El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) define como analfabeta a aquella persona de 15 años o más que no sabe leer y escribir un recado. Según la Encuesta Intercensal 2015, el 5.5% de la población mexicana se pudiera considera como analfabeta (INEGI, 2015, p. 32), porcentaje muy inferior al de 1970, cuando 25.8% de la población no sabía leer y escribir. El analfabetismo es una de las expresiones más graves del retraso educativo, pues implica la carencia de habilidades necesarias para ejercer derechos e integrarse al mercado laboral, perpetuando así la ignorancia, la pobreza y la desigualdad social.
La distribución del analfabetismo en nuestro país es desbalanceada. En cuestión de sexo, 6 de cada 10 analfabetas son mujeres. En términos geográficos, en Guerrero, Oaxaca y Chiapas hay una proporción siete veces mayor de analfabetismo que en Ciudad de México; asimismo, la frecuencia de esta condición es cinco veces mayor en localidades rurales (12.9%) que urbanas (2.5%). En relación a los grupos de población, los más afectados son los indígenas (17.8%), las personas con alguna discapacidad (23.8%) o con alta marginación (19.4%) (INEE, 2017b, p.142). Así pues, hablando en términos generales, el rostro del analfabetismo en México podría ser representado por el de una mujer indígena, con algún tipo de discapacidad, originaria de una población rural de alta marginación.
La notable reducción del analfabetismo sin duda está vinculada a la mejora en la escolarización, sobre todo en el nivel primario: de acuerdo al Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, México (2020) México alcanzó desde 2001 la universalización de la matriculación en la enseñanza primaria (6 a 11 años de edad). De este modo, son casi dos décadas en las que todos los mexicanos acceden al nivel educativo en el que se da, en la mayoría de los casos, el aprendizaje formal de la lectura y la escritura.
De acuerdo a la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2015, pp. 32-34), el analfabetismo actualmente es casi inexistente entre la población joven de 15 a 29 años (1.2%), mientras que es mayor su proporción en la población de 60 a 74 años (15.7%) o de 75 años y más (28.5%). Lo anterior hace pensar que, por el simple paso del tiempo, será cada vez más raro encontrar personas que no sepan leer y escribir. De seguir con las tendencias actuales, en una o dos décadas el porcentaje de población alfabetizada podría ser casi o igual al 100%, no obstante que a partir del 96% la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) considera ya a los países como plenamente alfabetizados. Lo anterior no elimina la responsabilidad del Estado para eliminar los altos índices de analfabetismo en la población de edad más avanzada.
Considerando el avance importante de la alfabetización en México, resulta alarmante la situación de las personas con discapacidad. Si bien en nuestro país el analfabetismo se refugia principalmente en la población de edad más avanzada, esta condición no se cumple con el subgrupo de población mencionado: el analfabetismo es menor entre las personas de 55 a 64 años (15.5%) que los de 15 a 24 años (24.8%) (INEE, 2017b, p. 142). ¿A qué se debe lo anterior: cayó la escolarización de este grupo o simplemente, en los últimos años, se ha hecho más visible su presencia? Sea cual sea la respuesta, el alto índice de analfabetismo es un reflejo de la lamentable tendencia de la escuela mexicana hacia la inequidad y la exclusión de los más desfavorecidos.
Con la inminente erradicación del analfabetismo absoluto, es decir, la simple incapacidad para leer y escribir un recado, se viene un nuevo desafío: tratar de abatir al analfabetismo funcional, o sea, la imposibilidad de utilizar adecuadamente las habilidades de lectura y escritura en situaciones específicas de la vida. Al respecto, la UNESCO ha indicado que “aún en países con tasas de analfabetismo significativamente menores al 10%, existe un elevado porcentaje de personas con muchas limitaciones para manejar los niveles más básicos de interpretación de textos informativos” (2015, p. 4). De este modo, el reto para México es mayúsculo: de acuerdo a la prueba PISA 2015, 39.8% de estudiantes mexicanos se ubicaron en el nivel más bajo, de seis posibles, en cuanto a desempeño en lectura manifestando habilidades elementales que les permiten apenas localizar información explícita en un texto corto o reconocer la idea principal en escritos con contenidos conocidos (INEE, 2015, p. 74).
En la alfabetización son evidentes dos desafíos para el Sistema Educativo Mexicano. Primeramente, integrar a los grupos más marginados para poder darles habilidades tan básicas como la lectura y la escritura; el logro de esto pudiera representar una base mínima para pensar en la escuela como un espacio que promueva la justicia social y que sea palanca del progreso especialmente de los más desfavorecidos. En segundo lugar, se deberá transitar a enfocar los esfuerzos hacia aspectos cualitativos de la alfabetización: logrado el abatimiento del analfabetismo absoluto, se deberá concentrar en el funcional; ya no bastará entonces la mera ampliación de la cobertura educativa, sino que se deberán atender asuntos de corte pedagógico y de las condiciones en las que los alumnos efectúan el aprendizaje. Dicho de otra forma y aludiendo a la definición del INEGI, la meta ya no será únicamente formar alumnos que sean capaces de leer y escribir un recado, sino de emplear estas habilidades de manera exitosa para promover su bienestar. Ya no sólo importará cuántas personas leen, sino cómo leen.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
Facebook: El Profe Rogelio
REFERENCIAS
INEE (2017a). México en PISA 2015. México: autor.
INEE (2017b). Panorama Educativo de México 2016. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación Básica y Media Superior. México: autor.
