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La idea keniana que comunidades de todo el mundo usan contra la covid-19

África/Kenia/07 Mayo 2020/elpais.com

Más de 200 iniciativas para luchar contra la pandemia en todo el mundo, incluida España, están usando Ushahidi, una plataforma africana de recogida colaborativa de datos

¿Qué tienen en común el #EsteVirusLoParamosUnidos que ha lanzado el Gobierno español; el #ArgentinaUnida que repiten las instituciones del Estado argentino; el #UnidosLoHacemos que transmiten las autoridades panameñas; el #Defeat_Covid19_Together (Derrota_Covid19_Juntos) que utilizaron en algunos momentos las autoridades de Corea del Sur; o la campaña #KomeshaCorona (Acabemos con el corona), acuñada por el Gobierno keniano? La idea de unidad. Seguramente los mensajes que más se ha repetido durante las últimas semanas hayan sido los que ponen el acento en la pertenencia a una comunidad y la necesidad de dar una respuesta conjunta, es decir, que esa comunidad actúe de manera solidaria. Precisamente, hace 12 años en Kenia, un grupo de activistas digitales concibieron una plataforma para articular y gestionar la respuesta coordinada de una comunidad. La llamaron Ushahidi. Y hoy, frente a la expansión del Covid-19, hay más de 200 desarrollos de Ushahidi en todo el mundo intentando favorecer las reacciones comunitarias a la epidemia.

Mientras en Brasil, en Kenia, en Nepal y en Nigeria, la plataforma sirve para hacer el seguimiento de la evolución de casos; en Nueva Zelanda se visibilizaban los servicios abiertos durante el confinamiento; y, en Suiza, se hacía un repertorio de la necesidad de cubrir empleos urgentes relacionados con la crisis. Sin embargo, la función más extendida ha sido mapear y dar apoyo a las redes comunitarias de apoyo mutuo. Desde la ciudad alemana de Münster, hasta la keniana de Mombasa, pasando por la localidad estadounidense de Denton, Ushahidi ha intentado acercar las ofertas de ayuda de la ciudadanía a las necesidades más básicas. De la misma manera, la plataforma ha dado cobertura a iniciativas más amplias como el repertorio de recursos sociales que La Asociación Nacional de Asistencia Pública (Anpas) realiza en Italia o, incluso, el amplio despliegue que Frenar la curva ha realizado en España o el que una homóloga ha puesto en marcha en Perú.

El refuerzo de la comunidad, la autogestión y la localización geográfica son algunos de los pilares de Ushahidi, ya que nació como una respuesta cívica a la violencia que se desencadenó en Kenia después de las elecciones presidenciales de 2007. En aquel momento, se trataba de dar a la comunidad una herramienta para que pudiese generar una respuesta a esa violencia. “Éramos gente del mundo de la tecnología, blogueros… No éramos poderosos, pero teníamos los instrumentos para trabajar juntos y colaborar online para crear algo más grande. Crear un gran grupo es lo que te hace más fuerte”, comentaba Juliana Rotich, una de las fundadoras de Ushahidi, en una entrevista en EL PAÍS sobre el espíritu de la iniciativa. “Se trataba de crear una plataforma que después otras personas pudiesen usar para hacer frente a los problemas que se produjesen en sus países. Queríamos crear unas bases sobre las que después otra gente pudiese construir lo que necesitase y el primer prototipo se podía hackear en cuatro días”, continuaba Rotich en esa misma entrevista.

Hoy, todos aquellos principios a los que quería dar respuesta Ushahidi se han puesto más de manifiesto que nunca y la actual directora ejecutiva de la compañía, Angela Oduor Lungati, señala que tiene más de 200 mapas, es decir, 200 iniciativas relacionadas con la covid-19 alojadas en sus servidores, sin contar con las aplicaciones de la plataforma que otros actores han podido desarrollar y publicar en Internet desde otros. “Ushahidi ha sido utilizada sistemática en situaciones de crisis en todo el mundo durante los últimos 12 años. Así que, ante una epidemia global, es normal que muchas personas hayan recurrido a herramientas tecnológicas como la nuestra para ver cómo organizar mejor su voluntad de ayudar y como brindar apoyo a las comunidades vulnerables”, señala Lungati. “Esta pandemia ha dejado a muchas personas sin posibilidad de acceder a recursos críticos y además ha puesto de manifiesto enormes brechas en la capacidad de respuesta en todo el mundo. Ushahidi está ayudando a evidenciar lo que más se necesita en este momento y está ofreciendo información sobre dónde desplegar estos recursos, ya sea estableciendo centros de prueba o ayudando a las personas a comprar alimentos”, explica.

Efectivamente, desde su nacimiento Ushahidi se ha puesto al servicio de organizaciones sociales para dar respuesta a situaciones tan dispares como la vigilancia electoral, el seguimiento de medicamentos falsificados o la lucha contra la corrupción, entre otras. Pero una de las funcionalidades más explotada ha sido la respuesta a catástrofes y desastres provocados por fenómenos naturales. El uso de la plataforma como parte de la respuesta humanitaria durante el terremoto de Haití de 2010 fue una de las pruebas de fuego de Ushahidi. Seguramente, por ese origen y esos antecedentes, la empresa keniana modificó las condiciones de uso desde los primeros momentos de la actual crisis y permitió que la herramienta fuese todavía más accesible haciéndola gratuita para las iniciativas de respuesta a la epidemia.

Angela Oduor Lungati considera que esta crisis ha evidenciado “la importancia de permitir que la ciudadanía sea parte activa de la resolución de los problemas en sus comunidades”. La tecnóloga keniana explica: “La gran mayoría de las peticiones de uso de Ushahidi que nos llegan están lideradas por propia comunidad, las personas se auto organizan para proporcionar ayuda mutua y crear conciencia sobre sus experiencias”. A esa evidencia añade que “los Gobiernos también están recurriendo a soluciones que permiten a los ciudadanos auto informarse sobre sus síntomas”. La afirmación de Lungati con esta experiencia es categórica: “Todo esto demuestra que, para atravesar esta crisis, se necesitará responsabilidad y colaboración colectivas”.

Ushahidi

@ushahidi

«…we hope to spread the word across the oceans and contribute to your creativity in problem solving for this season.» ~ photojournalist @sl007 says on his guest blog post here: https://www.ushahidi.com/blog/2020/04/02/redaktor-showing-solidarity-in-times-of-covid-19 

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Ejemplo del uso de los mapas de Ushahidi en Europa.

