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Maestros temen regresar a clases presenciales, revela encuesta

Por: Paulette Delgado

Ante la incertidumbre sobre cómo será el regreso a clases en otoño, Education Week se acercó a educadores, directores y líderes de distrito para descubrir si están preparados para volver.

Aunque el ciclo escolar está terminando, ahora a medida que las restricciones impuestas para evitar contagios por coronavirus se están levantando, muchos educadores y familias se enfrentan a la pregunta: ¿Y ahora? ¿Qué sigue? ¿Qué pasará cuando regresemos a clases?

Para descubrir qué opina la comunidad académica, Education Week encuestó a cerca de 2 mil maestros, 477 directores y 446 líderes de distrito. El estudio reveló puntos clave incluyendo qué sucederá con aquellos alumnos que tengan problemas de salud, ¿regresarán a clases presenciales o deberán continuar las clases remotas?

El panorama es incierto. En México, los casos de contagiados por COVID-19 siguen aumentando, y en Estados Unidos se pronostica llegar a 200 mil muertos para septiembre. Ante esta situación toca a las instituciones debatir si es mejor continuar las clases en línea o reabrir sus puertas.

Nerviosismo ante la reapertura de los centros educativos

Ante la posibilidad de volver a las clases presenciales tras la cuarentena, el 65 % de los maestros creen que las escuelas deben permanecer cerradas para evitar más contagios. Por el contrario, el otro 35 % restante creen que deberían abrir ya que ayudaría a regresar más rápidamente a la normalidad. Los que más apoyan la reapertura son los maestros y directores de bachillerato que aquellos con alumnos de niveles primaria y preescolar. Además, aquellos que no tienen personas cercanas con problemas de salud son más propensos a buscar la reapertura, según reveló la encuesta.

Aunque en el caso de Estados Unidos, la posibilidad de reabrir las escuelas varía de estado a estado. En Hawái, por ejemplo, casi la mitad de los directores tienen cerca de 55 años o más, mientras que en Illinois sólo el 9 % está en ese rango de edad. En general, el 9 % de los encuestados tienen 65 años o más, población que se considera como de  más riesgo. Este escenario también hace que los distritos escolares tengan que pensar en planes personales para proteger a los educadores de la tercera edad y atender escasez de personal en caso de que muchos no puedan regresar.

Aunado a la edad, 1 de cada 3 educadores contestaron que tienen problemas médicos que los pone en riesgo ante el virus. Más específicamente, el 36 % de los maestros, directores y líderes del distrito confesaron contar con una condición física asociada con los efectos del coronavirus. Además, el 69 % informaron que un familiar cercano son población de riesgo.

Cossondra George, maestra de Michigan que tiene asma y 59 años de edad, expresó su nerviosismo ante la posibilidad de regresar a clases, «Estoy realmente preocupada por mi salud, estoy preocupada por la salud de mis alumnos. Siento que abrir escuelas de nuevo tiene que ser un proceso realmente bien pensado». Además, expresó que tiene más dudas que respuestas al respecto, en especial cuando se trata de mantener la distancia social.

Education Week también reveló que el 76 % de los encuestados están “algo o muy preocupados” por las consecuencias que podría traer para su salud tener clases presenciales en otoño. Este porcentaje cambia según la zona, en zonas urbanas el 34 % de los educadores están preocupados ante esta posibilidad, pero sólo el 22 % de los maestros en zonas rurales. Este porcentaje se ve afectado por el número de maestros en riesgo (35 % versus 21 %).

Deserción docente pospandemia

Otro problema que enfrenta el sector educativo es que muchos docentes están considerando abandonar la profesión por la pandemia. Pero este porcentaje es engañoso, ya que aunque 1 de cada 5 maestros piensan abandonar las aulas, el 38 % de ellos ya consideraban retirarse antes de que sucediera la cuarentena.

El impacto que tuvo el coronavirus se ve reflejado en el hecho de que un 12 % de los encuestados no pensaban abandonar la profesión antes de la pandemia pero ahora lo están reconsiderando, provocando una rotación de maestros muy grande. De estos, el 79 % confiesa que parte de su decisión se basa en que tienen a algún ser querido con una condición que los pone en riesgo, por lo que no los quieren arriesgar.

Esta rotación de educadores presenta un riesgo para los distritos escolares ya que muchos pueden tener recortes presupuestarios que podrían conducir a no reemplazar a esos maestros y a despedir a otros.

¿Cómo será el regreso a clases, presencial, en línea o híbrido?

Aunque el cambio al aprendizaje virtual ha frustrado a muchos maestros, comentan que el cambio los obligó a aprender nuevas habilidades tecnológicas y métodos de enseñanza para llegar a los estudiantes de manera más efectiva. Ante los retos de la enseñanza en línea, los docentes que participaron en la encuesta confesaron que se sienten menos efectivos en esta modalidad pero esta no es una razón para pensar en renunciar, incluso si el regreso a clases en otoño es virtual.

Está claro que las interacciones en persona son clave en la educación y ayudan a los maestros a sentirse más motivados y efectivos, pero el nivel de productividad depende del rol. El 82 % de los docentes contestaron que trabajan mejor en las escuelas, comparado con un 64 % de los líderes del distrito.

Además, la perspectiva de muchos docentes ha cambiado tras la pandemia. Liz Russillo, profesora en Rhode Island señala que el cambio hacia el aprendizaje remoto la ha «obligado a utilizar la innovación y la creatividad para las evaluaciones más críticas al tiempo que destaca la importancia de la relación profesor-alumno. Nunca más daré por sentado que el estudiante que se presenta temprano para la clase para contarme sobre su fin de semana o el estudiante sentado en la parte de atrás del salón, tratando de permanecer fuera del radar, porque está teniendo un mal día».

A pesar de la incertidumbre, la posibilidad de regresar a clases los educadores se mantienen positivos. El 80 % confían que el mismo porcentaje de sus colegas regresarán a sus aulas el siguiente ciclo escolar, incluso si las clases no son presenciales o son híbridas.

La encuesta reveló fue que el 24 % de los educadores no piensan regresar si no hay un buen plan para implementar medidas de distanciamiento social efectivas. Sin embargo, el 35 % creen que estas medidas sólo harán más difícil que los estudiantes regresen, lo que provocaría implementar soluciones como sesiones dobles o más trabajo para los docentes.

Tras la implementación a nivel mundial de la enseñanza remota de emergencia,  es normal pensar que la educación en tiempos de coronavirus es un maestro interactuando por medio de herramientas como Zoom con sus alumnos pero este no es siempre el caso. Según la encuesta, 48 % de los participantes contestaron que sus clases se llevan a cabo a través de videoconferencias en vivo donde pueden hablar con los alumnos y estos tienen la oportunidad de interactuar con sus compañeros. Este tipo de participación se ve afectado por los niveles educativos. El 56 % de los docentes de primaria tienen clases en vivo, mientras que sólo el 40 % de maestros de secundaria y un 38 % de bachillerato lo hacen.

El estudio también reveló que entre los docentes que sí tienen clases en vivo, el 59 % dedica una hora o menos en hacerlo, ya que tratan de ajustarse a la disponibilidad de los padres y no abrumarlos. Algunos directores de distrito incluso pidieron a las escuelas que no se enseñen ningún material nuevo ya que muchas familias no cuentan con las capacidades docentes para administrar la enseñanza en el hogar.

