ejemplo. En total, cerca de 1,000 universidades en Estados Unidos eligieron no basarse en un examen de admisión a la hora de seleccionar alumnos.

Otra institución que sigue esta tendencia es Hampshire College. Kristina Moss, decana de admisiones y ayuda financiera, dijo que «no hay forma de aprobar una clase simplemente haciendo un examen, solo queríamos admitir a más estudiantes que puedan prosperar académicamente».

Ella continuó diciendo que las pruebas simplemente no tienen el peso suficiente para decidir si un estudiante es admitido o no. Además, no toma mucho tiempo considerar a un estudiante sin un puntaje de examen y hay más procesos de evaluación.

Evaluación del examen estandarizado

Las pruebas estandarizadas como el SAT o ACT se crearon para ayudar a las instituciones a predecir si un estudiante tendrá éxito y buenas calificaciones en su primer año, pero este método tiene sus críticas.

Las personas en contra de las pruebas SAT y ACT argumentaron que podrían estar sesgadas culturalmente. Dicen que pueden discriminar a los estudiantes minoritarios que no tuvieron un tutor privado o la oportunidad de tomar el examen más de una vez.

SAT reconoce que el examen no funciona para todos y está tratando de resolverlo agregando un «puntaje de adversidad» para cada examinado. Este paso medirá el estado socioeconómico de los estudiantes para darles una mejor oportunidad de ser aceptados.

Annie Reznik, directora ejecutiva de Coalition for College, aconseja a las instituciones que quieran alejarse de las pruebas estandarizadas a tener sus objetivos claros y saber que no aplicarlas les ayudará a lograr una mayor diversidad en el alumnado.

Volviendo al caso de la Universidad de Chicago, se incluyeron varios cambios en su proceso de inscripción para que pudieran atraer a más estudiantes de primera generación o de bajos ingresos. Ahora se permite que los estudiantes envíen un video de dos minutos en lugar de la entrevista en el campus. También aceptan materiales no tradicionales como suplementos de las solicitudes de los estudiantes.

Al evitar las pruebas estandarizadas y optar por nuevas opciones de admisión, las instituciones pueden atraer a alumnos más diversos y permitir al estudiante tomar más control sobre su proceso de inscripción.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/cada-vez-ms-universidades-dicen-no-a-las-pruebas-estandarizadas-de-admisin

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Venezuela: Fuga de maestros amenaza con dejar la educación en manos de no profesionales

Para llenar el vacío de la fuga de maestros que migran todos los días de la educación media, el sistema educativo solo cuenta con ayuda de padres, voluntarios y la Chamba Juvenil.

En dos años se ha perdido la mitad de docentes en del país, recordó la coordinadora de la Unidad Democrática para el Sector Educativo, Raquel Figueroa. A un 20% de fuga de profesores en el período escolar 2017-2018 se le suma otro 30% en el período 2019-2020.

De una población aproximada de 572.500 docentes activos para el año 2017, más de 252.000 educadores han abandonado las aulas, lo cual representa una fuga del 45% en dos años. Pero esta cifra podría aumentar.

“Se va a acrecentar a medida de que no haya aumento de salario”, comenta Figueroa.
Aída González, representante del Colegio de Profesores en la región de Guayana coincide con las estimaciones de Figueroa. González dijo que un 90% de los docentes de todas las instituciones en Bolívar no se reincorporarán al siguiente período escolar.

En sus visitas a los planteles junto con el Colegio de Profesores en junio, los educadores respondieron que “mientras no existiera una respuesta del ministerio o una positiva de los gremios, ellos no iban a continuar”, según explicó a Efecto Cocuyo.

“Los profesionales terminaron sus clases pero dijeron que no van a volver, porque su salario no les alcanza para pagar un transporte ni para salir desayunados de su casa”, explicó la dirigente gremial.

Según González, algunos educadores en la región de TumeremoGuasipati y Santa Elena de Uairén prefirieron abandonar las aulas antes de culminar el año para dedicarse a otros sectores que le produzcan un mayor beneficio económico, como la minería.

“Y ahorita que están en vacaciones, que la pasan muy mal porque no les alcanza para nada porque no tienen como viajar, (los docentes del Estado Bolívar) van a trabajar y dependiendo de cómo les vaya deciden si regresan o no a las aulas”, adelantó.

Dejando la educación a la Chamba Juvenil

Aída González explica que ante el ausentismo de profesores que ya se había evidenciado en el último mes del periodo 2018-2019, los directivos dejaban a cargo a suplentes en los salones de clases. Frente a este déficit el Ministerio de Educación, en un principio amenazó por medio de los supervisores que despedirían a aquellos que no acudieran a dar clases.

“Les dijeron ‘nos irán a botar pero no vamos a volver sin las condiciones’” según González. Concretamente para el ministro Aristóbulo Istúriz la solución ante este problema es llenar el vacío con facilitadores de la Chamba Juvenil.

Para muchos educadores del país, la gravedad reside en que se trata de bachilleres que con apenas 450 horas de capacitación son acreditados con un título de educador integral de la “Micro misión Simón Rodríguez”, en lugar de los cinco años que toma conseguir la licenciatura en educación y que capacita al licenciado a nivel pedagógico.

En la educación privada también la situación de los docentes es precaria. Según el presidente de la Asociación Nacional de Institutos de Educación Privada (Andiep) en el municipio Caroní del estado Bolívar, Alejandro Gamboa, uno de los mayores problemas de los colegios privados es la fuga de docentes.

Aunque las instituciones privadas hacen esfuerzo económico por mantener a sus profesores, lo cual se ve reflejado en el cobro de las matrículas, no pueden combatir los factores que inciden en la diáspora venezolana.

“Este año ha sido particularmente bastante complicado. En diciembre y al principio de enero hubo varios momentos de deserción, pero ya a finales de año hemos recibido notificación de varias familias que han deseado irse del país y de profesores que culminaron su año escolar y están yendo a otros países donde tienen mejores oportunidades de trabajo.”

Gamboa recordó que además de la diáspora, otros docentes migran a otras actividades que les producen mayor rentabilidad para su familia aún en el país.

El lunes 5 de agosto, varios medios de comunicación venezolanos hicieron eco a los 282 puestos vacantes de docentes en las aulas de Fe y Alegría. La presidenta de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC), Trina Carmona, aclaró a Efecto Cocuyo que aun cuando Fe y Alegría puede escoger a cuáles docentes contrata, el problema principal es que los educadores no se postulan para los cargos. Razón por la cual, en el período académico pasado recurrieron a la ayuda de padres que se postularon para ayudar.

Orlando Alzuru, quien es el presidente de la Federación Venezolana de Maestros, explicó que es de esperar que los docentes renuncien. Los cálculos de este gremio indicaron que más del 95% de los educadores venezolanos no podría pagar con su salario el costo de la canasta básica ni siquiera en un porcentaje mínimo.

“Con la canasta alimentaria a 4.500.000 bolívares mensuales, el docente solo adquiriría el 1,4%”, dijo el docente.

Sin embargo, Alzuru hizo un llamado a los profesores para que “resistan un poco más” en las aulas, para poder llevar a cabo su labor de formación en el país.

Fuente de la Información: http://efectococuyo.com/la-humanidad/fuga-de-maestros-amenaza-con-dejar-la-educacion-en-manos-de-no-profesionales/

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África: Niños sin cuentos de hadas

África/09 Agosto 2019/Cubahora

Próximamente cumplirán 60 años de la aprobación por la ONU de la Declaración de los Derechos del Niño, ocasión para revisar cómo se comporta la humanidad al respecto…

Naciones UnidasUnión Africana y diversas organizaciones no gubernamentales (ONG), coinciden en la necesidad de erradicar el empleo del niño soldado, desterrar definitivamente de la realidad política el uso de menores en contiendas bélicas.

La historia recoge muchos sucesos que involucraron el reclutamiento y uso de tales criaturas en conflictos armados; un caso fue en la Edad Media de la llamada Cruzada de los Niños, en 1212, y en la época contemporánea en el curso de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo desde la década de los años 70 del siglo pasado –coincidiendo con un incremento de la carrera  armamentista y la Guerra Fría- surgió un fuerte movimiento contra la conscripción de niños soldados, los “kadogos” (pequeños, en swahili), quienes resultan dobles víctimas de los disensos armados, situación arraigada en el contexto africano.

