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PISA 2022: Consejera de Agencia de Calidad de la Educación advirtió que «la caída más grande es de las mujeres». Chile

La co-fundadora de Enseña Chile analizó los resultados de PISA 2022 y reflexionó que «aprender es una necesidad tan básica como comer».

 

En Mañana Será Otro Día conversamos con Susana Claro, profesora de la Escuela de Gobierno UC y consejera de la Agencia de la Calidad de la Educación. La entrevista se da a raíz de la publicación de los resultados de la Prueba PISA 2022, donde Chile volvió a bajar en niveles de matemáticas y lectura.

 

Prueba PISA 2022

Sobre los resultados del informe PISA 2022, Susana Claro comentó que «son malas noticias para todos. El mundo OCDE entero debe estar dando vueltas pensando en qué hacer, porque bajaron casi 15 puntos en matemáticas y 10 en lectura en comparación a la medición anterior en 2018».

 

«En Chile, con el SIMCE, vimos que los colegios más golpeados eran los más efectivos. Una de las teorías es que los colegios que agregaban más valor perdían más durante la pandemia. Hay un puzle acá, porque muchos de estos países no cerraron como nosotros. Latinoamérica está fuera de todos los estándares en niveles de cierre», añadió.

 

La consejera de la Agencia de Calidad en la Educación continuó diciendo que «hay otras cosas que pueden haber afectado a los adolescentes, como la guerra de Ucrania o las redes sociales. Finlandia ya no está top 10. Fuimos el país 14 que más cerró y todos los que están delante son los latinoamericanos. Lo extraño es que la OCDE baje más que Chile».

 

Comprensión lectora

Sobre el desglose del informe, específicamente respecto a la comprensión lectora, Claro explicó que «si uno lee la rúbrica, dice que uno está nivel 2 si se puede reconocer una idea literal en el texto con apoyo de imágenes. El nivel 3 te posiciona si sabes sacar de un texto una idea que está literal sin uso de imágenes. Vimos que 54% está bajo el nivel 2. Tenemos un 2% que está arriba de los niveles más altos (5 y 6), donde ya tiene que ver con sacar inferencias más abstractas de los textos».

 

«La ley de instrucción primaria se dicta en 1860, mandatando a hacer colegios para enseñar a leer, aritmética y religión. 160 años después, recién un tercio de los estudiantes de segundo básico aprenden a leer. Vemos que en la mitad de segundo básico hay dos tercios de estudiantes que no leen palabras frecuentes como casa», agregó.

 

Baja en matemáticas y aumento de brecha de género

Respecto a los resultados en la aumento de la brecha de género, Susana Claro advirtió que «lo de las mujeres para mí fue la noticia más sorprendente. Se ha hablado mucho de que fueron las más afectadas con la pandemia y uno esperaba que pasara algo en esa línea. Tenemos un año de recuperación y vimos que las mujeres cayeron parecido a la caída del nivel OCDE. Es bastante fuerte».

 

«Hay que revisar la asistencia, qué es lo que está pasando con la deserción. Debiéramos hacer una revisión sobre esto. La caída más grande, en todo, es de las mujeres. Se cerró la brecha en lenguaje porque las mujeres bajaron y en todo lo demás también cayeron», añadió.

 

Sentido de urgencia y apoyo a estudiantes

Sobre la respuesta del Gobierno frente a la crisis educacional, la consejera de la Agencia de la Calidad en la Educación comentó que «el ministerio fue poco plástico. El grupo que está en el Gobierno viene del movimiento estudiantil y tenían una agenda que mantuvieron aquí a pesar de que cambiaron los contextos. No hubo ningún sentido de urgencia en el comienzo. Este año partió con el grupo de reactivación más reforzado».

 

«Ahora que llegó el presupuesto se agregó un poco más y tendremos tutorías financiadas. Aprender es una necesidad tan básica como comer. No aprender se relaciona con depresión o con desórdenes de conducta. Se ha mezclado la idea del aprendizaje con escolarizar, cuando se puede hacer de manera lúdica», señaló.

 

Estudiantes migrantes

Otros puntos relevantes del informe PISA tiene que ver con la baja en los estudiantes migrantes en Chile. Al respecto, Susana Claro precisó que «acá hay un costo de cambiar de país. Además, necesitamos hacer mucho más para que haya real inclusión. Hay esfuerzos de otros países que están más acostumbrados a la migración de los que podemos aprender».

 

«Tenemos que ponerle atención, porque está creciendo. Hay distintas políticas que hay que hacer. Lo que encuentro preocupante es que antes teníamos 1,2% en nivel avanzado en matemáticas y esto se redujo a la mitad. Estamos tan lejos de los mundos que están avanzados que será difícil generar crecimiento. Hay que hacer mucha inversión para ponerse al día», concluyó.

 

Fuente: https://www.concierto.cl/2023/12/pisa-2022-consejera-de-agencia-de-calidad-de-la-educacion-advirtio-que-la-caida-mas-grande-es-de-las-mujeres/

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“Debemos trabajar por el conocimiento como un bien público y un derecho humano”

Por: Karina Batthyány

El 22 de octubre hubo una reunión muy importante en Chiapas, México, concretamente en Palenque. Fue frente a una docena de presidentes y cancilleres de América Latina y el Caribe para tratar el tema de las Migraciones y los flujos migratorios hacia Estados Unidos.

El encuentro fue encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y se llamó “Por una Vecindad Fraterna con Bienestar”. Contó con la presencia de jefes de Estado de Colombia, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela. También estuvieron presentes el vicepresidente de El Salvador y el viceprimer ministro de Belice, así como ministros de Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Panamá. No estuvo, en cambio, Estados Unidos.

Esta cumbre de presidentes y cancilleres latinoamericanos, concluyó con una declaración que rechazó las medidas coercitivas a la migración, sostuvo la promesa de respetar el derecho humano a migrar y la petición de más alternativas legales para la migración. Quiero destacar esta declaración, porque es el enfoque con el que hemos trabajado siempre en CLACSO el tema de Migraciones y Movilidad Humana: entendiéndola como un derecho humano.

La declaración refería: “Acordamos exhortar a que los países de origen, tránsito y destino, implementen políticas migratorias integrales que respeten el derecho humano a migrar, resguardando la vida y dignidad de las personas migrantes y sus familiares, incluyendo la promoción de opciones de regularización permanente”. Este documento fue leido por la actual canciller mexicana, Alicia Bárcena, quién además participó en nuestra última Conferencia CLACSO 2022 en México.

– Sigues en México, ¿nos puedes contar un poco cómo está avanzando esta Cumbre Global sobre Acceso Abierto? Sabemos que es muy importante en el marco de una de las políticas centrales que tiene CLACSO con otras instituciones que también están participando. ¿De qué se trata y cuáles son los avances que hubo en los encuentros de esta jornada?

– Para decirlo en un lenguaje que todos y todas podamos comprender, La Cumbre de Acceso Abierto Diamante, que está sucediendo en Toluca, México desde el día lunes, es la cumbre de acceso abierto no comercial. CLACSO  la organizó junto a otra serie de instituciones, entre las que se destacan Redalyc y AmeliCA.

Esta cumbre reúne a representantes de países del Sur Global, por supuesto de América Latina pero también de África y de la India, junto con países del Norte. Hay personas que están trabajando a nivel institucional en esta temática, que tiene como propósito la defensa de tres elementos: el concepto de ciencia abierta, el conocimiento como bien público y el acceso sin ninguna limitación a los resultados de ese conocimiento o de esa ciencia abierta.

Partimos del entendimiento de que el conocimiento y la ciencia deben poder circular ampliamente, tener impactos a nivel social y mejorar las condiciones de vida de todos y todas. En el caso de América Latina y el Caribe quiero destacar que es una región donde la investigación y la comunicación científica o los resultados de esa investigación se financian con fondos públicos, es decir, se realizan principalmente en universidades públicas o en instituciones financiadas por fondos públicos. Por tanto, está muy presente esta idea de la ciencia como un bien común y como parte también del derecho reconocido y proclamado por la UNESCO: derecho humano a la ciencia.

Me detengo en el punto de que el financiamiento de ese conocimiento es público, como uno de los argumentos principales por los cuales los resultados de ese conocimiento no deben comercializarse o no deben convertirse en una mercancía objeto de comercialización, sino que deben circular abiertamente sin ningún tipo de restricción. Por eso, CLACSO hace más de 20 años apuesta a la política del acceso abierto y la practica directamente por medio de sus repositorios, su librería y su biblioteca virtual, donde hay un amplísimo catálogo de la producción propia de CLACSO. Pero también, a partir de la producción de los Centros Miembros y de otros Centros, que está disponible sin ningún tipo de barrera.

Además, quiero mencionar que en esta región, donde el conocimiento se financia principalmente con fondos públicos, tenemos un importante registro de revistas. En América Latina y el Caribe se producen más de 500 revistas científicas que están en acceso abierto para difundir ese conocimiento. Y ese acceso abierto está promovido y apoyado desde CLACSO y Redalyc, que es quien permite por medio de su generación de indicadores, catálogos, entre otros, que se convierta en una realidad.

