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Édouard Louis: “Mi libro es una lucha contra la invisibilidad”

Una charla con el autor francés durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016.

 Alessandra Miyagi /Redactora

«Una es más auténtica, mientras más se parece a lo que soñó de sí misma”, dijo Agrado frente a miles de espectadores en una escena memorable de «Todo sobre mi madre» (2000), de Pedro Almodóvar. Esta frase resuena como un mantra en la cabeza de un joven francés, mientras cumple cada uno de los engorrosos trámites para oficializar su cambio de identidad y acercarse por fin a la libertad, a sí mismo. Era el 2013 y tras 21 años de lucha, Eddy Bellegueule quedaba relegado al cajón de los recuerdos infantiles, para darle paso a Édouard Louis (Hallencourt, 1992), un nombre compuesto por dos nombres y ningún apellido, ningún vínculo familiar, ninguna imposición.
Hoy, Louis es uno de los escritores jóvenes más importantes del momento. Su primer libro «Para acabar con Eddy Bellegueule», una novela autobiográfica, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas mundial y en todo un fenómeno de masas. Prueba de ello es la interminable fila de lectores de todas las edades y condiciones que espera pacientemente bajo la lluvia bogotana para obtener un autógrafo y una fotografía junto a este joven autor que retrata con lucidez la intolerancia y un primitivismo insospechado en la sociedad francesa.

Cambiar oficialmente tu nombre fue un acto simbólico muy importante, pues rompiste con tu pasado, pero también con tu familia. ¿Este fue un paso natural o fue una decisión que debiste evaluar durante mucho tiempo?
Me cambié el nombre y el apellido porque me di cuenta de que ese nombre no era simplemente una serie de letras, sino una historia, un pasado. Cada vez que oía a alguien decir “Eddy Bellegueule”, escuchaba “maricón”, “cabro”, “afeminado”… Me di cuenta de que para cambiar mi identidad, tenía también que cambiar mi nombre porque este simbolizaba la infancia que odié tan profundamente.
Y bueno, diría que sí fue un paso necesario y natural, pero también fue algo que tuve que pensar mucho. Quería cambiar mi nombre, pero al mismo tiempo es una decisión difícil, y tienes que pasar por un proceso largo: tienes que ir a la corte, justificar tu decisión… Y, por supuesto, mis padres se volvieron locos cuando les conté porque lo sintieron como un acto muy violento. Para mi padre, el nombre que me había puesto, ‘Eddy’, era una fuente de orgullo, porque fue el que escogió para su primer hijo, y cuando lo cambié, él entendió que yo estaba cambiando mi vida, que yo mismo estaba cambiando.

¿Y ahora tu familia te llama Èdouard?
Al principio se negaban a hacerlo, fue algo muy complicado para todos. Por ejemplo, cada vez que intentaba hablar con mis padres, no funcionaba porque ellos me llamaban ‘Eddy’, así que yo les decía “Si me llaman ‘Eddy’, no hablaré con ustedes”, y colgaba el teléfono o me quedaba callado. Les dije “Hablaré con ustedes el día en que me llamen ‘Èdouard’ porque es quien yo escogí ser ahora”. Del mismo modo en que si me hubiera cambiado el sexo, querría y esperaría que los demás me considerasen una mujer, que acepten lo que yo quiero ser, lo que soy.
Al principio, mi nombre fue una fuente de conflicto constante con mi familia. Pero luego de que publiqué «Para acabar con Eddy Bellegueule», mi padre me dijo que estaba muy orgulloso de mí, fue la primera vez que me lo dijo, y empezó a llamarme ‘Èdouard’.

Tu madre, por otro lado, no tomó muy bien la publicación de tu novela…
No, para nada. Se volvió loca, se puso en mi contra; me atacaba y le decía a todo el mundo, incluso a la prensa, que yo era un mentiroso.

¿Y por qué crees que su reacción fue tan distinta a la de tu padre?
Es muy difícil de saber, pero puede que haya sido porque, como mujer, mi madre aprendió a pelear para poder sobrevivir en ese mundo machista que describo en la novela. La dominación masculina es muy fuerte ahí. Aunque no me gustó la manera en la que reaccionó cuando publiqué el libro, al mismo tiempo entendí por qué: porque ella debía luchar, como luchó durante toda su vida.

