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España: Almería impulsa un proyecto europeo de educación en centros penitenciarios

Europa/España/21 Mayo 2017/Fuente:lavozdealmeria /Autor:Javier Pajáron

En el corazón del centro penitenciario El Acebuche, un grupo de profesores ofrece talento y esfuerzo en los programas de reeducación de los internos. Componen el Ceper Retamar y su misión se desarrolla en unas aulas donde los reclusos se convierten en alumnos y los libros en una segunda oportunidad.

En su búsqueda de nuevas perspectivas pedagógicas, el centro de educación permanente se embarcó el pasado mes de agosto en el denominado Proyecto Citival, incluido en el plan Erasmus + de la UE, donde profesores vinculados a sistemas penitenciarios de cinco países ponen en común sus propuestas de intervención, especialmente  sobre un alumnado multicultural.

Durante dos años, los representantes de España, Hungría, Francia (coordinador), Turquía y Alemania debaten cómo mejorar sus clases para atender a la demanda de los internos. La tarea no es fácil, dado que el proyecto pretende construir un mismo sistema de trabajo para países y sistemas penitenciarios diversos. “El objetivo es que en el futuro las propuestas de este proyecto puedan utilizarse en cualquier prisión y en cualquier otro de centro cerrado, por ejemplo en el ámbito de la reforma de menores”, señala Juan Carlos Martínez, director del Ceper Retamar.

La gestión de la diversidad
Durante una semana, los participantes se han reunido en una sala del  Centro del Profesorado de Almería para ahondar en este trabajo. “Ya se han celebrado dos encuentros de los grupos en Burdeos (Francia) y Budapest (Hungría), esta tercera y la cuarta son en Almería”, añade el profesor.

Además, el pasado miércoles la delegación desplazó su centro de operaciones a la propia prisión de Almería, donde se entrevistó con el equipo directivo que encabeza Miguel Ángel de la Cruz,  y estuvo acompañada por la delegada territorial de Educación de la Junta de Andalucía en Almería, Francisca Fernández.

El proyecto ofrece respuestas a problemas básicos en la intervención educativa de los alumnos como la gestión de la diversidad religiosa (aproximadamente un tercio de la actual población reclusa de El Acebuche son musulmanes) y cultural. También la lucha contra los procesos de radicalismo (el Ceper Retamar profundizará en este aspecto en un plan paralelo en los próximos meses).

Las conclusiones de este trabajo se conocerán en un documento editado con fondos europeos a finales del próximo año (la fecha de finalización programada es agosto de 2018).

Fuente de la noticia: http://www.lavozdealmeria.es/Noticias/129508/2/Almer%C3%ADa-impulsa-un-proyecto-europeo-de-educaci%C3%B3n-en-centros-penitenciarios

Fuente de la imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/CdkX4gfPh5a1ghWXiTKlLPPS8X9ETEccXgVKN49Sb2tbyxWw5R43ptQOUnoULv2BORxu41gWbJlDofObya3bHi7qfSCfG0ORHAk=w

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España: Anpe denuncia que no se ofrecerá FP para alumnos con necesidades educativas

España/08 de Mayo de 2017/CLM 24

El sindicato Anpe ha denunciado este viernes que la Consejería de Educación no ofertará el próximo curso Formación Profesional Básica Adaptada, una modalidad que acoge a alumnos con necesidades educativas especiales.

En un comunicado, este sindicato que es mayoritario en la enseñanza pública en Castilla-La Mancha ha criticado la eliminación de estas enseñanzas por parte de una Consejería «que tanto presume de defender la atención a la diversidad».

Ha explicado que dos centros de la ciudad Toledo ofrecen esta FP, los IES Andrés de Vandelvira y Leonardo da Vinci, que imparten módulos como servicios administrativos, jardinería, madera o electricidad con un currículo adaptado a las necesidades de un grupo de alumnos que, de otra manera, tendrían «muy difícil continuar con su formación de cara a la inserción en el mundo laboral».

Anpe ha subrayado que con este «nuevo recorte» no solo se impide a estos alumnos seguir con sus estudios sino que, además, perderán el beneficio del componente social de estas enseñanzas, que es «fundamental» para el desarrollo personal de los alumnos con necesidades específicas.

Además, supondrá un «vacío» en la educación de los alumnos que en un futuro se puedan encontrar en la misma situación.

Fuente: http://www.clm24.es/articulo/sociedad/anpe-denuncia-no-ofrecera-fp-alumnos-necesidades-educativas/20170505155256157370.html

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República Dominicana: Entregan novillas a estudiantes de Tenares; reciben apoyo Centro Atención a la Diversidad

Centro América/República Dominica/07 Mayo 2017/Fuente:eljaya 

En el municipio de Tenares de la Provincia Hermanas Mirabal el apoyo a estudiantes llega más allá de las aulas y una muestra lo constituye la entrega de 35 novillas por parte del Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario –  FEDA a igual cantidad de alumnos que reciben apoyo del Centro de Atención a la Diversidad- CAD.

La acción de ayuda a estos jóvenes en condiciones especiales fue gestionada por el Doctor Jaime David Fernández Mirabal, y según informó el director del FEDA, Ingeniero Casimiro Ramos, esta es la primera partida de cien novillas que fueron prometidas por el Presidente Danilo Medina en una sus visitas sorpresa a esta provincia.

El presidente de la Asociación de Productores Especiales, Rafael Acosta, agradeció el aporte que consideró muy significativo para los estudiantes que reciben atención del CAD, entidad que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas y adolescentes con alguna discapacidad, ofreciendo una educación inclusiva para las necesidades especiales apoyando al personal docente y a las familias.

En el acto que se realizó en la finca de José Yermenos, estuvieron presente el Gobernador de la Provincia Hermanas Mirabal, Luis Yaport, el Director Regional de Educación 07, Juan Victorio, el Senador Luis René Canaán, el Diputado Affil Rizek y el Presidente del Consejo del Centro de Atención a la Diversidad, Luciano Bertozzo.

Además estuvieron la alcaldesa de Salcedo, Mercedes Ortiz, la de Tenares, Andreina Español, el alcalde de Villa Tapia José Ernesto Abud, así como el empresario José Aníbal García, los directores de los Distritos Educativos de la Provincia Hermanas Mirabal, Roque Félix, José González y  Félix Valerio.

