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España: En la escuela, todos por igual

España/10 de Abril de 2017/La Nueva España

Gerardo Echeita, doctor de la Universidad Autónoma de Madrid, defendió la equidad en las escuelas porque es una forma de contribuir a que haya «una sociedad más justa, más igualitaria». «Ése es el sueño y objetivo de muchas personas y de muchos sistemas educativos: contribuir de manera positiva al desarrollo de una sociedad que conozca, que respete la diversidad y en ese sentido, que sea más igualitaria. Un sistema educativo debe tener una alta equidad que contribuya al desarrollo por igual de todos los niños y las niñas», apostilló el experto en materia de atención a la diversidad y políticas sobre inclusión educativa,

Para ello, según defendió, «es muy importante promover un cambio profundo y una innovación» del sistema educativo actual. «Debemos reconocer sin preocupación que nuestros sistemas educativos no fueron creados precisamente para trabajar de manera equitativa con todo el alumnado. Han sido, por definición, sistemas excluyentes que han ido solo poco a poco incorporando a las niñas, a los niños con necesidades especiales… En ese marco, el sistema educativo debe ser mejorado porque lo que es incompatible es mantener estructuras y formas de enseñar del pasado con ambiciones del futuro», defendió.

Algunas de las medidas que debe incluir un sistema educativo más equitativo son, por ejemplo, el fomento del transporte público para que los niños que viven en zonas en los que no hay colegios, institutos o centro de Formación Profesional puedan acceder a esos centros. O el apoyo a la adquisición de material y la participación en las actividades extraescolares a aquellos menores de familias con escasos recursos. «Esas políticas de equidad las tienen que generar el sistema educativo. Y desde el punto de vista de la organización, necesitamos que las escuelas se transformen, se hagan más diversificables para poder responder con equidad a un conjunto más amplio de niños; en definitiva, a todos los niños sin exclusiones ni categorías», comentó.

En la aplicación de esa equidad en los colegios también hay diferencias entre comunidades autónomas: «En un sistema tan plural y tan diverso como es el español hay algunas comunidades más convencidas, proactivas en el desarrollo de política de equidad y otras que son más renuentes», apuntó Echeita para hablar del profesorado y cómo afrontaría un cambio de proyecto. «No está preparado porque no ha sido formado y desarrolla un trabajo en un modelo que ya no sirve. Es comprensible que se sienta desazonado, por eso son fundamentales las políticas de apoyo y asesoramiento», comentó el especialista en Psicología Evolutiva y de la Educación.

Echeita también se refirió a la confusión que existe entre la educación inclusiva y la integración educativa. Este equívoco viene dado porque «los niños que más viven esta situación de exclusión son los que tienen necesidades educativas especiales, emigrantes o que viven en ambientes vulnerables», comentó para advertir que «a los niños especiales se les ha separado» «Sólo cuando se transforma el sistema ordinario será menos necesaria una medida especial. Si mejoramos lo común será menos necesario lo especial», concluyó el docente, ayer, en Avilés.

Fuente: http://ocio.lne.es/agenda/noticias/nws-576702-en-escuela-todos-igual.html

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España: Educación intensifica las medidas contra el abandono escolar temprano

Canarias / 05 de abril de 2017 / Fuente: http://www.eltambor.es

La Consejera autonómica, Soledad Monzón, destacó hoy en el Parlamento el Plan Estratégico de Atención a la Diversidad y la incorporación de Educadores Sociales a los centros como dos de las mejoras más novedosas

El Gobierno de Canarias está ultimando un Plan Estratégico de Atención a la Diversidad (PEAD), que incrementará notablemente la atención al alumnado que tenga mayor propensión al abandono escolar temprano, es decir, a dejar los estudios después de la Educación Obligatoria (Secundaria). La consejera de Educación y Universidades, Soledad Monzón, señaló hoy en sede parlamentaria que este Plan “adquiere, desde un primer momento, un enfoque preventivo y positivo en la búsqueda de estrategias y medidas que favorezcan e impulsen la continuidad escolar de la población en Canarias”.

En este sentido, el nuevo PEAD no sólo trabajará la atención a la diversidad desde el punto de vista de la intervención, sino de la prevención, comenzando sus actruaciones concretas allí donde sean más necesarias. Por ejemplo, se implementará un programa para favorecer el desarrollo personal y el éxito escolar desde Educación Infantil. Así, se persigue que el alumnado potencie la competencia comunicativa desde edades tempranas, así como el desarrollo emocional del alumnado. La idea principal del Plan es incidir lo máximo posible en edades tempranas con la finalidad de prevenir dificultades no sólo a nivel de aprendizaje sino de convivencia positiva.