En el imaginario latinoamericano, pensamos a Europa como un lugar mucho más progresista, tolerante y abierto que el nuestro. Y cuando pensamos específicamente en Francia, las ideas de igualdad, fraternidad y libertad son las primeras que nos vienen a la cabeza. Sin embargo, tu novela retrata una realidad que cuestiona esta concepción del mundo. ¿Cómo reaccionó la sociedad francesa, los grupos de poder al leer tu libro?
Precisamente, cuando se habla de Europa o de Francia, solo se piensa en una determinada clase social. Sin embargo, existen muchas otras personas, muchos grupos minoritarios que no incluimos en la idea de estos lugares, porque simplemente somos invisibles, nadie habla de nosotros. Hay una realidad que es olvidada, y nos hemos acostumbrado a no saber de ella ni por los medios de comunicación o la literatura o el arte… Es por eso que empecé a escribir «Para acabar con Eddy Bellegueule», porque tenía la impresión de que el mundo de mi infancia, el mundo de muchas personas de las clases populares, no existía en la literatura ni en el discurso político. Escribí el libro en contra del hecho de que cuando hablamos de Francia, solo lo hacemos sobre una pequeña parte. Mi libro es una lucha contra la invisibilidad a la que son sometidas estas minorías sociales en mi país.

La invisibilidad y la marginación son también maneras de ejercer la violencia sobre los demás…
Exactamente. La invisibilidad es una de las herramientas más poderosas de la violencia. Es lo que se hace, por ejemplo, contra los homosexuales, los transexuales… Los movimientos LGTB surgen para darles visibilidad a estas personas, para poder existir políticamente, porque si no hablamos de sus realidades, no podemos cambiarlas. Tenemos que hacer un diagnóstico de la realidad para poder incidir en ella.

Tuviste problemas para publicar tu novela justamente por este asunto: muchos editores te dijeron que la realidad que describes no existe. ¿Crees que hay discriminación en el mundo de las letras?
Sí, por supuesto que la hay. Nadie quería publicar mi novela; los editores me decían que era totalmente inverosímil y que nadie lo iba a creer; pero el que no podía creer esa reacción era yo. Cuando empecé a escribir el libro en París, vi una vez a una mujer muy rica, vestida de pies a cabeza con ropa Chanel… yo no podía creer que esa realidad existiera. En ese momento, me di cuenta de que todos tenemos en la mente la caricatura de alguien más. Así que cuando me reuní con aquellos editores y me dijeron “Esto que tú nos muestras es una caricatura”, yo les respondí “Pero esa es una cuestión de perspectiva. Tú eres una caricatura para mí porque estás tan lejos de esta realidad que yo conozco, porque creciste en París, porque tus padres fueron periodistas o académicos como tú, y crees que las demás realidades no existen. Tú eres tanto una caricatura para mis padres, como mis padres lo son para ti”.

La mirada del otro es un factor que muchas veces determina la identidad de uno mismo…
Exactamente, ese es uno de los temas principales de la novela. Al comienzo del libro, aparecen estos dos adolescentes que atacan a Eddy por ser diferente, lo humillan y le escupen en la cara. Y este estallido de desprecio y de violencia actúa en el inconsciente de Eddy; es decir, él es definido por ellos, por sus palabras y por el discurso que manejan. Y esta es la historia de la mayoría de los desfavorecidos socialmente: eres negro, eres marica, eres pobre, eres musulmán. La mayoría de nosotros hemos sido definidos violentamente por el lenguaje de los otros.

¿Y es por eso, quizá, que la novela está estructurada a partir del retrato de las personas que rodean a Eddy, de sus visiones del mundo?
Así es. Porque si yo quería contar la historia de mi infancia, tenía que contar lo que yo quería ser, pero también lo que los demás querían que yo fuera, tenía que hablar sobre las identidades y las vidas que me impusieron porque todas ellas forman parte de la misma realidad.
La realidad de Eddy estaba determinada de antemano por su entorno: por la idea de masculinidad que ahí se maneja, por la escuela, por lo que los demás piensan de él… Eddy es el resultado de todas estas realidades.

Otro de los temas fundamentales del libro es la búsqueda del origen de aquella violencia. ¿Cuál es?
Creo que el origen de la violencia es la dominación. Pierre Bordieu ha desarrollado un concepto muy hermoso sobre el principio de conservación de la violencia, dice que cuando estás rodeado de violencia todo el tiempo, todos los días, la terminas reproduciendo en tu propio comportamiento con las demás personas.
La violencia que mis padres demuestran es una consecuencia de la dominación social a la que están sometidos. De eso habla el libro, de la violencia como un producto de la dominación social.

¿Cómo crees que se puede romper con el determinismo social?
Creo que para romper con el determinismo, tenemos que crear más determinismo, pero uno positivo, evidentemente. Esperar que la gente escape de las imposiciones sociales sería tomar una posición pasiva; pero si creamos más determinismo, es decir, más estructuras, más programas en la escuela, más plataformas para que los oprimidos salgan de los entornos hostiles, estaríamos dándole a la gente mejores posibilidades de alcanzar la libertad. Eddy, por ejemplo, estaba sobredeterminado por su clase social y su identidad sexual, por estos dos elementos que se encuentran en oposición; es por eso que escapa, porque su vida ahí es imposible.

