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No, Education Isn’t the Civil Rights Issue of Our Time

We shouldn’t buy school choice rhetoric masquerading as civil rights

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La discriminación necesaria y la perjudicial

Alberto Benegas

Según el diccionario, discriminar quiere decir diferenciar y discernir. No hay acción humana que no discrimine: la comida que elegimos engullir, los amigos con que compartiremos reuniones, el periódico que leemos, la asociación a la que pertenecemos, las librerías que visitamos, la marca del automóvil que usamos, el tipo de casa en la que habitamos, con quién contraemos nupcias, a qué universidad asistimos, con qué jabón nos lavamos las manos, qué trabajo nos atrae más, quiénes serán nuestros socios, a qué religión adherimos (o a ninguna), qué arreglos contractuales aprobamos y qué mermelada le ponemos a las tostadas. Sin discriminación no hay acción posible. El que es indiferente no actúa. La acción es preferencia, elección, diferenciación, discernimiento y, por ende, implica discriminar.

Como se ha dicho, si una persona con mucha sed en un desierto tiene una cantimplora con agua a su derecha y otra a la izquierda y se declara indiferente de cuál beber y, por ende, no elige una de ellas, se morirá de sed. Para seguir viviendo debe discriminar, elegir y optar.

Esto debe ser nítidamente separado de la pretensión, a todas luces descabellada, de intentar el establecimiento de derechos distintos por parte del aparato estatal, que, precisamente, existe para velar por los derechos y para garantizarlos. Esta discriminación ilegítima echa por tierra la posibilidad de que cada uno maneje su vida y hacienda como le parezca adecuado, es decir, bloquea las posibilidades de que cada uno discrimine acerca de sus preferencias, lo cual debe ser respetado en un Estado de derecho, siempre que no se lesionen iguales derechos de terceros. Otro modo de referirse a aquel uso abusivo y pervertido de la ley es simple y directamente el del atropello al derecho de las personas.

La igualdad ante la ley resulta crucial, concepto íntimamente atado a la justicia, es decir, a la propiedad, primero, del propio cuerpo, a sus pensamientos y a sus pertenencias, en otras palabras, el “dar a cada uno lo suyo”.

La prueba decisiva de tolerancia es cuando no estamos de acuerdo con las conductas de otros. Tolerar las que compartimos no tiene mérito alguno. En este sentido, podemos discrepar con las discriminaciones, las elecciones y las preferencias de nuestro prójimo, por ejemplo, por establecer una asociación en la que sólo los de piel oscura pueden ser miembros o los que tienen ojos celestes. Allá ellos, pero si no hay violencia contra terceros, todas las manifestaciones deben respetarse, no importa cuán ridículas nos puedan parecer.

Curiosamente se han invertido los papeles: se tolera y alienta la discriminación estatal con lo que no les pertenece a los Gobiernos y se combate y condena la discriminación que cada uno hace con sus pertenencias. Menudo problema en el que estamos por este camino de la sinrazón, en el contexto de una libertad hoy siempre menguante.

Parece haber una enorme confusión en esta materia. Por un lado, se objeta que una persona pueda rechazar en su propia empresa la oferta laboral de una mujer embarazada o un anciano, porque configuraría una actitud discriminatoria, como si el titular no pudiera hacer lo que estima conveniente con su propiedad. Incluso es lícito que alguien decida contratar solamente a quienes midan más de uno ochenta. Como es sabido, el consumidor es ciego a religiones, etnias, alturas o peso de quienes se desempeñan en las empresas, por tanto, quien seleccione personal por características ajenas al cumplimiento y la eficiencia pagará el costo de su decisión a través del cuadro de resultados, pero nadie debería tener el derecho de impedir un arreglo contractual que no use la violencia contra otros.

Por otra parte, en nombre de la novel “acción positiva” (affirmative action), se imponen cuotas compulsivas en centros académicos y lugares de trabajo “para equilibrar los distintos componentes de la sociedad”, al efecto de obligar a que se incorporen ciertas proporciones, por ejemplo, de asiáticos, lesbianas, gordos y budistas. Esta imposición naturalmente afecta de forma negativa la excelencia académica y la calidad laboral, ya que deben seleccionarse candidatos por razones distintas a la competencia profesional, lo cual deteriora la productividad conjunta, que, a su vez, incide en el nivel de vida de toda la población, muy especialmente de los más necesitados, cuyo deterioro en los salarios repercute de modo más contundente dada su precariedad.

Por todo esto es que resulta necesario insistir una vez más en que el precepto medular de una sociedad abierta de la igualdad de derechos es ante la ley y no mediante ella, puesto que esto último significa la liquidación del derecho, es decir, la manipulación del aparato estatal para forzar pseudoderechos que siempre significa la invasión de derechos de otros, quienes, consecuentemente, se ven obligados a financiar las pretensiones de aquellos que consideran que les pertenece el fruto del trabajo ajeno.

Desde luego que esta atrabiliaria noción del derecho como manotazo al bolsillo del prójimo, entre otros prejuicios, se basa en una idea errada anterior, que es que la riqueza es una especie de bulto estático que debe redistribuirse (en direcciones distintas a la distribución operada en el supermercado y afines), dado que sería consecuencia de un proceso de suma cero. No conciben a la riqueza como un fenómeno dinámico y cambiante en el que en cada transacción libre y voluntaria hay un proceso de suma positiva, puesto que ambas partes ganan. Es por esto que actualmente podemos decir que hay más riqueza disponible que en la antigüedad, a pesar de haberse consumido recursos naturales en el tiempo trascurrido desde entonces. Es cierto el principio de Lavoisier: “Nada se pierde, todo se transforma”, pero lo relevante es el crecimiento de valor, no de cantidad de materia (un teléfono antiguo tenía más material que uno celular, pero este último presta servicios mucho mayores y a menor costo).