Brecha digital y problemas de comunicación

En cuanto a la comunicación entre directores con maestros, familias y estudiantes, según Education Week menos de la mitad lo hace diariamente. Para ser específicos, 47 % de los directores interactúa todos los días con los alumnos y sólo el 17 % lo hace con las familias, cosa que hacían de manera frecuente cuando las escuelas estaban abiertas.

Uno de los puntos clave de la encuesta fue la participación de los estudiantes. Para el  76 % de los maestros encuestados, la participación de los alumnos ha ido disminuyendo. Esto puede provocar erosión académica, especialmente para aquellos alumnos de escasos recursos ya que pueden no tener acceso a las herramientas necesarias para continuar sus clases y comunicarse con los maestros. Además, dedican menos tiempo a sus clases, sólo una o dos horas, una hora menos de lo que los educadores reportan que invierten en ellos. Por su parte, los docentes también reportan que la poca participación provoca que ellos enseñen menos contenido nuevo.

Sobre este tema, Michael Casserly, líder del Consejo de las Escuelas de la Gran Ciudad dijo que la brecha es preocupante. “La imagen es muy desigual. No todos nuestros niños tienen acceso a las mismas cosas. Si estos patrones persisten, podrían crear una ‘subclase permanente’ de jóvenes que carecen de las habilidades para el trabajo y la responsabilidad cívica, una inequidad que daña la economía nacional y ofende el sentido de equidad moral».

Uso de herramientas para el aprendizaje en línea

El último punto que aborda la encuesta es si la videoconferencia es la principal herramienta que usan los educadores, especialmente aquellos de ciencias, matemáticas, lenguaje y arte. El 72 % de los encuestados creen que es una manera efectiva de enseñar ciencias, otro 63 % que es una buena forma de enseñar lenguaje y arte un 57 % confirman que les sirve para enseñar matemáticas.

Aunque las videoconferencias no son las únicas herramientas que utilizan. En el caso de ciencias, hacen experimentos con materiales caseros. Con lenguaje y arte, utilizan plataformas como Google Docs o Word Online y el uso de videos pregrabados es otro método que utilizan los maestros de matemáticas.

Debido a que aún no se tiene una vacuna y parece que el COVID-19 seguirá presente en otoño, las escuelas tienen que tomar en cuenta todos estos factores a la hora de pensar abrir sus puertas y, sobre todo, cómo lo harán. Es fundamental cuidar la salud y bienestar no solo de los estudiantes sino también del profesorado y personal. Plantear soluciones y alternativas para aquellos maestros que temen enfermarse o contagiar a sus familiares y cuidar especialmente a aquellos que son vulnerables al momento de planear el siguiente ciclo escolar y el enfoque que tendrá.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/maestros-temen-regreso-poscovid

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España: Gobierno y comunidades comprarán medio millón de ordenadores y tabletas para los colegios

Europa/España/18 Junio 2020/elpais.com

Se trata de un programa distinto del fondo de 2.000 millones para la vuelta a las aulas que el Ejecutivo dará a las comunidades, de los que 400 irán a las universidades

La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha anunciado este martes un programa específico de 260 millones de euros para la distribución de 500.000 dispositivos electrónicos para cerrar la brecha digital en el sistema educativo. Los ordenadores y tabletas tendrán acceso a Internet y serán entregados a los centros públicos, que serán los dueños de los mismos y a su vez los prestarán a los estudiantes que los necesiten. El objetivo, ha declarado Celaá en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, es que “todo el alumnado tenga el acceso garantizado”, a diferencia de los problemas de desconexión que se han puesto de manifiesto durante este periodo de cierre escolar, en el que prácticamente la única forma de enseñanza ha sido a distancia. El Ejecutivo también ha aprobado, en paralelo, ayudas para las universidades.

El programa de digitalización de las escuelas tiene una dotación total de 260 millones de euros. De ellos, 190 los pondrá el Gobierno, a través de la empresa pública Red.es, y el resto, 70 millones, deberán aportarlo las comunidades que se adhieran. Los territorios podrán utilizar para ello parte del dinero que reciban del fondo de 2.000 millones que el Gobierno se ha aprobado este martes, en una decisión aparte, transferir a las autonomías (y que se distribuirá en función de la población escolar). Los dispositivos electrónicos irán solo a centros públicos porque la práctica totalidad de la partida de Red.es procede de fondos Feder, que según indican fuentes del Ejecutivo solo pueden ir a colegios e institutos de titularidad pública.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, este martes tras el Consejo de Ministros. En vídeo, Celaá anuncia la movilización de 260 millones de euros para la digitalización de las aulas. EP | QUALITY

11% del alumnado

Las cifras ofrecidas por Celaá en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros supone que cada ordenador o tableta costará, incluyendo la conexión a Internet que lleve aparejado, 520 euros. Su número representa el 9,7% de los 5,5 millones de alumnos de la enseñanza pública preuniversitaria. Pero si se toman solo los estudiantes de Educación Primaria, ESO, Bachillerato y Formación Profesional, que serán sus desinatarios naturales, el porcentaje cubierto con el nuevo programa se eleva al 11,6%.

No existe un censo claro de cuántos alumnos han sufrido la desconexión durante el cierre escolar. Las comunidades autónomas han ofrecido datos difícilmente conciliables, basados en sondeos o en la información que les han proporcionado los centros. Los porcentajes de alumnos desconectados declarados por las comunidades han oscilado, por ejemplo, entre el 2,5% de Castilla-La Mancha, el 2,9% de Andalucía, el 3% de Murcia, el 4,5% de Cataluña y el 10% de Navarra. El Ministerio de Educación ha señalado este martes que, según la edición de 2018 del informe PISA, el 9% de los alumnos no dispone de ningún ordenador en su casa.

La Fundación Cotec, especializada en innovación, advirtió en abril de la gran desigualdad social aparejada a la brecha digital. Si se divide a los hogares con alumnos preuniversitarios en cuatro grupos según su nivel de renta, el 14% de los más pobres no tienen ningún ordenador en casa y el 44% solo uno. En el siguiente grupo dichos porcentejes alcanzan el 4% y el 33% respectivamente. Las diferencias también son pronunciadas en función de la titularidad de la red. “Los centros públicos atienden de manera mayoritaria a los alumnos de entornos socioeconómicos más vulnerables”, señala el documento titulado Covid-19 y Educación, problemas, respuestas y escenarios, escrito por Ainara Zubillaga y Lucas Gortázar.

Padres teletrabajando

Leticia Cardenal, presidenta de la federación de asociaciones de padres mayoritaria en la pública, Ceapa, subraya, además, que en un escenario de confinamiento como el que se ha vivido y puede repetirse, tener un ordenador o incluso dos en un hogar con frecuencia no es una garantía. «Si en una casa viven cuatro o cinco personas y los padres teletrabajan, siguen faltando ordenadores», afirma Cardenal.

Las comunidades han puesto en marcha planes para repartir tabletas y tarjetas de datos para paliar la falta de acceso a la enseñanza online que los hechos demuestran que no han solucionado del todo el problema. Hace dos meses y medio, Kiko Romero, estudiante de segundo de bachillerato en un instituto público de Madrid, contaba en este periódico que estaba siguiendo la docencia a través del móvil, y este martes seguía igual. “No he tenido ordenador ni wifi para preparar la selectividad, lo he estado haciendo todo con el teléfono. Al final te haces a ello, pero es complicado. Ha habido clases en las que te subían la nota por ver vídeos y no he podido verlos, y tampoco he seguido las clases online porque no me llegaban los datos”, dice. Romero ha descartado estudiar Medicina porque no cree que vaya a tener suficiente nota. En las últimas semanas de estado de alarma ha pasado de pensar en hacer Enfermería a decantarse por Psicología.

