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Tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

Centroamérica / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Luis Armando González / Fuente: Radio La Primerisima

Imitando a las universidades privadas y a las escuelas de administración de las empresas estadounidenses en particular, los burócratas y los políticos de Gran Bretaña y de la Europa continental han adoptado una jerga empresarial que recuerda a la neolengua orwelliana para la gestión universitaria modelaba según el patrón de una corporación empresarial; y los más triste de todo, con ello respaldan la lógica de los resultados y logros rápidos”

Zygmunt Baumann y Leonidas Donskis, Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida.

No cabe duda que los conceptos científicos, particularmente los muy extensos, sí ayudan a cambiar las ideas extracientíficas”.

Thomas Kunh, La tensión esencial.

Introducción

Se ofrecen aquí algunas hipótesis y orientaciones metodológicas generales en torno a las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica. La indagación acerca de las tendencias de las políticas educativas en la región exige el examen, como punto de partida, del contexto económico en el cual se gestaron las políticas educativas vigentes en la actualidad, lo mismo que el estudio del paradigma economicista del cual se nutrieron los gestores de aquéllas.

La hipotesis general que se propone en estas páginas es que lo específico de las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa es su carácter fuertememente economicista, no sólo por su finalidad –hacer de la educación un soporte del modelo económico terciarizado que despuntaba en el marco de la globalización neoliberal—, sino por su filosofía educativa –una filosofía educativa inspirada en conceptos, hábitos y valores de cuño economicista neoliberal— y por sus consecuencias –dar pie a una privatización y mercantilización de la educación que debilitó extraordinariamente la educación pública.

Se trata, obviamente, de un planteamiento polémico. Pero en ningún ámbito como en el educativo es necesaria la polémica y el debate, especialmente cuando las fallas saltan a la vista. Hemos dado demasiadas cosas por supuestas en educación; por ejemplo, que hay conceptos, creencias y valores que deben aceptarse sin hacerse cuestión de ellos. Nada más contrario a la educación que la aceptación acrítica de lo dado. El acomodamiento a las modas educativas se ha convertido en cómplice de burocracias que, trabajando en función de un capitalismo rentista1, han convertido en dogmas educativos “respetables” lo que no son si no nociones tomadas de un economicismo, muy cuestionable desde criterios científicos y éticos, que se han integrado en un “constructivismo” igualmente débil en sus fundamentos filosóficos2.

Comenzamos, pues, con un planteamiento acerca de la necesidad de reflexionar sobre las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica, para luego hacer una valoración sobre la relación entre reformas económicas neoliberales, economicismo neoclásico y educación. Cerramos en el documento con discusión acerca de las tendencias que se pueden identificar, en estos momentos, en las políticas educativas en la región.

  1. La necesidad de reflexionar sobre tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

 

En el momento actual, el examen de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica se impone como una necesidad imperiosa. Los modelos educativos implementados después de la salida de las crisis y conflictos de los años ochenta han revelado, a estas alturas, severas deficiencias no tanto en cobertura, sino en la calidad de la educación3en todos sus niveles. Es evidente, en algunos países, la debilidad de la educación en los ámbitos científicos y técnicos, pero también en sus fundamentos filosóficos, éticos y humanistas. Lo mismo que es evidente el deterioro de la profesión docente, comenzando con una formación inicial docente poco sólida, hasta llegar a procesos de formación continua sumamente laxos y fuertememente orientados hacia un didactismo al que le es ajena la reflexión crítica sobre los dinámicas sustantivas de la realidad natural y social.

En algunos países, esas deficiencias han sido analizadas (o lo están siendo) de forma sistemática, y se han impulsado (o se están impulsando) cambios en orden a corregir sus fallas más significativas, por ejemplo en la formación docente4, en los contenidos y metodologías curriculares, y en el acceso a las tecnologías de la información y comunicación.

En otras naciones, reconociendo algunas falencias en los modelos educativos vigentes, los diagnósticos no son todo lo sistemáticos y realistas que debieran, y en consecuencia se introducen mejoras, según criterios de ensayo y error, que no tocan lo medular de aquéllos. En estas últimas naciones, hace falta una reflexión crítica sobre el conjunto de los procesos educativos y la lógica que los gobierna; hace falta una valoración –y no sólo un análisis— de los cambios educativos5, y las políticas a que los mismos dieron lugar, fraguados en los años ochenta y noventa, a la luz de su impacto no sólo en la calidad de la educación, sino también en la dinámica cultural y social.

Como quiera que sea, lo que no se puede negar es que las reformas educativas (y las políticas educativas) realizadas y ejecutadas en la era del postconflicto regional están siendo puestas en cuestión desde diferentes flancos y con distinta profundidad en cada una de las naciones centroamericanas.

Hay un importante debate educativo, ahogado muchas veces por otros debates –por ejemplo, el suscitado por la violencia y la inseguridad—, del cual se están generando diagnósticos, planteamientos críticos y propuestas de acción que, cabe esperar –no sin una gran dosis de optimismo—, den lugar a una reforma educativa (y las políticas educativas pertinentes) de nuevo calado, que permita superar lo que es para muchos una crisis educativa de enormes proporciones en países como El Salvador, Guatemala y Honduras.

2. Transformación económica y reforma educativa

Así las cosas, preguntarse por las tendencias de las políticas educativas en la región centroamericana supone, ante todo, reflexionar sobre las características de los modelos educativos que se diseñaron e implementaron al calor de la gran transformación económica inciada, con variantes nacionales, a finales de los años ochenta y principios de los noventa6, y que, consolidada como un modelo de acumulación centrado en la apertura comercial, la liberalización de los mercados financieros y el turismo –con una extraordinaria dependencia de las remesas y las maquilas en el caso salvadoreño7—, subordinó a sus necesidades el quehacer educativo, impregnándolo de una lógica privatizadora y mercantil.

La tesis de la mercantilización de la educación –que no sólo se escucha en Centroamérica8—es incomprensible sin hacerse cargo, por un lado, de la redefinición de los modelos económicos tradicionales –centrados en la agricultura y la industria— a partir de las exigencias de la terciarización de los aparatos económicos impulsada en el marco, y según los criterios y reglas, del neoliberalismo9. Y, por otro, de la ofensiva economicista de los años ochenta y noventa que permeó no sólo el quehacer económico y político, sino el conjunto de las prácticas, hábitos y creencias populares.

2.1. El economicismo de las reformas y las políticas educativas

El paradigma neoliberal10, con sus nociones del éxito fácil, consumismo, privatización, individualismo, acumulación, rendimiento, emprendedurismo, competencia…, y toda la gama de conceptos, palabras, creencias y estilos de comportamiento que son propias de ese paradigma se introdujeron con fuerza inusitada en la vida social y cultural (no sólo económica y política), impactando con particular eficacia el quehacer educativo en prácticamente todos sus componentes y niveles.

La tesis de la ofensiva de la economía neoclásica de los años ochenta sobre las ciencias sociales, planteada por Adam Przeworski11, se debe extender al pensamiento y a las prácticas educativas: la educación cayó en las redes de un economicismo de cuño neoliberal –del que por cierto aún no sale— no sólo por la lógica de rentabilidad que la terminó por caracterizar, sino por la “contaminación” de la filosofía de la educación (fines de la educación, contenidos curriculares, metodologías y didácticas de enseñanza, conceptos y valores educativos) de nociones, objetivos, propósitos y aspiraciones provenientes de la concepción económica que se erigió en dominante a lo largo de las décadas de los años ochenta y noventa.

Quizá el concepto de mayor influencia educativa desde los años noventa sea el de “competencia”, cuya carga economicista es indiscutible, como también es indiscutible el modo cómo intelectuales de las más diversa procedencia, incluidos figuras de izquierda, le han rendido un culto que ha resultado, en algunos contextos, verdaderamente vergonzoso. Una de las deudas pendientes del pensamiento crítico latinoamericano es el examen riguroso de la visión educativa sustentada en el “enfoque por competencias”, sus supuestos filosóficos y sus repercusiones en la educación.

Es un enfoque que no sólo se ha naturalizado, sino que se ha convertido en criterio de validación del ejercicio docente en todos los niveles del sistema educativo. Asimismo, el “enfoque por compencias” se ha convertido en un mecanismo para excluir del sistema a quienes o no lo conocen o se resisten al mismo por considerarlo insuficiente para apuntalar un proceso educativo sólido en lo congnoscitivo y éticamemente comprometido con la solución de los problemas sociales, económicos y culturales más graves.

En virtud de las exigencias planteadas por la transformación de los aparatos económicos y por el predominio creciente del paradigma neoliberal en el pensamiento social, político y cultural, en los años ochenta y noventa, se impulsaron reformas educativas encaminadas a articular de mejor manera el quehacer educativo con el modelo económico emergente.

El estudio a fondo de cada experiencia nacional seguramente arrojará modulaciones a la afirmación anotada; pero cabe sospechar que, en términos generales, se la pueda seguir sosteniendo como criterio de interpretación de la lógica de fondo de las políticas educativas emanadas de las reformas realizadas –a veces de forma abierta, como en el caso de El Salvador en los años 1996-1997, y a veces sin anunciarlas como tales— en el contexto, por un lado, de la transformación económica de los años ochenta y noventa, y, por otro, de la hegemonía del paradigma económico neoliberal.

2.2. La lógica neoliberal en la educación: la experiencia salvadoreña

En general, en los años noventa, la lógica neoliberal se impuso no sólo en el ámbito de la economía, sino también en el conjunto de la vida social y cultural. ¿En qué consiste esa lógica?

a) En la sujeción de las prácticas sociales a las reglas del mercado, con la subsiguiente mercantilización de la vida social. O sea, en virtud de esa sujeción, todo queda convertido en una mercancía que puede ser comprada o vendida.

b) En la privatización de todo, es decir, la conversión de bienes y prácticas sociales en propiedades individual o corporativa. La consecuencia de ello es que, por un lado, todo debe tener dueño y, por otro, los bienes públicos tienden a desparecer, siendo sometidos a una proceso de privatización.

