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Entrevista a Alberto Soler: “Si se castiga o ignora al niño a cada instante, hay que tener algo claro: hacer daño no educa”

Entrevista/11 Junio 2020/Autora: Beatriz Portinari/elpais.com

El libro ‘Niños sin etiquetas’ es una radiografía de los errores más comunes en la crianza contemporánea y de cómo influyen los prejuicios en el desarrollo de los hijos

En la era postcoronavirus, expresiones como “yo a tu edad” o “en mis tiempos” como modelos de educación ya no se podrán aplicar a los niños de hoy, porque el mundo ha cambiado en cuestión de meses. Sin embargo, algunos estereotipos y enseñanzas transmitidas de generación en generación también están a tiempo de cambiar. Los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger publican Niños sin etiquetas (Paidós) como llamada de atención a las familias y al modelo de educación. Soler recomienda alejarse de etiquetas como “niños tiranos, desobedientes, celosos, princesas y guerreros”, porque si se repite mil veces una idea, el niño acabará creyéndola y actuando en consecuencia.

Pregunta. Educamos a los hijos como nos han educado y no como nos gustaría. ¿Qué deberíamos cambiar?

Respuesta. Un primer paso sería tomar conciencia sobre cómo nos comportamos con los niños. A veces, cuando se dan situaciones que requieren más de nosotros, en las que bajamos la guardia, conectamos el piloto automático y hacemos lo que han hecho con nosotros. No solo nuestros padres, sino la sociedad, la publicidad, incluso los programas de televisión con modelos de educación basados en estereotipos, premios y castigos. Las formas importan y mucho, y ser respetuoso con los niños, atender sus necesidades y distinguirlas de los caprichos, no es incompatible con establecer normas y límites. El cambio está en nuestra forma de relacionarnos con ellos y deshacernos de esas formas de educar aprendidas.

P. En el libro habláis de los “miedos que se heredan”. ¿Nuestros hijos van a heredar el miedo a la pandemia o a salir de casa?

R. Hemos visto noticias con palabras como “UCI, morgue, muertos, enfermos”. Es un campo semántico que está provocando una ansiedad brutal: “el mundo es peligroso, los demás son peligrosos”. Deberíamos hacer una “desescalada” también a nivel conductual. Cuando hablamos del miedo, los niños viven las situaciones filtradas por sus padres, que son su referente social; en función de cómo ellos lo vivan, así lo viven sus hijos. Y aunque existe cierta predisposición genética que nos puede hacer más o menos miedosos, debemos distinguir entre lo posible y lo probable. ¿Es posible que te contagies? Sí. ¿Es probable? No. Entonces, manteniendo las normas de higiene de manos y cierta distancia social debemos hacer esa desescalada proporcional: ser prudentes, pero no transmitir angustia a los hijos.

P. Entre los primeros meses y seis años se desarrolla la estructura cerebral que tiene que ver con la personalidad del niño. ¿Cómo influyen los patrones familiares en su desarrollo?

R. No tenemos recuerdos de forma explícita por debajo de los cuatro años, pero sí tenemos aprendizajes de forma implícita, por ejemplo, cuando les decimos “esto lo hago por tu bien”, «porque lo digo yo» o «quien bien te quiere, te hará llorar”. ¿Cuál es el problema? Que va a asociar amor con dolor, y lo verá de forma natural en una relación abusiva de pareja. Hay una complicidad criminal con los malos tratos a los niños, igual que teníamos con las mujeres, porque tratar mal es maltratar. No queremos culpabilizar a nadie, todos los padres lo hacen lo mejor que saben y pueden, pero es importante ser conscientes de lo que decimos y hacemos mal.

P. ¿Por ejemplo, qué errores hemos interiorizado, sin darnos cuenta?

R. Si de manera sistemática estamos desatendiendo, amenazando, chantajeando, castigando, ignorando al niño… hay que tener una cosa muy clara: hacer daño no educa, al contrario. El castigo es hacer daño a otra persona, sea físico o mental, para que escarmiente. Nos parece inaceptable en las relaciones entre adultos, pero lo hemos normalizado en las relaciones con los niños, a los que no solo maltratamos cuando les ignoramos cuando nos piden atención, pensando erróneamente que es un capricho, sino también cuando les ofrecemos todos los días una dieta obesogénica o cuando les etiquetamos como “conflictivos”, “irresponsables”, “desobedientes” o “torpes”.