Vivimos la era de los pre-juicios, es decir el emitir juicios sobre algo antes de conocerlo (y conocer siempre se relaciona con la verdad de algo, ya que no se conoce que dos más dos son ocho). La fobia a la discriminación de cada uno en sus asuntos personales y el apoyo incondicional a la discriminación de derechos por parte del Leviatán es, en gran medida, el resultado de la envidia, esto es, el mirar con malevolencia el bienestar ajeno, no el deseo de emular al mejor, sino que apunta a la destrucción del que sobresale por sus capacidades.

Y esto, a su vez, descansa en la manía de combatir las desigualdades patrimoniales que surgen del plebiscito diario en el mercado, en donde el consumidor apoya al eficiente y castiga al ineficaz para atender sus reclamos. Es paradójico, pero no se condenan las desigualdades patrimoniales que surgen del despojo vía los contubernios entre el poder político y los así llamados empresarios, que prosperan debido al privilegio y a mercados cautivos otorgados por Gobiernos a cambio de favores varios. En realidad, las desigualdades de la época feudal (ahora en gran medida replicadas debido al abandono del capitalismo) son desde todo punto de vista objetables, pero las que surgen de arreglos libres y voluntarios, no sólo no son objetables, sino absolutamente necesarias al efecto de asignar los siempre escasos factores productivos en las manos más eficientes para que los salarios y los ingresos en términos reales puedan elevarse.

No es relevante la diferencia entre los que más tienen y los que menos poseen; lo trascendente es que todos progresen, para lo cual es menester operar en una sociedad abierta, donde la movilidad social constituye uno de sus ejes centrales. Como las cosas no suceden al azar, para contar con una sociedad abierta, cada uno debe contribuir diariamente a que se lo respete.

Podemos extrapolar el concepto del polígono de fuerzas de la física elemental al terreno de las ideas. Imaginemos una enorme piedra en un galpón atada con cuerdas y poleas y tirada en diversas direcciones por distintas personas, ubicadas en diferentes lugares del recinto: el desplazamiento del bulto será según el resultado de las fuerzas concurrentes, ninguna fuerza se desperdicia. En las faenas para diseminar ideas ocurre lo propio, cada uno hace lo suyo y si no se aplica a su tarea, la resultante operará en otra dirección. Los que no hacen nada sólo ven la piedra moverse y habitualmente se limitan a despotricar en la sobremesa por el rumbo que toma.

Hace poco tiempo, en Buenos Aires estaba escuchando radio en el automóvil y el locutor expresó que una señora, dueña de una casa en la zona costera, publicó un aviso en algún periódico que no es del caso mencionar en el que anunciaba que ponía su vivienda en alquiler durante la temporada veraniega con la condición de que el inquilino fuera vegetariano. Consignaba en el aviso de marras que los residuos de la carne atraían microbios que deseaba evitar. Henos aquí que todos los miembros del equipo que trabaja en el programa radial en cuestión pusieron el grito en el cielo y condenaron sin piedad a la titular del aviso. Manifestaron que esa actitud era discriminatoria y que, en consecuencia, había que aplicarle las normas correspondientes y no permitir semejante propuesta de alquiler.

Hubo llamados de radioescuchas que se plegaron a las invectivas de los conductores (por lo menos los que se pasaron al aire). Una señora muy ofuscada levantó la voz y señaló que debía detenerse a quien haya sido capaz de una iniciativa de esa índole, puesto que “actitudes como la discutida arruinan la concordia argentina”. Otro fulano, que dijo ser ingeniero con experiencia en operaciones inmobiliarias de envergadura, espetó que habría que confiscarle la propiedad a la autora de “semejante anuncio”. Y así siguieron otras reflexiones patéticas y dignas de una producción cinematográfica de terror, sin que nadie pusiera paños fríos ni apuntara a introducir atisbo de pensamiento con cierto viso de cordura.

Entonces, vivimos en una era en la que se discrimina lo que no debería discriminarse y no se permite discriminar lo que debe discriminarse. Por cierto, una confusión muy peligrosa. Algo aclara un pensamiento de Cantinflas: “Una cosa es ganarse el pan con el sudor de la frente y otra es ganarse el pan con el sudor del de enfrente”.

Fuente del articulo: http://opinion.infobae.com/alberto-benegas-lynch/2016/05/21/la-discriminacion-necesaria-y-la-perjudicial/index.html

Fuente de la imagen:  http://1.bp.blogspot.com/-9Xy_f9kOFXs/Tx2jC-mwCNI/AAAAAAAArKs/42uFg9cAKAo/s1600/bullying.gif

 

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Libro: Te quedarás en la oscuridad. Desahucios, familias e infancia desde un enfoque de derechos

Año: 2016

Autor: Martínez Muñoz, Marta ; Cabrerizo Sanz, Lorena ; Kaplún Medina, David ; Rivas Fernández, Marga ; García García, Baralides ; Rubio Gil, Javier ; Gamarra Rodríguez, Maite ; García López de Rodas, Mercedes

Lugar de Edición: Madrid

Editorial: PAH-Madrid ; Enclave ; Qiteria

Año de edición: 2016

Páginas: 107 p.

