La enseñanza online agranda la brecha académica entre alumnos
Los colegios vascos se enfrentan al reto de la formación a distancia con el alumnado sin recursos suficientes
Directores de centros, profesores, asociaciones de familias, sindicatos y ONGs han lanzado la señal de alarma. La formación a distancia «va a agrandar la brecha académica» entre los alumnos con mayores recursos y los de entornos desfavorecidos que no cuentan con los medios tecnológicos y el apoyo necesario en sus casas para seguir las clases online.
La asociación de padres y madres de la escuela pública vasca, Ehige, ha comprobado a través de una encuesta entre miles de familias las «graves dificultades» que sufren los hogares de niveles socioeconómicos y culturales más bajos para continuar con los aprendizajes. «Esta situación nos debe hacer reflexionar», indica su responsable, Lurdes Imaz. «No podemos permitir que cuando se retomen las clases hayan avanzado más los escolares con mayores recursos», subraya.
Lourdes Errasti, presidenta de Denon Eskola, la federación de Ampas de la red pública alavesa, coincide en que es un problema que va a tener que abordar la comunidad educativa. «No todas las familias tienen los mismos medios. Cada una se tiene que buscar la vida y desde los centros se hace todo lo posible para garantizar la igualdad de condiciones, pero no sabemos si eso va a ser suficiente», agrega con preocupación.
Alumnos «desaparecidos»
El sindicato mayoritario en la red pública, Steilas, advierte de que las medidas para controlar la pandemia han agudizado la «desigualdad» entre alumnos. Sus portavoces aseguran que, además de que muchos escolares no cuentan con medios suficientes para realizar la tarea diaria, «a día de hoy hay estudiantes que han desaparecido, están desescolarizados porque no se han puesto en contacto con sus escuelas e institutos», alerta la central.
La ministra Celaá ha revelado que hay cerca de un 14% de estudiantes que no se están conectando con el profesorado a distancia ni participan en aprendizaje online porque «sus familias no tienen la tecnología, el tiempo o las condiciones socioeconómicas y culturales necesarias». Ha reclamado a las comunidades que identifiquen a esos alumnos para evitar que se queden descolgados. El Departamento de Educación, a través de Inspección, ha pedido a los centros vascos información sobre estos escolares que no siguen la formación a distancia para poder buscar una solución.
Escuelas e institutos luchan a diario para evitar que una parte del alumnado se desenganche de la actividad académica por no disponer de portátiles, tablets o incluso móviles con conexión a internet. Estos dispositivos se han convertido en herramientas imprescindibles de trabajo para miles de chavales obligados a sumergirse en la formación online de un día para otro.
El colegio Ramón Bajo es uno de los centros de la capital alavesa que mayor porcentaje de alumnos vulnerables acoge. «Alrededor de la mitad de nuestras familias no tiene portátil en casa o una conexión a internet», señala el director, Joaquín Pulgar. Han organizado un sistema para que los adultos puedan recoger las tareas en papel tres días a la semana y en turnos diferenciados con el fin de evitar concentraciones de personas. «De esta manera nos aseguramos que el 100% del alumnado continua con la formación. De otro modo, para algunos sería una desconexión académica muy importante que no podemos permitir», reflexiona el director. El profesorado trabaja también a través del email, de diferentes plataformas e incluso grupos de WhatsApp para las familias que tengan acceso.
«Hay familias sin recursos tecnológicos»
«Sin ninguna duda la brecha social se va a agrandar», advierte Ana Zugaza, directora del instituto Bertendona de Bilbao, también con un alto índice de alumnos de entornos desfavorecidos. «Hay familias sin recursos tecnológicos ni la formación necesaria para ayudar a sus hijos en los aprendizajes online», añade la responsable de este centro que ya ha localizado a los estudiantes que no han podido conectarse y les han prestado equipos. Incide en que las clases presenciales permiten al docente apoyar a los chavales que necesitan refuerzo, una labor muy complicada en las actuales circunstancias.
Divino Maestro de Vitoria es otro de los colegios que se enfrenta al reto de continuar con la formación de todos sus estudiantes pese a que muchos carecen de los recursos necesarios. «Hay muchas familias con problemas que están haciendo un esfuerzo tremendo para que sus hijos no se desenganchen del curso. Hay casas con un solo ordenador para cinco personas o sin wifi y con un único móvil sin suficientes megas», asegura la directora, Begoña Vicinay. Hasta allí se acercan los padres cada diez días para recoger material y que los alumnos trabajen en casa. Han fijado horarios por cursos para que no se formen filas y garantizar la seguridad. El Ayuntamiento de Vitoria busca fórmulas para que las familias puedan acceder a ese material sin exponerse a una multa por saltarse el confinamiento.
