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Libro: Género y globalización

Género y globalización

Alicia Girón. [Coordinadora]

Magdalena Valdivieso. Silvia Berger. Ivonne Farah. Cecilia Salazar de la Torre. María Luisa González Marín. Consuelo Ahumada Beltrán. Patricia Rodríguez. Blanca Pedroza. Alba Carosio. Gioconda Espina. Alejandra Arroyo. Eugenia Correa. [Autoras de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-987-1543-16-8
CLACSO.
Buenos Aires.
Agosto de 2009

El presente libro es lectura obligada para quien desee estudiar el efecto de la crisis económica actual en el género y su desenvolvimiento en el marco de la globalización. En palabras de una de las exponentes más importantes de los movimientos feministas: “los avances en la reflexión feminista sobre globalización, economía y género han sido sustanciales en el último período en América Latina, como lo demuestran los artículos en este libro. De ser una reflexión casi inexistente a los ojos de la disciplina económica y de la sociedad, ha pasado a ser una perspectiva reconocida, visibilizando nuevas conexiones y ambivalencias, aportando nuevas categorías de análisis y complejizando el conocimiento y la búsqueda de alternativas […] En todos los procesos de ajuste estructural, las mujeres han funcionado como un factor oculto de equilibrio para absorber los shocks de los programas de ajuste de la economía, tanto intensificando el trabajo doméstico para compensar la disminución de los servicios sociales por la caída del gasto público, como por el hecho de que la privatización de los sistemas de seguridad social ha incidido en mayor medida en las mujeres por su papel en la reproducción (costos sociales de la maternidad asumidos individualmente, por ejemplo). Así, su posición en la familia y en el mercado de trabajo las ubica como parte de la estrategia desreguladora del mercado. En todos los casos, al no tomar en cuenta el valor del trabajo reproductivo, las mujeres tienden a doblar su carga de trabajo en la sociedad, mucho más en tiempos neoliberales, en los que las responsabilidades de los Estados frente al bienestar de la ciudadanía son desplazadas a lo privado”.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=4&campo=titulo&texto=genero

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Sin plan para la pobreza

Por Natalia Gold / Álvaro Irigoitía

Revuelve cada cartera o bolso que tiene a su alrededor. Monederos, billeteras, bolsillos de las camperas. «Es la tarjeta azul. La que tiene el sol. ¿No la viste?», le dice Carla a su hijo de 11 años. Se refiere a la tarjeta de Uruguay Social, por la que desde hace más de una década recibe una transferencia monetaria por tener hijos menores, al igual que otras 60 mil familias consideradas en situación vulnerable. Por esa tarjeta, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) le transfiere poco más de $ 800 por cada uno de sus dos hijos.

Desde que el Frente Amplio llegó al poder en 2005, ha intentado que el calificativo «social» esté impreso en cada una de sus políticas como sello de identidad. Por eso en cada discusión presupuestal la distribución del gasto gira siempre en torno a esa prioridad.

En diferentes etapas de su vida, Carla, de 33 años, pasó por los distintos planes del Mides.

La evaluación de esos planes es diversa. Muchos de ellos hoy han perdido fuelle y sus resultados están lejos de los objetivos planteados en su definición. Entre gobernantes y expertos hay consenso en que el Plan de Emergencia cumplió su objetivo. El más elogiado es el Plan de Equidad. Uruguay Trabaja «funcionó mal», admite el exministro Daniel Olesker.

¿Y ahora? Pese a que el país ya no crece tanto como antes, no hay un plan específico de contención para atender a personas que abandonaron la pobreza pero no están afianzadas en las capas medias. Para ello solo se confía en poder mantener los niveles de empleo.

Y si bien el gasto social ha crecido de forma sostenida en la última década de la mano de una bonanza económica histórica, las restricciones presupuestales han limitado el poder de fuego a los planes específicos definidos o dirigidos desde el Mides.

Eso se suma a que más allá del logro de avanzar en la identificación del bolsón persistente de pobreza –compuesto por unas 30 mil familias– y en cuáles son sus principales necesidades insatisfechas, su nivel de marginación hace difícil el abordaje de parte de un Estado que, todavía y pese a los más de 10 años de trabajo en el área, no ha logrado establecer niveles de coordinación interinstitucional eficiente para llegar con éxito a esa población.

Pionero

Cuatro días después de que Tabaré Vázquez asumiera como el primer presidente del Frente Amplio, el 1º de marzo de 2005, el Poder Ejecutivo envió como ley de urgente consideración al Parlamento la creación del Mides. El Plan de de Atención a la Emergencia Social (Panes) fue el pionero de esa cartera, como respuesta a la explosión del desempleo y la desigualdad social que dejó la crisis económica de 2002 con un tercio de los hogares sumidos en la pobreza. El reto era claro: para fines de 2004, 32,1% de los hogares uruguayos eran pobres, y 5% no llegaban siquiera a cubrir sus necesidades alimenticias.

Por ese tiempo, Carla dejó la casa de su madre –que acababa de separarse– para vivir en pareja. Aunque nunca se enfrentaron al extremo de pasar hambre, llegar a fin de mes era una odisea. El día en que un equipo del Mides llegó al asentamiento cercano a la calle Isla de Gaspar, la puerta de la casa de su madre fue una de las que golpearon. «La vinieron a visitar, le tomaron los datos y ahí comenzó a recibir dinero por el Plan de Emergencia. Fue tremenda ayuda. Se pudo independizar cuando mi padre la dejó», cuenta Carla a El Observador.

El Plan de Emergencia llegó a unas 108 mil familias, pero la ayuda estuvo en muchos casos mal dirigida y se estima que el 50% de los beneficiarios no pertenecían a la población más vulnerable, mientras que otro 50% de aquellos que sí eran potenciales destinatarios no percibieron la ayuda, según evaluaciones posteriores del Mides.