¿Y qué crees que hubiera pasado con Eddy si no hubiera escapado?
Se habría suicidado, sin ninguna duda. Cuando era niño, estaba obsesionado con el suicidio, pensaba en eso todos los días. Es algo bizarro pensar que a los seis o siete años, mi mente estuviera tan enfocada en esa idea. No pasaba un solo día en el que no fantaseara con esta idea porque simplemente no encontraba ninguna otra salida para lidiar con esa vida que me tocó. Esto sucede mucho entre los homosexuales.

¿Cómo alcanzaste el equilibrio entre la necesidad de olvidar y la de recordar?

Cuando me encontraba escribiendo la novela, me dije que a través de este libro yo podría perdonar todo, perdonar la violencia de mis padres, perdonar a los chicos que me escupían y golpeaban todos los días en el colegio, a la gente que me insultaba sin motivo… Porque pensé que esta gente que me rodeó en la infancia —incluso si los odiaba o si no los quería, incluso si no quiero a mis padres—también es víctima de esta violencia. Pero perdonar no significa amar. Traté de entender, lo hice y me di cuenta de que ellos no son responsables por esta violencia que reproducen o generan, sino que son las condiciones de sus vidas las que les imponen vivir inmersos en ella.

¿Podríamos decir, entonces, que la escritura de esta novela te ayudó a sublimar estos sentimientos y recuerdos negativos?
Sí, fue una suerte de sublimación, pero no fue un ejercicio de catarsis o de olvido. Luego de mi infancia, luego de que salí de mi casa, no me sentí traumatizado. Tan pronto como escapé de ahí, me sentí automáticamente bien… De chico, no sentí realmente la violencia de muchos de los episodios que cuento en la novela, para mí simplemente era la vida, por ejemplo, cuando no teníamos comida o leña para calentarnos en el invierno, porque todo el mundo vivía bajo estas mismas condiciones en mi pueblo. Escribir la novela fue una actividad muy racional, donde fui descubriendo esta violencia que no identifiqué como tal en su momento, con el fin de cambiarla.

Woody Allen dijo que la comedia es tragedia más tiempo. Evidentemente, no creo que al mirar hacia atrás puedas reírte de aquello, pero sí puedes hacerlo y sentirte tranquilo gracias a la distancia.
Estoy de acuerdo con Woody Allen [risas]. Sí, me siento bastante tranquilo con el pasado. De hecho, hay ciertas partes de la novela que son divertidas o graciosas. Aunque suene terrible, a veces la violencia resulta graciosa, cuando hacemos bromas, por ejemplo. Pero yo no quería hacer de la violencia algo bello, una estética, sino que lo que quería era escapar de ello.
Me siento tranquilo ahora que ha pasado el tiempo; si siento rabia o tristeza, no es por mí, sino por la vida que lleva mi familia. Mientras escribía el libro, eso me afectaba, así que traté de manejarlo lo mejor que pude para sentir menos rabia posible, porque sabía que no sería justo, no sería legítimo sentir rencor contra ellos.

Cuando publicaste la novela, les enviaste una copia a Almodóvar y a Penélope Cruz. ¿Alguna vez recibiste respuesta de ellos?
[Risas] ¡¿Cómo sabes eso?! También le envié una copia a Javier Barden porque me encanta [risas]. Almodóvar me escribió diciendo que le había encantado mi novela. ¡Fue uno de los momentos más hermosos e inspiradores de mi vida! Aún sigo esperando que Penélope y Javier me respondan, así que si están leyendo esta entrevista, por favor, escríbanme… [risas].
Claro, mucha gente me pregunta qué autores me han influido, pero el que me dedique a escribir no significa que solamente me inspire la literatura; me siento inspirado tan por Faulkner como por Penélope Cruz. Cuando la veo, me encanta porque es tan fuerte, y pienso que me gustaría escribir algo tan poderoso como ella.

Hablando de temas fuertes, en tu segunda novela «Histoire de la violence», hablas sobre la violación y el intento de asesinato que sufriste…
Sentí que no existe una verdadera literatura que aborde el tema de la violación desde el punto de vista del hombre. La mayor parte de estos testimonios son de mujeres porque la mayor parte de las veces son ellas las víctimas. Quería dar una nueva perspectiva sobre este asunto tan importante y dejado de lado.
La historia sucede en un ambiente cerrado, en el pequeño cuarto que alquilaba en París. La noche de navidad del 2012 conocí a un chico con quien sentí una conexión muy especial; de hecho, la novela empieza como una historia de amor apasionada. Luego, él me cuenta su pasado, la historia de su vida y, de pronto, entra en un estado como psicótico; es ahí cuando me ataca. Este libro es un intento de entender lo que pasó aquella noche, entender por qué esta violencia apareció tan abruptamente. Aunque «Para acabar con Eddy Bellegueule» e «Histoire de la violence» son libros muy distintos entre sí, forman parte del mismo proyecto.

