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México: Experiencias de mujeres violentadas en San Cristóbal de las Casas: una problemática social de grandes dimensiones

Yessica Morales*/Chiapas Paralelo

En Chiapas, nacer mujer marca una diferencia en trato. Desde edades tempranas las mujeres son violentadas por sus padres y madres en sus hogares, algunas por sus abuelos. Insultos o regaños, golpes con cinturones, palos o cueros, son algunas violencias que viven desde la infancia, desde donde se les “prepara” para la obediencia y servidumbre de los varones.

Así lo demostró “El género en las experiencias de violencia de mujeres de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”, un trabajo realizado por la investigadora de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), Mariana Ruíz Gómez, y el investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Juan Iván Martínez Ortega, en el que destacan la importancia de estudiar la violencia contra las mujeres desde su propia mirada, analizar cómo la viven a partir de su sentir y pensamiento.

Para la investigación se realizaron entrevistas a 14 mujeres de diferentes perfiles sociodemográficos. Los resultados indicaron que las experiencias de violencia de las mujeres se presentan por la situación vital y por la condición de género.

Las entrevistadas experimentaron en diferentes momentos de su vida, lo que significa ser mujer. En cada una de esas etapas, aprendieron por medios violentos lo que se espera de ellas, cómo ser una niña, joven decente, buena madre y esposa, y cómo es que no deben ejercer su sexualidad, puntualizaron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

“Al momento de las entrevistas, cuatro de las mujeres tenían entre los 16 y 25 años, cinco de 26 a 39, y cinco de 40 en adelante, la mayor fue de 80 años”, mencionan los autores.

Respecto a su estado civil, tres eran solteras, 3 vivían en unión libre, cuatro casadas, dos divorciadas y 2 viudas, en cuanto a los hijos e hijas, tres dijeron no tener, cuatro tenían 1, una 2, tres 3 y tres 4.

Sobre la procedencia de las entrevistadas, son de San Cristóbal de Las Casas, Comitán de Domínguez, Chanal, Bachajón y de la ciudad de Veracruz.

Con relación al máximo grado de estudios, los autores mencionaron que tres no cuentan con instrucción escolar, cuatro cursaron hasta la primaria, una la preparatoria, cinco tienen estudios de licenciatura y una tiene doctorado.

A todas las entrevistadas les aseguraron confidencialidad y el anonimato de sus respuestas, por lo que sus nombres verdaderos fueron cambiados por otros.

La y el autor de la investigación expusieron que de acuerdo con los testimonios, todas las mujeres comenzaron a experimentar algún tipo de violencia desde edades tempranas, recibían golpes, insultos o regaños, además el maltrato ocurría con objetos como cinturones, palos, cueros o utensilios.

El espacio de mayor ocurrencia del maltrato era la casa, sólo una de ellas indicó que también en la escuela.

Respecto a las personas que ejercían violencia sobre ellas, eran padres y madres, pero también los abuelos, indicando que son las personas responsables del cuidado de las hijas quienes las maltratan, precisa la investigación.

Los autores resaltaron que el maltrato físico también da lugar al maltrato psicológico, por ello, las entrevistadas en sus experiencias de violencia sugieren emociones negativas, como coraje, miedo, frustración y tristeza.

“¡Uy!, pues nada más llorar y llorar, siempre andaba yo triste pues. ¡Ay!, es que no sé qué decir, porque no nos quería por ser niñas (su padre), pues no nos quería porque éramos niñas y pues quería un hijo varón y pues qué se podía hacer”, dijo Ernestina respecto a cuando les pegaban.

Ernestina

En el caso de Ernestina y sus dos hermanas, comenzaron a experimentar menos valor por ser mujeres, ya que su padre quería un hijo, dando pie a que, la experiencia de género que comienzan es aquella en el que las mujeres valen menos que los hombres.

Asociado a lo anterior, desde la infancia, comienzan los mandatos sociales que les corresponden por ser niñas y niños, hay expectativas y deberes sociales sobre ellas y que son distintos al de ellos, se traduce en un trato distinto y desigual.

“Mi mamá nos enseña bien todo, a tortear, a lavar, a moler el maíz, hacer comida desde chicas, por eso ya sé bien pues”, compartió Macaria, empleada del hogar.

Macaria

La y el investigador, añadieron que, en algunos casos, la experiencia de género se construye cuando les dicen lo que tienen que hacer, pero en otros casos también les indican para qué deben hacer eso.

 “Pues desde chicas hay que saber hacer los oficios de la casa para cuando tengamos marido ya sabemos hacer algo”, mencionó Ernestina, empleada del hogar.

Ernestina

De acuerdo con la investigación, desde la infancia, la experiencia de género se conformó a partir de lo que hacen como mujeres, es decir, se les enseña y se les exige hacer ciertas cosas porque la expectativa que recae sobre ellas es la de casarse, tener hijos e hijas, y atender al esposo.

