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Ciencia social, filosofía crítica y ética liberadora ante el capital

Por: Agustín Ortega Cabrera

Se han estado celebrando los 150 años de la obra “El Capital” de K. Marx y, recientemente, se ha estrenado la película “El joven Karl Marx”. Como es más que sabido, Marx y su obra ha sido uno de los referentes que más han influido en la historia de la cultura, de la filosofía y de las ciencias como las sociales o humanas, del pensamiento en general. Una repercusión que se ha extendido a todos los campos de la vida como la política, la economía y la religión. Como lo denominó P. RicoeurMarx es uno de “los maestros de la sospecha” junto a Nietzsche y Freud. Uno de los fundadores e iniciadores de la conocida como teoría (perspectiva) crítica, que se han expresado en los diversos campos del pensamiento que hemos señalado u otros.

Marx estuvo influenciado por la cosmovisión judía-bíblica, por Feuerbach, Hegel, Darwin al que le pidió el prólogo para el capital a lo que se negó el inglés, e incluso por los economistas clásicos como los escoceses. Y su obra y pensamiento crítico ha sido recepcionado, valorado e interpretado hasta la saciedad. Con corrientes tan significativas como el conocido marxismo occidental con Lukács, Gramsci, la escuela de Escuela de Fráncfort​ (Frankfurt)Bloch, la psicología rusa con Vygotsky, el personalismo con Mounier o el pensamiento latinoamericano. En donde destaca E. Dussel, uno de sus más profundos conocedores. Todas estas corrientes y autores u otros tan significativos como M. Weber; o más recientemente A. Giddens, M. Löwy, T. Eagleton y entre nosotros, por ejemplo, M. Sacristán o F. Fernández Buey  han emprendido un encuentro y diálogo crítico con la obra de Marx. Señalando sus luces y sombras, sus aciertos y carencias o límites como contiene la obra de todo autor y ser humano.

Ya Marx afirmó con ironía que él no era marxista y que, por tanto, su obra, pensamiento y legado no era un dogma de fe. Y que podía y debía estar sometido a una revisión y valoración crítica. Lo cual debe apuntar lo verdadero y bueno que nos deja el autor alemán, al mismo tiempo que se desvelan sus errores y limitaciones. Ciertamente toda esta teoría y filosofía crítica como la mencionada escuela de Frankfurt con  Horkheimer, Adorno y Benjamin, con el personalismo y Mounier o el pensamiento latinoamericano con Dussel, I. Ellacuría… se han confrontado con Marx. Con dicho juicio crítico de su obra. A partir de ella, vamos a exponer una serie de claves y criterios que tratan de presentar lo más valioso de dicha filosofía crítica. Con una ética liberadora que, junto a la mediación socio-analítica de la ciencia social, contribuyan a su actualización y profundización en la realidad social e histórica.

Como ha sido estudiado, creemos que lo más valioso es su humanismo crítico, realista, histórico y liberador. Lo que debería posibilitar la ampliación a una antropología integral que contemple las diversas dimensiones inter-relacionadas de lo humano: lo material y espiritual, lo físico y trascendente, lo personal y social; los afectos y la historia, la conciencia y las estructuras sociales con sus sistemas económicos, políticos y la misma cultura. La persona y su conciencia se retro-alimentan con la vida social y cultural, con las instituciones, la política y la economía. Una acción social y militancia transformadora que no suponga toda esta antropología, que no lleve al cambio global abarcando integralmente todas estas dimensiones, está llamado al fracaso. Tal como lo muestran todos los totalitarismos contemporáneos que, con sus reduccionismos antropológicos y deformación de lo humano, llevaron a la barbarie, a la injusticia y desigualdad.

Este humanismo y antropología integral posibilita la crítica, ética y liberación integral de toda dominación, opresión y alienación. Tal como es impuesta por las clases y grupos sociales dominantes sobre otros colectivos que son oprimidos, explotados y deshumanizados. Las personas y los pueblos deben ser siempre centro, sujetos y protagonistas de toda realidad, estructura o sistema ya sea económico (mercado), político (estado), etc. El ser humano es fin y no medio, tiene dignidad y no precio como ya señalaba Kant al que Marx, en cierta medida siguió, en su defensa del trabajo vivo. La vida del trabajador y de todo ser humano, por encima del capital. El imperativo categórico kantiano se historiza con Marx: hay que liberar a las personas trabajadoras, a la humanidad misma, de las cadenas de la explotación u opresión que sufre el mundo obrero; los pobres de aquel tiempo y, en buena medida, del nuestro. Y es que, como vio el mismo Benjamin en los pasos de Marx, el capitalismo se ha convertido en la nueva religión. El capital es el nuevo dios (ídolo) al que se adora y, con su fetichismo de la mercancía, sacrifica en el altar de la tasa de ganancia (plusvalía): la vida y dignidad sagrada e inviolable del ser humano.

El problema del capitalismo no es solo su sistema económico que explota al trabajador, robándole su tiempo de trabajo, salario justo y la vida misma. Es su antropología y religión idólatra que se hace amar y adorar, que con su fetichismo realiza esta subversión en el orden de lo humano y espiritual. Lo más bajo, las cosas, mercancías, los medios de producción, el capital…se divinizan. Y lo más elevado y divino de lo real y del ser humano, esa vida y dignidad sagrada e inviolable de la persona, se rebaja, se cosifica y aliena. Este es el secreto teológico del capital, la auténtica crítica religiosa de Marx que, como tal, no era un ateo al uso y rechazó ese vulgar e impuesto ateísmo, difundido en su época. En esta crítica a dicha idolatría del capital, Marx sigue a los Profetas y a Pablo de Tarso  (Filipenses 2,6-7), como muestra en “Los Grundrisse”. De esta forma, nos revela como el capital ha sustituido a Dios, se ha puesto en su lugar devorando a sus hijos, con la explotación e injusticia social ejercida sobre los trabajadores y los seres humanos. Para todo ello, es muy interesante e importante la obra del ya citado E. Dussel, como es “Las metáforas teológicas de Marx”.

La idolatría del capital, como un vampiro, chupa la sangre (vida) del ser humano trabajador, lo aliena robándole su tiempo, su existencia y el fruto de su trabajo. Expoliando y destruyendo así el verdadero valor de la vida humana con el trabajo que crea, transforma y renueva la historia. En una usurpación del auténtico valor del trabajo y sus derechos, como es salario justo, que conlleva el uso de los bienes al servicio de esta vida y necesidades de las personas. Lo cual no hay que sacrificar al mero cambio e intercambio mercantilista de las cosas o recursos, en la búsqueda insaciable del lucro, de la ganancia y del capital. Como recordaba A. Machado, “sólo  el  necio confunde valor y precio”. En esta línea, los medios de producción y el derecho la propiedad no son realidades sagradas e inviolables, ya que antes están la justa distribución de los recursos y la socialización de estos medios en una economía social, cooperativa y ética.