El caso de El Salvador es extremo en el predominio de este espíritu privatizador en la vida social: desde el fin de la guerra civil (1992) ha sido indetenible la práctica de convertir en espacios privados espacios públicos (como calles, avenidas, pasajes, parques y zonas verdes) que, de la noche a la mañana, aparecen con verjas y portones por decisión de grupos de vecinos que habitan en las inmediaciones de los mismos12.

c) El debilitamiento del Estado, al cual se le van restando no sólo capacidades económicas, sino responsabilidades sociales, que precisamente se descargan en cada individuo del cual depende su propio bienestar y su propia seguridad13. En virtud de la lógica neoliberal, cada individuo es dueño de su destino, mismo que depende de lo que le haya tocado en suerte en esa rueda de la fortuna que es el mercado. Es problema de cada cual resolver las dificultades y trampas que la vida le depare, aunque estas sean generadas por un ordenamiento económico excluyente y empobrecedor.

d) La desaparición del ciudadano y el surgimiento del consumidor. El primero tiene derechos y deberes; el segundo capacidad o incapacidad de comprar o de vender algo. Si no tiene capacidad de compra, queda fuera del mercado y de los bienes que el mercado ofrece. Si tiene capacidad de compra, tiene “derechos de consumidor”: puede consumir las mercancías que se le ofrezcan y puede reclamar si las mismas no tienen la calidad debida o fallan en algún aspecto.

e) Consumismo extremo: el neoliberalismo alienta una cultura de consumir para llevar una vida fácil, ligera, cómoda, light,  sin más límite que la capacidad de compra al crédito o al contado. Si se paga un precio por un bien o un servicio, la idea es que el “cliente” gane en disfrute y en comodidad. Es un consumismo que, alentado por una cultura de marcas, atenta contra la ciudadanía, tal como lo hizo notar Naomi Klein en su libro No logo. El poder de las marcas14.

¿Cómo operó esta lógica en El Salvador, en el plano educativo?

En el caso de El Salvador, en los años noventa se realizó una proceso de reforma educativa inserto en el esquema neoliberal. Los gestores de esta reforma buscaron poner al sistema educativo en función de un modelo económico terciarizado y maquilero, y lo hicieron imbuidos, consciente o inconscientemente, del paradigma económico neoclásico. Para realizarla, había que formular una filosofía educativa que marcara el horizonte de la reforma que se estaba impulsando.

Esta nueva filosofía educativa –que se empapó del economicisimo predominante—, se caracterizó  por lo siguiente:

  1. El cambio del docente formador (del profesor) al docente facilitador, lo cual se hizo a partir de una “crítica” aparentemente sólida a las debilidades del docente tradicional. Junto con un rechazo a la educación bancaria y memorística (no se dudó en recurrir a Paulo Freire para sostener esta crítica), se desvirtuó el rigor, esfuerzo y disciplina intrínsecos a cualquier proceso de conocimiento (científico, literario o filosófico), cayendo en un facilismo poco propicio para el cultivo de las destrezas intelectuales superiores. La arremetida contra la “memorización” lo fue en contra de uno de los fundamentos de la identidad individual y colectiva: la capacidad de recordar. También se puso en jaque esa conquista humana sin la cual no hay educación: la palabra dicha y la palabra escuchada, la palabra escrita y la palabra leída (en una pizarra o en un libro). El diálogo socrático, pilar esencial de cualquier proceso educativo, fue ahogado por el practicismo didáctico y el uso de recursos tecnológicos en los cuales al profesor sólo le correspondía ocupar el lugar de “facilitador”15.
  2. La potenciación de la didáctica en detrimento de los contenidos cognoscitivos y críticos, bajo el supuesto de que había que orientar la educación hacia la práctica, o como se dice en la jerga didactista prevaleciente hacia el “saber hacer”, el “saber aprender” y el “aprender a aprender”. Se cayó en un “didactismo” de graves consecuencias para la educación, pues en virtud del mismo se dejaron de lado contenidos científicos, literarios y filosóficos sustantivos, lo mismo que se ahogó la reflexión crítica sobre la realidad y el compromiso con un conocimiento orientado a su transformación.

 

  1. El énfasis en hacer de la educación un proceso “suave”, “amigable”, light, en el que todos pueden construir el conocimiento en igualdad, pues nadie sabe más –y el facilitador menos que nadie—. Esta visión de la educación se nutrió de (y a su vez reforzó) la cultura de la globalización16 que se impuso con contudencia a lo largo de los años noventa y primeros años del 2000. Este trasiego de conceptos, valores, creencias, aspiraciones y hábitos desde la cultura globalizada hacia la educación, y viceversa, es algo a lo que no se le ha dado la debida atención, pero que reclama un examen detallado.

 

 

  1. Los estudiantes y sus padres, madres o tutores vistos como clientes, como consumidores individuales de bienes educativos, que les servirían para su éxito individual. Obviamente, ello dependiendo de su capacidad de pago, pues cada cual recibe la educación que pueda comprar.

 

  1. La implantación, como creencia compartida socialmente, de la que la educación que se paga (privada) es mejor que la gratuita (pública), y que entre más costosa es la mensualidad de mayor calidad y prestigio es la educación recibida. No sólo se introdujo una tajante separación entre la educación pública y privada, sin igualdad posible entre ambas en prestigio y reconocimiento social, sino una jerarquía entre las instituciones privadas, de la más cara a la más barata, y una competencia entre ellas por asegurarse las clientelas estudiantiles que hicieran rentable el negocio educativo.

 

 

  1. El deterioro de la educación pública que, de ser el principal foco de la educación en el pasado, se convirtió en el espacio para quienes no podían tener un lugar en el mercado educativo, es decir, para quienes no podían comprar los servicios ofrecidos por las empresas educativas privadas. Se dio por descontado que quienes no pudieran acceder a estas últimas no podrían presumir jamás de la educación recibida en las instituciones públicas, pues haber estudiado en ellas no sólo revelaba su situación de precariedad socio-económica (o sea, su condición de “perdedores”), sino la imposibilidad de salir de ella por no haber accedido a los conocimientos y habilidades –y también las relaciones y prestigio que dan las instituciones caras— que se requieren para triunfar en el mercado.

 

El deterioro de la infraestructura escolar pública, el descuido de la formación profesional docente, el ahogo presupuestario y la presión gremial en torno a demandas económicas, reforzaron en el imaginario social la idea de la inferioridad de la educación pública respecto de la privada, reforzando las ansias de las familias por buscar a toda costa alejarse de la posibilidad de enviar a sus hijos e hijas a escuelas públicas. Son los sectores medios los que más eco han hecho de esta visión, creyendo con los ojos cerrados que el éxito en la vida de sus hijos e hijas está en función de la inversión realizada en las colegiaturas escolares.

 

Se cayó en un círculo vicioso, del cual no sólo ha salido perdiendo la educación pública, sino la educación en general: el mito de que la educación privada es de calidad, y la pública no, ha impedido caer en la cuenta de que la primera, pese a las cuotas altas y a los lujos y comodidades en sus edificios, no ha escapado al empobrecimiento científico, filosófico y ético de la educación.

 

Antes bien, la educación privada ha sido una de sus generadoras, pues el facilismo, la falta de rigor académico y la implantación de valores consumistas, competitivos y poco críticos, han emanado de quienes la han auspiciado. Y lo que es peor, la visión educativa privada y privatizadora contagió el quehacer de la escuela pública, que no sólo fue vista y entendida como un instrumento que debe estar al servicio del mercado, sino que asumió, además de sus conceptos, palabras, creencias y hábitos, sus propósitos: en primer lugar, forjar consumidores y clientes de las empresas establecidas; y, en segundo lugar, crear una mano de obra lista para integrarse a las empresas que así lo demandaran en el marco de la transformación económica de los años noventa (maquilas, call center, comercio, servicios financieros).

2.3. Educación y economía: la particularidad del cambio educativo de los años ochenta y noventa

La subordinación de los sistemas educativos a las exigencias de los aparatos económicos no es un invento de los promotores de las reformas económicas neoliberales17. El modelo agroexportador dio pie a un quehacer educativo que le era funcional, y lo mismo sucedió con el modelo agroindustrial18. Desde las materias y las carrerras técnicas profesionales, pasando por los contenidos curriculares, hasta el calendario escolar y académico, no se entienden sin hacer referencia a los modelos económicos vigentes o emergentes en cada época histórica particular.

Sin embargo, lo singular de las reformas educativas y las políticas educativas de los años ochenta y noventa es su filosofía y orientación marcadamente economicista, lo cual las distingue de otros procesos de cambio educativo en los que los propósitos económicos coexistían e incluso se subordinaban a propósitos políticos e incluso culturales y religiosos.

Se trata, en las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa, de un proceso de cambio educactivo no sólo orientado casi exclusivamente por objetivos económicos, sino embuido de un paradigma economicista que, como se dijo arriba, ha contaminado el quehacer educativo de una manera extraordinaria. Hablamos, pues, de reformas y políticas educativas de carácter economicista en sus objetivos, en su conceptualización y en su ejecución. Esa es la gran novedad del cambio educativo de los años noventa, respecto de otras reformas y transformaciones edicativas del pasado.

Es decir, en el pasado de la educación en Centroamérica, si bien es cierto que ella tenía un eje que la subordinaba a los aparatos económicos prevalecientes o emergentes, también tenía anclajes en exigencias políticas y culturales emanadas de los grupos de poder, especialmente en la línea asegurar la sumisión a la autoridad y el mantenimiento del orden establecido, que muy probablemente tenían la primacía respecto de las exigencias económicas.

Parte del éxito del economicismo y el mercantilismo predominantes es hacernos creer que han existido en todos los tiempos y lugares, con lo cual logran imponerse como algo “natural”.

El análisis histórico nos enseña que, si bien nuestro tiempo es fuertemente economicista y mercantilista, en otras épocas fueron otros los paradigmas (creencias, nociones, valores y aspiraciones) que prevalecieron. Se trató de paradigmas políticos y culturales en los que la nación, la patria, el orden, la autoridad y las jerarquías sociales eran lo esencial, y la educación bebió de ellos y se puso en función de sus objetivos.

Hasta las transformaciones economicas de los años ochenta y noventa, y la hegemonía creciente del economicismo y el mercantilismo en la cultura colectiva –incompresibles sin la globalización neoliberal y su cultura—, fueron otras las matrices conceptuales (no economicistas, no mercantilistas y no privatizadoras) y otros los objetivos (no principalmente o exclusivamente económicos) que sustentaron las reformas y las políticas educativas19.

De tal suerte que sin entender los fines (casi) exclusivamente económicos y el predominio del paradigma neoliberal en las reformas y políticas económicas de los años ochenta y noventa no se las pueda explicar a cabalidad en su singularidad y novedad. Tampoco se podrán entender los efectos negativos que ello ha tenido no sólo en la calidad de la educación, sino en la integración social y cultural. Al convertir a la educación en instrumento expreso de un modelo económico emergente, el economicismo y el mercantilismo vulneraron su anclaje social, cultural y político, erosionando sus capacidades como mecanismo de integración.

3. Reflexión final: el estudio de las tendencias de las políticas educativas

En síntesis, es ineludible el examen a fondo de la dinámica económica prevaleciente o emergente en una época determinada para entender las políticas educativas, lo mismo que los procesos de reforma educativa.

