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Los dilemas de la evaluación del primer periodo

 Abelardo Carro Nava


Sabemos que los maestros son los que mejor conocen el avance de sus alumnos. También sabemos que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje (E-A), influyen varios aspectos para que éste se logre, por ejemplo: el contexto, la familia, sus recursos económicos, los diferentes niveles cognitivos de los chicos, la planeación que el profesor realiza, la serie de recursos y materiales didácticos que éste emplea; en fin, como decía, todo un cúmulo de situaciones que son parte del referido proceso.

Una cosa más que, desde luego conocemos, es que la pandemia ocasionada por el Covid-19, propició que las actividades escolares que se desarrollaban de manera presencial en las escuelas tuvieran que suspenderse y, con ello, se dio paso a otra serie de actividades, también “escolares”, a través de algo que se denominó “educación a distancia”, hecho que implicó que los mentores: a) elaboraran cuadernillos o guías para que se los entregaran a sus estudiantes en sus escuelas o en sus casas, con la finalidad de que éstos los trabajaran; b) enviaran mensajes vía Whatsapp o correo electrónico, con las actividades que los niños tendrían que realizar con el mismo propósito que el inciso anterior; d) que siguieran y, posiblemente, consideran en su planeación, los programas televisivos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) echó andar desde el mes de marzo y cuya continuidad se dio en agosto de este año; e) aprendieran o perfeccionaran su conocimiento para que impartieran sus clases de manera virtual, situación que los obligó a contar con un equipo (computadora o celular) e internet o “datos” suficientes para que se lograra este objetivo; entre otros.

Ahora bien, ¿qué sucedió con los alumnos y con su aprendizaje a partir de la contingencia sanitaria que decretó el gobierno mexicano? En primer lugar, como parece obvio, ya no se presentaron a las escuelas porque, lógicamente, este espacio sería el lugar donde el virus se propagaría desmesuradamente. Se quedaron en casa, lo cual, desde mi perspectiva, abre una amplia gama de variables en cuanto a lo que significa, o significaría, asegurar que hasta la fecha ha habido una continuidad en su proceso formativo puesto que, como sabemos: 1) no todos los estudiantes cuentan con una computadora, internet, celular o televisión en casa; 2) pero también, el que los padres de familia hayan estado, o no, al pendiente de las actividades que los profesores les encomendaron a sus hijos, o bien, de los horarios en los que se trasmitían los programas televisivos; 3) el que estos padres hayan estado atentos, o no, del envío de esas tareas y/o actividades por correo electrónico, whatsapp o en las escuelas en las que entregaron los cuadernillos y guías; etcétera. Esto, sin contemplar, que muchos de estos chicos pudieron, o no, considerar prioritarias las actividades escolares dado que, como se sabe, la pandemia no sólo impactó en el sistema educativo nacional (SEN), sino también en el ámbito económico y, consecuentemente, en los millones de hogares mexicanos; situación que pudo haber provocado, que un número considerable de éstos, haya trabajado en algún sector informal de la economía para ayudar con los gastos de la casa.

Lo anterior me permite deducir, que el aprendizaje que los estudiantes pudieron, o no, haber adquirido durante esta etapa de confinamiento y durante este primer periodo escolar, se ha visto influenciado por varias cuestiones, como las expuestas. Entonces, en sentido estricto, durante este lapso de tiempo: ¿los alumnos han aprendido? Si nos remitimos a la definición más simple que nos brinda la Real Academia Española (RAE) obtendríamos que el aprendizaje, “es la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa”. Consecuentemente, la pregunta que formulé líneas atrás tendría como respuesta un rotundo sí porque, como lo señalaba, de las actividades que pudieran estar haciendo en casa o fuera de ella, con seguridad, “algo” aprendieron.

Ahora bien, si replanteamos la pregunta y cuestionamos si los chicos adquirieron los conocimientos que, mediante la acción educativa, se brindaron a través de una educación a distancia, mi respuesta no sería tan contundente. Esto, en razón de los aspectos que he referido y que influyen en el proceso de E-A porque, de manera concreta, no se estarían cumpliendo del todo los aprendizajes esperados que, conforme al modelo educativo o plan de estudios vigente, se tienen contemplados.

En este sentido habría que recordar que, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, en reiteradas ocasiones ha señalado que los niños están logrando los aprendizajes esperados durante la pandemia; pero, a todo esto, ¿qué se entiende por aprendizaje esperado? Según el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral (2017), éste “es un descriptor de logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden [hacer], y constituye un referente para la planificación y evaluación en el aula. Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los estudiantes deben alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos” (p. 655).

He aquí el meollo del asunto porque, como bien sabemos, si durante las clases presenciales los aspectos que permiten valorar el logro (aprendizaje esperado) de los alumnos se llegan a complicar (por muchas de las razones ya expresadas), durante esta pandemia, la situación se ha complicado. De ahí que el criterio que pueda tomar el profesor para asignar un valor en el primer periodo del ciclo escolar 2020-2021, tenga como base, los avances que haya tenido el estudiante que está a su cargo desde el inicio de dicho ciclo.

