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España: Manifiesto por la Ciencia

La ciencia se ha convertido  en una parte esencial de nuestra sociedad sin cuya contribución es impensable mantener y mejorar los niveles de progreso, tecnología, calidad de vida y conocimiento que nos hemos impuesto como objetivos  para el siglo XXI. A pesar de ello, está emergiendo en los países desarrollados  una corriente política global que minusvalora, cuando no ignora, el papel de la ciencia en nuestras vidas con el resultado  de un inexorable deterioro en la salud y el medio ambiente, y un creciente menosprecio por el conocimiento que se ve sustituido por interpretaciones de la realidad alternativas a las que proporciona la ciencia. Todo ello, combinado con la inoculación y exaltación de la ignorancia genera, en no pocas ocasiones, reacciones contra la libertad de colectivos socialmente frágiles, socavando así el sentido profundo de la dignidad humana.

En el marco concreto de España hay que añadir, además, un persistente desinterés en construir políticas científicas coherentes y duraderas por parte de sucesivos gobiernos, justificando ese abandono con la crisis, lo que ha conseguido quebrar la incipiente progresión que la ciencia española había alcanzado en la primera década del presente siglo. El daño hasta ahora infligido a la estructura científica requerirá décadas para su recuperación, por lo que es urgente un drástico cambio de rumbo que debe ser el resultado del esfuerzo colectivo de toda la sociedad, con los científicos al frente. Somos conscientes de las dificultades que atraviesan muchos sectores de la población española y queremos destacar, precisamente por ello, la importancia de la ciencia para el bienestar del país. En consecuencia, desde la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) reclamamos, con la Crue Universidades Españolas, las siguientes acciones urgentes y duraderas:

¬ La firma de un Pacto de Estado por la Ciencia, capaz de desligar la ciencia de los vaivenes políticos, propiciado por el colectivo científico y suscrito por las fuerzas políticas y por cuantas entidades públicas y privadas quieran adherirse.

¬ La puesta en marcha de un ente realmente  independiente de la Administración, responsable de los instrumentos y recursos derivados de las políticas científicas, y gestionado por personas expertas del mundo de la ciencia, libre de los ciclos electorales. Un ente con estructura de agencia, homologable al European Research Council  europeo, y dotado de un fondo estable de inversión procedente de los Presupuestos Generales del Estado, con instrumentos adecuados para la captación de fondos privados, y un compromiso claro por la captación y retención del talento joven.

¬ La integración de la ciencia en la agenda política de forma que quienes deben tomar decisiones legislativas y ejecutivas en políticas científicas dispongan de información científica constante, suficiente y eficaz mediante la incorporación de entidades personales o colectivas independientes que asesoren a los miembros del Congreso de los Diputados que lo requieran, y a los componentes del Ejecutivo, desde la Presidencia del gobierno a las estructuras ministeriales.

¬ El reconocimiento del protagonismo y responsabilidad que la ciencia debe ejercer en la gestión política, con la eficacia que demandan los ciudadanos, mediante la restitución del Ministerio de Ciencia y la institución de un plenario anual en el Congreso de los Diputados dedicado a la ciencia en exclusiva.

Estas medidas deben implementarse sin dilación alguna y su aplicación debe ser transparente y verificable. Para contribuir a que ello sea así, COSCE pone en marcha en 2017 una Comisión cuya finalidad es realizar el seguimiento, el análisis y el control del nivel de cumplimiento por parte de políticos y parlamentarios de los compromisos adquiridos y de las políticas científicas imprescindibles para el correcto desarrollo de la ciencia y la consecución de sus objetivos.

Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE)

Crue Universidades Españolas

[03.04.2017] Firman inicialmente el Manifiesto:

Presidente y ex presidentes de COSCE:
Nazario Martín León
Carlos Andradas Heranz
Joan Guinovart Cirera

Sociedades promotoras del Manifiesto:
Real Sociedad Española de Química (RSEQ)
Real Sociedad Española de Física (RSEF)
Real Sociedad Matemática Española (RSME)
Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM)
Sociedad Española de Genética (SEG)

Sociedades científicas firmantes del Manifiesto:

Fuente: https://cosce.org/manifiestoporlaciencia/

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La Directora General de la UNESCO y el Presidente de Eslovenia inauguran el primer centro de investigación sobre inteligencia artificial

Europa/Eslovenia/30-04-2021/Autor(a) y Fuente: es.unesco.org

El 29 de marzo de 2021, Borut Pahor, Presidente de la República de Eslovenia, y Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, inauguraron el Centro Internacional de Investigación sobre Inteligencia Artificial (IRCAI, por sus siglas en inglés), como centro de Categoría 2 auspiciado por la UNESCO en Liubliana, Eslovenia.

La Directora General de la UNESCO hizo un llamado a los países, organizaciones e individuos a complementar su energía y proponer soluciones para que la inteligencia artificial (IA) sea utilizada para el bien común de la humanidad. Como primer centro de su tipo, el IRCAI avanzará en la investigación sobre el uso de la IA para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El lanzamiento del centro reunió a responsables políticos, investigadores, representantes del sector privado, organizaciones de la sociedad civil y público en general para comprometerse en cuestiones éticas, de derechos humanos y de desarrollo, que se relacionan con el diseño, desarrollo y despliegue de la IA. Durante dos días de discusión, el IRCAI y su red de socios establecieron la agenda para la investigación en inteligencia artificial, el asesoramiento sobre políticas, el desarrollo de capacidades y las actividades financieras que el centro llevará a cabo.

