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Un falso dilema educativo

Por: Luis Armando González

La situación de crisis suscitada por el coronavirus –que al parecer seguirá presente, aunque con menor virulencia, a lo largo de 2020 — ha puesto en uno de los primeros lugares del debate académico el asunto de lo virtual y presencial en la educación. Y es que la crisis aludida forzó la entrada en vigor de estrategias formativas no presenciales, en prácticamente todos los niveles educativos; en ellas, se recurrió –por lo general de manera improvisada y abrupta— a los distintos recursos ofrecidos por Internet y la telefonía celular: desde las plataformas que permiten realizar videoconferencias grupales, pasando por el correo electrónico y los mensajes en Messenger y WhatsApp, hasta las llamadas telefónicas.

Salvo los procesos educativos diseñados previamente para ser impartidos virtualmente –y que continuaron, y aún continúan, con una lógica previamente establecida—, las actividades docentes que habían sido planeadas según criterios presenciales tuvieron que ser implementadas de manera no presencial. En la práctica, esto generó distintas complicaciones no sólo en razón de la disponibilidad de los recursos tecnológicos (personales o institucionales), sino en razón de las deficiencias en las habilidades técnicas por parte de docentes –no todos, por supuesto— no preparados para atender cursos, materias, seminarios, talleres o grupos de tesis de manera virtual. Aunado a ello, estaban (y siguen estando presentes) dos temas nada secundarios: primero, la pedagogía y la didáctica virtuales son distintas de las presenciales; y segundo, los contenidos (teóricos y metodológicos) presenciales no se trasiegan automáticamente hacia lo no presencial.

Al calor de esas y otras dificultades –que, cabe sospechar, se han tenido en distintos sistemas educativos alrededor del mundo— se fue generando un interesante debate acerca de lo virtual y lo presencial en la educación, debate en el cual se pueden identificar distintas posturas. Una especialmente llamativa consiste en proponer que la educación virtual ha llegado para reemplazar totalmente a la educación presencial, a la que se le reprochan las más variadas fallas y debilidades. Quienes abanderan esta posición, además de ver en lo virtual-tecnológico algo extraordinario para la educación, entienden que las pruebas de ello se encuentran en la actual experiencia en la cual lo presencial fue suspendido drásticamente y las actividades educativas virtuales pudieron ensayarse a plenitud. Hay quienes piensan que se trató de una novedad absoluta, como si antes de la actual situación no se hubiesen impulsado interesantes experiencias formativas virtuales, en las cuales si bien ya se visualizaban sus virtudes –lo virtual tiene ciertamente virtudes—, también se visualizaban sus limitaciones que no son únicamente técnicas o de procedimientos, sino que muchas veces involucran aspectos sustantivos.

En el polo opuesto se sitúan quienes opinan que la educación presencial es irremplazable, y que lo virtual no tiene (o no debe tener) un lugar importante en los procesos educativos que en verdad quieran ser tales. En favor de quienes creen esto está la ya milenaria tradición educativa que se remonta cuando menos a Sócrates y cuyos logros culturales (científicos, filosóficos, literarios) sólo una persona escasamente informada puede poner en duda. Es indiscutible que un nervio de la educación, entendida como un proceso de asimilación crítica de nuevos conocimientos, es el diálogo, la dialéctica, el contraste de ideas y opiniones, en lo cual intervienen la razón y la pasión.

Y el espacio privilegiado, durante cientos de años, para ese ejercicio es el espacio ocupado físicamente por los actores principales del proceso educativo (maestros y alumnos): el aula o salón de clases, el auditórium o, como prefería Aristóteles, el jardín de su Liceo. Ciertamente, la educación presencial, dialógica, tiene un largo recorrido histórico, pero no es por eso que se la debe considerar valiosa, pues que algo sea antiguo no lo hace bueno o positivo y, obviamente, tampoco lo nuevo o reciente es, sólo por eso, positivo o bueno. Son los logros los que cuentan; y la educación presencial tiene en su haber los suficientes como para tomarse con reservas las propuestas de su supresión total por mecanismos, estrategias y prácticas educativas virtuales. Los logros de la educación presencial no deben ocultar sus limitaciones o sus posibilidades de mejora; no deben impedir determinar qué áreas de ella pueden ser asumidas y tratadas de una mejor manera por mecanismos y estrategias virtuales. No es cierto que no se tengan pistas sobre esto último: tanto las experiencias previas a la crisis sanitaria como las experiencias suscitadas durante la crisis ofrecen información relevante sobre áreas o ámbitos educativos en los cuales lo virtual puede convertirse en un soporte de primera importancia para lo presencial. Y por supuesto que también las experiencias apuntadas revelan lo que no se puede pedir o esperar de lo virtual en materia educativa. Ni se tiene que ser extremadamente fantasioso con las posibilidades de lo virtual ni excesivamente pesimista o escéptico sobre sus potencialidades.

Lo prudente es sopesar, con honestidad y realistamente, los pros y contras. Por lo apuntado hasta ahora, es claro que la visión antitética de lo virtual y lo presencial en educación nos enfrenta a un falso dilema.

