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Ecuador: Grabado en la piel ¿Qué motiva a quienes desean tatuar su piel?

Redacción: Vistazo

El tatuaje es una práctica muy antigua. En 1553, al llegar a los territorios que hoy son parte del Ecuador, el cronista español Pedro Cieza de León anotó: “En esta costa y tierra sujeta a la ciudad de Puerto Viejo y a la de Guayaquil hay dos maneras de gente, porque desde el cabo de Passaos y río de Santiago hasta el pueblo de Zalango son los hombres labrados en el rostro, las mujeres de estos indios por el consiguiente andan labradas”.
La arqueología confirma que al menos hace cinco mil años los humanos empezamos a marcarnos la piel de manera permanente. La palabra tattoo (tatuaje, en español) es mucho más joven. Pero tiene origen polinesio y se introdujo en Europa a fines del siglo 18 de la mano de expedicionarios y traficantes.
Al inicio, tatuarse se volvió popular entre marineros y habitués de los puertos, gente aventurera, transgresora de las reglas sociales, e incluso de la ley. Y a eso le debe su antigua mala fama. Pero el gesto de rebeldía que era inseparable del tatuaje se disipa.
Según la investigadora MarketResearch, esta industria en EE.UU. supera los 3.000 millones de dólares, con un crecimiento sostenido anual del 10 % en la última década. En Ecuador se tatúan personas de todas las edades y profesiones; es una forma de vida y una expresión artística, aunque aún existan rezagos de rechazo y discriminación.
“Qué hermosa mujer, lástima, echada a perder toda rayada”, le dijo hace un poco un hombre en la calle a María Fernanda López, doctora en Teoría de la Cultura y profesora de la Universidad de las Artes. “Parece pupitre de colegio fiscal”, le soltó una mujer en otra ocasión. Incluso recuerda que cuando la invitaron a una ponencia en otra universidad le borraron los tatuajes de su foto en el afiche. Por eso, si bien cree que ya no existe el rechazo de años pasados, “aún estamos a años luz de una real aceptación”.
En esto concuerda Chimo Solórzano, propietario de Love Tattoo Parlour, uno de los estudios de tatuaje con mayor tiempo en la zona de Samborondón, a pocos minutos de Guayaquil. “Hoy en día hay muchos tatuajes lindos en las calles y hace que ya esto sea mejor visto, pero sí, todavía hay una generación que está en negación”.
Antes era peor: “La sociedad lo relacionaba con personas satánicas o problemáticas. Incluso creían que así se transmitía el VIH”, dice Paco Andrade, quien ha registrado sus diseños en la piel de integrantes de bandas del rock nacional. Recuerda que al poco tiempo de abrir TattooQuito, al sur de la capital, hace 20 años, una señora llegó a su estudio y lanzó agua bendita y un par de oraciones “para que deje el camino del mal”.
Negocio en apogeo
Un estudio de la consultora IbisWorld determinó que, durante esta década, y especialmente los últimos cinco años, los tatuajes han ganado una popularidad sin precedentes en Estados Unidos. Tres de cada 10 estadounidenses tienen al menos un tatuaje, y cinco de cada 10 son ‘millennials’ (de 18 a 35 años).
En Ecuador, cuando empezaron a multiplicarse los estudios de tatuajes los permisos de funcionamiento los daba el Ministerio de Salud Pública y los clasificaba como gabinetes de belleza o centros de estilismo. Recién desde mediados del 2017 estos dependen de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
En su base de datos los registran como “Establecimientos para realizar tatuajes y perforaciones corporales”. Hasta marzo pasado se registraban 220 locales de tatuajes en el país, sobre todo en Quito y Guayaquil, y en sus alrededores. Aunque existe un subregistro de esta actividad, ya que otros aprendieron a tatuar y lo hacen a domicilio, sin contar con un negocio formal.
El precio varía según el lugar, artista, tamaño y características; puede costar hasta cientos de dólares. “Toda clase de personas viene a tatuarse aquí. Médicos, abogados, deportistas… ya nadie pasa de agache”, asegura en su estudio al sur de Guayaquil Nick Rites, artista del tatuaje desde 2004, mientras dibuja un Cristo que cuesta 350 dólares sobre la piel de José, un ginecólogo. José dice que en su profesión era mal visto tener tatuajes, pero hoy muchos colegas los muestran sin problema.
}Del perjuicio a la normalización
La creciente popularidad de los tatuajes y la percepción del resto de la sociedad hacia quienes los usan es un tema de estudio académico. En 2016, para un proyecto de titulación de la Universidad de Las Américas, se realizó una encuesta entre estudiantes de universidades privadas de Quito: dos de cada 10 alumnos tenían al menos un tatuaje; pero el 56 por ciento dijo que sus padres no lo aprobaban.
En otra investigación para un proyecto de grado de la Universidad San Francisco, también en 2016, se entrevistó a empleadores y empleados en Quito en diferentes áreas, y se descubrió que seis de cada 10 empleadores preferían no contratar a alguien con tatuajes, aunque la mayoría de ellos aceptó que eso dependía del tamaño y el lugar del tatuaje. El 66 por ciento de los empleados confirmó sentir alguna discriminación laboral por sus tatuajes.
Pero las cosas están cambiando. “Antes para hacerse un tatuaje en el antebrazo, tenías que haberte ganado la lotería o ser el hijo de un millonario. Pensar: tengo mi vida asegurada, porque nadie me va a dar trabajo. Hoy los chicos empiezan a hacerse un tatuaje en la mano”, afirma Chimo Solórzano, el propietario de Love Tattoo Parlour.