¿Cuáles serían los criterios a considerar para valorar el logro alcanzado en esos avances? Desde mi punto de vista, las evidencias de las actividades o tareas realizadas de acuerdo al contenido trabajado o encomendado y que fueron enviadas por los estudiantes y/o padres de familia por medios electrónicos, de manera virtual o mediante cuadernillos o guías. ¿Y la asistencia a las clases virtuales, las participaciones en éstas y los exámenes aplicados? De eso hablaré un poco más adelante porque, en sentido estricto, si recordamos que una evaluación formativa tiene como rasgo primordial valorar el proceso que siguió la obtención de una evidencia/producto, el docente como tal, tendría la posibilidad de valorar estos avances con relación a lo siguiente: a) alumnos que entregaron los trabajos conforme a los criterios establecidos por el profesor basados en el aprendizaje esperado; b) alumnos que entregaron los trabajos, pero su realización y culminación, medianamente cumplieron con el criterio establecido; c) alumnos que entregaron los trabajos, pero sin que éstos cubrieran los criterios establecidos por el docente con base en los aprendizajes esperados; e) alumnos que no entregaron los trabajos pero que sí recibieron las actividades o tareas pero no los enviaron; f) alumnos que no los entregaron porque no se sabe nada de ellos aunque fueron inscritos al inicio del ciclo escolar por sus padres.

Vista estos parámetros o indicadores, podría pensarse que la asistencia a clases virtuales, la participación en éstas, los exámenes aplicados, las carpetas de experiencias o evidencias elaboradas para este periodo, el periodo de reforzamiento propuesto por la SEP, entre otras cuestiones, podrían ser un complemento que podría colaborar en esa valoración. Esto lo considero de esta forma porque, insisto, los maestros son los que mejor conocen a sus alumnos o, porque su misma experiencia y conocimiento, les permite fijar los criterios para realizar una evaluación que se apegue a un cierto grado de objetividad, aunque, como se sabe, toda evaluación es subjetiva por naturaleza.

Menuda tarea tendrá sobre sus hombros el docente en las próximas semanas, porque si bien es cierto que se espera que la SEP emita, en los siguientes días, un Acuerdo que modifique o sustituya al 12/06/2020 (por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020), también es cierto que, independientemente de este documento, éstos tendrán en sus manos la decisión de reportar una evaluación sobre lo que, bajo su criterio, es la más pertinente para sus alumnos dado el seguimiento que han tenido de éstos y de los logros alcanzados que pudieran, o no, verse reflejados en sus avances escolares.

Al respecto, no sé si la asignación de un número a un estudiante de educación primaria (por ejemplo) reflejará el logro alcanzado por éste. Lo que sí tengo claro es que la SEP, y el propio Secretario, cometieron un grave error, como lo han venido haciendo desde hace ya un buen tiempo, al considerar que lo que se vive en el aula sucede de la misma manera en la casa. Consecuentemente, el problema de fondo radica en evaluar pensando que estamos en la escuela cuando en realidad nos encontramos en casa o a la distancia o, dicho de otra forma, el problema está en evaluar conforme a los aprendizajes esperados cuando las condiciones no son las más idóneas para ello.

Finalmente deseo señalar, que mención aparte tiene la evaluación del primer periodo para la educación preescolar porque, quienes hemos tenido la oportunidad de estar cerca del trabajo que realizan las educadoras, sabemos que un elemento fundamental para efectuar una valoración del avance del pequeño es la observación y el registro de lo que éste desarrolla en el aula y en el jardín de niños. Creo que muchos conocemos que, cuando la educadora encomienda una actividad en casa, suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo de los chicos, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan. ¿De qué manera se evaluarán los aprendizajes esperados en este nivel?

Espero aportar algunas ideas en mi próxima entrega, pero vaya dilemas ¿no cree?

Con negritas:

  • Busqué en diversos medios los Lineamientos del sistema de seguimiento o apoyo con el objetivo de procurar la permanencia y continuidad académica de los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria que, de conformidad con el Acuerdo 05/06/2020, la SEP tendría que emitir y no los encontré. Sería bueno que se dieran a conocer porque, a partir de ello, los profesores podrían contar con un protocolo o herramienta que les permita tomar una decisión en cuanto a los alumnos de los que se sabe que fueron inscritos pero que no entregaron sus evidencias de aprendizaje en este primer periodo.
  • En caso de que se emita un nuevo Acuerdo o que modifique el 12/06/2020, sería bueno que la SEP diera la información suficiente y necesaria sobre los criterios para evaluar la asignatura Vida Saludable y las modificaciones que habrá de sufrir las boletas de calificaciones; digo, en necesario que, con antelación, se haga llegar esta información porque, como conocemos, al cuarto para las doce llega dicha información y el docente trabaja sin descanso.

Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

Fuente: https://profelandia.com/los-dilemas-de-la-evaluacion-del-primer-periodo/?fbclid=IwAR14ddzC6T0aeAYpnM7emMPkUpQ2TFA9MIh1XL29zdxrE8CZc1wkQsyefZM

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Uruguay: Familias de la escuela pública convocan a movilización

Reclaman por presencialidad plena y obligatoriedad en las escuelas.

La iniciativa surgió de un grupo de padres de la comisión de fomento de la escuela 83 de Montevideo, pero es respaldada por el colectivo Familias Organizadas de la Escuela Pública. En la convocatoria se consulta a padres, familiares o vecinos de niños que vayan a escuelas públicas si les preocupa que no estén concurriendo “todos los días y que el tiempo pedagógico esté reducido a dos días por semana”, y se invita a la movilización el miércoles 14 de octubre, a las 17.15, en la plaza Varela, en Bulevar Artigas y Avenida Brasil. El reclamo es por presencialidad plena y obligatoriedad en la escuela pública. La convocatoria se hará cumpliendo con las medidas de prevención ante el coronavirus, como el uso de tapaboca y el distanciamiento social. El colectivo Familias Organizadas de la Escuela Pública, que reúne a padres y madres de decenas de escuelas de Montevideo y del interior, ha cuestionado que los niños de las escuelas públicas están teniendo alrededor de 40% de las horas que deberían tener en un año normal, y reclaman que la Administración Nacional de Educación Pública tome medidas para mitigar los efectos que esta menor presencialidad tendrá en los aprendizajes. Por ejemplo, proponen que se pueda dar clases en otros locales públicos de los barrios.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2020/10/familias-de-la-escuela-publica-convocan-a-movilizacion/

