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Jóvenes de Estados Unidos se unen a huelga climática global

América del Norte/Estados Unidos/01-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu

Jóvenes de Estados Unidos protagonizaron eventos en más de 80 ciudades para llamar la atención sobre la urgencia de la crisis climática y demandar acciones destinadas a enfrentarla, según informaron organizadores de las iniciativas.

Grupos inspirados en la labor de la adolescente sueca Greta Thunberg, quien dio lugar a un movimiento conocido como Fridays for Future (Viernes por el futuro), se unieron así a una nueva huelga climática global durante la cual se realizaron más de tres mil 200 actividades en todo el orbe, de acuerdo con la página digital de la acción.

‘Estamos en huelga porque nuestros líderes no nos han estado escuchando, piensan que nuestras voces son las que pueden ignorar y no tomar en serio. No entienden que nosotros, los jóvenes, estamos aterrorizados por nuestro futuro y no dejaremos de luchar hasta que esté seguro’, expresó en un comunicado Maya Arengo, de Fridays For Future en Estados Unidos.

Los eventos de hoy coincidieron con la realización del llamado Viernes negro, una jornada en la cual las tiendas se abarrotan de consumidores debido a grandes descuentos en los precios de los más variados artículos.

De ahí que en las protestas hubo un llamado disminuir los niveles de consumo cada vez más elevados de mercancías de todo tipo, cuando los participantes piden considerar la crisis climática no solo como un problema ambiental, sino también como una obligación ética.

El consumismo está destruyendo nuestro planeta. No tenemos recursos infinitos, sin embargo, el sistema continúa persuadiéndonos de que necesitamos constantemente más. Nos venden productos baratos a expensas de nuestro medio ambiente, pero ya es suficiente, manifestó en la red social Instagram el grupo ambientalista Extinction Rebellion.

Activistas juveniles en Washington D.C. realizaron un ‘Funeral por el futuro’ fuera del edificio del Capitolio y una procesión fúnebre por varias calles de esta capital con ‘dolientes que lloraron todo lo que hemos perdido y todo lo que podemos perder en la emergencia climática’, describió una de las organizaciones participantes en Twitter.

La cadena de televisión NBC News reportó que en la ciudad de Nueva York los manifestantes se reunieron en una tienda y empujaron carritos de compras vacíos, se abrieron paso entre los pasillos del lugar e invitaron a los compradores a tomar un descanso del ‘frenesí destructivo del consumismo’.

Medios locales de prensa reportaron que acciones de boicot a esta jornada de compras también tuvieron lugar en el centro comercial de Third Street Promenade, en Santa Mónica, California, donde estudiantes y activistas se movilizaron con carteles en los que se leyeron mensajes como ‘No hay un planeta B’, ‘Tiempo de levantarse’ y El clima está cambiando, ¿por qué no lo hacemos nosotros?’.

Imágenes compartidas en las redes sociales mostraron que también hubo manifestaciones en estados como Illinois, Minnesota, Texas, Montana y Carolina del Norte.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=324745&SEO=jovenes-de-estados-unidos-se-unen-a-huelga-climatica-global
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La reducción de nuestra felicidad

América del Norte/México/13-10-2019/Autor: Luis Miguel Alvarado Dorry

Por: Luis Miguel Alvarado Dorry

Para Aristóteles (Butler-Bowdon, 2013, págs. 14, 35-42), la felicidad reside en conocer y reconocer el sentido que tiene nuestra vida, pero, ¿nos hemos detenido o como los peripatéticos de la antigua Grecia, hemos caminado para pensar-nos y reflexionar-nos sobre qué sentido tiene nuestra vida? En este mismo contexto ¿Qué tanto nos conocemos y reconocemos?

En este mundo que cada vez va más y más de prisa, no nos da tiempo siquiera de disfrutar de las «pequeñas» bellezas o, como dicen mis hermanos y hermanas venezolanas, «bellesuras» que nos ofrece nuestra madre tierra, mucho menos a pensar-nos y reflexionar-nos con el hito de conocer-nos y reconocer-nos.

Por otro lado, en realidad conocemos y reconocemos siquiera ¿qué parte de nuestro cuerpo es sensible a cualquier roce o caricia? ¿Qué parte de nuestro cuerpo, fuera de los genitales, nos produce placer? En el único espacio y tiempo en donde nos acariciamos y tocamos es al momento de bañarnos, pero lo hacemos tan rápido que pasamos por alto muchas de nuestras zonas sensibles, nos ignoramos; si han cepillado cuidadosamente por un prolongado periodo sus encías con el cepillo que usamos para cepillar nuestros dientes, corroborarán lo placentero que es.