Fuente de la noticia: http://eljaya.com/index.php/noticias/local/21242-entregan-novillas-a-estudiantes-de-tenares-reciben-apoyo-centro-atencion-a-la-diversidad

Fuente de la imagen:http://eljaya.com/images/-201701/04/04Entrega.jpg

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La diversidad es un activo, según la mejor jefa de Reino Unido

Por Marta Isern

“La diversidad es un activo, no una carga”, asegura Madi Sharma, elegida como Mejor Jefa de Reino Unido. Empresaria, fundadora del Madi Group y británica descendiente de inmigrantes, esta emprendedora tenía muchos factores en contra para fracasar. Nuestro corresponsal en Bruselas, Alexandre Mato, ha mantenido una charla con ella.

P: Estamos con Madi Sharma, empresaria, ciudadana británica, descendiente de inmigrantes, emprendedora con una historia de éxito… Ms Sharma, gracias por atender a los micrófonos de Capital Radio.

R: Gracias. Siempre me ha gustado que se me conozca como Madi, M, A, D, I, porque es mi marca, el acrónimo de Madi Apoya Diferentes Ideas, todo lo que yo hago busco que sea diferente. Hoy dirijo el Madi Group que actualmente son 11 empresas desde compañías del sector privado, donde obtenemos beneficios, o en empresas con finalidad social donde revertimos el beneficio en causas sociales, y también tenemos ONGs o un think-tank donde analizamos en conjunto estas políticas.

P: Vamos a intentar ir paso a paso, si me permite Madi. Lo primero, estas compañías que obtienen beneficio, ¿en qué sectores lo hacen?

R: Dentro del grupo tenemos la filosofía de que no haya reglas, no hay currículums, también tenemos la política de que no haya planes de negocio ni existe una cultura de la culpabilidad, no se deja tirado a nadie. Cualquier error individual es mio.

Pero también tenemos tres principios: no hacemos medicamentos, tampoco defensa, es decir, armas, y tampoco explotamos a la gente. Así que cualquier otra cosa, en cualquier sector, podemos estar. Esa es la parte privada del grupo, trabajar en cualquier área donde se pueda obtener un beneficio excepto en las que he dicho.

P: ¿Y obtienen beneficio, dinero cada año?

R: El beneficio está genial, es una palabra positiva. Si no tienes beneficio no eres sostenible. Así que tenemos que conseguirlo. Lo que hacemos es obtener una comisión de las operaciones empresariales que cerramos. Lo voy a explicar con la primera somosa que vendí, un producto de la cocina india, fue por un euro y las operaciones empresariales en las que trabajamos ahora son por 1.000 millones de euros en inversiones. Así que lo que deben entender es que se trata de añadir ceros.

Nosotros conseguimos unas comisiones y lo que hacemos es utilizarlas en otras compañías para impulsar el cambio que queremos ver.

P: Pero ustedes, ¿están en el negocio del catering o lo que haces es poner en contacto a productores locales con vendedores?

R: No. Lo que estamos es en el negocio de aunar ideas con gente que tiene problemas. Puede ser en cualquier sector. Trabajamos en las tecnologías disruptivas, las que van contra las dominantes, también con la industria alimenticia, en el sector del transporte, el médico. El problema es que muchas veces son inventores pero no emprendedores, no saben cómo vender sus ideas. Lo que hacemos es vender esas ideas o atraer inversión para ellas. Y por ejemplo ahí es donde obtenemos las comisiones.

P: ¿Podemos decir que usted es en cierto modo un business angel?

R: Lo que soy es más bien un broker. El business angel invierte, nosotros no lo solemos hacer, sólo a un pequeño nivel, con pequeñas compañías. Realmente somos el broker que junta las dos partes.

P: Este es hoy en día el Madi Group. Pero, ¿cómo empezó todo?

R: Mi background es… bueno, basicamente me gusta compartir mi historia no para generar simpatía sino para que la gente sepa que todo lo que les enseñan en las escuelas y universidades es necesariamente lo necesita un emprendedor.

Yo no tengo estudios, no tengo conocimientos ni competencias reconocidas. En otras palabras, mi currículum está vacío, pero lo que sí tiene es que soy madre soltera, asiática, mujer… ahora soy mayor pero antes no lo fui. Viví en la pobreza y soy una superviviente de la violencia doméstica. Así que lo tenía todo en contra cuando empecé. Y la cuestión es que emprendí porque no tenía ninguna otra opción, soy un emprendedora por necesidad, tenía que alimentar a mis hijos. Sólo tenía dinero para cuatro productos, que cociné y vendí. Y con el beneficio cociné ocho y los vendí. Y con el beneficio hice 16, y 32 y 64… así hasta que ocho años después estábamos produciendo 10.000 unidades a la semana, distribuyendo a supermercados y aerolíneas, teníamos dos factorías en áreas desfavorecidas y 35 empleados con contratos de larga duración. Recibí el premio a la mujer asiática y el de Mejor Jefe de Reino Unido.

Ese es el valor del emprendimiento y el hecho de que no tuviese nada cuando empecé significa que todo el mundo lo puedo hacer. Pero tambén quiero decir que luego fracasé, perdí todo.

P: ¿Usted quebró?

R: Sí, quebré, de hecho tenía menos dinero que cuando era pobre, lo que es algo raro de decir. Pero, fallar es una curva de aprendizaje. Así que cogí mis cosas y empecé de nuevo en el negocio de la importación/exportación, fui a las escuelas de negocio para explicarles como trabajaba y empecé la educación empresarial porque querían que enseñase como realmente no hacen los emprendedores. No hacemos business plan, ningún emprendedor de éxito en el mundo lo hace. Así que les enseñamos cómo emprender con un folio en blanco. Denme su idea y luego hagamos que funcione, haciendo que sea realidad. Eso es la educación de los negocios.

Después de eso me convertí en conferenciante, daba clases en empresas, trabajé en consultoría, creamos el mediador empresarial que trabajamos ahora, fui elegida para el Consejo Económico y Social de la UE. Y esto es importante porque significa que trabajo en la política, así que todo lo que trabajo en el mundo real, pese a no contar con formación, ahora puedo aplicarlo al mundo de la política real.