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ODS4. Solo 1 de cada 3 países está listo para recibir a los niños de forma segura en las escuelas de África Occidental y Central, según UNICEF

El Fondo de las Naciones Unidas pide a los gobiernos que aceleren la reapertura segura de las escuelas para todos los niños, con medidas claras de salud pública, higiene y saneamiento

Unicef ha revelado nuevos datos sobre progreso y perspectivas para la reapertura de escuelas en África Occidental y Central muestran que, seis meses después del inicio de la pandemia que obligó a todos los países de la región a cerrar sus escuelas como parte de las medidas de confinamiento aplicadas por los gobiernos, solo siete de los 24 países que la conforman (Benín, Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial y Sierra Leona) han podido preparar y reabrir sus escuelas para recibir a los alumnos del nuevo curso académico 2020-2021.

Por ello, la fundación ha ha pedido a los ministerios de Educación y Finanzas que den prioridad a la educación en sus planes de recuperación de la COVID-19 para reducir el impacto negativo de la crisis en los niños y en las economías nacionales.

UNICEF insta a los 17 países restantes a incrementar sus esfuerzos para que las escuelas estén físicamente preparadas para una reapertura segura, con suministro de agua incluido, así como saneamiento e higiene, haciendo uso de los espacios físicos disponibles para un entorno de aprendizaje más seguro y utilizando enfoques flexibles de aprendizaje combinado.

“La COVID-19 ha interrumpido la educación de millones de niños en África Occidental y Central, una región que ya afrontaba muchos desafíos para brindar una educación de calidad a los niños, incluso en contextos humanitarios», ha explicado Marie-Pierre Poirier, directora regional de UNICEF para África Central y Occidental . “No tenemos tiempo que perder. Cada día que pasa, millones de niños y jóvenes que no pueden acceder de forma segura a oportunidades de aprendizaje están viendo cómo su derecho a la educación no se cumple y se está poniendo en riesgo su futuro”.

Antes de la pandemia, el acceso de niños a las escuelas de  África Occidental y Central ya era desigual. 41 millones de niños y adolescentes sin escolarizar (un tercio del total de los niños sin escolarizar del mundo). Es fundamental que todos los gobiernos garanticen que todos los niños, especialmente los más excluidos y marginados, también las niñas y los niños con discapacidad, regresen a la escuela de manera segura. También es esencial que los países reconstruyan mejor y lleguen a los niños que se quedaron atrás antes de la pandemia para incluirlos en las oportunidades de aprendizaje.

En África Central y Occidental, los niños van a la escuela en algunos de los contextos más difíciles del mundo. En medio de la COVID-19, cuando el lavado de manos con jabón es una de las medidas más eficaces contra la pandemia, más de la mitad de todos los niños del mundo que carecen de instalaciones para el lavado de manos en las escuelas son de África Subsahariana. En Guinea Bissau, solo el 12% de las escuelas tienen acceso a lavado de manos básico con agua y jabón; en Níger constituyen el 15%, en Senegal el 22% y en Burkina Faso el 25%. Además, en toda la región las clases a menudo están masificadas y hay una carencia de profesores formados para apoyar el aprendizaje de los niños.

A pesar de los esfuerzos realizados en la mayoría de países de la región para reabrir parcialmente sus escuelas a finales del año académico y permitir así a los estudiantes completar sus exámenes finales, millones de niños no pudieron volver físicamente a la escuela.

Mientras las escuelas estaban cerradas, varios países desarrollaron mecanismos para estudiar a distancia, como a través de la radio, televisión, internet y material impreso. Sin embargo, esto no llegó a todos los niños. Al menos el 48% de los escolares de la región no pudo acceder a educación a distancia durante el cierre de escuelas. Esto ha agrandado las desigualdades en el acceso a oportunidades de aprendizaje. En África Occidental y Central hay varios países inmersos en conflictos, violencia y otras emergencias. En diciembre de 2019, las escuelas de 2,1 millones de niños estaban cerradas o no operativas debido a la inseguridad. Esto muestra la necesidad de que los gobiernos refuercen las vías alternativas para conseguir una educación de calidad que garantice que todos los niños continúan con su aprendizaje.

UNICEF ha estado trabajando con las autoridades educativas y con las comunidades para apoyar la reapertura de escuelas mediante la provisión de herramientas y formación para los profesores, la mejora de acceso a agua, higiene y saneamiento en los centros educativos, el desarrollo de planes de recuperación para que los alumnos se pongan al día y la promoción de innovaciones en salud escolar, aprendizaje digital y competencias básicas, en alianza con el Banco Mundial, UNESCO, el PMA, la OMS y el sector privado.

UNICEF celebra los primeros pasos dados hasta ahora hacia la reapertura de escuelas, y hace un llamamiento a los gobiernos para:

  • Proteger la financiación de la educación y combatir las crisis de igualdad y aprendizaje mediante el aumento, o al menos el mantenimiento, de los presupuestos nacionales de educación.
  • Impulsar planes de vuelta al colegio que prioricen entornos seguros e inclusivos en las aulas que lleguen a aquellos niños que no estaban escolarizados antes de la pandemia, a las niñas que podrían encontrar barreras de género que las obligaran a abandonar la escuela y a los niños que viven en áreas remotas y en hogares de ingresos bajos.
  • Mejorar el acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene en las escuelas y en las comunidades, que son claves para proteger la salud en el contexto de la COVID-19.
  • Desarrollar alianzas estratégicas bilaterales y multilaterales con organizaciones, proveedores de servicios y entidades relevantes del sector privado, para priorizar el uso de las tecnologías en la educación, disminuir la brecha digital y dotar a los niños de conocimientos básicos en entornos de educación ágiles y resilientes.
  • Utilizar un enfoque integrado y multisectorial para la reapertura de escuelas que incluya la mejora de los registros de nacimientos, de la nutrición, calidad del agua, saneamiento e higiene y la protección frente a la violencia como elementos cruciales para que los niños obtengan una educación de calidad.

