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Indígenas colombianos y brasileños toman medidas por Covid-19

América del Sur/Colombia,Brasil/26-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Las comunidades indígenas en Colombia y Brasil, ante la ausencia de políticas de sus Estados para enfrentar la pandemia del coronavirus, optaron medidas propias para salvaguardar la vida de sus integrantes.

Comunidades indígenas y campesinas de diferentes países de la región han anunciado la implementación autónoma de medidas para prevenir la propagación del coronavirus (Covid-19), a pesar de no contar con el acompañamiento estatal en cuanto a garantías en seguridad, salud, servicios públicos domiciliarios y acceso a bienes.

El pasado lunes 23 de marzo la Organización Nacional del Pueblo Arhuaco adscrito a la Confederación Indígena Tayrona (CIT) en Colombia, anunció que ante la expansión de la pandemia del coronavirus adoptaran normas para evitar que los integrantes de las comunidades indígenas se contagien.

Según la circular conjunta por las autoridades centrales de Yewrwa y Simunurwa, quienes ejercen como instancia de Gobierno al interior de sus comunidades, ordenaron el cierre de sitios turísticos, la restricción de vehículos y personas, activando dos puntos de control en la cabecera municipal de Pueblo Bello en el Departamento del Cesar (norte de Colombia), específicamente en las zonas de Las Delicias y Ariguani, puntos de ingreso a los resguardos indígenas. Este trabajo se llevara a cabo en coordinación con la Alcaldía y la fuerza pública.

Confederación Indígena Tayrona@CIT_indigena

Las autoridades regionales del Pueblo Arhuaco toman MEDIDAS DE CONTROL TERRITORIAL PARA PREVENIR EL CONTAGIO DEL COVID 19 (CORONAVIRUS) EN LA POBLACIÓN ARHUACA.

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Igualmente las comunidades campesinas de Colombia se unieron autonomamente a la implementación de medidas de prevención contra el Covid-19 exigiendo mayor protección al Gobierno del presidente Iván Duque. En ese sentido también le solicitaron a los diferentes grupos armados cesar el fuego para dar atención adecuada a la problemática sanitaria.

Por su parte, la Asociación de Servidores de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) en Brasil, revela que las organizaciones indígenas aplicaron políticas para proteger sus vidas, ante la indiferencia del jefe de Estado, Jair Bolsonaro, respecto a la pandemia del Covid-19.

Las investigaciones realizadas por el médico especializado en salud indígena e investigador la Universidad Federal de São Paulo y miembro del grupo Xingu, Douglas Rodrigues, demuestra que las comunidades indígenas son más vulnerables al contagio de cualquier enfermedad debido a la precaria atención en salud que tienen.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), revela que en Suramérica existen 119 comunidades indígenas en aislamiento voluntario ante el riesgo de contagio.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/colombia-brasil-indigenas-toman-medidas-covid-20200324-0035.html

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Mundo: Unesco alerta sobre cierre de escuelas por coronavirus

Mundo/26-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Más de 130 países han ordenado el cierre de los centros educacionales para frenar la pandemia es la cifra que maneja la Unesco.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señaló este martes que ha aumentado el número de jóvenes y adultos que no asisten a escuelas o universidades, debido al cierre de centros educativos como medida preventiva ante la expansión del coronavirus.

Según el monitoreo de la Unesco, más de 130 países han implementado cierres en el ámbito nacional, impactando más de 80 por ciento de la población estudiantil mundial.

“Varios otros países han implementado cierres escolares localizados y, si estos cierres se hacen en todo el país, millones de estudiantes adicionales experimentarán interrupciones educativas”, dijo la organización.

UNESCO en español

@UNESCO_es

🔴ÚLTIMA HORA:

Casi el 80% de la población estudiantil mundial no va a la escuela debido al .

⛔ 1.370 millones de estudiantes privados de escuela en todo el mundo.

➡️138 países afectados por el cierre de escuelas.https://on.unesco.org/3bcI1Q6 

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Por su parte, la subdirectora general de Educación de la Unesco, Stefania Giannini, dijo que “las dificultades aumentan exponencialmente cuando se cierran las escuelas (…) Por imperfectas que sean, desempeñan un papel igualador en la sociedad, y cuando cierran, las desigualdades se vuelven mucho mayores”.

A la lista se sumó Cuba, tras decretar el cierre de sus centros educativos hasta el 20 de abril, dentro de una serie de medidas implementadas por el Gobierno para enfrentarse a la crisis sanitaria que vive el mundo por la pandemia.

La Unesco garantizó que brindará su apoyo inmediato a los países mientras trabajan para minimizar la interrupción educativa y facilitar la continuidad del aprendizaje, especialmente, para los más vulnerables.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/unesco-cierre-escuelas-mundo-20200324-0031.html

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Colombia: Trabajadores informales también recibirán asistencia económica por pandemia

América del Sur/Colombia/26-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.elespectador.com
Por: Redacción Economía.

El Gobierno reveló que esta población recibirá un promedio de $160.000 la próxima semana. A los beneficiarios de Colombia Mayor se les adelantarán giros de abril y mayo, para ser entregados en abril.

El Gobierno nacional explicó este miércoles con algo más de detalle cómo se realizará la asistencia social para las poblaciones pobres y vulnerables durante esta cuarentena, especialmente para aquellos que están en programas de asistencia o que laboran en la informalidad.