Y ello porque, en general, los sistemas educativos se han configurado históricamente a partir de un anclaje con los modelos económicos prevalecientes, lo cual es particularmente evidente en el contexto de la emergencia y consolidación de los modelos económicos de carácter neoliberal y globalizado.

Así, en el caso de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica es de rigor analizar, como punto de partida, el contexto económico de las reformas educativas de las que emanaron las políticas educativas vigentes en la actualidad. Y, a partir de este análisis, se debe hacer el esfuerzo por vislumbrar las dinámicas futuras de la educación en la región centroamericana.

También es ineludible el examen de los paradigmas predominantes (económicos, políticos, culturales) pues las matrices conceptuales –la filosofía educativa— de las reformas y las políticas educativas se nutren de ellos, lo mismo que sus fines y objetivos fundamentales. Así, es imposible entender a cabalidad las políticas educativas operantes en el presente sin hacerse cargo del predominio del paradigma neoliberal y del modo cómo este contaminó la filosofía de la educación que sostiene las políticas educativas vigentes.

¿Cuáles són, pues, las dinámicas de las políticas educativas de cara al futuro en Centroamérica? O sea, ¿cuáles son las tendencias de las políticas educativas en la región?

Para responder a esa pregunta se debe reconocer, ante todo, la existencia de un incipiente replanteamiento de los modelos económicos establecidos, los cuales han comenzado a revelar algunas de sus fisuras más profundas. Tanto del lado de determinados grupos empresariales como del lado de determinados actores políticos (de distinta filiación ideológica) se hace patente la preocupación por los límites de unos modelos económicos estancados productivamente, dado su anclaje en los servicios financieros, el comercio, el turismo, las maquilas y las remesas.

La crisis financiera de 2007-200820 sacó a relucir, de manera dramática, la inviabilidad de unas economías que descansan en la intensificación del consumo de servicios financieros, sin atender a la inversión productiva y a la innovación científica y tecnológica.

Hay grupos empresariales que han comenzado a presionar a los gobiernos para apuntalar un giro educativo que posicione, como algo central del quehacer educativo, a la ciencia y a la tecnología. Aquí, de nueva cuenta, lo que predomina es la visión economicista de la educación, tanto por los objetivos que se buscan con ella como por las matrices conceptuales que deben orientarla. En el caso de El Salvador, el modelo económico terciarizado está en crisis y las formas emergentes de actividad económica que vislumbran algunos de los grupos de poder exigen un replanteamiento de la educación, en función de una nueva agenda económica21.

Desde la derecha política vinculada a los grupos empresariales emergentes se suele respaldar esta demanda de una reforma educativa que se traduzca en una potenciación, desde la educación, del giro económico que aquéllos están promoviendo. En algunas instituciones educativas privadas, creadas expresamente para articularse con el aparato económico predominante, ya se realizan las adecuaciones pertinentes para dar respuesta a estas nuevas demandas empresariales.

Por su parte, la educación pública no sólo está sometida a la tensión que le provocan esa demandas, a las que de alguna manera intenta dar respuesta, sino que también está sometida a otras tensiones surgidas de objetivos que, desde una visión política de izquierda o de centro izquierda, se le imponen ahí donde las derechas políticas no gobiernan (o temporalmente dejaron de hacerlo).

Es decir, los gobiernos progresistas de la región, sin romper totalmente con el marco de políticas educativas fraguadas en los años ochenta y noventa –y sin renunciar a responder, desde los sistemas educativos, a las demandas de los grupos empresariales emergentes— han intentado generar enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas educativas de un carácter distinto al de los vigentes, pero sin romper totalmente con ellos.

Entre los aspectos novedosos de estos enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas destacan la apuesta por la inclusividad educativa; la visión de que la educación debe estar en función de la humanización y dignificación de niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres, y no en función de un modelo económico o de la reproducción de relaciones sociales y políticas de desigualdad; la idea de que el conocimiento científico (y sus implicaciones tecnológica) es esencial en el proceso educativo, pero que este es incompleto sin los saberes humanísticos y sin una ética de compromiso por parte de alumnos, profesores y padres de familia; la exigencia de apuntalar, desde la educación, los derechos humanos, la democracia y la participación ciudadana; la preocupación por articular al sistema educativo con las dinámicas de integración social y cultural22; y por último, el cultivo de un saber comprometido con la solución de los graves problemas de la realidad nacional. Como se ve, se trata de una visión de la educación no sólo distinta, sino contraria a la fraguada al calor de las reformas económicas neoliberales y del predominio del paradigma economicista.

Lo que sucede es que se trata de una visión de la educación que no ha sido traducida en un conjunto de reformas que las conviertan en un cuerpo de políticas educativas que le cambien el rostro a los sistemas educativos establecidos. Éstos, en lo fundamental, siguen operando según el marco de políticas fraguadas en las reformas educativas de los años ochenta y noventa.

De lo anterior, se pueden identificar tres grandes tendencias en las políticas educativas en Centroamérica: a) la primera es la de la continuidad de las políticas diseñadas en los años ochenta y noventa; b) la segunda, la del diseño e implementación de nuevas políticas educativas, coherentes con la filosofía y objetivos de las vigentes, pero orientadas a potenciar las áreas científico-técnicas, a tono con la emergencia de dinámicas empresariales vinculadas a la producción y no a los servicios; y c) una tercera, que apunta a un conjunto de acciones animadas por una nueva visión de la educación –no economicista, sino humanista, crítica y con sólidos fundamentos científicos, filosóficos y éticos— que pueden dar lugar una reforma educativa de envergadura, con el subsiguiente cuerpo de políticas educativas que le de viabilidad. Esta última tendencia está fuertemente condicionada por la contituidad de las gestiones de gobiernos progresistas que son las que han promovido cambios educativos desde una nueva visión de la educación.

Estas tres tendencias, al estar presentes en los sistemas educativos en estos momentos, tesionan a los ministerios de educación de la región. Por supuesto que el carácter de cada una de ellas es distinto en cada nación, lo cual depende de, al menos, estos factores: a) la manera como se concretó la reforma económica neoliberal y se instauró el modelo económico nacido de ella en cada país; b) la irradiación del paradigma economicista en el quehacer educativo; c) la forma cómo desde las reformas y las políticas educativas se encararon las dos dinámicas anteriores; d) las tradiciones institucionales y educativas propias de cada nación; e) la naturaleza de los gobiernos que administraron las reformas económicas y las reformas educativas de los años ochenta y noventa (y las políticas educativas surgidas de estas últimas); f) los movimientos docentes y su resistencia –o su no resistencia— a las reformas educativas de carácter neoliberal; y g) la naturaleza de los gobiernos que en el presente tienen que hacer frente, por un lado, al deterioro de los aparatos económicos terciarizados, por otro, a las deficiencias educativas (calidad de la educación, debilidades en la formación docente inicial y en servicio, deterioro de la infraestructura) y, por últlimo, a la erosión de la convivencia social no sólo por razones de inseguridad y violencia, sino por desigualdades socio-económicas de larga data.

Sin duda alguna, el estudio de cada uno de los casos nacionales enriquecerá, con evidencia firme, lo que aquí se ha esbozado de forma sumamente genérica. Como resultado de ello, seguramente contaremos con elementos de juicio más fundamentados para defender y proponer una reforma educativa de envergura (de la cual emanen las políticas educativas correspondientes), en la cual los sistemas educativos de la región –anclados en el cultivo de un conocimiento científico y filosófico, crítico y emancipador—, se pongan en función de la dignidad, bienestar y felicidad de sus ciudadanos.

San Salvador, 13 de octubre de 2017

Texto de la ponencia para el “Primer Congreso latinoamericano y del Caribe sobre metodologías para el análisis de reformas y políticas educativas”, realizado en Xalapa, Veracruz (México), del miércoles 29 de noviembre al sábado 2 de Diciembre del 2017.

1 L. A. González, “Capitalismo rentista”. En https://www.alainet.org/es/articulo/186841

2 L. A. González, “Educador: ¿facilitador o problemarizador?” En Educación, conocimiento y emancipación. San Salvador, EDIPRO, 2014.

3 L. A. González, “Una reflexión sobre la calidad de la educación”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/una-reflexion-sobre-la-calidad-de-la-educacion

4 Por ejemplo, en El Salvador desde 2009, con el gobierno de Mauricio Funes, se inició un trabajo de largo aliento en la potenciación de la formación docente, efuerzo que ha continuado a partir de 2014, con el triunfo electoral de Salvador Sánchez Cerén. No se ha resuelto en este país el gran desafío de contar con una institución formadora de docentes de carácter público, pese que el tema ha estado presente desde 2011, cuando se ensayó la creación de la Escuela Superior de Maestros, proyecto que por diversas razones no prosperó. Una nueva iniciativa, en la misma dirección, es la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) que, cabe esperar, prospere en la dirección deseada.

5 Fueran calificados esos cambios o no como “reformas educativas”.

6 Cfr., E. Ganuza, R. Paes de Barrios, L. Taylor, R. Vos (Eds.), Liberalización, desigualdad y pobreza: América Latina y el Caribe en los 90. Buenos Aires, Eudeba, PNUD, CEPAL, 2001; L. A. González, “Exclusión versus inclusión: democratizaciòn y reforma económica cen Centroamérica”. En Sociedad y política. Reflexiones desde El Salvador.San Salvador, UDB, 2015, pp. 210-227.

7 Cfr., L. A. González, “El círculo vicioso de las remesas”. ECA, No. 684, 2005, pp. 997-999.

8 Cfr., Cfr., L. A. González, “El problema del mercantilismo de la educaciób superior”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/tribuna/el-problema-del-mercantilismo-en-la-educacion-superior

9 Cfr., N. Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Buenos Aires, Paidós, 2007.

10 Cfr., L.A. González, “Globalización y neoliberalismo”. ECA, 1999,pp. 53-67.

11 Cfr., Adam Przeworski, “Marxismo y elección racional”. https://es.scribd.com/document/206479827/Marxismo-y-eleccio-n-racional-Przeworski-docx

12 Cfr., L. A. González, “Defensa de los espacios públicos”. https://www.alainet.org/es/articulo/185223

13 Cfr., L. A. González “Responsabilidades del Estado ante la sociedad”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/columnistas/responsabilidades-del-estado-ante-la-sociedad

14 Barcelona, Paidós, 2001.

15 Cfr., L. A. González, “Educador ¿faciltador o problematizador?”.http://abacoenred.mayfirst.org/wp-content/uploads/2015/10/educador_-_facilitador_o_problematizador.pdf

16 Cfr., L. A. González, “Implicaciones culturales de la globalización”. ECA, No. 703-704, 2007, pp. 377-396.

17 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

19 Incluso en als reformas impulsadas al calor de los proceso de industrialización por sustitución de importaciones, de los años 50 y 60, del siglo XX, los objetivos económicos, con todo y ser esenciales, no fueron los únicos, pues estuvieron acompañados de propósitos políticos y culturales (por ejemplo, a los objetivos de la modernización autoriraria de los gobiernos militares salvadoreños de la época).

