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Ser o no ser mercancía. He ahí la cuestión

Por: Ecoportal/20-10-2017

El debate sobre la “descomoditización” es antiguo. Comenzó bien antes de la fundación del Movimiento Vía Campesina (1992) y del mote creado por el activista campesino José Bové – “El mundo no es una mercancía” (1999).

Esa discusión se ha desarrollado en fines de la década de 1980 e inicio de la de 1990 entre algunos operadores de commodities y de futuros desde la adopción por banqueros y políticos de la teoría neoliberal de Milton Friedman, de la escuela de Chicago.

El origen de los mercados futuros es también anterior al capitalismo. Su historia está registrada hace milenios en China y en India entre los pueblos nómades que llevaban mercancías de un lado a otro cruzando los desiertos de Asia, África y del Este Europeo y combinaban el precio futuro (canje) cuando regresaran a la puerta de la casa del comprador portando sus encargos. Los chinos son los mayores, en volumen de negocios, y los más agresivos operadores de commodities y de futuros del mundo.

Mercados siempre existieron con o sin capitalismo, pero con el capitalismo los trueques se han tornado monetarios, es decir, en lugar de cambiar las cosas por otras cosas, por ejemplo, un pedazo de carne por un pan, una gallina por un kilo de harina, se pasó a cambiar las cosas por moneda (dinero). De ahí lo que se hacía de forma limitada y por subsistencia (para atender a las necesidades básicas) pasó a tener otra connotación relación de valores.

Se puede discutir los canjes de seres humanos por comida, de niños por animales, entre tantas otras que también existían antes del capitalismo y aún persisten con toas las duras conquistas por los derechos humanos y ambientales. El fenómeno de mercantilizar cosas y personas o lo que debe o no ser mercancía, la ética y que tipo de valores pautan esas actitudes, independientemente de ideologías y religiones, se debe estudiar a la luz de la ciencia económica, social, política, jurídica y, sobretodo, a la luz de la psiquiatría. Solamente el ser humano mata por placer. Las demás especies no actúan de esa manera.

Volviendo a los mercados futuros y tomando como ejemplo el caso de matemático chino David X. Li, cuya fórmula elegante, la Cópula de Gaussian, ha sido reproducida por los operadores de Wall Street. El método de David X. Li fue adoptado por todos, desde los inversionistas en títulos, los bancos de Wall Street, agencias de calificación de riesgo (rating) y regladores. Y se tornó tan profundamente enraizado en el “modus operandi” del sistema financiero que muchos hacen dinero con ese modelo matemático, pero ignoran las advertencias sobre las limitaciones del uso de esa metodología y sus potenciales riesgos. No existe probabilidad cero en los mercados futuros. Siempre habrá riesgos proporcionales al tamaño de las ganancias. Y eso, dependiendo del volumen financiero de la aplicación, los riesgos pueden ser también correspondientes a la capacidad de impulsar (velocidad y volumen entre alta y baja) de esos mercados. Así, se estima que para cada gramo de oro, se multiplica en torno de 100 veces la posibilidad de que se realice con pérdidas.

El modelo de David X. Li se deshizo, produciendo fallas que aparecieron desde el inicio de la crisis de 2008 con la quiebra del Banco Lehman Brothers, tragando billones de dólares y colocando en riesgo la sobrevivencia del sistema financiero internacional, que como una cotorra, repite las mismas prácticas sin cualquier fundamento técnico cuando se trata de ganar dinero rápido con el mantra: “tenemos que aprovechar las oportunidades que las crisis nos proporciona”.

Modelos matemáticos

¿Sería la fórmula matemática y su autor responsables por el rombo de Wall Street?

La tragedia se encuentra en el subprime, el sistema multimillonario que permitió que los fondos de previdencia, compañías de seguro y los fondos de hedge (cobertura) prestaran billones de dólares para las empresas, países y compradores de casas.

La responsabilidad, en verdad, es de quien utiliza la fórmula inadvertidamente, hasta porque, en un mercado desreglado, nadie esta obligado a utilizar una metodología, a no ser que sea impuesta por fuerza de ley o por un lobby poderosísimo como esta ocurriendo con la adopción de la TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity – La Economía de los Ecosistemas y de la Biodiversidad), informe que fue coordinado por el físico y economista indiano Pavan Sukhdev. Cómo utilizar la TEEB e interpretarla también debe ser de responsabilidad de los que de ella se utilizan. Pero no significa que a partir del momento en que la ONU adopta esa metodología no se la debe cuestionar para lo que y con qué objetivo la TEEB fue concebida.

Como economista brasileña, de origen beduina-palestina, me recuso aceptar fórmulas matemáticas y modelos económicos impuestos de arriba para abajo y de fuera hacia dentro, probando teorías financistas con seres humanos y el ambiente. Soy autora de una fórmula matemática que por cuestiones de seguridad, noción de riesgo y por no subestimar la inteligencia ajena, aún no he revelado y no pretendo revelar tan pronto.

Diferentemente de David X. Li, no la hice para que ganen dinero con ella y también, a ejemplo del ejecutivo indiano egreso del Deutsche Bank, Pavan Sukhdev, no la hice por encomienda de los banqueros, no de las corporaciones ni de la ONU.

Fue por convicción de que era necesario introducir una célula benigna en el cuerpo de la economía cancerígena que produce metástasis, como la de la crisis de 2008, que la he desarrollado. Inicié el diseño de esa fórmula en 1990 motivada por la guerra Irán-Irak, con mi experiencia práctica como operadora en los mercados de commodities minerales, oro, petróleo y derivativos (derivado de activos o futuros). Como lo dije anteriormente, la discusión sobre descomoditización ocurrió mucho antes de la fundación de la Vía Campesina y de la notoriedad alcanzada por José Bové con su lucha antiglobalización y anti industrialización inspirando los Fóruns Sociales Mundiales.

Sobre la fórmula que he creado, se trata de secuencia numérica que decodifica las matrices de las commodities ambientales. Es la descomoditización del patrón convencional que determinó el sistema que promueve la comoditización. Como la palabra descomoditización es más complicada y de difícil explicación, tornándose una expresión tanto cuanto la palabra commodity, cuñé la expresión commodities ambientales. Sobre ese tema esclarezco en el artículo Pos-Rio+20 – Reflexiones conceptuales sobre la comoditización de los bienes comunes.

Comprendo la historia de los activistas indianos contra la comoditización, ya que ellos han sido las principales víctimas de esos modelos irresponsables y utilitaristas por los alumnos de la escuela neoliberal de Milton Friedman. Curiosamente, el ejecutivo coordinador del controvertido y cuestionable informe TEEB es un indiano.

Pero, no será porque la palabra commodities está demonizada con toda razón se la debamos omitir, ignorarla o mismo sustituirla por otra que intente minimizar sus consecuencias sin que se discuta la esencia de su significado o cómo podemos combatir el sistema que se tornó un gran problema socio ambiental. ¿Quién dijo que commodity tiene que ser lo que es? Aquí en Brasil se la utilizan hace 517 años sin traducirla y, principalmente sin contestación. Fueron los europeos y estadounidenses los que nos hicieron tragarla con su manera tecnológica de hacer con que las produzcamos, pagando por ellas una miseria, mientras los productores rurales, los agricultores y campesinos, corren todos los riesgos de clima, zafra, financiero, además del riesgo de precificación.

Así, como la receta de un médico prescribe “diclofenaco de sodio” nombre tecno-científico, se habla de biodiversidad, ecosistemas, biomas en el “biologués”, me sirvo de los nombres técnicos y científicos en economía y finanzas para prescribir un remedio, peso no me atrevo a aplicarlo sin antes analizar con la sociedad si tendrá efecto positivo o negativo. Tampoco tengo la pretensión de producirlo sola, pues considero esa alquimia un conjunto de muchos factores, siendo necesario el envolvimiento de diversos actores socio-ambientales en esa larga operación. Cuanto a conceptuar, aún es algo que, para que tenga el resultado deseado, debe ser asimilado por un considerable grupo de mentes pensantes. De lo contrario, no será concepto, puede ser apenas un amontonado de ideas interesantes o no.

