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Restaurantes contra el Hambre: platos que alimentan

Esther Camuñas
La ONG Acción contra el Hambre lleva a cabo un año más la campaña «Restaurantes contra el Hambre» que reúne a un total de 1.141 locales hosteleros de todas las comunidades autónomas. Durante dos meses hasta el 15 de noviembre parte del precio de determinados platos de sus cartas se destinarán a los proyectos de diagnóstico, prevención y tratamiento de la desnutrición de esta organización. En esta edición 2016, la campaña cuenta por segundo año consecutivo con el chef del mejor restaurante del planeta en la actualidad, Joan Roca, como Padrino Nacional. Este artículo muestra en qué consiste la campaña, cómo ha sido su recorrido en sus siete ediciones y de qué manera se puede participar. También se explican los tipos de desnutrición en el mundo y cómo afecta a 161 millones de niños en distintos países.
Historia de Restaurantes contra el Hambre

«Restaurantes contra el Hambre» es una iniciativa que celebra Acción contra el Hambre desde hace siete años. En el año 2009 participaron 308 restaurantes y 27 asociaciones de hostelería que, repartidos por toda España y a través de sus platos y menús, ofrecieron la posibilidad a sus clientes de ser solidarios con tan solo salir a comer o cenar fuera de casa.

Desde sus inicios, «Restaurantes contra el Hambre» se ha consolidado como la mayor iniciativa solidaria de la hostelería en España. Ya en 2011 consiguió recaudar 100.000 euros gracias a la participación de 489 establecimientos de 42 provincias españolas. Y tres años después, en 2014 se recaudaron 125.000 euros que equivalen a 3.125 tratamientos nutricionales. Cada año se ha logrado recaudar más dinero hasta llegar a los 162.000 euros del año pasado, gracias a las aportaciones de los 862 locales hosteleros, sus comensales y los patrocinadores de la campaña.

En esta edición 2016, la campaña cuenta por segundo año consecutivo con Joan Roca como Padrino Nacional, siendo el chef del mejor restaurante del mundo en la actualidad. Otros cocineros respaldan la campaña en diversas autonomías, como por ejemplo Quique Dacosta (Comunidad Valenciana), Paco Morales (Andalucía) y Koldo Rodero (Navarra).

¿Quién puede participar?

En esta iniciativa pueden participar todo tipo de establecimientos y también cualquier cliente que desee comer o cenar allí.

Además, este año se han sumado grupos de restauración, que apoyan con todos sus locales, así como empresas de restauración colectiva, lo que llevará la posibilidad de contribuir a la lucha contra el hambre a comedores de empresas, de hospitales, etc. Para conocer todos los restaurantes de la presente campaña se puede entrar en esta web y consultarlos por provincia y tipo de cocina.

La participación es muy sencilla. Una vez realizada la inscripción, Acción contra el Hambre facilita al establecimiento una serie de materiales promocionales a coste cero para que pueda identificarse como «restaurante contra el hambre» e indicar en la carta cuáles son los «platos que más alimentan», esto es, aquellos por los que destinará entre 0,50 y 2 euros a la prevención, diagnóstico y tratamiento de la desnutrición infantil.

Los clientes tienen tres formas de contribuir: solicitando los platos o menús «que más alimentan», realizando un donativo en las huchas instaladas en los locales colaboradores o enviando un SMS con la palabra HAMBRE al 28010.

Además, los establecimientos participantes también pueden tomar parte este año en el Concurso de Recetas Makro y ganar un training con Paco Morales en su restaurante cordobés o una cena en el local de Koldo Rodero.
Tipos de desnutrición en el mundo

Según las últimas estadísticas proporcionadas por UNICEF, en el mundo hay 161 millones de niños menores de cinco años con desnutrición crónica y 51 millones con desnutrición aguda, de los cuales 17 millones tienen desnutrición aguda grave que puede poner en peligro su vida. Solo uno de cada diez pequeños desnutridos dispone de acceso al tratamiento nutricional que podría salvar su vida.

En la actualidad, el número de niños en riesgo de desnutrición en Yemen es abrumador: 2,5 millones de menores están en riesgo de sufrir diarrea; 1,3 millones, en riesgo de infecciones agudas de las vías respiratorias; y 1,5 millones están desnutridos, 370.000 de los cuales padecen desnutrición aguda grave.

Desnutrición supone la ingesta insuficiente de alimentos adecuados, una atención inadecuada y enfermedades infecciosas. Hay varios tipos:

  • Desnutrición crónica. Conlleva un retraso en el crecimiento y es una desnutrición que no se puede tratar. Los menores que la padecen enferman con más facilidad y tienen más dificultades de aprendizaje.
    Desnutrición aguda. Es más grave que la desnutrición crónica pero más puntual y se puede tratar. Se debe a la falta de alimento en un momento puntual, por ejemplo durante una sequía. La desnutrición aguda puede ser grave o moderada.
    Desnutrición aguda moderada. El peso en relación con la altura es significativamente inferior a la media (entre menos dos y menos tres desviaciones estándar).
    Desnutrición aguda grave. El peso en relación con la altura es gravemente inferior a la media (por debajo de tres desviaciones estándar). La falta de nutrientes provoca la pérdida de apetito en los niños que no comen, la delgadez es visible y causa hinchazón del estómago.

Fuente del articulo: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/proyectos_y_campanas/2016/10/11/224384.php

Fuente de la imagen: http://static.consumer.es/www/imgs/2016/09/restaurantes-contra-el-hambre.articulo.jpg

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Es posible alimentar a la humanidad de manera sostenible, afirma la Junta de Asesoramiento Científico del Secretario General

08 de enero de 2017 / Fuente: http://es.unesco.org/

El mundo debe tomar conciencia de la gravedad del nuevo problema de seguridad alimentaria y nutricional e invertir en ciencia, tecnología e innovación, adoptando desde ahora políticas de apoyo para responder a las necesidades futuras del planeta en materia de alimentación y nutrición, de acuerdo con un nuevo informe de políticas publicado hoy por la Junta de Asesoramiento Científico del Secretario General de las Naciones Unidas. En dicho informe se ponen de relieve siete mensajes y recomendaciones clave destinados a determinar y abordar los problemas relacionados con la seguridad alimentaria y la salud, a fin de cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en particular el Objetivo para el Desarrollo Sostenible 2 “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.