A principios de año se estimó que aún decenas de miles de menores en África son obligados a ejercer como militares y al respecto una  ONG, ChildSoldiers International, denunciaba que ese abuso persistía en al menos siete países subsaharianos, además precisó que: “Los continuos disturbios en Somalia, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, República Centroafricana y otros países hacen que los niños estén cada vez más expuestos al reclutamiento”.

Por definición, niño soldado es aquel que participa en acciones militares como combatiente, como escudos humanos o con fines de propaganda y suelen usarse también como porteadores, espías, mensajeros, personal de patrulla y esclavos sexuales o su presencia puede constituir una ventaja política en caso de un contrincante prevé presionar a su rival en una mesa de negociaciones.

En los conflictos bélicos no convencionales, es decir en los que se abandonan las normas tradicionales de guerra, la señalada figura adquiere atributos tales como el de zapador involuntario y/o atacante suicida, fórmulas muy aplicadas por la secta terrorista BokoHaram, creada en el 2002 y que desde 2009 enfrenta militarmente al gobierno federal de Nigeria.

Esa facción insurgente, considerada como uno de las más peligrosas y mortales de África, nutre sus filas con el alistamiento forzados de menores obligados a seguir a sus jefes, quienes  les advierten que cualquier desobediencia conlleva a graves represalias contra los familiares. Deben cumplir ciegamente  las órdenes impartidas por muy irracional que sean.

Una prueba de cómo opera ese grupo armado ocurrió en 2014, cuando secuestró a unas 200 escolares en la localidad de Chibok. El jefe de esa formación extremista de confesión islámica, Abubakar Shekau, amenazó con venderlas a traficantes y de entregarlas a la tropa, en caso de no utilizarlas como importante carta  de cambio en negociaciones con el gobierno.

La exacerbación de la violencia criminal perpetrada por los niños soldados se manifestó en la guerra en Sierra Leona (1991-2002), en la cual esos pequeños fueron ejecutores de las decisiones de los mandos del Frente Revolucionario Unido, de  Foday Sankoh, y quienes se encargaban de saquear poblados y amputar órganos de los opositores entre otras operaciones.

Otro caso de notable maldad es el llamado Ejército de Resistencia del Señor (LRA), del excatequista Joseph Kony, que operó fundamentalmente en el norte ugandés, pero luego en regiones de Sudán del Sur, República Centroafricana y Congo Democrático, su estilo de incorporación era  mediante el rapto y su método de convencimiento la tortura marcadamente contra las mujeres que rechazaban la conscripción forzada de sus hijos.

Se presume que hoy el LAR –un concentrado de criminales de guerra- esté disperso y declinando, mientras sus víctimas reclaman que se haga justicia en todos los sentidos.

Desde el genocidio  ruandés de 1994, tanto grupos de  integrantes de las comunidades hutus y tutsis huyeron a la actual República Democrática del Congo (RDC)  antes Zaire, y se establecieron en los alrededores del oriental Parque Nacional de Virunga, donde operan  grupos armados como los Maï-Maï, de entre 20 000 y 30 000 efectivos, gran parte de ellos menores de edad.

Algunos estudiosos opinan que en África, el uso de adolescentes en guerras y conflictos tribales es común y lo señalan como parte de un universo de problemas que requiere una solución integral  como es el asunto de la pobreza, la ignorancia, la inseguridad y la falta de opciones para escapar de las situaciones de conflictos.

El problema de los niños soldados en alguna forma afecta a todo el continente y lo más alarmante es que esas criaturas por lo general  no conocen  otro estilo de vida que la ofrecida por la guerra, están desprovistos de cariño y poseen una obsesión fría por la muerte, pero resultan muy útiles para los adultos que les someten por su lealtad y lo inflexible que puede a ser su conducta por falta de madurez o como consecuencia de manipulaciones.

Según organizaciones de auxilio, en los últimos 10 años, 65 000 menores fueron liberados o rescatados, se estima que de ellos más de 20 000 correspondieron a la RDC, pero esa estadística solamente expone una parte del dilema, debido a las dificultades para acceder a los  escenarios correspondientes para obtener informaciones más confiables.

Sin ser el principal factor que estimule al  enrolamiento infantil, uno de ellos es la radicalización de los grupos armados, los cuales asumen ideologías violentas con las que los menores se dejan envolver y arrastrar, explicó a Inter Press Service la investigadora SiobhanO’Neil.

A los niños soldados  se les separa de las familias por largos períodos; dejan se socializarse con sus parientes y la comunidad de procedencia, son tratados brutalmente y se les somete a la continua exposición a la violencia, todo lo cual les causa problemas psicológicos y perturbaciones emocionales, así como sufren trastornos del sueño, adicciones anormales, problemas con la alimentación, ansiedad y temor por su futuro, informan expertos que trataron a esas víctimas.

EN SUSPENSO

El próximo mes de noviembre se cumplirán 60 años de la aprobación por la ONU de la Declaración de los Derechos del Niño, una buena ocasión para pasar revista a cómo se comporta la humanidad para contrarrestar el fenómeno porque queda mucho por hacer, principalmente hay que colocar los intereses económicos detrás de la seguridad de la infancia en todo el planeta.

La interrogante principal es cómo resolver totalmente el problema de la conscripción infantil en el continente africano; lo primero sería acabar con los conflictos armados, a lo cual se debe aspirar algún día, pero mientras cesan definitivamente el asunto es poner coto al menos parcial a las causas que lo generan, las que configuran el mosaico del subdesarrollo en el caso del continente, donde además de los conflictos propios se le unen los exógenos, porque es el gran pastel del cual otros siempre comieron sin recato.

Actualmente en el mundo hay más 300 mil  niños y niñas soldado que sufren guerras cada vez más brutales y en la mayoría de los casos pasan a ser combatientes involuntarios por hambre, por falta de seguridad o de objetivos en la vida.

Pese a que  el Protocolo Opcional a la Convención de los Derechos del Niño, que entró en vigor en 2002 y lo ratificaron más de 120 Estados, que elevó de 15 a 18  años la edad mínima para el reclutamiento forzoso y la participación en combate, eso no bastó para transformar realidades en los ambientes de guerra, pues aunque desde 2004 disminuyó significativamente el número de niños soldado, se debe más al fin de algunos conflictos que a la voluntad de la comunidad internacional, un ente decisivo en el asunto.

Fuente: http://www.cubahora.cu/del-mundo/africa-ninos-sin-cuentos-de-hadas

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Entrevista a Óscar Sánchez: «»Cuando las comunidades se apropian de sus escuelas, la educación para la paz es más efectiva»

Entrevista/Autor y fuente: Semana Educación 

En la Cumbre Líderes por la Educación, que se realizará el próximo 18 y 19 de septiembre en Bogotá, uno de los temas centrales será la educación socioemocional en escenarios de posconflicto. Expertos nacionales e internacionales en el tema analizarán el caso de Colombia. Semana Educación habló con Óscar Sánchez, director de Educapaz, al respecto.

Semana Educación: ¿En qué consiste la educación para la paz?

Óscar Sánchez: La paz es un concepto muy general, pero en Colombia tiene unos matices muy concretos. El programa nacional de educación para la paz dice que hay dos dimensiones cruciales si no queremos que las cosas se conviertan en tratados políticos que se incumplen o que no conducen a la paz, sino que reinventan la guerra. La primera dimensión es la educación rural, sobre todo en las zonas afectadas por el conflicto armado, la ruralidad dispersa y los territorios étnicos. Los niños, niñas y jóvenes que viven en esos entornos no tienen muchas oportunidades.

Por ejemplo, en el sur del Tolima, en los municipios de Chaparral, Planadas, Ataco y Río Blanco, que es donde nacieron las Farc, la matrícula en grado quinto en 2018 era de 1530 niños; en grado noveno, un poco más de 800; y en grado once, 503. Estamos perdiendo a dos terceras partes de los chicos en los entornos escolares. Las oportunidades educativas tienen que mejorar en pertinencia, en cobertura, en nivel académico y formación integral. El país ha avanzado. La educación rural se ha vuelto un tema central en los últimos tres años, pero a la hora de la financiación sigue siendo pobre. El Gobierno nacional y los entes territoriales no destinan los recursos suficientes.

S.E.: ¿Y la segunda dimensión?