Ahora más que nunca, los gobiernos deben reafirmar su compromiso con la financiación educativa y garantizar los recursos necesarios para construir sistemas educativos inclusivos y resilientes. Todos los niños y adolescentes en edad escolar de África Central y Occidental, incluyendo los que son más vulnerables y se encuentran sin escolarizar, deben tener asegurado el acceso a la enseñanza en entornos seguros, saludables e inclusivos”, asegura Poirier. “Para mitigar los riesgos de la COVID-19, UNICEF está enfocando sus esfuerzos en apoyar a los gobiernos en su tarea de reapertura de los colegios y de mantener a los niños y a las comunidades a salvo, con medidas como distancia social en las aulas o rotación de estudiantes en ellas, incremento de los puntos de lavado de manos, incremento de controles sanitarios, optimización del uso de espacios exteriores para distintas actividades educativas o la aplicación de enfoques educativos mixtos”.

Fuente: https://www.corresponsables.com/actualidad/ods4-unicef-ninos-escuelas-africa-occidental

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Uruguay: Aprendizaje y servicio solidario fortalece relación entre comunidad educativa y sociedad

América del Sur/Uruguay/20-09-2020/Autor(a) y Fuente: www.republica.com.uy

Otro de los valores de esta propuesta es que pone en el centro la solidaridad y también mucho énfasis en las capacitaciones a los docentes, en el trabajo en los centros y en cómo fortalecerlos.

El Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario realizó un foro en el que especialistas y autoridades compartieron resultados y reflexiones acerca de la investigación “Procesos de instalación del aprendizaje-servicio solidario en las políticas públicas”. El trabajo revela el impacto positivo de la promoción de esta iniciativa en nuestro país, informaron a LA REPÚBLICA desde la ANEP.

El foro fue organizado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (Clayss), Dirección de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y El Chajá.

La investigación se desarrolló en el marco del Programa “Desarrollo del Aprendizaje en Servicio Solidario en Uruguay”, estuvo liderada por un grupo encabezado por la profesora Nieves Tapia y contó con la coordinación de la profesora Alejandra Cativiela, Enrique Ochoa y Marianela Fernández del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (Clayss).

Asimismo, la indagación titulada “Procesos de instalación del aprendizaje-servicio solidario en las políticas públicas” fue llevada adelante por los doctores Javier Lasida y Daniel Giorgetti, y por el licenciado Felipe Miguez, quienes profundizaron en la realidad de la estrategia en Argentina y Uruguay.

Daniel Giorgetti (Argentina) comenzó rescatando los orígenes del Aprendizaje y Servicio Solidario (AYSS) en la Argentina, iniciado en 1997. También trazó la cartografía de los actores que se encuentran vinculados y apoyan esta práctica desde el Estado y la comunidad educativa.

Para el académico, quienes llevan adelante el Aprendizaje en Servicio Solidario manifiestan una cuestión identitaria, y se reconocen como integrantes de un colectivo.

Felipe Miguez relató cómo se asentó esta línea educativa en el país y los apoyos que conquistó durante este proceso.

En este sentido, puso énfasis en la importancia y el aporte invalorable de los diferentes componentes de la estrategia, tales como las capacitaciones que ofician como un soporte a los docentes en la implementación del AYSS, el acompañamiento a los centros educativos, y el Concurso de Educación Solidaria que implica un hito de reconocimiento y visibilidad, y un espacio para tender redes.

Por otra parte, destacó la Red Uruguaya de Aprendizaje y Servicio Solidario integrada por instituciones aliadas que expanden el uso de la propuesta pedagógica; y los productos de conocimiento teórico para quienes desean conocer la propuesta o ya trabajan con ella.

Javier Lasida resaltó tres aportes que este tipo de enseñanza realiza a la política educativa uruguaya: La experiencia efectiva de reforma curricular en los niveles de tomadores de decisión y en los centros educativos; el entusiasmo que genera a partir de sus propuestas en las comunidades; y el enriquecimiento de las relaciones escuela-comunidad, aportando temas que brindan relevancia a los aprendizajes y construyen diálogos significativos.

La moderadora Olga de las Heras, consejera del Consejo de Educación Inicial y Primaria, señaló la importancia de intercambiar acerca de “un tema tan convocante”.

“Principalmente, en lo que me compete, viene a mi memoria todo el recorrido que se ha hecho en Uruguay, que ha sido muy valioso. Vi la interna de este proceso y leí los testimonios que se obtuvieron en la investigación, que nos brindan muchos insumos para reflexionar con miras al próximo capítulo de esta investigación”, valoró.

Valores educativos

La directora sectorial de Planificación Educativa de la ANEP, Adriana Aristimuño, destacó la calidad y claridad de la investigación. “Esta experiencia es un caso exitoso con una fuerte incidencia de la sociedad civil en la política educativa, que en nuestras latitudes no es tan común, y este es un aspecto muy valorable”.

Aristimuño destacó que otro de los valores del aprendizaje y servicio solidario es la gran condensación de valores educativos que tiene la experiencia, “poniendo en el centro la solidaridad -que tiene mucho que ver con la actividad educativa en sí misma- y también mucho énfasis en las capacitaciones a los docentes, en el trabajo en los centros y en cómo fortalecerlos”.

