Page 7 of 12
1 5 6 7 8 9 12

Educación a distancia por radiotransmisores: «Profe, tengo los deberes: cambio y fuera»

Europa/España/cadenaser

En Baralla, sin que sirva de precedente, está permitido lo del ¿me copias? entre los alumnos del colegio público Luis Díaz Moreno. La tradicional fórmula de la comunicación por walkie-talkie está sirviendo para mantener conectados a los escolares que carecen de ordenador o de conexión a Internet en casa. Una forma imaginativa de combatir la brecha digital durante este confinamiento que ha explicado en La Ventana la directora del centro, Vanesa de Arriba.

‘Desde principios de curso ya teníamos una asignatura en la que hacíamos un taller de radioaficionados y contábamos con varios walkies. Así que desde que se decretó el estado de alarma hemos decidido usarlos para que los alumnos que no tienen otros medios pudieran seguir el hilo de las clases’.

Cada día, a las doce en punto, el profesor de 3º de Primaria inicia la radiotransmisión escolar dando paso por turnos a sus alumnos de 8 y 9 años cada uno desde su casa. ‘Todos saludan uno a uno y después, hastas las dos de la tarde, se van corrigiendo las tareas escolares que previamente han hecho los chicos. Al principio, les costaba un poco pero ahora la iniciativa está funcionando bastante bien’, ha relatado.

El hijo de Vanesa es uno de esos alumnos que da clase por radiotransmisor encontrando una aplicación inesperada al walkie-talkie que le regalaron las pasadas Navidades como juego. ‘El objetivo es utilizar todos los recursos disponibles para asegurar que los alumnos pueden seguir el ritmo lo mejor posible’, explica Vanesa, que antes de dirigir el colegio de su pueblo, estudió en el Luis Díaz Moreno. Un reto especialmente complicado en zonas rurales como el concello de Baralla, cuyo colegio público atiende a medio centenar de parroquias rurales ‘muchos de cuyos chavales tardan entre 30 y 40 minutos en el autobús escolar para llegar a clase’.

Escucha esta nota periodística en el siguiente enlace:

 

Fuente: https://aulaintercultural.org/2020/05/12/profe-tengo-los-deberes-cambio-y-corto/

Comparte este contenido:

Enfoques cooperativos; Hoy: La pedagogía cooperativa escolar y universitaria no están confinadas, están activas.

En la era del coronavirus la desigualdad neutraliza la posibilidad de aprender de los educandos, entonces, todo sigue igual o peor, surgió, la brecha digital”

Por: José Yorg, el cooperario

“El niño, guiado por un maestro interior trabaja infatigablemente con alegría para construir al hombre. Nosotros educadores, solo podemos ayudar… Así daremos testimonio del nacimiento del hombre nuevo”. María Montessori

“El problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo, si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina exclusivamente pedagógica. Sus proyectos han ignorado el íntimo engranaje que hay entre la economía y la enseñanza y han pretendido modificar ésta, sin conocer las leyes de aquélla. Por ende, no han acertado a reformar nada sino en la medida que las menospreciadas, o simplemente ignoradas leyes económico-sociales, les han consentido.” José Carlos Mariátegui

Queremos que las pedagogías estén siempre en acción social porque la tecnología, la educación a distancia evidenció también las grandes diferencias de posibilidades: La desigualdad  neutraliza la posibilidad de aprender de los educandos, entonces, todo sigue igual o peor, surgió, la brecha digital.

La cuestión pedagógica en contexto de la pandemia trajo aparejada, entre muchas cosas,  el proceso de aprender y des-aprender para los docentes, educandos y padres, todos,  a arreglarnos como podamos, sin embargo, aprendimos, erramos y superamos.

Hoy, en esta fecha de lo recorrido en este proceso educativo a distancia, está más claro, y entonces se empiezan a abrir posibilidades, pero surgen otros interrogantes, otras inquietudes.

Ya nos habíamos pronunciado sobre estas cuestiones técnicas de contacto y vínculo con los educandos y de ellos hacia nosotros, en ese recorrido aprendimos, lo repetimos, porque somos motivados/as a repensar la educación digitalizada en el marco de la pandemia.

TECNICOOP, como organización cooperativa, orientada a contribuir-modestamente, claro-con el mejoramiento humano a partir de la pedagogía cooperativa, saber que compartimos socialmente, este medio periodístico es un gran aliado estratégico de esa noble tarea.

En verdad, las aportaciones y los debates que llevamos adelante los docentes en las redes sociales de todo el mundo nos enriquecen, sin embargo, surge con claridad el deseo común, de los docentes, de que los organismo oficiales educativos acompañen y apoyen estos esfuerzos, es imperativo construir canales de intercambio y que se acopien esas experiencias.