No se trata de elegir entre lo uno y lo otro –de abolir la educación presencial y poner en su lugar una educación virtual; o de cerrar las puertas a lo llegada de modalidades o prácticas virtuales en la educación—, sino de situarse en una postura intermedia, viendo a lo virtual como un buen complemento de unos procesos educativos que no deben renunciar a uno de sus nervios fundamentales: la dialéctica, el diálogo, el contraste y lucha de ideas entre interlocutores que interaccionan físicamente; el tensionamiento racional y pasional que permite la muerte de ideas inservibles y el surgimiento de ideas mejores, y que hasta ahora, después de 2,500 años, no encontrado mejor espacio para su desarrollo que ese espacio en el cual maestro y alumnos se las ven cara a cara. Y es partir de estas dinámicas que se han fraguado y se fraguan habilidades y capacidades investigativas que, tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales, permiten explorar el mundo natural y social –es decir, plantearse problemas e indagar sobre los mecanismos que los explican— de modo fáctico, no virtual. Esas capacidades y habilidades, asimismo, requieren en gran medida, aunque no en exclusiva, actividades prácticas en el aula y fuera de la misma –por ejemplo, en comunidades, museos, archivos, empresas, mercados, hospitales o laboratorios— que son vitales para la formación de los estudiantes y para el cultivo de un saber que se problematiza sobre la realidad, y no sólo sobre abstracciones mentales matemática o conceptuales.

Esa vitalidad en el conocimiento debe ser –y tiene que ser—potenciada por cualquier recurso, estrategia o práctica, que esté disponible o que sea accesible a los sistemas educativos, en sus distintos niveles. Aunque no sus capacidades más óptimas, la tecnología que permite acceder a recursos educativos virtuales ha llegado a un país como el nuestro. Hay instituciones que están utilizando esos recursos para el desarrollo incluso de cerreras completas al nivel de maestría. Algunas lo han hecho de manera meditada, ponderando bien los objetivos formativos que se persiguen y planeando con suficiente tiempo y meticulosidad los contenidos y las metodologías de enseñanza adecuadas para procesos educativos virtuales. Otras quizás no tanto, aunque esto debería ser objeto de un estudio detallado y profundo.

Lo que aquí se quiere destacar es que, en El Salvador, se tiene (o se va consiguiendo) una buena experiencia en estrategias educativas de carácter virtual que deberían ser tomadas en cuenta, en sus virtudes y en sus limitaciones, a la hora de realizar los ensambles entre los virtual y lo presencial, sin perder de vista que uno de los propósitos irrenunciables de la educación en todos sus niveles, pero especialmente a nivel superior, es formar personas con una concepción bien fundamentada –desde criterios científicos— de la realidad social y natural, lo mismo que con las capacidades y habilidades para explorar-investigar las dinámicas que hacen que las cosas naturales y sociales se comporten de la forma en que lo hacen.

La pregunta es cómo (de qué manera) determinadas estrategias formativas virtuales pueden contribuir a una educación integral y de calidad. Y, complementado con ello, la otra pregunta es cómo lo virtual puede ayudar a corregir, mejorar o potenciar lo que se hace en las estrategias educativas presenciales. De alguna manera, fue la pregunta que se hicieron los investigadores del CERN, a cuya cabeza estaba el físico Tim Berners-Lee, cuando decidieron crear la WEB: se trataba facilitar, entre los físicos, el intercambio de ideas, artículos, documentos, resultados de experimentos mediante una red ágil de comunicación e intercambio de información. A estas alturas, las potencialidades y eficacias de la WEB para distintas actividades educativas y de investigación son indiscutibles. El reto es hacer, en cada país y sistema educativo particulares, el mejor ensamble entre los recursos virtuales disponibles (o que se puedan diseñar) en Internet (que es algo más amplio que la WEB) y las estrategias educativas presenciales de forma tal que, en lugar de la anulación o exclusión de uno de las dos instancias, se logre una integración provechosa entre ambas.

Como en el presente, y visto desde El Salvador, es lo presencial lo predominante, lo virtual debería irse definiendo, e implementando, a partir de aquello que requiera mejora, o incluso supresión, en ese ámbito. Pero no a tientas ni a ciegas, o usando criterios de rentabilidad o de ahorro, sino teniendo en mente el objetivo de lograr una educación integral, en lo científico, lo técnico y lo humano. Si sucediera lo contrario, es decir, si fuera lo virtual lo predominante en educación, lo recomendable sería buscar en lo presencial recursos de apoyo, corrección o mejora. Pero no es el caso. Así que es lo virtual lo que debe contribuir a mejorar la educación presencial. En cada nivel educativo deben hacerse los análisis y estudios que indiquen los modos en los que se apoyo puede ser más eficaz y oportuno; y es que lo que puede ser potable y viable en educación superior (en algunas carreras, materias, seminarios, trabajos de investigación o debates teóricos o metodológicos) puede ser inviable o ineficaz, por ejemplo, en educación básica. Lo contrario también es cierto: lo viable y potable en educación básica (o en bachillerato) puede no serlo en educación superior.

En fin, lo que debería promoverse, en educación, es una articulación potenciadora de los virtual en lo presencial, y no un reemplazo total de lo presencial por lo virtual o un blindaje de lo presencial ante lo virtual. Hay quienes están trabajando, con seriedad y profesionalismo, en lograr esa articulación potenciadora. Hacen gala de sentido común, criterio racional y equilibrio en el juicio. Los hay también quienes están atrapados en las garras de la desmesura en su apreciación de lo virtual, y que están dispuestos a hacer todo lo que esté a su alcance por hacer que la educación presencial deje de existir. Si llegaran a salirse con la suya –nunca se sabe— lo más probable es que la formación integral de las personas (una formación de naturaleza crítica, reflexiva, fundamentada científicamente, investigativa, racional y pasional) se resentiría tremendamente. Y es que, en definitiva, lo virtual, por definición, no puede dar a las personas las vivencias, las experiencias, los tensionamientos y los desafíos que ofrecen las interacciones sociales efectivas, dentro y fuera del aula, y los problemas reales naturales y sociales. Sin esas vivencias, experiencias, tensionamientos y desafíos (no virtuales, sino reales porque tienen su raíz en las interacciones que las personas tienen con la realidad natural y social) no hay educación propiamente dicha, sino un remedo “virtual” de la misma.

San Salvador, 6 de septiembre de 2020

Fotografía: Fundación Telefónica Ecuador.