Y ahora estás trabajando en una nueva novela. ¿En esta también abordas el tema de la violencia desde un registro autobiográfico?
Precisamente, en este libro trato de encontrar una manera de eliminar las fronteras entre la ficción y la realidad. Estoy buscando una nueva forma de narrar que me permita contar la historia de todo lo que vi, de mis experiencias, de lo que aprendí, pero de una manera genuina. Por ejemplo, en la mi segunda novela, hay un capítulo donde hablo sobre unos chicos que conocí, cuyo pasado desconozco; así que recurrí a los recuerdos, a la infancia de mis amigos o de mi familia y me imagino a estos chicos viviendo sus experiencias, porque ellos tuvieron una infancia parecida a la mis padres, mis abuelos, mis amigos del pueblo. Así que es como una manera sociológica y literaria de escribir de una manera diferente y no quedar atascado en la oposición entre la ficción y la realidad.
De todas formas, quiero mantener la línea de la realidad porque me parece que es muy potente escribir sobre hechos reales; por ejemplo, cuando Alexievich publica un libro, podemos leer la historia de personas que existen realmente, de modo que el texto nos interpela, nos demuestra que no tenemos tiempo que perder, que debemos cambiar las cosas ahora. Y siento que así, mostrando la realidad, uno puede alcanzar esos cambios más rápidamente. Lo cual no quiere decir que esté en contra de la ficción; todo lo contrario, yo leo mucha ficción y muchos de mis autores favoritos escriben ficción; solo que mi proyecto personal va por otro lado.

¿Y cuándo crees que terminarás esta tercera novela?
Me gustaría terminarla antes de cumplir los 25 años, porque André Gide publicó tres novelas antes de los 25 años, y me da mucha envidia, yo también quiero hacer lo mismo [risas].

Fuente de la entrevista: http://elcomercio.pe/eldominical/entrevista/edouard-louis-mi-libro-lucha-contra-invisibilidad-noticia-1902877

Fecha de la publicación en OVE: 23 Mayo 2015

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Guía ¿Qué es y cómo hacer periodismo ambiental?

periodismociudadano/ 

Probablemente alguna vez te escandalizaste por un derrame de petróleo. Quizás te preocupaste por decenas de cadáveres de delfines varados en una playa. Tal vez quedaste maravillado ante un remolino de rojos, azules, amarillos y verdes cuando cientos de loros y guacamayos se asentaron en un acantilado de arcilla con vista a un río amazónico. Acaso observaste a un reciclador hurgando una noche entre tu basura y te preguntaste dónde terminarían esas botellas vacías. O tal vez te has preguntado en qué forma cualquiera de estos hechos, o todos ellos, afectan nuestra salud y la de nuestras comunidades, así como el agua y el aire.

Hay muchas razones diferentes por las cuales nos hacemos periodistas ambientales, pero nuestra misión es muy similar: contar historias que ayuden a las personas a entender mejor cómo es que los seres humanos nos relacionamos con el mundo natural que nos rodea, la forma en que este afecta nuestras vidas y el impacto que tenemos en él. Como periodistas ambientales, tenemos la oportunidad de plantear temas que otras personas no tienen en cuenta, o preguntar sobre prácticas que son muy buenas (y pueden servir de ejemplo) o muy malas (y deben ser cambiadas). Podemos abogar por justicia cuando los derechos de las personas se ven transgredidos o amenazados, y podemos educar a la gente para que puedan convertirse en sus propios mejores defensores.

A medida que aumenta la conciencia pública sobre cuestiones medioambientales —desde el uso de pesticidas, pasando por el cambio climático, hasta el deslizamiento de relaves mineros, por ejemplo—, también lo hace la necesidad de que haya periodistas que puedan investigar y explicar las causas, consecuencias y posibles soluciones. Si bien el periodismo ambiental es una especialidad, esta no existe de forma aislada.

Así, si bien te ayuda el conocer un poco sobre la ciencia medioambiental, probablemente también te encontrarás abordando temas de política, economía, salud, aspectos sociales y puntos de vista culturales: cómo es que el mercurio en los peces afecta a la salud humana, por ejemplo, o los datos económicos de cómo el oro proveniente de la minería ilegal en la Amazonía termina en los mercados internacionales, o cómo la construcción de una hidroeléctrica afecta a las tradiciones culturales de las comunidades indígenas aledañas, y puede estar relacionada con la corrupción.