Dice el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga en (Marcos, 2019) que, «la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado», es decir, anteponemos el tener por encima del ser y del relacionarse con la o el otro y, con la naturaleza; dedicamos toda una vida en trabajar para tener, tener para gastar, gastar para acumular, acumular para llenar vacíos que se han creado a lo largo de nuestra vida, vacíos que dejaron la falta de caricias y afecto, o bien el abandono o pérdida de un padre, de una madre, de una hija, de un hijo, de un hermano o una hermana, etc. Estos vacíos debido a la falta de conocimiento de sí mismo y del otro o la otra, asimismo del sentido que tiene nuestra vida, si es que tiene un sentido, por lo tanto, nos embarga la infelicidad, en este contexto, no podemos reducir el sentido de nuestra vida en ir rellenando nuestros vacíos con objetos consumibles, en las deudas agobiantes que deviene, en trabajar para acumular y, por lo tanto, en sufrir la patología del siglo XXI, el estrés.

Pero ¿será porque así lo quiere el destino? O será que no existe un destino, sino una programación a través de la escuela y del complejo industrial cultural (Bonilla-Molina, 2018), con base en la alienación de nuestra vida por un sistema que nos quiere ignorantes de nosotros mismos que, mientras menos conocimientos tenga de mí mismo, le conviene a sus intereses, ya que éste va creando otros vacíos tan reales que, sus productos, son la panacea para rellenarlos.

Entonces, en esta lógica de consumo, llevamos una vida de relleno, siento tristeza, compro; siento alegría, compro; siento frustraciones, compro; siento coraje, compro y, para comprar, es necesario trabajar y, en este mundo de explotación, no hay salario que alcance a la magnitud de la programación de nuestras subjetividades que hace el sistema capitalista con base al consumismo desmedido, por lo tanto, nos endeudamos para seguir rellenando.

En este sentido, nos vamos alejando poco a poco de nosotros y, por lo tanto, de los otros, de las otras y de nuestra madre tierra, ella sabe bien su sentido de vida, es decir, un perro o una perra se conoce y reconoce como perro o perra, su sentido de vida es proteger, jugar, amar y ser amada(o), aunque en ocasiones el amor y el juego no son recíprocos, sino que solo él o ella ama y juega, mientras que recibe a cambio violencia de todo tipo, pero al final de cuentas él o ella ama, juega y protege, porque ese es su sentido de vida.

Un árbol se conoce y reconoce como tal, al crecer va penetrando con sus raíces cada vez más profundo a la tierra en busca de agua y de los mejores nutrientes, podríamos cuestionarnos ¿qué beneficio tiene la tierra? Ésta no se erosiona ni por el agua, ni por el viento, sino que su fuerza consiste en la simbiótica relación entre la tierra y las raíces del árbol, también, al caer las hojas del árbol a la tierra, se convierte en abono con ayuda de microorganismos, insectos y lombrices, el cual ayuda a la tierra a recuperar sus nutrientes y a su vez en alimentar al árbol, este da sombra, provee de semillas y frutos para alimentar a otro u otra ser vivo, es decir,  en palabras de Freire (1997, pág. 102) “La conciencia del mundo que implica la conciencia de mí en el mundo, con él y con los otros, que implica también nuestra capacidad de percibir el mundo, de comprenderlo, no se reduce a una experiencia racionalista”. El árbol al conocerse y reconocerse como árbol, conoce y reconoce a la tierra, a los microorganismos, insectos y lombrices, es decir, conoce y reconoce a los demás, por ello ese árbol tiene y sabe que su vida, tiene un sentido.

Desde esta perspectiva, podría aseverar que, tanto los animales como las plantas, en sí, todos los seres vivos (a excepción de la mayoría de los seres humanos que, no tenemos ni sabemos si nuestra vida tiene un sentido o cuál es ese sentido) saben que su vida tiene un amplio y dialéctico sentido, en permanente interrelación con las y los demás, por lo tanto, son felices.

Es por ello que, para ser feliz, primero tenemos que conocer-nos y reconocer-nos a nosotros, nosotras y nosotres mismos, a la otra, al otro, a la otre y, a la naturaleza, con el fin de conocer que nuestra vida tiene un sentido y que este no sea reducido, sino ampliado en un horizonte de posibilidades en permanente dialogicidad. Conociendo y reconociendo nuestro sentido de vida nos permite vincular-nos con el todo, no restando ninguna importancia a las partes, al contrario enfarizándolas, esta felicidad genuina se va construyendo desde y, con nosotros, nosotras y nosotres, desde y con los y las demás, no una felicidad ficticia que solo se basa en rellenar nuestras vidas con superfluos artículos de consumo, una felicidad dada, pasajera e impuesta.