INEGI (2015). Principales resultados de la Encuesta Intercensal 2015: Estados Unidos Mexicanos. México: autor.
UNESCO (2015). Alfabetización y Sociedades Sostenibles: convertir la visión de la alfabetización para 2030 en acción en América Latina y el Caribe. Disponible en: http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/Nota-conceptual-alfabetizacion.pdf (Consultado el 16 de julio de 2020).
SNIEG. Tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria (6 a 11 años). Disponible en: https://www.snieg.mx/cni/escenario.aspx?idOrden=1.1&ind=1&gen=264&d=n (Consultado el 16 de julio de 2020).
Durante el franquismo, miles de mujeres no pudieron ir al colegio y perdieron la oportunidad de aprender incluso lo más básico. Pero en los años 90, la apertura del centro de Educación de Personas Adultas (EPA) de Dénia ayudó a cambiar esta situación. Hoy, Día Internacional de la Mujer, hablamos con algunas de aquellas luchadoras que dieron un giro a su vida, y con el profesor que trabajó para motivarlas y acabar con una injusticia histórica.
La vida de Salvadora
Salvadora Ausina tiene ahora 91 años. Su primer contacto con la educación fue cuando tenía más o menos tres: «Mi madre me llevaba a una casa particular en la calle Trinquet, donde una señora cuidaba a unos pocos niños, porque ella tenía que irse a trabajar a la pasa.» Allí no aprendió nada, tan solo jugaba. Cuando tenía alrededor de seis años, empezó a ir a un colegio en la calle Pont. «La verdad es que yo era muy traviesa y no me gustaban las clases». Salvadora recuerda lo raro que se le hacía escuchar a doña Mónica, la profesora, hablar en castellano. En cuanto empezó la guerra en 1936, dejó de ir al colegio: «Me gustaba mucho ir a ver los aviones cuando volaban bajo».
Cuando acabó la guerra encerraron a su padre, mientras su madre estaba embarazada. El bebé murió de hambre a los tres meses de nacer. Así que con 11 años Salvadora empezó a trabajar de niñera en el carrer Cop, cuidando a los hijos de un abogado, y de allí se fue a la fábrica de juguetes de Alfonso Marsal. El siguiente testimonio está extraído de material del grupo de alfabetización y neolectoras de la EPA de Dénia, en el que cada una de las alumnas relataba su etapa escolar y su infancia:
Lo único que llegó a aprender Salvadora fue a leer y a escribir un poco. El momento en que consolidó estas habilidades llegó cincuenta años más tarde, en la EPA. Lo mismo les pasó a otras muchas mujeres, que hasta la madurez no pudieron ponerse a estudiar. Fue el caso de Teresa Muñoz, compañera de clase de Salvadora. Teresa se quedó viuda, se encontraba sola y se apuntó a clases, «para recuperar el tiempo perdido». María Pérez, de 85 años, explica que en la EPA aprendió «a juntar las letras». Esta generación de mujeres recibirá un homenaje por parte del Ayuntamiento mañana lunes día 9 de marzo, cuando se cumplen 25 años de la apertura del centro de la EPA.
La educación para salir del analfabetismo y para enfrentarse al machismo
«No hay nada más peligroso que un grupo de personas en la misma situación hablando entre ellas», dice Juan Luis López Escar, profesor de esta generación de mujeres en la EPA. Si contactan, si intercambian opiniones, es más fácil identificar situaciones, concienciarse y luchar por salir de ellas. Él fue el responsable de las clases de alfabetización y neolectoras para estas mujeres que no sabían ni leer ni escribir. Pero no se quedó ahí: introdujo muchas más actividades y disciplinas para motivarlas, para abrirles la mente, como excursiones, fotografía o plástica. En muy poco tiempo se multiplicó el número de alumnas. Desgraciadamente, había algunas que tenían que acudir a la escuela sin que lo supieran sus maridos. De hecho, López Escar estuvo incluso amenazado por alguno de ellos.
«Algunas mujeres venían a clase a escondidas de sus maridos»
No debemos olvidar que los años 90 están muy cerca, estos no son hechos remotos. «No solo había que combatir el analfabetismo, también había que luchar contra la discriminación de género y contra los prejuicios de las familias», explica el profesor. Según él, el gran poder de la educación que recibieron estas mujeres fue mucho más allá de la alfabetización: sirvió para dar un giro a sus vidas.
En palabras de Salvadora Ausina, «Queríamos a Juan Luis como si fuera nuestra familia. Él nos enseñó mucho más que matemáticas, a leer y a escribir. Nos enseñó a apasionarnos, a tener ganas de saber de todo, nos enseñó que el mundo está lleno de cosas por aprender». Salvadora acaba la entrevista abriendo un cajón y mostrándonos su e-book.
La escuela de los ricos tiene que mirar fuera de sus estrechos contornos y darse una vuelta por el mundo, para ver si palpita o no, para verse reflejada en los otros.
La lectura del mundo actual tiene que ser forzosamente ecosocial para entender lo que en él acontece. Las múltiples interacciones entre las personas y el lugar donde viven es lo que constituye el medioambiente: un espacio sin fronteras espaciales ni temporales, multidimensional, por donde circulan afectos y compromisos, encuentros y competencias, desidias y acciones positivas.
