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Gritos en el silencio: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!

 

40 meses han pasado desde el trágico suceso de Ayotzinapa. Del paradero de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” nada se sabe. La verdad histórica de un exprocurador general de la república; la participación del grupo interdisciplinario de expertos independientes; las constantes falacias y esquivos por parte de las autoridades de la Secretaría de Gobernación; la miopía e hipoacusia, convertida en ceguera y sordera, de un Presidente que no ve ni escucha lo que sucede en el país que gobierna; las constantes expresiones de organismos internacionales que refieren la constante violación de los derechos y garantías individuales de los ciudadanos mexicanos; las incesantes manifestaciones que han realizado normalistas de las escuelas normales rurales del país en su sana exigencia de que aparezcan con vida sus compañeros desaparecidos; los decididos posicionamientos de académicos, investigadores e intelectuales sobre este lamentable asunto; la desesperación de 43 padres de 43 jóvenes que no aparecen por ningún lado; sí, todas y cada una de estas cuestiones, al gobierno le han valido un bledo.

¿Es un asunto de desaparición forzada? Por los hechos y de lo que de éstos se han desprendido, así es, todo lo confirma ¿Importan las leyes si los jóvenes no aparecen por ningún lado? Algunos le llámanos a éstas letras muertas, y es cierto… pero para los padres de los normalistas, ¿qué representan?

Se dice que la sociedad o las sociedades hemos creado a las instituciones con el propósito de que éstas coadyuven en el bienestar de los individuos pero, ¿acaso los hombres nos hemos equivocado en la toma decisiones?, ¿no deberían representar éstas la posibilidad, la grandísima posibilidad, de contar con instancias que atiendan con sensibilidad y en estricto apego a derecho sus encomiendas?, ¿quién está fallando entonces?, ¿la sociedad en depositar la confianza a través de su voto para que haya representantes – de esas instituciones – que actúen conforme a ciertos códigos de ética y valores, o son los mismos representantes de esos espacios los que han dado al traste a la legitimidad y credibilidad que son tan necesarias para el logro de los propósitos sociales?

Disidente es una palabra que suele emplearse para etiquetar aquel que cuestiona el actuar de las autoridades y la pertinencia de las instituciones. Fuera de lugar o del propio sistema también se emplea para clasificar a quien hace uso de sus facultades naturales para analizar, reflexionar y criticar con argumentos lo que desde su perspectiva es correcto, aceptando lo que el otro pueda ofrecerle. No obstante, ¿qué etiqueta o clasificación merece aquella autoridad que no ha dado respuesta a una demanda tan sentida de los padres de familia como lo es el que aparezcan sus hijos con vida?, ¿qué etiqueta o clasificación merece quien hasta el momento en que cierro estas líneas ha hecho oídos sordos a tales reclamos ciudadanos y de buena parte de la sociedad?

Con seguridad, por el trajín de la vida al que estamos acostumbrados, puede ser que muchos mexicanos se hayan olvidado del peregrinar de los padres de familia de los alumnos normalistas o de ciertas organizaciones civiles que se han pronunciado sobre este hecho; es más, puedo pensar que hasta cierto hartazgo les pudiera generar el que éstos se manifiesten en diversos espacios públicos, lo cual altera el orden y el sentido de lo que es público para ellos, y es normal, es natural todo ello. Sin embargo, bien se dice que cuando muchos nos equivocamos, es porque estamos en lo correcto, y también es cierto.

Nos equivocamos por seguir pugnando por el esclarecimiento de los hechos; nos equivocamos por exigir que aparezcan con vida los normalistas de Ayotzinapa; nos equivocamos por escribir sobre este y otros asuntos. ¡Pero que belleza hay en tal equivocación! La posibilidad de discernir entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, entre lo legal y lo ilegal, abren la puerta a infinitas posibilidades de análisis, reflexión y crítica con sustento.

¿Acaso no somos seres humanos? ¡Desde luego! Seres humanos imperfectos, pero con la perfecta posibilidad de ser más humanos, más perfectos. ¿Acaso no es lo que pretende toda educación en el mundo entero?

Sí, estás líneas son un grito en silencio: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!

Y es que al normalismo mexicano le siguen haciendo falta 43 estudiantes que están vivos en el corazón de un pueblo.

Un pueblo que reclama con ansia desmedida, justicia y la aplicación irrestricta de un estado de derecho. Un pueblo que ante la indiferencia del gobierno, ha buscado la manera de exigir lo que puede exigir en un país democrático como el nuestro.