Desde su nacimiento, Ushahidi (que en suajili significa “testigo” o “testimonio”) ha pretendido ser mucho más que una herramienta tecnológica. “Con Ushahidi demostramos que la tecnología podía ayudar a dar una respuesta, que se puede utilizar para muchas cosas, pero una de ellas es el beneficio social”, explicaba hace unos años Erik Hersman, otro de los padres de la plataforma. Sus fundadores la entendían más bien como una energía para dinamizar las comunidades y, sobre todo, la construcción de lógicas de trabajo colaborativo dentro de los colectivos. “La combinación de la tecnología móvil y el crowdsourcing (la realización colaborativa y voluntaria de una tarea) permiten construir un sistema, una dinámica de una sociedad colaborativa en la que fluye la información. Si se crea esta dinámica cuando se produce una crisis tienes un canal abierto con los ciudadanos para la comunicación, pero también la movilización, la sensibilización, la educación o la respuesta”, explicaba Juliana Rotich para transmitir la motivación inicial del proyecto. En la situación actual, esos principios parecen haberse extendido y contagiado más que nunca y es ahí donde las necesidades colectivas encajan perfectamente con el espíritu de la plataforma keniana.

“Cada vez más”, comenta Lungati, “durante la última década, la gente se están haciendo cargo de resolver los problemas de sus comunidades y lo están haciendo de manera colaborativa. A partir de aquella respuesta al terremoto de Haití, y también durante otros sucesos posteriores, se ha ido cultivando la importancia de la colaboración dentro de las comunidades”. La responsable de Ushahidi aplica sus experiencias previas y la trayectoria de la plataforma a la situación actual: “Creo que esta pandemia ha reforzado aún más esa conciencia de colaboración y creo que va a cambiar radical y definitivamente nuestra forma de ver tanto el papel de las comunidades en la respuesta a las crisis en el futuro y como la necesidad de apoyar a las personas para que se organicen mejor”.

De la misma manera, la responsable de la organización keniana destaca su interés por superar las brechas que se abren en el entorno digital: “En Ushahidi, tenemos mucho interés en asegurarnos de que las personas tengan el mismo acceso a las herramientas tecnológicas, la información y las habilidades para resolver problemas de manera eficiente en sus comunidades. Y, avanzando un paso más, estamos comprometidos a ayudar a las personas a utilizar la tecnología para provocar cambios en sus comunidades”.

Al mismo tiempo, la plataforma intenta aumentar su comunidad, que se alimenta de la inteligencia colectiva. Y este momento de especial intensidad Ushahidi la moviliza la refuerza. Mientras ofrece la herramienta de manera gratuita para las organizaciones que trabajan contra la epidemia, pide ayuda a los desarrolladores que puedan ayudar a mejorar técnicamente la plataforma, pero también que quienes han empleado la herramienta expliquen su experiencia para difundirla y así se pueden leer las sensaciones de las organizaciones que están empleando esta herramienta tecnológica keniana en todos los rincones del mundo para hacer frente a una amenaza global.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/30/planeta_futuro/1588247147_455797.html

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Enfoques cooperativos; Hoy: La pedagogía cooperativa escolar y universitaria no están confinadas, están activas.

En la era del coronavirus la desigualdad neutraliza la posibilidad de aprender de los educandos, entonces, todo sigue igual o peor, surgió, la brecha digital”

Por: José Yorg, el cooperario

“El niño, guiado por un maestro interior trabaja infatigablemente con alegría para construir al hombre. Nosotros educadores, solo podemos ayudar… Así daremos testimonio del nacimiento del hombre nuevo”. María Montessori

“El problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo, si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina exclusivamente pedagógica. Sus proyectos han ignorado el íntimo engranaje que hay entre la economía y la enseñanza y han pretendido modificar ésta, sin conocer las leyes de aquélla. Por ende, no han acertado a reformar nada sino en la medida que las menospreciadas, o simplemente ignoradas leyes económico-sociales, les han consentido.” José Carlos Mariátegui

Queremos que las pedagogías estén siempre en acción social porque la tecnología, la educación a distancia evidenció también las grandes diferencias de posibilidades: La desigualdad  neutraliza la posibilidad de aprender de los educandos, entonces, todo sigue igual o peor, surgió, la brecha digital.

La cuestión pedagógica en contexto de la pandemia trajo aparejada, entre muchas cosas,  el proceso de aprender y des-aprender para los docentes, educandos y padres, todos,  a arreglarnos como podamos, sin embargo, aprendimos, erramos y superamos.

Hoy, en esta fecha de lo recorrido en este proceso educativo a distancia, está más claro, y entonces se empiezan a abrir posibilidades, pero surgen otros interrogantes, otras inquietudes.

Ya nos habíamos pronunciado sobre estas cuestiones técnicas de contacto y vínculo con los educandos y de ellos hacia nosotros, en ese recorrido aprendimos, lo repetimos, porque somos motivados/as a repensar la educación digitalizada en el marco de la pandemia.

TECNICOOP, como organización cooperativa, orientada a contribuir-modestamente, claro-con el mejoramiento humano a partir de la pedagogía cooperativa, saber que compartimos socialmente, este medio periodístico es un gran aliado estratégico de esa noble tarea.

En verdad, las aportaciones y los debates que llevamos adelante los docentes en las redes sociales de todo el mundo nos enriquecen, sin embargo, surge con claridad el deseo común, de los docentes, de que los organismo oficiales educativos acompañen y apoyen estos esfuerzos, es imperativo construir canales de intercambio y que se acopien esas experiencias.

¿Quiénes o qué organismo oficial se encarga de colectar, seleccionar y sistematizar estas experiencias educativas?

De nuestra parte,  logramos construir escenarios educativos cooperativos digitales y logramos presencia de esta modalidad pedagógica, pero sobre todo, comprendimos muy profundamente que la educación virtual no debe despojarnos del calor humano, al contrario, ello implica encuentro, vínculo, diálogo y eso es vital.

Pedagogía cooperativa abierta al mundo

Entonces, la educación cooperativa escolar y universitaria, en modo alguno están confinadas, están activas y abiertas al mundo gracias a las tecnologías, y en caso especial, a la plataforma educativa Magnaplus.

Ponemos énfasis al decir que la sociedad civil, el pueblo, las personalidades, las organizaciones libres del pueblo, deberían encontrar espacios de participación que les permitan expandir sus virtudes y de tal modo fortalecer la democracia educativa.

Podemos, entonces, exclamar a los cuatros vientos que la pedagogía cooperativa escolar y universitaria no están confinadas, están activas, están en proceso de avance porque los docentes cooperativos asumimos plenamente que nuestra responsabilidad se agiganta.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!           

