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La brecha educativa divide a la comunidad española entre el Norte y el Sur

Por: Hugo Barze

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),  a propuesta de los gobiernos de varios países, efectúa exámenes  para analizar el rendimiento en Matemáticas, Lectura y Ciencias a estudiantes de 15 años, estas pruebas se realizan cada tres años, al término de los cuales se emite el denominado INFORME PISA (Programme for International Students Assessment) en inglés.

Este año han participado 72 países de América, Africa, Europa, Asía y Oceanía, en el caso de España el Informe PISA, advierte sobre la gran brecha educativa que, una vez más, divide al país  entre  Norte y Sur.

Cuando aún sigue abierta la discrepancia sobre la Ley de Educación (LOMCE), cuando los partidos de la oposición quieren reformarla o directamente proponen  reemplazarla, el resultado de las pruebas sirve para provocar preocupación no solo en los políticos, sino en los padres de alumnos, profesores y asociaciones vinculadas a la educación.

El Gobierno, también ha demostrado su inquietud por las conclusiones de dicho informe que habla de “diferencias significativas”, por ejemplo, cita que las regiones que obtienen mejores resultados, son la Comunidad de Castilla y León y la Comunidad de Madrid, que tendrían un curso y medio de ventaja en relación a estudiantes de Andalucía y Extremadura, que son las peores regiones junto con Canarias y Murcia.

De acuerdo con los datos recibidos, Castilla y León se ubica a la altura de Finlandia en Lectura mientras que la Comunidad de Madrid aparece junto a Corea del Sur en Ciencias, mientras que Navarra es la mejor de todas las comunidades en Matemáticas obteniendo una puntuación similar a la de estudiantes canadienses.

Cataluña está por debajo de Aragón en Ciencias y a la altura de Castilla La Mancha, Canarias es la región que obtiene peores resultados en Matemáticas quedando a la altura de Grecia y Rumania en esta materia.

A la pregunta sobre las causas sobre estos resultados, distintos expertos en educación lo atribuyen al sistema descentralizado mediante el cual se transfieren las competencias a las diecisiete comunidades autónomas. Por otra parte, coinciden en señalar que otro aspecto esencial en educación es el nivel, la motivación y el compromiso de los profesores para el desempeño de su tarea en las aulas.

Una consulta efectuada en la Comunidad de Castilla y León, señala que su éxito radica en  que “toda la comunidad educativa trabaja en la misma dirección, tanto padres, como asociaciones  y profesores, que admiten verse sometidos a  un mayor grado de exigencia que en otras comunidades”.

José García Montalvo, catedrático de Economía en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, luego de analizar los datos de PISA desde sus inicios, comenta que “entre los años 2000 y 2015, nos hemos caído y nos hemos recuperado, pero de todos modos, estamos igual que al principio. España lleva más de 15 años igual.”

En el informe actual, obtiene 496 puntos en Lectura, tres más que en el 2000 y ocho más que en 2012, superando así por primera vez la media de la OCDE, colocándose a la altura de Reino Unido, Francia o Dinamarca y por encima de Italia, Austria e Islandia.

En  Matemáticas, se está algo más flojo, los 486 puntos registrados suponen un incremento de solo dos puntos con relación a la edición anterior, pero se encuentran cuatro puntos por debajo de la media y muy lejos de los mejores registros.

En Ciencias, materia que ha sido la protagonista de esta edición, los alumnos españoles han sacado peores notas, aunque los 493 puntos obtenidos, sitúan a España “por primera vez” en la misma media de los otros 72 países analizados-

De este modo, consigue situarse en una cómoda media, en un tranquilo y apacible nivel 3 sobre un total de 6 niveles, en el 5 y 6 se encuentran los países superdotados, pero no hay ninguno, el que más lejos llega es Singapur con el  nivel 4.

En  todo caso, el  debate está abierto, tanto sobre la eficacia de los números que arrojan las estadísticas, cubiertas por una parte del alumnado, las diferencias educacionales entre diferentes tradiciones y/o culturas, la opción de considerar  una parte del sistema educativo (alumnos de 15 años) por el todo, los distintos climas a lo largo y a lo ancho de todo el mundo,etc.