P. ¿Qué riesgo implica educar a los niños con esas etiquetas?

R. El problema de las etiquetas es que es muy fácil ponerlas, pero muy difícil deshacerse de ellas. Y además, la persona que tiene una etiqueta acaba comportándose de esa forma. Por ejemplo: “¿Para qué me voy a esforzar en esto, que a lo mejor me interesa, si mis padres dicen que soy un vago?”. Deberíamos ser menos simplistas y más descriptivos, centrarnos más en la conducta que en la persona. Si les hemos etiquetado como “parásitos sociales” lo acabarán integrando como una parte definitoria de su personalidad. Todos tenemos una identidad, y si no la tenemos todavía, como los niños, nos la van a crear con esas etiquetas negativas.

P. ¿Cómo un efecto Pigmalión a la inversa?

R. Eso es, existen muchas investigaciones sobre el tema. El experimento de Rosenthal y Jacobson, el “Pigmalión en las aulas”, demostró ya en los años 60 que los chicos etiquetados como “buenos alumnos” recibían más estímulos en clase, los profesores les preguntaban más, mantenían el contacto visual y elogiaban su esfuerzo. Esos chicos acababan el curso siendo más inteligentes y con mejores calificaciones, pero solo porque se les había dado una etiqueta que a los otros no. Esto cuando hablamos de niños pequeños es aún peor: solo si damos las mismas oportunidades, todos podrán desarrollarse por igual.

P. Hablando de oportunidades, la pandemia ya ha reflejado la brecha social y digital entre las familias que tenían ordenadores o conexión a Internet y las que no. ¿Cómo garantizar esa igualdad en la educación del futuro?

R. En España, en la Educación ha pasado lo que en Sanidad: la pandemia ha sacado a la luz nuestras vergüenzas, las cosas que han funcionado mal durante años. Es verdad que no tenemos un “manual pandémico”, pero durante meses hemos puesto la instrucción por delante del acompañamiento y la compresión de los niños. Tenemos que buscar alternativas y eso pasa por dinero: se trata de bajar ratios, sí, pero aumentando el profesorado y los centros. ¿No hemos sido capaces de levantar hospitales de campaña en tiempo récord? Pues igual hay que empezar ya a construir “escuelas de campaña” y contratar más profesores. Es inaceptable que se planteen aulas de 15 alumnos, dividiendo la semana en días en el colegio y días en casa con educación a distancia, y que ese gasto lo asuman las familias. Porque además, lo más probable, es que lo asuman las madres, que muchas se planteen dejar el trabajo para quedarse en casa con sus hijos. Si ese modelo se impone, las mujeres volverán a ser las grandes olvidadas, que sacrificarán su carrera profesional por la familia.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/06/09/mamas_papas/1591682488_052344.html

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“Ser padre no es una aventura, pero no se dice. Todo tiene que ser perfecto en la sociedad Instagram”. Entrevista a Julio Rodríguez, doctor en Medicina molecular, psicólogo y autor de Lo que dice la ciencia sobre crianza y educación

Entrevista/27 Junio 2019/Autora: Diana Oliver/Fuente: El país

El autor de ‘Lo que dice la ciencia sobre crianza y educación’, que a ser padres se desaprende porque la sociedad nos obliga a ir en contra del sentido común

PREGUNTA: Dices al principio del libro que no han sido tus titulaciones sino tu experiencia como padre la que te ha llevado a escribirlo. ¿Se pueden abordar cuestiones como la educación y la crianza de los hijos sin el “plus” de la experiencia?

RESPUESTA: Se puede, pero ser padre te da el plus de la experiencia, te da el sentido de realidad. Como científico he aprendido que teorizar está muy bien, pero que si no haces la parte experimental todo se queda en hipótesis. No puedes tener ningún resultado ni conclusión sin haber hecho los experimentos. Por eso en el libro me baso en los últimos datos científicos en materia de educación –tanto desde una perspectiva psicológica de aprendizaje y bienestar psicológico, como biológica–, pero también teniendo en mente el “trabajo de campo” de padre; sabiendo que lo óptimo está muy bien, pero hacerlo las 24 horas de los 365 días del año, habiendo dormido 5 horas, trabajado 8, dado biberones, ordenado los juguetes, bañado, contado cuentos, cantado nanas, aguantado berrinches, preparado cenas, comidas y desayunos, y vuelta a empezar en una espiral sin final, es muy difícil. Aún así es necesario saber qué es lo correcto para intentar aproximarse a ello lo que se pueda.

P: Sobre lo correcto tenemos la presión de los “opinadores”.