40 meses han pasado y cientos de gritos en silencio siguen retumbando en México.

Claro, no podría ser de otra forma, porque mientras las autoridades y los responsables de tal siniestro sigan escudándose ante una ley que los cobija, las palabras, los gritos, las marchas, lograrán que el mundo sepa que estos jóvenes siguen vivos.

Podrán callar ciertas bocas, eso no lo dudo, pero jamás la maravillosa posibilidad que nos brinda la libertad de pensamiento, y eso, créanmelo, nadie, absolutamente nadie podrá coartar, aún y cuando sea un alto funcionario del gobierno.

40 meses han pasado, y seguiremos en la lucha, porque:

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

¡Ayotzi vive! ¡La lucha sigue!

Por: Bernardo, Felipe, Benjamín, Israel, José Ángel, Marcial, Jorge Antonio, Miguel Ángel, Abel, Emiliano, Dorian, Jorge Luis, Alexander, Saúl, Luis Ángel, Jorge, Magdaleno, José Luis, Jesús, Mauricio, José Ángel, Jorge Aníbal, Geovanni, Jhosivani, Carlos, Israel, Adán, Abelardo, Christian, Martín, Cutberto, Everardo, Marco Antonio, César Manuel, Christian Tomás, Luis Ángel, Leonel, Miguel Ángel, José Eduardo, Julio César, Carlos Iván, Antonio.

Con especial cariño para mi padre, normalista egresado de tenería.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/gritos-en-el-silencio-vivos-se-los-llevaron-vivos-los-queremos/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2014/10/6c5523b94331684a3a59faa10c0

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México. Los Límites de la Reforma Educativa 2012-2016. Adiós a los Modelos en Educación

México / 30 de diciembre de 2017 / Autor: Malandro / Fuente: Kaos en la Red

La aplicación de la Reforma Educativa 2012 con su secuela 2016, tras el Pacto por México, claramente nos indica hasta donde se avanzó en materia educativa en México y las consecuencias de la privatización del petróleo en el País, cada uno de los elementos que constituyen la reforma

Introducción

La aplicación de la Reforma Educativa 2012 con su secuela 2016, tras el Pacto por México, claramente nos indica hasta donde se avanzó en materia educativa en México y las consecuencias de la privatización del petróleo en el País, cada uno de los elementos que constituyen la reforma, desde la Ley de Educación, la Ley de Servicio Profesional Docente y la Formación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa obedece a una óptica dictada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Ha quedado claro que el fundamento psicopedagógico de la Reforma Educativa agrede la Libertad Metodológica y de Cátedra de los docentes de Educación Básica, Media Superior y Superior, a partir de asumir un sólo modelo como guía de la practica profesional como lo es el Modelo por competencias.

Al presentarse el Modelo Educativo 2016, para aplicarse el 2018 el entonces Secretario de Educación Aurelio Nuño reconoció que la Reforma Educativa no contaba con un modelo y que el que presentaban era “Humanistas”, pero al buscar en el “Plan 2016”, no se encuentra ninguna definición de lo que el Gobierno Federal entiende por Humanismo.

El Conflicto

Lo que ha quedado claro es que estábamos frente a una Reforma Laboral y que los grupos de interés como Mexicanos Primero se encontraban a la cabeza de esta propuesta, la Reforma fue la gran piedra con la que se topo el sistema, Ayotxinapa, con la desaparición de los Estudiantes Normalistas es el gran muro de 43 sueños truncados por un estado Represor y Asesino que a sangre y fuego busca imponer “Reformas” imperiales en México, así también se presento Noxistlán en Oaxaca, una masacre contra maestros y pobladores, un colofón ante una realidad que por si misma condena una reforma laboral que despoja de Educación al Pueblo de México.

La elección 2018 se ha convertido en una arista de la Reforma Educativa 2018, a pesar de que el Nuevo Secretario de Educación insiste en que “se Profundizara la Reforma Educativa”, lo real es que el Sistema Político y Educativo en el país esta bajo un fuerte desgaste, colocado así por Emilio Chaufett y su intención de contener a la CNTE, quien pusiera en jaque al Gobierno de Felipe Calderon con la APPO en Oaxaca.