Alimentar a la humanidad de manera sostenible constituye un importante desafío mundial para la sociedad. A corto plazo, las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria mundial se centran en el hambre y la pobreza entre los más pobres, siendo esta situación más aguda y apremiante en los países en desarrollo, en que unos 800 millones de personas pasan hambre y los niños corren el riesgo de sufrir retrasos en el crecimiento. La Junta examinó la cuestión de la seguridad alimentaria en un contexto más amplio, teniendo en cuenta la utilización y la conservación de los recursos naturales, unas prácticas más eficientes de producción de alimentos y de utilización de los recursos, los efectos del cambio climático y la reducción de la pérdida y el despilfarro de alimentos en el mundo. Entre las cuestiones que se tratan en el informe sobre políticas figuran los cambios que deben introducirse en la dieta alimentaria, pasando de una alimentación rica en calorías a otra más rica en proteínas.

El informe de políticas fue preparado bajo la dirección de Gebisa Ejeta, miembro de la Junta de Asesoramiento Científico. De acuerdo con la Junta, las capacidades humanas e institucionales de muchas naciones pobres necesitan de manera apremiante ser reforzadas para que esas naciones puedan ser parte de las soluciones en calidad de actores importantes en un nuevo sistema alimentario mundial que responda a las crecientes necesidades mundiales en materia de alimentación y nutrición.

La Junta aboga también por el establecimiento de alianzas sólidas entre los sectores público y privado, esenciales para promover el desarrollo de “sistemas alimentarios” comerciales sostenibles y prósperos a fin de favorecer el crecimiento económico, proporcionar empleo remunerado y satisfacer las necesidades alimentarias y nutricionales de la sociedad para mejorar la salud.

En el informe de políticas se destaca la necesidad de vincular la seguridad alimentaria mundial a políticas nacionales y mundiales más firmes que apoyen sistemas de producción inteligentes desde el punto de vista climático, con empresas rentables y sistemas alimentarios que se basen en la ordenación racional de los recursos del planeta Tierra.

Al invertir en ciencia, creamos la posibilidad de frenar e invertir los actos y las tendencias dañinos mediante las decisiones que adoptemos hoy”, afirma la Junta.

Hemos aprendido de la historia que las inversiones realizadas en ciencias agrícolas en el siglo XX han permitido evitar desastres y obtener grandes beneficios. En el marco de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, no es imposible que este planeta pueda producir por sí solo alimentos suficientes para alimentar a 9.000 millones de personas de manera sostenible para el medio ambiente gracias a la ciencia y la innovación creativas, así como a la sabiduría local y las políticas eficaces”, explica Gebisa Ejeta.

Creada en 2014 en reconocimiento de la función decisiva que desempeña la ciencia en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Junta de Asesoramiento Científico constituye una experiencia singular que sienta las bases para el asesoramiento científico interdisciplinario al Secretario General de las Naciones Unidas. La UNESCO hace las veces de Secretaría de la Junta.

Fuente noticia: http://es.unesco.org/news/es-posible-alimentar-humanidad-manera-sostenible-afirma-junta-asesoramiento-cientifico-del

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Resistencia creativa en prácticas en torno a la alimentación: Una degustación desde la memoria histórica

Facundo Ferreirós
1.
Hace algún tiempo, desencantado por la falta de “novedad” en la producción académica escrita, me propuse explorar y ensayar nuevas formas de escritura. Esto me llevó a recuperar las experiencias (propias y ajenas) y encontrar en ellas la fuente de conocimientos que las más de las veces se escapan al ojo del intelectual. Llegué a la conclusión de que las prácticas y la memoria histórica poseen una potencia que casi siempre se mueve a mayor velocidad que la teoría y que ésta se empobrece cada vez que prioriza la erudición al conocimiento, y que el conocimiento es el esfuerzo colectivo de reconstruir las experiencias, siempre condicionadas por aspectos estructurales y coyunturales más amplios. Así, se va tejiendo una trama abigarrada de aspectos micropolíticos junto a condicionamientos políticos, históricos, sociales y culturales que se trasladan espacio-temporalmente en la memoria larga de los pueblos.
Esta memoria larga, en nuestro caso siempre colonial, dependiente y oprimida, se revisita creativamente en la memoria   corta   de  nuestra    propia    experiencia   cotidiana, signada por rebeldías, resistencias, y construcción de alternativas, como un magma proveniente de una placa tectónica subterránea que sale a la superficie de vez en cuando.
En este esfuerzo, me he propuesto para este artículo una metodología particular, que llamaré “escribir desde las experiencias”. Así, fui enlazando aspectos biográficos y genealógicos propios con los procesos históricos y sociales que se sucedieron en nuestro país, y en el mundo en general. Para esto, consideré dos dispositivos reflexivos: “la didactobiografía” propuesta por Estela Quintar, y el trazado de una genealogía propia, ambas como tareas descolonizadoras sobre mi propia subjetividad. Desde una perspectiva de Memoria Histórica, procuré articular las experiencias personales y familiares reconstruidas a diferentes dimensiones de análisis de la realidad histórico-social. Pero este ejercicio de memoria histórica no intenta promover una mirada nostálgica -como esos spam de Facebook en el que dicen “si no jugaste en la calle, no tuviste infancia” o “si sabes qué es el cassette, ponele like”-. No intento “afectar” moralmente a lectores ni sumirlos en la melancolía.
Todo proceso de reconstrucción de memoria histórica es un hecho político: lo que se desprende de este relato es cómo, en cuestiones  tan  cotidianas  como  la  alimentación, se fueron modificando prácticas culturales, valores sociales, conocimientos, encuentros intersubjetivos, es decir, de qué manera se ha modificado la relación con nosotros mismos, con los otros y con el mundo en nuestro país, al menos en los últimos 30 años. Y también de qué manera resistimos y reconstruimos creativamente desde nuestras culturas y territorios, prácticas saludables en torno a la alimentación. El resultado es el siguiente texto sobre la resistencia creativa en prácticas en torno a la alimentación.
 