Idioma: Español

Fuente: Enclave

Descriptores: discriminación social, derechos del niño, protección a la infancia

Reseña:

Te quedarás en la oscuridad. Desahucios familias e infancia desde un enfoque de derechos busca ser una herramienta en la defensa de los derechos de la infancia en el proceso de paralización de los desahucios y una contribución que nos aproxime a las vivencias que sienten al ver peligrar la tenencia de su hogar -derivadas de las actuaciones de los poderes públicos y la sociedad en general-, y que expresadas en las propias palabras de las niñas, niños y adolescente que han participado en estudio se sintetizan entre el olvido y la oscuridad (resumen sacado de la web de Enclave

Después de dos años de trabajo entre PAH Madrid, Enclave de Evaluación y Enfoque de Derechos de la Infancia, y Qiteria, el martes 29 de noviembre a las 18.00h se celebró en la Casa del Reloj (Metro Legazpi) la presentación del estudio TE QUEDARÁS EN LA OSCURIDAD. Desahucios, familias e infancia desde un enfoque de derechos.

Con esta investigación participativa sobre el impacto de los desahucios en la infancia, hemos querido recoger las voces de las niñas, niños, adolescentes y familias en riesgo de desahucio, para compartir como lo viven sus protagonistas y visibilizar las implicaciones que tienen en la infancia.

Desde el mismo día de la presentación, el informe ya está disponible en PDF en la web.

Resumen: La presente investigación tiene como punto de partida el interés de un grupo de investigadoras y activistas sobre el impacto en las vidas de las familias, niñas y niños desde un enfoque de derechos, producido por los procesos de desahucio en sus principales espacios de su desarrollo: familia, escuela y comunidad.

El estudio que se ha estructurado en dos partes diferenciadas. En la primera, se ha plasmado el resultado del análisis cualitativo de las voces de las y los principales afectados: familias y niñas, niños y adolescentes. El trabajo con la familias, arrojó los elementos emocionales, subjetivos y materiales asociados a las etapas del proceso, desde que las circunstancias les llevan a dejar de pagar, hasta que deciden acudir a la PAH y abordar colectivamente las consecuencias derivadas. Por su parte, y como principal innovación de este estudio con respecto a los anteriormente realizados, el trabajo con niñas, niños y adolescentes supuso, como ya se ha indicado, poner de relieve las vulneraciones de los derechos humanos de la infancia por parte de un modelo social que responde exclusivamente a los intereses de los poderes financieros.

En la segunda parte, el estudio aborda las bases jurídicas y la ausencia de datos por parte del principal titular de obligaciones, esto es, el Estado, para poder establecer algunas conclusiones y recomendaciones que esperamos puedan servir tanto para denunciar y desvelar esta situación como para seguir investigando al respecto y poder implementar políticas públicas que atiendan adecuadamente el derecho a la vivienda. En último lugar, aunque no menos importante, hemos recogido la metodología empleada en la investigación, no sólo porque como personas comprometidas con la investigación social y aplicada creemos que debe ser compartida sino para poder dotar este trabajo de la legitimidad que, con toda probabilidad, la academia nos exigiría.

Fuente: http://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=5048

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Estados Unidos: Tenemos que hacer frente a la retórica de Trump contra los derechos humanos

Por: Amnistía Internacional 

El día de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos Donald Trump, el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty, ha manifestado:

“No enfrentamos a algo que podría convertirse en una grave reducción de libertades conseguidas con mucho esfuerzo, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.”

“Corresponde a cada persona luchar contra la malévola retórica de discriminación, odio y xenofobia del presidente Trump Amnistía se opondrá a la injusticia en todo momento.”

“Cuando la gente se une para defender la dignidad y la igualdad de todas las personas en todas partes, el discurso tóxico de odio y miedo no puede pararlo.”

Cuando la gente se une para defender la dignidad y la igualdad de todas las personas en todas partes, el discurso tóxico de odio y miedo no puede pararlo.
Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional
Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2017/01/usa-people-must-stand-up-to-trumps-antirights-rhetoric/
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Aceite de palma: Marcas globales se benefician de trabajo infantil y forzoso

Por: Amnistía Internacional/03-12-2016

Unilever, Nestlé, Procter & Gamble, entre las nueve empresas muy conocidas que contribuyen a abusos laborales

Las empresas de alimentación y productos para el hogar más populares del mundo venden alimentos, cosméticos y otros artículos de uso diario que contienen aceite de palma manchado por estremecedores abusos contra los derechos humanos en Indonesia, donde niños de sólo ocho años trabajan en condiciones peligrosas, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy.

El informe, The great palm oil scandal: Labour abuses behind big brand names, investiga las plantaciones de aceite de palma en Indonesia gestionadas por el mayor productor de aceite de palma del mundo, la empresa agroalimentaria Wilmar, con sede en Singapur, y sigue el rastro del aceite de palma hasta nueve empresas de ámbito global: AFAMSA, ADM, Colgate-Palmolive, Elevance, Kellogg’s, Nestlé, Procter & Gamble, Reckitt Benckiser y Unilever.

