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Cazan a niños albinos en África

Amnistía Internacional presentó un informe sobre lo que sufren las comunidades albinas en el sur de África, principalmente en Malaui y Mozambique

  Ciudad de México, 08 de Junio de 2016
El albinismo no es más que una rara condición genética caracterizada por la ausencia de pigmentación de ojos, piel y pelo en humanos y animales. Es hereditario y aparece con la combinación de dos portadores del gen recesivo.

Hay ciertos lugares de África en los que ser albino implica vivir en riesgo de ser víctimas de asesinatos, rituales de magia y comercio de cuerpos.

Amnistía Internacional lanzó una voz de alarma y advirtió en un informe que en Malaui ha aumentado en los últimos meses el número de albinos.

Las personas en esta condición sufren una muerte cruel ya que, aún con vida, son desmembrados y finalmente decapitados, con la creencia de que a través de ciertos rituales de brujería confieren salud y fortuna a quien encarga estos trabajos, incluso los fanáticos de estos rituales creen que los huesos de las víctimas contienen oro.

Sin importar la edad, los albinos son escondidos por sus padres para evitar que sean descubiertos por los chamanes de la región, quienes encargan a grupos armados entrar a las aldeas en donde son detectados para secuestrarlos. Suelen alcanzar un alto precio en este macabro mercado.

Amnistía resaltó en el informe que la creencia de que tener relaciones sexuales con quien padezca albinismo cura a los portadores del VIH ha generado una oleada de ataques en poblaciones africanas, principalmente en Malaui, y admitió que el número de denuncias presentadas por los familiares dista mucho de las cifras reales no oficiales.

El informe también documenta la discriminación cotidiana que sufren los albinos en sus comunidades y el nulo acceso a los servicios educativos y de salud.

Fuente: http://noticieros.televisa.com/mundo/2016-06-08/cazan-ninos-albinos-africa/

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La Universidad Trump, acusaciones de fraude que ponen en apuros al magnate

MundoHispanico/10 de junio de 2016

La publicación de cientos de documentos sobre las técnicas agresivas y sin escrúpulos usadas en la Universidad Trump pone en apuros al virtual nominado republicano Donald Trump, que podría tener que testificar por fraude el 28 de noviembre, poco después de las elecciones presidenciales.

El juez Gonzalo Curiel ordenó el viernes la publicación, antes del 2 de junio, de más de mil páginas de escritos judiciales sobre la Universidad Trump debido al interés público que puede tener el caso, abierto en 2010 en la corte del distrito Sur de California, con sede en San Diego.

El polémico proyecto educativo podría cruzarse en el camino hacia la Casa Blanca del magnate, que ha construido su campaña presidencial sobre su reputación como exitoso hombre de negocios.

“Donald Trump en sí mismo es un fraude”, consideró hoy en un acto en Nueva Jersey la demócrata Hillary Clinton, posible contrincante de Trump para la Presidencia y al que acusó de tratar de “estafar” a Estados Unidos de la misma forma que engañó supuestamente a los alumnos de su proyecto educativo.

Los centenares de documentos publicados hasta ahora, en respuesta a una petición del diario The Washington Post, retratan a la Universidad Trump como un negocio sin escrúpulos que presionaba a sus estudiantes para que adquirieran cursos sobre negocios inmobiliarios y finanzas con matrículas de casi 35.000 dólares.

“En la Universidad Trump enseñamos el éxito, de eso se trata todo, del éxito y eso puede ocurrirte a ti”, asegura el magnate en uno de los anuncios del centro, que abrió en 2005 y en 2010 tuvo que cambiar su nombre a “Trump Entrepreneur Initiative” dado que no contaba con una licencia para ser universidad.

Hasta 80.000 personas acudieron a los cursos gratis de iniciación de la Universidad Trump en los que los profesores presionaban a los estudiantes a inscribirse por 9.995 dólares en el curso “bronce”, por 19.495 dólares en el curso “plata” y por 34.995 dólares en el curso “oro”, según los escritos judiciales.

“La Universidad Trump prometía a sus alumnos que les ayudaría a hacer dinero, pero en realidad la Universidad Trump solo estaba interesada en vender a cada persona el curso más caro que podía”, afirma Ronald Schnackenberg, que trabajó para el centro entre octubre de 2006 y mayo de 2007.

En una declaración jurada, Schnackenberg asegura que la Universidad de Trump era “fraudulenta” y “se aprovechó de las personas mayores y sin educación para despojarlos de su dinero”.

Las acusaciones contra la Universidad Trump salieron a relucir el pasado mes de febrero cuando el senador Marco Rubio acusó a Trump de comenzar una “universidad falsa” durante un debate del proceso de primarias republicanas en Houston (Texas).

Entre los escritos publicados recientemente destacan testimonios como el de Schnackenberg y una serie de “manuales de estrategias” que servían de guía a los profesores para hacer publicidad.

Uno de esos “manuales de estrategias” recomienda clasificar a los estudiantes por su liquidez financiera, pero insta al personal a no dejar de vender cursos a los alumnos con menos ingresos.

“El dinero nunca debe ser una razón para no inscribirse en la Universidad Trump”, dice uno de los manuales, en el que se da instrucciones al personal para vender las clases, incluso a individuos escépticos y reacios, apelando directamente a sus necesidades psicológicas.

De esta forma, el centro da instrucciones sobre cómo guiar al comprador a través de una “montaña rusa de emociones” para que adquiera los cursos.

El magnate, que llegó a ser propietario del 93 % de la compañía, se ha defendido de las acusaciones, ha asegurado varias veces que muchos de sus alumnos están satisfechos y ha acusado al juez Gonzalo Curiel de estar en su contra por “ser de origen mexicano”.

En realidad, Curiel nació en el estado de Indiana (medio oeste de EEUU), según el registro de jueces federales del Gobierno.

Además del caso de Curiel en California, el magnate se enfrenta a otra investigación iniciada en 2013 por el fiscal general del estado de Nueva York, Eric Schneiderman, que afirma que la Universidad Trump defraudó 40 millones de dólares a más de 5.000 personas.

El juicio en California está fijado para el 28 de noviembre y el juez Curiel ha reclamado la presencia del magnate, mientras que en Nueva York una corte de apelaciones a finales de abril determinó que el proceso contra Trump debe seguir adelante, aunque todavía no se ha fijado fecha para el juicio.

Los registros de las cortes federales muestran que, desde principios de la década de 1980, Trump ha sido demandado al menos 150 veces y la mayoría acabaron con final feliz para el magnate.