¿Quiénes o qué organismo oficial se encarga de colectar, seleccionar y sistematizar estas experiencias educativas?

De nuestra parte,  logramos construir escenarios educativos cooperativos digitales y logramos presencia de esta modalidad pedagógica, pero sobre todo, comprendimos muy profundamente que la educación virtual no debe despojarnos del calor humano, al contrario, ello implica encuentro, vínculo, diálogo y eso es vital.

Pedagogía cooperativa abierta al mundo

Entonces, la educación cooperativa escolar y universitaria, en modo alguno están confinadas, están activas y abiertas al mundo gracias a las tecnologías, y en caso especial, a la plataforma educativa Magnaplus.

Ponemos énfasis al decir que la sociedad civil, el pueblo, las personalidades, las organizaciones libres del pueblo, deberían encontrar espacios de participación que les permitan expandir sus virtudes y de tal modo fortalecer la democracia educativa.

Podemos, entonces, exclamar a los cuatros vientos que la pedagogía cooperativa escolar y universitaria no están confinadas, están activas, están en proceso de avance porque los docentes cooperativos asumimos plenamente que nuestra responsabilidad se agiganta.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!           

Fuente: Enviado por el autor a OVE

Comparte este contenido:

Walkie-talkies para seguir las clases cuando no hay acceso a internet

Por: Nieves Mira

Miles de alumnos podrían quedarse descolgados por la brecha digital que ha evidenciado el confinamiento.

Desde que comenzó el confinamiento, los nueve niños de tercero de primaria del colegio Luis Díaz Moreno, en el municipio lucense de Baralla, se conectan todos los días para seguir sus clases a distancia, pero no lo hacen por videollamada. Como algunos de ellos carecían de conexión a internet e, incluso, de ordenadores, el centro pensó cómo aprovechar los recursos que ya disponían y probaron con los walkie-talkies de su taller de radio. En las ondas, quedan diariamente durante dos horas, y así corrigen los deberes que les manda el tutor.

«Fue la manera que encontramos para garantizar que todos seguían el ritmo», cuenta la directora del colegio, Vanessa de Arriba. Su tutor, radioaficionado, fue quien programó los terminales para que no tuvieran interferencias y los remitió al ayuntamiento para que los repartiera por cada domicilio. «Es él quien les va dando la palabra y así todos pueden seguir las correcciones», explica. «En el medio rural en que vivimos, internet no era primordial hasta ahora. y hemos tenido que tirar de imaginación», añade.

Más que acceso a internet

«Hasta hace un mes teníamos claro que los estudiantes que no tienen acceso a internet sufren un mayor riesgo de exclusión. Y aunque en España se trata de un porcentaje minoritario, esto supone que decenas de miles de adolescentes van a tener más complicado su desarrollo personal y su futuro laboral. Ahora, con el confinamiento hemos descubierto que no solo existe en aquellos hogares sin aceso a internet, sino también en el número de dispositivos accesibles por parte de cada estudiante en su hogar», cuenta Elena IbáñezCEO de Singularity Experts, una plataforma de Inteligencia Artificial que ayuda a los jóvenes a identificar sus habilidades. «Esto es un problema, porque supone que en un mundo en el que la educación online ha crecido un 900% en los últimos 20 años, los estudiantes que no dispongan de un dispositivo de uso individual, tendrán menores posibilidades respecto a otros que sí lo tengan», añade Ibáñez.

En este ámbito, el papel de los educadores se vuelve de vital importancia. «Son los primeros que deben ser formados en esta nueva realidad. En la tecnología como concepto, pero también como canal, como contenido, como competencia», señala Ibáñez. «Ya no hablamos de transformación digital; estamos en la era de la tecnología en mayúscula», añade la experta.

Iván López, alumno de tercero de Primaria en clase con walkie-talkie, en este caso propios
Iván López, alumno de tercero de Primaria en clase con walkie-talkie, en este caso propios – ABC

Pero no todos los expertos son tan positivos al respecto. Cristina Gutiérrez, educadora especializada en educación emocional, hace un llamamiento a la «solidaridad» estos días, para que nadie se quede atrás. «Invitaría a todos a colgar un cartel en los ascensores o portales, preguntando si algún niño necesita ordenador o wifi. Seguro que podemos compartirlo», cuenta. Y, si fuera uno de sus padres, «colgaría el cartel pidiendo ayuda (tanto de wifi como de profesores particulares online)», añade.