Por eso,  estamos planteando con mucha fuerza la necesidad de que lo que en México se llama Acceso Abierto Diamante, o como lo llamamos nosotros, el Acceso Abierto No Comercial, sea una política a nivel mundial. Esta discusión tiene algunas tensiones por las diferentes visiones en función de los lugares geográficos. Además, en el Norte hay muchas instituciones que están a favor de este tipo de políticas, pero también tenemos que tener presente que es allí donde están las principales industrias comerciales que trabajan con el conocimiento ya no con esta idea de bien público, sino como una mercancía, cobrando para publicar, leer o difundir en sus revistas.

Esas revistas, además, se posicionan a nivel internacional y se vuelven una especie de círculo vicioso, porque por medio de los procesos de indexación y prestigio en la comunidad académica, se convierten en los lugares donde quienes hacemos investigación. Muchas veces es una obligación publicar allí si es que queremos estar rankeados correctamente en los índices científicos de nuestros países.

Esto también tiene que ver con la discusión que venimos impulsando desde el 2019 en CLACSO con mucha fuerza y con mucho reconocimiento a nivel regiona). Hace unas semanas, por ejemplo, estuvimos discutiendo en Lima sobre los principios de evaluación científica para las Ciencias Sociales en América Latina y el Caribe.

– Mientras te escuchaba, pensaba en lo potente que es este discurso relacionado con el acceso abierto a la ciencia, en un momento donde muchos países vuelven a tener un embate muy fuerte contra las comunidades científicas, y las ciencias sociales en particular, y en donde algunos sectores están hablando de la reducción de los fondos para la investigación científica. Lo pienso en dos sentidos: por un lado, el acceso abierto, pero por el otro ¿cuántas veces escuchamos la idea de que solo el sector privado tiene que ver con los avances científicos? Qué importante es ver estos datos que estás dando, relacionados con que la mayor parte de la producción científica  se financia con dinero público que termina generando conocimiento científico…

– Absolutamente. Esa es la realidad en nuestros países en términos de investigación científica. La mayoría se realiza con fondos públicos y asociados a los espacios universitarios. En México estamos discutiendo este tema. CLACSO ha traído en ese sentido aportes muy claros por medio de todo el equipo que está participando, que integran Pablo Vommaro, Laura Rovelli, y Fernanda Pampín. Quiero destacar también la participación virtual de Dominique Babini, que es pionera en estos temas para CLACSO y que es una referencia a nivel internacional.

Se están discutiendo varios ejes temáticos que tienen que ver con esta idea del conocimiento como bien público y de su implementación por medio de las políticas de acceso abierto no comercial en las infraestructuras y los sistemas de publicación. Es decir, cómo, dónde, cuándo y cuáles son las condiciones en términos diferenciales para el Norte y el Sur en esas infraestructuras y sistemas de publicación.

Esto está asociado también al multilingüismo. Hoy, el lenguaje impuesto y predominante en el campo de la ciencia es el inglés. En ese sentido, desde CLACSO estamos trabajando por el multilingüismo. Un desafío que se presenta es qué infraestructura y qué sistemas de publicaciones tenemos en los países de América Latina y el Caribe. Otro, corresponde al desarrollo de políticas y a los financiamientos para poder fortalecer este modelo no comercial de difusión del conocimiento y convertir efectivamente al conocimiento en un bien público. Y el siguiente desafío se trata de cómo cooperar internacionalmente en contextos que sabemos que son desiguales, pero garantizando que esa cooperación se dé en condiciones de igualdad. Esto, por lo menos en términos de la participación y representación, donde todas las voces, tanto las del Sur, como las del Norte, sean escuchadas en estos puntos.

También tenemos la necesidad casi imperiosa de avanzar en la implementación de las modificaciones a los sistemas de evaluación científica. Tenemos un círculo vicioso que se da entre la producción de conocimiento y los lugares por los que se canaliza su difusión. Mientras en los sistemas de evaluación de nuestros países perviva esta idea de que hay que publicar en las revistas de mejor ranking, de mejor posicionamiento, que normalmente son revistas comerciales y en inglés, no podremos avanzar en las políticas de acceso abierto.

La discusión es súper interesante y muy intensa. Seguiremos trabajando y apoyando esa convicción profunda que tenemos en CLACSO sobre el conocimiento como un derecho humano, la ciencia como un derecho humano, el conocimiento como un bien público y el acceso abierto sin ningún tipo de restricciones y absolutamente no comercial, como la herramienta y la forma necesaria para todo esto.

https://www.clacso.org/debemos-trabajar-por-el-conocimiento-como-un-bien-publico-y-un-derecho-humano/

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Judith Morales Pérez: «La literatura es uno de los medios más poderosos que tenemos los puertorriqueños para expresar lo que somos y lo que deseamos ser». Puerto Rico

Judith Morales Pérez (Ponce, Puerto Rico) es escritora, docente e investigadora. Ha ejercido la cátedra universitaria de español, géneros literarios y redacción y estilo por unas tres décadas, entre la Universidad de Puerto Rico y el Colegio Universitario de San Juan. En la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico ha ofrecido el curso de Redacción Jurídica. Se ha destacado como poeta y narradora. Toca guitarra, compone y declama. Es bruja -si bien nació leona- por pueblo de residencia habitual. Judith ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace poco publicasteis El Club de las Gordas: ¿Una novela policial? (2022). ¿De qué trata o tratas en esta novela y cómo recorres entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

– Judith Morales Pérez (JMP, en adelante) – Este relato gira en torno al proceso de investigación de un crimen pasional, con la diferencia de que, en este caso, la víctima es una mujer gorda. Siempre he pensado que la literatura es un discurso que, aunque imaginario, reproduce la vida en todos los sentidos, y entre todos esos, mi novela expone el feminicidio, un mal que aqueja, lamentablemente, a mi país y a otros países hispanoamericanos. Caracterizar a la víctima de esta manera, me sirvió para aludir a otro problema social: la gordofobia. Trabajar este tema surge de una honda preocupación por esas mujeres gordas a las que se les dificulta enfrentarse al prejuicio y al discrimen.

– WRS –¿Qué relación tiene El Club de las Gordas: ¿Una novela policial? con vuestro trabajo creativo anterior y hoy?

– JMP – En narrativa, porque también he trabajado la poesía, el Club de las Gordas es mi segunda novela y está íntimamente enlazada a la primera, cuyo título es Lo que pasó después de Lady. En ambas, se expone la situación social de la mujer puertorriqueña, aunque desde distintas perspectivas. En la primera, hay una propuesta crítica hacia el feminismo; en la segunda, hacia la mirada que la sociedad moderna exhibe hacia la mujer gorda. Son temas afines, lo que cambió con la segunda fue el género. Como sabe, la novela policial requiere de una estructura particular que no me requirió la primera.

– WRS – Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritora, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo o no inicial con el de hoy?

– JMP – Ambas experiencias, tanto la primera novela como la segunda, representaron una oportunidad de crecimiento y de exposición de unas ideas en las que creo y defiendo. Fueron oportunidades únicas para el aprendizaje de técnicas narrativas, dominio del diálogo, caracterización. Definitivamente, todavía debo mejorar muchos aspectos de la escritura para enriquecer aun más el disfrute que cualquier lector podría tener al acercarse a mi trabajo literario, así que creo que, si estas dos novelas contribuyeron en algo, las que vienen continuarán con el proceso. Como persona, disfruté muchísimo ver el impacto que la propuesta de ambas novelas causó en mis lectores. Los comentarios, particularmente con la segunda, reflejan que hubo en ellos un proceso de concienciación en torno al tema y un interés por adoptar la propuesta como estilo de vida.

– WRS – Judith, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera?

– JMP – Admiro el trabajo literario de esta generación de autores puertorriqueños y, sobre todo, me emociona ver la cantidad de mujeres que desde la década del setenta se han lanzado a la aventura literaria. Creo que comparto con ellas el deseo de hacer acto de presencia en un medio en el que por siglos se nos ha invisibilizado. No busco, sin embargo, ningún protagonismo que no sea el de narrar las historias que se me ocurren para que quienes las lean reflexionen sobre ellas, y las disfruten.

– WRS – ¿Cómo concibes la recepción a su trabajo creativo dentro de Puerto Rico, y la de sus pares, bien sean escritores de novela u otro género?

– JMP – Buena pregunta. Con relación a mi primera novela, tengo el conocimiento de que recibió una injusta crítica por parte de un sector que se atribuye la propiedad de algunos temas, como el de la negritud; pero como creo que las luchas no tienen nombre y apellido, eso no me preocupa en lo absoluto. Quienes la han leído afirman que hace una excelente aportación a ese tema, y eso es suficiente. Con la segunda, logré que los lectores rieran, aun en medio del análisis de temas tan importantes y serios como son un feminicidio o el discrimen contra la mujer gorda.  Soy de las que piensa que un relato no existe solo para que un grupo de expertos lo apruebe o rechace, y no es, precisamente, esta opinión a la que le doy peso. Para mí es más importante el juicio que puede producir un lector común. Me basta con escuchar que me digan: “Me encantó la novela, ya estoy esperando la próxima”. Eso sí que es valioso, porque mi trabajo pudo carecer de muchísimas cosas que son pura teoría literaria, o no cumplió con las expectativas ideológicas de un grupo; sin embargo, si logró que alguien que nunca lee, o que no le gusta leer, no quiera abandonar la lectura y lleve mi libro a todas partes, para mí es suficiente.

– WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera una autora puertorriqueña o no? O, más bien, una autora de literatura, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– JMP – La experiencia humana es universal, está y estará en cada uno de mis relatos, ocurra en Puerto Rico o en China; pero confieso que me encanta ese adjetivo unido al sustantivo del oficio. La literatura es uno de los medios más poderosos que tenemos los puertorriqueños para expresar lo que somos y lo que deseamos ser; por eso, elijo escribir una literatura que exponga mi identidad caribeña y puertorriqueña.

– WRS – ¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?

– JMP – Soy latina, mujer, y fiel creyente de la libertad de pensamiento. Todo lo que se relacione con esa fórmula estará presente en todo lo que escriba. Hasta este momento, la única ideología que he dejado entrever en mis escritos es la que gira en torno a la posición social de la mujer, la que, evidentemente, hace una defensa valiente y ataca contundentemente al sistema que la oprime o le dicta cómo existir.

– WRS – ¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritora hoy?

– JMP – Confieso que soy muy observadora, y suelo grabar lo que veo a mi alrededor: la forma en que las personas hablan, los gestos, sus posturas ante la vida; todo eso lo utilizo para crear mis personajes. Muchas veces, un personaje es el resultado de una combinación de características de varias personas que conozco. El Club de las Gordas fue la novela en que más hice esto, allí están mis amigas de la universidad, e incluso yo, pero, claro, dirigidas hacia la propuesta temática. Mi experiencia de vida está íntimamente relacionada con este trabajo creativo porque, como mujer gorda, me he enfrentado al discrimen, lo he vivido en carne propia, aunque con una actitud distinta a la que adoptan muchas mujeres. Creo que ningún escritor puede deslindar su experiencia de vida de su quehacer literario, quizás podemos distanciarla un poco, solo eso.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

– JMP – Mi primera novela se publicó en el 2019; la segunda, en 2022. La primera dejó un buen gusto en mis lectores, tanto así que me preguntaban constantemente cuándo lanzaría la segunda. He visto, sin embargo, una mayor respuesta (en términos de venta) con la segunda, quizás porque el tema de los cuerpos y las normas impuestas por la sociedad es un tema moderno y de interés actual. Muchas de mis lectoras se identifican con la novela con solo leer el título (porque son gordas o conocen a alguna mujer gorda), y una vez comienzan a leerla, disfrutan la perspectiva trágica y cómica, a veces burlesca, con que se trata el tema.  La opinión de quienes la han leído coincide con que la propuesta les ha ofrecido una manera particular de enfrentar el discrimen y, definitivamente, se sienten empoderadas.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

– JMP – Estoy dando los últimos toques a un libro mixto que llevará por título “Sandeces”. Es una mezcla de relatos breves, comentarios, anécdotas familiares y poemas jocosos. ¿Pendientes?, varias novelas, solo necesito el tiempo para sentarme a escribirlas…

Entrevista realizada en septiembre de 2022. Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Fuente: https://rebelion.org/la-literatura-es-uno-de-los-medios-mas-poderosos-que-tenemos-los-puertorriquenos-para-expresar-lo-que-somos-y-lo-que-deseamos-ser/

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¿La muerte de la pedagogía?

Por: Gloria Díaz

No podría decir en qué momento se inicia esa imposibilidad para decir que es lo que nos ha llevado a no entender lo esencial en lo pedagógico. Las confusiones, las ambivalencias, las ambigüedades se nos muestran cada vez más frecuentes. Y opinamos, sin darnos cuenta, de la trascendencia de lo que decimos, o de lo que queremos decir, pero no decimos.

Es como si la imposibilidad de narrar, y narrarse, se hubiese adueñado de nuestros discursos que solo se asoman a través de una retahíla de palabras, vaciadas de sentido, que responden a los imperantes del discurso pedagógico hegemónico, pero no hay nada en ello de lo que nos sintamos autores.

Comprobamos que, en nuestros espacios académicos, las similitudes con relación a cómo nos ubicamos en el lenguaje son más bien escasas y que, si aparecen, son casi siempre apropiaciones de las repeticiones que escuchamos de los otros. Es decir, solo reconocemos aquello que hemos oído; colocamos estos términos en un intento por encajar, es ahí cuando aparecen nuestras inseguridades al estar pendientes de como el grupo nos percibe.

Finalmente, aquello que hemos descartado, el cliché que tanto nos incomoda, lo incorporamos y nos aferramos a él como si se tratara de un mantra que nos ayuda a no sentirnos ajenos a lo que el colectivo propone.

La pedagogía, por tanto, deja de nombrarse, desde su concepción más profunda, para pasar a formar parte de un imaginario que la encierra y no permite ningún desplazamiento que nos pueda llevar a entender la complejidad en la que nos movemos.

Si preguntamos, y nos preguntamos, de qué hablamos cuando hablamos de pedagogía, un sinfín de apreciaciones, que desconocemos en dónde surgen, nos aproximan a una idea de cómo a lo largo de la historia, para alcanzar ciertas posiciones, es necesario pasar por sucesivas “domas” tal como señala Sloterdijk (2000),

“Quien alcanza esas posiciones ha llegado hasta ellas a través de múltiples despedidas de la niñez por medio de penosas domas de larga duración y de entrenamientos que arrancan al sujeto de su entorno familiar y lo templan, lo robustecen y lo hacen progresivamente tanto tiempo como haga falta hasta que funciona al máximo rendimiento. Lo que llamamos escuela apareció originariamente como campo de maniobras de la metanoia política; el cambio de orientación desde las relaciones pequeñas hacia las grandes forma parte de cualquier plan de estudios que tenga como objetivo el Estado”.

Es este escenario, del que aún a veces participamos, nos hemos impregnado de tal manera que difícilmente podemos desprendernos de semejante tegumento. Parece que ya no sabemos lo que está en juego en la praxis pedagógica y aceptamos las huidas hacia concepciones que determinan el hacer, denominándolo “hacer pedagogía”. Término que hoy en día utilizan, repetitivamente, en todos los medios televisivos, instituciones educativas, discursos políticos etc. para referirse a aquellas situaciones en las que la ciudadanía en general, y múltiples colectivos en particular, no responden como debieran, en relación con la norma.

No hay fisuras, no hay posibilidad para la pregunta, ningún desafío nos enfrenta. Las normas nos guían, nos dicen qué, cuándo y cómo debemos de hacer. Desde esta dominación, desde la sumisión a lo que nos ordenan, se instalan los protocolos más sofisticados que obturan la posibilidad de la interpelación y que nos abocan a la realización de la consigna.

Ponemos en duda todo lo que no podemos controlar, o nombrar, como algo objetivo en aras de lo llamado científico porque hemos olvidado que estamos en un cruce continuo de subjetividades, las intersubjetividades. Pensar la pedagogía como lugar de encuentro con el otro, desde una perspectiva de la alteridad, semeja para muchos inapropiado. El atrevimiento es tan inmenso que algunos piensan que solo con cambiar la forma verbal hablarán desde lo objetivo, no desde lo subjetivo que tanto perturba. Porque sí, no podemos eludir que el otro, su presencia, nos provoca desorden.

No paramos de enredarnos en los términos discursivos que nos proponen para mantener la distancia, mantener el orden y así no involucrarnos. “Disparador de la emoción”, “activador del conocimiento”, “protocolos de conversación”, nuestra necesidad de categorización es imparable tanto como la simplificación a la que nos conduce.
Partimos de la clasificación, del diagnóstico para evitar el riesgo en el que nos envuelve la pregunta. ¿Ya sabemos qué hacer si partimos del diagnóstico? ¿Ya tenemos las teorías? ¿Ya tenemos todas las certezas? ¿Ya tenemos los métodos? ¿Ya tenemos todas las respuestas? Si es así, me pregunto ¿para qué la pedagogía?
Según Jean Luc-Nancy (2021), lo desconocido, lo incierto, es lo que nos lleva al conocimiento,

“No es posible determinar teorías, disciplinas, tecnologías, lenguajes, retóricas, métodos, instrumentos, máquinas y estilos que van a intervenir en la producción de un conocimiento desconocido. Lo desconocido es lo único que produce el conocimiento”.

Si lo desconocido es lo único que nos lleva al conocimiento porqué nos causa tanta inquietud y lo descartamos en nuestras indagaciones pedagógicas. Por otro lado, al intentar develarlo lo patologizamos para convertirlo en algo ajeno a nuestro saber y delegar y relegar a otros ámbitos.

Una pedagogía pensada desde el adiestramiento, desde el cómputo de habilidades, desde la producción y para el éxito ¿no sería una pedagogía deshumanizada? Una pedagogía hecha de fragmentos inconexos que impide cualquier acogimiento y hospitalidad del otro.