Un agente de esta normalización son las redes sociales como Instagram. Esta exposición no solo permite a los artistas promocionarse, sino ver cómo las celebridades y cualquier persona de toda edad y profesión presumen los diseños en su piel. “Las selfie (foto autorretrato) revolucionó el mundo, y a esta industria también. Ya no solo son los músicos: futbolistas, chicas que hacen yoga, líderes de todas las áreas están tatuados. Se ha abierto el espectro totalmente”, dice Chimo.
Cuando llega a él alguien que aún tiene preocupaciones laborales lo tranquiliza de esta forma: “Mira, un tatuaje hermoso es el mejor rompehielos en un trabajo. Un tatuaje mal hecho obviamente te va a cerrar las puertas, es como estar mal vestido”.
Un oficio en auge
María Fernanda López, profesora de la Universidad de las Artes, señala que entre sus alumnos el tatuaje se perfila como un interés personal pero también como una salida laboral. Es una extensión de su línea creativa y me parece un excelente soporte porque el lienzo, el cuerpo, la piel, se mueve, viaja, es un gran transporte de la gráfica ecuatoriana. Además, es un buen modo de emprendimiento para los artistas locales”.
Es el caso de Carlos Andrade, un estudiante de artes visuales que tiene seis años tatuando. Empezó a hacerlo con amigos y por la necesidad de encontrar un trabajo que no interfiera con sus horarios de estudio: “Guayaquil ha sido una ciudad en la que el tatuaje ha sido muy cuestionado, pero gracias a actividades y festivales que se realizan desde 2017, y a la apertura de nuevos estudios, la ciudad se ha convertido en una matriz del arte sobre la piel”, asegura.
Este crecimiento en el número de tatuadores emergentes es un desafío para exigir mejor calidad a los artistas que llevan muchos años en esto. “Nos exigen tener nuestro propio estilo, ver qué se hace en otros países, tomar cursos de primeros auxilios y normas sanitarias, asistir a convenciones”, dice José Alomoto, más conocido como “Tajo”, quien trabaja en Tatto-Quito, junto a Paco Andrade.
¿Por qué nos tatuamos?
El tatuaje es una forma de expresión muy personal, y sus motivaciones pueden cambiar por criterios estéticos o por el paso del tiempo. Como le sucedió a Rita Morassi, una italiana que de vacaciones en Ecuador, visitando a sus nietos, decidió hacerse un “cover” (acción de tapar un tatuaje con otro) en Love Tattoo. Una pantera con alas que se hizo en su juventud simbolizando fuerza y libertad, se ha convertido en un exótico ramo de flores: “algo más femenino y colorido, de acuerdo con lo que hoy es mi vida”, explica.
Paco Andrade recuerda que en los 90, cuando abrió TattoQuito, migrantes que regresaban de España o Estados Unidos le pedían tatuajes que reflejen su identidad: la bandera del Ecuador, héroes indígenas como Rumiñahui, Atahualpa, Dolores Cacuango, los sellos de los equipos de fútbol con un símbolo precolombino: “Cuando estás lejos te das cuenta de lo que significa tu país, tu gente, tu historia, y quieres tener eso en tu piel, llevarlo a todas partes”.
Para Guillermo Barros, dueño del taller Triom Tatto en Quito, el éxito no está solo en su destreza con las manos, sino también en su facilidad para adentrarse en la mente del cliente. “Muchos llegan sin saber qué quieren realmente. Es allí cuando el tatuador se convierte en una especie de gurú, para guiar a las personas”.
En su negocio han incursionado en el tatuaje sonoro: canciones de tu banda favorita o la voz de los hijos, abuelos o mascotas. Una nueva tendencia que apela a las emociones: los clientes llevan el audio y allí se los transforma en una onda de sonido que se tatúa en la piel. Mediante una aplicación de celular, como si fuera un código QR, el dispositivo reconoce y reproduce el sonido.
La pandemia del COVID-19, ¿afectará este renacimiento del tatuaje? Chimo Solórzano asegura que no. Compara la situación con el terremoto de 2016, y se anticipa a una explosión en la demanda. “Después del terremoto hicimos al menos 20 mapas del Ecuador, ondas sísmica, los 5,13 grados Richter, frases de unidad, etc. La piel es una especie de agenda, de autobiografía, un lienzo para recordar momentos importantes”.
Durante la cuarentena sus redes se han mantenido activas con decenas de interesados en tatuarse lo más pronto posible. Eso sí: destaca la importancia, ahora más que nunca, de tatuarse con profesionales que cumplan todas las normas de bioseguridad.
El tatuaje es un fenómeno artístico, social y cultural. Un ritual contemporáneo con el que buscamos lo mismo que aquellos antiguos pobladores de nuestras costas, cuyos rostros labrados impresionaron a los conquistadores: darle sentido a nuestra condición humana, como individuos únicos e inconfundibles dentro de una sociedad.
Fuente: https://www.vistazo.com/seccion/cultura/grabado-en-la-piel-que-motiva-quienes-desean-tatuar-su-piel

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Comunicación, cultura y poder

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo y Edwin Nazaret León Jiménez

“En el límite, la diferencia completa hace imposible la comprensión. Los que son radicalmente diferentes […] no pueden comprenderse mutuamente. Por eso, para construir la «armonía» entre clases sociales antagónicas, la condición necesaria es la sumisión, esta crea el espacio semiótico [comunicativo] de homogeneidad entre opresores y oprimidos.” Francisco Pineda.