Lejos de lograr que los grupos de interés se apoderen del sistema educativo a través de una quiebra controlada que ponga en subasta a través de contratos Publico-Privados a la Educación como ha sucedido con el Sistema de Salud, con catastróficas consecuencias, el gobierno de Enrique Peña Nieto y sus predecesores Neoliberales, han encontrado fuerte resistencia a la aplicación de medidas Chilenas en México, fruto en gran medida del Movimiento Magisterial-Popular en el País.

La Propuesta Psicopedagógica Necesaria

Lo que sigue pospuesto desde la Reforma de 1982 a la fecha es una propuesta congruente de Proyecto de Educación frente a los Modelos Neoliberales del Constructivismo y Competencias, que han evidenciado su fracaso tanto en el terreno como en las pruebas educativas internacionales, sin que por ello existe la menor preocupación en las autoridades Educativas.

La sobre burocratización de la educación, la búsqueda de indicadores y no de resultados es lo que tiene en el fracaso al Sistema Educativo, sobre cargado de formularios y de formatos de Gestión “Estratégica” pero carente de materia gris para transformar la realidad en las Aulas, basta observar el “modelo” de Planeación Didáctica Argumentada ordenada por Secuencias Didácticas para darnos cuenta que la Situación de Aprendizaje y toda la conceptualización termina dejando de lado -nuevamente- el Desarrollo Cognitivo de los alumnos para refugiarse en las “inteligencias Múltiples”, sin más sentido que repetir los discursos de “moda” dentro de la Psicología Cognitiva.

La escuela Critica, más allá de la Pedagogía Critica y de sus conceptualización alrededor de la liberación de los pueblos, requiere de una renovación constante al igual que el resto de los soportes conceptuales de los paradigmas teóricos en la Educación, pero el contexto de los Modelos Educativos frena al pensamiento y da paso a concepciones preestablecidas de la Realidad, un entorno que no es propicio para el desarrollo de la imaginación, lo que definitivamente esta cacelando el papel de la Educación como una herramienta cultural de evolución humana.

Es imperativo renunciar a los Modelos en educación e insistir en los proyectos, ya no es posible asumir un discurso preestablecido de la Realidad, ahí no esta la Verdad como búsqueda Epistemológica del conocimiento, tanto el Constructivismo como las competencias son entornos eclécticos para armar, pero no para desarrollar y mucho menos para transformar.

Un País no es un Modelo para Armar

México no es un modelo para armar, del que nos van a venir a decir de fuera cual es su “complejidad” repitiendo la parafernalia de Edgar Morin (2000), en todo caso la complejidad es histórica y territorialmente situada, no se puede trasladar de una cultura a otra, tal y como lo demostró Jerome Bruner (1976) en sus estudios sobre el Desarrollo Cognitivo, no es posible negar el papel de las Comunidades en el Desarrollo Cultural, el papel de los entornos sociales y la acción de la Geografía en los espacios de interacción en donde la Cultura y la Educación se influyen mutuamente.

Una propuesta de Educación desde abajo, desde los docentes deberá partir de una conceptualización del quehacer de la educación, y su labor al frente de las aulas, con una retroalimentación de la Teoría sobre la práctica, es decir una praxis que reconoce el papel central del profesor en la Cultura Escolar y su transformación como profesional de la Educación.

Esta demostrado el Fracaso de 36 años de Educación Neoliberal en México, es claro que la Pedagogía Critica debe ser superada, y que los elementos de transformación de la educación van más allá de los discursos de la posmodernidad y la introducción de elementos que poco o nada tiene que ver con las comunidades, el desarrollo de la Cultura, la Educación y el Pensamiento van de la mano, un aspecto demostrado ya por Lev. S Vygotsky (1939) en sus estudios sobre el Desarrollo Cognitivo.

México es una sociedad Multicultural, reconocer esta realidad es un paso fundamental para asumir una propuesta interparadigmática que de cuenta de las condiciones multidimensionales en las que se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje, y no continuar con un discurso burocrático, escaso de todo sentido, basado en el positivismo más chato, como lo es el Modelo por Competencias y sus Indicadores.

Referencias:

Bruner Jerome (1976) Desarrollo Cognitivo y Educación, Paidos, España

SEP (2016) Modelo Educativo 2016.
https://www.gob.mx/modeloeducativo2016

Fuente del Artículo:

México. Los Límites de la Reforma Educativa 2012-2016. Adiós a los Modelos en Educación

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La voz compartida

Manuel Gil Antón

Quizá no hay tantas como expendios de alimentos chatarra, pero las escuelas son un espacio común hasta en las poblaciones más apartadas, pequeñas y pobres. Sitio compartido por un tercio de la población del país. Lugar al que acuden cientos de miles de profesores y maestras: más de un millón. Incontables aulas, algunas de bajareque y lámina, otras con piso firme y computadoras para todos. No pocas con grietas de tal magnitud que se trasladan a una casa, a la cancha de básquet, la sombra de un árbol, a otra escuela amiga.