P: Ya que está usted hablando del mundo real y de la política, la impresión que tenemos en Europa es que hasta cierto punto los políticos, o algunos de ellos, están intentando o nos llevan al pasado, a los 70s u 80s, en vez de avanzar y ponernos en la evolución del nuevo siglo…

R: El problema es que ahora tenemos la economía colaborativa, o las tecnologías disruptivas, lo que significa que el mundo se está moviendo más rápido que los politicos y las elecciones. Los sistemas solían ser estables. Eso se ha acabado, la estabilidad que solíamos predecir. Como vimos en el referendum del Reino Unido, en sus políticos, incluso en las elecciones en Europa, ya no se pueden predecir porque realmente las mentes de las personas están cambiando muy rápido, porque sus trabajos también lo hacen, sus vidas… y nadie sabe como recuperar esa estabilidad. Ese es el problema y porque está rota el discurso entre los políticos y la sociedad civil.

P: Así que vivimos en un mundo de incertidumbres… ¿Y puede la inmigración ser un factor de estabilidad o desestabilización?

R: Espero que sea un factor de estabilidad, porque lo que vemos es que llegan estas diferencias, así que dejémoslas, valoremos el talento, las ideas y empecemos a trabajar juntos. Porque no podíamos seguir como hasta ahora, el mundo ha cambiado, y el problemas es que en el mundo actual tenemos enormes desigualdades que generan la inestabilidad del mundo, no sólo en términos humanos pero también en el medioambiente, lo vemos con el cambio climático…

Tenemos que tener las soluciones a los problemas y estas van a llegar de las personas y no los políticos. Y aquí es donde el capital humano, que está llegando a través de la inmigración, va a ser muy importante. Porque si miramos al mundo con una mentalidad abierta, se pueden solucionar los problemas. Si lo haces pensando de manera local, entonces, ¿cómo se pueden solucionar los problemas globales?

P: ¿Está su país, Reino Unido, mirando al mundo con los ojos cerrados?

R: Creo que el Reino Unido siguen viviendo como si estuviese en el Imperio, cuando gobernábamos el mundo y conseguíamos lo que queríamos. El Reino Unido va a sobrevivir y la razón es porque está llena de inmigrantes y, de hecho, tenemos uno de los sectores de emprendedores con una mentalidad más abierta y eso mantendrá a flote a Reino Unido.

Como emprendedores, siempre vamos a encontrar oportunidades, superaremos los desafíos y esa creo que es la fortaleza del Reino Unido. Mi opinión es que sigo pensando que estaríamos mejor dentro de la UE, haciendo que fuese mejor, pero Europa también está paralizada en su comunicación y eso es uno de sus desafíos.

P: Madi Sharma, gracias por sus palabras, su ejemplo como emprendedora y empresaria…

R: Gracias, muchas gracias. Simplemente no olviden que la diversidad es un activo no una carga.

Fuente: http://capitalradio.es/diversidad-activo-jefa-reino-unido/?doing_wp_cron=1492821030.4136400222778320312500

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De la identidad del ser a la pedagogía de la diferencia

 Por:Ignacio Calderón Almendros, Juan Miguel Calderón Almendros y Mª Teresa Rascón Gómez.

Resumen. Las distintas definiciones acerca del ser humano intentan identificar una característica que generalizar para todo el género Homo. Esta cuestión nace del principio de identidad, y tiene fuertes repercusiones en las concepciones antropológicas sobre las que se asienta la pedagogía. El cuestionamiento de este principio permitiría dar cabida al conflicto en el discurso pedagógico, así como poner en crisis algunas de las bases sobre las que asentamos el análisis de la diversidad y su atención educativa. Nos puede definir la diferencia en lugar de la homogeneidad, lo que implica el cuestionamiento de la norma.

Palabras clave: identidad; diversidad; diferencia; filosofía de la educación.

1. INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia se han realizado diferentes definiciones acerca del ser humano. Todas ellas pretenden encontrar lo que de común hay en los seres humanos, es decir, intentan identificar una característica que sea representativa, y generalizarla así para todo el género Homo. Esta cuestión tiene fuertes repercusiones en las concepciones antropológicas sobre las que se asienta la pedagogía en la actualidad. El presente artículo1 pretende reflexionar en torno a una pregunta: ¿Y si la característica que nos define no es la que homogeneiza al ser humano sino la que atiende a la diferencia?
Por supuesto que los seres humanos, como otros animales, tienen que comer, beber y dormir. Todos tenemos ciertos rasgos biológicos en común y no puede haber ninguna duda de que compartimos la naturaleza de otros animales. Pero cuando llegas a sus rasgos de comportamiento distintivos, qué diferente es una población humana de otra. No solo se diferencian en los idiomas que hablan −tendrás cierta dificultad en hacerte una idea de la gran cantidad de idiomas diferentes que encontrarás–. Difieren en su forma de vestir, en sus adornos, en su forma de cocinar, en sus usos y costumbres, en la organización de sus familias, en sus instituciones sociales, en sus creencias, en sus normas de conducta, en su mentalidad, en casi todo lo que entra dentro de los modos de vida que siguen. Estas diferencias serán tantas y tan variadas que podrías, a menos que estés advertido de lo contrario, tender a ser persuadido de que no todos eran miembros de la misma especie (Adler, 1985, 159, traducción propia).
Desde esta perspectiva, la normalidad dejaría de ser el atributo determinante en la identificación del ser, y pasaría la particularidad a ser el atributo por antonomasia para el entendimiento humano. Se trata de una línea de pensamiento que deja desprovisto de todo significado el proceso de estigmatización por el que la diferencia se vuelve objeto de discriminación. Si es el entorno social el que establece las categorías de las personas que lo conforman, y es la diferencia la esencia del ser, tendremos que ahondar en esta última para repensar la naturaleza humana. Por último, y atendiendo a estos supuestos, carecerían de fundamentación todas aquellas categorías que señalan a las diferencias para justificar la desigualdad humana.

2. EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD EN LA FILOSOFÍA
En palabras de Heidegger (1969), la pregunta que pretendemos abordar en este artículo se formula en los siguientes términos: «¿Por qué el ser y no más bien la nada?». Históricamente, el tema de la identidad y diferencia ha sido muy relevante.
Tanto lo ha sido así que justifica una incursión en los principios básicos de la metafísica que establece Aristóteles, a saber:
1. Principio de identidad.
2. Principio de no contradicción.
3. Principio de causalidad (enunciado por Leibniz como Principio de razón
suficiente).
Para nuestro cometido nos interesan especialmente los dos primeros. El principio de identidad afirma que «todo ente es idéntico a sí mismo», expresado en la fórmula: A = A. Este es el primer principio fundamental de la lógica del pensar. El segundo principio añade que esta fórmula no puede ser contradictoria, es decir, que el ente (lo que es, A) no puede ser y no ser al mismo tiempo bajo el mismo aspecto (A ≠ No A). El tercer principio plantea que todo lo que es debe tener una razón de ser.
Estos principios han tenido un determinante calado en la historia del conocimiento universal, y muy concretamente en la historia de la filosofía. En palabras de Heidegger «lo que expresa el principio de identidad, escuchado desde su tono fundamental, es precisamente lo que piensa todo el pensamiento europeo occidental, a saber, que la unidad de la identidad constituye un rasgo fundamental en el ser de lo ente» (Heidegger, 1990, 67). Sin embargo, estos principios van mucho más allá de la filosofía, puesto que, por ejemplo, guardan una inmediata correspondencia con los axiomas matemáticos.
¿Dónde se inician estos principios? La tradición filosófica los asocia a lo expresado por Parménides en el Poema del Ser, del que reproduciremos a continuación un fragmento:
Pues bien, yo te diré (y tú, tras oír mi relato, llévatelo contigo)
las únicas vías de investigación pensables.
La una, que es y que le es imposible no ser,
es el camino de la persuasión (porque acompaña a la Verdad);
la otra, que no es y que le es necesario no ser,
ésta, te lo aseguro, es una vía totalmente indiscernible;
pues no podrías conocer lo no ente (es imposible)
ni expresarlo.
Lo que puede decirse y pensarse debe ser, pues es ser, pero la nada no es
(Parménides de Elea, en Kirk, Raven y Schofield, 2003, 353-356).

Es decir, Parménides, y toda la línea platónica idealista, identifica realidad e idealidad: pensar = ser. Para Heidegger, en la última frase citada, «lo distinto, pensar y ser, se piensan como lo mismo» (Heidegger, 1990, 69).Aristóteles (2008) advierte el problema y lo plantea de un modo diferente: hay una correspondencia entre el ser y el pensar, es decir, que los primeros principios del ser se deben corresponder con los primeros principios del pensar. Por tanto, mientras que en el idealismo platónico se identifica ser y pensar, en la línea realista que comienza en Aristóteles esta relación no es de identidad sino de correspondencia. Aristóteles representa el intento por conocer lo físico (el ente móvil) como diferente de lo ideal, pero no alcanza a hacerlo sin elementos lógicos. Para ello, se vale de la abstracción, e introduce la potencia y el acto en el ser, y con ello el movimiento (la física); y plantea que el ser se dice de muchas maneras, intentando distanciarse del pensamiento unívoco: que el ser y el pensar no sean lo mismo. Así pues, a pesar de su pretensión de conocer la realidad, no deja de hacerlo en el logos.

Hasta la modernidad reina el razonamiento inductivo, que consiste en obtener conclusiones generales a partir de datos particulares. Aristóteles define la inducción como «un tránsito de las cosas individuales a los conceptos universales». Es decir, es un razonamiento que va de lo particular a lo universal. Al llegar la modernidad comienza una ruptura con esta línea de los conceptos universales, y el esfuerzo por hacer de la generalización la herramienta con la que hacer comparecer de un modo preciso toda la realidad, que halla su mayor exponente en Hegel. Esperón lo plantea en los siguientes términos:

Por otro lado, en la época moderna, el pensar determina la identidad con respecto al ser, manifestándose una nueva concepción de la verdad en cuanto certeza (certeza que tiene el yo-sujeto ante la objetividad del objeto; certeza de la representación). Pienso, luego soy. Dado que fuera del pensamiento nada hay, el ser necesariamente tiene que identificarse con el ser pensamiento. El pensamiento mismo garantiza para sí la certeza de ser. El pensar se presenta idéntico al ser en cuanto conciencia de ser (lo pensado) y autoconciencia de sí (el pensamiento). La época moderna está determinada como Identidad Subjetiva. La identidad es comprendida entre el fundamento y lo fundamentado. Si el rasgo fundamental del ser del ente es ser fundamento; y si el yo, ocupa el lugar del ser como fundamento, entonces, éste se constituye en fundamento de lo real efectivo, es decir, de todo lo ente en general porque satisface la nueva esencia de la verdad decidida en cuanto certeza. Y si su fundamentar (representar claro y distinto) es cierto, entonces, todo representar es verdadero; y si todo representar es verdadero, todo lo que el sujeto yo represente es real (Esperón, 2012, 36).
Como hemos dicho, en la modernidad se rompe con la búsqueda de conceptos universales y con la inducción. Por ejemplo, en Hume (1980) el problema de la inducción reside en que ésta se basa en contingencias (en la experiencia y no en la lógica). Como consecuencia, los conceptos universales se sustituyen en la modernidad por las generalizaciones. Para ello, Hume recurre al hábito: Cuando hemos descubierto una cierta semejanza entre ideas que en otros aspectos son distintas (por ejemplo, entre las ideas de diversos hombres y de diversos triángulos) empleamos un nombre único (hombre o triángulo) para señalarlas. De este modo se forma en nosotros el hábito de considerar unidas de alguna manera entre sí las ideas designadas con un único nombre; por tanto, el nombre mismo suscitará en nosotros, no una sola de aquellas ideas ni todas, sino el hábito que tenemos de considerarlas juntas y, por consiguiente, una u otra, según la ocasión.
La palabra hombre suscitará, por ejemplo, el hábito de considerar a todos los hombres, en cuanto son semejantes entre sí, y nos permitirá evocar la idea de este o aquel individuo particular (Abbagnano, 2000, 320-321).
Más allá del concepto concreto de hábito en Hume, el uso de la generalización (elaborar conceptos que aúnen a otros conceptos) se expande con la modernidad, y con ello se sustituye el razonamiento por inducción por la deducción: de lo general a lo particular, es decir, a la parte. Se crean así dos líneas de pensamiento en la filosofía universal: la línea de la razón (basada en la inducción) y la línea de la generalización (que se asienta en la deducción). La ciencia moderna se decanta claramente por el método hipotético-deductivo.
Sin embargo, la generalización no existe en la realidad. El concepto «animal» no está en la realidad, y a la vez elimina u obvia las diferencias entre el perro y el gato. Por tanto, la generalización, al tratar de buscar lo común en lo diverso, elimina la diferencia. En este sentido, la trisomía 21 no existe si no es, por ejemplo, Calderoniana [de Calderón, el apellido de dos de los autores]. Porque toma el rostro del hermano de dichos autores, que se singulariza en Rafael Calderón. Es decir, que no existe la trisomía 21 en términos absolutos. Sin embargo, la ciencia construye la categoría y con ello la generalización: la trisomía 21. Y aunque la trisomía 21 como tal no existe en la realidad, se eliminan las diferencias y se identifica un caso (Rafael Calderón) con nuestro pensamiento (trisomía 21), se iguala la idea con la realidad2. Al basarse el pensamiento moderno en el principio de identidad, en el que el pensar es el ser, la representación se torna en verdad gracias al principio de causalidad.