«Una minoría», según la ministra

Ocho de cada diez alumnos, según informaba el Ministerio de Educación el mes pasado, se incorporaron, con el fin de las clases y el inicio del confinamiento a la «enseñanza online». Maestros, profesores, alumnos… todos tuvieron que adaptarse a los nuevos métodos. Mientras tanto, «una minoría» (en palabras de la ministra Isabel Celaá) de estudiantes, que se estima entre el 10 y el 15 por ciento del total, quedaban aislados del sistema al no disponer de los recursos TIC que necesitan (conexión a internet, ordenador…).

El sindicato ANPE publicó una encuesta en la que el 70,9% de los docentes canarios valoraba con menos de un cinco la posibilidad de prestar atención a la diversidad de todos sus alumnos con los medios disponibles. Las últimas semanas, las instituciones públicas, muchas veces en colaboración con empresas privadas, han repartido tabletas, tarjetas SIM o, incluso, teléfonos móviles para tratar de disminuir la llamada «brecha digital» que antes se sorteaba acudiendo a los centros. Oenegés como Red ONGD de Madrid o Save The Children alertan de las terribles consecuencias que podría tener la desconexión para los alumnos con menos recursos. Mientras llega una solución a la falta de medios, por toda España los profesores buscan cómo atajar este problema, muchos con iniciativas tan ingeniosas como las de Baralla.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-walkie-talkies-para-seguir-clases-cuando-no-acceso-internet-202004220157_noticia.html

Comparte este contenido:

Lecciones educativas desde una Europa confinada

Un gran laboratorio sobre cómo enseñar cuando la escuela ya no es un lugar físico. Secuencia interminable ensayo-error, con órdenes oficiales y altas dosis de autonomía. El aula virtual europea va encontrando respuestas al mismo ritmo que genera interrogantes. Los principales países del continente han activado protocolos de urgencia para que la educación no sucumba al cerrojo escolar. Las profesoras contactadas para este reportaje albergan mil dudas, aunque tienen algo claro: enseñar a distancia multiplica la carga de trabajo.

Como en España, se respira una atmósfera espesa en la que la confusión sobre cómo evaluar desdibuja los contornos. La brecha digital impide penalizar a los ausentes, esos “alumnos fantasma”, dice una docente alemana, hayan desaparecido estos por voluntad propia o debido a la falta de conexión.

Pero sin palo, sigue habiendo zanahoria. Así que Francia, Alemania -o la mayoría de sus estados federados- e Italia han optado por recomendar que el trabajo online cuente en las notas, mas solo en favor del estudiante. En cuanto a la promoción, Italia y Alemania apuestan por el aprobado general (salvo en los cursos clave). Francia aún se debate sobre qué hacer, si bien, por ahora, aconseja benevolencia.

Los diferentes niveles de rigor en el confinamiento marcan el posible retorno a las aulas. En los tres casos, la prioridad son los chavales que están cerca de obtener un título oficial. Sobre todo el de Bachillerato, equivalente (con matices) a nuestra EVAU, al menos en su función de salvoconducto para acceder a la universidad.

Varios länder (estados federados) alemanes ya han reabierto sus centros, por ahora focalizados en los exámenes Abitur. La reapertura en Francia está prevista para el 11 de mayo, aunque las pruebas del Bac quedaron canceladas hace semanas, con excepción de una pequeña parte oral. Italia se resiste a dar por finalizadas las clases presenciales, y mantiene la posibilidad de volver al aula -más como hipótesis lejana- a partir de mediados del próximo mes. La forma y contenido de su Maturitá quedan a expensas de la decisión final.

Francia: ¿el centralismo mató al Bac?

En el pico de la pandemia, las autoridades galas tomaron una drástica decisión, para muchos apresurada: suprimir este curso los exámenes del Bac y otros títulos oficiales como el Brévet. La mayoría interpretó que, al no poder garantizarlos en todo el país, ni su adecuada preparación entre los alumnos, el Gobierno había optado -en un alarde de igualitarismo centralista- por la cancelación total. En las calificaciones, la evaluación continua se erige este curso como máximo criterio.

Profesora de Biología y Geología en un lycée de Cusset (centro de Francia), Marie Laure Montel va más allá y observa motivos estructurales de más amplio recorrido: “El ministro [Jean-Michel Blanquer] ya había anunciado su intención de suprimirlos el próximo curso, y el confinamiento le ha permitido adelantar la medida a modo de prueba, en su camino hacia una reforma del modelo francés inspirada en los países anglosajones. Los exámenes nacionales -que gozan de gran consideración entre los docentes- se podrían haber hecho, quizá más tarde y gastando algo más de dinero. Ha sido una decisión política”.