Asimismo, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que un testimonio representativo, sobre el primer periodo menstrual como una experiencia de género, es el de una de las informantes a quien su abuela le dijo:

“No hija, cuando estás así vas a ser mujer, ahorita estás como hombre, ya después ya viene tu menstruación, a los 12 o 13 dice, pero yo no, yo a los 10 años”, dijo Macaria.

Macaraia

Además, en la juventud fue cuando experimentaron sus primeros acercamientos amorosos con el sexo opuesto, las edades estaban entre los 15 y 20 años, en esta etapa no dejaron de experimentar violencia, al contrario, se acentuó.

“No cambió mucho porque conforme íbamos creciendo pues nos cuidaban más, de que no jugáramos con los niños porque era peligroso, porque nos podía pasar algo o nos podían faltar el respeto y pues no podíamos andar solas a altas horas de la noche, y si salíamos pues ya con nuestros papás, pero sí, a esa edad ya nos cuidaban un poco más, bueno en mi caso pues siempre me cuidaron hasta que me casé”.

Carmen, ama de casa

Otro de los testimonios, obtenidos por los investigadores narra que el cuidado que recae sobre las mujeres cuando inician la juventud, es distinto al infantil.

“Ya me cuidaban más ya, ya no como niña otra vez, porque ya si salía yo en la calle ya decían que iba yo a encontrar novio o me iba yo a ir por ahí”, dijo Elvira, ama de casa.

Elvira, ama de casa

También refleja una preocupación constante por lo que pueden hacer las mujeres con los hombres.

“(su papá) no nos permitía ni salir, ni nada, porque si no… nos dice que ya estamos buscando hombres”, mencionó Ernestina.

La y el autor explicaron que lo anterior es una intención de privar el ejercicio de la sexualidad por la posibilidad de que queden embarazadas fuera de la norma social, religiosa y civil, es decir, la preocupación es que “deshonren a la familia”, esto produce miedo en las mujeres, lo que minoriza su autonomía y autoestima.

Cuando lo anterior ocurre, el temor se convierte en realidad, porque las expone a la posibilidad de experimentar violencia.

“Lo que sí, era el miedo de decirle a mi papá de que estaba yo embarazada, y de hecho yo busqué un lugar así público para decirle”, mencionó Manuela, ama de casa.

Manuela

Cabe recordar que la antropóloga y feminista, Marcela Lagarde, ha señalado que ser madre y esposa es construido en torno a dos definiciones esenciales: su sexualidad procreadora, y su relación de dependencia vital de los otros por medio de la maternidad y la conyugalidad.

Con base en lo anterior, los investigadores mencionan que resaltan estos elementos: la relación con sus hijos y la relación con su esposo.

Respecto a cómo experimentan la violencia en ambas relaciones, en la primera son ellas quienes perpetran la violencia, y en la segunda son ellas las violentadas.

En cuanto a cómo se llevan con sus esposos, Ruíz Gómez y Martínez Ortega compartieron que varias manifestaron que desde pequeñas les enseñaron cómo debían relacionarse con ellos.

“Por eso decía pue’ mi mamá que tenemos que hacer el trabajito porque cuando se casa uno, no va a venir atrás nuestra mamá, y para que no se enoje el marido tenemos que saber ya solas cómo mantener pue’ el esposo”, comentó Jovita.

Jovita

Incluso en esas enseñanzas, les hacían énfasis en que si había golpes, estos podrían ser justificados por el incumplimiento de sus deberes.

“Mi mamá decía que yo me portara bien, que yo le obedeciera todo mi marido y, que para que no hubiera ningún problema, que yo lo atendiera bien y todo eso, para que no se enojara y no me fuera a pegar porque si eso pasaba era porque algo estaba mal hecho y si me pegaba pues era con justa razón”, mencionó Elvira.

Elvira

Cuando a las entrevistadas les cuestionaron sobre cuáles eran los motivos por los que había conflictos con sus parejas, independiente de si derivan en violencia o no, las respuestas más recurrentes fueron: porque el esposo consume bebidas alcohólicas, lo desobedecían, por falta de confianza, infidelidades del cónyuge, por problemas con los hijos o hijas, falta de comunicación y problemas económicos.

“Bueno, no lo hace seguido, pero así de que él sí puede llegar a veces ya medio tomado y a altas horas de la noche, yo no lo podría hacer, porque no sé, siento que… como ya tengo una niña, siento que ya no tengo esa libertad de poder llegar a esas horas ¿con quién la dejó y todo eso? Y porque además él es hombre”, mencionó Manuela.

Manuela

Por último, la mayoría de las entrevistadas resaltaron que procuran tener con sus hijos o hijas relaciones de confianza, apoyo, comunicación, libertad sana y responsable, sin embargo, manifestaron que a veces es conveniente recurrir a regaños y golpes leves, solo una dijo que era importante educar con mano dura.