Es a través de la cultura como en el homo sapiens sapiens se instala una naturaleza que es ajena a todas las especies animales que lo acompañan, la naturaleza cultural. Al crear la cultura el hombre crea otra naturaleza que lo alejará del reino animal cada vez más, llegado un momento, el retorno es impensable.

En los análisis teóricos desarrollados por la escuela histórico cultural se concluye que todas las funciones psicológicas superiores tienen un origen histórico cultural. Con ello se afirma que el hombre es el diseñador del hombre, que las habilidades conque hoy contamos fueron creadas por nosotros mismo en el proceso de crear la vida y la historia. De manera que al crear nos creamos a nosotros.

En el proceso de aprender la cultura que no es otra cosa que aprender lo humano el hombre se diseña a sí mismo; esto es, se aprende a ser un hombre y una mujer pertenecientes a una época y lugar muy específicos. El concepto de mediación resulta fundamental para comprender todo este proceso de culturalización del hombre. Mediación significa primeramente que el cachorro humano no entra por si solo en el conocimiento de la cultura sino que lo hace de la mano de los adultos, de aquellos que ya se constituyeron en lo esencial y lo ayudan a entender su lugar y el de los objetos de los que podrá disponer para garantizarse sustento. En el proceso de la humanización son la actividad objetal mediada y la comunicación los procesos fundamentales en los que se gesta la eclosión individual de un sujeto que es primariamente social.

A la vez la cultura se ha creado en el contexto de específicas relaciones humanas y, por ende, porta la naturaleza y el espíritu de esas relaciones. Relaciones de igualdad y dignidad propician la creación de una cultura con esta naturaleza; y relaciones de explotación, posibilitan el desarrollo de una cultura de la explotación en la que las diferencias e injusticias económicas condicionan todas las relaciones que se han de desarrollar socialmente. En este sentido debe considerarse lo que expresa Acanda (2002) cuando afirma:

“La cultura es siempre políticamente funcional a los intereses de las distintas clases. La clase dominante es hegemónica a su control de la producción cultural. Este es el punto de anclaje fundamental de la dominación. Es por eso que la emancipación político – económica de las clases subalternas es imposible sin su emancipación cultural”. (ACANDA, 2002, pág. 294)

La clase dominante logra que las restantes sueñen sus sueños como propios y busquen las expectativas de la clase que las domina, como si fuesen auténticas expresiones de su propia libertad. El modo de lograrlo es complejo y las vías múltiples y diversas. Puede asegurarse que tanto las clases dominadas como aquellas que dominan llegan a vivir el mismo espacio de sometimiento como una experiencia natural y deseable. La experiencia de explotar y ser explotado se incorpora a todas las dimensiones de la creación y la vida humana y, especialmente en la esfera de la comunicación. Los modos y los términos para comunicarse forman parte del propio proceso de creación humana y por tanto naturalizan la dominación in-visibilizándola. Es por ello que Barbero (1987) plantea que:

“Más que de medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones, esto es de cultura, y por lo tanto necesitada no sólo de conocimientos, sino de reconocimiento. Un reconocimiento que es, en primer lugar, desplazamiento metodológico para prever el proceso entero de la comunicación desde su otro lado: el de las resistencias y las resignificaciones que se ejercen desde la actividad de apropiación, desde los usos que los diferentes grupos sociales – clases, etnias, generaciones, sexos – hacen de los medios y los productos masivos.” (MARTÍN.BARBERO, 1987, pág. 23)

Es fácil entender que la comunicación ha sido mediación desde siempre. Toda la cultura es mediación y porta, no solo un contenido objetivo, sino una interpretación de él que resulta útil a la visión de las clases, según se trate. Puede asegurarse que el hombre en sus etapas tempranas de la vida es construido a través de mediaciones, luego, cuando llega la madurez, los “ojos” con los que ve la realidad no son suyos sino que pertenecen a la experiencia de vida en la que creció. Comienza entonces el largo y tortuoso camino de la liberación.

Hoy en día los medios de comunicación acrecienten el poder sobre la gente convirtiendo a grandes masas de trabajadores en consumidores de su ideología de clases. La indignidad se torna común y se consume en forma de productos audiovisuales.

La escuela no queda al margen de estas realidades. Ella, anclada en las funciones sociales naturalizadas por el sistema de clases reproduce hacia su interior relaciones de dominación que son naturalizadas en los reglamentos, en los métodos y contenidos generales. Todo ello condensado en formas de comunicación verticalistas. La comunicación escolar concede la palabra o la administra, dándola solo a aquellos que se consideran aptos.