20 L. A. González, “Crisis financiera muncial: su impacto social y político en Centroamérica”. En Sociedad y política…, pp. 228-257.

21 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

22 L.A. González, “Cultura, educación e integración social en El Salvador”. San Salvador, CENICSH, Cuaderno de Trabajo, No. 1, junio de 2009.

Fuente del Artículo:

http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/7406

Fuente de la Imagen:

https://es.slideshare.net/icefi/segunda-sesin-gasto-pblico

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Entrevista a Ignacio Ramonet: «La globalización ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen»

Entrevista a Ignacio Ramonet

«La globalización ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen»

Ignacio RAMONET (Redondela, Pontevedra, 1943) es doctor en Semiología y en Historia de la Cultura, catedrático de Teoría de la Comunicación Audiovisual en la Universidad parisina de Denis-Diderot y titular de la cátedra de Teoría de la Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid.

Discípulo de Roland Barthes, semiólogo e intelectual de referencia del siglo pasado, Ramonet se ha convertido en referente internacional a la hora de abordar temas como la globalización y el poder de la comunicación en la sociedad actual. Experto en geopolítica y estrategia internacional, dirige desde hace años Le Monde Diplomatique, publicación que ha hecho bandera de la reflexión crítica sobre los efectos del cuestionado fenómeno de la globalización. Para ello, presta gran atención a los países del Tercer Mundo, especialmente en el conflicto de la deuda externa «en muchos países el 80%, y a veces incluso el 100%, de sus presupuestos generales se destina a pagar la deuda exterior, lo que les impide dedicar dinero a construir infraestructuras imprescindibles, como escuelas, hospitales o carreteras.»

Ignacio Ramonet ha escrito libros de ensayo como La Golosina visual, Un Mundo sin rumbo, o Internet, el pavor y el éxtasis, en los que los medios de comunicación y su relación con la sociedad son protagonistas estelares. Su oficio periodístico le ha permitido conocer de primera mano la revuelta zapatista de Chiapas (México) o el Foro Social de Porto Alegre (Brasil). Ramonet atendió a CONSUMER en su despacho de París horas antes de viajar a Colombia, un destino habitual para quien ha invertido el estatu quo y ha convertido el Tercer Mundo en el Primero en términos de interés profesional y compromiso ético.

¿Qué supone la globalización para el ciudadano y quiénes son sus principales actores?

Estamos ante una dinámica que hace que cada día un mayor número de países intercambian comercialmente un mayor número de productos, servicios y actividades. Se han abierto las fronteras a productos extranjeros que se han integrado en el mercado local, lo que convierte a la globalización en un movimiento que intensifica el librecambio. Pero esto ocurre sólo en teoría, porque el motor real de la globalización es el hecho de que cada día lo que más se intensifica son los mercados financieros. Estamos más ante una globalización financiera que ante una globalización económica, en el centro se encuentran los mercados financieros, y por ende, los agentes financieros: las grandes multinacionales, la Bolsa, el Banco Mundial, el Grupo de los 7 países más poderosos, la Organización Mundial del Comercio…

¿Deja la globalización algún resquicio para el desarrollo económico y social de los países más pobres del planeta?

Teóricamente sí, pero la globalización funciona según la lógica del mercado. En términos morales esto no es ni bueno ni malo, pero el mercado funciona sólo con los interlocutores solventes mientras que los no solventes no se integran. Y al mercado esta situación le resulta indiferente. Ese es el problema. Se ha terminado por dividir la sociedad entre los que tienen y los que no tienen y, así, el mercado está pendiente de los países que se desarrollan y olvida a los que no lo hacen. Esto conduce a que, en nombre de la idea de que el gran rival del mercado es el Estado, éste cada vez tenga menos posibilidades de atender a las personas que no tienen capacidad económica. El mercado intenta que el Estado sea cada vez más diminuto, que maneje menos presupuesto y que tenga menos funcionarios. Así, cada vez se podrá ocupar menos de crear hospitales, escuelas y, en general, infraestructuras para quienes no tienen nada; en otra palabra, de los sistemas que por definición no pueden ser rentables porque se dirigen a satisfacer necesidades de quienes no están en el mercado. En los países pobres, el mercado funciona con las personas que tienen medios, que son las menos, lo que significa que cada día hay más pobres. Por eso, cabe preguntarse dónde está realmente el progreso.

¿En qué medida la deuda externa es una losa para el desarrollo de los países pobres y qué podría resolver su condonación?

El problema de la deuda externa es el siguiente. Usted, para comprar un piso, pide un crédito de 10 millones con un interés al 5%, pero a los tres meses el banco le dice que le sube el interés al 8%, y usted no puede quejarse. A los 6 meses, se lo sube al 20%, por lo que el préstamo que pidió podría haberlo pagado, pero con este ya no puede. Así se queda sin poderlo pagar durante toda su vida. Esto es lo que ha pasado con la deuda externa. Se ha hecho con tasas de crédito variables, con índices que no han dejado de aumentar por lo que más que una losa es un panteón lo que tienen encima los países pobres. Por tanto, la condonación de la deuda sería altamente beneficiosa para estos países. Ahora, están obligados a exportar para conseguir divisas con las que pagar los intereses de su deuda exterior. De esta forma, el país está volcado al comercio exterior lo que le impide ocuparse de su mercado interior. Como tiene que pagar su deuda, que es lo más urgente, el Estado, en estos países en que la deuda representa el 80% o el 100% de sus presupuestos generales, no puede consagrarse a su pueblo. En definitiva, la mitad de la humanidad vive en países endeudados, con lo que 3.000 millones de personas no saldrán de la situación de pobreza mientras no acaben de saldar su deuda exterior.

A cada generación le toca luchar por una utopía ¿Se pueden equiparar las actuales protestas de los movimientos antiglobalización con la convulsión social que supusieron el Mayo del 68, los hippies, las reivindicaciones antiracistas, la crítica a la guerra de Vietnam o la Primavera de Praga?

Son también acciones de crítica, pero sobre otras bases. Mayo del 68 fue una crítica a la sobreproducción, al exceso de trabajo y buscaba recuperar al individuo, a la sociedad, frente al poder político. Ahora, los movimientos se enfrentan al poder económico. El de antiglobalización admite las cualidades del mercado global pero recuerda que se está marginando a una gran parte de la sociedad, tanto en los países ricos que integran a los pobres con estatutos muy discriminatorios, como en los países del Sur, ya que el mercado se olvida de lo que no le interesa, léase minorías étnicas, analfabetos, campesinos, indígenas…. Y conviven estas reivindicaciones con las de carácter ecológico, porque el sistema actual se está desarrollando de tal manera que destruye el planeta sobreexplotándolo para el consumo, al tiempo que termina contaminando o envenenando a sus propios consumidores. Estas dos críticas, que son nuevas, han sido hasta hace poco puramente intelectuales y lo que está ocurriendo ahora es que las críticas se hacen sobre la base de grupos que protestan y se organizan frente a quienes tienen la responsabilidad de la política, que no son los gobiernos. Los antiglobalización no van contra los Estados sino contra las instituciones internacionales responsables de la globalización: el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio…

Esas acciones y otras como el Comercio Justo, las campañas de cooperación ola actividad de las ONG de desarrollo, ¿son eficaces para activar el progreso en los países pobres?

Muchas organizaciones están llevando a cabo acciones correctoras y parten de un sentimiento de justicia indiscutible. Algunas tienen una política más egoísta que otras, pero su trabajo es real y positivo en el Tercer Mundo y también en los países desarrollados, donde subsisten todavía muchas desigualdades.

Hemos hablado de acciones colectivas, pero ¿cómo definiría al individuo medio de un país desarrollado respecto de parámetros como compromiso, libertad, consumismo o mantener opiniones propias de cada uno?

Los grupos de protesta nacen en los países desarrollados. Desde Seattle, en diciembre de 1999, no ha cesado de aumentar el número de personas que sienten en su conciencia la necesidad de que las cosas cambien. Y todo apunta a que este colectivo seguirá creciendo. Hay una toma de conciencia muy amplia en nuestra sociedad, más de lo que creemos.

Los medios de comunicación constituyen uno de los ejes preferenciales de sus tesis y estudios. ¿Cómo calificaría el poder real de los medios en nuestra sociedad?

Los medios de comunicación adquieren una importancia cada vez mayor. Primero como industria, ya que los mass media son la industria pesada de hoy. En gran parte, lo que ha facilitado la globalización es la mutación de las tecnologías de la comunicación, la informatización de la sociedad, la revolución digital que ha derivado en las autopistas de la información. De hecho, las actividades ligadas a la comunicación han sufrido una espectacular transformación. Ya no hay sectores especializados, todo lo que tiene que ver con lo escrito, con la imagen y con lo hablado se ha concentrado en grandes empresas que añaden a la imagen, el texto y el sonido, actividades más ligadas a la industria tradicional, como la telefonía, la electricidad e incluso la informática, por lo que termina integrándose todo. Esto genera la aparición de monstruos empresariales surgidos de alianzas entre el poder económico y el mediático que han incluido al poder de los medios de comunicación dentro de la escala de poderes. En el marco de la globalización, el primer poder lo ocupa el económico, en particular el financiero, pero el segundo es el mediático.

Internet es también materia habitual de sus ensayos ¿Cómo influye la Red en la conformación de la opinión pública?

Internet ocupa un lugar muy importante en el intercambio de información, de cultura y de conocimiento. Son indiscutibles las ventajas que aporta, como el hecho que las nuevas tecnologías estén al alcance de cualquiera, porque su manipulación es sencilla y porque es relativamente barato hacer uso de la Red. Además, nos permite llegar a yacimientos de información de cualquier parte del mundo, y las fuentes son inmensas. Pero esto sólo se puede aplicar a los países desarrollados. Conviene hacer dos reflexiones de ponderación. La primera es que Internet posibilita el acceso a mucha información rápidamente, pero se está dando una ralentización del equipamiento necesario para usar Internet, en particular en los países del Sur. Según la UNESCO, los usuarios de Internet no superan el 5% de los seres humanos que habitan el planeta. Esto no tiene que ver con Internet en sí, pero para aprovechar sus beneficios se requiere en primer lugar saber leer y escribir y 1.000 millones de personas todavía son analfabetas. Y para desarrollarse, Internet necesita electricidad y la tercera parte de la humanidad no la tiene; y teléfono, y la mitad de la humanidad no cuenta con línea telefónica. En definitiva, Internet sólo va a beneficiar a los países que disfrutaron de la anterior revolución, que les proporcionó las infraestructuras. La mayoría de los países no está preparados para aprovecharlo. Y hay que decirlo, porque son infraestructuras que hay que construir, y habrá que ver quién está dispuesto a poner electricidad en un país que no puede pagarse la instalación.