Referencias

Bonilla-Molina, Luis. (2018). Mafaldas o Zombis. El complejo industrial cultural en el siglo XXI. Caracas: Otras Voces en Educación.

Butler-Bowdon, Tom. (2013). 50 Clásicos de la Folosofía. Málaga: SIRIO, S.A.

Freire, P. (1997). A la sombra de este árbol. Barcelona: El Roure Editorial, S.A.

Marcos, Adeline. (31 de Mayo de 2019). “La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”. Obtenido de El País: https://elpais.com/elpais/2019/05/31/ciencia/1559293697_965411.html

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China: Estudiantes universitarios chinos consideran importante la austeridad en la vida, según encuesta

Asia/China/22-09-2019/spanish.xinhuanet.com

Más del 80 por ciento de los estudiantes universitarios entrevistados en una encuesta reciente creen que la austeridad es importante en la vida, según informó China Youth Daily.

De los 1.988 estudiantes universitarios encuestados, el 87,9 por ciento pensaba que las personas deben ser frugales, mientras que el 83,8 por ciento afirmó que prestan atención a los costos de sus gastos de manutención.

La mayoría de los estudiantes encuestados trataron mantener sus gastos mensuales de manutención en un rango razonable, con el 77,3 por ciento de los entrevistados gastando entre 1.000 yuanes (141 dólares) y 2.000 yuanes cada mes.

Durante la encuesta, una estudiante de apellido Wang que está en el segundo año de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Xi’an dijo que siempre trata de comprar lo que necesita al precio más razonable posible.

Dado que sus padres le dieron una asignación mensual de 1.200 yuanes, Wang nunca agota su dinero y compra algunos productos financieros para obtener una pequeña ganancia.

En términos de cómo llevar una vida austera, el 79,1 por ciento de los encuestados dijo que los estudiantes universitarios no deben seguir las tendencias ni compararse con los demás en los gastos de dinero.

Algunos estudiantes salen a gastar por vanidad; compran cosas solo para presumir ante los demás, dijo Zhang Xin, consejero del Instituto de Pittsburgh de la Universidad de Sichuan.

Desde la perspectiva de Wang, los estudiantes universitarios no deberían prestar demasiada atención a la vida lujosa de las celebridades, sino deben intentar ganar dinero por su cuenta para que puedan entender que el dinero no crece en los árboles.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-09/22/c_138412715.htm

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Hablando del libro “Las pieles que vestimos”. Corporeidad y prácticas de belleza en jóvenes chiapanecas

Por: Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

El libro las pieles que vestimos. Corporeidad y prácticas de belleza en jóvenes chiapanecas nos introduce a la defensa de la autora, Tania Cruz Salazar como chiapaneca y chamula, hacia la raza indígena, mientras manifiesta abiertamente que existe discriminación y racismo en la clasificación de  indígenas o mestizos en su estado y a la vez critica el amplio rechazo por lo local; en un listado de lo que se considera “bonito” o “feo” que impide encajar abiertamente en la sociedad actual, gracias al consumismo aplastante y empoderado por la pérdida de la identidad. La postura de la autora ante la tensión de la imposición y la resistencia, en su objeto de estudio, lleva al cuestionamiento de su postura, si esta es informativa, de convencimiento, de defensa o de justificación, entre la controversia de lo que escribe y lo que a diario vive en casa.

La recomendación del libro surge por la importancia de comprender porqué como sociedad se prefieren o se rechazan ciertos estereotipos de belleza, sin estar conscientes de ello. También se propone para disfrutar el recorrido histórico en su investigación documental y etnográfica que logra, en un periodo del 2004 al 2009 y de cómo describe la corporeidad y belleza hegemónica de los jóvenes en general y del cuerpo enculturado que ha cambiando del siglo XX al siglo XXI; con grandes transformaciones en el sistema mundial capitalista y de cómo el consumismo influye al ser humano, por tendencias o modas impuestas y lo atropella de manera invisible y desenfadada, especialmente en la sociedad chiapaneca que habita en San Cristobal de las casas.