Paquete para las universidades

El Gobierno ha aprobado también un paquete de 400 millones de ayuda para el comienzo de curso en las 50 universidades públicas españolas (48 imparten grados). De esta forma el Ejecutivo quiere paliar las necesidades de las universidades derivadas de la crisis provocada por la covid-19. Es decir, tal y como se afirmó en el documento de recomendaciones para el próximo curso del Ejecutivo, que se destinen fondos a mejorar las plataformas informáticas, acondicionar los espacios para mantener el metro y medio de separación interpersonal o formar a los profesores sin preparación para impartir las clases a distancia. Estos 400 millones son el 20% del fondo adicional para fines educativos que el Gobierno va a entregar a las comunidades para el inicio del curso, que asciende a 2.000 millones.

Los 400 millones se distribuirán entre las autonomías en función de la población de 17 a 24 años de cada comunidad en 2019, según las cifras del Padrón de 2019. Manuel Ortega, secretario de Universidades de UGT, se felicita de la partida pero cree que el reparto va a haber discusión: “Se van a quejar universidades receptoras de muchos estudiantes de fuera, como pueden ser las de Madrid, Salamanca o Granada, que salen mal paradas”.

Ramón Caballero Klink, de CSIF, también se alegra de la dotación que no esperaba porque al anunciarse los 2.000 milllones para educación nadie precisó que una parte serían para Universidad. Pero, como el secretario de UGT, remarca que el principal problema es la sobrecarga que pueden padecer las plantillas. “Un profesor de Medicina no se puede desdoblar para dar las prácticas si va a haber grupos más pequeños”.

En una nota la conferencia de rectores (CRUE) ha valorado positivamente la dotación, porque les “ayudara a que los procesos de adecuación que tengamos que poner en marcha en nuestros centros se realicen con rapidez y a que el impacto sobre la comunidad universitaria, especialmente sobre el estudiantado más vulnerable, sea mínimo”. Por eso reclaman a las administraciones que agilicen la ejecución y eviten “trámites burocráticos que ralenticen un proceso que debe ponerse en marcha cuanto antes”.

Rearmarse

La pandemia cogió con el pie cambiado a las universidades públicas muy volcadas tradicionalmente en la enseñanza presencial y el ministerio reconoció en sus instrucciones del 10 de junio que la mudanza lectiva al remoto había “interferido en el normal desarrollo de la actividad universitaria”. Por eso, los rectores, los sindicatos y los estudiantes han insistido mucho en la necesidad de rearmarse. “Dicha estrategia implica una mejora del equipamiento informático y redes telemáticas de las universidades, una capacitación del profesorado en el uso de la comunicación digital y una ayuda de la Administración universitaria para la conectividad adecuada del conjunto del estudiantado, de forma que ningún estudiante sea discriminado por la persistencia de la brecha digital”. La CRUE estimó, tras hacer una encuesta, que 36.000 universitarios no tenían dispositivos o conexión para seguir las clases que de un día a otro se mudaron a online.

Si no hay rebrote, la mayoría de las clases magistrales se impartirán online -dependerá del espacio del que disponga cada centro- y la parte de prácticas y seminarios pisando el campus. Castells, profesor en excedencia de la telemática Universitat Oberta de Catalunya, considera que se necesita una “estrategia de digitalización reforzada del sistema universitario”, no solo para la pandemia sino para “flexibilizar las modalidades de enseñanza”. Pero los rectores, una vez pasado el pánico inicial del confinamiento que les llevó a focalizarse en la enseñanza remota, se muestran cada vez más partidarios de la presencialidad que desaira el ministro.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-06-16/el-gobierno-destina-262-millones-a-la-compra-de-500000-ordenadores-y-tabletas-para-los-colegios.html

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EEUU: Los maestros encuentran muchos obstáculos mientras tratan de mantener a los niños aprendiendo en medio del coronavirus

América del Norte/EEUU/ Arit John, Sonali KohliPaloma EsquivelHoward Blume/latimes.com

El Coronavirus cierra las escuelas de California: “Hay todo este asunto de la educación a distancia, pero ¿cuánto se está aprendiendo realmente?”a que sus estudiantes

Misti Kemmer, maestra de cuarto grado en la Escuela Primaria Russell en South Los Ángeles, está trabajando duro para que sus estudiantes aprendan ahora que las escuelas están cerradas. Ella comparte planes detallados de lecciones en Google Drive, envía mensajes a las familias todos los días y transmite conferencias de YouTube desde su casa.

Pero sólo tres o cuatro de sus 28 estudiantes accedieron a sus tareas escolares la semana pasada, señaló. Algunos no tienen computadoras y otros no cuentan con acceso a Internet. Una estudiante sólo puede abrir las tareas en el teléfono de su padre cuando llega a casa del trabajo.

“Ella está tratando de ver todas estas cosas desde un pequeño teléfono celular después de las horas de la cena”, relató Kemmer. «¿Qué tanto puedehacer un niño de 9 años?”

“Existe todo esto del aprendizaje a distancia, pero ¿qué tanto aprendizaje realmente sucede?” añadió ella.

Casi todas las escuelas K-12 en California fueron cerradas la semana pasada. Pero desde los principales líderes estatales en educación hasta los funcionarios del distrito, incluidas las escuelas del superintendente Austin Beutner, el mensaje ha sido claro: aunque los campus están cerrados, el aprendizaje continuará.

“Si bien estamos en circunstancias muy singulares en este momento, todavía nos encontramos brindando educación a nuestros estudiantes”, manifestó el superintendente de Instrucción Pública Tony Thurmond a principios de esta semana. “La escuela no ha terminado, pero estamos encontrando una forma diferente de proporcionarla”.

Pero la realidad es complicada.

A medida que los maestros se apresuran a adaptarse a un mundo educativo completamente nuevo, se enfrentan a barreras importantes.

Hay un acceso desigual a la tecnología, dificultades para comunicarse con los estudiantes y los padres, y la incertidumbre sobre las expectativas en un momento en que muchas familias están sufriendo.

Incluso para los educadores que han utilizado durante mucho tiempo las herramientas de aprendizaje en línea y cuyos estudiantes tienen fácil acceso a ellas, es difícil confiar únicamente en la tecnología.

Muchos maestros están lidiando con esto mientras se adaptan a las duras realidades de trabajar desde casa.

En la escuela primaria Marianna Avenue en el Este de Los Ángeles, los maestros y administradores se apresuraron después de que se anunciara el cierre el 13 de marzo para asegurarse de que todos los estudiantes de primero a sexto grado llevaran a casa una computadora portátil Chromebook, dijo Estela Campos, coordinadora de la primaria. La escuela tiene la suerte de contar con suficientes computadoras para casi todos los alumnos, subrayó.

Pero los maestros tienen dificultades para conectar a sus alumnos: algunos niños nunca habían usado las computadoras en casa y muchas familias no tienen acceso a Internet. En algunos casos, los menores en grados superiores ahora tienen que cuidar a sus hermanos pequeños mientras sus padres trabajan y no pueden dedicar tiempo a su propio trabajo escolar, manifestó.