¿Y en lo que respecta a los países del Primer Mundo?

Están ligados a la segunda reflexión. Internet se presenta como un símbolo de la contracultura, de la liberación, y en parte lo consigue. Pero hoy comienza a entrar en una vía en la que por la necesidad de asumir las ideas dominantes ligadas a la globalización, al liberalismo y a la rentabilidad, se están distorsionando sus características iniciales. Internet proclama la cultura de la gratuidad, pero ¿cómo se paga esa gratuidad? Pues consumiendo publicidad para consultar algo que es gratuito, lo que implica el primer choque con la libertad. Aparece aquí la segunda transformación de Internet, convertido en un gran centro comercial. Internet, que es gratuito, esencialmente quiere vender toda clase de cosas: viajes, servicios, productos culturales, ropa… Y yo no sé si somos muy libres cuando lo que hacemos es entrar en un centro comercial. Una tercera consideración es percibir su transformación como medio de vigilancia, para vigilar en el sentido comercial, no forzosamente político. Cada vez que consulto un sitio web o compro algo, dejo huellas que si alguien recupera puede elaborar un retrato robot mercadotécnico de mí y mañana me va a hacer toda clase de proposiciones comerciales con una gran precisión porque sabrá muy bien quién soy yo. Entonces, esa gran pantalla que yo utilizo para ver el mundo está sirviendo para que me vean a mi. No quiero decir que esto sea lo principal, pero sí conviene que reflexionemos sobre ello.

Ante esa posibilidad de un Gran Hermano, ¿cuál es el papel que corresponde a los consumidores y las asociaciones de consumo que también se enfrentar al reto de asumir el Euro?

Un papel importantísimo, como ha quedado demostrado ante las crisis de las vacas locas o los pollos con dioxinas. El consumidor puede denunciar la sobreindustrialización de la agricultura y todas las consecuencias nefastas que ha producido. Es importante que los consumidores estén organizados, hay ejemplos de cómo consumidores unidos han reaccionado de manera sana y contundente ante ciertos abusos del mercado. Lo más significativo es la voluntad de los consumidores de intervenir como protagonistas que son de la sociedad, como actores importantes del circuito comercial. Comienzan a ser conscientes de la gran capacidad que tienen para corregir y moralizar, para crear un espíritu de ética en todo el mundo del consumo.

Fuente: http://revista.consumer.es/web/es/20010701/entrevista/27231.php

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Las grandes cadenas de distribución, un poder global.

Por: Enric Llopis
La crítica se ha centrado habitualmente en la producción y el consumo, pero las cadenas de distribución constituyen grandes centros de poder. Es más, los modelos de distribución y comercialización dominantes influyen de manera decisiva en la producción. Es la tesis central del libro “La dictadura de los supermercados”, publicado por la periodista Nazaret Castro en la colección A Fondo de Akal. Se considere el sector del textil (Inditex, Mango y H&M), las prendas deportivas (Decathlon), los juguetes (Toys’R’Us e Imaginarium), los muebles (Ikea), la electrónica (Media Markt), los cosméticos (Yves Rocher), la alimentación (Carrefour) y los libros, entre otros negocios (Amazon) hay una serie de tendencias que se repiten, como la reducción del comercio de proximidad y el cambio de la correlación de fuerzas entre pequeños productores y grandes empresas. En 2015 los gigantes de la distribución mundial eran las estadounidenses Wal-Mart y Costco; la francesa Carrefour; la alemana Schwarz (propietaria de Lidl); Tesco, de Gran Bretaña y The Kroger, de Estados Unidos. En cuanto a las españolas, Mercadona ocupaba la posición 42 en la ratio global; Inditex, el 44; El Corte Inglés, el 66 y Dia el 72.

Ofrece una idea del poder de estas empresas que la cadena de supermercados Wal-Mart facturara en 2013 el equivalente a más de un tercio del PIB español. El libro de la colección dirigida por el periodista Pascual Serrano responde en 215 páginas a la cuestión de fondo, planteada en el mismo subtítulo: “Cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimos”. El estudio del sector de la alimentación en España ofrece algunas pautas: los grandes distribuidores controlan el 46% del mercado, aunque estudios oficiales elevan la cifra al 72%. Sólo cinco empresas –Mercadona, Eroski, Carrefour, Auchan y Dia- controlan la distribución minorista. El reverso de la concentración en el negocio alimentario es la merma del pequeño comercio, que pasó de 95.000 tiendas en 1998 a 25.000 en el año 2004.

A escala global, la tendencia alcanza límites extremos. Sólo una decena de corporaciones producen y distribuyen más de dos mil productos vendidos por todo el planeta. Por ejemplo los de Coca Cola, que se consumen en una cantidad de más de 1.700 millones por día. Grupos como Nestlé tienen registradas 8.000 marcas diferentes, que circulan por el mundo en busca de consumidores. Entre los múltiples reproches efectuados a estas corporaciones figuran los de evasión fiscal. Nazaret Castro recuerda que Inditex ha sido señalada por utilizar filiales en Holanda, Suiza e Irlanda para tributar menos. La empresa negó estas acusaciones. Denuncians similares se han realizado sobre Ikea (desviación a Liechtenstein durante dos décadas del 3% de cada venta realizada).

Nazaret Castro es cofundadora del colectivo de periodismo de investigación independiente “Carro de Combate”, que denuncia los impactos sociales y ambientales del consumo cotidiano. Junto a la periodista Laura Villadiego ha publicado los ensayos “Amarga dulzura. Una historia de los orígenes del azúcar” (2013) y “Carro de Combate. Consumir es un acto político” (2014). En el libro editado por Akal, destaca la llegada al estado español de gigantes de la distribución como Cotsco, que inició la penetración por Sevilla (2014) y continuó en Getafe (2015). Con el previo pago de una cuota anual, el cliente de Cotsco puede adquirir en una superficie de 1.500 metros cuadrados todo tipo de productos: desde alimentos y electrodomésticos, hasta gasolina barata. En cuanto a las ventas online, Amazon cuenta con un servicio de mensajería (la aplicación Amazon Prime Now) que dsitribuye productos frescos a sus clientes; cuenta asimismo con un Market Place virtual, explica Nazaret Castro, que permite a los pequeños productores vender directamente sus artículos al consumidor, siempre que abonen a Amazon un 15% del precio de venta. El catálogo incluye productos del hogar, belleza y electrónica. La comodidad del consumidor es el argumento que justifica los nuevos métodos.

En “La dictadura de los supermercados” se explica de modo palmario el desequilibrio en la relación mercantil. “Los grandes distribuidores asfixian a sus proveedores con políticas abusivas, como las draconianas condiciones de pago (a veces a meses vista); o descuentos de hasta el 20% en las entregas”, explica la periodista. Uno de los grandes ejemplos apunta a los ganaderos y el sector lácteo. Además, en el estado español las grandes distribuidoras han optado por todo tipo de procedimientos: la apertura de locales de barrio, la guerra de precios para ganarse a los consumidores, la inclinación por los productos frescos y las llamadas “marcas blancas”, que en Mercadona han alcanzado más del 40% de los productos a la venta. Otra vía de expansión ha sido la de las franquicias, que en el caso de Dia han terminado, en diferentes ocasiones, con demandas en los tribunales contra la empresa. Prueba del empuje del franquiciado son las cafeterías (Starbucks), peluquerías (Llongueras), panaderías y clínicas dentales (Vitaldent).

Autora de la investigación “Cara y cruz de las multinacionales españolas en América Latina” (2014), Nazaret Castro cuenta con un máster en Economía Social y Solidaria por la Universidad Nacional General Sarmiento de Buenos Aires. En “La dictadura de los supermercados” no excluye referirse a casos concretos. Así, en el sector textil pone el foco en Inditex, a la que sitúa en pugna con dos grandes rivales: Gap (Estados Unidos) y H&M (Suecia). La periodista llama la atención sobre los 16.000 millones de euros que facturó Inditex en 2012, a través de sus tiendas en 12 países; y sobre el hecho de que el gran patrón, Amancio Ortega, sea uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes. De los 29 euros que puede costar una camiseta distribuida por estas grandes cadenas, la cantidad destinada al salario de los obreros que la producen no supera el 5%. La explicación radica en los procedimientos de subcontratación y deslocalización, con mengua de derechos laborales hacia países del Sur. En ese contexto se produjo la muerte de 1.129 personas al derrumbarse en abril de 2013 el edificio Rana Plaza, en Bangla Desh.

El modo de operar no es muy diferente en el sector del mueble. “Ikea trabaja con 1.800 proveedores de más de 50 países; antes de producir un artículo, investiga qué proveedor realiza más barato cada paso de la cadena de producción, a fin de obtener la máxima ganancia”, explica la investigadora. De hecho, Ikea ha sido objeto de acusaciones por el uso de mano de obra infantil en Pakistán. Otro tanto ocurre en un negocio bien diferente, el del libro, donde emporios como Penguin Random House o Planeta se expansionan a costa de sellos pequeños y medianos, al tiempo que se cierran librerías de barrio.

El modelo global de grandes distribuidoras produce impactos muy negativos en el empleo. Por cada puesto de trabajo que genera la cadena Wal-Mart, se destruyen 1,4 en otros negocios. Y cuando esta multinacional se implantó en México, la ONG ProDesc denunció que transgredía de modo sistemático la legislación laboral; en Estados Unidos, Wal-Mart también ha recibido denuncias por supuestas amenazas a obreros que participaran en huelgas. Sin embargo, esta corporación se presenta como innovadora; por ejemplo, al introducir estrategias como los bonus para los trabajadores que cumplan las ratios de productividad. Nazaret Castro destripa a fondo el correlato de este modelo laboral en España: el submundo de explotación que esconde Mercadona y su principio de “Calidad Total”.

No es una cuestión menor el impacto ambiental generado por el sistema vigente. Fresas que desde California atraviesan 9.000 kilómetros antes de llegar a Inglaterra; o ternera australiana que termina en los mercados británicos tras recorrer 21.000 kilómetros. Por la baratura, el transporte marítimo en contenedores se ha convertido en piedra angular del comercio global. Pero precisamente por esta generalización, ha devenido una de las grandes fuentes emisoras de gases de efecto invernadero. Mientras, los residuos están ahogando los mares y todos los años se desperdician o arrojan a la basura 1.300 millones de toneladas de alimentos, según la FAO. Así, lo que Nazaret Castro denomina la “neoliberalización de la comida” también se resume en el poder de unas pocas –seis- corporaciones: Hendrix, Genus, Monsanto, Cargill, ADM y Bunge.

