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África es cuna de la humanidad y de la injusticia

Por: German Saltrón Negretti

De allí preceden las especies de homínidos que dieron lugar a los seres humanos, y que fueron expandiéndose por el resto de los continentes, incluido el Homo sapiens hace cerca de 190.000 anos. Los primeros relatos históricos datan de la antigüedad y cuentan de los nómadas que crearon el comercio entre Leptis Magna y el Chad. Este comercio vivió su primer auge en el siglo I Adc, con el ascenso del Imperio Romano. Se comerciaba con oro, esclavos, marfil y animales. En el siglo VII los árabes invaden el África del norte. El imperio Kanem-Bornu existió en África entre el siglo XIII y la década de 1840. En su momento incluyo el área de los actuales países del sur de Libia, Chad, noreste de Nigeria, este de Níger y norte de Camerún. La repartición de África por las potencias europeas tuvo lugar, entre 1880 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, época en la cual los imperios coloniales en África sé extienderon mas rápidamente.

Es ejemplo del imperialismo generado por las necesidades de los países europeos, de obtener materias primas para el rápido crecimiento de su producción manufacturera, después de la revolución industrial iniciada en Inglaterra a fines del siglo XVIII. Al final de la Segunda Guerra Mundial los aliados no logran ponerse de acuerdo, sobre el futuro de la antigua colonia italiana de Libia. En ese momento es un territorio mas de cinco veces mayor que la propia Italia, la población no pasaba de un millón de habitantes, lo que permitió colocar la población desplazada de Italia por la guerra.

Los conflictos entre occidente y la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS) deciden darle la independencia a Libia. Esta fue la primera colonia africana en lograr su independencia, después se arrepintieron porque ayudo a lograr la independencia de los demás países. Argelia logra su independencia en 1962, después de varias guerras. La emancipación del África negra encontró menor resistencia por parte de los países europeos. La independencia de Marruecos y Túnez fue negociada, aunque ocurrieron episodios violentos.

En caso marroquí, el partido Istiqlal agrupó a los nacionalistas que consiguieron que en 1956 franceses y españoles abandonaran el país y se proclamara la monarquía bajo el rey Mohamed V. Túnez logro su independencia en 1956. En el África dominada por Gran Bretaña la figura pionera fue N’Krumah, quién lideró el proceso de independencia de Ghana en 1957. En África francesa destacó la figura de Sedar Senghor.

Para lograr la independencia de los dos países más importantes del África Negra, el Congo y Nigeria pasaron por cruentas guerras civiles. En el Congo, tras romper sus lazos con Bélgica en 1960, la rica provincia minera de Kananga proclamó su independencia con el apoyo de los colonos blancos que quedaron en el territorio. La guerra civil que le siguió termina con un cruel dictador, el general Mobutu y con el retorno de Katanga al nuevo estado congoleño. Nigeria, vivió un conflicto secesionista similar en Biafra (1966-1970) que causó un enorme daño humano.

La última etapa descolonizadora tuvo lugar en los años setenta y afectó a las colonias ibéricas. España cedió precipitadamente el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975. La agonía de Franco aceleró un proceso en el que no se contó con la población saharaui. La caída de la dictadura en Portugal en 1973 precipitó la independencia de Angola y Mozambique. La descolonización de las colonias portuguesas se produjo en un marco internacional caracterizado, por el recrudecimiento de la guerra fría, lo que explica en gran medida las largas guerras civiles como Angola.

Al terminar el siglo XX, el balance de la trayectoria política y económica del África poscolonial es bastante negativo y trágico. A la pobreza endémica de un continente incapaz de alimentar a su población y apartado de todo el proceso de globalización, se le ha unido una gran inestabilidad política con múltiples conflictos. El genocidio de Ruanda que costó la vida a miles personas.

Sudáfrica es un caso grave en la colonización europea en África. Los holandeses de profundas convicciones calvinistas en el siglo XVII, se asentaron en torno a la ciudad del Cabo. Esta población se vino en conocer como los afrikaaners y su lengua neerlandesa original evolucionó en la lengua afrikaans. Sudáfrica estuvo bajo el dominio británico desde el siglo XIII. La discriminación racial se inició en el régimen colonial y en 1923, los británicos aprobaron diversas leyes configurando un país dividido en grupos raciales con diferentes derechos y organizados de forma segregada. La mayoría blanca tomó el control del país, cuando el régimen del apartheid en 1948. Se prohibió el matrimonio interracial, con las instalaciones (escuelas, lavabos, playas, autobuses, hospitales) segregados por raza, y se prohibió el ejercicio de los derechos políticos a la mayoría negra y a otros grupos no blancos.

La resistencia negra se articuló en torno al Congreso Nacional Africano con Nelson Mándela como figura política. Pese a reprimir duramente las protestas de la población negra (Matanzas de Soweto,1976). El fin de la guerra fría facilitó terminar el régimen del apartheid. Estados Unidos cesó en su apoyo velado al régimen sudafricano. Tras pasar veintiocho años en la cárcel, Nelson Mándela fue liberado en 1990, y se inició una transición negociada que llevó a que en 1994 se celebraran las primeras elecciones libres y multirraciales en el país. El Congreso Nacional Africano de Mándela formó gobierno y puso fin al régimen racista sudafricano.

Esto es una síntesis de la tragedia histórica que vive todavía el continente Africano, es el tercer más extenso del mundo tras Asia y América. Está situado entre los océanos Atlántico al oeste e Indico al este; el mar Mediterráneo lo separa al norte del continente europeo, donde su máxima proximidad es el estrecho de Gibraltar con 14,4 km; el mar Rojo lo separa al este de la península arábiga y queda unido a Asia a través del istmo de Suez en territorio egipcio. Posee una superficie total de 30 272 922 km² (621 600 km2 en mar insular) representa el 20,4 % del total de las tierras emergidas del planeta. La población es de mil millones de habitantes, menos del 15 %. El continente se divide en 54 países organizados en la Unión Africana a excepción de Marruecos, además de 4 territorios no reconocidos y 23 territorios dependientes.

Además de privilegiada geopolíticamente con una cuádruple circunvalación marítima, por el Mediterráneo, el Atlántico, el Indico y el Mar Rojo, tiene un potencial energético hasta ahora insospechado. De allí que, por sus reservas petrolíferas y minerales, sea pretendida por muchos y disputada entre dos poderosos: China y EE.UU. Tanto, que el Pentágono creó el Africom un mando militar regional cuyos principales objetivos serán «la prevención de conflictos y las operaciones humanitarias y de entrenamiento» ¿Qué cualidades hacen a África tan atractiva? No sólo tiene más reservas energéticas que toda América del Norte sino que EE.UU. es su primer comprador, seguido, claro por China. Pero además, en el continente negro se halla un tercio del uranio, la mitad del oro, y 90% del cobalto y platino del mundo. ¿Se repite entonces una nueva carrera por África, semejante a la que a fines del siglo XIX instalara el canciller alemán Otto von Bismarck? Sin duda. Aunque en el primer reparto de África, fueron las potencias europeas, necesitadas de materias primas agrícola-forestales, las que dibujaron un mapa colonial que prosperó hasta la Primera Guerra Mundial. En la carrera actual, en cambio, ya están instalados otros factores, además de China y EE.UU.

Fuente: http://www.aporrea.org/ddhh/a232687.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=%C3%81frica+es+cuna+de+la+humanidad+y+de+la+injusticia&biw=1024&bih=445&espv=2&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjQ8KX65IPPAhVJFh4KHdc5AsoQ_AUIBigB#imgrc=l7M966W3YLJuXM%3A

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España: III Congreso Internacional de Educación Patrimonial

España/10 septiembre 2016/ Fuente: Mas de Arte

En octubre de 2012 el OEPE (Observatorio de Educación Patrimonial en España) y el IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España) organizamos conjuntamente el I Congreso Internacional de Educación Patrimonial, donde se analizó el estado de la educación patrimonial teniendo Europa como referente.

En 2014, nuevamente OEPE e IPCE organizamos el II Congreso Internacional de Educación Patrimonial, con el objetivo de desarrollar un espacio común para el encuentro de profesionales en el campo de la investigación y la praxis de esta disciplina. En esa segunda edición hubo cabida para la presentación de experiencias, métodos de trabajo, nuevas vías de aproximación, enfoques, etc., tanto a nivel nacional como internacional. En aquella segunda edición contamos con la inestimable colaboración del CEAQ, de l’ Université René Descartes Paris V y del laboratorio IRSA de la Université Paul Valéry Montpellier III, ambas de Francia, así como la Universidad Federal de Goiás, el Media Lab y la Fundación Memorial de America Latina, en Brasil.

En esta ocasión, el III Congreso Internacional de Educación Patrimonial se centra en el análisis de la acción, innovación y reflexión en este campo, donde los vínculos transibéricos tienen una gran importancia, teniendo a Brasil y Portugal como países invitados. Este tercer congreso, que forma parte de las actuaciones del Plan Nacional de Educación y Patrimonio, está coorganizado entre el IPCE, la Comunidad de Madrid, y las Universidades de Valladolid y País Vasco. La estructura de los tiempos y los espacios de participación nos permitirá ahondar en análisis profundos, delicados y cuidadosos de proyectos educativos actualmente activos, que están generando un movimiento de la Educación Patrimonial hacia posturas más participativas, inclusivas y sociales.