Esta vez las demandas de fraude, publicidad engañosa y falsas promesas podrían agriarle la fiesta al candidato, no solo por las consecuencias judiciales sino por las repercusiones políticas que podría tener un juicio tan cerca de las elecciones presidenciales.

http://mundohispanico.com/noticias/la-universidad-trump-acusaciones-de-fraude-que-ponen-en-apuros-al-magnate

 

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EEUU: Parents wrote about their transgender five-year-old, and readers had strong reactions

EEUU/8 junio 2016/Fuente: Whashinton 

Resumen:

Ron y Vanessa Ford son los padres de un niño transgénero 5 años de edad, y recientemente escribió para The Washington Post acerca de por qué ellos aprecian y apoyan la directiva de la administración de Obama a las escuelas sobre la acogida de los estudiantes transgénero. La directiva ha provocado una reacción de las autoridades locales y estatales que lo consideran extralimitación federal, y que sobre todo oponerse a la exigencia de que las escuelas permiten a los estudiantes transgénero a utilizar baños que corresponden a su identidad de género.

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Ron and Vanessa Ford are the parents of a 5-year-old transgender child, and they recently wrote for The Washington Post about why they appreciate and support the Obama administration’s directive to schools on accommodating transgender students. The directive has spurred a backlash from local and state authorities who call it federal overreach, and who particularly object to the requirement that schools allow transgender students to use bathrooms that correspond to their gender identity.
During a town hall event on June 1, President Obama said his decision to direct public schools to allow transgender students to use the bathrooms of their choice was based on the law and is intended to keep children out of «a vulnerable situation.» (Reuters)
For the Fords, the debate about bathroom access is really a debate about discrimination, and about whether the government will or will not sanction discrimination against their child.

“We are an interracial couple,” they wrote. “Fifty years ago, in many places across the country, it would have been legal to discriminate against us because, many people said, a fundamental part of who we are was somehow offensive and perverse. Our daughter is transgender. In many places across the country, it is legal to discriminate against her because, many people say, a fundamental part of who she is somehow offensive and perverse.”

We asked readers to weigh in on how the bathroom debate compares to earlier civil rights debates. There were many responses, representing the wide range of views and strong feelings that have characterized the discussion about transgender rights in America.

We heard from people who believe that the fight for transgender rights is akin to the civil rights battles of the Jim Crow era, and others who believe it is insulting to compare the two.

We heard from Christians who said that people should live according to their biological sex because God doesn’t make mistakes, and we heard from Christians who said their faith calls for loving and respecting all people, regardless of gender identity.

We heard from transgender adults who praised the Fords for giving their daughter the gift of unconditional love, and from parents of transgender children who said they appreciated the Fords’ courage in speaking publicly.
Others said they believe the Fords are encouraging a child’s delusion, and they questioned whether such a young child is capable of deciding that her gender doesn’t match the sex she was assigned at birth. How do the Fords know that their daughter isn’t going to change her mind?

Vanessa Ford pointed to an emerging body of research on transgender children who are supported and affirmed by their families — a population that has been difficult to study until now because the acceptance of transgender children is a relatively recent phenomenon.

One recent study from the University of Washington — published in Psychological Science in 2015, and part of a longer longitudinal study of transgender children younger than 12 — suggested that transgender children’s gender identity is real, and not the result of confusion or acting. Another, published in February in Pediatrics, showed that transgender children who are supported by their families have the same rates of anxiety and depression as children who are not transgender — and they have much lower rates of anxiety and depression than gender-nonconforming children in earlier studies.

Ford said that people who want to know more about their decision to support their child’s gender identity can read the letter they sent to family and friends, which appears in full below.
Here are a selection of responses The Post received from readers to the Fords’ original essay, who wrote about how the debate about transgender rights compares to past civil rights battles. Some have been edited for length and clarity.

“Being transgender myself, I spent my childhood, youth and most of my adult life in denial and hiding my true self”
I fully agree with the article and the notion it expresses. Being transgender myself, I spent my childhood, youth and most of my adult life in denial and hiding my true self, resulting in self-loathing, self-harm and two suicide attempts. (Thank the Lord, also in a 30+3 year marriage — yes, three years already as wife and wife — and with two open-minded children.) No kid, no youth, no adult who happen to be trans should be discriminated against. Bathroom bills aren’t about bathrooms, aren’t about safety, they are about discrimination. 70 years ago, the marriage of my mother and my father would have been illegal, I would have been sent to a concentration camp (probably right into the gas chambers) which is why I am very sensitive to discrimination and do advocate for equal rights for any human being no matter age, ethnicity, gender, sexual orientation, whatever.
— 55 years old, Germany
“People who are transgender/non-conforming need protection”
Bless you for having the courage to share your family’s story. Your children are both fortunate to have you as parents.
Since your story was personal, I wanted to add a comment to readers who worry that pedophiles will use this legal protection as a means to abuse children in public bathrooms. We can protect children from abuse only if we adults move beyond fear and learn facts. Pedophilia is not characterized by random — or public — crimes. (Consider wrenching stories of well-hidden clergy abuse.) The truth is, people who are transgender/non-conforming need protection from others wishing to harm them.
— 53 years old, Silver Spring, Md.

“God bless parents like yourselves”
I am a transgender woman, now aged 71, who grew up in fear of being locked up and the key thrown away, so I tried to conform but I was bullied at school, called names and “rechristened” a girl’s name by the boys because of how I was. I tried to transition in 1962 when I was 17, but I didn’t have supportive parents or support groups, and the Internet was not even dreamt about at that time. So I thrust it deep, lost myself in studies and got innumerable degrees — and also became borderline alcoholic in a desperate attempt to numb my mind. A failed suicide attempt at the age of 27 led me to seek help from a medical professional. I transitioned in the early 1970s and have had a wonderful, fulfilling life for almost half a century now. God bless parents like yourselves who by accepting their child as they are, can avoid the fear, trauma and pain of trying to be somebody that you are not.
— 71 years old, United Kingdom

“I wish we could change our society”
Instead of changing bodies, I wish we could change our society to one that accepted feminine boys and men and masculine girls and women so that no one felt compelled to expose themselves to the risks of life-long hormone administration or the removal of healthy organs.
— 50 years old, Philadelphia

“I was so close to suicide so many times I have lost count”
Having lived through the civil rights movement since the 1950s, I see little difference in the nasty justifications to discriminate based on race or gender identity. Among certain people there still seems a deep seated need to identify those who are different and exclude them from society and to limit their rights. I am a transgendered woman and the discrimination kept me in the closet from about age 8 until my transition this year at the age of 67. What was it like to live a restricted, unauthentic life for 6 decades? I really can’t put it into words and when I try all that comes is tears. It is a miracle that I am still here today to enjoy my newfound life as myself. I was so close to suicide so many times I have lost count. I am only here because my sense of duty towards family kept me tied to this life. This long, long lonely sojourn was not because there was anything wrong, perverse or abnormal about me, but was entirely the result of a cruel and uncaring society that promised the complete destruction of my life and the lives of those I held dear should I ever express my true self. When I realized my difference in 1957 we were living north of Atlanta and I still can see in my mind the towering figures in white satin robes manning their KKK Labor Day roadside coffee stops to disseminate hate under the pretense of performing a civic service. Human cruelty seems to have no limits. I think we can win the fight this time, but it is very hard. I cannot bear the thought of children like Ellie experiencing any of what I had to endure. People who support these laws have not the slightest concept of the suffering and damage they are attempting to inflict on the transgender community and its children. The human heart still has an infinite capacity for ignorance and cruelty.
— 67 years old, Sequim, Wash.