Sus cuatro comités científicos internacionales guiarán las funciones básicas de investigación del Centro respecto de:

  1. IA y Clima, que abordará el tema de la medición de la calidad del agua,
  2. IA y Educación, que se centrará en los algoritmos de IA que puedan lograr que los recursos educativos abiertos sean más accesibles y fáciles de usar,
  3.  IA y Tecnologías de asistencia, que resaltará el potencial del uso de tecnologías de IA para ayudar a las personas con discapacidad e
  4. IA y Salud, que se centrará en el uso de IA en los procesos de desarrollo de vacunas.

Para facilitar el intercambio de ideas sobre IA y los ODS, la UNESCO y el IRCAI lanzarán la Revista Internacional de Inteligencia Artificial para el Desarrollo Sostenible, que será interdisciplinaria y de acceso abierto.

La comunidad científica del IRCAI trabajará con la comunidad global de políticas de IA para garantizar la formulación de políticas de IA basadas en evidencia que se fundamenten en desarrollos innovadores en la investigación de IA. Como parte de los debates sobre políticas de IA y el desarrollo de capacidades en África, Olalekan Akinsande, Jefe técnico de Data Science Nigeria y Jade Abbott, de Retro Rabbit y Masakhane, hicieron hincapié en que la falta de infraestructura de TIC adecuada es un desafío para que África aproveche plenamente el potencial de la IA.

En este sentido, la UNESCO presentó los resultados de la Encuesta de evaluación de las necesidades de Inteligencia Artificial en África que recalca la necesidad de desarrollo de políticas y capacidades en 32 países de África. Estas necesidades van desde la creación de capacidades para que los operadores judiciales aborden las implicaciones legales de la IA hasta la necesidad de mayor apoyo para la educación y formación en IA en las universidades de África.

El Centro también destacará 100 proyectos de IA a nivel mundial que serán elegibles para financiamiento de innovación a través de Bonos de Impacto Social. Como ejemplo tangible de un proyecto de este tipo que utiliza la inteligencia artificial para fortalecer el acceso a la información, Kathleen Siminyu, coordinadora regional de AI4D África, analizó el modo en que la UNESCO y el IRCAI apoyan al consorcio de investigación Masakhane en el desarrollo de conjuntos de datos en idiomas africanos con bajos recursos para superar la barrera idiomática, el desarrollo de innovaciones locales basadas en IA.

El desarrollo y uso éticos y responsables de la inteligencia artificial son un importante foco de la labor de la UNESCO en materia de IA. El IRCAI apoyó activamente las consultas para la próxima Recomendación de la UNESCO relativa la Ética de la IA y apoyó un análisis sobre la IA responsable en África subsahariana. Renée Cummings, criminóloga y especialista en ética de la inteligencia artificial, al tiempo de destacar la necesidad de traducir los principios en acciones, resaltó la importancia de involucrar a las comunidades locales en el desarrollo de soluciones de IA innovadoras y eficientes, incluso a través de una mejor financiación para reducir la brecha entre el aprendizaje y su aplicación.

El IRCAI refleja el compromiso de la UNESCO de aprovechar la experiencia y los conocimientos mundiales en su empeño por fomentar una mayor cooperación internacional y construir sociedades inclusivas del conocimiento.

Fuente:  https://es.unesco.org/news/directora-general-unesco-y-presidente-eslovenia-inauguran-primer-centro-investigacion

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Investigadores están abandonando la academia

Por:

Mucho antes del Coronavirus, científicos y académicos alrededor del mundo ya consideraban dejar sus áreas, pero la pandemia ha hecho la situación mucho peor.

La deserción en la academia no es nueva ni resultado de la pandemia. Desde hace unos años, los científicos están abandonando el trabajo en la academia a un ritmo sin precedentes. La incertidumbre laboral debido al creciente número de graduados y los pocos puestos de planta en universidades, la cultura del “publicar o morir”, el burnout y una crisis de salud mental en la academia, son solo algunos de los factores que han llevado a que cada vez más científicos dejen la ciencia.

En el 2018 se publicó una investigación sobre el cambio demográfico de las carreras científicas, específicamente en los campos de astronomía, ecología y robótica. Según sus descubrimientos, en la década de los sesenta, la vida laboral de un científico duraba 35 años, en comparación, para el 2010 la carrera científica promedio era de cinco años.

Para Staša Milojević, profesora asociada de la Escuela de Informática, Computación e Ingeniería de la Universidad de Indiana y autora del estudio, el cambio se debe en parte a la creación de puestos postdoctorales o “permadocs” ya que son trabajos supuestamente temporales de los que depende cada vez más la investigación académica. Muchos de estos puestos de apoyo eran pensados para estudiantes graduados y duraban de tres a cinco años; ahora se ha vuelto una especie de prerrequisito para puestos permanentes que muchas veces ni siquiera se les da. «La existencia del puesto de posdoctorado definitivamente ha cambiado la dinámica del laboratorio […] Ha permitido que las personas permanezcan más tiempo en el campo con la esperanza de conseguir un puesto más permanente. Creo que la existencia de tantos puestos de posdoctorado está conduciendo al cuadro de deserción que estamos viendo», dijo Milojević.

Además, Milojević y sus compañeros señalan en el estudio que la producción científica actual se ha caracterizado por un crecimiento exponencial de profesionales y publicaciones, el trabajo en equipo, lo cual ha sido impulsado por distintos factores como la necesidad de más técnicos y científicos de planta.

“La existencia de tantos puestos de posdoctorado está conduciendo al cuadro de deserción que estamos viendo”.