Continuidad

Durante su comparecencia, Soledad Monzón explicó cómo las medidas a implantar en las Islas tienen una sólida base en todo el trabajo que se viene realizando durante la última década y que ha permitido reducir la tasa de abandono escolar temprano (porcentaje de población de 18 a 24 años que no estudia, ni tiene empleo). En el año 2.006, la tasa de abandono escolar temprano en España era del 30,3 por ciento y, en Canarias, del 34,9 por ciento. Ambas cifras han ido disminuyendo hasta que, en el último año, la tasa canaria se ha situado por primera vez por debajo de la española. El año 2016 se cerró con una tasa del 19 por ciento en España y, en el Archipiélago, bajó hasta el 18,9 por ciento, “de forma que estamos más cerca de lograr el objetivo del 15 por ciento, fijado por la Unión Europea en su estrategia para 2.020” -recordó la consejera.

Además de desglosar decenas de medidas que se aplican ya en los centros escolares, “gracias a la implicación y al compromiso continuado de un cuerpo docente cada vez más preocupado por formarse y desarrollar nuevas estrategias”, como los planes de convivencia positiva o los programas Infancia y Travesía, que realizan un acompañamiento al alumnado con mayores dificultades, a través de metodología, actividades y enfoques novedosos, la consejera destacó en su intervención de hoy, la importancia de la implicación de toda la sociedad e instituciones para reducir el absentismo escolar, primero, y el abandono temprano, después.

Soledad Monzón señaló que quizás lo más obvio, para explicar el abandono escolar “sería acudir a las cuestiones económicas. Mucho se ha hablado de cómo se dispara el abandono escolar, cuando es fácil encontrar un trabajo y ganar dinero sin apenas formación y cómo se reduce en épocas de crisis”.

Sin embargo, frente a esta imagen “debemos contraponer la realidad de las cifras de desempleo”. La consejera destacó que la estadística es clara y, a mayor nivel de formación, más sencillo es encontrar un empleo, “y esto es algo que no debemos dejar de repetir para que los colectivos que no lo vean así comprendan que el tiempo que dedican a formarse es un tiempo aprovechado” -insistió.

Una estadística, que la consejera explicó a continuación: la EPA correspondiente al cuarto trimestre de 2.016 señala una tasa de paro del 18,63 por ciento en el Estado. En la población sin estudios, se dispara hasta el 43,77 por ciento y se va reduciendo paulatinamente, nivel a nivel, hasta situarse en el 11,36 por ciento para quienes tienen estudios universitarios.

Pero esta realidad, que es fácil de comprender para la población adulta, se presenta como algo ciertamente lejano en la mayor parte de las ocasiones para el alumnado de las enseñanzas obligatorias, es decir, desde los 6 hasta los 16 años”. Por este motivo, Monzón insistió en que, en esas edades, “es más importante aún lograr que el sistema educativo sea motivador, que el alumnado se sienta cómodo en él”, porque la principal candidatura a abandonar los estudios al cumplir la mayoría de edad es la del alumnado absentista y la de aquél que obtiene malos resultados o no se siente parte del sistema educativo.

Fuente noticia: http://www.eltambor.es/2017/04/educacion-intensifica-las-medidas-contra-el-abandono-escolar-temprano/

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¿Qué significa realmente tener una discapacidad?

 Por: Carmen Saavedra

No tengo ni idea de cómo cultivar tomates, no he pescado en mi vida ni sabría cómo plantar un frutal. Tengo una mano pésima para el dibujo, me resulta imposible hacer funcionar una máquina de coser y mucho menos elaborar un patrón. No he escrito una poesía en mi vida, ni sabría como levantar un muro de ladrillos. Si el ordenador se bloquea, sufro una crisis de ansiedad sólo comparable a cuando el coche me deja tirada en medio de la nada y no sé cómo volver a arrancarlo. Mi madre carece por completo de sentido de la orientación. A mi marido le resulta imposible recordar los rostros y nombres de las personas que aparecen de forma intermitente en su vida. Tengo un amigo incapaz de distinguir determinados colores. Y aunque resulta probado que carecemos de ciertas habilidades y capacidades, ni a mí, a mi madre, a mi marido o a mi amigo se nos considera como personas con discapacidad. ¿Qué significa entonces “tener una discapacidad”?.

Podríamos concluir que denominamos personas con discapacidad a aquellas que no tienen habilitadas ciertas funciones básicas, con las que sí cuenta la mayoría estadística de la población. Funciones como andar, hablar, oír o ver. Funciones que, además, deben ser visibles. Porque entiendo que existen otras muchas funciones también básicas para que un individuo pueda desenvolverse con éxito como la creatividad, la iniciativa, el talento artístico, las habilidades sociales, el espíritu emprendedor, el criterio propio… Además de todas aquellas imprescindibles para la sociedad como colectivo: bondad, empatía, solidaridad, lealtad, altruismo, generosidad, tolerancia, etc. Todas estas características no son detectables a primera vista, pero seguro que todos coincidiríamos en que son esenciales para el buen funcionamiento de una sociedad.