PROGRAMA

10:30-11:00 horas

Recepción de asistentes y participantes. Entrega de documentación.

11:00-11:30 horas

Acto inaugural. Representación institucional.

11:30-12:00 horas

Presentación del Congreso (Auditorio): Instrumentos para la gestión educativa del patrimonio cultural en España.

12:30-13:30 horas

Conferencia (Auditorio). Brasil: origen y referencia internacional en educación patrimonial.

Sônia R. Rampim Florêncio, Coordinadora de Educação Patrimonial Coordenação Geral de Difusão e Projetos Departamento de Articulação e Fomento IPHAN/MINC. Brasil.

Descanso

15:30-16:30 horas

1ª Sesión de pósteres comentados (Salas simultáneas).

16:30-17:30 horas

Conferencia (Auditorio). Presente y futuro de la educación patrimonial en Portugal.

Mario Antas, Museu Nacional de Arqueología en Lisboa (Portugal).

17:30-18:30 horas

#EPcafé: Espacio-Tiempo de intercambio (Hall-recibidor).

18:30-19:30 2ª Sesión de pósteres comentados (Salas simultáneas).

Viernes, 28 de octubre de 2016

09:30-10:30 horas

4ª Sesión de pósteres comentados (Salas simultáneas).

10:30-11:30 horas

Talleres participativos (Salas simultáneas).

Sala 1: Patrimonio inclusivo. Mikel Asensio (@MikelAsensio) UAM y Joan Santacana (@santacanamestre) UB.

Sala 2: Mosaico Nolla. Xavier Laumain y Angela López Sabater (@ARAEpatrimonio).

Espacio abierto del Centro Cultural El Águila: Vasos comunicantes: Patrimonio y Redes sociales. Stella Maldonado (@ StellaUbuntu Cultural).

11:30-12:30 horas

#EPcafé: Espacio-Tiempo de intercambio (Hall-recibidor).

12:30-13:30 horas

Conclusiones y Sesión de cierre. (Auditorio)
PLAZO DE INSCRIPCIÓN:

Hasta el 12 de septiembre.

TARIFAS Y PLAZOS DE PAGO:

Del 20 al 28 de septiembre (asistencia o participación): 50 euros.

Desde el 29 de septiembre (en caso de disponibilidad de plazas de asistencia): 70 euros

PARA MÁS INFORMACIÓN:

Ceballos4.wixsite.com

Fuente noticia:http://masdearte.com/convocatorias/iii-congreso-internacional-de-educacion-patrimonial/

Fuente imagen: http://www.icom-ce.org/wp-content/uploads/2016/06/III-Congreso-Internacional-de-Educación-Patrimonial.pn

 

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Todos inquilinos

Fernando Savater

Si son los habitantes de cada territorio quienes deciden, todos son independientes de hecho. La ciudadanía se sustituye por el inquilinato; allá donde vives, decides. Europa tendrá franceses, italianos, alemanes y los realquilados de la PostEspaña

Las personas que han sufrido de verdad suelen desarrollar un carácter intensamente agrio o más dulce y amable: parece que Pili Zabala se encuadra por suerte en la segunda opción. El otro día fue entrevistada por la SER y varios medios de prensa se hicieron eco de sus declaraciones: casi todos lamentaban que no hubiese dejado claro si apoyaba o no al independentismo en Euskadi. En efecto, la candidata de Podemos dijo que su opinión personal no era relevante en ese asunto y que creía que el País Vasco tenía otros prioridades políticas. Pero también aseguró sin perder el buen tono que “en cada territorio decide la ciudadanía de ese territorio, y en Cataluña tienen que decidir los catalanes, mientras que en Euskadi decidirá la ciudadanía vasca”. Después abogó por un nuevo modelo territorial para el país “en el que las personas se sientan cómodas e identificadas con el mayor consenso posible”.

No hay nada de raro en estas afirmaciones, estamos acostumbrados, pero resulta extraño que ningún periodista señale que si es la ciudadanía de cada territorio (sea cual fuere) la que decide allí, es evidente que todos los territorios son de hecho independientes. El derecho a salir de casa lo tiene uno cuando aún está en casa no sólo cuando efectivamente ya pisa la calle. De modo que lo que habrá que modificar no es el modelo territorial, que nada tiene que ver con el asunto, sino el concepto mismo de ciudadanía, que ya no corresponde a la pertenencia cívica a un Estado sino a un territorio, sea el que sea y como sea.

En efecto, los criterios para establecer esos territorios son de lo más variados y no muy concretos. Se establecen de acuerdo a interpretaciones legendarias de la historia (lo que pudo ser y no fue), rasgos consuetudinarios, lengua regional junto a la común, demarcaciones administrativas tan consagradas que parecennaturales, presencia de grupos nacionalistas que definen su identidad separada del resto, agravios reales o supuestos en relación con la Hacienda estatal, etc… En resumen, aspectos de la diversidad social que alberga cualquier Estado presentados como incompatibles con la homogeneidad institucional de éste. Ninguno de estos criterios tiene por qué ir más allá de lo cultural ni implica una legitimación política independentista salvo para quienes deciden usarlos con tal fin: la propia Pili Zabala dijo en su entrevista que para ella “Euskal Herria es aquellos lugares en que se habla euskera” además de la lengua común, lo cual no implica por sí mismo ninguna ideología separatista. Pero al reconocer a los “ciudadanos” de cada territorio su derecho a decidir (sobre su pertenencia o no al conjunto del Estado) pasamos de la cultura a la política y convertimos lo que era una unidad institucional y legal en una gavilla de independencias yuxtapuestas, unas adormecidas salvo a la hora de reclamar privilegios o denunciar los ajenos, otras activas en su proyecto de segregación.

La aparentemente generosimagen100a concesión de reconocer el derecho a decidir o autodeterminación de cada territorio, más allá de la confusión al establecer cuáles y cuántos son, lleva en realidad a mutilar los derechos cívicos de todos los hasta ahora considerados españoles. Porque la ciudadanía estatal (la única reconocida hoy) concede precisamente el derecho a decidir a partir de la ley común sobre el conjunto de territorios o entidades culturales que forman el Estado. Pero si son los habitantes de cada territorio los llamados a decidir por separado, ésto limita drásticamente la capacidad decisoria de cada uno: el único derecho nuevo que adquieren es el de negar a los demás la posibilidad de intervenir en la gestión común, necesariamente fragmentada y por tanto disminuida.

Por lo demás, no sé cómo los territorios van a conceder ciudadanía: ¿se necesita genealogía local, sean ocho los apellidos o dos?; ¿hay que nacer y vivir en ellos?; ¿se puede nacer en uno y luego vivir en otro o en otros, cambiando según toque de ciudadanía? Como preguntaría el confesor: ¿cuántas veces? Un caso práctico que me deja perplejo: una persona nacida en Gerona de familia gerundense, que habla catalán (y castellano también, claro, como todo el mundo), pero que vive en Sevilla porque trabaja y se ha casado allí… ¿a qué territorio pertenece? Antes habríamos dicho que a España, pero ahora vaya usted a saber. ¿Será de donde quiera ser? Según Pili Zabala, “los navarros deben decidir si quieren ser o no vascos”. O sea que ser navarros es una fase como de transición, si les da por ser vascos. ¿O los vascos también pueden dejar de ser vascos para convertirse en navarros? ¿Eso les pasa sólo a los vascos y navarros o también a los aragoneses y riojanos, a los extremeños y salmantinos, etc…? Ya puestos, ¿por qué el gerundense de mi caso práctico no puede ser a la vez catalán y andaluz? Pero entonces lo de los territorios… En fin, que la cosa no está muy clara.

Para resolver el asunto, podríamos decir que no se trata propiamente de ciudadanos, sino de inquilinos. Uno es inquilino de un territorio y decide sobre él, pero cuando se muda a otro, se convierte en inquiliimagen101no del nuevo y cambia su ámbito decisorio. Habrá así inquilinos de renta antigua (o históricos), realquilados, subarrendados… En cada lugar, mediante el oportuno referéndum, los inquilinos podrán cambiar los límites de su territorio, fusionarse, independizarse… La cosa tiene dificultades prácticas pero la diversión general parece garantizada. Otro cambio para la UE: en ella habrá franceses, alemanes, portugueses, italianos… y los inquilinos variopintos de la pos-España. Ya casi puedo sentir la perplejidad de Bruselas. Esta macedonia de identidades (porque los inquilinos tendrán su identidad local y la que les quede de sus alojamientos anteriores) a mí me resulta difícil de digerir, pero es probablemente porque soy un caso raro. A los nacionalistas propiamente dichos les debe parecer bien y también a los millones de votantes de Podemos, a quienes a lo mejor no les gusta la independencia (como dice Pablo Iglesias), pero tienen que reconocer que éso no depende sólo de ellos, sino de los inquilinos correspondientes. Y me temo que algunos socialistas de comunidades fuertemente “nacionalizadas” están también próximos a esta actitud.