El lunes 25, día previo al aniversario de la desgracia de Ayotzinapa, se reanudarán las clases en casi todas las zonas lastimadas, y continuarán en el resto del país. Llegaremos con imágenes en el corazón: generosidad, ansia de ayudar, lozas que no dejaron salir a los que se nos murieron, escombros y fierros retorcidos donde albañiles sencillos, pero sabios en menester de los ladrillos, varillas y polines, hicieron veredas por donde salieron tantos vivos y muertos que velar. Soldados y marinos entrones. Muchos jóvenes, y no tanto: también añosos, acarreando cascajo. Estorbando a veces, sí, pero sin trabar el sentido de su presencia como esfuerzo solidario y, también, signo complejo del dolor y azoro de estar vivo y tener casa y escuela, cuando otros las han perdido o verán caer. Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, la Ciudad de México… ciudades y aldeas donde se fincaron, con esfuerzo, casas que vieron nacer, crecer, amar y desamar. Morir también sin la trabe encima. Sitio de las estas. Paredes con fotos de su historia.La cocina donde nos juntamos a comer, hablar y ser.

En la retina llevaremos rostros de padres esperando saber de sus niños, de los hijos aguardando si acaso un bendito mueble dejo al abuelo modo de respirar y lo alcanza el topo antes que la parca.

Ajados por la tristeza, con preguntas, corajes, rabias justas cuando lo desplomado no fue culpa del temblor, sino de la corrupción impune. Angustiados. Vulnerables. No habrá modo de iniciar las labores sin escucharnos. Lo que no alcanza a medir la examinación con guadaña, altanera, va a aparecer, intangible a la opción múltiple, y tendrá palabra. Hay tren pal norte y el sur: de los que aprenden enseñando, y los que nos enseñan tanto al aprender. ¿Por qué el dolor, maestra? ¿Qué se hace con la angustia que me atosiga? Tengo un vacío en la ilusión y un hueco en la panza. ¿Cómo se puede vivir si se ha muerto una hija? Y entonces, en el prodigio de la voz compartida, se hallará alguna respuesta o no: pero la palabra dolida que se hace común educa, forma.

El silencio que se guarda cuando no se puede hablar y un compañero llora. Ese abrazo. La palmada del profe, la torta o el taco que se comparten, son sustancia en la educación concebida como reconocimiento del otro que nos dice lo que vio, lo que le cuarteo los ojos: lo dicho y lo callado brotará ahí. Es la hora de la escuela como plaza de la voz. No de la explicación, quizá: sí de la escucha, de la pregunta que se lleva en la mochila o el morral y se abre para convidar. Ahí hay un entramado que da certidumbre de ser nosotros. Y no estar tan solos. Si la escuela abre el umbral donde se conforma lo que consuela, enoja, calla y se anuda, ese intangible que fluye y alivia en y por el vínculo con los que la habitan, se vuelve albergue del asombro y la tristeza.

El balbuceo y la duda. Del ánimo y la esperanza cuando sea posible. Será el tiempo de la escuela: vayamos listos, abiertos a esas voces y a dejar que las preguntas soterradas se abran paso. ¿Cómo evaluar lo que pasará? Imposible. Innecesario. El hogar de la voz que va y retorna, es la esencia de una escuela que vale la pena, aunque los gerentes que buscan reflectores para la foto no lo sepan ver. Ciegos a lo que importa. Cuentachiles de aciertos: ignorantes.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/la-voz-compartida/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/09/SISMO-85-SOLIDARIDAD-1-3-768×576.jpe

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México: Padres de los 43 desaparecidos en Iguala siguen reclamando justicia.

