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Aplicaciones como WhatsApp generan mala ortografía, sostiene un estudio hecho en Alemania

Europa/Alemania/25 Abril 2019/Fuente: La voz

Más del 20 por ciento de los alumnos de cuarto grado de ese país europeo no maneja las normas mínimas de ortografía.

Expertos en educación en Alemania consideran que los cambios en los hábitos de lectura de los alumnos, que ya no leen libros sino cientos de mensajes de texto al día a partir de aplicaciones como WhatsApp, son una de las razones del empeoramiento de la ortografía.

Hoy en día la lectura comprensiva juega sólo un papel secundario para los niños, advierte Heinz-Peter Meidinger, presidente de la Asociación Alemana de Profesores.

«Es que no leen más libros», señala Meidinger. En su lugar, leen cientos de mensajes de texto cortos todos los días, añade.

«La ortografía no juega ningún papel en las redes sociales», afirma Meidinger. «Más bien se mira mal a quien tiene ortografía correcta y se toma la molestia de escribir hasta las mayúsculas», agrega.

Algunos profesores incluso hasta observan que los alumnos ya no comprenden los textos fuente o los textos literarios, comenta Meidinger.

El problema se extiende hasta los estudios universitarios, donde los textos científicos ya no son comprendidos y los estudiantes no son capaces de escribir textos argumentativos, aduce.

Según un estudio del Instituto para el Desarrollo de la Calidad en la Educación (IQB, por sus siglas en alemán), más de uno de cada cinco alumnos de cuarto grado en Alemania no maneja las normas mínimas de ortografía.

Fuente: https://www.lavoz.com.ar/tecnologia/aplicaciones-como-whatsapp-generan-mala-ortografia-sostiene-un-estudio-hecho-en-alemania

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¿Por qué la calidad de la educación en Colombia no es buena?

Por: Ángel Pérez.

 

Las autoridades educativas y la sociedad deben reconocer que las pruebas PISA, SABER y otras de ese tipo, miden una parte de la calidad del sistema educativo, pero no evalúan todos los componentes que inciden en la calidad.

¿La calidad de la educación para cuándo? Esta pregunta que el gobierno nacional, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) y en general la sociedad no han discutido a fondo, nos compromete a todos, si aceptamos que la educación es un proceso integral donde participan escuela, gobierno, padres de familia y sociedad.

Para empezar a discutir sobre la calidad de la educación deberíamos reconocer que tenemos un pésimo sistema educativo, las pruebas PISAseñalan que nuestros mejores estudiantes, quienes pertenecen a los colegios privados (donde estudian los hijos de las élites del país), no alcanzan a los escolares con más bajos resultados de otros países.

Igual ocurre con las pruebas SABER, conocemos de antemano el balance: los estudiantes de colegios privados obtienen mejores resultados que los de colegios oficiales, de manera especial aquellas instituciones que cobran a las familias más de $1.5 millones mes, por pensión, y, además, tienen un proyecto educativo, con un currículo definido en el que un grupo de docentes y personal de apoyo trabajan a fondo para cumplir sus objetivos. Para comparar y reflexionar sobre la calidad de la educación, les recuerdo que en la educación oficial se invierte apenas $350.000 mes, por estudiante.

Las autoridades educativas y la sociedad deben reconocer que las pruebas PISA, SABER y otras de ese tipo, miden una parte de la calidad del sistema educativo, pero no evalúan todos los componentes que inciden en la calidad; su principal utilidad es que permiten comparar entre instituciones escolares y entre regiones los logros o competencias de los estudiantes. Un buen ejemplo lo constituye el caso de Colombia, donde la política educativa se concentró en los resultados en dichas pruebas, pero la calidad de la educación no avanza.

Al son del estribillo: ¡lo que no se mide no existe! La política pública educativa en Colombia dio el salto de garrocha (nos saltamos los procesos pedagógicos y la gestión educativa), y nos concentramos en el resultado final: las pruebas tipo SABER, ellas sirven para todo, evalúan, establecen la clasificación de los colegios y determinan, sin mayores razones, quiénes son los buenos y los malos, en términos de calidad.

Todos los años el MEN anuncia que mejoramos en las pruebas SABER y cada tres años el gobierno de turno sostiene que somos el país que más avanza en las pruebas PISA. Sin embargo, además de los deficientes resultados en estas pruebas, no disminuimos los hechos violentos, ni las tasas de criminalidad; la lucha política se construye sobre la mentira y el odio; la corrupción, la ilegalidad y la politiquería tienen escasa sanción social; la injusticia social y la inequidad siguen siendo un grave problema que parece no tocar a la sociedad colombiana; muy pocas acciones nos reconcilian como país y como ciudadanos en ejercicio para una mejor humanidad. La economía del país se construye con mano de obra barata y escasa calificación, el conocimiento no importa.

La evidencia indica que durante este siglo, la calidad de la educación y las metas de calidad en los planes de desarrollo nacionales y territoriales se determinaron a través de los resultados a obtener en las pruebas SABER 11. Insisto en los planes de desarrollo territorial el proceso pedagógico y educativo no existen.