En cuanto a los demás, a quienes prefieren la ciudadanía española a los inquilinatos locales y tratan de mantener las instituciones legales, económicas, sociales, etc… para todos, y no troceadas como porciones de pizza según convenga al caciquismo revoltoso de cada territorio inventado o por inventar, a ésos no se les oye demasiado quejarse y si se quejan se les escucha aún menos. Representan la rigidez anticuada, la caspa política, la falta de diálogo y la herencia del fascismo, la desfachatez que se preocupa exageradamente por lo que en realidad no representa problema alguno. Creen ser españoles, pobres cuitados: ¿puede imaginarse algo más arbitrario o peor?

Fuente del Artículo:

http://elpais.com/elpais/2016/08/08/opinion/1470678644_824800.html

Ilustración: Eduardo Estrada

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Estados Unidos: Libro escolar sobre herencia mexicana genera polémica

Estados Unidos/Septiembre de 2016/Telemundo

Varios lo consideran ofensivo por sus estereotipos por lo que peligra su uso en escuelas.

Un libro educativo sobre la herencia mexicana en Estados Unidos está generando una controversia de proporciones, a tal punto que su uso corre riesgo.

¿Por qué? El comité evaluador del trabajo a ser utilizado en el sistema escolar en Texas, rechazó el contenido por considerar, entre otras cosas, que contiene supuestos dy distorsiones históricas.

Titulado «Mexican American Heritage» y escrito por Jaime Riddle y Valarie Angle, el libro es el único con el tema de la herencia mexico-americana y que está sujeto a aprobación por la Junta Estatal de Educación de Texas. El comité evaluador está integrado por expertos y académicos del estado, algunos del Valle del Río Grande, con profundo conocimiento sobre el tema.

En su informe, el comité liderado por Rubén Cortez, no recomendó el uso del libro de texto en las escuelas preparatorias, y se indicó que no es adecuado para utilizarse en las escuelas públicas del estado.

Fuente: http://www.telemundopr.com/noticias/eeuu/Rechazan-libro-escolar-sobre-herencia-mexicana-por-contenido-ofensivo-Junta-de-Educacion-Texas-392469081.html

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Nueva Comunicología Latinoamericana

Por: Francisco Sierra Caballero

Hay tiempos que condensan la aceleración de la historia y la viva potencia transformadora de las turbulencias de la naturaleza. Nuestro tiempo, el actual proceso de transición histórica podría decirse que es de este tenor. En CIESPAL, observamos en los últimos años que los cambios tienen lugar con la profundidad y espesor que uno experimenta en la propia vida cotidiana y parece ser que la Academia de algún modo,  si bien tardío, también comienza articular otro sentido de su práctica teórica. A riesgo de equivocarnos, sentimos que algo empieza a moverse en la Comunicología Latinoamericana tan necesitada, tras la contrarrevolución conservadora que asaltó las universidades en los ochenta, de nuevas miradas y un retorno a sus fuentes originales como pensamiento de la liberación. El próximo encuentro de INTERCOM en Sao Paulo es una prueba de ello. La pionera escuela paulistana celebra el 50 Aniversario de la ECA y con ello mi estimado colega Giovandro Marcus Ferreira, responsable de Relaciones Internacionales de Intercom, nos convoca a distinguidos colegas como Jorge González, Raúl Fuentes, Immacolata Vassallo y, desde luego, el propio Marques de Melo, entre otros, a repensar la investigación en comunicación en América Latina.

Que la Comunicología Latinoamericana requiere un giro o ruptura epistemológica es, sin duda, a nuestro modo de ver incuestionable. En el último número de CHASQUI apuntábamos algunas ideas a este respecto que quisiéramos apuntar en esta entrada para anticipar algunos debates en Sao Paulo.

Primero, y antes que nada, a decir de Raúl Fuentes, es preciso reconocer tres obstáculos subjetivos de progreso del pensamiento crítico en América Latina: el dogmatismo, la militancia voluntarista y el enfoque maniqueo de las contradicciones y conflictos de la comunicación moderna. De ahí la pertinencia de una revisión crítica, tanto histórica como cognitiva, en términos metateóricos, del despliegue y desarrollo académico regional. Pero para ello es preciso deconstruir ciertas posiciones de observación y conceptos al uso de la práctica teórica. En un camino de ida y vuelta, de la economía política a la teoría crítica y la estética de la recepción, para volver a la geopolítica de la cultura, el giro decolonial constituye, en este sentido, una exigencia para la COMUNICOLOGÍA DEL SUR. Más aún en un contexto de creciente captura y subsunción del trabajo intelectual. La cultura y el modo de producción del Capitalismo Cognitivo, como explica Jameson, se han fusionado produciendo la subsunción del trabajo académico bajo las exigencias neopragmáticas de circulación y valorización del capital en una suerte de tiempo pseudocíclico y neopositivismo aceptado acríticamente por los trabajadores de la cultura y del conocimiento. A ello ha contribuido significativamente la política científica dominante. Los organismos nacionales e internacionales de ciencia y tecnología imponen el dogma fundamentalista del empirismo abstracto, la razón de la existencia constatada de un orden inmutable al cual están sometidos todos los acontecimientos y al que la academia regional ha terminado, lenta pero paulatinamente, adaptándose de forma acrítica, con perniciosos efectos no solo en las formas y agendas de investigación sino en el propio sentido de la praxis científica. Como decimos, la década perdida y el neoliberalismo no solo incidieron en las políticas económicas y sociales. La restauración conservadora de la era Reagan y el Documento de Santa Fe significó, de facto, un retroceso de los estudios y potencial emancipatorio del pensamiento latinoamericano, traduciéndose en una suerte de colonización interna de modos y visiones de la Universidad y la investigación comunicológica, contraria a la rica tradición de los años setenta.

En este escenario, parece evidente la necesidad de repensar la ruptura o quiebre epistemológico del campo si de verdad se trata, como antaño, de recuperar la función social del intelectual, del comunicólogo, como traductor colectivo que convoca a la comunidad a repensar el papel de la comunicación y las nuevas mediaciones digitales en el escenario de crisis global del capitalismo. El reto no es otro que tratar de ofrecer herramientas de conocimiento y liberación social de acuerdo a la diferencia teórico-metodológica de la escuela crítica en América Latina. Este giro, de lo decolonial, exige, en lógica coherencia, una crítica de la crítica (Rancière dixit), revisando conceptos, triangulando perspectivas teóricas, reconstruyendo las lógicas del sentido y la genealogía moderna de la comunicación regional. Una suerte en fin de economía política del conocimiento comunicológico, entre la sociedad, la cultura y la economía, en la que se logre vislumbrar nuevas miradas potentes en la dialéctica productiva entre tradición y modernidad, en este caso reconociendo la riqueza de los saberes ancestrales.

A partir del reconocimiento de la alteridad, de la diferencia, con Martín Barbero cobra forma, como es sabido, la idea de otra modernidad en América Latina; una modernidad inconclusa, en fin, para la mirada dominante y diferente o novedosa para la mirada alternativa. De acuerdo con Mattelart, esta relación en América Latina ha suscitado interrogantes originales sobre la articulación entre las culturas populares y la producción industrial de cultura. Desde la comprensión de las identidades y sus luchas contra los flujos de la modernidad hasta la comprensión de los usos de lo popular, las complicidades, las apropiaciones y las resistencias de los receptores, en la Escuela Latinoamericana de Comunicación (ELACOM) subyace una teoría que piensa la sociedad latinoamericana, más que desde la deuda o la carencia del desarrollo de la modernidad, desde la diferencia y la diversidad de lo social mediatizado que hoy los estudios sobre la decolonización del saber-poder deben actualizar y trascender con nuevos interrogantes y/o cuestionamientos en la medida que el contexto es otro bien diferente.

La emergencia del movimiento indígena ha transformado políticas y deliberación en las Ciencias Sociales a nivel regional en un momento de crisis de paradigmas y transición. Los casos de Ecuador y Bolivia sobresalen en este contexto de cambios y transformación por el reconocimiento explícito a nivel constitucional de los pueblos originarios al declararse estados plurinacionales. Ahora bien, este es apenas, como señala Boaventura de Sousa Santos, un punto de partida, “una victoria del movimiento social, del movimiento indígena y del movimiento popular” (De Sousa Santos, 2010a: 61).

Más allá del plano normativo, hoy es preciso además la justicia cognitiva global y ello pasa por repensar el estatuto de las ciencias sociales y de la Comunicología en particular. De Freire a Escobar, de Martín Barbero y García Canclini a Dussel y Quijano, y los estudios poscoloniales, pasando por Boaventura de Sousa Santos, la apuesta por la decolonialidad del saber-poder informativo plantea, en este sentido, el reto de reformular las bases del discurso científico comunicacional a partir de una crítica del poder mediador del pensamiento hegemónico angloamericano desde las matrices culturales del paradigma amerindio.