Estoy de acuerdo con la ecofeminista y científica Vandana Shiva cuando afirma: “alimento no es commodity”. De hecho, alimento no puede ser resumido a algunos productos de exportación, por ejemplo, soya, caña, vacuno, pinos y eucaliptos. La palabra commodity no encuentra traducción literal en portugués, por eso aparece en la literatura financiera en inglés, por tratarse de una expresión mundial en finanzas y comercio exterior.

Derecho a alimentación

Como seres humanos nos alimentamos con muchos productos, y mejor y más saludable sería si producidos sin venenos, como los agro-tóxicos. Infelizmente, esa manera de producir aún es parte de nuestra alimentación urbana (fast food). Son esos dichos “alimentos” que se compra en supermercado y en las ferias, con pocas excepciones, con la agroecología a disputar espacios restringidos en los supermercados y a precios inaccesibles para la mayoría de los mortales.

La científica Vandana Shiva dice algo que se debe considerar a la luz de la ciencia económica, ya que la producción de commodities ni nos alimenta y ni nos mantiene financieramente. Hace mucho tiempo dejó de ser alternativa económica, generando empleo y renta en el campo para ser concentración del capital en manos de los que han capitalizado con la “oportuna “ falta de política agropecuaria, de soberanía y seguridad alimentaria que actualmente hacen parte de las más urgentes reivindicaciones de campesinos, sin tierra, comunidades tradicionales y pueblos de la floresta: la reforma agraria y el derecho a la tierra.

Sin embargo, no se puede afirmar que “alimento no es mercancía” utilizando la palabra en portugués sin explicarla. La afirmación “alimento no es mercancía” no encuentra respaldo en la realidad y en el imaginario de las personas comunes (no politizadas). Puede ser palabra de orden, expresión derivada del habla justa y necesaria de José Bové, que encontró apoyo en Vía Campesina. Esa si encuentra respaldo en la realidad en que vivimos en esa economía de mercado, al afirmar que “el mundo no es una mercancía”- sea en que idioma sea – “el mundo no es una commodity”.

A ver: alimento es mercancía si, porque aún lo tenemos que comprar en el supermercado, en la panadería, en los mercados y otros sitios. También el Estado no suministrará alimento gratuito. Mera ilusión creer que el Estado dará comida gratis para todo el contingente de más de 7.5 mil millones de seres humanos en este planeta, sin contar, claro, los demás seres vivos.

Seguramente, como defiende Vandana Shiva, “alimento no es commodity” porque, al fin, el monocultivo intensivo (un único cultivo), que el uno de los cinco principales productos de exportación, no nos alimenta y ni podemos dejar de alimentar con otras variedades que son más importantes y garantizan la seguridad alimentaria y nutricional, como raíces, verduras, legumbres, frutas, cereales, hojas verdes, cáscaras, miel de abeja, especias leche, huevos, harinas, carnes diversas (vacuno, ovino, porcino, aves) pescados, frutos del mar, sin contar las plantas que curan. Medicamentos pueden ser tradicionales o alternativos. ¿Por qué nos matamos con la medicina convencional, con drogas que vician y provocan daños colaterales?

Así, propongo adoptar otra frase  que me parece más adecuada a lo que se pretende comunicar: “alimento es derecho humano y de los demás seres vivos”. No se puede dejar los demás seres vivos fuera de esa cuestión considerando lo aprendido con el eco-historiador y ambientalista Arthur Saffioti, que presenta el desafío del nuevo paradigma naturalista organicista contemporáneo.

El paradigma mecanicista sigue impregnado en el ser humano occidentalizado, ahora de forma práctica. Por otro lado, emerge un nuevo paradigma, que se podría llamar de naturalista organicista contemporáneo. En lugar del “pienso, luego existo”, plantearse ahora el “cómputo, luego existo”. Computar es procesar las informaciones y transformarlas en conocimiento para la vida. Todos los seres vivos –unicelulares o pluricelulares- computan. Luego, todos pueden ser considerados sujetos y objetos.

Si entendemos que “alimento es derecho humano y de los demás seres vivos”, enarbolamos una bandera que encontrará respaldo en el imaginario de las personas y levantará un cuestionamiento fundamental: ¿por qué tengo que comprar alimentos caros y malos en los supermercados? ¿si es que se puede considerar alimento lo que esta en el supermercado. ¿Si le da una papinha industrializada para su bebé lo estará alimentando?

Con esas indagaciones entre otras, provocamos inquietudes y, de esa forma, promovemos una discusión filosófica y más eficiente en las mentes, en los corazones y en los estómagos, concienciando a las personas sobre qué es lo que finalmente estamos produciendo y consumiendo.

Podemos comenzar filosofando como el poeta y dramaturgo inglés William Shakespeare: “Ser o no ser mercancía: he la cuestión”.

Notas
  1. Descomoditización – acción de no producir mercancías con patrón industrial, manteniendo criterios diferenciados como las producciones artesanas y tradicionales de dulces, quesos, harinas entre otros alimentos y productos.
  2. Milton Friedman fue uno de los más destacados economistas del siglo XX y uno de los más influyentes teóricos del liberalismo económico. Principal apóstol de la Escuela Monetarista y miembro de la Escuela de Chicago, además de defensor del laissez faire y del libre mercado. Friedman fue consejero del gobierno chileno de Augusto Pinochet y muchas de sus ideas han sido aplicadas en la primera fase del gobierno Nixon y en buena parte del gobierno de Ronald Reagan. Era el padre del teórico David Friedman. Disponible en
  3. TEEB: La iniciativa The Economics of Ecosystems and Biodiversity nació en 2007 durante el encuentro de ministros del Medio Ambiente del G8+5 en Potsdam, Alemania, y comenzó a funcionar en 2008 bajo coordinación del ejecutivo Pavan Sukhdev, del Deutsche Bank El objetivo era abarcar el valor económico de los servicios de los ecosistemas y de la biodiversidad a fin de protegerlo de más destrucción y acciones predatorias. El informe final del estudio fue lanzada en 2010 durante la 10ª Conferencia de las Partes (COP 10) de la Convención sobre Diversidad Biológica en Nagoya, Japón.
Referencias
EL KHALILI, Amyra. Pós RIO+20: Reflexões conceituais sobre a “comoditização” dos bens comuns. Disponível em portugués:  <http://operamundi.uol.com.br/dialogosdosul/pos-rio20-reflexoes-sobre-a-commoditizacao-dos-bens-comuns/04042017/>  e español <http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/pos-rio20-reflexiones-sobre-la-comoditizacion-de-los-bienes-comunes/04042017/>
EL KHALILI, Amyra. Ser ou não ser mercadoria: eis a questão!. Fórum de Direito Urbano e Ambiental – FDUA, Belo Horizonte, ano 13, n. 74, p.77 -80, mar./abr. 2014.
SALMON, Felix. Recipe for Disaster: The Formula That Killed Wall Street. Disponível em: <http://www.wired.com/techbiz/it/magazine/17-03/wp_quant?currentPage=all>.
UNMÜßIG, Barbara. Ninguém pretende colocar etiquetas com preços na natureza. Entrevista concedida a Pavan Sukhdev. Disponível em: <http://br.boell.org/web/50-1433.html>.
OLIVEIRA, Péricles de. Agronegócio, um modelo esgotado. Entrevista concedida a Vandana Shiva. Brasil de fato. Disponível em: <http://www.brasildefato.com.br/node/15564>.

