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Según estudios, Alemania y Malasia son los países con mejores sistemas universitarios.

www.noticias.terra.com/04-05-2016/Por: EFE

Alemania y Malasia son dos de los países con mejores sistemas universitarios, gracias al alto grado de apoyo gubernamental, y que más pueden beneficiarse de la globalización de la educación superior, según recoge un índice presentado hoy por el British Council británico.

El instituto de relaciones culturales del Reino Unido dio a conocer en Londres y en un congreso en Ciudad del Cabo (Suráfrica) el índice «La forma de la educación superior global», que evalúa la calidad de las políticas públicas universitarias en 26 países del mundo, elegidos por su representatividad geográfica, según la directora de Educación, Jo Beall.

De acuerdo con este indicador, que viene acompañado de una herramienta digital para facilitar las comparaciones, Alemania y Malasia son los países, de entre esos 26, que mejor puntúan en los 37 criterios analizados, en tres grandes áreas: apertura, calidad y reconocimiento, y acceso y sostenibilidad.

Otros países que obtienen un resultado «alto» o «muy alto» en la tabla, que no ofrece una clasificación numérica, son el Reino Unido (el otro Estado europeo en la lista), los Estados Unidos o Australia.

Peor puntuados están Brasil, que tiene accesibilidad «alta» pero calidad educativa «muy baja», o Colombia y Chile, que solo puntúan «alto» en accesibilidad, es decir, en las facilidades para la recepción de estudiantes extranjeros.

Otros países examinados por el instituto británico son Nigeria, Vietnam, México, Botsuana, Rusia, Suráfrica, Turquía, Tailandia, Egipto, Ghana, India, Indonesia, Kazajistán, Kenia, Pakistán, Filipinas, China y Etiopía.

Para recabar la información en la que se basa el índice, los investigadores del British Council, encabezados por Beall, analizaron la legislación de cada país.

Beall señaló que el objetivo del indicador es «servir de referencia a los Gobiernos y a los centros educativos para tomar decisiones, como con quién colaborar o forjar pactos educativos», en un momento de gran globalización de la oferta universitaria.

«El índice identifica los entornos nacionales más favorables a la colaboración internacional, investigación, acuerdos de asociación y futuro crecimiento económico», declaró en Londres.

La experta admitió que la selección de países es limitada y dijo que, si el índice tiene buena acogida entre las partes interesadas, en el futuro se tenderá a incluir más territorios.

En su opinión, aun en su forma actual este índice puede ser útil, pues «los países con puntuación baja puede tratar de mejorar y los que no están incluidos puedan guiarse por estos parámetros».

Según una de las autoras del estudio, Janet Ilieva, la baja puntuación «no significa que los países no tengan un buen sistema educativo a nivel nacional», como sería el caso de Colombia, sino que se refiere «a su capacidad e infraestructura para atraer o exportar estudiantes o proyectos de investigación».

Beall subrayó que un índice de este tipo es relevante porque «la educación superior es un producto exportable, y muchos Gobiernos quieren mejorar sus sistemas para hacerlos más productivos y rentables».

«El futuro de la educación superior dependerá de asociaciones exitosas, sostenibles y mutuamente beneficiosas», afirmó.

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Cuando exista una verdadera inclusión en la educación dominicana (2 de 3)

Juan Zapata Peralta

18/04/2016

En la entrega anterior de la parte uno de este artículo, hacía una breve introducción para explicar cómo en las sociedades que se piensa en una auténtica inclusión, valoran las funciones de las personas con discapacidad en las diferentes actividades humanas, pero estos no son los únicos casos.

Hay algunos que merecen también especial atención: los niños superdotados en una sociedad de exclusión.

Ellos son víctimas de la falta de experticia de los educadores nuestros en casos de personas de capacidades superiores, aquellos de alta capacidades cognitivas y con una tendencia sin igual a desarrollar un liderazgo cultivado en la “Zona de Desarrollo Próximo”, que es su elemento diferenciador, sin dotes superiores y maduras como elemento diferenciador que se superponen a la predisposición genética que insufla la madre.