Te encontrarás analizando la relación entre los temas ambientales y otros temas: cómo es que cambios en las leyes del sector forestal y de los derechos de tierras condujeron a enfrentamientos violentos en el norte de la Amazonía peruana en 20094, por ejemplo, o las consecuencias a largo plazo del deslave de barro por la rotura de diques de contención de una minera en Brasil.

Probablemente encontrarás que muchas de las comunidades más afectadas por la contaminación y otros problemas ambientales son barrios pobres de la periferia de las ciudades, o comunidades indígenas rurales que están alejadas de los servicios públicos y su situación es desconocida para el público en general.

Debido a que esos barrios y pueblos tienden a carecer de la influencia política o económica que necesitan para llamar la atención sobre sus problemas, Robert Bullard, quien popularizó el término “justicia ambiental” en los Estados Unidos, las llama “comunidades invisibles”.

Otros, sin embargo, dicen que esas comunidades son en realidad “invisibilizadas”, porque la mayoría de personas no se molestan en prestarles atención. Como periodista ambiental, las buscarás y ayudarás a dar a conocer sus problemas.

Al hacer tus reportajes, puedes conocer a personas que arriesgan sus vidas por agua limpia, un lugar seguro y saludable para vivir o por el derecho a la tierra que les provee su sustento. El grupo sin fines de lucro Global Witness documentó los asesinatos de 116 activistas ambientales en 2014. El 40% de ellos eran indígenas, y tres cuartas partes de los asesinatos tuvieron lugar en Centroamérica y Sudamérica. Contar sus historias es una tarea importante para periodistas ambientales.

Ese tipo de reportajes, sin embargo, también pueden poner en riesgo a los periodistas. La Federación Latinoamericana de Periodistas señala que entre 2006 y 2015 fueron asesinados 342 periodistas (en general, no sólo ambientales), de los cuales 43 ocurrieron en 20158. Es bueno pensar en esto de antemano y estar preparado(a).

Por último, reportamos sobre el medio ambiente debido a que el bienestar de todas las especies depende de la salud de nuestro planeta. Como seres humanos, tenemos más poder que cualquier otra especie para determinar el futuro de la Tierra, y las decisiones que tomemos hoy tendrán consecuencias durante años y décadas, y siglos venideros. Como periodista ambiental, es tu trabajo investigar, informar y educar, para ayudar a tu audiencia a entender las consecuencias de los productos o servicios que fabrican, eligen o compran. Es un trabajo que nunca es aburrido; que te llevará a lugares recónditos y te dará la oportunidad de conocer a gente fascinante.

Es un privilegio y una responsabilidad, y puede ser muy divertido.

Clic aquí para descargar y compartir la Guía ¿Qué es y cómo hacer periodismo ambiental?

Fuente: http://www.comunicacionesaliadas.com/guia-que-es-y-como-hacer-periodismo-ambiental/

Fecha de publicación en OVE: 22 Mayo 2016

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Huelgas y organización docente en los orígenes del movimiento obrero argentino

PRÓXIMO LIBRO DE EDICIONES IPS-CEIP

El equipo de edición del libro Historia del movimiento obrero argentino desde sus orígenes hasta la Resistencia reflexiona, en esta entrega, sobre las primeras huelgas y organizaciones docentes.

Lorena Rebella /Domingo 22 de mayo de 2016 |

 

Historia del Movimiento Obrero argentino desde sus orígenes hasta la Resistencia es una obra que, desde Ediciones IPS-CEIP, un equipo de militantes del PTS estamos preparando a cargo de Alicia Rojo quien es una de sus autoras. Trabajadores, mujeres y estudiantes podrán recrear en su lectura la historia de la clase obrera argentina de esos años, desde una perspectiva marxista. El caudal de sus experiencias políticas y de lucha, la influencia de las corrientes anarquistas, socialista y posteriormente comunista, que dejaron impronta en sus primeras tradiciones. A su vez, realiza un balance histórico y un debate con estos grupos acerca de las posibilidades que tuvo el movimiento obrero de abrirse un camino de independencia política, además de un profundo análisis del peronismo hasta 1955 y el posterior proceso de la Resistencia.

En esta entrega nos detenemos en los orígenes y presentamos algunas reflexiones acerca de las primeras luchas y organizaciones docentes cruzadas por importantes debates ideológicos. Las traemos al presente en momentos donde la Argentina está atravesando un intento de avanzada sobre la educación pública y un debate sobre qué educación queremos.