2.
Nací en 1982. Se terminaba la dictadura en mi país y comenzaba a sentirse en el aire la rebeldía contra los militares en el poder y la alegría de visualizar el retorno a la democracia. Mi primera infancia se desarrolló en ese clima democrático-primaveral que no tardó en mostrar sus límites y fisuras.
En mi casa, se desayunaba y merendaba té o mate cocido y pan con manteca o mermelada. Sólo circunstancialmente, íbamos a “lo de Hugo”, el almacén de la vuelta de mi casa y compraba un cuarto de galletitas, que se exhibían en cajas y se fraccionaban para la venta. Hugo las exhibía en una especie de bodega que me fascinaba; me encantaba entrar a esa “cava” de galletitas y elegir. Luego, Hugo, con un guante de nylon, seleccionaba un cuarto, las pesaba en la balanza, tomaba la bolsa por sus extremos y la giraba graciosamente para finalmente hacer un nudo.
Escribía el precio en un pedazo de papel de fiambrería cortado en tiras y abrochado en la parte superior como formando una pequeña libreta.
Con respecto a las mermeladas, mi vieja solía hacer mermelada de membrillo y también, en el mismo proceso, separaba la jalea. También hacía dulce de tomates. También recuerdo que una vez mi mamá compró una yogurtera, que era un electrodoméstico con forma de OVNI, con el que hacía yogurt y luego le agregábamos un poco de azúcar para que no fuera tan ácido.
Cuando iba a la casa de mi abuela en Belgrano, tomaba té inglés con scons. Mi abuela, décima hija de padres ingleses, única nacida en Argentina, guardaba celosamente las costumbres de su familia, por lo que, gracias a ella, desde chico conozco el chutney, el curry, el apple crum, el yorkshire pudding, o el plum pudding (que lleva un largo y delicado proceso), y el té de bergamota, el té de jazmín, siempre en hebras, servido en una tetera con un cubre-tetera tejido con lana para mantener el calor. Pero también estaban los yuyos, el té de cedrón con hojitas que cosechaba de la planta que estaba en la casa de mi papá, era cita obligada después de las comidas pesadas. 
En mi casa se comía de todo, pero destaco las hiabras, los niños envueltos, y las empanadas árabes, influencia directa de mi ascendencia española, fruto de la presencia de los moros en la península. Por parte de mi viejo, desde chico aprendí a comer guisos “a la española”, cargados con pimentón “La Lidia”, cuya lata exhibía un torero y que siempre me llamó la atención. También comía pulpo a la española, paella (“hoy es caro”, dice mi viejo siempre, “pero esto era lo que comían los pobres”), tortilla de papa (con chorizo colorado) y las comidas criollas, como el locro o la carbonada (con orejones de durazno). 
También hacía mi viejo quinotos y zapallos en almíbar. Los quinotos los cosechaba de una planta que tenía en su jardín, que con mi hermana sacábamos y comíamos sin siquiera lavarlos primero, y que me encantaban porque era como comerse una naranja en miniatura, con cáscara y semillas. La textura de la cáscara, el ácido del quinoto, el sacarlo de la planta y consumirlo en el momento, todo eso me apasionaba. Y respecto de los zapallos (así como con los orejones de la carbonada o el dulce de tomates de mi vieja) me asombraba la posibilidad de poder consumirlos salados o dulces. Y también eso de tener que dejarlos en remojo con cal viva para que se endurezca la parte exterior, siendo la cal un elemento extraño a la cocina.
Lo destacable de mi viejo siempre fue el asado: comí en mi infancia chinchulines que mi papá trenzaba cuidadosamente, pero  también  comí  achuras  que  no  volví  a  comer, como la ubre, por ejemplo. También me apasionaba el asado a la cruz, y todas las horas que destinaba mi viejo a su cocción. A la noche, mi viejo amasaba pizzas y prendía el horno de barro (que calentaba durante horas y luego extraía todas las brasas para introducir la comida). También hacía en el horno de barro empanadas santiagueñas, carnes y verduras. 
Me acuerdo que un verano que pasé en la casa de mi papá, salíamos temprano a la mañana a caminar, y caminábamos kilómetros cada mañana, yo iba mirando los árboles, las plantas, las casitas, y a los muchos perros que tenía mi viejo en esa época y que vivían de las más variadas aventuras en cada salida. Al volver, comíamos unas sopas de verduras “con todos los colores” que hacían, según mi viejo, que me volvieran los colores al cuerpo, porque terminaba pálido de la caminata y el apetito. 
Alguna que otra vez, hemos comido raviolones caseros de espinaca o acelga con seso. Y también tallarines caseros (hechos con la pastalinda) con salsa de caracoles. También probé en mi infancia la criadilla (huevos de toro, para decirlo en criollo).
Con respecto a la bebida, siempre tomé agua, escasamente jugos, y casi nunca gaseosas, sólo en eventos especiales. El agua se hervía en la casa de mi vieja, sobre todo en los tiempos del cólera, y era bastante horrible, pero era lo que había para tomar.
Mi viejo, que vive en una zona semi-rural, hizo hacer un pozo de más de 70 metros de profundidad, por lo que el agua es fresca y verdaderamente insabora. En verano hacíamos licuados, y jugos naturales, pero no era cosa de todos los días. En una época, antes que yo naciera, mi viejo laburaba en la “Pepsi”, por lo que mis hermanos consumían gaseosa a diario (mi viejo dice siempre que en esa época pensaban que estaba buenísimo, que no había conciencia del mal que estaban produciendo). Pero cuando me tocó a mí, ya no había gaseosas sino en las fiestas o algún fin de semana especial. Me gustaba ir a lo de mi papá y tomar Granadina con soda.
 