Para comenzar, el presidente Iván Duque reveló que el Gobierno apoyará a los trabajadores informales de Colombia, que son cerca de 50 % de la fuerza laboral, según el DANE. El mandatario aseguró que “con las capacidades logísticas y de giro que tienen los programas sociales, hemos diseñado un ingreso solidario para sortear esta tempestad que va a llegar a tres millones de familias. Ese giro debe empezar la próxima semana y tendrá, en promedio, $160.000”.

Según Susana Correa, directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), esto beneficiará a unos tres millones de hogares y se efectuará a través de medios como transferencias bancarias, giros, efectivo, entre otros mecanismos.

El anuncio fue hecho durante una alocución realizada este miércoles, en la que no se ofrecieron más detalles sobre este particular, que era uno el gran punto ciego en la asistencia social durante la pandemia.

A su vez, el Ministerio de Trabajo informó que a partir del 25 de marzo, los usuarios del programa Colombia Mayor podrán hacer retiro de los $80.000 correspondientes al giro de marzo. Y que desde el lunes 6 de abril se entregarán de forma anticipada los valores asignados para abril y mayo ($160.000). Es decir, en total se le anticipará a los beneficiarios de este programa social el pago de tres meses.

Lo anterior generó algunas dudas porque en los anuncios hechos por el presidente Duque en el marco de la emergencia social y económica para atender la expansión del coronavirus, se hablaba de un giro adicional para estos usuarios, más no de un anticipo de los recursos.

Durante la rueda de prensa que ofreció el 18 de marzo, el mandatario explicó las medidas económicas para atender a la población más vulnerable y se refirió a un giro extra para los usuarios de los programas Familias y Jóvenes en Acción, así como para Colombia Mayor: “Estamos también dando un giro adicional para el programa Adulto Mayor, que cobija a más de un millón 500 mil adultos mayores en estado de vulnerabilidad en el país”, dijo Duque en su momento.

Consultado sobre esta aparente disparidad, el Ministerio de Hacienda aseguró que se trata de dos cosas, no excluyentes: se adelantarán los giros de abril y mayo y también se hará el giro adicional, cuyos recursos saldrán del polémico Fondo de Mitigación Emergencias (FOME).

El propio presidente ratificó durante su alocución del miércoles que se trata de dos cosas, el adelanto y el giro adicional para los usuarios de Colombia Mayor. Explicó que para recoger estos giros, los adultos mayores podrán entregar la cédula para que una persona pueda hacer esta diligencia sin que ellos tengan que exponerse a un posible contagio en las calles.

En cuanto a los beneficiarios de los otros programas sociales, que también recibirán dinero extra, el mandatario aseguró que para el caso de Familias en Acción (dependiendo del número de integrantes) se tratará de una ayuda de $334.000 en promedio. Y que para Jóvenes en Acción el monto estará por los $700.000.

Devolución del IVA

De acuerdo con el Gobierno nacional, a partir de abril se realizará el primer pago de la compensación del IVA, que, según informó el Ministerio de Trabajo, “será pagado de manera bimestral a través del sistema de pagos de Colombia Mayor y beneficiará alrededor de 300.000 familias”.

El Mintrabajo les pidió a las alcaldías que establezcan medidas especiales para poder atender el pago de estos recursos (los pagos adelantados, no extras, de los subsidios y la devolución del IVA) obedeciendo las medidas sanitarias para mitigar la propagación del coronavirus, más aún sobre los usuarios más expuestos, como lo son los adultos mayores.

“Se recomienda a las alcaldías municipales, a través de sus facultades de orden público y salubridad pública, establecer cronogramas especiales y definir estrategias, dentro de sus competencias, para distribuir a los adultos mayores, ya sea por nombre/apellido y/o número de cédula y/o lugar de residencia y/o edad”, dijo la cartera.

* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus

Fuente e Imagen: https://www.elespectador.com/coronavirus/trabajadores-informales-tambien-recibiran-asistencia-economica-por-pandemia-articulo-911024

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Promulgan ley de teletrabajo en Chile

América del Sur/ Chile/ 24.03.2020/ Fuente: mba.americaeconomia.com.

La iniciativa establece que el trabajo a distancia estará regulado por el Código del Trabajo, por lo que se deberá suscribir un contrato o un anexo entre empleador y empleado.

La Cámara de Diputados despachó a ley el proyecto que regula el teletrabajo y trabajo a distancia, en el contexto de crisis como las que actualmente enfrenta el país a causa del Covid-19.

El proyecto había sido aprobado la semana pasada en el Senado, por lo que con su aprobación en la Sala de la Cámara Baja (por 88 votos a favor 22 en contra y 1 abstención) quedó listo para ser promulgado y con ello convertirse en Ley de la República.

En concreto, la iniciativa establece que el trabajo a distancia y el teletrabajo estarán regulados por el Código del Trabajo, por lo que se deberá suscribir un contrato de trabajo o un anexo entre empleador y empleado.

Además, instaura que el trabajador tendrá los mismos derechos laborales que cualquier otro trabajador. Otro punto importante es que el trabajador, en caso que sus funciones lo permitan, podrá pactar la distribución libre de la jornada de trabajo.