La inclusión es un acto humano de atención a la diversidad que sólo puede ser manejada por expertos sociólogos, neurocentistas, psicopedagogos, terapistas físicos y orientadores.

¿Dónde están esas personas en nuestro sistema educativo? ¿Dónde está la primera escuela de educación especial que ha sido clausurada porque ya los niños con discapacidad se forman en las escuelas que ofertan servicios educativos con ningún tipo de especialidad?

Pero necesito que me digan la primera cohorte de maestros dominicanos graduados de Estimulación Oportuna, o Temprana, como erróneamente se dice, que son el insumo que demanda una verdadera inclusión.

Por lo anteriormente dicho, es que me atrevo a afirmar que la Revolución Educativa sólo iniciará cuando se inviertan los recursos del 4% en el capital humano para hacer una revolución y una inclusión que levante la dignidad como valor supremo de los seres humanos.

Fuente: http://www.elcaribe.com.do/2016/04/18/cuando-exista-una-verdadera-inclusion-educacion-dominicana-2-3#sthash.1PuKZOdm.dpuf

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Cuando exista una verdadera inclusión en la educación dominicana (3 de 3)

Juan Zapata Peralta

25/04/2016

Es de ley que, si se hacen críticas a un sistema creado, se deban presentar las soluciones para que tenga validez lo que se critica. En la nueva Propuesta Curricular que se ha puesto en ejecución y que se sobreentiende está marcada por una presencia ponderada de inclusión, no se toma en cuenta el Programa de Desarrollo Individual (PDI) que se implementa para cada alumno que posea discapacidades entre los tres y los dieciocho años, tiempo en el cual normalmente asisten los estudiantes nuestros a su formación preuniversitaria.

Con la aplicación del PDI se busca que los niños muestren su rendimiento académico, su adaptación social, su psicomotricidad y capacidades de auto ayuda, ninguno de estos aspectos es tomados en cuenta en la nueva Propuesta Curricular: así no se hace inclusión en ningún sistema educativo. Pero la idea de aplicar una real inclusión en una educación del siglo XXI, además de lo referido anteriormente, debe contar con un instrumento de los insumos para evaluar los objetivos instruccionales, que es obligatorio conseguir a corto plazo, una justificación de la modalidad educativa, un instrumento de descripción del nivel de participación del niño en el aula ordinaria, porque aquí se anula el concepto de Educación Especial y una implicación de un conjunto de instituciones que tengan programas de rehabilitación física, rehabilitación del lenguaje para los casos especiales de colalia, dislalia y afines, en el menor de los casos. Estos insumos y organizaciones no están previstos en el Diseño Curricular, ni en el organigrama del MINERD.

Con estas falencias, no puede haber un currículo inclusivo, muy a pesar de que la Educación, por naturaleza, es excluyente. En estos artículos hemos tratado de dar algunas soluciones al problema que significa para la nueva generación educativa, producto de esta “Revolución” el hecho de que siga siendo reduccionista el concepto de pensar que con la Atención a la Diversidad se está haciendo inclusión y mucho menos que se llegue a pensar que con la construcción de edificios replicados y monoformes se está cambiando un quehacer educativo.