Como se observa, la crítica es ejercida sobre la clave de la negatividad, el sufrimiento e injusticia que padecen las víctimas de la historia como son los trabajadores y los pobres. Y es encarnada en la materialidad, en lo real e histórico. Esa vida humana con sus posibilidades, capacidades humanas y condiciones sociales que es negada por el capital. El problema de fondo del capitalismo junto a su funcionamiento económico, como lo es del resto de totalitarismo, es la razón que lo sostiene. La razón formal e instrumental, la razón tecnocrática, que a la búsqueda de la dominación de la realidad e historia, de la eficacia o rendimiento y productividad, se olvida de lo más profundo de dicha razón. El hilo rojo que anima y orienta a la verdadera razón: la memoria de la com-pasión y la justicia liberadora del sufrimiento e injusticia que padecen las víctimas, los pobres y oprimidos de la historia.

La razón debe cultivarse con el eros, con los afectos y los sentimientos humanos, morales y sociales. Tales como el amor fraterno, la com-pasión solidaria y la pasión por la justicia ante el dolor y opresión que sufren los otros, los obreros, los pobres y las víctimas de la historia. Es una inteligencia histórica, social, ética y espiritual que se abre a este eros-amor, fraternidad y solidaridad en la lucha por la justicia. Con la trascendencia, confianza y esperanza de que el mal, muerte e injusticia no tengan la última palabra. Terminamos con estas palabras del propio Marx, que resumen lo expuesto hasta aquí y nos muestran lo más valioso de su vida, obra y ética. «Todo el tiempo que podía consagrar  al trabajo debí reservarlo a mi obra, a la cual he sacrificado mi salud, mi alegría de vivir y mi familia… Si fuéramos animales, podríamos naturalmente dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad para ocuparnos de nuestro propio pellejo”.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238518

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Yayo Herrero: “Debemos reconocer la dependencia que tenemos de la naturaleza”

08 de febrero de 2018 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Yayo Herrero

¿Qué cuatro puntos clave cree que debería recoger un proyecto educativo para tratar los diferentes retos que vivimos en la actualidad?
En primer lugar, todo lo que tenga que ver con reconocer la dependencia que tenemos de la naturaleza. Esto significa asumir que la naturaleza tiene límites físicos, que el crecimiento, mientras se base en estos bienes físicos, es imposible. En segundo lugar, reconocernos parte de esa naturaleza, y que por tanto su mantenimiento y conservación es clave para la propia existencia humana.

Nos quedan dos…
En tercer lugar, que estos retos hay que resolverlos con criterios de igualdad, es decir, que no puede resolverse sólo para las clases elitizadas. Por último, tener claro que, además de ser seres ecodependientes, somos seres profundamente interdependientes. El cuidado de las personas, de los cuerpos, el cuidado de las personas vulnerables, es un rasgo de la vida y no es un trabajo que deba ser llevado a cabo solamente por mujeres, sino que debe ser compartido.

En FUHEM habéis editado vuestra propia propuesta. A grandes rasgos, ¿en qué consiste este proyecto educativo?
Nuestro proyecto parte de la base de una consideración de la educación sobre todo en la condición de inclusividad. Una educación en la que quepan todas las personas y que su eje central sea, precisamente, la justicia y la inclusividad. También estaba basado en el pensamiento crítico, es decir, educar personas que sean capaces de entender los problemas de nuestro tiempo y sean capaces de actuar con compromiso. La vuelta de tuerca que le hemos dado es colocar la dimensión ecosocial en el centro del proyecto.

¿Y cuál es el resultado?
Hemos elaborado unos ejes centrales y luego lo hemos cruzado con el decreto oficial que establece las enseñanzas mínimas. Para todas las asignaturas y todas las etapas hemos incluido, eliminado, matizado o incorporado aquello que creemos que nos falta en el currículum estándar para formar personas que afronten los retos de la humanidad con compromiso y justicia.

En sus conferencias habla a menudo de cómo abordar el capitalismo. ¿Cree que el capitalismo se refleja de forma evidente en nuestro sistema educativo?
En 2007 participé en un trabajo que llevó a cabo Ecologistas en Acción: El currículum oculto antiecológico en los libros de texto. Lo que hicimos fue revisar libros de texto de todas las asignaturas y lo que confirmamos es que el capitalismo (no solo en la forma de producir y consumir, sino en la propia antropología, el tipo de forma de ser persona) estaba profundamente inoculado en lo que los chicos y chicas estudian en la escuela. El optimismo tecnológico, los mercados como solución a los problemas que ellos mismos crean, la ausencia de cualquier alternativa económica que no pasara por la empresa convencional… El crecimiento económico es condición sine qua non para el bienestar, mientras que se habla poco de las desigualdades y de sus causas estructurales. Nos pareció que en casi todas las asignaturas había una verdadera inyección de neoliberalismo en vena.

Y en cuanto a los roles de género, ¿el sistema actual también los perpetúa?
Aunque ahora mismo hay muchas iniciativas dentro de la escuela llevadas a cabo por profesores y profesoras que trabajan contra estos estereotipos, de forma mayoritaria la oficialidad o el planteamiento hegemónico aún los perpetúa. Es escandaloso ver la ausencia y el poco afán que hay de la recuperación de las genealogías de las mujeres en todos los ámbitos de conocimiento. Pero ya no es que no haya mujeres en todas las disciplinas del conocimiento, sino que tampoco están presentes las tareas cotidianas de cuidado. Son sistemáticamente invisibilizadas, tanto las tareas como las personas que las hacen, lo que hace que no se cuestione su reparto, ni se exija una corresponsabilidad en el cuidado de las personas.

¿Cómo podemos trabajar las contradicciones que se generan en las aulas en este sentido?
Es un planteamiento totalmente incoherente. Por un lado tratamos de educar chicos y chicas en la corresponsabilidad, la tolerancia, el respeto, la colaboración… pero por otro, lo que ven fuera es que la sociedad termina premiando a quién se comporta de forma egoísta, individualista. Igual en el terreno familiar: en casa se educa en la justicia materna del reparto de bienes y tareas dentro del hogar, pero luego lo que se privilegia en la calle es lo contrario.

¿Entonces…?
Es muy difícil encapsular la igualdad en la escuela si todo lo que la rodea va en linea completamente contraria. Sin embargo, no somos conscientes del enorme valor que tiene la acción de un profesor o una profesora en determinados escenarios sobre las personas que educamos. En acciones puntuales, hacemos abrir lo ojos a los alumnos, les damos una mirada distinta. Aunque a veces nos resulte imperceptible, esto puede convertirse en heroico en un entorno de disputa de hegemonía cultural.

Vivimos en un mundo cada vez más urbano. ¿Es posible que la escuela se reencuentre con la naturaleza?
Es complicado. Una amiga profesora les propuso a sus alumnos apuntar durante un día todo lo que habían pisado. El resultado: asfalto, baldosa, terrazo, asfalto, mármol, madera, asfalto. Todo el día habían pisado cosas fabricadas por el ser humano y en ningún momento habían pisado tierra. En un contexto así, ser consciente de la ecodependencia es difícil, pero incluso en el entorno humano hay muchos elementos de vida.

¿Puede poner algún ejemplo?
Si vas a un parque, te das cuenta que en el propio margen urbano hay una enorme biodiversidad. En una ciudad como Madrid, donde ni mirábamos al río Manzanares porque lo considerábamos una tubería más, cuando corre un poco de repente vuelve a brotar las plantas, hay aves… La vida se despliega muy fácilmente. ¡Nosotros somos vida!

¿Qué recomendaría para acercarse a esta vida?
Yo creo que casi es preferible que busquemos y encontremos la vida que brota en la ciudad a ir a una granja-escuela, que es un espacio domesticado donde hay cuatro animales casi museificados. Hay mucha vida en la ciudad que te permite conectar con lo que somos y conocernos como especie.