La conclusión mayoritaria coincide es que la solución a los problemas de la escuela, está en la propia escuela, en la comunidad educativa, profesores, alumnos y asociaciones de padres que viven a diario las alternativas generando muchas veces soluciones que van más allá de las respectivas leyes de Educación del país del cual forman parte.

Especial para “el Retrato…” por HUGO BARZE desde España

Fuente: http://www.elretratodehoy.com.ar/2016/12/10/la-brecha-educativa-divide-a-la-comunidad-espanola-entre-el-norte-y-el-sur/

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Libro: Orientaciones educativas. Alumnado con altas capacidades intelectuales

Orientaciones educativas. Alumnado con altas capacidades intelectuales

  • Año:    2013
  • Editor:    Eusko Jaurlaritza
  • Páginas:    182 páginas
  • Idioma:    español
  • Desde:    30/03/2016
  • Tamaño:    1.38 MB

Sinopsis:En los últimos años, las administraciones educativas han reconocido las diferencias del alumnado con altas capacidades desde distintos planteamientos filosóficos, psicológicos y/o educativos: como alumnado de educación especial, como alumnado con necesidades educativas especiales o, en la actualidad, como alumnado con necesidades educativas específicas de apoyo educativo. Las evidentes características diferenciales de este alumnado exige que la escuela y el resto de la comunidad educativa contemplen de manera explícita el abordaje de las altas capacidades.

Desde el punto de vista de la educación inclusiva, es importante tener en cuenta que las personas con altas capacidades forman un grupo muy heterogéneo, con tanta diversidad como la existente entre el resto de la población. No sólo provienen de familias, ambientes culturales, modelos educativos, entornos sociales diversos…, sino que también manifiestan diferencias individuales en lo que respecta a sus logros académicos, desarrollo social, emocional, cognitivo, etc.

Para descargar:https://openlibra.com/es/book/download/orientaciones-educativas-alumnado-con-altas-capacidades-intelectuales

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/orientaciones-educativas-alumnado-con-altas-capacidades-intelectuales

Fuente de la imagen:https://olcovers2.blob.core.windows.net/coverswp/2016/03/orientaciones-educativas-alumnado-alta-capacidad.jpg

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La educación a distancia, elegida incluso por los que están cerca

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.entornointeligente.com/

El E-learning es una opción cada vez más elegida a la hora de capacitarse, y los motivos que llevan a los alumnos a optar por un aula virtual exceden el de la distancia, que de todos modos no es menor: es sabido que estudiando online no se pierde tiempo ni se gasta dinero trasladándose y teniendo que comer o tomar algo fuera de casa, pero hoy hay otras ventajas de la educación a distancia que atraen incluso a quienes tienen fácil acceso a los centros de estudio.

Una encuesta realizada por CENEDI -el Centro Nacional de Educación a Distancia que ofrece más de 70 cursos con garantía de aprendizaje, por ser la única institución de Educación y Capacitación a Distancia de América cuyo sistema de gestión de servicios de aprendizaje está certificado por norma UNIT/ISO 29990 – 2010-, y que muestra las ciudades de donde provienen sus alumnos basta como ejemplo: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el mayor porcentaje de alumnos de CENEDI; el 33% de su matrícula y la provincia de Buenos Aires, un 27, 13%. Otras provincias componen la matrícula entre un 7,18% (Córdoba) y 1,78% (Salta). Entre las provincias del interior, Córdoba es la que más inscriptos tiene, cuando cuenta con una prestigiosa universidad y distintos centros de estudio.