Cabe mencionar que, San Cristóbal de Las Casas es el cuarto municipio más poblado de la entidad chiapaneca, cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que, en 2015 la población ascendió a 209 mil 591 personas, de las cuales 111 mil 383 son mujeres.

“Se estima para ese año que 30.9 por ciento de los hogares del municipio cuentan con jefatura femenina, lo cual lo coloca en el noveno lugar de los municipios chiapanecos en ese rubro. La población de 3 años y más que habla alguna lengua indígena asciende a 63 mil 454 personas, de las cuales 34 mil 305 son mujeres”, compartieron Ruíz Gómez y Martínez Ortega.

Agregaron que en un sondeo realizado en el año 2004 por el Colectivo Feminista Mercedes Olivera y Bustamante A. C. (Cofemo), encuestaron a 380 mujeres de 15 a 45 años, de las cuales 148 reportaron alguna forma de violencia. Indicaron que el número de mujeres agredidas se triplicó en el periodo 2000-2004.

“De ellas, 57.6 por ciento tenían entre 15 y 25 años y 21.4 por ciento entre 25 y 35 años. De las 380 mujeres encuestadas 9 fueron violadas y 11 experimentaron intento de violación, además, 70 por ciento sufrió agresiones como hostigamiento verbal, manoseo y persecución”, datos de Cofemo, compartido por la y el investigador.

Otro estudio compartido por éstos cuenta los altos índices de violencia contra las mujeres en los Barrios de María Auxiliadora y Santa Lucía, considerados de mayor importancia en el municipio.

Documentaron que en 2008, 70.1 por ciento de las mujeres encuestadas padecieron algún tipo de violencia al menos una vez en su vida y 63.2 por ciento en el año previo a la encuesta.

Sobre este último dato, 54.7 por ciento de ellas manifestó haber experimentado violencia psicológica, 29.9 por ciento física, 26.5 por ciento sexual y 36.8 por ciento económica.

“Los datos y estudios indican que la violencia contra las mujeres en este municipio representa una problemática social de grandes dimensiones. Los estudios citados dan cuenta del panorama en su conjunto, pero pasan por alto las especificidades de las experiencias de cada una de las mujeres que son incluidas en la generalidad de un dato”, finalizan los investigadores.

Fuente e imagen: Chiapas Paralelo

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Para los latinos es cada vez más difícil acceder a educación superior en EEUU

Para los casi 3,4 millones de latinos matriculados en las universidades de Estados Unidos se hace cada vez más difícil el ingreso y el curso de los estudios de educación superior, según un informe divulgado este miércoles por UnidosUS.

El informe, preparado para la organización otrora conocida como Consejo Nacional de La Raza, señaló que siete de cada 10 latinos que ingresan a la universidad son los primeros en llegar a ese nivel académico en sus familias y estas carecen de conocimiento para comprender los trámites necesarios en la obtención de ayuda financiera.

“Este informe nos recuerda que la senda a la educación superior para los estudiantes latinos siempre ha tenido obstáculos y desafíos, mucho antes del brote de COVID-19”, dijo Eric Rodríguez, vicepresidente de Unidos US.

“A pesar del progreso hecho, más debe hacerse para que nuestro sistema de educación superior sea realmente equitativo para nuestros estudiantes más vulnerables. Se calcula que para 2026 un millón de latinos ingresarán al sistema de educación postbachillerato, y es importante que entren a un sistema comprometido en expandir el acceso y la oportunidad para todos los estudiantes sean cuales sean sus antecedentes o circunstancias”, añadió.

El estudio indicó que los estudiantes universitarios latinos son más propensos a provenir de familias y comunidades con desventajas sociales y económicas, por lo cual la accesibilidad de la educación superior es una consideración importante para ellos.

Asimismo, el informe llama la atención acerca de algunas tendencias en el sistema de educación superior de Estados Unidos que contribuyen a tasas más bajas de retención y graduación de los latinos comparados con los estudiantes blancos.

“Los estudiantes universitarios latinos, que en su gran mayoría son los primeros en sus familias en llegar a ese nivel académico, son más vulnerables al aumento de los costos de la universidad, la creciente deuda estudiantil y la reducción de inversiones en colegios y universidades públicas”, explicó.

Entre las características generales del contingente latino de estudiantes universitarios se cuenta la edad promedio de 25 años, y el hecho de que dos de cada tres alumnos latinos concurren a la universidad exclusivamente a tiempo parcial, comparado con tres de cada 10 estudiantes blancos. En parte esto se debe a que 32 % de los estudiantes latinos trabajan 40 horas o más por semana.

La presidenta de UnidosUS, Janet Murguía, señaló que entre 1990 y 2016 la matriculación de latinos en las universidades creció 337 % asando de 782.000 a 3,4 millones de estudiantes.

Pero, añadió, “el papel del Gobierno federal en el esfuerzo por garantizar el acceso equitativo a una educación universitaria de calidad se ha desvanecido, y un sistema cada vez más completo de escuelas produce resultados desiguales, especialmente para las comunidades de color”.