La presente investigación pretende hacer un acercamiento de la comunicación escolar como forma de sometimiento y adecuación a la cultura de masas producida por las clases económicamente en el poder. Nos interesa especialmente estudiar las transformaciones que se dan en la comunicación en aquellos espacios que se consideran espacios contestatarios y de resistencia. Buscar las verdaderas dimensiones emancipadoras de la comunicación en la escuela oaxaqueña actual es uno de los objetivos que nos proponemos.

Para el estudio serán seleccionadas al azar varias zonas escolares a las que se aplicarán los instrumentos de estudio de la comunicación para observar cómo se reproducen las prácticas comunicativas de sometimiento aún en espacios que se definen como espacios de resistencia contra hegemónico.

Cultura y comunicación.

Uno de los aspectos que más ha preocupado y ocupado el estudio del hombre es el paso de este del reino animal al reino de la cultura. Ya se acepta que la actividad del trabajo conjuntamente con la vida en grupos creó las condiciones para que se dieran cambios que lentamente se incorporaron al homo en evolución alejándolo cada vez más de sus antepasados. El antropólogo soviético I. Roguinski describe ese giro de la siguiente manera:

«De aquel lado de la frontera, es decir, en el hombre en formación, la actividad de trabajo estaba íntimamente ligada a la evo-lución morfológica. De este lado de la frontera, en el hombre contemporáneo, «completamente formado», la actividad de trabajo se efectúa independientemente de la evolución morfológica.»1 p. 26

Esto significa que el hombre actual ya está en la cúspide de su desarrollo biológico y que lo alcanzado en este sentido es suficiente para garantizar un infinito desarrollo cultural. La base biológica es suficiente y necesaria para que sobre ella se erija el desarrollo cultural. Puede decirse entonces que todos los bebés homo sapiens sapiens al nacer portan las condiciones sobre las que se erigirá su desarrollo cultural. Es entonces en este desarrollo cultural en el que se dan las diferencias y especificidades que hacen de cada individuo alguien irrepetible, digamos que un nuevo proyecto de humanidad se funda en cada niño que nace.

La transmisión de los caracteres que hacen del hombre lo que es han encontrado un modo esencialmente nuevo de pasar de una generación a otra; por un lado los caracteres biológicos son transmitidos por los mecanismos naturales heredados, esto es, el sistema genético y cromosómico pero se dio otra forma de herencia externa al cuerpo biológico que habitamos, la herencia cultural.

De modo que el hombre debe adaptarse a la naturaleza en su condición de homo sapiens sapiens y debe también adaptarse a la cultura en su condición de humano.

Lo humano no se hereda, se aprende. Aprender lo humano es aprender la cultura específica en la que se crece y se desarrolla. Los hombres que como animales se adaptaban a la naturaleza comenzaron a producir objetos para ayudarse en sus vidas como el hacha de piedra, con ello comenzó la transformación de la naturaleza para poder satisfacer sus necesidades. Creando se crearon a sí mismos a la imagen y semejanza de sus labores y desempeños. Entre más habilidades más inteligencia. Los hombres de una generación crean instrumento, modos de hacer, enriquecen los que heredaron, establecen principios de vida ajustados a su desarrollo y todo esto se les transmite a las generaciones venideras. Con cada creación humana se funda algo nuevo en el hombre y con ello el hombre mismo. La creación del popular juego de ajedrez propició la formación de habilidades mentales no conocidas con anterioridad, esto es, los hombres que posteriormente a la creación del juego se especializaron en jugarlo contaban con habilidades que sus antecesores ni conocieron ni podrían tener. De manera que el hombre al crear la cultura se crea a sí mismo. Todo esto es posible porque vivimos y producimos en sociedad, en grandes conglomerados humanos que sirven de sustento y protección a las creaciones.

“Ninguna experiencia individual, por rica que fuere, puede conducir por sí sola a la formación de un pensamiento abstracto lógico o matemático, o a la formación espontánea del sistema de conceptos correspondiente. Para ello sería menester no una vida, sino miles y miles de vidas. De hecho, los hombres sólo pueden adquirir la facultad de pensar y los conocimientos gracias a la asimilación de lo que ya adquirieron las generaciones anteriores.” (LEONTIEV, 1969, pág. 7)

Muchos antropólogos reconocieron esta unidad del hombre, esta relación cultural que más que homogenizar permitía la proliferación de diferencias culturales notabilísimas.

Si a un cachorro humano se le dejase fuera de la cultura no podría aprender a comportarse como los miembros de su especie, esto es, de manera culta. Abandonado a la naturaleza e imposibilitado de contacto con la creación humana emergerían en las características primitivas, animales: no aprendería ni el habla ni la marcha eréctil.

La ciencia dispone, ahora, de la suficiente cantidad de hechos verificados para afirmar que si algunos niños se desarrollaran desde su más tierna edad al margen de la sociedad y de los fenómenos engendrados por ésta, permanecerían en el nivel animal. No sólo no adquirirían la palabra ni el pensamiento, sino que además sus movimientos no tendrían nada humano. Baste decir que ni siquiera poseerían el andar erecto propio del ser humano. Y se conocen algunos casos a la inversa. (LEONTIEV, 1 969, pág. 8)

Resulta claro entonces que la comunicación humana es resultado de la creación del hombre y participa en la formación de los nuevos ciudadanos que nacen, portando ellos, las características fundamentales que la comunicación mantiene al momento de su nacimiento.