¿Qué propondría a los profesores que quieran fomentar este reencuentro?
Lo primero es que se reencuentren ellos mismos. Decía María Zambrano que a ella le preocupaba mucho el exilio interior. En una cultura que ha aprendido a mirar la naturaleza desde la exterioridad, desde la superioridad y desde la instrumentalidad, nuestros propios cuerpos son mirados de esa manera. El reencuentro con nosotros mismos, el comprendernos hijos e hijas de la fotosíntesis y de la polinización es importante. La necesidad de respirar un aire que no nos envenene, que no nos de picor de ojos, es un reencuentro estimulante y feliz.

¿Y en segundo lugar?
El segundo consejo es hacerlo con otros y otras. Hay que recuperar lo colectivo y la cooperación como rasgo inherente humano. El tercer consejo pasa por hacer un ejercicio por reconectar con la dignidad de la profesión y de la tarea docente.

¿Los profesores se quieren poco?
En este tiempo de recortes, a veces no acabamos de ser conscientes de la importancia que tiene acompañar a una persona que se está formando, enseñarle lo que es importante para sobrevivir. Hay profesiones que son dignas por su mero propósito y la de docente es una de ellas. Hay que fortalecer esta autoestima, la de las personas que enseñan y que acompañan en los procesos.

Bajo el paraguas de la innovación educativa cada vez hay más materiales propuestos y recomendados. ¿Qué consecuencias puede tener esto?
Malas en cualquier caso. Parte de lo que se está llamando innovación es una excusa de las grandes empresas para introducirse en el marco de la escuela. La economía, en su faceta de producción de bienes y recursos, está en una fase de estancamiento: no crece o crece de forma limitada. Lo que hace el neoliberalismo es entrar a saco en mercados donde antes no entraba: sanidad, educación, dependencia, etc. Estos espacios pueden abrir una oportunidad de crecimiento de estos interesados, y la escuela es un espacio clarísimo que pretende ser mercantilizado.

Pero, ¿hay alternativas?
En este momento en el que la mentira se llama postverdad, tenemos que pensar en que hay que disputar todos los espacios. La innovación que nos vale es aquella que conduzca a formar personas críticas, capaces de cooperar, elegir y comprometerse ante los retos reales que tenemos. Desde mi punto de vista, estos retos no es hacer crecer cuentas de resultados de empresas, sino hacer que la mayoría de personas puedan vivir vidas que merezcan la pena vivirse en un planeta que tiene límites físicos.

¿Cómo cree que podemos fomentar el espíritu crítico de los niños y las niñas?
Creemos que formular preguntas es un método bastante adecuado. Hay un trabajo que se hizo entre Ecologistas en Acción y la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica que se llama 99 preguntas y 99 experiencias, que propone hacer preguntas y que sean los alumnos los que tengan que responder.

¿Nos puede hacer un adelanto?
Puedes, por ejemplo, pedir a los niños y niñas que hagan una comparativa sobre la esperanza de vida en diferentes barrios de Madrid, e investigar sus diferencias. No estás ofreciendo respuestas, pero obligas a dirigir la mirada a una problemática para que ellos saquen sus propias conclusiones a partir de la información que recaban. O, si en lugar de hablar del crecimiento económico, les preguntas cuánta energía cuesta generar la energía. O que investiguen la historia de los bosques, para que vayan aprendiendo y entendiendo cómo ha evolucionado. Adquirirán herramientas para posicionarse y tener su propia opinión.

Interesante…
No queremos que de la educación salgan personas uniformes que quieran y deseen las mismas cosas, pero sí que hayan tenido la oportunidad para preguntarse sobre los problemas que les va a tocar afrontar. Los chicos y chicas deben tener conciencia del mundo en el que les va a tocar vivir y tener la oportunidad de transformarlo. No hacerlo es hipotecar la vida de nuestros hijos al servicio de intereses que no ponen su vida en el centro.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/yayo-herrero-debemos-reconocer-la-dependencia-tenemos-la-naturaleza/

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Los 10 mejores libros de economía marxista de 2017

Por: Michael Roberts

El año pasado se publicaron algunos libros fundamentales e importantes de economía marxista, incluyendo: la obra maestra de Anwar Shaikh, Capitalismo: competencia, conflictos y crisis (que voy leyendo poco a poco de forma regular); Fred Moseley, Dinero y Totalidad, una imponente defensa de la teoría del valor de Marx; Francois Chesnais, El Capital Financiero en la actualidad, que describe las tendencias  de las finanzas modernas; así como las importantes contribuciones de Tony Norfield y John Smith (El Imperialismo en el siglo XXI).

Es difícil competir con ellos en 2017. Sin embargo, este año se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del Volumen I de El Capital de Karl Marx, por lo que se publicaron algunos libros importantes sobre él que todo el mundo debería leer.

En mi opinión, Guía de lectura de El Capital de Joseph Choonara es la más clara y concisa de todas las “guias” y conferencias en vídeo disponibles o que fueron publicadas este año. Choonara lleva de la mano al lector a través de cada capítulo del Volumen I con análisis explicativos y comentarios relevantes. Choonara afirma que “está diseñada para ser leída en paralelo con El Capital, pudiéndose consultar cada capítulo del libro antes o después de digerir las secciones pertinentes de la obra de Marx”. El objetivo, a diferencia del enfoque más amplio de Harvey en sus conferencias en vídeo, es  “detenerse en aquellas áreas que son las más importantes para la comprensión general de la obra de Marx y las que más a menudo confunden, a partir de mi propia experiencia en la enseñanza de El Capital a estudiantes y trabajadores de izquierdas en la última década”. Porque, en opinión de Choonara, Marx intentó en El Capital analizar el capitalismo desde el punto de vista de los trabajadores y está dirigido a un público de clase trabajadora. El Capital hace evidentemente lo primero, pero es más dudoso que lograse su objetivo de llegar a los lectores de clase obrera. La Guía de Choonara puede ayudar a ello.

Desde luego, saqué más partido a la Guía de Choonara que al libro de William Clare Roberts, el Infierno de Marx, ganador del premio Memorial Isaac Deutscher de este año. Partiendo del tema del infierno de Dante de Marx para describir las iniquidades del capitalismo, Roberts nos presenta una ‘teoría política del capital’. No estoy seguro de la utilidad de este enfoque. Como dice David Harvey en su reseña del libro, “Mi objeción más grave es que Roberts trata el Volumen 1 de El Capital como un texto independiente y trata de interpretarlo ignorando su relación con otras obras de Marx”.  Y el tema del infierno tiene poco que decir acerca de la teoría económica de Marx, excepto para aceptar la interpretación de la teoría del valor de Marx de Michael Heinrich (incorrecta desde mi punto de vista).