Mientras Campos y otros en la escuela intentan resolver algunos de esos problemas, también buscan formas de mantener a los estudiantes interesados ​​y sentirse parte de la comunidad escolar. A partir del lunes, los maestros han planeado una semana virtual de ánimo, donde habrá un día de la naturaleza, otro día de calcetines y varios más. Esperan que los alumnos publiquen fotos para compartir con sus compañeros de clase.

Pero, manifestó, “no sabemos a cuántas de las familias realmente estamos llegando”.

“Sólo tratamos de hacer lo mejor”, enfatizó. “Nos encontramos en el punto donde todos estamos aprendiendo”.

En Aspire Inskeep Academy, una escuela chárter K-6 en el vecindario de Florence en South Los Ángeles, los maestros y administradores tienen una larga lista de cosas que hacer antes de que puedan comenzar a ofrecer nuevas lecciones.

Se han comunicado con las familias para averiguar quién tiene computadoras u otros dispositivos móviles y acceso a Internet. Algunas familias dependen de Internet público de la biblioteca o McDonald’s, pero ahora no pueden hacerlo con el cierre de esos sitios.

Mientras tanto, los maestros han ofrecido a los estudiantes paquetes de trabajo opcionales para llevar durante las vacaciones de primavera, durante la segunda semana de abril. Los paquetes no contienen información nueva, precisó Claudia Castillo, una maestra de humanidades de sexto grado.

“Es para mantenerlos comprometidos y construyendo sobre las habilidades que ya han aprendido”, dijo.

Castillo y la maestra de matemáticas de sexto grado, Erica Márquez, tienen 59 estudiantes. De ellos, alrededor de 40 o sus padres solicitaron un paquete, reveló Castillo.

El lunes, los maestros y administradores comenzarán a trabajar en cómo impartir nueva instrucción, dijeron.

Erin Fitzgerald-Haddad, maestra de matemáticas de séptimo grado en el Instituto de Medios Aplicados de San Fernando, una escuela unificada de Los Ángeles, tiene los conocimientos y los recursos para hacer que la transición al aprendizaje a distancia sea más fluida.

Fitzgerald-Haddad expuso que los maestros y estudiantes de su escuela usaban regularmente plataformas digitales como Schoology, un sistema de gestión de aprendizaje de LAUSD o Google Suites mucho antes del cierre de la semana pasada.

La escuela pudo enviar a todos los estudiantes a casa con un iPad o Chromebook, aunque algunos optaron por no participar, y la escuela creó un canal de YouTube donde los maestros han estado publicando videos a diario. La facultad también está revisando a los estudiantes y monitoreando su trabajo en línea, precisó.

Sin embargo, incluso con su experiencia para movilizar recursos rápidamente, Fitzgerald-Haddad ha notado diferencias en cómo los estudiantes se están adaptando al aprendizaje a distancia.

“Quizá sea diferente en el nivel de preparatoria, pero [para] octavo grado y hacia abajo, no creo que sea razonable esperar que los alumnos aprendan solos”, reconoció.

Si bien algunos estudiantes están avanzados y podrán recoger el material por su cuenta, la plataforma de Schoology le permite ver que algunos no están al día.

“Los que realmente necesitan el apoyo, son a los que tengo que hacer llamadas telefónicas”, apuntó.

María Arienza, profesora de español y escritora creativa de North Hollywood High School, dijo que los estudiantes de su escuela recibieron un dispositivo móvil para llevar a casa por si fuera necesario.

Pero ella señaló que recibió poca dirección del distrito o de la administración de su escuela sobre cómo impartir instrucción de forma remota. Así que confió en sus compañeros de trabajo para hacer una lluvia de ideas sobre cómo planificar lecciones en línea.

No todos sus estudiantes han estado en contacto directo, pero la mayoría ha enviando tareas a través de Schoology, aseguró.

A pesar de algunos desafíos, dijo que todavía cree que se pueden cumplir los objetivos que los funcionarios escolares han establecido para continuar aprendiendo.

“Creo que son alcanzables, no son expectativas locas”, declaró.

En Herrick Avenue Elementary en Sylmar, Jennifer Colvin enseña a 23 niños en kindergarten y kindergarten de transición. Después de que se anunció el cierre, los más pequeños se fueron a casa con paquetes de papel, y los estudiantes cuyas familias dijeron que no tenían un dispositivo para conectarse a Internet en casa recibieron uno de la escuela.

Desde entonces, Colvin utiliza una aplicación de mensajería para comunicarse con los padres casi a diario. Ella les dio a todos su número de teléfono celular y acceso a su página de Facebook y les ha dicho repetidamente que se comuniquen con cualquier pregunta.

También distribuyó un horario de muestra, sugirió que los estudiantes completaran dos páginas del paquete al día, y ha grabado un video para los niños casi todas las mañanas. Ella ve que alrededor de 17 padres al día miran los videos, pero sólo cinco se han comunicado con ella o le han hecho preguntas.

“No tengo idea de lo que están haciendo”, dijo Colvin. “No creo que todos estén revisando. Pienso que sólo algunos padres, tal vez es muy abrumador para ellos”.

Colvin no está asignando tarea en este momento, y no puede decir con certeza que todos sus estudiantes tengan acceso a ClassDojo, la aplicación de mensajería que usa, si intenta asignar trabajo.

Un padre que habla español puede no entender los mensajes de video para el curso, apuntó. Y aunque los estudiantes mayores pueden usar la videoconferencia para tomar clases, eso no es tan fácil para los alumnos más jóvenes, señaló Colvin.

“Estoy configurando Zoom, pero me siento como… ¿realmente voy a enseñar una lección a estos pequeños niños de kinder en Zoom?” cuestionó Colvin.

Cuando se le preguntó si las expectativas del estado están cumpliendo con la realidad, ella respondió: “Creo que se encuentran haciendo algo. ¿Cómo sé si realmente están aprendiendo sobre lo que está sucediendo? No puedo probar eso. Quiero asumir que están haciendo lo que se supone que deben hacer para ayudarles en su aprendizaje”.

“Es un punto difícil donde nos encontramos y sólo estamos tratando de superarlo”, agregó.

Genaro Ulloa, un maestro de ciencias sociales de la Escuela Preparatoria Augustus F. Hawkins en South Los Ángeles, dijo que estaba ansioso por conectarse con sus estudiantes esta semana, pero no fue fácil.

Le tomó unos días obtener el permiso de los funcionarios escolares para usar una aplicación de mensajería para comunicarse con ellos. Después de obtener el visto bueno, envió un mensaje pidiéndoles que se unieran a una conferencia telefónica el viernes por la mañana, usando Schoology.

Cuando los estudiantes intentaron unirse a la llamada, algunos tuvieron dificultades para hacerlo en sus teléfonos celulares, de los cuales dependen para acceder a Internet. Entonces Ulloa les pidió que cambiaran a una aplicación de videoconferencia. Eso funcionó, pero en ese momento sólo ocho de 23 estudiantes pudieron unirse.

Ulloa les dijo a sus alumnos que el próximo viernes será obligatorio para ellos unirse a la videoconferencia. Les pidió que compartieran ese mensaje con sus compañeros y pasó parte del día llamando a los padres para averiguar qué necesitaban sus estudiantes para poder conectarse.

A pesar de los desafíos, Ulloa dijo que quiere “encontrar algún tipo de normalidad y expectativas” para sus alumnos.