Fuente e Imagen: https://insurgenciamagisterial.com/un-falso-dilema-educativo/

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Venezuela: Inicia en Portuguesa mantenimiento de planteles educativos

América del Sur/Venezuela/13-09-2020/Autora: /Fuente: ultimasnoticias.com.ve

La jornada de mantenimiento voluntario Esta es Mi Escuela se activó este jueves en Portuguesa con la limpieza de áreas verdes, salones, oficinas, reacondicionamiento de espacios y mantenimiento de conucos en escuelas, liceos y simoncitos.

Alexis Cedrés, autoridad Única de Educación en el estado, informó que el objetivo es preservar las condiciones de la infraestructura escolar, aun cuando los estudiantes no retornen este año a las aulas.

Indicó que en este primer día de labores se abordaron de manera simultánea 177 planteles y la meta es atender 100 % de los centros educativos, con el apoyo de directivos, obreros, cocineras de la Patria, misioneros y cuadrillas de limpieza del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) y de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (Fede).

“No estamos obligando a nadie a participar”, aseguró Cedrés, al precisar que la jornada es de carácter voluntario y se lleva a cabo con todas las medidas de protección y prevención para covid-19, a fin de cuidar la salud del personal y mantener operativas las instalaciones educativas, pese a que el año escolar 2020-2021 iniciará con clases a distancia.

Fuente e Imagen: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/pulso/inicia-en-portuguesa-mantenimiento-de-planteles-educativos/

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Las tendencias en la definición de los nuevos estilos de desempeño docente

Por: Miguel Ángel Pérez

A los alumnos y alumnas de Pedagogía de la UPN Guadalajara,

Que con entusiasmo y creatividad construyen el rostro de la docencia para el siglo XXI.

Aunque ya es un lugar común afirmar que el contexto de la pandemia, ha “zarandeado” a la mayoría de las instancias y las estructuras de la sociedad; han sido las instancias educativas las más frágiles ante la llamada “nueva normalidad” debido a que la atención educativa ha migrado de esquemas y modelos de atención presencial al interior de un aula de clases en escuelas públicas o privadas, a la atención remota con el uso de diversos aparatos y conectados básicamente con el apoyo de la televisión o del internet.

Estos nuevos formatos de atención escolar (por llamarles de alguna manera), están exigiendo también una serie de cambios en la formación y en el ejercicio docente. Si bien el asunto de la formación docente es uno de los temas más abordados por estudiosos e investigadores, es el tema del cual se generan mayores retos y desafíos para la sociedad y para el diseño y curso de acción de las políticas educativas.

Ligado a lo anterior, el asunto de la formación y el desempeño docente es uno de los temas más importantes, debido a que se coloca por encima del amplio escenario del sistema educativo y es ahí en donde se articulan la vinculación entre las políticas y las acciones educativas. Los docentes de cierta manera son los interlocutores en la acción de lo que se piensa o se desea en el seno de la racionalidad política, su sensibilidad o irreverencia (según el caso y el contexto especifico), se colocan en la práctica en los hechos y la generación de resultados educativos. De ahí su importancia.

En este campo de la formación y el ejercicio docente, los especialistas distinguen tres grades modelos históricos:

a) El de la vocación y el apostolado.

b) El del docente como trabajador asalariado, sindicalizado y empleado al servicio del Estado benefactor. Y

c) El del profesional reflexivo con autonomía y autodeterminación.

En el origen, la vocación estuvo ligada con el apostolado, a los maestros y maestras se les asocia con el cura, el párroco o el sacerdote del pueblo por su capacidad de convertirse en líder o dirigente de las causas sociales, su vocación estaba definida a partir de la entrega, el compromiso de dar todo a cambio de muy poco. Estas imágenes están relatadas en el ideario de la escuela Rural mexicana y en algunos testimonios de los pedagogos clásicos del siglo XIX e inicios del siglo XX, en toda América Latina.

De ahí pasamos al modelo del docente empleado, trabajador, asalariado como una pieza más de la gran maquinaria burocrática de los gobiernos postrevolucionarios. Para el caso nuestro el sistema se sostiene con cerca de 900 mil docentes de educación básica de todos los niveles y las modalidades educativas, docentes que en su mayoría fueron formados en las Escuelas Normales (públicas y privadas) y que, a cambio de un salario quincenal o mensual hacen el mayor esfuerzo, por cumplirle a la patria, a la comunidad donde están y a sí mismos. Este ejercito de docentes no se exige mucho en cuanto al rigor profesional de su tarea, este rubro ha pasado por varias etapas y en la última de ellas, se colocan las reglas cada vez más complejas y confusas para ingresar al sistema y ganar una plaza en el sector público. Hoy en día no basta estudiar para ser maestro, no basta pasar las pruebas de ingreso o selección, hoy en día, también hay que superar las reglas de la nueva regulación que se ha impuesto, para ocupar un cargo en el entramado y burocrático mundo del sector público en educación.

Y tenemos un tercer modelo que está ligado con la profesionalidad y la autonomía, aquí entran los docentes destacados, que reflexionan e innovan su práctica que trabajan en equipo y construyen propuestas desde colectivos redes y agrupamientos por zonas escolares, por regiones o por estados. La profesionalidad no se reduce a un asunto de salario digno, (este se incluye en su esquema) ni tampoco con condiciones institucionales adecuadas y suficientes para realizar la tarea. No, tienen que ver también con la autoimagen y la proyección que difunden los sujetos docentes ante la sociedad como sujetos, comprometidos, sensibles y capaces. La profesionalidad está relacionada con la mejora continua de la práctica, con la innovación, la creatividad, como un rol de un docente animador que sabe acompañar a sus estudiantes y que garantiza estrategias para favorecer y consolidar aprendizajes.