La periodista ha estudiado a fondo dos componentes de la dieta, el aceite de palma y el azúcar. En cuanto al primero, “el momento del consumo es el último eslabón de una cadena que comienza en regiones tropicales de África, América y sobre todo del sudeste asiático, donde la palma es desde hace años la principal causa de deforestación”. Además expulsa a las poblaciones campesinas de sus territorios y maneras de vida. Se trata, actualmente, del aceite vegetal más consumido en el mundo. La ingesta de azúcar, en muchas ocasiones “invisible” en el pan, los salados, el embutido o las salsas de tomate, deja asimismo profunda huella en los pueblos del Sur.

“Cocinar es un acto político”, defiende Nazaret Castro. Denuncia que el sistema actual convierte a los animales en mercancía. El poder de la industria cárnica puede condensarse en cinco grandes firmas: JBS, Tyson Foods, Cargill, BRF y Vion. El mismo grado de concentración se extiende a otros muchos sectores, por ejemplo a los cosméticos: Procter & Gamble, L’Oreal, Unilever, Estée Lauder y Avon. El último apartado del libro se dedica a las alternativas: grupos de consumo, mercados sociales, agroecología autogestionada y asamblearia… “Cada acto de consumo es un gesto de dimensión planetaria”, afirma el filósofo brasileño de la Economía Solidaria, Euclides André Mance.

*Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228931&titular=las-grandes-cadenas-de-distribuci%F3n-un-poder-global-

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Educar contra la explotación infantil.

Por: Saray Marqués.

Nos hemos acostumbrado a levantarnos escandalizados un martes porque un documental de la BBC denuncia que niños huidos de la guerra de Siria trabajan por un sueldo de miseria en fábricas textiles de marcas europeas en Turquía, y a plantearnos un miércoles, plantados ante un escaparate, si esta temporada somos más de Mango o de Zara. A parcelar, a diferenciar, a no conectar… También en la escuela.

No siempre

Sin embargo, esta no es siempre ajena a la realidad, y las aulas no siempre le dan la espalda al contexto de crisis ecosocial en que estamos viviendo. Y hay experiencias que nos demuestran que, si se quiere, los niños no son “demasiado pequeños” para afrontar la crudeza y la complejidad de determinados acontecimientos, el currículo demasiado intenso como para no jalonarlo de cuestiones que nos atañen ni la LOMCE tan antiecológica como para impedirlo.

En ocasiones dentro de la educación formal y otras desde la no formal, con talleres educativos como los que se proponen desde el colectivo Consume hasta morir, integrado en Ecologistas en Acción, un documental como el realizado por la cadena pública británica constituye una oportunidad para conectar las aulas con la vida.

Este proyecto, en marcha desde 2002, ha servido durante todos estos años para “desenmascarar el argumentario fundamental detrás de la sociedad de consumo gracias a la contrapublicidad y a las herramientas de la comunicación social”, explica Isidro Jiménez, en Consume hasta morir desde sus inicios. Distintos profesores e investigadores universitarios vinculados a estos campos han ido pasando por sus filas (cinco personas lo componen en estos momentos), aportando estrategias para introducir la reflexión a partir de estas herramientas, ya sea en la educación formal, en institutos, en asignaturas como Plástica, o en la no formal (centros de formación ambiental, ocio y tiempo libre…). También hay personas en su día ligadas al marketing. “El objetivo va más allá de derrumbar la publicidad, esta es solo la herramienta al servicio del modelo de consumo. Nuestra tesis es que esta es ideológica, educa y transmite valores definidos e interesados”, analiza Jiménez. “Nosotros le damos la vuelta y la empleamos para luchar y trabajar contra ese modelo”.

La contrapublicidad, la primera herramienta que emplearon, es ahora una más, y el trabajo del colectivo está ya un paso por delante. De la denuncia han pasado a la propuesta en positivo de alternativas desde la economía social, gracias a medios como El salmón contracorriente y proyectos como el libro de próxima aparición Manual de comunicación para la ciudadanía organizada. Sin embargo, en muchos centros se sigue empleando el lenguaje de la contrapublicidad, con el que comenzaron, para acercar determinados temas a un público joven, “y es interesante esa parte que sigue, sin que ya ni siquiera participemos”, apunta Jiménez.

La emisión de The refugees who make our clothes ha sido el caso más reciente y ha servido para “descubrir una realidad que ignorábamos, preocupante porque nos habla de una segunda o tercera explotación de una población ya vulnerable, y reaccionar, pidiendo a las empresas afectadas saber si conocían estas situaciones, lo que han hecho hasta el momento para evitarlas y lo que pretenden hacer, conscientes de que no caben soluciones inmediatas y fáciles, de que la deslocalización es un hecho que hay que gestionar, pero esperando que esas empresas no miren para otro lado, porque sus políticas de responsabilidad social corporativa no terminan en sus sedes sociales en España, sino que han de llegar allá donde están sus centros de producción”, en palabras de David del Campo, director de cooperación y ayuda humanitaria de Save the Children en España.

Del Campo habla de 2.485.000 niños sirios refugiados en países limítrofes como Turquía y de 2.700.000 que viven en su país pero no van a la escuela. En ambos casos, la amenaza de la explotación laboral se cierne sobre ellos, “que pueden llegar a cobrar un tercio del salario mínimo, aunque la ley no permita en Turquía ni el trabajo de menores ni la explotación de refugiados en fábricas”, relata.

El precedente de Dacca

Ahora ha sido Turquía, pero hace tres años fue Bangladesh. Todos los focos se giraron hacia su capital, Dacca, cuando 1.127 trabajadores textiles murieron en un derrumbe durante su jornada laboral (2.438 resultaron heridos). Entonces, los profesores María Pose y Guillermo Rodríguez, del Colegio Montserrat (Fuhem) de Madrid, se tomaron en serio lo de que “los centros educativos son agentes activos de transformaciones sociales donde formar, trabajar y hacer ver que podemos construir un mundo mejor”. Así fue como comenzaron a preparar una exposición, que se inserta dentro del proyecto global ConSumoGusto, que a día de hoy sigue haciendo campaña en pro del concepto de ropa limpia.

Durante el tercer trimestre, los pasillos del colegio se llenaron de fotos del accidente y de carteles en que los alumnos denunciaban que de una camiseta de 25 euros tan solo 11 céntimos iban destinados al sueldo de la persona que la cosía o cómo se pagaba la hora de trabajo en Bangladesh (10 céntimos), China y Bulgaria (30 céntimos) o Marruecos (70 céntimos). En ocasiones en horas de clase y otras fuera del horario, Rodríguez recuerda cómo, bajo el lema ‘Sabemos lo que pasó y sabemos cómo actuar’, chicas y chicos analizaron las etiquetas de su ropa, situando en un mapamundi los países de donde venía, hablaron de externalización, deslocalización, de derechos laborales o recibieron charlas de expertos.

“El profesorado está a veces sobrecargado, le saturamos para que haga cosas, por eso yo oriento, abro puertas para que sea el alumno el que las haga”, explica Rodríguez, que recuerda cómo entonces hubo posibilidades de seguir trabajando en el tema para aquellos alumnos más implicados, a los que no les bastaba con las horas lectivas. Otros docentes se contagiaron del entusiasmo, que partía en esta ocasión de un profesor de Matemáticas impregnado del estilo de educación para el desarrollo: “Nunca dejas tu asignatura, porque cuando recurríamos al mapa era un mapa de Peters, que también es curioso y me permitía hablarles de conceptos matemáticos”.

Todo el currículo

El de Dacca es solo un ejemplo de lo que se está haciendo desde el Montserrat (premio Vicente Ferrer de Educación para el Desarrollo, concedido por la Agencia Española de Cooperación Internacional y el Ministerio de Educación) y de lo que se propugna desde la Fuhem. Su coordinador de áreas ecosocial y educativa, Luis González, explica cómo pretenden elaborar un currículo Lomce “ecosocializado”: “Partimos de un documento muy desarrollado sobre lo que consideramos que debe conocer una persona desde el punto de vista de la sostenibilidad, la justicia social y la democracia y, una vez que tenemos claros esos aprendizajes clave, vamos analizando dónde encajarlos en el currículo oficial: en qué asignatura en qué curso y con qué visión insertaríamos el cambio climático, con conexión entre distintas áreas y niveles”.

Es así como, según González, estarán trabajando los contenidos mínimos de la ley pero con un enfoque ecosocial, “en ocasiones incorporando contenidos nuevos y, en otras, con una visión distinta”, como podrán abordarse en profundidad temas que hoy o no se tratan o se tratan de soslayo, dependiendo de la disposición del docente, o que se consideran un extra. Cuestiones como “Comprender que no todo es reparable”, “Contrastar organizaciones socioeconómicas depredadoras con otras con una relación armónica con el entorno”, “Valorar las implicaciones de la lógica comprar-tirar-comprar y el papel de la publicidad”, “Ser conscientes de cómo las personas han sido y siguen siendo tratadas como mercancía” o “Conocer cómo el capitalismo consigue reproducir el capital a través de la explotación de personas”, algunas de las que se recogen en su borrador, ahora sí estarán.

Todo esto se ofrecerá en forma de materiales autoeditables para todos los docentes, en abierto, y se espera tener un primer piloto de Ciencias Naturales y Sociales de 6º de Primaria el curso que viene. “El trabajo no se pierde con un posible cambio de ley educativa, pues la mayoría de los elementos, aun con una nueva ley, no variarán sustancialmente”, señala González.

Lesbos, Girona, Málaga

Para Iolanda Arboleas, directora del Institut de Sils de Girona, no hay desconexión posible con la realidad. Todo, de Sant Jordi a la inauguración del curso, se impregna de aquello que nos rodea y que consideran más acuciante. No es raro en un centro, reconocido por Ashoka como changemaker, que inicia la jornada con su Bon Dia, dedicando los cinco primeros minutos a abordar un tema de impacto en ese momento.

Así, el pasado Sant Jordi la guerra de Siria y sus consecuencias fue la protagonista, con su descenso a cada uno de los cursos (sensibilización en 1º de ESO, análisis en 2º, reivindicación y protesta en 3º y acción en 4º). Y este curso se dará por inaugurado el viernes 28 con un acto en el Ayuntamiento al que toda la población está invitada, en el que los alumnos de 3º de ESO hablarán de democracia y derechos humanos vinculándolo con la Revolución Francesa y la Americana, que están estudiando, y donde acudirá para dar una conferencia, promovida por el centro y el AMPA Joel Da Silva, voluntario de Proactiva Open Arms, la ONG cuya labor describe Astral, el documental de Salvados.