“This boy is not and never can be a girl”
This is outrageous! These “feel good” articles are deceiving and totally evil. This is nothing more than social engineering! Any parent who allows this “transgender” fantasy is guilty of child abuse! This boy is not and never can be a girl because his sex is defined in his DNA and CANNOT BE CHANGED! STOP THE MADNESS! Children who act this way need help, not pandering to their delusional fantasies! As for bathrooms, people need to go to the one according to their biological sex! Period!
— 70 years old, Orlando, Florida
“You are made to feel you are not wanted”
I wish you all the best with your transgender child. It is a rough life as most are not accepting. I transitioned almost twenty years ago so I have seen the storms directly. Looking just for bathroom rights is probably one of the more minor issues – not that it is not important. Being able to secure work, housing and overall life opportunities are far more critical. As a transgender person, there is a pressure everywhere that is forcing you out of society. You are made to feel you are not wanted and are not accepted as you are. Anyone can deal with such attitudes in the short term, but in the long-term it is easy to just give up. Your skills do not mean anything, because any potential employer just looks at your transgenderism and decides not to hire. That is the killer!
— 48 years old, Reno, Nev.

“It is extremely insulting to compare trans rights with the struggle that black people have faced”
It doesn’t compare at all because they’re two completely different situations in different time periods affecting two different types of people. It is extremely insulting to compare trans rights with the struggle that black people have faced ever since they came to America. Until trans people are lynched, getting bit by police dogs, hosed with hard pressured water, and treated like actual second class citizens then the comparison is extremely silly!
— 23 years old, Houston, Texas

“Get over it, people. It’s no one’s business what’s in someone’s pants.”
This issue pisses me off. Let a person use the bathroom that they want to use. People are afraid there will be “men” in the ladies room, while the person next to you checking their makeup may have a penis, they think of it as a mistake because they have a woman’s brain. Transgender people have been around since the dawn of time and have been using public restrooms since their invention. Sex reassignment surgery has been done since the 1930’s (Google it). Get over it, people. It’s no one’s business what’s in someone’s pants when it comes to marriage or bathrooms. If we would all treat each other with the love and respect they deserve as a human being the world would be a much nicer place, and just maybe “officials” would be free to tackle the important issues.
— 53 years old, Washington, Pa.

“A child of 4 or 5 cannot and should not make a decision like that”
It is a parent’s job to guide the child in the right direction, and a child of 4 or 5 cannot and should not make a decision like that. If their “daughter” shows her penis in any bathroom I’m in, HE will be told he’s a BOY and told to get out of the LADY’S ROOM!!!
— 60 years old, Seattle, Wash.

“No child should have to grow up that way”
My daughter claimed her identity as female at age eight. Before that time she lived in constant stress. She was constantly forced to use the wrong restroom. The boys’ room was a foreign and unsafe space for her. She was bullied there. She knew it wasn’t the right place for her, and consequently she stopped going. She developed a bowel disorder that could plague her for the rest of her life. Even though we live in a relatively accepting community, she still faces a lot of pressure from a society that does not completely accept transgender children. No child should have to grow up that way. There is an immediate and direct connection with previous civil rights struggles. It’s the same phenomenon cloaked in different labels.
— 52 years old, Boulder, Colo.
“We are becoming too permissive with our children”
As a Catholic, and a Christian, I believe we are becoming too permissive with our children. I remember when my sister and I were growing up, we were allowed to play as we wanted. We hung out with boys and dressed in boyish clothes. We played with toys meant for boys. We never doubted the fact that we were girls. Until we come to terms with the fact that a person’s gender cannot completely be changed, nobody will be happy. As for the bathroom, a lady should never be forced to share a bathroom with a man.
— 44 years old, Lubbock, Tex.

“This push towards transgender acceptance is very dangerous”
How did this turn into a civil rights movement? Because it shouldn’t be, it should be about teaching your child right from wrong and ignoring those who would disturb morality. The bathroom and transgender rights would not be a problem if people understood that it is harmful to allow one to identify as the opposite gender. Transgenders have a 41 percent chance of committing suicide. In what way is allowing children to do the same a positive thing? You can google transgender violence or bullying and it’s common. This push towards transgender acceptance is very dangerous. It’s a safety issue that should have been addressed before experts decided that kids should transition. The best way to protect your child is to let them know they need to follow what their parents say instead of the child doing what they want. Parents need to teach kids right from wrong.
— 25 years old, Chicago, Ill.

“Christians should act like Christians and embrace the diversity of humankind”
My husband and I have been foster parents for 30 years to children from many backgrounds and inclinations. Our role as adults is to do all we can to make a child feel included. Fear is what creates stupid laws and an atmosphere of paranoia. Remember the mean girls in the high school bathrooms? Those were the people I feared. Haven’t had an issue with a restroom since then. Do we start challenging people who do not fit the model of femininity, masculinity and become the bathroom police of who can enter? Anyone with evil intent can always find a way. Christians should act like Christians and embrace the diversity of humankind.
— 76 years old, Kensington, Md.

“Students are much more accepting than their parents”
I think state bathroom laws regarding transgender students IS the new civil rights debate. I am a teacher at a public school and I can tell you that students are much more accepting than their parents, so there is hope in the next generation for all civil rights issues. I agree with the rights of all humans and agree with the Dept. of Justice and the federal government withholding money from states that discriminate.
— 58 years old, Bowie, Md.

“Separate but equal”
To those who want to compare sex-segregated facilities to race-segregated facilities, I would only ask this: if requiring people to use facilities that match their sex regardless of their gender identification is the same as prohibiting people of different races from using the same facilities, what possible moral or legal justification can there be for “separate but equal” facilities for different sexes — or for different genders, for that matter?
— 62 years old, Arlington, Va.

“This controversy is about fear”
Oh, I don’t think it is even about civil rights. This controversy is about fear. All of a sudden we are concerned about predators accosting our women in public restrooms. There has never been a law to prevent men from entering a women’s room in the first place, but now, men or even worse, boys, are going to pretend they are female to enter a restroom to attack women?? Who thinks like this? Most people do not flash their private parts in public restrooms. I don’t have any personal experience with transgenders that I know of, but I have always had gay friends or co-workers. I never thought I would see the progress we have achieved in the last few years. It’s about time, and now we have another hurdle. Can’t we just accept them as people?
— 58 years old, Crownsville, Md.