Pero, agregó, “ha sido muy difícil”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Fuente: https://www.latimes.com/espanol/educacion/articulo/2020-03-23/los-maestros-encuentran-muchos-obstaculos-mientras-tratan-de-mantener-a-los-ninos-aprendiendo-en-medio-del-coronavirus

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Menos de la mitad de los profesores cree que escolares están aprendiendo en sus casas

Por: Carlos Said. 

Los 3,6 millones de escolares han estado fuera de las aulas más tiempo que las clases perdidas en 2019 y la reapertura de los colegios se ve cada vez más lejana. Ante esa incertidumbre, las actividades y clases a distancia serán la única alternativa por mucho tiempo más.

Pero ¿están siendo efectivas? Según la encuesta Docencia durante la crisis sanitaria, aplicada por académicos de la U. de La Frontera, U. Católica, U. Diego Portales y U. Católica de Valparaíso, junto a Summa (Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe, del BID), solo el 49% de los profesores cree que los escolares están aprendiendo durante la pandemia.

El sondeo tomó la opinión de 3.176 docentes, entre el 20 y 30 de abril, y revela que solo el 9% de los profesores cree que sus alumnos tienen hábitos de estudio y que el 75% piensa que los niños no tienen habilidades para usar aplicaciones de trabajo a distancia.

Además, solo el 37% de los maestros dice que sus alumnos tienen acceso a internet de manera constante, mientras que el 33% cree que los jóvenes tienen espacios físicos y recursos para estudiar en sus casas.

La directora del Observatorio de Prácticas Educativas Digitales (Oped) y académica de la Facultad de Educación de la UC, Magdalena Claro, participó en el estudio y dice que las cifras muestran que “hay que tener una mirada realista sobre lo que se puede hacer, porque las condiciones de los escolares son limitadas”.

Plantea que una buena solución para abordar el problema es la priorización curricular que está haciendo el Consejo Nacional de Educación, que reducirá los contenidos y objetivos a lograr este año. “Hay que buscar objetivos menos ambiciosos, mejorando las estrategias de apoyo y la capacitación a los docentes, con guías para organizar el trabajo remoto”, dice.

El director del Instituto de Informática Educativa de la U. de La Frontera, Enrique Hinostroza, advierte que es necesario abordar esta precariedad, “para no aumentar las brechas existentes” entre los escolares. “Hay que aprovechar la experiencia nacional e internacional, ya que muchos países enfrentan desafíos similares”, dice.

Y el director de Summa, Javier González, afirma que “el derecho a la educación de muchos estudiantes se está viendo vulnerado, dado el bajo acceso efectivo a internet, redes de apoyo y servicios sociales”.

El sondeo consigna que el 27% de los profesores está usando la plataforma online del Mineduc www.aprendoenlinea.mineduc.cl, y que el 30% utiliza Google Classroom. Respecto a lo mismo, solo un tercio de los maestros dice haber recibido apoyo en el uso de recursos digitales.

El subsecretario de Educación, Jorge Poblete, maneja cifras más alentadoras: asegura que la plataforma del Mineduc ha sido usada por 6,6 millones de usuarios y que 3 mil colegios tienen acceso a Google Classroom, y recuerda que el canal TV Educa Chile apoya esta labor. Además, afirma que “valoramos que cada establecimiento ocupe sus propias herramientas, sin embargo, llama la atención que teniendo textos escolares gratuitos de calidad no se utilicen sobre todo en los lugares con baja o escasa conectividad”, dice.

La brecha digital

Esta falta de conectividad también queda demostrada en la relación que tienen los profesores con sus alumnos. Según el sondeo el 62% de los docentes dice que se ha comunicado con los escolares, pero solo lo ha logrado con la mitad de ellos.

En el caso de los colegios particulares pagados, la comunicación entre profesores y alumnos se da casi exclusivamente por internet, mientras que en los municipales, el contacto es principalmente telefónico, lo que revela la brecha digital de los más vulnerables. Por eso, el principal método de trabajo de los profesores es el envío de guías (81%) y tareas (75%), mientras que las actividades interactivas son residuales: el 11% de los docentes organiza grupos de trabajo entre los niños y solo el 16% imparte clases online. Entre estos últimos, la enseñanza interactiva supera el 40% en los colegios particulares y cae al 15% entre las escuelas municipales.

“Se necesitan estrategias de trabajo remoto alternativas a internet, los docentes requieren más apoyo para ajustar la enseñanza y brindar acompañamiento”, al igual que los equipos directivos, plantea Ignacio Jara, director del Centro de Desarrollo Profesional Docente de la U. Diego Portales.

En la elaboración de la encuesta participaron el Instituto de Informática Educativa de la U. de La Frontera, el laboratorio de innovación Summa, el Observatorio de Prácticas Educativas Digitales de la U. Católica; el Centro de Desarrollo Profesional Docente de la U. Diego Portales y el Centro Costadigital de la U. Católica de Valparaíso.

Fuente del articulo: https://www.latercera.com/nacional/noticia/menos-de-la-mitad-de-los-profesores-cree-que-escolares-estan-aprendiendo-en-sus-casas/CSMS6XVAPRCILEYMKNSUDGNX3I/

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Si la educación deja de ser presencial, España puede destruir (aún más) su ascensor social

Redacción: El Confidencial

El cierre de los centros no perjudica igual a todas las clases sociales. Mientras que las altas apenas notan el efecto, las bajas tienen dificultades que arrastrarán en el largo plazo.

Todo apunta a que el comienzo del próximo curso será muy diferente a lo que conocimos, con un formato de semipresencialidad en el que, como ha planteado el Ministerio de Educación, los grupos se reduzcan a la mitad para garantizar el distanciamiento físico. Mientras tanto, los alumnos terminarán previsiblemente el curso de manera telemática, lo que ha reducido el papel del colegio como lugar físico, y por lo tanto, como lugar de intercambio social.

No se trata de una mera cuestión de brecha digital como suele aducirse, sino de la importancia que tiene la escuela como atenuadora de las diferencias sociales. Desde la crisis, la movilidad entre clases en España gracias a la educación comenzó a frenarse. Ahora puede detenerse totalmente o, incluso, hacer descender a grandes capas de la sociedad. Si en circunstancias normales la escuela es «gente, gente que trabaja, que estudia, que conoce, que se estima», como la definió Paulo Freire, esa escuela improvisada en los hogares está determinada por el capital social, económico y cultural de las familias. Es decir, ‘homeschooling’ de primera para unos, clases entrecortadas, pixeladas y llenas de interrupciones para otros.

«Sin escuela pública, la educación privada genera desigualdades. Si ya no tienes la pública para atenuarlo, esa desigualdad aumenta»

El informe de la OCDE ‘A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility’ ya describía a España como un país pegajoso. Nuestra particularidad, explicaba, es que no solo hay un «suelo pegajoso» que impide ascender a las clases sociales más bajas, sino también un «techo pegajoso» que hace mucho más difícil el desclasamiento de las más altas.

En esa brecha es clave la educación, y en concreto, el contexto escolar. La mayoría de los hijos de los padres que tienen una peor formación (un 56%) terminan con un nivel igual de bajo, un porcentaje muy superior a la media de la OCDE (un 42%). La razón es que España, a pesar de los tímidos avances recientes, sigue siendo uno de los países con un nivel más alto de abandono escolar (un 19,9%), algo que podría agudizarse en el presente contexto. La mayoría de los hijos de las familias con padres más educados (un 69%) terminan cursando un máster o un doctorado, pero menos de uno de cada cuatro de las familias con menos educación lo hacen.