La parte oral del Bac aún vigente se hará, en principio, de manera presencial. Otra novedad es que, dadas las restricciones de movilidad, los profesores evaluarán a sus propios alumnos, cuando normalmente estos se desplazan a lycées de otra regiones para asegurar la imparcialidad. Francesa de origen ecuatoriano, profesora de Español en Saintes (oeste de Francia), Carolina Sión alberga serias dudas sobre la reactivación de la vida escolar este curso. “Voy a proponerle a mi director hacer los exámenes por Skype. Antes de que podamos volver a los centros, tienen que existir las condiciones necesarias: distancia de seguridad, mascarillas, test… Sin esas condiciones, difíciles de alcanzar, la gran mayoría de profesores, en mi centro y me atrevo a decir que en toda Francia, no vamos a ir a trabajar”.

Surtido tecnológico a gusto del profesor y amplia libertad de acción acompañan la toma de decisiones. Y arrojan luz sobre las zonas de sombra que oscurecen la conversión forzosa hacia la enseñanza a distancia. Por ejemplo, se han de valorar -siempre en sentido positivo- las tareas que realice el alumno durante el confinamiento. Pero al volver al aula, no podrá ser examinado sobre lo aprendido. Los docentes también deben tener en cuenta, explica Sión, la asistencia, si bien nadie les ha explicado cómo pasar lista a través de la fibra óptica. Mientras, sobrevuela la incógnita en cuanto a la repetición. “Sabemos que en verano se van a generalizar talleres de recuperación a escala masiva en todos los centros”, añade Sión. Quizá una pista de que repetir este curso será, con toda probabilidad, absolutamente excepcional.

Montel se considera afortunada de contar con alumnos “autónomos y acostumbrados a las herramientas digitales”. Explica que son ellos mismos los que se han organizado en grupos de discusión para que el aprendizaje no pare. Ella se ha limitado a dejarse llevar por la iniciativa de sus pupilos.

Sión se declara neófita en artilugios y aplicaciones, aunque se las ha apañado (e-mail, WhatsApp, plataforma del Ministerio…) para subirse al carro de la “continuidad pedagógica”. Objetivo top oficial para el que las autoridades certifican un éxito del 95% de estudiantes. “En esa cifra”, se queja, “se incluye a todos los alumnos con los que el profesor ha podido contactar en algún momento, aunque haya sido una sola vez. Es un éxito ficticio”. Sión resume sus cinco semanas de enseñanza virtual: “Agotadoras”.

Alemania: diversidad federal con el virus a raya

Las jornadas maratonianas proliferan también al otro lado del Rín. Profesora de Lengua y Francés en un gymnasium (instituto académico) de Bonn, Ilona Levitin, define el confinamiento docente en términos casi hercúleos. Cuando logra aligerar de tareas por corregir la plataforma que utiliza, vuelve a entrar en ella para encontrarse en el punto de partida. Sin apenas problemas de conectividad, casi todos sus alumnos están cumpliendo a rajatabla.

Otros centros saltan la brecha digital como buenamente pueden. Levitin narra una de esas bellas historias que nos está regalando la pandemia: “Conozco muchos colegas en la ciudad, sobre todo de primaria, que cada día hacen un tour en bici para repartir tareas impresas en los buzones de sus alumnos más vulnerables, la mayoría de familias inmigrantes en las que se unen pobreza y grandes dificultades con el alemán”. Algo solo posible en un país que ha optado por una cuarentena light.

Levitin enseña en el estado federado (länder) de Renania del Norte-Westfalia, uno de los primeros en reabrir las aulas. Su gymnasium acoge alumnos desde el jueves 23, empezando por aquellos a punto de someterse al Abitur. Las asignaturas se concentran en largas sesiones de hasta tres horas con un máximo de 15 alumnos por clase. “Está muy bien organizado, con una incorporación progresiva y excluyendo por el momento a profesores y estudiantes que sean población de riesgo”, afirma Levitin. El estado de Hesse, incluso, realizó los exámenes finales semanas atrás, en el punto álgido de la crisis. Para el 4 de mayo, todos los länder tendrán escuelas funcionando.

Berlín (que administrativamente funciona como estado) examina alumnos desde el lunes 20. Rafael Hormann, estudiante de último curso de humanidades en un instituto de la capital, dice haber sido “capaz de ignorar la incertidumbre” la mayor parte del tiempo. Aunque reconoce que no siempre ha resultado fácil sustraerse a los rumores. “Al final me tuve que preguntar si estudiaba solo para el examen o porque aprender es bueno para mí y para mi futuro. En la respuesta encontré una importante fuente de motivación”, añade. Hormann explica que las autoridades han priorizado el retorno de alumnos de más edad no solo por cuestiones académicas. “En teoría somos más maduros y nos comportaremos con precaución. Habrá que verlo”, asegura escéptico.

Alemania no ha sido inmune a las directrices confusas llegadas desde arriba. En Renania del Norte-Westfalia, la autoridades indicaron primero que no se avanzara en los currículos y que el aprendizaje a distancia no afectaría a la nota. Después de Semana Santa, dijeron que sí se debía proseguir con el temario y que el esfuerzo del alumnado tendría recompensa numérica.