En este recuento apretado en la revisión de modelos y propuestas de formas de ser docente y de asumirse en la profesión, está un elemento reciente vinculado con el llamado enfoque por competencias. Los docentes deben definir y clarificar las competencias básicas, genéricas, específicas y transversales que deberán desarrollar para formar parte del ejercito de profesionales de la educación en tareas de enseñar. El enfoque por competencias, sin embargo, ha sido fuertemente criticado por su perversidad tecnológica y por las intencionalidades ideológicas que de manera oculta tienden a formar y validar a sujetos que le hagan el juego al sistema y a todo el engranaje reproductivista.

En la contraparte poco se habla del desarrollo de competencias de solidaridad, de cooperación, de inclusión y justicia, de participación política de avanzada, por citar solo pocos ejemplos.

Desde la sociología de las profesiones se define al sujeto docente como un sujeto colectivo, el cual se encuentra atrapado bajo fuertes hilos y tradiciones que vienen del pasado, incuso el modelo de las Escuelas Normales en su versión del Plan 2018, no tiene nada de novedoso en cuanto a definir con claridad y compromiso el poder un salto y trascender del siglo XX para arribar al siglo XXI con toda la claridad de lo que significa formar docentes para responder a los retos de in presente cargado de profundos cambios en un mundo convulsionado y que nuevos desafíos.

Los modelos de formación, los estilos de práctica y las tradiciones en la docencia se siguen moviendo, pero en torno a espacios acotados. La pregunta persiste ¿Cuál es el rol, el perfil y los rasgos ideales de un modelo de docencia que responda a los retos de este mundo de profundos cambios y de amenazas de pandemias repentinas?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/las-tendencias-en-la-definicion-de-los-nuevos-estilos-de-desempeno-docente/

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El 80% de los niños siente ilusión por volver a las aulas

Por: ABC

Sin embargo, los padres manifiestan su preocupación en este principio de curso tan diferente, según un estudio.

Ilusión, nervios, incertidumbre, miedo… ¿Cómo afrontan esta vuelta al cole tan diferente los más pequeños? ¿Y los padres? El 80% de los niños encuestados por Kellogg afirman que sienten ilusión por volver a las aulas. Y es que el 91% dicen que lo que más han echado de menos ha sido jugar con sus compañeros, además de ver a sus profesores, aprender cosas nuevas y las actividades extraescolares. Sin embargo, los padres manifiestan su preocupación en este principio de curso tan diferente, ya que el 72% teme un posible contagio de coronavirus de los menores y que lo transmitan a la familia.

Kellogg ha elaborado el Estudio Choco Krispies 2020, claves para una vuelta al colegio especial con el objetivo de conocer las opiniones de niños entre 6 y 12 años y de sus padres ante un retorno a las aulas totalmente diferente marcado por la crisis del coronavirus. Este estudio permite conocer cómo afrontan la vuelta al cole, así como las vivencias y experiencias positivas que han vivido durante el confinamiento y que a los padres le gustaría mantener durante el nuevo curso escolar. En el estudio han participado más de 500 familias de todo el país.

Renunciar al contacto con nuestros amigos o seres queridos ha sido una de las principales consecuencias que nos ha dejado esta pandemia. La psicóloga infantil Úrsula Perona, que ha analizado los resultados del estudio, explica que «tradicionalmente la vuelta al cole es un momento muy especial para las familias, ya que los niños llevan todo el verano sin ver a sus compañeros y después de dos meses y medio, les echan de menos. Este año, debido al confinamiento, dos meses se han convertido en seis largos meses sin ir a clase. Seis meses también sin rutinas, sin horarios fijos, sin tantas normas».

Y además esta vuelta al cole está llena de incertidumbre. Según afirma la psicóloga «las personas solemos tolerar mal la falta de control. Más los adultos que los niños. Los adultos necesitamos tener el control de las cosas; anticiparnos. Mientras que los niños están naturalmente situados en el presente, por lo que no tienen esa capacidad para angustiarse por eventos futuros».

El hecho de no acudir a las aulas durante un tiempo prolongado ha despertado algunas preocupaciones entre los padres. El 75% considera que el confinamiento ha afectado a los niños en su desarrollo social y el aprendizaje. Además, un 62% cree que es más efectivo un aprendizaje presencial tradicional, mientras que el 34% opina que podrían combinarse el aprendizaje presencial y online de forma efectiva. Únicamente un 4% de los padres opinan que el aprendizaje online es más efectivo.

Y es que un 73% de los padres encuestados consideran que el colegio no es solo un lugar para adquirir nuevos conocimientos, sino el lugar donde adquieren valores como la convivencia, el compañerismo o la empatía. También el desarrollo de la independencia de los menores es algo que los padres destacan como valor de la asistencia a las aulas (55%). También un 50% reconocen como positivo poder disponer de tiempo para sus obligaciones mientras los niños están en el colegio, facilitando la conciliación con el trabajo.

Los aprendizajes del confinamiento

Si la pandemia nos ha traído alguna consecuencia positiva es el tiempo de calidad que han podido compartir las familias. De hecho, un 63,4% de los padres afirma haber podido dedicar más tiempo a jugar con sus hijos y pretende seguir haciéndolo tras el inicio del nuevo periodo escolar.

Padres e hijos no solo han compartido juegos, sino también rutinas diarias que ya echan en falta. Así pasa con el momento del desayuno: un 25% de los padres que han participado en el estudio afirma que lo que más echa de menos de estos meses pasados es poder desayunar en familia y, además, el 36,6% considera que en casa la alimentación de sus hijos ha mejorado en mayor o menor medida.

«Esta situación que nos ha tocado vivir también nos está dejando aprendizajes. Estamos aprendiendo a ser resilientes, a adaptarnos a las circunstancias. A vivir más en el momento presente. Nos está enseñando que somos más fuertes de lo que pensábamos. Y que podemos adaptarnos a una gran variedad de situaciones. También nos ha enseñado a valorar más las pequeñas cosas», declara Úrsula Perona.