Sin duda, a la hora de decidirse por el E-learning, son muchas las variables que entran en juego, más allá de la accesibilidad con respecto al centro de estudio. Y estas variables pueden dividirse en dos grandes grupos:

Las que están relacionadas con la flexibilidad que implica la educación online: poder estudiar cuando queremos, desde donde queremos y hasta con un dispositivo móvil, sin depender de una computadora de escritorio. Hasta el Smartphone en la sala de espera del médico puede ser efectivo para ver un video, leer un texto o participar de foros y tutorías.
Las que se vinculan con la posibilidad de implementar metodologías de vanguardia y estilos de acercamiento a los contenidos que resultan más atractivos, accesibles y significativos para los estudiantes: la gamificación –el juego aplicado, en este caso, al aprendizaje-, hace más atractivos los contenidos y le permite al alumno un abordaje renovado que pone en juego la creatividad; la inmediatez, la posibilidad de co-crear contenidos en foros y las formaciones puntuales tipo «How to» hacen más ágil y atractivo el aprendizaje a distancia.

Y no son solo los más jóvenes y los más habituados a las tecnologías quienes eligen la educación a distancia: a partir de la encuesta realizada por CENEDI, también surge que el 32% de los estudiantes se encuentran entre los 25 a 34 años y que son hombres en su mayoría (55,8 %).

Los cursos relacionados con educación, oficios y tecnología son los más solicitados y muchos de los egresados incrementaron sus ingresos (40,88 %), mientras que el resto valoró el conocimiento adquirido. De hecho, la mayoría (84,78 %) de los estudiantes que se recibieron, volverían a realizar un curso en el Centro.

Así, el E-learning se vuelve una opción cada vez más adecuada para los tiempos y los modos de vida actual, aprovecha las ventajas del aprendizaje informal y se vuelve «amigable», permitiendo que personas que por distintos motivos no lograban adaptarse a modalidades más tradicionales tengan ahora la oportunidad de capacitarse.

Fuente noticia: http://www.entornointeligente.com/articulo/9354043/La-educacion-a-distancia-elegida-incluso-por-los-que-estan-cerca-06122016

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Los alumnos ya están motivados… ¿y ahora qué?

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Pilar Román Sanchís

Hace ya unos cuantos años escribía sobre la motivación de los alumnos y cómo aprender haciendo. Eran reflexiones que habían surgido como consecuencia del trabajo de aula. En ese proceso de reflexión consideraba que los alumnos necesitaban conectar y apreciar el aprendizaje de otra forma para poder disfrutar con él y el profesor, sin duda, debía acompañarlo de forma distinta a la que hasta ese momento se estaba dando.

Durante los siete años que han pasado desde estas reflexiones, en las aulas he seguido fomentando el aprendizaje activo, realizando proyectos en los que el alumno pudiese contextualizar su aprendizaje. En este proceso he usado el ABP, Flipped Classroom, pedagogías invisibles, trabajo cooperativo… Todo para que los alumnos puedan conocer los contenidos y sobre todo porque sé desde hace tiempo que yo debía hacer algo para avanzar en la aulas.

Ahora, reconozco que mis alumnos saben mucho de herramientas TIC y que muchos están dispuestos a aprender entusiasmados y conocer cualquier herramienta nueva que se les presente. Por otro lado estoy convencida de que el hecho de estar realizando tareas con herramientas TIC (muchos se han dado cuenta ya) no garantiza el aprendizaje, pero es evidente que lo contextualiza y dinamiza las tareas que pueden ser repetitivas en el aula tradicionalmente.

Hace unos días leí un artículo que nos informaba de que a pesar de usar herramientas como el ordenador, los alumnos no obtenían mejores resultados. En ese momento pensé “sí, es cierto, ya tenemos a nuestros alumnos motivados con herramientas… ¿ Y ahora qué hacemos?”

Si los alumnos están motivados porque tienen herramientas potentes para aprender, ¿qué ocurre con los contenidos que el profesor da en el aula?, ¿por qué muchos siguen sin tener  buenos resultados?

Aquí es donde quiero enfocar mi atención. ¿Por qué le sigue costando a un alumno redactar o desarrollar un problema, responder a una pregunta en la que deba comparar, analizar, explicar, definir, señalar, relacionar y demás verbos de ejecución? Todos nuestros alumnos están siendo educados y bombardeados por patrones de estímulos continuados, pero quizás alguno se conforme solo recibiendo unos pocos que le sirvan para ejecutar tareas. En mi asignatura podría ser la de escribir. ¿Damos el suficiente valor en el aula a la escritura? Escribir supone activar un instrumento de aprendizaje y tiene una incidencia importante en el desarrollo cognitivo.