Por Amyra El Khalili
Colaboradora de Diálogos del Sur. Amyra El Khalili es profesora de economía socio-ambiental y editora de las redes Movimiento Mujeres por la P@z y Alianza RECOs – Redes de Cooperación Comunitario Sin Fronteras.

Ecoportal.net

http://operamundi.uol.com.br/

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Salarios de hambre

Por: Pedro Echavarria V

“Los salarios en México no podrán subir por falta de productividad, capacitación”, ¿por haraganes, secretario?

1. Hace poco más de un año leí que” a nivel mundial los trabajadores mexicanos laboraban en promedio muchas más horas” que otros. También sé, sabemos todos, que esos mismos trabajadores de México son buscados, solicitados por los empresarios de EEUU, porque son eficientes trabajadores y, además, se les explota con brutalidad y no se quejan. Puta, pero en México esos trabajadores son explotados, despreciados, mal tratados y, dado que se quejan porque los esquilman los empresarios, entonces les mandan a la policía para reprimirlos.

2. El muy cínico secretario del Trabajo –un señor facho Navarrete Prida- acaba de repetir lo que dicen los funcionarios fascistas y los empresarios explotadores: “Dado el condicionamiento de EEUU y Canadá de retirarse del TLC si en México no se mejoran los salarios de los trabajadores, hay que decir que no se puede porque necesitan elevar la productividad de las empresas y capacitarse para ser eficientes”. Desde que tengo un poco conciencia escucho ese argumento que es una mentada de madre a los trabajadores mexicanos que por lo menos deben movilizarse.

3. Llevo 17 años que “sin querer queriendo” apoyo a López Obrador. He sido un crítico severo de su electoralismo, su pacifismo y de muchas de sus alianzas y rechazos, pero dado que en México no hay otra cosa con perspectivas y posibilidades izquierdistas de confrontar seriamente con el Estado, pues lo acompañaré hasta 2018. Si al fin –por aquello de que lo dejen- asume la Presidencia, seguiré ayudando en lo que pueda y al mismo tiempo siendo un crítico mordaz de su gobierno. Si “pierde” como se augura, mi convicción es seguir luchando por los trabajadores.

4. Así como poseo unos 15 libros de Octavio Paz, también tengo parecida cantidad de obras de Enrique Krauze; los he leído durante 40 años y no coincido ideológicamente con ellos, pero reconozco que la obra –por lo menos del primero- es fundamental su lectura. Estos días –acompañado de sus libros: Siglo de Caudillos, La Presidencia Imperial y Biografía del poder, me he puesto a revisar –con mi gruesa interpretación- algunos videos de Krauze acerca de los sexenios presidenciales de Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría Álvarez.

5. A pesar de que desde 1952, cuando inició su gobierno Ruiz Cortínes, han transcurrido 65 años, aquellos gobernantes de la dictadura del PRI, no eran tan tontos o idiotas que los Salinas, Fox, Calderón o Peña. La realidad es que siempre fueron funestos, pero a partir de la implantación del neoliberalismo en 1982, las cosas se complicaron en el mundo y parece que los gobernantes son más irresponsables e idiotas. Creció gigantescamente el desempleo y la miseria en los trabajadores y como resultado la migración a EEUU y eso que llaman delincuencia de abajo.

6. Es sorpresivo, inaudito, risible, que en el seno del TLC los EEUU y Canadá estén exigiendo un aumento salarial y buenas condiciones de vida para los trabajadores mexicanos; mientras tanto en México gobierno y empresarios se oponen a ello. Los yanquis con esta demanda superan incluso a los izquierdistas que son los que deberían ponerse al frente para realizar movilizaciones, bloqueos, huelgas, para ganarse el apoyo de los productores. De lo que hay que estar convencidos es que gobierno y empresarios mexicanos sólo defienden al TLC por sus negocios. El pueblo les importa un bledo.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

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“Los países del Sur exportan al Norte mujeres para la industria del sexo”

Por:  Enric Llopis

Entrevista a la investigadora Rosa Cobo, autora de “La prostitución en el corazón del capitalismo” (Catarata)

Una reciente investigación de la OIT y la Walk Free Fundation señala que de las más de 40 millones de personas víctimas de la esclavitud moderna en 2016, la mayoría eran mujeres y niñas (cerca de 29 millones, el 71% del total). Las mujeres representan asimismo el 99% de las víctimas del trabajo forzoso en la industria del comercio sexual y el 84% de los matrimonios forzosos, mientras que a los hombres se les explota mayoritariamente en la industria minera, pesquera o como soldados. El Informe Global sobre Trata de Personas 2016 de la ONU sostiene que la explotación sexual y el trabajo forzoso constituyen las modalidades más detectadas de trata de personas, que representa unos beneficios de 32.000 millones de euros anuales para las mafias. El lucro y las reducidas tasas de condena suponen un acicate para quienes se dedican al negocio. La mendicidad, los matrimonios forzados, la pornografía o todo tipo de fraudes se incluyen en la noción de trata, de la que según Naciones Unidas, no hay países inmunes.

Publicado en mayo de 2017, el libro “La prostitución en el corazón del capitalismo” (Catarata) de la investigadora Rosa Cobo se centra en la industria sexual, negocio que abarca desde el turismo hasta las mujeres que se compran por correo; desde las páginas Web pornográficas hasta los macroburdeles. “Hacia finales de los años 80 la industria del sexto se ha ido globalizando con la ayuda de las redes informacionales, pero también con la contribución de redes criminales”, afirma. De este modo se funden los intereses patriarcales y capitalistas. Rosa Cobo es profesora de Historia del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas en la Universidad de A Coruña. Ha publicado otros libros sobre esta materia, como “Fundamentos del patriarcado moderno. Jean Jacques Rousseau” (1995), “Educar en la ciudadanía. Perspectivas feministas” (2008) y “Hacia una nueva política sexual. La mujer ante la reacción patriarcal” (2011). ¿Qué caracteriza al modelo de industria sexual? Entre otros rasgos, destaca Cobo, “es una industria global, interconectada, con un modo de funcionamiento similar al de las grandes corporaciones capitalistas; con un volumen de beneficios anual mucho mayor que el de varias multinacionales juntas y con un pie en la economía ilícita y otro en la lícita”. La entrevista tiene lugar antes de su intervención en el Centre La Nau en la Universitat de València.

-La industria internacional del sexo tiene en el centro a la prostitución, pero incluye una tipología muy extensa de negocios, como locales de “striptease”, macroburdeles, editoriales, casas de masaje, películas y revistas pornográficas, el turismo sexual, agencias de “acompañantes”, el sexo en Internet. ¿Por qué marcas un punto de inflexión en el negocio, en los años 80 del pasado siglo?

A finales de la década de los 70 y principios de los 80 el negocio de la prostitución comienza un proceso de transformación y renovación, que desemboca en lo que hoy conocemos como la industria del sexo. La investigación que realizo en el libro se centra no sólo en la prostitución, sino en la relación entre ésta y el capitalismo neoliberal, que ha transformado totalmente el negocio. Esto significa el paso de un negocio casi artesanal, atravesado por pequeños clubes de alterne y sin apenas impacto en las cuentas nacionales, a un conjunto de negocios en el que se opera al modo de las multinacionales y que incluye el tráfico global de mujeres para la explotación sexual. Además la industria actual del sexo es muy poderosa, posee numerosos tentáculos y una buena parte de la misma se sitúa en el ámbito de la economía criminal. Éste no es, por lo demás, un libro de información estadística ni descriptivo, sino más bien un texto sobre el significado de la prostitución y la industria del sexo en el siglo XXI.

-En el libro te refieres a una intersección entre el Norte rico y el Sur endeudado, que exporta mujeres para el consumo sexual de los hombres del Norte; aunque, matizas, los varones occidentales comparten con los de la periferia mundial la posibilidad de “usar sexualmente a las mujeres que el capitalismo neoliberal y los distintos patriarcados han situado en esos lugares acotados para satisfacer el deseo masculino”.