Las pruebas tienen valor social, lo que explica que, en la mayoría de las instituciones escolares, los docentes y los directivos se concentren en ellas con desespero. Para los colegios el resultado en SABER 11 es la calidad y según el puntaje de sus estudiantes refuerza o desaprueba la imagen institucional, frente a los padres y la sociedad.

Quizás sin proponérselo, las pruebas, tipo SABER, terminaron presionando el sistema educativo, a los colegios y a los docentes para que estandarizaran sus prácticas educativas. Acá no importa el proceso educativo, menos lo pedagógico y lo curricular, del Proyecto Educativo Institucional ni hablar. En este escenario se impone el resultado del ICFES, ya no importa una educación que tenga como propósito fundamental formar buenos seres humanos. A los padres de familia, a las instituciones y a los técnicos y académicos les interesa el resultado de la prueba y la ubicación del colegio en las clasificaciones de calidad, igual a los gobiernos.

Le sugerimos: La política educativa en el PND perpetúa la inequidad y la exclusión

Lo anterior explica porque los colegios cada año exhortan a sus estudiantes a prepararse para la prueba SABER11. Además, contratan expertos para que les ayuden a los estudiantes a mejorar en las pruebas, para ello convocan a los escolares de los grados décimo y once durante meses, a jornadas extras en las tardes o los fines de semana. También, los colegios convocan a los padres de familia y les explican la importancia de SABER 11 y la necesidad de pagar los cursos extras o las jornadas adicionales en el propósito de mejorar los resultados en dicha prueba.

Este punto explica por qué para la política educativa, en los planes de desarrollo no aparecen programas o proyectos que potencien la calidad de la educación con otras metas, por ejemplo, una educación que desarrolle capacidades para pensar de manera crítica, donde se reflexione y se analice la vida humana y el entorno social en el cual existimos; tampoco interesa cómo formar para tener comunicaciones asertivas y basadas en razones; y, menos en cómo educar para convivir en paz, sin violencia, actuando dentro del marco de la legalidad y con un sentido ético de la vida humana y del medio ambiente. La calidad de la educación, gran ausente en el Plan de Desarrollo, sostiene Julián de Zubiría.

¿Qué hacer para avanzar en la calidad de la educación? Además de las pruebas SABER o PISA, el país requiere discutir y acordar, con los actores del sector, estrategias para fortalecer los procesos pedagógicos y de gestión educativa, así como las metas a lograr y el sistema para evaluar resultados.

También se requiere establecer procesos y metas como número de: facultades de educación fortalecidas;  profesores de las facultades de educación financiados para realizar estudios en el exterior (en países con mejor sistema educativo);  normales con apoyo de universidades acreditadas para avanzar en su calidad; bibliotecas construidas y dotadas en los colegios rurales;  aulas especiales construidas y dotadas en los colegios rurales para idiomas, artes, educación inicial, laboratorios y desarrollo de las TIC; estudiantes de colegios oficiales del grado once que pasan al año siguiente a la educación superior y nuevos cupos escolares para los grados de transición y jardín, entre otras.

Pero sobre todo el Gobierno debe aceptar que los recursos son importantes para alcanzar una educación de calidad, la Unesco sostiene que “el éxito de la enseñanza y el aprendizaje probablemente se encuentre influenciado fuertemente por los recursos disponibles para apoyar el proceso, y la forma directa en que estos recursos se administran. Obviamente, las escuelas y maestros, sin libros ni materiales de aprendizaje, no podrán hacer su trabajo”.

Fuente del artículo:  https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/por-que-la-calidad-de-la-educacion-en-colombia-no-es-buena-por-angel-perez-martinez/268998

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Para experta finlandesa en calidad educativa, “la academia no puede estar separada del mundo del trabajo”

Emilia Ahvenjärvi es el puente entre la educación finlandesa y la latinoamericana; su trabajo buscará impulsar alianzas entre los distintos países.

Emilia Ahvenjärvi llegó a América Latina desde Finlandia; la experta en calidad educativa es representante en la región de Team Finland Knowledge, una red del país europeo que propone hacer alianzas con el extranjero sobre temas relacionados a la educación superior y la investigación. Es magíster en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Ciencias Sociales, llegó a fines de 2018 y está haciendo un diagnóstico de los países latinoamericanos en los que hay embajada finlandesa, al tiempo que se reúne con las autoridades de cada país y se familiariza con los modelos educativos. En su paso por Montevideo conversó con la diaria sobre su rol como puente entre un continente y otro, las características del modelo educativo finlandés que se pueden aplicar en la región y las posibilidades de intercambio para investigadores de todos los niveles.

En particular comentó sobre Uruguay que está conversando con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y la Universidad de la República para dar a conocer posibilidades de estudio en Finlandia. Asimismo, junto con la embajada uruguaya en el país europeo trabajan con una red de estudiantes uruguayos en Finlandia. Además, señaló que la Administración Nacional de Educación Pública y la Agencia Nacional de Educación de Finlandia tienen un acuerdo de colaboración, en cuyo marco se llevan a cabo actividades de intercambio dirigidas a docentes, estudiantes e investigadores de posgrado.