América del Norte/México/29.08.2017/Autor y Fuente: http://www.prensa-latina.cu/
Estudiantes, maestros y pobladores en una acción conjunta convocada por los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014, reclaman hoy al gobierno mexicano su presentación con vida y cumplir las diversas líneas de investigación.
Alumnos de la normal de Amilcingo, así como profesores de Morelos y pobladores de Tepoztlán, interrumpieron el tránsito en la autopista La Pera-Cuautla. Pancartas y voces exigen que el presidente Enrique Peña Nieto cumpla con las promesas de llegar hasta el final con las indagaciones y castigue a los culpables de la desaparición forzada de sus hijos.
Los integrantes del movimiento estudiantil en defensa de Tepoztlán -territorio indígena- también exigen justicia ante las continuas desapariciones de personas, así como la cancelación de la ampliación de la vía La Pera-Cuautla porque afecta su patrimonio. En los bloqueos participaron además maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación, del Sindicato Único de Trabajadores del Colegio de Bachilleres, y de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=110944&SEO=padres-de-los-43-desaparecidos-en-iguala-siguen-reclamando-justicia
Imagen: https://elcomunista.files.wordpress.com/2017/07/padres-de-los-43-desaparecidos-en-iguala-siguen-pidiendo-justicia.jpg
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El tiempo de Ayotzinapa, nuestro tiempo

Luis Hernández Navarro

De pie, delante de un librero, vestido con suéter azul marino, un joven de 87 años sostiene una pancarta con ambas manos, en la que envía un mensaje directo: Mi solidaridad con las familias de los normalistas de Ayotzinapa y de los sacerdotes asesinados y desaparecidos en Guerrero. Nos faltan 43 y más.

El hombre solitario que aparece en la foto del cubículo académico se llama Noam Chomsky. Es, a un tiempo, uno de los más prominentes lingüistas y uno de los más destacados intelectuales públicos del mundo.

Una distinguida dama de 84 años, pelo color platino y chaqueta roja, muestra un cartel con las fotos de los 43 normalistas desparecidos, y la consigna: ¡Vivos se los llevaron! ¡Con vida los queremos ya! Está acompañada de familiares de los muchachos y por estudiantes de la Raúl Isidro Burgos. He recordado mi misma historia, la historia de mis compañeras las abuelas, que con lágrimas de no saber qué hacer empezamos la búsqueda, dice a los asistentes a un acto de solidaridad.

La mujer que defiende a los desaparecidos mexicanos es Estela Carlotto, la presidenta de la asociación argentina Abuelas de Plaza de Mayo. Sabe de qué habla. Durante 36 años buscó a su nieto, después de que su hija fue desaparecida y asesinada por la dictadura militar. Finalmente lo encontró.

El 8 de octubre de 2014, un pensador de 82 años, con pantalón y camisa de mezclilla se retrató en la Piazza Cardusio de Milán, Italia, rodeado de un grupo de unos 40 hombres y mujeres que enarbolan una bandera mexicana y varios carteles escritos a mano con exigencias en español e italiano. Uno reza: Basta de violencia en nuestro México. Protegido del frío otoñal por una larga chamarra café, carga una bolsa llena de libros y papeles.

El personaje de la fotografía es el semiólogo Umberto Eco. Año y medio más tarde falleció. La protesta en la que aparece fue convocada para exigir la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala. Allí, el autor de El nombre de la rosa leyó cada uno de los nombres de los normalistas.

En otra instantánea, un escritor argentino de 89 años, rodeado de plantas, con sus lentes y un vaso con un poco de vino sobre una mesa a su costado, muestra una cartulina escrita a mano con colores diferentes que dice: Nos faltan… 43.

La figura de la fotografía es Osvaldo Bayer, autor de un libro de culto: La Patagonia rebelde. Perseguido por los militares golpistas de su país, perdió todos sus bienes y tuvo que exiliarse en Alemania durante ocho años. Otros amigos suyos, como Haroldo Conti y Rodolfo Walsh, no pudieron hacerlo.

Estos cuatro retratos de Chomsky, Carlotto, Eco o Bayer, con sus rústicas cartulinas manuscritas no dicen que faltan 43 estudiantes. Afirman que NOS faltan 43. Nos faltan a todos.

Ese NOS (así, con mayúscula) es parte de una historia excepcional, que va más allá del compromiso individual de estos cuatro grandes pensadores contemporáneos: la de cientos de miles de personas en todo el planeta a las que la tragedia de Iguala sacudió y conmovió. Hombres y mujeres que, a pesar de hablar en los más diversos idiomas y vivir en los lugares más remotos, han vencido la maldición de la Torre de Babel para decir a los familiares de los muchachos desaparecidos que no están solos en su búsqueda, que ellos los acompañan en su dolor y en su lucha.