Orígenes

En los orígenes del movimiento obrero los trabajadores fundan sus primeros sindicatos y federaciones nacionales, ponen en práctica sus métodos de clase –movilizaciones, asambleas, huelgas generales– e inauguran sus enfrentamientos con carneros y la policía. Los orígenes llevan la marca indeleble de la inmigración masiva y de las corrientes anarquistas y socialista que vinieron con ella desde el viejo continente.

En el capítulo dedicado a esta etapa nos vamos a topar con el momento en el que las docentes dieron sus primeras peleas y pusieron en pie sus primeros sindicatos. Decimos “las” docentes pues el sistema educativo obligatorio que comenzaba a ponerse en pie hacia fines del siglo XIX era, desde el punto de vista de quienes ejercían la enseñanza, un espacio casi estrictamente femenino, el de las educadoras “naturales”, la “segunda madre”, pero solteras, las “señoritas”.

En el trazado de las primeras luchas dadas por las maestras nos enteramos en el libro que la huelga que abre la historia se remonta al 20 de noviembre de 1881, que ocurre en San Luis por la falta de cobro de los salarios durante ocho meses.

Estas primeras luchas estuvieron cruzadas por grandes debates ideológicos. El de la laicidad y gratuidad es el más recordado.

Un año más tarde, en 1882, dicen que fueron las maestras delegadas las que se quedaron y garantizaron el debate acerca de la educación laica cuando la Iglesia quiso levantar el primer Congreso Pedagógico. Por su parte, Sarmiento se había negado a presidirlo y desde el diario El Nacional despotricaba contra la participación de las maestras.

También encontramos que diez años después, en 1892, surge la primera organización gremial, esta vez en San Juan. Hacia 1910 –contemporáneos al primer ascenso de la lucha de clases que vivió la Argentina en la década del Centenario– tienen lugar los primeros intentos de constituir federaciones nacionales. Ya en 1912 se produce la primera huelga en Buenos Aires.

Como señalamos, la impronta de los anarquistas, socialistas y –desde 1921 que es cuando se funda el PC argentino– de los comunistas, fue de un peso considerable en estas primeras experiencias. Como en la huelga mendocina de principios del siglo XX, que es considerada la primera de alcance nacional en la que interviene la FORA (la central sindical que era dirigida por los anarquistas).

Pero hay que señalar que estas experiencias de lucha y organización tenían un carácter más bien aislado en la docencia y que ocurrían allí donde la influencia de las corrientes de izquierda, con sus mujeres militantes anarquistas, socialistas y comunistas, estaba presente. Mujeres como Angélica Mendoza, detenida en esta huelga, o la prestigiosa pedagoga Florencia Fosatti, que sería reincorporada a su cargo recién en los años 70 para su jubilación, fueron militantes de izquierda en esa época. La primera ese mismo año ingresaba al Partido Comunista y la segunda se afiliaba años más tarde.

 Se trató de huelgas y procesos de organización que cuestionaron varios aspectos de la situación laboral como los nombramientos a dedo, el sistema disciplinario o los cambios de tareas y que señalaban, a la distancia, una pertenencia al mundo de la clase trabajadora.

Aunque ese (auto) reconocimiento llevará más de medio siglo y llegará con la extensión de la organización sindical en la docencia (como respuesta y a la vez motivo de haber cambiado las condiciones sociales y económicas más generales de los asalariados y las suyas propias) y con el primer paro a escala nacional en 1960.

Traer la historia como herramienta para el presente

En esta actualidad de ajuste y de debate acerca de qué vía necesitamos para resistirlo, tiene mucho valor recuperar las lecciones de nuestra propia historia como clase. De eso se trata el libro en cuestión y también parte de nuestra labor militante en la editorial.

Hablamos de los orígenes y sin embargo mucho se vuelve a repetir. El Estado, administrado por familias que continúan siendo los dueños del país, cambiaron sus “vacas atadas” por “paraísos fiscales”. A más de 100 años persisten muchos debates.

Funcionarias del Estado, profesionales, trabajadoras. Hasta el día de hoy se discute qué somos los docentes como si esos años y la proletarización del maestro, que dista entre un momento y otro, no hubiera existido jamás. La naturalización del rol docente como función de las mujeres; la injerencia de la Iglesia; la represión y persecución en las luchas. Bajo una mirada crítica, aspectos tan progresivos como la laicidad que surgió de las conclusiones del Congreso Pedagógico de 1882 no pueden dejar de insertarse en el marco más general de los límites e intereses con los que convivió: el aval a la influencia de la Iglesia, la legitimidad a una educación en valores conservadores y racistas, la justificación de una educación sexista o la continuidad de la exclusión de la naciente clase obrera ¿Sin embargo hoy se consideran como «cosas del pasado”?