Levitin reconoce que su director hizo al principio caso omiso de la visión oficial: “Hemos seguido con los programas, nunca hemos parado”. En todo caso, explica, los docentes solo pueden enviar a sus alumnos “propuestas de aprendizaje” voluntarias, aunque, al retornar a las aulas, estas se considerarán contenidos ya vistos. Todo un “sinsentido”, en su opinión. Más duros, otros estados como Sajonia o Bavaria se han decantado por las clases virtuales obligatorias. Concepto relativo en tiempos de promoción automática.

Italia: la utopía de volver

La posibilidad de que algunos alumnos italianos retomen las clases presenciales entre el 14 y el 18 de mayo sigue encima de la mesa. Pero pocos en el país transalpino lo ven factible. Buena parte de la comunidad educativa da por sentado que las escuelas no reabrirán hasta después del verano. El aprobado general -decretado para pasar de curso, aunque no para obtener títulos oficiales- permite adivinar un primer trimestre 2020-21 del todo excepcional. Una mezcla de pretemporada escolar y lenta transición hacia la normalidad.

“El reto es enorme. Hay varias posibilidades, nadie sabe exactamente qué ocurrirá”, comenta Lorenzo Benussi, de la Fondazione per la Scuola, muy activa en proyectos de innovación e inclusión educativa. Benussi se arma de optimismo y atisba un campo de oportunidades: “Como seguramente habrá que guardar la distancia seguridad, sería buena idea dividir clases y repartir alumnos en otros espacios públicos como museos, bibliotecas o incluso parques, lo que llevaría a la práctica radical de esa vieja aspiración de derribar los muros del aula y la escuela”.

Antes de que finalice el curso, la gran cuestión pendiente es el formato de la Maturitá. Si los centros no levantan el cerrojo, la prueba será oral a través de una plataforma digital aún por decidir. Mil dudas giran en torno a la opción online. ¿Resulta viable hacer un examen de Matemáticas a viva voz? ¿Quién vigila que los chavales no copien? Benussi no conoce las respuestas, pero se muestra convencido de que, más allá de asuntos coyunturales, el momento es propicio para “repensar conceptos y realizar inversiones (de equipamiento, de formación) que no sólo sirvan para salir al paso de esta crisis, sino que abran el camino hacia un cambio pedagógico profundo”. El virus, sostiene, ha destapado las muchas limitaciones de la escuela tradicional.

The post Lecciones educativas desde una Europa confinada appeared first on El Diario de la Educación.

Comparte este contenido:

La brecha digital en la educación ante el COVID-19

Por : Pluma Invitada

Ante la denominada pandemia generada por el virus COVID-19, la suspensión de clases presenciales en todos los niveles educativos es una realidad, las actividades académicas a distancia son una variante y se convierten en una alternativa en diferentes sistemas educativos; en México no es la excepción, el trabajo a distancia es la única opción y las posibilidades de dar cumplimiento a los planes y programas de estudio ahora son parte de una acción compartida entre la escuela y los padres de familia, ante dicha estrategia el proceso de enseñanza y aprendizaje ahora es divergente ante un mismo objetivo una educación social, con equidad, promoviendo la calidad o excelencia de la educación.

El uso de la tecnología como una alternativa educativa ante el problema de sanidad a nivel mundial permite evaluar el cumplimiento de ciertas políticas educativas; de acuerdo al documento Metas 2021 (OEI), generado en la cumbre de 2008 en la ciudad de San Salvador y publicado en el 2010, los distintos ministros de educación en su momento, consideraron la necesidad de cerrar la brecha digital en Iberoamérica dando cumplimiento a diferentes metas entre los que se resalta; fomentar la igualdad de oportunidades y compensar las desigualdades sociales, ampliando la dotación de computadoras en las escuelas y la alfabetización tecnológica del alumnado; favorecer el aprendizaje de los alumnos mediante la incorporación de las TIC en el proceso de enseñanza y aprendizaje; lograr que los docentes incorporen su apropiación tecnológica al proceso de enseñanza y aprendizaje, lo que posibilita un uso pedagógico de las TIC y garantizar la existencia de recursos y contenidos digitales adaptados y de calidad, necesarios para la integración y el uso de las tecnologías en el ámbito educativo.