Según Mèlich (2010), mientras sigamos pensando la ética en términos categóricos no hay forma de escapar a lo que él denomina «el escollo del fundamento». Es decir, a aquello que fundamenta al imperativo. Para este autor la ética sólo puede iniciarse desde lo antropológico. Lo antropológico devuelve sus derechos a la tierra frente a la ilusión de los trasmundos. Y ese devolver los derechos a la tierra significa otorgar la primacía a las situaciones, a los contextos a las preposiciones, a los adverbios, a las relaciones, a los condicionales… así como también a los lazos, a las herencias, a los deseos a las interpretaciones… y cómo no, a los relatos, a las representaciones, a las máscaras, a las transformaciones… Puede verse ahora que lo antropológico es la negación de un punto arquimédico o, dicho de otra forma, es la afirmación de la finitud (Mèlich, 2010, 316).
Como podemos observar, si para los clásicos la filosofía era el estudio de los primeros principios, para los modernos (y las ciencias modernas) su tarea ha sido el conocimiento desde los primeros principios. Es decir, la modernidad supondría el triunfo de un tipo de conocimiento: el deductivo.
Existen, a pesar de ello, pensadores que no han aceptado los principios fundamentales de la metafísica. Por ejemplo, para Nietzsche la voluntad es preeminente, está por encima de la razón y, por tanto, la actividad está por encima de la presencia.
Y más claramente en Heidegger (2001), la preeminencia de la presencia se ha de romper en El Ser y el tiempo a través de un conocimiento del ser en el que pasado, presente y futuro tengan un mismo valor. Para Heidegger, el principio de identidad queda impensado en la historia de la metafísica y constituye el límite del pensamiento filosófico, que se traslada a la filosofía política.
Junto a Heidegger, aunque con diferencias, Derrida pretende continuar el trabajo de liberar a la filosofía del yugo de la metafísica, a través del lenguaje. Por tanto, para liberarse de las cadenas de la superestructura que ha significado la metafísica y su principio de identidad, es necesaria la deconstrucción del lenguaje, desmontar el proceso vivido.

La deconstrucción del lenguaje es a todos los efectos una tarea compleja, pues no sólo consiste en modificar términos o resguardarnos de los efectos que estos ejercen, sino de ir más allá, de profundizar en el discurso. En el ámbito pedagógico, como señala Skliar (2005), nos hemos preocupado demasiado por esos efectos, por cuidarnos de las palabras, por el empleo del lenguaje «políticamente correcto», pero apenas hemos dedicado tiempo a preguntarnos sobre aquello que dicen esas palabras, la intención con la que se dicen y quién las dice, dando lugar a la confusión.
Confusión que genera distinción (siguiendo a Bourdieu, 1998), desigualdad, derivando nuevamente en homogeneización.

Se viene confundiendo digamos trágicamente la/s diferencia/s con los diferentes. Los «diferentes» obedecen a una construcción, una invención, son un reflejo de un largo proceso que podríamos llamar de diferencialismo, esto es, una actitud –sin dudas racista– de separación y de disminución de algunos trazos, de algunas marcas, de algunas identidades en relación con la vasta generalidad de diferencias (Skliar, 2005, 13).
Recapitulemos. Todo comienza en Parménides, cuando al enunciar el principio de identidad que fundamenta la metafísica, identifica el ente (lo que la cosa es) con el pensar (la idea de la cosa). Aristóteles recoge este principio y argumenta que no son lo mismo, sino que hay una correspondencia entre ellos. Aristóteles incorpora el principio de identidad a la física (y por tanto a la ciencia), y a través del principio de causalidad argumenta que el ente ocurre por una razón. Con ello justifica el principio de identidad. Pero a partir de Aristóteles, que sienta las bases de la física y la metafísica (de las ciencias y de la filosofía), se produce un cambio sustancial. Mientras que en la Grecia clásica se estudiaban estos principios a través de la inducción, a partir de la modernidad se asumen estos principios y se inicia el proceso de decantación de la construcción de conocimiento a partir de ellos y a través de la deducción. Por tanto, los principios que constituyen los axiomas de las ciencias y la filosofía quedan al margen de toda discusión crítica, y a partir de ellos se inicia el proceso de construir legítimamente generalizaciones. Esta situación no se cuestiona hasta que Heidegger y algunos filósofos postmodernos, como Derrida, retoman de nuevo el análisis del principio de identidad, que según ellos ha condicionado el desarrollo de la metafísica. Básicamente defienden que la identidad niega la diferencia: si pensar y ser son lo mismo se anula el conflicto y se elimina la diferencia.
De acuerdo con las ideas esgrimidas hasta ahora, las definiciones realizadas acerca del ser humano se han basado en el principio de identidad. Por tanto, todas eliminan la diferencia: el ser humano como animal o ser racional (Gehlen, 1993) o que tiene logos (Aristóteles, citado por Choza, 1988, 133), como animal simbólico (Cassirer, 2005, 40), como ser técnico (Carbonell y Mosquera, 2000, 179), como homo oeconomicus (Weber, 2008, 468), como el ser cultural por naturaleza y natural por la cultura (Gehlen, 1993, 15), como ser pulsional (Freud, citado por Gehlen, 1993), como dualidad alma-cuerpo (Platón, citado por Stevenson, 1974, 45-47) y como animal o ser social (Aristóteles, 2003, 73; Platón, 2004), como centro superior a la antítesis del organismo y el medio (Scheler, 1938, 60), como animal de realidades y animal personal (Zubiri, 1980), como homo faber, ser productivo o derivado de las formas de trabajo (Marx, 2004; James, Pierce, Schiller y Dewey, citado por Scheler, 1938, 101), como ser individual y libre (Kierkegaard, 1979), como ser dominado por los impulsos de poderío y prevalecimiento (Maquiavelo y Hobbes, citado por Scheler, 1938, 102), como ser que habita el lenguaje (Heidegger, 2004), etc.
Todas estas definiciones son generalizaciones que buscan la característica común a todos los seres humanos, pero estos conceptos son ideas que son insuficientes. Al aferrarnos a la deducción, el ente queda a expensas de la razón. Y esto, en terrenos del conocimiento social y humano, esconde una especial complejidad. Si el ente es el ser humano, el problema, como decimos, es aún mayor.
Siguiendo a Heidegger (1990, 77), el hombre como animal racional de la modernidad «llegó a convertirse en sujeto para su objeto». Es en la mismidad en la que Heidegger encuentra el nuevo camino de la interpretación, «el salto» que nos permite cuestionar el principio de identidad, en la correspondencia entre el ser y el hombre a través del principio de la transpropiación: el hombre es propiamente la relación de correspondencia, la mutua pertenencia de identidad y diferencia.
El pensar necesitó más de dos mil años para comprender propiamente una relación tan fácil como la mediación en el interior de la identidad. ¿Acaso podemos opinar nosotros que la entrada con el pensamiento en el origen de la esencia de la identidad pueda llegar a realizarse algún día? Justamente porque tal entrada necesita un salto, precisa su tiempo, el tiempo del pensar, que es diferente al del calcular, que hoy tira en todo lugar de modo violento de nuestro pensar. Hoy en día, la máquina del pensar calcula en un segundo miles de relaciones: a pesar de su utilidad técnica están privadas de esencia.
De cualquier modo que intentemos pensar y pensemos lo que pensemos, pensarnos en el campo de la tradición. Esta prevalece cuándo nos libera del pensar en lo pasado para pensar por adelantado, lo que ya no es ningún planear.
Sólo cuando nos volvemos con el pensar hacia lo ya pensado, estamos al servicio de lo por pensar (Heidegger, 1990, 95-97).
Lo que añade Heidegger en el Ser es precisamente lo que da título a su principal obra: El Ser y el tiempo (Heidegger, 2001). El tiempo ofrece movimiento al Ser, rompiendo con ello el carácter estático del principio de identidad. De esta manera puede distanciarse de la extendida comprensión de la mismidad: no solo reconoce la diferencia del pensar y de lo ente, sino que el tiempo opera la diferencia en el sujeto que piensa. Si esto tiene una gran relevancia en el análisis ontológico, cuánto más en el análisis antropológico que pretendemos hacer: los seres humanos no son iguales entre sí, ni siquiera una persona es igual a sí misma, puesto que tiene biografía. Nunca será idéntico. Por ello, la postmodernidad plantea que el pensamiento violenta al ser. Tanto Heidegger como Derrida plantean la salida a la determinación del conocimiento filosófico con la historia, produciendo una violencia epistémica o violencia interpretativa, que permita revisar la tradición y desmontarla: es lo que Derrida llamará deconstrucción (procedente del concepto Dekonstruktion generado por Heidegger), que realiza a través de la descomposición de la estructura del lenguaje. Es lo que se ha venido a llamar filosofía de la diferencia.

3. EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD COMO REALIDAD SOCIAL
Foucault, en la sociología, construye una línea con la que pretende cuestionar la tradición y la racionalidad moderna para romper sus límites, permitiendo con ello nuevas formas de ideas. De hecho crea una metodología para indagar en «las cosas dichas»: la arqueología del saber (Foucault, 1997), que representa la búsqueda de la historia viva en el presente. Para él la historia muestra claves del presente, pero necesita un tratamiento distinto del tiempo, que no puede ser lineal. A través de los documentos, Foucault realiza una reconstrucción de las relaciones que se establecieron a partir de ellos.
Esperón (2012) elabora un formidable análisis en el que muestra (basándose en Espósito, Heidegger y Foucault) cómo el problema de la identidad
planteado en estas páginas acaba por convertirse en realidad política y social. El límite de la metafísica (el principio de identidad) reduce la política a su propio orden categorial, y piensa el conflicto desde el orden posible, sustituyendo el conflicto por orden. Tal como expone el autor, «[d]e esto se desprende que la realidad de la política es el conflicto, la diferencia, la multiplicidad, pero esto es precisamente lo que no entra en los esquemas representativos de la filosofía política» (Esperón, 2012, 33). Es decir, se reduce lo múltiple a lo uno, como veníamos viendo al hablar
de la generalización.
Como consecuencia, en la modernidad surge la burocracia (Weber, 2008), que conlleva según Mèlich (2003) «un incesante proceso de anonimización»: el ser humano pasa a ser considerado objeto y su vida se convierte en expediente. También recalca Mèlich el «imperio de la racionalidad instrumental» en la modernidad, en el cual «lo que es [el ser humano] se convierte en cosa» a través de la producción
tecnológica, que requiere el anonimato, la uniformidad y el estereotipo. Por tanto, como consecuencia de ensalzar al sujeto [cogito] a través del principio de identidad [pensar es ser], se elimina la diferencia, y los hombres más allá del yo-sujeto se convierten en objetos a través del lenguaje, la burocracia y la racionalidad instrumental.
Ha desaparecido el conflicto, la diferencia, y el sujeto pasa a formar parte de la representación del orden institucional, despolitizándose.
Estas instituciones, según Foucault (2002), buscan el mismo objetivo: normalizar. Es lo que denominó sociedades disciplinarias:

Foucault sostiene que el carácter distintivo y decisivo del siglo XX es el pasaje del ejercicio del poder basado en el principio de soberanía (donde el carácter jurídico de la ley ejerce el poder como instancia ordenadora del pueblo sujeto político) a otra forma del ejercicio del poder denominado biopolítica (basada en el principio de normalización y desplegada a través de dispositivos de control y administración de la vida que produce y regula las sociedades −sujeto biológico−).
A este tipo de sociedades las denominó sociedades disciplinarias o sociedades de encierro. En ellas, el ejercicio del poder produce saberes que a su vez retroalimenta y perfecciona el ejercicio del poder, que circula independientemente de los sujetos pero, a su vez, sujetándolos. En estas sociedades, las instituciones de encierro controlan y moldean las subjetividades con el fin de prevenir y adelantarse a los posibles delitos. Estas instituciones son concebidas sobre la base de la identidad (comprendida como principio de normalización de conductas). De este modo, sólo somos sujetos políticos en la medida en que somos sujetados efectivamente. De allí el deseo de querer ser sujetado, pues sólo de ese modo, se es un actor social reconocido institucionalmente (Esperón, 2012, 38).
De esta forma se reduce lo múltiple a lo uno porque, como mantiene Foucault (Esperón, 2012), quien no se adecua a la identidad normalizadora institucional es excluido, no es reconocido como sujeto; se excluye de una institución para una mayor integración y normalización en la siguiente; las personas no institucionalizables quedan excluidas, y son causa de integración del resto. Así todos son productivos.
Sin embargo, lo que Derrida (1968, 25) llama «innombrable» por no poder ser incluido dentro de la lógica filosófica, lo que «no se presta al juego de la oposición ni de su lógica» tiene la capacidad de dejar sin efecto al orden (Skliar, 2007, 44).
La normalización ha ejercido un efecto demoledor en la construcción de nuestro pensamiento y en nuestra manera de entender el mundo. Tanto es así, que a menudo se ha empleado la diferencia como justificación de la desigualdad, asociando el término a lo «no deseable», a aquello conducente a la discriminación, marginación, exclusión, etc. En el mundo no existen esencias (siguiendo a Nietszche, 1873), somos nosotros quienes atribuimos identidad, quienes ponemos atributos y quienes finalmente creamos el estigma (Goffman, 1963). En definitiva, es la propia especie humana quien por intentar hacer orden del caos ha desnaturalizado su propia esencia en aras de la debilidad que conlleva el enfrentamiento a lo diferente, a lo desconocido, a lo que aún no ha sido normalizado.