Universalización

En la actualidad su madre no recibe dinero de ningún tipo y Carla continúa con la tarjeta del Plan de Equidad, que sustituyó al de Emergencia en 2008, otra de las banderas del primer gobierno de izquierda.

Uno de las principales mejoras del Plan de Equidad fue que se logró apuntar mejor los recursos hacia la población que lo requería, al tiempo que se avanzó hacia la universalización de la transferencia monetaria al readecuar las asignaciones familiares. Esas partidas dejaron de ser exclusivas para los trabajadores formalizados con menores a cargo, a fin de incluir a los sectores informales.

De hecho, en el hogar de Carla ni ella ni su pareja aportaron nunca al Banco de Previsión Social (BPS) cuando trabajaron. Hace nueve meses, enviudó y desde hace siete trabaja como cuidadora de ancianos en un residencial. Por primera vez en su vida, sabe lo que es el trabajo formal.
Para el exministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, el gran éxito del Plan de Equidad fue, precisamente, esa transformación de la transferencia de dinero. Con las asignaciones familiares se logró llegar a un universo de 200 mil hogares, casi el doble de lo alcanzado con el Plan de Emergencia.

Para 2008, la inversión social –que incluye educación, salud, además de los planes asistenciales– pasó a 49% del presupuesto anual del Estado, desde el 35% en 2005. En el mismo período, la indigencia se redujo de 4% a 1% y la pobreza de 31% a 21%.

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Por su parte, actualmente 0,3% de los uruguayos (unos 10 mil) son indigentes. En menores de 6 años, no obstante, la pobreza afecta a 20,6% de la población, lo que significa que los niños siguen siendo los más golpeados por esa situación.

Juan Pablo Labat, director Nacional de Evaluación y Monitoreo del Mides, considera que creer que se mejoraron los niveles de pobreza e indigencia solo con planes del Mides es una «ingenuidad».
En los últimos años el presupuesto de esa cartera se ha ubicado en el entorno del 0,3% del PIB –entre 1% y 1,5% del gasto estatal–, lo que implica menos de US$ 200 millones. La explicación tras la mejora de los indicadores debe buscarse, según Labat, en otras políticas implementadas desde que la izquierda accedió al poder en 2005.

La reinstauración de los Consejos de Salarios y las acciones tendentes a elevar la formalización del mercado laboral están en la base de la inclusión social. El año pasado cerca de 1,5 millones de personas eran cotizantes del Banco de Previsión Social, frente a los menos de 1 millón de 2004. En tanto, el Índice Medio de Salarios (IMS) creció 53% en términos reales desde el inicio de 2005 y hasta julio de este año.

La ministra Marina Arismendi cree que son, precisamente, esas políticas, como también el Sistema Nacional Integrado de Salud, las que apuntan a las «capas medias». «Tienen cobertura de salud, beneficios sociales», por lo que estas capas «pueden estar más tranquilas», dijo a El Observador.

Poca continuidad

El Plan de Equidad fue acompañado de iniciativas en el plano laboral, como Uruguay Trabaja, pensado para que personas desempleadas retomaran contacto con el mundo laboral. «Eso funcionó mal. Una persona ingresaba a Uruguay Trabaja y era todo un jolgorio y todos se abrazaban, pero cuando estaba por terminar era un velorio, pedían para quedarse por unos meses más», dijo Olesker a El Observador. Solo 25% de los participantes logró insertarse con éxito en el mercado formal luego de una experiencia de ese tipo.

En el caso de Carla, su relación con el Mides empieza y termina en la asignación que recibe mes a mes, con la que compra la ropa de sus hijos, especialmente para la escuela. Ni ella ni su familia participaron de programas de empleo, aunque durante décadas la informalidad fue la regla.
Durante la última etapa del gobierno de José Mujica y luego de que el Mides «flotara» en 2010 y 2011
–según la visión de Olesker–, el ministerio tuvo como objetivos claros mejorar la focalización de las transferencias monetarias y reforzar programas que iban a buscar a las personas en situaciones vulnerables a sus hogares. Fueron los casos de Uruguay Crece Contigo, creado para atender a mujeres embarazadas y niños de 0 a 3 años, o Jóvenes en Red, que busca que adolescentes retomen el estudio o trabajo.

Cuidados por pobreza

El Sistema Nacional de Cuidados había sido una promesa de campaña del Frente Amplio para el gobierno que luego ganó José Mujica. Pero por falta de recursos nunca se aplicó. Para el tercer período de la coalición de izquierda, Tabaré Vázquez lo escogió como prioridad. El foco de esa nueva política son poblaciones que dependan del cuidado de otros (ver recuadro). De todas formas, se trata de una iniciativa que fue sometida a recortes tanto en la ley de Presupuesto como en la actual Rendición de Cuentas. En su primer intento por acercarse a la nueva bandera del Mides para este quinquenio, Carla no tuvo suerte. Intentó, pero las explicaciones que recibió sobre el programa no la sedujeron y no quiso interiorizarse mucho más, a pesar de que se dedica al cuidado de personas mayores.

En paralelo, las iniciativas oficiales enfocadas en combatir la pobreza continúan con un enfoque claro en la transferencia de dinero, mientras desde el Mides se trabaja en la «idea de proximidad» del Estado con la población vulnerable, en una «coyuntura económica mucho más dura que hace cinco años», dijo Labat a El Observador.

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Para ellos, la única opción en tiempos de menor dinamismo económico está en generar las condiciones para mantener el empleo y los ingresos de los hogares. Es por eso que se considera que el eje central de las transferencias monetarias se debería mantener durante por lo menos 5 o 10 años, de acuerdo a la recomendación de Olesker en su informe de transición, algo que es avalado por las autoridades actuales.