El cumplimiento de las políticas internacionales genera un compromiso mayúsculo y necesario destacar, de acuerdo al extinto INEE en el ciclo escolar 2007-2008 la mitad de las primarias contaba con una computadora para uso educativo; para el 2013-2014 este porcentaje se redujo a 39.6%, y para el ciclo 2015.2016 llegó a 40.4%. En la educación secundaria, en el ciclo escolar 2007-2008, 71.5% del total de estas escuelas tenía una computadora para uso educativo; en el 2013-2014 el porcentaje bajó a 68.4% y se recuperó  en el 2015-2016, al llegar a 70.1%. De acuerdo a los datos las condiciones en las escuelas no son las viables y ahora generar propuestas educativas haciendo uso de las TIC es todo un enigma que tendrán que resolver maestros, alumnos y padres de familia.

De acuerdo con el INEGI (2019) 18.3 millones de viviendas (52.7% del total en México) cuentan con acceso a internet. La mayoría de viviendas que no cuentan con acceso (16.4 millones) corresponde a la sociedad con menores recursos, ubicada en los estados de Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Oaxaca, Puebla y Veracruz.

El impacto de la tecnología en las escuelas depende del manejo que se haga de ellas; la brecha digital no se cierra dotando a las escuelas de computadoras, ni capacitando a los docentes con propuestas innovadoras haciendo uso de la tecnología. Un ambiente digital se construye con procesos integrales en los que demande una práctica educativa acorde a las condiciones digitales del contexto de los alumnos.

Si bien el cumplimiento de la política educativa es una condicionante que permite atender la brecha digital en los procesos de enseñanza y aprendizaje; el financiamiento, monitoreo, capacitación, conectividad y renovación de los equipos destinados a las escuelas, es una muestra de las condiciones que se tienen para enfrentar los desafíos de problema de sanidad a nivel mundial.

Anunciado el confinamiento por el COVID-19, el trabajo escolar en casa ha generado una serie de comentarios entre la sociedad, los cuales reflejan la inestabilidad en las acciones que realiza la escuela y el compromiso social que tiene la familia con la educación. Será necesario reflexionar sobre cuál es el papel de la escuela en tiempos de contingencia, y valorar la importancia de una educación integral buscando diversas formas de enseñar para optimizar el aprendizaje. Necesitamos buscar alternativas para atender y aprender de las condiciones sociales, ni tenemos la infraestructura, ni utilizamos los recursos, ni buscamos áreas de oportunidad; sin embargo, cuestionamos todo lo que se platean y no valoramos lo que tenemos, opinamos sobre lo bueno y lo malo, pero no proponemos una solución, evaluamos evidenciando los errores y no argumentando nuestros saberes.

Referencias

INEE. (23 de Marzo de 2020). Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Obtenido de Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación: https://www.inee.edu.mx/

INEGI. (29 de Diciembre de 2019). Instituto Nacional de Estadistica y Geografía . Obtenido de Instituto Nacional de Estadistica y Geografía : https://www.inegi.org.mx/temas/educacion/

OEI. (2010). Metas 2021. Madrid, España: OEI.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-brecha-digital-en-la-educacion-ante-el-covid-19/

Comparte este contenido:

Hacer de la necesidad virtud (II): Bibliotecas públicas y equidad educativa

Odian leer -así lo dicen algunos de ellos-, pero hay tres condiciones que, bien combinadas, pueden abrir espacios para la lectura: la prescripción escolar, el aburrimiento y el acierto en la elección. Estamos ante una oportunidad única para impulsar el hábito lector pero, para ello, necesitamos el concurso de las bibliotecas públicas.

¿Por qué, en tiempos de pandemia y coronavirus, se habla tan poco de libros? Vengo dándole vueltas a esta pregunta desde que iniciamos la cuarentena. ¿Por qué, si el principal problema educativo que hemos detectado es la exclusión escolar, las bibliotecas no se consideran un servicio de primera necesidad, como las tiendas de alimentación o las farmacias?

En tiempos de brecha digital -de brecha social y escolar-, los libros son el amortiguador más sencillo y más inmediato contra la inequidad educativa. Hubiera bastado que los profes nos hubiéramos puesto de acuerdo en recomendar un puñado de buenos libros -libros informativos y libros de ficción, libros cuya lectura acompañaríamos y libros de los que no habría que rendir cuentas- para que el tránsito entre la educación en la escuela y la formación en casa no hubiera sido ni tan brusco ni tan injusto. Tendremos que darle una vuelta a nuestra lentitud de reflejos, a por qué los libros han desaparecido, incluso, de nuestro imaginario docente. Del hegemónico, al menos.