Fuente: https://laoferta.com/2020/09/02/para-los-latinos-es-cada-vez-mas-dificil-acceder-a-educacion-superior-en-eeuu/

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La visión sexista de la educación en las familias condiciona la elección del futuro académico

Por: ABC

Las chicas afrontan más activamente el sexismo en los centros educativos, según un estudio de la UOC.

El confinamiento para frenar la propagación del coronavirus ha provocado la suspensión de las clases presenciales y los estudiantes han pasado prácticamente todo el tiempo en casa con sus familias. En determinados hogares, esto podría haber repercutido en que las situaciones de sexismo —discriminación por razón de sexo— influyeran más en los menores. Esta situación cobraría más importancia en los estudiantes que este año y en pleno confinamiento tienen que elegir entre qué opción de bachillerato, qué módulo de formación profesional o qué carrera universitaria elegir. Una investigación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) ha analizado el sexismo académico en bachillerato en España.

«En los casos en que las familias tienen una visión muy sexista de la educación y de la vida pueden tener todavía más peso las opiniones de las familias sobre las competencias académicas y de otra índole que se supone que sería ideal que los chicos y las chicas tuvieran», señala Milagros Sáinz, investigadora principal del grupo Género y TIC (GenTIC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de UOC.

Aunque el confinamiento sea temporal, la investigadora sugiere que estas situaciones pueden condicionar las decisiones de los jóvenes respecto a qué itinerario educativo de educación secundaria posobligatoria o carrera universitaria elegirán.

«En esta situación existe el riesgo de que los jóvenes, especialmente de algunos entornos socioeconómicos y culturales, estén más expuestos a la influencia de la opinión y las experiencias de los progenitores que en la situación previa a la crisis sanitaria», apunta Sáinz. «No se socializan en las mismas condiciones que antes del confinamiento con otras personas como el profesorado o grupos de iguales», añade.

En una investigación publicada en la Revista de Psicología Social, la investigadora junto con José Luis Martínez y Julio Meneses, también de la UOC, han analizado las diferencias en función del género en las respuestas de los estudiantes de secundaria ante una situación de sexismo académico. Los investigadores apuntan que estos casos se dan «sobre todo en las chicas, que se enfrentan a más actitudes sexistas que los chicos sobre su competencia en ciencias, tecnología y matemáticas (conocidas como disciplinas STEM por sus siglas en inglés)».

Según el estudio, las estudiantes cuyos padres tenían un nivel académico intermedio o alto mostraban mayor predisposición a enfrentarse a las situaciones sexistas. «Es curioso observar cómo los chicos reaccionan a las situaciones de sexismo académico evitándolas, y no como las chicas, que las afrontan o buscan ayuda de personas con mayor autoridad como profesores o familias cuando piensan en este tipo de situaciones», compara la experta.

Los chicos también sufren sexismo

La investigación se llevó a cabo en 954 estudiantes que cursaban el primer año de bachillerato en diez centros escolares de las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. El 60 % de los estudiantes indicó que sus progenitores tenían un nivel académico intermedio, mientras que el 30 % señaló que tenían un nivel de estudios alto, seguido de un 10 % con nivel de estudios bajo. En cuanto a procedencia, el 80 % de los padres y madres habían nacido en España.

A los estudiantes se les pidió que completaran un cuestionario en el que se les planteaban diferentes situaciones de sexismo en relación con sus capacidades académicas y tenían que responder cómo reaccionarían: enfrentándose a ellas, pidiendo ayuda o evitándolas.

Además, los estudiantes también tenían que indicar en qué medida estaban de acuerdo con cinco afirmaciones sexistas sobre las competencias académicas de los chicos y las chicas. Sobre su propia experiencia, también tenían que responder a si alguien de su entorno había hecho comentarios desalentadores sobre sus habilidades en ámbitos STEM, como matemáticas, tecnología y física (en el caso de ser chicas), o en lengua y biología (en el caso de ser chicos).

«Nuestra sociedad tiende a minusvalorar las competencias de las mujeres en las asignaturas y los ámbitos muy prestigiosos y valorados socialmente como son la ciencia y la tecnología», afirma la autora. «Los chicos, sin embargo, están acostumbrados a que se valoren sus competencias por encima de las de las chicas, lo cual es también sexismo pero positivo hacia ellos», puntualiza.

Según Milagros Sáinz, este tipo de sexismo no significa que todos los chicos tengan altas competencias en estos ámbitos, también ellos se frustran y sufren sus consecuencias negativas porque muchos «no cumplen con este ideal de masculinidad».

Nivel educativo de los padres

Aparte de la influencia del género a la hora de enfrentarse de una manera u otra a las situaciones de discriminación académica, el estudio muestra que también influye en ello el nivel de estudios de los progenitores.