Lo mismo el modelo de escuela. El modelo escolar burgués con sus distintos matices, con sus manuales de historia, de ciudadanía o cívica, sus actos escolares y valores que solo muestran la historia desde la visión de las clases dominantes, de la “nación”, sean éstas más conservadoras, se permitan momentos de mayor progresismo o vuelvan a acariciar el sueño tecnócrata.

No es menor la vigencia de problematizar por qué las clases dominantes no conformes con golpear materialmente a la clase obrera, esconden permanentemente su historia o a lo sumo la presentan de a girones o retazos, y por lo general distorsionados. O dicho de otra manera, ¿por qué buscan borrar de la memoria de los trabajadores toda huella de experiencias pasadas que cifren caminos de independencia de clase de las que poder asirse?

Cuando hay vientos de crisis, éstas necesitan descargarlas (el resto ya lo conocemos, un capitalismo todos los días un poco más salvaje). Cuando esto ocurre puede que con esos vientos y en esos enfrentamientos no siempre los dados caigan hacia el mismo lado.Desafiar el poder de los capitalistas, ellos lo saben, no es cosa ligera. Y los trabajadores lo han hecho una y otra vez.

“Necesitamos de la historia, pero de otra manera de como la necesita el ocioso exquisito en los jardines del saber”, dice Walter Benjamin en sus célebres tesis sobre el concepto de historia, en un epígrafe que no es de su autoría, pero que es suyo también. De lo que se trata es de nutrirnos de experiencias y tradiciones y con una mirada crítica recrearlas en base a nuestra experiencia, para llevarlas más lejos aún, de cara al futuro.

Fuente:  http://laizquierdadiario.com/Huelgas-y-organizacion-docente-en-los-origenes-del-movimiento-obrero-argentino

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En Argentina: Jóvenes quilmeños estrenarán su primer largometraje

22Mayo2016/PerspectivaSur
Un grupo de jóvenes quilmeños, pertenecientes al colectivo cultural llamado Crimson Barra, estrenarán el 9 de junio su primer largometraje titulado “La Cuenta”. Será proyectado a lo largo de dos semanas en el cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635 CABA.
El director Gastón Bernstein relata que este film fue realizado de manera independiente, y participaron del mismo alrededor de 40 personas. Fue rodado en el transcurso del 2015 en la Biblioteca Mariano Moreno y el Bar Cultural Ríe de Bernal.

“La película cuenta la historia de 11 personas que acuden a un bar a jugar el famoso juego de roles conocido como Mafia o Poliladron. Sin embargo, a diferencia del original, le hemos dado un giro inesperado a las consecuencias de perder”, relató Gastón.

Federico Goyeneche y Agustín Ormazábal, coautores y actores de “La Cuenta”, hicieron hincapié en el importante aporte y apoyo dado por INCAA que posibilitará el estreno en espacios institucionales incluyendo salas del interior, participación en festivales de cine y proyección en la TV.

“Esta ayuda fue muy importante pero resaltamos la impronta independiente que le dejamos al proyecto, siendo esta la primera experiencia cinematográfica para la mayoría de los participantes” comenta Federico Zarauz, coautor y actor.

La producción de la película fue realizada enteramente por Crimson Barra films, realizando iluminación, escenografía, producción artística, montaje y edición, así como la composición de la banda sonora.
Desde el Centro Paulo Freire invitan a la comunidad a acercarse al Cine Gaumontt a partir del 9 de junio y durante las siguientes dos semanas para acompañar esta producción y disfrutar de ella.

Para más información: Ormazábal Agustín 1541721302; Bernstein Gastón 1554903752. Página de la Crimson Crimson Barra Films.

Fuente: http://www.perspectivasur.com/3/nota.php?nota_id=54188
Publicado en OVE 22 Mayo 2016
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Libro:Técnicas para el aprendizaje grupal. Grupos numerosos

Técnicas para el aprendizaje grupal. Grupos numerosos
  • Autores: Edith Chehaybar y Kuri
  • Cuarta edición: 19 junio de 2012 /172 p. – – (Colección educación)
  • Coordinación editorial : Dolores Latapí Ortega
  • Edición :Martha Irene Díaz Cañas
  • DR © Universidad Nacional Autónoma de México.Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación. Centro Cultural Universitario, Ciudad Universitaria,Coyoacán, 04510, México,D. f.
    http://www.iisue.unam.mx  Tel 56 22 69 86  Fax 56 65 01 23

 

 

Sinopsis: Este libro es producto de varios años de experiencia de la doctora Edith Chehaybar, en el que reúne un conjunto de técnicas y reflexiones para el aprendizaje grupal, especialmente en el contexto de grupos numerosos. A través de variadas técnicas probadas por ella misma pretende propiciar que los estudiantes se conozcan a sí mismos y a sus compañeros, que compartan sus conocimientos con otros y que, a su vez, aprendan de ellos. Además, busca que los profesores, a partir de la reflexión de su práctica docente, asuman la necesidad de continuar su formación para que por medio de ellos los estudiantes se responsabilicen de su propio aprendizaje, rechacen el individualismo y la dependencia para formarse como seres creativos y críticos, solidarios y con espíritu democrático.