Numerosos países del Sur, aunque no todos, se vieron imposibilitados de “engancharse” a la economía global cuando empezó el proceso de mundialización. Tenían estructuras económicas muy obsoletas que no estaban en condiciones de competir. El proceso coincide con una crisis muy fuerte de muchas de las burguesías locales, que ven cómo sus negocios tradicionales comienzan a perder beneficios de manera significativa. Así, la industria del sexo se ve alimentada por algunos de estos empresarios, que se reconvierten a negocios de la economía “ilegal”; por ejemplo la venta de drogas, la prostitución, la venta de armamento, de órganos y diferentes clases contrabando. En ese contexto, los países del Sur exportan a los del Norte mujeres para la industria del sexo. Las mujeres que vienen a Occidente mandan remesas a sus familiares, lo que reactiva el consumo interno en los países de origen.

Por otro lado, existe una filiación horizontal entre los varones de los países centrales y periféricos, que es el consumo de prostitución; así, los puteros constituyen un colectivo interclasista, del que pueden formar parte hombres de culturas muy subordinadas u otras de supremacía, también blancos o negros, en esto no hay distinciones.

-En alguno de tus ensayos recoges ejemplos destacados por K. Bales en “La nueva esclavitud en la economía global” (2000) y “La industria de la vagina. La economía política de la comercialización global del sexo” (2012), de Sheyla Jeffreys.

Sí, en los años 60 el ministro del Interior de Tailandia defendió públicamente la expansión de esta industria para la promoción del turismo y facilitar el “despegue” económico del país. De hecho, el número de visitantes extranjeros a Tailandia –el turismo sexual- pasó de 2 millones en 1981 a 7 millones en 1996. Por otra parte el gobierno coreano señaló que en 2002 la prostitución representaba el 4,4% del PIB; la industria del sexo en Holanda, legalizada en el año 2001, suponía el 5% del PIB; en China se estimaba que esa industria llegaba a representar el 8% de su economía; por otra parte, el aumento del 12% en las ganancias de Chivas Regal en 2004 fue atribuido en un informe a su asociación con los prostíbulos de Tailandia.

-También te apoyas en los análisis de Saskia Sassen, que incluye a las mujeres prostituidas entre las “nuevas servidumbres” del capitalismo neoliberal. Hablas de las “expulsiones”…

Por ejemplo, de las mujeres que pidieron créditos “basura” para pagar sus casas, y que fueron expulsadas de los países en los que vivían para ser colocadas en las periferias. Las mujeres prostituidas representan una de las grandes expulsiones del siglo XXI. Sus cuerpos proporcionan a los tráficos y proxenetas altos beneficios con bajos costes. Además se trata de mujeres expulsadas de su condición de ciudadanía, de su lengua y contextos culturales, familias y proyectos vitales.

-¿Por qué la prostitución y la industria sexual representan una importante fuente de ingresos para los estados?

Es muy difícil contar con cifras de un negocio criminal, pero la prostitución es uno de los sectores económicos que más beneficios proporcionan a escala global. Actualmente, los países de la UE tienen la obligación de contabilizar en el PIB los ingresos de la industria del sexo. Una parte de ese dinero es “legal”, pero hay otra parte que es “irregular” y se dirige a los paraísos fiscales. Además, la exportación de trabajadoras y las remesas de dinero son herramientas de los gobiernos con altos niveles de pobreza para amortiguar el desempleo y la deuda externa. Especialmente se trata de una fuente de desarrollo económico rural para las regiones pobres. El alto desempleo, la pobreza, el estrechamiento de los recursos del estado y la quiebra de empresas en países del Sur hacen posible la existencia de una serie de circuitos, con un relativo grado de institucionalización, por los que transitan sobre todo las mujeres; por esos circuitos se introducen también los traficantes de personas y las mafias vinculadas al tráfico de mujeres.

Otra cuestión es que, cuando el FMI y el Banco Mundial otorgan fondos de ayuda estructural a los países de la periferia, en algunos casos les ponen como condición que articulen una industria del ocio y el entretenimiento; y esto sabe que esto incluye la prostitución de mujeres y niñas, casinos… Es la garantía de que la deuda se podrá pagar y que pueda recuperarse el dinero con mayor facilidad.

-En el último capítulo del libro “La prostitución en el corazón del capitalismo” te centras en la demanda masculina; ¿cómo definirías el rol de los puteros?

La prostitución es un negocio y fenómeno social muy complejo en el que intervienen numerosos actores, aunque el imaginario se haya construido en torno a la figura de la mujer prostituida. Pero también desempeñan su función los proxenetas, los autodenominados empresarios del sexo, los estados y los puteros-consumidores, sobre quienes recae la responsabilidad del mantenimiento del negocio. Aunque clubes, burdeles y macroburdeles constituyan la “columna vertebral” de la prostitución, sin demanda no hay oferta.

-Se ha discutido si hay coacción o consentimiento respecto a la prostitución. ¿Cuál es tu opinión en esta polémica?

El putero consume prostitución sin querer saber que la mujer está allí bajo una coacción evidente, en una situación de vulnerabilidad extrema o en una situación administrativamente “irregular”. Además la sexualidad de los puteros es “serial”, lo que significa que consumen mujeres igual que si fueran ropa, un gin-tonic o cualquier otro objeto. Elaboran un discurso que no les suponga ninguna disonancia moral. Por esta razón, justifican su acción diciendo que le dan dinero a una mujer con necesidad, en un contrato libremente establecido; pero hay una posición de poder, ejercida contra una persona en extrema precariedad. Hasta hace poco, cuando hablábamos de prostitución pensábamos en las prostitutas, pero un grupo de investigadores y autores tratamos de construir un nuevo marco interpretativo, que incluya a los puteros. En este grupo se inscriben Sheyla Jeffreys, Richard Poulin (uno de los mayores expertos mundiales en prostitución), Esther Torrado y Beatriz Ranea, entre otros.

-¿Es fundamental la perspectiva?

Si alguien razona a partir de la teoría política liberal, que se articula en torno a la idea de libertad, puede llegarse a pensar que se trata de un contrato libre. Pero si se adoptan como punto de partida las teorías críticas, radicales y democráticas de igualdad, resulta imposible pensar que existe un consentimiento; entre otras razones, porque no puede haberlo cuando las mujeres provienen de una situación enorme de pobreza.

-Por último, ¿cuál es la relación entre prostitución y pobreza?

No es la pobreza la única razón que conduce a que la prostitución se transforme en la industria del sexo, ya que también influyen las instituciones del capitalismo internacional y la presencia de nuevos empresarios proxenetas. Pero las mujeres prostituidas pertenecen sobre todo a las clases más empobrecidas, proceden de culturas marcadas por el desprecio a las mujeres y cuando están en los países del Norte, la mayoría carece de “papeles”. Además muchas prostitutas han sido sexualmente “abusadas” en su infancia y adolescencia; es entonces cuando empiezan a poner en práctica la “disociación”.

-¿En qué consiste?

A las mujeres que están en la prostitución les da un profundo asco acostarse con estos hombres; la gran mayoría toman drogas y alcohol para poder sobrellevar su actividad; asimismo, las que han sido abusadas vienen con el principio de “disociación” que les permita “volar”, pensar en otra cosa y distanciarse emocionalmente cuando se acuestan con los puteros.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=232244&titular=%93los-pa%EDses-del-sur-exportan-al-norte-mujeres-para-la-industria-del-sexo%94-

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México: Coloquio Feminismo-Marxismo prorroga fecha para recepción de ponencias

México/25 de Septiembre de 2017/

La recepción de propuestas se encuentra abierta y se amplió hasta el próximo 25 de septiembre.