Ellos consideran que este trabajo en conjunto ha provocado que cada vez sean menos el número de científicos que son primeros autores en publicaciones. También han aumentado los títulos de doctorado pero el número de puestos no ha crecido a la par, generando falta de oportunidades. Por si fuera poco, aquellos académicos con experiencia tienen mayor posibilidad de encontrar trabajos más lucrativos en el sector privado. Por ejemplo, debido a la gran cantidad de aplicaciones de consumo, el área de científicos expertos en robótica tuvo una de las tasas de deserción más altas. Lo opuesto sucedió con los astrónomos, que son más propensos a quedarse en el mundo académico, según el estudio.

La academia y la pandemia

Aunque es muy temprano para conocer el impacto del COVID-19 en la academia, muchos investigadores están buscando un plan de salida. Este éxodo se debe a que la pandemia los ha hecho reevaluar sus oportunidades de obtener un empleo permanente en una institución. A medida que las universidades alrededor del mundo buscan adaptarse a los retos que ha traído el coronavirus, muchas instituciones han optado por congelar contrataciones o dan poca esperanza de ofrecer una carrera estable en la academia. Esto ha orillado a muchas científicas y académicos a buscar trabajo en el gobierno o el sector privado, enfrentándose a una dura competencia.

Además, muchos de los estudiantes de posgrado tienen un futuro incierto. Según el estudio, The Quiet Crisis of PhDs and COVID-19: Reaching the financial tipping point, se espera que cerca de un 45 % de estudiantes de posgrado desistan de sus investigaciones. Parte del problema es que han sido excluidos de laboratorios y bibliotecas por seguridad durante la pandemia, esto causó que ya no recibieron su pago ya que no tienen donde trabajar, a diferencia de aquellos que cuentan con un contrato permanente en las instituciones.

Debido al coronavirus, estos estudiantes se enfrentan a la necesidad de parar sus estudios ya que no tienen acceso a sus lugares de trabajo o, si su universidad lo permite, arriesgarse a contagiarse al ir al campus. Ante esta disyuntiva, muchas científicas y académicos han intentado seguir adelante con sus estudios y experimentos desde casa. Este último punto es viable para muy pocos ya que no cuentan con los medios ni para llevar a cabo las investigaciones ni para sobrevivir, ya que el sueldo de muchos se ve limitado por recortes de la universidad o porque no son empleados permanentes de las instituciones así que no cuentan con apoyos de emergencia para enfrentar esta situación.

Por otro lado, ante las cancelaciones de conferencias, eventos presenciales y los cierres de fronteras, se han perdido pasantías, colaboraciones internacionales, posibilidades de hacer networking y presentaciones, lo que ha complicado los medios de financiación.

Factores como la falta de apoyo económico, opciones laborales, motivación y problemas personales por la pandemia resultan en la deserción de la academia, correr el riesgo de presentar una tesis de menor calidad o no publicar nada durante estos meses de pandemia. Con cada vez más graduados y menos oportunidades laborales, esto perjudica sus posibilidades de tener un buen futuro en el área. Cada vez es menor el número de científicos que encuentran un empleo permanente y bien remunerado.

Preocupaciones globales: el caso de Australia

Un informe titulado “Impacto de la pandemia en la fuerza laboral investigadora de Australia”, reportó que cerca de 21 mil empleados universitarios están en riesgo de perder su trabajo debido a la pandemia. Esto ha dejado preocupados a aquellos investigadores con contratos a corto plazo o que están iniciando su carrera. Por otro lado, en una encuesta realizada por el “Foro Investigador de Carrera Temprana y Media de Australia” (EMCR por sus siglas en inglés), se preguntó a 333 investigadores australianos en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la medicina (STEM por sus siglas en inglés). En el reporte se descubrió que el impacto de la pandemia ha sido terrible, especialmente en su productividad y salud mental. Esto ha resultado en que consideren renunciar a la academia.

Los encuestados compartieron que su ansiedad ha aumentado y no sólo debido a la pandemia, sino también debido a la incertidumbre en su situación laboral. También temen por la pérdida de ingresos universitarios, además de recortes de empleos y salarios. Al igual que con los estudiantes de posgrado, muchos científicos han tenido que poner sus investigaciones en pausa o pasarlo a un segundo plano, ya que enfrentan mayor carga en sus trabajos de docencia y labores administrativas, además de cumplir con tareas personales como apoyar en la educación de sus hijos.

En el caso de la investigación científica, muchas veces el éxito profesional va acompañado de la acumulación constante de indicadores de desempeño como publicaciones, premios, ponencias o citas. Esto se ha convertido en un reto para los nuevos investigadores o los menos establecidos en el área, limitando sus medios de obtener financiación en el futuro o estabilidad laboral.

Cada investigador es el producto de más de diez años de educación y capacitación continua. Es una lástima que cada vez más investigadores no puedan asegurar un futuro estable en la academia, sea a corto o largo plazo. El apoyo a científicas y académicos y la creación de oportunidades es fundamental ya que podría llevar generaciones recuperar la fuga de talento que ha habido en los últimos años.

El estatus de «postdoc» debería de durar solo unos 3-5 años pero ahora se extienden cada vez más. Esto, en parte, es porque las universidades buscan producir un mayor número de artículos científicos y es más barato hacerlo a través de contrataciones temporales. Además, como se ve desde el 2018 con el estudio de Staša Milojević, cada vez se promueve más la producción científica en equipo, reduciendo la posibilidad de que académicos jóvenes puedan ser primeros autores, destacar, y avanzar en su carrera.