Ese medioambiente sin fronteras es también emocional, pues transfiere y aporta llamadas a los sentidos que empujan a la gente a ser y actuar de una u otra manera, en cualquier lugar del mundo. Por eso, cómo los grupos sociales gestionan sus intereses, sus deseos e incertidumbres, supone un argumento principal. En este artículo, dedicado a mirar la educación de calidad en el mundo, intentamos llamar la atención sobre el hecho de que esa forma parte indisoluble del medioambiente del futuro. Con ese mismo sentido se concreta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un sueño que necesita mucho de todos para servir de algo a casi todos. Por eso, le abrimos aquí la puerta de la escuela de par en par.
En la anterior entrada hacíamos alusión a la reciente publicación del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo por parte de la UNESCO. ODS núm 4. Educación de calidad. Decíamos que se detiene de forma especial en cinco escenarios fundamentales para conocer qué debemos hacer en nuestro ámbito si queremos mantener la esperanza educativa global: acceso, equidad, aprendizaje, calidad y financiación. Habíamos abordado la lectura de lo que dice con respecto al acceso y la equidad. Recomendábamos su reposado análisis a quienes tienen competencias en los departamentos o ministerios de Educación, aquí y en Latinoamérica, para estudiar la forma de mejorar resultados en los ámbitos que les correspondan. Añadíamos que desde estas páginas íbamos a realizar un resumen de lo que a nosotros nos parece más importante.
Subrayábamos lo fundamental que era hablar de los ODS en estos momentos tan convulsos a escala planetaria que cuestionan casi todo en al ámbito social, económico y ambiental. Proponíamos hacerlo tanto en los cursos de formación del profesorado como dentro de los equipos educativos o consejos escolares de cada comunidad educativa. Animábamos a llevar a cabo una lectura comparada entre lo que en el informe se dice de España y la Unión Europea y el resto de los países; hay que leer con atención los datos de América latina y el Caribe. Otro de los capítulos del informe se dedica al aprendizaje. Recogeremos de él simplemente algunos detalles para no hacer prolija la entrada. Dice el informe que en uno de cada cuatro países del África Subsahariana, la mitad de los alumnos que terminan la primaria no supera el nivel medio de competencia lectora. La meta 4.1.4. de los ODS para el año 2030 apostaba porque el 100 % de los niños y niñas del mundo alcanzase un nivel mínimo de competencia en los primeros grados.
Sonroja leer que en Zambia o Mali apenas se llega al 2 %, mientras que en Letonia, Países Bajos o Noruega se alcanza el 99 %; en España el 97, como en Portugal, Chequia o Singapur. Merece la pena revisar los gráficos sobre este asunto que incluye el informe y relacionarlos con otros ODS como la justicia social, el derecho a un trabajo digno, la eliminación de la pobreza, la potenciación de las alianzas, etc. En América Latina y el Caribe en torno al 75 % sí aprenderán; hay que fijarse en las diferencias entre las distintas repúblicas. Escalofriante esta afirmación del informe: “En algunos países, muchos niños no pueden leer ni una sola palabra después de varios años de escolaridad”. Seguro que nos preguntaremos de qué mundo estamos hablando cuando ni siquiera seis años de escolaridad garantizan la alfabetización. ¿Sorprende que haya tantos jóvenes dispuestos a jugarse la vida y gastar la economía de sus familias en cruzar África o América exponiéndose a perder a múltiples vejaciones y peligros para llegar al mundo rico para buscar educación para sus hijos en donde se dan tasas cercanas al 100 %? Se debe hablar de estas desigualdades, y más de una vez, en nuestras aulas.
Pero claro, en esto de educación hay que fijarse también en los adultos; así lo hace el informe (meta 4.6.2. de los ODS). Copiamos textualmente algunos párrafos para que sean aprovechados en el debate escolar y social:
Entre 2000 y 2018, el porcentaje de adultos alfabetizados aumentó del 81% al 86%, mientras que el de jóvenes alfabetizados pasó del 87% al 91%.
A pesar de estas mejoras, el analfabetismo sigue estando generalizado en muchos países, especialmente entre las mujeres. En América Latina y el Caribe, el estancamiento de los progresos a niveles relativamente altos es un indicio de que existen grupos profundamente desfavorecidos «difíciles de alcanzar».
En 37 países de África Subsahariana, más de la mitad de las mujeres no sabe leer.
El futuro del mundo se escribe de muchas formas; una de las más importantes es situar la igualdad educativa a todos sus habitantes. Esta “quimera” reduciría considerablemente una parte de las pulsiones demográficas, sociales, bélicas y económicas; acercaría mucho más a la paz social que tantas veces se nombra. Era el año 1996 cuando Jacques Delors coordinaba un equipo que escribía el informe “La educación encierra un tesoro”. Muchas cosas han sucedido desde entonces. Un buen tema de diálogo para los cursos superiores en nuestros colegios, institutos y facultades; también para las Asociaciones de Madres y Padres, para esas jornadas culturales en las que no se sabe qué hacer. La escuela de los ricos tiene que mirar fuera de sus estrechos contornos y darse una vuelta por el mundo, para ver si palpita o no, para verse reflejada en los otros.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/02/07/la-educacion-de-calidad-como-camino-hacia-un-futuro-compartido-mas-justo-ods-num-4-ii/
Reseñas/África/Mali/09 enero 2020/Autor: Albert González/El país
La mejora del sistema educativo es uno de los retos más importantes que enfrenta el país africano, con una tasa de alfabetización del 33,07%, según la Unesco. El conflicto armado que vive la región desde 2012 ha interrumpido el acceso a la escuela de unos 700.000 niños, según Unicef
1 Alta tasa de población analfabeta. La tasa de escolarización en Educación Primaria en Malí es baja debido a los pocos recursos de los que disponen las familias para conseguir libros y material escolar. Se estima que entre el 27% y el 47% de la población es analfabeta, a pesar de que la enseñanza es gratuita y obligatoria entre los 7 y los 16 años. La situación es especialmente crítica en zonas como Gao, Tombuctú y Kidal.