Fuente:  http://www.elcaribe.com.do/2016/04/25/cuando-exista-una-verdadera-inclusion-educacion-dominicana-3-3#sthash.6PuW1k2K.dpuf

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RECONSTRUIR LA EDUCACIÓN POPULAR EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN La deconstrucción: una estrategia para lograrlo

“La lectura crítica del mundo es un quehacer pedagógico-político indicotomizable del quehacer político pedagógico, esto es, de la acción política que envuelve a la organización de grupos y de clases populares para intervenir en la reinvención de la sociedad. Una de las tareas de la pedagogía crítica radical liberadora es trabajar y legitimar el sueño ético político de una realidad injusta… es defender una práctica docente en la cual la enseñanza rigurosa de los contenidos jamás se haga en forma fría, mecánica y mentirosamente neutra.” Paulo Freire

Esta cita, tomada del libro que escribía el maestro de la Educación Popular, Paulo Freire, en el momento de su muerte, bien nos sirve a nosotros para comenzar este texto, donde tratamos de dar cuenta de la vigencia de un pensamiento que, en su acumulado histórico, intenta reconstruirse para volver a construir impugnación y empoderamiento de excluidos, segregados y discriminados del nuevo proceso de dominación capitalista.

I. LA EDUCACIÓN POPULAR, UNA ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

1. Breve visión histórica

Si bien las discusiones de la Educación Popular, como educación escolarizada para todos, están en el corazón del proyecto de la Reforma protestante cuando se pretendía que todos los fieles, sin distingos de lugar y origen pudieran leer las sagradas escrituras, y atraviesa esa primera fase de la modernidad buscando una escuela que sea construida para todos (también presente en el ideario educativo de San Juan Bautista de La Salle) ese nombre adquiere concreción en las discusiones de la Asamblea francesa, cuando intentaba darle forma a las tareas de la revolución de 1789, y en abril de 1792 da forma a una escuela única, laica y gratuita. Ese intento de dar escuela a todos como base de una construcción de igualdad social, va a ser la base de lo que hasta ese momento se llamó Educación Popular.

Esa discusión es ampliada cuando llega a América y es retomada en los pensadores que dieron forma a las nacientes repúblicas americanas (Simón Rodríguez, Domingo Faustino Sarmiento, José Martí). Por ello podríamos reconocer diferentes troncos históricos4 en nuestra realidad.

a. En los pensadores de las luchas de independencia, siendo en este período el más claro Simón Rodríguez, maestro del libertador Simón Bolívar. Habla explícitamente de una educación que él denomina como popular y que en sus escritos aparece con tres características:

· Nos hace americanos y no europeos, inventores y no repetidores.

· Educa para que quien lo haga, no sea más siervo de mercaderes y clérigos.

· Hace capaz de un arte u oficio para ganarse la vida por sus propios medios.

b. En los intentos de construcción de universidades populares a lo largo de la primera mitad del siglo XX en América Latina, siendo las más notables las de Perú, El Salvador y México. En ellas se trabajaba para dar una educación también con características diferenciadas de las otras universidades:

· Educaba a los obreros y requería, por los sujetos destinatarios, cambiar el contenido, los tiempos y la manera de hacer real la educación.

· Los dotaba de conciencia sobre su lugar y su papel en la historia.

· Construía y orientaba hacia la organización que defendía los intereses de estos grupos.

c. En las experiencias latinoamericanas de transformar la escuela y colocarla al servicio de los intereses de los grupos más desprotegidos de la sociedad, siendo una de las más representativas la escuela Ayllu en Bolivia, promovida por Lizardo Pérez, donde algunos de sus fundamentos serían:

· Existe una práctica educativa propia de los grupos indígenas, derivada de su cultura. Por ello, plantea hacer una propuesta de educación como movimiento, proceso de creación cultural y transformación social.

· Se constituyen las “escuelas del esfuerzo” en cuanto se plantean una pedagogía basada en el trabajo.

· La escuela se extiende y es comunidad su arquitectura, su propuesta educativa. Es por ello que afirma: “más allá de la escuela estará la escuela”

En este sentido, el P. Vélaz y su intento por construir una escuela desde la Educación Popular como fundamento del Movimiento Fe y Alegría, se inscribiría en esta tercera, corriente, con particularidades propias.