Expresó además que a través de esta iniciativa también se logró empoderar a los alumnos, “algo muy fuerte y prometedor que fortalece la relación entre la comunidad educativa y la sociedad”.

Por su parte, el director de Educación del MEC, Gonzalo Baroni, también hizo énfasis en cómo repercute en el alumno este tipo de aprendizaje. “Al estudiante se lo encuentra empoderado y protagonista del proceso, y desarrolla competencias que no son específicas de las asignaturas. En un mundo cada vez más cambiante en el que el asignaturismo está siendo hackeado, realmente necesitamos estudiantes que puedan desarrollarse más en sus habilidades y competencias, que por asignaturas”.

Baroni celebró que en la estrategia uruguaya se optó por incorporar el AYSS en el nivel Primario, cuyos resultados evidenciaron “la cohesión de la escuela pública uruguaya, y la importancia y la trascendencia de cómo se lleva adelante”.

Ignacio Hernaiz, director de Educación del Fondo Nacional de las Artes (Argentina) y ex director de la Oficina de la OEI en Uruguay, recordó que en nuestro país cuando se gestó esta iniciativa en el ámbito del MEC se obtuvo un respaldo muy decidido.

“La participación de docentes y estudiantes fue muy positiva, y en las dos orillas ha sido una experiencia muy exitosa. El Aprendizaje y Servicio Solidario siempre tuvo un alto nivel de profesionalismo y una idea clara que fue desarrollada a pleno con una muy buena recepción en los centros educativos”, señaló.

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/aprendizaje-y-servicio-solidario-fortalece-relacion-entre-comunidad-educativa-y-sociedad-id788723/
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Coronavirus en Argentina: la “grieta” gremial por el regreso a las escuelas en la Ciudad

La titular del gremio AMET dijo que hay una enorme cantidad de chicos desconectados y que hay que hacer acuerdos para que vuelvan las clases presenciales. UTE-Ctera se opone.

«En todo el país hay una enorme cantidad de niños, niñas y adolescentes que se han desconectado y no tienen la posibilidad de darle continuidad a su aprendizaje, por diversos motivos. De manera que este problema hay que enfrentarlo y reconocerlo. Hay que hacer acuerdos paritarios para que se vuelva a la presencialidad. Nos parece que empezar un camino como el que está haciendo la Ciudad de Buenos Aires es para analizarlo y medirlo día a día», dice a Clarín Sara García, secretaria general de la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET).

Así, dio el «visto bueno» a las clases en espacios públicos, la iniciativa porteña. Desde la otra vereda, el gremio docente Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-Ctera) insiste con el rechazo a la vuelta de las clases presenciales. Sea en las aulas o en las plazas.

Esta es la «grieta» gremial de la Educación en medio de la pandemia del coronavirus, entre pupitres vacíos y pantallas que no llegan a todos.

El contrapunto es un limbo, pese a que, este miércoles, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, lo subestimara. «No hay una puja con la Ciudad» por el retorno a clases, sólo son «miradas distintas», sostuvo. Pero, a la vez, el ministro aseguró que el territorio porteño es la única jurisdicción con la que tuvo «una discrepancia».

Trotta señaló que ya hay «6.500 computadoras listas para ser entregadas a la Ciudad, esperamos la autorización». Con esa cifra de dispositivos, buscan convalidar la cantidad de chicos y chicas que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta señaló como quienes no lograron continuar las clases de manera virtual.

La Ciudad realizó una presentación informal al Ministerio de Educación de la Nación para que 6.500 estudiantes tengan clases en espacios públicos como parques o plazas y otra cantidad -que serían unos 24.000- tengan clases presenciales en la calle y en la vereda de las escuelas tanto públicas como privadas. Proponía que las clases en espacios públicos arrancaran a partir del 28 de septiembre, para que los alumnos retomen el vínculo con sus docentes.

Los gremios docentes rechazaron la propuesta ese mismo día. «Es una actitud anticuarentena, que muestra un desconocimiento de los procesos educativos», afirmó la secretaria general de (UTE-Ctera) en Capital Federal, Angélica Graciano.

«La ministra (de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña) anunció que van a dar clases en las plazas y equiparó dar clases al aire libre a tomar una cerveza en la vereda de un bar, lo que habla del desconocimiento de los procesos educativos», siguió.

Volviendo a la Ciudad, Manuel Becerra, profesor de historia en territorio porteño y magister en historia de la UNSAM, dijo que «salir a comparar las escuelas con los bares ya te marca una postura que no tiene una mirada pedagógica sino de acomodar objetos en el espacio».

Por otra parte, Guillermina Tiramonti, investigadora del Área de Educación de Flacso, afirmó que «es necesario salir a buscarlos, conectarlos (a los alumnos que no lograron la continuidad pedagógica de manera virtual) y, ya que no tienen posibilidades de conectarse por internet, llevarlos a un centro para que puedan recuperar su escolaridad para mantenerlos conectados con la escuela». Consideró que «si se toman los recaudos necesarios, no hay riesgos sanitarios» en la propuesta del gobierno porteño.

Ahí coincidió el titular del Centro de Políticas Públicas y especialista en Educación, Gustavo Iaies, quien dijo a Télam que la idea del retorno a la presencialidad «aborda uno de los principales problemas que tiene la cuarentena para la escuela, que es la falta de sociabilización de los chicos y el corte de la relación de los chicos con los adultos de la escuela».

«Ya veremos cuánto más o menos podremos trabajar los contenidos escolares, pero me parece que es una hermosa iniciativa para iniciar el retorno», afirmó.