2 Exclusión del sistema social. El 56% de los niños en edad de escolarización, tanto de Primaria como de Secundaria, son excluidos del sistema escolar, según cifras de Unicef. La situación es especialmente grave en las zonas rurales del país, que han sufrido el éxodo de población hacia la ciudad debido al conflicto armado que se mantiene vivo desde 2012. Los factores que explican esta situación de exclusión social suelen ser los ingresos, la localización, el género y la situación familiar de los más pequeños.
3 La discapacidad, otra forma de discriminación. La discriminación y la marginalización afecta a las familias de niños que viven en situación de pobreza: aquellas que habitan en pueblos remotos o son nómadas, menores de edad con discapacidad o aquellos que son captados por las escuelas coránicas. Solo el 5% de las personas con discapacidad han sido escolarizadas, según Hándicap Internacional. Además, son víctimas de prejuicios y discriminación ya que son estigmatizadas en las comunidades y se les esconde.
4 Las niñas, más vulnerables. La desigualdad entre niñas y niños en Malí aumenta en Secundaria y en el ciclo superior. Para muchos padres, la escolarización no es una prioridad en las niñas, que deben quedarse en casa para realizar tareas domésticas. Este fenómeno se acentúa especialmente en zonas rurales, según un informe sobre la situación de los derechos del niño de Educo Malí, ya que o bien migran a la ciudad o son víctimas del matrimonio infantil. Uno de cada dos adolescentes se casan antes de los 18 años, según Unicef.
5 Largas distancias de clase a casa. En Malí, una media del 7% de la población escolarizada debe recorrer más de cinco kilómetros para ir a clase, según el Informe de evaluación diagnóstica del sistema educativo del país realizado por Oxfam. Lo recomendable, según esta organización internacional, es que los alumnos no tengan que recorrer más de tres kilómetros para ir a la escuela. En la región de Gao son más del 11,3% de la población quienes hacen este largo recorrido y en Segou llega hasta el 12%.
6 Las escuelas coránicas. El 10% de los alumnos en el primer ciclo de educación básica en Malí están escolarizados en escuelas coránicas, según un informe de Oxfam. Muchos niños de ellas quedan excluidos del sistema clásico ya que muchas veces la comunidad no encuentra que la educación pública refleje su cultura e incluso que pone en peligro sus tradiciones. Desde hace unos años se ha impulsado una estrategia del Ministerio de Educación del país para integrarlos a estos alumnos en el sistema educativo oficial.
7 La economía como freno a la escolarización. Los gastos de escolarización son otro de los frenos con los que se encuentran las familias en situación de mayor pobreza. En la mayoría de países de la región las dificultades económicas son la principal justificación de los padres y madres para explicar la no escolarización, según el informe ‘Garantizar una educación para todos en Malí’, de Oxfam. En el país, la educación es oficialmente gratuita aunque realmente supone un coste importante, pues se deben pagar los gastos de matriculación a la escuela y también el material escolar.
8 Abandono de la escuela. El 51,7% de los niños malienses deja la escuela antes de entrar en segundo ciclo, según un informe de Unicef. Al abandono escolar hay que sumarle la falta o ausencia de formación del profesorado y los métodos arcaicos de educación utilizados.
9 Aulas masificadas y trabajo infantil. En cada aula en Malí conviven entre 60 y 80 niños, lo que provoca situaciones de violencia en un país inmerso en un conflicto armado desde 2012. Las condiciones familiares también favorecen al abandono escolar ya que la mayoría de los menores de edad trabajan en casa o en el campo además de ir a la escuela: dos de cada tres, de entre cinco a 17 años, tiene un trabajo agrícola o doméstico a pesar de que trabajar está prohibido antes de los 14 años, según datos de la Coordinadora Internacional del Trabajo en Malí.
10 Acoso sexual en las aulas. El 71% de las niñas en Malí han sufrido violencia sexual por parte del profesorado o de sus compañeros de aula, según el informe ‘La violencia hacia la infancia en entornos escolares en Malí’, realizado por Plan y Save The Children. En la escuela, las reglas, los látigos y los palos son frecuentemente utilizados por parte de los profesores para administrar castigos por lo que el colegio y las infraestructuras escolares no suelen ser entornos seguros y protectores.
11 Ausencia de sanciones disciplinarias. El acoso sexual y la violencia en las aulas por parte de los profesores se debe a la inexistencia de sanciones disciplinarias y a una falta de control por parte de las autoridades, según el mismo informe de Plan y Save The Children. Este hecho demuestra la poca importancia que se le da a la escolarización por parte de algunas familias y la poca implicación de las autoridades jurídicas en las actividades de protección de las escuelas.