Quienes nos proponen un cambio de mirada, que consideramos imprescindible para que se dé un pensamiento y una praxis que contemple la pedagogía en su esencia y desde una propuesta de la alteridad, casi siempre la ubican en la imbricación con las percepciones. Pero es necesario ir más allá para comprender lo que Sartre (2016 [1943]) ya nos señalaba,

“(…) captar una mirada no es aprehender uno otra mirada en el mundo (…) sitio de cualquier naturaleza que sea, es pura remisión a mi gesto, los ojos, mismos o lo que capto inmediatamente cuando oigo crujir las ramas de tras de mí no es que hay alguien, sino que soy vulnerable, que tengo un cuerpo susceptible de ser herido, que ocupo un lugar y que no puedo en ningún caso evadirme del espacio en el que estoy sin defensa; en suma, que soy visto”.

Debemos, por tanto, pensar de nuevo los significados a los que nos remite el autor para no arrastrarnos a la banalidad de una mirada selectiva. Mirada que da cuenta de lo que podemos, o queremos ver, sin estar al tanto de lo que esto implica, porque lo que interviene aquí es la escotomización (en sentido psicoanalítico); es decir, un mecanismo en la que una oscuridad inconsciente hace al sujeto rechazar los hechos desagradables, de los que no puede, o no quiere dar cuenta, pero que forman parte de su existencia.

Después de lo expuesto volver a la pedagogía es urgente, para ello es necesario recuperarla desde y en la transformación (recuperar-transformar) para descartar lo obvio, lo banal, lo repetitivo. Para que el deseo, la pasión por el conocimiento, la narración de la vivencia se convierta en el fundamento de la búsqueda de sentido en la pedagogía. Como apunta Meirieu (2016):

Por consiguiente, hay urgencias: urgencia de volver a instalar la historia de la pedagogía y la reflexión pedagógica en el corazón de las “ciencias sociales”; urgencia de transformarla en el eje estructurante de una verdadera formación profesional de los enseñantes y de los educadores; urgencia de superar las simplificaciones y las caricaturas que se imponen hoy en un terreno que se ha dejado baldío desde hace ya demasiado tiempo; urgencia de desarrollar y difundir análisis que completen, amplifiquen o contradigan (…)

Es Imposible ya pensar en desprendernos del otro, y de nosotros, e Inevitable no responder a estas urgencias para no vaciar la pedagogía, todavía más, de sentido y significado, de vida. Lo que nos compromete ahora, aquí, es realizar un movimiento (por ínfimo que este sea) para preguntarnos ¿cuál es nuestro posicionamiento ético? y asumir, por fin, ser autores.

 

Gloria Díaz: Universitat de Barcelona; colaboradora del Instituto Paulo Freire


Referencias

Peter Sloterdijk (2000). En el mismo barco. Siruela.

Jean-Luc Nancy (2021). La frágil piel del mundo. De Conatus Publicaciones.

Jean-Paul Sartre (2016 [1943]). El ser y la nada. Losada.

Philippe Meirieu (2016). Recuperar la pedagogía. Paidós.

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[Reseña] La brigada mariposa

Por: Dolores Álvarez

Una historia emocionante que te hace vibrar, que te atrapa en la lectura y que te hace sentir un nudo en la garganta aunque también tiene momentos divertidos en su relato.

Bruno es un chaval de 12 años tan listo y creativo como cruel con algunos compañeros, es el típico niño disruptivo que hace rabiar a los compañeros y a los docentes. Cuando una noticia brutal llega a sus vidas (a Bruno le detectan leucemia), la vida de su familia, y de sus compañeros de clase, cambia para siempre. Sus padres dejan a un lado lo profesional, que era lo que antes les ocupaba todo el tiempo, para estar con su hijo y sus compañeros, liderados por la maravillosa María, inician una campaña para conseguir encontrar un donante para Bruno. La organización y la forma de trabajar de sus compañeros, liderados por unas niñas, hace todo un tratado de pedagogía y de didáctica. Pieza clave también la tutora, Magda, que les facilita y les acompaña en el trabajo.

Mónica Álvarez Ganado es maestra de primaria, especialista en Inglés. Trabajó 15 años en marketing y comunicación. Reconoce que “su elemento” (como dice Ken Robinson) es el aula. En su perfil de Twitter nos dice: “Ayudo a aprender y por el camino sigo aprendiendo. Comparto mis días con la materia prima de la que está hecho el futuro”.

Reseña

Hace tiempo que un libro no me hacía un nudo en la garganta como lo ha hecho este. La historia emociona, pero lo que de verdad lo ha hecho es la forma de aprender de esos chavales, su forma de relacionarse, su creatividad, cómo el profesorado les ayuda a sacar para adelante su objetivo.

En este libro Álvarez nos demuestra que el aprendizaje puede partir del interés del alumnado y de esa forma se convierte en un aprendizaje significativo que les va a durar a lo largo de su vida, que no son conocimientos que aprenden, vomitan y olvidan, como decía María Acaso en su libro rEduvolution.

Nos presenta un colegio “normal” en el que hay peleas en el patio, en el que hay chavales que pasan de todo, en el que hay familias que desatienden a sus hijos e hijas porque están muy ocupados con sus trabajos, en el que el profesorado no respira todo por la misma forma de educar, en el que hay personas encantadoras que verdaderamente piensan que hay otras formas de llevar el aprendizaje para motivar al alumnado, en el que hay alumnos y alumnas muy trabajadores y preocupados por sus compañeros de clase…

Álvarez nos pone de manifiesto cómo trabajar el pensamiento y las emociones en clase, algo que es muy evidente que hay que hacerlo pero que, desgraciadamente, se lleva poco a la práctica en el día a día del aula; siguen imperando las materias, los conocimientos, el examen… y se olvida el desarrollo de los estudiantes para formar una ciudadanía democrática en la que impere la justicia social y el buen clima de aula y de centro para potenciar todos estos valores.

Trabajando de esta forma proporcionamos al alumnado un mejor desarrollo de su mente y esto le va a servir para comprender mejor, para expresarse más correctamente y con propiedad, en definitiva le va a ayudar a desarrollarse de forma más eficaz, tanto para su entorno escolar, social y familiar.

La autora también nos deja claro la colaboración necesaria entre escuela y familias y nos alienta a luchar por ese objetivo común que es la educación de sus hijos e hijas. Como decía Trujillo: “Partamos de un principio de actuación: es el profesional quien debe dar el primer paso. No podemos permanecer pasivos en relación con las familias ni doblegarnos ante los fracasos que podamos haber sufrido en convocatorias de reuniones o encuentros con las madres y los padres. Necesitamos una actitud proactiva: ¿qué quieres ser, como el publicista o como el médico de familia? Mientras que el segundo espera en su consulta a que acudamos cuando tenemos un problema de salud o una consulta, el primero analiza cómo puede entrar en nuestras casas para convencernos y animarnos a consumir. Los docentes no queremos curar (aunque a veces lo hacemos) ni tampoco vender, pero sí necesitamos la actitud proactiva y la capacidad argumentativa del publicista para poder atraer a la familia y hacerla nuestra aliada.” (Fernando Trujillo en el blog de educacontic).

“Volviendo a Bruno (el niño al que le detectaron leucemia)… A Esteban, igual que al resto de profesores, le costaba mantenerlo concentrado y atento en clase. Parecía no interesarle nada aparte de incordiar a los compañeros y llamar la atención. Le encantaba cortar las explicaciones, levantando bien la voz. El caso es que eran siempre comentarios inteligentes, pero con la clara intención de dejar en evidencia al profesor en lugar de aportar a la clase. Realmente era un problema nada fácil de manejar”.

Estaba claro que a Bruno le rodeaban circunstancias varias que hacían justificar su comportamiento: su familia no lo atendía porque estaba demasiado ocupada con el trabajo; él sí había encontrado “su elemento”, era listo, creativo y dibujaba bien, pero en el colegio a eso no se le daba importancia, él debía seguir los cánones establecidos por las normas oficiales y eso no encajaba; se hacía notar y llamaba la atención, quizás reclamando algo que no tenía en su círculo familiar; un niño típico de comportamiento disruptivo que interrumpe las clases, desespera al profesorado y rompe la armonía del aprendizaje.

En definitiva, un libro catalogado como literatura juvenil pero que nos da una gran lección de pedagogía y didáctica. Recomiendo al profesorado que lo lea y que lo reflexione con su alumnado, quizás de esos debates pueda salir una innovación y una forma distinta de trabajar el conocimiento.


[Reseña] La brigada mariposa

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[Reseña] La revolución en las aulas. Manifiesto por una educación consciente

 

Sinopsis

Formar la personalidad del ser humano en las aulas conlleva trabajar en las clases esas “asignaturas invisibles”que van a dar como resultado un engrandecimiento de las personas a las que estamos educando.

Hay docentes que trabajan utópicamente con la misión de conseguir que su alumnado pueda llevar la paz al mundo de la que tanto estamos necesitados y la dignidad a las personas de la que tanto escaseamos.