Ó.S.: El otro aspecto de educar para la paz, que es más comprendido en el debate mundial, es la desnaturalización de la violencia en la cultura. Desde la educación se puede contribuir a una cultura de la paz. Si aceptamos que somos parte de una cultura violenta, la pregunta es cómo podemos desde la educación contribuir a construir cultura de paz. Esto pasa por saber técnico y hay tres cosas que se deben lograr: educación socioemocional, educación para la ciudadanía y educación para la reconciliación.

S.E.: ¿En qué consiste cada una de esas educaciones?

Ó.S.: Lo socioemocional se construye desde la primera infancia e incluye el control de las emociones, empatía, capacidad de escucha, ponerse en los zapatos del otro, resiliencia, poder superar situaciones de dolor y trauma. Lo ciudadano es la construcción de un sujeto capaz de convivir con otros en condiciones de igualdad respetando la diferencia. Cada ser humano se forma una identidad teniendo en cuenta lo que hereda y lo que elige. Esa identidad nos da sentido y nos ayuda a crear proyectos de vida. En la medida en que todos tenemos una identidad distinta podemos entender la dignidad y la riqueza humana.

La dignidad de lo humano es que cada ser puede tener una identidad totalmente diferente a la de los demás y, sin embargo, ser iguales en derechos. Esa formación ciudadana pasa por la sexualidad, por lo ambiental, la no violencia, la participación política, la conducta cívica, etc. Y, por último, la educación para la reconciliación es crítica en sociedades en posconflicto como la nuestra porque la guerra nos ha enseñado el odio, la venganza, la justicia punitiva, la negación del perdón. Desaprender eso y aprender la reconciliación es muy importante. Los docentes y escuelas deben contar con las herramientas para este tipo de educación.

S.E.: ¿Qué tipo de herramientas ayudan en ese proceso?

 

Ó.S.: Son herramientas pedagógicas. Es perfectamente posible comprender cómo aprendemos los seres humanos en cada una de las etapas del proceso evolutivo. El Ministerio de Educación, junto con Educapaz, tiene una plataforma de herramientas didácticas, que tiene más de mil materiales pedagógicos para todos los momentos del aprendizaje.

Los seres humanos no aprendemos los valores discursivamente, sino con experiencias. Hay situaciones especialmente propicias para el aprendizaje, ya sea positivo o negativo

S.E.: ¿Y cuando esas experiencias negativas sobrepasan la capacidad para controlar las emociones?

Ó.S.: Cuando son experiencias muy límite, con situaciones de riesgo serias, las escuelas deben contar con profesionales de orientación sicosocial que construyan rutas terapéuticas y les hagan seguimiento. Por ejemplo, para los niños que han tenido consumo de sustancias psicoactivas, han sido abusados o vivido la violencia en sus familias.

El asunto es que mientras en Bogotá hay un profesional de orientación escolar por cada 500 estudiantes en promedio, hace tres meses visité un colegio en Tierra Alta, Córdoba, un municipio en donde casi todos los habitantes han sido víctimas del conflicto armado, y el colegio no tenía un solo profesional de orientación escolar, aunque atendía a 1.600 estudiantes. Y ningún colegio público de este municipio ha tenido profesionales para esta atención.

S.E.: Usted mencionaba la necesidad de la resiliencia. ¿Cómo se relaciona esto con la necesidad de conocer la historia para sobreponernos a lo adverso?

Ó.S.: La resiliencia pasa por entender que hay algo más allá de lo que me ha sucedido. Que lo que he vivido no es lo único que puedo vivir. Y por supuesto hay que entender lo que he vivido, pero sobre todo entender las posibilidades para vivir otras cosas. La paz es paz positiva. No es entender los problemas de la violencia y dedicarse a recrearlos, pero necesita historia, verdad y reconciliación en función de ver que otro mundo es posible y dedicarse a transformar la realidad.

En la Cumbre Líderes por la Educación precisamente va a estar Neil Boothby, uno de los expertos mundiales más grandes en los temas de resiliencia en educación, y él dice que lograr la mirada positiva a pesar de la adversidad pasa por una transformación sistémica. Que así como fueron muchas las causas para el dolor, haya suficientes variables que confluyen para generar la paz positiva.

Fuente e imagen: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-educacion-para-la-paz-es-mas-efectiva/626951

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Noelia Barbeito: «Somos docentes que queremos que la educación pública sea una prioridad»

Redacción:  La Izquierda Diario

“Cuando decimos hay que dar vuelta las prioridades y que la educación pública este primero, lo decimos sabiendo muy bien que pasa en las escuelas y cuáles son las necesidades de la comunidad educativa”, comienza diciendo Noelia Barbeito. Profesora de Historia, Noelia es la candidata a gobernadora del Frente de Izquierda Unidad en estas elecciones y fue noticia por haber vuelto al aula tras su mandato como senadora provincial. “Para mí fue un orgullo haber llevado a la Legislatura la voz y la lucha de los y las trabajadoras de la educación, como cuando se votó el Ítem Aula”, resume.

En estas Paso, Noelia viene acompañando a Lautaro Jimenez, quien encabeza la lista de diputados nacionales, en recorridas por barrios y charlas por toda la provincia. Lautaro actualmente es senador provincial y también es un trabajador de la educación: “soy maestro de grado y durante años trabajé en escuelas del Algarrobal, en Las Heras, ahí pude conocer la realidad de miles de familias trabajadoras y las penurias que sufre la educación pública. Por eso nos indignamos tanto con el cinismo del gobernador y sus funcionarios, comenta.

– ¿Cuándo dicen que la educación pública sea una prioridad, a que se refieren?

NB: Es sencillo, en campaña todos hablan de salud y educación, pero nadie dice como lo va a hacer y cuando son gobierno, ya sean peronistas o radicales, son lo primero que atacan. Nosotros pensamos al revés, nosotros, como los miles de trabajadores y trabajadoras de la educación que hacen que funcionen las escuelas todos los días, defendemos la educación pública todo el año. Porque nosotros mismos somos trabajadores y trabajadoras de la educación que nos organizamos para dar vuelta la historia. El gobernador habla de calidad educativa pero no dice nada de las condiciones edilicias en las que están las escuelas y peor aún, recortan las meriendas de los pibes en una situación de crisis donde cada vez más familias dependen del alimento que reciben en las escuelas.

Yo soy docente en el terciario de Tunuyàn y veo el esfuerzo que hacen cientos de chicos y chicas y sus familias para poder estudiar. No solo para poder pagar los apuntes o el boleto, que es carísimo para un estudiante que viaja todos los días, sino en el contexto general, donde la desocupación se duplicó en la provincia.

– Justamente el boleto educativo es una de las principales propuestas del FIT…..

NB: Exactamente, porque el gobierno prioriza el negocio de los empresarios del transporte por sobre el derecho a acceder a la educación de miles de mendocinos y mendocinas. Yo estoy segura que todos esos funcionarios que les niegan ese derecho básico a los pibes no tienen ni idea de cuanto gasta una familia en que sus hijos viajen a estudiar.

Barbeito y Jimenez junto a Nicolàs del Caño
Barbeito y Jimenez junto a Nicolàs del Caño

LJ: A eso nos referimos con invertir las prioridades, garantizar el boleto educativo ni siquiera alteraría el presupuesto provincial si los diputados y senadores cobraran como una maestra como hacemos desde el FIT. Cuando la DGE nos contestó en 2016 cuánto costaría, era la misma cantidad de dinero que se gasta en el sueldo los diputados y senadores provinciales, que son sólo 86 personas. Si terminamos con los privilegios de los políticos, podríamos garantizar que cientos de miles de jóvenes puedan estudiar.

– Todas las semanas hay noticias de problemas edilicios en escuelas, ¿Cómo se podría solucionar eso para ustedes?

LJ: el gobierno habla de austeridad en las cuentas, pero en realidad es ajuste en educación y salud. ¿Se destinan alrededor de 400 millones de pesos en subsidios al transporte, por un servicio caro, pero no hay plata para el salario de los trabajadores y trabajadoras de la educación? Destinan millones en garantizarle las ganancias a empresarios a través de subsidios o bonos fiscales, pero son durísimos con las maestras, que están por debajo de la línea de la pobreza y ni hablar del salario de las y los celadores. Y pasan los gobiernos, se alternan peronistas y radicales, y la situación de las escuelas sigue siendo la misma o peor.

El gobierno de Cornejo se ha ensañado con las maestras de Mendoza, no solo con sus permanentes ataques verbales o el Ítem Aula, sino con persecución, como la que vienen sufriendo distintos compañeros y compañeras del Sute.