¿Estamos motivando a los alumnos solamente? ¿O estamos guiando al alumno en el momento que está motivado?

¿Por qué digo esto? Creo que los alumnos agradecen que podamos ofrecerles un aprendizaje guiado, pero para eso se requiere que previamente nuestros objetivos estén bien marcados. Tenemos que aprender a diferenciar entre guiar y proponer continuas tareas en el aula sin un objetivo determinado.

En el ABP se aprecia que existe un interés visible por parte de los alumnos, es incuestionable la participación e implicación de los mismos. Pero ese momento “mágico “ se desvanece cuando entra la “evaluación” con calificación en el aula. El ABP es algo más que tareas, es una forma que el profesor tiene de entender el aprendizaje en las aulas. Durante este proceso se construye en mayor o menor medida el aprendizaje, se guía al alumno y el efecto de superación contribuye a motivarle.

Últimamente se ha hablado mucho del papel del profesor en el aula, del Flipped classroom o clase al revés, del temor del profesor a no encontrar su sitio y ser relegado y sustituido por herramientas o vídeos explicando lecciones o tareas. Nada más lejos de la realidad, si nos damos cuenta y analizamos estos métodos, una clase al revés o Flipped classroom no hace más que buscar la forma de encontrar más tiempo para dedicar al alumno en el aula. Un tiempo valioso que los profesores saben lo mucho que cuesta distribuir, si tenemos en cuenta las variables que acompañan: programaciones de aula, temporalizaciones, alumnos con necesidades específicas o diversidad.

Existe todavía mucho trabajo pendiente en las aulas, en ocasiones el sistema educativo no nos acompaña y el profesor es el que mejor conoce las dificultades que eso además conlleva. Ahora bien, simplemente por encontrarme “a pie de aula” puedo asegurar que el alumno sigue necesitando a ese profesor para que le guíe, le paute y le oriente en su aprendizaje. Los alumnos necesitan que les entrenemos para cada una de las competencias, destrezas o estándares de aprendizaje. Además de acompañarle para poder gestionar las emociones, la memoria, autonomía, comprensión lectora… ser capaces de verbalizar lo que han aprendido y cómo lo han aprendido.

Así que, he de decir que conozco muchas herramientas para trabajar en  el ordenador, todas ellas muy útiles, que me ayudan a acercar la materia a los alumnos, pero también sé que la que más les va a ayudar es la labor que realice como facilitador en su proceso de aprendizaje y esa, creo, es la más importante para innovar.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/los-alumnos-ya-estan-motivados-y-ahora-que/

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5 técnicas para que tus alumnos “estiren” sus respuestas

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Cuando los alumnos responden una pregunta correctamente tenemos la tentación de premiarles con un rápido feedback tipo “bien” o quizás repetimos la respuesta para el resto de la clase para que todo el mundo pueda reconocer el acierto del alumno en cuestión.

Sin embargo, el verdadero premio a una respuesta correcta es seguir haciendo preguntas relacionadas o pedir justificaciones de la respuesta. Esta es una manera sencilla de diferenciar la instrucción y pedir a cada alumno lo máximo de lo que es capaz.

Esta técnica nos permite dos cosas:

  1. Descartamos que la respuesta correcta haya sido accidental, debida a la suerte, o por inspiración divina.
  2. Podemos ayudar a nuestros alumnos a razonar más allá de lo que ya saben y motivarlos en su aprendizaje.

Esta forma de diferenciar la instrucción es mucho más sencilla que dividir la clase en distintos grupos de nivel y que trabajan (si es que lo hacen) de un modo independiente.

¿Qué tipo de preguntas podemos usar para estirar las respuestas?