Si eres docente, este manifiesto educativo te impulsará a aplicar el método Montessori, más actual que nunca, para humanizar la educación. Si eres padre o madre, estas páginas te animarán a mirar a tu hijo, a relajarte y a aprender de él, de sus intereses. Acompáñalo en la vida; a través de sus experiencias, enriquecerás también la tuya.


Pedro Valenzuela nace en Totana (Murcia) en 1981. Él mismo confiesa que era un mal estudiante, que no se enteraba de nada y que nunca se adaptó al sistema educativo, a pesar de que su infancia había sido feliz.

Sus padres fueron agricultores y le enseñaron a observar lo que había a su alrededor y a aprender de los “maestros de la vida”, esa gente sencilla y sabia que enseñan verdades vitales y muy importantes para desenvolverse en la vida con dignidad y respetuosamente.

Realiza un Ciclo Formativo de Actividades Físicas y Deportivas y trabaja unos años con personas con discapacidad que le hacen dar un giro a su vida.

Estudia la Diplomatura de Magisterio y allí descubre a María Montessori y unos años después recibe el entrenamiento de Guía Montessori AMI de la Casa de Niños en Santiago de Compostela.

En 2015 comienza su andadura en la Escuela Alma Montessori en Cartagena (España) y en 2017 comienza a colaborar con la Consejería de la Región de Murcia para la implantación y divulgación del método Montessori en la escuela pública.

Junto a su esposa crea en Totana “La Casita Montessori”, un espacio de crianza respetuoso a través de la figura de “Madre de Día”.

En 2022, ve la luz su primer libro La revolución en las aulas”(Manifiesto por una educación consciente).

(Pueden ver su biografía más detallada en su propia página https://pedrovalenzuela.com/bio/)

Reseña

Pedro Valenzuela nos invita a que leamos este libro desde un punto de vista reflexivo, cuestionándonos lo que en él se escribe y disfrutando de la lectura. ¿Qué es la escuela? ¿Y la educación? ¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? ¿Por qué enviamos diariamente a los niños a las escuelas? ¿A recibir educación? ¿Qué tipo de educación?.

Valenzuela insiste en que la escuela no es un lugar donde solo se transmiten conocimientos, la escuela debe ser un lugar donde el estudiante se forme como persona, la escuela debe atender al individuo como ser humano único e irrepetible que es, la escuela debe estar más comprometida con el niño que con el sistema.

Para que verdaderamente la sociedad se transforme hace falta que la escuela se comprometa con ello, hay que olvidar la competitividad, la dependencia, el individualismo, hay que dejar de un lado el miedo al educar, fomentar otros valores… Hay que educar desde el respeto al ser humano para crear un nuevo paradigma en el que los niños educados de forma diferente puedan crear un mundo también diferente.

En palabras de Valenzuela, necesitamos escuelas que atiendan y respeten al niño; escuelas creadas para atender sus necesidades atendiendo a la etapa de desarrollo en el que se encuentren; escuelas conectadas con la sociedad en la que vive; con adultos responsables que conozcan las necesidades de los niños y sus características de desarrollo, con responsables educativos que conozcan las necesidades de los profesionales de la educación.

“Educar es mucho más que la simple transmisión de conocimientos. Educar es crear un ciudadano libre y responsable; la educación debe ayudar al individuo a resolver preguntas tales como ¿quién soy? o ¿qué puedo hacer yo para mejorar el mundo en el que vivo?”.

A lo largo de las páginas se analiza el sistema educativo desde sus comienzos para llegar a una propuesta firme de cómo María Montessori veía la educación de una forma distinta, respetando y observando al niño en su proceso de crecimiento y aprendizaje y respetando la dignidad del ser humano por encima de todas las cosas.

A lo largo de las páginas también nos propone unos cuadros de pensamiento que hacen reflexionar al lector y que van dando pistas de por dónde deben ir los cambios que necesitamos.

Valenzuela nos presenta un libro reflexivo en el que se ve su dedicación y su respeto por la educación, lleno de sentimientos y de justicia con la infancia.

Libro recomendable para aquellas personas que crean que otra educación es posible y que las cosas para que mejoren necesitan de un compromiso con la sociedad en la que vivimos.

En el siguiente vídeo podréis ver y escuchar una entrevista de Laura Moreno a Pedro Valenzuela en bpealbacete.

 

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¿Hay que defender la Filosofía? Reflexión y propuesta sobre la enseñanza del filosofar

Por: Alfonso Arriaga Juárez

 

“Siempre me ha parecido que quien expone oscuramente

es porque comprende oscuramente.

Si la exposición no es clara, es porque las ideas no están claras para quien las expone.”

Adolfo Sánchez Vázquez

Introducción

En los últimos tiempos, de los diferentes sistemas educativos tanto en América Latina como en España, se ha venido una andanada en contra de la enseñanza de la filosofía en los centros escolares que puede ir desde los niveles más básicos hasta el nivel superior. Se decide por parte de políticos y burócratas de la educación, que la enseñanza de la filosofía no es relevante en el conjunto de asignaturas de los diversos currículos escolares e, incluso, que las carreras de filosofía son prescindibles de las universidades.

Lo anterior se debe a que, dichos burócratas y políticos, no encuentran un beneficio a la enseñanza de ésta área del saber humano, tanto en los sistemas educativos como en el conjunto de la sociedad en general. Esto se debe a que, dicen ellos, “la filosofía no brinda grandes oportunidades profesionales” (González Férriz, 05/04/2022: El Confidencial) ni, obviamente, grandes oportunidades de negocios o empresariales que permitan el progreso material de una sociedad.

Debido a lo anterior, es que la comunidad filosófica, hasta entonces metida en un largo letargo y ensimismamiento, se levanta furiosa vociferando en sendos escritos donde intenta reivindicar el papel de la filosofía en la educación escolarizada destacando sus variadas y múltiples cualidades para la niñez y la juventud en el actual contexto de tecnologización deshumanizada y deshumanizante que fomenta el individualismo egoísta extremo que permea en todas las capas de la sociedad contemporánea.

Ésta defensa de las cualidades de la enseñanza de la filosofía en el aparato escolar por parte de la comunidad filosófica, parece tener solamente beneficios, como el desarrollo de un pensamiento crítico que permita a los estudiantes convertirse en seres autónomos que asuman la responsabilidad que tienen hacia consigo mismos, la comunidad y el entorno; pero casi ningún, o así lo pretenden mostrar, inconveniente, como si la enseñanza de la filosofía fuese un páramo de pureza, un oasis dentro del desierto de la enseñanza tecnologizante y deshumanizada.

Es una obligación de los que fuimos formados en ésta área del saber, someter todo a la duda e interrogación sobre todo a nosotros mismos y a nuestra actividad: la enseñanza de la filosofía. Sin embargo eso raramente sucede y, como vimos en las lineas anteriores, nos decantamos de antemano por las posturas extremas: o bien la filosofía no sirve para gran cosa en la educación escolarizada de la era informacional, o bien la enseñanza de la filosofía en el ámbito escolar tiene todos y sólo beneficios del desarrollo del pensamiento crítico y está exenta de los problemas y vicios que atañen a las otras áreas de la enseñanza y, además, poseemos su monopolio exclusivo por lo cual nadie mas puede ni debe enseñar este tipo reflexión de carácter crítico.

Por otra parte, se asume al parecer también acríticamente, que la Filosofía como área del saber humano, es lo mismo y corresponde univocamente con su enseñanza, si bien la enseñanza es una parte fundamental de la filosofía, no son lo mismo pues, si la enseñanza de ésta área del saber desapareciera de los currículos escolares, esto no implica que la filosofía como área del saber desaparezca, de hecho la filosofía sobrevivió muchos siglos sin formar parte de una estructura formal de enseñanza escolarizada, entre otras cosas porque no existió hasta finales del siglo XVIII una estructura formal de enseñanza generalizada y obligatoria.

Además, no está claro cómo la enseñanza de la historia de la filosofía pueda generar un pensamiento crítico, es decir, no es lo mismo informar que formar, no es lo mismo informar sobre los autores, problemas y corrientes filosóficas que formar en los procedimientos reflexivos y sistemáticos que conducen a un pensamiento de carácter filosófico que tradicionalmente denominamos filosofar, lo cual ya fue advertido por Kant en su Crítica a la Razón pura cundo argumentó que “nunca puede aprenderse, en cambio (a no ser desde un punto de vista histórico), la filosofía. Por lo que a la razón se refiere, se puede, a lo más, aprender a filosofar” (Kant, 2008: 650).

Con base en lo anterior, es que la duda sobre una supuesta defensa de la filosofía está más que justificada, es decir, ¿de verdad hay que defender a la filosofía?, pues como ya observamos ésta no necesita y no ha necesitado defensa pues el filosofar trasciende el tiempo y los sistemas e ideologías políticas históricamente determinadas al ser una necesidad humana imperiosa, ¿no será mejor dirigir nuestra energía a defender la enseñanza del filosofar en lugar de la enseñanza de la filosofía?