La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a través de sus facultades de Filosofía y Psicología, anuncia la prórroga para la recepción de ponencias del Coloquio Internacional “Feminismo y marxismo: ¿un matrimonio mal avenido?”.

El evento busca crear un espacio de reflexión y debate sobre las relaciones, problemáticas o no, entre feminismo y marxismo, con una reflexión basada en una autocrítica tanto por el lado del feminismo como del marxismo.

Se llevará a cabo del 8 al 10 de noviembre del 2017 en las instalaciones de la Facultad de Filosofía de Nuestra Máxima Casa de Estudios; la recepción de propuestas se encuentra abierta y se amplió hasta el próximo 25 de septiembre, los resultados de las ponencias aceptadas se darán a conocer el 16 de octubre.

Las líneas temáticas sobre las cuales se desarrollará el coloquio son: límites de los feminismos corporativos; relaciones entre raza, clase y género; la división sexual del trabajo; producción y reproducción: el papel del sistema a sexo/género; patriarcado y capitalismo; maternidad: ¿enaltecimiento o subordinación de las mujeres?; la sexualidad como resistencia política; la función del estado a la problemática del aborto; el género como una estructura ideológica; la participación de las mujeres en los movimientos revolucionarios; la intersección de género y clase en los problemas ambientales; así como la pedagogía crítica frente a las temáticas de género.

Los interesados en participar deberán enviar sus propuestas al correo electrónico siguiente: feminismomarxismo2017@gmail.com, en formato word, letra Times New Roman a 12 puntos, a espacio interlineado anexando los siguientes datos: nombre completo y grado académico, correo electrónico, número telefónico, institución a la que pertenece, título de la ponencia, línea temática en la que se inscribe, currículum vitae, así como un resumen de máximo 300 palabras.

Cabe señalar que no se aceptarán propuestas que no se apeguen a las líneas temáticas o que no muestren un conocimiento auténtico tanto de las posturas feministas como de las marxistas.
Mayores informes en la Facultad de Filosofía a los teléfonos (443) 322 3500 extensión 4148 así como al correo electrónico: feminismomarxismo2017@gmail.com.

Fuente: http://sistemamichoacano.tv/noticias/76-educacion/22105-coloquio-feminismo-marxismo-prorroga-fecha-para-recepcion-de-ponencias

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Destruir bosques protegidos por unas onzas de chocolate

Por: Ruth Maclean / The Guardian

 -Un viaje hacia el corazón de Costa de Marfil muestra cómo sus bosques están siendo destruidos para abastecer la creciente demanda mundial de chocolate.

– La industria del chocolate lleva al desastre a los bosques tropicales de Costa de Marfil, como contaba eldiario.es en su especial La Tierra Esclava.

Desde el verde paisaje del parque nacional de Marahoué se alzan fuertes árboles plateados, con lisos troncos que únicamente lucen ramas en su parte más alta. Marahoué es uno de los ocho parques nacionales de Costa de Marfil. Hace 20 años estaba cubierto de bosques y era el hogar de chimpancés y manadas de elefantes.

Hoy en día es más común ver el esqueleto de unos árboles que fueron quemados lentamente para librarse de la sombra que proyectaban sobre los campos de cacao. O simplemente unos tocones aserrados.

Henri, líder tribal en la cercana ciudad de Diafla, creció junto al bosque y habla con cariño de sus imponentes árboles de iroco. Pero él también participó en su destrucción. Como tantos otros, Henri tiene plantaciones de cacao dentro del parque y emplea a personas de Burkina Faso para trabajar ahí.

“Todo esto estaba cubierto de árboles, pero los agricultores los quemaron para plantar cacao”, dice. Cuando Henri era joven, solía ver chimpancés y elefantes caminando por el parque. Ahora los animales han sido reemplazados por personas.

Como se le acabó el combustible de camino a Marahoué, Henri ha dejado su motocicleta cerca del camino y está terminando a pie su viaje. Pasa cerca del ganado, de las omnipresentes y deshilvanadas plantas de cacao y de los restos de un albergue turístico destruido en 2008, poco antes de que se fundara la cercana aldea de Zanbarmakro.

Poblaciones ilegales

Nadie utiliza la palabra “aldea” para referirse a Zanbarmakro. Prefieren “campamento”, que suena más pasajero. Pero la enorme iglesia construida en un extremo y la mezquita al otro, así como los hogares, las tiendas y la clínica privada disipan cualquier indicio de que este lugar, habitado por 13.000 personas, no vaya a estar aquí por mucho tiempo.

Los hombres llegan desde las plantaciones en sus motocicletas a media tarde y descansan en las escalinatas de una tienda de refrescos. Las mujeres despliegan su mercadería: una mujer exhibe una pila desordenada de calzados; otra, un estante con guadañas, de esas que todos los niños llevan para cosechar. Zumban los molinos de yuca. Según algunas estimaciones, hay 50 aldeas ilegales dentro del parque. Zanbarmakro es de las más grandes.

En la entrada hay un puesto de vigilancia soportado por pilares construido hace años por la OIPR (Oficina de Parques y Reservas de Costa de Marfil), la autoridad estatal de los parques. Los guardaparques de este organismo tienen el deber de garantizar que no se tale ningún árbol, que no se cace ningún animal silvestre y, por supuesto, que no se construya ninguna aldea dentro del parque. Extrañamente, parece ser que no se percataron de la llegada de los ladrillos y el cemento utilizados para la iglesia y la mezquita, ni de la salida de camiones cargados de madera y granos de cacao.

Henri presenta a Zoughory Laji Bourema, el jefe de Zanbarmakro, que camina alrededor de una gran lona blanca sobre la que está secándose el cacao para llegar hasta el porche. “Tengo algunos problemas con la OIPR”, admite Laji Bourema, alisando su brillante bubu violeta (una especie de túnica que visten los hombres).

Tarifas de soborno

Los guardaparques de la OIPR pasan la mayoría de su tiempo bebiendo té y revisando el WhatsApp en la residencia detrás de la oficina, a pocos kilómetros de los límites del parque. De vez en cuando, sin embargo, salen para ir “de caza”. Aparecen en alguna de las plantaciones, arrestan a varios agricultores todas las semanas y los dejan encerrados hasta que la comunidad paga por su libertad. El precio de los sobornos es conocido por todos: 100.000 francos (152 euros) por persona, o 150.000 francos (228 euros) si los encuentran con una motocicleta.

“Vienen a las aldeas, recogen el dinero, unos millones de francos cada vez, y luego se vuelven a ir”, dice Henri, buscando en vano la sombra de un árbol para protegerse del sol. “Vienen unas dos veces por mes a buscar dinero en sus todo terreno”.

La gente del lugar dice que el soborno que tuvieron que pagar en mayo fue más alto que nunca: equivalente a 16.800 euros entregados al jefe de la OIPR local. (La petición que hicimos para hablar con el jefe de la OIPR, el coronel Tondossama Adama, no obtuvo respuesta).

A cambio los dejan quedarse y cultivar el cacao, que venden a compradores en las ciudades cercanas de Bouaflé y Bonon. Estos intermediarios lo venden a su vez a Saco, una subsidiaria de Barry Callebaut, que provee de cacao a varias marcas internacionales de chocolate.

Cuando pedimos hablar con la empresa, Barry Callebaut no negó específicamente la acusación de que haya cacao producto de la deforestación ilegal en su cadena de suministro. “Hay cultivos de cacao en áreas con un alto valor de conservación en África Occidental”, dijeron. Barry Callebaut volvió a reafirmar su compromiso de terminar con los productos de deforestación para el año 2025.