De manera que no podemos separar comunicación de cultura, una y otra se mantienen engarzadas en un riso incidiendo y afectándose una a la otra según se enriquecen y acumulan las creaciones humanas.

La mente humana es comunicación y actividad. Actuando en un nicho esencialmente comunicativo se van formando los procesos sinápticos que darán lugar a la eclosión de la mente y la inteligencia del adulto. No vemos el mundo sino con los pensamiento que nos llenan, con lo hábitos que nos legaron y los gustos y sueños que nos inculcaron. En el mundo en que nos ha tocado vivir todo esto se forma en una incesante lucha por el poder dado que vivimos en una sociedad mercantil en una incesante lucha entre las clases poseedora y desposeídas.

En estas condiciones el que controla los medios de comunicación que entran en contacto con todos tiene una enorme posibilidad de instalar ciertas visiones de la realidad que naturalizan la explotación y de inculcar miedos y temores para alejar la posibilidad de rebeldía. Por otro lado educan en la desidia y la falta de esperanza para proscribir la posibilidad de organización y lucha. De manera que el que domina la comunicación domina una poderosa fuente de poder.

Poder es lograr que otros sueñan mis expectativas, que vean la realidad con mis ojos y busquen incesantemente cumplir para ellos mis expectativas. Si logro esto estaré en una relación de dominación y poder. El poder es esencialmente violento porque cercena en los hombres la posibilidad de un pensamiento que cuestione la realidad alienada en que nos obligan a vivir. Es violento porque a un ser que está llamado a ser luz lo condena a las sombras bajo su propio consentimiento.

Fuente: El autor escribe para OVE.

Imagen: PublicDomainPictures en Pixabay

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Entrevista a Luis García Montero: “La cultura es fundamental para evitar el miedo y la manipulación totalitaria”

Entrevista/21 Mayo 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com

García Montero es un hombre de convicciones, más que de esperanzas. Tiene la convicción de que esta pandemia debe hacernos luchar por la igualdad y la libertad, también por reivindicar los servicios públicos, como la sanidad, o la economía productiva y de sostén de la vida frente a la especulación. Y, por supuesto, defiende el papel de la cultura no como simple entretenimiento sino como «la imaginación moral de las personas».

El poeta Luis García Montero es, también, el director del Instituto Cervantes, la “embajada cultural” española en el mundo; una institución que, comenta, ha sufrido un importante impacto debido al parón de su actividad presencial. Está convencido de que la cultura tendrá un papel importante, ahora y tras el desconfinamiento, así como las políticas con la mirada puesta en la economía productiva y en el sostenimiento de la vida. Aunque, confiesa, “no soy hombre de muchas esperanzas”, sí tiene la convicción de que “será muy importante defender los mejores valores y la convivencia”.

¿Cómo es un día “normal” en su vida, ahora, confinado en casa?

Bueno, el confinamiento lo llevo bien porque estoy acostumbrado a leer, estudiar y escribir, que son actividades que tienen mucho que ver con saber quedarse en casa y vivir un mundo propio en una butaca. Compagino los trabajos en el Instituto Cervantes con la recuperación de actividades académicas como estudiar a fondo la bibliografía de un trabajo de ensayo para la Universidad. Estoy más afectado por la desolación general, la muerte, la enfermedad y los problemas económicos, que por estar mucho tiempo en casa.

El de la cultura es uno de los sectores que ha tenido que parar en seco. ¿Cuál es el espacio que debería ocupar en este confinamiento? 

Yo creo que cualquier momento es bueno para decir que la cultura es un bien esencial. No es ningún entretenimiento, sino algo que tiene que ver con la formación de las personas. No hay democracia sin educación ni cultura. Son valores que van unidos. En la cultura más neoliberal se identifica la actividad cultural, el teatro, el cine, la literatura, etc… con el entretenimiento barato y zafio. Pero creo que la cultura es la imaginación moral de las personas. Además, vivimos en un tiempo de grandes bulos, de manipulaciones personales a nivel de sentimiento, y es mucho más fácil de manipular a los incultos que a los que tienen una conciencia formada.

Está claro que la cultura, la literatura específicamente, pueden ayudarnos a sobrellevar esta situación. ¿Cómo cree que podría ayudar también a construir el día después?

El día después va a significar muchas cosas. En primer lugar una vuelta a la normalidad. Hay personas que en su idea de la normalidad necesitarán ir a un campo de deportes, o a un centro comercial, pero también necesitarán ir al cine, al teatro, a librerías, a bibliotecas… En ese sentido va a ser parte de la conquista de la normalidad. En segundo lugar, habrá que decidir en esa normalidad qué respuestas se dan a las novedades surgidas después de la pandemia. Me preocupan, por ejemplo, el fortalecimiento del Estado y de lo público. Creo que la situación de la sanidad pública debería ser un ejemplo de qué es lo que tiene que ser lo público dentro de una convivencia democrática. Me preocupa la libertad. Consolidar lo público al tiempo que se consolidan las libertades es fundamental para una sociedad democrática que quiera evitar el miedo y la manipulación totalitaria, y para eso la cultura es fundamental.