R: Precisamente lo que me ha llevado a escribir el libro es haberme enfrentado a las dudas que te surgen en el día a día como padre sin haber encontrado información suficiente para afrontarlas. Lo que sí me encontré fue la paradoja de que mientras “tú no sabes nada”, tu entorno “lo sabe todo” y no para de decirte cómo lo debes hacer como si ellos (sobre todo aquellos que no tienen niños) dispusiesen del manual mágico de la crianza y a ti te hubiese sido vetado su acceso.

P: ¿A ser padres también se aprende?

R: Y se desaprende. Muchas cosas de las que digo en el libro son de sentido común, pero la sociedad nos ha obligado a hacerlo de manera incorrecta porque la sociedad es adultocéntrica, despiadadamente capitalista y no tiene en cuenta el bienestar y el correcto desarrollo de los pequeños. Por ejemplo, en la naturaleza a nadie se le ocurriría decir que la lactancia no es lo correcto, pero en nuestra sociedad se dice o se recomienda acortarla porque es “incómodo”. O a nadie se le ocurriría dejar al niño durmiendo solo y llorando hasta que se calle “para que se acostumbre”, pero en nuestra sociedad se hace, y se le echa la culpa al niño por no dejarnos dormir. La realidad es que los niños tienen su propio patrón de sueño y lo que no nos deja dormir es la alarma del despertador a las 7 de la mañana para ir a trabajar.

Debería existir una escuela para padres porque es la labor más importante de la vida. Contribuimos a la creación de un ser humano por lo que nuestra obligación –y su derecho– es proporcionarle la mejor de las vidas posibles desde el punto de vista psicológico. La sociedad del futuro estará regida por los niños del presente por lo que el futuro es nuestra responsabilidad.

P: “El haber tenido niños es una de las principales causas de divorcio en el mundo occidental”. Dejas claro que la paternidad no siempre es emocionante, maravillosa o divertida, sino que también tiene una cara B. ¿Somos conscientes de hasta qué punto la paternidad y la maternidad hacen saltar nuestra vida anterior por los aires?

R: Es que ser padres no es una aventura, es una responsabilidad compleja. Esto nadie nos lo dice porque todo tiene que ser perfecto y maravilloso en “la sociedad Instagram”, la que niega la parte real de la paternidad/maternidad porque no encaja en los “cánones de belleza”. Como consecuencia hay madres y padres frustrados y estresados porque piensan que son los únicos que están sobrepasados, que son los únicos que –en ocasiones– se hartan de la crianza. Y luego, claro, se sienten culpables y se vienen abajo. Lo que hay que decir es que eso es lo normal, que tener hijos es lo más maravilloso del mundo, pero también es muy duro y requiere mucho trabajo y sacrificio. Te cambia la vida por completo, tu tiempo y tus energías y tu espacio físico y vital se desvanecen, y aparecen nuevos y mayores miedos. Nuestros hijos no tienen la culpa de nada, son inocentes, somos nosotros quienes debemos adaptarnos a ellos.

P: Decía Adrienne Riche en ‘Nacemos de mujer’ que “El sufrimiento frente a todo lo que no podemos hacer por nuestros hijos en una sociedad incapacitada para responder a las necesidades humanas, puede convertirse en culpa y autocastigo”. ¿Se puede criar y educar sanamente en una sociedad como la nuestra?

R: Es muy difícil en una sociedad de mercado que está obsesionada con explotar a los seres humanos para producir y consumir frenéticamente. No queda tiempo ni fuerzas para cuidar y educar a los niños porque los padres tenemos que trabajar, y casi no vemos a nuestros hijos. Además, como el esfuerzo de criar es descomunal, nuestro rendimiento laboral se deteriora y al final ni una cosa ni la otra. Y que conste que no estoy hablando de destruir la sociedad capitalista sino de construir políticas que apoyen una conciliación real y poder criar a seres humanos adecuadamente y no a robots separados de sus padres.

Existen datos que demuestran que un 35% de las mujeres mayores de 35 años que no tiene hijos, los querría tener. Esto es un drama social: la misma sociedad que nos pone un tremendo obstáculo para poder tener hijos –y criarlos adecuadamente–, nos pide aumentar los índices de natalidad para poder mantener la sociedad del bienestar.