En el presente texto se pretende argumentar a favor de la postura de la enseñanza del filosofar más que de la filosofía en sí, ya que esta línea de pensamiento, la que pretende hacer de la enseñanza de la filosofía una materia más dividida en asignaturas (lógica, ética, estética, etc.), se dirige cada vez más hacia su normalización, esto es, hacia su homogeneización con los saberes científico­técnicos en una jerarquía inferior que logre, como hasta el momento, minimizar, controlar y neutralizar su rol efectivo como generadora de reflexión crítica, es decir, se mostrará cómo esta línea de pensamiento va en contra sentido de la defensa de la enseñanza del filosofar.

I.   Filosofía y Filosofar

Para entender la propuesta que deseo plantear es necesario, primero, que establezca lo que voy a entender por Filosofía y por Pensamiento filosófico (filosofar). Pues bien, podemos decir que la Filosofía es el producto del filosofar o del pensamiento filosófico, el cual se caracteriza por ser una reflexión constante, ordenada y coherente, acerca del Ser Humano y su entorno, que procede a través de un procedimiento metodológico, a expresar y sustentar las diversas conclusiones que de esta actividad cognitiva se derivan y cuyo propósito trascendental es desarrollar una enseñanza vital.

Una enseñanza para la vida en la que se busca la formación del espíritu humano, la formación de aquello que dota al Ser Humano de un carácter verdaderamente humano. Por lo cual, el pensamiento filosófico o filosofar se diferencia de otras formas de reflexión porque en ella su objetivo principal es la formación de sí mismo que surge en la interacción con los otros, pues se enseña a otros a formar su espíritu y a entender qué es aquello que los hace esencialmente humanos.

La enseñanza del pensamiento filosófico en aquellos que no tienen como propósito principal y explícito dedicarse a esta actividad profesionalmente, como en la filosofía para niños o en el bachillerato, no se debe centrar en los contenidos propiamente filosóficos, sino en el enfoque, metodología y propósito del pensamiento filosófico o filosofar. Aunque cabe aclarar que estos no serán desdeñados o excluidos, lo que digo es que el objetivo principal es formar el pensamiento filosófico a partir de la experiencia de vida de los que lo estudian y, a partir de ella, acercarlos a la Filosofía para que esta se torne en una enseñanza significativa, en una enseñanza para la vida.

Así pues, si el propósito de la enseñanza del filosofar en el nivel medio superior es la de formar un pensamiento crítico, sistemático y coherentemente fundamentado para la comprensión y transformación de sí mismo, así como del entorno en el que se vive, entonces lo que importa es enseñar a filosofar. Esta perspectiva se basa en la idea de que los problemas de carácter filosófico surgen primordialmente de la actividad cotidiana, puesto que es en la vivencia cotidiana donde surge estas problemáticas que el pensamiento filosófico aborda a través de una metodología propia.

Esto lo podemos ver en Platón, en donde el personaje principal de la mayoría de sus diálogos tempranos, Sócrates, comienza el análisis filosófico partiendo o con base en un problema, que sus interlocutores ya tienen y en el cual están inmersos, para tratar de clarificarlo. El método socrático, generalmente, comienza explorando la cuestión para establecer y delimitar el problema, posteriormente, se plantea una solución o respuesta provisional, misma que será explorada y sometida a un análisis riguroso en el que se platean tanto argumentos a favor como en contra. Si tal respuesta resiste el examen es aceptada y se continúa con otra cuestión, aunque en los Diálogos difícilmente sucede esto, sino que, por el contrario, la primera respuesta es refutada posteriormente al análisis, y se procede a encontrar una nueva respuesta que será sometida al mismo procedimiento.

En cualquiera de los dos casos, esto es, ya sea que se acepte o se rechace la respuesta, siempre se aprende algo, ya que en el peor de los casos lo que se aprende es que nuestra creencia es falsa. Es así que se pueden resumir las principales características del método socrático de la siguiente forma: “los argumentos son todos refutatorios, buscan examinar una cierta opinión o tesis y mostrar su implausibilidad; están construidos como conversación dialogada a base de preguntas y respuestas, en la que uno de los dialogantes hace preguntas y el otro responde; su forma más general es la de reducción al absurdo” (Vargas, 1986: 13­14).

En consecuencia, lo que debemos enseñar es, precisamente, este proceder, esta práctica, esta ascesis que permite el desarrollo del pensamiento crítico, sin embargo, esto requiere de oficio, y el oficio del filósofo no se limita a su propia formación, sino que, para dar un servicio, para que la comunidad se beneficie de éste oficio, es necesario enseñar a otros a formar su espíritu y a entender qué es aquello que los humaniza. Es por ello que el oficio del filósofo es doble: pensar y enseñar, por lo cual no basta que se domine el correcto interrogar sino también el correcto explicar. Por ende, el profesional en filosofía tiene que procurarse la excelencia en ambas ejecuciones de su oficio, de lo contrario, como nos dice Nicol, diremos que “este fulano no tiene oficio”. Sin embargo, muchos de los colegas de oficio no procuran dominar, sobre todo, el oficio de enseñar. Con lo cual estarían faltando también al otro oficio, al oficio del pensar, del interrogar, pues ya no estarían prestando el servicio, propio de todo oficio, a la comunidad.

Así pues, si no se domina el oficio del profesional de la filosofía, entonces ya no es profesional sino aficionado y, como lo señala perfectamente Nicol, “sin duda el aficionado es más libre que el profesional, tiene menos compromisos y responsabilidades. También tiene menos oportunidades de llegar a la verdad. O no dice nada, guardando para sí mismo el saber que pudo adquirir; o dice lo primero que le pasa por la cabeza, como un Jenófanes cualquiera. Éste es un pensador, diríamos, sin oficio ni beneficio” (Nicol, 1994: 28­32).

Es así, por tanto, que el enseñar a filosofar es enseñar una determinada forma de ser humanista y humanizante que comienza con la obligación de conocerse a uno mismo, lo cual conlleva al cuidado y cultivo de sí que exhorta a hablar con verdad sobre uno mismo y que privilegia el diálogo racional efectivo y afectivo el cual es siempre es una actividad que se realiza entre varios, una actividad que se realiza con los otros; es por ello que este diálogo, este hablar, este decir verdad sobre uno mismo con los otros, implica una determinada forma de hacer que obliga a actuar consecuentemente.

II.   Normalización de la filosofía

Así pues, enseñar a filosofar es enseñar una cierta actitud, una manera de ser y de hacer que se asemeja a lo que Aristóteles denominaría virtud dianoética, que implica determinados procedimientos, esto es, conocimientos que se encarnan en la práctica y que entrañan no sólo teoría sino todo un ejercicio (ascesis). No obstante y como es evidente, aquello que nos lleva a querer “defender la filosofía” , que en realidad debería ser una defensa de la enseñanza del filosofar, es la confrontación con la actual concepción de la enseñanza de una manera de ser y de hacer dominante, deshumanizante y excluyente que necesita del desconocimiento de uno mismo para evitar el cuidado y cultivo de sí, el cual llevaría inevitablemente a inhibir el decir veraz sobre uno mismo.

De esta forma es que se considera, ingenuamente, que introduciendo a la filosofía como una materia más, dividida en asignaturas y rechazándola como temática transversal, es como se “defiende a la filosofía”, se dice “La filosofía enseña a pensar, la lógica es su método, la ética aspira a convertirlo en norma de conducta común y la estética dota a la persona de la sensibilidad para lograrlo. Las cuatro disciplinas orgánicamente vinculadas son la trama y la urdimbre, el tejido ancestral que condujo al homo sapiens. Volverlo transversal es deshilacharlo” (Solana Olivares, 20/05/22: Milenio).

Sin embargo, esto no es del todo acertado, pues si así fuese, es decir, si de hecho esto es lo que ya se hace en la enseñanza de la filosofía y nos lo quieren quitar, entonces ¿por que vivimos un momento histórico de “creciente gravedad”?, ¿no se será que hemos llegado a este grave momento histórico precisamente porque la filosofía se ha normalizado a un sistema escolar que deshumaniza y que en lugar de que la filosofía enseñe a pensar, enseña historia de la filosofía, no será que en lugar de que la lógica sea su método, lo que se enseña son tablas de verdad, no será que en lugar de que la estética dote a la persona de sensibilidad, lo dota, a lo sumo, de la historia de la pintura, no será que en lugar de que la ética normalice cierta conducta, sea mejor que se analice por qué los valores supremos han perdido validez, han perdido su sentido?

La enseñanza de la filosofía, al insertarse a un modelo educativo rígido se normalizó, es decir, se le impuso un molde con un efecto clasificatorio dentro de un sistema rígido de conductas, esto es, la enseñanza de la filosofía se insertó en un modelo educativo disciplinario, en la que la filosofía fue clasificada dentro de una estructura curricular rígida que da como resultado la conformación de un determinado tipo de sujeto que responde a los intereses de esta sociedad disciplinaria que va en contra sentido a los efectos del pensamiento crítico propio del filosofar.