«El problema con el que nos encontramos los investigadores es que hay pocos datos y fuentes que permitan analizar la movilidad, pero nosotros hemos observado la ralentización de estos indicadores desde hace unos años», explica Olga Cantó Sánchez, profesora de Economía de la Universidad de Alcalá, que ha trabajado durante los últimos meses en el tema. «A partir del curso 2011/2012 se empieza a percibir que entre los jóvenes tienen más dificultades para acceder un mayor nivel educativo que sus padres, cuando en las anteriores el ascenso era muy claro». Es un proceso lento, añade, pero que ha invertido la tendencia que fue habitual durante décadas.

El problema, añade la economista, radica en que el contexto presente va totalmente en contra de la reducción de la brecha, porque «es en la escuela donde se pueden cerrar esas desigualdade. Otro ejemplo: según sus datos, el gasto en educación se ha multiplicado de forma mucho más alta entre las rentas más altas que entre las bajas, generalmente en complementos como escuelas privadas, clases de apoyo o idiomas. Los factores que ahora marcan la diferencia. Como recuerda Cantó, «sin escuela pública, la educación privada genera desigualdades. Si ya no tienes la pública para atenuar sobre los más vulnerables, esa desigualdad aumenta».

La importancia de un colegio

No se trata únicamente de la facilidad del aprendizaje en un entorno físico, sino de otros intangibles que conforman el conocido como Efecto Escuela, es decir, la capacidad de los centros para influir en el rendimiento de los alumnos frente al capital social y económico de la familia. Un efecto que en este contexto se reduce, y que hace que, por ejemplo, se pierda el efecto compañero, que provoca que los alumnos más aventajados ayuden a los más rezagados. También otros factores esenciales como la relación entre alumnos de distintos entornos sociales o la capacidad de detectar problemas por parte de los profesores.

«Los sistemas educativos que se han ido a pique son los que han expulsado a las clases medias del sistema educativo público»

«Nos encontramos en una segregación absoluta porque cada alumno está en su casa, no hay mezcla que pueda ayudar a los alumnos más desaventajados, que a través de los compañeros pueden aprender mucho más que lo que podrían hacerlo gracias a su propio entorno», añade Cantó, que recuerda que «los sistemas educativos que se han ido a pique son los que han expulsado a las clases medias del sistema educativo público, lo que genera mucha más desigualdad social, porque las familias más vulnerables se quedan segregadas en unos colegios y las ricas en otros».

«Hemos visto en nuestras encuestas cómo se activan los recursos familiares y la actividad de educación informal en elementos como el tiempo dedicado a la lectura, si esta es acompañada o la práctica de música o idiomas, que se diferencian en función del capital cultural de las familias», explica Xavier Bonal, catedrático de Sociológica de la Universitat Autònoma de Barcelona. «Son diferencias que existen y que ahora se amplían. La escuela es una condición no suficiente, pero sí necesaria, especialmente para determinados colectivos que pueden encontrar en ella un carácter compensatorio».

Un aula en Francia
Un aula en Francia

Como explicaba el sociólogo en una tribuna publicada en ‘El Periódico’, «mientras la clase media está haciendo una especie de curso acelerado de ‘homeschooling’otros grupos sociales o bien no están en casa porque están trabajando o no disponen de los medios, recursos o capacidades para convertirse en maestros de escuela en una semana». «Una situación de segregación alta como la que tenemos en España ahora se extrema», añade a este periódico. «No es solo que las familias tengan menos recursos culturales, porque puede ser que estén realizando servicios esenciales y en ese caso quién sustituye a la escuela». Como recuerda, «el teletrabajo también está repartido de forma inequitativa».

La paradoja es que, como lleva ocurriendo desde hace décadas y como el propio Bonal lo ha podido comprobar a partir de las encuestas que ha puesto en marcha estas semanas, si bien el efecto escuela es más decisivo para las clases bajas, suelen ser las altas las que suelen darle más importancia y ser más exigentes y críticas. Algo que también ha ocurrido estas semanas. «Ocurre lo mismo con la elección de escuela o con garantizar un itinerario lo más completo posible, aunque sean grupos sociales que en teoría no lo necesitan», explica. «Su percepción es que estamos en una sociedad de riesgo, y que cuanto más puedas asegurar a través del capital cultural y el conocimiento, mejor, así que invierten en educación».

«Si esto se alarga mucho, tendremos un problema, porque los parones producen retrocesos que se distribuyen de forma desigual»

El informe ‘Covid-19: cerrar la brecha’ publicado por Save the Children este martes mostraba cómo la situación actual ha amplificado y profundizado la brecha educativa, algo que puede disparar el fracaso, la desvinculación escolar y un aumento del abandono educativo temprano. «El cierre de los centros escolares ha producido menos aprendizajes efectivos», explica Andrés Conde, su director general. «Esto no ocurre en igualdad entre las clases medias o las bajas. Por ejemplo, el ‘olvido veraniego’. Cuando las medias vuelven tras el verano no tienen retrasos en sus aprendizajes, algo que sí se produce en los niños de familias más desfavorecidas».

España era ya antes de todo esto uno de los países con una mayor segregación educativa de Europa, como pusieron de manifiesto F. Javier Murillo y Cynthia Martínez Garrido en 2018. «PISA ya reveló que los centros que concentran a los niños más desfavorecidos tienen peores dotaciones y medios, y ahora están teniendo más dificultades para llevar a cabo un acompañamiento educativo por parte de los profesores», añade Conde. «En las clases medias los padres tienen más facilidades y competencias para apoyar un aprendizaje más autónomo».

Soluciones… y un matiz

Francia inició esta semana un retorno a las aulas con «alumnos prioritarios» según la profesión de los padres y la situación familiar. Una posibilidad que Bonal valora positivamente: «Hay alumnos que tienen que volver antes que otros». El tiempo corre en contra. «Si esto se alarga mucho, tendremos un problema, porque ya sabemos por estudios internacionales que los parones producen retrocesos que se distribuyen de forma desigual«, añade. «Sorprende que después de dos meses no haya un plan de desescalada escolar que debería organizarse no solo por criterios de densidad poblacional o sanitarios, sino también educativos».

«Cuando abran los centros educativos, lo que vemos completamente crítico es priorizar en su acceso a los niños y las niñas que han estado más desvinculados durante el confinamiento, que provienen de entornos más vulnerables. Son los que no han tenido apoyo educativo en sus hogares, no han tenido acceso a dispositivos digitales, los que están más desvinculados y los que corren un mayor riesgo de fracaso escolar», coincide el director de Save the Children. «La conexión con el colegio, aunque sea en días alternos es mucho mejor», añade Cantó. «Es mejor tener a un profesor tres días que no tenerlo nunca».

No obstante, caben otras interpretaciones. En una reciente entrevista, el británico John Goldthorpe, uno de los académicos más prestigiosos en el campo de la movilidad social y profesor emérito de la Universidad de Oxford, matizaba la importancia de la educación como motor de la movilidad social. Se trata del origen familiar, representado por ejemplo en la atención que los padres pueden prestar a sus hijos, lo que marca la diferencia. Un torpedo en la línea de flotación de la teoría liberal.