NB: el año pasado vimos como miles de estudiantes y docentes en toda la provincia salieron a la calle en defensa de la educación pública, ese es el camino para defender la educación. A través de las “carreras prioritarias, el gobierno dejo en peligro de cierre decenas de institutos terciarios en toda la provincia y fuimos miles los que salimos a defender el derecho a estudiar de los jóvenes en toda la provincia. Ningún joven se debería quedar sin poder estudiar, por eso proponemos, además del boleto educativo, becas integrales y jardines infantiles en todos los establecimientos educativos.

– ¿Cómo impacta la crisis en las escuelas?

NB: Yo lo veo en el terciario en la cantidad de pibes que tienen que dejar de cursar por no poder pagar el boleto o tener que salir a trabajar porque en la casa no alcanza la plata. Además, nuestras compañeras de la Agrupación 9 de Abril, que es parte de la conducción que recuperó el Sute, todos los días cuentan como en las escuelas tienen que estirar las raciones de comida porque cada vez más chicos las necesitan y el gobierno las recorta.

LJ: en las escuelas se ve claramente todas las consecuencias de la crisis. Los problemas de vivienda y trabajo de todas las familias mendocinas se ven en las escuelas a través de los chicos. Las escuelas no son islas como nos quiere hacer creer el gobierno.

– ¿Por qué hay tantos trabajadores de la educación en las listas del FIT?

LJ: Porque esta realidad de la que hablamos se puede cambiar. Porque de la mano del FMI se vienen nuevos ataques contra la educación es que nosotros planteamos en que hay que invertir las prioridades Por eso las listas del FIT en todo el país están repletas de trabajadores y trabajadoras de la educación que quieren llevar esta pelea adelante. No solo estamos nosotros sino también es parte de la lista de diputados Mauricio López Monte, docente de Malargüe y nuestras compañeras Maile Rodriguez y Virginia Pescarmona son candidatas a intendentas de Guaymallén y Maipú respectivamente. Además, Maile viene acompañando como diputada, junto a Macarena Escudero, los reclamos de decenas de escuelas como la Candelaria por un nuevo edificio o la lucha de las escuelas del barrio La Favorita contra el recorte a las meriendas.

– Por último, ¿Qué pasaría si todos los funcionarios cobraran como una maestra?

NB: Tendrían que vivir como un trabajador, como cualquiera de nosotros y no como viven ahora, como empresarios. Nosotros cuando llegamos a la Legislatura ya cobrábamos como una maestra porque de eso trabajamos siempre y en mi caso volví a dar clases cuando se me terminó mi mandato, porque somos trabajadores y trabajadoras que hacemos política para defender los derechos de las mujeres, los trabajadores y la juventud.

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Noelia-Barbeito-Somos-docentes-que-queremos-que-la-educacion-publica-sea-una-prioridad

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Enseñar filosofía en la Escuela Secundaria

Por: Miguel Andrés Brenner

“A mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires.”

PRELIMINAR

¿Vale la pena enseñar Filosofía a modo de un relato según lo que se consideran ciertos autores clásicos? ¿Vale la pena enseñar filosofía como si los alumnos de escuelas secundarias fueran a formarse en calidad de “mini” licenciados o especialistas en dicha disciplina? ¿Vale la pena enseñar Filosofía sin posicionamiento político alguno que incida en dicho avatar? ¿Puede haber una enseñanza políticamente comprometida si hacia la mitad del curso el tema se sitúa en la “Alegoría de la caverna” del Libro VII de la República de Platón o si cerca de fin de año todavía se enseñan algunos aspectos de la Crítica de la Razón Pura de Kant, siempre descontextualizados del presente histórico?

¿Tiene sentido en la actualidad “enseñar” Filosofía, cuando lo que pareciera importar desde las pedagogías neoliberales es más el aprendizaje y las habilidades, más allá de los contenidos?

Si Filosofía es pensamiento crítico, y éste implica “ser libre”, ¿puede “obligarse” a ser “libre”?, ¿puede obligarse a pensar críticamente? ¿Puedo decir a mis alumnos: los voy a calificar (evaluación sumativa) en Filosofía, o sea, les voy a calificar el pensamiento crítico?

¿Hasta qué punto es posible el pensamiento crítico cuando los alumnos carecen al respecto de experiencia, cuando éste es dialogal o no lo es, cuando en una época de “pos verdad” tiende a debilitarse la mismísima verdad?

¿Puede encasillarse el pensamiento crítico dentro del armado del sistema escuela con sus espacios y tiempos rígidos, con la planificación de la materia Filosofía desde el criterio de los estados administrativos?

¿Puede enseñarse filosofía como pensamiento crítico cuando en la institución escuela se margina la crítica en virtud de que lo que más importa es “ejecutar” las políticas educativas, donde vale más lo instituido que lo instituyente?

PRÓLOGO

Este prólogo es lo último que escribo luego de haberse publicado mi libro hacia fines del 2011. ¿Por qué la presente ocurrencia?

La escuela como práctica política[1] tiene como dedicatoria a mis maestros, los alumnos de la escuela secundaria, en particular, los de la materia Filosofía. Podría aparentar dicha expresión a una especie de cliché sin sustento real, mera apariencia vacía de contenido. Es por ello que sentí necesidad de poner en limpio por qué los adolescentes de sectores populares de la escuela pública son “mi cable a tierra”. La redacción no es definitiva.

¿A quiénes va dirigido? Usualmente, un libro de didáctica deambula más que nada por el sendero de textos y autores[2]. De ahí en oportunidades las expresiones: “como dice”, “siguiendo a”, “el autor señala o presenta”. En el mejor de los casos, confronta posiciones a partir de lo que se denomina “el estado de la cuestión”. Mi propósito es la divulgación[3]. Si bien mi área de indagación no es la didáctica como disciplina, no puedo dejar de reconocer que, al ser docente, enseño, y si enseño hay una praxis didáctica, y merece su reflexión.

Tenía ideas dispersas. Vaya a saber por qué maduró el tiempo de su exposición.

A MODO DE INICIO

El presente texto hace referencia a la enseñanza de la filosofía, pero va más allá de ese nudo conceptual, pues tiene que ver con una política-didáctica dentro del capitalismo/neoliberal[4] globalizado, expoliador, excluyente. Aclaro que no me instalo en la mera crítica, también hago una propuesta. Y consta de dos secciones: 1) Quienes enseñamos, compromiso con la vida; 2) Quienes aprendemos a enseñar, compromiso político. Se le agregó a posteriori una especie de apéndice: relato de una experiencia más, repensando las experiencias pedagógicas y un epílogo.

Algo más, particularmente para quien conoce, al menos, un poco de pedagogía. En el pie de página nº 14 hago referencia a Comenio, cuyos escritos me suenan bellos. ¿Qué hace ahí ese autor? En realidad está demás. Entonces, por qué lo aludo (a veces aprovecho ciertos escritos a fin de decir otras cosas): injustamente se lo ha “ninguneado” en favor de Rousseau, a quien considero fruto de la perversión del liberalismo y capitalismo del siglo XVIII, pues considera que la educación no es para los pobres, de ellos nada puede obtenerse, solo se encuentra dirigida a los niños de “linaje” [5]. Es decir, lo valioso se reduce a los niños de la nobleza o de los sectores dominantes.

Enseñar a niños o adolescentes de sectores populares es hermoso, en las condiciones actuales desafío y orgullo, de pronto doloroso parto pleno de esperanza y gratitud que vale la pena disfrutar[6], no una pasión inútil.

QUIENES ENSEÑAMOS, COMPROMISO CON LA VIDA

Luego de muchos años, ahora marzo de 2010, iniciamos nuevamente el curso de filosofía en la Escuela Secundaria Técnica nº 1 de Almirante Brown, sita en el conurbano bonaerense, Ciudad de Longchamps, donde concurren alumnos de sectores populares, cuyas edades promedio oscilan entre dieciséis y diecisiete años.

Considero pedagógicamente la unidad sentir-pensar, sin embargo, la tendencia del profesor que enseña es priorizar el pensar como base de su enseñanza, mientras el alumno prioriza el sentir como base de su aprendizaje[7].