Así que, se podría definir como personas con discapacidad a aquellas que “no tienen habilitadas ciertas funciones básicas y visibles”. Es por ello, entonces, que el término “diversidad funcional” resulta mucho más justo y adecuado a la realidad. Puesto que en eso, precisamente, consiste esta característica: en funcionar de forma diferente. Bien sea esto desplazarse con una silla de ruedas, muletas o andador; comunicarse con lengua de signos, mediante pictogramas o a través de un sistema de comunicación alternativo; leer con las yemas de los dedos; orientarse por medio de un bastón; requerir de un tiempo de reacción mayor al de la media, etc.

Todos somos dependientes

Si reflexionamos acerca de nuestras capacidades y aptitudes, podríamos concluir que todos tenemos alguna discapacidad. Todos contamos con alguna cualidad, facultad o destreza que no tenemos habilitada.

Y todos somos, además, dependientes. Más aún, si cabe, en esta sociedad tan especializada que nos  ha tocado vivir. La imposibilidad de sobrevivir por nosotros mismos es una certeza absoluta. Todos, absolutamente todos, dependemos de otros seres humanos. Todos somos dependientes. Todos somos incapaces de hacer ciertas cosas, vitales para nuestra supervivencia, y no por ello nos consideramos discapacitados. No digo nada si intercambiáramos a un neoyorquino con un bosquimano en sus respectivas sociedades. A pesar de saber desenvolverse en su entorno de origen, se convertirían en seres completamente dependientes en el grupo de adopción.

Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, ¿por qué, entonces, consideramos dependientes y discapacitadas a aquellas personas que se desplazan y expresan de forma diferente, a quienes carecen de algún sentido, a los que no alcanzan un determinado coeficiente intelectual o se relacionan de forma distinta?.

Todos somos necesarios

Todos somos indispensables y a la vez prescindibles.

Mis hijos representan dos extremos. La mayor es inteligente, habilidosa, creativa, tenaz y resolutiva. Representa lo que, teóricamente, la sociedad valora, fomenta e impulsa. El pequeño, por el contrario y a causa de su discapacidad, se incluye en el colectivo que esa misma sociedad ha colocado en el último lugar del escalafón social y productivo.

Yo, madre de esos dos extremos teóricos, no percibo sus diferencias de forma más significativa a como lo haría cualquier otro padre respecto a sus hijos. Todos los hermanos son distintos, a pesar de que coincidan su material genético y su ámbito socio-cultural. Y, desde luego, no les quiero de forma diferente. Veo a dos niños felices, queridos y que se quieren, que a veces sufren contratiempos pero que la mayor parte del tiempo disfrutan de la vida y nos hacen disfrutar a quienes tenemos la suerte de tenerlos cerca. Ninguno de ellos es más necesario que el otro en nuestra familia y aunque sus necesidades son distintas, los dos son dependientes. Ambos dependen de sus padres, de su familia y del conjunto de la sociedad. Y no serían capaces de subsistir fuera de ella. También son imprescindibles, porque nuestra familia ya nunca sería la misma si le faltase alguno de ellos.

Y si hay algo que me atormenta, es el hecho de no ser capaz de trasladar esa circunstancia al resto de la sociedad. Soy también consciente de que esta realidad es así para mí porque me ha tocado vivirla y que si Antón no formara parte de mi vida, seguramente también me habría resultado difícil incorporar a niños como él a mi vida.

También estoy convencida de que si se empezara porque niños con sus circunstancias formaran parte del sistema escolar de forma real y activa, si la inclusión fuera una certeza y no sólo una bonita teoría, esa realidad se extendería también fuera de nuestra familia. La integración y la normalización de las vidas de las personas con diversidad funcional sólo pueden surgir de la convivencia.

Fuente de artículo: https://cappaces.com/significado-discapacidad/

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Educación para el amor desde el feminismo y la diversidad

Coral Herrera Gómez

Tenemos que proteger a las niñas y las adolescentes del mito del amor romántico. Es urgente que les demos herramientas desde la más tierna infancia para que aprendan a distinguir entre la ficción y la realidad, a cuestionar la magia del amor, a analizar los mitos desde una perspectiva crítica, a despatriarcalizar las emociones, y a construir relaciones igualitarias, sanas y bonitas.

No es justo dejarlas indefensas frente a la ideología que les seduce y les hace creer que el amor es la salvación y la solución, y que no es el amor entre nosotras, sino el amor hacia un hombre. Porque cuando se hacen adultas siguen consumiendo fantasías románticas, y configuran sus vidas en torno a la necesidad de sentirse amadas. 