Históricamente, el redescubrimiento de lo propio como empoderamiento del pensamiento y la realidad latinoamericana se ha traducido en la Comunicología latinoamericana en una reivindicación de la diferencia. Pero también en un cuestionamiento y antagonismo de la norma y el pensamiento dominante de la modernización occidental y la ciencia positiva hegemónica en el Norte. En su origen, por ejemplo, la Escuela Crítica Latinoamericana demuestra con su emergencia y potencia crítica deconstructiva que “un pensamiento de fronteras, márgenes (que es donde mejor se ve la gramática del poder); está en las rutas, plazas, pueblos, marchas con las poblaciones y también en los foros, las cumbres, las jornadas de discusión, en las asambleas constituyentes en todos estos vertiginosos años” (De Sousa Santos, 2010b: 5) que cuestionaron la hegemonía angloamericana. Así, por ejemplo, con el movimiento NOMIC y posteriormente la defensa del Informe McBride, América Latina lideraría un debate sobre el acceso a la información y la democratización de la comunicación como componente fundamental de los Derechos Humanos que marcaría un punto de inflexión en las agendas de investigación partiendo de las prácticas negadas de la comunicación comunitaria y el derecho de acceso a los medios. Como consecuencia, y fruto del debate abanderado por destacados pensadores y activistas como Luis Ramiro Beltrán, la región asistiría a la emergencia en el marco de la teoría de la dependencia de políticas públicas, en países como México, para el acceso a los medios de comunicación de las comunidades indígenas, legitimando un saber-hacer que, como advirtiera Luis Ramiro Beltrán, constituye un elemento distintivo original de la Comunicología Latinoamericana, a saber: la dimensión praxiológica.

Conscientes de la necesidad de asunción de la ambivalencia y el potencial de las derivas y lógicas sociales que la cultura moderna negó por omisión, hoy  estimamos por ello, siguiendo la tradición del pensamiento de la liberación regional, la pertinencia de vislumbrar a corto y medio plazo, en el horizonte cognitivo de América Latina, la emergencia de una nueva conciencia posible que permita definir una nueva lógica y pensamiento del Sur actualizando para trascender la experiencia de ELACOM.

Sin entrar a discutir la pertinencia o no de esta distinción, que se nos antoja ociosa cuando no limitadamente malinchista, definimos la Escuela Latinoamericana de Comunicación como el corpus de análisis de la comunicación y la cultura, con elementos epistémicos y metodológicos diferentes a los desarrollados en los ámbitos de la academia de Europa y Estados Unidos, en virtud de una hibridación teórico-metodológica original que atiende a la especificidad histórica y la emergencia de sincretismos y nuevas lógicas de modernización marcada por la pluralidad de las culturas populares massmediatizadas. Tal reconocimiento da lugar a un corpus conceptual y a una práctica teórica surgida como ruptura y desconstrucción frente a las corrientes dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales, es decir, frente a las teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista de la Escuela de Frankfurt, al mismo tiempo que se enunciaban nuevas agendas propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la comunicación entendida como mediación social. Es, en suma, desde el reconocimiento de las particularidades históricas y culturales (mestizaje, diversidad de identidades) de América Latina desde donde se comienza a tejer la propuesta de comprensión de la comunicación desde la perspectiva social y cultural. Con el surgimiento de explicaciones más críticas en la investigación latinoamericana de la comunicación lideradas por Pasquali, Mattelart y Freire (entre otros), los estudios de comunicación ganaron entonces la perspectiva de la localización, en la vida social y cultural de la realidad latinoamericana. En el caso particular de Freire, se habla de una propuesta que “apunta hacia el núcleo del proceso de dominación social: la ausencia de dialogicidad en la comunicación cotidiana y su proyección en el silencio secular de las poblaciones oprimidas de todo el continente…” (Marques de Melo, 2000: 286). Estas dos tendencias marcarán el desarrollo de la investigación en América Latina entre los años 70 y los 90, definiendo por un lado los análisis desde marcos sobreideologizados y por otro, el culturalismo que resta peso al valor ideológico, donde el exceso etnográfico se impuso como una nueva forma de populismo cultural con una defensa acrítica de todo consumo como resistencia. En sus alcances teórico-metodológicos, en cualquier caso, la propuesta de investigación desde la relación comunicación/cultura ha permitido comprender el desarrollo y el reconocimiento de las identidades culturales en el marco del mestizaje entendido como procesos de continuidades en la discontinuidad, conciliaciones entre ritmos que se excluyen desde donde se piensan las formas y sentidos culturales. Y ha sido la base o punto de partida de definición de una propuesta autónoma de investigación en el marco desarrollista de la modernización acelerada en el que estaba inmersa América Latina. Esto es, la ruptura y deconstrucción frente a las corrientes dominantes en las antiguas y nuevas metrópolis occidentales, es decir, frente a las teorías foráneas del funcionalismo norteamericano y la teoría crítica marxista de la Escuela de Frankfurt, tienen lugar al mismo tiempo que se enunciaban nuevas agendas propias adaptadas al contexto de movimientos y luchas políticas y sociales de la región, construidas desde la dialéctica de la hibridación y el mestizaje que reconoce la praxis, la diversidad y la participación como medulares en la comunicación entendida como mediación social, al tiempo que son permeadas, como criticara Escobar, por visiones eurocéntricas de progreso.

Cuando hoy reivindicamos la deswesternización del pensamiento comunicológico latinoamericano, problematizando la colonialidad del saber-poder comunicacional es justamente para construir desde dicha diferencia conocimiento consistente, liberador y referenciado en las ecologías de vida.  En otras palabras, de la cultura clásica y el barroco a la era del neobarroco gubernamentalizado de las Américas y la decolonialidad del saber-poder informativo, que atraviesa las nuevas mediaciones y disciplinamientos, hoy se nos antoja pertinente y necesario recorrer los ejes vertebradoras de nuestra crisis civilizatoria y de sentido para apuntar nuevas matrices para el buen vivir, para las ecologías de vida que se construyen en el nuevo entorno mediatizado actualizando la propuesta de ELACOM desde un nuevo giro o ruptura epistemológica. Se trata de tomar en serio el diálogo de saberes y asumir la diferencia de la modernidad evitando cierto dominio eurocéntrico hegemónico, hoy básicamente angloamericano, para afirmar una suerte de ethos barroco como programa científico vital para la región.

La afirmación de una radical singularidad o diferencia del modelo de construcción de lo social en Latinoamérica debe asumir, por principio, la diversidad no solo como lo real concreto de las ecologías de vida, sino también en la propia forma de producción del conocimiento. Pues, siguiendo en ello a Bolívar Echeverría, si pensamos desde América Latina, hemos de reconocer que “las configuraciones históricas efectivas de la modernidad aparecen como el despliegue de las distintas re-formaciones de sí mismo que el occidente europeo puede inventar – unas como intentos aislados, otras coordinadas en grandes proyectos globales – con el fin de responder a esa novedad absoluta desde el nivel más elemental de su propia estructura. Más o menos logradas en cada caso, las distintas modernidades que ha conocido la época moderna, lejos de agotar la esencia de la modernidad y de cancelar así el trance de elección, decisión y realización que ella implica, han reavivado ese trance cada cual a su manera” (Echeverría, 1997: 143). Ello se traduce en formas distintas de pensar, de producir ciencia, tal y como el propio Echeverría razona a propósito del ensayo en Latinoamérica. Esta fue la razón de ser de la propuesta epistémica de hacer visible la construcción de pensamiento desde la praxis como posibilidad de reflexión y elaboración de teoría desde la práctica/acción, de acuerdo con Ramiro Beltrán, y la Investigación-Acción Participativa como metodología colectiva de producción de conocimiento, siguiendo las exploraciones de Orlando Fals Borda en Colombia en torno a la experiencia de lo popular y lo cotidiano.

La incursión de la llamada comunicación alternativa sustentada en la oposición a lo constituido, lo alterno a lo establecido, lo otro distinto a lo institucional en contraposición a los grandes medios, abrió una de las ventanas de discusión y aporte más importante al debate de la comunicación desde América Latina y en cierto modo por vez primera visibilizó las culturas indígenas. Los análisis y las investigaciones sobre el tema aparecen con mayor fuerza en México, Bolivia y Ecuador y se centran en estudiar los procesos de apropiación de tecnologías de la comunicación y la información desde las radio hasta las tecnologías más recientes como procesos de reconocimiento cultural. Se constituye así una Comunicología de la praxis, esto es, un saber para la acción, una nueva lógica del sentido, las bases de reflexividad y metacognición que anticipa muchos de los debates contemporáneos del constructivismo por el énfasis en el contexto, la historia conectada, y la triangulación compleja y recursiva en la emergencia de una Comunicología Otra.