Para combatir esta problemática mundial se requiere una cooperación entre el gobierno, las universidades, los organismos de financiación y los propios investigadores para crear más empleos permanentes, dar más apoyo a los estudiantes de posgrado. Se necesita apoyar no sólo de manera económica pero dando el material para seguir con las investigaciones incluso en cuarentena, dar claridad sobre el futuro de aquellos que interrumpieron sus investigaciones, ya sea en fecha de presentaciones, financiamiento, solicitudes o evaluaciones. Después de todo, fue gracias al esfuerzo de un sinfín de científicos e investigadores alrededor del mundo que se logró desarrollar la vacuna contra el COVID-19 en tiempo récord.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/exodo-investigadores-academia

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Nociones básicas sobre enseñanza y debilidad visual

Por: Sofía García-Bullé

Para algunas familias las escuelas especializadas son la mejor opción, pero carecen del elemento social que proveen las escuelas de población general.

El ejercicio de la ciencia y la educación son vehículos fundamentales para la producción y transmisión de conocimiento, pero ambos rubros tienen un sesgo importante que coarta su potencial y alcance. Ninguna considera en su diseño la integración de personas con capacidades diferentes.

Wanda Díaz-Merced, reconocida astrónoma y conferencista internacional, quien estará presente en el próximo webinar del Observatorio de Innovación Educativa con el tema de la inclusión digital de las personas con discapacidad visual en la ciencia, reveló un dato sorprendente, que habla mucho sobre lo lejos que estamos de una producción y transmisión de conocimiento con perspectiva de accesibilidad.

“Solo existen 4 astrónomos con debilidad visual en el mundo” explicó para la revista Nature la también creadora de la sonificacion, método que convierte conjuntos grandes de datos a sonido audible.

Wanda Díaz-Merced. Fotografía:  Ted.com

Wanda Díaz-Merced. Fotografía: Ted.com

Este recurso representa un importante esfuerzo para abrir el ejercicio de la astronomía a personas con debilidad visual, y sin duda es un testamento a la resiliencia de Díaz-Merced, quien a pesar de vivir con debilidad visual ha continuado su carrera científica. Pero, ¿por qué habría de ser la norma que los científicos o académicos reconocidos que tienen alguna discapacidad sean tan pocos que se puedan contar con una mano? ¿Qué esfuerzos de este tipo podemos encontrar en la esfera educativa para evitar esta clara exclusión de la academia?

Cuando un estudiante tiene capacidades diferentes, una situación fundamental a resolver es, ¿cómo recibirá su formación educativa?, si se le educará en casa, asistirá a clases especiales, a una institución especializada o quizás integrarse a una escuela de población general.

“Muchas conductas sociales que la gente con vista sana toma por sentado no son aprendidas, en vez de esto aprenden manierismos propios sólo de la gente ciega”.

Un preconcepción equivocada con respecto a los estudiantes con capacidades físicas diferentes o neurodivergencias es asumir que todos tienen necesidades especiales que deben atenderse fuera de los recintos educativos de población general. No hay un enfoque único que abarque al alumnado con habilidades diferentes. Aún dentro del grupo de personas con debilidad visual hay gradientes.

Desde aquellos que sólo necesitan lentes, a aquellos que requieren asistencias de navegación pero que aún pueden ver formas, hasta aquellos que tienen ceguera completa, los estudiantes con debilidad visual no tienen siempre la misma experiencia educativa. Por ejemplo, nadie cuestionaría la permanencia en una escuela pública de un alumno que solo necesita lentes.

Pero si el estudiante no puede moverse dentro de la escuela sin auxilios visuales como un bastón o un lazarillo, o si no puede ver el pizarrón ni leer los mismos libros que sus compañeros, comienza el debate de si este estudiante puede estar en una escuela de población general.

Alrededor del mundo existen miles de escuelas especializadas para educandos con debilidades visuales, pero en una era de modernidad que apunta hacia una educación más inclusiva, surge la pregunta de si realmente separar a la población con debilidad visual es lo mejor en términos de educación integral no solo para estos niños y jóvenes, sino para la sociedad, que no está sensibilizada sobre la integración y trato hacia las personas con capacidades visuales diferentes.

Una desventaja social

El sistema educativo actual presenta la discapacidad visual como una falta de capacidad en vez de una capacidad diferente. Debido a esto, no se toma en cuenta ni en los programas, ni en la capacitación docente, ni en los espacios físicos de los recintos educativos.

“Solo existen 4 astrónomos con debilidad visual en el mundo”.

Existen guías realizadas por gobiernos y por algunas ONG, con el objetivo de apoyar a maestros para integrar alumnos con debilidad visual a sus clases, pero este tipo de integración no se encuentra dentro de la estructura del sistema educativo, los maestros usualmente lo buscan por su cuenta, cuando tienen el interés. Por este motivo, muchas familias con niños que tienen debilidad visual, consideran las escuelas especializadas como una buena opción para sus hijos, pero a pesar de contar con instalaciones y personal altamente capacitado para educar personas con debilidad visual, el elemento social presente en una población diversa no existe en estas instituciones.

“Muchas conductas sociales que la gente con vista sana toma por sentado no son aprendidas, en vez de esto aprenden manierismos propios sólo de la gente ciega”, señala Alex Man, consultor de accesibilidad digital y padre de un niño con debilidad visual, sobre la principal desventaja de una escuela especializada. El también especialista en tecnología asistiva explicó cómo su propia experiencia educativa en una escuela especializada motivó su decisión de no inscribir a su hijo en una escuela de este tipo.