PsicoTips para la nueva vuelta al cole

La psicóloga infantil Úrsula Perona ha preparado unos sencillos y útiles consejos para esta vuelta a las aulas tan especial:

Preparar la vuelta al cole con antelación. Los niños llevan meses sin horarios estrictos ni rutinas, por lo que este curso les costará más adaptarse a los ritmos del colegio. Ayúdales a regular el horario de sueño, y ve restringiéndoles poco a poco el uso de la tecnología para no quitársela de golpe al inicio del curso.

Trata de resolver todas sus dudas. Estar informados de lo que pueden esperar al volver a las aulas minimizará su ansiedad. Dales información veraz, adaptada a su edad, sobre cómo será la nueva vuelta al cole: horarios, entrada escalonada, uso de la mascarilla o distancia de seguridad.

Trata de mantener las rutinas de otros años previas a la vuelta al cole. Comprar el material escolar, preparar su lugar de estudio o el uniforme, son pequeñas tareas que les llenan de ilusión y les ayudan a ir preparándose mentalmente para abandonar el modo vacaciones y adaptarse a la nueva rutina que conlleva el colegio.

Se paciente con el período de adaptación. Van a necesitar más tiempo del habitual para retomar el ritmo del curso escolar. Han estado seis meses sin ir, por lo que es normal que necesiten unas semanas para adaptarse. Además, no es conveniente anticiparles demasiado: centrarse en dos o tres semanas vista y hacerles entender que el contexto es impredecible y que tenemos que ir día a día.

Es conveniente realizar juntos un collage o póster con las nuevas normas del cole. Les ayudará a interiorizarlas. Pueden hacer dibujos, usar recortes de prensa y ponerle mucha imaginación. Ponerlas en un lugar visible de la casa y recordárselas cada mañana.

No olvides lo que os hizo feliz durante la pandemia. Jugar con tus hijos, desayunar en familia, cocinar comida saludable o dejar de lado las prisas. La vida nos ha dado la oportunidad de reconectar con lo verdaderamente importante, no olvidemos la lección.

Fuente e Imagen: abc.es/familia/educacion/abci-80-por-ciento-ninos-siente-ilusion-volver-aulas-202009060133_noticia.html

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Colombia: Algunas recomendaciones de bioseguridad para el regreso a las aulas físicas

América del Sur/Colombia/13-09-2020/Autor(a): Programa de Investigación en Salud Ambiental para Colombia/Fuente: www.elespectador.com

Siete docentes de distintas universidades del país destacaron diferentes elementos para tener en cuenta en el retorno a clases presenciales. Las condiciones de ventilación en los salones y el riesgo transmisión del virus en lugares cerrados son algunas de las sugerencias.

A partir del 1 de septiembre, Colombia entró en una nueva fase de aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable, en medio de la emergencia sanitaria y social producida por la pandemia por el virus SARS-Cov-2 y de la enfermedad que produce, la COVID-19. Esta nueva fase busca la reactivación gradual de los diferentes sectores, incluido el sector educativo.

El reinicio de clases en entornos escolares ya se comienza a considerar en algunas ciudades del país. Para ello, las autoridades de salud y educación locales tienen la responsabilidad de emitir lineamientos sobre las condiciones de bioseguridad a cumplir en los entornos educativos y verificar por el cumplimiento de los mismos.

El reinicio de actividades educativas debe siempre tener en cuenta el momento de la epidemia en su territorio, la gradualidad de la reapertura y las condiciones de minimización de riesgos de contagio. Retornar a los entornos educativos implica el uso de espacios cerrados como salones de clase, aulas de reuniones o laboratorios. En los espacios cerrados existe evidencia de la potencialidad de transmisión del virus SARS-Cov-2 por medio de aerosoles. Los aerosoles, que son gotitas minúsculas suspendidas en el aire, pueden englobar el virus y transportarlo a distancias mayores a 2 metros dentro de un recinto cerrado, como por ejemplo las aulas de clase.

Por lo anterior, en los entornos escolares cerrados las condiciones de ocupación y ventilación son fundamentales para determinar el riesgo de trasmisión del virus.

Teniendo en cuenta que observamos que los protocolos de bioseguridad que se han difundido para entornos educativos no han tenido en cuenta estos aspectos fundamentales, desde éste grupo de trabajo emitimos las siguientes recomendaciones para considerar las condiciones de ventilación y el riesgo de transmisión del SARS-Cov-2 dentro del proceso de planeación y pilotaje de los protocolos de bioseguridad en entornos educativos:

1. No se recomienda asumir una cantidad o un porcentaje de estudiantes fijos para la presencialidad de manera estándar en todas las instituciones, dado que los aforos van a depender directamente de las condiciones físicas de las aulas, especialmente de su volumen y capacidad de ventilación

2. Durante el desarrollo de los protocolos de bioseguridad y los pilotos de presencialidad, incluir la evaluación y adecuación de las condiciones de ventilación y aforo máximo de las aulas de clase que minimicen el riesgo de contagio. (ver orientaciones abajo).

3. De acuerdo con el aforo máximo establecido para cada tipo de aula, se puede organizar la presencialidad/alternancia de los estudiantes en los grupos.

4. Mantener los grupos de clase separados en tiempo y lugar favoreciendo el distanciamiento físico entre estudiantes de distintos cursos. Esta medida busca minimizar la transmisión cruzada entre grupos de una misma institución.

5. Favorecer todas las actividades de clases de actividad física y lúdicas en espacios abiertos y con distanciamiento físico.