Hoy esta línea de desarrollo, abandonada en la academia por influencia del conservadurismo intelectual que dominó las universidades durante el neoliberalismo, adquiere nuevo sentido y relevancia en un horizonte de discusión conceptual que apunta la pertinencia de redefinir agendas, matrices de pensamiento y culturas de investigación. Pero para ello sea posible es preciso empezar por lo elemental. Por ejemplo, una de las tareas pendientes de la investigación comunicacional sigue siendo la de sistematizar el estado del arte. Llama la atención que si bien en la década de los setenta revistas de referencia como CHASQUI promovió el debate sobre cultura indígena y medios de comunicación, la literatura especializada en la materia en América Latina es casi episódica hoy, limitándose bien a redes más amplias sobre cultura popular o tradicional en la que se incluiría las formas de comunicación indígena, caso de FOLKCOMUNICACIÓN en Brasil, o centrada en dos problemas fundamentales de estudio: las radios o medios comunitarios, sobre todo abordado en México y Colombia; o el estudio del impacto de la innovación tecnológica en comunidades tradicionales, caso de Brasil y Chile. Por otra parte, en la necesaria transición y ruptura de las hibridaciones y cambios de demarcación que tienen lugar en el contexto es preciso definir nuevas direcciones y agendas de investigación capaces de reconectar, como sugiriera Williams y Hall, la cultura y la política, la economía y la comunicación, la identidad y las transformaciones históricas en una suerte de nueva imaginación comunicacional que construya pensamiento desde el humus y formas inmediatas de reproducción social. Así, como apuntábamos al analizar las formas de producción y consumo cultural en América Latina, hoy mediatizados en grandes centros urbanos como Londres, Madrid o Los Ángeles, realidades como la diáspora como problema, la lucha de clases como telón de fondo de la globalización, sitúa la hibridación como un problema de deseo emancipatorio de las nuevas clases subalternas que exige otra mirada constitutiva de la academia como en su momento ensayaran los Estudios Culturales Latinoamericanos. La asunción de este reto comunicológico es estratégica en la era postmedia, pues el reino de lo extraordinario y de lo espectacular integrado, la creatividad, el acto de lectura que evoca, sugiere, proyecta e impugna la práctica teórica se torna norma fundamental de acumulación en el Capitalismo Cognitivo. La referencia del filósofo Santiago Castro Gómez es, en este sentido, del todo pertinente pues la nueva forma de organización del trabajo en el Capitalismo Cognitivo, el modelo de producción postfordista, valoriza la dimensión simbòlica, social, afectiva, comunicativa y emocional de las formas comunadas, proyectando una nueva ciudadanía cultural, tal y como apuntamos en anteriores trabajos: Francisco Sierra; Carlos Del Valle y Javier Moreno (Eds.) (2010). Cultura latina y revolución digital. Matrices para pensar el espacio iberoamericano de comunicación, Barcelona: Gedisa; Francisco Sierra; Carlos Del Valle y Javier Moreno (Coords.) (2011). Políticas de comunicación y ciudadanía cultural iberoamericana, Barcelona: Gedisa. SIERRA, Francisco y MARTÍNEZ, Marcelo (Eds.) (2012). Comunicación y Desarrollo. Prácticas comunicativas y empoderamiento local, Barcelona: Gedisa.

Si, como demuestra Eagleton, la lógica de la dominación es la forma estética de la ideología apolítica del sentido común y la sensibilidad del espectáculo como mediación del inconsciente político (Eagleton, 2006) eludir en el plano teórico los márgenes y formas obliteradas de conocimiento y praxis social constituye, en este sentido, cuando menos, un ejercicio de irresponsabilidad histórica. La apuesta, de acuerdo con Boaventura Sousa Santos, de una Epistemología del Sur  exige comenzar a repensar desde donde observamos y qué atención se da a la emergencia de sujetos, saberes y ecologías culturales negadas. Más aún cuando sabemos que “los fenómenos semi-modernos son elementos (fragmentos, ruinas) de civilizaciones o construcciones no occidentales de mundo social, que mantienen su derecho a existir en el mundo de la modernidad europea pese a que el fundamento tecnológico sobre el que fueron levantados ha sucumbido ante el avance arrasador de la modernización. La vitalidad que demuestran tener estos elementos aparentemente incompatibles con toda modernidad – pese a que son integrados en exterioridad, usados sin respetar los principios de su diseño, de manera muchas veces monstruosas – es la prueba más evidente de la limitación eurocentrista que afecta al proyecto de la modernidad dominante” (Echeverría, 1997: 189).  Y que hoy por hoy debe ser impugnada, tal y como propone el giro decolonial, a fin de tratar de explorar productivamente el mosaico de identidades y pensar los flujos descentrados: la ruptura o corte epistemológico del eurocentrismo.

CIESPAL apuesta en esta línea, como política científica, por una teoría de la mediación deswesternizada, politizando el análisis cultural y de las mediaciones mediante la reconexión del pensamiento para el cambio social en una línea fronteriza entre EPC y Estudios Culturales frente al dominio del Capitalismo Cognitivo eurocéntrico. Pensar la Comunicología de la Liberación, ensayar una teoría del Sur y desde abajo, significa, a nuestro modesto entender, superar dato, base material, e interpretación, mediación subjetiva, trascendiendo la binaria forma dominante que desconoce otras formas de vida y conocimiento tanto como otros lenguajes y formas de representación obliterados por la academia. Y aquí entroncamos con el giro lingüístico y la crítica que hace años formulara Homi Bhabha. La misma que hoy hace posible una nueva potencia crítica con el giro decolonial. Y que asume, con todas las consecuencias, la crítica cultural y de la comunicación latinoamericana en la inestabilidad intersticial de lo no reconocible que desafía a las disciplinas organizadas.

Esta reflexividad apunta a las tensionalidades de la decolonialidad del saber-poder, a una escritura desbordante especialmente en un tiempo como el nuestro en el que tienen lugar mutaciones readaptativas sin cesar, un tiempo encrucijada, de transición y crisis, en fin, de paradigmas y modelos civilizatorios que nos obliga a asumir prioritariamente una ruptura epistemológica y vital. En otras palabras, la constatación del fin de una era y la emergencia, que se vislumbra apenas, de un nuevo modelo de reproducción y, por ende, de mediación social, exige de una institución como CIESPAL repensar sistemas categoriales, matrices epistémicas y la propia práctica académica empezando por deconstruir el discurso cínico de la colonialidad que impera en la Universidad.

Si la política es el arte de lo posible, la voluntad incisiva de este trabajo de política científica es una inadecuada y paradójica iniciativa de acción transformadora que recupera el sentido originario de la teoría crítica latinoamericana, cultivando la memoria de nuestra contingencia. Con esta voluntad convocamos el último monográfico de CHASQUI y con esta esperanza abrimos diálogo no solo en Ecuador, Bolivia (ABOIC), Chile (UFRO) sino en diferentes espacios y colectivos sociales que piensan que la Comunicación más que nunca es, de acuerdo con Muniz Sodré, una CIENCIA EN COMÚN y exige una sociología de las emergencias basada en el diálogo de saberes y en una ruptura con los hábitos tradicionales.

De acuerdo con Escobar, se trata de reconstruir en la práctica académica en Comunicación las formas diferenciales del lugar, del ser y del conocer de las prácticas indígenas como conocimiento local cualitativamente valioso en función de un enfoque enactivo de la Comunicología, generar en fin nuevas relaciones entre los diferentes tipos de conocimiento, desde una dinámica de heterarquía, esto es, entendida como entrecruzamiento abierto y multidimensional sin la certeza, por otro lado habitual en la racionalidad instrumental y el neopositivismo, de superioridad o importancia de unos elementos sobre otros, en este caso, de unos conocimientos sobre otros.

Frente a cada una de las monoculturas y lógicas dominantes precisamos asumir radicalmente cinco ecologías sostenibles para el campo: la ecología de los saberes, para aceptar el valor de otros saberes y otros criterios de rigor que dan credibilidad contextual a los saberes; la ecología de las temporalidades, para recuperar el sentido de los ciclos y del tiempo circular, propio de los procesos biológicos y de la naturaleza; la ecología de los reconocimientos, en los movimientos sociales, la diversidad social y cultural, las luchas por la emancipación y el actuar colectivo; la ecología de las transescalas, como recuperación simultánea de las tensiones y articulaciones entre lo local y lo global; y la ecología de las productividades,  para recuperar y valorar los sistemas alternativos de producción que se generan en las organizaciones económicas populares a través de la autogestión, la organización cooperativa y la solidaria (De Sousa Santos, 2009: 103-126).