Agradeciéndoles encontrarme con ellos en el pensar afectuoso, en el afecto del pensar, les digo que de entrada no definiré lo que es filosofía, ellos lo intentarán a partir de lo que trabajamos, pero recién hacia fin de año. Formulo algunas problemáticas. Así, valga un ejemplo: pregunto a un adolescente “cómo te llamás”, responde a mi solicitud, teatralizando le señalo la falsedad de su enunciado, aparece en los discentes una incógnita, manejo los silencios, de pronto le señalo “te pusieron un nombre para que otros te llamen”. Entonces, reflexionamos acerca de lo acontecido: qué es lo que sintieron, qué piensan[8], e intento deconstruir entender la realidad según la sustancia individual, precisando la importancia de su comprensión en el plexo de las relaciones y la existencia humana desde la instituyente interpelación del otro.

De pronto, un alumno pide la palabra y dice: “Profe, filosofía es la crítica de lo que creemos obvio”. Entonces, afirmo, no crean obvio lo que les digo, no crean obvio lo que leen en cualquier texto, no crean obvio lo que escuchan y ven por televisión o por otro medio, no sean adictos como que no tienen palabra por decir. Tampoco, quienes les enseñamos, creamos obvio que los alumnos son indolentes, insolentes, no ponen esfuerzo alguno, hay que bajar el nivel, nada les interesa, etc. Si lo creyéramos obvio, sería la muerte del pensamiento crítico fundado en el amor, sería la muerte del amor al prójimo. Próximo o prójimo no es el que se encuentra a mi lado (no pasa la cosa por una cuestión espacial), sino aquél de quien me hago cargo, según la Parábola del Buen Samaritano[9] . Apreciamos, aquí, una similitud con Immanuel Lévinas.

Nuestros alumnos no son objetos a llenar con informaciones (en este caso provenientes de la filosofía), que sienten demasiado alejadas, y confunden “no estoy de acuerdo” con “no lo entiendo”. El alumno de hoy tiende a rechazar ese modelo de enseñanza, pero también rechaza que no le enseñemos. El problema actual, en general, no es la educación bancaria, sino que ni educación bancaria haya. En este contexto, aparece el currículum simulado, es decir, simulamos enseñar lo que no enseñamos (a diferencia del currículum oculto, ocultamos enseñar lo que sí enseñamos).

El desafío consiste en que nos animemos a que los alumnos pronuncien su palabra, que digan lo que no se les ocurre decir, lo que no se les permite decir, pues los significantes no están del todo presente, el sentido se ve diferido, según la expresión que le asigna Jacques Derrida, o bien no puede comprenderse lo dicho si no se hace un trabajo a la manera de un arqueólogo que excava con pasión y esfuerzo, con dedicación y responsabilidad por el otro, a fin de descubrir, en lo dicho, lo no dicho[10]. Así, también nosotros, en nuestra formación debiéramos aprender, cuando estudiamos al mismo Derrida, qué es lo que no está presente en sus discursos, al estudiar a Foucault, qué es lo no dicho en sus discursos, cuando aludimos enunciados descalificativos a partir de nuestro malestar docente, qué es lo que no decimos.

¿Nada interesa a nuestros alumnos? Si no hubiere interés alguno, tampoco habría deseo; si no hay deseo, tampoco hay vida. No creo que el alumno, ser viviente como yo, carezca de deseos, en última instancia, carezca de vida.

Ya casi sin esperanza decimos: “nada les interesa, no quieren estudiar”. ¿Es cuestión de bajar el nivel? Creo, aquí, se cristalizó un concepto, “bajar el nivel”[11]. Además, ¿qué significaría subirlo? ¿Quién establece dónde se halla el nivel? ¿Cuál es la base horizontal desde la que habría que ascender hasta la cúspide? Referimos a categorías espaciales homogeneizando el punto de partida de los conocimientos previos de los alumnos con el de llegada o estándares preestablecidos. Pienso que ni hay que subirlo ni bajarlo, no es cuestión de transportar espacialmente hacia arriba o hacia abajo. Si el Otro (el adolescente situado) constituye mi subjetividad docente, mi estar es radicalmente diferente. Si enseño con pasión, debo partir de las posibilidades de mis alumnos, de sus experiencias de vida que entren en diálogo transformador con nuestras experiencias de vida enseñante. Entonces, ya no hablaría más ni de subir ni de bajar el nivel, sino de intentar una “traducción” adecuada. En otros términos, el dilema no es “enseño con calidad o enseño con menor calidad” según estándares preestablecidos, válidos tanto para un adolescente de Bélgica como para un adolescente bantú como para un adolescente colla o de la villa o favela o country de cinco estrellas.

El desafío consiste en, conociendo los modos culturales de mis alumnos en tanto sujetos colectivos, hacer de mis palabras un discurso que pueda lograr que ellos lo atrapen desde sus propios códigos y, por lo tanto, logren pronunciar la propia palabra, trascendiéndola. A tal fin, el diálogo. Éste supone que yo pueda ponerme en el lugar de ellos y, a la vez, ellos puedan ponerse en mi lugar, y no como mero artilugio de la palabra, sino como praxis liberadora/transformadora.

Vayamos a un ejemplo. En el Espacio de Construcción de la Práctica Docente II, segundo año de la carrera de profesorado en filosofía a mi cargo en el Instituto de Formación Docente nº 41 de la Provincia de Buenos Aires, entre otros, intento establecer agenda diciéndole a mis alumnos, futuros docentes, lo siguiente: nunca entren a clase para enseñar a adolescentes la razón en Descartes, la muerte de lo absoluto en Nietzsche, la alienación en Marx. Tensionen la experiencia de los alumnos con la teoría que presentan. Cierto, a partir de aquí habrían múltiples aristas posibles para la enseñanza-aprendizaje, que nos puede llevar a que no cumplamos con el programa. Pero, la pregunta es: ¿nuestros adolescentes para el programa, o el programa desde nuestros adolescentes?

Cuestiones a enseñar, ejemplos:

  • ¿Enseñar Platón para que los alumnos conozcan la Alegoría de la Caverna, donde algún elegido que ha descubierto la verdadera realidad trate de salvar a los condenados a las sombras?, ¿o enseñar Platón para que los adolescentes se cuestionen qué es para ellos su propia realidad, si el cuerpo que viven es la cárcel del alma, cómo son las pasiones del cuerpo que viven, si esas pasiones permiten ser atento al otro desde el otro mismo, etc.?
  • ¿Enseñar Descartes para que los alumnos conozcan las Meditaciones Metafísicas?, ¿o enseñarlas para que los adolescentes interpreten si pueden explicarse a ellos mismos por la mera razón?, ¿cómo pueden explicarse desde las experiencias vividas en un boliche?, etc.
  • ¿Enseñar Marx para que los alumnos conozcan la explotación capitalista?, ¿o enseñar Marx para que los adolescentes interpreten las propias experiencias laborales o las de sus padres a través de los Manuscritos Económico Filosóficos de 1844?
  • ¿Enseñar Nietzsche para que los alumnos comprendan que no hay hechos sino interpretaciones?, ¿o enseñarlo para que los adolescentes se interpreten a sí mismos desde distintas miradas y aprendan construir una perspectiva crítica de los textos, de las voces, de las imágenes?, etc.
  • ¿Enseñar Foucault para que entiendan el ejercicio del poder, sus dispositivos?, ¿o enseñarlo a fin de comprender la propia institución escolar que viven, si la resistencia es posible, si la utopía es posible, aún independientemente del mismo Foucault?
  • ¿Enseñar ciertas líneas de pensamiento posmoderno conservador para mostrar a los alumnos que no hay futuro, que la moral es light, que son indolentes, que no ponen esfuerzo en el estudio, que hay que bajar cada vez más el nivel?, ¿o enseñarlas a fin que piensen si encuentran cerrado el propio futuro, si carecen de deseo, si quienes conviven con ellos, o más allá de ellos, carecen de deseo alguno, qué les importa de la vida, en qué pondrían todo su esfuerzo y cómo viven lo que acontece en la escuela secundaria?
  • ¿Enseñar Lévinas y Dussel para intentar dilucidar textos crípticos o para comprenderse como comunidad de víctimas, en qué sentido comunidad -si es que así se sienten- y en qué sentido víctimas -si es que así se sienten-?

Por cierto, a tal efecto hay que tener el tino adecuado, sensibilidad a fin de seleccionar textos simples de los pensadores/filósofos, o bien construir textos sencillos en tanto respeten sus ideas, tarea nada fácil, tarea proba.

La enseñanza de la filosofía no significa el conocimiento de los filósofos, cuya luz se troque en sombra y produzca pobreza de la experiencia de vida de nuestros adolescentes.