  • Pide al alumno que justifique su respuesta. ¿Cómo has llegado a esa respuesta? ¿Por qué lo sabes? 
  • Exige otra forma de responder. La memorización por si misma no siempre es mala, pero expresar una idea de una única manera si lo es. En matemáticas a menudo existen varias maneras de llegar a una respuesta correcta.
  • Busca que el alumno use un vocabulario técnico o específico. Sin desmerecer sus respuestas, podemos y debemos exigir a nuestros alumnos lo máximo que puedan dar, cada uno dentro de sus posibilidades. Esto pasa por expresarse con un vocabulario rico y ajustado al tema de estudio.
  • Pide argumentos o pruebas que apoyen una determinada respuesta. Esto te evita tener que mostrar tu desacuerdo con una respuesta y abre el camino para que des apoyo a aquellos alumnos que no han entendido bien un nuevo concepto.
  • Pide que el alumno integre la respuesta usando otras habilidades aprendidas en clase. 
    • ¿Qué significa la palabra vagar en este contexto? 
    • Ir de acá para allá sin un propósito concreto.
    • Genial. ¿Conoces un sinónimo del verbo vagar?
    • Deambular (¿?) 
    • Eso es.  Ahora, intenta utilizar cualquiera de estos dos verbos en una oración.

En definitiva, cuando hacemos que nuestros alumnos “estiren” sus respuestas, estamos haciendo justicia pues les exigimos lo máximo de lo que son capaces, una vez que ya han demostrado saber el mínimo que se les preguntaba.

También  potenciamos una correcta expresión oral, capacidad argumentativa y otras habilidades que les han de ayudar a tener éxito en el futuro. 

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/5-tecnicas-para-que-tus-alumnos-estiren-sus-respuestas/

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Rafael Porlán: “Los alumnos viven en el siglo XXI y la escuela en el XIX”

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Rafael Porlán

¿Cómo cree que debe ser el material pedagógico con el que el profesor enseña en clase?
No como los libros de texto actuales, que tienen una concesión única de la tarea, y no tienen en cuenta la diversidad de niños y contextos que se pueden dar en un aula. Los materiales pedagógicos deben estar diseñados por los propios maestros, adaptándolos a las necesidades de sus alumnos.

¿Qué recursos útiles hay para esto?
En internet hay muchas páginas web con material que está experimentado sobre distintos temas, actividades diversas, etc. Hay que combinar el fruto de tu propia experimentación como docente con material elaborado por otros compañeros que diseñan en sus clases y publican en la web. En este sentido, los profesores deben ser como cocineros: cada uno diseña su propio plato, pero pueden coger recetas de otras personas. Lo que no vale es una receta única y universal que sirva para todo el mundo. La investigación científica nos empuja cada vez con más fuerza a huir de las clases magistrales y trabajar según nuestro contexto.

¿Qué prácticas perpetúan el sistema de clase magistral?
Todas aquellas que funcionan como una ortopedia que te pones: tú te apoyas en ella pensando que te facilitará la labor, pero en el fondo lo que hace es eliminar tu profesionalidad. La metodología y el contenido que se transmite, por ejemplo con los libros o con diapositivas, pretende ser el mismo para todos los alumnos cuando está claro que no todos los niños lo absorben. En algunas circunstancias se dan situaciones aberrantes en el estudio.

¿Por ejemplo?
Un día repasando la lección con mi hija, se empeñó en repetirme las palabras en negrita del libro de texto. Palabras que fuera del contexto no tenían sentido alguno, pero ella estaba convencida que lo que debía aprender eran las negritas, aunque no tuviera ninguna lógica. Es una situación absurda.

En las nuevas metodologías en las que el alumno es el centro del aprendizaje, ¿qué papel cree que cumple el material pedagógico?
Es un recurso fundamental, porque todo no se puede improvisar en el aula en el momento. No tenemos conocimiento tan exhaustivo para ser capaces de diseñar en cualquier momento la actividad adecuada para cada circunstancia. Son un apoyo imprescindible, pero siempre y cuando no le quite el papel protagonista al alumno ni al profesor. Debe ser una excusa que ayude a reflexionar, a investigar, a afrontar los problemas que se plantea. Todo depende del material pedagógico de fondo.