En definitiva, debemos, de acuerdo a las tesis de Boaventura Sousa de Santos, Descolonizar la Comunicología, por medio de:

  1. 1. La ruptura de los abismos epistémicos. La teoría crítica de la comunicación sólo será renovada abriendo espacios analíticos para realidades emergentes donde, como sucede en los espacios tradicionales de los pueblos originarios amerindios, subsisten prácticas, cosmogonías y formas de saber-hacer ocluídos, obliterados o directamente clasificados como no saber por la Academia. Un conocimiento comunicacional situado desde las matrices del paradigma amerindio significa, en este sentido, reivindicar un conocimiento prudente y situado que dé proyección al saber común del “instinto Caribe”, del saber para la vida de la raza cósmica, dando continuidad a la “estética de la fome” o , en sentido epistemológico, a una Comunicología decolonial, compleja y liberadora, que, heredera de la praxis teórica antropofágica, asuma radicalmente la legítima canibalización de la diferencia como propia de la subalternidad de las culturas populares latinoamericanas en la crítica de la negación inequitativa de un pensamiento anclado en lo local, de un ser y un conocer articulado en los lugares sagrados de los que son protagonistas los nuevos actores políticos del siglo XXI en la región.
  2. 2. El diálogo Sur-Sur. Desde la Teoría de la Dependencia, la Comunicología Latinoamericana es consciente de la necesidad de una historia conectada, de la importancia de la hermenéutica diatópica que confronta, redescubre y construye las tramas de sentido común, activadas en el caso del movimiento indígena con las cumbres, redes, políticas y también universidades de la tierra, de la Pachamama. En el mismo sentido, la investigación en comunicación para una nueva Epistemología de la Comunicación desde el Sur ha de tratar de conectar, reescribir y contrastar experiencias, saberes y prácticas de mediación en la región, en coherencia con el principio de clinamen y la práctica de la relación del paradigma amerindio, tal y como enseña Viveiros de Castro en Metafísicas caníbales. Línea de antropología posestructural, Buenos Aires: Katz (2010).
  3. 3. La politización de la investigación en comunicación. La rearticulación del pensamiento crítico latinoamericano pasa por una epistemología del Sur y desde abajo de la práctica teórica, concebida como superación de la relación fantasmática entre teoría y práctica del culturalismo cosificado de los años noventa. Una práctica teórica que por su circularidad y empobrecido potencial liberador termina siendo tautológica, una suerte de “adecuación ceremonial”, de acuerdo con la feliz expresión de Thorsten Veblen, no corresponde al “espíritu de los nuevos tiempos” que, como hemos indicado, da cuenta de nuevas formas de apropiación, activismo tecnológico y, en el caso de los movimientos indígenas del continente, nuevas formas de acción colectiva de las políticas de representación.
  4. 4. La discusión de la Economía Política de la Comunicación y del Conocimiento en la era del Capitalismo Cognitivo en forma de Arqueología del Saber-Poder Informativo en la modernidad otra de América Latina. Ello significa situar la agenda de investigación en Comunicación en un desplazamiento de la metrópoli a la frontera o periferia en una suerte de aculturación a la inversa o cambio de código y matrices epistémicas. Y en un desplazamiento de la visión culturalista a la economía política. De acuerdo con Castro Gómez, “para conceptualizar (la ruptura epistemológica que proponemos) se hace necesario realizar un giro metodológico: la genealogía del saber-poder, tal como es realizada por Foucault, debe ser ampliada hacia el ámbito de macroestructuras de larga duración, de tal manera que permita visualizar el problema de la invención del otro desde una perspectiva geopolítica” (Lander, 2001: 169). Y, al tiempo, problematizar los sistemas de saber y conocimiento tal y como las Universidades de la Tierra están planteando desde los movimientos indígenas, mientras los currículos formales de las Escuelas y Facultades de Comunicación de América Latina ignoran o marginan en sus agendas de formación e investigación el reto de pensar la diversidad cultural y las ecologías de vida del contexto inmediato en la región.

Si el campo y la academia están en un punto de inflexión como consecuencia de los cambios estructurales de la globalización capitalista, la Comunicología Latinoamericana puede renovar, como ya  hiciera antaño, los paradigmas y modelos teóricos aprendiendo de la experiencia insurgente de los movimientos indígenas, tal y como está ocurriendo en otras disciplinas (Derecho, Antropología, Sociología, Historia), pero para ello es necesario proceder a una ruptura epistemológica de la colonialidad del saber comunicológico dominante. Pues si se muda la estructuración y composición del campo desde nuevas bases epistémicas no es posible construir una nueva teoría crítica de la mediación sin dar la centralidad que merece a la insurgencia emergente desde el 94 en la región iniciada con la lucha zapatista.

Ello requiere, al menos, tres condiciones para la práctica científica:

  1. a. Construir formas institucionales más fuertes, coherentes y supranacionales, articulando redes de investigación potentes y transversales que contribuyan al fortalecimiento del campo autóctono. Necesitamos una primavera académica contra la privatización y monopolios privados del conocimiento que la globalización impone en el Capitalismo Cognitivo a favor de una mirada, teoría y práctica o estilo de investigación angloamericano o eurooccidental que, de facto, cercena los saberes condicionando las prácticas científicas autónomas y comunitarias en la región. CONFIBERCOM (Confederación Iberoamericana de Asociaciones Académicas de Comunicación) representa en este sentido la voluntad de una nueva institucionalidad creativa, flexible, polivalente, rizomática y con voluntad liberadora, que trata de sumar y garantizar convergencias a la hora de tratar de construir un futuro para nuestro pensar en común. Pero también CLACSO, CIESPAL, ALAIC, FLACSO, CLAD, ULEPICC y otros espacios de construcción de pensamiento crítico en la región. En esta línea, si el capitalismo y las políticas de ciencia y tecnología separan, externalizan y disuelven las comunidades científicas que nos identifican, el reto es, justamente, tratar de religar, juntar, unir, conectar, compartir y reconstruir lo procomún latino para un pensamiento renovado, poscolonial y divergente, un pensamiento, en fin, de la disidencia y la diferencia reconocida y potencialmente emancipadora. Sólo así podremos acometer los retos de una Comunicología renovada y, lo que es más importante, sólo bajo esta condición tendremos la legitimidad que necesitamos atendiendo las demandas y necesidades de desarrollo de los pueblos y multitudes que, sólo indirectamente, nos interpelan porque no nos conocen ni nos esperan.
  2. b. Favorecer la reflexividad científica y la metainvestigación para definir agendas, cuestionar el campo y permitir una mayor capacidad de autoobservación. El metaanálisis y la teorización siguen siendo pobres, notoriamente insuficientes, y hoy con las políticas de I+D, crecientemente marginales, por el imperio absoluto de indicadores y sistemas de evaluación orientados tan pragmáticamente, que lo urgente y necesario es desplazado por una miope visión de conjunto. Así, justo cuando más precisamos complejizar nuestra práctica científica y ganar potencia reflexiva para alterar el locus del campo, se observa una notoria carencia de perspectiva estratégica y producción epistémica en esta dirección. Por ello, si hemos de evitar la propia disolución, vía consumo mercantil, de toda práctica científica por inoperancia o falta de efectividad, la discusión de las agendas, la arqueología del saber-poder comunicacional en los marcos nacionales tanto como los estudios comparados constituyen prioridades en la conformación de un programa fuerte y articulado supranacionalmente para dotar de sentido y hacer política científica que fortalezcan el campo ante las nuevas transformaciones visibles y transversales que recorren el ámbito científico y práctico de la mediación.
  3. c. Fomentar la naturaleza aplicada, productiva y creadora del campo de la comunicación. Si la cultura digital es la intelectualización de todo trabajo como actividad creativa y representa la socialización del poder de producción simbólica, parece contraproducente no explorar esta dimensión, convirtiendo la Universidad, en verdaderos laboratorios multimedia o medialabs, que, permeando la práctica científica, procuren contribuir, por medio de metodologías de investigación colaborativa, una estrecha participación con los usuarios para producir y generar nuevos contenidos, valores y servicios como podemos aprender escuchando de las Universidades de la Tierra Indígenas. Ello pasa por refundar el modelo de Universidad del Siglo XXI, como apunta Boaventura De Sousa Santos, en su crítica del papel de la educación superior. Una Comunicología de, para, en y desde el Sur implica un modelo de reproducción del conocimiento basado en el reconocimiento, la ecología de saberes, la justicia cognitiva global y una cultura académica anticolonial, anticapitalista y democrática de la producción del saber sobre la Comunicación en línea con muchas de las experiencias que están liderando los pueblos amerindios.

Los debates que tengamos en el Coloquio Latinoamericano previo a INTERCOM 2016 espero caminen en el sentido de los cambios emergentes en nuestro entorno. Este es el sentido del trabajo colectivo que venimos construyendo en CIESPAL.

BIBLIOGRAFÍA

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Fuente: http://www.franciscosierracaballero.com/nueva-comunicologia-latinoamericana/

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Y ahora… el burkini

Por: Lidia Falcón

El debate sobre el burkini ha consumido los tiempos muertos de este interminable agosto y ha permitido que nuevamente los temas que afectan a la mujer sean portada y objeto de editoriales y comentarios de los importantes y sesudos intelectuales que no sabían de qué hablar. Lo peor es que también ha encendido nuevamente la discusión entre las tendencias del feminismo. Las partidarias de la libertad de elección, como dicen, y las que pretendemos liberar a las mujeres de su esclavitud corporal.

La libertad, como el nombre de Dios, no debería ser utilizada en vano. El patriarcado que está tan afianzado, que tiene voceros tan preparados y tan listos, sabe manipular desde hace tiempo la categoría de libertad para convencernos de que diversas esclavitudes, opresiones y humillaciones que sufren las mujeres son deseadas por ellas mismas. La prostitución está siendo el tema sacramental, del que ya me he ocupado pero que desdichadamente tendremos que seguir debatiendo. Ha seguido el de los vientres de alquiler y ahora el burkini, que es en realidad el burka y todos los atuendos que el patriarcado musulmán obliga a las mujeres a vestir para demostrar su poderío.