Si lo que quiere leer es teoría económica marxista, tengo que recomendar la edición de Rick Kuhn de los ensayos de Henryk Grossman sobre la dinámica económica, la teoría de las crisis de Sismondi y sobre las diversas tendencias de la teoría económica burguesa. Nos ayuda a comprender el alcance del penetrante análisis del capitalismo de Marx en comparación con las principales corrientes burguesas y los socialistas utópicos. El análisis de Marx destruye la idea de que todo puede ser explicado por el intercambio y los mercados. Hay que ahondar debajo de la superficie para llegar al proceso de producción, en particular a la producción de valor (valor de uso y valor de cambio). Como Grossman dice: “Marx hace hincapié en la importancia decisiva del proceso de producción, considerado no sólo como un proceso de valorización, sino al mismo tiempo como un proceso de trabajo … cuando el proceso de producción es considerado como un mero proceso de valorización -como en la teoría clásica- tiene todas las características del acaparamiento, se pierde en la abstracción y ya no es capaz de captar el proceso económico real” (pág. 156).

A pesar del poder del análisis de Marx, son todavía las ideas de Keynes las que dominan el pensamiento de los economistas heterodoxos en su oposición a la corriente ortodoxa. Y esto no es casual. En un excelente libro, Geoff Mann, de la Universidad Simon Fraser, presenta una explicación sofisticada del predominio de Keynes en el movimiento obrero y la izquierda. En su A largo plazo todos muertos, Geoff Keynes sostiene que la hegemonía de Keynes se debe porque ofrece una tercera vía entre la revolución socialista y la barbarie, es decir, el fin de la civilización como ‘nosotros (en realidad la burguesía como Keynes) la conocemos’. Ello ha atraído (y todavía atrae) a los líderes del movimiento obrero y a los “pregresistas” que desean un cambio. La revolución es arriesgado y podemos acabar hundiéndonos con ella. Mann afirma: “La izquierda quiere democracia sin populismo, quiere política de cambio sin los riesgos de cambiar; quiere revolución sin revolucionarios”. (pág. 21).

Mann sostiene que la teoría economica keynesiana es predominante en la izquierda a pesar de sus falacias y fracasos porque expresa el temor de muchos dirigentes del movimiento obrero a las masas y a la revolución. A modo de ejemplo, basta leer el último libro del economista keynesiano James Kwak. Kwak cita a Keynes: “En general, creo que el capitalismo, gestionado con prudencia, probablemente puede ser más eficiente para la consecución de los fines económicos que cualquier sistema alternativo conocido, pero eso mismo es en muchos aspectos muy objetable. Nuestra tarea es diseñar una organización social que sea lo más eficiente posible sin ofender nuestras nociones de una vida satisfactoria”.  Y comenta Kwak:  ‘Ese sigue siendo nuestro desafío hoy’.

Para ser justos, no es fácil optar por una política económica que amenaza al orden establecido. los medios de comunicación y las instituciones burguesas lo convierten en un infierno. En el libro autobiográfico del año, del economista Yanis Varoufakis, ex-ministro de Finanzas griego durante la crisis del euro de 2015, describe los tortuosos y laberínticos debates y reuniones que tuvo en el Eurogrupo en su intento de luchar contra el infierno que la troika del FMI, el BCE y la UE querían imponer a Grecia. Comportarse como adultos: mi batalla contra el establishment europeo, es un relato personalizado, por decirlo suavemente. El análisis de la crisis de Varoufakis y su justificación de lo sucedido (la capitulación del gobierno de Syriza y su dimisión del gobierno griego) tienen todas las características de su ‘marxismo errático’ (como se describe). Perdió su batalla, pero la guerra continúa.

2017 fue también el primer año del reinado de Donald Trump sobre el capital estadounidense. Uno de sus objetivos principales era desregular el sector de las finanzas y de las empresas de las limitaciones impuestas por el Congreso (hasta cierto punto) después de la crisis financiera global. Desregulación en casa, pero proteccionismo cara al extranjero. El libro de Brett Christophers, El Gran Nivelador, analiza esta tensión dinámica entre la liberación del capital de la regulación y, sin embargo asegurar que no hunde la casa. Christopher argumenta que en esta dinámica, se menosprecia el papel del derecho y las normativas legales en el intento de preservar un  “delicado equilibrio entre la competencia y el monopolio”,  que es necesario para  “regular los ritmos de acumulación capitalista”. El tema que subraya Christophers es el papel de la ley a la hora de limitar las anárquicas oscilaciones entre el monopolio y una competencia mortífera en diferentes períodos del capitalismo. Se trata de una nueva visión.

Pero el 150° aniversario de El Capital no podía pasar sin un nuevo libro de David Harvey, el marxista más influyente en la actualidad. En su La locura de la razón económica, Harvey expone su última interpretación del esquema de Marx en El Capital. Es un libro bien escrito y fácil de leer y no demasiado largo. Y hay muchas clases en video de Harvey sobre los principales argumentos del libro. Harvey presentó su última tesis en el seminario Capital.150 que ayudé a organizar junto al Kings College en noviembre (y del que SP publico mi reseña).

Harvey argumenta que el Volumen I de El Capital sólo se ocupa de la parte de la producción del circuito (la producción de valor y plusvalía). El Volumen II aborda la realización y la circulación de capitales entre los sectores en su reproducción, mientras que el Volumen III se refiere a la distribución de ese valor. Y mientras que Marx hace un gran análisis de la parte de la producción, sus volúmenes posteriores no están completos y fueron editados en su conjunto por Engels. Y por lo tanto, de acuerdo con Harvey, el análisis de Marx no llega a explicar la evolución del capitalismo moderno. En el siglo XXI, las crisis en el capitalismo son probablemente causadas también, si no más, por un colapso en la circulación o la realización de la plusvalía que por problemas en su producción. Y así, las crisis son más propensas ahora en las finanzas y por la deuda, debido a la ‘financiarización’.

Quienes siguen mis artículos, incluyendo la nota que redacté sobre dicho seminario y debates anteriores con Harvey sobre estos temas, saben que no estoy de acuerdo con su visión de El Capital. Defiendo que la producción de plusvalía y la acumulación de capital sigue siendo fundamentales en la explicación de Marx del capitalismo y sus contradicciones, que conducen a crisis recurrentes. Como escribió Marx: “El beneficio de la clase capitalista tiene que existir antes de poder ser distribuído”.  La producción de valor no es, como sostiene Harvey, “una pequeña parte del valor en movimiento”, sino la principal, tanto conceptual como cuantitativamente, en Marx, ya que en cualquier economía capitalista, el 80% de la producción bruta se compone de medios de producción y productos intermedios en comparación con el consumo. En mi opinión, la lucha de clases en el lugar de trabajo sigue siendo el centro del capitalismo porque se trata de la lucha por la división del valor entre la plusvalía y la parte del trabajo, tal como Marx demostró en el Volumen I.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/los-10-mejores-libros-de-economia-marxista-de-2017

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El tráfico de seres humanos en la base del capitalismo

Por : Jesús Aller

Los editores de este libro de Icaria Atrazyt, que agrupa trabajos de diversos historiadores, revelan en la introducción su objetivo de poner de manifiesto por medio de él la relación de una parte nada desdeñable de las elites económicas actuales de Cataluña con el tráfico de esclavos y las plantaciones con mano de obra esclava en Cuba y Puerto Rico entre los siglos XVI y XIX. Su empeño es demostrar que la trata y las actividades vinculadas con ella resultan imprescindibles para comprender los procesos de acumulación de capital en un escenario que en este caso es el catalán, pero que no es difícil extrapolar al resto de España y Europa.