Fuente: Enviado por el autor a OVE

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Entrevista a Mara Dierssen: “Va a ser difícil que en este país cambie la mentalidad de que la ciencia no es fundamental”

Entrevistas/07 Mayo 2020/Autor: Víctor Saura/eldiariolaeducacion.com

La neurobióloga Mara Dierssen espera que de esta crisis aprendamos la necesidad de cambiar nuestra forma de vida, que las decisiones políticas se tienen que basar en el conocimiento y que debemos colaborar. “Que ni en momentos así seamos capaces de unirnos, a los ciudadanos nos crea una gran sensación de desasosiego”, afirma.

Mara Dierssen es una de las científicas españolas que mejor conoce el cerebro humano, tal vez por eso hace unos años fue incluida en un ranking entre las 100 mujeres más influyentes en España. Nacida y formada en Cantabria, se instaló a mediados de los noventa en Barcelona, donde lleva años dirigiendo un equipo de investigación en el Centro de Regulación Genómica (CRG). Una de las áreas de conocimiento en los que lleva más años es el síndrome de Down, es decir, los efectos en el cerebro del exceso de información cromosómica de estas personas y lo que se puede hacer para contrarrestarlos y estimular así su desarrollo cognitivo. Esta línea de investigación la llevó a impulsar, y a presidir hasta hace poco, la primera sociedad científica internacional especializada en síndrome de Down (Trisomy 21 Research Society), que ahora, ante la pandemia del coronavirus, ha iniciado un estudio internacional para intentar determinar si las personas con síndrome de Down están más o menos protegidas que la población general ante los efectos del virus.

Hay dos datos que convierten a Mara Dierssen en una científica absolutamente atípica o, como mínimo, alejada del cliché: su versión rockera (busquen vídeos de From Lost to the River y la verán interpretando cualquier tema con la misma entrega y desinhibición que el mejor Mick Jagger) y su versión educadora (además de impartir clases en masters y doctorados es patrona de la Fundación Bofill y, como tal, está muy al día de los debates sobre escuela y educación).

Explíqueme de qué va el estudio sobre síndrome de Down y coronavirus.

La idea es intentar comprender en qué medida las alteraciones inmunológicas que tienen las personas con síndrome de Down, con una respuesta inmunológica más lenta, una mayor sensibilidad a las infecciones, problemas respiratorios… podría hacerles más vulnerables a la infección por Covid. Pero, además, nos interesa hacer un análisis de los datos transcriptómicos, es decir, de los datos de expresión génica, porque la trisomía del cromosoma 21 no solamente altera la expresión de los genes que están contenidos en ese cromosoma sino también los que están localizados en otros cromosomas. Lo que estamos haciendo es comparar las redes moleculares implicadas en la respuesta del huésped al virus y las comparamos con las redes que están alteradas en síndrome de Down, para ver si hay alguna superposición que nos permita entender, a través de ese posible solapamiento, si existen factores biológicos que se asocian a una mayor probabilidad de infección y de complicaciones. Pero, bueno, el estudio, que impulsa la Sociedad para la Investigación de la Trisomía 21 (Trisomy 21 Research Society) consiste en un estudio epidemiológico con una encuesta enlazada que rellenan los clínicos y las familias, de manera que consigamos tener una idea más completa de los factores demográficos y los posibles factores de riesgo y de respuesta al tratamiento.

¿Cuántos países participan?

Por ahora, la encuesta se ha lanzado en España, Italia, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Brasil e Iberoamérica, y ahora estamos empezando también en India. La idea es que los clínicos nos puedan responder a una serie de preguntas para entender la gravedad de los síntomas, en qué casos hubo un fallecimiento o no, y determinar si el patrón que observamos es comparable a la población general o realmente hay un patrón más específico. En España gracias al esfuerzo de las asociaciones coordinado por Down España, y en Cataluña por la Fundación Catalana Síndrome de Down, tenemos localizados bastantes casos, y por eso pedimos que cualquier persona con síndrome de Down que haya pasado la enfermedad lo comunique a su entidad. También contamos con la colaboración de la Fundación Down 21 y FIADOWN, que nos están haciendo el contacto con América Latina.

¿Pero hay alguna razón para creer que el Covid-19 es más grave para las personas con síndrome de Down?

Aún no ha habido tiempo de analizar los datos, ya que la encuesta la lanzamos hace sólo dos semanas. Para mediados de mayo podríamos empezar a tener un primer análisis de los datos que nos vayan llegando.

¿Cree que el confinamiento y, en general, la respuesta a la pandemia, se ha llevado bien?

Ha sido una situación difícil de prever, y tampoco ha sido sencillo definir una buena estrategia. Quizá el asesoramiento científico podría haber empezado antes, ya que hemos tardado un poco en reaccionar como país. Dicho esto, creo que todavía no tenemos una película muy clara del por qué en países como Alemania, donde también han tenido un montón de casos, la mortalidad es mucho más baja. ¿Qué es lo que están haciendo diferente, además de hacer muchas más pruebas diagnósticas a la población (que está claro que es muy importante)? Aquí hemos tenido una situación de confinamiento mucho más severa, pero nuestro resultado no ha sido tan bueno. Hay que decir que Alemania se ha apoyado desde el principio en los laboratorios de investigación, que desde enero pusieron en marcha la producción de estas pruebas, y en institutos de salud pública repartidos por todo el país. Pero también han tenido otros elementos, han sido mucho más directos en los mensajes y los políticos han sido mucho más consecuentes con el tema de la cuarentena.

¿Se refiere a ellos dando ejemplo?

Exacto. Aquí algunos actos políticos han sido más laxos y eso envía un mensaje poco edificante a los ciudadanos que están siguiendo las normas del confinamiento. Dejémoslo así. Pero es también clave que Alemania es un país que invierte mucho en ciencia, mientras que aquí la investigación científica está tan mermada por tantos años de crisis que la financiación ha caído a más del 50% respecto a lo que llegó a ser, teniendo en cuenta que, además, hay un enorme porcentaje de inversiones no ejecutadas del presupuesto de Ciencia. Tenemos muchísimo potencial intelectual, pero nuestro entramado científico está diezmado y desgraciadamente vamos a la zaga del resto. Lo mismo sucede con el sistema de salud. Los recortes de los últimos años lo han debilitado de forma muy importante. Los alemanes tienen un sistema científico y un sistema sanitario muy saneado y eso les permite reaccionar mucho más rápido.

¿Es optimista respecto al hecho de que una de las lecciones que se saque de la pandemia sea la necesidad de invertir más en ciencia y en salud?

Es evidente que debería ser así.

Pero le pregunto si es optimista.