Todo esto deriva en culpa y autocastigo para los padres y para quienes desean serlo y no pueden. A nivel psicológico se traduce en estrés, ansiedad y depresión; lo que lleva a un consumo desmesurado de psicofármacos, drogas y alcohol, además de otros problemas psiquiátricos. En definitiva, estamos ante un problema de dimensiones descomunales, que se ramifica y afecta a todos los estratos sociales y a todas las generaciones de la sociedad. Un tema que debería ser central en las agendas de los partidos políticos, porque los niños son la base de la sociedad del futuro, y la educación que reciban se reflejará en la sociedad que crearán. Es algo tan obvio que me resulta difícil que no se entienda.

P: ¿Hasta qué punto las expectativas influyen en cómo asumimos la responsabilidad del cuidado de los hijos?

R: Las expectativas sesgadas que vierte el imaginario popular a la sociedad influyen en la satisfacción real de la maternidad/paternidad. Si llegas a ella con las expectativas que te cuentan las películas de Disney, te vas a frustrar, agobiar, deprimir y sentir culpable. Si ya conoces la realidad, todo irá mucho mejor. La vida perfecta no existe, solo existe la vida real.

P: Mencionas en el libro que el castigo, la agresividad e imponer las cosas a la fuerza no solo crean sentimientos negativos sino también el rechazo en el niño y barreras defensivas hacia lo que se pretende enseñar. ¿Qué aprende un niño con un estilo educativo impositivo?

R: Nada. Lo que se produce es miedo, evitación, rechazo hacia lo que nos causa daño; que el más fuerte manda, que la autoridad impone por la violencia. Y todo esto es casi un acto reflejo, no un verdadero aprendizaje, ya que las estructuras cerebrales racionales no toman parte en el asunto.

P: Dado que los niños aprenden principalmente por imitación, supongo que también es importante que haya coherencia entre lo que les pedimos que hagan y lo que nosotros mismos hacemos. ¿Nos cuesta ser coherentes en este sentido?

R: Nos cuesta mucho, pero si queremos que nuestros hijos hagan algo, la mejor manera y la más efectiva es hacerlo nosotros mismos. Esto es lo maravilloso de la educación, que es bidireccional: para educar a nuestros hijos tenemos que educarnos nosotros. Si queremos fomentar la lectura, por ejemplo, no vale que se lo digamos y luego estemos todo el día con el móvil, lo que tenemos que hacer es leer.

P: Otra cuestión compleja es la de la libertad: libertad para decidir, libertad para expresar y libertad para explorar. ¿Qué aporta apoyarles en sus decisiones y cuál debe ser el límite de esa libertad?

R: La libertad es un concepto central en la construcción de personalidad. Sin libertad el individuo nunca puede evolucionar. Según lo que se desprende de los últimos y mejores estudios en materia de educación y crianza es que, al final, todos confluyen en el concepto de libertad. Y todo eso lo tiene en cuenta el método cognitivo-emocional: al enseñar y fomentar la expresión de sus emociones y sentimientos, el niño está siendo libre, y más libre que se sentirá cuando descubra que los podrá expresar artísticamente; al explicarles la realidad, enseñarlos a razonar y hacerlos partícipes, les estamos aportando el conocimiento y las herramientas cognitivas necesarias para ser independientes y libres a la hora de afrontar la que será su vida. Claro que alguna vez se equivocarán, pero eso es parte del proceso vital.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/06/19/mamas_papas/1560949950_052658_1560950127_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/19/mamas_papas/1560949950_052658.html

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8 libros sobre crianza que todos los padres y madres deberían conocer

24 Enero 2019/Fuente: La Vanguardia

Hoy se celebra por primera vez el Día Internacional de la Educación, después de que el pasado mes de diciembre la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara una resolución al respecto por su “importancia” para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Con esta conmemoración, la ONU reconoce el papel “fundamental” de la educación en la creación de sociedades sostenibles y destaca que la formación aumenta la productividad de las personas, desarrolla las competencias necesarias para el trabajo decente y las aptitudes profesionales para el desarrollo sostenible.

La educación ayuda a erradicar la pobreza y el hambre; contribuye a mejorar la salud, y promueve la igualdad entre hombres y mujeres, así como la paz, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos.

Asimismo, Naciones Unidas destaca que la educación ayuda a erradicar la pobreza y el hambre; contribuye a mejorar la salud, y promueve la igualdad entre hombres y mujeres, así como la paz, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos.

La educación en los centros educativos es muy importante pare el desarrollo psicológico e intelectual de un niño, pero más importante es la educación que reciben en su seno familiar.
Como padres y madres nunca sabemos si lo estamos haciendo bien y nos preocupa poder facilitar a los hijos una crianza adecuada para que crezcan felices.