Orientaciones para la evaluación de las condiciones de ventilación y aforo máximo de las aulas de clase

Para la evaluación de condiciones de ventilación en aulas de clase, recomendamos la medición del volumen del aula y el uso de sensores de CO2 (pueden ser sensores de bajo costo). Con estas mediciones se pueda realizar la estimación de la tasa de recambio de aire, siguiendo los métodos establecidos en la “Guía en 5 pasos para medir la tasa de renovación de aire en aulas”, elaborada por Allen et al, disponible en español.

Para la evaluación del aforo máximo de las aulas de clase recomendamos el uso del modelo de estimación de riesgo de transmisión de SARS-Cov-2 desarrollado por José Luis Jiménez de la Universidad de Colorado, el cual es el resultado de la aplicación de una modelo de caja en espacios cerrados y el modelo de Wells-Riley para la tasa de contagio de SARS-Cov-2 por aerosoles en función de varios parámetros, tales como las tasas de emisión de virus, tasas de inhalación, eficiencias de mascarillas, tasas de ventilación, tasa de decaimiento de la infectividad del virus en aerosol, deposición de aerosoles con virus sobre superficies, tasas de remoción de virus mediante otros mecanismos, prevalencia local de la enfermedad, fracción de población inmune y tasas de emisión de CO2. El modelo está disponible como una hoja de cálculo en Excel y está siendo actualizado de manera permanente por el profesor Jiménez.

En los entornos educativos que funcionan como espacios cerrados con aire acondicionado se debe evaluar si existe recirculación de aire. La recirculación de aire es una medida para ahorrar energía, pero en el contexto actual puede favorecer el transporte de aerosoles con la presencia del virus. Los filtros de partículas y el equipo de desinfección en corrientes de aire recirculado pueden reducir este riesgo, pero no son eficaces para eliminar el riesgo de transmisión. En el caso de unidades centrales de tratamiento de aire a nivel de edificio o que prestan servicio a varias zonas, se debe evitar la recirculación y, si es posible, el sistema debe funcionar con un 100% de aire exterior. Las calificaciones de los filtros por métodos de prueba, como la Norma 52.2 de ASHRAE (ASHRAE, 2017) dan una indicación del rendimiento en función del tamaño de las partículas y deben utilizarse para elegir los filtros adecuados. Adicionalmente, se puede complementar la ventilación existente con purificadores de aire portátiles que incluyan sistemas de filtración mecánica para capturar las microgotículas en el aire.

Finalmente, es importante aclarar que éstas recomendaciones buscan disminuir el riesgo de contagio pero no garantizan que se elimine el riesgo de transmisión del virus aún con la puesta en marcha de todas las recomendaciones. Por lo anterior, el momento apropiado para el retorno a las actividades escolares debe evaluarse localmente de acuerdo con sus condiciones de magnitud y velocidad de contagio del SARS-Cov-2 y la saturación de su capacidad de atención hospitalaria.

*Esta fue una contribución de: Néstor Y. Rojas, Profesor, Universidad Nacional de Colombia; Laura A. Rodríguez-Villamizar, Profesora, Universidad Industrial de Santander; Luis Carlos Belalcázar, Profesor, Universidad Nacional de Colombia; Dayana Agudelo Castañeda, Profesora, Universidad del Norte; Diana Marcela Marín Pineda, Profesora, Universidad Pontificia Bolivariana sede Medellín; Oscar Alberto Rojas-Sánchez, Profesional especializado, Instituto Nacional de Salud; Juan Gabriel Piñeros Jiménez, Profesor, Universidad de Antioquia.

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/algunas-recomendaciones-de-bioseguridad-para-el-regreso-a-las-aulas-fisicas/

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ESPECIAL: Sin clases presenciales, Argentina desarrolla alternativas para mitigar impacto de COVID-19

América del Sur/13-09-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

Argentina, sin clases presenciales desde el 16 de marzo por la pandemia de la COVID-19, desarrolló diversas estrategias para que alumnos de todos los niveles puedan continuar sus estudios desde el hogar, como programación audiovisual a través de medios públicos y cuadernos impresos para contrarrestar la falta de acceso a la tecnología.

La situación epidemiológica en el país, que este miércoles registró 12.259 nuevos casos de COVID-19, el mayor número para un sólo día desde el tres de marzo, cuando comenzó el brote en Argentina, determinó la imposibilidad del regreso de las clases en 21 de las 24 provincias.

El gobernador de la provincia de Córdoba (centro), Juan Schiaretti aseguró el miércoles que «no hay fecha cierta» para el retorno del ciclo lectivo presencial y lamentó que «los más vulnerables van quedando con menos posibilidades de aprender».

«El ministro de Educación de la Nación (Nicolás Trotta) había expresado su deseo de que en agosto pudiéramos retomar las clases presenciales. Algunas provincias lo intentaron, pero la realidad del aumento de casos nos está marcando que ese deseo no se va a cumplir», afirmó el funcionario al anunciar la compra de 20.000 computadoras portátiles que serán entregadas a escuelas de sectores vulnerables.

El Consejo Federal de Educación (CFE) aprobó el 2 de julio un protocolo para el regreso a clases con un sistema que alterna la enseñanza presencial y a distancia, denominado «bimodal», pero únicamente se puso en marcha en las provincias de Formosa (norte), Catamarca (noroeste) y San Juan (oeste), para un total de 47.000 alumnos, principalmente de áreas rurales.

La provincia de La Pampa (centro) será la cuarta en volver a clases, el lunes próximo, cuando regresarán a las aulas unos 12.000 alumnos, poniendo el foco en quienes no han mantenido vínculo pedagógico con la escuela.

Voceros del Ministerio de Educación repasaron ante Xinhua las medidas adoptadas ante la pandemia para que más de 15 millones de alumnos de todos los niveles puedan seguir estudiando: «Se lanzó el portal digital SeguimosEducando.com, un instrumento con material pedagógico digital, contenidos de producción propia y cedidos por editoriales, para dar respuesta a las necesidades de la comunidad educativa».