«El género per se explica las distintas maneras de afrontar el sexismo académico, pero el nivel educativo de padres y madres nos ayuda a entender en qué grupos de estudiantes se observa mayor predisposición a responder de manera más o menos activa a dichas situaciones», destaca la autora.

Si las chicas cuyos progenitores tenían estudios universitarios o de secundaria posobligatoria tendían a responder a situaciones de sexismo enfrentándose a la persona que las provocaba, en el caso de los chicos con una historia familiar similar su respuesta solía ser la evitación.

El estudio también revela que, a veces, los propios estudiantes no son conscientes de estar presenciando o viviendo en primera persona esta situación discriminatoria. «Las chicas, en muchas ocasiones, son objeto de sexismo académico que pone en tela de juicio sus competencias tecnológicas y perciben que esto se debe a que no tienen ese potencial individualmente y que, por tanto, no pueden desarrollarlo», subraya Sáinz.

«No son conscientes de que se trata de una creencia estereotipada que se atribuye, por lo general, a todas las mujeres por el hecho de ser mujeres», resalta. En el caso de los chicos ocurre a la inversa: sus decisiones y conductas están también fuertemente condicionadas a expectativas sociales y culturales relacionadas con la masculinidad.

Para evitar estos desequilibrios, la experta destaca la importancia de formar a chicos y chicas en temas de igualdad y en cómo afrontar las distintas situaciones de sexismo académico o de otra índole, una formación que tendría que llegar también al profesorado y a las familias.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-vision-sexista-educacion-familias-condiciona-eleccion-futuro-academico-202006260206_noticia.html

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Derechos y juventud, algunas reflexiones

Por: Tahira Vargas García

La inexistencia de una construcción del sentido de responsabilidad se debe a la ausencia de libertad.

Recientemente se celebró el día de la juventud. En estudios realizados con jóvenes de ambos sexos en comunidades rurales y urbanas se muestran conflicto con la población adulta por violaciones a sus derechos de expresión y ejercicio de libertad.

La marcada tendencia en muchas familias e instituciones educativas de un ejercicio de poder autoritario hacia la juventud se expresa en las restricciones a su inserción en espacios de recreación, vestimenta y manejo de su cuerpo.

La juventud tiene derecho en una sociedad democrática a ser  y actuar en forma diferente libre de estigmas sociales que la discriminen como el de ‘delincuente” (casos de aretes, collares o peladas) o de “puta  y cuero” (caso de pantalones apretados, escotes). Los espacios desde donde se violan los derechos de la juventud son muchos, algunos de los cuales emergen en nuestros estudios son:

Hogar-relaciones de padres/madres/personas adultas responsables y jóvenes

Centros Educativos

Iglesias y grupos religiosos

Espacios públicos, calles, callejones y parques

Discriminación contra la población joven: negra, dominicana de ascendencia haitiana, lesbiana-gay-transexual, masculina-pobre, madre adolescente o adolescente embarazada, trabajadora sexual

Represión y violencia de la policía nacional contra la población joven de sexo masculino de los sectores pobres

Tanto en el hogar, en la calle como en los centros educativos se educa con represión, con sanciones y prohibiciones  permanentes que se convierten en las orientaciones principales dirigidas a esta población, las cuales generan rebeldía, violencia y resistencia.

Ofrecerle libertad a los/as jóvenes no los convierte en delincuentes, sino todo lo contrario los convierte en entes socialmente responsables. Los jóvenes en actividades delictivas se han socializado en el autoritarismo y la violencia no en la libertad.

La juventud está generando cambios en nuestra sociedad desde espacios micro en el territorio, a nivel local y social. Cambios que apuntan a la horizontalidad y respeto hacia la diversidad en todas sus manifestaciones: sexual, religiosa, racial, artística y cultural. Dentro de este proceso de cambio se necesita disminuir las brechas intergeneracionales que suponen lógicas sociales distintas de apertura a estos cambios y de ruptura con el ejercicio tradicional y autoritario de las prácticas educativas, culturales y políticas.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/derechos-y-juventud-algunas-reflexiones-8850472.html

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La nueva vieja homofobia

Por:  Paula Albornoz

 

Obligar A Salir Del Closet También Es Violencia

No se sabe con exactitud en qué momento de la historia ocurrió, o empezó a ocurrir, pero la realidad es que ya hace siglos las personas que escapan a la heteronorma sufren incontables momentos de discriminación y violencia a lo largo de sus vidas. Vidas que, además, muchas veces son demasiado cortas a causa de esa misma violencia.

Durante siglos, lesbianas, gays y bisexuales han sido vistxs y tratadxs como lo raro, lo enfermo, lo desviado, lo inmoral, lo repulsivo y el enemigo a eliminar. De hecho, ese enemigo que crearon en nosotrxs podía estar en cualquier lugar: podía ser una maestra, un oficinista, un chófer o tu propia hija o hijo. E incluso si el caso era el último, se era implacable: era – y para tantos, sigue siendo – una deshonra tener una persona «así» en la familia, en la casa, por lo que debía reprimir su ser o desaparecer.