En paralelo, la ley señala que el empleador deberá proveer de los equipos, materiales y herramientas para que se lleve a cabo el teletrabajo o trabajo a distancia.

La ministra del Trabajo y Previsión Social, María José Zaldívar, agradeció el compromiso de los parlamentarios en respaldar esta iniciativa que había sido ingresada en agosto de 2018.

“Mientras más trabajadores puedan seguir cumpliendo con sus labores desde sus domicilios, menos expuestos estaremos los chilenos al Coronavirus, entonces no solo apoyaron una ley que permitirá generar más empleo, sino que también una norma que permitirá al país superar de manera más eficiente y rápida la crisis sanitaria que vivimos”, señaló.

Por su parte, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, dijo que como Gobierno “estamos muy contentos de la aprobación como Ley de la República del proyecto de Trabajo a Distancia y Teletrabajo que va a regular un tipo de empleo moderno, inclusivo y sustentable otorgando certeza jurídica a las partes y especialmente a los trabajadores, quienes a partir de ahora dispondrán de un catálogo de derechos respecto de los cuales pueden ejercer el Trabajo a Distancia de manera protegida, segura y sin menoscabo”.

Las autoridades destacaron que la nueva ley permite al trabajador prestar sus servicios total o parcialmente, desde un lugar o lugares distintos al de la empresa, permitiendo distribuir de mejor manera la jornada laboral, pero respetando los límites que actualmente impone la Ley y, sobre todo, resguardando todos los derechos laborales, tanto individuales y colectivos de los trabajadores.

Además, establece nuevas garantías de vanguardia en la legislación nacional y regional, como es el derecho a la desconexión.

Para resguardar tanto al trabajador como al empleador, se deberá registrar el contrato con dicho cumplimiento en el sitio web de la Dirección del Trabajo dentro de los 15 días siguientes a su suscripción, y la DT remitirá copia de dicho registro a la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) y a la mutualidad a que se encuentre adherida la entidad empleadora.

Asimismo, la DT será el organismo, previa autorización del trabajador, que deberá fiscalizar el cumplimiento a la normativa laboral en el puesto de trabajo a distancia.

Fuente de la noticia: https://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/promulgan-ley-de-teletrabajo-en-chile

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Los retos de la educación virtual en la era del COVID-19

Por: Carolina Botero.

 

El virus ha puesto en evidencia la enorme desigualdad en el acceso a la tecnología: veinte millones de ciudadanos no tienen internet y el 75 por ciento de los municipios no podrá tener clases virtuales. Pero tenemos algunas soluciones.

 

Los retos de la educación virtual

Una forma evidente de prevenir y contener el contagio del COVID-19 es evitar que niños, niñas y jóvenes vayan a guarderías, colegios y universidades.

Pero en Colombia esta medida supone varios desafíos que se han vuelto apremiantes tras la llegada del virus. Uno de ellos –quizás el principal– es que veinte millones de personas no tienen conexión a internet, y muchos de los que sí la tienen, acceden únicamente a través de celulares. Esto ocurre, sobre todo, en las zonas rurales.

Para que la educación virtual sea un éxito se necesitan los equipos en el centro educativo y en la casa de los estudiantes. Así mismo es necesario que educadores y estudiantes aprendan las metodologías y habilidades para el aprendizaje por fuera del aula.

Un esfuerzo indispensable

Aunque suene utópico, debemos trabajar para que todas las personas tengamos conexión a internet durante todo el tiempo y podamos navegar sin restricciones. Conformarnos con menos no debería ser una opción.

La conexión a internet es fundamental, sobre todo porque solo así es posible garantizar derechos básicos como el acceso a la educación en situaciones como la que estamos viviendo.

Recientemente la Corte Constitucional señaló que aunque el Estado no está obligado a pagar la conectividad a cualquier precio, sí debe poner en marcha un plan que aumente el cubrimiento y debe promover el uso de la tecnología en el sistema educativo. Además, indicó que -mientras la conectividad llega a todas partes-, el Estado debe ofrecer alternativas para garantizar la alfabetización digital.

Educación virtual

Foto: Super Intendencia de Industria y Comercio
¿Se puede aprovechar la tecnología para educar en un país sin conectividad?

Veinte millones de personas no tienen conexión a internet, y muchos de los que sí la tienen, acceden únicamente a través de celulares.

Un punto importante del debate es que la realidad presenta muchas zonas grises y no puede reducirse a la dicotomía de ‘hay conectividad’ o ‘no hay conectividad’. Generalmente, las políticas son diseñadas por centros de poder urbanos que ignoran estos matices y caen en generalizaciones simplistas.

Por ejemplo, en Karisma sostuvimos que las ventajas para promover la conectividad rural no deberían estar en manos solo de las grandes operadoras de telecomunicaciones, la Ley TIC debía promover soluciones locales, como las redes comunitarias para que las comunidades resolvieran sus necesidades usando sus propias capacidades. Así mismo, criticamos el proyecto de ley que prohibía el uso de celulares en las escuelas, señalando la necesidad de incorporar la tecnología en los procesos educativos que tienen lugar en las zonas rurales.

Puede leer: ¿Qué significa la virtualidad en internet?