No especialmente, porque va a ser difícil que en este país cambie esa mentalidad que tenemos desde siempre de que la ciencia no es fundamental. En la pasada crisis todos los países más desarrollados invirtieron más en ciencia, y aquí se hizo lo contrario. Según el Instituto Nacional de Estadística, el gasto en I+D interno en 2018 fue del 1,24% del PIB, muy lejos de la media europea, que en 2017 estaba en el 2,06%. La inversión se debería elevar hasta un 2% del PIB y desde 2008 se ha reducido sustancialmente. La esperanza es lo último que se pierde, pero la confianza en que eso suceda… pues poca. Ahora habrá que reconstruir el sistema económico, y de nuevo, ante una crisis económica, no es evidente que se potencie ese cambio de modelo económico que llevamos años diciendo que debería producirse, que es la inversión en conocimiento y no en otras cosas más inmediatas en la ganancia, como pueden ser el turismo o la construcción. Así que lo más probable, y ojalá me equivoque, es que de nuevo la recuperación de la inversión en ciencia no alcance los niveles que permitan compensar las caídas sufridas durante la crisis.

El panorama que dibuja la crisis del coronavirus para la educación y su función de equidad y de igualación de oportunidades es extremadamente preocupante

¿Y sobre la vacuna, o sobre la solución farmacológica que sea que nos pueda devolver a nuestra anterior vida, es optimista?

Bueno, la secuencia del SARS-CoV-2 se publicó en enero de 2020, y a partir de ahí se ha producido una carrera mundial para desarrollar una vacuna contra la enfermedad, que además está impulsando nuevas plataformas tecnológicas de próxima generación para acelerar su desarrollo. Pero no podemos ser ajenos a la dimensión propagandística de este esfuerzo y del resto de las acciones científicas. No podemos utilizar a la ciencia como el baluarte del desagravio político. La ciencia necesita tiempo para demostrar eficacia, las cosas no son tan rápidas. No podemos generar falsas expectativas como herramienta de contentamiento social y político. Los científicos deberían poder asesorar de forma mucho más permanente las decisiones políticas y no solo en sanidad, sino en muchos más ámbitos. ¡Y respecto a volver a nuestra antigua vida, ojalá que hayamos aprendido algo! Porque nuestra vida anterior tiene muchos defectos. Hemos visto lo que se ha recuperado el medio ambiente en un mes y medio de confinamiento. El frenazo de las industrias como consecuencia de la pandemia, la reducción de vuelos o la suspensión de grandes eventos e, incluso, la reducción de movimientos de los ciudadanos, está teniendo como consecuencia una reducción del nivel de emisiones de gases contaminantes. A lo mejor la naturaleza tiene mucha más capacidad plástica de lo que pensábamos y con un poco de esfuerzo por nuestra parte podemos encontrar un sistema que permita sacar lo positivo de esta crisis. Esperemos que las medidas que se tomen para reactivar la economía no produzcan un efecto rebote, aunque desgraciadamente es lo más probable.

¿Esta sería la gran lección de esta crisis?

Esta es una, pero hay otras: la necesidad de tomar decisiones basadas en evidencia, de colaborar, y no utilizar los problemas como arma política. En gobiernos como el de Angela Merkel incluso la oposición se ha puesto de su parte. Quizás allí se han hecho mejor las cosas, pero en estos momentos tenemos que estar unidos y dejarnos de intentar sacar beneficio político de esta situación. Que ni en momentos así seamos capaces de unirnos creo que a los ciudadanos nos crea una gran sensación de desasosiego.

Durante el confinamiento los niños han visto poco el sol y mucho las pantallas ¿esto puede tener consecuencias para su desarrollo cerebral?

Está claro que una cuarentena no es la mejor situación para el desarrollo del cerebro y puede incluso derivar en cuadros de depresión y ansiedad en los niños. Pero depende mucho de cómo lo llevan los padres, ya que son los que más influyen sobre sus hijos. Cuando se hace el análisis del impacto psicológico de la cuarentena, aparecen toda una serie de síntomas, que pueden ser indicativos de patología mental (estrés postraumático, convulsión, tendencia a estar más irascible…) derivados del estrés que produce el confinamiento en sí, la adaptación al teletrabajo… Por mucho que los niños tengan clases online, el día a día es que el niño te pregunta, se intenta conectar y no puede… La suspensión de las clases evidentemente conlleva, además, una serie de complicaciones, entre las cuales está, efectivamente, que dediquen más tiempo frente a las pantallas de lo habitual por las clases virtuales y el acceso a contenidos online, pero también porque el tiempo de ocio y las relaciones sociales con sus amigos también se digitaliza. En cierta medida, sin embargo, es una oportunidad para enseñarles que las pantallas se pueden usar de otra manera y no solo para jugar. Pero desgraciadamente, hay problemas mucho más graves.

¿Cuáles?

La pandemia está teniendo consecuencias en el ámbito económico y laboral (paro, desempleo más o menos temporal, pérdida de ingresos, impagos, pobreza habitacional y energética), y en la esfera social motivadas por las medidas de aislamiento social. El confinamiento está haciendo que los niños en situación más vulnerable no puedan acceder a las clases online. Según el INE, uno de cada diez hogares españoles no tenía acceso a internet en 2018, mientras que dos de cada diez no tenían ordenadores en casa. Esa brecha genera una desigualdad aún mayor, ya que quienes tienen más recursos pueden tener mejor acceso a la educación. Y no se trata sólo de tener acceso a internet, sino de tener un ordenador con buena conexión, que se oiga bien, que el wifi te funcione… Si a nosotros mismos nos pasa que se nos desconecta o que no oímos, imaginemos una casa con un solo ordenador y con tres niños, cada uno en un curso, pues es un desastre. La educación online se ha implantado con escaso margen de maniobra y eso no ha permitido garantizar que no existan desigualdades.

La Generalitat está repartiendo equipos con conexión, priorizando aquellos cursos que son de cambio de etapa educativa.

Es una muy buena cosa que se establezcan medidas para no dejar a nadie atrás, pero el problema es que llega con mucho retraso, y que aun así habrá un solo ordenador por familia, y aunque, según la Generalitat, unos 52.000 jóvenes no pueden conectarse con sus colegios, solo se prevé hacer llegar unos 12.000 dispositivos electrónicos. El otro problema es que los profesores no están preparados para hacer clases por internet. No se puede trasladar la clase presencial a una videoconferencia. Una clase por internet requiere una preparación que no se tiene ni se está haciendo. Es mucho más complicado. Yo misma he dado una clase de máster que era de tres horas y la tuvimos que reducir a hora y media, porque nadie aguanta tres horas seguidas en una clase por internet. El panorama que dibuja la crisis del coronavirus para la educación y su función de equidad y de igualación de oportunidades es extremadamente preocupante.