Tu trabajo gira en torno a la calidad educativa. ¿Cuáles son los puntos claves para lograr una buena calidad educativa?

A nivel país es muy importante el elemento de igualdad de oportunidades. Es muy difícil tener un sistema educativo de calidad si no existen posibilidades equitativas de llegar a una buena enseñanza; si la segregación es muy elevada, eso normalmente lleva a una situación en la que unos estudiantes acuden a centros que tienen peor nivel, mientras que otros concurren a centros de enseñanza de mejor nivel. Eso no puede pasar. Por otro lado, la formación de todos los que trabajan en la comunidad escolar es crucial. Es necesario que todas esas personas sepan de lo que están hablando para que no las manden los directores, sino que realmente cuenten con la formación necesaria para influir en su trabajo. Un tercer punto relevante es el entorno de aprendizaje; vivimos en una sociedad cada vez más tecnologizada, y eso tiene que verse en el entorno. Entiendo que Uruguay en este sentido está bastante avanzado en virtud del Plan Ceibal.

Parte de tu trabajo en la región es la unión de educación e investigación. ¿Cuáles son tus primeras impresiones sobre el tema en la región?

En Finlandia tenemos claro que ninguna de las dos cosas puede existir sin la otra; son un conjunto, una simbiosis en la que las dos partes se necesitan. La enseñanza que se ofrece en las universidades siempre se basa en la actividad de investigación. Desde mi punto de vista, una formación universitaria, basada en la investigación, es un requisito sine qua non para que haya calidad en la formación docente. Tampoco se trata de ir al otro extremo, en el que sólo se estudien teorías. Siempre la formación docente tiene que tener una vertiente importante de práctica, para que esa persona que se está formando pueda aplicar diferentes teorías a diferentes situaciones de aprendizaje.

Finlandia es un país con muchos más recursos que los latinoamericanos. ¿Cómo se pueden trasladar a Uruguay las experiencias finlandesas, que tienen su costo y estructura pensadas para ese país?

Es importante recordar que Finlandia no fue siempre un país del primer mundo, sino que hemos subido, hemos creado todo ese bienestar después de la Segunda Guerra Mundial. Allí hubo una decisión como país de invertir en educación en todos los niveles y tener mucho aprecio a la actividad de investigación, sabiendo que no están separadas, y que ambas hacen al desarrollo del país. Creo que antes de llegar a los recursos hay que tomar una decisión y tener la convicción de que esa vía puede aportar al bienestar del país. Los mejores especialistas para el desarrollo educacional de este país están acá; nosotros podemos aportar nuestra experiencia y conocimientos, pero nunca vamos a estar en el rol de decir lo que tendrían que hacer los gobiernos, porque cada país tiene sus estructuras y desafíos. Pienso que es un tema que hay que afrontar con humildad, no desde una posición en la que Finlandia sabe lo que Uruguay necesita.

Una de las claves del éxito finlandés es la confianza de la sociedad en el docente y en el sistema educativo. En Uruguay hay un control más importante del docente. ¿Creés que sería un buen camino empezar a darles más libertad a los docentes?

Sí y no. Esa confianza se basa también en la alta formación de los docentes, una formación universitaria, que llega obligatoriamente hasta el nivel de maestría. Esos docentes han dado una muestra bastante exigente de investigación, saben lo que son las teorías de su área, cómo se aplican a la enseñanza; durante su formación han implementando las teorías en diferentes situaciones de aprendizaje. Es importante que confiemos más en los docentes, sin duda, pero esto tiene que ir acompañado de unos medios o instrumentos para que puedan hacer mejor su labor. Porque si una persona no tiene la formación para actuar de manera independiente, probablemente esa libertad de toma de decisiones puede ser más agobiante que productiva.

El sistema educativo finlandés los ha puesto en los primeros puestos de muchos rankigs internacionales, pero en los últimos años han bajado el desempeño. ¿A qué atribuís esa baja?

La bajada puede tener que ver con que otros países suben y se dedican más a conseguir buenos resultados. Pero, por otra parte, en Finlandia hay unas tendencias que nos han preocupado y que también se ven reflejadas en las pruebas. Una de ellas tiene que ver con la falta de lectura de los jóvenes, en un mundo digitalizado que está cambiando la forma en que los jóvenes aprenden. Aún no tenemos una combinación que funcione bien para insertar en el aprendizaje todas las redes sociales y los medios digitales. Nos enfocamos en el alfabetismo múltiple, pero aun así falta intensidad y práctica, porque nuestros jóvenes no están tan interesados en leer como antes. Aquí se ve una brecha de género muy importante: nuestros varones leen mucho menos que las mujeres, y, de hecho, si las pruebas finlandesas las dieran sólo mujeres seguiríamos en el top.

En Finlandia el mundo del trabajo está muy unido con la educación. ¿Ves en esa unión un camino a seguir para América Latina?