“I’m afraid they’re making a terrible mistake”
A 5-year-old transgender?! At 5, I wanted to be a boy. I’m so glad my mother didn’t indulge that. I’d be so screwed up if she had. I’m now a happy healthy adult heterosexual female who is still a bit of a tomboy. Just do gender neutral activities and buy gender neutral clothes until the kid finds out who s/he is. These parents think they’re doing a good thing, but I’m afraid they’re making a terrible mistake.
— 32 years old, Los Angeles

“I too worry about what would happen if society turns against my child”
Vanessa, I am so proud of you and Ellie and your entire family. Your words are powerful. As the parent of another transgender 5-year-old, I too worry about what would happen if society turns against my child and discrimination were to be legislated on the basis of fear and falsehood. I start too many days reading missives filled with fear and anguish from parents whose children are not affirmed in their communities, and who hang in the balance between life and death. I urge people to listen to your words carefully, and to allow you to be the bridge by which they cross over and experience for a moment, the life of the “other.” Love to you and your family.
— 39 years old, Melrose, Mass.

“Last time I checked, restrooms had private stalls”
I really don’t understand all this fear of ‘perverts’ in the bathrooms. As far as I can tell there has never been a reported case of a transgender person ‘misbehaving’ in a restroom. Although there are now many cases of cis-gendered persons being harassed because they don’t look ‘male’ or ‘female’ enough in some people’s eyes to be using the restroom of their sex. Last time I checked, restrooms had private stalls – if we could all just respect that privacy – this would be a non-issue.
— 64 years old, Reston, Va.

“My daughter is also transgender”
My daughter is also transgender. I fear for her safety because she is living in an area where politicians are actively advocating laws to discriminate against her. The least-informed people are spreading fear and hatred against some of the most wonderful, caring people I know. I know I will never fully know the pain and suffering of those who struggled with racial discrimination, but having a transgender daughter has opened my eyes to how heartbreaking it can be to parent an innocent child who is targeted by those who know nothing about her.
— 54 years old, Houston area

“I salute these kids for their courage and strength”
I find it totally fascinating that kids at 4 and 5 are now confident enough to in essence come out and express who they are and how they feel. Just as a parent, I find it amazing. (It also shows that even at early ages kids listen and form their own ideas and actions.) My kids are not transgender, but I deal with issues of self-image, self-confidence, anxiety and depression. From that perspective alone I salute these kids for their courage and strength at any age and the parents that provide and support them!
— 50 years old, Washington, D.C.

“I am the father of a gender non-conforming daughter”
I am the father of a gender non-conforming daughter. At age 5 she refused to wear dresses. She sometimes said that she wanted to be a boy and periodically asked to be called by a boy’s name. She often refers to herself as “he” in her various imaginary games. At age 6, she started asking for “fancy” clothes, i.e., boys’ suits, which she loves wearing. That being said, she has never complained about using a girls’ bathroom, has never said she wished she had a penis and refers to herself as our daughter. Her teachers have been incredibly understanding and supportive, and her fellow elementary school students appear to treat her just like anyone else. I confess that I don’t understand all of her preferences but what I do understand is that she’s my child and deserving of my unconditional love, support and acceptance. My daughter is a remarkably happy, easygoing child and we attribute that, in part, to the casual acceptance of those around her. Of course I have no idea what path my daughter will take through life but I know that the objective of all parents is to help their children become the best versions of themselves that they can be. It baffles and infuriates me that some people might stand in my way to do that.
— 56 years old, Bethesda, Md.

“As a Christian this deeply disturbs me!”
I find it outrageous. As a Christian this deeply disturbs me! It has gotten progressively worse. My daughters are grown but I won’t subject my 3 yr old gbaby to such foolishness. She should never have to worry about who’s in the bathroom with her. The problem with this is it will open the door to perverts and that IS the problem. As far as the little boy wanting to be a little girl, I wont even comment but to say, Puhlease, God makes NO mistakes!
— 48, Waldorf, Md.

“I have a few questions”
This is a good article. I support people being who ever they are. I also believe that this is a civil rights issue. Bathrooms should be built that are unisex so this does not continue to be a real issue. However, I have a few questions as I am trying to learn more about transgender people. Is this a chromosome issue? What happens when this child starts to grow facial hair? Will she have some kind of surgery to deal with genitalia? What about her voice? Will she take hormones? Will these hormones stunt her growth? Does she get psychological counseling? Sometimes people fear other people who are different because they lack information. Just like racism, sexism, ageism etc.
— 58, Washington D.C.
The Ford family’s letter to family and friends about their child’s coming out as transgender:

Dear Friends,

For a long time, we said, “Our son likes dresses but also ninjas” to describe our child to others. However, we, and a number of experts and specialists, don’t feel that’s a fair description of our child anymore. Our child insists every day, in many ways that they are a girl and has for a long time. Our child has asked for us to call them her/she/sister and Ellie is a name she chose once she realized people would think she was a boy with her birth name.

Starting around age 4, Ellie has consistently and persistently told us she is a girl in many ways. The most clear have been “I’m not a boy. I am a girl.” “I’m a girl in my heart and my brain.” Most times when she says these things, she says them without prompting or questioning. She draws herself as a stick figure girl, says she’s a girl — often many times a day when playing (“I’m the girl power ranger, I’m Wonderwoman/SpiderGirl/BatGirl etc). We purchased a whole “girl” wardrobe after a tantrum one morning about having to wear “boy” underwear. Since that point, our daughter has truly emerged. She has blossomed, is happier and just seems more herself. It’s hard to explain. (Ellie chose her new name by the way. It’s the name of her lovey and it means “shining light”!)

We haven’t seen that she’s experienced a lot of the distress (dysphoria) that often appears in transgender children but we have seen some, and it’s been concerning. For example, we’ve heard her talking in her room late at night pointing and poking at her chest saying “Boy! Boy! Boy! I am a boy! I like power rangers!” It was unsettling and her tone was worrisome. That was the last time she ever mentioned being a boy and we soon got her the clothes to match who she said she really was. This has helped. Another example was when we didn’t have a “girl” swimsuit and she had a rash guard that said “surfer girl” on it. Twice she threw a tantrum having to put on a life jacket. We didn’t know why but eventually she said, “It will make me a boy! It covers my girl words. People will think I’m a boy and I’m not!” So we got her a “girl” suit and she is much happier… and safer in the water!

When a person is transgender, their brain doesn’t match their body and we are going to work to ensure we can do whatever we can to affirm our child so she doesn’t feel the conflict between how she feels inside and how she is seen on the outside.
We thought about waiting with the name and pronouns… seeing how this played out over time. But the reality is, the risks are too high for us to ignore her true self as she tells us, and has been telling us. If, later in her life, she tells us differently, we will listen then too. Over 50% of transgender teens attempt suicide, even higher for teens of color like Ellie. Ron and I are going to do every single thing we can so our child knows they are loved for whoever they tell us they are. And our child tells us she is Ellie.

Finally, and very importantly, we don’t see anything “wrong” with our daughter. This is the way our child was born and we love her… and hope the community around her in school, playgroups etc. will do so too. 
All experts say how important it is for parents and other important people to be knowledgeable about this all and that acceptance and support of the child is the #1 predictor of the child’s health and safety (especially when it comes to that horrific statistic above). The leading groups around all of this are here in DC so that’s good. Ultimately we don’t care at all about the label, only about the well-being and happiness of our child.