Los aspectos de socialización y enculturación necesarios para que las personas con debilidad visual se desarrollen en un mundo en el que la mayoría de la gente puede ver, no se experimentan en una escuela especializada. La retroalimentación social que ayuda a moldear la conducta de los niños es necesaria tanto para los que pueden ver, como para los que no. Entonces, ¿qué necesitan tener en cuenta las escuelas para asegurar la integración de alumnos con debilidad visual?

Hacia escuelas con accesibilidad visual

El sistema educativo actual no necesita un cambio estructural para ofrecer accesibilidad al estudiantado con debilidad visual. Quizás para empezar solo sea necesario un uso más estratégico y constante de los recursos que ya existen.

Los manuales de accesibilidad para apoyar a los maestros en la integración de alumnos con debilidad visual podrían ser parte de su capacitación. También sería de gran ayuda entender que la educación de un estudiante con capacidades visuales diferentes no puede ser realizada únicamente por el maestro. La adición al personal educativo de tutores capacitados en braille y de coaches de movilidad para instruir a los alumnos en la correcta navegación de los espacios eliminarían las dificultades extra que enfrenta los estudiantes con debilidad visual.

Contenidos como audiolibros y material impreso en braille también serían instrumentales para cerrar la brecha que complica la experiencia educativa en una escuela de población general. Asegurar caminos a los contenidos educativos y a la información es crucial para la integración de alumnos con capacidades diversas, y para liberar el potencial de conocimiento y contribuciones que pueden aportar al resto del mundo.

“El acceso a la información nos da el poder de prosperar, nos da oportunidades iguales para mostrar nuestros talentos”.

Wanda Díaz-Merced, es contundente en su explicación sobre porqué las oportunidades educativas para las personas con capacidades diferentes son tan importantes. Agregando que las instancias de educación accesible ayudan a gente como ella a decidir lo que quieren hacer en su vida con base en sus intereses en vez de barreras potenciales.

Para los lectores que deseen saber más sobre cómo la accesibilidad visual puede converger con la ciencia y la educación, les recordamos que Díaz-Merced estará presente en el próximo webinar a cargo del Observatorio de Innovación Educativa del Tec de Monterrey con el tema de: La inclusión digital de las personas con discapacidad en la ciencia. Esta plática tendrá lugar el 19 de noviembre en la página de Facebook del Observatorio.

¿Has tenido alumnos con debilidad visual? ¿Eres estudiante con capacidades visuales diferentes? ¿Cuál ha sido tu experiencia en el sistema educativo de población general? ¿Piensas que las escuelas especializadas son la mejor opción? ¿Cómo mejorarías la oferta educativa para personas con problemas visuales? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-debilidad-visual
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La crisis mexicana de la inversión en el conocimiento científico

Por: Sofía García-Bullé

Uno de cada cuatro investigadores miembros del SNI han quedado fuera del sistema de apoyo constituido por la CONACYT.

Recientemente en la prensa han tomado revuelo noticias sobre los desvíos de fondos del CONACYT, la desaparición de fideicomisos para la ciencia y la investigación y la decisión del gobierno federal de retirar los apoyos económicos a investigadores y profesores del Tec de Monterrey. Esto último ha generado una seria protesta por parte de docentes y académicos afiliados a la institución privada regiomontana.

La falta de recursos para la investigación y el desarrollo a nivel nacional o global es un asunto serio, también la mala administración de los mismos. Pero es crucial tener un entendimiento amplio del tema para saber exáctamente qué está pasando y cómo se están tomando estas medidas. Solo de esta forma podemos iniciar una conversación que lleve a soluciones reales en el tema de herramientas para investigación y desarrollo. Necesitamos saber primero quiénes son los principales afectados: el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

¿Qué es el Sistema Nacional de Investigadores y cómo funciona?

El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue creado por un Acuerdo Presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación en 1984, para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. El objetivo del SNI es promover y fortalecer la calidad de la innovación que se produce en México, así como de la investigación científica y tecnológica nacional. Esto se logra a través de la evaluación dentro de la misma comunidad científica.

Organismos similares existen alrededor de todo el mundo. Estados Unidos tiene la American Association for the Advancement of Science (AAAS por sus siglas en inglés), Reino Unido cuenta con The Royal Society. Chile es casa de varios organismos de esta clase, como la Sociedad Chilena de Física y la Sociedad Chilena de Educación Científica. Las organizaciones que promueven y estimulan el trabajo científico son una necesidad básica para la continuidad de la educación y desarrollo en cualquier país. Por lo que hay organismos gubernamentales cuyo propósito es incentivar, financiar y habilitar la labor científica.

Evolución del gasto en ciencia y tecnología del gobierno federal (como porcentaje del PIB y como porcentaje del gasto total).   Fuente:  Gasto público en ciencia y tecnología en México, ¿por qué, cómo y para qué?  (Nexos) .

Evolución del gasto en ciencia y tecnología del gobierno federal (como porcentaje del PIB y como porcentaje del gasto total).

Fuente: Gasto público en ciencia y tecnología en México, ¿por qué, cómo y para qué? (Nexos).

En el caso de México, este organismo sería el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), su trabajo está estipulado en la Ley General de Educación. De acuerdo al artículo 25 de esta ley, el Estado debe invertir como mínimo un 8 % del PIB en materia de Educación, del cual el 1 % debe dirigirse a la investigación científica y el desarrollo tecnológico realizado por instituciones de educación superior públicas. El CONACYT, en teoría, administra y distribuye los fondos para la producción de conocimiento científico.