¿En qué sentido?
Un enfoque es que el modelo pedagógico esté basado en la mera transmisión de información. Si el modelo lo que pretende es que sea activo, que cree sus propias respuestas, que entre en contradicción y que a través de las informaciones vaya construyendo por sí mismo sus propias ideas, todo material que lo fomente es bienvenido. Lo que define el material pedagógico es el modelo. Esto pasa igual con las TIC, o cualquier recurso basado en las tecnologías, que por sí mismas no cambian la realidad. Si responden a un modelo de repetición mecánicamente de la información, no estamos cambiando nada.

¿Cómo pueden preparar los profesores su clases teniendo todo esto en cuenta?
Yo doy clase preparando a futuros docentes, y lo que hago con ellos en primer lugar es aprender a diagnosticar a sus estudiantes. Cada uno debe saber en qué contexto está, qué tema va a enseñar y qué necesidades tiene su grupo. Siempre les digo que antes de preparar las clases deben saber qué saben o qué no saben sus alumnos acerca de ello, qué les interesa o motiva respecto al tema.
El conocimiento de los alumnos debe ser el punto de partida. No puedes enseñar sin saber las necesidades previas que tiene el que aprende, ya que un alumno puede tener determinadas concepciones o ideas que dificulten el entendimiento de lo que tú le estás enseñando.

¿Nos puede poner un ejemplo concreto de esto?
En determinados momentos los niños creen que la Tierra es plana, porque su evidencia empírica es esa: lo que ven es plano. No ven la curva de la Tierra. Para que ellos aprendan que la Tierra no es plana, no les vale con que tú se lo digas. Lo que necesitan es que les pongas en crisis esas creencias para que sean capaces de tener otra perspectiva que le dé sentido a esa realidad.

Un enfoque muy interesante.
El diseño de los materiales tiene que empezar por diagnosticar cómo están mis alumnos y a partir de ahí diseñar actividades o recursos que me puedan ayudar a que los alumnos se choquen contra sus propias ideas. La humanidad, de hecho, ha aprendido así, a base de irse dando choques contra la realidad.

¿Cree que los docentes están preparados para hacer esto?
No, la mayoría no. La formación inicial por desgracia reproduce la misma enseñanza tradicional en la que todos hemos sido educados. En mi propia facultad, mis propios compañeros explican que hay que hacer las cosas de otra manera, pero lo explican y lo enseñan “a la antigua”. El mensaje que lanzan es contradictorio. La mayoría de docentes no salen preparados para hacer frente a los retos de la nueva educación. En países que pueden ser referentes para nosotros en este ámbito, los profesores tiene muchísima más autonomía para preparar las clases, diseñar sus materiales, etc.

¿El hecho de tener más autonomía y no ceñirse a un currículum muy estricto les facilita las cosas?
Claro. El hecho de tener un currículum educativo tan pormenorizado en el fondo revela una desconfianza profunda en el docente. Si preparáramos a los profesores como es debido y confiáramos en ellos, no haría falta que el currículum fuera tan específico. Si el Estado hiciese una buena selección de personal, los preparase y confíase en ellos, pasaría igual que con los médicos. Socialmente hay mucha confianza en los médicos, pero no en los profesores.

¿Qué papel debe tener el centro educativo para que el profesor pueda aplicar los cambios que estamos comentando?
El centro educativo es la microsociedad donde se desenvuelve el trabajo profesional. Hay una minoría de profesores que hacen cosas muy novedosas en centros muy difíciles, ¡esto es casi de héroes! Luchar día a día en contextos hostiles no puede ser la tónica del sistema. Los centros deberían ser lugares de innovación y experimentación. Lo que es una paradoja es que una de las instituciones más conservadores y menos abiertas al cambio sea el propio sistema educativo.

¿La escuela está muy alejada del ritmo y el contexto actual?
La escuela está en otro contexto histórico, prácticamente. La escuela debe ser ambiciosa para estar a la última y debe proteger y alentar a sus docentes para que investiguen y avancen. ¡Que sea la punta de lanza de la sociedad! En nuestro país desgraciadamente es una de las instituciones más retrogradas y lentas para cambiar. El abismo que hay entre cómo viven los alumnos de secundaria (su vida social, su vida personal fuera de la escuela) y lo que ocurre en el centro es descomunal. Ellos viven en el siglo XXI y la escuela en el siglo XIX. Es normal que haya muchos alumnos que no sientan apego a la escuela.