2. El resurgir de la Educación Popular en la década de los ‘60

Esta década está marcada por una manera de intentar modificar las relaciones desiguales a nivel mundial, y la recepción de esta búsqueda en América Latina marca muy fuerte las corrientes y grupos que alimentan la búsqueda de transformación social y a su vez la construcción de un proyecto educativo coherente con esos ideales de cambio, y que va a tomar el nombre de Educación Popular. Las principales dinámicas que se gestaron en el continente y alimentaron y generaron un proceso de constitución de la Educación Popular fueron:

a. La revolución cubana, que en su momento significó la posibilidad de construir formas de organización social en el continente con un signo diferente al de la égida capitalista norteamericana y que animó desde una visión antiimperialista las luchas de liberación, así como la respuesta de las élites, quienes trazaron para el continente como respuesta una política de reformas agrarias y de modernización de los estados.

b. La teoría de la dependencia, especie de lectura tercermundista y latinoamericana del fenómeno del imperialismo, en la cual los aspectos de atraso y pobreza de nuestros países eran derivados de causas externas en las cuales sobresalía, fundamentalmente, la dependencia durante mucho tiempo como colonias y la forma semicolonial que para esa década del ‘60 mostraba como manifestación la presencia de esos países del primer mundo en los países del tercer mundo. Allí, autores como Celso Furtado, Raúl Prebisch, y el actual presidente brasilero, quien en esos tiempos era el “príncipe de los sociólogos” y hoy se ha convertido en el “sociólogo de los príncipes” (según comentarios callejeros brasileros).

c. La teología de la liberación, lectura cristiana desde América Latina y desde los grupos oprimidos que exigen una lectura radical del cristianismo manifestado como crítico de la iglesia como institución reaccionaria, que hace imposible la reconciliación del amor cristiano con la explotación de los seres humanos, planteando su esperanza en el Dios de la historia y de los pobres donde la encarnación de Jesús se convierte en hecho central, y por lo tanto su proyecto es que el reino de Dios debe instaurarse ya en la tierra por un pueblo que camina hacia su liberación. Allí está autores como Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, John Sobrino y muchos otros.

d. La investigación-acción. Diferentes grupos de sociólogos, especialmente en América Latina y el Asia, retomando algunas teorías norteamericanas de la acción (Kurt Lenk, entre otros), plantean que el único conocimiento que se produce no es el acumulado a través de la academia, sino que existe la posibilidad de recuperar una serie de saberes que se convierten en conocimientos paralelos al conocimiento académico o “verdadero”. Para ello diseñan metodologías en las cuales la relación entre sujeto-objeto es transformada radicalmente, por una en la cual el sujeto queda inmerso en el conocimiento que se produce en el proceso investigativo. Esta posición lleva a instaurar una crítica a la forma positivista del conocer en las ciencias sociales. Allí hay autores como Orlando Fals-Borda, Vera Gianotten, Anisur Rahman.

e. Protagonismo de la sociedad civil. Igualmente en el continente comienzan a encontrarse expresiones de la sociedad más allá de las simples organizaciones gremiales que se mueven en el esquema clásico de económico-política, dando paso a infinidad de formas de organización comunitaria de procesos en torno a grupos de fe, que en algunos casos adquieren núcleo en la conformación de las organizaciones no-gubernamentales (ONGs). Estos procesos van teniendo una visibilidad en la sociedad que los coloca como una especie de tercero en la discusión y que abre un espacio para la construcción de esa sociedad civil en el continente, aparecen con fuerza los grupos de derechos humanos, de género, de grupos étnicos

f. Freire representaría la consolidación de un pensamiento latinoamericano y tercermundistaque bien podría representar la sexta de estas corrientes y que retomando la idea de Educación Popular5 se convierte en pensamiento que jalona procesos sociales en América Latina, sectores de Asia y África, y luego se abre más universalmente a latitudes del mundo del norte.

Desde esos seis troncos básicos se abren caminos de búsqueda, que siguen intentando construir especificidades desde nuestro contexto. Allí están, La filosofía latinoamericana de la liberación (E. Dussel), La comunicación popular (M. Kaplún) y el teatro del oprimido (Gonzaga).