If you have more questions, or want to learn more, we have listed some resources below . Thank you so much for your support!
8 Great Children’s books
Lots of great resources for families here
PFLAG has a great new resource guide for families of transgender or gender-expansive children. Childhood focus starts on page 16.
Human Rights Campaign
Children’s National Medical Center

Fuente de la Noticia:

https://www.washingtonpost.com/news/education/wp/2016/06/08/parents-wrote-about-their-transgender-five-year-old-and-readers-had-strong-reactions/?wprss=rss_Copy%20of%20local-alexandria-social&utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

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Édouard Louis: “Mi libro es una lucha contra la invisibilidad”

Una charla con el autor francés durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016.

 Alessandra Miyagi /Redactora

«Una es más auténtica, mientras más se parece a lo que soñó de sí misma”, dijo Agrado frente a miles de espectadores en una escena memorable de «Todo sobre mi madre» (2000), de Pedro Almodóvar. Esta frase resuena como un mantra en la cabeza de un joven francés, mientras cumple cada uno de los engorrosos trámites para oficializar su cambio de identidad y acercarse por fin a la libertad, a sí mismo. Era el 2013 y tras 21 años de lucha, Eddy Bellegueule quedaba relegado al cajón de los recuerdos infantiles, para darle paso a Édouard Louis (Hallencourt, 1992), un nombre compuesto por dos nombres y ningún apellido, ningún vínculo familiar, ninguna imposición.
Hoy, Louis es uno de los escritores jóvenes más importantes del momento. Su primer libro «Para acabar con Eddy Bellegueule», una novela autobiográfica, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas mundial y en todo un fenómeno de masas. Prueba de ello es la interminable fila de lectores de todas las edades y condiciones que espera pacientemente bajo la lluvia bogotana para obtener un autógrafo y una fotografía junto a este joven autor que retrata con lucidez la intolerancia y un primitivismo insospechado en la sociedad francesa.

Cambiar oficialmente tu nombre fue un acto simbólico muy importante, pues rompiste con tu pasado, pero también con tu familia. ¿Este fue un paso natural o fue una decisión que debiste evaluar durante mucho tiempo?
Me cambié el nombre y el apellido porque me di cuenta de que ese nombre no era simplemente una serie de letras, sino una historia, un pasado. Cada vez que oía a alguien decir “Eddy Bellegueule”, escuchaba “maricón”, “cabro”, “afeminado”… Me di cuenta de que para cambiar mi identidad, tenía también que cambiar mi nombre porque este simbolizaba la infancia que odié tan profundamente.
Y bueno, diría que sí fue un paso necesario y natural, pero también fue algo que tuve que pensar mucho. Quería cambiar mi nombre, pero al mismo tiempo es una decisión difícil, y tienes que pasar por un proceso largo: tienes que ir a la corte, justificar tu decisión… Y, por supuesto, mis padres se volvieron locos cuando les conté porque lo sintieron como un acto muy violento. Para mi padre, el nombre que me había puesto, ‘Eddy’, era una fuente de orgullo, porque fue el que escogió para su primer hijo, y cuando lo cambié, él entendió que yo estaba cambiando mi vida, que yo mismo estaba cambiando.

¿Y ahora tu familia te llama Èdouard?
Al principio se negaban a hacerlo, fue algo muy complicado para todos. Por ejemplo, cada vez que intentaba hablar con mis padres, no funcionaba porque ellos me llamaban ‘Eddy’, así que yo les decía “Si me llaman ‘Eddy’, no hablaré con ustedes”, y colgaba el teléfono o me quedaba callado. Les dije “Hablaré con ustedes el día en que me llamen ‘Èdouard’ porque es quien yo escogí ser ahora”. Del mismo modo en que si me hubiera cambiado el sexo, querría y esperaría que los demás me considerasen una mujer, que acepten lo que yo quiero ser, lo que soy.
Al principio, mi nombre fue una fuente de conflicto constante con mi familia. Pero luego de que publiqué «Para acabar con Eddy Bellegueule», mi padre me dijo que estaba muy orgulloso de mí, fue la primera vez que me lo dijo, y empezó a llamarme ‘Èdouard’.

Tu madre, por otro lado, no tomó muy bien la publicación de tu novela…
No, para nada. Se volvió loca, se puso en mi contra; me atacaba y le decía a todo el mundo, incluso a la prensa, que yo era un mentiroso.

¿Y por qué crees que su reacción fue tan distinta a la de tu padre?
Es muy difícil de saber, pero puede que haya sido porque, como mujer, mi madre aprendió a pelear para poder sobrevivir en ese mundo machista que describo en la novela. La dominación masculina es muy fuerte ahí. Aunque no me gustó la manera en la que reaccionó cuando publiqué el libro, al mismo tiempo entendí por qué: porque ella debía luchar, como luchó durante toda su vida.

En el imaginario latinoamericano, pensamos a Europa como un lugar mucho más progresista, tolerante y abierto que el nuestro. Y cuando pensamos específicamente en Francia, las ideas de igualdad, fraternidad y libertad son las primeras que nos vienen a la cabeza. Sin embargo, tu novela retrata una realidad que cuestiona esta concepción del mundo. ¿Cómo reaccionó la sociedad francesa, los grupos de poder al leer tu libro?
Precisamente, cuando se habla de Europa o de Francia, solo se piensa en una determinada clase social. Sin embargo, existen muchas otras personas, muchos grupos minoritarios que no incluimos en la idea de estos lugares, porque simplemente somos invisibles, nadie habla de nosotros. Hay una realidad que es olvidada, y nos hemos acostumbrado a no saber de ella ni por los medios de comunicación o la literatura o el arte… Es por eso que empecé a escribir «Para acabar con Eddy Bellegueule», porque tenía la impresión de que el mundo de mi infancia, el mundo de muchas personas de las clases populares, no existía en la literatura ni en el discurso político. Escribí el libro en contra del hecho de que cuando hablamos de Francia, solo lo hacemos sobre una pequeña parte. Mi libro es una lucha contra la invisibilidad a la que son sometidas estas minorías sociales en mi país.

La invisibilidad y la marginación son también maneras de ejercer la violencia sobre los demás…
Exactamente. La invisibilidad es una de las herramientas más poderosas de la violencia. Es lo que se hace, por ejemplo, contra los homosexuales, los transexuales… Los movimientos LGTB surgen para darles visibilidad a estas personas, para poder existir políticamente, porque si no hablamos de sus realidades, no podemos cambiarlas. Tenemos que hacer un diagnóstico de la realidad para poder incidir en ella.