El objetivo de pobreza cero, tan caro para la izquierda, demandará «varias generaciones», según el exministro, y con niveles de gasto crecientes, algo impensado en el actual contexto económico.
De todos modos, Labat remarcó que, para ese 0,3% de personas que todavía viven en la indigencia y los 64 cada 1.000 hogares que aún son pobres, «no hay un plan» y el Estado termina siendo su peor enemigo. «Se está tratando de trabajar la idea de proximidad, la ayuda a la población para sacarla de ese lugar, pero el Estado no me ayuda a construir la otra parte del puente. El mostrador del Estado, su dinámica, las echa. Si tiene que ir una madre sola con cinco hijos a esperar una consulta médica, no puede hacerlo», afirmó.

Para Olesker, en el Estado se adolece de una «visión integral» de los esfuerzos. Y, según dicen, sin una «transformación del Estado» no hay política social que los saque de la pobreza. Por ahora, personas como Carla y varios miles más que siguen con algún tipo de carencia esperan esa respuesta.

El 85% de los menores recibe transferencias

Cuando era ministro, era común que en sus viajes en ómnibus de línea camino al trabajo, Daniel Olesker recibiera reproches de otros pasajeros por las transferencias monetarias. «Siempre me decían: ‘Yo trabajo y pago mis impuestos, y ustedes les dan plata a quienes no laburan’. La gente siempre va a decir que los pobres no laburan y nosotros siempre les damos plata», afirma.
A pesar de que existe una idea generalizada de que se debe «ser pobre» para recibir una transferencia monetaria, la realidad no es tan así. Según un estudio realizado por Florencia Antía y Carmen Midaglia, del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, 85% de los menores de 18 años reciben dinero por parte del Estado.

La forma y las condiciones en las que se recibe tiene tres variantes: por un lado, a través de las asignaciones familiares del Plan de Equidad, por el otro por asignaciones familiares que dependen del empleo de los responsables de los beneficiarios y, por último, a través de deducciones tributarias. Estas últimas, en tanto, se verán recortadas a partir del año próximo cuando cobre vigencia la Rendición de Cuentas de este año, que incluye un ajuste fiscal con aumento de impuestos.

El estudio, presentado en julio de este año en un seminario sobre transferencias monetarias y protección social, destaca que las asignaciones familiares del Plan de Equidad están orientadas a hogares vulnerables y se financian a través de rentas generales.

Las familias perciben entre US$ 48 y US$ 68 por el primer hijo y están condicionadas, por ejemplo, a que los menores asistan a la escuela o el liceo.

Algo similar sucede con las asignaciones que se basan en el empleo, donde el monto por tramo por hijo va de US$ 10 a US$ 20, se orienta a trabajadores formales con ingresos por hogar menores a US$ 1.190 y tienen como condición aportar al Banco de Previsión Social como trabajador. En ese caso, también se financian con rentas generales.

Por último, las deducciones tributarias son montos que reciben los contribuyentes de ingresos medios y altos (que superen los US$ 1.190). En su caso, por cada hijo perciben desde US$ 13 sin ningún tipo de condiciones. Eso significa que los menores de un hogar donde se les devuelve dinero, por ejemplo por IRPF, pueden no estar estudiando, pero perciben el dinero de todas maneras.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/sin-plan-la-pobreza-n972703
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A desigualdade social no Brasil é muito maior do que imaginávamos

América del Sur / Brasil / 11 se septioembre de 2016 / Por: Ítalo Gimenes

Dados de um artigo publicado no site Brasil Debate a respeito das diferenças de arrecadação anual entre os brasileiros são de deixar qualquer um estarrecido com tamanha desigualdade econômica no país.

Este se baseia em dados a respeito das declarações de imposto de renda à Receita Federal do Brasil, uma vez que os autores do artigo consideram esses dados os mais precisos a respeito da riqueza pessoal no país, mesmo no que se trata de informações sobre o acúmulo anterior de bens móveis e imóveis, dinheiro, companhias, entre outros bens, que são difíceis de mensurar em termos de riqueza, mas que são apresentados com uma estimativa mais precisa através das declarações de imposto de renda.

Porém, é preciso levar em conta que, em muitos casos, os bens imóveis declarados são avaliados de maneira imprecisa, podendo valer mais (geralmente é esse o caso) ou menos do que são declarados. Além disso, muito dos patrimônios não são declarados por estarem vinculados a empresas, firmas, não ao dono delas diretamente, ou seja, são “escondidos” na hora de avaliar a riqueza de alguém. Ou ainda, a renda e o patrimônio acabam simplesmente não sendo declarados na sua totalidade.

Além de todas essas possíveis defasagens, que escondem muito da riqueza dos brasileiros mais endinheirados, os dados da declaração do imposto de renda só dizem respeito, obviamente, à parcela da população que paga imposto de renda. Ou seja, somente aqueles que têm renda mínima anual de R$ 25.662, o que equivale a uma renda mensal R$ 2.140, declaram imposto de renda, portanto são considerados nesses dados. Isso significa, em 2014 (ano no qual os dados são avaliados), que somente a riqueza de 27 milhões de brasileiros é avaliada, pois os demais 175 milhões possuem tão pouco que não declaram renda; apenas a riqueza de 13,36% da população é avaliada, dado que já é escandaloso por revelar que mais de 4/5 da população possui renda inferior a 2 mil e poucos reais por mês.

A desigualdade social no Brasil é tão ruim que pode sim piorar

Agora entramos diretamente nas analises de dados trazidos pelo texto basicamente na forma de gráficos da Receita Federal. Para entendê-los, é preciso certos esclarecimentos da metodologia de análise é utilizada. Alguns termos podem parecer um tanto cabeludos a primeira vista. No entanto, farei o esforço para traduzi-los ao leitor da melhor maneira possível.