¿Qué tipo de sistema educativo tenemos y cuál queremos? Deberíamos replanteárnoslo

Está claro que ahora se trata de salir del paso y acabar el curso.

El último trimestre de este curso 2019-2020 ya está siendo de enseñanza telemática y es bastante probable que los niños no vuelvan a pisar las aulas hasta el curso 2020-2021. Esto quiere decir seis meses sin escuela, lo que supone un riesgo importante para la educación, con consecuencias que veremos en el corto plazo. Hay un aspecto positivo: tenemos la oportunidad de iniciar un debate público para preguntarnos qué es lo realmente importante, qué es necesario y qué no, para avanzar hacia un sistema educativo que realmente eduque y no sea sólo un proveedor de información. Si lo que hacemos es volver y readaptar las cosas sin espíritu crítico, habremos perdido esa oportunidad. Estos días he oído cosas como que “total, lo que aprenden luego se les olvida”, o “si de todas maneras tampoco se acuerdan para el año que viene”. Pero entonces ¿qué tipo de sistema educativo tenemos y cuál queremos? Deberíamos replanteárnoslo.

Por eso quieren que sea más competencial y menos memorístico. Lo que está en la memoria no se retiene si no es significativo ¿no? Al menos, eso dicen…

Y lo que también pasa es que cuando pretendes que retengan muchísima información se produce un efecto conocido como information overload, es decir, sobrecarga de información, ya que evidentemente la mente humana no puede retener tanta información y, menos, tal como se está proporcionando. Tener a los chavales sentados durante horas y horas, introduciendo información en sus cerebros sin tiempo para plantearse que comprendan la lógica de esa información, no es una buena forma de educar. Tenemos que empezar a determinar qué es lo importante, qué hay que saber y cómo se tiene que enseñar. Este ejercicio se está haciendo en otros países y aquí, entidades como la Fundación Bofill lo están impulsando a través de proyectos de reflexión e innovación. A lo mejor ahora es nuestra oportunidad.

Para la Bofill lo que urge ahora es lo que llaman un “verano enriquecido” y un primer trimestre del próximo curso que se centre en evaluar los daños colaterales de esta crisis de forma personalizada.

La Fundación Bofill ha reaccionado rápidamente en ese sentido proponiendo una agenda de medidas de choque y reformas prioritarias ante la crisis. Se trata del proyecto Obrim l’educació, con una propuesta de 30 medidas de choque. Eso requiere un cambio bastante radical en la organización del sistema educativo. Por eso digo que puede ser incluso una oportunidad.

¿Saldremos tocados mentalmente de esta experiencia?

Una situación de confinamiento como esta no la hemos vivido nunca y sí que es verdad que hay gente que no lo está llevando bien. La gente que vive sola, por ejemplo, o las personas con discapacidad, hay circunstancias complicadas, aumenta el riesgo de exclusión social en menores, las situaciones de maltrato o las de drogodependencia, todo esto claro que se ha agravado, sobre todo entre los que tienen afecciones de salud mental, o con problemas incipientes que se pueden haber agravado: depresión, trastornos compulsivos… Lógicamente para esas personas concretas la situación es más complicada y, además, el estrés y el aislamiento social pueden ser un factor desencadenante de brotes de esquizofrenia o ansiedad. Pero dicho esto, pueden ser mucho peor las consecuencias de la crisis económica. Una de las principales preocupaciones de los ciudadanos son las repercusiones económicas, la pérdida del empleo… Fíjate en lo que pasó en nuestra anterior crisis, en la que se produjo un incremento de las alteraciones de salud mental, y obviamente las medidas de austeridad lo complicaron todavía más. En The Lancet se analizó el impacto sobre salud mental de las políticas de austeridad y se observó que en los países donde se aplicaron fueron un desencadenante de un incremento en la prevalencia de trastornos mentales, por lo que espero que esta vez no volvamos a cometer los mismos errores… Pero también hay el otro lado.

¿El otro lado?

El de la gente que ha sacado su lado más solidario. Mucha gente estos días no solo ha tenido la ocasión de plantearse qué cosas son las realmente importantes, sino que también ha pensado un poco más en los demás. Por ejemplo, mucha gente joven se ha ofrecido a ayudar a sus vecinos más mayores y se ha confinado por no poner en peligro a personas más vulnerables, y eso es bonito.

Como el hecho de haber descubierto todas esas profesiones esenciales a las que no habíamos dado importancia; seguramente ahora miramos diferente a la cajera, al basurero o al transportista.

Estamos empezando a apreciar esas profesiones por la importancia que tienen, pero siguen siendo las peor pagadas. Ojalá que, además de valorarlas ahora de forma diferente, también se les reconozca su trabajo en términos económicos de forma más justa.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/05/va-a-ser-dificil-que-en-este-pais-cambie-la-mentalidad-de-que-la-ciencia-no-es-fundamental/

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La canción más alegre del mundo y otros himnos desde África contra la covid-19

Reseñas/30 Abril 2020/Autora: Belén Hernández/elpais.com

La artista beninesa Angélique Kidjo versiona ‘Pata Pata’, la melodía que popularizó Miriam Makeba contra el ‘apartheid’ en Sudáfrica, para transmitir ahora información y esperanza sobre el coronavirus

Las canciones de resiliencia no han parado de sonar desde que la pandemia encerrara a más de media humanidad en sus casas. Al Resistiré y el Agapimú en los balcones de media España, al New York, New York de Frank Sinatra en la ciudad que nunca duerme, se ha unido un nuevo himno para transmitir esperanza y combatir el coronavirus: Pata Pata, una de las melodías africanas más internacionales de la historia, calificada por algunos como la canción «más desafiantemente alegre del mundo», y que ahora ha versionado Angélique Kidjo. Pero no es la única cantante del continente africano que ha querido sumarse a los sonidos contra la covid-19. Hay otros en Senegal, Uganda o Malawi.

Pata Pata significa, literalmente, Toca, toca en xhosa, una de las once lenguas oficiales de Sudáfrica. Sin cambiar los acordes ni las sílabas, pero sí la letra, la versión modificada y cantada por la artista Angélique Kidjo incluye estrofas como «¡Es hora de sentarse, de no tocarse! Quédate en casa y espera. Tenemos que lavarnos las manos, así que no ‘toca-toca’ (…) No te toques la cara y mantén la distancia, por favor».