Tuviste problemas para publicar tu novela justamente por este asunto: muchos editores te dijeron que la realidad que describes no existe. ¿Crees que hay discriminación en el mundo de las letras?
Sí, por supuesto que la hay. Nadie quería publicar mi novela; los editores me decían que era totalmente inverosímil y que nadie lo iba a creer; pero el que no podía creer esa reacción era yo. Cuando empecé a escribir el libro en París, vi una vez a una mujer muy rica, vestida de pies a cabeza con ropa Chanel… yo no podía creer que esa realidad existiera. En ese momento, me di cuenta de que todos tenemos en la mente la caricatura de alguien más. Así que cuando me reuní con aquellos editores y me dijeron “Esto que tú nos muestras es una caricatura”, yo les respondí “Pero esa es una cuestión de perspectiva. Tú eres una caricatura para mí porque estás tan lejos de esta realidad que yo conozco, porque creciste en París, porque tus padres fueron periodistas o académicos como tú, y crees que las demás realidades no existen. Tú eres tanto una caricatura para mis padres, como mis padres lo son para ti”.

La mirada del otro es un factor que muchas veces determina la identidad de uno mismo…
Exactamente, ese es uno de los temas principales de la novela. Al comienzo del libro, aparecen estos dos adolescentes que atacan a Eddy por ser diferente, lo humillan y le escupen en la cara. Y este estallido de desprecio y de violencia actúa en el inconsciente de Eddy; es decir, él es definido por ellos, por sus palabras y por el discurso que manejan. Y esta es la historia de la mayoría de los desfavorecidos socialmente: eres negro, eres marica, eres pobre, eres musulmán. La mayoría de nosotros hemos sido definidos violentamente por el lenguaje de los otros.

¿Y es por eso, quizá, que la novela está estructurada a partir del retrato de las personas que rodean a Eddy, de sus visiones del mundo?
Así es. Porque si yo quería contar la historia de mi infancia, tenía que contar lo que yo quería ser, pero también lo que los demás querían que yo fuera, tenía que hablar sobre las identidades y las vidas que me impusieron porque todas ellas forman parte de la misma realidad.
La realidad de Eddy estaba determinada de antemano por su entorno: por la idea de masculinidad que ahí se maneja, por la escuela, por lo que los demás piensan de él… Eddy es el resultado de todas estas realidades.

Otro de los temas fundamentales del libro es la búsqueda del origen de aquella violencia. ¿Cuál es?
Creo que el origen de la violencia es la dominación. Pierre Bordieu ha desarrollado un concepto muy hermoso sobre el principio de conservación de la violencia, dice que cuando estás rodeado de violencia todo el tiempo, todos los días, la terminas reproduciendo en tu propio comportamiento con las demás personas.
La violencia que mis padres demuestran es una consecuencia de la dominación social a la que están sometidos. De eso habla el libro, de la violencia como un producto de la dominación social.

¿Cómo crees que se puede romper con el determinismo social?
Creo que para romper con el determinismo, tenemos que crear más determinismo, pero uno positivo, evidentemente. Esperar que la gente escape de las imposiciones sociales sería tomar una posición pasiva; pero si creamos más determinismo, es decir, más estructuras, más programas en la escuela, más plataformas para que los oprimidos salgan de los entornos hostiles, estaríamos dándole a la gente mejores posibilidades de alcanzar la libertad. Eddy, por ejemplo, estaba sobredeterminado por su clase social y su identidad sexual, por estos dos elementos que se encuentran en oposición; es por eso que escapa, porque su vida ahí es imposible.

¿Y qué crees que hubiera pasado con Eddy si no hubiera escapado?
Se habría suicidado, sin ninguna duda. Cuando era niño, estaba obsesionado con el suicidio, pensaba en eso todos los días. Es algo bizarro pensar que a los seis o siete años, mi mente estuviera tan enfocada en esa idea. No pasaba un solo día en el que no fantaseara con esta idea porque simplemente no encontraba ninguna otra salida para lidiar con esa vida que me tocó. Esto sucede mucho entre los homosexuales.

¿Cómo alcanzaste el equilibrio entre la necesidad de olvidar y la de recordar?

Cuando me encontraba escribiendo la novela, me dije que a través de este libro yo podría perdonar todo, perdonar la violencia de mis padres, perdonar a los chicos que me escupían y golpeaban todos los días en el colegio, a la gente que me insultaba sin motivo… Porque pensé que esta gente que me rodeó en la infancia —incluso si los odiaba o si no los quería, incluso si no quiero a mis padres—también es víctima de esta violencia. Pero perdonar no significa amar. Traté de entender, lo hice y me di cuenta de que ellos no son responsables por esta violencia que reproducen o generan, sino que son las condiciones de sus vidas las que les imponen vivir inmersos en ella.

¿Podríamos decir, entonces, que la escritura de esta novela te ayudó a sublimar estos sentimientos y recuerdos negativos?
Sí, fue una suerte de sublimación, pero no fue un ejercicio de catarsis o de olvido. Luego de mi infancia, luego de que salí de mi casa, no me sentí traumatizado. Tan pronto como escapé de ahí, me sentí automáticamente bien… De chico, no sentí realmente la violencia de muchos de los episodios que cuento en la novela, para mí simplemente era la vida, por ejemplo, cuando no teníamos comida o leña para calentarnos en el invierno, porque todo el mundo vivía bajo estas mismas condiciones en mi pueblo. Escribir la novela fue una actividad muy racional, donde fui descubriendo esta violencia que no identifiqué como tal en su momento, con el fin de cambiarla.

Woody Allen dijo que la comedia es tragedia más tiempo. Evidentemente, no creo que al mirar hacia atrás puedas reírte de aquello, pero sí puedes hacerlo y sentirte tranquilo gracias a la distancia.
Estoy de acuerdo con Woody Allen [risas]. Sí, me siento bastante tranquilo con el pasado. De hecho, hay ciertas partes de la novela que son divertidas o graciosas. Aunque suene terrible, a veces la violencia resulta graciosa, cuando hacemos bromas, por ejemplo. Pero yo no quería hacer de la violencia algo bello, una estética, sino que lo que quería era escapar de ello.
Me siento tranquilo ahora que ha pasado el tiempo; si siento rabia o tristeza, no es por mí, sino por la vida que lleva mi familia. Mientras escribía el libro, eso me afectaba, así que traté de manejarlo lo mejor que pude para sentir menos rabia posible, porque sabía que no sería justo, no sería legítimo sentir rencor contra ellos.

Cuando publicaste la novela, les enviaste una copia a Almodóvar y a Penélope Cruz. ¿Alguna vez recibiste respuesta de ellos?
[Risas] ¡¿Cómo sabes eso?! También le envié una copia a Javier Barden porque me encanta [risas]. Almodóvar me escribió diciendo que le había encantado mi novela. ¡Fue uno de los momentos más hermosos e inspiradores de mi vida! Aún sigo esperando que Penélope y Javier me respondan, así que si están leyendo esta entrevista, por favor, escríbanme… [risas].
Claro, mucha gente me pregunta qué autores me han influido, pero el que me dedique a escribir no significa que solamente me inspire la literatura; me siento inspirado tan por Faulkner como por Penélope Cruz. Cuando la veo, me encanta porque es tan fuerte, y pienso que me gustaría escribir algo tan poderoso como ella.