Se trata de una historia de indignación y rabia, de solidaridad y fraternidad, a un tiempo perdurable y entrañable. De una historia que hoy, gracias al libro El tiempo de Ayotzinapa, de Carlos Martín Beristain, puede comprenderse mucho mejor.

A contracorriente de la narrativa oficiosa que busca difundir y legitimar la verdad histórica, El tiempo de Ayotzinapa esclarece lo que verdaderamente sucedió con los normalistas la noche del 26 de septiembre y los días siguientes. Ante el camuflaje y la falsificación de los hechos promovidos desde el poder, el libro ordena y da sentido a la información disponible.

La tarea es doblemente compleja. Primero, porque de por sí esos son los modos de los encargados de la procuración de la justicia en el país. Y segundo, porque estamos ante un caso de desapariciones forzadas. Y, como advierte el autor, la misma desaparición forzada es una estrategia de confusión, en la que se oculta no sólo el destino del detenido, sino el propio hecho. Una estrategia en que la verdad se convierte en territorio en disputa como en ningún otro lado, en una especie de arena movediza.

El tiempo de Ayotzinapa habla desde la aflicción de las víctimas. “Sin entender el dolor de la desaparición forzada –escribe Carlos Beristain–, no hay investigación posible, ni relación con los familiares que la acompañe”. Lo hace escuchando a las víctimas y confiando en su palabra. “Para mí –dice al describir tiempos de confusión– está claro que los estudiantes dicen la verdad”.

El tiempo de Ayotzinapa es un libro de libros, en el que discurren y se engarzan diferentes relatos organizados alrededor de un eje común: el de la noche de Iguala. Es una crónica sobre lo sucedido el 26 y 27 de septiembre de 2014, sobre la que se monta una nueva Divina comedia, que nos conduce a través de los círculos del infierno de la desaparición forzada en México.

El tiempo de Ayotzinapa hace el milagro de traducir los términos supertécnicos de informes forenses y expedientes judiciales a un lenguaje comprensible. Lo hace dejando en claro la responsabilidad en los hechos y en el ocultamiento de la información de muy poderosos funcionarios públicos, sin estridencias ni denuncias flamígeras.

A pesar de ser un relato sobre el dolor y de que el libro duele, no hay en El tiempo de Ayotzinapa signo alguno de literatura plañidera. Beristain es capaz de encontrar esperanza en la tragedia, optimismo en el infortunio. Nombrando lo intolerable, cuida poner siempre por delante la extraordinaria capacidad de resistencia creativa de padres y estudiantes. El resultado final es conmovedor y entrañable.

La lectura de El tiempo de Ayotzinapa puede ser una forma altamente provechosa de celebrar los 91 años de la Normal Raúl Isidro Burgos, de recordar nuestro tiempo.

Fuente del Artículo:

http://www.jornada.unam.mx/2017/04/25/opinion/017a2pol

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¡Ayotzi…vive!

Abelardo Carro Nava

Desde que tengo uso de razón, he creído que el normalismo mexicano es un pilar de gran valía dentro del Sistema Educativo Mexicano (SME). ¿Por qué afirmo esto? Sencillamente porque la gran mayoría de los profesores y profesoras que se encuentran desempeñando una función docente en nuestros días, fueron formados en las aulas de las escuelas normales. Un asunto nada menor que, indiscutiblemente, hace pensar y repensar el subsistema de educación normal que existe en mi querido y amado México.

En este sentido, no puedo negar que en mis orígenes, se halla una profunda vena normalista, misma que me ha llevado a analizar concienzuda y objetivamente, cada parte de su historia, de su vida; así que con este referente deseo en esta ocasión, mi estimado lector, propiciar una reflexión en torno a un tema que sigue estando en la mente de muchos ciudadanos y educadores de este país. Como parece obvio, me referiré al caso de Ayotzinapa y a los 43 estudiantes que, hasta el momento en que cierro estas líneas, siguen desaparecidos.

Así, sin más ni más: desaparecidos. Cruda y trágica afirmación que, por más que se diga lo contrario, el hecho es en sí mismo innegable.

Las versiones que hemos escuchado y leído de los funcionarios públicos de la Secretaría de Gobernación, de la Procuraduría General de la República, de las autoridades del estado de Guerrero; en fin, de todos aquellos que tuvieron en algún momento injerencia en este lamentable asunto, no otorgan la credibilidad que, como mexicanos, esperamos. Y no son creíbles, porque las mismas indagaciones “científicas” que han presentado o expuesto, no corresponden a los hechos que en ese trágico día se vivieron.