¿Cómo cree que debería ser este proceso de cambio?
Yo tengo mi propia teoría al respecto. Un sistema como el escolar no puede cambiar de forma rápida y acelerada, los cambios de cultura y de comportamiento no se pueden forzar si queremos que sean auténticos. No se puede obligar a los profesores a hacer algo que no han asumido, el profesorado se revela cuando no entiende el cambio. Hay que tener una estrategia a largo plazo, de 10 o 15 años. En Finlandia tardaron 20 años en hacer el cambio. Debe haber un consenso político, pero sobretodo social. El cambio debe de ser de calidad, de fondo, auténtico.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/rafael-porlan/

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Trabajar con pequeños grupos en el aula

25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

La organización de los alumnos en el aula tiene que facilitar el aprendizaje en pequeños grupos. En relación al aprendizaje del alumnado se pueden considerar tres posibilidades básicas en la interacción entre los alumnos (Johnson y Johnson, 1997): a) Competir para ver quién es el mejor, lo que se caracteriza por una interdependencia negativa donde uno “gana y otros pierden”, b) Trabajar de manera individual para alcanzar un objetivo sin tener en cuenta a los compañeros, donde cada alumno es independiente y su éxito depende del su rendimiento y c) Trabajar cooperativamente con gran interés en el propio aprendizaje y el de los demás, lo que se conoce como aprendizaje cooperativo, a partir del cual, los alumnos trabajan juntos y sienten que “nadan o se hunden juntos” (Bonals, 2000).

Uno de los temas que debe tratarse para trabajar en pequeños grupos en el aula es el de las agrupaciones del alumnado y sus características. Por ejemplo, la pregunta de cuál es la cantidad idónea de integrantes por cada grupo suele ser muy habitual. Sin embargo, no existe un número que se pueda catalogar como ideal, sino que esto depende de un conjunto de factores como por ejemplo el tipo de actividad y el objetivo que pretendemos con la misma (Bonals, 2000).

Criterios para formar grupos

Cantidad de integrantes:

Por parejas > puede ser enriquecedor para momentos puntuales; es una agrupación fácil de hacer y eficaz para algunas actividades, al lindar entre el trabajo individual y el grupal. Útil para trabajar con el ordenador o formular preguntas sobre un tema de interés para el grupo (Bonals, 2000).

En grupos de tres > posibilita una dinámica ágil y productiva y permite al grupo trabajar con un clima adecuado. Algunos estudios advierten el riesgo de exclusión del tercero, sin embargo, a nivel práctico se ha demostrado que no es un motivo de riesgo considerable para evitar estos grupos. Útil para elaborar textos, hacer resúmenes o resolver problemas de matemáticas (Bonals, 2000).

De cuatro componentes > son las más frecuentes y son adecuadas para la mayoría de tareas que se plantean en pequeños grupos. La dinámica continúa siendo fácil y se reduce el número de grupos que el profesor debe dinamizar. Pueden realizar las actividades que se han citado en los dos grupos anteriores (Bonals, 2000).

De cinco componentes > son los que se forman con mayor frecuencia, luego de los grupos de cuatro componentes (Bonals, 2000).

De seis alumnos > comportan dificultades en lo que respecta a la participación equilibrada. Las tareas suelen hacerse más lentas. Generalmente se prefiere hacer dos grupos de tres personas (Bonals, 2000).

De siete u ocho alumnos > se opta por estos grupos en algunas actividades que se dirigen a trabajar justamente la relación o autoimagen de los alumnos a través de técnicas dinamizadoras (Bonals, 2000).

Heterogeneidad u homogeneidad:

Habitualmente se opta por trabajar con grupos heterogéneos, lo que requiere consideraciones previas. Como la necesidad de flexibilidad en el criterio de agrupaciones heterogéneas, es decir, si bien en la organización básica se ponen grupos con alumnado de diferentes niveles, a veces se ve claramente la necesidad de realizar un trabajo en dos niveles de dificultad: uno para los alumnos de ritmos rápidos y otro para aquellos que avanzan más lentamente. En este punto, el docente puede optar por agrupar al alumnado de niveles más altos o más bajos; así, mientras una parte lleva a cabo un trabajo determinado, la otra parte realiza una actividad diferente (Bonals, 2000).