«Ya hay generaciones nacidas en los 80 que tienen mejor educación que sus padres pero que no mejoran su posición respecto a la de estos»

Una lectura que, no obstante, puede servir para argumentar lo contrario: debido a que el nivel socioeconómico de las familias es más decisivo que la escuela, razón de más para no cercenar aún más su carácter compensatorio. «Los estudios de movilidad social ya nos están avisando que entre los nacidos en los 80 hay mucho más desclasamiento educativo, generaciones que tienen mejor educación que sus padres pero que no mejoran su posición respecto a la de estos», concluye Bonal. «Esto puede ser una estocada para toda una generación si se alarga el acceso a posiciones que corresponden a su nivel». El gran problema de España no es solo la educación, sino también la ausencia de puestos vacantes en empleos de mayor nivel como si ocurría hace décadas, y que «los va a cubrir quien tenga mejores oportunidades».

Fuente: https://www.elconfidencial.com/espana/2020-05-16/educacion-colegios-espana-ascensor-social_2595851/

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COVID-19 y la brecha digital en la educación de Trinidad y Tobago

América Central/Trinidad yTobago/ GlobalVoice/ Amilcar Sanatan/ 

El 16 de marzo de 2020, solo una semana antes de que el país entrara en su versión del confinamiento para frenar la difusión de COVID-19, el Gobierno de Trinidad y Tobago ordenó el cierre de todas las instituciones educativas.

En su mayoría, universidades y otras instituciones educativas superiores pudieron hacer la transición a la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación en línea. Sin embargo, en muchas escuelas primarias y secundarias quedó expuesta la gravedad de la brecha digital del país y la necesidad de abordar el analfabetismo digital en Trinidad y Tobago.

En comparación con varios estados miembros del CARICOM, el panorama digital de Trinidad y Tobago parecía ofrecer un entorno propicio para el aprendizaje digital. Se informó que la penetración de internet era del 77.3 % en diciembre de 2018, y durante casi dos décadas ha habido un importante inversión estatal y apoyo por parte de agencias de desarrollo para el desarrollo de la infraestructura digital y los servicios electrónicos en el sector público.

Sin embargo, nuestro sistema educativo se ha quedado atrás. En junio de 2019, el ministro de Educación, Anthony Garcia, anunció que Trinidad y Tobago informaría al Consejo de Exámenes del Caribe, la junta central de exámenes del CARICOM, que las escuelas del país no estarían listas para el cambio previsto para 2020. El objetivo era que el sistema de educación pública estuviera preparado para hacer esa transición para 2021.

Desde entonces, la llegada de la pandemia de COVID-19 ha acelerado estos esfuerzos y la urgencia de pasar a una enseñanza, aprendizaje y evaluación en línea. Sin embargo, lo que no transita con la misma facilidad son las desigualdades socioespaciales que existen en Trinidad y Tobago, y la respectiva brecha digital –término usado por científicos sociales y otros para referirse al acceso desigual a las tecnologías básicas de la información y las comunicaciones.

El concepto de una brecha digital parece abstracto hasta que no examinemos las realidades a las que se enfrentan profesores y estudiantes. He estado entrevistando a profesores de secundaria que enseñan a estudiantes de quinto año (de 15/16 años). En una escuela secundaria en el distrito Caroni en el centro de Trinidad, de 15 estudiantes en la clase de inglés A, ocho no tenían acceso a un portátil o a internet. El profesor creó un grupo en WhatsApp para que estos estudiantes participaran. Le envió por correo electrónico al grupo un ejercicio de revisión de exámenes, y después de una semana recibió respuestas de solo dos estudiantes.

De manera similar, otra profesora de una escuela secundaria de Puerto España, la capital de Trinidad, informó que solo estaba en contacto regular con cuatro de los 20 estudiantes de su clase. La tasa de participación ha sido baja y el compromiso con los estudiantes se dificulta en las escuelas en que la mayoría de los estudiantes procede de comunidades con recursos insuficientes. No obstante, algunos profesores han creado vibrantes comunidades en línea para la enseñanza y el aprendizaje del inglés y las matemáticas, pero parecen ser excepciones a la regla.

La navegación por las tecnologías en línea para la educación presenta muchos desafíos, además de las preocupaciones obvias sobre la capacidad de los estudiantes para acceder a las herramientas y tecnologías necesarias. La interacción entre profesores y estudiantes en el espacio digital es diferente de la participación presencial y depende del nivel de conocimientos digitales de ambas partes. Para llevar a cabo procesos educativos “formales” en línea se requiere tanto competencia como confianza. Como prueba, basta con preguntar a cualquiera de los numerosos parlamentarios o consejeros de la administración local que han ayudado a los ciudadanos a presentar solicitudes en línea para servicios sociales.

Para compensar la falta de una formación pedagógica general en este rubro, se está capacitando a los maestros del sistema de educación pública de Trinidad y Tobago para que hagan la transición mediante talleres y seminarios en línea de “emergencia” poco a poco. Dado que es difícil hacer un seguimiento de la participación de los estudiantes en las clases en línea, una parte importante de la enseñanza y la comunicación con los estudiantes se ha trasladado a las comunicaciones telefónicas. “Las clases en línea” se han convertido, en algunos casos, en “clases telefónicas” ya que los profesores utilizan grupos de WhatsApp o llamadas a través de su propio móvil para hablar con los estudiantes. Esto tiene consecuencias para lo que pensamos es una enseñanza en línea eficaz, además de la labor adicional que los profesores deben realizar para atraer a los estudiantes.

Los sucesivos gobiernos de Trinidad y Tobago ya han introducido la tecnología en las escuelas. El programa “Computadoras portátiles en las escuelas” del Ministerio de Educación, empezado en 2010 por la administración del Movimento Nacional Popular, no produjo los importantes cambios pedagógicos y de actitud que declaró que produciría. Los estudios de evaluación del programa han mostrado cómo los profesores y estudiantes tenían diferentes expectativas en cuanto al uso de computadoras portátiles en las clases, y el éxito del programa dependía más de la cultura de cada escuela que de cualquier beneficio procedente de la propiedad individual.

Sin embargo, el alcance del programa puso de relieve la limitada capacidad en materia de las tecnologías de la información y la comunicación de que disponen las escuelas secundarias y la necesidad de dirigir recursos para mejorarlas. Para 2016, la administración del Movimiento Nacional Popular dejó de distribuir computadoras portátiles personales a los estudiantes en favor de un enfoque destinado a fomentar la capacidad de las escuelas en materia de tecnologías de la información y la comunicación.

Ya antes he criticado públicamente la aplicación del programa “Computadoras portátiles en las escuelas” tanto por su incapacidad para hacer frente a los problemas de la alfabetización digital como por su incapacidad de crear contenidos adecuados para los modos digitales de aprendizaje. Mi posición ha cambiado desde entonces. Estoy a favor de una revisión integral de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación que también ponga las computadoras portátiles en manos de los estudiantes. ¿Cambiará la COVID-19 también las posturas políticas del régimen actual?

Los profesores y los administradores escolares también señalaron la necesidad de servicios de apoyo para los estudiantes con problemas físicos y de aprendizaje, así como de intervenciones en los hogares en los que los conflictos entre padres e hijos son más intensos. Muchos estudiantes en Trinidad y Tobago enfrentan un alto nivel de estrés en sus hogares y comunidades, y con las nuevas disposiciones, muchos jóvenes se encuentran ahora con la carga de tener que cuidar de sus hermanos menores, incluso gestionar sus necesidades educativas. La división desigual del trabajo a menudo significa que esas tareas recaen en las jóvenes y las niñas.