Nos pasa a casi todas. Cuando nos hacemos adultas ya no creemos en el Ratoncito Pérez ni en Papa Noel, pero seguimos creyendo que el amor nos hará felices, será perfecto, y durará toda la eternidad. Nuestros sueños y nuestros proyectos se abandonan o se dejan para después porque nosotras no somos lo importante: ponemos el amor en el centro de nuestras vidas, y en eso se nos van las energías y el tiempo, en tratar de encontrar a nuestra media naranja. 

Hay millones de mujeres en el planeta que viven en ese mundo de ilusión y decepción constante, que dependen económica y emocionalmente de un hombre, que creen que sin pareja no son nadie, que no se sienten capaces de arreglar sus problemas por si solas, que aguantan malos tratos en nombre del amor, que se sienten inferiores, que creen que obedeciendo serán más amadas, que creen que para ser amada hay que sufrir, que piensan que la felicidad está en esperar pasivamente la llegada del príncipe azul. 

Como no nos enseñan en las escuelas, luego nos hacen falta muchos años de terapia y de duro trabajo personal para poder desaprender todo lo que aprendimos con los cuentos que nos cuentan. Si nos vacunasen contra esta magia podríamos acabar con tantas decepciones y sufrimientos, tantos embarazos prematuros, tantos sueños abandonados, tantas vidas rotas, y tanta violencia machista. 

Los niños y los adolescentes también necesitan herramientas para perderle el miedo al amor, para aprender a expresar sus emociones, para desaprender el machismo que aprenden en la televisión y en la cultura del entretenimiento.

Los niños tienen que poder defenderse de la mitificación del macho violento, necesitan otros héroes y otros modelos de masculinidad para que aprendan a resolver sus problemas sin utilizar la violencia. Los niños tienen derecho a sentirse libres para vestirse como quieran, para llorar si lo necesitan, para pedir ayuda cuando se sienten tristes, para mostrar su vulnerabilidad sin miedo a las burlas. Los niños necesitan aprender a cuidarse y a cuidar a los demás, a respetar a las niñas y a si mismos, a dejar de considerar que las niñas son seres inferiores que han nacido para amar y para servir a los hombres. 

Los niños y adolescentes necesitan herramientas para gestionar sus emociones, y para aprender a relacionarse de un modo igualitario, en horizontal, sin jerarquías y sin esquemas de dominación ni sumisión. Necesitan mucho feminismo para aprender a ser seres autónomos que no dependan de su madre o de su novia, que no necesiten criadas, que no necesiten ser obedecidos. Necesitan amar y respetar la diversidad para que cualquiera de ellos puedan amar a otros hombres sin ser discriminados. 

Necesitamos mucho feminismo en las escuelas para aprender a querernos bien, para amarnos más y mejor, para poder alejarnos del modelo tradicional del romanticismo patriarcal y sus paraísos imposibles. Por eso es tan importante aprender a pensar por nosotros mismos, con perspectiva de género y con capacidad para analizar cualquier mensaje desde la crítica, visibilizar la ideología que subyace a los contenidos mediáticos, y así desmontar todos los cuentos que nos cuentan.

Hay que desaprenderlo todo, resistir ante el bombardeo del romanticismo patriarcal, generar espacios de ternura, libres de machismo y llenos de solidaridad, cooperación, y ayuda mutua. Reinventarnos el amor, probar otras formas de querernos, imaginar otras estructuras sentimentales para poder sufrir menos, y disfrutar más del amor. 

Fuente del articulo: http://haikita.blogspot.com/2017/02/educacion-para-el-amor-desde-el.html

Fuente de la imagen:

https://disidenciasexualcuds.files.wordpress.com/2014/06/10317835_10203534842988293_1839073855654034113_o.jpg?w=700&h=54

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Hablamos de educación: Atención a la diversidad

23 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Glória Santaeulária

Las TIC son una herramienta que, como se ha venido demostrando los últimos años, pueden ayudar mucho a atender a la diversidad de necesidades de un aula. Utilizando una metodología adecuada, nos permiten ofrecer a cada alumno la atención personalizada que necesita para realizar su aprendizaje de manera eficaz.

Además, las TIC facilitan el trabajo de los docentes y optimiza la gestión del tiempo del aula, puesto que permiten una mayor autonomía del alumno.

Para sacarles el máximo provecho es imprescindible contar con las herramientas adecuadas y una buena programación didáctica de las unidades. Así pues, la función del docente sigue siendo básica e imprescindible puesto que es él quien guía el aprendizaje y determina el uso adecuado de cada recurso. Los dispositivos tecnológicos y los recursos educativos digitales, bien utilizados, permiten al docente ofrecer un abanico de recursos mucho más amplio y gestionar el proceso de aprendizaje de cada alumno de manera individualizada.