En este primer día de la Educación desde El Comprador os traemos esta lista con ocho libros sobre lactancia, alimentación, sueño, crianza, desarrollo intelectual y educación. Lecturas escritas por expertos que nos pueden echar una mano para criar mejor a nuestros pequeños.

Lactancia y alimentación de bebés

Comer, amar, mamar

Este libro es un tres en uno, en una sola publicación se recogen los tres grandes libros del conocido pediatra Carlos González (Mi niño no me come, Bésame mucho, Un regalo para toda la vida). Todo ellos abordan las claves para retornar a una crianza natural y dan respuesta a los problemas que los padres se encuentran en el cuidado temprano de los bebés: La lactancia, la posterior alimentación sólida y la atención en las primeras etapas de la vida son los temas básicos de estos tres títulos que ya se han convertido en bestsellers de crianza y cuya venta se potenciará con esta nueva presentación.

Desarrollo intelectual y emocional

Cerebro Del Niño Explicado A Los Padres

Esta publicaciones ostenta el nº1 de las publicaciones más vendidas en temática ‘Psicología cognitiva’ de Amazon. El libro de Álvaro Bilbao explica el ABC del cerebro infantil y cómo aplicarlo en el día a día, para potenciar el desarrollo de los niños, tanto intelectual como emocional. Los últimos descubrimientos en neuropsicología explicados con sencillez y con numerosos ejemplos y consejos prácticos.

Revertir la crianza hiper

Hiperniños: ¿Hijos perfectos o hipohijos?

Tras el éxito de su anterior libro, Hiperpaternidad, la periodista especializada en educación Eva Millet ha decido profundizar aún más en el tema de la crianza sobreprotectora. En Hiperniños: ¿hijos perfectos o hiponiños? la autora se dirige tanto a padres como a docentes que, desconcertados ante unos niños cada vez más difíciles, no saben cómo poner freno y revertir esta situación. Millet ahonda en las consecuencias de la sobreprotección y la paternidad helicóptero, explica cómo revertir la situación y apunta cuáles son las habilidades que realmente necesitan nuestros hijos para avanzar en la vida.

Crecer con calma, reflexión y motivación

Educar en el asombro

¿Cómo lograr que un niño, y luego un adolescente, sea capaz de estar quieto observando con calma a su alrededor, capaz de esperar antes de tener, capaz de pensar, con motivación para aprender sin miedo al esfuerzo? Estas son las preguntas a las que Catherine L’Ecuyer pretende dar respuesta en su libro “Educar en el asombro”, que ya va por su 10ª edición. La autora, madre de cuatro hijos y divulgadora de temas educativos, reflexiona sobre la presión a la que se ven sometidos los padres de hoy en día y critica la sobreestimulación, el bombardeo informativo y el exceso de actividades programadas para el ocio de los niños.

Enfrentarse a la adolescencia

El pequeño dictador: cuando los padres son las víctimas, del niño consentido al adolescente agresivo

No sólo en el trabajo o la escuela encontramos ejemplos de “mobbing” o “bullying”, sino también en el ámbito del hogar. En la actualidad existen muchos más casos de hijos acosadores de los que cabe imaginar. Niños consentidos, sin conciencia de los límites, que organizan la vida familiar, dan órdenes a sus padres y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos; jóvenes que engañan, ridiculizan a sus mayores y a veces roban; adolescentes agresivos que desarrollan conductas violentas. En definitiva, hijos desafiantes que terminan imponiendo su propia ley.

Este libro necesario de Javier Urra, psicólogo forense, primer Defensor del Menor en España, está pensado para todos los padres que son víctimas de estos pequeños o no tan pequeños tiranos, y para quienes desean prevenir situaciones extremas, muchas veces fomentadas por nuestra misma forma de educarlos.

Un bestseller imprescindible

Cómo hablar para que los niños escuchen. Y cómo escuchar para que los niños hablen

No es de extrañar que este libro sea un bestseller porque es realmente útil. Con él no terminaras con las rabietas, o no conseguirás que tus hijos se porten siempre de forma correcta, pero el enfoque que te va a dar te va a hacer abrir los ojos. Clamado mundialmente por padres de familia y la comunidad profesional, el enfoque realista y respetuoso de Faber y Mazlish hace que las relaciones con niños de todas las edades sean menos estresantes y más gratificantes. El libro te ayuda a entender más a tus hijos, a ayudarles a enfrentarse a sus sentimientos, a expresarlos libremente pero sin dañar y a encontrar alternativas para la resolución de conflictos.