En tanto, en Provincia, la secretaria general de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), Mirta Petrocini, destacó que se trabaja desde hace meses junto a la Dirección General de Cultura y Educación en protocolos para cuando la situación sanitaria permita el regreso a las aulas. En el mismo sentido, dijo que se volverá a las clases presenciales en la provincia de Buenos Aires recién «cuando lo aconsejen las autoridades sanitarias». La dirigente sindical remarcó: «La prioridad es lo sanitario».

Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/coronavirus-argentina-grieta-gremial-regreso-escuelas-ciudad_0_HVUHR_F_8.html

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Todo el universo podría ser una red neuronal

Todo el universo sería una enorme red neuronal que concilia la relatividad general, la mecánica cuántica y los observadores: es el eslabón perdido del conocimiento humano.

Todo el universo en su nivel más fundamental sería una red neuronal, según explica el físico y cosmólogo Vitaly Vanchurin, de la Universidad de Minnesota en Duluth, en una prepublicación presentada en arXiv.

Vanchurin cree que la hipótesis de que todo el universo es una enorme red neuronal podría constituir el eslabón perdido del conocimiento humano, que permitiría reconciliar la mecánica cuántica y la relatividad general.

En su artículo, Vanchurin considera que las redes neuronales artificiales se comportan en la práctica como si la mecánica cuántica y la relatividad general ya se hubieran reconciliado.

La principal diferencia entre ambas teorías universales es el así llamado “problema del tiempo”: si para la mecánica cuántica el tiempo es universal y absoluto, para la relatividad general el tiempo es relativo, ya que no siempre discurre de la misma forma.

Hay otra diferencia notable entre ambas teorías universales, la conocida como el problema de la gravedad cuántica: los efectos gravitatorios del universo se confunden con los del mundo cuántico cuando las distancias entre objetos son mayúsculas y las energías extremas. Sin embargo, el problema es que no tenemos una teoría que explique este aparente imposible.

El tercer factor que enfrenta a ambas teorías universales son los llamados observadores: todavía no sabemos realmente qué papel desempeñamos en el conocimiento de la materia, ni en qué medida el mundo depende de nuestra observación. Hay todavía un apasionado debate sobre este tema y sobre la validez de la objetividad científica.

Salto cuántico

Vanchurin da un salto de audacia para proponer, no la pretendida teoría del todo unificado, que explicaría todos los fenómenos físicos conocidos, mayúsculos y minúsculos, sino más bien abrir un posible trayecto que conduzca a ella.

Para conseguirlo propone añadir a la ecuación cósmica un tercer factor, además de la relatividad general y a la mecánica cuántica: el observador, ese oscuro objeto del deseo que ha llevado a convertir el conocimiento humano en un consenso, más que en una descripción objetiva e inapelable de lo real.

Aun asumiendo que la mayoría de los físicos considera la mecánica cuántica como el pilar de todo lo que conocemos, Vanchurin propone que la realidad es más sutil: todo emana de una red neuronal microscópica, tanto la mecánica cuántica, como la relatividad general y los observadores.

«La red neuronal es todo lo que existe. Es un sistema dinámico que experimenta una evolución de aprendizaje y, como resultado, experimentamos muchos fenómenos emergentes interesantes como el espacio-tiempo, las partículas y, quizás lo más importante, los observadores», declara a Turingchurch.

Por lo tanto, si queremos reconciliar los tres aspectos conocidos de la realidad, habría que considerar que el sustrato del universo es una red neuronal, presumiblemente cuántica: integraría las leyes de la relatividad general, los principios del mundo cuántico y el papel de los observadores en este nuevo marco teórico.

También resolvería el dilema de los supuestos multiversos de Everett y de las variables ocultas que, supuestamente, tendrían los secretos del mundo cuántico.

Según Vanchurin, las variables ocultas serían los estados de las neuronas individuales y las neuronas aprendices representarían a lo que llama variables cuánticas.

Aprendizaje profundo

Para comprender cómo ha sido concebida esta propuesta teórica, que ha suscitado escepticismo entre otros físicos, Vanchurin cuenta que es la deducción lógica del estudio de las redes neuronales artificiales a las que ha dedicado mucho tiempo.

Las redes neuronales artificiales están formadas por una serie de circuitos electrónicos que se comportan como las neuronas biológicas.

Son una rama de la Inteligencia Artificial que imitan al cerebro humano a través del llamado aprendizaje profundo, una forma de automatizar el análisis predictivo: la capacidad que tiene el cerebro biológico de analizar un amplio espectro de datos para anticipar posibles acontecimientos.

Analizando esta tecnología, Vanchurin apreció que la dinámica de aprendizaje de las redes neuronales artificiales era muy similar a la dinámica que se observa en los sistemas cuánticos.

Las dos teorías universales y los observadores conviven en los procesos de aprendizaje de las redes neuronales artificiales. Esta constatación le llevó a suponer que, en los niveles más básicos del universo, todo se reduce a lo mismo: a una red neuronal que todo lo engloba.

Vanchurin reconoce que la idea es una locura, pero al mismo tiempo señala, en declaraciones a Futurism, que será relativamente fácil rebatirla: sólo es preciso encontrar un fenómeno físico que no pueda modelarse como una red neuronal.

Eso no significa que vivamos en Matrix, concluye Vanchurin, sino que vivimos y formamos parte de una red neuronal universal, aunque no podemos notar la diferencia.