Los recursos educativos autocorrectivos o autoregulados permiten que el alumno vaya avanzando de manera autónoma. Algunos ejemplos son  ANIMALANDIA, para educación Infantil, o los creadores de recursos como Kubbu, donde cada docente puede crear actividades adaptadas para sus alumnos.

Cuando hablamos de atención a la diversidad no estamos hablando únicamente de necesidades educativas especiales. Debemos ser conscientes de que cada alumno tiene un desarrollo diferente y que el proceso de aprendizaje de cada uno necesita atenciones y ritmos diferenciados. Aun así, creemos que el uso de las TIC en el aprendizaje de los alumnos con necesidades educativas especiales favorece el trato individualizado y a su vez la ejercitación de aquellas áreas que más necesitan trabajar.

Existen muchas experiencias exitosas en este campo, como por ejemplo, un videojuego para ayudar a niños con autismo a comunicarse y aprender de forma divertida, o un diccionario bimodal de pictogramas – signos para trabajar la comunicación con personas que carecen de lenguaje oral.

Hoy en día también encontramos herramientas y softwares que permiten mejorar el aprendizaje de personas con discapacidad mediante el uso de las tecnologías. Es un buen ejemplo eViacam, que permite sustituir el ratón por movimientos de la cabeza, o Mekanta que enseña a utilizar el teclado del ordenador a niños y niñas con ceguera o deficiencia visual de una manera divertida.

La red está llena de recursos y poco a poco se van desarrollando nuevas propuestas. Es tarea nuestra encontrar aquellos que resulten más adecuados para cada caso y ayudar a que el proceso de aprendizaje de cada alumno sea cada vez más personalizado.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/hablamos-de-educacion-atencion-a-la-diversidad/

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Por unos feminismos inclusivos y diversos: Claves para la autocrítica en torno al feminismo patriarcal

Coral Herrera Gómez  

A algunos feminismos les sobra un poquito de patriarcado, y les hace falta más diversidad. Hoy es un buen día, como otro cualquiera, para hacer autocrítica y hablar de las estructuras patriarcales con las que construimos un colectivo feminista, un departamento de género en una universidad,  una sección de un partido político, una asociación de mujeres, un instituto de estudios de género, una ONG de mujeres, un grupo de investigación feminista, etc.

Con algunas de mis compañeras llevo años hablando sobre este tema y no me he atrevido hasta ahora a lanzar las preguntas en los foros sociales, pero me parece fundamental que empecemos por preguntarnos por qué algunos feminismos están tan enfrentados o divididos, por qué las mujeres nos hacen fotos cuando salimos a manifestarnos como si fuéramos bichos raros, por qué nuestras reivindicaciones no tienen el impacto que desearíamos en la opinión pública, o por qué no logramos sensibilizar a la mayoría de la población sobre el tema de la violencia de género. Urge un debate profundo para reflexionar colectivamente en torno a los estereotipos negativos del feminismo, analizar el modo en cómo estamos comunicando y visibilizando nuestro trabajo, debatir acerca de nuestras debilidades y nuestras fortalezas, y re-plantearnos el modo en el que podríamos contagiar a más gente para que se unan a la lucha feminista por los derechos humanos de las mujeres.

Un primer paso podría ser trabajar en la despatriarcalización de nuestras estructuras, y analizar la forma que tenemos de relacionarnos y organizarnos. Existen muchas organizaciones que practican el feminismo patriarcal: me refiero a esos colectivos que funcionan de manera similar a otros colectivos sociales o políticos construidos sobre bases patriarcales. Bases que preferimos no ver porque creemos que nos hemos liberado de todas las opresiones, y que al ser feministas no reproducimos la misma estructura que el resto de los movimientos sociales.

El patriarcado dentro de nuestros movimientos feministas se expresa fundamentalmente a partir de las jerarquías que establecemos entre nosotras, y a partir del pensamiento binario que nos obliga a definirnos en oposición a las otras. Estas dicotomías nos dividen en pequeños grupos separados por diferencias ideológicas o intereses particulares­: feminismo islámico, feminismo católico, feminismo decolonial, feminismo campesino, ecofeminismo, feminismo anarquista, feminismo lesbiano, feminismo queer, etc.

Al definirnos con etiquetas identitarias, nos diferenciamos unas de otras en base al pensamiento binario que nos hace creer que somos una cosa y no somos otra: feministas/no feministas, mujeres cisexuales/mujeres transexuales, lesbianas/heteros, académicas/activistas, blancas/negras, ricas/pobres, etc. En medio se quedan todas aquellas que no encajan en estas etiquetas, y son categorizadas con otros términos que las discriminan todavía más (transgénero, bisexuales, mestizas, indias claras, precarias, travestis, trabajadoras sexuales, etc.).