Para la autora, la concreción del libro significa la presentación de su investigación, con una metodología en la que primero hubo un acercamiento con los sujetos de investigación y exploración de la zona, más la aplicación de técnicas como cuestionarios, entrevistas, diarios de campo, biografías, fuentes hemerográficas y de herramientas plásticas, como el dibujo y el recorte. También, significa presentar la  corporeidad que ella misma da a sus sujetos de investigación mientras narra sus prácticas de belleza, la concepción que ellos mismos tienen sobre el tema y sus formas de estar en el mundo actual, con jóvenes que muestran sus prácticas heredadas y modificadas, en una heterotopia de Foucault y los resultados formados por los medios de comunicación. En la escritura, se presenta la corporeidad y la belleza vistos como un espacio personal con expresión cultural, en una galería de entramados culturales que distinguen social, etaria y genéricamente a un sujeto,  desde la perspectiva antropológica, con aquello que se dice y se hace con el cuerpo, como manifestación de la existencia humana. Tania Cruz dice (P. 41) “arreglar el cuerpo es un acto de mediación entre el sí mismo y el mundo social, entre los gustos particulares de la persona y las normas sociales demandadas. Arreglar el cuerpo puede tener varias lecturas: i) componerlo privadamente para lucirlo públicamente, ii) incorporar una serie de convenciones y representaciones culturales o iii) encarnar las normas de belleza y las de género que corresponden a cada grupo cultural”.

También, en el libro se identifica cómo la autora alza la voz para mostrar su inconformidad contra el poder económico que rige los comportamientos corpóreos y ciertos patrones de conducta que conducen al consumismo de la producción en masa, para atender cuestiones de belleza, de manifestación corpórea  para insertarse en la sociedad global mientras se pierde la identificación individual. Un libro lleno de dicotomías, que expresa la discontinuidad relativa sobre el sujeto, entre lo que es innato (cuerpo) y lo que es transferido (cultura), lo que de él se dice y se piensa (concepciones) y lo que se hace con él (prácticas) y de la encarnación cultural mediante la incorporación de convenciones, representaciones  y toma de elecciones cotidianas.

La autora, desde su perspectiva Foucaultiana, mientras propone una tipología de prácticas de belleza que pueden también ser analizadas, dice (p 14) “Las pieles que vestimos es una ventana abierta al mundo de los espejos y de las miradas de lo que se maquilla y de lo que se revela, de lo que se adapta y de lo que se confronta, de lo que se distorsiona y de lo que se apropia, de lo que permanece y de lo que se transforma”. Para concluir, Las pieles que vestimos es una lectura obligada para acercarse a los hermanos chiapanecos mientras se tratan de comprender sus practicas de belleza y cómo sus diversas manifestaciones corpóreas los han ido segregando, así como la gran influencia que se recibe del exterior que provoca que entre su misma gente, se diga de dientes pa´ fuera que ama lo local, mientras que en sus acciones prefiere lo extranjero, lo cual no es malo, si primero se aprende a respetar y  aceptar lo que por herencia cultural y racial en verdad le pertenece. Finalmente, la autora dice (p139): “En la actualidad vemos que en San Cristóbal de Las Casas existe un sincretismo cultural imposible de negar, aunque también hay innovación, cambio, continuidad, adaptación y resemantización cultural. Los gustos se traslapan y las lógicas estéticas a nivel local son también heterotópicas.”

Fuente: http://www.educacionfutura.org/hablando-del-libro-las-pieles-que-vestimos-corporeidad-y-practicas-de-belleza-en-jovenes-chiapanecas/

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Mensajes divergentes

Por: Alejandro Prieto Orviz

El niño contempla un espacio televisivo donde se alerta sobre la excesiva huella ecológica ocasionada por la actividad humana, escucha con interés la información referida a la subida del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos derivados del cambio climático, permanece atento a las indicaciones que hablan de llevar estilos de vida más sencillos y respetuosos con el medio ambiente; acto seguido, llega el tiempo dedicado a la publicidad y es objeto de mensajes que estimulan el consumo irreflexivo y promueven la participación ciudadana en juegos de azar que anuncian el pasaporte a la ostentación; y a continuación, permanece sentado viendo el inicio de un nuevo programa que realza la sobreabundancia y el lujo como patrón de felicidad y éxito social. ¿Con qué debe quedarse?, ¿qué información tendrá mayor capacidad de penetrar y esculpir la sensibilidad y la conciencia?

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/09/19/opinion/1537372326_103069.html

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Navidad, nacer de nuevo

Por: Frei Betto

“No hay duda de que la Navidad papanoélica es la única festividad en que la resaca se anticipa a la conmemoración”, dice Frei Betto. 

La Navidad es un tiempo de desazón. Apremiados por la publicidad que cambia a Jesucristo por Papá Noel, se nos desdeña como ciudadanos y se nos seduce como consumidores.