Gigantes empresariales como Colgate, Nestlé y Unilever aseguran al público consumidor que sus productos utilizan ‘aceite de palma sostenible’, pero nuestras conclusiones revelan que el aceite de palma dista mucho de serlo.
Meghna Abraham, investigadora principal de Amnistía Internacional

“Las empresas miran hacia otro lado ante la explotación de trabajadores y trabajadoras en su cadena de suministro. Pese a prometer a sus clientes que no habrá explotación en sus cadenas de suministro de aceite de palma, las grandes marcas siguen aprovechándose de terribles abusos. Estas conclusiones sorprenderán al público consumidor que piensa que toma decisiones éticas en el supermercado cuando compra productos que dicen usar aceite de palma sostenible”, ha afirmado Meghna Abraham, investigadora principal de Amnistía Internacional.

“Gigantes empresariales como Colgate, Nestlé y Unilever aseguran al público consumidor que sus productos utilizan ‘aceite de palma sostenible’, pero nuestras conclusiones revelan que el aceite de palma dista mucho de serlo. El aceite de palma que se produce usando trabajo infantil y trabajo forzoso no tiene nada de sostenible. Los abusos descubiertos en las actividades de producción de aceite de palma de Wilmar no son incidentes aislados sino hechos sistémicos y una consecuencia predecible de la práctica empresarial de Wilmar.

“Algo no está bien cuando nueve empresas que tuvieron unos ingresos conjuntos de 325.000 millones de dólares en 2015 no pueden tomar medidas para abordar el atroz trato que reciben las personas que trabajan en la producción de aceite de palma, que además ganan una miseria.”

Amnistía Internacional afirma que hará campaña para pedir a las empresas que digan a sus clientes si el aceite de palma que contienen productos populares como los helados Magnum, el dentífrico Colgate, los cosméticos Dove, la sopa Knorr, KitKat, el champú Pantene, Ariel, y Pot Noodle procede de las actividades de Wilmar en Indonesia.

Abusos sistemáticos en la cadena de suministro de grandes empresas

Amnistía Internacional habló con 120 personas que trabajan en plantaciones de palma propiedad de filiales de Wilmar y tres proveedores de Wilmar en Kalimantan y Sumatra, Indonesia. La investigación sacó a la luz una amplia variedad de abusos, como por ejemplo:

  • Se obliga a las mujeres a trabajar muchas horas bajo la amenaza de reducir su salario, se les pagan cantidades inferiores al salario mínimo –en casos extremos, ganan sólo 2,50 dólares de EE. UU. al día– y se las mantiene en una situación de inseguridad en el empleo, sin pensiones ni seguro de enfermedad;
  • Niños de sólo 8 años realizan trabajo físico duro y peligroso, en algunos casos tras haber dejado de asistir a la escuela para ayudar a sus progenitores en la plantación;
  • Trabajadores y trabajadoras que sufren graves lesiones debido al paraquat, una sustancia química sumamente tóxica que sigue utilizándose en las plantaciones pese a estar prohibida en la Unión Europea y por la propia Wilmar;
  • Se obliga a las personas a trabajar al aire libre sin equipos de seguridad adecuados a pesar del riesgo de sufrir daños respiratorios derivados de los peligrosos niveles de contaminación causados por los incendios forestales de agosto a octubre de 2015;
  • Se obliga a las personas a trabajar muchas horas para cumplir objetivos absurdamente altos, algunos de los cuales implican tareas muy exigentes desde el punto de vista físico, como utilizar equipos manuales pesados para cortar frutos de árboles de 20 metros de altura. Intentar cumplir los objetivos puede causar un considerable dolor físico a los trabajadores, que también hacen frente a diversas sanciones por cosas como no recoger los frutos de palma del suelo o recoger frutos que no están maduros.

Wilmar reconoció que tiene planteados problemas laborales en sus actividades. A pesar de estos abusos, tres de los cinco palmicultores a los que Amnistía Internacional investigó en Indonesia están certificados como productores de aceite de palma “sostenible” en virtud de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible, organismo creado en 2004 para limpiar el sector del aceite de palma tras los escándalos medioambientales.

“Este informe muestra con claridad que las empresas han utilizado la Mesa Redonda a modo de escudo para desviar un mayor escrutinio. Nuestra investigación reveló que esas empresas tienen políticas firmes sobre el papel, pero ninguna pudo demostrar que hubiera identificado riesgos obvios de abusos en la cadena de suministro de Wilmar”, ha afirmado Seema Joshi, responsable de Empresas y Derechos Humanos.

Las conclusiones plantean dudas sobre las afirmaciones de “sostenibilidad”

A partir de información y datos sobre exportaciones publicados por Wilmar, Amnistía Internacional siguió
el rastro del aceite de palma hasta nueve empresas productoras de alimentos y artículos para el hogar de ámbito mundial. Al ser contactadas, siete de estas empresas confirmaron que compran aceite de palma procedente de las actividades de Wilmar en Indonesia, pero sólo dos –Kellogg’s y Reckitt Benckiser– se mostraron dispuestas a aportar algún detalle acerca de qué productos estaban afectados. [Detalles sobre las respuestas de las empresas disponibles aquí]

Todas estas empresas, salvo una, son miembros de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible, y en sus sitios web o en las etiquetas de sus productos afirman que utilizan “aceite de palma sostenible”. Ninguna de las empresas con las que Amnistía Internacional se puso en contacto negó que los abusos tuvieran lugar, ni aportó ejemplos de medidas adoptadas para ocuparse de los abusos contra los derechos laborales en las actividades de Wilmar.