12 Educación interrumpida por el conflicto. El conflicto armado en el cual se encuentra inmerso Malí desde 2012 ha empeorado una ya de por si frágil situación. La crisis armada ha interrumpido el acceso a la educación de unos 700.000 niños, según Unicef y las autoridades educativas del país. Más de 200 escuelas del norte han cerrado o han sido destruidas y saqueadas. El conflicto ha provocado un éxodo hacia el sur y la mayoría de maestros no han podido regresar al norte. Los masificados colegios no tienen suficiente capacidad de absorción de alumnos ante la masiva llegada de estudiantes desplazados.
13El futuro de la educación En Kidal, una de las zonas más afectadas por el conflicto armado en Malí, el 79% de los centros educativos han desaparecido, según Unicef. A final del año escolar de 2019, más de 900 escuelas en todo el país permanecían cerradas.
Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/30/album/1577715129_051572.html#foto_gal_13
América Central/Panamá/27-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu
Altos índices de analfabetismo, reprobación y deserción escolar persisten hoy en los pueblos originarios de Panamá, pese a los avances registrados en este sector, la estrella del ‘buen gobierno’ del presidente, Laurentino Cortizo.
Según el Índice de Pobreza Multidimensional de Niños y Adolescentes, realizado por Naciones Unidas, entre el 81 y el 99 por ciento de los menores que residen en las comarcas Ngäbe-Buglé, Guna Yala y Emberá Wounaan viven en esta condición, por ende los niveles educativos distan mucho del resto del país.
En Panamá, ‘los altos índices de deserción y repetición en estos territorios están asociados a la crisis social y económica que impera en los pueblos indígenas y a la falta de propuestas y soluciones más eficaces, que requieren de la participación de las autoridades tradicionales’, precisó la Evaluación Sociocultural para el Plan de Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas (2018).
A juicio del diario local La Prensa, el sistema educativo panameño marca una diferencia de 95 puntos entre los alumnos con más y menos recursos, lo que no solo perpetúa la segregación social, sino que ahoga las expectativas de un futuro mejor.
El artículo, publicado tras conocerse los resultados de la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), reveló que en una escala promedio de los exámenes de lectura, ciencia y matemática, el Itsmo ocupó el lugar 71 entre los 79 evaluados, lo cual constituye un reflejo de la desigualdad imperante.
La nación centroamericana invierte apenas el 3,3 por ciento de su Producto Interno Bruto en educación, uno de los más bajos del continente, de ahí que en el anterior gobierno (2014-2019) los gremios magisteriales escenificaron masivas protestas para exigir al menos el seis por ciento que establece la Constitución.
Recientemente el Consejo de Gabinete aprobó un crédito adicional de nueve millones 816 mil dólares al Ministerio de Educación para mejorar la infraestructura de los planteles docentes, que en el caso de las comarcas indígenas suelen ser ranchos escuelas.
Entre los anuncios realizados por Cortizo durante su recorrido por la empobrecida comarca Ngäbe Buglé en agosto último sobresalieron la creación de una universidad, la entrega de becas para continuar estudios superiores y de textos escolares de manera gratuita a los estudiantes de sus 378 escuelas, a partir del curso 2020.
Apenas cinco años es el promedio de tiempo que estas mujeres acuden al sistema educativo formal, según el MIES.
En Ecuador existen 302.620 personas con discapacidad que tienen entre 18 y 64 años. De este número, el 33,6% son mujeres que no saben leer ni escribir.
La cifra es aún más alarmante cuando el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) revela que la tasa de analfabetismo para personas con discapacidad en el sector rural asciende hasta el 40,8%.
En estas poblaciones marginales, las mujeres también son las principales víctimas de la falta de acceso a la educación, según el último informe de Gestión del Servicio de Personas con Discapacidad, publicado por el MIES en noviembre de 2019.
El documento dice que “las personas con discapacidad padecen múltiples desigualdades y disponen de menos oportunidades para acceder a una educación de calidad”.
Diego Sánchez, vocero de los colectivos de personas con discapacidad, dice que el país no cuenta con políticas públicas que impulsen su inclusión.
En el caso de las mujeres es aún mas preocupante. “Las personas todavía ocultan a sus familiares que tienen algún tipo de discapacidad, sobre todo a las mujeres, por miedo a que sean víctimas de violencia sexual“, dice Sánchez.
Sybel Martinez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito, tiene una explicación sobre las cifras del MIES:
“Ser mujer es difícil y peligroso en Ecuador. Si a eso le sumamos discapacidad y ruralidad, podemos decir que el analfabetismo puede tener cifras mayores a las oficiales“.
Martínez y Sánchez coinciden en que el Estado no ha avanzado en una verdadera inclusión de estas personas, lo que significa que han sido condenadas a vivir dependiendo de sus familias.
Eso es lo que le ocurre a David, un niño de cinco años que vive con Síndrome de Down y que no acude al sistema educativo. Su padres no cuentan con dinero suficiente para pagar una escuela especializada y tampoco confían en las escuelas del Estado.
“Nos han dicho que el gobierno garantiza la educación de todos los niños, pero en las escuelas a las que hemos asistido en búsqueda de un cupo no hemos visto que cuenten con profesores capacitados ni con infraestructura adecuada”, dice la madre de David.
Nivel de instrucción
El 37,1% de las personas con discapacidad solo ha terminado la educación primaria, mientras que apenas el 9,8% ha tenido acceso a la universidad.
Para Diego Sánchez, el vocero de los colectivos de personas con discapacidad, la cifra es “un reflejo de que los familiares que tienen a su cargo personas con alguna discapacidad no ven en el sistema educativo una oportunidad para su desarrollo”.