4. DE LA IDENTIDAD A LA PEDAGOGÍA DE LA DIFERENCIA
Visto un león, están vistos todos. Y vista una oveja, todas. Pero visto un hombre, no está visto sino uno, y aun ése no bien conocido (Gracián, 1967, 622). Cuando nacemos lo hacemos en un mundo que nos viene dado, con unos hábitos de conducta, valores, signos, símbolos… que son heredados. Según Mèlich (2010) todo ello forma parte de una gramática de marcos normativos que nos impone obligaciones y a la cual necesitamos someternos para sobrevivir en nuestro mundo. Ahora bien, el ser humano es capaz de posicionarse frente a ese mundo, y romper con esa gramática o identidad heredada aunque sólo sea por un momento.
En esa transgresión es donde entra en juego la ética, y lo que nos ofrece sentido. Todo lo argumentado nos debe hacer pensar la necesidad de generar esa violencia epistémica que cuestione la identidad. En este sentido, la pedagogía debería dejar de centrarse en el ¿qué somos?, para sustentarse en una antropología narrativa que se preocupe por la singularidad del individuo y por sus posibilidades de poner en tela de juicio el orden establecido por nuestro sistema cultural e institucional (Mèlich, 2008).
Ello implica la deconstrucción del conocimiento pedagógico que hemos ido montando a partir de clasificaciones, estándares, etiquetados, catálogos, baterías, etc. Deconstruir las exclusiones que ha generado el orden actual. Esta ruptura en el ámbito de la antropología es una aceptación de la diferencia por encima de la identidad, del conflicto por encima del orden. Lo común a todos los seres humanos es precisamente lo diferente: no hay un ser humano igual a otro, no hay un ser humano que no cambie. Cada hombre o mujer tiene una vida, una biografía.
El ser humano, por tanto, es diferente de sí mismo y de los demás. Es la libertad, la apertura, la inconclusión la que nos permite la diferencia; es a través del poder que se niega. Por la libertad somos diferentes de nosotros mismos y de los demás.
A través del control se nos pretende iguales y estáticos.
La identidad «que hemos heredado funciona a modo de “bloqueo”, neutralizando determinadas posibilidades de ser –de intimidad, en el caso que nos ocupa–, y esta neutralización es, además, sumamente sutil porque no se sitúa en el exterior de cada uno de nosotros sino en el interior» (Mèlich, 2010, 327).
Por ello, una pedagogía de las diferencias (Skliar, 2007; Skliar y Téllez, 2008) requiere un nuevo posicionamiento ante la realidad y las relaciones educativas.
Un posicionamiento cargado de incertidumbre, en tanto que debe violentar algunas de las bases sobre las que hemos ido construyendo el conocimiento pedagógico, las relaciones educativas y el sentido mismo de instituciones como la escolar. Porque la tradición privilegia un conocimiento pedagógico restringido a la tematización y a la normalidad, y no hay hecho pedagógico si no se problematizan las relaciones en lugar de cuestionar al otro (Skliar, 2008, 11-12). En este cometido, las teorías de la resistencia y la pedagogía de los límites (o de la frontera) permiten analizar, desafiar y transformar las representaciones y prácticas educativas que nombran, marginan y definen la diferencia como «el otro devaluado», cuestionando las relaciones de poder que sustentan esta «colonización de las diferencias» (Giroux, 1994).
Una pedagogía de la diferencia necesita volver nuestra mirada hacia los procesos educativos, personas y colectivos que son sistemáticamente olvidados por la tradición. Constatar con Foucault que la racionalidad occidental se ha construido por una serie de exclusiones: la locura, la enfermedad, la delincuencia…, de modo que es necesario volver a pensar lo impensado. Descomponer el lenguaje y la realidad social para observar cómo se privilegia un elemento central a la vez que se dejan al margen otros. Contemplar cómo la norma elimina sistemáticamente cualquier otra forma, y transgredirla. «[E]scribir de nuevo la diferencia mediante el proceso de atravesar las fronteras culturales que ofrecen narrativas, lenguajes y experiencias que proporcionan un recurso para repensar la relación entre el centro y los márgenes del poder, así como entre ellos mismos y los demás» (Giroux,1997, 206).
Atravesar fronteras, e incluso vivir en ellas. Deconstruir, al fin y al cabo, todo aquello que nos separa y excluye. Una tarea que, según Bolívar (1990, 189), no es «de destrucción o demolición de las oposiciones clásicas para quedarse en un monismo o en un nuevo centro, sino situarnos en el límite del discurso filosófico, pero dentro de él, para intentar desbordarlo». Se trata de verlos desde su Otro innombrable.
En el terreno educativo este cuestionamiento ha de hacerse a través de la deconstrucción del conocimiento pedagógico generado a partir de clasificaciones, estándares, etiquetados, catálogos, baterías, etc. Para Derrida (2005), la deconstrucción se centra en mostrar y transformar las relaciones jerárquicas que conforman la vida cotidiana. Deconstruir implica cuestionar lo que nos resulta natural y provoca
una generalización de la racionalidad. Por tanto, como educadores tenemos que volver a mirar lo mismo, conscientes ahora de que «estamos invadidos de saberes y discursos que patologizan, culpabilizan y capturan al otro, trazando entre él y nosotros una rígida frontera que no permite comprenderle, conocerle ni adivinarle» (Pérez de Lara, 2001, 296). Una mirada que requiere la deconstrucción de las exclusiones
que ha generado el orden actual, aceptando la diferencia por encima de la identidad, el conflicto por encima del orden. La inconclusión del ser humano es la que nos permite la diferencia; es a través del poder normalizador que se niega.
Por la libertad somos diferentes de nosotros mismos (en tanto que cambiamos con el tiempo) y de los demás. A través del control se nos pretende iguales y estáticos.
Sin embargo, lo que no entra en la lógica normalizadora tiene el poder de dejar sin efecto al orden que excluye la diferencia (Skliar, 2007) y elimina el conflicto.
En este cometido, las teorías de la resistencia y la pedagogía de los límites (o de la frontera) permiten localizar, analizar, desafiar y transformar las representaciones y prácticas educativas que devalúan al otro y castigan las diferencias, creándose con ello una nueva narrativa que desafía el orden previo y que requiere la diferencia.
Para ello hay que resituar el debate pedagógico en las arenas de la ética y la justicia. La pedagogía de los límites muestra cómo el poder se introduce en el sujeto, en la cultura y en el mundo físico. Las fronteras dividen, clasifican y ordenan respecto al poder. Incluyen y excluyen. Constituyen fortalezas que aseguran el statu quo, pero son a la vez los límites del ideario que las sostiene, las fisuras del sistema que oprime, que pueden ser cuestionadas a través de la diferencia. Al reconocer las fronteras como inestables y precarias, comprendemos que se pueden cruzar. Las fronteras, que son los límites de la lógica que niega la diferencia, pueden habitarse y cuestionar las categorías que las sustentan. Y al hacerlo, se generan nuevas cartografías vitales, sociales y culturales, ya que permiten ampliar las posibilidades de conocer la realidad y de construcción creativa. Cuando esto ocurre, se está en condiciones de construir una identidad a través de la interpretación (Ruiz Román, Calderón Almendros y Torres, 2011) y, con ello, dibujar un nuevo mapa de las relaciones educativas.
Es posible entonces habitar las fronteras y los límites, lo que en la pedagogía podría significar la ruptura con dicotomías excluyentes. Una empresa no exenta de problemas como plantean Planella y Pie (2012), por las resistencias de la tradición y sus aparatos de control. En cualquier caso, uno de nosotros (Calderón Almendros, 2014) ha apuntado algunas de esas fronteras pedagógicas que hay que diluir, deconstruir, superar o habitar. Como las fronteras entre la biología y la cultura; la frontera de la humanidad que en la actualidad excluye a las personas con discapacidad; la frontera de la normalidad que bajo su tiranía (el de la educación como molde según Esteve, 2010) impide que se ensanche y revitalice nuestra humanidad; la frontera de la educación especial y las áreas de conocimiento, que impiden análisis más holísticos y menos excluyentes; la frontera de la inteligencia, que reduce hasta lo impensable la naturaleza multidimensional del ser humano; la frontera del lenguaje, que se podría superar educativamente habitando otros logos como la música, el arte, las emociones…; la frontera entre el aprendizaje y la participación que hizo ver Doyle (1977), porque no caben la una sin la otra, lo que impediría las segregaciones obscenas que las escuelas siguen impulsando y legitimando; la frontera entre la teoría y la práctica, que reduce el compromiso y la capacidad de transformación de la educación y la investigación educativa; la frontera entre lo individual y lo social, que no existen por separado sino en la construcción del sujeto; y la frontera de la realidad y los sueños, que responde a la naturaleza narrativa de la realidad (Brunner, 1991). La educación ha de responder a esta realidad para acompañar en lo que MacIntyre (1987) llama la vida como búsqueda. La vida es narración, es apertura. Por tanto, no es solo realidad, no es solo acto; es sueño, es potencia. Por eso, y a pesar de los discursos paralizantes que proliferan en estos días, la educación es, por encima de cualquier cosa, esperanza.
Un proceso educativo de esta índole permite invertir esas posiciones, creándose con ello un nuevo texto, una nueva narrativa que desafía el orden previo y que requiere la diferencia. Necesitamos desenfocar nuestras prácticas e investigaciones educativas para volver a enfocar en lo periférico, restaurando con ello la capacidad de decidir de la comunidad, empoderando a las personas y colectivos oprimidos, y actuando en las estructuras narrativas y de responsabilidad moral del grupo (Denzin, 2008, 196). Rescatar la acción educativa que el positivismo y su concepción de la identidad ha «cosificado» convirtiéndola en una intervención  supuestamente controlada en aras de la eficacia (Ortega, 2004, 7), para resituar el debate pedagógico en las arenas de la ética y la justicia. Y ese nuevo enfoque ha de ser cualitativamente distinto, ya que ha de permitir el desorden que cuestione los regímenes de verdad. Solo así podríamos conseguir que las personas y colectivos excluidos puedan ser incluidos sin ser fagocitados.