3.
“Venía la carne con cuero/ la sabrosa carbonada/ mazamorra bien pisada,/ los pasteles, el buen vino/ pero ha querido el destino/ que todo aquello acabara”, reza el Martín Fierro. Pero tengo que aclararle, estimado José Hernández, que no ha sido el destino. Las cosas están siendo así, pero pueden ser de otra manera. 
Volviendo al relato, diré que el neoliberalismo fue avanzando, y con él se fueron modificando las costumbres alimentarias de mi familia. Ya entrados los ’90, recuerdo a mi viejo alucinado con la soja: tomábamos leche de soja, comíamos pastel de papá con soja texturizada en lugar de carne picada, milanesas de soja, brotes de soja, la soja parecía ser una revolución. Era un boom. Y encima era barata.
También recuerdo cuando empezamos a llamar al “delivery”: pizzas, empanadas, y hasta asado, siempre con una gaseosa para acompañar. Esta práctica había empezado a coexistir con la comida casera, pero con bastante protagonismo (llegábamos a pedir una o dos veces por semana). Era práctico y rápido. No ensuciabas nada. Pronto, las galletitas dejaron de venderse fraccionadas para aparecer en paquetes. Empezaron a llegar galletitas importadas y golosinas de todo tipo. Se popularizaron los snacks (palitos salados, chizitos, papas fritas). Aparecieron las latitas de gaseosa. Pero la contracara de toda esta superproducción de alimentos ultraprocesados era la pobreza y el hambre. Me acuerdo, ya en el secundario, que nos mostraron un video de una “super-sopa” enlatada que supuestamente estaba terminando con el hambre en África debido a sus cualidades nutricionales. Esto estaba enmarcado en lo que, tiempo después aprendí, se llama “seguridad alimentaria” definida por la FAO en 1974 como “…el derecho de todas las personas a tener una a alimentación cultural y nutricionalmente adecuada y suficiente”, pero que luego fue tomada por los gobiernos neoliberales y traducida en términos de “capacidad”,“trasladando la responsabilidad de la alimentación a cada individuo” al decir de Carlos Carballo. Así, para lograr la seguridad alimentaria, era necesario “mejorar” la producción y calidad biológica de los alimentos. Consecuentemente, se internacionalizó la producción, transformación y circulación de alimentos. Así, se priorizaba facilitar el acceso de alimentos a la calidad nutricional, y al respeto por los aspectos culturales que envuelven a la alimentación. 
Lo importado, lo exótico, lo barato, lo rápido, fue desplazando poco a poco la alimentación sana, natural, y casera. La actividad familiar ya no era cocinar sino ir al supermercado. Los productos alimentarios congelados, los enlatados, los deshidratados provocaron grandes transformaciones en un muy corto plazo con respecto a los modos de conservación de los alimentos. Ya no era necesario “dejar en remojo” las legumbres, ni hacer escabeches, vinagretas o almíbares. Se popularizó el freezer. Ya no alcanzaba con la heladera con congelador.
Recuerdo que en mi infancia se estilaba tener en las casas higueras, granadas, limoneros, ciruelos, tunas. Me acuerdo de juntar naranjas amargas de los árboles de la calle para hacer dulce, de mancharme el delantal con el jugo de las moras, y de robarle a una vecina, las granadas de una planta que estaba prolijamente podada. También me acuerdo de la huerta en la casa de mi viejo, donde había de todo y donde aprendí mis primeros pasos como “agricultor urbano”. Todos estos recuerdos coexisten con otros, como cuando aparecieron en la verdulería esas “papas peludas” que tiempo después nos dijeron que eran kiwis y que eran una fruta.
 
4.
Ya pasados mis 20 años, comencé a vincularme con el movimiento campesino a partir de mi trabajo en organizaciones comunitarias urbanas. De ellas y ellos aprendí muchas cosas vinculadas al trabajo colectivo, la organización popular y la lucha cotidiana que llevan adelante en resistencia contra el agronegocio que envenena, desaloja, depreda el ambiente y asesina. También aprendí sobre agroecología (que no es lo mismo que agricultura orgánica, porque ésta pude ser un “agronegocito” como llaman los brasileros del Movimento dos Trabalhadores Sem Terra –MST), y sobre la memoria histórica. Todo esto, bajo dos de sus “propuestas”: la reforma agraria integral y la Soberanía Alimentaria. Además, puedo consumir sus alimentos producidos de forma agroecológica, sanos y culturalmente apropiados, y justos comercial y laboralmente hablando, aportando así a su lucha, a su supervivencia y, sobre todo, a un otro modelo de alimentación. 
 
Por esos rumbos me dediqué, desde mi tarea como educador, a realizar talleres de huerta en casi todos los grupos en los que participé, además de hacer un curso durante dos años. 
 