Es muy importante que toda la formación tenga un reflejo y una implicación en el mundo laboral. Lo que necesita el mundo del trabajo es crucial; la academia no puede estar separada de lo que está pasando en ese ámbito. En Finlandia la manera de que estas dos partes estén en una sinergia es que gran parte de la formación se realiza en las empresas, también combinando la teoría con la práctica. Dentro de las empresas hay personas formadas para ser instructores de trabajo para los estudiantes y también para la labor de evaluación. En cuanto a la región hay mucha diferencia entre los distintos países, pero algo que es general a todos es que se han enfocado muy poco en la formación de los trabajadores, y eso afecta mucho la productividad de los países. La formación se ha visto como algo que dirige a una carrera académica y no se le ha visto el valor a formar bien a personas que hacen trabajos prácticos, algo que es crucial en la sociedad, para que ellos puedan ser autónomos dentro de su rol profesional.

Una de las críticas que surgen cuando se habla de unir el mundo del trabajo con la educación es el riesgo de la mercantilización de la educación. ¿Cuál es la postura finlandesa ante esto?

Nosotros pensamos que la función del sistema educativo es asegurar que todos y cada uno de nuestros ciudadanos puedan ser útiles para nuestro país y aportar desde su labor. Esto es muy importante desde todos los puntos de vista relacionados con la economía y con el bienestar de la población. La enseñanza básica ofrece conocimientos del mundo en general, y también capacidad de pensamiento y reflexión; la persona formada en un rol técnico de nivel medio podrá trabajar en su sector, y esa formación ya es suficiente. Además, tenemos una red de bibliotecas municipales en todo el país, tenemos escuelas de pueblo en las que todas las personas, por un costo muy bajo, pueden hacer cursos. No creo que sea función de la academia y del gobierno obligar a que todas las personas estudien hasta un nivel superior o estar muy académicamente inclinados. Obvio que es importante que todos tengan la enseñanza obligatoria y que tengan también una titulación de nivel medio, pero no está mal que continúen su formación en el mundo laboral.

La educación basada en el juego

En Finlandia, Emilia Ahvenjärvi se desempeñó también en el campo de la innovación educativa. Uno de los proyectos en los que participó fue en la aplicación de resultados de investigaciones sobre aprendizaje basado en el juego. “Me dediqué a pensar, junto con los investigadores, en procesos de innovación, pensando posibilidades de productos o servicios de tecnologías de la educación basados en el juego”, detalló, y resaltó: “Lo interesante en estas investigaciones es ver lo activos que pueden ser los alumnos en sus propios procesos de aprendizaje cuando integran los elementos de juego y de diversión”.

La especialista europea explicó que el aprendizaje basado en el juego integra elementos cruciales para el alto rendimiento. Desde el punto de vista docente, “el rol del profesor es el de una guía de aprendizaje: no se para como la fuente de información”. El alumno, por su parte, “tiene un rol activo en el proceso, tanto en diseñar lo que va a aprender como en desarrollarlo y evaluarlo”. Además, al aplicar esta teoría “se integra el trabajo en equipo, el procesar la información con compañeros y también evaluarse entre compañeros”.

El aprendizaje basado en el juego apuesta a que el niño aprenda mediante sus emociones. “Esta teoría defiende que el aprendizaje es efectivo cuando llega de muchas maneras diferentes, a través de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, de nuestra comprensión”, comentó Ahvenjärvi. Agregó que “aunque esté más generalizado y desarrollado en el nivel inicial, es muy importante también en los niveles posteriores, e incluso para los adultos es una manera muy buena de aprender, quizá con otro nombre, como ‘pedagogía de simulación’, pero con los mismos principios”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/4/para-experta-finlandesa-en-calidad-educativa-la-academia-no-puede-estar-separada-del-mundo-del-trabajo/
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Chile: Agencia de Calidad lanza tercera versión de la serie de libros «Se puede»

América del Sur/Chile/agenciaeducacion.cl

El jueves 11 de abril la Agencia de Calidad lanzó el tercer número de la serie de libros Se Puedepublicación que pretende contribuir a la reflexión sobre el mejoramiento educativo a partir de la exposición de prácticas escolares destacadas. La actividad se desarrolló en el Museo de la Educación Gabriela Mistral y contó con la presencia de los quince líderes directivos cuyos establecimientos educativos participaron en este nuevo compendio.

Arica, La Serena, Malloa, Chimbarongo, Temuco, La Unión, Paillaco, San Bernardo, Talca, Penco, Aysén, Renca, San Nicolás y Vicuña son las comunas donde se asientan los colegios cuyo trabajo fue descrito en esta nueva entrega de la Agencia y que se destacan por poseen buenas prácticas en gestión curricular, estrategias de aula y educación integral, todas ellas sistematizadas a partir de las Visitas de Aprendizaje realizadas por la Agencia durante 2017 y marzo de 2018.

“Las quince prácticas de este libro reflejan, en lo más profundo, lo que es calidad en la educación”, afirmó Raimundo Larraín, jefe de la División de Educación General del Ministerio de Educación y autoridad encargada de abrir la ceremonia. Larraín felicitó a los colegios y recordó que sus experiencias “son un fiel reflejo de lo que ocurre cuando la confianza se deposita en las escuelas”.