Red Kimera: una iniciativa para aprender

En Karisma, la fundación donde trabajo, estamos buscando cómo llevar mecanismos de educación virtual a instituciones rurales donde la conectividad es muy limitada o no existe. Se trata de nivelar las condiciones para cerrar la brecha de la desigualdad.

En el resto de este artículo compartiré algunas lecciones que pueden acelerar este proceso en el futuro cercano.

Una de las iniciativas que estamos adelantando es “la Red Local Inalámbrica Kimera” que busca cubrir necesidades de conectividad local, especialmente en centros educativos rurales. Esta solución se basa en tres premisas: que sea fácil de usar para personas sin habilidades técnicas, que permita la apropiación de la herramienta por parte de la comunidad, y que funcione con los equipos disponibles en los centros educativos a los que tiene acceso la comunidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La red inalámbrica se aloja en el computador de alguno de los o las educadoras o del centro educativo, opera con Windows –el sistema más usado en Colombia en el sector educativo– y utiliza soluciones que son de software libre, es decir, que no cobran licencias, tienen actualizaciones disponibles y permiten hacer adaptaciones y ajustes.

La red permite acceder a todos los contenidos y servicios desde cualquier dispositivo con tecnología inalámbrica (celulares, tabletas o computadores) y funciona en lugares que presentan grandes limitaciones para acceder a internet. Así, permite que las y los estudiantes usen las tabletas que los gobiernos repartieron en sitios donde no había conectividad, y fomenta un escenario donde las y los educadores y estudiantes se comunican, experimentan y aprenden.

El servidor se alimenta con contenidos y servicios que las y los educadores escogen entre opciones precargadas, porque la mayoría de estos lugares tienen una conectividad intermitente que depende de la hora o de las condiciones climáticas, por ejemplo. Los contenidos son ligeros y de la libre circulación, por lo cual son soportados fácilmente por todos los dispositivos. Cada vez es más frecuente que las y los educadores y estudiantes creen nuevos contenidos.

Las comunidades que acceden a este tipo de soluciones a pesar de tener problemas de conectividad apoyan su educación con tecnología y están por lo tanto preparadas para desplegar soluciones de virtualidad en casa, durante una crisis como la que estamos viviendo.

garantizar la conectividad en todo el país

Foto: MinTIC
No se debe centralizar el problema de la conectividad en los operadores privados, deben hacerse redes comunitarias.

Este tipo de soluciones tendría un impacto importante en una amplia franja de la población porque, otro punto a considerar es que no debemos confiar exclusivamente en las estadísticas sobre desconexión. Como ha señalado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), hay comunidades que son registradas como conectadas, pero la calidad de su conexión es tan baja que no funciona para muchos fines, como el streaming. Otras comunidades se reportan como desconectadas, si tienen soluciones como la red Kimera logran un nivel de apropiación de la tecnología que no debe ser menospreciada. Estos son solo algunos de los grises a los que me referí anteriormente.

Le recomendamos: La subasta del espectro radioeléctrico: medio país sin conexión

Los dispositivos

Los dispositivos representan uno de los retos más importantes cuando pensamos en soluciones virtuales para la educación en poblaciones vulnerables.

El Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana estableció que 95 por ciento de los municipios del país no podrá utilizar la educación virtual porque ni siquiera la mitad de los estudiantes tienen computador e internet en su casa (no hablemos de servicio eléctrico).

El Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana estableció que 95 por ciento de los municipios del país no podrá utilizar la educación virtual

Ante esta realidad, el gobierno ha optado por usar la radio y la televisión para apoyar al sistema educativo. En la gama de grises, esa solución funciona para el extremo de la desconexión, aunque me preocupa que no se ocupa de los lugares donde no hay energía, es importante tener en cuenta que en muchas zonas de baja conectividad muchas hay personas –incluyendo estudiantes– tienen celulares, por lo cual podría pensarse en soluciones hibridas que les permitan no estar tanto en la franja de la desconexión.

En Karisma hemos notado que el celular es el dispositivo más utilizado por los y las estudiantes para acceder a la Red Local en los centros educativos rurales. Si contáramos a los celulares como dispositivos para la educación virtual, seguramente las estadísticas cambiarían y en una situación como la que vivimos actualmente, las y los niños y jóvenes podrían usarlos para aprender desde casa.

Esto no sucede todavía porque es necesario adaptar los contenidos escolares para poder acceder a ellos a través de los celulares. Aunque no es la mejor solución para educación virtual, si vamos a explorar con celulares valdría la pena pensar en aplicaciones y contenidos que ofrezcan características hipertextuales, que sean livianos y fáciles de usar y de instalar, y que puedan usarse sin tener conexión a internet, para que puedan ser actualizados y cambiados en la conexión de la escuela.

La crisis provocada por el COVID-19 demuestra que la desigualdad en términos de conectividad sigue siendo muy grande en Colombia y, por eso, muchos estudiantes tendrán dificultades para seguir estudiando, especialmente en zonas rurales. Debemos asumir esta situación como una invitación para cerrar la brecha y reflexionar sobre el potencial que ofrece la tecnología en materia educativa.

Lo que ocurra con la conectividad híbrida durante estos meses nos dará pistas para mejorar las condiciones de los sectores más afectados por la desigualdad tecnológica, por la llamada brecha digital. Tendremos muchas décadas de conectividades híbridas, así que debemos tomarnos en serio este tema y pedirle al gobierno que empiece a trabajar en él tan pronto superemos esta crisis.