Os gráficos pegam a totalidade dos dados de renda, que estão tipificados de três diferentes formas, “rendimentos tributáveis”, “rendimentos tributados exclusivamente na fonte” e “rendimentos isentos”, e os analisa em sua totalidade. A partir desse total, o hierarquiza de maneira linear entre a pessoa com menor renda declarada e a com maior renda, e o divide de duas formas diferentes: em partes iguais de cem (centílicos) e depois dividem uma das partes de cem em partes iguais de dez (decílicos). Ou seja, os 27 milhões de declarantes são divididos, primeiramente, em cem grupos (centís) de 270 mil pessoas, e depois um centil é dividido em dez grupos (decís) de 27 mil pessoas. Essa divisão é feita para que seja possível analisar a diferença de renda e a variação (em porcentagem) dessa diferença entre um grupo e outro (entre centís, depois entre decís). Deu para entender? Exemplifico: o 1º centil se refere ao 1% com menores dados de renda, o 99º centil se refere ao 1% com maiores dados de renda, como também que o 1º decil, seja do 1º ou do 99º centil, se refere aos 10% com menores dados de renda daquele centil, e o 9º decil se refere aos 10% com maiores dados de renda daquele decil.

Essa divisão está expressa em dois pares de gráficos que reproduziremos e que serão esclarecidos neste artigo, sendo um de cada par divido em centis e o segundo em decis de um centil do primeiro gráfico.

No primeiro gráfico é possível observar que a média da renda declarada (linha azul) aumenta de maneira repentina e abrupta nas últimas faixas, sobretudo a partir do 96º centil, cuja taxa de variação do rendimento médio (linha laranja, que expressa a porcentagem de aumento da média da renda) em relação ao imediatamente anterior é de 11,12%, chegando a 20,69% no 98º centil e 148,87% no último centil, enquanto nas faixas intermediárias a taxa de variação fica em torno de 4%. Isso significa que, a partir dos 4% mais ricos dentre os declarantes de renda, a diferença da média de renda com os demais declarantes da um salto, cresce em uma exponencial gritante; varia de uma média de mais ou menos 400 mil reais anuais a 1 milhão de reais anuais em um grupo de apenas 4% do total dos declarantes de imposto.

O gráfico seguinte pega o 1% mais rico entre os declarantes e analisa a média de renda e variação de renda média dentre estes, ou seja, olha mais de perto para a renda dos mais ricos do país. O que se observa é que o padrão de crescimento abrupto se repete. A partir do 6º decil se instala uma taxa de variação de 12,31%, chegando a 30,91% no 9º decil e a 226,63% (mais que dobra a renda média) no último decil, cujo rendimento médio de cada declarante chega a singelos R$ 3.879.300,00.

Embora não seja possível saber o nome dos declarantes, que não são revelados pela Receita, os autores do texto nos mostram que o declarante que obteve o maior rendimento em 2014 informou ter recebido nada mais, nada menos, que R$ 1.071.215.915,10 (um bilhão) entre rendimentos tributáveis, dividendos e rendimento sujeito à tributação exclusiva (ou seja, nesse valor não consta o rendimento isento de impostos).

No que concerne aos bens e direitos (que são aquelas propriedades como móveis e imóveis, dinheiro, companhias, ações, etc), é possível observar uma elevação acentuada também nos quatro últimos centis. Na repartição decílica do último centil, a variação mais acentuada se dá nos últimos dois: 54,12% e 241,14%, respectivamente.

Este gráfico é um dos mais chocantes. A partir do 96º centil, a diferença da média do valor patrimonial, de propriedade, de bens, tem um surto discrepante que transforma o gráfico quase que em uma reta vertical. Sai do valor (que também não é pouca coisa) de 1 milhão em propriedades para 4 milhões acumulados nas mãos de um número muito reduzido de indivíduos. Ao olharmos o gráfico seguinte, que da um “zoom” no último centil, nos mais ricos, vemos que a diferença é ainda mais assustadora, pois mesmo entre eles há um salto enorme na variação do valor médio de propriedade acumulada no último decil, ou seja, no 0,01% dos declarantes de renda, que parte mais ou menos de um valor médio de R$ 5 milhões em propriedade para R$16 milhões.

Para fazer uma análise sintética dos quatro gráficos, vemos que a desigualdade social, baseada na diferença de renda, no Brasil se dá de maneira exponencial, abrupta e gritante, entre os 1% mais ricos dentre os declarantes de renda e os demais 99%. Porém, lembrando que no Brasil nem mesmo 1/5 da população possui condições de declarar renda, em uma população de 202 milhões de habitantes (em 2014), esses 1% representam na verdade escandalosos 0,13% da população.

Não bastasse esse acúmulo de riquezas absurdo nas mãos de pouquíssimos, os autores nos fornecem dados sobre os rendimentos isentos de impostos de 2014, ou seja, a riqueza que não é taxada para investimentos em educação, saúde e serviços à população. Em 2014, R$ 733,6 bilhões foram isentos de taxas de impostos, enquanto o imposto total arrecadado, através da taxação de todos os declarantes, foi de R$ 128,83 bilhões(!) Isso significa que um valor mais do que cinco vezes maior do que o arrecadado para investir em saúde, educação, saneamento básico, etc, simplesmente não foi tocado, foi deixado nas mãos de uma parcela ridiculamente pequena da população – para ser preciso, 2,1 milhões de pessoas (1% da população total), são beneficiados pelas isenções de impostos sobre lucro, dentre elas as 20,9 mil mais ricas do Brasil (0,01%), as quais possuem patrimônio médio de R$ 40 milhões.