A Arantxa López de Luzuriaga, directora del colegio vitoriano Santa María, también le preocupan las consecuencias que esta situación excepcional en las aulas y tratan de dar respuesta, aunque no siempre sea fácil en uno de los centros con uno de los niveles socioeconómicos más bajos de la ciudad. «Les dimos fotocopias para que trabajaran en casa y libros para leer, pero ya se les han acabado. La situación cambió de un día para otro y hay colegios que estaban preparados para ello, sobre todo de la red concertada, pero muchos otros de la pública no tienen esas posibilidades», lamenta. Ha notado entre sus alumnos la preocupación y angustia que viven muchos adultos. «Ahora las familias están preocupadas por muchas cosas, bastante tienen con sobrevivir como para ejercer de profesores cuando muchas personas no pueden, para empezar por la barrera del idioma», destaca.
Cynthia Veloso, madre de 4 hijos
«Solo tenemos el internet del móvil, así es difícil que los niños trabajen»
Por S. López de Pariza
Diogo y Evan no levantan la vista de sus deberes. Mientras el mayor completa una ficha sobre el Antiguo Egipto el pequeño lee un cuento. Sobre la mesa de la cocina, reconvertida en aula, reposan el estuche y más tareas en papel. Sus hermanos Isabela y Adan, de 16 y 14 años, trabajan en sus habitaciones. En esta casa no hay wifi y solo pueden acceder a internet a través de los móviles de sus padres. En el caso de estos cuatro hermanos de Vitoria la formación online es casi una utopía.
«Los adolescentes sí que tienen portátil, pero la conexión es complicada. A veces se agarra al internet de nuestros móviles y otras no, así es difícil que trabajen», lamenta Cynthia Veloso, su madre. Llegó a la capital alavesa hace justo un año desde Paraguay con sus cuatro hijos, después de que su marido encontrara trabajo y una de sus mayores preocupaciones ahora es que no pierdan el ritmo escolar. «Para ellos fue un cambio importante y les costó adaptarse. La mayor ya iba retrasada en algunas materias y me da miedo que esta situación haga que vaya todavía peor».
El colegio Santa María, donde estudian, le preparó material impreso para trabajar y los más pequeños todavía tienen tareas que completar. «Yo me quedo con ellos y estoy pendiente de que trabajen todos los días y no pierdan el ritmo. Tengo la suerte de que son muy responsables y no les cuesta sentarse a estudiar, leer o lo que tengan que hacer», confiesa Cynthia. En su caso, la crisis del coronavirus hizo que se quedara sin empleo, por lo que ahora invierte el tiempo en ejercer de maestra de sus hijos.
Aunque no tiene internet en casa, los megas de su teléfono móvil sí que le permiten mantener el contacto con profesoras y otras madres del centro a través de un grupo de WhatsApp, algo que considera de gran ayuda y beneficioso para los menores. «El pequeño ya me dice, que a ver cuándo va a volver al cole porque tiene muchas ganas. Me pregunta si esto no se acaba ya».
«Faltan recursos y formación para usarlos»
Iñaki Méndez es responsable de Tecnologías de la Información y la Comunicación en el instituto bilbaíno de Zorroza y ha comprobado que, al problema de la falta de recursos tecnológicos entre familias de entornos más desfavorecidos, se suma otro: muchos alumnos «no están preparados» para utilizar los medios de los que disponen. «Los estudiantes los empleaban para sus relaciones sociales, como ocio, pero hemos descubierto que tienen dificultades para trabajar con ellos», advierte.
Las medidas excepcionales por la epidemia han pillado también a parte del profesorado «sin los conocimientos necesarios para realizar una enseñanza a distancia que permita avanzar en los aprendizajes», apunta este docente de Informática. No tiene duda de que «la brecha digital va a hacer más grande la brecha académica», pero también ve una parte positiva. «Supondrá un impulso para la madurez digital de los centros», subraya.
No solo los hogares desfavorecidos tienen problemas. Méndez destaca que «en una familia con varios niños en la que los padres trabajan en casa y dispongan de un solo ordenador resulta complicado mantener las clases online». A eso se une que hay familias que carecen de la formación tecnológica suficiente «para apoyar a sus hijos».
Algunos no se conectan
En el instituto de Zorroza se mantienen los horarios de las asignaturas y los estudiantes deben conectarse al iniciar cada sesión. «Hay chavales que no se conectan. Son los que tampoco mostraban interés en el aula, pero en las clases presenciales podías motivarles, estar encima de ellos…», cuenta.
Apuesta por sacar el máximo partido a todos los recursos informáticos que hay en los centros. Ha reclamado a Educación ceder a los alumnos que lo necesiten la treintena de equipos que se han retirado en el instituto al ser sustituidos por otros nuevos a través del programa Berriztu.
Fuente de la Información: https://www.elcorreo.com/sociedad/educacion/ensenanza-online-agranda-20200329213348-nt.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F