El reto de la alimentación

Se me hace bola: Cuando no comen como queremos que coman

Si tienes dudas sobre la alimentación de tu hijo, este libro es la guía definitiva para una alimentación saludable y lejos de chantajes. De esos que te abren los ojos.
Julio Basulto ha escrito una guía sencilla y efectiva, a la vez que científicamente documentada, para que los niños se alimenten de forma saludable. No se trata de «inculcar», «coaccionar» o «imponer», sino de incorporar dentro de casa un patrón de dieta sana para que nuestros hijos aprendan con el ejemplo. Además, este manual responde con rigor y cercanía a todas las dudas sobre alimentación que pueden tener los padres hoy en día.

Sueño infantil

Dormir sin lágrimas: dejarle llorar no es la solución

Este libro es un imprescindible en el tema de sueño infantil. Un libro que deberían leer los padres pero también los abuelos, tíos, educadores y todo tipo de opinador. Rosa Jové Montañola, psicóloga especializada en psicología clínica infantil y juvenil, aboga por la idea de que el sueño se trata de un proceso evolutivo que hay que respetar y pone en entredicho los actuales métodos de adiestramiento para enseñar a dormir.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/comprar/20190124/454276726061/libros-crianza-imprescindibles-padres-madres-educacion.html

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Criar con humor es todo un arte

Por: Estefania Grijota

La crianza no es una tarea sencilla. Un recorrido en el que se incluye un terreno aún más difícil si cabe en nuestros días: la educación. Un gran reto en el que el arte y el humor quizás debieran estar presentes, o al menos intentar darles cabida, siempre. Y es que, los niños desde pequeños son como esponjas, lo absorben todo con mucha facilidad y cualquier cosa que recae sobre ellos les deja fácilmente una huella, por tanto, qué mejor que esas huellas sean positivas, alegres o repletas de anécdotas de humor. Porque esas son las que, en el fondo, recordamos todos.

Sin embargo, una reciente iinvestigación asegura que educar a través del humor, limita y reduce la capacidad de atención de los estudiantes, e incluso, y según los resultados del muestreo en el informe, los estudiantes a los que expusieron en los exámenes a ejemplos cómicos, obtuvieron peores resultados que los que fueron expuestos a los ejemplos estándar.

La investigación, llevada a cabo por expertos de la Universidad de Long Beach en Estados Unidos, se realizó precisamente para examinar el impacto del humor, integrado en las medidas directas de la capacidad de los estudiantes para retener y transferir información de las lecciones educativas.

La conclusión del estudio, llama cuanto menos la atención, pues al contrario de lo que casi siempre se piensa, tanto el rendimiento como la atención y la concentración de los estudiantes a la hora de realizar pruebas y exámenes en los que se emplearon en los dos experimentos ejemplos humorísticos, disminuyeron y, por tanto, los resultados fueron peores.

Cuando la creatividad y el humor van de la mano en la educación

No obstante, cuando se unen el arte, con el humor y la educación, en el caso de la artista Nagore Valera, los resultados son bien distintos. Se define como madre de Alonso, además de ilustradora. Su principal ocupación consiste en educar a su hijo a través del arte y, sin que falte el humor. En su blog nos cuenta algunas de las técnicas que utiliza para criar y educar a su hijo. Y una de ellas es la que ha denominado Cuentacuentoscomestible.

Según Nagore, esto es una buena manera de hacer partícipes a los niños, por ejemplo, para realizar algunas de las tareas de la casa. “El niño lee el cuento, buscamos los ingredientes de las recetas y las dibujamos. Unas recetas fáciles de hacer como la compota de manzana terminan siendo un plato en el cual ellos han leído un libro, las han dibujado y, aparte, se las han comido”, nos comenta Nagore.

Esto es lo que ella misma denomina «Disfrutar de un momento de calidad con nuestros hijos y aunar la comida con la lectura dos de las grandes pasiones que podemos tener en esta la vida». «Cuando le educas de una manera creativa, sus recursos en el fondo son más creativos, así el día de mañana quizás pueda ser capaz de otorgarle otros enfoques a las cosas», comenta Nagore. «Con historias que invento, por ejemplo, en el que mi hijo y yo somos dos gatitos, consigo sacarle más información sobre su día en el colegio o la relación que tiene con sus compañeros», añade. Para Nagore, el humor y la creatividad son piezas fundamentales en la crianza.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/04/16/mamas_papas/1523862096_728584.html

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Una carta abierta a los padres que luchan con la disciplina

Por Matthew Lynch

Criar niños no es para los débiles de corazón. Se necesita coraje, fortaleza y un tipo particular de inteligencia intuitiva.