Referencia

The world as a neural network. Vitaly Vanchurin.  arXiv:2008.01540 [physics.gen-ph]

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/todo-el-universo-podria-ser-una-red-neuronal.html

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Entrevista a Francesco Tonucci: «Hablamos mucho de los niños, pero muy poco con los niños»

  • El maestro, pedagogo e investigador italiano cree que la escuela necesita «un cambio radical», ahora más que nunca
  • Se habla día tras día de los niños, de cómo han vivido el confinamiento, de cuáles son las consecuencias que estos meses tendrán en su aprendizaje o de cuánto necesitan volver a las aulas, pero, ¿por qué nunca se buscan las respuestas en ellos? Esto es lo que no comprende el maestro, pedagogo, investigador y dibujante italiano Francesco Tonucci, también conocido como “Frato”.Si él es una de las voces más respetadas dentro del ámbito educativo a nivel mundial posiblemente no solo sea por su formación, sino también y sobre todo por haber escuchado durante toda su vida lo que los niños tienen que decir respecto a las decisiones que les afectan.En este momento de incertidumbre y tensión por cómo se desarrollará la vuelta al cole en convivencia con el Covid-19, numerosas instituciones o entidades educativas de países como Argentina, Perú o Colombia acuden a Tonucci (Fano, 1940) para conocer cuáles son sus propuestas y tomar nota de algunas ideas que él defendió siempre y que ahora resultan más relevantes que nunca.

    Entre ellas, las que están ligadas de forma directa a la «La Ciudad de los niños», un proyecto que alumbró el italiano en 1991 con el propósito firme de «poner al niño en el lugar que ocupa el adulto trabajador, que se desplaza en automóvil».

    PREGUNTA: ¿Qué ha pasado con los niños en estos meses de pandemia?

    RESPUESTA: Lo primero es que hablamos mucho de niños, pero muy poco con los niños. Los únicos que están fuera de todos los debates son ellos. Es impresionante pesar que hace 30 años todos los países del mundo ratificaron en la Convención de los Derechos del Niño que tienen derecho a expresarse cada vez que se toman decisiones que les afectan y ahora en nada de lo que se está discutiendo sobre ellos se les consulta. Estamos en una situación de ilegalidad. Hay que decirlo así como es.

    Hablamos mucho de niños, pero muy poco con los niños

    Nosotros cuando empezó el desastre, la pandemia, a mitad de marzo, enviamos un mensaje a las «Ciudades de los niños y las niñas» para que los alcaldes convocaran a los consejos de los niños de forma virtual. De ahí y de varias encuestas que hemos promovido en distintos países extraemos tres conclusiones muy claras: que los niños extrañaron a sus amigos, que lo pasaron muy bien con sus padres (como nunca en su vida), y que estaban hartos de los deberes y de las clases virtuales.

    P: ¿La experiencia del confinamiento les puede haber afectado negativamente?

    R: Es cierto que siempre hay situaciones complicadas, pero en la mayoría de los casos que nos llegan vemos que ha sido una buena experiencia para ellos. Yo no creo que tengamos que tener miedo a cómo se recuperen porque no considero que el confinamiento haya sido un trauma, por una razón noble y por otra innoble.

    La noble es que lo pasaron en casa con sus padres y la innoble es que los niños ya estaban encerrados antes. No es que aprendieran a encerrarse en casa a raíz de la pandemia, es que no podían salir antes tampoco porque los niños hace tiempo que perdieron los espacios públicos. Solo pueden salir si están acompañados por sus padres.

    P: Ahora hay padres preocupados por el desfase curricular, por las carencias en su aprendizaje… ¿entiendes este temor?

    R: Es evidente que lo que la escuela enseñó en este tiempo es muy frágil, es un aprendizaje muy débil. El tema es que no era mucho más fuerte antes (…) Hay un porcentaje muy alto de niños que en la escuela se aburren, que no quieren ir. Y esto no es por culpa del virus.

    Pero preguntarse lo que han perdido me parece una forma ridícula. Lo que me gustaría es que se dedicara un tiempo para empezar el nuevo año escolar después de haber analizado lo que los niños han aprendido y lo que han ganado.

    P: ¿Qué han aprendido?

    R: Aprendieron a vivir, a reaccionar frente a un bombardeo de noticias horrorosas que todos los días entraban en su casa, a convivir con lutos, o con la enfermedad. Todo esto tiene que entrar en la escuela. No puede ser que la escuela se ocupe de lo otro. Fíjate, la escuela italiana asumió como lema el de «La escuela no para». Esto es absurdo. Si el mundo ha parado, la escuela tiene que parar, porque no parar lo único que significaba es que se seguía con un programa y que, mientras todo el mundo hablaba de un virus en la calle, igual en clase de ciencia se hablaba de la fotosíntesis.

    Elisa, una niña de 9 años de Lima, dijo en una encuesta que antes no podía entender estas cosas que pasan porque estaba en la escuela.

    Nosotros hicimos una propuesta que se llamaba «La casa como laboratorio». Pensamos que si todo se había parado y el mundo de los niños se había restringido a su casa, lo correcto era pedir a los padres que transformaran las actividades domésticas en las nuevas tareas, que los niños cocinaran con sus padres, lavaran la ropa o plancharan. O que les propusieran revisar fotos para reconstruir su historia personal, que tuvieran un diario secreto, que leyeran juntos en familia una novela media hora por día como si fuera un teatro… Y en muchos países se ha hecho.

    En Argentina, el ministro de Educación me llamó, hablé con él por Skype e hicimos una conferencia pública juntos. La próxima semana presentaremos un cuaderno que preparó el ministerio y que se está repartiendo en las escuelas. Ahí se incluye esta idea y avanzo también otras propuestas sobre la vuelta a las clases.