Enquanto a gigantesca maioria vive na penúria de filas enormes nos hospitais, salas de aula superlotadas, transporte público caríssimo, e uma lista sem fim de problemas e precariedades nas condições de vida, os 0,01% gozam de fortuna. Inclusive, nas declarações de imposto de renda, os gastos privados da população em saúde e em educação, com planos de saúde e educação privada, e que são deduzidos dos impostos pagos, chegam a R$ 76,78 bilhões, 59,6% do imposto total arrecadado (lembrando que a dedução não é integral, longe disso). Ou seja, os patrões que tanto reclamam “do alto valor” desses abates no imposto de renda sobre gastos em educação e saúde privada, na verdade deixam de contribuir com a arrecadação de impostos com um valor 10 vezes maior(!), quando seus lucros (que usam para compra mansões, iates e itens de luxo) são isentos de impostos.

A resposta política para um cenário de desigualdade tremenda como o do nosso país, onde há um acúmulo de riquezas tão concentrado na mão de tão poucos e que mal é tocada quando há tributação para arrecadar orçamento destinado a serviços à população, pode ser a taxação de grandes fortunas. A grande maioria da população, responsável pela maior parte da arrecadação de impostos no país, precisa de uma via para colocar em pauta essa discussão. Com um governo Temer a mando dos patrões, esses mesmos que acumulam enormes e intocáveis riquezas, que promete ataques profundos às suas já precárias condições de vida, como a destruição dos direitos trabalhistas e o aumento de tempo para aposentadoria, a resposta para os trabalhadores e a população é lutar e sair às ruas.

Mas sair às ruas com o objetivo de levantar, com a força da mobilização da poderosa classe trabalhadora brasileira, o único espaço em que podem discutir a respeito da desigualdade social e decidir sobre a taxação de grandes fortunas bem como de todos os problemas políticos, econômicos e sociais, que é um novo processo Constituinte para dar voz aos trabalhadores e a juventude.

Fuente: http://esquerdadiario.com.br/A-desigualdade-social-no-Brasil-e-muito-maior-do-imaginavamos

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China alcanza un alto nivel de desarrollo humano, según informe de ONU

Según un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, China ya forma parte del grupo de países con un alto desarrollo humano.

Según el Informe sobre el Desarrollo Humano de China 2016, hace dos años China estaba situada en la posición 90 de 188 países y regiones en la lista del Desarrollo Humano.

Entre 1978 y 2010, el país sacó de la pobreza a 660 millones de personas. A ello hay que añadir el aumento en el promedio de la esperanza de vida, desde los 68 años en 1980, a los 74 en 2010.

China alcanza un alto nivel de desarrollo humano

La esperanza de vida en China ya es mayor que el promedio global. En el campo de la educación, China ha logrado establecer de forma integral nueve años de educación obligatoria.

A lo largo de la última década, el 99 por ciento de los niños fueron inscritos en escuelas. El informe de Naciones Unidas también especifica que de los 47 países con un bajo nivel de desarrollo humano en 1990, China ha sido el único capaz de romper barreras y alcanzar un alto nivel de desarrollo.

A pesar de ello, el informe alerta de que aún persisten ciertos problemas, como la creciente desigualdad en áreas como los ingresos, la educación, los recursos médicos y la esperanza de vida.

Fuente: http://espanol.cctv.com/2016/08/24/VIDEhH6NkEo5hc8IQsw7wAkn160824.shtml

Imagen: p1.img.cctvpic.com/photoworkspace/contentimg/2016/08/24/2016082409465197332.jpg

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Educación sexual versus pensamientos retrógrados

Por: Laura Aguirre

A estas alturas nadie pasa por inocente, menos una muchacha de 18 años y con preparación a nivel de tercer año de bachillerato, que se supone que tiene capacidad para razonar, que debió haber respetado a su hermana no acostándose con su marido (…) Menciona este articulo que hay más muchachas embarazadas en ese centro educativo. Si las otras están enfrentándolo, ¿por qué ella no? Respecto al tipo, opino que no habría consecuencias legales para él, debido a que la muchacha es mayor de edad.”

¿Inocente? ¿Niña? Nombre, es una mujer ya. No es tan inocente. Mató una recién nacida. Y con respecto si el hombre la violó, o no, sí ya casi tiene 18… Pues ta bueno que lo metan preso a él por pasmado de meterse con una menor de edad. (…) En este caso particular siento que nadie es inocente o puritano a los 18 años. Y no es que esté en favor del machismo (…) Pero en fin, siempre la moneda tendrá dos lados, yo me quedo con el lado donde seré responsable de mis actos independientemente si tuve o no educación, si tuve o no oportunidades (…) Hasta los animales cuidan sus propias crías. Me quedo con mi pensamiento retrógrado.”

Estos son apenas dos extractos de una serie de comentarios que aparecieron en mi muro de Facebook después de que publiqué el siguiente post: “Hay que tener poco cerebro para seguir pensando que lo que las mujeres necesitan son penas de 30 y 50 años”. Lo escribí junto a un link en referencia al caso de Sandra, la joven que tuvo un parto prematuro en el baño de un centro escolar público.

Lo que hasta ahora se sabe sobre lo ocurrido es lo siguiente: la estudiante de 18 años tenía seis meses de embarazo, nadie sabía que estaba embarazada, intentó ocultar el nacimiento y dejó a la recién nacida en el baño. La criatura murió, la joven tuvo que ser atendida de emergencia en un hospital y quedó ingresada bajo custodia, sospechosa de haber causado la muerte de su hija.

Sin ni siquiera esperar a tener los resultado de la autopsia, la Fiscalía decidió acusar a Sandra de homicidio y ahora ella enfrenta una posible pena de 30 años de cárcel. Más tarde, Medicina Legal informó de que no había indicios de que Sandra se hubiera provocado un aborto; lo que sí encontró fue señales de una infección vaginal importante, un problema obstétrico, causa probable de su parto prematuro. En la autopsia realizada a la recién nacida tampoco se encontró ninguna prueba de que la adolescente la hubiera matado.