Las empresas deben ser más transparentes en cuanto a los ingredientes de sus productos
Seema Joshi, responsable del equipo de Empresas y Derechos Humanos

“El público consumidor querrá saber qué productos están relacionados con abusos y qué artículos no lo están. A pesar de someter a su consideración abusos tan terribles en las actividades de un proveedor importante, las empresas han mantenido una actitud muy hermética en lo referente a qué productos concretos están afectados”, ha afirmado Seema Joshi.

“Las empresas deben ser más transparentes en cuanto a los ingredientes de sus productos. Deben revelar la procedencia de las materias primas de los productos que encontramos en los estantes de nuestro supermercado. Hasta ese momento, estarán de alguna manera beneficiándose de los abusos laborales que se cometan y contribuyendo a ellos. Las empresas muestran una absoluta falta de respeto por una clientela que piensa que toma decisiones éticas cuando paga en caja esos artículos.”

Las peores formas de trabajo infantil al descubierto

El informe documenta cómo niños de entre 8 y 14 años llevan a cabo trabajos peligrosos en plantaciones propiedad de filiales y proveedores de Wilmar y gestionadas por ellos. Trabajan sin equipos de seguridad en plantaciones donde se utilizan pesticidas tóxicos, y transportan pesadas bolsas de frutos de palma que pueden pesar de 12 a 25 kilos. Algunos han abandonado la escuela para trabajar con sus progenitores durante todo el día o gran parte de él. Otros trabajan por la tarde después de asistir a la escuela, y durante los fines de semanas y los periodos vacacionales.

Un niño de 14 años que recolecta y transporta frutos de palma en una plantación propiedad de Wilmar dijo a Amnistía Internacional que dejó se asistir a la escuela cuando tenía 12 años porque su padre estaba enfermo y no podía cumplir sus objetivos de trabajo. Dijo que sus hermanos de 10 y 12 años también trabajan en la plantación después de la escuela:

Dejé la escuela para ayudar a mi padre porque él ya no podía trabajar.
Niño de 14 años que trabaja en la producción del aceite de palma

“Ayudo a mi padre cada día desde hace unos dos años. Estudié hasta sexto grado en la escuela. Dejé la escuela para ayudar a mi padre porque él no podía hacer ya el trabajo. Estaba enfermo. […] Lamento haber dejado la escuela. Me habría gustado ir a la escuela para ser más listo. Me gustaría ser profesor.”

El trabajo físicamente exigente y agotador puede causar daños físicos en los niños de corta edad. Un niño de 10 años, que también abandonó la escuela para ayudar a su padre y trabaja para un proveedor de Wilmar, dijo que cuando tenía 8 años se levantaba a las 6 de la mañana para recoger y transportar frutos de palma sueltos. Dijo que trabaja seis horas cada día, excepto el domingo:

“No voy a la escuela. […] Transporto yo mismo la bolsa con los frutos sueltos pero sólo puedo llevarla medio llena. Es difícil transportarla, pesa mucho. Lo hago también bajo la lluvia pero es difícil. […]Tengo las manos doloridas, y me duele todo el cuerpo.”

Las mujeres trabajadoras hacen frente a trabajo forzoso, bajos salarios, discriminación y exposición a sustancias químicas tóxicas

El informe pone de relieve una constante discriminatoria de contratación como jornaleras ocasionales de mujeres a quienes se niega empleo permanente y prestaciones de seguridad social como seguro médico y pensiones.

Amnistía Internacional también documentó casos de trabajo forzoso y de capataces que amenazan a las mujeres trabajadoras con no pagarles o practicar deducciones en su salario para obligarlas a trabajar.

Una mujer que trabaja en una unidad dedicada al mantenimiento de plantas de palma refirió a Amnistía Internacional las presiones que recibía en forma de amenazas implícitas y explícitas para que trabajara más horas:

“Si no termino mi objetivo, me dicen que siga trabajando pero no me pagan el tiempo adicional. […] Mi amiga y yo dijimos al capataz que estábamos muy cansadas y queríamos marcharnos. El capataz nos dijo: si no queréis trabajar, marchaos a casa y no volváis. Es difícil trabajar porque el objetivo es horrendo. […] Me duelen los pies, me duelen las manos y me duele la espalda después de hacer el trabajo.”

Indonesia dispone de una legislación laboral rigurosa en virtud de la cual la mayoría de estos abusos pueden ser constitutivos de delito. Sin embargo, la aplicación de las leyes es deficiente. Amnistía Internacional pide al gobierno de Indonesia que mejore la aplicación de la ley y que investigue los abusos que se exponen en el informe.

Información complementaria: Cómo rastreó Amnistía Internacional la cadena de suministro desde la plantación hasta la multinacional

El equipo de investigación de Amnistía Internacional localizó el aceite de palma de refinerías o fábricas concretas suministrado directamente por las plantaciones investigadas en siete de las empresas: Colgate-Palmolive, Reckitt Benckiser, Nestlé, ADM, Elevance, AFAMSA, y Kellogg’s a través de su empresa conjunta. Las otras dos empresas –Unilever y Procter & Gamble– confirmaron que se abastecen de aceite de palma de Wilmar y de Indonesia pero no respondieron cuando Amnistía Internacional les preguntó de qué refinerías se abastecen. Dado que se abastecen de Indonesia y que Amnistía Internacional localizó el aceite de palma de las plantaciones que investigó en 11 de las 15 refinerías de Wilmar, es muy probable que su suministro proceda de al menos una o varias de estas refinerías.