Hablando de temas fuertes, en tu segunda novela «Histoire de la violence», hablas sobre la violación y el intento de asesinato que sufriste…
Sentí que no existe una verdadera literatura que aborde el tema de la violación desde el punto de vista del hombre. La mayor parte de estos testimonios son de mujeres porque la mayor parte de las veces son ellas las víctimas. Quería dar una nueva perspectiva sobre este asunto tan importante y dejado de lado.
La historia sucede en un ambiente cerrado, en el pequeño cuarto que alquilaba en París. La noche de navidad del 2012 conocí a un chico con quien sentí una conexión muy especial; de hecho, la novela empieza como una historia de amor apasionada. Luego, él me cuenta su pasado, la historia de su vida y, de pronto, entra en un estado como psicótico; es ahí cuando me ataca. Este libro es un intento de entender lo que pasó aquella noche, entender por qué esta violencia apareció tan abruptamente. Aunque «Para acabar con Eddy Bellegueule» e «Histoire de la violence» son libros muy distintos entre sí, forman parte del mismo proyecto.

Y ahora estás trabajando en una nueva novela. ¿En esta también abordas el tema de la violencia desde un registro autobiográfico?
Precisamente, en este libro trato de encontrar una manera de eliminar las fronteras entre la ficción y la realidad. Estoy buscando una nueva forma de narrar que me permita contar la historia de todo lo que vi, de mis experiencias, de lo que aprendí, pero de una manera genuina. Por ejemplo, en la mi segunda novela, hay un capítulo donde hablo sobre unos chicos que conocí, cuyo pasado desconozco; así que recurrí a los recuerdos, a la infancia de mis amigos o de mi familia y me imagino a estos chicos viviendo sus experiencias, porque ellos tuvieron una infancia parecida a la mis padres, mis abuelos, mis amigos del pueblo. Así que es como una manera sociológica y literaria de escribir de una manera diferente y no quedar atascado en la oposición entre la ficción y la realidad.
De todas formas, quiero mantener la línea de la realidad porque me parece que es muy potente escribir sobre hechos reales; por ejemplo, cuando Alexievich publica un libro, podemos leer la historia de personas que existen realmente, de modo que el texto nos interpela, nos demuestra que no tenemos tiempo que perder, que debemos cambiar las cosas ahora. Y siento que así, mostrando la realidad, uno puede alcanzar esos cambios más rápidamente. Lo cual no quiere decir que esté en contra de la ficción; todo lo contrario, yo leo mucha ficción y muchos de mis autores favoritos escriben ficción; solo que mi proyecto personal va por otro lado.

¿Y cuándo crees que terminarás esta tercera novela?
Me gustaría terminarla antes de cumplir los 25 años, porque André Gide publicó tres novelas antes de los 25 años, y me da mucha envidia, yo también quiero hacer lo mismo [risas].

Fuente de la entrevista: http://elcomercio.pe/eldominical/entrevista/edouard-louis-mi-libro-lucha-contra-invisibilidad-noticia-1902877

Fecha de la publicación en OVE: 23 Mayo 2015

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El clasismo mexicano en el cine, ¿Entretenimiento o un asunto serio?

Por J Tadeo

Publicado el 19/05/2016 21:19 GMT

Como se ha apuntado en trabajos anteriores, la desigualdad económica y pobreza que aquejan al país han dado lugar a que las personas con alto poder adquisitivo se conduzcan con soberbia y arrogancia respecto al resto de la población, haciendo más notoria la asimetría con sus excesos y extravagancias.

No es baladí que la película ‘Nosotros los nobles‘ (2013) haya sido en su momento la obra mexicana más taquillera de todos los tiempos. Se trata de la historia de una familia ficticia que después de encontrarse en la cumbre de la élite socioeconómica mexicana, se enfrenta a las complicaciones de vivir como el resto de la población, es decir, con el producto de los empleos mal pagados a los que la gente sin influencias ni poder tiene acceso: un personaje es contratado como empleado de un banco, otro conduce una unidad de transporte público y otra es mesera en una cantina donde debe usar una ajustada minifalda durante la jornada laboral.

En mayo de 2016 aproximadamente 1,100 salas de cine en el país exhibieron el estreno de ‘¿Qué culpa tiene el niño?’ del director Gustavo Loza. Según el periódico Milenio la cinta superó en audiencia a ‘The Angry Birds Movie‘ y a la multimillonaria superproducción de Hollywood ‘Captain America: Civil War‘. La fórmula es la misma de siempre: hacer mofa del clasismo mexicano. Alejandro Alemán la resumió así:

El humor en esta cinta versa sobre un solo gag. La diferencia social entre Maru y Renato así como el choque de clase que presupone la reunión de ambas familias. Mientras Maru es hija de un importante diputado (Jesús Ochoa haciendo su personaje de siempre) que vive en una cuasi mansión, Renato vive en una unidad habitacional con su mamá (Mara Escalante, haciendo de su personaje una revisión de otro similar que hace en la televisión); mientras Maru tiene un trabajo respetable en Santa Fe, Renato tendrá que meterse de repartidor de pizzas; mientras la familia de Maru bebe champaña, la familia de Renato bebe tepache.

[Nota: Santa Fe es una zona de la Ciudad de México que en la última década ha pasado por un proceso de gentrificación gracias a la construcción de oficinas y espacios comerciales exclusivos. Por otra parte, el tepache es una bebida de piña fermentada en riesgo de caer en desuso, normalmente reservada a los presupuestos más limitados de la capital mexicana.]

El morbo que generan entre la audiencia nacional las relaciones sentimentales de personas pertenecientes a estratos sociales distintos, ha sido explotado en ‘Amarte duele‘ (2002) y un sinnúmero de ejemplares de la cinematografía mexicana, algunos incluso desde el año 1959 como el mismo Alejandro Alemán lo apunta en su texto.

La desigualdad social como punto central de la película fue advertida en redes sociales por usuarios como Rufián, que en Twitter dijo:

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Francisco Blas, por su parte, comentó que el objetivo de ir al cine es la diversión:
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Es de mencionarse que la industria del cine mexicano popular es poco reconocida fuera del país pues son escasas las obras de calidad que trascienden a las fronteras. Se cuentan con los dedos de una mano los largometrajes mexicanos destacados. Quizás el más importante de ellos sea ‘Amores perros‘ (2000) dirigido por el ahora multigalardonado e internacionalmente reconocido Alejandro González Iñárritu.

El trabajo de Luis Estrada no puede dejar de ser mencionado, con su oportuna crítica a la podredumbre de la clase política y los poderes fácticos, tanto en ‘La ley de Herodes’ (1999) como en ‘La dictadura perfecta‘ (2014) y las obras dirigidas por Estrada entre éstas. Pero hasta ahí. El grueso del cine comercial en México ha sido dominado por la comedia romántica aderezada con el profundo clasismo que caracteriza (y pareciere gustar) a gran parte de la sociedad mexicana.