La práctica de una enseñanza alternativa apunta a que los alumnos se apropien de lo propio,pronuncien la propia palabra, y puedan liberarse de la mera disciplina o disciplinamiento, de la mera bajada del currículum, libro de texto o manual [12]. Sólo así nuestra enseñanza, nuestros textos, se involucrarán en horizontes significativos diferentes, a efectos de ayudar a intuir mundos reales posibles más justos y solidarios.

En tal sentido, pedagógicamente, radica la importancia de la “traducción”. Traducir: indagar en significaciones lógicas o narrativas, indagar en las argumentaciones o palabras, en las preocupaciones o intereses que surgen como propios de nuestros alumnos, no contemplados en textos o normativas ya construidos. Lo que importa es re-inventar lo que les enseñamos desde sus propias realidades, para que ellos nos interpreten a nosotros/docentes en tanto los interpretamos en sus identidades.

Luchan contra el olvido de la experiencia, o sea, contra el olvido de la lectura de sí mismo -desde encuadres teóricos diferentes- Walter Benjamin, John Dewey, Giorgio Agamben. A partir de aquí, pero en el contexto de una perspectiva decolonial, en la línea freireana, entiendo que en nuestras escuelas la separación entre la experiencia de las comunidades o pueblos y los textos tiene que ver con el olvido de aquélla y la sobrevaloración de “lo dado”, tan caro al positivismo. Ese “dado” se hallaría más allá de los avatares históricos, y respondería solamente al saber constituido en el Norte político, colonial de por sí, colonizador, capitalista y desde los inicios de la modernidad hasta nuestros días. Su propuesta es que los educandos debieran incorporar el saber que los haría “civilizados”, desconociendo la propia experiencia.

Una de las vías para comprender la educación básica es precisamente la concepción unitaria de la lectura de textos y de la lectura de sí mismo. ¿En qué sentido la lectura de textos implica la lectura de sí mismo? ¿Cuáles son las condiciones históricas a partir de las que se separa en pedagogía la lectura de textos de la lectura de sí mismo? Formulo esta apreciación por cuanto pareciera que el texto es un objeto que miro desde fuera y digo lo que dice, sin darme cuenta que en el mismo proceso de leerlo me estoy diciendo a mí mismo, o dicho de otra manera, me pongo a mí mismo en palabras. O bien, me constituyo como persona en la palabra, palabra que es diálogo. Es decir, no es una constitución aislada, sino con-otros, comunitaria, con la posibilidad de múltiples interpretaciones como diálogo abierto o, en su defecto, en su borradura, cierre del discurso, muerte de la palabra, silencio comprimido en la palabra de quienes ejercen el poder, de quienes señorean pretendiendo constituirse en dominus.

QUIENES APRENDEMOS A ENSEÑAR, COMPROMISO POLÍTICO

Una institución que forma a docentes en el área de la filosofía, ¿debe formar doctos? Si entendemos docto como muy sabio, ciertamente, sí. El problema radica en cómo definir sabiduría. Sapere, en latín, propiamente, tener gusto, ejercer el sentido del gusto, tener tal o cual sabor.

Kant afirma en ¿Qué es la Ilustración?[13] que la salida del hombre de la minoría de edadrequiere de la libertad de hacer uso público de la razón, lo que producirá el tránsito hacia la madurez, la emancipación de la humanidad. Uno mismo es culpable de la minoría de edad “debido a la pereza y la cobardía”, y en ello incurre la mayoría de los hombres. Es la razón de los doctos de la Europa[14] moderna y colonialista. Nos dice el filósofo: Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del público del mundo de lectores.” Si confrontamos dicha idea al absolutismo político europeo es revolucionaria, si la confrontamos con los saberes populares es reaccionaria. ¿Podemos acusar a Kant de reaccionario? Sería tonto juzgarlo desde nuestras categorías y problemáticas actuales, y más considerando sus aportes al pensar humano. El problema no es Kant, sino lo que se hace con él.

¿Cuál es, entonces, el sentido que le asigno al gusto, al saber, sapere?

Entender lo docto como muy conocedor en algún arte y ciencia, con el status de mayor reconocimiento institucional[15], cuestión estrictamente kantiana, es obviar a los pueblos como comunidades de víctimas, es obviar el sentido nacional (natio: relativo al origen, al nacer) de lo popular, es obviar a las mayorías sufrientes.

Veamos.

¿Es la filosofía algo para doctos? ¿Es el debate público para los doctos? Reiterando, muy kantiana y problemática la cuestión en la línea de “Qué es la Ilustración”. El problema radica en la disociación filosofía-praxis. Aparece una filosofía entroncada en los cánones de occidente, donde filósofos hablan a filósofos, pero no hablan al común de los mortales. ¿Eso es bueno o malo? Las disquisiciones argumentales son válidas en cuanto a su sentido. Si sólo para un mundo de doctos, se reducen a un infructífero onanismo intelectual. Dentro de mi praxis en el ámbito del catolicismo aprendí que un discurso teológico tiene sentido si su finalidad es intervenir en la comprensión de las prácticas humanas en orden a la liberación del pecado, en orden al Hombre Nuevo, expresión paulina. La comprensión de esas prácticas dialogalmente, mediatizado un mundo en común. En tanto ello, si el mundo en común es opresor no vale otra cosa que la militancia, pensar con el compromiso de transformar la realidad. A tal fin la resistencia no alcanza, es un imperativo la utopía o un criterio mesiánico que implique lucha. Ésta se inicia no en el más allá sino en las batallas que dan las mismas comunidades de víctimas o pueblos victimizados[16] en el aquí y ahora, en el hoy.

Tampoco vale la argumentación: “como filósofos los maestros no nos entienden”, “los economistas no nos entienden”, etc. El sentido de la filosofía es pedagógico, al decir de Juan Amós Comenio (1592-1670) en su Pampedia[17], salvadas las distancias, tendiente a la paz universal.

Cuando ingreso a un aula plagado de adolescentes y comienzo a enseñarles el racionalismo cartesiano, la “famosa” alegoría de la caverna o lo que fuere, ¿para qué? ¿Sigo como docente en el mundo de las ideas intentando no atravesar el río del olvido por miedo a caer en la historia que vivimos, pues me compromete materialmente?

¿Y cuando proponemos una filosofía intercultural liberadora pero no dialogamos, por ejemplo, con economistas? ¿No haremos, quizá, un “corralito” para significar lo intercultural subsumido en procesos dialogales, si bien necesarios no suficientes, pues ignoran cómo los seres humanos resuelven sus necesidades materiales de existencia?

Si deseo hacer filosofía de la educación debo partir de la praxis educativa, caso contrario, el terreno abandonado es cooptado por los discursos economicistas. Y es lo que aconteció, mientras la filosofía pensó[18], la economía capitalista en su modalidad neoliberal actuó. Así, v.gr., mientras las filosofías reaccionarias pos modernas referían a la muerte de los meta relatos, se imponía el meta relato neoliberal/capitalista.

Si deseo hacer ética filosófica o política debo conocer desde las prácticas concretas de las relaciones de fuerza en el ámbito del sistema “democrático” en que nos hallamos, con nombre y apellido. Por ahí no va el discurrir filosófico, ¡no sea haya compromiso con la realidad!

Concluyendo. ¿Qué es lo que hay que gustar?: simplemente, la vida de los pueblos y su propia liberación de todas formas de opresión.