Otra vez una mujer embarazada, en este caso una adolescente, que enfrenta un problema obstétrico no atendido a tiempo y que termina acusada de asesinar al recién nacido. Una vez más la presunción de culpabilidad como dominante, no solo en las acciones de la Fiscalía, sino en buena parte de la opinión pública que no esperó para levantar sus dedos acusadores exigiendo, casi con odio, castigo y cárcel para Sandra por no comportarse como creen que una mujer y madre decente tiene que hacerlo.

Esta historia no debería existir. No debería existir porque pudo haberse prevenido. Tuvo que haberse evitado.

Si nuestro estado cumpliera con su obligación primordial de garantizar a todos, hombres y mujeres salvadoreñas, los derechos fundamentales a una vida digna, a la salud, a la educación, la historia de Sandra sería otra. Y sería otra porque esta joven habría recibido en su escuela educación sexual responsable y médicamente correcta desde temprana edad. Y esto significa reconocer la expresión sexual como un componente clave del desarrollo de los adolescentes, impartir información que aliente a posponer el inicio de la vida sexual hasta ser mayores y promover prácticas seguras entre quienes deciden tener una vida sexual activa.

Desde pequeña, Sandra también habría conocido sus derechos sexuales y reproductivos, así como el derecho a una vida libre de violencia. Habría tenido acceso a servicios médicos e instituciones públicas con la confianza de recibir información y apoyo oportuno para lograr una vida sana y sin eventos —como abusos sexuales o embarazos precoces— que truncaran su desarrollo.

Sin embargo en El Salvador sexo sigue siendo una palabra prohibida, el eterno tabú. Cualquier cosa relacionada con ella se resuelve con el silencio, con el castigo o con ideas de castidad. Y cuando sucesos como el de Sandra ocurren, buena parte de la sociedad se convierte en un orgulloso verdugo; mientras los representante del estado se apresuran a limpiarse de responsabilidades en las mujeres y sus familias, como lo hizo el ministro de Educación, o a acusarlas de homicidas, como lo ha hecho la Fiscalía.

La sexualidad no es solo una cuestión privada, es también un asunto público, de derechos y de salud. De nada sirve que exista una política de salud sexual reproductiva en papel, ni que haya programas aislados que intenten abordar el tema, si el patrón que domina en la esfera política, en el sistema de salud y en el de educación es el de no hablar, o el de reducir la supuesta solución a la castidad hasta el matrimonio. Con estas opciones, alejadas de la realidad, hasta ahora lo que hemos conseguido es ser uno de los mayores productores de madres adolescentes en el mundo.

El informe del UNPFA en 2013 ubicó a El Salvador en el puesto 29 de países con 20% o más de mujeres que dieron a luz antes de los 18 años. Según un reporte de 2009 de la Procuraduría para los Derechos Humanos, en nuestro país seis de cada diez adolescentes ha tenido relaciones sexuales antes de los 19. En 2012, el 23.8% de los partos atendidos fueron de adolescentes. Para 2015 la atención a adolescentes representó el 30,2% del total de controles prenatales. Un poco más del 56% de estos embarazos fueron no deseados y la mayoría producto de la violencia sexual, de acuerdo a un estudio del Banco Mundial.

Hasta ahora los grupos conservadores y contrarios a hablar de derechos sexuales y reproductivos han argumentado que impartir educación sexual sería contraproducente porque alentaría a los jóvenes a tener relaciones sexuales precoces y, por lo tanto, también subiría el número de embarazos no deseados y abortos. Pero los números desmienten estos mitos. Solo es necesario ver los ejemplos de Holanda, Alemania y Suecia. Estos tres países tienen desde hace tiempo programas de educación sexual integral incorporados a los currículum escolares desde tempranas edades. Contrario a lo que nos quieren hacer creer, el resultado ha sido una disminución de los embarazos, de las muertes maternas y de los abortos entre adolescentes, pero también del contagio de enfermedades venéreas y de VIH. Por supuesto, ninguno de estos países ha usado como estrategia la mera criminalización del aborto y la imposición de penas casi perpetuas a las mujeres.

La realidad de tantas niñas, adolescentes y mujeres adultas podría ser diferente en El Salvador… ¿Cuántas Sandras más tienen que existir para que nuestros gobernantes asuman su responsabilidad y actúen? ¿Cuántas tragedias necesitamos para tener una política y programas reales de salud sexual y reproductiva? ¿Cuántas niñas y adolescentes más tienen que ser madres forzadas por no estar informadas sobre su sexualidad y sus derechos? ¿Cuántos bebés no deseados tienen que nacer? ¿Hasta cuándo vamos a seguir culpando y encarcelando a las mujeres? ¿Cuántas vidas más tienen que ser destruidas?

Fuente: http://www.elfaro.net/es/201608/opinion/19126/Educaci%C3%B3n-sexual-versus-pensamientos-retr%C3%B3grados.htm

 Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Educacion+Sexual&biw=1024&bih=485&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwigrPSE4M7OAhVFJiYKHdJLAfIQ_AUIBigB#imgrc=r3vri-3AhzQvBM%3A

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Batallas de clase y contra-hegemonía

Por. Alejandro Floría Cortés

Existe una mano invisible que beneficia a todos: oferentes y demandantes.

Esta se da por el egoísmo de las personas de satisfacer sus propias necesidades.

Al realizar los intercambios la sociedad en su conjunto se beneficia automáticamente.