Amnistía Internacional pidió a las empresas que confirmaran si el aceite de palma de una lista de sus productos de consumo procedía de las actividades de Wilmar en Indonesia: sólo dos empresas (Kellogg’s y Reckitt Benckiser) lo confirmaron. Colgate y Nestlé reconocieron que reciben aceite de palma de refinerías de Wilmar en Indonesia. Amnistía Internacional vinculó estas refinerías con plantaciones investigadas para este informe. Sin embargo, Colgate y Nestlé dijeron que ninguno de los productos enumerados por Amnistía Internacional contenía aceite de palma procedente de las operaciones de Wilmar en Indonesia, pero no dijeron cuáles de sus productos lo contenían. Otras dos (Unilever y Procter & Gamble) no corrigieron la lista. Las otras tres ofrecieron respuestas imprecisas o no respondieron.

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El velo islámico vuelve a crear polémica en Europa

Europa/14 julio 2016/Autor: David Romero/Fuente: RT

Respeto a la tradición, identidades culturales, xenofobia, discriminación, sumisión de la mujer, respeto a la diversidad, sentimientos religiosos, intereses políticos, educación de los hijos, derechos de los inmigrantes… está claro que el velo islámico pone en la mesa demasiadas cuestiones al mismo tiempo y su simple mención es casi una garantía de encendidas polémicas.

En Europa acaban de tener lugar tres acontecimientos que ponen de manifiesto el difícil encaje que tiene este asunto en nuestro sistema normativo, y la enorme complejidad ético-jurídica de su eventual legislación.

Uno de estos acontecimientos es el respaldo mayoritario del parlamento búlgaro a una propuesta de ley presentada por la coalición nacionalista de derechas Frente Patriótico, para prohibir el uso de prendas de vestir que tapen la cara en espacios públicos. En Francia, Holanda o Bélgica ya se han aprobado leyes similares, que de hecho han restringido mucho el uso de algunos tipos de velo islámico, como el niqab o el burka. En Bulgaria viven alrededor de 7,2 millones de musulmanes (el 12% de la población), aunque el uso de estos velos integrales no está demasiado extendido entre ellos.

La polémica con respecto al velo islámico también se ha dejado sentir en España, un país en el que la población musulmana asciende a 1.732.000 personas y representa el 3,6% del total. Concretamente, en el País Vasco, a principios del mes de junio, los padres de una niña musulmana de 10 años se han negado a que su hija se quite el velo para entrar en el aula, tal como exige la escuela en su reglamento interno, que prohibe a los alumnos ir a clase con la cabeza cubierta por cualquier tipo de prenda.

https://esp.rt.com/actualidad/public_images/2016.06/thumbnail/575cb857c461886d5d8b458c.jpg

La asociación de padres y madres del centro respalda a la dirección del colegio, por lo que tuvo que intervenir el Departamento de Educación del Gobierno vasco. «Los intentos de acercar posturas no han dado sus frutos y, con la intervención de la inspección educativa, se ha adoptado una medida transitoria que consiste en que la niña no puede entrar en el aula con velo, pero sí a las estancias de la dirección, a las que se desplazan los profesores a impartirle las materias que sus compañeros reciben en su clase», explica un diario local.

Por otra parte, Europa también ha visto como la abogada general de la Unión Europea, Julianne Kokott, delaraba que las empresas europeas pueden prohibir a sus empleadas que lleven velo, ya que esta prenda «vulnera la neutralidad religiosa».

Su pronunciamiento viene a refrendar el despido Samira Achbita, una mujer musulmana que perdió su trabajo en Bélgica tras manifestar su intención de llevar velo durante la jornada laboral. «Según la abogada, no existió discriminación hacia la empleada porque la empresa en cuestión prohíbe que se exhiban símbolos políticos, filosóficos o religiosos en el puesto de trabajo. Aunque se trata solo de la opinión de la letrada, el Tribunal Europeo de Justicia suele respaldar la gran mayoría de sus posiciones», informa el diario ’20 minutos’. Ésta es la primera vez que la justicia comunitaria europea se pronuncia sobre uso del velo islámico.

Fuente: https://actualidad.rt.com/sociedad/213008-velo-islamico-polemica-europa

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Carolina Sánchez-Páramo: «Para cerrar la brecha de género hacen falta más que políticas sólo para mujeres»

España/10 de Julio de 2016/El Diario

Entrevista a Carolina Sánchez Páramo

La igualdad de género y la igualdad de oportunidades no son sólo principios básicos de cualquier sociedad democrática sino también una condición indispensable para el crecimiento y el desarrollo económico. De ello sabe, y mucho, Carolina Sánchez-Páramo, experta en temas de desigualdad y pobreza del Banco Mundial, que esta semana ha participado en Sevilla en la IV Conferencia de Economía y Presupuesto en clave de Género, organizada por la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

Llegada de Washington D.C., atiende a  eldiario.es/andalucia tras impartir la ponencia marco del encuentro. «Sorprendida», positivamente, por la nutrida presencia masculina, está convencida de que esa es la clave del éxito de cualquier política. «Esto no es una lucha entre mujeres y hombres. La igualdad de género no la ganan las mujeres o la ganan los hombres. Al final ganamos todos». A un problema conjunto, solución conjunta.

 ¿Cuál es el coste económico de la desigualdad de género?