Soledad Campaña, de la Fundación Vivir para la Sordera, dice que es necesario que los niños con discapacidad estudien en instituciones que tengan infraestructura y mallas curriculares específicas para cada discapacidad: visual, psicosocial, auditiva, intelectual o física.
“Si acuden a escuelas ordinarias, están condenados al fracaso”, agrega Campaña.
El Ministerio de Educación contabiliza 10.703 estudiantes con discapacidad severa o con múltiples discapacidades que asisten a las 145 escuelas especializadas entre públicas y privadas que hay que en Ecuador.
Allí reciben educación inclusiva que busca desarrollar sus aptitudes.
Fuente: https://www.primicias.ec/noticias/sociedad/mujeres-discapacidad-educacion-violencia/
«Los maestros son una amenaza porque enseñan a hacer preguntas»
Los maestros son una amenaza para el Estado neoliberal porque enseñan a pensar. El poder financiero intenta controlar la escuela y la universidad con múltiples estrategias. Y a medida que aumentan las especialidades lo hace el analfabetismo en la comprensión del mundo. El neoliberalismo, la inequidad y la corrupción están ganando la partida, dice Henry Giroux, pero todavía queda alguna esperanza.
Henry Giroux (1943) es considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo en el ámbito de la educación. En su web hay una foto donde se le puede ver de joven con Paulo Freire, de quien fue amigo, colaborador y traductor, y es ahora uno de los grandes albaceas de su legado, como máximo exponente de lo que se conoce como pedagogía crítica. Autor o coautor de más de 60 libros, Giroux pasó por varias universidades de EE.UU. hasta que en 2004 recaló en la Universidad de McMaster, en Canadá, el país de sus padres. Esta semana ha estado en Barcelona, para abrir la 1ª Conferencia Internacional de Investigación en Educación, una iniciativa promovida desde la Red Española de Institutos de Investigación en Educación y que ha organizado el Instituto de Investigación en Educación de la Universidad de Barcelona ( IRE-UB). Conversamos con Giroux justo después del acto inaugural en el Paraninfo de la UB.
Al final de la conferencia se ha referido al profesorado como una amenaza. ¿Una amenaza para quién?
Los maestros son a menudo una amenaza para el Estado, porque tienen el potencial de educar a la gente joven para que sepa hacer preguntas impertinentes. Para las sociedades autoritarias, la alfabetización es un peligro. Y los maestros son un peligro también para las sociedades que creen que la mejor manera de ser un buen patriota es no hacer preguntas. Cuando educas a los estudiantes para hacer preguntas te estás arriesgando, especialmente en aquellas sociedades que hacen todo lo que pueden para transformar la educación en una especie de entrenamiento.
Cuando habla de sociedades autoritarias, ¿en qué tipo de sociedades está pensando?
Los hay de muchos tipos, pero creo que hoy en día lo que vemos son dos cosas. La primera es el colapso de las democracias liberales, por haber pasado a ser sociedades gobernadas por el neoliberalismo. Las políticas de austeridad, autoridad e inequidad masiva, de la riqueza y del poder, de la descapitalización de los bienes públicos, todas estas fuerzas empujan a la sociedad a ser mucho más represiva, más preocupada en el control de la población que en la resolución de problemas. Y, en segundo lugar, estamos viendo el surgimiento de sociedades que básicamente cambian seguridad por libertad. Os daremos seguridad pero no podrá haber libertad. Hablo de la aparición de lo que llamamos democracias en Hungría, Turquía, India, Polonia… En estos países vemos el surgimiento de movimientos sociales de derechas que usan un lenguaje de pureza racial porque básicamente son neonazis disfrazados. Y, cómo no decirlo, en Estados Unidos tenemos un presidente que odia la educación. De hecho, llegó a decir que quería a los ignorantes (uneducated).
¿Esto dijo?
Sí, esto es una cita textual. Y eso se traduce en políticas que vacían de fondos públicos aquellas instituciones que podrían hacer llegar la educación a toda esta gente. A este tipo de cosas me refiero cuando digo que los maestros pueden ser un peligro.
Usted subraya la importancia del lenguaje para entender el mundo, pero ¿no cree que es un abuso del lenguaje hablar de fascismo? Por ejemplo, en el caso de Trump, que está pasando por un impeachment y en caso de que lo supere deberá pasar por unas urnas para ser reelegido, ¿no le parece una exageración?
No creo que sea una exageración, creo que el fascismo llega de muchas maneras. La gente que habla de exageración tiende a pensar que el único fascismo que ha existido fue el de los años 30 y 40 en Europa y de los años 70 en Latinoamérica, y que no se transmuta en otras formas en diferentes sociedades. El fascismo no ha muerto nunca, sino que se esconde entre las sombras. Si crees que el fascismo está muerto en realidad te pasan dos cosas: que te conviertes en su cómplice, y que no puedes aprender de la Historia, has dejado de tener una relación crítica con la Historia. Y eso sí es un peligro.
La gente que vota Trump creció con los sistemas educativos del pasado, mientras que parece que usted nos esté diciendo que en el pasado el mundo era mucho mejor.