    P: Estas propuestas nada tienen que ver con ordenadores y tabletas…

    R: Es que la tecnología falló totalmente. Los niños no se encontraron con una didáctica a distancia y está claro que el uso de la tecnología para dar clase no funciona, pero tampoco la asistencia presencial es suficiente porque la clase magistral es una forma muy débil de transmisión de conocimiento. Lo que funciona es el conocimiento que desarrollan los alumnos buscando e investigando, no escuchando a los maestros.

    El uso de la tecnología para dar clase no funciona

    Me habría gustado que la escuela al menos usara las plataformas como instrumento para dialogar con los alumnos, para ayudarlos a entender lo que estaba pasando en el mundo y que expresaran sus sentimientos.

    P: Escuchamos continuamente a padres y políticos decir que los niños necesitan volver ya al colegio. ¿Cómo lo ves tú?

    R: Los niños no necesitan ir la escuela. Es falso, y con esto no quiero rebajar la importancia de la escuela. Si los niños han echado de menos la escuela es porque hoy en dia es el único lugar donde se pueden encontrar con los amigos, porque han perdido las calles.

    Un niño de Argentina nos dijo: «Nos quitaron de la escuela lo que más me interesaba, los amigos y el recreo, y se ha quedado lo que menos nos gustaba, las clases y las tareas».

    Si la escuela tiene el valor de entender lo que está pasando, tiene que estar estar dispuesta a un cambio radical que hoy en día es necesario.

    P: ¿Cuál es el giro que deberían dar los centros educativos?

    R: Los niños no pueden quedarse todos en un aula, frente a un maestro, sino formar parte de grupos independientes que trabajen por su cuenta como pasaba antiguamente. A esa imagen de escuela, que era la buena escuela de los buenos maestros de siempre, es muy fácil volver hoy en día con la pandemia porque un grupo puede estar en el pasillo y otro grupo en la clase, y reforzar así la autonomía que se ha perdido.

    El Artículo 29 de la Convención sobre los Derechos del Niño habla de que el objetivo de la educación es el desarrollo de la personalidad de los niños, de sus aptitudes, hasta el máximo de sus posibilidades. Ese es el objetivo que deben tener la familia y la escuela respecto a la educación y no el conseguir unos resultados previstos o evaluar a los niños respecto a lo que rindieron.

    Pero todo esto que vamos a plantear no se debería decidir lejos o arriba, a nivel de ministerios. Se debería abrir una mesa en cada escuela o en cada ciudad, una mesa en la que se sitúen cuatro protagonistas: la ciudad, la escuela, la familia y los niños. Que estén presentes los cuatro y todas las decisiones salgan de un debate compartido.

    P: ¿La pandemia podría hacernos despertar?

    R: Todas las veces que hay un trauma fuerte nos ponemos frente a la posibilidad de cambios. Tenemos que pensar que algo no ha funcionado hasta ahora y veo que gracias a la tragedia llegan propuestas antiguas, en mi caso de hace más de 50 años.

    Hoy las escuelas están pidiendo a la ciudad espacios vacíos para repartir los alumnos, pero a mí me gusta pensar que la ciudad puede ofrecer espacios llenos, que se puede hacer escuela fuera de las aulas visitando una fábrica, una editorial, un museo, una orquesta… invitar a la ciudad a ofrecerse a las escuelas con propuestas educativas.

    Me gusta pensar que se puede hacer escuela fuera de las aulas

    El virus nos ofrece una ciudad más correcta donde se respeten más las necesidades de los peatones que de los coches, como ocurre en Pontevedra, por ejemplo.

    P: ¿Qué propuestas concretas trasladas a quienes te consultan qué medidas se pueden tomar para la vuelta al cole?

    R: Que los niños se muevan solos. Parece un contrasentido, pero llevamos proponiéndolo muchos años. Si salen solos, será la mitad de la gente la que se mueve (…). También  planteamos que las calles cercanas a las escuelas se cierren al tráfico durante el tiempo de la apertura porque así la escuela puede aprovechar este espacio libre para el descanso, para hacer gimnasia… Ampliando su espacio también se crea un ambiente de respeto urbano.

    Otra propuesta que avanzo y que ahora tiene un sentido más fuerte es que todos los espacios de los centros se usen para crear laboratorios y talleres y no solo aulas. Hay que renunciar al aula y hacer espacios especializados en algo, en música, ciencia, arte, o tener una huerta como laboratorio de ciencias, por ejemplo, o una cocina.

    Hay que renunciar al aula y hacer espacios especializados

    Tendrían que ser grupos que pasan de un lugar a otro y no estar ocho horas sentados en el mismo lugar porque eso ahora mismo, solo por el tema sanitario, no debería estar permitido. Además, un niño que nació bailarín o una niña que nació mecánica no van a encontrar nada que les sugiera que tienen esa vocación. Serán burros en la escuela cuando quizá son genios potenciales en su sector. La escuela correcta debería ayudar a cada uno a buscar lo suyo.

    P: ¿Hay algún mensaje que quieras trasladar a los padres?

    R: Yo les diría que hablen con sus hijos, que intenten entender lo que los niños ganaron en este tiempo de clausura, porque seguro que todos ganaron mucho y crecieron mucho. Por ejemplo, una niña argentina de cinco años  decía que durante el confinamiento aprendió a dormir sola. (…) Hay que aconsejar a los padres que se pregunten también ellos qué aprendieron de sus hijos, qué descubrieron que no conocían antes.

    Y que, cuando todo esto termine les concedan mas autonomía, que les dejen salir solos de casa. Sería maravilloso que el virus, que ha sido una tragedia, les regalara eso a los niños.

    Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20200829/entrevista-pedagogo-investigador-italiano-francesco-tonucci/2041015.shtml

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