Esta nueva versión de la canción más popular de Miriam Makeba, amiga y mentora de Angélique Kidjo, será de uso libre. Unicef ha animado a los ciudadanos a enviar vídeos, después de su lanzamiento el pasado 23 de abril, de ellos mismos bailándola y nombrando al perfil de Twitter de @UnicefAfrica o bien en las redes sociales Tik Tok e Instagram con las etiquetas #nopatapata y #healthyathome. Las mejores grabaciones se incluirán en un vídeo musical que se lanzará a mediados de mayo.

«Todos conocemos lo que hay que hacer, pero también sabemos cuánto sufren las comunidades. Pata Pata siempre ha estado ahí para las personas en momentos de lucha. Espero que lo esté una vez más. Y espero que, desde nuestro confinamiento, podamos volver a bailarla», ha explicado la cantante beninesa y también embajadora de Buena Voluntad de Unicef. Kidjo asegura que ha regrabado la canción para divulgar «información y esperanza» contra el coronavirus. Para la artista, además, la melodía tiene un significado especial, dado que su amigo, el icono del afrojazz Manu Dibango, murió a los 86 años a principios de abril por la covid-19: «Manu me inspiró. Miriam me inspiró. Y Pata Pata me dio esperanza».

Hace más de 50 años que la canción se convirtió en un éxito internacional, cuando Miriam Makeba la estrenara en el show de Ed Sullivan en 1967. Apodada Mama África, fue una cantante y compositora sudafricana, pero también una activista por los derechos humanos que trabajó por la erradicación del hambre, el sida y la violencia machista. Icono de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, en 1960 trató de volver a su país de origen desde Estados Unidos para el funeral de su madre, pero su pasaporte había sido revocado.

Makeba fue una de las primeras músicas africanas en recibir reconocimiento mundial, ganando un Grammy en 1965 y actuando por todo el mundo, desde Johannesburgo a Nueva York, Lagos o Londres. Intepretó su mayor exito, el citado Pata Pata, en el Festival de Viña del Mar en 1972 y se lo dedicó a Salvador Allende al grito de: «Viva la revolución chilena».

Youssou N’Dour y otras voces desde Senegal, Malawi y Uganda

En Senegal, uno de los países africanos que mejor está conteniendo la transmisión del virus, también han surgido voces que cantan para combatir la covid-19. Youssou N’Dour y otros 19 artistas senegaleses se han unido para cantar Daan Corona, una composición que busca concienciar a la población de la importancia de estar en casa, mantener la distancia social y lavarse las manos para no contagiarse. Los beneficios que recaude la canción irán destinados íntegramente al Ministerio de Sanidad de Senegal, según han informado los músicos implicados.

Desde Malawi, Lazarus Chigwandali, un músico y cantante albino que ha pasado de tocar en las calles de Lilongwe a actuar en grandes festivales, también compuso una canción sobre el coronavirus y la publicó el pasado 18 de abril, al tiempo que su país decretaba el confinamiento por 21 días.

A menudo, música, censura y activismo político van de la mano. Es el caso de la melodía contra el coronavirus que en Uganda lanzó el pasado 26 de marzo el cantante y opositor Bobi Wine, en la que advertía que de que «no hay que tomarse a la ligera» la enfermedad. «La mala noticia es que todo el mundo es una víctima potencial, pero la buena es que todo el mundo es una potencial solución», canta Wine.

Esta canción, que se titula Coronavirus Alert, fue censurada y prohibida por el Gobierno ugandés y no se puede escuchar en ninguna cadena nacional, a pesar de que su vídeo en Youtube ya tiene más de un millón de visualizaciones. El artista, de 38 años, Robert Kyagulanyi Ssentamu, es uno de los principales referentes políticos críticos al presidente Yoweri Museveni, de 75 años, y en el Gobierno desde hace 34. En una entrevista de EL PAÍS el pasado 1 de abril pedía que su canción se escuchara de nuevo en Uganda: «Le he pedido al Gobierno que deje la política a un lado por una vez y asuma que esto es una causa noble y necesaria. La gente tiene que oír el mensaje y como músico, esta es mi mejor manera de ayudar”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/25/planeta_futuro/1587828111_614617.html

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Colombia: ¿Qué han aprendido los docentes de la crisis por el coronavirus?

América del sur/Colombia/30 Abril 2020/semana.com

Varios profesores destacan la flexibilidad que han mostrado las instituciones y las familias para dar continuidad a las clases en la cuarentena.

El coronavirus tomó fuera de base a distintos sectores, entre ellos el educativo, que con un panorama de aislamiento obligatorio debió acelerar la migración hacia la educación virtual. Este es el momento donde rectores y docentes sacan a flote su capacidad de adaptarse a las circunstancias, creando estrategias que les permitan sortear las dificultades y aprender de ellas. 

Varios profesores hablaron acerca de sus aprendizajes durante el tiempo de cuarentena, destacando la flexibilidad que han mostrado tanto instituciones como familias para seguir dando continuidad a las clases.

«El mejor aprendizaje en la crisis ha sido la intención de mis estudiantes por querer continuar con sus aprendizajes. Pues me han demostrado que, a pesar de las dificultades económicas y sociales que ellos presentan, han querido continuar con su educación”, cuenta Harrison Espitia, docente de la institución educativa Santa Teresa de Pachaquiaro, en Puerto López, Meta.

Por su parte, Richard Maldonado, rector del Instituto Educativo El Libertador, afirma que en una situación como esta se requiere transformar lo que entendemos como ‘aprendizaje’ y el acompañamiento en el aula.

«Mis maestros han entendido que hay algunas habilidades y aprendizajes que trascienden cualquier situación. Hemos aprendido a trabajar la comunicación, la atención y todo el proceso lecto-escritor, así como el manejo de las nuevas tecnologías de comunicación. Esto nos ha enseñado a que se piense diferente el rol como docente», dice

Dentro de las lecciones también hay espacio para la autocrítica. Olga Suárez, docente de Santa Teresa de Pachaquiaro, señala que esta situación evidenció que debe aprender nuevas herramientas tecnológicas para enseñar: «Debo actualizarme en la parte del uso de las herramientas tecnológicas como el blog, que me permiten mejorar mi diario, para que los niños asimilen con más facilidad las diferentes formas de aprendizaje que hay».

Durante la crisis, algunos profesores han reconsiderado sus métodos de hacer las cosas en el salón de clases. “Mi mejor aprendizaje fue aprender a replantear mi forma de trabajar y cambiar mi estilo de vida a estar más en contacto con la comunidad educativa, resolviendo dudas e inquietudes”, afirma Luz Molina, docente de la misma institución.