A la colaboración con ONG están también acostumbrados en el IES Pablo Picasso de Málaga, donde trabajan con InteRed. Del mismo modo, es frecuente que se aborden problemáticas sociales desde una visión multidisciplinar y con testimonios de primera mano. El curso pasado, en un proyecto sobre las migraciones, participaron los profesores de Filosofía, Inglés, Economía y Geografía. Los alumnos escucharon las experiencias de personas que en su día tuvieron que abandonar su país que visitaron el centro, leyeron noticias, vieron documentales… “Queremos formar agentes de cambio, y hacerlo con herramientas propias de la participación en ciudadanía”, analiza Marisol Aneas, jefa de estudios y premio Vicente Ferrer de Educación para el Desarrollo. “En base a lo que está pasando, aspiramos a que el alumnado forme parte, aunque guiado, en la toma de decisiones de cómo trabajar en el aula, qué temáticas abordar”, prosigue Aneas.

Profesora de Economía, también comienza sus clases con dos noticias seleccionadas por los chicos y chicas, que dan para una exposición y un debate de unos 15 minutos y “sirven para conectar la clase a la realidad inmediata”. Su asignatura, para ella, contiene además conceptos imprescindibles con que analizarla. En sus clases de 1º, 2º y 4º de ESO hay lecciones fundamentales, las que hablan del agotamiento de los recursos, de los objetivos de desarrollo sostenible, de emprendimiento social, de finanzas alternativas, de responsabilidad social o de consumo responsable.

Ciudadano LOMCE

Para José Carlos Tobalina, docente del centro de formación ambiental Ciudad escolar en la Comunidad de Madrid, vinculado a los Movimientos de Renovación Pedagógica (MRP), existen estas y otras experiencias (cita también las de los colegios Trabenco de Leganés, Miguel Hernández en Getafe, Carlos Cano de Fuenlabrada o Palomeras Bajas en Madrid) “donde maestros o maestras de forma individual o en equipo sacan adelante proyectos coherentes con un nuevo paradigma ético, que desarrolla el pensamiento crítico y forma parte de una concepción global del ser humano en la sociedad”, pero no bastan.

Según él, ni el currículo ni la formación inicial del profesorado están listos para aportar “una visión crítica, consciente y lúcida del sistema en que vivimos, de las contradicciones en el funcionamiento del modelo neoliberal capitalista, de los problemas que tenemos de carácter ecológico y de justicia social”.

La escuela está en medio, reconoce Tobalina, a su alrededor los medios de comunicación o las redes sociales van ganando en impacto, “pero debería estar jugando un papel de compensación, de alfabetización crítica, y no lo está haciendo, sino que sigue vehiculando un conocimiento alejado de la realidad a través de materias que en ciertas épocas sirvieron para situar al ser humano en una visión del mundo antropocéntrica, distinta a la que tenemos que tener hoy”.

Tobalina habla de cómo la actual ley va en esa línea, “encaminada a crear ciudadanos LOMCE, seleccionados, con una mente capaz de cambiar muy rápido en lo tecnológico, muy dóciles en lo político y social, con una conciencia medida sobre medio ambiente (capaces de plantar un árbol cerca de su casa, o de comer comida ecológica), pero con una visión incompleta de lo que son en su entorno social y natural”.

Frente a esto, desde las jornadas que los MRP y Ecologistas en Acción celebrarán a principios de 2017 abordarán Qué escuela para qué mundo. Porque en el ámbito escolar hay mucho que repensar, también más allá del currículo (plantea algunos ejemplos: cómo se va y se vuelve del cole, cómo se transforma arquitectónica y estructuralmente para que sea algo abierto, cómo se conciben los tiempos, respetando los ritmos de cada uno, cómo, qué y con quién se come…) y porque todo esto ha de servir para acercar un poquito más la escuela a la vida, para que la escuela sea la vida.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/educar-contra-la-explotacion-infantil/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/11/twitter.jpg

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Medios sin miedo

Alejandro Floría Cortés

Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación,

os harán amar al opresor y odiar al oprimido”

El-Hajj Malik El-Shabazz (Malcom X)

“El capitalismo post-industrial que, por mi parte, prefiero calificar de Capitalismo Mundial Integrado (CMI), tiende cada vez más a descentrar sus núcleos de poder de las estructuras de producción de bienes y de servicios hacia las estructuras productoras de signos, de sintaxis y de subjetividad, especialmente a través del control que ejerce sobre los medios de comunicación, la publicidad, los sondeos, etcétera”

Félix Guattari

“Lo que importa es el conocimiento. No tiene interés, creo yo, insistir en la información. Hay que insistir más bien en la relación que ésta tiene con el conocimiento y el poder económico y político. Hay que averiguar quiénes son los dueños de las fuentes de información y de los medios de difusión. Si la información está distribuida equitativamente, puede beneficiar a todo el mundo. Si, en cambio, está concentrada en pocas manos, va a beneficiar primordialmente, sino exclusivamente, a los dueños de esas fábricas de información.“

Mario Bunge

Leo que el consumo televisivo diario de los españoles se situó el pasado mes de septiembre de 2016 en una media de 231 minutos (3 horas y 51 minutos) [1]. Para quien le guste la cosa de los porcentajes, esto viene a ser el 15% de las 24 horas de nuestros días, ahí es nada, y el 22% del tiempo que pasaría (dudosamente) despierto si tuviese suficiente con seis horas de sueño diarias.

Tanta devoción deja poco tiempo para leer, claro. Ojalá hubiera, al menos, un cierto interés en ello y es que el barómetro del CIS del mismo mes [2] confirma que, haberlo, lo hay poco. Así, casi un 40% de los encuestados, dice el informe, no ha leído ni un solo libro en el último año, lo que parece de esperar si el 57,5% de los encuestados nunca ha acudido a una librería y el 74,7% tampoco ha pisado una biblioteca.

Con estos datos no aporta mucho ahondar en el resto de los porcentajes, ni entrar en demasiadas consideraciones sobre qué programas de televisión tienen mayor audiencia [3] o qué títulos son los más vendidos [4] (mucho podríamos discutir si duele más lo presente o lo ausente), ni detenernos en cuánto y cómo han influido en estas cifras los libros electrónicos, la web 2.0 [5] y la prensa digital [6].

Lo que parece evidente es que hay una clara preferencia, ya hace tiempo prevista, analizada e interpretada, por el consumo de entretenimiento e información procesados en formatos, tiempos y alcances muy concretos, más saciantes que edificantes, así como por frecuentar espacios virtuales en los que resulta tremendamente sencillo encontrar a alguien que te de la razón y experimentar, con un bajo coste emocional, todas las vicisitudes de cualquier relación presencial.

En esta tesitura, los Salvados de Jordi Évole, se convierten, en las redes, en el paradigma de todas las tomas de conciencia. Utilizo intencionadamente el término en plural, dada la eminente orientación de estos programas a la denuncia de diversas consecuencias, en lugar de tratar el cómo de lo que, a todas luces, es una sola causa.

Así, los días siguientes al documental sobre los minerales de sangre (10/11/16), proliferaba en el 2.0 el concienciado discurso de que el próximo móvil a adquirir habría de ser libre de coltán, y si el coltán era imprescindible, pues que estuviera libre de sangre, y profundos razonamientos en esta línea.

Eso sí, de descolonizar África y de reponer la huella histórica-ecológica-económica, nadie dice nada. ¿Cómo puede resultar tan increíble algo tan obvio?. ¿Intuimos que acabaría con nuestro way of life?. Idéntica observación podemos hacer en cuanto al capítulo del Astral, que asumía el discurso oficialista euro-americano. ¿Qué aspiras a cambiar, entonces, Jordi Évole?

Ilustra a la perfección J.R. Mora en una de sus viñetas la creación de categorías de pobreza que posibilitan la desconexión y el no reconocimiento entre las víctimas de las unas y las otras. Válido más allá de toda escala, alcance y geografía. Así, tres indigentes sin rostro se calientan en torno a una fogata en un pequeño barril:

  • “Me han dicho que tengo pobreza energética, emergencia habitacional, inseguridad alimentaria y ligeros desajustes en el bienestar” – dice el primero.
  • “Pues yo sólo soy pobre” – replica el segundo.
  • “Menudo pringao,…” – apunta un tercero.

La consolidación de la falsa multiplicidad de los síntomas de la misma enfermedad conduce a la urgencia de lo paliativo, a aspirar a mínimos, a dispersar esfuerzos y recursos, a las lentes para ver de cerca, a los ansiolíticos y a los antidepresivos. A que lo natural y necesario empiece a concebirse inimaginable.

En este sentido, los miedos de masas, en tanto que sirven y forman parte de intereses particulares, tienen una función eminentemente destructiva de la cohesión social y del pensamiento crítico. Apenas la derecha se siente fuerte, sustituye el pensamiento por la violencia, escribía Simone de Beauvoir (vis “fuerza”, -olentus “abundancia”, violens “impetuoso, furioso”).

Esta violencia se materializa, también, mediante esa habilidad de los legisladores de legalizar lo ilegítimo y de ilegalizar lo legítimo. Y la de los medios para consolidar el desastre en el imaginario popular. Así, parece ser que terrorismo, o presunto terrorismo, es citar un chiste de humor negro, una pelea de bar, denunciar una in-justicia en una obra de títeres o explotar el filón que ofrece el gobierno en la cosa de los memes; parece ser, por contra, que no lo es el saqueo de las arcas públicas, la pederastia en la iglesia, matar a golpes a un detenido o sacarle un ojo a un manifestante. Los caminos de los mass mierda para hacer versión y silencio son inescrutables.

Parece, cuanto menos, ilusionante el proyecto del Salto [7], en el que el colectivo editor de DIAGONAL plantea “la creación de una cooperativa estatal de medios y el lanzamiento de un nuevo medio de calidad, incisivo, con nuevos formatos y hecho desde las premisas de la economía social”.

Para ello convocaron a más de 20 medios (Pikara Magazine, El Salmón Contracorriente, Arainfo (Aragón), Directa (Catalunya), Praza Pública (Galiza), Último Cero (Valladolid), El Salto Andalucía, Galiza Ano Cero, Wiriko, Nodo50, SiberiaTV, La Marea, Pamplonauta (Nafarroa), La Entrevista del Mes, revista Ecologista, revista Pueblos, Viento Sur, Colectivo Burbuja, Revista Bostezo, medios locales como Voces de Pradillo (Móstoles), Periódico de Hortaleza, El Despertador, Ágora Alcorcón, Periódico 15M, diferentes radios libres comunitarias…).

Acumulación de fuerzas más que sugerente que entiende “el periodismo como una herramienta a disposición del tejido social y de los debates e ideas que de aquí surgen, como una herramienta más que posibilita esos cambios”.