Ni siquiera la brecha digital hubiera sido tan abrupta con buenas bibliotecas escolares. Estas, allá donde funcionan, se ocupan también de la alfabetización mediática de estudiantes y docentes y tienen, cuando menos, detectados los problemas: quiénes disponen de dispositivos móviles y quiénes no, quiénes disponen de conexión en casa y quiénes no; qué aplicaciones y plataformas son fiables y cuáles no. Eso, tan solo, como punto de partida. Porque las bibliotecas escolares hace tiempo que dejaron de ser tan solo un espacio físico donde se alojan los libros, y son el verdadero agente dinamizador -que impulsa y coordina- todas aquellas prácticas vinculadas a la alfabetización del siglo XXI: desde cómo distinguir noticias fiables de fake news a cómo seleccionar, elaborar y comunicar información, entre otras muchas cosas. Claro que estos contenidos conciernen al profesorado de todas las áreas, pero mientras las rutinas docentes y las evaluaciones externas miren hacia otro lado pocos parecen darse por aludidos.

Necesitamos responsables en nuestras bibliotecas escolares -con formación y recursos, lo hemos dicho ya muchas veces- que vertebren iniciativas, especialmente aquellas medulares y que, sin embargo, el currículo disciplinar orilla o desdeña.

Pero hoy quisiera centrarme en la lectura de libros: de papel o electrónicos, pero en los libros. Y en por qué creo que, cuando se atenúen las condiciones de nuestro confinamiento, las bibliotecas públicas podrían y aun deberían ocupar un papel central en el tramo final del curso. Hablaré de secundaria, que es lo que conozco de primera mano, pero la tesis de fondo de estas líneas es aún más pertinente si cabe para los tramos de infantil y primaria.

Todos los años, al empezar las clases, dedico una o varias sesiones a hablar con mis alumnas y alumnos acerca de sus hábitos lectores y sus libros favoritos. Y todos los años me encuentro con tres perfiles diferenciados, aunque enormemente porosos entre sí.

En primer lugar, los refractarios a la lectura: «No leo nada. Nunca he leído nada que me guste». «Una vez leí un libro. Y no me gustó». «Yo no leo nada. Y si me mandan leer algo en el instituto o me veo la peli o me leo un resumen». «Antes leía. Ya no». «Me tiene que llamar mucho la atención el libro; si no, no me lo leo. He intentado leer algún libro, pero no». «Profe, yo solo leo el Marca«.

Pero incluso estos nos dejan un resquicio abierto: «No me gusta nada leer, pero una vez me leí un libro por mi cuenta y me gustó. Se llamaba El niño del pijama de rayas«. «No leo mucho, pero me gustan las curiosidades que leo en Instagram. Lo de ¿Sabías que…? Eso sí me lo leo». «No leo nada. Y ya. Pero me gustaría tener disciplina. Dormirme leyendo un libro». «A veces sí que leo, depende de lo que me aburra». «Leo cuando tengo tiempo». «No es que no me guste leer, me gusta algún tipo de libros, como Juego de Tronos». «Leer no es que me emocione, pero los libros que me mandan en el instituto sí que me los leo». «Con los libros del instituto al principio no me gustan, pero luego me voy enganchando». «Me gusta mucho leer, pero no libros. Revistas, moda, cosas de actualidad».

Odian leer -así lo dicen algunos de ellos-, pero hay tres condiciones que, bien combinadas, pueden abrir espacios para la lectura: la prescripción escolar, el aburrimiento, y el acierto en la elección.

Luego están los lectores ocasionales, aquellos que leen a rachas. «No me gusta mucho leer. Mi libro favorito es El señor de los anillos«. «No es que no me guste leer, pero no suelo hacerlo». «Me gusta leer, pero no leo mucho». Añoran los tiempos en que sí eran ávidos lectores. «Cada vez leo menos». «Antes leía un montón». Son quienes sí leen lo prescrito en el instituto, pero poco más. Este grupo aumenta según nos adentramos en la adolescencia. Porque es entre los más pequeños del instituto donde encontramos los lectores más fervientes.

Y ahí están los lectores compulsivos: quienes se han leído todo Roald Dahl, Laura Gallego, Harry PotterPercy Jackson, John Green. Fans de un título, un autor, un género, cuesta sacarlos de ahí. Se nos perderán en cuanto no acertemos a establecer el tránsito entre las tramas fantásticas o adolescentes y otros géneros que los saquen de la espiral en que andan confinados. No podemos pretender que salten sin red de ahí al Poema del CidEl Lazarillo de Tormes o San Manuel Bueno Mártir. Hay literatura juvenil para la segunda adolescencia y hay clásicos universales para los jóvenes lectores. Solo hay que ir a buscarlos.

Pero es que, además, están los refractarios a la narrativa de ficción (aunque a lo mejor sí se atreven con la novela gráfica) pero sí son lectores ocasionales de poesía. Están también quienes no quieren saber nada de literatura pero les entusiasman las biografías; quienes, puestos a leer, prefieren hacerlo con un libro de historia o de ciencia o hasta con un título de economía. Están -y estos son lectores en auge- quienes buscan en los estantes lo que haya de feminismo o ecología, y lo devoran con fruición y no hacen sino recomendarlo.