 

Descargar el libro en: http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2014/10/T%C3%A9cnicas-de-aprendizaje-PDF.pdf

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Película: La Ola

“La Ola” es una película inspirada en los sucesos que tuvieron lugar en una escuela secundaria de California en el año 1967. En aquel momento, el profesor de historia William Ron Jones tuvo que interrumpir el proyecto con el que pretendía demostrar a sus alumnos que aún era posible el retorno de un sistema totalitario.

Esta película trata de un profesor alemán que intenta enseñarle a sus alumnos que la dictadura en su país, en nuestros tiempos, es posible que se vuelva a dar.

Comienza su clase como si se tratara de un juego, el que sus alumnos hagan todo lo que él dice, y ellos se lo toman como un juego. Poco a poco su mentalidad va cambiando, se vuelven más agresivos y autoritarios, piensan que quienes no pertenecen a su grupo son inferiores, la unidad, el » compañerismo» les hace crecerse y así todo empieza a empeorar.

Comienza así un experimento que acabará con resultados trágicos. En apenas unos días, lo que comienza con una serie de ideas inocuas como la disciplina y el sentimiento de comunidad se va convirtiendo en un movimiento real: «La Ola». Los jóvenes se entusiasman, mejoran notablemente en autoestima e iniciativa, superan sus diferencias raciales y sociales, se implican en el diseño de lemas y logos, y hasta adoptan un uniforme común, compuesto por pantalón vaquero azul y camisa blanca. Las críticas de varias alumnas al experimento —cuestionado también por otros profesores y por grupos anarquistas— llevan la situación mucho más allá de lo que nadie había imaginado. Al tercer día, los alumnos comienzan a aislarse y amenazarse entre sí. Cuando el conflicto finalmente rompe en violencia, el profesor decide no seguir con el experimento, pero para entonces es demasiado tarde, «La Ola» se ha descontrolado…

Datos cinematográficos:

La ola. Die Welle

2008 Alemania. 108 min.

Dirección: Dennis Gansel

Guión: Dennis Gansel y Peter Thorwart; basado en el relato corto de William Ron Jones y en la obra de Johnny Dawkins y Ron Birnbach.

Producción: Christian Becker, Nina Maag y David Groenewold.

Música: Heiko Maile.

Fotografía: Torsten Breuer.

Montaje: Ueli Christen.

Interpretación: Jürgen Vogel (Rainer Wenger), Frederick Lau (Tim), Max Riemelt (Marco), Jennifer Ulrich (Karo), Christiane Paul (Anke Wenger), Elyas M’Barek (Sinan), Cristina Do Rego (Lisa), Jacob Matschenz (Dennis), Maximilian Mauff (Kevin), Ferdinand Schmidt-Modrow (Ferdi)

Premios: La ola ha concursado en el Festival de Sundance, en los Premios del Cine Europeo 2008, tiene dos premios y dos nominaciones de los Premios Alemanes de Cinematografía y estuvo nominada al tráiler extranjero más original en los Golden Trailer Awards.

 

 

Referencias consultadas: http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaslaola.htm

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Película: La profesora de Historia

Película: La profesora de Historia

  • Título original:Les héritiers
  • Año:2014
  • Duración:100 min.
  • País: Francia
  • Director:Marie-Castille Mention-Schaar
  • Guión:Marie-Castille Mention-Schaar
  • Fotografía:Myriam Vinocour
  • Reparto:Ariane Ascaride, Ahmed Dramé, Geneviève Mnich, Xavier Maly, Martin Cannavo,Noémie Merlant, Stéphane Bak
  • Productora:Loma Nasha

Sinopsis:

Anne Gueguen es una profesora de Historia de instituto que además se preocupa por los problemas de sus alumnos. Este año, como siempre, Anne tiene un grupo difícil. Frustrada por su materialismo y falta de ambición, Anne desafía a sus alumnos a participar en un concurso nacional sobre lo que significa ser adolescente en un campo de concentración nazi. Anne usa toda su energía y creatividad para captar la atención de sus alumnos y motivarlos. A medida que el plazo se acerca, los jóvenes comienzan a abrirse a los demás y a creer en sí mismos. Un proyecto que cambiará sus vidas.

 

Fuente de la reseña:https://www.filmaffinity.com/es/film819890.html

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