Sabemos que hay tres vías en las que la desigualdad afecta al crecimiento. Por un lado, el hecho de que las mujeres participen menos en el mercado de trabajo y que tengan trabajos distintos tiene un coste en términos del PIB de los países y de los ingresos. El trabajo que hemos hecho intentando cuantificar estos impactos muestra que estas diferencias pueden ser de un 10% y hasta un 30%. Por otra parte, que las mujeres no tengan acceso a oportunidades económicas también contribuye a que los niveles de pobreza y vulnerabilidad sean más altos, aunque quizá esta cuestión sea más pertinente en países de ingresos más bajos que España. Por último, cuando las mujeres trabajan y tienen sus ingresos propios tienden a invertir más en sus hijos en términos de educación y de salud. Cuando sumas todo eso, el coste de que las mujeres no tengan oportunidades laborales y económicas es altísimo.

¿Cómo están los niveles de desigualdad de género en España en el contexto de la UE?

En España todavía, en términos de derechos en el mercado laboral, son altos en comparación con otros países europeos, sobre todo de Europa Occidental. Eso se debe en parte a una combinación de factores que tiene que ver mucho con la política social y, sobre todo, con el acceso por ejemplo al cuidado infantil, que hace que sea muy difícil para las mujeres jóvenes compatibilizar el hecho de tener hijos con estar en el mercado de trabajo. Y luego en el fondo están las normas sociales, que todavía fomentan la idea de que si hay hijos o si hay mayores a los que cuidar eso es responsabilidad de las mujeres. Hay que atacar los dos frentes, el estructural de las normas sociales pero también facilitar la incorporación femenina al mercado laboral mediante guarderias, unas condiciones laborales que permitan que las mujeres trabajen desde casa unos días a la semana o a tiempo parcial, etc. Hay países que han hecho eso de manera bastante exitosa, como Francia. Es algo que se puede lograr.

¿Y qué pesa más? ¿El hecho de que las políticas públicas no apuesten por una igualdad real o esas normas sociales que perpetúan de alguna manera la desigualdad?

Es difícil de saber, porque tendemos a pensar en las normas como algo inamovible, pero hemos visto políticas que ni siquiera estaban intentando cambiar la norma directamente sino que estaban creando unas condiciones un poco más fáciles para que estas cosas ocurran y acaban teniendo un gran impacto sobre las normas. Entonces, creo que intentar atacar la norma con la política es difícil, pero intentar crear condiciones más favorables no me cabe duda de que acaba cambiando la norma. La política debe facilitar cambiar los procesos. No debemos pensar que las normas están fijas, sino que evolucionan y, en algunos casos, lo hacen muy rápido.

¿Cuál cree que es la incidencia de la reforma laboral en España y su precarización en el aumento de la desigualdad y de los índices de pobreza?

No sé si el efecto ha sido tanto de género o más bien generacional. El mercado laboral español estaba ya muy segmentado desde que se introdujeron los contratos temporales y se creó una brecha muy fuerte entre los que eran los trabajadores que tenían empleos permanentes y el resto, que sobre todo eran jóvenes que entraban por primera vez o mujeres que se reincorporaban. Es una reforma que en teoría va orientada a cerrar esa brecha y a tratar de igualar las condiciones de trabajo entre unos y otros. ¿Estás igualando a la baja o a la alta? No me queda muy claro. Necesitas igualar de alguna manera, porque si no estás distribuyendo los costos de manera muy desigual y perjudicando otra vez a jóvenes y mujeres. En cualquier caso, no veníamos de una situación fantástica.

La brecha salarial de género en España es la sexta más alta de la UE (un 18%). ¿Confía en que se pueda cerrar algún día?

Esta brecha indudablemente refleja algo de discriminación pura y dura pero mucha de esta brecha no se explica por eso sino porque hay una diferencia muy grande entre el tipo de trabajo que hacen las mujeres y el que hacen los hombres. Si todos los hombres trabajan en ingeniería y todas las mujeres se dedican a la hostelería, pues claro que hay una diferencia salarial, pero eso no significa que les estés pagando distintas cantidades por hacer el mismo trabajo, sino que sus ocupaciones son completamente distintas. A medida que conseguimos que las mujeres se incorporen más a los sectores masculinos, y viceversa, parte de esa brecha se va a ir cerrando, porque mucho de lo que vemos es esa segregación ocupacional. También hay gente a la que se le paga distinto aun haciendo el mismo trabajo, por supuesto, pero en el fondo esa es una facción pequeña

La desigualdad y la falta de esperanzas es una de las hipótesis más aceptadas para explicar el Brexit. ¿Está usted de acuerdo?

Hay una sensación de que la clase media en Europa, en Estados Unidos, etc, lleva muchos años estancada y que la globalización y el crecimiento económico no se ha traducido en una subida en los niveles de vida para todo el mundo por igual. No me cabe duda. La respuesta que estamos viendo es una respuesta al descontento, a pensar que «la cosa va mejor pero a mí no me va mejor». Creo que sí que ha sido una causa. Y luego evidentemente buscas culpables entre los inmigrantes, etc., pero la preocupación de fondo es que estas personas no se están beneficiando tanto de estos procesos y ves a otros que sí se están beneficiando en la parte alta de la distribución. Ha jugado un papel ahí, o en que Trump sea el candidato republicano, etc.

¿Es un descontento global o a unos les va mejor que a otros?