Es historia conocida, aunque aún ignorada en muchísimos ámbitos de la sociedad, incluyendo el sistema educativo, la historia de terrores y sufrimientos vivida por años y años por las personas con una orientación sexual no hegemónica. Historias de amor interrumpidas, matrimonios forzados, violaciones «correctivas», encarcelación, carreras arruinadas, prostitución, golpes, exclusión, invisibilización, crímenes de odio. Sin embargo, uno de los grandes problemas de la comunidad es que todo eso sigue siendo ignorado por una gran parte de la sociedad, un poco para no afrontarlo, un poco por conveniencia. Seguro ya muchxs han oído o leído la frase «un pueblo sin memoria está condenado a repetir su historia». Y no es precisamente la población LGB la que ignora su historia, sino el resto del mundo, aquel que siempre nos ha relegado a ciudadanxs de segunda.

Es un pensamiento popular en estos días que corren aquel de que la lucha de lesbianas, gays y bisexuales ya no es necesaria, pues ya todos «nos aceptan» en la sociedad. Vaya que se equivocan. Definitivamente hay mayor visibilidad (aunque, ¿de quiénes? ¿Es casual que aquellos que casi siempre vemos representados en medios y marchas del orgullo sean varones, o personas con cuerpos hegemónicos?), y en algunos países, algunos derechos conquistados luego de mucha sangre y lucha, como el matrimonio igualitario. De todas maneras, es alarmante el número de países donde ser homosexual sigue siendo razón suficiente para condenar a pena de muerte. Donde el matrimonio igualitario es ilegal. Donde romper los roles y estereotipos de género puede causar muertes o violaciones, incluso causadas por las mismas familias de las víctimas.

En aquellos países donde tan orgullosxs nos sentimos de que la comunidad LGBT goce de un poco más de visibilidad y derechos (como España y Argentina), los crímenes de odio, las golpizas y torturas, siguen siendo moneda corriente, muchas veces de parte de la misma Policía, institución que ya sabemos hace todo menos cuidarnos. La invisibilización de las personas bisexuales es extrema, y en cuanto a las lesbianas, no es que sean más aceptadas sino que son sexualizadas para el consumo masculino heterosexual. Aún no contamos con leyes de cupo laboral trans ni de abolición de la prostitución, para salvar y reparar las vidas de tantas mujeres y mujeres trans que deben acudir a ello ante la falta de opciones para sobrevivir.

De todas formas, vale la pena aclarar que sí ha habido cierto avance. Claro que el apoyo hacia la comunidad LGBT es cada vez mayor, y al fin, después de tanto, las generaciones más jóvenes podemos disfrutar de un poco más de libertad, de menos represión y de niñeces y adolescencias sin miedo de decir quién nos gusta o qué nos gusta – y eso es muy importante. También es notable el apoyo que se brinda a las minorías por parte de aquellas personas con más visibilidad mediática, que, obviamente, siguen siendo en mayor parte heterosexuales. Y a este punto quería llegar. ¿Cómo pueden las personas heterosexuales apoyar nuestra lucha?

En Argentina, esta semana la periodista mediática Yanina Latorre ha sacado del closet sin su consentimiento a la modelo Karina Jelinek. Habló de su vida privada y se excusó diciendo que “el closet ya no debería existir”, cuando como persona heterosexual no tiene idea de lo violento que es no solo estar en el closet, sino que te fuercen a salir de él cuando no estás preparadx. A través de twitter, la modelo contó que su hermana le dejó de hablar y la sacaron del grupo de la familia. Entonces, aquí es donde Latorre debiese haber pedido disculpas, ¿no? Pues ya se imaginarán que sigue haciendo todo lo contrario. Y bisexuales, lesbianas y gays seguimos repitiendo, lo más fuerte que podemos, aunque sigan intentando silenciarnos: ¡sacar del closet a la fuerza también es violencia!

Imagen de @limonadark

Hace solo dos meses atrás, en el show televisivo “Podemos Hablar” (Argentina), la actriz Luisa Albinoni le hizo algo similar al actor Diego Ramos. “Me resulta difícil preguntarte esto porque te quiero muchísimo y no quiero ponerte en una situación incómoda. Pero vos antes hablaste del amor, del amor que seguis teniendo en tu corazón, de la relación linda que estás viviendo en este momento y yo creo que a la gente le encantaría saber con quién estás. Yo sé que sos muy reservado… ¿por qué no lo decís si estás feliz? ¿Por qué no lo das a conocer o lo contás?”, instó ella. Casi sin salida más que responder, Ramos acabó hablando de su pareja, Mauro, y de su orientación sexual, tema que jamás sintió que tuviera que aclarar; pero claro, a nosotrxs siempre nos piden explicaciones, declaraciones, confesiones.