La primera contribución es de Eloy Martín, que recoge una estimación aproximada de dos millones de esclavos en la metrópolis española entre 1450 y 1750. En Cataluña se observa una tendencia decreciente desde 1550, y una reactivación a partir de 1750, por la participación catalana en el tráfico negrero. No es hasta la década de 1830, cuando la prohibición de la trata por Gran Bretaña acelera la abolición de la esclavitud en el territorio peninsular español. A continuación, Josep M. Delgado estudia los intentos frustrados de España en la segunda mitad del siglo XVIII por intervenir en el lucrativo e infame negocio que controlaban los ingleses, dueños de las bases de abastecimiento africanas. La situación cambia en 1789 cuando Floridablanca, influido por el auge de las protestas abolicionistas en Gran Bretaña, autoriza con una Real Cédula una nueva mercancía en el tráfico atlántico: el negro africano. Esto revolucionó la agricultura esclavista en las colonias españolas y el comercio entre España y América.

Michael Zeuske presenta un breve panorama de las actividades de capitanes y empresarios negreros catalanes en la primera mitad del XIX, y de sus problemas con los ingleses que reprimían sus ignominias. En los documentos que se reproducen, los infelices capturados y llevados a América son referidos como “bultos”. Se calculan 1 640 000 seres humanos transportados por marinos españoles entre 1501 y 1867, correspondiendo una gran parte de esta cifra a la etapa final, del tráfico clandestino (1820-1867). Martín Rodrigo repasa luego cuatro biografías de capitanes negreros catalanes, pequeña muestra de los centenares de ellos dedicados al comercio de esclavos en esta última época, cuando era un trampolín social y económico, porque con uno de doce viajes que tuviera éxito, no sólo compensaba lo perdido, sino que aportaba una fortuna. Después, los capitales acumulados permitían, de regreso a Cataluña, importantes adquisiciones inmobiliarias y empresariales, dándose en algún caso también el salto a la política.

José Miguel Sanjuán analiza los negocios de la casa Vidal Ribas, dedicada en principio a los productos químicos, y más tarde a la inversión naviera, bancaria e inmobiliaria. No obstante, las ganancias obtenidas y diversos testimonios apuntan a una faceta negrera a partir de 1846. Se explican en detalle los grandes beneficios que era posible conseguir con estas actividades, a pesar de los peligros que implicaba, evidenciados por la captura por los ingleses de algunos de sus barcos. Xavier Juncosa repasa después la biografía de Jaume Torrents Serramalera (1796-1854), que emigró muy joven a Cuba, donde logró fundar una exitosa empresa de guarnicionería, y luego otras cárnicas, inmobiliarias y navieras. Pronto entró también en el comercio de ébano humano, del que obtuvo suculentos ingresos. En 1838 regresó a Barcelona, continuando con sus negocios más presentables. Sus descendientes gozaron de gran reconocimiento público a través de todo el siglo XX. Se ha de señalar que sus biógrafos habían pasado de puntillas hasta el momento por su relación con el tráfico de esclavos.

Xavier Sust nos acerca a la historia de Joan Barba, apresado con veinticinco años en 1836 cuando era oficial en una goleta negrera española capturada por los ingleses, lo cual lo llevó a ser condenado en la Habana por un tribunal anglo-español. Aquella experiencia le hizo ser más precavido en el futuro, y tras una corta temporada en la cárcel volvió a las andadas en 1838, pero con un barco que, aunque tenía tripulación española, navegaba con bandera y capitán norteamericanos. Hay que decir que la trata de los norteamericanos no era perseguida por los ingleses. Esta vez tampoco logró Barba llegar con sus negros a Cuba, pues el engaño era demasiado evidente. La historia se repitió un par de veces en 1840, y después se pierde la pista de este personaje, que es apresado de nuevo en 1845, tras lo cual regresa a Cataluña. Lizbeth Chaviano describe en el artículo que cierra la obra los métodos utilizados por los traficantes para introducir negros africanos en Cuba hasta mediados del XIX, y sus recursos para burlar una legislación que se hacía cada vez más represiva.

Con su colección de biografías de hombres que se dedicaron al comercio de esclavos, siendo capaces de levantar a partir de él grandes fortunas en muchos casos, este libro nos pone ante una imagen incómoda de nuestra propia historia. Los desequilibrios económicos del mundo, el hundimiento en el abismo de regiones del globo o la relativa prosperidad que los europeos gozamos en estos momentos son todo ello manifestaciones de un mecanismo singular, la acumulación de capital, que actúa como motor de la historia. El esclavismo cambia de rostro y puede transmutarse en colonialismo, en guerras de rapiña o en planes de ajuste estructural, pero el principio rector sigue siendo el mismo: el ser humano carece de los derechos más elementales ante la pérfida maquinaria de la explotación económica. Conocer mejor las etapas iniciales del proceso resulta imprescindible para perfilar esta dinámica y tratar de hacerle frente.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236571&titular=el-tr%E1fico-de-seres-humanos-en-la-base-del-capitalismo-

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“La Unión Europea elige defender el interés del gran capital contra el interés de la mayoría. Serbia no es la única cobaya”

Entrevista a Éric Toussaint

Desde hace varios decenios escribe sobre los sistemas financieros internacionales. Según Toussaint sería necesario que su funcionamiento fuese fácil y totalmente comprensible para todos. Señala que no siempre es fácil convencer a los editores para publicar tus libros si añades otra demanda: que dichos libros sean accesibles gratuitamente en internet. Con los años ha adquirido la reputación de un autor leído y citado a menudo, lo que le ayuda a encontrar apoyo para sus investigaciones entre los ciudadanos que quieren poner en práctica sus alternativas. Su último libro, aparecido en Francia a finales de 2017, se titula Le Système Dette. Histoire des dettes souveraines et de leur répudiation   (éditions Les Liens qui Libèrent, París, 2017). Estuvo precedido, entre otros y a título indicativo, por los títulos Bancocracia (2014) y 50 Preguntas/50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial.

El historiador belga, que además es doctor en ciencias políticas, creció en un pueblo belga de 2.500 habitantes con una treintena de nacionalidades diferentes. Renunció a la carrera académica en Lieja por el activismo y la investigación y fue uno de los miembros fundadores, en 1990, del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas que participó en la fundación del Foro Social Mundial.

Por invitación del Centro para las Políticas de Emancipación, pronunció en la facultad de Filosofía de Belgrado una conferencia titulada ¿Por qué y cómo abolir las deudas ilegítimas en Europa?en la que considera las deudas ilegítimas mecanismos creados para servir el interés de una minoría privilegiada en lugar del interés público. Los gobiernos de Ecuador (2007-2011) y Paraguay (2008-2011) y el Parlamento de Grecia (2015) solicitaron la ayuda de Éric Toussaint como asesor en las auditorías de las deudas públicas. También ha participado en iniciativas ciudadanas por la auditoría de las deudas en Europa. Le hemos preguntado por nuestra economía sabiendo que desde 2008 la deuda pública serbia se ha triplicado hasta llegar al 65 % del PIB, pasando de 8.000 a 24.000 millones de euros.