Pero esta meta no ha sido alcanzada en más de una década. La inversión en el conocimiento sufre de un déficit nacional que la pone en desventaja en comparación con los recursos asignados a las comunidades científicas de otros países.

 ¿Cómo funciona la inversión en el conocimiento a nivel mundial?

La inversión federal en ciencia y tecnología no ha sido consistente en alcanzar ese 1 % estipulado en la Ley General de Educación en más de una década. Los fondos invertidos oscilaron entre el 0.2 %  y el 0.3 % del PIB antes del 2014. Se registró un repunte entre 2014 y 2015, en el que la cifra ascendió a 1.5 %,  pero posteriormente se inició un marcado descenso en el presupuesto de aprobados en 2019 y en el proyecto presentado por el Ejecutivo en 2020, en que se registró un 0.8 %  del presupuesto federal (0.4 % del PIB) destinado a la producción académica y científica. Esta cantidad se traduce a 49,390 millones de pesos mexicanos.

Una idea más amplia de cómo funciona la inversión en conocimiento, investigación y desarrollo a nivel mundial, la podemos ver en las estadísticas de la UNESCO. Medidos en Dólares de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA por sus siglas en inglés) para mejor vigencia y transparencia. Los datos de la UNESCO indican certeramente, cuánto de su PIB invierte cada país en investigación y desarrollo, así como también cuánto sería esto en términos monetarios.

Lo anterior es crucial para discernir qué significa esto para cada país en términos de dirección de recursos y los avances científicos que estos activos hacen posibles. El PIB no es suficiente indicador para conocer qué tanto invierte un país en su comunidad científica. Por ejemplo, Japón, que ostenta el primer lugar de porcentaje de PIB invertido, gasta 3.4 %, que serían $169,554.1 millones de dólares PPA. Mientras que Estados Unidos invierte sólo el 2.7 %, pero este se traduce en $476,459 millones de dólares PPA.

Fuente: ¿Cuánto invierte su país en I + D?  (UNESCO).

Fuente: ¿Cuánto invierte su país en I + D? (UNESCO).

¿Cuánto invierte México y por qué el gobierno federal consideró necesario reformular la manera en que se administran los recursos para investigación y desarrollo? De acuerdo a los datos de la UNESCO, México invierte 0.4 % de su PIB, lo cual asciende a $9,458.5 millones de dólares PPA.

El desglose de los responsables de esta inversión a nivel nacional es encabezada por las universidades, que aportan $4,617.5 millones de dólares PPA, les sigue de cerca el gobierno con $3,058.3 millones, en tercera instancia el sector privado empresarial invierte $1,688.1 millones, y el rubro privado sin fines de lucro colabora con $94,576.5. Según estos números, tanto las instituciones de educación superior como el gobierno federal han sido los más grandes benefactores de la producción de conocimiento y ciencia. Pero si este es el caso, ¿entonces porque estamos entrando a un momento histórico en el que no se comportan como aliados?

Política y corrupción en la distribución de incentivos

Las medidas terminantes y rápidas tomadas por el gobierno federal para atacar la corrupción en los mecanismos de distribución de fondos para la producción científica han generado preocupaciones serias y protestas importantes, especialmente en el sector de educación superior privada. Entre las instituciones afectadas por el retiro de apoyo se encuentran el Tec de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y el ITAM

¿Por qué el gobierno federal está tomando estas decisiones? La intención de estas acciones es responder directamente a una descontrolada corrupción debido a la cual desvíos masivos de fondos dirigen recursos hacia las empresas privadas, en vez de la comunidad científica.

El Horizonte reportó el pasado 22 de octubre sobre cómo el gobierno federal reveló que el CONACYT otorgó sumas millonarias a empresas privadas. De acuerdo con información gubernamental, el CONACYT entregó injustificadamente $15,000 millones de pesos a empresas privadas entre 2013 y 2018.

Existe una base sobre la que el gobierno federal actuó para detener este desvío de recursos, el problema mayor no es este; no se discute que la corrupción en los mecanismos de distribución de recursos hizo necesaria una respuesta por parte del gobierno federal. Sin embargo, la eliminación de 109 fideicomisos aprobada por el senado recientemente vino de golpe, sin un análisis previo que sustentara este curso de acción, sin una estrategia de comunicación y sin ninguna propuesta alternativa que calmara las inquietudes de las instituciones educativas, de la comunidad científica y del público general con respecto a cuál será la nueva forma de distribución de recursos

Como resultado de este tropezado proceso, nos hemos quedado con uno de cada cuatro investigadores del SNI fuera de la red de apoyo. Esto representa el 23.8 % de la comunidad dedicada a la investigación y desarrollo a nivel nacional.

Tomando en cuenta que, en México, las universidades son las que más invierten en capital para la investigación y el desarrollo, cortar de tajo los convenios con las universidades privadas argumentando que se busca cerrar los canales de desvíos de recursos hacia las empresas, se proyecta como una medida de carácter más performativo que eficiente. Las consecuencias de esta performatividad pueden ser desastrosas para el desarrollo de la ciencia mexicana.

Si este protocolo persiste, el retiro de apoyos podría extenderse hasta a 50 universidades, potencialmente dejando a la producción nacional de conocimiento científico sin motor. Es crítico que los poderes ejecutivos y legislativos elaboren y presenten una estrategia clara de administración y distribución de recursos que proteja los activos para la producción epistémica y científica, sin cortar los lazos ni los convenios con las instituciones de educación superior privada.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/crisis-investigacion-conacyt

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La incertidumbre epistémica y las crisis de salud

Por: Sofía García-Bullé

La ciencia es falible, los líderes que la comunican no necesitan ser perfectos, solo sinceros.