Como vemos, igualmente a lo largo y ancho del continente se inicia un proceso en el cual la incidencia de una cierta “latinoamericanización” se da desde las más diversas expresiones, contando con variedad de matices y con representación de ellas a través de fenómenos sociales con manifestación pública, así como con hechos teóricos que entraban a disputar en el campo del saber y el conocimiento, haciendo que cualquier pensamiento desarrollado en la época tuviera que entrar en diálogo, en discusión, y en algunos casos con influencia de ellas. Están todavía poco desarrollados, por los afanes de estos tiempos de globalización, los análisis de estas incidencias, pero ya en la recepción norteamericana de Freire se le da mucha fuerza a la teología de la liberación

(……. continua en los próximos días)

 

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The scourge of illiteracy and the authoritarian nightmare

At the present historical moment, Americans live in a society in which thinking is viewed as an act of stupidity, and ignorance is treated as a virtue. Literacy is now regarded with disdain, words are reduced to data, and science is confused with pseudo-science. For instance, two thirds of the American public believe creationism should be taught in schools and most of the Republicans in Congress do not believe that climate change is caused by human activity, making the U.S. the laughing stock of the world. News has become entertainment and echoes reality rather than interrogating it. Popular culture revels in the spectacles of shock and violence. Unsurprisingly, education in the larger culture has become a disimagination machine, a tool for legitimizing ignorance, and it is central to the formation of an authoritarian politics that has gutted all those public spheres in which thoughtfulness, critical exchange, and informed dialogue can take place.

Illiteracy has become a scourge and a political tool designed primarily to make war on language, meaning, thinking, and the capacity for critical thought. Illiteracy no longer simply marks populations immersed in poverty with little access to quality education; nor does it only suggests the lack of proficient skills enabling people to read and write with a degree of understanding and fluency. More importantly, illiteracy is about what it means not to be able to act from a position of thoughtfulness, informed judgment, and critical agency. It suggests not only learning the skills and knowledge to understand the world but also to intervene in it and change it when necessary. Illiteracy has become a form of political repression that discourages a culture of questioning, renders agency as an act of intervention inoperable, and restages power as a mode of domination. It is precisely this mode of illiteracy that both privatizes and kills the imagination by poisoning it with falsehoods, consumer fantasies, data loops, and the need for instant gratification.

This is a mode of manufactured illiteracy and education that has no language for relating the self to public life, social responsibility or the demands of citizenship. It is important to recognize that the rise of this new mode of illiteracy is not simply about the failure of public and higher education to create critical and active citizens; it is about a society that eliminates those public spheres that make thinking possible while imposing a culture of fear in which there is the looming threat that anyone who holds power accountable will be ignored or punished. At stake here is not only the crisis of a democratic society, but a crisis of memory, ethics, and agency.

What role might education and critical pedagogy have in a society in which the public goods disappear, emotional life collapses into the therapeutic, and education is reduced to either a private affair or a kind of algorithmic mode of regulation in which everything is reduced to a market-based outcome. What role can education play to challenge the deadly claim of casino capitalism that all problems are individual, regardless of whether the roots of such problems lie in larger systemic forces? In a culture drowning in a new love affair with instrumental rationality, it is not surprising that values that are not measurable — compassion, vision, the imagination, trust, solidarity, care for the other, and a passion for justice — wither.