Hoy en día, a mis 33 años, estoy coordinando un espacio de encuentro entre las cocineras de las organizaciones comunitarias que conforman la Red de organizaciones para la cual trabajo (RAE). Estos encuentros, en los que nos propusimos, entre otras cuestiones, recuperar la memoria histórica en torno a la alimentación con las compañeras, se viene produciendo conocimiento colectivamente a partir de las experiencias particulares que cada compañera vivió en su infancia en el campo (en diferentes provincias y países limítrofes), los cambios que se fueron produciendo al migrar a las ciudades, la transformación de su cultura alimentaria de origen por otra basada en productos alimentarios ultraprocesados, y su participación como cocineras-educadoras en sus organizaciones. “Un plato servido enseña muchas cosas”, dijo alguna, alguna vez; ellas, que se consideran a sí mismas “las educadoras del sabor”.
5.
Hoy ya no vivo con mi vieja. He formado mi propia familia: vivo con mi compañera y mis dos hijas, de 3 años una, y de 3 meses la otra. Toda mi experiencia en torno a la alimentación que relaté hasta acá influyó de manera cabal sobre mi propia cultura alimentaria (y la que intento reproducir creativamente en mi familia). Ahora yo soy el padre que enseña a sus hijas a cocinar, a alimentarse de forma variada, a preferir lo natural a lo ultraprocesado, a consumir lo casero por sobre el “delivery”. He recuperado muchas de las recetas de mi familia y las cocino habitualmente, y he sumado otras que fui recogiendo por el camino.
Claro que estas prácticas en torno a la alimentación se desarrollan en un contexto bastante desalentador: la hegemonía   cultural  de  la   comida   chatarra,   el  insuficiente tiempo para cocinar, el precio de algunos alimentos naturales y la dificultad de acceder a ellos debido a su escasez, se mezclan con la voluntad y la convicción de que la Soberanía Alimentaria (que no es seguridad alimentaria, claro está) no es un concepto abstracto ni un “slogan” vacío de contenido, sino que la Soberanía Alimentaria “empieza por casa”, con cada decisión que tomamos en torno a nuestra alimentación. Cada vez que hago una vinagreta o un escabeche; cada vez que cocino quinotos o zapallos en almíbar; cuando hago mermeladas o dulces; cuando cocino para mis amigos, olladas de guiso “a la española” o un locro; toda vez que amaso pan con mi hija más grande para el desayuno y siento que, al menos esa mañana, no estamos consumiendo galletitas con lecitina de soja, grasas trans, y demás “venenos legales”; cada vez que degustamos miel extraída del monte por manos campesinas que resisten en sus territorios al modelo depredador del capitalismo extractivo-exportador; al usar la Pastalinda para hacer fideos caseros; en los encuentros con las compañeras cocineras en las que compartimos experiencias y construimos conocimiento crítico, resistente y creativo… en todas estas ocasiones, siento que mi cuerpo, mis emociones y mi mente, (y de quienes comparten conmigo el camino) se descolonizan un poco más.
Fuente del articulo: http://descolonizarlapedagogia.blogspot.com/2016/02/resistencia-creativa-en-practicas-en.html?view=timeslide
Fuente de la imagen: http://3.bp.blogspot.com/-ACSh0-rsphE/VtRUQWb3WbI/AAAAAAAAIiw/QazKeps1vcE/s1600/pachaweb-1.jpg
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Los derechos de tenencia de la tierra, vitales para la resiliencia de las comunidades pastoriles: FAO

Asegurar unos derechos de tenencia de la tierra adecuados es un paso importante para mejorar la seguridad alimentaria de millones de personas en los países en desarrollo, pero preservar esta tenencia no es tarea sencilla si consideramos la forma en que utilizan la tierra las comunidades de pastores, afirmó la FAO.

De acuerdo con la agencia de la ONU, más de 500 millones de personas en el planeta dependen de la cría de ganado, conduciendo a menudo sus animales a través de diferentes tipos de paisajes para llegar a las fuentes de agua y a los pastizales y huir de la sequía, las enfermedades animales y los conflictos civiles.

Para responder a las necesidades de los pastores, muchos de los cuales dependen de abarcar vastos territorios de manera oportunista, la FAO, con el apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y de su Comisión de Derecho Ambiental y la Comisión de Política Ambiental, Económica y Social, han elaborado una guía técnica pero accesible sobre cómo establecer acuerdos de tenencia viables para pueblos a menudo marginados que utilizan alrededor de un tercio de la superficie terrestre.

Mejorar la gobernanza de las tierras de pastoreo forma parte de una serie de publicaciones que informan sobre la implementación de las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, una iniciativa de gran envergadura cuya aprobación a nivel mundial en 2012 fue una iniciativa gestionada por la FAO.

Los pastores de todo el mundo llevan a cabo una amplia variedad de prácticas y abarcan muy diversas culturas en entornos tan diferentes como Mongolia, Níger, España, Kenya, Noruega y los Estados Unidos de América. Los pastores habitan áreas de pastizales, muchas de las cuales son áridas o semiáridas, y emplean una estrategia de medios de vida muy adaptable que resulta poco comprendida desde fuera. Su adaptabilidad se basa en derechos de acceso que a menudo chocan con la interpretación clásica de los derechos de propiedad.

«El pastoreo es un sistema de producción ganadera que aprovecha tanto la diversidad como la estacionalidad de los recursos naturales en los pastizales. Se basa en movimientos de ganado a gran escala y cuidadosamente planificados, lo que exige un alto nivel de coordinación entre múltiples usuarios. Esto ha llevado a desarrollar costumbres e instituciones que permiten a las comunidades locales tomar y aplicar decisiones eficaces», explicó Jonathan Davies, coordinador del Programa de Zonas Áridas de la UICN y autor principal de la guía técnica.

El progreso en las ciencias ecológicas y el aumento de las voces de los pastores en los foros mundiales ha atraído una creciente atención sobre unos modos de vida que ahora se consideran flexibles y resilientes, en lugar de obsoletos.

«El pastoreo es una de las estrategias eficientes y sostenibles para la gestión de los pastizales y los pastores desempeñan un papel clave en asegurar la multifuncionalidad de estos espacios», señaló Caterina Batello, experta de la FAO en el manejo de ecosistemas que supervisó la producción de la guía.

El apoyo a las comunidades pastoriles contribuye de manera clave no sólo al Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, que aboga por acabar con el hambre y promover la agricultura sostenible, sino también el ODS 15, que exige la preservación de formas de vida diversas y el fin de la pérdida de biodiversidad.

Leyes que se solapan

La guía técnica tiene como objetivo ofrecer orientación sobre un tema clave para el pastoreo sostenible: garantizar la gobernanza y la tenencia de los medios de subsistencia sin socavar las leyes consuetudinarias.

Los derechos pastoriles – que van desde el acceso a los pastos, los puntos de agua, las vías de paso entre áreas de pastoreo estacional, campamentos y mercados y se consideran a menudo «imprecisos»-solapados y sujetos a cambios -, están a menudo incorporados en arreglos informales basados en sistemas consuetudinarios. El desafío es compaginar estos sistemas con regímenes formales y estatutarios sin perder la flexibilidad intrínseca que requiere el pastoreo. La guía técnica describe cómo puede lograrse esto, mediante estudios de casos en los que se describe el reconocimiento legal de los derechos consuetudinarios como si tuvieran el mismo valor que los derechos estatutarios.