Otra característica del feminismo patriarcal es que se construye sobre la dicotomía entre “nosotras” y “las otras”, de modo que cerramos las puertas a otros colectivos y personas que no son “nosotras”, o que no son como “nosotras”. Pese a que dentro de los feminismos tenemos unos objetivos básicos comunes (derechos humanos de las mujeres y las niñas), se nos olvidan cuando nos aferramos a estas etiquetas para diferenciarnos unas de otras. Y si bien es cierto que los recursos en nuestra área son limitados, deberíamos poder compartirlos  para hacerlos más grandes. Además, las diferencias son enriquecedoras y deberíamos aprovecharlas para construir feminismos inclusivos, no para crear oposiciones irreconciliables entre nosotras.

Yo estoy convencida de que para lograr la igualdad y para que todas podamos disfrutar de nuestros derechos básicos fundamentales, es necesario despatriarcalizar el feminismo, abrirlo a todo el mundo, y aplicarle un enfoque basado en los valores de la inclusión y la diversidad. El feminismo, creo, no es solo cosa de mujeres, y por eso tenemos que liberarlo de las etiquetas de género, nacionalidad, etnia, edad, clase socioeconómica, orientación sexual, religión, edad, etc. que nos diferencian y nos discriminan.

Estas son algunas propuestas que he elaborado para el análisis del patriarcado en los feminismos desde una perspectiva autocrítica.

–          Creo que es esencial que empecemos a hablar de las jerarquías patriarcales que reproduce el feminismo institucional y que anidan en muchos de nuestros colectivos. Dentro de los mundos feministas, unas mujeres ocupan altos cargos, acceden a información valiosa (consultorías, subvenciones, puestos de trabajo, etc.), toman decisiones y obtienen buenos salarios, y otras son el proletariado feminista.  Sería interesante analizar por qué reproducimos este sistema vertical de organización, y debatir conjuntamente cómo podríamos crear estructuras horizontales de trabajo.

–          Otras jerarquías que tenemos dentro del feminismo están basadas en torno a la famosidad y/o estrellato de teóricas y activistas. Algunas de nosotras de pronto nos ponemos de moda y acaparamos micrófonos, estrados, escenarios, publicaciones, premios y reconocimientos. Otras trabajan arduo por visibilizar sus obras o acciones, y no  obtienen el mismo reconocimiento. Algunas son encumbradas como divas, y otras caen en desgracia para siempre cuando desentonan con alguna idea escandalosa.

–          Si nuestro objetivo principal es luchar contra la discriminación, no podemos discriminar a otras personas porque no sean mujeres, o porque no sean heterosexuales, o porque no sean lesbianas. Ni tampoco cerrar nuestros espacios a mujeres  transexuales, ni impedir la entrada a nuestros foros a las trabajadoras del sexo…. Cualquier discriminación que establezcamos es patriarcal.

–          La guetización de nuestros espacios tiene como consecuencia que las que no son como “nosotras” se sienten excluidas. Los espacios cerrados de gente que se apropia de los intereses colectivos huelen demasiado a corporativismo cuando son incapaces de aliarse con otros colectivos con las mismas reivindicaciones. Habría que ventilar estos espacios con un poco de aire fresco y nuevas ideas que permitan que nuestras luchas se expandan más allá de las cuatro paredes en las que nos reunimos.

–          La gestión de los recursos podría colectivizarse en lugar de dejar el tema en manos de las lideresas de cada grupo. Es importante que nos responsabilicemos de los recursos con los que contamos, y aprendamos a gestionarlos conjuntamente.

–          Los liderazgos que tenemos dentro de los feminismos. Debemos democratizar el feminismo, pero no para elegir representantes, sino para crear estructuras basadas en la autogestión y en la participación activa de todas las participantes. Los absolutismos de ciertas lideresas provocan, creo, la desmotivación de todas aquellas personas que se mantienen al margen de esos círculos de poder, y que prefieren trabajar en equipo y tomar decisiones conjuntamente.

–          Las relaciones marcadas por el interés propio. En el mundo de la política y las empresas los hombres se relacionan tratando de tener contactos clave para sus posiciones estratégicas, dentro del feminismo sucede algo parecido. Las lideresas suelen estar rodeadas de mujeres precarias que se relacionan con ellas en base a intereses económicos o políticos, pues tener contactos sigue siendo imprescindible para abrirse un hueco en el mundo de la investigación, las políticas públicas de género o la cooperación y ayuda al desarrollo con enfoque de género. Estas relaciones jerárquicas e interesadas fomentan la competitividad y la rivalidad que se establecen en torno a los recursos, a las mujeres con poder,  o en torno a las diferencias ideológicas entre nosotras. Las luchas de poder y los boicots entre nosotras se pueden solucionar con solidaridad, comunicación y redes de trabajo horizontales, diversas e internacionales.