Yo no intento absolver el pasado, lo que digo es que estamos enterrando los frutos del pasado, es muy diferente. Trump no es una causa, es un síntoma. Es el síntoma de una sociedad neoliberal en Estados Unidos que tiene un largo recorrido en esclavitud, un largo recorrido en racismo y un largo recorrido en inequidades masivas en la distribución de la riqueza y el poder. En el pasado el neoliberalismo se ocultaba en la sombra, en medio de un lenguaje que reclamaba justicia e igualdad, pero esto ya no le hace falta. El presidente de EEUU ya no reclama la justicia, sino que reivindica la desregulación y la ignorancia. Él es un ignorante.
¿Era tan pesimista hace unos años, cuando Estados Unidos tenía el primer presidente negro de su historia?
Que Obama fuera negro no me hacía sentir optimista, yo era pesimista porque él era un neoliberal. Lo que no supe anticipar es que gente como Obama o Clinton crearon, junto con los extremistas republicanos, las condiciones óptimas para la irrupción de una persona como Trump. Me sorprendió que Trump fuera capaz de usar el lenguaje del populismo teniendo en cuenta lo que representa. Quiero decir, el hombre es un billonario, y en cambio puede hablar de atacar el capitalismo global, y llega al poder y recorta de forma masiva los impuestos a los ricos. Y desregula todas las leyes que ponen límites a lo que pueden hacer las grandes corporaciones. Lo que me impresionó fue hasta qué punto había caído el sistema educativo, y cómo de poderosas eran determinadas formas de educación fuera de las escuelas. En EEUU el aula educativa más popular es Fox News. Rupert Murdoch. ¿Sabe de qué le hablo?
Aquí tenemos otras cosas, pero la conocemos.
Es la emisora con más audiencia. Y el 95% de las emisoras de radio en Estados Unidos son de derechas, propiedad de corporaciones muy poderosas. Los medios de derechas van locos por publicar historias que son totalmente demenciales, teorías de la conspiración y cosas así. Y esto hace que los medios del mainstream parece que sean de izquierdas. De repente, parece que el New York Times sea un oasis donde encontrar verdades, y eso que hablamos de un medio que apoyó la guerra de Irak y que siempre ha estado en la órbita del poder financiero. Los medios alternativos están cogiendo mucha importancia en los últimos 2000 años, y ahora, con Trump, son más importantes que nunca.
Pero, entonces, ¿usted no ve mucha diferencia entre Trump y Obama?
Sí que la veo. Trump es peor. Lo que se debe entender de alguien como Obama, o incluso Hillary Clinton, es que, a pesar de estar sometidos a Goldman Sachs y los intereses financieros, creen en un mínimo Estado del Bienestar. Un mínimo. Creen que no puedes tirar todos los leones, mientras que Trump dice «tire todos los leones». Esta es la diferencia. Los niños pobres con Trump no tienen comida gratis debido a los recortes en el Estado del Bienestar, con él los ataques sobre los bienes públicos son abrumadores. Yo habría votado Hillary Clinton, no porque apoye sus políticas, sino que cualquier persona habría sido mejor que Trump. Lo siento, pero Trump es un fascista, un supremacista y nacionalista blanco. Clinton habría sido el mal menor. Por lo menos, con ella millones de personas que están cayendo en la pobreza habrían tenido un seguro médico. Pero, al mismo tiempo, no creo que ésta sea la única respuesta, no renuncio a una reestructuración radical a cambio de una reforma. La reforma es un tema temporal. Una reestructuración radical es una estrategia a largo plazo. No es lo mismo.
Usted defiende que el gran capital intenta controlar la escuela y la educación superior, una idea que aquí comparte un sector de la comunidad educativa. ¿Me puede decir a través de qué instrumentos se hace esta operación?
Hay muchos. Primero, la privatización. Hay intentos de privatizar la educación pública. En segundo lugar, vacían de recursos la educación pública, y como lo hacen dicen: «¿Ves cómo no funciona?, la única solución es privatizarla». En tercer lugar, imponen grandes restricciones a lo que es el aprendizaje hasta convertir a los maestros en técnicos, con esquemas contables que son enormemente represivos, por decirlo suavemente. En cuarto lugar, crean escuelas charter, y con ello se desvía dinero público a organizaciones privadas. En quinto lugar, se refieren a estas escuelas como «escuelas gubernamentales», con lo que ello implica, ya que cualquier cosa relacionada con el gobierno básicamente se considera malvada. O sea que tienen un montón de métodos para hacerlo. Y aún pueden ir más lejos.
¿Cómo?
Hay que mirar al tema de las clases sociales, que es realmente la categoría que falta en torno a la educación. No es sólo que la gente tenga menos acceso, es que los estudiantes pobres, negros y blancos, están sufriendo en estas escuelas que los hacen formar parte de lo que se conoce como the school-to-prison pipeline (el oleoducto de la escuela a la prisión). Las escuelas se han militarizado. Hay más policía, más medidas de seguridad y se podría ir aún más lejos con la excusa de la violencia que hemos visto en las escuelas en los últimos diez años, desde Colombine. En las escuelas se ha dejado de lado el aprendizaje crítico porque lo importante son las medidas de seguridad. Hay un boom del sector de la seguridad, las escuelas están generando un negocio de millones de dólares para las empresas que fabrican detectores de metales e instalan circuitos internos de televisión. Mientras los directores invierten miles de dólares en cámaras recortan los salarios de los maestros y atacan a los sindicatos de docentes. Todo ello, en el nombre de la seguridad. Por eso las escuelas terminan siendo moldeadas a imagen de las cárceles. Es lo que yo llamo el castigo de la prisión (prison punishment creep), estamos haciendo la mudanza de la prisión en la escuela.