One of the challenges facing the current generation of educators, students, progressives, and other cultural workers is the need to address the role they might play in educating students to be critically engaged agents, attentive to addressing important social issues and being alert to the responsibility of deepening and expanding the meaning and practices of a vibrant democracy. At the heart of such a challenge is the question of what education should accomplish, not simply in a democracy but at an historical moment when the United States is about to slip into the dark night of authoritarianism. In a world in which there is an increasing abandonment of egalitarian and democratic impulses, what will it take to educate young people and the broader polity to challenge authority and hold power accountable? How might we construct an education capable of providing students with the skills, ideas, values, and authority necessary for them to nourish a substantive democracy, recognize anti-democratic forms of power, and to fight deeply rooted injustices in a society and world founded on systemic economic, racial, and gendered inequalities? What will it take for educators to recognize that the culture of education is not simply about the business of culture but is crucial to provide the conditions for students to address how knowledge is related to the power of both self-definition and social agency? What work do educators have to do to create the economic, political, and ethical conditions necessary to endow young people and the general public with the capacities to think, question, doubt, imagine the unimaginable, and defend education as essential for inspiring and energizing the citizens necessary for the existence of a robust democracy?

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Henry A. Giroux is a widely published social critic and McMaster University professor who holds the McMaster Chair for Scholarship in the Public Interest, the Paulo Freire Distinguished Scholar Chair and is a Visiting Distinguished University Professor at Ryerson University. Born in Rhode Island, he held numerous academic positions in the U.S. and now lives in Hamilton.

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India: How UoH and JNU Have Taken Us From Public Protest to Public Pedagogy

Fuente: thewire.in/ Por Pramod K. Nayar/ 27 de Abril de 2016

In the public debates around key concepts raised by the students, democracy finds its greatest strength: the right to speak, the right to be heard and the right to plurality

Fotografia: Two spaces in India have been radically transformed since January 18, 2016: the educational institution and the public space of the town/city.

January 18, 2016 saw the first protests over the suicide of the Dalit student-scholar, Rohit Vemula, at the University of Hyderabad (UoH), driven to despair over his suspension from residential areas of the educational institution by a university order, allegedly at the behest of a ruling party’s local member of parliament, and unfairly tried before being convicted. On February 12, 2016, Kanhaiya Kumar, president of the Jawaharlal Nehru University Students’ Union (JNUSU) was arrested on sedition charges for allegedly raising anti-India slogans at a student gathering. Widespread protests across the country resulted, and we saw a merger of both ‘causes’ in the protests.

Numerous public intellectuals, activists, jurists, educationists, and politicians gave interviews, wrote opinion pieces, joined campaigns and signed petitions. Processions and protests also included, expectedly, shut-downs of educational institutions, street protests and online campaigns across Indian cities. Heated debates on television were accompanied by letters to respected newspapers from parents, former teachers, alumni of these institutions and others. Worldwide coverage came in the form of BBC and CNN reportage and signature campaigns by academics, submitted to the Indian government, the president and others.

What do the protests congealing around Rohit/UoH and Kanhaiya/JNU mean for the landscape of ‘public pedagogy’ and how might they transform the scene of education itself, if followed through?

Public pedagogy, as theorists such as Henry Giroux have defined it, is an essential system of education that works outside institutions:

learning and education happening outside of formal schooling systems and position informal spaces of learning such as popular culture, the Internet, public spaces such as museums and parks, and other civic and commercial spaces, including both old and new social movements, as sites of pedagogy containing possibilities for both reproduction and resistance.

The protests around Rohit/UoH and Kanhaiya/JNU moved out of public educational institutions to public spaces: the streets. The streets and open spaces outside public offices, government buildings in the campaigns such as ‘Chalo UGC’become, I propose, spaces of education.

There is, in other words, an educative force and appeal in the protests. Pedagogy, said Henry Giroux, ‘is not simply about the social construction of knowledge, values, and experiences; it is also a performative practice embodied in the lived interactions among educators, audiences, texts, and institutional formations’. We saw these interactions in the above protests.

Public pedagogy as embodied in the protests is essential to India’s democracy for several reasons.