Relato de una experiencia más

Casi resulta, desde cierta perspectiva, una verdad de Perogrullo la educación bancaria. Tan de Perogrullo que el simple hecho de mencionarla en el ámbito académico pareciera ser redundante, hasta el punto de no querer pensar más en ella. Valgan, al respecto, algunas experiencias educativas con mis alumnos:

La enseñanza, en general, adolece la ausencia de pensamiento crítico. Me refiero, explícitamente, a lo que denomino crítica interna y crítica externa referida a un texto. La primera bucea en sus posibles incoherencias o limitaciones, la segunda confronta posiciones. Como señalé, en la escuela secundaria ese discurrir brilla por su ausencia. La enseñanza tiende a ser lineal, secuenciada y en la exposición de respuestas por parte de los alumnos. Es que solamente, como tendencia, enseñamos a responder cuestiones que ellos no se han formulado, pero no a preguntar cuestiones que nosotros los docentes no nos hemos planteado. Si, en el sentido de una pedagogía de la pregunta (Paulo Freire), pretendo inquietar a mis alumnos, se vuelven temerosos. Simplemente, por cuanto sus prácticas de aprendizaje no van en tal sentido. Así, dos ejemplos muy concretos que acontecieron en mis aulas:

  1. Explico a mis alumnos que les enseñaré “x” posición filosófica con la cual no estoy de acuerdo. Me preguntan: “si no está de acuerdo, ¿por qué la enseña?” Es decir, supuestamente debo enseñar la posición correcta. Si enseño un contenido, éste es verdadero. ¿Qué aprendieron en sus años de escuela primaria y secundaria? , que el maestro o profesor les baja la verdad, les interese o no la certeza. Y esto último será apreciado en la siguiente experiencia.
  2. Cuando solicito a mis alumnos que tomen posición personal respecto algún texto, muchos de ellos me preguntan, mientras elaboran lo solicitado, “¿está bien, profe?”. No les respondo, y les explico por qué: “si es tu posición, es tu posición, lo que me cabe como docente es señalar limitaciones en la argumentación, pero no valorar ‘si está bien o no’.” ¿Qué ocurre?: los enseñantes y las políticas educativas establecen las condiciones para que a los alumnos les interese más identificarse con el poder para sentirse seguros y no descubrir dentro de un proceso de lucha, dialéctica, la propia identidad y las diferencias en un proceso de diálogo intercultural con otros. ¿Cuál la consecuencia? En principio importa aprobar, secundariamente aprender.
  3. A efectos de un proceso dialógico con otros, ciertas condiciones interesan: 1) un mínimo dominio de los contenidos enseñados, 2) un sentimiento de libertad que el docente estimule en tanto los discentes no se sientan reprimidos u obnubilados por un saber superior establecido, y en tanto no se sientan inseguros al exponer argumentaciones que puedan ser rechazadas por sus compañeros, o porque las consideren inadecuadas o por su afán, también, de identificarse con el poder o por cuanto desvaloricen la palabra de un compañero como pérdida de tiempo.
  4. Luego de haber trabajado “qué significa el pensamiento crítico”, cosa que llevó en juego varias semanas, solicité a mis alumnos que evaluaran la situación de clase (al respecto las pautas fueron muy abiertas para que pudieran explayarse como quisieran). Me llamó la atención la coincidencia, entre otros, en un ítem: “nos dimos cuenta que estamos aprendiendo a debatir entre nosotros”.
  5. Quiero señalar que el aprendizaje de una argumentación crítica mediando el debate por parte de los alumnos no significa que yo, como docente, no les presente mi posición. Sin embargo, desde un perfil ético-político, interpreto como deber, propio de mi rol docente, colaborar con el alumno que mantenga disidencias conmigo, ayudarlo a poner en palabras adecuadas su postura. Para que comprendan dicho propósito, les digo: “¿no les ha ocurrido a veces que no acuerdan con la posición de un profesor y aceptan sus palabras porque carecen de la dialéctica pertinente, pero en el fondo continúan sintiendo una fuerte disonancia con él?

Repensando las experiencias pedagógicas

Al inicio de cada encuentro semanal con mis alumnos sé presuntivamente como transcurrirá la clase. ¿Por qué presuntivamente? Aparece en mí una especie de incertidumbre, pues intuyo que en cualquier momento la certeza se desvanece. Es que no puedo atrapar en el diseño previsto a los alumnos. Los dos grupos a mi cargo, 6º1ª y 6º2ª, de la materia filosofía, son diferentes. El contenido planificado se procesa a través de las experiencias de vida de los alumnos[19]. De ahí que los contenidos que pretendo enseñar, si bien anticipadamente pueden ser similares, en proceso no lo son. Es por ello que la seguridad que me ofrece el limitado[20] saber que creo saber, de pronto, se desvanece. En el imaginario de los alumnos aparezco en calidad de soporte seguro, cuando mi propio imaginario carece de estabilidad, en tanto lo que importa es delinear un camino juntos, de modo tal que al finalizar la clase nadie sea el mismo que al inicio, nadie sepa lo mismo que al inicio.

Y en tal rampa de partida disfruto de lo que será una aventura que, como tal, no siempre al concluir “siento” sea enriquecedora, más allá de mi perspectiva cargada de subjetividad en la apreciación, aunque comprenda que la materia no es una clase.

Transmito a mis alumnos la situación de “disfrute”, cosa que no entienden, pues un profesor “viene a cumplir con su obligación de enseñar” y en otros casos “viene a robar”. En una oportunidad les dije “estoy enamorado de Uds., los amo”. Me miran perplejos como diciendo “eso se dice a una chica”[21]. Cuando comento que expondré en un evento las experiencias de clase que tengo con ellos, de pronto, alguien me dice “profe, supongo que no va a decir que está enamorado de nosotros”. Trabajamos, entonces, el sentido del “disfrute”. Etimológicamente significa sacarle jugo al fruto y, en nuestro estar, matarlo para que acontezca una vida más rica, más plena. Sin embargo, intento reflexionemos que no siempre se “disfruta” con ese espíritu, pues hay disfrutes que concluyen en muerte y nada más, muerte de la experiencia de vida. Y mi disfrute aquí es enseñar pasionalmente compartiendo, amén del sello personal que imprimo en los contenidos.

Cuando les agradezco la clase que compartimos pues “disfrutamos mucho aprendiendo”, al unísono aplauden espontáneamente con algarabía. Es que necesitan ser reconocidos personal y comunitariamente.

Usualmente, en el inicio de una clase me anticipo a la enseñanza con algunas gracias (chistes o algo parecido) que, independientemente de sus ocasionales enunciados, también implican códigos a aprender. Intento provocar distensión, debilitar el temor, no tomar “en serio” lo que yo como docente les diga, y no por mero relativismo, pues la seriedad recién aparece cuando ellos pueden disfrutar creativamente el encuentro o clase. Hasta que algún alumno me dice: “profe, me aburro”, afirmación que significa un “cable a tierra” si ese estado de ánimo es generalizado.

Valga la siguiente aclaración: a mi criterio la enseñanza de la filosofía no es como un juego, pero tampoco un suplicio ni una especie de tercera posición que pretende combinar juego con esfuerzo. Mientras el juego tiene finalidad en sí mismo[22], más allá de los logros reales, la enseñanza de la filosofía es crítica al sentido común para transformar liberadoramente la propia realidad como sujeto comunitario. De ahí la valía del pensamiento crítico.

Pensar críticamente es pensar libremente. Pensar libremente no es desechar los saberes constituidos históricamente, mas bien partir de aquéllos. Les digo: “nadie puede amar obligadamente, como así tampoco nadie puede pensar[23] obligadamente”. Entre tanto, mantengo la fuerte convicción que la libertad es por justicia, pues la justicia no es consecuencia de la libertad[24], sino a la inversa, la libertad es el desarrollo de la justicia.

Y con la finalidad de ese pensar, siempre explico los criterios pedagógicos con los que enseño, criterios que además son contenidos de enseñanza, aunque pretenda ignorarlos. Cuando los explico, utilizo la palabra “creo”. Ahí me preguntan: “¿profe, por qué dice a cada rato ‘creo’?” Les respondo: “porque no tengo la verdad absoluta, el profesor no enseña la verdad”, cuestión que da pie a trabajar el problema de la verdad o al menos algunas vetas del problema, que reiteraré en otros momentos. La prudente reiteración de conceptos fundamentales resulta imprescindible, precisamente porque no tengo a mi disposición los artilugios de las técnicas publicitarias.

Epílogo

Siendo que el libro La escuela como práctica política, publicado por la Asociación del Magisterio de Entre Ríos, AGMER, lo dedico “a mis maestros, de quienes tanto aprendí, los alumnos de la Escuela de Educación Técnica nº 1 de Almirante Brown, ciudad de Longchamps, Provincia de Buenos Aires”, sentí la necesidad de relatar qué es lo que aprendí de esos mis maestros[25], y en un lenguaje sumamente sencillo para su difusión, sin una explícita carga conceptual erudita de textos académicos, aunque quienes conocen de dichos ámbitos se darán cuenta acerca del sustento de autores y posiciones. Y para finalizar: gracias.

Créanme, como docente me siento muy débil, muy limitado. Y, precisamente, mi fuerza está en mi debilidad, cuando me dejo atrapar por el Otro, cuando me dejo interpelar por el Otro, mi alumno, mis alumnos.