–          La xenofobia feminista, basada en la idea de que cuando las feministas extranjeras de países en crisis acuden a tender redes de trabajo a los países pobres,  en realidad su intención es imponer sus ideas, sacarles la plata y quitarles sus puestos de trabajo en el área del género. La justificación de esta xenofobia parte de la idea de que las colonizadoras vuelven a tierras colonizadas para extraer sus recursos, imponer sus agendas, dar lecciones a las feministas locales, y perpetuar el colonialismo blanco. Pese a que todas estamos colonizadas por el capitalismo y el patriarcado, y nuestras causas sean comunes, la xenofobia feminista se sustenta sobre la construcción de una identidad grupal en oposición a otras identidades, reproduciendo los binarismos patriarcales que perpetúan el rechazo hacia “las otras”. Este feminismo xenófobo se construye también sobre el concepto de nación decimonónico que define a las personas según su lugar de origen, y que justifica plenamente la hostilidad de las colonizadas hacia las colonizadoras. Esta división parece un asunto de justicia histórica que vuelve de revés la opresión, porque impone una nueva división entre “nosotras” y “las otras”, las de dentro y las de fuera, las autóctonas y las inmigrantes, las colonizadoras y las colonizadas.

–          Las luchas no son de tu colectivo o el mío: no podemos apropiarnos de las problemáticas ni de los logros como si fueran nuestros, porque pertenecen al  ámbito del poder popular. Es importante trabajar conjuntamente con otros colectivos, compartir protagonismos creando redes de trabajo conjunto, y asumir los éxitos como colectivos.

Seguro que hay muchos puntos más que podríamos tratar en foros para despatriarcalizar nuestros feminismos y liberarlos de etiquetas discriminatorias y jerarquías de todo tipo. Yo apuesto por incorporar el enfoque de la diversidad para que sean más plurales y abiertos, y para que nuestras reivindicaciones despierten la solidaridad de otros colectivos que trabajan en otros ámbitos sociales y políticos. Yo apuesto, también, por crear redes y espacios de trabajo conjuntos sin renunciar a nuestro trabajo en una comunidad o área específica.

Creo que solas no podemos,  y la muestra es que no sirve de mucho que haya mujeres presidiendo países si lo hacen con las mismas estructuras patriarcales que los hombres. Tampoco sirve de mucho empoderar a mujeres porque después se quedan solas, rodeadas de señoras y señores patriarcales. Absolutamente dañino es también el lenguaje bélico que empleamos para insultarnos y descalificar a compañeras feministas que no comparten nuestros puntos de vista. Ni el desprecio que algunas feministas muestran hacia el trabajo de feministas porque son blancas, porque son gringas, porque son europeas. O la indiferencia que existe entre las feministas ateas y las feministas islámicas, o las feroces críticas que se cruzan entre abolicionistas y no abolicionistas, activistas y académicas, entre las queer y las feministas institucionales, por poner unos pocos ejemplos.

Si queremos sumar a la gente, sensibilizar y transformar el mundo que habitamos, tenemos que dejar a un lado los intereses personales, eliminar las etiquetas que nos separan y establecer alianzas no solo con otros colectivos de mujeres feministas, hombres igualitarios y grupos LGBTQI, sino también con el resto de los movimientos sociales y políticos.

Unidas tenemos el poder de colapsar ciudades y detener la barbarie y la violencia de los gobiernos. En España, antes de las mareas indignadas y el 15M, los colectivos solo sacaban a la calle a unos pocos cientos de simpatizantes y su impacto era mínimo. Ahora en cambio sabemos que podemos generar grandes estructuras de lucha masiva y una prueba de ello es la cantidad de gente que salió el 8 de Marzo en Madrid a defender el derecho a decidir de las mujeres. Creo que es maravilloso que el tema del aborto no sea una problemática exclusiva de grupos feministas, sino una reivindicación de la ciudadanía entera.

Tenemos que articular la construcción de un feminismo global que nos permita apoyar las luchas que sostienen las mujeres en todos los puntos del planeta, como es el caso de la soberanía alimentaria o la trata de esclavas con fines de explotación sexual. Ambos asuntos son cosa del capitalismo transnacional, y por lo tanto, nuestras luchas han de ser transnacionales también, construidas en redes múltiples que generen cambios en diversos puntos del planeta.

Yo apuesto por la sororidad, este hermoso concepto de Marcela Lagarde: es preciso crear un “nosotras”  en el que quepa todo el mundo. Trabajando desde la solidaridad dentro de los feminismos y con otros movimientos sociales, será más fácil contribuir a la transformación de nuestras sociedades desde nuestras posiciones feministas. Somos muchas las que ya estamos apostando por la creación de espacios de discusión inclusivos donde podamos establecer estrategias de lucha conjunta, gestión colectiva de los recursos, estructuras horizontales de relación,  y redes de apoyo mutuo y solidaridad internacional.