Cuando una pandemia alcanza dimensiones globales, la comunicación, la veracidad y la agilidad con la que se comparten los datos es clave. En artículos anteriores, hemos hablado sobre el peligro de las noticias sin fondo y de la información falsa durante el desarrollo de una crisis de salud. Sin embargo, aún si toda la información es verdadera, expedita y clara, existe otro problema en el área cognitiva y social que complica cómo procesamos situaciones como esta: la incertidumbre epistémica.

El término se refiere a ese margen de error en datos o cifras científicas, consecuentes de una falta de conocimiento en el proceso modelo. Este grado de inexactitud es común cuando se trata de traducir a números el avance de un virus con el que no nos habíamos enfrentado antes, cuyos patrones de avance no pueden predecirse con facilidad a números, porcentajes, estadísticas o datos que proyecten certeza.

¿Qué efectos tiene la incertidumbre epistémica?

La ciencia y la incertidumbre van de la mano. Cualquier académico podría explicar sin problema que sin importar la disciplina que se estudie, la incertidumbre es una compañera habitual al camino al conocimiento y la obtención de datos factuales. Podría decirse que la incertidumbre jugó un papel importante en la elaboración del método científico, diseñado para trabajar con base en la hipótesis, algo que creemos pero no de lo que no tenemos pruebas, para llegar a una comprobación y un conocimiento factual.

Idealmente, es a través de la comprobación y el conocimiento factual que la comunidad científica y líderes de diversas esferas obtienen la confianza del público al que responden. Pero la cosa se complica cuando no es posible producir conocimiento factual a la misma velocidad que la gente se contagia, padece la enfermedad y en casos extremos fallece.

Como consecuencia, científicos, periodistas y servidores públicos se han vuelto reacios a proporcionar información que implique entrar en áreas de incertidumbre epistémica, algo muy difícil de evitar cuando se está tratando de comentar sobre el avance de una epidemia nueva.

¿La transparencia ayuda?

Ante un panorama que parecía denotar un hartazgo y falta de confianza hacia los expertos, científicos en el Centro Winton de Riesgos y Comunicación de Evidencia de la Universidad de Cambridge, realizaron un estudio para analizar los efectos de comunicar verdades de incertidumbre epistémica y su correlación con la con la confianza del público que recibe estas comunicaciones.

Los investigadores probaron la reacción del público ante datos presentados en forma cualitativa, usando términos como “se estima que” o “aproximadamente”, además de datos presentados en forma cuantitativa, en la que los comunicadores se centraban en cifras, porcentajes y rangos numéricos. Las reacciones fueron más positivas ante comunicaciones con base en datos, asimismo cuando los comunicadores intentaban ser certeros y honestos.

 “Como público, debemos esperar que  perspectivas científicas sobre la naturaleza del virus y cómo combatirlo cambien conforme se descubren más evidencia, y estar preparados para cambiar nuestra conducta acorde a esto”. 

Generar confianza no se logra con base en la proyección de infalibilidad, más bien de honestidad. En la mayoría de los casos, comunicar verdades a medias o limitar la información puede ser contraproducente, ya que tiene un impacto negativo en la veracidad percibida sobre la información que comparte un comunicador ya sea un líder político, científico o periodista.

Existe un espectro amplio de cosas que no sabemos y no podemos predecir con exactitud en la ocasión de una pandemia como esta, pero esto no debe detener o asustar a las personas responsables de compartir información, es importante que lo sigan haciendo para mantener un nivel de confianza alto entre quienes están a cargo de las estrategias para manejar la crisis de salud y el público general.

Esta confianza es crucial, no solo para mantener la credibilidad de quienes comunican, sino la paz mental de los que reciben la información y el orden social en las comunidades, estados y países afectados por la pandemia. De la misma forma en que es necesaria esta comunicación a pesar de la incertidumbre epistémica, este frágil equilibrio entre locutores y receptores depende de la flexibilidad del público a adaptarse a datos nuevos y a remarcar los límites de la incertidumbre al tiempo que van recibiendo más información.

“Como público, debemos esperar que  perspectivas científicas sobre la naturaleza del virus y cómo combatirlo cambien conforme se descubre más evidencia, y estar preparados para cambiar nuestra conducta acorde a esto”, explica Lorraine Daston, historiadora de ciencia en el Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia en Berlín.

La incertidumbre en una situación de pandemia es imposible de evitar, pero esto no es algo intrínsecamente negativo, mientras se tenga en cuenta que esta abre un camino a la adaptabilidad, el análisis, el pensamiento crítico, la practicidad y la calma, no solamente a la posibilidad del miedo o el desorden social.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/incertidumbre-epistemica

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Entrevista a Gina Rippon: “No tiene sentido preguntarse si un cerebro es femenino o masculino”

Entrevista/27 Febrero 2020/Autor: Rafa de Miguel/elpais.com

La profesora de Neuroimagen Cognitiva de la Universidad de Aston hace trizas el término “neurobasura”, que malinterpreta datos científicos para demostrar erróneamente que hombres y mujeres son diferentes

Gina Rippon (Essex, Reino Unido, 70 años) no soporta que le digan que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. “Hombres y mujeres son del planeta Tierra”, responde esta profesora de Neuroimagen Cognitiva que ha provocado un terremoto en la comunidad científica con su libro El género y nuestros cerebros, de la editorial Galaxia Gutenberg. Con una mirada inteligente, sonrisa perpetua y tono educado y calmado, Rippon hace trizas la “neurobasura” —el término acuñado por ella— que lleva años malinterpretando datos científicos parciales para demostrar que hombres y mujeres son diferentes. “Ya no tiene sentido preguntarse si un cerebro es femenino o masculino. Si miras toda la información recabada sobre miles de cerebros, la conclusión es que la mayoría de datos de ambos géneros se solapan enormemente”, defiende.