También la distancia conceptual o procedimental entre alumnos. A veces conviene que los niveles de alumnado que compone al grupo sean ligeramente heterogéneos, pero que la distancia entre ellos no sobrepase el nivel en que los menos evolucionados no pueden entender las producciones de sus compañeros de grupo. La experiencia ha constatado que los alumnos más evolucionados ofrecen una ayuda muy valiosa a sus compañeros y, además, desarrollan la habilidad de explicar a otros, por lo que en la práctica se obvia esa ligera heterogeneidad, juntado a los alumnos de distintos niveles (Bonals, 2000).

Concretamente, el docente se plantea la formación de grupos teniendo en cuenta:

– Niveles y ritmos de cada alumno, intentando que los niveles entre ellos sean diferentes pero cercanos (Bonals, 2000).

– Alumnos buenos “informadores”, que son los que tienen habilidades para comunicar saberes, maneras de hacer los trabajos o actitudes dispuestas para abordarlos. En muchas ocasiones, los líderes son buenos informadores para los componentes del grupo sobre los que ejercen liderazgo (Bonals, 2000).

– Los alumnos más necesitados, que pueden tener las siguientes características: a) provenir de un entorno poco estimulante que genera unos niveles más bajos, un ritmo más lento y una escasa disponibilidad a trabajar, b) con dificultades de relación, ya que tienden a inhibirse y aislarse por lo que suelen sentarse con aquellos compañeros que favorecen la resolución de esos obstáculos, c) con dificultades lingüísticas debido a que no dominan la lengua utilizada en el aula, d) los menos aceptados o que el grupo tienden a tener menos en cuenta, por lo que se intenta unir a estos alumnos con los buenos informadores para que puedan ayudarles, e) alumnos repetidores, que tienen alto riesgo de encontrarse de nuevo con dificultades ya que deben adaptarse al nuevo grupo y f) los alumnos nuevos que deben ser ubicados con aquellos compañeros que más los puedan ayudar a integrarse (Bonals, 2000).

En cuanto al papel del docente para la formación de grupos, la experiencia señala que lo mejor es que sea este el encargado de tomar las decisiones sobre las agrupaciones y vigile la dinámica de clase, ya que es más consciente sobre las condiciones óptimas del aula para favorecer el despliegue de capacidades del alumnado (Bonals, 2000). Además, si el profesor cuenta con formación en intervención en dificultades del aprendizaje, contará con mayores conocimientos para asegurar la creación de grupos compensados.

Esto no quiere decir que no se tenga en cuenta la voluntad de los alumnos. Se trata de formar grupos que, además de ser eficaces en las tareas, los componentes se sientan cómodos. Por tanto, uno de los criterios a considerar en la formación de grupos, es la previsión de si los alumnos y alumnas se llegarán a sentir bien. Por otro lado, para decidir las agrupaciones del alumnado, es preciso que el profesor conozca la información referente a los niveles, ritmos e intereses de cada uno, de los alumnos con capacidad para informar, de los más necesitados, etc. (Bonals, 2000).

Para ello se sugiere que exista la figura del asesor quien tiene un papel significativo para ayudar a establecer los criterios que se emplearán para las agrupaciones en la valoración previa de niveles, ritmos e intereses de loa alumnos y alumnas, en la detección que aquellos que requerirán de más ayuda, etc. Con ello, el asesor puede colaborar en la decisión sobre el lugar de cada uno (Bonals, 2000).

Además de hacer un trabajo de observación en el aula, esta figura (asesor) puede estar alerta del funcionamiento de cada grupo y de cada alumno para complementar la percepción que el docente tiene del aula, valorando los aciertos y errores en la formación de los pequeños grupos (Bonals, 2000).

Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-educacion/trabajar-con-pequenos-grupos-en-el-aula/#more-8294

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