Adam Smith – La Riqueza de las Naciones

Mas tienen una mano invisible que mata […]

Arthur Rimbaud – Los Sentados

 

Donde hay competencia (con-, entero, conjunto, por completo; petere, dirigirse a, buscar, atacar, pedir; -nt-, agente; ia, cualidad), difícilmente puede haber confianza (con-, entero, conjunto, por completo; fides, fe; -nt; agente; -ia, cualidad). Esto es, en un contexto en el que se “busca o pretende algo -en escasez- al mismo tiempo que otros”, la confianza “como hipótesis sobre la conducta futura del otro” [1] va a suponer un despliegue, frecuentemente grotesco y voluminoso, de las herramientas de la gestión de riesgos. Tal cosa se asume, claramente de forma acrítica, como “normal” en las relaciones inter-empresariales bajo el prisma neoliberal, dejando pasar desapercibido, por otra parte, que la competencia entre empresas se trasladó, hace largo tiempo, a la competencia entre los individuos.

Hoy se compite por acceder al consumo a través del mercado de trabajo. La escasez laboral genera miedo a la pérdida de una posición ilusoria de ”ventaja” consumidora en el presente y de seguridad personal en el futuro. La precariedad laboral pervierte esta escasez fragmentando el empleo por el que los individuos compiten en una subasta inversa [2]. Los desempleados compiten por el acceso, puestos bajo sospecha, mientras que los empleados lo hacen por la permanencia. El discurso darwinista y meritocrático, con un premeditado sesgo actitudinal en el desempeño personal, siembran el pánico en el Estado del Malestar y en sus aledaños. La confianza brilla por su ausencia en la cola del paro y en cada “pool” de la oficina.

Stephen M.R. Covey, siguiendo la estela de oportunismo de su progenitor del mismo nombre, el autor de “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”, se postula como autor intelectual de un remedio fecal para este problema, eminentemente sistémico. “Sin confianza no podemos tener cultura ganadora”, declama Covey, indicando que es preciso “aumentar la confianza en las organizaciones para aumentar así la velocidad de los procesos y disminuir los costes”. El estúpido e infundado tecno-optimismo capitalista, que no tiene empacho en romper los límites naturales [3] mientras apuntala el camino hacia el ecofascismo, no excluye de su objeto evaluar la elasticidad y la resistencia de la salud física y mental de los empleados y ponerla a prueba todo lo que sea preciso: ¿estamos dispuestos a morir con tal de vivir una vida que nos está matando?, preguntaba Farnish.

Los mandos directivos en las organizaciones (a los que Covey llama líderes) van a tener la posibilidad de trasladar la presión de su incompetencia, su falta de responsabilidad y su egoísmo a sus subordinados mediante lo que viene a denominar la “confianza inteligente”, es decir, “el necesario equilibrio entre la propensión a confiar y el análisis”. Con un discurso de doble filo, el fino estratega hace recaer inevitablemente en los empleados las consecuencias de cualquier confianza no satisfecha. El hijo del predicador Covey abusa de Lao-Tzu cuando cita que “aquel que no confía lo suficiente no será digno de confianza”. Se rompe la reciprocidad de la confianza en su evidente asimetría, pues su falta no puede ser otra cosa más que una constante para los empleados en condiciones precarias. El individuo, además de ser empresario de sí mismo, es policía de sí mismo y de todos los demás.

Nos encontramos en el marco de una guerra de clases que seguimos perdiendo, en una auténtica batalla por el lenguaje, el pensamiento y los valores que el enemigo pelea palmo a palmo en cualquier ámbito, por minúsculo e insignificante que nos parezca, hasta pasarnos incluso desapercibido, con la seguridad que le otorga nuestra propia disponibilidad como recursos inconscientes casi ilimitados, ocupando inexorablemente todos y cada uno de los espacios en los que existe una necesidad y una posibilidad de resistencia y de negación. El neoliberalismo es prolífico en la difusión masiva de neo-ideas y neo-conceptos y en la construcción de imaginarios que reproducen y re-diseñan la ridícula idea de generar riqueza a partir de la deuda.

En su mediatización, estos constructos minoran a la clase trabajadora precarizándola en todos los ámbitos que le atañan. Cada una de sus manifestaciones lleva asociada una disminución, una renuncia, una carga adicional (en lo laboral, en la sanidad, en la educación, en los fiscal…) en aras de una productividad y de una rentabilidad económica que absolutamente nada tiene que ver con la naturaleza humana. El capitalismo, mucho tiempo después de haber devorado su imaginaria mano invisible, sigue avanzando, controlando con frialdad y meticulosidad el crecimiento de la desigualdad social e internacional de la misma manera que consentía aquel asesinato social que refería Engels en La condición de la clase obrera en Inglaterra («aquella clase que actualmente posee el dominio social y político y, con esto, al mismo tiempo, la responsabilidad por la condición de aquella otra clase que no tiene ningún poder. En Inglaterra, esta clase dominante es, como en todos los demás países civiles, la burguesía»[…] «que la sociedad en Inglaterra cumple cada día, cada minuto, lo que, en los diarios obreros ingleses, se llama con pleno derecho asesinato social»[…] «la sociedad sabe lo nocivo que es tal estado para la salud y la vida de los trabajadores y no hace nada para mejorar esa situación»).

Es urgente alcanzar una percepción común del funcionamiento del sistema y entender como colectivo nuestra situación dentro del mismo para cimentar la contra-hegemonía cultural y la emancipación respecto de las actuales estructuras de poder. Tal cosa no es factible dentro de los cauces diseñados por las instituciones y por la legislación que conforman, acuerdan y conceden las partitocracias a sus amos. Es indispensable promover y facilitar procesos individuales y colectivos de auto-educación y auto-formación con la participación de los movimientos sociales y la colaboración inestimable de la docencia disidente, para dinamizar la cohesión social y redescubir lo común. Cualquier movimiento e iniciativa debe conectar con los demás por tener su lucha el mismo origen. Los conocimientos y las técnicas de cada uno son valiosos pero sólo la puesta en común puede proporcionar una visión de conjunto lo suficientemente amplia y unos valores compartidos capaces de construir una contra-hegemonía real.