Ilegalidad en las cadenas de producción

El periódico the Guardian viajó por Costa de Marfil junto al grupo ambientalista Mighty Earth para investigar el impacto del cacao en los cada vez más escasos bosques tropicales. Ambos entrevistamos a comerciantes y directores de cooperativas que dijeron comprar el cacao en áreas protegidas para vendérselo a Olam, una empresa agrícola mundial. Olam reconoció un incidente que según la empresa había sido aislado y añadió que había puesto en práctica varias medidas para garantizar una cadena de suministro limpia.

“Olam tiene absolutamente claro que la deforestación hecha por los pequeños agricultores de cacao debe terminar”, dijo un portavoz antes de añadir que, de todas formas, “se trata de una cadena de suministro compleja y altamente fragmentada”: “Las dificultades para rastrear el cacao hasta cada pequeño agricultor son inmensas”.

En el campo de cacao de un comprador llamado Sivacco, en la ciudad de Man, los hombres cuelan los granos en tamices metálicos rectangulares y con palas los meten en talegas. Uno de ellos tiene puesto un sombrero de Papá Noel. Frente al campo hay un extenso aserradero lleno de pilas de serrín, tablones y troncos. Por detrás se ve cómo sube el humo.

“Desde luego que nos llega cacao de las reservas forestales”, dice el jefe de almacén, que prefiere no ser nombrado. “Los pisteurs (motociclistas) lo traen hasta aquí y nosotros no sabemos exactamente de dónde viene. Vendemos a todas las grandes empresas”. Detrás de él hay un mural que incluye el símbolo de la Alianza para Bosques y una lista de actividades prohibidas.

“No nos importa. Ni siquiera preguntamos a los productores de dónde viene el chocolate. Las grandes empresas tampoco preguntan nunca de dónde viene”, dice Bamogo Arouna, un comprador de la ciudad de Taobly, en la base del monte Tia (un bosque de acceso reservado en el oeste de Costa de Marfil). Arouna dice vender a dos grandes exportadores que a su vez venden productos derivados del cacao a empresas como Nestlé, Mars y Hershey.

Los agricultores van en sus bicicletas cargadas de cacao desde la reserva hasta la bodega de Arouna, desde donde sale el empalagoso olor a cacao crudo. Paradójicamente, no se parece en nada al del chocolate. Un agricultor baja una talega de cacao a medio llenar del portaequipajes de su bicicleta. Los otros vierten su contenido dentro de los enormes tamices.

“El cacao es el cacao”, dice un comerciante encogiéndose de hombros y mirando el frondoso paisaje delante de él. “Nosotros solamente pagamos a quien lo tenga. No hacemos diferencia entre las reservas forestales y las no forestales”.

Hace doce años, cuando llegó a la zona, proveniente de Burkina Faso, la vista era la de un bosque tropical. Hoy todo son cultivos. Para él, no hay diferencia.

“Cuando llegué, era verde”, dice el agricultor. “Y aún lo es”.

Traducido por Francisco de Zarate

Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/precio-cacao-destruyendo-bosques-chocolate_0_686982015.html

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El capital educativo

Por: José Antonio Marina

Desde que escribí ‘La creación económica’, estoy tratando de reivindicar con nulo éxito la palabra ‘capital’, cuyo significado ha sido absorbido, injustamente, por la economía. Algo parecido ha sucedido con la palabra ‘emprender’. No todo emprendedor es empresario. El significado comercial de ‘empresa’ es muy tardío. En su origen, la palabra significaba iniciar una aventura, una acción que implicaba riesgo. Por eso, dice Sebastián de Covarrubias en el primer diccionario de la lengua castellana (1611), “los caballeros andantes acostumbraban pintar en sus escudos y recamar en sus sobrevestes estos designios y sus particulares intentos se llamaron empresa, y también los capitanes en sus estandartes quando van a alguna conquista”. De ahí, concluye Covarrubias: «Empresa es cierto símbolo o figura enigmática hecha con particular fin, enderezada a conseguir lo que se va a pretender y conquistar o mostrar su valor y ánimo”. La economía ha secuestrado esta bella palabra. Con ‘capital’ ha sucedido lo mismo. Significaba lo que es ‘cabeza’ (‘caput’) de muchas cosas, el origen de una numerosa progenie. De ahí los ‘pecados capitales’, que eran la fuente de muchos otros.

Lo característico del ‘capital’ es que mediante la acumulación de recursos amplía las posibilidades de acción

La definición de ‘capital’ que propongo dice así: “Es el conjunto de recursos acumulados que amplían las posibilidades de acción o de producción de una persona o de una colectividad”. ‘Recurso’ es aquello a lo que puedo acudir para resolver un problema o realizar un proyecto, y que por eso considero un bien. Esta definición nos permite hablar de muchos tipos de capital, no solo del económico. Incluso la economía ha tenido que ampliar su significado al hablar de ‘capital humano’, que es el conjunto de conocimientos y habilidades que tiene un trabajador. También ha admitido la noción de ‘capital intelectual de una empresa’, que invadió la literatura sobre ‘management’ en los noventa, y que ahora, como todas las modas, aunque sean buenas, ha periclitado. En Francia, que siempre ha tenido buen ojo para detectar tendencias, Pierre Bourdieu, un gurú de la sociología, habló de ‘capital simbólico’. El premio Nobel de Economía Douglas North estudió el ‘capital institucional’, la calidad de las instituciones de un país como gran fuente de progreso. Voy más allá, y creo que se debería hablar incluso de ‘capital espiritual’, que no es un oxímoron ingenioso, sino el conjunto de recursos espirituales que tiene una persona para afrontar la situación en que se encuentra.

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Foto: Cordon Press.
Foto: Cordon Press.

Lo característico del ‘capital’ es que mediante la acumulación de recursos amplía las posibilidades de acción. Le da poder, le ‘empodera’. Si no es así, es una mera acumulación inerte. Un médico necesita atesorar conocimientos, experiencias, práctica, para poder curar. Las instituciones de una sociedad —por ejemplo, la administración de justicia, el sistema educativo, la sanidad pública— son también un conjunto de recursos. La valentía, la imaginación, la resistencia son recursos psicológicos deseables. El triunfo de la ‘psicología positiva’, impulsada desde la American Psychological Association, se basaba en su interés por estudiar y aumentar los recursos humanos, sus fortalezas.

Volviendo a ‘capital’, tal vez pensarán ustedes que es absurdo empeñarse en ir contra el uso generalizado de una palabra, y que es mejor buscar otra. Sin duda, pero es que no la encuentro. Me sucede lo mismo con otras palabras pervertidas en su significado: ‘disciplina’ o ‘autoridad’, por ejemplo. Se han ligado a modelos policiales o dictatoriales, cuando significaban lo contrario. ‘Disciplina’ viene de ‘discere’, aprender. Y ‘autoridad’ es el poder que no se impone por la fuerza, sino por el respeto. Antes de pretender inventar una palabra nueva, prefiero, pues, explicarles por qué me parece necesario reivindicar la palabra ‘capital’ y aplicarla a la educación.

Culturas triunfantes y culturas fracasadas

Toda persona nace en una sociedad, que tiene un nivel de ‘capital económico’ (recursos económicos) y de ‘capital cultural o social’ (recursos simbólicos), que proporcionan unas posibilidades económicas y unas posibilidades intelectuales a sus miembros. El primero es medido por los índices clásicos, como el PIB. El segundo, por índices más complejos, como el ‘índice de desarrollo humano’ de Naciones Unidas, que mide las expectativas de vida, la educación y el nivel de vida digno, o el ‘índice de progreso social’, que mide la satisfacción de las necesidades básicas, el nivel de bienestar fundamental y las oportunidades de progresar. El concepto de ‘posibilidad’ es esencial para comprender la noción amplia de ‘capital’.