A este debate circular e inacabable se ha unido la brutalidad de los gendarmes franceses –tan propia de ellos- obligando a desnudarse en público a una mujer. ¡Para qué queríamos más! Sobre todo porque el perverso debate se centra ahora no en si el burkini ofende y aherroja a las mujeres, por orden patriarcal, sino si las feministas queremos perseguir y penalizar a las que lo adoptan por propia voluntad. Y aquí no tiene nada que ver la seguridad de los racistas ciudadanos franceses ni los símbolos religiosos. Estamos hablando de la dignidad de las mujeres. Pero aparecen las abanderadas del multiculturalismo, que se han convertido a todas las tolerancias a partir de su sentimiento de arrepentimiento por ser blancas, europeas y ricas. De tal modo nosotras, las privilegiadas, tenemos que aceptar el burka, el velo, el burkini y todas las formas de taparlas como si fueran asquerosas, que los hombres musulmanes imponen a sus mujeres, que se excitan y desmandan con solo verle el pelo a una mujer.

Y ahora tendré que hacer una declaración expresa de que ni yo ni ninguna de las feministas que queremos liberar a las mujeres de las prohibiciones de vestuario pretendemos que los policías desnuden mujeres, ni en público ni en privado. Ya sabemos que los fascismos siguen en activo y encuentran siempre ocasión de actuar. La prohibición del burkini debe cumplirse explicándose, educando y protegiendo a las víctimas, de ninguna manera victimizándolas más. Pero, señoras multiculturalistas, no utilicen esa manifestación de brutalidad y estupidez para defender las vestimentas que marcan y reprimen a las mujeres.

Recuerdo, ¡que rabia tener tan buena memoria! mi batalla de varios decenios contra la cliteridectomía, en lucha contra los machistas que estaban tan contentos en medio planeta de castrar a sus niñas, impidiéndoles el placer sexual, ocasionándoles dolores inacabables y produciéndoles lesiones que las llevaban a la invalidez y a la muerte en el caso de embarazos y partos. Pero ni en España ni en Nairobi fuimos más que unas cuantas del Partido Feminista las que nos manifestamos frontalmente contra tal práctica, mientras Carlota Bustelo, que era la directora del Instituto de la Mujer, se negaba a sumarse a la crítica para no molestar a las africanas y musulmanas, que habían hecho contra las europeas un casus belli del tema. Hizo falta que Nawal al Sadaawui se pronunciara contra la mutilación genital, con el valor de confesar que también a ella se la habían practicado a los 6 años, para que comenzaran a variar su criterio las multiculturalistas españolas. Han transcurrido treinta años y empieza a prohibirse en la mayoría de países africanos.

Me argüirán enseguida que la mutilación genital causa lesiones físicas incurables y atenta contra la salud de las mujeres, pero, ¿es que acaso el burka y el velo y el burkini no atenta contra la salud psíquica? ¿Es que acaso saberte perteneciente a un sexo tan pecador, poseer un cuerpo objeto de toda clase de lascivias masculinas, tener que taparlo completamente porque no puedes exhibirlo inocente y normalmente, no causa trastornos mentales permanentes? ¿Qué clase de conciencia de sí mismas tendrán las niñas que aprenden desde antes de la menarquia que están condenadas a taparse, a ocultarse de todas las miradas porque han sido fabricadas para ocasionar la perdición de los hombres? ¿Qué clase de enfermedad mental es la que ha inventado que todas las pertenecientes al sexo femenino deben ocultarse de las miradas de los demás, so pena de ser consideradas perversas, putas, deshonradas?

El cuerpo de las mujeres es territorio de presa masculino. Al fin y al cabo dominarlo significa disponer de él para el goce sexual exclusivo: se buscan, se compran y se raptan vírgenes, se persigue a la que no lo sea, se mata a las adúlteras. Porque así se garantiza la seguridad de la reproducción propia, porque así se domina totalmente la sexualidad femenina.

Y me dirán que el burkini no tiene nada que ver con esas atrocidades, pero lo cierto es que la ropa es el signo distintivo del lugar en el mundo que te ha designado el poder. Durante toda la historia de la humanidad, la ropa ha señalado la distinción de las clases, de los sexos y de las edades. Ropa para las clases pudientes, para los pobres, para las mujeres respetables, para las prostitutas, para las jóvenes, para las viejas. Nosotras luchamos por poder vestir pantalones -¡las jóvenes no lo creerán!-, por quitarnos las medias de cristal con costura, un invento de tortura de los años 50, por llevar minifalda, por vestirnos como nos diera la gana, por bañarnos con bikini, por tener playas nudistas. Y ahora, las afortunadas que nos han sucedido, que disfrutan de tales auténticas libertades, defienden que otras deban taparse hasta las cejas por mandato de los ayatolás. Si hasta las musulmanas feministas aseguran que no es un mandato de la religión sino un invento de los talibanes modernos.

Recuerdo también como en Marruecos, en Irán, en Irak, en Afganistán, en Egipto, en los años setenta las mujeres vestían con falda corta, pocas llevaban velo y en consecuencia –porque todo está relacionado- estudiaban y trabajaban en una serie de tareas, en público, sin que fueran objeto de agresiones masculinas. Esta regresión en el papel de las mujeres y en consecuencia en su vestimenta se produce a partir de la derrota de las tropas soviéticas en Afganistán y en el desencadenamiento del monstruo fundamentalista, organizado y financiado por occidente para destruir esa área del mundo. Un tema que ha desarrollado magistralmente Nazanin Amidian en las páginas de este mismo diario. Y con esa catástrofe las que más han perdido han sido las mujeres. Degradadas a la condición de esclavas sexuales de los hombres, desde los 10 años y antes -en Irak se ha aprobado el matrimonio de hombres con niñas- despreciadas, humilladas, vendidas y secuestradas, y siempre tapadas como seres detestables. Ver las fotos que exhibe Boro Haram de las desgraciadas secuestradas y convertidas en concubinas de sus militantes, debería ser suficiente para que nadie defendiera ni el burka ni el burkini ni el velo ni las variantes de trapos múltiples que obligan a vestirse.

El discurso de la libertad no puede utilizarse perversamente para justificar y tolerar las humillaciones de los demás, porque ninguna de las que arguyen que esas mujeres pueden vestir de tal manera, lo harían ellas mismas. Ninguna persona de las que disfrutamos de los avances de varios siglos de luchas, en Europa y en América, desearíamos ir enfundadas en esos trajes para tomar el sol en la playa y bañarnos en el mar. Porque no solo le priva al cuerpo de la bendición del contacto con sol, arena y agua, y que debe producir un calor insoportable, sino sobre todo porque acepta la indignidad de ser una persona que debe taparse de las miradas de los demás ya que es diferente. Es tan diferente que no es un hombre, el único que puede lucirse en tanga y vestir tejanos y camiseta mientras obliga a taparse a su mujer con un sudario.

Cuando dentro de un milenio esta polémica se estudie en las cátedras de arqueología espero que nos vean como restos de una civilización destinada a la extinción como los dinosaurios.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/09/01/y-ahora-el-burkini/

Fuente de la imagen: http://trib.com/lifestyles/french-uproar-creates-opportunity-for-israeli-burkini-makers/article_9db1aa28-b822-567c-9c80-2dbc77c6e74a.html

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Entrevista con el artista Adolfo Mexiac: Zapata no entró en componendas, cuidó y repartió la tierra

América del Norte/México/09 de Septiembre de 2016/Autor: Mario Casasus/Fuente:Rebelion

En entrevista con la Cartelera Cultural, Adolfo Mexiac (1927), muralista y grabador del Taller de Gráfica Popular, describe la curaduría de México-Mexiac: “La exposición partió del retrato de Zapata; Miguel Ángel Berumen y Óscar Menéndez me dijeron que querían varios Zapatas, les respondí: ‘¿de dónde saco tantos Zapatas para exponer?’, después conversé con Berumen y entendí de qué se trataba la exposición, a pesar de todo, escarbando encontré que sí tengo varios retratos de Zapata, bastantes, pero no los suficientes para una exposición, gracias a la curaduría que hicieron para la exposición montamos 50 obras relacionadas con el zapatismo, el cardenismo y Los de abajo”. Para complementar la exposición, el maestro Mexiac ofreció una sesión gratuita de técnicas de grabado, se inscribieron 15 personas en el fugaz taller de Cuernavaca.

El Espacio cultural Aquí estuvo Zapata inauguró la exposición México-Mexiac, la curaduría incluye los grabados más representativos: Libertad de expresión (1954); Tierra y libertad, con la placa original en linóleum, la prueba de máquina, el primer grabado fino y el libro donde se publicó por primera vez (1957); Bajo el zapote y la adaptación de la novela de Mariano Azuela: Los de abajo (1986); además del boceto para el mural del Palacio Legislativo, un autorretrato al óleo, varios cuadernillos del Instituto Nacional Indigenista (INI), 4 fotografías de Rodrigo Moya cuando Mexiac tenía 30 años (1957), 8 imágenes de Emiliano Zapata (3 en la galería exterior, 4 en la vitrina y 1 en la sala principal), entre 50 obras. La exposición está enmarcada en el Homenaje nacional por los 90 años del pintor y la apertura del Polyforum Mexiac en Colima.