¿Cómo interpreta lo ocurrido con el ministro de Cultura y una parte del sector en los últimos días y la campaña de #ApagónCultural?

Se debe comprender que en cultura ya llueve sobre mojado porque hubo muchos recortes en la crisis anterior, y porque los presupuestos de Cultura en España son, desde hace muchos años, muy modestos comparados con el resto de los países de nuestro entorno. Nos parece muy importante la propuesta del Ministerio de Cultura de que habrá que firmar un gran pacto por la cultura, en el que se vinculen ayuntamientos, comunidades autónomas, el Estado y otras entidades.

Esta situación, inédita, ha hecho más evidentes algunos problemas estructurales que tenemos. Tal vez, entre los más importantes, el de la desigualdad. ¿Hay esperanza para la mejora?

No soy hombre de muchas esperanzas, pero sí de convencimientos y de respeto a algunos valores. Soy muy consciente de lo que ya diversos autores han planteado, que la distancia social no va a ser solo física sino también laboral, salarial y económica. Y se van a crear más distancias entre sociedades ricas y pobres, y entre las élites económicas y la gente normal con problemas económicos. Un pensamiento democrático debe defender la hermandad de la libertad y la igualdad. De igual forma que la historia nos ha enseñado que es falso un sistema que defiende la igualdad por encima de la libertad, porque termina en dictadura y corrupción; lo mismo sucede al contario, defender la libertad por encima de la igualdad, porque termina en autoritarismo, no del Estado, sino de los monopolios económicos que controlan el Estado. Tan importante es defender la igualdad como la libertad.

Hace unos días se preguntaba en un artículo si seremos más sabios después de esta pandemia… ¿Lo haremos?

Tengo pocas esperanzas. Del mismo modo que creo que el libro ha superado pandemias y catástrofes; veo también que llevamos siglos con pandemias y catástrofes sin aprender la lección. Los mismos egoísmos, ambiciones e injusticias de siempre. Tengo la convicción de que será muy importante defender los mejores valores y la convivencia, pero no estoy esperanzado de que sea algo seguro. Habrá que luchar, combatir, esforzarse y encontrar buenas salidas a este mundo que estamos soportando.

Otra de las cosas que podemos ver estos días es la división grande entre una sociedad solidaria y que se preocupa de los demás y la del miedo al otro, al diferente, el extranjero…

Así es. El miedo al extranjero es pensar que la diversidad es una amenaza y que el otro es un enemigo. Eso, por desgracia, es asunto del racismo, que es solo un síntoma de que se está cultivando mucho el miedo. Si uno ve las noticias, verá que la importancia del coronavirus, los contagios, la muerte… ha sustituido a una dinámica informativa que daba protagonismo a los crímenes y catástrofes. Existe el crimen, pero no tan protagonista es el crimen como una inercia informativa que olvida otras cosas. Me parece que el miedo ha sido siempre un hecho de manipulación social para romper los lazos colectivos y convertir al vecino en una amenza y romper la falta de pertenencia y la reivindicación de los valores públicos. Lo del coronavirus va a tener que ver mucho con esto. Debemos no caer en las redes del miedo, y no considerar al otro una amenaza, sino una persona que merece respeto y debe entendernos.

También ha sacado lo obvio a la luz: la vida necesita ser sostenida y lo hace, principalmente, por sectores denostados o infravalorados: trabajadoras de supermercado, camioneros, personal sanitario,  limpiadoras… Lo recordaba usted también en un artículo hace unos días de la mano de Machado: “En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva». ¿Qué le evoca este texto a día de hoy?

Me evoca la fe, la necesidad de pensar que existe una realidad de carne y hueso que va a ser más fuerte que las realidades virtuales. Es un problema que ahora la economía productiva que crea riqueza haya sido sustituida por la especulativa que favorece la acumulación de fortunas, que no produce para la sociedad. Esta pandemia nos ha recordado que lo fundamental para la sociedad es el mundo productivo, que se dedica a los cuidados, a la vida, y esto es lo prioritario, y no la acumulación de fortunas. Espero que haya en la gente una realidad de carne y hueso que no sea sustituida por una virtualidad de bulos y mentiras que fragmenta la opinión pública. Es fundamental devolverle el respeto a esos sectores productivos en los que se sostiene realmente la vida. Respetar el mundo del trabajo y preguntarse de qué manera progresar defendiendo los cimientos de la convivencia.

¿Cómo ha afectado la pandemia a los trabajos del Instituto Cervantes?

El Instituto Cervantes se ha visto muy afectado. Como institución cultural de Estado hemos tenido que cambiar nuestras labores presenciales por proyectos en línea y actividades culturales, académicas y bibliotecarias virtuales. Hemos tenido que cerrar todos los centros. La plantilla ha dado un respuesta muy loable y estamos intentando mantener las labores del Instituto en un mundo confinado. Para nosotros tiene un repercusión grave, aunque somos una institución del Estado, una parte muy importante del presupuesto, que nos permite funcionar, depende de los ingresos de las clases presenciales, certificaciones del español como el CCSE y el DELE, etc… Todo eso se ha tenido que suspender, con lo que el Instituto Cervantes es también un proyecto económico que está en riesgo sufriendo los confinamientos. Es un riesgo a gran escala, porque estamos en 87 países, y tenemos los mismos problemas que tienen los sectores que necesitan mantenerse de los ingresos que da su actividad.