En España durante junio todas y todos tuvieron el nombre de Pablo Alborán en boca, y no justamente por sus melodías o cualquiera de sus logros. “Estoy aquí para contaros que soy homosexual, que no pasa nada, que la vida sigue igual. Yo necesito ser un poco más feliz de lo que ya era. Mucha gente lo sabe, lo supone o simplemente le da igual”. Nunca en la historia alguna celebridad ha tenido que hacer un video o entrevista contando que es heterosexual, o aclarando que, a pesar de serlo, ni tiene que significar nada, que sigue siendo la misma persona. Mucho menos una persona heterosexual ha necesitado contar que lo es para sentirse más libre y plena.

En nuestro caso, parece que aún tenemos que contarlo. Sea por decisión propia o por presión externa, nuestra orientación sexual se sigue viviendo como una carga, como un secreto o problema que debe ocultarse o finalmente, confesar, confesar como un pecado. Afortunadamente, en la cara amable de todo, soy testigo de que las nuevas generaciones cada vez sienten menos este peso. Quizá, al fin y al cabo, tener figuras famosas que se reconocen fuera de la norma también ayuda a que se de este cambio.

La heteronorma y el patriarcado se adaptan y toman nuevas formas. Encuentran novedosas maneras de acallarnos, de humillarnos y maltratarnos. Una de ellas, es sacar del closet a la fuerza. Sí, hablamos de ese mismo clóset mental al que nos metieron, que podría describirse mejor quizá como cadenas, ese lugar oscuro, solitario y triste adónde nos condenaron a existir y resistir durante décadas y décadas. Salir del closet sigue siendo difícil, no importa el lugar del mundo donde estés, y por eso es fundamental entender que cada persona lo hace a su tiempo: puede ser a muy corta edad, puede ser en la adolescencia, puede ser en la adultez o la vejez, puede ser nunca: porque no sientan la necesidad, o porque jamás se animaron.

El clóset es violento en sí. Pero también es violento que nos obliguen a salir de él. También es violento señalar y exponer a personas que no lo deseaban. También es violento exigir hablar sobre su sexualidad a una persona que no desea hacerlo. También es violento obligar a alguien a acostarse con otra si no lo desea debido a su orientación sexual. Es violento que, una vez más, otrxs sientan y tengan el poder de decidir por nosotrxs.

Ese jamás ha sido el camino para demostrarnos su apoyo. De hecho, el camino es mucho más sencillo: escuchar, y dejar ser. Cuando se escucha, se aprende, y cuando se aprende, la intolerancia desaparece. Porque de eso siempre se trató la discriminación; es una de las más grandes manifestaciones de la ignorancia.

Fuente e imagen:  https://nuevarevolucion.es/internacional-la-nueva-vieja-homofobia/

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América Latina: Trabajadores y trabajadoras precarizadas de todo el país se reunieron para definir medidas de lucha

Trabajadores y trabajadoras precarizadas de todo el país participaron de un Encuentro de la Red de Precarizadxs, donde discutieron la situación del sector y las medidas de lucha a seguir, entre las cuales votaron realizar una campaña para ser incorporados dentro de la Ley de Contrato de Trabajo con un proyecto que incorpore las actividades precarizadas o débilmente reguladas. Por ANRed. Así lo anunció la Red de Precarizadxs, que detalló que el encuentro virtual contó con la participación de trabajadores de Brasil, Chile y Costa Rica, además de la participación de Bárbara, hermana de Franco Almada, joven repartidor de Pedidos Ya, que perdió su vida mientras trabajaba.

 

En el comunicado difundido por la red, Facundo Piccoletti, trabajador repartidor de Rappi, declaró: “debatimos sobre el rol de las empresas y el gobierno, que habiendo reconocido desde el 2018 la relación laboral de dependencia no ha tomado ninguna medida para nuestra regulación. Votamos realizar una gran campaña para ser incorporados dentro de la Ley de contrato de trabajo con un proyecto que incorpore nuestra actividad. No pueden seguir dejando que hagan lo que quieran con nosotros, mientras seguimos muriendo o rompiéndonos las piernas o contagiados de COVID porque ni un alcohol en gel nos dan“.

Por su parte, Laura Caceres, trabajadora de Pedidos Ya, agregó: “fue un gran paso este encuentro, organizado en forma democrática, desde abajo, fue un espacio para debatir y decidir. Hoy Unicef dice que la pobreza infantil llegará al 66% ¿Qué futuro nos espera? Queremos imponerle a las conducciones sindicales que luchen por todas nuestras demandas y la movilización“.

 

Desde la red también expresaron su rechazo a la discriminación y la xenofobia de las empresas y el rechazo al pago de la deuda externa “que implica más ajuste y precarización para la juventud”, sostuvieron. Además, resolvieron  “seguir exigiendo la aparición con vida de Facundo Castro, repudiando el accionar de las fuerzas represivas que persiguen y reprimen a los jóvenes de los barrios como nosotros”.