Es un fenómeno global. En las últimas dos o tres décadas ha habido un crecimiento económico muy rápido en la parte baja de esa distribución (en África, India, China,…) y una reducción de la pobreza global. Pero en la parte media de esa tabla (las clases medias de países europeos, principalmente) el crecimiento ha sido mucho más lento o prácticamente nulo, mientras que el crecimiento entre los ricos ha sido muy rápido.

¿Cómo cree que afecta la globalización con su barra libre para los capitales y las restricciones sobre las personas?

A nivel global, la pobreza ha caído a una velocidad que no habíamos visto en el pasado, por lo que hay que decir que alguno de estos procesos económicos sí ha tenido un efecto positivo, no sólo en términos de PIB de los paìses sino en cómo eso se ha traducido en ingresos a nivel de los individuos. Lo hemos visto en el sur asiático, en Latinoamérica, etc, y se ha apreciado la salida de un montón de gente de la pobreza. La tasa global de pobreza ha caido un tercio en los últimos veinte años y está ahora aproximadamente en un 17% de la población global.

Cuando miras sin embargo a los países desarrollados, donde estas mediciones de pobreza globales son irrelevantes, la crisis ha afectado sobre todo a las clases medias. La medida en que la UE mide la pobreza provoca que haya habido un incremento de la pobreza aunque, si se mide en términos globales, no sea así. Tras la crisis, no ha habido una recuperación de los empleos ni los salarios que haya revertido eso por lo que, aunque las cosas globalmente van mucho mejor, en Estados Unidos y en Europa no es así desde el punto de vista de la pobreza.

Lo que hemos aprendido con el tiempo es que actuaciones individualizadas que sólo van dirigidas a las mujeres tienen un impacto muy limitado.

¿Cuáles son los costos asociados a la violencia de género que ha citado en su ponencia?

Los datos son tan escasos que es muy difícil saberlo. En nuestro estudio global sí pudimos documentar que esa idea de que esta violencia sólo se da en los pobres o en los que no tienen educación es falsa. Hay violencia doméstica en todos los niveles, en todos los lugares, pero es muy difícil cuantificar el coste de esto, porque los datos que tenemos no son suficientemente representativos. Creo además que las tasas son mucho más altas de lo documentado porque mucha gente no denuncia estas cosas. Por otra parte, cuando intentas comparar a unos países con otros los datos no son comparables. Pero aquí el costo es humano. Volviendo a las normas sociales que hablábamos antes, este es uno de los temas en que es más difícil avanzar, porque ni la educación ni el desarrollo es la solución, ya que se trata de un tema más bien cultural.

¿Cuánto tiene que decir la política para una verdadera igualdad de género?

El papel de la política, sobre todo en el área económica, es lograr generar unas condiciones que ayuden a cerrar esas brechas. Porque el empleo lo van a crear en su mayor parte los empresarios del sector privado, las decisiones de estudiar las toman los individuos, etc. Desde esa perspectiva, el papel del Gobierno es limitado, pero creo si tienes una legislación que facilita la igualdad en la entrada al mercado laboral, el acceso a la información necesaria para que los estudiantes tomen las decisiones, etc. pasa por que estos procesos empiecen a materializarse. A veces tendemos a pensar que para cerrar estas brechas necesitamos políticas de género que sean solo para las mujeres. En algunos casos sí son necesarias en el corto plazo, pero para cerrar realmente la brecha de género hace falta más que políticas sólo para mujeres. En el fondo lo que necesitas son políticas que igualen el campo de juego y que no necesariamente sean políticas de género sino pensar cómo cualquier política va a impactar a mujeres y a hombres.

¿Nos puede poner un ejemplo?

Si se va a implementar una polìtica de subsidios salariales para el empleo en los jóvenes, pensemos si va a tener un impacto diferencial entre chicas y chicos, pensemos si a lo mejor se está dirigiendo a determinados sectores, etc. Debemos hacernos ese tipo de preguntas de manera que cualquier política que se implemente no cree mayor desigualdad y, si se puede, pueda ir cerrando alguna de las brechas. Los programas especializados solo para mujeres se corresponden con un número muy limitado de las polìticas y su impacto, por tanto, va a ser muy limitado.

¿Qué hay que hacer y qué no se debe seguir haciendo para un verdadero crecimiento económico en igualdad de género?

Lo que hemos aprendido con el tiempo es que actuaciones individualizadas que sólo van dirigidas a las mujeres tienen un impacto muy limitado. Sin embargo, paquetes de políticas que intentan apoyar a estos grupos en una serie de frentes al mismo tiempo son mucho más exitosos. Por ejemplo, tener una política de crédito que favorece a microesmpresarias sin ningún otro tipo de apoyo vemos que no tiene grandes impactos. Sin embargo, cuando combinas esa iniciativa con capacitación sobre cómo manejar los recursos financieros de la empresa, con capacitación sobre cómo transformar los beneficios en ahorro y reinversión… Entonces tienen muchísimo más éxito. Por tanto, paquetes de políticas frente a políticas individualizadas, y polìticas que facilitan la combinación de la vida familiar y de la vida laboral (ya sean guarderías, horarios de trabajo más flexibles, etc.)

Hay cosas que sabemos que funcionan pero sobre todo que no sean sólo para mujeres y que sean paquetes porque lo que acaba pasando es que las barreras no son únicas sino que lo que tienes es una combinación de barreras en muchas esferas. A veces eso es difícil porque todos estamos organizados en departamentos.

Fuente: http://www.eldiario.es/andalucia/Carolina-Sanchez-Paramo_0_534396616.html

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