Necesitamos sumar gente, en definitiva, y para eso hay que abrir las puertas, tender puentes, ensanchar conciencias, dialogar y cooperar mucho, compartir recursos, pactar y llegar a acuerdos, practicar la sororidad, y ejercer la autocrítica. Las redes virtuales son una de las mejores herramientas que tenemos para visibilizar nuestro trabajo en todos los ámbitos, para intercambiar información y transmitir conocimiento, para debatir y ejercer la autocrítica sin miedo. Sólo así podremos sensibilizar al planeta entero para luchar por nuestros derechos, y para eliminar la desigualdad, la violencia y los discursos de odio.

Porque lo personal es político, tenemos que trabajar también dentro de nuestros colectivos para aprender a tratarnos entre nosotras con cariño, cuidar a la gente aunque tenga posiciones ideológicas diferentes a las nuestras, construir relaciones en las que no exista la competitividad, las luchas de poder, ni los “malos rollos”. Así podremos acabar con las estructuras patriarcales de nuestros colectivos, aprender a organizarnos de otras maneras, sacar el debate a la calle, y crecer juntas en el proceso.

Compañeras, necesitamos solidaridad internacional,  sororidad feminista, espacios abiertos y plurales, y mucho amor del bueno para construir unidas unos feminismos más inclusivos y diversos.

Fuente del articulo: http://haikita.blogspot.com/2014/05/por-unos-feminismos-inclusivos-y.html

Fuente de la imagen: http://4.bp.blogspot.com/-QZpn8ipQaqA/U3tTjvuyE-I/AAAAAAAAUPI/DcdctgqMBP4/s1600/adespatriarcalizar.jpg

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Libro: TIC para la inclusión social una apuesta por la diversidad

El onceavo libro gratuito llega para analizar cómo las TIC sirven de herramienta en los procesos de inclusión.

Año: 2012
Editor: Colombia Digital
Páginas: 80 páginas
Idioma: español
Desde: 30/10/2014
Tamaño: 9.93 MB
Licencia: Pendiente de revisión

La Corporación Colombia Digital – CCD – tiene como objetivo promover el uso y apropiación de las nuevas tecnologías – TIC – en diferentes sectores de la vida económica, social y cultural del país. Para cumplir sus objetivos ha editado el onceavo libro digital gratuito, titulado “Tecnologías de la información para la inclusión social: una apuesta por la diversidad”, resultado de una amplia reflexión de especialistas en materia de inclusión y nuevas tecnologías.

A lo largo del documento se sugieren propuestas sobre el papel de las nuevas tecnologías en los procesos de inclusión social y a través de análisis teóricos, de políticas públicas y de casos de estudio, se demuestra cómo las TIC se convierten en herramientas para la construcción social.

El texto está conformado por siete capítulos que reunidos constituyen una apuesta por hacer de las tecnologías unas aliadas para la inclusión. ‘Hablemos de inclusión’ brinda la información de contexto necesaria para abordar el tema; ‘Inclusión por la eliminación de barreras educativas en Colombia ¿las nuevas tecnologías superarán el reto?” señala a la teleeducación como alternativa para disminuir el analfabetismo; “Límites y posibilidades de las TIC en la inclusión social” plantea una reflexión sobre cómo la incorporación de las tecnologías ha permitido establecer nuevas relaciones en los diferentes campos sociales; “Las redes sociales para la inclusión y la participación” analiza las posibilidades que ofrecen las redes como instrumento de inclusión social.

“Inclusión laboral a partir de las TIC para personas con discapacidad” pone de presente la necesidad de insertar en las políticas públicas laborales del país mecanismos reales y efectivos para lograr la inclusión al mercado laboral de personas con discapacidad a través de la formación en TIC y el teletrabajo. Al final “Tecnología e inclusión, ejemplos colombianos” y “Puerto Alvira: de la desolación a la ensoñación” presentan experiencias de inclusión social mediadas por las TIC en distintas poblaciones del país.

El texto completo puede bajarse libremente desde nuestra biblioteca digital y puede ser compartido entre investigadores, organizaciones, docentes, estudiantes y todos los interesados en conocer el panorama de las nuevas tecnologías en los procesos de inclusión social.

El termino inclusión aparece en los años 90 para sustituir el término de integración, el uso del término se relacionó inicialmente con los procesos pedagógicos para plantear el modo cómo en la escuela se debe dar respuesta a la diversidad.

Descarga: file:///C:/Users/BIOSYSTEM/Downloads/inclusion_social.pdf

https://openlibra.com/es/book/tic-para-la-inclusion-social

Fuente: http://www.oyejuanjo.com/2015/11/130-libros-didacticos-pdf-docentes.html#

Imagen: https://olcovers2.blob.core.windows.net/coverswp/2014/10/inclusion-social-OpenLibra.jpg

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