La Red de Precarizadxs nuclea a trabajadores y trabajadoras repartidoras de apps, gastronomía, trabajos domésticos, tareas de limpieza y docentes, entre otros sectores afectados, sobre todo en este contexto de pandemia.

Fuente e imagen:  https://www.anred.org/2020/08/12/trabajadores-y-trabajadoras-precarizadas-de-todo-el-pais-se-reunieron-para-definir-medidas-de-lucha/

 

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México: No queremos indígenas a los que se les celebre un día y todo el año se les denigre: Filac

«No queremos indígenas a los que se les celebre un día, por folklore, y todo el año se les denigre, margine y discrimine, provocando incluso su desaparición», señaló el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (Filac), con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, conmemorado el 9 de agosto.

En un comunicado, el Filac agregó que los pueblos indígenas no quieren una normalidad donde continúen siendo discriminados. «Queremos que nuestros planteamientos de desarrollo con identidad y Buen Vivir sean parte de la construcción post pandemia», agregó.

Por otra parte, recordó el riesgo de las comunidades y pueblos indígenas en la región frente a la pandemia de coronavirus, y aseguró que, de no tomarse medidas urgentes y profundas que logren prevenir y mitigar sus impactos, «se corre el riesgo de que se ingrese al terreno de la violación de los derechos (de los pueblos), que se asume deben de priorizarse y reivindicarse».

A continuación el comunicado completo:

5 de agosto, 2020

En el mundo y en nuestra región persisten enormes brechas entre la realidad que enfrentan cada día los hombres y mujeres indígenas y los múltiples cambios constitucionales y el marco normativo e institucional que en materia de reconocimiento y promoción de los derechos de los Pueblos Indígenas se ha dado hasta el momento, particularmente en Latinoamérica.

Quisiéramos superar las brechas marcadas no solo en las condiciones de vida, pobreza y carencias básicas, sino en aquellas referidas al pleno reconocimiento de los Pueblos Indígenas como colectivos con culturas y cosmovisiones propias que deben participar en igualdad de condiciones en la toma de las principales decisiones políticas, sociales y económicas que de una u otra forma les conciernen.

Este 9 de agosto de 2020 nos encuentra en plena pandemia de la COVID-19, en un contexto en el que se ven exacerbadas la difícil condición de vida, la situación social y económica y el deficiente ejercicio de derechos individuales y colectivos de los Pueblos Indígenas, todo con efectos negativos para nuestros pueblos.

Aunque en estos momentos no es posible apreciar en toda su magnitud esos efectos, no cabe duda que la pandemia está generando una crisis total, sin un final cercano previsible, avizorando un efecto devastador para muchos sectores sociales, incluyendo entre ellos a los Pueblos Indígenas del continente; ante lo cual, si no se toman medidas urgentes y profundas que logren prevenir y en su caso mitigar esos posibles impactos tan negativos, se corre el riesgo de que se ingrese al terreno de la violación de esos Derechos, que se asume deben de priorizarse y reivindicarse.

Es por esto, que este 9 de agosto debe convocarnos a promover acciones que estén a la altura de los enormes desafíos que nos plantea la historia.

Concertación para el Buen Vivir

En ese sentido, desde el FILAC y la Plataforma Indígena Regional, a casi cinco meses de la declaración de la pandemia, consideramos que este 9 de agosto debe constituirse en un hito importante para la construcción de una Concertación para el Buen Vivir que permita enfrentar los efectos de la COVID-19 como tema prioritario; pero también las causas profundas que hacen tan vulnerables a los Pueblos Indígenas, limitan la implementación de sus derechos colectivos y que impiden a las instituciones públicas y organismos internacionales actuar de forma más eficiente en este contexto.

Los Pueblos Indígenas no queremos una normalidad donde continuemos discriminados, queremos que nuestros planteamientos de desarrollo con identidad y Buen Vivir sean parte de la construcción post pandemia. No queremos indígenas a los que se les celebre un día, por folklore, y todo el año se les denigre, margine y discrimine, provocando incluso su desaparición.

En este marco, la Plataforma Regional Indígena frente al COVID 19, el FILAC y varias agencias de las Naciones Unidas que integran el Grupo Interagencial Regional de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, realizarán un Webinar el próximo 7 de agosto, a las 15:00 hrs de Nueva York que busca conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas mediante la construcción de una Concertación para el Buen Vivir como iniciativa para enfrentar los efectos de la pandemia y promover la implementación efectiva, real y concreta de los derechos de los Pueblos Indígenas de la región.

El 23 de diciembre de 1994, en el marco del Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, la Asamblea General decidió a través de la resolución A/RES/49/214, que se celebre cada 9 de agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Esa fecha conmemora la realización de la primera reunión, en 1982, del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/no-queremos-indigenas-a-los-que-se-les-celebre-un-dia-y-todo-el-ano-se-les-denigre-filac/

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