No obstante, señalan que de esta situación, la educación virtual no será la única fortalecida, ya que ahora se le dará más valor a una clase magistral con presencia del docente. “Hemos aprendido a valorar cada vez más la importancia del ser humano en todas sus dimensiones y a reconocer la escuela como ‘centro de reunión de la sociedad», concluye Carlos Alberto León, rector de la Santa Teresa de Pachaquiaro.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/que-han-aprendido-los-docentes-de-la-crisis-por-el-coronavirus/666477

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Alemania pide a población que se quede en casa ante aumento de ritmo de contagio del Covid-19

Europa/Alemania/30 Abril 2020/panorama.com.ve

Instan a los alemanes a practicar un distanciamiento social riguroso a pesar de una ligera disminución de las restricciones en la vida pública.

La tasa de contagio por coronavirus en Alemania ha aumentado desde principios de este mes y la gente debería quedarse en casa en la medida de lo posible a pesar de la relajación del confinamiento de la semana pasada, dijo este martes 28-A el jefe del Instituto Robert Koch para enfermedades infecciosas.

La tasa de reproducción del virus, llamada ‘R’ —número promedio de casos nuevos que genera un caso a lo largo de un período de infección—, está ahora en 1,0 en Alemania, según  Lothar Wieler, presidente del Instituto Robert Koch. Eso significa que una persona con el virus infecta a otra de media. A principios de este mes, la tasa estaba en 0,7.

Los ministros de Educación de los 16 estados federales de Alemania acordaron el martes que las escuelas de todo el país retomarían lentamente las clases para todos los grados hasta las vacaciones de verano, aunque los alumnos tendrían que trabajar y aprender en grupos más pequeños.

Esto significa que la mayoría de los niños solo podrán ir a los colegios en turnos rotativos y no diariamente.

“No habrá clases normales antes de las vacaciones de verano”, dijo Stefanie Hubig, jefa del consejo ministerial de educación.

Wieler instó a los alemanes a practicar un distanciamiento social riguroso a pesar de una ligera disminución de las restricciones en la vida pública.

Los comercios con una superficie de hasta 800 metros cuadrados pueden abrir ahora, junto con los vendedores de automóviles y bicicletas y las librerías, aunque deben practicar un distanciamiento social estricto y normas de higiene.

Los establecimientos alemanes intentaron el martes persuadir al Gobierno de que permitiera que todas las tiendas funcionaran normalmente a partir del 4 de mayo, diciendo que los clientes no habían irrumpido de nuevo en los locales más pequeños, a los que se les permitió reabrir y que se comportaban con prudencia.

“El gran objetivo”

Merkel discutirá los próximos pasos para la relajación del confinamiento en una conferencia telefónica con los primeros ministros de los estados el jueves.

Sin embargo, un portavoz del Gobierno intentó rebajar las expectativas antes de las conversaciones, diciendo que era probable que las decisiones importantes llegarían en una reunión del 6 de mayo, cuando Merkel y los dirigentes estatales hablarán de nuevo sobre la evolución de la crisis sanitaria.

Wieler dijo que Alemania, en comparación con otros países, ha tenido éxito hasta ahora en la restricción de la propagación del virus.

“En el contexto del levantamiento (de las restricciones), asegurándoos de que podemos seguir defendiendo este éxito que hemos logrado juntos”, dijo en una conferencia de prensa regular. “No queremos que el número de casos vuelva a aumentar”.

“En la medida de lo posible, quedándoos en casa, reduzcamos los contactos”.

Los expertos han sugerido que la vida pública puede volver gradualmente a la normalidad si se cumplen ciertas condiciones, incluida la estabilización de la tasa ‘R’ en un nivel bajo.

“El número debe permanecer por debajo de uno, ese es el gran objetivo”, dijo Wieler en la conferencia de prensa.

Fuente: https://www.panorama.com.ve/mundo/Alemania-pide-a-poblacion-que-se-quede-en-casa-ante-aumento-de-ritmo-de-contagio-del-Covid-19-20200428-0029.html

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El indeseado ‘baby boom’ provocado por la pandemia

Por: Alejandra Agudo

Un informe del Fondo de Población de la ONU advierte de que algunas medidas para combatir la covid-19, como el confinamiento y el cierre de clínicas por falta de material y personal, dejarán sin acceso a métodos anticonceptivos a 47 millones de mujeres

Elisabeth X., de 25 años, carga con su hija de un año y cinco meses mientras espera su turno para que una enfermera que ha acudido a su comunidad le administre anticonceptivos. Elige las pastillas. Joana Mauricio, una enfermera del hospital de Moambo, le da tres tabletas mensuales, las necesarias hasta que la clínica móvil que han instalado a la sombra de un gran árbol, vuelva a Mahulane. En esta dispersa vecindad de Mozambique, hogar de un millar de personas, el centro de salud más cercano está a más de 20 kilómetros. Por eso, y dada la dificultad para una población rural empobrecida de trasladarse al consultorio, cada tres meses un grupo de profesionales salen a su encuentro para suministrar vacunas, medicamentos contra la malaria, el VIH u otras dolencias, y prestar servicios de salud sexual y reproductiva como la dispensa de contraceptivos. «Es muy importante que vengamos porque para ellas es muy difícil ir a los hospitales. Es bueno que usen estos métodos; les explicamos la importancia de que los utilicen para reducir los casos de embarazos no deseados y partos en casa», detalla la especialista.

La próxima visita debería producirse a principios de junio, pero es posible que Elisabeth X. y las demás mujeres de la zona que no desean quedarse embarazadas, no reciban los métodos para impedirlo. El ministerio de Salud no descarta cesar este tipo de actividades en el Mozambique rural debido al coronavirus (del que se han reportado 76 infectados y ningún fallecido a día de hoy). «Depende de la evolución del número de casos», explican fuentes del gabinete. Puede suceder que, aún celebrándose, la población no acuda por miedo a contagiarse o que, aunque asistan a la cita trimestral, no haya suministro de anticonceptivos. Estas son las causas por las que, según las estimaciones del Fondo de Población de la ONU (UNFPA) publicadas este martes, 47 millones de mujeres dejarán de tener acceso a métodos de planificación familiar y habrá siete millones de embarazos no deseados en los próximos seis meses en 114 países de renta baja y media.

La investigación del UNFPA, realizada con contribuciones de Avenir Health, la Johns Hopkins University (EE UU)  y la Universidad Victoria (Australia), desvela que, por cada trimestre que se prolongue la interrupción de los servicios de salud sexual y reproductiva habrá dos millones adicionales de mujeres que dejen de usar anticonceptivos modernos. Lo que supondrá un gran paso atrás en los progresos que se venían produciendo en la extensión de su uso, que casi se había duplicado en dos décadas, pasando de los 470 millones que los utilizaban en 1990 a 840 millones en 2018.