*Directora de Fundación Karisma. Trabaja en la defensa de los derechos humanos en entornos tecnológicos, siguiendo debates sobre la libertad de expresión, la privacidad, el acceso al conocimiento y la cultura y la innovación social @carobotero

Fuente del artículo: https://razonpublica.com/los-retos-la-educacion-virtual-la-del-covid-19/

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¿Cómo quedan las personas migrantes y refugiadas ante la pandemia del Covid-19?

Por: Samuel Grillo.

 

La red Espacio Sin Fronteras se manifiesta en defensa de uno de los grupos más vulnerables al Covid-19: las personas migrantes y refugiadas

 

Ante la crisis que enfrenta el mundo actualmente debido a la pandemia Covid-19, la red Espacio Sin Fronteras (ESF), miembro de la CLADE, publicó una nota en la que expresa solidaridad con todas las personas afectadas por el virus. También hace un llamado a la comunidad internacional por la creación de medidas de protección y atención humanitaria para las personas migrantes y refugiadas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Eso, especialmente, porque suelen encontrarse en contextos de calle, alojamientos hacinados y trabajos informales, sin cobertura de asistencia, ni protección social.

“La actual pandemia desenmascara una vez más las falencias del modelo neoliberal, profundizando las desigualdades socio-económicas, los altos niveles de pobreza, que son también causas y consecuencias de la movilidad humana”, afirma la red. Recuerda, así mismo, el rol de la salud pública, sector históricamente en resistencia al desmantelamiento y las privatizaciones de políticas sociales, el cual se transformó en el centro del combate al virus.

En su posicionamiento, ESF señala que la actual crisis promueve discursos y acciones de xenofobia y discriminación, que se desprenden junto a la inminente restricción de fronteras, con el ensalzamiento de la soberanía nacional.  En este contexto, subraya la necesidad de repensar el concepto de ciudadanía universal, así como de valorar la solidaridad y la unión.

“Nos preocupa especialmente la realidad de las personas migrantes en situación administrativa irregular, quienes por miedo a la detención frente a las políticas restrictivas dudan en buscar los servicios de salud y dependen del trabajo diario para sobrevivir”, afirma ESF.

Según la red regional, es necesario realizar medidas propositivas que garanticen el abastecimiento de las personas en situación de mayor vulnerabilidad y la protección especial para las personas mayores y con discapacidades.

Actualmente, el aumento en la llegada de gente que busca asilarse en los lugares escogidos como destino en la región de América Latina y el Caribe, convive con la incertidumbre en torno al virus que está causando un pánico colectivo y deja a estas personas a merced de maniobras políticas y gobiernos que los transforman en chivos expiatorios.

“Exigimos responsabilidad política por parte de los Estados acogedores para asegurar la salud integral de todos los seres humanos sin importar género, color, raza ni origen nacional. La única manera de salir de esta crisis sanitaria es incluyendo a las personas migrantes y refugiadas en la atención y, por tanto, en la solución”, destaca la nota.

Fuente del artículo: https://redclade.org/noticias/personas-migrantes-y-refugiadas-pandemia-del-covid-19/

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El Coronavirus más allá del Coronavirus: umbrales, biopolítica y emergencias

Por: Emiliano Terán Mantovani.

 

Para el 19 de marzo de 2020, la pandemia global del Coronavirus (COVID-19) se aproximaba rápidamente a los 250 mil casos (220.313), registrándose el fallecimiento de 8.980 personas, lo que representa el 4,07% del total de estas cifras.

El asunto crítico general con el COVID-19 no es tanto su tasa de mortalidad, sino su ritmo de contagio especialmente acelerado (fácilmente de persona a persona), lo que se convierte en algo delicado en un mundo globalizado, alta y velozmente interconectado. Esto nos ha puesto ante un escenario de potencial contagio masivo a escala planetaria (¿cuántos más podrían contagiarse en el mundo?) que, por un lado, tendría un alto costo en vidas humanas (principalmente personas de la tercera edad) y, por el otro, profundizaría la precariedad e insostenibilidad de la vida cotidiana en la actual globalización tardía y descompuesta.

No sólo colapsan sistemas de salud de las más “desarrolladas” economías del mundo (como en el caso de Italia), sino que también se paraliza buena parte del comercio internacional y doméstico (debido a las restricciones impuestas para frenar la pandemia), generando cierre de fábricas y empresas, crecientes despidos, derrumbe de las proyecciones económicas por países, entre otros. Los efectos interconectados se han traducido en cosas como el desplome del valor de las monedas, la caída de la demanda de petróleo (sin precedentes) y de los precios; o el derrumbe de las bolsas de valores internacionales (Dow Jones registró a mediados de marzo la segunda peor caída de su historia).

La actual pandemia podría causar más daño, o bien podría ser superada. No lo sabemos hasta el momento. Pero parece que todo esto que está ocurriendo, nos dice muchas cosas más. Por eso también necesitamos tratar de interpretar qué expresa esta pandemia, más allá de ella misma; qué significado tiene en este preciso tiempo (geo)político; qué nos dice del particular mundo que hoy enfrentamos.

 

Tiempo de umbrales: el Coronavirus es síntoma y punto de inflexión

Imagen: Sarah Grillo/Axios.