El documental Libertad de expresión (2009) de Óscar Menéndez, reconstruye la historia del grabado homónimo, Adolfo Mexiac declaró: “Alberto Beltrán había estado un año en Chiapas, me invitó a que fuera a San Cristóbal para encargarme de la vigilancia de impresión, ilustración y todo lo que se requería en ayuda visual para el Centro Coordinador Indigenista… allí tuve la suerte de encontrarme con gentes como el sociólogo Ricardo Pozas y Rosario Castellanos”; paralelamente al trabajo de los cuadernillos del INI, el artista y activista recuerda sus pasos por Chiapas: “para combatir a los acaparadores, yo llegué a realizar varios grabados y los compañeros del Centro escribían los textos para denunciar esa situación y en la noche nos íbamos a pegar la propaganda… teníamos una fama de rojillos”. El rostro de un indígena tzotzil encadenado se multiplicó desde 1954, se reimprimió durante el movimiento estudiantil de 1968 y las protestas de César Chávez en Arizona.

– Maestro Mexiac, ¿qué significa para usted exponer en el cuartel de Emiliano Zapata en Cuernavaca?

– El hecho de estar exponiendo aquí, en un lugar histórico, donde estuvo Zapata, significa mucho para mí, porque soy de extracción campesina. Ahora que conozco la historia de los iniciadores de la revolución de 1910, sé que Zapata es uno de los espíritus más limpios y altruistas, junto con Pancho Villa –con todos sus claroscuros-, los demás generales que participaron porque ya no soportaron la dictadura porfiriana estaban haciendo su propia carrera política; en cambio, en el caso de Zapata no entró en componendas ni con la persona que apoyó al principio, me refiero al presidente Francisco I. Madero. Zapata tenía la idea de cuidar la tierra y repartirla, es un líder que trasciende; el hecho de estar en un espacio que utilizó como cuartel general es muy importante.

– ¿Cómo definieron la curaduría para la exposición en el Espacio cultural Aquí estuvo Zapata?

– Estoy exponiendo ahorita gracias al entusiasmo del historiador Miguel Ángel Berumen, toda la exposición partió del retrato de Zapata; Berumen y Óscar Menéndez me dijeron que querían varios Zapatas, les respondí: “¿de dónde saco tantos Zapatas para exponer?”, después conversé con Berumen y entendí de qué se trataba la exposición, a pesar de todo, escarbando –porque a uno se le olvidan las cosas que haces- encontré que sí tengo varios retratos de Zapata, bastantes, pero no los suficientes para una exposición, gracias a la curaduría que hicieron para la exposición montamos 50 obras relacionadas con el zapatismo, el cardenismo y Los de abajo. Para mí ha sido sorprendente ver que a partir de una idea se puede relacionar una obra con otra y con otra, aunque sean realizadas originalmente para otros fines, se adaptan.

– Ahora que menciona al fotógrafo Óscar Menéndez, veo en la exposición 4 fotografías de Rodrigo Moya, ¿qué piensa ante el reencuentro con sus amigos y las complicidades que permitieron la exposición México-Mexiac?

– Yo creo que no todo es casual, es decir, debe haber una relación grande, puesto que me ha pasado con muchas personas, que nos vimos por allá, hace muchos años, y por alguna razón tuvimos contacto, pero nos dejamos de ver, en los reencuentros ha ocurrido una cosa muy interesante: parece como si no hubiera pasado el tiempo y nos seguimos tratando con el mismo afecto, abordamos con el mismo interés los temas que en aquella época se trataban. Pienso que los encuentros no son tan casuales, yo creo que están engarzados de alguna manera; cada persona tiene un momento para volverse a reencontrar, es como estar reforzando un gran tejido entre los amigos que creen en las mismas ideas y que todavía luchan por ellas.

– ¿Qué siente al ver las fotografías de Rodrigo Moya con la distancia de tantos años?, ¿recuerda la sesión fotográfica de 1957?

– Veo que estaba recién salido de la escuela, apenas había ingresado al Taller de Gráfica Popular cuando Moya apareció por ese lugar, y seguramente sacó mucho material del Taller de Gráfica Popular, por alguna razón le interesó sacar fotografías individualmente a los jóvenes –como lo era yo en esa época-, estábamos ocupando la casa y estudio de Pablo O’Higgins –fue mi maestro-, en la calle Belisario Domínguez, en el centro de la Ciudad de México. Había olvidado la sesión fotográfica con Rodrigo Moya, porque utilizábamos el espacio junto con Adolfo Quinteros y Sara Jiménez para pintar en la casa de Pablo, se convirtió en un taller para un grupo de artistas de Gráfica Popular. Tal vez por eso, Moya se interesó en nosotros, debe haber sacado fotos a otros compañeros, me veo y digo: “estaba muy verde” (risas).

– La exposición “México-Mexiac” forma parte del Homenaje nacional por sus 90 años, ¿cuáles son sus impresiones del homenaje en Colima?

– Todas las muestras que he recibido últimamente han sido producto del interés de instituciones y personas, nunca fue mi intención andar tocando puertas para que se fijaran en mí. El hecho de que la Universidad de Colima me entregó el título de profesor distinguido significa un gran honor para mí, yo no estuve trabajando para que me hicieran un homenaje, ni para que se me otorgara un grado académico, pero ya analizando con tranquilidad: hice mucha obra para la Universidad de Colima y doné muchas cosas a la universidad por cariño, porque siempre me ha interesado que la gente joven tenga mucho material de donde partir para que siga avanzando, creo que es el caso de la universidad.

– ¿Cómo nació la iniciativa del Polyforum Mexiac?

– Me sorprendió que el gobierno de Colima decidió ponerle mi nombre a un Polyforum cultural, donde habrá teatro y exposiciones. Mi esposa Patricia Salas entregó una máquina para imprimir que yo utilicé durante todo el tiempo que viví en la Ciudad de México, ahora está en Colima, yo le había regalado mi máquina a Patricia para que hiciera sus cosas, pero ella hace más esculturas que grabados, Patricia me dijo: “prefiero que esa máquina sea útil en otro lugar, en el Polyforum será más útil porque está rodeado de varias escuelas primarias, de una normal de maestros y a lado hay una biblioteca”. Es un barrio muy dinámico, seguramente le darán vida los dos espacios: el Polyforum y la biblioteca, están frente a un jardín muy bonito de Colima, se supone que el Polyforum ya no cambiará de ubicación, por una razón: es un espacio propiedad del Estado de Colima, ya no rentan el lugar, anteriormente la Universidad de Colima rentaba muchos lugares para conservar y exhibir mi obra (1200 piezas donadas), era muy difícil de predecir qué pasaría con un lugar itinerante.

– Patricia Salas me dijo que ustedes hablaron sobre Pablo Neruda en Colima, ¿cuál fue el pretexto para mencionar al poeta chileno?

– Un amigo nuestro, médico y profesor de la Universidad de Colima, nos invitó a desayunar a su casa, también invitó a una parienta política de él, la bióloga Elena Roces, su papá -Wenceslao Roces- había sido amigo de Pablo Neruda y firmó como testigo en su boda, ella estaba interesada en saber los detalles del divorcio del poeta, en la sobremesa le preguntó a nuestro amigo Alberto Híjar.

– Neruda publicó un poema con ilustraciones del Taller de Gráfica Popular, ¿usted conoció al poeta chileno?

– No, nunca coincidí con Pablo Neruda en México. Un compañero del Taller de Gráfica Popular, Alberto Beltrán, hizo los grabados para el poema “Que despierte el leñador” (1950).

– Usted trabajó con Juan Rulfo en el Instituto Nacional Indigenista, ¿ilustró alguno de sus cuentos?

– No. Alberto Beltrán también ilustró un texto de Juan Rulfo. Éramos amigos, alguna vez Juan me invitó a ilustrar algo suyo, pero nunca aterrizamos el proyecto, la oficina del Instituto Nacional Indigenista era muy pequeña, todos nos conocíamos. Contrario a lo que piensa la gente, Juan Rulfo hablaba mucho con sus amigos.

– Finalmente, su imagen más conocida es el rostro de un indígena, me encantaría escuchar la historia del grabado “Libertad de expresión”.

– Hice el dibujo en 1954 para denunciar el golpe de Estado en Guatemala, y porque el gobierno despidió al director de Bellas Artes por autorizar el velorio de Frida Kahlo en el vestíbulo del teatro, fueron dos hechos que coartaron la libertad de expresión. Yo vivía en San Cristóbal de las Casas, le pedí a un indígena tzotzil que posara, en lugar de las cadenas le puse un pañuelo en la boca, al terminar el dibujo lo envié a la Ciudad de México para que lo imprimieran los compañeros del Taller de Gráfica Popular. Recuerdo que en el movimiento estudiantil de 1968 reimprimieron el grabado Libertad de expresión, también los chicanos retomaron el dibujo durante las protestas de César Chávez.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216386&titular=%93zapata-no-entr%F3-en-componendas-cuid%F3-y-reparti%F3-la-tierra%94-

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