Es por ello que, en el Estado disciplinario desde el siglo XIX y hasta la primera mitad del XX, el objetivo de la educación era hacer del “hombre común” un súbdito que se somete a la autoridad para hacer de él un sujeto laborioso, útil y que además, según Ulrich Herrmann, debía aprender a trabajar desde la más tierna edad pues el trabajo debía convertirse en su segunda naturaleza. En este sentido es que, para Wehler, “la disciplina social, en el sentido de interiorización del orden, de la puntualidad, de la distribución del tiempo, de la capacidad de concentración, iba a producir, en unión con el estudio de materias didácticas formadoras del carácter y preparatorias de la acción, un súbdito del Estado” (Hermann, 2015: 108­109).

Es por ello que la actual “defensa de la filosofía” me parece contradictoria, en el sentido de que al solicitar y exigir que se inserte como una asignatura más dentro de un modelo educativo disciplinario en donde se homogeneizan procesos, mecanismos así como relaciones humanas y donde lo relevante es la calificación y los exámenes estandarizados, la enseñanza de la filosofía pierde, deja de lado o margina su principal deber: enseñar a pensar de forma crítica. Plegándose así a los requerimientos de la sociedad disciplinaria primero, y después, a los objetivos de la sociedad de control de la era neoliberal del capitalismo (Salinas Araya, 2015: 131).

Para Foucautl las sociedades disciplinarias comienzan en el siglo XVIII, se desarrollan en el XIX y llegan a su cúspide en la primera mitad del siglo XX, es decir, en la etapa industrial del capitalismo, posteriormente, comenzará un proceso de transición a las sociedades de seguridad, gubernamental, regulativa, o sociedades de control (como les diría Deleuze) en la llamada era de la información. En las sociedades disciplinarias, “El individuo pasa sucesivamente de un círculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, después la escuela (“ya no estás en tu casa”), después el cuartel (“ya no estás en la escuela”), a continuación la fábrica, cada cierto tiempo el hospital y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia” (Deleuze, 1999: 277).

En las sociedades disciplinarias, de un lugar de encierro se sale, luego se pasa a otro. Sin embargo, en el modelo del espacio abierto o “de la libre circulación, los controlatorios, nunca se acaban, no se termina de entrar en ellos y nunca se acaba de salir, nunca se sale de la escuela, por ejemplo, el modelo de la libre circulación, impone la formación permanente” (Salinas Araya, 2015: 134). Así pues, la disciplina queda superada frente a un trabajo que ya “no se materializa en un hacer corporal, directamente observable y potencialmente sistematizable, sino que se produce al interior de una experiencia cognitiva, afecto­ subjetiva” (Zangaro, 2013: 59).

Es por ello que, como mecanismo de control (controlatorio), se optó por una estrategia que vincule directamente los objetivos de trabajo con los objetivos del sujeto para que este se los apropie y desarrolle sus propias estrategias de autocontrol y, de esta forma, se desplaza el control del proceso en el que se enfocaba el capitalismo industrial, al control del resultado en el capitalismo cognitivo, garantizando así que los objetivos del capital se logren. De esta forma, los saberes incorporados y movilizados por el trabajo vivo no se limitan a su ejercicio dentro de la jornada de trabajo sino que se extienden a los tiempos sociales desdibujando las fronteras entre el tiempo de trabajo y de no trabajo.

Aunque las técnicas de la sociedad disciplinaria, como las instituciones de encierro, no desaparecen, sí van a entrar en crisis por lo cual comienzan a ceder su lugar a las técnicas controlatorias, esto es, se pasa de un modelo de encierro donde el control es hacia el individuo, a uno de espacio abierto donde el control es hacia la población­especie, en la cual, “ya no pretenden la imposición de un modelo rígido normalizante; sino que permiten cierta diferencia modulante, cierta absorción de lo diferente y también una mayor internalización de las conductas socialmente aceptables” (Salinas Araya, 2015: 135).

Como se pudo observar, la llamada “defensa de la filosofía” se reduce a la inserción o continuación de ésta área del saber en formato de asignatura dentro de un sistema rígido que la normaliza y la despoja de su carácter crítico tal y como se pretendía en las sociedades disciplinarias, no obstante, la propuesta de volverla una temática transversal responde al modelo de sistema abierto o de libre circulación propio de las sociedades de control, en donde se flexibiliza y se banaliza perdiendo, también, sus efectos formativos y autoformativos. Es por ello que ninguna de las dos opciones son congruentes con la enseñanza del filosofar, por lo cual es menester una alternativa una propuesta que englobe y se superponga a las dos anteriores, esto es, en necesaria una educación otra.

  • Acerca de una educación otra como Parrhesía y su mediación phronética

Como se pudo observar en lineas anteriores, la supuesta “defensa de la filosofía” se concentra en mantenerla como una asignatura más en una estructura rígida que terminó por normalizarla en el sistema educativo de la sociedad disciplinaria de la era industrial del capitalismo que, ingenuamente, pretende ser una oposición a la propuesta de mantenerla de forma transversal en el sistema educativo de la sociedad de control de la era informacional del capitalismo, la cual busca, a través de un modelo abierto o de libre circulación que modula o sintoniza (Tuning) el comportamiento de los individuos, el control de la población bajo un esquema de aparente diversidad e inclusión.

Es así que se nos pone ante una falsa dicotomía, o bien optamos por un modelo rígido normalizante donde la enseñanza de la filosofía se reduce a una asignatura que pierde su esencia y contribuye a la formación de “súbditos del Estado” o bien, optamos por su enseñanza transversal bajo un modelo de educación escolar excluyente que se disfraza de diversidad y de inclusión, y que en realidad niega la otredad y pretende la uniformidad, que busca una modulación o sintonización de un modo de ser único, como lo explica Valle:

Aunque intentemos hablar, vestir, comer, andar y habitar como europeos estamos aquí en América Latina. Lo que fagocita, lo que devora, es ser colocados, desde aquí y desde allá, en un lugar de otredad en tanto inferioridad. Lo que fagocita es la propia inclusión bajo parámetros de integración con lo europeo y lo moderno. Lo que devora es la búsqueda de la equidad desde la propia inequidad. La fagocitación se produce en un terreno invisible, está al margen de lo que oficialmente se piensa de la cultura, la ciencia o la civilización. (Valle, 2017: 107)

De esta forma, ambas opciones se nos presentan como si representaran otra educación pero, en realidad, tienen el mismo objetivo: satisfacer las demandas del mercado laboral, la primera del que necesitaba la fase industrial y la segunda la que necesita la fase informacional o cognitiva del capitalismo. Es por ello que se hace imperiosa la necesidad no de otra educación, sino de una educación otra, para la consecución del “cumplimiento de la verdadera vida, pero como exigencia de una vida radicalmente otra” en donde:

El maestro no debe limitarse a dar al alumno lecciones de competencia, transmitirle un saber, enseñarle la lógica o cómo refutar un sofisma, y tampoco es eso lo que el alumno debe pedirle. Entre ellos debe establecerse otra relación, una relación que es de cuidado, ayuda, socorro. Has venido aquí, dice [Epicteto] a su alumno, como a un iatreion (una clínica), estás aquí para que te atiendan. Y cuando vuelvas a tu casa, no lo harás simplemente como un individuo capaz por fin de resolver los sofismas o suscitar admiración por su capacidad en la discusión. Debes volver a tu casa como alguien que ha sido atendido, curado, y cuyos males se han apaciguado. (Foucault, 2011: 284)

De esta forma, el presente apartado tiene como propósito delinear una propuesta alternativa por lo cual primero, se definirá el termino parrhesía a partir del análisis genealógico que hace Foucault para, posteriormente, realizar el análisis de término phrónesis propuesto por Beuchot y, finalmente, el modo en que se constituiría un individuo autónomo a partir de la formación parrhesiástica­phronética. Así pues, lo que se pretende es una formación otra:

El objetivo es, desde luego, velar constantemente por los otros, ocuparse de ellos como si fuera su padre o su hermano. Pero ¿para conseguir qué? Para incitarlos a ocuparse, no de su fortuna, de su reputación, de sus honores y sus cargos, sino de sí mismo, es decir: de su razón, de la verdad y de su alma (phrónesis, alétheia, psykhé). Ellos deben ocuparse de sí mismos. Esta definición es capital. El uno mismo en la relación de sí consigo, el uno mismo en esa relación de vela sobre sí mismo, se define [en primer lugar] por la phrónesis, esto es, la razón práctica, por decirlo de algún modo, la razón en ejercicio, una razón que permite tomar las buenas decisiones y desechar las opiniones falsas [para] que cada individuo se ocupe de sí mismo [en cuanto] ser racional que tiene con la verdad una relación fundada en el ser de su propia alma. Y en ese aspecto estamos ahora ante una parrhesía centrada en el eje de la ética. (Foucault, 2011: 101­102)

El estudio de las prácticas del decir veraz (parrhesía) se abordan generalmente desde un eje central que es el principio socrático “conócete a ti mismo”, pero Foucault lo estudiará en un sentido más amplio en el cual incluye la noción de epiméleia heautóu, el cuidado de sí, el ocuparse de sí o cultivo de sí, el cual es coadyuvante del principio de decir la verdad sobre uno mismo, a la vez que está apoyado por el otro que exhorta a hablar y que habla, es decir, la actividad del decir veraz sobre uno mismo siempre fue una actividad realizada entre varios, una actividad con los otros.