Si usted recuerda, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que participó en las investigaciones, dio los elementos suficientes para tirar por la borda la “verdad histórica” que en su momento expuso el ex procurador Murillo Karam y, a partir de tales consideraciones, la verdad de las cosas, insisto, poco hemos sabido de los hechos, pero también, poco se ha hecho al respecto.

Como sabemos, los padres de los 43 siguen la búsqueda de sus hijos. Las manifestaciones continúan; sin embargo, parece que su esfuerzo se difumina cuando en los medios de comunicación nos enteramos que es más fácil encontrar a un ex director del Diario conocido como La Prensa, que a los estudiantes de la Normal Isidro Burgos. Ahí radica el meollo del asunto, en la falta de un estado de derecho que haga fiables y confiables las investigaciones sobre tal o cual hecho.

Con tristeza, vemos que cada día aparecen más fosas clandestinas en varios estados de mi querida República Mexicana, particularmente, en Morelos y Veracruz. Lamentablemente, observamos que son los familiares de los desaparecidos los que no han cejado es sus intentos de encontrar con vida a sus familiares y no las autoridades correspondientes.

De hecho, y como sabemos, el tema de los 43 volvió a la luz pública por el desafortunado encuentro que tuvo Andrés Manuel López Obrador con un padre de los estudiantes desaparecidos. El debate, hasta estos días, se ha centrado en “tirar” culpas entre un candidato a la Presidencia de la República y una de las instituciones del estado mexicano: el ejército. Pero, ¿por qué no se habla de los alumnos de Ayotzinapa?, ¿por qué en ese afán de protagonismo en los medios de comunicación se olvida de un tema de trascendental importancia para lograr la credibilidad del gobierno mexicano?

Tengo claro que la lucha por el poder vuelve a los seres humanos arquitectos de su propio destino; no obstante, considero que el tema educativo no debe dejarse de lado, porque si bien es cierto que existe esa “lucha” desmedida por el poder – y que hasta cierto punto es lógica –, también es cierto que hace falta atender a las escuelas normales del país pero, sobre todo, la educación que se brinda en esos centros escolares. Idea simplista si usted quiere, pero que encuentra sentido en la formación de los futuros profesores que México requiere.

Si usted tuvo la oportunidad de escuchar el mensaje que ofreció el Secretario de Educación en la presentación del “nuevo” modelo educativo el pasado 13 de marzo. Éste tocó el tema de las normales, pero así, por “encimita”, lo cual no da claridad ni certeza en una probable reforma de la educación normal. Si, con seguridad habrá quién me diga que ya se están realizando “trabajos” para fortalecer al normalismo mexicano, y es cierto, debo reconocerlo. Sin embargo, parece que todo esfuerzo es insuficiente cuando por años, que se lea muy bien, por años, se han mantenido en el olvido.

Desde mi trinchera, y en ese recorrido que he tenido en estas importantes escuelas formadoras de docentes, puedo afirmar que poco se ha avanzado en la formación de formadores o… ¿alguien conoce de un programa nacional de fortalecimiento profesional-pedagógico-didáctico para todos los docentes normalistas?

¡Ayotzi… vive!, no es un eslogan ni una frase que arenga a una multitud en torno a un lamentable suceso. Su expresión, encierra ese cúmulo de demandas que las escuelas normales ha manifestado a través de los años y que, para acabar pronto, pocos han atendido. En este sentido, debo reconocer el esfuerzo que algunas autoridades educativas han realizado a favor de las normales. Es loable, lo agradezco, lo aplaudo. Pero, insisto, no es suficiente cuando quienes nos encontramos en “el ruedo”, somos conscientes de las problemáticas que enfrenta la educación normal en un país vapuleado como el nuestro.

Culminó mis ideas expresando una más en torno al tema que me ocupa. En días pasados en la ciudad de Mérida, Yucatán, por iniciativa – excelente iniciativa – de la DGESPE, se congregaron más de 800 maestros y estudiantes normalistas en el 1er. Congreso de Investigación sobre Educación Normal. En dicho evento, fui testigo de la capacidad profesional y académica de los profesores y estudiantes de este subsistema. ¿No podrán canalizarse las energías de la SEP para impulsar a todo un sector que, hoy por hoy, es indispensable para la formación de los mexicanos?, ¿qué intereses no permiten su avance y fortalecimiento?