¿Cree que tendrá un impacto negativo la situación en España como uno de los principales focos de la pandemia en el futuro de las sedes de Instituto en otros países?

Esto nos sirve para valorar la importancia de la diplomacia cultural española. Es muy importante evitar cualquier tentación de unir la imagen de nuestro país a la idea de una infección, un contagio, un problema, que tenga que ver con la pandemia. Primero, porque sería injusto, en España no ha surgido esta pandemia. Segundo, porque hay países tan afectados como España, como son Estados Unidos, Francia, Inglaterra, etc… que tienen unas cifras de muertos y afectados parecidas o mayores que las nuestras. Y tercero, porque para hacer un análisis serio de la situación habría que analizar muchas claves. Por ejemplo, España es uno de los países con mayor expectativa de vida, al llegar una pandemia con estas características es normal que afecte más. Además, aquí el trato humano y las distancias cortas, son costumbre. Y esa cosa tan positiva de nuestra sociedad, se ha vuelto en contra. Estos dos factores se deberían tener en cuenta, en vez de reducirlo todo a las cifras. Yo no me quedaría tranquilo si dijera que en Estados Unidos, Francia, etc… ha habido más víctimas, porque habría que analizar otros detalles. Es un camino sucio y con mala salida. España no es un país peligroso por haber tenido este contagio. La única manera es potenciar la diplomacia cultural y defender España desde otra perspectiva y no desde la coyuntura de esta pandemia. Por ejemplo, poniendo de relieve la sanidad pública, el hecho de que podemos llamar a las 3 de la madrugada a un médico sin ningún coste, y que los tratamientos son gratuitos. Eso es lo que tenemos que cuidar.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/05/18/la-cultura-es-fundamental-para-evitar-el-miedo-y-la-manipulacion-totalitaria/

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Un debate sobre los contenidos del curriculum. ¿Qué saberes son socialmente necesarios?

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Libro (PDF) Pensar en las infancias cubanas : coordenadas socioculturales

Reseña: CLACSO

Desde su título, Pensar en las infancias cubanas. Coordenadas socioculturales nos atrapa en la diversidad de la infancia como “período de la vida que abarca desde el nacimiento hasta la pubertad” “y en el que desde el punto de vista psicológico transcurre la formación de los procesos más importantes de la vida”.Este libro nos muestra efectivamente las infancias: felices/privilegiadas, maltratadas/sufridas/abandonadas, promedios/diferentes, todas las infancias que pueden recibir el acervo histórico-cultural, en sus disímiles expresiones: artísticas (artes plásticas, danza, música, literatura) y cognitivas (científicas, comunicativas, expresivas) para que podamos, respaldados por la constitución y las posibilidades de análisis de los territorios y sus propias necesidades, construir el presente, y también el futuro que en definitiva está en este período de la vida.Lea el libro, mírese por dentro e incorpórese como mediador entre el presente y el futuro mejor con la educación más integradora, sana y feliz de nuestros niños y niñas. Es la mejor vía de “pensar en las infancias cubanas”. (Tomado del prólogo a cargo de la Dra, Aurora García Morey)

Autor/a:   Sarduy Herrera, Yeisa B. – Compilador/a o Editor/a  Jiménez Marata,

                     Anette – Compilador/a o Editor/a 

Editorial/Editor:  ICIC Juan Marinello

Año de publicación: 2019

País (es): Cuba

Idioma: Español.

ISBN :   978-959-242-199-8

 

Descarga:   Pensar en las infancias cubanas: coordenadas socioculturales

Fuente  e Imagen:   http://biblioteca.clacso.edu.ar/Cuba/cidcc/20200304054900/2.pdf

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En busca del equilibrio

Por: Pedro Flores Crespo

La reflexión ha sido aguijoneada por la pérdida de la normalidad. Si algo positivo tienen estos aciagos días es forzarnos a pensar en cosas que dábamos por sentado o que simplemente, no mirábamos.

Dentro de esta incertidumbrealgunos nos hemos preguntado cómo funcionaban los sistemas educativos nacionales antes del “frenón escolar”, qué vamos a perder a consecuencia de éste y cómo se podrían transformar luego de esta terrible emergencia“Nunca antes habíamos sido testigo de un trastorno educativo de tal magnitud”, asegura la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura). Esta organización internacional calcula que “87 por ciento de la población estudiantil se vio afectada por el cierre de las escuelas debido al Covid-19”. Esto representa alrededor de 1,500 millones de personas de 165 países.