Por su parte, el jefe de la División de Información a la Comunidad de la Agencia, Cristóbal Alarcón, comentó que la difusión de material como el libro Se Puede es también un llamado a recordar que “es un desafío país el trabajar por el desarrollo de los aprendizajes de niños y niñas”, esto porque “todo lo que ocurre hoy en las escuelas será reflejo de lo que suceda en Chile en el futuro” y de ahí la importancia que tiene el actuar de todos los actores responsables de la educación en nuestro territorio.

Tras los saludos iniciales, a los que se sumó el de Paulina Araneda en representación del Consejo de la Agencia, se realizó un panel para compartir experiencias escolares compuesto por: Ruperto Pizarro, director de la escuela Edmundo Vidal Cárdenas de Vicuña; Víctor Reyes, director del Liceo Bicentenario Polivalente San Nicolás; Carolina Andueza, gerente de la fundación CMPC, y Ernesto Treviño, director del CENTRE UC. Esta instancia fue moderada por Gino Cortez, jefe (S) de la División de Evaluación y Orientación de Desempeño de la Agencia.

Hablan los protagonistas

La escuela básica Darío Salas Díaz de Arica está ubicada en el kilómetro 3.5 del valle de Azapa, y es uno de los establecimientos destacados en el tercer libro de la serie Se Puede. Al lanzamiento asistió el profesor de Ciencias del recinto, Carlos Rodríguez, quien manifestó la satisfacción de toda la comunidad escolar por este reconocimiento.

Al respecto, el docente aseguró que para todos “es un gusto poder vernos en el libro de la Agencia de Calidad porque de alguna forma eso valida lo que hemos venido construyendo con mucho esfuerzo desde el año 2015” y que se resume en “Acciones de apoyo al desarrollo de las habilidades científicas de los estudiantes”, práctica que –según contó– “ha podido no solo construir conocimiento en el enfoque indagatorio, sino que además desarrollar habilidades sociales en nuestros estudiantes quienes pasaron de la timidez a ser niños y niñas empoderados, capaces de opinar, debatir y compartir con científicos”.

Por su parte, Marcela Jaramillo, directora del colegio Kalem de Aysén destacado en la publicación por su práctica “Observación y retroalimentación para mejorar las prácticas de aula”, mencionó que para la comunidad escolar a la que representa “la visita de la Agencia fue una experiencia a través de la cual nos pudimos dar cuenta de cómo lo estábamos haciendo, no solo con los niños, sino también con los apoderados, docentes y asistentes de la educación”.

Jaramillo también se mostró convencida de que hay elementos claves para mejorar. En esa línea dijo que como colegio “creemos en nuestros alumnos y tenemos altas expectativas con ellos, y ¡sí, se puede! Mejorar y avanzar es posible”.

Puedes descargar el libro en formato digital haciendo clic AQUÍ.

Puedes descargar a continuación los dos primeros ejemplares:

– Se Puede: diez experiencias de inclusión, desarrollo de habilidades y educación integral hoy.
– Se Puede: doce prácticas de aula, desarrollo profesional docente y liderazgo pedagógico.

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Argentina: Consumidores de la educación

Por: Clarin.com/10-04-2019

En la última apertura de sesiones del Congreso, el presidente Macri hizo una sola mención a la política educativa. Y eso que hay temas para mencionar. Pero no: el Presidente eligió hacer una sola mención y fue volver a insistirle al Congreso que reforme un artículo de la Ley de Educación: el que prohíbe que el Estado difunda los resultados de las escuelas en las evaluaciones educativas.

Ese artículo, el 97 de la Ley de Educación Nacional (de 2006) establece que “la política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los/as alumnos/as, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización”.

El argumento oficial es que este artículo va contra la política de transparencia, y que los padres tienen el derecho de saber cómo están -en términos de resultados- las escuelas a las que mandan a sus hijos, para así poder reclamar en caso de insatisfacción.

Si bien el argumento de la transparencia es atendible, lo cierto es que no hay ninguna experiencia internacional que muestre que este enfoque mejore la calidad educativa. Por el contrario, como los resultados suelen estar asociados al nivel socioeconómico de las familias, en los países que se aplicó aumentó la segregación: chicos ricos se agrupan con chicos ricos y los más pobres con los pobres.

Todo lo contrario a los orígenes y la historia de la educación pública en la Argentina.

El origen de la resistencia

 Así y todo, hay tanta resistencia a que avance esta reforma, que -en rigor- es muy difícil que sea aprobada. De hecho, en 2018 Macri también había pedido que el proyecto fuera tratado. Sólo es cuestión de pensar en quiénes se podrían perjudicar con su sanción. Los sindicatos se sienten señalados. Pero, además, están aquellas escuelas pagas que podrían verse obligadas a ajustar sus cuotas a los resultados educativos.

Fuente de la noticia: https://www.clarin.com/opinion/consumidores-educacion_0_tzA3crcAS.html
Fuente de la imagen: https://www.clarin.com/opinion/consumidores-educacion_0_tzA3crcAS.html
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Recuperar la participación como signo de calidad

Por: Pedro Uruñuela

Cuando se ha conseguido un alto nivel de implicación en los asuntos colectivos, las acciones son mucho más eficaces y tienen mayor éxito.