Cualquier posibilidad de transformación parece pasar, indefectiblemente, por la auto-organización y por la cooperación y, por supuesto, por formas de pensar radicalmente diferentes e iniciativas consecuentes con ese pensamiento. Y ningún ámbito queda excluido. Lo cierto es que, en algún momento y en algún lugar, tendremos que encontrarnos.

[1] El consumo televisivo diario subió en octubre hasta las 3 horas y 51 minutos (según un informe elaborado por Barlovento Comunicación con datos de Kantar Media)

http://www.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/internet/consumo-televisivo-diario-octubre-minutos_0_968003507.html

[2] Los españoles siguen sin leer

http://www.estandarte.com/noticias/varios/habitos-de-lectura-de-los-espanoles-segun-el-cis-_3661.html

[3] Fórmulas TV – Audiencias

http://www.formulatv.com/audiencias/

[4] Los 20 libros más comprados en las librerías de Casa del Libro

http://www.casadellibro.com/libros-mas-vendidos/20

[5] Estudio de Redes Sociales 2016 – IAB Spain

http://www.iabspain.net/wp-content/uploads/downloads/2016/04/IAB_EstudioRedesSociales_2016_VCorta.pdf

[6] La mitad de los internautas lee prensa digital a diario

http://www.rtve.es/noticias/20160504/mitad-internautas-lee-prensa-digital-diario/1348380.shtml

[7] Más de 20 medios de comunicación se encuentran para dar El Salto

https://www.diagonalperiodico.net/promocion/32264-22-medios-comunicacion-se-citan-para-dar-salto.html

Fuente del articulo:https://elcomunista.net/2016/11/19/medios-sin-miedo/

Fuente de la imagen:https://elcomunista.files.wordpress.com/2016/11/medios-sin-miedo.png

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«Compre usted para Ser Feliz»

Por: Vicente Berenguer

Nos bombardean constantemente a través de los medios de transmisión o medios de adoctrinamiento: compre la casa de sus sueños, el reloj que le hará sentir bien…apueste su dinero al poker on line o cómprese un coche nuevo…y así hasta un sin fin de mensajes diarios a los que todos estamos expuestos por el solo hecho de encender la televisión, abrir el periódico o navegar por la red. “Si compra mi producto usted será feliz”, parece ser la consigna, y la consigna, generalmente, es creída.

La publicidad, en efecto, nos transmite directamente un mensaje claro: “debe usted comprar mi producto”, pero asociado a esto se nos “cuelan” una serie de mensajes o supuestos que a menudo pasan inadvertidos como también sus consecuencias, supuestos que son mayoritariamente aceptados. El primero de ellos es el de la infelicidad humana. Los seres humanos somos infelices ya que nos falta algo: nos falta un producto, la mercancía que se nos anuncia. Sin él, la vida no tiene sentido. El primer supuesto es por tanto que debemos creernos infelices.

El segundo supuesto es el que ya hemos comentado, que si compramos el producto nos sentiremos mejor. Veo al señor o a la señora que aparece en el anuncio y me transmiten felicidad, tienen una sonrisa de oreja a oreja; la familia que sale en el anuncio televisivo parece feliz, con lo cual mi familia y yo también lo seremos si adquiero el producto: debo comprar.

Ya tenemos dos de los mensajes subliminales o supuestos que se nos transmite a través de la publicidad. Nos quedarían muchos más pero ahora nos ocuparemos de dos de ellos (sobre todo en los productos caros) como son el prestigio social y la envidia. Con respecto al primero se nos intenta hacer creer que el comprador del flamante coche será alguien que gozará de un prestigio social que ahora no dispone, y es que la sociedad, sí, valora a aquellos que posean riqueza y además la exhiben. El comprador del coche será admirado por los demás produciéndose un reconocimiento de su valía, de su valor: ahora es un héroe ya que ha sido protagonista de una gran gesta: comprar; ahora es alguien que puede ser feliz. Pero además será envidiado. Conducirá por las calles de su ciudad con su lujoso coche y allá donde vaya se le envidiará con lo cual el sentido de la vida del comprador cobrará toda su importancia; ¿quién no sería feliz siendo alguien valorado y envidiado?

Así, tenemos que se nos transmite el pésimo y falso mensaje de que la felicidad depende de la adquisición de productos materiales y hasta que no se consigan estos se vivirá en la infelicidad, así es que si no se dispone del suficiente dinero para consumir (superfluamente) uno tendrá la felicidad vetada. Se nos crean con todo esto unas necesidades que en realidad no tenemos, la necesidad de comprar productos porque sin ellos, así es, la vida carece de sentido. El problema es que este tipo de mensajes han calado en las distintas sociedades y de este modo se valora a las personas no por sus acciones en beneficio de las mismas sino por su capacidad de consumo. Los referentes sociales serán personas adineradas y no aquellos que están implicados en la construcción de un mundo mejor. Finalmente se llegará a la conclusión de que los que dispongan de menor capacidad de consumo deberán sentirse inferiores y los que mayores bienes materiales tengan, superiores y afortunados.

Y esta es la gran falacia y el gran engaño al que gran parte de la población se somete, el creer que nuestra felicidad depende de lo exterior y material en lugar de lo interior e inmaterial, una falacia que aparta a todo el mundo del ansiado bienestar, tanto a los consumidores irracionales que compran productos buscando la plenitud como a los que no pueden lanzarse compulsivamente a comprar y por ello creen que nunca la van a alcanzar. Y es que el anhelado bienestar depende mucho más de lo sentimental, de nuestras relaciones humanas y de la adopción de un adecuado sistema de pensamientos y valores que del conseguir un gran coche o un caro reloj abocándonos sin embargo esta última actitud a una pseudofelicidad que en realidad nos alejará de una vida plena.

No nos dejemos engañar pues por embaucadores; no otorguemos a las empresas comerciales el poder de decidir sobre nuestro bienestar presente y futuro; y, seamos en cambio, personas independientes que no se ciñen por parámetros materialistas ni consumistas ni por falsos prestigios sociales.

Vicente Berenguer, asesor filosófico

vaberenguer@gmail.com

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La tierra de la falsa libertad

Por: Vicente Berenguer

La situación en la «Tierra de la libertad» se había vuelto insostenible para muchos (en realidad era la Tierra de la falsa libertad, aunque oficialmente, y para engañar a los despistados la llamaban así). Gran cantidad de personas malvivían en la parte de abajo con unas pocas monedas y sin apenas recursos, percibían salarios de miseria a cambio de duras jornadas de trabajo (los «afortunados» que lo podían tener). Todo se había vuelto penoso para este sector mayoritario de la población. En cambio, en la parte de arriba las cosas eran muy diferentes. Allí la crisis había supuesto un mayor enriquecimiento del grupo social que vivía en aquella zona hasta el punto que había ocurrido algo novedoso: ahora, en lugar de papel higiénico, usaban billetes de 50.

La noticia llegó a oídos de los que vivían en la parte de abajo de la Tierra de la libertad. ¿Billetes de 50 como papel higiénico? Aquello fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los de abajo, y decidieron ir a hablar con los millonarios de arriba. Estos les dijeron que comprendían la situación y llamaron a los «expertos» encabezados por el presidente para que se hiciese una reunión y estos expertos pudieran ofrecerles las explicaciones pertinentes. Y así se hizo.

Ya todos sentados, el grupo de representantes de los de abajo expusieron a los expertos cuáles eran los hechos, y los hechos eran que mientras gran parte de la población de la Tierra de la libertad estaba pasando verdaderas penurias con salarios humillantes y doblando en muchos casos la jornada laboral siendo ya unos esclavos, los de arriba vivían como reyes, disfrutando de todo lujo pensable y para más inri ahora se limpiaban el trasero con billetes de 50, algo sin duda simbólico y que a los de arriba les producía un gran placer. Era una situación muy injusta estas diferencias, diferencias que siempre habían existido pero que ahora se habían multiplicado por la famosa crisis: los de abajo iban de camino a la esclavitud (y muchos de ellos ya en ella) y los de arriba, en cambio, ahora tenían mucho más si cabe.

Esta fue a groso la exposición de los hechos y esta fue, resumiendo también, la respuesta de los expertos:

-Vuestro problema, la pobreza o la miseria, nada tiene que ver con la situación de los de arriba, la riqueza. Es decir, es independiente el hecho de que vosotros percibáis salarios tan bajos con el hecho de que arriba naden en la abundancia. No tiene nada que ver el que una parte cada vez posea más dinero, patrimonio, yates, joyas y lo que quieran tener con que otra parte, en este caso una mayoría, tenga cada vez menos y deba trabajar cada vez más por menos. No se equivoquen caballeros, una cosa no tiene que ver con la otra.

-Por otra parte, debéis alegraros de ver que los ricos cada vez sean más ricos y debéis estar contentos porque estos millonarios o multimillonarios contra los que protestáis hayan decidido vivir en la Tierra de la libertad y no en otra parte porque así la economía estará en movimiento y podrán haber empresas y posibilidad de trabajar para ellos, y me consta que muchos de ustedes lo hacen, trabajar para ellos. Imagínense que un día decidan irse de aquí; sería nefasto. Agradézcanles el que vivan aquí y que cada día ellos posean más porque serán oportunidades para ustedes.

-Por último, no les moleste que ellos usen billetes de 50 como papel higiénico. Ustedes no saben, pero si en lugar de limpiarse el trasero con ellos se los entregaran a ustedes…se produciría una distorsión en los precios con lo cual todo el mundo saldría perdiendo, también ustedes. Sabemos que pueden pensar que ellos podrían compartir algo o que para que se use ese dinero de ese modo sería mucho mejor el que ellos dieran algo a ustedes, pero créanme, eso sería contraproducente para todos y se les volvería en contra. Es mejor que todo siga así, y que por muchas penurias que puedan estar pasando y por contra por muy bien que vivan arriba son ustedes unos privilegiados por poder vivir y formar parte de la Tierra de la libertad. Aquí reina la libertad, son libres, y este es nuestro valor supremo, por encima incluso de la propia dignidad, por encima de que todos los habitantes puedan tener una vida digna.

Miren caballeros, miren hacia nuestra bandera, ámenla y llévenla en sus corazones. Esta es nuestra patria y todos formamos parte ella, ustedes (los de abajo) y los de arriba. Siéntanla porque nuestra patria nos une a todos, y nuestra patria, como digo, es lo que realmente importa y no si unos viven mejor u otros peor. ¡Nuestra patria caballeros! ¡Viva la tierra de la libertad!

Los expertos economistas y políticos, tras estas palabras pronunciadas por el presidente, se pusieron en pie y lo ovacionaron con un sonoro aplauso y unos vivas, mientras que el grupo de los de abajo, sumidos en una gran perplejidad, fueron desalojados de la sala por las fuerzas de seguridad.

Vicente Berenguer, asesor filosófico

*Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=221901

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