Resiliencia a través del pastoreo sostenible

Se calcula que los sistemas pastoriles adaptados y resilientes – que incluyen funciones de gran importancia como la fertilización del suelo, mayor dispersión de semillas, mejora de la infiltración de aguas subterráneas, mantenimiento del paisaje y compatibilidad con la fauna silvestre local – son de dos a diez veces más productivos por unidad de superficie y resilientes a largo plazo que algunos otros usos alternativos de la tierra – como la agricultura y la minería – que se proponen para reemplazarlos.

El pastoreo insuficiente puede ser una amenaza tan grande como el sobrepastoreo en términos de degradación ambiental. Cuando los conflictos hicieron que se abandonasen tierras de pastoreo en África oriental, la falta de estiércol y de pastoreo rotativo condujo a una menor diversidad de plantas y los arbustos espinosos se hicieron rápidamente dueños del terreno.

El sobrepastoreo es a menudo síntoma de una gobernanza deficiente. Por ejemplo, los propietarios de rebaños absentistas en África del Norte insisten con frecuencia en que los animales permanezcan cerca de los mercados, donde pueden ser comercializados de forma rápida, lo que lleva a subutilizar los pastizales más distantes y a la degradación generalizada de los más cercanos a los puntos de venta.

Las nuevas fronteras también pueden plantear problemas complejos. Por ejemplo, los pastores borana en Kenya y Etiopía solían ofrecer a sus parientes lejanos en cualquiera de los dos países el ganado excedentario, con el acuerdo de que, en tiempos de necesidad, podían contar con un crédito para recomponer sus rebaños. Las líneas fronterizas han complicado esa estrategia de gestión de riesgos.

Conocimiento local

No se puede llegar a soluciones sostenibles para el pastoreo sin permitir la transmisión del conocimiento local de actores tan diferentes como los rancheros de Arizona, los pastores españoles y los nómadas Maasai.

Mejorar la percepción de los pastores sobre la seguridad de su tenencia de la tierra ayudará a aliviar las dificultades de gobernanza, y puede alentarse haciéndoles participar de forma activa en la toma de decisiones. Hacerlo también ayuda a generar confianza, entre los pastores y el Estado, que a menudo arrastran una larga historia de desprecio mutuo.

En este sentido se han logrado avances sustanciales, impulsados por iniciativas como el Centro de Conocimiento Pastoril de la FAO, un canal de intercambio de información que facilita la participación y la representación de los pastores en los diversos foros mundiales.

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España: Uno de cada cinco profesores españoles afirma que hay niños que llegan a diario al colegio con hambre, según un estudio

Europa/España/15 de octubre de 2016/www.lainformacion.com

Uno de cada cinco profesores en España (el 22%) asegura que hay alumnos que llegan a diario al colegio con hambre debido, en gran parte, a la falta de recursos económicos como consecuencia de la crisis económica, según un estudio de Kellogg, dado a conocer este viernes 14 de octubre.

Esta es una de las principales conclusiones de la encuesta realizada a más de 200 docentes españoles, que se incluye en un estudio internacional elaborado por esta compañía en España, Italia, Alemania, Suecia, Francia y Bélgica, el pasado mes de febrero de 2016. La media de los profesores de estos seis países que aseguran que hay niños que llegan a clase sin desayunar es del 23%.

Kellogg, consciente de esta realidad, ha puesto en marcha en España el programa «Todos a Desayunar» con el objetivo de ofrecer un desayuno completo, compuesto por lácteos, cereales y fruta, a niños de 3 a 12 años que por su situación socioeconómica van al colegio sin desayunar.

La iniciativa social, que arrancó en 2011 en un colegio de Madrid, ha crecido cada año hasta lograr que este curso se den desayunos a más de un millar de niños en 16 colegios públicos de nueve ciudades españolas: Madrid, Sevilla, Almería, Granada, Málaga, Valencia, Valladolid, Zaragoza y Orense.

Este programa se enmarca en la plataforma global de Kellogg ‘Breakfasts for Better Days’ para luchar contra el hambre y ayudar a desarrollar el potencial de las personas. Coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre, la multinacional ha anunciado la ampliación de su compromiso de ofrecer desayunos diarios a más de dos millones de niños en todo el mundo antes de 2025.

«YA NO SE DUERMEN Y RINDEN MEJOR»

El director del CEIP Eduardo Rojo de Madrid, David Martínez, uno de los colegios beneficiarios del programa de Kellogg, afirma que los docentes de este centro habían detectado que «muchos» alumnos llegaban de casa sin desayunar y que tras la puesta en marcha de este programa les notaban más alegres y activos. «Ya no se duermen la primera hora y por lo tanto rinden mucho mejor esas primeras horas de la mañana», asegura.

Por su parte, la responsable de Comunicación Corporativa de Kellogg en España, Amparo Lobato, asegura que en esta compañía se sienten «orgullosos» de que haber donado ya más de 236.000 desayunos en colegios españoles desde que el programa ‘Todos a Desayunar’ se pusiera en marcha en 2011.

Existen programas similares en otros países como Reino Unido, Francia, Alemania, Irlanda, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Egipto, Siria y Rusia, entre otros, y durante los próximos nueve años, esta multinacional espera donar 250 millones de raciones de alimentos a través de programas de desayuno y colaboraciones con bancos de alimentos en Europa, Oriente Medio y África.

ALGUNOS PROFESORES RECONOCEN QUE HAN DADO COMIDA

La encuesta también refleja que el 67% de los profesores asegura que en los últimos años es más común encontrar niños que llegan con hambre al colegio e incluso un 19 por ciento confiesa que le ha dado comida a alguno de sus alumnos que ha comprado o traído de casa.