First, it takes theories and ideas, ideologies and ideologies from the classroom to the public space of debate. Point-counterpoint, the clash of ideologies (SFI/ABVP, Congress/BJP, Marxist/Neoliberal) were embodied in the speeches and discussions outside the institution and thus explicated in real-time in a real-life situation. This is a pedagogy that emerges from outside the institution as well, when thinkers and commentators as diverse as protesting mothers and lawyers (Teesta Setalvad) inform the public of what wrongs have been perpetrated and, more importantly, what is at stake.   This is therefore a pedagogy of the public, emerging from outside the licensed scholarly world of academia and is more akin to cultural work around social justice and ideas of democracy.

Second, ideas of nationalism, continuing discrimination, identity, patriotism, freedoms (of various kinds) were articulated in ways that these became, at least for the duration of the protests, a public lingua franca. Here protests that debated key concepts were pedagogic for the public (okay, the public that cared to listen, exactly as in a class room). It brought to public attention issues of academic freedoms, the right to protest, the modes of social integration, the subtleties of discrimination and the education policies around, say research programs in universities. This pedagogy for the public is an important development in Indian democracy because it is not a set of state-governed instructions as to what to think or how to think. Public pedagogy cohering around Rohit/Kanhaiya and concepts of discrimination or freedoms mobilizes public sentiment through the instruction generated by the protests.

Third, the protests around identity and concepts such as freedom or nationalism altered the polis. The polis, wrote Hannah Arendt, ‘is the organisation of the people as it arises out of acting and speaking together’. Thus, the polis was a pluralised space, with arguments and counterarguments around abstract ideas of nationhood and identity being articulated in a blurring of advocacy, education and activism.

Fourth, it expanded the public educational institution to encompass the street at a time when the space of public institutions is shrinking. Judith Butler writing about the Occupy movement: by “performatively laying claim to public education … precisely at a historical moment in which that access is being shut down”, through budget cuts, censorship and fee-hike, the protests symbolically lay claim to “buildings that ought properly, now and in the future, to belong to public education.” The public institution where debates around abstract concepts and concrete social inequities may be debated extends into the public space of the city when these protests move out of the walls. The public institution is then projected as a space where these inequities are institutionalised, even as they are spaces segregated from the surrounding city or context. The protests in these two cases demonstrated how the institution only reflects its surrounding social realities, as the nation yet again learnt what it meant to be inside places of higher learning devoted, ostensibly, to ideas of equality, freedom and justice. The protests also underlined the need for public institutions to be truly public and not subject to ideological regimentation, to be truly public and plural.

Fifth, the direction in which protests such as these move is not determined by an agenda from the outside or from within an educational regime. It emerges from within the very recognition of what is at stake: freedom from discrimination, freedom to access equality and social justice, etc. We can see the protests as public pedagogy for the political learning they disseminate about what it means to be a part of the Indian public. These protests took a crisis within public institutions into the public outside the institution so that they fed off each other.

Sixth, the public pedagogy the protests embody is about publicness, about being a concerned public. By drawing attention to structures and regimes of exclusion – including censorship, which is a process of excluding words – the protests educate us on what is at stake in being a public, a polis. This is not to say that politics replaces education. Rather, from a theoretical standpoint, education for the public is drawn from a political campaign and thereby it, the public, understands itself better as a public.

The Rohit/Kanhaiya protests are important because of these pedagogic effects they can potentially generate, for the ideas around which they cohered and for the political learning they offer to the ones who heard them. In the public debates around key concepts, democracy finds its greatest strength: the right to speak, the right to be heard and the right to plurality.

Pramod K. Nayar is a Professor at the University of Hyderabad

 

Enlace original:  http://thewire.in/

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CME/UNESCO: Garanticemos una financiación sostenible para el futuro de la educación mundial

Fuente: CME/ 27 de Abril de 2016

Las oportunidades y los retos planteados por la financiación de la nueva agenda en materia de educación, en particular con respecto a dar respuesta a las necesidades de las poblaciones más marginadas, han sido objeto de atención por parte de un grupo de alto nivel durante la Semana de Acción Mundial 2016.