El Ministerio de Educación estableció la gratuidad de la navegación en la plataforma educativa desde todos los teléfonos móviles, la producción y emisión de programación audiovisual estructurada en base a núcleos de aprendizaje prioritarios a través de canales de televisión y radiodifusoras nacionales y la impresión y distribución de 36 millones de cuadernos para comunidades educativas sin acceso a internet.

La docente Jesica León, quien dicta la materia «Política y Ciudadanía» en la Escuela Secundaria Nº 80 de la localidad de Pontevedra, una zona de escasos recursos de la ciudad de Merlo, 35 kilómetros al oeste de Buenos Aires, destacó, en diálogo con Xinhua el valor de esos cuadernos, que «mi contacto con los alumnos es por teléfono móvil, pero el curso está bastante limitado en lo tecnológico, entonces la mayoría se maneja con cuadernos, es la única alternativa al alcance de la mayoría de ellos».

León es, además, ayudante en la cátedra «Didáctica Especial» del Profesorado de Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde la realidad es otra: «Allí es más usual el uso de Zoom y otras herramientas útiles para la educación a distancia. En la educación universitaria ha sido más fácil adaptarse a la nueva modalidad».

Josefina De Rosa es socióloga y docente en la escuela secundaria Santa Teresa de Jesús, en el barrio de Palermo, un distrito elegante de la capital argentina: «La institución hizo un estudio muy exhaustivo de las herramientas con que contaban los alumnos para seguir con la educación en línea. Además se realizó una amplia capacitación a los docentes para el uso de diversos recursos para dictar clases a distancia», dijo a Xinhua.

El ministro Trotta dijo el sábado pasado en una reunión de Ministros de Educación del Grupo de los Veinte (G20) que se «requiere el diálogo y el consenso con todas las autoridades del sistema escolar y con la comunidad educativa» para avanzar con el regreso a clases presenciales.

«Un principio que tiene especial relevancia en el campo de la educación es que ningún sistema educativo tiene las mejores ni las únicas respuestas a cómo actuar frente al coronavirus. Estamos aprendiendo. Y el aprendizaje es siempre una acción colectiva», afirmó el funcionario ante sus pares del G20.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2020-09/10/c_139358132.htm

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Entrevista a Enrique Viale: «Los mapas de la pobreza coinciden con los mapas de la contaminación ambiental en Argentina»

Por:  Guillermo Cichello

 

Cuando se desarrollaba la Cuarta Cumbre sobre el Cambio Climático en el entonces Centro Municipal de Exposiciones, al lado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, alguien le dijo a un estudiante de abogacía que miraba en los pasillos: “¿Querés entrar?”. Y entró. Era el año 1998 y el estudiante era Enrique “Quique” Viale. “Siempre supe que el derecho no lo iba a ejercer de manera normal, sino relacionándolo con lo social. En ese momento le encontré una vuelta de tuerca: lo socio-ambiental. Ahí me empecé a interesar”.

Unos años después de esa entrada, Viale fundaba la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (2004), asesoraba a la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación, litigaba en numerosas causas por daño y recomposición ambiental contra la Barrick (como abogado de la Asamblea del pueblo de Jáchal, San Juan, por los derrames de cianuro en la mina Veladero), contra Monsanto, Chevron, el grupo inmobiliario IRSA, o participaba en la histórica causa que tramita ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo.

“Cuando egresé en el año 2000 hice un postgrado llamado Régimen Jurídico de los Recursos Naturales y empecé a contactarme con asambleas de distintas partes del país que venían luchando contra la megaminería, etc. Me especialicé a la fuerza”.

Atravesamos un año absolutamente excepcional para los debates socio-ambientales; no sólo por la irrupción de la pandemia del COVID-19 que al interrogar sus causas es imposible no hacer foco en la depredación de la naturaleza, sino por la multitudinaria movilización en defensa del agua a principios de año en Mendoza, por el intenso debate sobre la posible instalación de mega-factorías de cerdos debido a la peste que diezmó la población porcina de China, y –por estas horas, con el humo en Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe- con el debate de una ley de humedales que ponga límite a los demenciales incendios promovidos por productores rurales.

Por eso nos resultó propicia la ocasión para sostener una conversación con Enrique Viale.

-Tal vez no es tan conocido un pronunciamiento muy lúcido de Perón del año 1972 sobre la cuestión ambiental. Más allá de aquel mensaje, ¿cómo pensás la relación que existe entre la cuestión ambiental y los partidos que a grandes rasgos podríamos inscribir en la tradición del peronismo, los movimientos nacionales y populares, los partidos progresistas, etc.?

“El pronunciamiento de Perón de 1972 ante la Cumbre de la Tierra, en Estocolmo, es un documento que no sólo mantiene actualidad en 2020, sino que es de vanguardia. Lamento que no sea tan conocido, incluso dentro del peronismo; pareciera que en el peronismo no pudiera haber una corriente que pudiera ver este tema con otros ojos. El documento es de una potencia extraordinaria, de una visión de estadista única, que anticipaba cada uno de los conflictos y nos señalaba además cómo superarlos. Salvo Pino Solanas y algún otro, la verdad que dentro del peronismo se han hecho y se hacen bastante los tontos con ese documento. Hay gente joven que le está hoy dando una vuelta de tuerca, como Leonardo Groso (presidente de la comisión de Ambiente en la Cámara de Diputados de la Nación) etc., pero la mayoría mira para otro lado. Ese documento es complementado con la encíclica Laudato si, del papa Francisco, del año 2015: uno de los documentos más extraordinarios del siglo XXI, con una fuerte inspiración en esa carta de Perón. Es muy interesante. Le cuesta a los progresismos darse cuenta de esto porque tienen esa vieja creencia -superada hace 30 años (incluso el documento de Perón la supera)-, de que primero tenemos que atender lo social y después veremos lo ambiental, como si no tuvieran las mismas causas, como si las causas de la degradación ambiental no fueran las causas de la degradación social, como si los mapas de la pobreza no coincidieran con los mapas de la contaminación, como si no conocieran la historia de América Latina y su rol de exportadora de naturaleza, una historia de saqueo y contaminación. Eso es lo que realmente me preocupa y me alarma”.