Entonces, sus hijos se portan mal, y depende de usted reinar en ellos. Aquí está mi carta abierta a los padres que luchan con la disciplina.

Queridos padres,

Lo entiendo. Ser padres es difícil, especialmente cuando amas a tu hijo tanto como sé que lo haces.

Sin embargo, cuando luchas con la disciplina, odiar a tu hijo puede ser fácil. No estas solo. A nadie le gustan los argumentos, los comportamientos de oposición o la rebelión absoluta que pueden ser parte de la crianza de los hijos. Ser padres es uno de los trabajos más difíciles que existen. Sin embargo, hay mejores formas de ser padres.

¿Cuál es tu límite?

Linda Esposito afirma que disciplinar a su hijo comienza con su propia disciplina. Restricción significa establecer límites. Alguien en el hogar tiene que ser un adulto y tomar decisiones sobre lo que está bien y lo que no está bien. Si eres el padre, ese trabajo recae en ti.

Eso puede significar establecer horarios de sueño o decirle a sus hijos que las bocanadas de queso no son para el desayuno. Es su hogar y sus reglas.

Observe la línea que dibujó en la arena

Con las reglas, sin embargo, vienen las responsabilidades. Si de todos modos su hijo se come los bocaditos de queso para el desayuno, ¿qué tan dispuesto está a negarles bocadillos de queso más tarde? Tendrás que cumplir con las consecuencias de cualquiera de las reglas que tus hijos rompan.

Si no hay consecuencias, puede descubrir que su hijo violará más reglas solo para ver dónde está su punto de quiebre.

Encuentra lo positivo

Los niños que escuchan la palabra «no» todo el tiempo comienzan a ignorarla. En lugar de declarar todo en negativo, redirija a su hijo hacia lo positivo. «No hay bocadillos de queso para el desayuno» se puede replantear como «Muéstrame si puedes comer tu cereal tan rápido como comes bocanadas de queso».

Si tus hijos hacen lo que pediste, reconócelos con elogios específicos.

Otra forma de crear aspectos positivos es permitir que su hijo elija entre dos opciones razonables. Por ejemplo, imaginemos que su hijo se niega a cepillarse los dientes. Pregunte: «¿Te gustaría cepillarte los dientes antes de ir al parque o cuando volvamos a casa del parque?»

El cepillado de dientes se realizará de cualquier manera, pero su hijo puede decidir cuándo sucederá.

Se consistente

Ser consecuente en su enfoque disciplinario es fundamental para su éxito. Mantenerse al tanto de las conductas contrarias puede ser un desafío. Sea consistente al enfocarse primeroen un comportamiento individual . Elija la acción más desafiante como punto de partida y trabaje en ese comportamiento hasta que su hijo cumpla de manera consistente con sus expectativas.

Aguanta ahí. No te rindas. Sus hijos no serán niños para siempre, pero siempre se alegrarán de haber invertido el tiempo para ayudarlos a mejorar su disciplina.

Fuente: http://www.theedadvocate.org/open-letter-parents-struggling-discipline/

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Guatemala: Encuesta: mujeres sin educación tienen más de 4 hijos en promedio

Centro América/Guatemala/26 Febrero 2017/Fuente: Lahora/Autor:DENIS AGUILAR

El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) presentó los resultados de la VI Encuesta Materno Infantil 2014-2015 (ENSMI), que tiene como objeto dar a conocer la situación de salud infantil, sexual y reproductiva del país. Entre varios datos se destaca que las mujeres sin acceso a educación tienen un promedio de 4 a 6 hijos, en comparación al 1.6 en promedio que tienen las que sí han tenido acceso a estudios.

La encuesta también resalta que seis de cada 10 mujeres en Guatemala utiliza algún método de planificación familiar, mientras que una de cada 10 utiliza métodos tradicionales.

Por otro lado, el informe detalla la reducción del número de niños y niñas fallecidos en el primer año de edad, al contabilizarse 28 decesos por cada mil niños nacidos durante el periodo 2010-2015, en comparación al período 2000-2005 cuando se registraron 37 muertes por cada mil nacidos.

De acuerdo con la Encuesta, los departamentos de Totonicapán, Quiché, Sololá y Huehuetenango son los que más presentan un retardo de crecimiento en los menores de cinco años por desnutrición.