Joana Mauricio, enfermera del hospital de Moambo, forma parte del personal que cada tres meses se desplaza a comunidades remotas para informar sobre salud sexual y reproductiva, y proporcionar anticonceptivos a las mujeres que los soliciten. A principios de marzo estuvo en Mahulane.
Joana Mauricio, enfermera del hospital de Moambo, forma parte del personal que cada tres meses se desplaza a comunidades remotas para informar sobre salud sexual y reproductiva, y proporcionar anticonceptivos a las mujeres que los soliciten. A principios de marzo estuvo en Mahulane. A. AGUDO

«La pandemia está teniendo un impacto catastrófico en las mujeres y las niñas a nivel mundial. Y tenemos que abordarlo. Ahora», sentencia Ramiz Alakbarov, director ejecutivo adjunto del UNFPA, en una conversación telemática. «Los servicios de atención de la salud materna y el acceso a anticonceptivos no son opcionales. Son esenciales y deben mantenerse. Las mujeres continúan quedándose embarazadas y también dan a luz durante la crisis», enfatiza. «El asesoramiento e información sobre planificación familiar, así como la anticoncepción de emergencia, se consideran salvadores de vidas; deben proporcionarse, estar disponibles y ser accesibles», subraya.

En este sentido, el organismo de la ONU tiene evidencia de que esta clase de problemas ya están sucediendo, sostiene Alakbarov. «En primer lugar, las cadenas de suministro se ven afectadas por dinámicas que incluyen el cierre de fronteras, problemas de transporte, dificultades de fabricación, y otros obstáculos para la distribución». Y matiza: «Obviamente, la situación varía de un país a otro debido al nivel de su infraestructura de desarrollo y la situación epidemiológica actual». También han advertido los autores del informe que hay mujeres que evitan ir al centro de salud por temor a exponerse a la infección. «Y existe un problema de disponibilidad de equipos de protección personal para aquellas clínicas, como las de planificación familiar, que pueden no considerarse esenciales y, por tanto, no haber sido debidamente equipadas», continúa.

Un estudio del Guttmacher Institute publicado hace 10 días en la revista International Perspectives on Sexual and Reproductive Health refuerza la advertencia de la ONU. Calcula que «una disminución proporcional del 10% en el uso de anticonceptivos reversibles a corto y largo plazo daría como resultado que 49 millones de mujeres verían insatisfecha su necesidad de anticoncepción moderna en países de ingresos bajos y medios». Ellas se sumarían a los 232 millones que no estaban, ya antes de la pandemia, usando métodos de planificación familiar a pesar de querer evitar un embarazo.

Se producirían, además, 15 millones adicionales de embarazos no deseados, alertan los investigadores de la organización estadounidense. Lo que a su vez «llevaría a más abortos inseguros y otros resultados negativos» como una mayor mortalidad materna. Concretamente, según sus proyecciones, una disminución del 10% en la provisión de atención médica relacionada con el embarazo y el recién nacido «tendría consecuencias desastrosas»: 1,7 millones de madres y 2,6 millones de bebés experimentarían complicaciones graves y se producirían 28.000 muertes maternas y 168.000 fallecimientos de neonatos adicionales a los que ya se producen.

«Las mujeres embarazadas con síntomas de covid-19 deben tener un acceso prioritario para la prueba, y las unidades de salud prenatal, neonatal y materna deben estar segregadas de los casos identificados de coronavirus», recomienda el director adjunto del UNFPA. «Las emergencias de salud pública anteriores han demostrado que el impacto de una epidemia en la salud sexual y reproductiva a menudo no se reconoce, porque los efectos no son en muchos casos el resultado directo de la infección, sino que se producen como consecuencia indirecta de las interrupciones en la atención y el redireccionamiento de recursos», analiza Elizabeth Sully, investigadora científica principal del Guttmacher Institute.

Para que eso no pase, «hay pasos claros y concretos que los formuladores de políticas pueden y deben tomar para mitigar el daño y promover la salud. No es demasiado tarde, pero el momento de actuar es ahora. El tiempo es fugaz», apunta Sully. Primero, promover la atención de la salud sexual y reproductiva, incluidos el aborto seguro, la anticoncepción y la atención materna y neonatal, pues son esenciales. Otros son garantizar las cadenas de suministro, buscas formas innovadoras de proveer atención, como la telemedicina, y no abandonar a las poblaciones más remotas y marginadas como Mahulane.

Los otros efectos de la covid-19

«No había igualdad de género antes de que comenzara esta epidemia, así que la desigualdad que genera se superpone a la que ya existía», analiza Alakbarov. Ningún país estaba en posición de afirmar que garantizaba a las mujeres el 100% de sus derechos y los fondos para promoverlos nunca llegaban a ser los mínimamente necesarios, aclara el director ejecutivo adjunto del UNFPA. La pandemia es lluvia sobre mojado. Y la salud sexual y reproductiva no es el único derecho que menoscaba adicionalmente la covid-19 y las medidas que se toman para frenarla.

La decisión de confinar a la población obliga a millones de mujeres a convivir con sus agresores. «Se espera que la pandemia de covid-19 aumente los niveles de violencia». Ya hay indicios de que ya está sucediendo, dice el informe del UNFPA, pues se han incrementado las llamadas a líneas directas de prevención de la violencia, y lo corroboran informaciones sobre violencia de género y asesinatos machistas en los medios de comunicación. «La sociedad civil y los Gobiernos no deberían abandonar a las víctimas. Deben tener acceso a ayuda psicológica y obviamente, a todas las otras formas de apoyo», pide el director adjunto del organismo.

Las estadísticas muestran que los abusos aumentan en un 20% durante los períodos de encierro. De tal modo que habría 15 millones adicionales de casos de violencia de género en 2020 para una duración promedio de tres meses, que serían 31 millones para un confinamiento de seis meses, 45 millones para un bloqueo de nueve y 61 millones si el período fuera de un año. Son datos del UNFPA. Y no es el único drama que enfrentan millones de mujeres. Debido a la interrupción de los programas para prevenir la mutilación genital femenina, mientras la humanidad se centra en combatir la pandemia, dos millones de niñas serán víctimas de esta práctica en la próxima década. «Y podría haberse evitado», escriben los redactores del documento. Como también se pueden prevenir los 13 millones de matrimonio infantiles entre 2020-2030 que la ONU calcula se producirán solo por la reducción de esfuerzos en este capítulo.

Por eso, porque es una cuestión de vida o muerte, porque el sufrimiento se puede evitar, Alakbarov pide: «Prioricemos a las mujeres y las niñas en el momento de la pandemia, no olvidemos sus necesidades».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/04/27/planeta_futuro/1587984733_860007.html

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