Aunque tengamos dinero en el bolsillo, se instala un hueco en nuestro corazón. Aumenta la temperatura de nuestra fiebre consumista y, discípulos fundamentalistas de una secta extravagante, nos adentramos mediante una procesión motorizada en las catedrales de Mamón: los shopping centers.

En esas construcciones imponentes, brillantes falsos de la escenografía cosmopolita, nos aguardan las ofrendas de la salvación, premisas y promesas de felicidad. Exhibidas en elegantes anaqueles y vitrinas relucientes, escoltadas por bellas ninfas, las mercancías son como imágenes sagradas dotadas del milagroso poder de hacernos ingresar en el reino celestial de quienes hacen de todo para morir ricos.

Libres de las figuras profanas que contaminan el exterior, como los niños que transforman las ventanillas de nuestros carros en cuadros de pavor, recorremos silenciosos las naves góticas, elevados por la música aséptica y el aroma achocolatado de exquisitas golosinas.

Con ojos ávidos, inclinamos el espíritu de capilla en capilla, atendidos por solícitas sacerdotisas que, si bien no pueden ofrecer gratis el manjar de los dioses, al menos nos lo brindan con sus trajes de vestales romanas condenadas a la belleza obligatoria.

Es el altar de nuestros sueños, el Cielo anticipado en la Tierra en forma de joyas, aparatos electrónicos, ropas y productos importados que nos redimen del pecado de vivir en este país cuya miseria arruina el paisaje.

No hay duda de que la Navidad papanoélica es la única festividad en que la resaca se anticipa a la conmemoración. Tómense vinos y castañas, panetelas y pavos, y un puñado de regalos: he ahí la receta para disfrazar una fecha. Y ahogar emociones y sentimientos. Pero no es Navidad.

La mercancía se convierte en la "diosa" de la Navidad moderna. Foto: ValenciaBonita.

La mercancía se convierte en la “diosa” de la Navidad moderna. Foto: ValenciaBonita.

Para festejar la Navidad se necesita avivar los afectos y servir a la mesa corazones y solidaridad, destapando el alma y convirtiendo el espíritu en pesebre donde renazca el Amor. Darse en vez de dar, estrechando lazos de familia y vínculos de amistad.

Urge abrir el diccionario impreso en los dobleces de nuestra subjetividad y sustituir competencia por comunidad, envidia por reconocimiento, resentimiento por humildad, yo por nosotros.

En estos trópicos calientes, mejor que con nueces conviene gratificar la lengua con prudencia, privándose de hablar mal de la vida ajena.

Un poco de silencio, una oración, la retracción del ego favorecen el encuentro con uno mismo, sobre todo de quien se reconoce alienado de Dios, de los otros y de la naturaleza. Nada cuesta pisar el freno en la atropellada carrera de quien, en el afán de superar el ritmo del tiempo, corre el riesgo de abreviar la vida por el agotamiento del cuerpo y la confusión de la mente.

Antes de los brindis, se recomienda llenar el corazón de ternura hasta que se desborde por los ojos y se derrame en caricias y besos.

Porque ¿de qué vale la Navidad si no tenemos el valor de regalarnos la decisión de nacer de nuevo?

 

Imagen: Folhox.

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Navidad, nacer de nuevo

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Libro: Algunas observaciones a la relación entre la ética budista y el desarrollo sostenible, el consumo y la felicidad

Algunas observaciones a la relación entre la ética budista y el desarrollo sostenible, el consumo y la felicidad

Documentos de Trabajo #7

Arturo Eduardo Arroyo. [Autor] 

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Colección Red de Posgrados en Ciencias Sociales. 
ISBN 978-987-1543-76-2
CLACSO.
Buenos Aires.
Junio de 2011

*Disponible sólo en versión digital 

En este trabajo haremos una exploración sobre la relación que se hace entre el budismo y el desarrollo económico, en lo que tiene que ver con el consumo,la economía sustentable y la felicidad. La selección de este tema de estudio obedece a la importancia que genera para cualquier estudio sobre el desarrollo económico las interconexiones que se hacen entre los postulados y/o las lógicas económicas y las costumbres y/o discursos culturales, sobre todo de qué manera interactúan y qué posibilidad tienen unas de permear a las otras. Hemos encontrado una serie de disparadores interesantes sobre cómo el budismo puede proporcionar algunas nuevas ideas sobre problemas como el desarrollo sostenible y la felicidad en las sociedades modernas. Estos disparadores sirven para comprender un poco más a la milenaria religión oriental, pero también para realizar una observación sobre las sociedades modernas y la cultura occidental misma.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=619&campo=titulo&texto=etica

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