Es por ello que la parrhesía se muestra como algo distinto de una técnica o un oficio, aún cuando en ella haya aspectos técnicos. La parrhesía es una actitud, una manera de ser y de hacer que se emparenta con la virtud, son procedimientos, medios dirigidos a un fin y por ello tiene que ver con la técnica pero no sólo eso sino, sobre todo, es una modalidad del decir veraz.

La parrhesía filosófica no es sólo un discurso sino que está relacionada directamente con la vida cotidiana, es por ello que parte de que ocuparse de sí mismo “consiste, en primer lugar y ante todo, en saber si uno sabe o no lo que sabe. Filosofar, ocuparse de sí mismo, exhortar a los otros a ocuparse de sí mismos, mediante el escrutinio, el examen y la prueba de lo que saben y no saben los otros” (Foucaul 2011b, 330), de esta forma se concibe la parrhesía filosófica misma que estará mediada por la capacidad del individuo de juzgar cuándo es conveniente decir la verdad, esto es, mediada por la phrónesis.

Como hemos podido observar, la parrhesía incita a ocuparnos de nosotros mismos y para ello requiere el conocimiento de uno mismo, no obstante también requiere de coraje para atreverse a decir la verdad, lo cual resulta ser muy violento pues, como dice Foucault (2011b: 72) “quien dice la verdad la arroja a la cara de ese interlocutor, una verdad tan violenta, tan abrupta, dicha de una manera tan tajante y definitiva que el otro no puede más que callarse”, características que la hacen anti pedagógica.

Es por ello que la parrhesía requiere de ponderación, esto es, de una mediación que permita su moderación o mesura y para ello se requiere de la capacidad de juzgar en cada situación lo que es conveniente, la capacidad de deliberar acerca del término medio de las acciones y de los medios conducentes a los fines, es decir, requiere de la phrónesis.

La phrónesis o formación del juicio es una de la virtudes cardinales establecidas por los pitagóricos; para estos la phrónesis es un término análogo ya que participa tanto de las virtudes teóricas (sophia, episteme, nous) como de las virtudes prácticas (templanza, fortaleza, justicia); ésta idea surge del estudio que hacían sobre la música en general y sobre la armonía en particular, la cual era vista como la concordancia de los contrarios, la cual era posible al encontrar la proporción, “la analogía es proporción, proporcionalidad, acercamiento aproximativo”. (Beuchot 2007: 16)

La característica principal de la phrónesis es la deliberación o procedimiento que permite evaluar razonablemente los pros y los contras de la acción, así como los medios con los que se cuentan para lograr ese propósito, “esta deliberación es una especie de diálogo argumentativo, consigo mismo o con otro(s), pero que, en definitiva, es una argumentación a favor de lo que uno se propone hacer y la manera de hacerlo” (Beuchot 2007: 23).

En este sentido, evaluar razones a favor y en contra de aquello que se quiere hacer es distinguir y separar las partes de aquello que se quiere realizar, esto es, la deliberación va acompañada del análisis “por eso tiene una parte de conocimiento, pero también de praxis concreta: por eso, de alguna forma, es una virtud mixta: teórico­práctica [por ello] la phrónesis no se reduce a una techne, técnica o arte, aunque también tiene su parte estratégica, instrumental o técnica” (Beuchot 2007: 25).

Hasta aquí podemos observar la relación directa de la phrónesis con la parrhesía pues, en primer lugar la veridicción tiene que ejercerse mediante la deliberación de los pros y los contras de ese decir veraz. Por otra parte, la finalidad de la parrhesía es la formación de uno mismo para poder ocuparse de sí mismo y ello requiere phrónesis, esto es, la capacidad de juzgar, de deliberar.

Lo que se propone como alternativa es una educación que desarrolle en el individuo un cierto procedimiento reflexivo en el cual se base su conducta, sus prácticas cotidianas, una ascesis que ejercite su inteligencia primero y que se torne hábito después. Este procedimiento consiste prima facie en un cuestionamiento constante que conduzca al individuo a la necesidad de indagar una posible respuesta a este, de tal forma que, una vez que se tiene la respuesta provisional, hipotética, sea menester el análisis de dicha respuesta, entendiendo por esto la búsqueda de los argumentos más significativos, tanto a favor como en contra de la respuesta provisional.

Una vez que se tienen los pros y contras explicados y fundamentados se pasa a la síntesis, entendiendo por esto la evaluación tanto de los argumentos a favor como en contra con el propósito de determinar cuáles argumentos son correctos, válidos y pertinentes y cuáles no. Dicha evaluación nos permitirá llegar a una conclusión ponderada, deliberada y fundamentada, misma que el individuo podrá defender en un escrito, diálogo o debate sobre el tema en cuestión. (véase el siguiente esquema)

  1. Dudar/preguntar/cuestionar
  2. (Creer) Respuesta provisional/hipótesis
  3. Análisis (argumentos a favor y en contra de la respuesta provisional)
  4. Síntesis (evaluación de los argumentos a favor y en contra
  5. (Saber)    5. Conclusión (confirmar o refutar la respuesta provisional)

 Tal ascesis no sólo abarca el sentido de la noción de competencias pues es un procedimiento teórico­ práctico basado en el desarrollo del know how y know that, y desarrolla tanto la parrhesía, en cuanto procedimiento/habilidad y conocimiento teórico­práctico (Foucault 2011b:59), como la phrónesis, en tanto procedimiento de deliberación analógico. De esta forma, se proporcionan los conocimientos y las capacidades técnicas o procedimentales que requiere la educación en competencias, pero va más allá en tanto que no se limita sólo a esta dimensión del ser humano, a la dimensión del empleo o laboral, sino que permite la formación del ethos, en tanto singularidad en su relación con los otros.

Conclusión

 

En consecuencia, en lo que se debe enfocar la comunidad filosófica es en la defensa de la enseñanza del filosofar, en la enseñanza de una ascesis que ejercite su inteligencia primero y que se torne hábito después, ya que a través de ello podrá genera un conocimiento de sí que le permitirá cuidar de sí mismo, ocuparse de sí mismo y exhortar a los otros, mediante el escrutinio, el examen y la prueba de lo que saben y no saben pues “esa vigilancia de sí que es también vigilancia de los otros, o la vigilancia de los otros que es también vigilancia de sí [da como resultado] un cambio en la conducta de los individuos y un cambio, asimismo, en la configuración general del mundo” (Foucault, 2011: 324).

Ee por ello que, seguir de forma irreflexiva y en rebaño la “defensa de la filosofía” como la instauración de una materia dividida en asignaturas en contra de su implementación como temática transversal es, en realidad, “defender” el modelo normalizador de las instituciones disciplinarias, de la educación de la era industrial del capitalismo por sobre el modelo del espacio abierto o de la libre circulación donde los controlatorios nunca se acaban. Sin embargo, en ambos casos la filosofía pierde su esencia y su propósito: la formación del pensamiento filosófico.

En ambos casos se pierde el objetivo del filosofar, pues ni las asignaturas ni la transversalidad generan un individuo singular con la capacidad de ocuparse ni de sí mismo ni de su entorno, por lo que ninguna es una alternativa ya que ambas impiden un cambio de conducta que impide la transformación del mundo pues esta alteración surge de la relación que se tiene de sí consigo, por lo cual, es un mundo otro el que debe surgir, por lo menos, como ideal regulativo, como el objetivo de la práctica (ascesis) del filosofar. Pero no se trata de otro mundo como el platónico o el judeo­cristiano a donde llegarán las almas luego de su liberación del cuerpo, sino que “se trata de otro estado del mundo, otra ‘catástasis’ del mundo” (Foucault, 2011: 326).

Como se puede observar, se trata de transformar éste mundo a partir de un modo otro de vida, el cual sólo será posible si se genera una forma de ser y de hacer otra, la cual sólo puede surgir del conocimiento de uno mismo que lleva al cuidado y gobierno de sí, el cual requiere de una determinada práctica educativa, una ascesis que genere un tipo de educación y enseñanza otra, misma que aquí se propone a partir de la phrónesis y la parrhesía.

Referencias.

 Beuchot, Mauricio (2007) Phrónesis, Analogía y Hermenéutica. México. FfyL­UNAM. Deleuze, Gilles (1999) Conversaciones 1972­1990. España. Pre­Textos.

Foucault, Michel (2011) El coraje de la verdad. Argentina. Fondo de Cultura Económica.

Foucault, Michel (2011b) El gobierno de sí y de los otros. Argentina. Fondo de Cultura Económica.

González Férriz, Ramón (05/04/2022) El Erizo y el Zorro: Enseñar Filosofía a los adolescentes no tiene ninguna lógica.    El    Confidencial.    Recuperado    de    https://www.elconfidencial.com/cultura/2022­04­05/filosofia­ alumnos­educacion_3403096/.

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