Todos los ojos, las conversaciones, las angustias y debates están sobre la pandemia global del COVID-19. Pero tenemos que hablar de más cosas que se articulan con ella. La pandemia se inscribe en un proceso histórico del capitalismo contemporáneo: estamos ante las pandemias de la globalización neoliberal, que han venido incrementándose y sucediéndose desde las décadas de los 80-90s. La del COVID-19 es apenas una pandemia más de una particular lista que, en un grado u otro, han constituido amenazas para la humanidad, pero también advertencias. El SARS-CoV en 2002, la llamada “gripe aviar” (H5N1) en 2003, la porcina (H1N1) en 2009, el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS-CoV) en 2012, el ébola en 2013 o el Zyka (ZIKV) en 2015. A decir del que fuera Subdirector General de la OMS para Seguridad Sanitaria, Keiji Fukuda, al sortear estas pandemias, “sentimos que hemos esquivado una bala”. Pero aún, en la actualidad, seguimos jugando con nuestra suerte.

Sin embargo, la emergencia de estas pandemias de la globalización no tiene nada de ‘desastre natural’ o de un ‘hecho fortuito que tarde o temprano tenía que pasar’. Más bien son el resultado del avance neoliberal de mercantilización de la vida y ocupación de nuevas fronteras ecosistémicas de las últimas décadas: agricultura y avicultura intensivas e industriales (que propiciaron la gripe aviar), comercio de animales salvajes y exóticos (como ocurre en China), manipulación genética, expansión del turismo depredador, deforestación, abusos en el consumo de antibióticos, por mencionar ejemplos. Factores como estos se potenciaron con una forma transnacional de transmisión, posible por la expansión de las interconexiones de la movilidad humana y de mercancías, el extraordinario crecimiento de las ciudades, la precarización de los sistemas de salud pública, entre otros.

Este sistemático avance degradante y depredador del capital, durante las últimas décadas, sobre las fronteras de la vida, sobre los límites del planeta, pero también sobre los sistemas e instituciones de asistencia social, ha venido agravando no sólo la incidencia y rasgos de fenómenos globales como estos, sino también la situación de insostenibilidad del sistema globalizado actual. Por mencionar un ejemplo ilustrador, el derretimiento de glaciares de vieja data, debido al cambio climático, podría liberar virus de 15.000 años de edad, los cuales son desconocidos por la ciencia y se ignora su nivel de letalidad.

El particular tiempo en el que surge la pandemia del COVID-19 es un tiempo revelador, que nos muestra una serie de eventos límites que en realidad están concatenados, como los incendios en la Amazonía, los incendios de Australia o el hecho que 2019 haya sido el segundo año más caliente registrado. Los ecosistemas alcanzan umbrales, en los cuáles se abre un proceso sistémico en el que se desarrollan nuevas propiedades, se generan cambios repentinos y acelerados, que van a modificar las dinámicas socio-ecológicas tal y como las conocemos en la actualidad. Los años 2019-2020 nos están mostrando con mucha más claridad esto.

Y estos umbrales no son sólo ecológicos. Todo el sistema, que articula sintéticamente las dimensiones económica, cultural, social y política, con las redes y tejidos de la vida ecológica, se estremece desde muy adentro, desde lo más profundo. Por eso la pandemia del COVID-19 aparece como un detonante fundamental de una próxima y muy probable recesión económica global, la cual está conectada históricamente con la crisis económica 2008-2009 (que ha marcado nuestro tiempo reciente), pero también con la crisis sistémica desarrollada desde la década de los 70s del siglo XX, e incluso con la crisis de la civilización moderno-occidental. La pandemia del nuevo Coronavirus es un síntoma más de la crisis civilizatoria que nos atraviesa.

¿Tiene entonces el COVID-19 y la pandemia que ha desatado, algo de particular, algo de diferente en relación a las anteriores pandemias globalizadas? Sí. Es cierto que se habla mucho menos de cómo la hepatitis viral mata en el mundo 1,3 millones de personas al año; cifra similar se da con los accidentes de tránsito (si, ¡el carro mata!) y las enfermedades diarréicas (que sufren principalmente los sectores más pobres de la sociedad), por mencionar ejemplos dramáticos. Pero estamos ante otro ritmo de contagio, de ‘viralidad’, que aunque mata fundamentalmente a sectores específicos de la sociedad (como la gente de la tercera edad), en realidad no deja nada ni nadie por fuera de ella. Se escurre por cualquier vía que el humano transite. Así que, logra incorporarlo todo a su dinámica. Su potencial masividad (y ya hoy, con 200 mil infectados, es masivo) satura todo: satura los sistemas e instituciones médicas, satura la política y los medios de comunicación, satura la percepción de amenaza y muerte, satura la movilidad y la interacción social, satura al Estado y al poder.

Claro que hay desigualdades de clase, de género, raciales, que determinan quienes sufren más y primero esta pandemia. Pero esto desborda lo que el propio sistema de poder y privilegios puede controlar. Deja al desnudo los simulacros del poder. Ya no hay nadie que pueda “ver desde afuera” esto, así que el nivel de interpelación es máxima. Paradójicamente el capitalismo, con su dinámica devoradora, extractiva y mercantilizadora, infecta sus propias rutas comerciales, sus mercados, sus instituciones. Inviabiliza el necesario movimiento expansivo del capital. El nivel de contradicción es también el máximo.

