Por: Luis Alfonso Arenal
Sigue vigente la discusión sobre lo que se ha denominado “reforma educativa”. La controversia empieza incluso desde su mismo nombre, habiendo quienes dicen que es una mera reforma laboral aplicada a las escuelas públicas.
En realidad la trasformación no puede ni debe ser demeritada en ninguno de los dos casos. Primero porque no es simplemente un cambio en la forma de contratar a los maestros, y si así fuese, no es tampoco un cambio menor.
Aquí en Chihuahua hemos tenido un sector magisterial con una conflictividad realmente baja, en honor a la verdad. Los recientes cambios en la dirigencia sindical de las dos secciones que existen en nuestro estado se dieron con poca oposición, si las comparamos con los eventos en Oaxaca y estados vecinos.
En un caso hubo una oposición minoritaria y en la otra fue prácticamente un día de campo. Tan es baja la conflictividad del sector magisterial en Chihuahua que tanto César Duarte como el mismo Enrique Serrano fueron candidatos también del Partido Nueva Alianza (Panal). Honestamente no supe de voces disidentes al interior del Panal en contra de este apoyo.
Desde la década de los ochentas no hemos tenido paros en las escuelas de Chihuahua. Y eso ha sido una buena noticia. En la década de los noventas hubo amenazas de paro pero no recuerdo que se hayan concretado… aunque sí el Gobierno estatal de Francisco Barrio pagó el costo político de impulsar cambios en la educación en 1995.
Ahora veremos con Javier Corral si el conflicto permanece en estos niveles o se incrementa. Ojalá que la próxima administración implemente y haga respetar la reforma educativa y la sociedad apoye este esfuerzo.
Es difícil pronosticar aquí dada la pasión con que este tema se ha discutido en las redes sociales y cómo se organizan campañas de desinformación desde algunos planteles escolares.
En el tema hay muchos mitos y mucha gente de buena fe los ha creído. Hay muchas personas que genuinamente creen que tendrán que pagar colegiatura en las escuelas públicas. La gratuidad de la educación pública no está en riesgo por esta reforma (que en realidad no es tan gratuita dado que la pagamos con nuestros impuestos). Aun así, soy de la opinión de que los padres de familia debemos apoyar el funcionamiento de las escuelas, sea en especie o con trabajo social. Asimismo, la escuela tiene un importante rol en el mejoramiento de la comunidad en la que ésta actúa. Esto no quiere decir que se vaya a privatizar o que se implementen colegiaturas en las escuelas públicas.
¿El cambio es insuficiente? Seguramente. Pero no podemos pensar honestamente en generar técnicas educativas de vanguardia cuando los maestros suspenden clases un día sí y el otro también o francamente no dominan la materia que imparten. Esta afirmación es una generalización y, como sucede con todas las generalizaciones, siempre habrá casos que la desmientan. Me consta que hay muy buenos maestros en muchas escuelas públicas… y ellos serían los primeros beneficiados si la reforma educativa se implementa correctamente. ¿A quién no le gustaría disfrutar de la tranquilidad que brinda el saber que su carrera depende más de su desempeño que de otros factores fuera de su alcance?
A la reforma educativa se le ha criticado varias cosas. Una de ellas que no atiende necesidades de infraestructura en las escuelas. Al margen del trabajo que la SEP realiza en este tema junto al Inegi, vale la pena destacar que un uso más racional del presupuesto educativo permitiría solventar esas carencias. Como en toda nueva legislación, no basta que ésta sea positiva sino que se implemente de manera correcta.
Fuente: http://diario.mx/Opinion/2016-09-13_cf6a4d1e/la-reforma-educativa-en-chihuahua/
Imagen: http://www.elpueblo.com/img/thumbnails_l/DSC_0620.jpg