Todos ellos, lectores y no lectores, lectores de literatura y de libros informativos, necesitan de la escuela para impulsar sus hábitos y ampliar sus itinerarios de lectura. Muchos -si no todos- dependen de las prescripciones de la escuela, tan denostadas -y es verdad que tantas veces hechas con muy poco acierto-. Contamos ahora con un momento excepcional para aprovecharlo. La lectura sostenida y continuada, la lectura por placer, es también factor determinante en la mejora de la competencia lectora, esa que luego tanto echamos en falta.

Pero para que ello sea posible, y para no abrir más brechas en la equidad entre quienes pueden acceder al préstamo electrónico de libros -porque tienen dispositivo, conexión, y carnet de la biblioteca municipal- y quienes no pueden hacerlo, necesitamos que las bibliotecas públicas vuelvan a abrirse cuando el cese el estado de alarma, puesto que los centros escolares seguirán probablemente cerrados mucho más tiempo. Abrirlas siquiera exclusivamente al préstamo; con ventanilla y distancia social, con guantes y mascarillas, pero abrirlas.

Y necesitamos -profes, esto va por nosotros- volver a poner los libros en el centro de nuestro imaginario pedagógico y pensar -¡colectivamente!- qué puñado de libros podrían conformar ese plan lector de urgencia para una cuarentena.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/07/hacer-de-la-necesidad-virtud-ii-bibliotecas-publicas-y-equidad-educativa/

Comparte este contenido:

El coronavirus saca a relucir la brecha digital en Estados Unidos

América del Norte/ Estados Unidos/ 31.03.2020/ Fuente: www.elnuevodia.com.

 

La crisis del coronavirus ha obligado a miles de niños a quedarse en sus casas y tomar clases por internet, lo que ha llevado a padres, maestros y autoridades escolares a realizar ingentes esfuerzos para llevar acceso digital a los hogares.

En Carolina del Sur, las autoridades contrataron seis autobuses con Wi-Fi y los colocaron en el estacionamiento de la escuela, a donde los padres llevaron a los chicos para que puedan aprender desde el interior de sus vehículos.

Uno de los autobuses estaba frente al edificio de Lacheyle Moore, lo que le permitió a su hijo hacer sus deberes.

“Tengo que ponerle datos adicionales a mi teléfono para que ella pueda hacer su trabajo y recibir sus calificaciones”, relató Moore, quien trabaja como cajera y cambió su horario para poder ayudar a sus hijos.

La pandemia ha convertido en una necesidad la educación a distancia, lo que plantea dificultades para los alumnos que carecen de acceso fácil a internet. Las autoridades escolares trabajan a marchas forzadas para que ningún chico se quede rezagado.

En todo Estados Unidos, casi 3 millones de estudiantes no tienen en internet en casa, ya sea por su alto costo o porque en su zona no hay servicio disponible. La carencia particularmente afecta a estudiantes de minorías étnicas, de ingresos bajos o de hogares donde los padres no tienen educación.

Los principales distritos escolares del país, como Los Ángeles y Nueva York, están invirtiendo millones de dólares para que todos los alumnos tengan conexión y computadoras. Las localidades más pequeñas consiguen maneras de repartir conectores o de llevar puntos de conexión a los estacionamientos de las escuelas. Aun así, otros han regresado a las asignaciones en papel y a los libros tradicionales, al descubrir que los problemas técnicos son muy difíciles de resolver.

“Lo que hay aquí es un empeoramiento de la brecha tecnológica, en que los niños de distritos más acaudalados pueden inmediatamente recurrir al aprendizaje por internet porque ya tenían la infraestructura”, comenta Maura McInerney, directora de asuntos legales del Education Law Center, institución que aboga por los derechos de estudiantes de menos recursos.

“En contraste con eso, los distritos más pobres, que no tienen esos recursos y donde los niños por ejemplo no tienen acceso a Chromebooks, están teniendo dificultades en satisfacer las necesidades educativas de los estudiantes”.

En el condado de Fairfield, en Carolina del Sur, el 51% de las viviendas no tienen banda ancha, según un análisis de The Associated Press con base en datos del censo. A nivel nacional, el 18% de los estudiantes no tienen acceso a internet de banda ancha.

“Muchos padres no tienen las aptitudes de ser maestros caseros”, indicó el director educativo del distrito, J.R. Green.

Fuente de la noticia: https://www.elnuevodia.com/noticias/eeuu/nota/elcoronavirussacaarelucirlabrechadigitalenestadosunidos-2557069/
Comparte este contenido:
Page 7 of 12
1 5 6 7 8 9 12