Pregunta. ¿Se sigue investigando el cerebro a partir de un prejuicio?

Respuesta. Sigue existiendo ese prejuicio. En mi libro lo denomino “la agenda de la diferencia”. Así comenzó todo. La diferencia siempre se dio por descontada. Nunca se cuestionó si realmente hombre y mujer tenían cerebros diferentes. Era un apriorismo. Como tenían posiciones distintas dentro de la sociedad, los científicos que comenzaron a investigar el cerebro se dedicaron a demostrar de dónde venía esa diferencia. El statu quo no se discutía. Las mujeres eran seres inferiores y se trataba de hallar el modo de demostrar que sus cerebros también eran inferiores.

P. Hasta que se llegó a la “teoría de la complementariedad”, un poco más presentable.

R. Exacto. Un modo de reconfigurar las descripciones extraordinariamente duras que se habían hecho durante los siglos XVIII y XIX. Se trataba de describir las maravillosas habilidades que tenían las mujeres, que les hacían ser esposas perfectas o madres perfectas. Todavía encontramos rastros de ese pensamiento en la literatura científica actual. La idea de que las mujeres están preparadas para desarrollar ciertas tareas, en contraposición a los hombres, que tienen habilidades diferentes.

P. También hay mujeres que piensan así, que presentan esa diferencia como ventaja.

R. Y ese es uno de los mayores frenos a lo que defiendo en mi libro. Esas mujeres que defienden que ellas son más empáticas, o que son mejores a la hora de crear vínculos sociales. E intentan convencer a todas esas empresas “aburridas” y “poco femeninas” de que necesitan gente con más empatía. ¿Pero sabes qué? Ser mujer no te garantiza necesariamente ser más empática.

P. ¿Y ha llegado a la conclusión de que quizá sea más útil defender la igualdad desde la ciencia que desde la política?

R. No era mi objetivo inicial. Simplemente, me fascinaba todo lo que aportaban las nuevas técnicas de neuroimagen. Pero a la vez me perturbaba comprobar cómo muchos de los nuevos datos eran claramente malinterpretados o expuestos erróneamente. Una de las ideas que combatí desde un principio era la de que, como punto de partida útil, hombres y mujeres eran distintos dentro de la sociedad. Si observas, por ejemplo, las patologías de esa misma sociedad, como los episodios de depresión o desórdenes alimentarios en las jóvenes o el índice de suicidio de los jóvenes, entiendes que los estereotipos universales creados no funcionan igual de bien para todos. Dejas de preguntarte si existe un cerebro masculino y otro femenino, y te centras en averiguar qué tipo de impacto tiene la sociedad sobre un cerebro en desarrollo. Porque quizá sea esa finalmente la razón de todas las diferencias que asumimos.

P. “La biología no es el destino”, afirma usted. Las experiencias externas influyen más en un cerebro que el sexo de su propietario.

R. Niños y niñas reciben juguetes diferentes, y eso se ha demostrado que tiene una gran influencia. La hemos podido rastrear en el tiempo. Los niños que juegan con construcciones como el Lego desarrollan habilidades espaciales que pueden conducirles a estudios de ciencia y hacia profesiones relacionadas con ella. Cuando descubres diferencias de sexo en las habilidades espaciales, lo que debes preguntarte es qué tipo de formación han tenido en ese campo las personas que estás observando. Si te centras en eso, descubres que las diferencias de sexo desaparecen. Nuestras experiencias tienen género. Creo, por ejemplo, que la industria de los juguetes en el siglo XXI está mucho más marcada por el género de lo que lo estaba antes.

P. Y junto a la experiencia, la actitud. La del propio niño y la de los que le rodean.

R. Porque el cerebro es permeable y maleable. La actitud es muy importante, y construye cimientos muy poderosos. Si tratas a niños y niñas de manera distinta desde el principio, el resultado es obvio. Yo defino a los niños como “fantásticos detectives de género”. Se preguntan a sí mismos qué se supone que deben hacer si son un niño o una niña. Y se esfuerzan por pertenecer al grupo en el que se les ha adscrito. Si las niñas deben ser ordenadas y prudentes, y los niños más brutos y valientes, harán lo posible por encajar en esa descripción.

P. Habla usted del “sesgo inconsciente”, que existe aún en personas que se ven a sí mismas como ecuánimes. ¿Y si lo que hace que alguien se ponga a la defensiva fuera un enfrentamiento agresivo, una perceción de que en el fondo hay una lucha por el poder?

R. Hay una gran frase, que no recuerdo ahora quién la pronunció, que dice que si siempre has vivido una vida de privilegios, la igualdad puede parecerte opresiva. Si perteneces al grupo al que siempre le han ido bien las cosas, que siempre ha ascendido, es difícil comenzar a entender que vas a tener que renunciar a algo de eso. Entiendo que la idea [de la igualdad] incomode a muchos y haga el debate agresivo, pero no tiene por qué ser necesariamente una lucha de poder. Hay otro modo de verlo. Puedes aspirar a una plantilla de empleados más diversa, con mayores niveles de atención, con mejores resultados y más éxito. A la larga, es beneficioso para todo el mundo.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/02/21/ideas/1582289801_059962.html

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