«Yo diría que Serbia como los demás países de los Balcanes, lo mismo que Portugal, España o Chipre, se sitúan en la periferia cuyo centro está constituido por Francia, Bélgica, los Países Bajos, Austria y sobre todo Alemania, que tratan a dicha periferia como un campo de ensayos. La transferencia de capitales y tecnologías del centro a la periferia va acompañada de condiciones políticas y financieras a través de la Comisión europea, el Banco Central Europeo, el FMI y el Banco Europeo de Inversiones. En el sentido inverso, de la periferia parten los flujos financieros en dirección al centro en forma de reembolso de la deuda, de repatriación de los beneficios realizados por las empresas extranjeras que explotan la mano de obra «barata» de la periferia, sin olvidar la fuga de capitales y la evasión fiscal organizada por los capitalistas de la periferia. Hay que añadir la fuga de cerebros y de mano de obra en general que va de la periferia al centro y que representa una riqueza irreemplazable, su mayor riqueza. No se pueden comprar nuevos ciudadanos.

Además, antes de la crisis, un flujo financiero de una amplitud enorme fue del centro a la periferia, principalmente a través de los sistemas bancarios alemán, austriaco, francés, belga, holandés e italiano. Las deudas privadas y públicas se incrementaron y desde la crisis del centro, a partir de 2008, los flujos financieros se han detenido. Desde entonces para algunos países de la periferia se ha vuelto muy difícil reembolsar la deuda, tanto de los hogares como de las empresas o de los estados. Antes de que la crisis bancaria estallase en Alemania y en los demás países del centro parecía fácil obtener dinero del centro, era casi un regalo. No hay que olvidar que los banqueros del centro lo hacían debido a un exceso de liquidez y con la voluntad de invertir para conseguir beneficios. Pero un período de ese tipo siempre va seguido de una crisis. En realidad Serbia no es una cobaya aislada. Es lo mismo en el caso de España, Irlanda, Portugal, Chipre, casi todos los países de los Balcanes, entre ellos Grecia… en resumen, las economías periféricas».

¿Considera que la UE al menos representa un mal menor para Serbia?

Supongo que la UE continúa siendo atractiva para Serbia. Y entiendo por qué, sobre todo si tenemos en cuenta el mantra de la falta de alternativa. Además vengo de un país del centro, he ido a Ucrania, Bosnia, Croacia, Eslovenia… para responder a las invitaciones lanzadas por las organizaciones de izquierda. Hay que ser un gran optimista y un gran ingenuo para pensar, teniendo en cuenta el desarrollo de los hechos, que la UE elegirá el interés del ciudadano libre y activo antes que el interés del capital. A los ciudadanos solo se les concede la libertad necesaria para que el sistema, que funciona económicamente contra ellos, no esté amenazado. Les recomiendo que sean prudentes con sus deseos de integración en la UE.

El interés de los acreedores privados e internacionales está muy claro, la falta de responsabilidad también. ¿Pero cuál es la responsabilidad de los gobiernos que aceptan los créditos nocivos?

En la mayoría de los países la deuda pública se incrementó debido al rescate de los bancos tras su quiebra. Semejante transformación de la deuda privada en deuda pública se hizo contra el interés de la mayoría de la población, los gobiernos que hicieron eso deberían ser castigados y las deudas contraídas para rescatar a los bancos responsables de la crisis deberían anularse. Por otra parte, las afirmaciones de los gobiernos según las cuales una reducción del impuesto sobre los beneficios de las grandes empresas atrae a los inversores y empleadores interesados por el fair-play, son muy discutibles. La primera consecuencia de ese tipo de decisiones, sin excepción, es la reducción de las rentas públicas. Dado que los ingresos del Estado bajan como consecuencia de esos regalos a los capitalistas nacionales y extranjeros, el Gobierno se ve obligado a financiar el presupuesto por medio del endeudamiento. Además las PYMES no tienen ningún interés en la reducción de impuestos a las grandes empresas, que llevan al hundimiento de la economía nacional, impulsan la actividad hacia el mercado negro y disminuyen más los ingresos públicos. El tercer tipo de responsabilidad de los gobiernos es el fenómeno del « elefante blanco», el financiamiento de proyectos muy costosos que no sirven para nada al interés general. Aquí tienen, por ejemplo, el proyecto «Belgrado Waterfront» (1), una empresa excepcionalmente costosa, irrealizable sin financiamiento y préstamos exteriores, que no mejora la infraestructura económica del país ni de la ciudad. Los ciudadanos heredarán la deuda, no los gobiernos que cambian a menudo.

Imagen del proyecto Belgrado Waterfront

Usted estuvo durante cierto tiempo en contacto con Alexis Tsipras y Yanis Varufakis como asesor en la auditoría de la deuda pública griega. ¿Piensa que Grecia habría podido enfrentarse a la troika de otra forma, sin consecuencias punibles?

Tras las numerosas protestas ciudadanas de oposición a las políticas antisociales impuestas por la troika, Tsipras apareció como representante de una alternativa. En su programa había previsto la auditoría de la deuda, la socialización de los bancos, la reducción de los gastos militares… Debido a sus tensas relaciones con Turquía Grecia se aprovisiona de armamento estadounidense, francés y alemán en proporciones increíbles, probablemente inútiles y muy costosas. Washington, París y Berlín empujaron a las autoridades griegas a esos gastos ilegítimos y continúan haciéndolo.

Desde el 25 de enero de 2015, tras las elecciones, estaba claro que Tsipras sería el primer ministro y el Gobierno se formó dos días después. Mientras tanto, menos de una semana después, el Banco Central Europeo prohibía a los bancos griegos el acceso normal a las líneas de créditos de liquidez. A partir de ese momento, todos los viernes, el Gobierno de Tsipras se vio obligado a pedir al BCE una ayuda excepcional de liquidez (Emergency Liquidity Assistance , ELA) más cara que las líneas de crédito ordinarias y que además fomenta un sentimiento de inseguridad respecto a los depósitos bancarios (lo que estimuló retiradas masivas por un total de más de 30.000 millones de euros en seis meses). Habría sido normal, por lo tanto, que el Gobierno adoptase una actitud de autodefensa frente al BCE y realizase la auditoría de la deuda, que entonces llegaba al 180 % del PIB. Nadie en su sano juicio puede pensar que semejante deuda está totalmente justificada. ¿Por qué es tan terrible comprobar cómo está constituida? Pero Tsipras sucumbió a la presión de los bancos privados extranjeros y griegos, de Jean-Claude Juncker, de Mario Draghi y del FMI y no sancionó a los bancos cuya gestión fue ilegal o sospechosa. Tampoco suspendió el pago de la deuda. Demasiadas concesiones de un Gobierno que se declaraba progresista.

¿Cree entonces que Alexis Tsipras cambió de opinión sobre el rumbo que debía dar a la política griega?  

Muchas personas lo pensaron después de seis meses, en junio, cuando la ruptura con la troika era inevitable. El Gobierno preguntó al pueblo griego, que seguía muy politizado, si deseaba continuar sometiéndose a las exigencias de los acreedores. Unos días antes del referéndum del 5 de julio de 2015, el BCE volvió a presionar cerrando los bancos griegos para atemorizar a los ciudadanos, A pesar de ese chantaje el resultado del referéndum fue claro, el 61,5 % de los griegos votó “No” y rechazó las exigencias de los acreedores, es decir, de la troika. Aquello fue muy valiente. Pero Tsipras era menos valiente que el pueblo que le había elegido. Estoy convencido de que cuando pedía al pueblo que votase “No” tenía la esperanza de que ganase la otra opción. No obedeció la voluntad de los electores. Eso ha provocado un trauma, una terrible decepción no solo en Grecia, sino en todas partes donde existe el deseo de un mundo más justo. El sadismo de la troika con Grecia después del referéndum no ha hecho más que profundizar ese trauma.