Decir que el Estado ha sido negligente en su deber de educar al público durante esta crisis sería desestimar la importante respuesta de emergencia y la ayuda que han ofrecido dado el cierre de las escuelas. La transferencia bastante rápida de las comidas del Programa de Nutrición Escolar a las “tarjetas de alimentos” de corto plazo de los padres en función de las necesidades fue impresionante.

Pero los ministros del Gobierno y los funcionarios públicos del Ministerio de Educación tienen una tarea difícil por delante. Una conferencia de prensa del 14 de abril ofreció un panorama del difícil contexto en el que tienen que trabajar para que la “actividad principal de la educación” continúe. También mostró su apertura para responder a preguntas sobre cuestiones pertinentes como las fechas de los exámenes a nivel local y regional.

Pero lo que no escuché fue un reconocimiento de la importancia de los estudiantes como partes interesadas y responsables de la toma de decisiones. Los líderes del gobierno estudiantil, los clubes de estudiantes y los “usuarios” de los estudiantes digitales deben participar de las decisiones que se toman en su nombre y que darán forma a su futuro.

Screenshot of the Trinidad and Tobago Ministry of Education's recently launched online learning platform.

Captura de pantalla de la plataforma de aprendizaje en línea recientemente lanzada por el Ministero de la Educación de Trinidad y Tobago.

Ya sea que llamemos a lo que estamos experimentando una crisis o un desastre, lo que tendrá que seguir es una recuperación y una remodelación de la educación, y dejar a los estudiantes fuera de la discusión sobre esto es dejarlos de lado. Las experiencias y las perspectivas de los estudiantes de todos los niveles del sistema educativo debería influir en la respuesta y en la “solución” del sistema educativo. Lo que no queremos es una situación donde la exclusión de los estudiantes se convierta en una amenaza más grande que la COVID-19 para nuestra educación. Como afirmó Martin Carter, poeta guyanés: “¡Estamos todos implicados! ¡Todos están tomados!”.

Inmediatamente después de la rueda de prensa del Ministerio de la Educación del 14 de abril, recibí dos llamadas. La segunda era la de un pariente que estaba tratando de decidir si invertir en clases particulares ofrecidas por el profesor de primaria de su hijo al costo de 300 dolares por semana (45 dolares estadounidenses). La oferta incluía dos vídeollamadas vía WhatsApp.

La primera llamada fue la de un estudiante de sexto año que me ofreció una revisión del Sistema de Gestión del Aprendizaje Escolar (SLMS), plataforma en línea recientemente lanzada por el Ministerio, sobre la base de la facilidad de uso y el contenido. Quienes hayan aceptado que los políticos realicen la evaluación de la plataforma deberían inscribirse y sacar sus propias conclusiones. Tal vez entonces podrían empezar a distinguir entre las relaciones públicas y la realidad.

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[DEBATE] Brechas digitales y educación inclusiva durante el Covid19

Europa/España/Diariodelaeducacion

El Espai Societat Oberta organizó, el miércoles pasado, en su serie de debates sobre la sociedad post Covid, un encuentro para hablar de la brecha digital y las desigualadades que se harán más visibles a raíz de la pandemia. Un debate con Ainara Zubillaga, de Cotec, y Gabriel González Carrillo, de la Fundación Esplai y miembro de la Taula del Tercer Sector. Moderado por la periodista de Catalunya Plural y el Diari de l’Educació, Sandra Vicente

El espacio Societat Oberta organiza una serie de debates sobre la sociedad que vendrá tras la pandemia. Un ciclo de reflexiones colectivas sobre derechos humanos en tiempos de Covid-19. El pasado miércoles se puso el foco en las brechas digitales como problemática existente previamente a la pandemia pero que se ha agudizado en el contexto actual.

En el debate participaron Ainara Zubillaga, directora de Educación y Formación Fundación Cotec para la Innovación, y Gabriel González Carrillo, responsable de innovación en Fundación Esplai y miembro de la comisión de seguimiento de m4social de la Taula d’entitats del Tercer Sector Social de Catalunya. El debate ha sido moderado por la periodista de Catalunya Plural y El Diari de l’Educació, Sandra Vicente.

Contenidos, dispositivos y acceso desigual

“La escuela se ha convertido en un espacio de transmisión de conocimientos y hemos perdido valor y potencial social”, afirma Vicente. Así empieza el debate en el que nos preguntamos si podemos asumir una educación online. ¿Cómo mejorar el proceso de digitalización para conseguir un sistema educativo inclusivo? Hablemos sobre políticas y decisiones adultocéntricas, desigualdades y teletrabajo y conciliación.

“El debate educativo está girando entorno a los contenidos y la evaluación. Haría falta un planteamiento más amplio del currículum escolar”, comenta Ainara Zubillaga. En este sentido, Zubillaga destaca que los estudiantes más afectados son aquellos que provienen de familias con pocos recursos económicos. Es por eso que debería replantearse el sistema educativo en un contexto como el actual. En la misma línea, González Carrillo añade: “Las posibilidades no son las mismas para todo el mundo: ni todas las familias tienen dispositivos suficientes ni tampoco las competencias para acompañar en espacios formativos y de ocior”.

Brechas más presentes que nunca

¿Qué quiere decir brecha digital? Para responder a esta pregunta, Ainara Zubillaga usa una comparación muy gráfica. “Tener un dispositivo en casa o una conexión no es sinónimo de aprender. Igual que tener un cuaderno y un boli no equivale a saber leer y escribir”. Es decir, ya no se trata solo de tener acceso a dispositivos o conexión a Internet. También se trata de cómo usar las herramientas y qué conocimientos tenemos para hacerlo o acompañar.

“Hay que desarrollar un modelo educativo y de acompañamiento que facilite el uso de la tecnología, no sólo su acceso. Para nada está superada la Brecha digital y la alfabetización digital sigue siendo necesaria”, añade González Carrillo.

Políticas no inclusivas

La inclusión también es tener en cuenta todas las realidades, no solo dotar de ordenadores y tablets a las familias. ¿Qué pasa cuando las clases se siguen a través de una app sin accesibilidad? ¿Por qué los pdf no son la mejor opción?

“La tecnología es buena pero también acelera riesgos y discriminaciones. La mayoría de plataformas de e-learning no son accesibles”, lamenta González Carrillo. A su vez, Zubillaga añade que estas barreras tecnológicas y técnicas se ponen más de manifiesto en una situación como la actual. “Estamos hablando de colectivos que tienen experiencias de aprendizaje complicadas de reproducir a través de una pantalla. Hay una parte de proceso educativo que no es posible virtualizar”, asegura. Y lo hace señalando también el proceso de aprendizaje en edades tempranas.

Alfabetización digital, educación no formal y retos de futuro

En el debate sobre brechas digitales y educación inclusiva se han tratado muchas más cuestiones de las resumidas aquí. Por ejemplo se ha puesto de manifiesto que la alfabetización digital todavía es un reto para muchas escuelas y colectivos. También se ha puesto en valor el rol de la educación no formal en el proceso de aprendizaje y se han planteado diferentes escenarios en materia de educación y tecnología en una nueva normalidad.

Informes comentados durante el debate
Aquí se puede consultar algunos de los documentos que han surgido durante el debate de brechas digitales y covid19.

Informes de Fundación COTEC sobre Brechas Digitales:

Investigación impulsada por la Taula d’entitats del Tercer Sector Social de Catalunya a través del proyecto m4social, y elaborada por la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia:

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/15/debate-brechas-digitales-y-educacion-inclusiva-durante-el-covid19/

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