Una de las medidas importantes que puso en marcha la LOMCE, aunque tal vez eclipsada por otras, fue la anulación y desaparición casi total de la participación en el control y funcionamiento de los centros por parte de los diversos sectores que conforman la comunidad educativa. Reforzando la figura del director y sus competencias, la participación quedó reducida a recibir información y, como mucho, poder opinar sobre algunos aspectos de lo que pasaba en el centro. La decisión en sus múltiples formas quedaba reservada a la dirección del centro, dejando fuera también todo lo relativo a la ejecución, seguimiento y evaluación de las acciones llevadas a cabo.

La convocatoria anticipada de elecciones ha paralizado las reformas propuestas para la modificación de la LOMCE, sin saber qué pasará con sus principales aspectos negativos. Pero, desde un punto de vista profesional, político y, sobre todo, educativo, es necesario insistir en la recuperación de la participación como uno de los elementos ineludibles para una educación de calidad en nuestros centros.

Desde el año 1985, con la entrada en vigor de la LODE y con determinadas dudas y altibajos en su consideración, se tuvo en cuenta la participación como uno de los signos que mostraban la calidad de la educación. Y es que incorporar la participación como principio de organización del sistema educativo supone apostar por un modelo de educación basado en la cooperación y no en la competitividad, un modelo horizontal que deja de lado planteamientos jerárquicos verticales, un modelo basado en el reparto y difusión del poder que cuenta, además, con la iniciativa y aportación de todas las personas implicadas en la educación: el profesorado, las familias y los propios alumnos y alumnas. En definitiva, se trata de hacer realidad una escuela pública democrática.

No basta, para ello, con tener parte en el funcionamiento de los centros educativos, limitando la participación a asistir a determinadas actividades del centro. Se trata, por el contrario, de tomar parte activa y de llegar a ser parte del propio centro, asumiendo las responsabilidades que sean necesarias y desarrollando el sentimiento de orgullo por pertenencia. Sabemos que cuando tiene lugar esto, cuando se ha conseguido un alto nivel de implicación en los asuntos colectivos, las acciones son mucho más eficaces y tienen mayor éxito. Pero, más allá de estas razones instrumentales, hay otras estrictamente educativas que llevan a plantear este recorrido hasta llegar a ser parte del centro.

Efectivamente, lo que está en juego en este enfoque es, ante todo, el modelo de persona y de sociedad que queremos formar y desarrollar. ¿Buscamos desarrollar una persona conforme con lo establecido, que no se cuestiona lo que está pasando, que acepta acríticamente todo lo pasa en la sociedad y todo lo que viene de la autoridad? O, por el contrario, ¿buscamos trabajar por una persona autónoma, que haya desarrollado pensamiento y criterio propio y que quiera comprometerse por una sociedad más justa y equitativa, más solidaria y cooperativa? Es mucho lo que nos jugamos en este enfoque y debemos ser conscientes de ello.

Apostar por la participación implica comprometerse en la organización de un centro diferente, sólidamente construido de abajo a arriba. Varios son los procesos implicados en el desarrollo del centro participativo, que exigen una revisión de nuestras prácticas habituales de organización del centro educativo. Podemos comparar la participación con la construcción de una pirámide: la base debe ser amplia y sólida para que el crecimiento que tenga lugar se mantenga firme y bien apoyado. La participación se basa y exige, en primer lugar, una amplia labor de información, de acceso a lo que sucede en el centro, a los objetivos que se buscan, a la planificación, al propio modelo educativo. Cuanto más sólido sea este primer escalón, más firme y mejor asentada estará la participación.

Sin embargo, suele costar mucho facilitar el acceso a la información, proporcionar y dar respuesta a todas las preguntas que nos llegan al centro. No hay que olvidar que la información es poder, y de ahí la resistencia a compartirla. Pero es la base necesaria y, cuanto más abunde, mejor, con la única limitación derivada de la protección de la información personal. Sobre la información se apoya la opinión, ya que esta sólo es posible si sabemos qué está pasando. Opinar supone valorar los hechos, analizarlos y buscar alternativas, y puede concretarse en muchas formas, desde la consulta organizada a la elaboración de propuestas alternativas, pasando por reclamaciones o peticiones concretas.

A partir de la formación de una opinión individual y colectiva es posible construir formas de decisión conjunta, buscando el consenso en la medida de lo posible como mecanismo preferible a la votación. Y tras la decisión, un último proceso, la ejecución-desarrollo y el control de éste, incorporando la evaluación de nuestras acciones para buscar su mejora. Muchas veces se ha entendido la participación exclusivamente como control, lo que ha llevado al rechazo de ésta por parte del profesorado que se sentía vigilado o fiscalizado. La participación es un planteamiento más ambicioso y así debe ser desarrollado.

En su versión inicial, la LODE definió la participación como tomar parte en el control y funcionamiento del centro, y estableció el consejo escolar como el cauce para ejercer la participación. Desde mi experiencia, este planteamiento trajo serios inconvenientes, ya que dejó fuera la necesidad de preparar y formar a las personas para la participación, convirtiendo lo que debía ser un punto de llegada en un punto de partida. Y es que, si algo ha quedado claro a lo largo de todos estos años, es que es necesario aprender a participar, que hay que adquirir determinados valores y habilidades y, sobre todo, que hay que construir lo que denominaba la “pirámide de la participación”, para que el funcionamiento del consejo escolar fuera realmente operativo.