¿Y en la educación superior?
Allí pasan otras cosas. Por ejemplo, ves que se están contratando más burócratas para administrar que profesores para enseñar, en especial en Estados Unidos. El sistema de gobernanza se está modelando según la cultura de los negocios, no según la cultura de la democracia. Cada vez vemos emerger una burocracia más interminable y sin sentido, por lo menos a la educación superior de Estados Unidos y del Reino Unido, donde los profesores ya no tienen tiempo para escribir, y donde cada vez tienen más contratos temporales. Como he dicho en la charla, el 70% del profesorado universitario de EEUU tiene un contrato temporal. Los sistemas de gobernanza son reaccionarios, el profesorado cada vez pinta menos, y el dinero cada vez está menos en las disciplinas de humanidades y más en las relacionadas con el negocio y el capital. Por lo tanto, la universidad está siendo reimaginada como una agente de las corporaciones. En el pasado un ethos democrático guiaba estas universidades, con todos sus problemas, al menos, había un ethos donde había un bien público, pero ahora este lenguaje está tan muerto como el mito de la virgen María.
Ha mencionado también, como un aspecto negativo, que el profesor universitario es cada vez más un especialista. ¿A qué se refiere?
Nos están haciendo personas menos cosmopolitas, menos atentas a todo este abanico de realidades que necesitamos aprender para ser capaces de adquirir un lenguaje para la comprensión de la sociedad.
O sea ¿que tenemos más graduados universitarios que nunca pero están poco capacitados para entender la realidad?
Tienen un conocimiento menos exhaustivo sobre el mundo en el que viven. Están atrapados en su especialidad. Y las especialidades en algunos aspectos pueden ser estranguladoras, porque no equipan a los estudiantes para entender el contexto en el que operan estas especialidades. ¿Qué significa ser un doctor y no tener ética? ¿Qué quiere decir que seas un ingeniero armamentístico y no tengas ninguna conciencia sobre el dolor que causan las armas que fabricas? ¿De qué sirve ser un especialista en tantas profesiones y no tener que pensar más sobre desigualdades, pobreza o sobre los desastres ecológicos que están teniendo lugar para acabar con el planeta en 10 años? Todo esto es una forma de analfabetismo. Seguro que es gente muy lista en su disciplina, pero es estúpida en cuanto a entender el mundo en términos globales, mientras se crean las condiciones para que ellos prosperen en su especialidad. ¿De qué te sirve haber sido formado como cirujano ocular si vives en Florida y en diez años ya no lo podrás hacer porque el océano la engullirá?
¿Será esto lo que explica por qué personas con estudios superiores pueden acabar votando Trump?
Esto sería una explicación. Pero creo que hay otra, y es que Trump impulsa unas políticas que benefician a los intereses egoístas de esta gente, como el hecho de pagar menos impuestos. Cuando te defines como un contribuyente y no como un ciudadano, como resultado de la especialización en la que te encuentras, y rechazas considerarte ciudadano, es aquí donde acabas yendo. Te acabas definiendo sólo por tus intereses y dejas de ser un ciudadano para convertirte en un enemigo de la democracia.
¿No cree que en el mundo occidental hay mucha gente que protesta y que, por tanto, se considera muy crítica con el sistema, pero que al mismo tiempo no tiene la más mínima conciencia de que vive en la parte del mundo privilegiada?
La crítica puede servir para la mejora de la humanidad o para tus intereses particulares; claro que se puede ser crítico con algunas cosas y al mismo tiempo muy reaccionario. Porque no eres o no quieres ser consciente de que tus privilegios están basados en la explotación de otra gente. Esto ocurre cuando no puedes entender hasta qué punto está mal repartida la riqueza en este mundo. ¡Hay tres personas que poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial! Este tipo de problemas atraviesan las fronteras nacionales. Aquí hay tres temas: primero, que la gente tiende a pensar en ella misma ante todo; en segundo lugar, que no se da cuenta que el Estado ya no les protegerá más, porque los virus no entienden de fronteras, como tampoco lo haría una guerra nuclear; y en tercer lugar, su crítica contribuye al problema porque lleva a la gente a creer en una justicia propia, basada en una especie de pureza política que en realidad es sólo reaccionaria.
Estaría bien acabar la entrevista con algún signo de esperanza…
Yo tengo mucha esperanza en la gente joven, a raíz de lo que veo que está pasando en Hong Kong o en Chile. También en Ecuador, o en Brasil, o en Estados Unidos o quizás aquí mismo. Estamos al final de un siglo de explotación y contradicciones que la gente no puede soportar más. Mucha gente ya no piensa en mejorar el mundo, sino en sobrevivir. Estamos en la lógica de la supervivencia, y esto empuja a la gente hacia un lenguaje que es muy diferente del que tenía hace años. Creo que los jóvenes, en todo el mundo, empiezan a darse cuenta de que les están robando la democracia. Cada vez hay más gente manifestándose en el mundo contra un sistema económico que es absolutamente explotador, y que está ligado a la corrupción, a las diversas formas de represión policial y gente que pasa hambre porque simplemente no está siendo pagada adecuadamente. Este sistema que pone en peligro el Estado del Bienestar y promueve el auge del Estado del Castigo. Ver toda esta lucha me da esperanza.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/08/los-maestros-son-una-amenaza-porque-ensenan-a-hacer-preguntas/
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