¿Tsipras y Varufakis utilizaron las conclusiones y recomendaciones de la auditoría realizada por la comisión que puso en marcha la presidenta del Parlamento griego?  

Nunca las utilizaron. La historia recordará a Tsipras como un traidor, lo que no se puede decir de Varufakis. Finalmente la Asamblea Nacional, con otros 30 diputados de Syriza y cinco ministros, votó el 15 de julio de 2015 contra la capitulación frente a la troika. Se recordará. Pero en realidad su nuevo libro Comportarse como adultos, no es creíble. Varufakis pensaba, al igual que Tsipras, que es posible engatusar a Lagarde, Juncker, Merkel y Schäuble. Por un lado, el 20 de febrero de 2015, firmó un contrato con el Eurogrupo en el que como ministro de Finanzas se comprometía a reembolsar la deuda respetando el calendario y a continuar las privatizaciones. Por otro lado en su libro afirma que desde el mes de marzo intentó convencer a Tsipras para oponerse al FMI y al BCE, ¿por qué nunca se dirigió personalmente contra la política con la que no estaba de acuerdo? Además, en su libro, dice que escribió siete cartas de dimisión y las rompió todas. Debería haber sido más transparente y políticamente más perseverante y radical frente a la UE y el FMI. Dice una cosa públicamente y piensa lo contrario.

Usted señala el «sadismo de los acreedores». Por otro lado se insiste en la pereza y la irresponsabilidad de los griegos, ¿dónde está la verdad?  

Los griegos más ricos han conseguido eludir el impuesto, pero las clases medias y bajas tienen que pagarlo. En Grecia cuando no pagas al Estado caes en la ilegalidad y no puedes disfrutar de los derechos sociales mínimos. Literalmente no eres un ciudadano. Eso no tiene nada que ver con la pereza. Por ejemplo, antes de que Tsipras llegara al Gobierno, 2.105.000 griegos estaban en situación de exclusión a causa de deudas inferiores a 3.000 euros. Nadia Valavani, la viceministra de Varufakis, propuso una medida excelente: permitir que las personas pagasen sus deudas en cien pagos mensuales de 20 euros como mínimo y anular una parte (2). Desde el primer mes, alrededor de 700.000 personas entraron en el sistema, lo que aportó al Gobierno griego una suma importante de ingresos imprevistos. ¿Cree que la Comisión Europea y el FMI lo apoyaron? No, en el tercer memorando incluyeron una medida según la cual quien se retrasase dos veces en el pago de la deuda en 24 horas sería borrado del sistema. En junio de 2016, 250.000 personas habían sido expulsadas del sistema de regularización puesto en marcha gracias a Nadia Valavani. Ahora hay medio millón más de ciudadanos que antes en la ilegalidad.

¿Qué opina del movimiento DiEM25 de Yanis Varufakis?  

No firmé el manifiesto del DiEM25 ni me he adherido a ese movimiento creado en 2016 por Varufakis. Aunque muchas personas a las que aprecio mucho participan en el trabajo de esa organización yo no la apoyo. DiEM25intenta crear “por arriba” una organización internacional de la izquierda europea antes de las elecciones de 2019 para el Parlamento Europeo, mientras que lo que hace falta es un proceso enraizado en la base, en las luchas y las resistencias. DiEM25 aboga por la reforma de la UE y los organismos financieros, pero Varufakis, como exministro de Finanzas, debería saber mejor que nadie que no parece que la UE se pueda reformar. Los acuerdos sobre los que está fundada la UE solo se pueden modificar con la aprobación unánime de los países miembros, lo que es irrealizable.

Se habla de la ampliación y fortalecimiento de la zona euro, ¿cuáles serían las consecuencias?  

La influencia sobre la economía europea sería pequeña, quizá el incremento de un porcentaje del PIB. Pero aunque la zona euro está al borde del abismo no se va a hundir, ya que no hay alternativa propuesta. En el caso de una ampliación, las economías más fuertes y las grandes empresas privadas serían todavía más poderosas, porque no hay riesgo de devaluación y porque la Comisión Europea y el BCE las apoyan firmemente. Serían las poblaciones de los países de la periferia que entrasen en la UE las que sentirían hasta qué punto la organización europea limita la libertad de tomar decisiones democráticamente. Simplemente el euro en Alemania y el euro en Serbia (aunque ésta entre en la eurozona) no son el mismo euro y nunca lo serán. El euro es una moneda que refuerza las economías dominantes y somete las economías periféricas.

Traducido del serbio por Natalija Stevanetic y Bertrand Fonteyn.

Fuente original: Semanario serbio NIN

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El renacer de la «Campaña de los pobres» de Martin Luther King Jr.

Por: Amy Goodman

Este 15 de enero Martin Luther King Jr. cumpliría 89 años. Asesinado a los 39 años de edad el 4 de abril de 1968, su vida –lamentablemente demasiado corta– cambió para siempre Estados Unidos. Entre los hitos de su activismo se encuentran el Boycott al Servicio de Autobuses de Montgomery en 1955, que puso fin a la segregación en el transporte público, la organización de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en 1963, donde pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño” y la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derechos Electorales de 1965. También fue importante su apoyo a la lucha de los trabajadores de limpieza urbana de Memphis, Tennessee. Fue en el marco de una marcha de los trabajadores barrenderos de Memphis en donde dio su último discurso, la víspera de su muerte, el famoso discurso “He estado en la cima de la montaña”. Con frecuencia se pasan por alto las posturas políticas cada vez más radicales que King adoptó en sus últimos años, tales como oponerse a la Guerra de Vietnam y forjar una alianza multirracial de todos los sectores empobrecidos, a la que llamó Campaña de los pobres, que procuraba, tal como el propio King decía, “una redistribución radical del poder económico y político”. Ahora, medio siglo después, se ha formado nuevamente una coalición para organizar a los pobres de Estados Unidos, inspirada en lo que King llamó “una fuerza nueva y provocadora”, para luchar contra la pobreza y forjar cambios significativos.

Esta renovación, llamada “Campaña de los pobres: llamado nacional para un renacer moral”, presenta una audaz agenda: “Desafiar los males del racismo sistémico, la pobreza, la economía regida por la guerra, la devastación ecológica y la distorsión de los valores de la nación”. Al frente se encuentra el reverendo Dr. William J. Barber II. Nacido solo dos días después de la famosa Marcha sobre Washington, Barber creció en el marco del movimiento por los derechos civiles. Durante más de una década se desempeñó como presidente de la Asociación Nacional por el Progreso de la Gente de Color ( NAACP , por su sigla en inglés) de Carolina del Norte y renunció al cargo para dirigir esta nueva campaña.

En 1968, King describió la necesidad de la «Campaña de los pobres» con estas palabras: “Millones de jóvenes crecen bajo la luz de las oportunidades. Pero hay otro Estados Unidos. Y este otro Estados Unidos presenta una fea realidad diaria que transforma la ebullición de la esperanza en la fatiga de la desesperación”.