La participación y el modelo participativo de funcionamiento están establecidos y regulados por la ley, pero esto no es suficiente: es necesario formar personas participativas, lo que exige trabajar varios aspectos. En primer lugar, hacer que las personas QUIERAN participar, es decir, que estén motivadas para ello, que deseen tomar parte y ser parte del centro, que lo encuentren gratificante y atractivo. Lamentablemente, muchas personas, especialmente entre las familias, han aprendido justamente lo contrario; que, debido a la composición y funcionamiento de los órganos colegiados, su presencia apenas es efectiva, que todo está decidido de antemano y que poco pueden hacer en dicho órgano colegiado. Es necesario deshacer esta mala experiencia y conseguir que el alumnado o las familias, y también el profesorado, no aprendan que no merece la pena participar debido a su ineficacia.

En segundo lugar, es necesario SABER participar, es decir, adquirir los valores de respeto, cooperación, búsqueda del bien común, etc. y las habilidades necesarias para participar, como la escucha activa, la capacidad de diálogo, saber llegar a acuerdos, etc. necesarios para una adecuada participación. Es cierto que “a participar se aprende participando”, y que a lo largo del proceso es necesario incidir y cuidar estos aspectos y habilidades imprescindibles. De la misma forma, es necesario conocer el funcionamiento del propio centro, la normativa que lo regula, las exigencias legales que inciden en el centro, para que nuestro trabajo sea eficaz.

Por último, es necesario PODER participar o, lo que es lo mismo, que existan cauces adecuados para ello. No se trata solamente de recuperar las competencias de los órganos colegiados suprimidas por la LOMCE. Se trata de crear y desarrollar estructuras de participación intermedias en el centro educativo, que sirvan de apoyo a lo que se trabaja en el consejo escolar. De esta forma se traslada la participación al día a día de los centros, extendiendo la posibilidad de ser y tomar parte en todos los asuntos del centro. La creación de distintas comisiones (de convivencia, de evaluación, de actividades culturales, etc.) en las que puedan participar padres y madres, la extensión de la figura del alumnado ayudante y su concreción en diversos programas, son algunas de las formas en que pueden concretarse estas formas de participación que garanticen que, realmente, se puede participar.

No está de moda la participación. Desde el modelo económico y social no se considera importante, predomina una relación de cliente frente a las exigencias de la ciudadanía responsable que quiere ejercer su obligación y ser parte del centro educativo. Es mucho lo que nos jugamos en este punto y no puede quedar olvidado en la nueva ley educativa.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/03/26/recuperar-la-participacion-como-signo-de-calidad/

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Ernesto Tironi: Educación: Redirigir el foco para alumbrar mejor

Por: Ernesto Tironi.

El segundo gobierno del Presidente Piñera acaba de cumplir el primer cuarto de su período. Además, esta semana la ministra de Educación presentó su segundo proyecto de ley con más debate público: Admisión Justa. ¿Podría decirse que este año de gobierno ha significado un avance para mejorar la calidad de la educación escolar nacional?

Mi opinión es que mucho menos de lo que creo que la mayoría del país esperaba. Tal vez, bastante poco. En este ramo me costaría ponerle siquiera nota 4 a este gobierno. Aquí mis argumentos.

Para empezar, ha sido inconsistente. Dice y decía una cosa, y practica otra. Partió designando una comisión de muy alto nivel presidida por la ex ministra Mariana Aylwin, con el atractivo lema de “Todos al aula”. Sin embargo, eso es lo que menos hemos visto, al menos en este año. En lo fundamental, este gobierno criticó (con razón) al anterior porque no abordó ese tema y el de mejorar la calidad, sino que usó políticamente la educación. Y ahora hace lo mismo. O sea, ha seguido el mismo libreto equivocado de su antecesor: centrarse en temas secundarios en lo relativo a mejorar la calidad de la educación del país.

¿Es Aula Segura y Admisión Justa lo fundamental para que nuestros estudiantes aprendan más, o lo mínimo para tener buenos empleos este siglo de la Cuarta Revolución Industrial?

También ha seguido usando la educación para sus fines políticos. No otra cosa ha sido la presentación muy publicitada y de más relieve y debate público, como son sus dos proyectos estrellas: Aula Segura y Admisión Justa. Sí, las encuestas muestran que suscitan apoyo mayoritario. Por eso se han promovido tanto, pero… ¿son lo fundamental para que nuestros estudiantes aprendan más, o lo mínimo para tener buenos empleos este siglo de la Cuarta Revolución Industrial? Aunque un mago diseñara el mejor sistema de admisión, eso no mejoraría sustancialmente la calidad de la educación. Más que Admisión Justa, se necesita Educación Justa. Esta sería una en que todas las escuelas fueran de similar buena calidad, para que deje de ser importante ser admitido en una u otra, al menos por motivos académicos.