Fuente de la noticia: http://lahora.gt/encuesta-mujeres-sin-educacion-tienen-mas-4-hijos-promedio/

Fuente de la imagen:http://lahora.gt/file/2017/02/Nac2_12-3.jpg

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Mi hijo no come berenjenas

Por Alejandra Laprea

Es raro que en una página feminista se traten temas de alimentación, hijos o recetas, y para quienes conocen mi posición “anti-super-madre de la Revolución”, en que a veces se convierte a las mujeres desde el discurso oficialista, les parecerá que este artículo es un caso de usurpación de identidad. Pero, no. Nada de eso.

La verdad es que la guerra contrarrevolucionaria se está dando en lo económico tanto en la macroeconomía, como en la doméstica. El campo de batalla está en nuestras casas y premisas culturales que rigen nuestro abastecimiento de alimentos.

Bueno, la cosa empezó así. Mi amiga Olga un día desesperada me dice que no haya qué hacer con su hijo y la comida y como una gran desgracia me soltó: “…imagínate hoy para desayunar solo tenía huevo con yuca”. Me quedé viéndola fijamente y me encogí de hombros. Olga no entiende y la verdad que yo tampoco. Y no nos entendemos porque según mi experiencia no hay cosa mas rica que un huevo con la yema aguadita y unos palitos de yuca tostaditos. En cambio para Olga eso ni siquiera clasificaba como desayuno… y no les cuento Diego su hijo… porque esos guarichos saben como tomar el poder con eso de la comida.

Y así, empezó mi investigación sobre lo que ella considera un desayuno y cómo lo que consideramos comida y cómo lo comemos varía de región a región, de familia a familia.

Por ejemplo para Olga un plato de atol de avena es una merienda, para mi es lo mejor que le puedo dar a mis hijos de desayuno. Para Olga la avena solo se puede hacer con leche, para mi, que hace años deseché los lácteos por dañinos es perfecta con un agua bien aliñada con una ramita de canela, anís y papelón.

En mi casa, mis chamos son dos adolescente insaciables, hemos tenido una ventaja estratégica porque siempre hemos cultivado la flexibilidad en lo que comemos. La norma siempre ha sido “…tenemos derecho a tener nuestros gustos pero, hay que probar primero”.

Pero, a mi hijo menor la berenjena no le hacía gracia y este año tenemos una cosecha fantástica de berenjena y están baratas.

Intentamos primero pelando las berenjenas asándolas en una plancha caliente o en el horno y sazonándolas con sal, ajo y aceite para luego usarla como acompañante, un clásico que no tuvo éxito en el paladar del chamo.

Luego probamos haciéndolas como hamburguesas. Asamos las berenjenas, sacamos la carne, cortamos en cuadritos pequeños, aliñamos como si fuéramos a hacer una hamburguesa, añadimos huevo y algún aglutinante (pan rayado, maicena, harina de trigo o maíz e incluso avena molida como harina) y nada, a él no le gustó. Finalmente… pasticho… y ¡Eureka! Pelamos las berenjenas, las rebanamos y asamos. Hacemos un guiso de pasticho, que en mi casa va desde el clásico de carne molida hasta uno de gallina pasando por uno absolutamente vegetariano con carne de soja. Como los lácteos están en el destierro, la bechamel la hacemos con caldo de verduras, y el tostadito que da el queso lo hacemos con boronas de casabe o mañoco, (cuando consigo esta maravilla amazonense) o pan rayado rociado con un chorrito de aceite para que tueste.

Y aparte de querer pasarles mis recetas lo que quiero decirles es que el hacer nuestras comidas es también una construcción social y cultural en la cual podemos innovar y liberarnos de patrones de consumos que han sido impuestos para beneficio de la agroindustria, empresas empaquetadoras de alimentos como la Polar, trasnacionales de la comida rápida o procesada, toda una cadena de dominación capitalista en la que la tan querida berenjena no tiene cabida por su nobleza, facilidades para cultivar y versatilidad en la cocina. Y ella entre un montón de productos que florecen en nuestros conucos y patios.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/mi-hijo-no-come-berenjenas-opinion/

Imagen tomada de: https://4.bp.blogspot.com/-k_O0IrcuJ6A/V2GiSisFfII/AAAAAAAAC7U/SKWkjJP1ceYsoGdq8YEWZsWhCDu7Ydq9QCLcB/s1600/Berenjenas-1%255B1%255D.jpg

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