Hablando esta semana en una entrevista para Democracy Now!, el reverendo Barber reflexionó sobre lo poco que han cambiado las cosas realmente desde la época de King: “Cincuenta años después, tenemos cerca de cien millones de pobres y trabajadores pobres en este país, 14 millones de niños pobres… Cincuenta años después, tenemos menos protecciones contra la restricción del derecho al voto que el 6 de agosto de 1965. En estos últimos cuatro años, más de 1700 días, [los republicanos] vienen realizando un feroz boicot contra la Ley de Derechos Electorales. Y en cada estado donde existen grandes restricciones para ejercer el derecho al voto también existe una gran pobreza, falta de atención médica, negación de salarios dignos, negación de derechos sindicales, ataques contra los inmigrantes, ataques contra las mujeres”.

Barber sostiene que la respuesta es forjar una alianza política que trasvase las identidades: “Tenemos negros, tenemos blancos, tenemos gente de piel morena, jóvenes, viejos, gays, heterosexuales, judíos, musulmanes, cristianos, personas de fe, personas sin fe, que se están uniendo”. El objetivo de esta unión es crear lo que él denomina la “Tercera Reconstrucción”. Esta fusión incluye intentar acercarse a los cristianos tradicionalmente conservadores, como el ministro Jonathan Wilson-Hartgrove. Nacido en una familia evangélica devota y blanca, cuando era adolescente se desempeñó como asistente en el Congreso del senador republicano de Carolina del Sur Strom Thurmond, uno de los segregacionistas más encarnizados de la era moderna.

Wilson-Hartgrove escuchó las prédicas de William Barber y se volvió su seguidor y colega desde entonces. La renovada «Campaña de los pobres» es una respuesta para los evangélicos blancos empobrecidos, según Wilson-Hartgrove: “Esas personas que dicen: ‘Voten por mí porque soy un buen líder cristiano’ no están atendiendo sus intereses. Ustedes no tienen atención médica, no tienen un salario digno para vivir, porque las mismas personas que afirman defender a Dios y a la justicia, cuando votan, lo hacen en contra de los intereses de la gente pobre, sea gente negra, blanca, morena o lo que sea”.

El reverendo Barber ve la transformación del sur profundo de Estados Unidos en un horizonte cercano, pero no opina que será algo fácil. Las recientes victorias en los tribunales contra la manipulación racial y política de los distritos electorales en Carolina del Norte darán aún más fuerzas a los afroestadounidenses y otros grupos tradicionalmente marginados. Sin embargo, el verdadero trabajo no está en los tribunales, sino en las calles.

Barber y Wilson-Hartgrove, junto con la reverenda Liz Theoharis, codirectora del Centro Kairos para las Religiones, los Derechos y la Justicia Social, cuya sede está en la ciudad de Nueva York, y copresidenta de la Campaña de los pobres, viajaron a 15 estados de Estados Unidos en los últimos meses para reclutar, organizar y capacitar a más de mil personas. Barber anunció: “Nuestra primera acción será el lunes después del Día de la Madre. Vamos a reunir a más de 25.000 personas comprometidas con la desobediencia civil durante seis semanas para lanzar el movimiento”. Su objetivo: el Congreso de Estados Unidos y los parlamentos estatales de todo el país.

La bala de un francotirador le robó la vida a Martin Luther King Jr. hace 50 años. Pero en este aniversario de su nacimiento, el feriado nacional por el que cientos de personas lucharon hace décadas, la llama de su lucha para darle poder a los pobres sigue viva.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236521

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¿Cómo terminará el capitalismo?

Por: Fander Falconí

Arthur Schopenhauer, pensador prusiano de la primera mitad del siglo XIX, es considerado el más pesimista de los filósofos. En nuestro tiempo, no ha faltado quien considere al alemán Wolfgang Streeck como el más pesimista de los sociólogos.

En su libro ¿Cómo terminará el capitalismo?, Streeck (2017, Ensayos de un sistema fallido, Verso, Nueva York) predice que tras la caída del capitalismo, vendrá una era caótica para la humanidad, una especie de Edad Media. Aunque uno no comparta tan desesperanzador final y tampoco el determinismo social, hay que admitir que su análisis del capitalismo es impecable. Streeck era poco conocido hasta que algunas de sus predicciones se cumplieron con la crisis de 2008 y muchos empezaron a leerlo.

Streeck afirma que ya estamos viviendo la descomposición del capitalismo, con las crisis periódicas que vive este sistema desde 1973. Cada crisis se ha arreglado tapando un hueco del barco que se hunde, pero abriendo otro. Cada medida tomada para salvar el capital, resulta perjudicial para la mayoría de la población, y viceversa. Los gobernantes no pueden alcanzar un término medio, porque el desequilibrio entre economía y política es intrínseco al sistema capitalista. El descontento acompaña a la ganancia.

El sociólogo cree que desde la crisis de 2008, entramos en la última manga de esta loca carrera desbocada. Como un profeta apocalíptico, hasta nombra a los tres jinetes del apocalipsis capitalista: estancamiento económico, deuda y desigualdad. Claro que el capitalismo no admite su final y emprende programas sociales que son una burla: para combatir el desempleo, establece programas de subempleo.

La desigualdad ha llega a una fase en la cual los más ricos han olvidado que su riqueza depende de la supervivencia de un enorme sector poblacional, que es a la vez productor y consumidor de sus bienes y servicios. A veces, se presentan como filántropos y así alcanzan legitimidad social. La sociedad no necesitaría filántropos si los ricos pagaran sus impuestos.

Como cada vez es más difícil compaginar capitalismo y democracia, aparecen nuevas formas para burlar la voluntad popular, como la teoría de que hay que dejar que los expertos decidan sus cosas. Los médicos deciden cuánto cuesta una consulta y los banqueros deciden cuánto pagar de interés. Al fin y al cabo, esa costumbre de dejar que los expertos sean juez y parte es igual en el poder legislativo: los legisladores legislan hasta sobre sus propios sueldos.

El capitalismo de posguerra (1945-1973), según Streeck, dependió de cierto equilibrio entre la política de los trabajadores y las necesidades de las economías nacionales. Desde 1973, las clases dominantes optaron por la globalización. Ahí nace el neoliberalismo.

No importa al neoliberalismo el aumento de la desigualdad si hay más ganancia para los capitalistas. Si baja el poder adquisitivo dentro de un país, no importa porque los bienes se venderán en el exterior. Estamos en la era de la globalización. Ahora los Estados están dentro de los mercados, ya no los mercados dentro de los Estados.
Al globalizarse, la banca ya no tiene controles nacionales, es supranacional. La democracia ya no existe, ha sido sustituida por una auténtica plutocracia (del griego ‘plutos’: riqueza). La seudo democracia actual ya no redistribuye la riqueza, solo aparenta ser el gobierno del pueblo (‘demos’).

Para olvidar nuestra desgracia, el sistema respalda recursos como la fe en un futuro mejor o tolera el uso de amortiguadores ilegales, como las drogas. El sistema incentiva una droga de su propia creación: el ‘shopping’.
Nunca hemos estado mejor, dice el neoliberalismo. Nunca hemos estado peor, responden los trabajadores. No se puede dialogar así. Aunque no predijera el caos, la tesis del alemán se queda en la denuncia, bien fundamentada es cierto. Pero no hay síntesis.

Fander Falconí Benítez: economista ecológico y académico ecuatoriano. Actualmente es ministro de Educación de Ecuador.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236033&titular=%BFc%F3mo-terminar%E1-el-capitalismo?-

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