Bachelet casi no tomó medidas para mejorar realmente la calidad y la equidad de la educación nacional. Más parece que tomó medidas estatistas por motivos ideológicos y para satisfacer demandas y obtener apoyo político de sectores de izquierda. Gratuidad, fin a la selección de estudiantes por parte de las escuelas, administración exclusiva de ellas por fundaciones sin fines de lucro, y estatización de las escuelas municipales. Casi nada dirigido a lo que se hace (o no) en el lugar donde aprenden los estudiantes: en sus salas de clase, en las escuelas y en cómo ellas se gestionan.

Personalmente estoy de acuerdo con que este gobierno no pretenda desmantelar toda la Reforma Escolar de Bachelet, a pesar de todo lo nefasta que la considero. La educación debiera ser una política de Estado, establecida después de lograr consensos que perduren. No pueden estarse cambiando a cada rato. Los directores de establecimientos deben gastar más tiempo en entender y responder a las nuevas normas (a menudo absurdas y contradictorias) antes que a ver cuánto  están aprendiendo sus alumnos y cómo aprenderían más. Pero otra cosa es dónde pone sus prioridades educacionales un gobierno: si en mejorar lo que hacen las escuelas (especialmente las más insuficientes) o en usar la educación para obtener apoyos políticos.

¿Significa lo dicho que este gobierno no ha hecho nada valioso para la educación escolar? No. No estoy diciendo eso. Sino que no ha cambiado el foco, lo que dejó alumbrando el gobierno anterior: el intento de obtener adhesión política usando el interés de nuestros compatriotas por conseguir una educación de calidad para sus hijos. Lo que quiero enfatizar es que muchos esperábamos que este gobierno se enfocara más en mejorar la calidad de todas las escuelas públicas del país; especialmente las municipales y subvencionadas más insuficientes. Que usara toda la capacidad de comunicación que tiene todo gobierno para apoyar ese mejoramiento, y no quedarse empantanado corrigiendo medidas irrelevantes que puso en la agenda el gobierno anterior. Que se dedicara a devolverles los patines a los estudiantes a quienes se los quitó aquel ministro de triste memoria. Que devolviera más y mejores patines.

Lo más grave es que las autoridades nacionales transmiten con sus hechos el mensaje de que la calidad del trabajo educativo no depende de los directores y directoras de escuela y de sus profesores, sino de lo que deciden los políticos en Santiago y Valparaíso.

Por ejemplo, uno de los mayores debates recientes ha sido la ácida crítica de numerosos dirigentes políticos a la actual ministra por visitar 26 comunas para reunirse con cientos de padres y apoderados por la ley de Admisión Justa. Me parece también criticable esa conducta, pero por motivos muy distintos. Porque fue una oportunidad perdida de visitar primero escuelas, directivos y docentes de esas 26 comunas. De entrar a sus salas de clase y preguntar a directoras, profesores y asistentes por sus problemas, necesidades e inquietudes. Para apoyarlos muy directa y personalmente en su difícil labor. Ese sería un cambio de foco: alumbrar allí en las salas donde estamos trabajando con métodos del Tercer Mundo que necesitamos cambiar. Cambios para transformar escuelas en organizaciones más modernas. Allí es donde se necesita el apoyo activo y presencial de las más altas autoridades. Comprensión, solidaridad y respeto por el sacrificado trabajo de educar a jóvenes que viven hacinados en sus  poblaciones, pero en una era con acceso casi universal a celulares, internet, bullying, drogas y delincuencia.

Las consecuencias de esas conductas politizadas en materia de educación por parte de altas autoridades son mucho más graves de lo que parecen. No sólo comunica engañosamente que la calidad de la educación parece depender de las leyes tramitadas en los corredores del Ministerio en Santiago y del Congreso en Valparaíso. Lo más grave es que las autoridades nacionales transmiten con sus hechos el mensaje de que la calidad del trabajo educativo no depende de los directores y directoras de escuela y de sus profesores, sino de lo que deciden los políticos en Santiago y Valparaíso. Claro, si les están diciendo a los apoderados y a los docentes que lo más importante, lo que atrae más atención pública y debates, es lo que pasa allá y no lo que se está o no enseñando en cada sala de las escuelas.

No quiero terminar sin reconocer que se están haciendo algunas cosas buenas. Por ejemplo, la de crear un sistema de subvenciones para financiar una más masiva educación de párvulos. Una ley para mejorar los ingresos para el personal directivo de los establecimientos escolares. El catastro de recomendaciones para desburocratizar la supervisión escolar que realizó la Comisión. El Programa LeoPrimero, para que más niños lean al fin de 1º Básico. Y una ministra de Educación seria y aplicada que sale a la calle, por quien tengo el mayor respeto. Pero que hasta ahora ha pasado por una sola vereda, y la menos sombría y dañada.Todavía es tiempo de corregir, de que use todas sus capacidades y talentos para cambiar el foco de atención de lo que falta para una educación escolar chilena de calidad.

Fuente del artículo: https://ellibero.cl/opinion/ernesto-tironi-educacion-redirigir-el-foco-para-alumbrar-mejor/

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