Que un niño nazca en una sociedad rica económica y culturalmente no significa que vaya a ser capaz de disfrutar de esas ventajas

En castellano viejo, de las personas ricas se decía que “tienen muchos posibles”. Pues bien, el capital aumenta los posibles. Un físico como Einsteinno pudo nacer en Alemania en el siglo X, ni en Zambia en el siglo XX. En ningún caso el nivel cultural lo permitía. Cada sociedad, en cada momento histórico, ofrece un repertorio de posibilidades. Las que tenían los ‘intocables’ en la India eran mínimas. Las que tienen en las sociedades avanzadas las personas analfabetas, también pueden serlo. Los índices de exclusión señalan a los que disponen de pocas posibilidades.

Sin embargo, el que un niño nazca en una sociedad rica económica y culturalmente no significa que vaya a ser capaz de disfrutar de esas ventajas. El acceso a las posibilidades existentes constituye el problema básico de la justicia. Habrán oído con frecuencia decir, hablando de economía, que primero hay que ‘crear riqueza’ y después ‘repartirla’, porque de nada vale ‘repartir la pobreza’. Es cierto. En el campo ‘cultural’ sucede lo mismo: hay que crear un nivel cultural alto y luego ‘repartirlo’ mediante la educación. Al hacerlo, entra en funcionamiento lo que denomino bucle prodigioso, un mecanismo expansivo y ascendente. El ‘nivel cultural alto’ está relacionado con los índices de progreso social mencionados. Contra un bobo y demagógico igualitarismo que afirma el idéntico valor de todas las culturas, creo que las hay mejores y peores. Hay culturas triunfantes y culturas fracasadas.

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Foto: iStock.
Foto: iStock.

Para entendernos, creo que la cultura nazi o la cultura soviética eran peores que la cultura democrática. No se trata del nivel artístico, científico o tecnológico —o al menos de eso solo—, sino de la calidad de las instituciones, del modo de resolver los conflictos, de la confianza existente entre los ciudadanos, de la calidad de vida, de los valores puestos en práctica cotidianamente, de la participación y la solidaridad, de la ausencia de corrupción, de los niveles de libertad y de justicia. Lo que los autores anglosajones denominan ‘social capital’, que es, en el fondo, un ‘capital ético’. El nivel científico, artístico y tecnológico de la Alemania nazi era muy alto, pero su ‘capital ético’ colapsó.

Uno de los objetivos de una sociedad con ‘alto capital cultural’ es conseguir que todos los ciudadanos participen de él, lo hagan suyo y lo conviertan en ‘capital personal’. De ello se encarga, en gran medida, la educación. Por eso podemos hablar del ‘capital educativo’ de una sociedad, del conjunto de recursos (materiales, sociales, culturales, etc.) que pone a disposición de sus ciudadanos para su formación. Jerome Bruner, uno de los grandes expertos en el estudio de la inteligencia humana, señaló con elocuencia que la inteligencia personal se configura siempre gracias a las herramientas conceptuales, afectivas, morales que la cultura proporciona. A su vez, el ‘capital educativo’ de una persona es el conjunto de conocimientos, competencias y relaciones que ha adquirido mediante la educación. Ambas nociones van conectadas. Ortega dijo una frase que se ha hecho popular: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Pero casi siempre se olvida la segunda parte: “Y si no salvo mi circunstancia, no me salvo yo”. Como dice el proverbio africano que me gusta tanto repetir: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. A lo que hay que añadir: “Y para educar bien a un niño, hace falta una buena tribu”.

No son los títulos que consigan, sino el conjunto de recursos intelectuales, afectivos, ejecutivos lo que va a permitirles enfrentarse a los retos

Desde los programas de la Fundación UP —una institución sin ánimo de lucro— nos gusta explicar a los padres —que desearían poder dejar un ‘capital económico’ a sus hijos— la importancia de que les ayuden a aumentar su ‘capital educativo personal’, que no son los títulos que consigan, sino el conjunto de recursos intelectuales, afectivos, ejecutivos (también académicos, por supuesto) que va a permitirles enfrentarse en las mejores condiciones a los retos de una vida laboral, afectiva, social, política cada vez más compleja. Pero añadimos que para ello no basta la educación directa —la que recibe en la familia o en el centro educativo— sino que hay que colaborar para elevar el ‘capital cultural’ de la sociedad en que vivimos, porque la escuela se nutre de él. Hay que mejorar la tribu. Este enfoque de la educación, basado en una ‘pedagogía de los recursos’, en la idea de ‘capital educativo’, nos parece un proyecto hermoso, justo y eficaz. Pueden verlo en Universidad de Padres. Sería estupendo que colaborasen en su éxito.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-07-25/el-capital-educativo_1420163/

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Presentación del libro: La prostitución en el corazón del capitalismo, de Rosa Cobo

Por: gcm-mx.com/reseña/03-08-2017

La escritora feminista Rosa Cobo publica el libro La prostitución en el corazón del capitalismo, GCM te adelanta aquí uno de sus capítulos.

Rosa Cobo es profesora de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas en esa universidad.

La prostitución es el corazón de una industria internacional del sexo que incluye una gran variedad de negocios, desde macroburdeles o locales de striptease hasta editoriales, desde casas de masaje hasta agencias de “acompañantes”, desde películas hasta revistas sobre pornografía, sin olvidarnos de las cifras del turismo sexual. La industria del sexo no acaba en el conjunto de negocios que forman parte del sector de la prostitución, pues también otros muchos actores económicos se lucran de esta industria y contribuyen a su apuntalamiento. En efecto, diversos negocios cuya función no está directamente vinculada con la prostitución sirven a sus intereses y también se sirven de esta industria para incrementar sus beneficios. Entre ellos, hay que destacar principalmente hoteles, empresas de bebidas alcohólicas, periódicos, farmacias, taxis o karaokes. ¿Qué ocurriría si las empresas productoras y distribuidoras de bebidas alcohólicas se negasen a surtir a los burdeles o lo periódicos no aceptasen publicar anuncios de locales o pisos en los que se ejerce la prostitución? Lo que quiero señalar es que la prostitución es el eje de todo un sector económico que se articula en torno a los cuerpos de las mujeres prostituidas. El centro de la industria del sexo son los cuerpos de las mujeres, que se han convertido en las mercancías sobre las que se ha edificado esta industria global. Y más concretamente, toda esta actividad económica se sustenta sobre la vagina y otras partes del cuerpo femenino, que se han convertido en el fundamento de un negocio organizado a escala global.

Hasta los años ochenta del siglo XX la prostitución apenas ha tenido impacto económico en las cuentas nacionales. Su dimensión más relevante ha sido la poderosa marca patriarcal sobre la que originalmente se edificó esta práctica social. Sin embargo, la aparición del capitalismo global a partir de los años setenta cambia el rostro de la prostitución y la convierte en parte fundamental de la industria del ocio y del entretenimiento. En efecto, a partir de esa época, al industria del sexo se ha ido globalizando con la ayuda de las redes informacionales, pero también con la contribución de redes criminales.

Hace poco más de tres décadas la prostitución era un conjunto de burdeles con mujeres autóctonas que ejercían la prostitución con encargadas y jefas que gestionaban, a veces paternalistamente, esos pequeños negocios.

Antes existían muchos “clubes de alterne” pequeños. Eran lugares íntimos, casi familiares. Ahora quedan cada vez menos, y los que quedan han vivido una transformación radical, tanto en la forma como en la manera de funcionar. Los pequeños clubes, en su mayoría, están desapareciendo, sustituidos por los megalocales de striptease con show-girls y chicas exhibiéndose con la mínima ropa posible. Son negocios que a veces incluso funcionan con licencia de hotel… Los pequeños locales donde tantas mujeres ejercían de manera más o menos discreta una forma de prostitución light, porque no solamente no estabas obligada a acostarte con los clientes, sino que además podías ganar mucho dinero sin necesidad de ello, son ya cosa del pasado.