La práctica totalidad de los encuestados (el 99%) sostiene que el aprendizaje se ve «negativamente afectado» en aquellos alumnos que no desayunen de manera habitual y más de la mitad (52%) opina que es crucial una mejor formación a las familias sobre la importancia del desayuno.

El cansancio en las clases es una de las consecuencias más inmediatas de la falta de alimentación para el 76% de los docentes españoles, seguida de la dificultad de para concentrarse (70%), según revela el estudio.

Tomado de: http://www.lainformacion.com/educacion/ensenanza-y-aprendizaje/profesores/profesores-espanoles-colegio-hambre-estudio_0_962603934.html

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El hambre asecha a las escuelas africanas

África/13 de septiembre de 2016/Fuente: prensalatina

Roma (PL) El Programa Mundial de Alimentos (PMA) alertó aquí sobre el riesgo de pasar hambre al que están expuestos más de un millón 300 mil niños de África Occidental y Central al comienzo del curso escolar este otoño. Ese organismo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma -el cual brinda asistencia a unos 80 millones de personas en 80 países-, se declaró imposibilitado de responder a esta urgencia humanitaria por falta de financiamiento.

La disponibilidad de menos recursos, otras prioridades de los donantes, mas determinados cambios en los mecanismos de financiamiento ponen en crisis la iniciativa del PMA, para llevar alimentos a las escuelas de Camerún, Mali, Mauritania y Níger.

De no resolverse el déficit financiero en este septiembre, más de un millón de niños iniciarán el curso escolar sin ese vital apoyo y cuando concluya el actual año otros 700 mil escolares de 11 naciones correrán igual suerte.

En la mayoría de los países de África Occidental y Central -asolados por el hambre, la malnutrición crónica y conflictos armados-, las comidas escolares constituyen un salvavidas para los niños, pues a menudo son los únicos alimentos regulares y nutritivos que reciben, advirtió Abdou Dieng, director regional para el África Occidental.

Dieng reclamó la necesidad urgente de 48 millones de dólares para continuar con ese programa de ayuda, exhortó a los gobiernos donantes a tener presente que más de un millón de niños dependen de esas contribuciones.

De igual modo los instó a impedir que niños y niñas vuelvan a adentrarse aún más en la pobreza y el hambre.

Los más importantes donantes en el período 2015-2016 para el PMA y hacia los cuales va dirigido fundamentalmente el mensaje de auxilio son Arabia Saudita, Canadá, Estados Unidos, Japón, Luxemburgo y la Unión Europea.

Un comunicado emitido por ese organismo alerta sobre los riesgos de supervivencia infantil y señala, además, que en los últimos tres años su programa de comidas escolares en Chad, por ejemplo, mermó en más de un 90 por ciento por falta de fondos.

Si en 2013 podían llegar a 200 mil niños en ese país del centro-septentrional de África, este año apenas alcanzan con su ayuda a 15 mil infantes necesitados de comida, acotó el informe.

Chad, por demás, tiene las peores condiciones de salud y educación del África Occidental con la tasa de analfabetismo más alta de la región.

De igual modo en Senegal las comidas escolares a través del PMA llegarán solo a una quinta parte de los niños a los cuales se previó brindar ayuda; en Guinea se reducirá a la mitad y en Mauritania y Camerún en enero y marzo, respectivamente, esa asistencia cerró.

Vale aclarar que en algunos países el gobierno y otras agencias lideran o complementan el programa del PMA, pero las mencionadas naciones africanas dependen únicamente de ese programa de la ONU.

Ello sin contar que por la falta de financiamiento el alcance progresivo del PMA se ha ido reduciendo y se desconocen los niveles de necesidad.

El PMA sostiene que el hambre mata a más personas que el Sida, la malaria y la tuberculosis juntos; que 795 millones de personas padecen de hambre ahora mismo y que cerca del 60 por ciento de los hambrientos en el mundo son mujeres.

El programa de comidas escolares proporciona a los niños alimentos nutritivos y anima a las familias a mandar a sus hijos a la escuela donde además de aprender, socializan con otros niños y disfrutan de cierta forma de una mejor infancia.

Acciones que -demostrado por sondeo del PMA- tuvieron una mayor efectividad tras conflictos bélicos como los ocurridos en la República Centroafricana, Mali y Níger, y más aún luego del azote de enfermedades como el ébola en varios países de la región.

El pasado año el PMA alcanzó con comidas diarias a 2,5 millones de niños del África Occidental y Central, de ellos 1,2 millones eran niñas. El programa de igual modo al asociarse a agricultores locales contribuye a fomentar los ingresos agrícolas y las pequeñas economías.

Acorde con ese organismo, por cada dólar invertido en el programa hay un retorno económico de tres a ocho dólares pues contribuyen a mejorar la salud de los infantes en edad escolar y el vínculo con las aulas los prepara como adultos socialmente útiles y productivos.

EL HAMBRE, UN PROBLEMA; SOCORRERLO, UNA NECESIDAD EXTENDIDA

Hambre cero y educación para todos en 2030 están entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Ertharin Cousin, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, al celebrarse el pasado 19 de agosto el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, pidió ‘medidas urgentes y colaboración para llegar a los millones de personas afectadas por crisis y que no tienen garantías de cuándo será su siguiente comida’.

También a finales de agosto el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, convocó a los líderes africanos y a los actores internacionales de desarrollo reunidos en Nairobi, Kenya, a trabajar por seguridad alimentaria y la agricultura y con ello poner freno a las crisis que enfrenta hoy el continente.

‘Acabar con el hambre y la malnutrición, hacer frente a las crisis humanitarias y prolongadas, prevenir y solucionar los conflictos y consolidar la paz no son tareas separadas, sino tan solo aspectos diferentes de un mismo desafío’, señaló Graziano da Silva durante la Sexta Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África.

La seguridad alimentaria, unos medios de vida estables y la paz son interdependientes, añadió parafraseando el principio fundacional de la FAO: ‘Progresar para librarse de la pobreza es esencial para una paz duradera’.