Un evento conjunto UNESCO/CME

El 25 de abril, la UNESCO y la Campaña Mundial por la Educación (CME) realizaron este evento conjunto centrado en la equidad y la financiación, que tendrá lugar en la sede de la UNESCO en París, Francia.

El evento, titulado Financing for SDG4-Education 2030: Leaving no one behind – what will it take to narrow inequity gaps? [La financiación del ODS4 en materia de educación 2030: No dejemos a nadie atrás – ¿Qué se necesita para reducir las brechas de la desigualdad?],  brindó la oportunidad de promover medidas urgentes destinadas a incrementar la magnitud y la eficacia de las inversiones en el programa de educación global y que la educación esté al alcance de los más necesitados. Teopista Birungi, ex miembro del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación (IE) y actual miembro de la Comisión internacional sobre la financiación de las oportunidades educativas en el mundo, intervino en este grupo.

Los oradores principales fueron:

  • El Excelentísimo Embajador Tarald Brautaset, enviado especial del gobierno de Noruega para la educación, responsable de la Comisión internacional sobre la financiación de las oportunidades educativas
  • Fuad Omer, Delegado Permanente Adjunto, Delegación Permanente de Etiopía ante la UNESCO (por confirmar)
  • Andreas Schleicher, Director, Directorado de Educación y Habilidades, Organización de Cooperación y Desarrollo Económico
  • Romilly Greenhill, jefe del equipo sobre la financiación del desarrollo , Instituto de Desarrollo de Ultramar
  • David Archer, director de desarrollo de programas deActionAid, miembro del Consejo de Administración de la CME
  • Teopista Birungi, fundadora del Sindicato Nacional de Docentes de Uganda (UNATU), ex miembro del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación (IE),  Directora Adjunta de los Servicios Educativos de la autoridad municipal de la capital, Kampala, miembro de la Comisión internacional sobre la financiación de las oportunidades educativas en el mundo

La educación en el centro de la atención

Este evento conjunto, que se emitió en directo por la web aquí, se ha organizado en colaboración con la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME), cuyo tema es “Financiemos el futuro: ¡el derecho a la educación ahora mismo!”, y tiene lugar del 24 al 30 de abril.

El objetivo fundamental de la SAME 2016 es instar a los gobiernos a que:

  • Se comprometan y adopten medidas políticas y legislativas a nivel individual para permitir la aplicación y la financiación del Marco de Acción para la Educación 2030
  • Cumplan sus promesas financieras bilaterales y multilaterales contraídas en materia de educación
  • Realicen progresos apreciables para proporcionar mecanismos que garanticen la justicia tributaria a nivel nacional, regional y mundial

En consonancia con la campaña Unámonos por una educación de calidad de la IE y su respuesta mundial a la privatización y comercialización de la educación, la SAME ofrece “una valiosa oportunidad de colaborar con otras partes interesadas del ámbito de la educación para hacer que los gobiernos asuman sus compromisos y apoyen la plena aplicación del derecho a una educación de calidad universal y gratuita para todos”, subrayó el Secretario General de la IE, Fred van Leeuwen.

Presentación del informe sobre los recursos destinados a la educación

Antes del evento UNESCO/CME, el equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo presentó las últimas noticias relativas a las tendencias recientes en materia de ayuda humanitaria y para el desarrollo destinada a la educación.

Financiemos el futuro

El primer año de aplicación de la nueva agenda de educación 2030 es crítico y brinda a los activistas de la sociedad civil una oportunidad única para garantizar que el tema de la financiación ocupe un lugar destacado.

La SAME centrará su atención en instar a los gobiernos y a la comunidad internacional a “Financiar el futuro”– no solo durante esa misma semana, sino también durante todo el año 2016. Se trata de una de las principales actividades organizadas por la CME, una amplia coalición formada por sindicatos, organizaciones no gubernamentales, instituciones y organizaciones comunitarias del ámbito de la educación, de la cual la IE es miembro fundador.

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