A diferencia de un siglo atrás, cuando la ‘Gripe Española’ mataba unas 50 millones de personas, la pandemia actual del COVID-19 emerge ante un sistema global que es mucho más frágil que antes, mucho más inviable. Somos más vulnerables que nunca. Parece quedar claro que se ha abierto una puerta que nos dice que ya las cosas no serán como antes. Y esto también parece revelarnos que, del mismo modo, transitamos hacia una nueva gestión y organización del sistema. Ahora sí, ¿fin de la globalización?

 

Pandemia COVID-19: bio-política de la ‘emergencia’ y sus paradojas

Imagen: Reuters

La saturación máxima que provoca la pandemia del COVID-19 ha generado diferentes respuestas de los Estados, cada una con resultados diferentes (pensemos en los casos de China, Corea, Italia o España). Lo que vemos desarrollarse, en general, es la progresiva adopción de estrictas medidas de cuarentena por parte de los Estados a nivel mundial, sostenido por una advertencia por parte de expertos y asesores científicos de que el virus alcanzará a buena parte de la población mundial, y de que la vida social en el planeta será notablemente trastocada por muchos meses.

Esto claramente allana el camino para la consolidación de lógicas de una situación extraordinaria o de emergencia, que permite poner en suspenso la democracia y sirve de pilares a la normalización y permanencia de regímenes de excepción. Es la bio-política en su máxima expresión, que ya venía precedida de normativas de emergencia y nuevas doctrinas de seguridad nacional, formas de militarización de la sociedad y los territorios, generalizadas al conjunto de la población en nombre de la ‘lucha contra el terrorismo’, el narcotráfico y el crimen organizado, grupos armados irregulares, contra el desborde de la migración y contra el ‘vandalismo’ en las protestas (recuérdese el año pasado en América Latina la relación entre protestas y estados de excepción). Y valga la pena añadir: estas lógicas están también en consonancia con el auge de las extremas derechas en varias partes del mundo, que desde patrones racistas y nacionalistas, pueden adjudicar la situación a ‘infecciones extranjeras’, una política migratoria permisiva y la necesidad de economías autárquicas (de nuevo, ¿otro factor para decirle adiós a la globalización?).

Férreos y drásticos controles sociales en el caso de China, Taiwán, Japón, Corea y posteriormente y menor medida Italia y España, se han expresado en cosas como la prohibición oficial de salir de casa; el establecimiento de reportes por persona (nombres, temperaturas corporales, movimientos y viajes, contactos con personas, etc) para luego ser procesados en forma de ‘Big Data’; la realización de tests express que, por ejemplo para el caso de Corea, suponía realizar a una persona un raspado nasal en un ‘drive in’ para determinar si la persona estaba infectada; entre otras medidas, que en casos como el chino, incluyeron el uso del ejército.

Pero precisamente, por esta dinámica de saturación máxima de la pandemia del COVID-19, se presenta una primera paradoja que conviene resaltar: el éxito que ha tenido China para detener el crecimiento del contagio ha abierto canales de legitimación a esta bio-política de alta intensidad (¡mirad el ejemplo chino!). El arrinconamiento societal que genera la posibilidad de un desbordamiento de la pandemia global puede hacer ver plausible y viable una sociedad de control bajo estos criterios de bio-seguridad. Así que esto nos pone ante un escenario no sólo de imposición política sino de un cierto consentimiento de un sector de la sociedad. Pero, ¿qué alternativas existen a este formato de gobernanza biopolítica, en este contexto pandémico?

Si el transitar de la crisis civilizatoria nos ha llevado a este tiempo de umbrales, de eventos extremos, de emergencia permanente (recuérdese la ‘emergencia climática’), ¿nos dirigimos hacia un capitalismo administrado como un ‘capitalismo del desastre’ permanente? ¿Cómo podría funcionar la democracia (o su posibilidad) en un régimen como ese?

Hay una segunda paradoja o tensión a resaltar: la política de estrictas medidas de cuarentena es absolutamente contraria a la necesidad de movilidad y dinamismo que tienen los mercados. El encierro social es una necesidad pero a la vez es un suicidio económico para el capitalismo. Los gobiernos del mundo se debaten entre la debacle epidemiológica y la económica. Y aquí cabe resaltar la que hasta hace unos días fuese la política del Gobierno británico liderada por Boris Johnson, ante la pandemia de COVID-19: una especie de bio-liberalismo, ‘dejar hacer, dejar morir’. Sir Patrick Vallance, Jefe de los asesores científicos del gobierno, anunciaba para la cadena Sky News el pasado 13 de marzo, que había que lograr la “inmunidad del rebaño” dejando que el 60% de la población británica se contagiara con el COVID-19, sin colocar mayores restricciones sociales a la movilidad y la actividad. Esto supondría que unos 40 millones de personas deberían como mínimo contagiarse a lo largo del tiempo para lograr dicho objetivo, estimando el Gobierno que al menos el 1% moriría (unas 400.000 personas).