Si la economía se mantiene en equilibrio por factores como el consumo y sus relaciones subyacentes muchas de éstas se quebraron de manera general y estrepitosa a consecuencia del confinamiento, ¿qué cosas se están rompiendo dentro del sector educativo? En un primer plano y a simple vistaes claro que se interrumpieron trayectorias académicas y escolares que, sin una respuesta imaginativa y no burocrática, podría generar un mayor desequilibrio. Moverse a clases en línea o con apoyo de alguna herramienta de la Tecnología de la Información (TIC) fue un primer y valioso paso ante la emergencia pero no bastará. Aprender es también producto de una acción social. Además, este “capullo” escolar basado en las distintas interacciones sociales tiene mayor peso y sentido, según algunas investigaciones, para las niñas, niños y jóvenes más pobres.

La escuela, y más específicamente, lo que hacemos maestros, estudiantes, prefectos y directivos dentro de ella importa y esta súbita interrupción nos lo ha recordado reiteradamente. Los factores externos como la riqueza familiar y la cultura tienen un peso importante sobre nuestro desarrollo académico, pero también la vida escolar que cotidianamente construimos. Reconocerlo es un paso para reflexionar sobre nuestra práctica y una condición esencial para darle espacio de análisis a nuestra acción y libertad para formar seres humanos. Si la escuela no importaseentonces no sabríamos que al tener recesos prolongados, se pierden ciertas habilidades y conocimientos disciplinares en áreas como matemáticas y lectura. Así lo explica Jennifer McCombs, especialista del influyente think tank Randquien ha estudiado el impacto que tiene sobre el aprendizaje las interrupciones escolares durante el verano en Estados Unidos. La literatura en el tema, según McCombs, ha mostrado además que aunque hay variaciones de estos efectos, es evidente que los más afectados por estos breaks son los estudiantes de hogares más desfavorecidos económicamente hablando. Gracias a sus estudios, McCombs también señala que una vez que aprendemos algo, podemos reaprenderlo de manera relativamente fácil https://www.gse.harvard.edu/edcast

Si la cancelación se prolonga por más tiempo y alcanzamos el mes de junio sin clases, parece que reaprender y reeducarse van a tener que ser parte de un plan estratégico de los sistemas educativos nacionales. La pregunta para México es si la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación ya han pensado en medir los efectos que tendrá la cancelación de clasepara el sistema educativo nacionalEn este sentido, la ciudadanía esperaría saber: (1) si efectivamente se registraron pérdidas en el aprendizaje, (2) en qué poblaciones se acentuarán tales déficits, (3) en qué momento se inició un declive significativo de los aprendizajes, (4qué atrasos por áreas del conocimiento fueron más fáciles de compensar con el trabajo en casa y el respaldo de las madres y padres de familia, y sobre todo, (5) qué estrategias de aprendizaje van a diseñar y proponer para tratar de volver a la normalidad. Será necesario que todas estas medidas – al igual que las que se están poniendo en marcha en el sector salud –se basen en la evidencia científica y en el conocimiento acumulado. Si la ocurrencia y la improvisación pueden costar vidas humanas a raíz del brote del Covid-19, ¿qué más se podría romper en el sector educativo ante la pandemia?

No hay que olvidar, siguiendo a Jean Paul Sartre, que “no amamos al hombre por lo que es, sino por lo que puede ser”De este tamaño es el reto. Busquemos entonces con afán e inteligencia el equilibrio.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/en-busca-del-equilibrio/

Imagen: https://pixabay.com/photos/coins-calculator-budget-1015125/

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Libro(PDF): «El Estado está de vuelta: desigualdad, diversidad y democracia»

Reseña: 

Desigualdad, diversidad cultural y democracia son los temas con los que el IEP se ha sentido comprometido en sus cuarenta años de trabajo. De una u otra manera, quienes aquí trabajamos intentamos integrarlos para construir una visión del país que sume perspectivas y que sea consciente de los diferentes lugares desde donde se puede analizar la realidad social. Los ensayos que presentamos en este libro proponen nuevos debates, abren ángulos de investigación y regresan a viejos temas con el objetivo de colocarlos en la agenda contemporánea.

La serie Perú Problema que el Instituto iniciara casi desde su fundación fue una manera de intervenir políticamente desde la producción de conocimiento. A lo largo de estos años, el Instituto ha intentado contribuir a los debates nacionales teniendo como respaldo su compromiso con el trabajo académico y con una voluntad de diálogo que se ha venido manifestando de muchas maneras. Interpretar la realidad peruana, desafiarla desde el descontento que ella misma suscita y abrir algunas posibilidades de cambio social han marcado la identidad de nuestras investigaciones y de una labor editorial que insiste en llegar a lectores diversos: estudiantes, profesores, periodistas, políticos, público en general.

Autores (as): Vich, Víctor – Autor/aGrompone, Romeo – Autor/aAmes, Patricia – Autor/aMeléndez, Carlos – Autor/aHernández Asensio, Raúl – Autor/aRemy, María Isabel – Autor/aTanaka, Martín – Autor/aBarrantes, Roxana – Autor/aGonzáles de Olarte, Efraín – Autor/aVich, Víctor – Compilador/a o Editor/aRostworowski de Diez Canseco, María – Autor/a

Editorial/Editor: IEP

Año de publicación: 2005

País (es): Perú

Idioma: Español.

ISBN: 9972-51-129-4

Descarga: El Estado está de vuelta: desigualdad, diversidad y democracia 

Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=La+formacion+de+docentes&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

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