Se precisan organizaciones sociales y obreras ágiles y flexibles, lejos de las estructuras verticales y rígidas que sólo generan desilusión, que sean capaces de encontrarse en un momento dado en un espacio de movilización, físico o virtual, temporal y abierto en el que se encontrará el colectivo, la comunidad, con el conjunto de sus demandas frente a un único enemigo, brutal y despiadado, que considera legítimo y natural sus actos y sus políticas de precarización, expolio, extracción y minorización y es conocedor y consciente de ello, pero al que se enfrentará y le mostrará su capacidad de organización, decisión y acción desde la Solidaridad, el Apoyo Mutuo y la Cooperación.

Notas:

[1] La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo. Laurence Cornu, La confianza en las relaciones pedagógicas

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Subasta_inversa

Una subasta inversa o reversa es un tipo de subasta en la que se invierten los papeles de comprador y el vendedor. En una subasta ordinaria (también conocido como una subasta de avance), los compradores compiten para obtener un bien o servicio, ofreciendo precios cada vez más altos. En una subasta inversa, los vendedores compiten para obtener negocio del comprador y los precios suelen disminuir a medida que los vendedores socavan mutuamente.

[3] ”No tenemos sueños baratos”

https://www.15-15-15.org/webzine/2016/07/16/no-tenemos-suenos-baratos/

Se llama Earth Overshoot Day (el día en que se excede la Tierra), al día del año en que se igualan la demanda de servicios ecológicos y la capacidad de carga (capacidad de regeneración biológica de la Tierra en un momento histórico dado).

El Overshoot Day tuvo lugar el pasado 8 de agosto de 2016. Este año la humanidad extenuó al planeta Tierra en tan solo 220 días.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215542

Imagen: https://elcomunista.files.wordpress.com/2016/08/145.png?w=400&h=245

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Luchar contra la pobreza: la opción más económica para Brasil

Brasil/04 agosto 2016/Fuente: Banco Mundial

Un nuevo informe del Banco Mundial compara el gasto público que beneficia tanto a pobres como a ricos.

Si tuviera que reducir su gasto, ¿qué recortaría primero?

Un nuevo informe del Banco Mundial indica que la brecha entre gastos e ingresos en Brasil deberá cerrarse en algún momento, a riesgo de que el nivel de deuda quede fuera de control, impactando en la economía y en los servicios proporcionados a la población. El gasto primario del gobierno central representó el 37% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que los ingresos primarios representaron el 36% del PIB. El pago de intereses, no incluidos en los gastos primarios, correspondió al 12,5% del PIB en 2015.

Se pueden realizar ajustes al presupuesto sin dañar al 40% más pobre de la población del país. De acuerdo al reciente Diagnóstico Sistemático de País (SCD por sus siglas en inglés) para Brasil, los programas y servicios orientados a este segmento de la población cuestan apenas el 12,1% del PIB (comparado con el 16,1% erogado en los no pobres) y marcan la diferencia para los más necesitados.

Los subsidios y el actual sistema de pensiones mínimas de la seguridad social benefician a los más ricos mucho más que a la población de bajo ingreso, como se indica en el informe. Esto los convierte en grandes candidatos para su reestructuración.

Al día de hoy, la seguridad social representa casi un tercio (28%) del gasto público. “Basándonos en los datos de la Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares (PNAD, Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios), concluimos que el gasto en seguridad social resulta en una distribución del ingreso algo más desigual,” dice Martin Raiser, director del Banco Mundial para Brasil.

Un tema importante es el período de contribución necesario para recibir un salario completo versus el período promedio durante el cual los jubilados reciben ese beneficio: 35 y 22 años, respectivamente. En términos generales, los brasileños comienzan a contribuir al sistema de pensiones de la seguridad social a los 25, se jubilan a los 60 y tienen una esperanza de vida de 82 años. Asimismo, las contribuciones al Régimen General —excluyendo los planes simples y rurales— varían de un 28% a un 31% del salario, mientras que los beneficios jubilatorios para una persona con el mismo perfil representan aproximadamente el 85% del último salario.

Una forma de mitigar este problema es aumentar el período de contribución. Por ejemplo, un trabajador con buena salud que se retire a los 65, en lugar de 60, poseerá valiosos conocimientos y experiencia que transmitir a las nuevas generaciones. “El efecto en la vida de las personas puede ser beneficioso y el impacto fiscal es 100% positivo,” dice Raiser.

 » El gasto en seguridad social hace que la distribución del ingreso sea algo más desigual »

Martin Raiser

Director del Banco Mundial para Brasil

Financiamiento a bajo costo

Brasil gasta el equivalente al 5% de su PIB en subsidios a empresas. Si bien esto es menos que lo gastado en seguridad social y pensiones jubilatorias, tiende a favorecer a los ricos.

Esto es así porque las compañías que reciben la mayor parte de los beneficios no son pequeñas empresas administradas por individuos de bajo ingreso, sino compañías más bien grandes que contratan a trabajadores más calificados y que no necesariamente generan puestos de trabajo de calidad para los pobres.

Considerando que los subsidios se proporcionan a un bajo costo (en un país donde el costo de financiamiento es elevado) y su disponibilidad limitada, el nuevo SCD plantea una pregunta: ¿Los subsidios van a quienes de verdad los necesitan?

Por otro lado, los programas y servicios orientados a los pobres —equivalentes a 12,1% del PIB— sí brindan beneficios reales. Esta cifra incluye a la educación primaria y secundaria y la salud pública, además de iniciativas como Bolsa Familia. Como tal, en lugar de controlar el gasto, el nuevo SCD recomienda un uso más eficiente de los fondos disponibles para estos servicios de forma tal de que posibiliten su mejora continua.

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/07/19/brazil-how-public-spending-benefits-rich-poor


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