Éstas son preguntas que, con seguridad, quedarán en el aire; sin embargo, mientras haya momentos reflexivos como el que ahora le propongo, puedo afirmar que ese ¡Ayotzi… vive!, retumbará en lo más profundo de la educación en mi México querido.

Fuente del Artículo:

¡Ayotzi…vive!

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Anabel Hernández: La verdadera noche de Iguala y los 43 de Ayotzinapa

Álvaro Cepeda Neri 

Es un reportaje estremecedor donde la reportera-periodista Anabel Hernández construye con hechos, la cima desde Idonde los lectores podemos conocer la panorámica del drama de la Noche de Iguala, cuando entre el 26 por la noche y madrugada del 27 de septiembre de 2014, funcionarios de Guerrero y funcionarios federales encabezados por el desgobernador Ángel Aguirre y la complicidad de Peña, con policías, militares y delincuentes, ejecutaron la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural.

Fue la barbarie de los gobernantes de un Estado federal y la Presidencia de la República de la Federación. Las más de 300 páginas son un Yo Acuso al trío de la Procuraduría General de la República (PGR): Murillo, Gómez y Cervantes, quienes por órdenes de Peña, a través de Osorio Chong, Cienfuegos, Miranda, Castillejos y Tomás Zerón, no quieren dar a conocer cómo la Policía Federal y el 27 Batallón de Infantería desaparecieron a los normalistas que: “Vivos se los llevaron y vivos los queremos”. Los padres de esos estudiantes han enarbolado como nunca antes, desde el final de la Revolución de 1910, una movilización para exigir la rendición de cuentas del peñismo sobre esos hechos.


II. La verdadera noche de Iguala
es una investigación periodística iniciada en la revista Proceso, que culmina con este libro donde Anabel Hernández pone al descubierto las mentiras peñistas y aguirristas; la verdad de los hechos que “son subversivos. Subvierten las afirmaciones tanto de líderes elegidos democráticamente, como de dictadores… de torturadores. Subvierten las mentiras, las medias verdades, los mitos; todos esos discursos fáciles que confortan a los hombres crueles” (Tímothy Garton Ash, Los hechos son subversivos, Tusquets editores). En 12 capítulos, sigue las huellas de los acontecimientos y los desenreda, con nombres, lugares, autobuses, homicidios y desapariciones ocurridos desde “la noche de Iguala”. Así como las acciones de los familiares que no bajan la guardia para demandar –hasta sus últimas consecuencias– el deslinde de responsabilidades penales y constitucionales que, en el caso de Peña constituya delito grave por no resolver el problema por complicidad, lo que derivaría en su renuncia. Es la cronología de uno de los sucesos más dramáticos en la historia contemporánea mexicana.

III. El texto exhibe que el gobierno peñista no quiere ir al fondo de la tragedia, no obstante que –al tergiversar sus investigaciones y tratar de alterar el escenario– debe ya conocer la verdad ministerial que se niega a dar a la opinión pública. Pero Anabel Hernández logró correr las cortinas y nos muestra, pues, La verdadera noche de Iguala y La historia que el gobierno trató de ocultar. Por lo que los padres de esos estudiantes han recorrido el país para denunciar el abuso del poder gubernamental y sus alianzas con las delincuencias. El mundo entero sabe de esta barbarie que tiene alarmada a la Nación, porque sobrevivimos a un peñismo donde “cualquiera de nosotros puede ser uno de los 42, también de los detenidos arbitrariamente y torturados de manera infame.

Resulta imperioso encontrar a los normalistas y someter a juicio a los verdaderos responsables: los que ordenaron, los que ejecutaron, los que encubrieron y los que desde el más alto nivel protegieron a los encubridores y perpetradores. No se trata sólo de un tema de justicia elemental para las familias que buscan desesperadamente a los suyos, significa dar un ejemplo de justicia a un país que debe salir de este agujero profundo de corrupción, impunidad y violencia”.

Ficha bibliográfica:

Autora:           Anabel Hernández

Título: La verdadera noche de Iguala. La historia que el gobierno trató de ocultar

Editorial:         Grijalbo, 2016

Fuente del articulo: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2017/01/29/anabel-hernandez-la-verdadera-noche-de-iguala-y-los-43-de-ayotzinapa/

Fuente de la imagen: http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/wp-content/uploads/2013/07/ex-libris-300×300.jp

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