Esta escalofriante política ponía de relieve, de forma descarnada que, en realidad entre el resguardo de la vida y el crecimiento del PIB, el gobierno de Johnson prefiere lo segundo –y ya ha dicho recientemente que “haría lo que fuese” para proteger la economía del Coronavirus. Pero sobre todo, revela una forma instrumental de representar la vida de millones de seres humanos, dentro de la categoría cuantitativa de  ‘población’. Tanto los regímenes de férreo control como estos bio-liberalismos, comparten esta noción instrumental de la vida humana, en la cual esta se traduce en un número funcional: 50.000, 500.000 o 5.000.000 de personas; 0,5; 5% o 15%. Todo depende de para qué sirva o no sirva. ‘Población’ borra rostros, historias personales, diversidades, para ser simplemente asunto operativo de Estado. Pero en todo caso, lo resaltante es que se mantiene la premisa biopolítica foucaultiana de “hacer vivir, dejar morir”, ahora en el marco de un tiempo de eventos extremos. Para este bio-liberalismo, lo que se revela es una lógica socio-darwinista de abandono a la muerte (‘a su suerte’) de una parte de la sociedad (seguramente, la parte más anciana y enferma).

Esto nos lleva a una tercera y última paradoja que nos gustaría destacar: la decisión estatal de quiénes se confinan, quiénes trabajan, quiénes viven y quiénes mueren en este tiempo de umbrales está en clara contradicción con las pulsiones de vida que se expresan desde abajo. Si hemos dicho que el encierro, la cuarentena, es una necesidad, al mismo tiempo esta es socialmente insostenible en el tiempo. Para los miles de millones de precarizados del mundo, es inmediatamente inviable. Para otros, representa una parálisis de anhelos, sociabilidades, descontentos, proyectos. Parálisis que se da justo cuando millones en el mundo se habían estado movilizando por el hartazgo de la situación en sus países (recordemos Chile, Irak, Libano, Hong Kong, Ecuador, Catalunya, etc). ¿Qué ruta pueden seguir estas pulsiones? ¿Pero qué pasa también con esos otros que se rehúsan a ser los daños colaterales, las bajas estadísticas de esta bio-política de la ‘emergencia’ (que pudiesen ser nuestros abuelos, los sabios, los maestros de la comunidad, o bien nuestros hermanos o colegas, afectados por una u otra enfermedad)?

Difícilmente la parálisis y el confinamiento puedan disolver los descontentos sociales que han emergido y emergen como síntoma de la decadencia de este sistema imperante. Esto lo saben los grandes administradores de esta bio-política de la emergencia. Por eso, el Gobierno de Johnson también retrocede en su política de la “inmunidad del rebaño”; por eso el Presidente francés Emmanuel Macron, un neoliberal, ante la pandemia gira en su discurso y plantea que la salud pública es un bien precioso que debe estar fuera de las leyes del mercado; por eso otros gobiernos retroceden en políticas de recortes a las clases trabajadoras.

Las tres paradojas mencionadas anteriormente en realidad se inscriben en una paradoja mayor: nada está garantizado, nadie puede ya garantizar el control de la situación. El sistema capitalista se estremece en su propia constitución. Nunca en su historia el capitalismo había tenido tantas grietas.

¿Qué hacemos nosotros?

El confinamiento social de la cuarentena, pero también las calles vacías o semi-desiertas, los mercados truncados, el confinamiento de los más pobres a una extraña precarización socio-económica ralentizada, nos abren el camino hacia otras temporalidades, otros ritmos, otras sociabilidades, otras apreciaciones y sensibilidades. Nunca parecía estar tan a la mano una oportunidad de despliegue de la otredad de esas lógicas y ritmos diferentes a los del sistema capitalista. La centralidad, ante los desafíos que representa esta paradoja colapso/oportunidad, parece estar en una política de lo común, del cuidado, de la reproducción de la vida, ante este capitalismo que se va quedando al desnudo. Ese camino se ha abierto ante nosotros, sin que eso necesariamente represente una garantía de éxito.

Pero fuera de ese espacio particular, en el espacio de la arena política, siguen prevaleciendo los tiempos del capital, de la pandemia, de la biopolítica de la emergencia, del cambio climático. Este sigue siendo el espacio colectivo del descontento, de las luchas, de las demandas sociales, de la transformación. ¿Cómo conectar ese resguardo, ese ‘distanciamiento social’ con la necesidad de re-encuentro, de exigencia al poder, de asunción de poder? Mientras que cuidamos de la vida en ese espacio particular, hay que seguir exigiendo, demandando cosas como una radical redistribución de las riquezas existentes para que se dirijan a la asistencia universal en la salud pública; la suspensión del cobro de la deuda externa de los países del Sur Global, suspensión de los impuestos a los más pobres y recuperarlos de los sectores más ricos; socializar los conocimientos científicos; respetar a la naturaleza y detener el avance de la mercantilización y las últimas fronteras de vida en el planeta; y un largo etcétera.

Hay que convertir la emergencia global en la emergencia de otro sistema que tribute a la vida y a los pueblos. Si el colapso sistémico nos va llevando a escenarios impensables, hay que, como lo reivindicara un famoso lema del mayo del 68, ser realistas y pedir lo imposible. Otro mundo diferente a este, ahora.

Fuente del artículo: http://www.ecopoliticavenezuela.org/2020/03/19/el-coronavirus-mas-alla-del-coronavirus-umbrales-biopolitica-y-emergencias/

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