La sátira le ha dado sazón siempre a la crítica de conductas indeseables o que debieran superarse. En México el clasismo se utiliza como gancho de venta para llevar a la gente a las salas de cine y hacerlas reír por un rato. No obstante, dicho clasismo en algún momento deberá ser abordado de forma seria, como un problema que ya no le causa risa a todo mundo y que ha llevado en los últimos meses a penosos episodios de discriminación, de abuso de poder y de agresiones a servidores públicos, como ya lo hemos informado en otras piezas.

Tomado de: https://es.globalvoices.org/2016/05/19/clasismo-cine-mexicano/

Créditos de la imagen: Portadas de películas mexicanas destacadas que son mencionadas en este post. Imagen del autor.

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En México: Escuela que discriminó a Axan debe pagar 96 mil pesos por daños

Pablo Novarro/  /Equilibrio Informativo

«Creo que los reglamentos de cada escuela son muy claros, cada padre de familia que determina inscribir a su hijo en una escuela privada da su consentimiento para aplicar su reglamento, en este caso concreto, debemos esperar para conocer formalmente una postura de la Conapred, no una filtración que se ha hecho, vamos a esperar a ver en sí cuál es en su totalidad el contenido de la mencionada reglamentación», apuntó Ernesto de Lucas Hopkins. Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) la escuela deberá pagar 96 mil 239 pesos al menor por daños y tendrá que adaptarse a las normas de la Constitución mexicana.

El hashtag #AxanDecide se viralizó y para muchos, según los miles de comentarios que reunió, fue una muestra real de la defensa de la madre a su hijo en contra de la discriminación y los prejuicios basados en roles de género. «, para que se le permitiera a su hijo Axan entrar a la escuela con el cabello largo, luego de que se le expulsara y se le restringiera el acceso a las instalaciones del colegio por el motivo mencionado, violentando así su derecho a la educación».

Estefanía Vela Barba, especialista en temas de sexualidad y género académica del Centro de Investigación y Docencia Económica, dio la noticia vía Twitter del caso que inició en septiembre pasado cuando la madre del pequeño interpuso un denuncia contra el colegio IMARC, en Hermosillo.

Ocho meses después de iniciada la polémica porque los directivos de una escuela en el norteño estado de Sonora expulsaron a un niño de 4 años que insistía en usar el cabello largo, las autoridades federales fallaron en favor del menor.

A través de un comunicado de prensa el organismo señala que la violencia en contra deAxan es responsabilidad de la Secretaria de Educación Pública (SEP) federal y estatal atender el artículo 4º Constitucional y a la Convención sobre los Derechos del Niño.

Fuente: http://equilibrioinformativo.com/2016/05/escuela-que-discrimin-a-axan-debe-pagar-96-mil-pesos-por-da/

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Italia, compañeros excluyen a niña autista de excursión al campo de concentración de Mauthausen / Caso nacional

MILÁN, Italia/ 19 de abril 2016/Fuente: http://www.informaciondelonuevo.com/
El autobús se detuvo, el viaje a Austria se suspendió. Sin la niña de 13 años con discapacidad (padece autismo) que ninguna de sus condiscípulas quería como compañera de vagón, no hay excursión. El Ministerio interviene en el caso de la estudiante autista de Legnano obligada a no participar en el viaje por ser «poco apreciada» por sus compañeros. La decisión fue tomada pocas horas antes del comienzo del viaje de estudios que supuestamente iba a llevar al cabo la clase a Salzburgo y luego a Mauthausen. «Esperamos que el inspector haga su trabajo y luego veremos -dice la Directora Regional de Educación, Delia Campanelli-. He tranquilizado a la madre de la chica, ya oí a la escuela y hemos avisaddo a las otras familias: un viaje puede esperar y no se podía salir de excursión sin aclarar qué pasó».
Dijo la ministra (secretaria) de Educación de Italia, Stefania Giannini: «El destino, Mauthausen, sería el lugar ideal para reflexionar sobre la no discriminación, a partir de una historia de discriminación» llevada al extremo.
Gianluca Nicoletti escribe en La Stampa: Una niña autista de una escuela secundaria en Legnano no va a ir de viaje con sus condiscípulos porque ninguno de ellos quiere compartir el vagón con ella. La paradoja es que la excursión habría sido un «viaje por la memoria al campo de concentración de Mauthausen. Es una lástima que en nuestra escuela, inclusiva en el papel, nadie  reflexionó sobre el hecho de que si esa chica hubiera nacido entre 1939 y 1945, habría sido internada en ese campo de concentración u otro similar, a causa del infame plan de exterminio sistemático de todas las personas con discapacidad. Una gran oportunidad para civilizarse que ha perdido esa escuela».
Varias veces en los últimos días, los padres de la alumna habían pedido a la escuela suspender el viaje para enseñar a los niños a evitar el «comportamiento discriminatorio» y las frases ofensivas escritas en el chat de la clase. «El viaje no se cancela -dice Campanelli- pero queremos que la estudiante esté en condiciones de partir con los demás, con toda serenidad.» Sólo después de la decisión del Ministerio de suspender la gira, los padres lograron decirle a su hija que no partiría para Austria. Antes, no habían tenido el valor: sólo ahora, cuando la suspensión afecta a todos.
«No se puede decir que estemos contentos, pero nos sentimos menos solos», dicen mamá y papá por teléfono, mientras en el fondo se oye un largo y profundo llanto de la chica por posponerse la expedición con los scouts. Ella no sabe nada, por ahora, sobre todo este alboroto que se ha desatado a su alrededor. «Hubiéramos preferido que esto no sucediera -agregan los padres- y, sobre todo, que esta decisión no se tomara en el último momento: hace semanas que pedimos una intervención. Ahora sólo nos queda la esperanza de que todo se resuelva.»
Además del interés directo en el caso de Legnano, la ministra Stefania Giannini anunció que iba a convocar una reunión en el Ministerio con los representantes del sector educativo de toda Italia para compartir estrategias y prevenir episodios como los de estos días (además de Legnano, están los casos de exclusión de la escolar también en Livorno e Isernia). «Para que no vuelva a suceder -escribió Giannini-; para que la escuela no deje a nadie atrás». También la constatación amarga de la ministra de que «hay que una atención vigilante en muchos casos, por desgracia en crecimiento, de exclusión potencial» de niños con problemas y discapacidades. Por eso se está «haciendo un trabajo minucioso sobre el asunto». (Tiziana De Giorgio / Repubblica / Il Fatto  Quotidiano).
Fuente de la Noticia:
http://www.informaciondelonuevo.com/2016/04/italia-excluyen-nina-autista-de.html
Información de la Imagen Principal:
Stefania Giannini, ministra de Educación de Italia.
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