 APÉNDICE. NO A MODO DE RECETA

Digamos, lo siguiente como pauta, aunque a veces hubieren modificaciones, pero siempre partiendo de la lectura de un texto filosófico.

Para comprender filosóficamente, los alumnos tienen que toparse con textos filosóficos. Pero… los estudiantes tienden a no leer en sus casas. Entonces, preparaba algunos textos de filósofos (a veces tenía que traducirlos a un lenguaje comprensible por ellos). Primero les enseñaba a leer un texto, no muy extenso, de no más de dos páginas (ojo, para un alumno de escuela secundaria quizá sea extenso):

  1. lectura global sin detenerse demasiado aunque no entendieran, luego lectura párrafo por párrafo, para nuevamente hacer una lectura global, obvio, esto requería absoluto silencio y concentración en la lectura,
  2. acto seguido, conversar con el compañero de banco acerca de la intelección del texto,
  3. luego la puesta en común, para todos, así poder apreciar, todos juntos, cómo se había interpretado el texto,
  4. desde ahí, un nuevo momento de trabajo, para que pudieran ver cómo impactaba la cosa en la vida de ellos (a veces individualmente, otras con el compañero, otras de a cuatro, depende de la problemática en juego),
  5. y finalizar con una puesta en común y discusión, tensionando el texto con las experiencias de vida de los estudiantes adolescentes.

Ciertamente, este tipo de tarea hacía que “no cumpliera”  con el programa oficial por cuestiones de tiempo, pero, entonces, mentía en el libro de temas bajo la consigna de que había que mentir bien para poder enseñar.

[1] Brenner, Miguel Andrés (2011). “La escuela como práctica política.” Paraná, Provincia de Entre Ríos, Argentina. Editorial AGMER (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos).

[2] Pueden haber ejemplificaciones, pero difícilmente una reflexión acerca de la propia práctica.

[3] Término que no me resulta muy agradable pues alude a “poner al alcance del vulgo”.

[4] Dejo constancia que no toda crítica al neoliberalismo es crítica al capitalismo.

[5] Emilio es la obra pedagógica de Rousseau. La afirmación que comento aparece en el capítulo primero del texto: “El pobre no tiene necesidad de educación; la de su estado es forzada y él no sabría alcanzar otra…” “Escojamos, pues, a un rico; estaremos seguros al menos de haber hecho un hombre más, en lugar de que un pobre pueda llegar a ser hombre.” “…no me pesa que Emilio tenga linaje.” Rousseau, Juan Jacobo. Emilio. Biblioteca EDAF. Madrid. 2003. Pg.54.

[6] Disfrutar: el prefijo “dis” significa negación, en nuestro caso “negación del fruto”. Muerte del fruto no en vano, no como mero acto de consumir o placer fugaz y luego la nada. Sí, muerte del fruto que fecunda la esperanza.

[7] No sólo afirmo la presente cuestión desde mi experiencia docente, pues realicé una indagación acerca de la imagen que tienen del “buen” y del “mal” profesor.

[8] Diferencio didácticamente entre sentir y pensar, para los que doy diferentes momentos secuenciados.

[9] Evangelio según San Lucas 10, 29-37.

[10] El sentido de la arqueología del saber es revelar como una disciplina ha desarrollado normas de validez y objetividad.

[11] Nivel: del latín vulgar libellum, en latín clásico libella diminutivo de libra o balanza. Instrumento que sirve para reconocer si un plan es horizontal o no, y para averiguar la diferencia de altura entre dos puntos.

[12] Las siguientes ideas pertenecen al capítulo de mi libro titulado “Las reformas educativas y los manuales”. Publicado por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos -AGMER- en Paraná, noviembre de 2011.

[13] Kant, Immanuel. ¿Qué es la ilustración? <www.biblioteca.net> (consulta: 2 de abril de 2008)

[14] “Jamás hay que olvidar que la ‘Aufklärung’ es un evento o un conjunto de eventos y de procesos históricos complejos, que se ubican en un cierto momento del desarrollo de las sociedades europeas.” Foucault, Michel. ¿Qué es la ilustración? < www.biblioteca.net> (consulta: 2 de abril de 2008) El periódico alemán Berlinische Monatschrift publicó, en noviembre de 1784, el escrito de Kant ¿Was ist Aufklärung? Foucault, con el mismo nombre, hace un análisis del mismo.

[15] La inflación de títulos en un sistema de mercado hace a su devaluación, se perfila al menos como tendencia. Actualmente comienza a hablarse de “pos doctorandos”.

[16] Aclaro, si digo comunidades de víctimas es porque también hay comunidades de victimarios; si digo pueblos victimizados es porque también hay pueblos victimizadores. Esta disquisición no aparece en la obra de Enrique Dussel.

[17] Comenio (nació en Checoslovaquia, 1592-1670) apelaba a una consulta, De rerum humanatio emendatione consultatio catholica (Consulta general para el mejoramiento de las cosas humanas) pues sin dicha emendatio (liberación) ninguna reforma educativa era suficiente. En ese contexto, bregaba por una escuela donde enseñar todo a todos, varones y mujeres, ricos y pobres, nobles y plebeyos. Sugiero no ingresar en la crítica acerca de qué significa todo, ya en aquella época su postura era revolucionaria. Cfr. Comenius, Jan Amós. Didáctica Magna. Ediciones Akal. Madrid. 1986. Alguno de sus capítulos: VIII. Es preciso formar a la juventud conjuntamente en escuelas, IX. Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo, X. La enseñanza en las escuelas debe ser universal. Algunas ideas más de Comenio: a) el maestro debe primero conocer lo que enseña, enseñar lo que convenga por la edad, enseñar todo por los sentidos y para el uso presente, b) en cada pueblo una escuela con patios, jardines y las paredes de los salones adornados con cuadros, c) los niños de escasos recursos deben recibir gratis ropa, libros y materiales escolares, d) los padres hagan de su visita a la escuela una fiesta y los niños vayan con alegría.

[18] Al respecto menciono la obra de Carlos Cullen “Crítica de las razones de educar”(publicado en Buenos Aires, 1997, por la Editorial Paidós), pues en la década del noventa, tratando de resignificar (actualmente nos encontramos con la moda de la resignificación, que significa ni más ni menos el triunfo del capitalismo vigente con sus políticas de incertidumbre) no formuló una crítica transformadora, perdió el tren de la historia, o lo dejó perder. Así, por ejemplo, el capítulo 4º referido a las “competencias” educativas, término que me produce escozor, término revulsivo. Veamos, entre otras, la siguiente afirmación: “Digamos, finalmente, que la competencia científico-tecnológica, como logro de este nivel educativo /polimodal/, es componente esencial del perfil generalista y flexible, que parece hoy el más adecuado para aprender las continuas variaciones de la demanda laboral.” Pg. 103.

[19] Ocurre que grupos de alumnos no comprenden la noción “experiencias de vida”. Así, cuando solicito relaten o narren algunas, a fin de tensionarlas con cierta posición teórica constituida, me preguntan “qué significa ‘experiencias de vida’.” Y reconozco a veces tengo dificultades para clarificar dicho significado. Es que dentro de sus experiencias de aprendizaje ellos son “desaparecidos”, pues las prácticas curriculares no los consideran. Los contenidos a enseñar son los establecidos en los saberes tales como, v.gr., la ley de Ohm, el teorema de Tevenin, el Quijote de la Mancha, que supuestamente los conducirían a desarrollarse en calidad de ciudadanos.

[20] En el imaginario de los discentes, el docente que consideran sabe lo que enseña, lo sabe absolutamente.

[21] Los dos grupos de alumnos pertenecen a una escuela técnica con modalidades tradicionalmente “varoniles”.

[22] El juego también puede ser competitivo, donde uno gana porque otro pierde.

[23] Diferencio pensar de entender, en un sentido hegeliano y freireano. Pensar implica la dialéctica y la dialógica a la vez, mientras que entender implica un recorte, un fragmento arbitrario, donde la horizontalidad del otro difícilmente pueda ser considerada en tanto el docente transmite saberes constituidos.

[24] Ideario propio del liberalismo. Es uno de los serios problemas de la democracia liberal que, aún muchos sectores “progresistas”, obvian como problema.

[25] Siempre que considere oportuno, señalo a mis alumnos qué estoy aprendiendo de ellos. Es importantísimo se sientan valorados.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ensenar-filosofia-en-la-escuela-secundaria/

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