– Asistimos a un debate interesante en la Argentina y en el mundo que conjuga la justicia social, los derechos a una distribución de la riqueza, con la protección del ambiente, ¿podemos definir que estamos ante el nacimiento de un ambientalismo popular? Y, en su caso, ¿en qué consiste para vos?

“Creo que el ambientalismo popular nació hace mucho tiempo; estaba concentrado o resultó difícil popularizarlo, pero fue la experiencia de las asambleas ciudadanas en muchos países, de los campesinos y las comunidades indígenas que vienen luchando y defendiendo su territorio. Esto tiene una larga historia no sólo en nuestro país, sino en toda América Latina. No es casual que América Latina sea la región donde más defensores ambientales o defensores de la naturaleza han sido asesinados. Muere asesinado uno cada dos días. Una locura. Este ambientalismo popular existe. Muchas veces es ninguneado por la prensa hegemónica, pero también por los sectores progresistas que lo relativizan. En el último tiempo esto ha empezado a cambiar y ya no es tan fácil ridiculizar ni invisibilizar a estos sectores”.

-Por estos días, adquirió cierta relevancia pública un acuerdo con China para la instalación de granjas industriales de cerdos –debido a la proliferación en aquel país de la peste porcina africana que diezmó su población porcina. Tu visión de esta perspectiva.

“Lo que trascendió del acuerdo con China para la instalación de mega-factorías de cerdos en nuestro país, realmente nos alarma, nos asusta y por eso iniciamos una campaña para ponerle luz pública y promover un debate nacional en ese sentido. Ni siquiera es que China les va a comprar a nuestros productores más carne y así aumentar nuestras exportaciones, sino que China quiere instalar, como enclaves de exportación, estas mega-factorías de carne porcina. Lo que implica varias capas de alarma. La primera es que estamos en el medio, sufriendo la peor parte de una pandemia, de un virus zoonótico, de un virus que saltó de los animales a los humanos por este tipo de producciones. ¿En este contexto nosotros vamos a instalar aquí esas fábricas de pandemias? Mega-granjas con miles y miles de animales hacinados, ¿nos parece razonable o por lo menos merecería un debate público? Otra capa es seguir con la misma historia: primarizar nuestra economía como la única forma de desarrollo. No hay creatividad en buscar otras formas o posibilidades de superar nuestros índices de pobreza que se ven acentuados, obviamente, por la pandemia, en todo el mundo y en la Argentina también. Esto preocupa porque parece que deberíamos acentuar las cosas que nos trajeron hasta acá. Para salir de la pobreza que aparejó el modelo primario del agronegocio, megaminería y fracking, la solución sería más agronegocio más megaminería y más fracking. Es para pensarlo”.

– La pandemia del Covid-19 representa una oportunidad para repensar las cuestiones ambientales, ya que se escuchan voces que ligan esta enfermedad a la devastación del planeta. Más allá de la ansiosa y entendible espera de una vacuna que ponga fin a la pandemia, ¿en dónde para vos es conveniente poner el foco para profundizar en la reflexión de sus causas o de las causas de futuras pandemias?

“Cuando empezó esto, en las primeras semanas empezamos a reflexionar con Maristella Svampa (con quien estamos por sacar juntos un libro en septiembre). La pandemia nos hace pensar nuestra propia existencia y teniendo en cuenta que el virus reconoce claros orígenes en la degradación socio-ambiental, esto nos debería además permitir reflexionar sobre nuestros medios de vida, sobre nuestros modos de producción y sobre nuestro modo de relacionarnos con la naturaleza. Propusimos entonces juntar justicia social con justicia ecológica y plantear un gran Pacto Eco-social y Económico para la post-pandemia, acordado por toda la sociedad y el Estado, consistente en cinco puntos. No es para nada un pacto verde, ecológico, solamente, sino que lo primero que plantea es un Ingreso Ciudadano Universal para que toda persona por el sólo hecho de existir pueda tener una mínima renta para garantizar sus condiciones dignas de vida. También propusimos una auditoría y suspensión de la deuda externa, repensar el modelo tributario argentino que es absolutamente injusto y promover –es el momento- un impuesto a las grandes fortunas. También un sistema nacional de cuidados para cuidar a los sectores más vulnerables de la sociedad, tan importante en estos momentos y proporcionalmente tan injusto al recaer sobre las mujeres. Y el quinto punto –el más ecológico, si se quiere- es una transformación socio-ecológica radical. Nosotros creemos que puede contribuir a la recuperación económica transformar nuestros sistemas de vida, nuestras formas de habitar el país –un país absolutamente urbano con el 92 % de la población que vive en ciudades (el promedio mundial es del 54 %), lo cual es absolutamente inviable. Hay que generar condiciones para la vuelta a las pequeñas y medianas localidades, generando cordones agroecológicos en las ciudades que den trabajo, arraigo y una mejor educación y salud. Tenemos que garantizar que la gente no tenga que venir a hacinarse en las grandes ciudades, justamente donde estamos viviendo las peores consecuencias de la pandemia, como el área metropolitana de Buenos Aires. Es el momento de esto y de una transformación del sistema energético que puede generar miles de puestos de trabajo. Repensar nuestros modelos productivos es clave».

Fuente e imagen:  Diario Registrado

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