En esa antigua forma de prostitución no existían apenas mujeres migrantes, ni tráfico de mujeres para la explotación sexual ni circuitos criminales. En otros términos, ese viejo canon de la prostitución correspondía al capitalismo previo al neoliberalismo, y, por ello mismo, su dimensión más relevante era la patriarcal.

El nuevo canon de la prostitución solo puede ser explicado en el marco de tres sistemas de dominio: el patriarcal, el neoliberal y el racial/cultural. En efecto, varones de todas las clases sociales acceden sexualmente a los cuerpos de mujeres pobres, migrantes y pertenecientes a culturas, razas y regiones del mundo que el Occidente etnocéntrico ha conceptualizado como inferiores. Este es el rostro que ofrece la prostitución en los países con altas tasas de bienestar. En aquellos países con índices de pobreza significativos puede variar el componente cultural o racial en el consumo interno de sexo, pero permanece invariable la explotación sexual de las mujeres por varones de todos los estratos sociales. En efecto, “como en todo fenómeno de prostitución, las minorías étnicas y nacionales están sobreexplotadas”. Varones de sus propios países, de regiones próximas y de países occidentales acuden a comprar sexo barato de mujeres que necesitan recursos para sobrevivir. Si bien la marca de clase ha estado presente en la prostitución anterior a la globalización capitalista, en esta época de creciente mercantilización de los cuerpos de las mujeres, la pobreza y la extrema pobreza de las mujeres, es decir, la jerarquía de clase, ha adquirido una dimensión que no tenía en el pasado.

La globalización económica ha hecho posible que la prostitución se convierta en un lugar de intersección entre el norte y el sur, pues el sur exporta mujeres para consumo sexual de los varones del norte. Y los hombres del norte viajan a países del sur a comprar sexo y ejercer el derecho patriarcal que les autoriza a usar sexualmente a las mujeres en el marco de la prostitución. Esta industria conecta el norte rico y el sur endeudado. Y, además, contribuye a crear una nueva afiliación entre los varones del norte y los del sur. Con más o menos recursos, los varones occidentales comparten con los del resto del mundo la posibilidad de usar sexualmente a las mujeres que el capitalismo neoliberal y los distintos patriarcados han situado en esos lugares acotados para satisfacer el deseo masculino. Incluso en algunos países en los que la prostitución ha sido legalizada, los demandantes no solo creen tener el derecho a usar sexualmente a las mujeres prostituidas, sino que tienen consagrado por ley ese derecho. La cartografía global de la prostitución muestra a varones de los países centrales cruzar regiones e incluso continentes para acceder a cuerpos de mujeres y niñas de otras razas y culturas que solo tienen su cuerpo para sobrevivir. Son migraciones puntuales de los demandantes de prostitución para comprar sexo barato, racializado y, muchas veces, infantil.

La teoría feminista ha propuesto la necesidad de estudiar la política sexual de todas las instituciones para comprender las lógicas patriarcales que habitan en su interior. Pues bien, en este sentido, la política sexual de la prostitución muestra sociológicamente el carácter interclasista de los demandantes y la composición femenina y sin recursos de aquellas que ejercen la prostitución. La lógica patriarcal y la lógica de clase se funden en la prostitución.

La característica más significativa del capitalismo avanzado es su globalización. Y esa exigencia ha llegado a la prostitución. La globalización desactiva las fronteras para el capital y las mercancías. Y la mercancía sobre la que está edificada la industria del sexo, los cuerpos de las mujeres, no pueden permanecer dentro de los límites del Estado nación. Sobre todo porque esa “mercancía” escasea en las sociedades del bienestar y hay mucha disponible en los países con altas tasas de pobreza. Lo que quiero decir es que la globalización de la industria del sexo exige que los cuerpos de las mujeres puedan ser deslocalizados de sus países de origen y sean trasladados a países en los que la demanda no se cubre:

El tráfico, el turismo sexual y el negocio de las esposas que se compran por correo han asegurado que la severa desigualdad de las mujeres pueda ser transferida más allá de las fronteras nacionales, de manera tal que las mujeres de los países pobres puedan ser compradas con fines sexuales por hombres de los países ricos. El siglo XX vio el hecho de que los países ricos prostituyen a las mujeres de los países pobres como una forma de colonialismo sexual.

Como afirmaba en el primer capítulo, siguiendo los análisis de Saskia Sassen, una característica fundamental del capitalismo global es la lógica de expulsiones que pone en funcionamiento para lograr en poco tiempo y sin economías productivas unos niveles de beneficios impensables. Desde este punto de vista, las mujeres prostituidas no solo representan una de las grandes expulsiones del siglo XXI, sino que son sometidas a las mismas reglas que otras mercancías para el consumo. La prostitución es así el máximo exponente de la deslocalización neoliberal, pues las mujeres son trasladadas de los países con altos niveles de pobreza a los países con más bienestar social para que los varones demandantes de todas las clases sociales accedan sexualmente a los cuerpos de esas mujeres. Si bien el cuerpo de las mujeres prostituidas se convierte en una mercancía muy codiciada por los traficantes y proxenetas porque proporciona altos beneficios con bajos costes. Esta forma de funcionamiento del capitalismo, la deslocalización de la producción menos cualificada a países con pocos derechos laborales y altas tasas de pobreza, se ha extendido a las mujeres prostituidas. Sin embargo, esta deslocalización de mujeres para la industria del sexo tiene elementos que la convierten en una auténtica expulsión. Son mujeres expulsadas de su condición de ciudadanía, de sus contextos culturales, de sus entornos familiares y de sus proyectos de vida. Son expulsadas de sus espacios físicos y emocionales y, cuando llegan a los destinos proyectados, ya son seres sin historia; nadie las conoce aquí y tienen que negar lo que son allí, en su país de origen. Por el camino aprendieron a ocultar su historia, y en muchas ocasiones su lengua, como condición de posibilidad para adoptar la nueva identidad que se le ofrece, la de mujer prostituida.

La prostitución, como hemos dicho anteriormente, tiene tres marcas, sin la identificación de las cuales no es posible la comprensión de esta realidad social: la patriarcal, la capitalista neoliberal y la cultural/racial. En la intersección de estos tres sistemas de poder ha crecido la industria del sexo y han aumentado tanto los consumidores de prostitución como el número de mujeres de las que se alimenta este negocio global. Sin embargo, en estos momentos, la estructura que sostiene esta industria está pilotada por las lógicas económicas que gobiernan el capitalismo global. Solo esto explica los enormes esfuerzos que se están haciendo para que el acceso sexual al cuerpo de las mujeres sea percibido como un asunto de consumo para los varones y de libre elección para las mujeres prostituidas. El imaginario colectivo, resultado en muy buena medida de las estructuras de poder patriarcales y capitalistas, ofrece la imagen de la prostitución como un acto libre de ellas y un acto de consumo de ellos. Dicho de otra forma, las élites dominantes intentan que la prostitución sea vista como un contrato libre entre dos partes que están igualmente interesadas en firmarlo.

Si, como hemos afirmado, la prostitución se encuentra en la confluencia de tres sistemas de poder, el capitalista, el cultural/racial y el patriarcal, el propio título de este capítulo es en sí mismo una propuesta de cómo debe ser interpretada esta práctica social. En efecto, la prostitución es una industria esencial para la economía capitalista, para la economía criminal, para los estados que ven en esta institución una fuente de ingresos públicos, pero también las instituciones del capitalismo internacional, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, que ven en lo que han conceptualizado como industria del entretenimiento y del ocio unos ingresos que pueden garantizar la devolución de la deuda. Poulin afirma que “el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los planes de ajuste estructural proponen préstamos a los estados para desarrollar empresas de turismo y entretenimiento”.

*Fuente:gcm-mx.com/feminismo/reflexiones/la-prostitucion-corazon-del-capitalismo/
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