La conferencia, que por primera vez tuvo como sede un país africano, aprobó la llamada Iniciativa para la Seguridad Alimentaria y Nutricional en África, encaminada a mayores esfuerzos internacionales para aliviar el hambre y la malnutrición en el continente.

En los últimos 25 años, la proporción de africanos que sufren hambre disminuyó del 28 al 20 por ciento, cifra aún muy alta, pero que denota un resultado del esfuerzo de los últimos años y la necesidad de reforzar el empeño.

Lanzada por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, la nueva iniciativa busca aprovechar los logros de proyectos inclusivos que brinden mayor protagonismo a las mujeres y reúnan, además, el hacer de los sectores agrícola, sanitario, educativo y privado.

*Corresponsal de Prensa Latina en Roma.

arb/smp

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=23625&SEO=el-hambre-acecha-a-las-escuelas-africanas
Imagen: prensa-latina.cu/images/2016/septiembre/05/hambre-africa.jpg
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Océanos sanos y productivos son fundamentales para combatir la pobreza y el hambre: FAO

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Ambiente/ 6 de septiembre de 2016/ Fuente: cinu.mx

– Con la pesca y la acuicultura como elementos transformadores emergentes de las economías africanas, es necesario un mayor esfuerzo para mitigar el impacto del cambio climático y la pesca ilegal sobre los océanos y las comunidades costeras, afirmó José Graziano da Silva, Director General de la FAO.

En su mensaje en la Conferencia Ministerial Africana sobre la economía de los océanos y el cambio climático en Mauricio, Graziano da Silva dijo que los países de África se están dando cuenta cada vez más de la necesidad imperiosa de diversificar sus economías más allá de las actividades realizadas en tierra y aprovechar unas relaciones a menudo fructíferas con el mar, aseguró el responsable de la FAO. Sin embargo, esa relación se está haciendo cada vez menos predecible debido a los cambios ambientales.

«Unos océanos sanos y productivos son fundamentales para combatir la pobreza rural, garantizar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y alcanzar el Hambre Cero», señaló.
«Las partes implicadas de la pesca, la navegación, la generación de energía y el turismo, por mencionar algunos sectores requieren soluciones rápidas e innovadoras para convertir los efectos del cambio climático en oportunidades», agregó.

La reunión en Mauricio busca identificar oportunidades para mejorar la capacidad de África para crear economías basadas en los océanos que sean resilientes al clima.

«Las comunidades costeras se están viendo ya afectadas por una combinación de calentamiento de los océanos, aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos, intrusiones de agua salada, acidificación de los océanos y los cambios consiguientes en los recursos de los que dependen para su alimentación y sustento», advirtió Graziano da Silva.

Sin embargo, la atención prestada al impacto del cambio climático sobre los océanos ha quedado relegada ante la preocupación por sus efectos sobre la tierra y la atmósfera.

Esto tendrá que cambiar con el fin de liberar todo el potencial del crecimiento azul en las economías marinas y marítimas en sentido amplio, y evitar que otros pierdan sus medios de vida, según Graziano da Silva.

Igualmente subrayó el impacto desproporcionado en los pequeños Estados insulares en desarrollo, insistiendo que «para los PEID, esta cuestión se ha convertido en una lucha por la supervivencia.»
Añadió que en estos países, las comunidades costeras no sólo son más dependientes de los recursos naturales, sino también menos capaces de adaptarse a los cambios, en particular las situadas en África.

Las medidas del Estado del puerto: esenciales para aprovechar el potencial azul

El cambio climático no es el único desafío que tienen las naciones costeras que buscan liberar su verdadero potencial azul.

La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada supone una presión adicional sobre los océanos y los recursos marinos, haciendo que se pierdan miles de millones de dólares en todo el mundo en ingresos gubernamentales.

Por esta razón, la FAO ha instado a los gobiernos a firmar el Acuerdo Internacional de Medidas del Estado rector del puerto, que recientemente entró en vigor y jugará un papel clave en la lucha contra la pesca ilegal y en mejorar la gestión de las pesquerías.

Graziano da Silva destacó que actualmente, sin embargo, sólo 13 de los 34 países PEID forman parte del acuerdo – de los que sólo nueve se encuentran en África – por lo que instó a los gobiernos a que adopten medidas inmediatas para implementar el tratado.

«En la próxima Conferencia Nuestros océanos, del 15 al 16 de septiembre en Washington DC, me gustaría presentar públicamente la lista de países que han ratificado el Acuerdo», añadió.

La economía azul

La producción pesquera mundial ha crecido de manera constante en las últimas cinco décadas, incluso por encima del incremento demográfico. Entre la década de 1960 y 2012, el promedio de consumo de pescado per cápita casi se duplicó, pasando de algo menos de 10 kg a más de 19 kg.

Pero la economía azul se basa en algo más que pescado. En total, la actividad económica mundial en los océanos se estima entre 3 y 5 billones de dólares. El 90% del comercio mundial utiliza el transporte marítimo y más del 30% del petróleo y del gas del planeta se extrae en alta mar. Lo que es más, el aumento del conocimiento de la biodiversidad marina ha permitido grandes avances en sectores como el farmacéutico, la producción de alimentos y la acuicultura.

Graziano da Silva destacó el papel de la salud de los océanos en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, junto con el éxito de la Conferencia sobre el Clima COP21 del año pasado en París, donde la cuestión del mar tuvo por primera vez un papel destacado.

Con la vista puesta en la próxima COP22 en Marruecos, el responsable de la FAO indicó que la Organización pondrá de relieve cómo los océanos pueden ayudar al crecimiento de las economías y al mismo tiempo gestionar el cambio climático.

«El objetivo de la comunidad internacional debe ser no sólo construir una economía verde sostenible, sino también una azul», concluyó.

Fuente: http://www.cinu.mx/noticias/la/oceanos-sanos-y-productivos-so/

Imagen: www.cinup.org/wp-content/uploads/2015/06/dia_aceano.png

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