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Fuente artículo: CALDERÓN ALMENDROS, I; CALDERÓN ALMENDROS, J.M. y RASCÓN GÓMEZ, M.T. (2016). De la identidad del ser a la pedagogía de la diferencia. Teoría de la Educación. Revista Interuniversitaria, 28(1), 45-60.

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España: En la escuela, todos por igual

España/10 de Abril de 2017/La Nueva España

Gerardo Echeita, doctor de la Universidad Autónoma de Madrid, defendió la equidad en las escuelas porque es una forma de contribuir a que haya «una sociedad más justa, más igualitaria». «Ése es el sueño y objetivo de muchas personas y de muchos sistemas educativos: contribuir de manera positiva al desarrollo de una sociedad que conozca, que respete la diversidad y en ese sentido, que sea más igualitaria. Un sistema educativo debe tener una alta equidad que contribuya al desarrollo por igual de todos los niños y las niñas», apostilló el experto en materia de atención a la diversidad y políticas sobre inclusión educativa,

Para ello, según defendió, «es muy importante promover un cambio profundo y una innovación» del sistema educativo actual. «Debemos reconocer sin preocupación que nuestros sistemas educativos no fueron creados precisamente para trabajar de manera equitativa con todo el alumnado. Han sido, por definición, sistemas excluyentes que han ido solo poco a poco incorporando a las niñas, a los niños con necesidades especiales… En ese marco, el sistema educativo debe ser mejorado porque lo que es incompatible es mantener estructuras y formas de enseñar del pasado con ambiciones del futuro», defendió.

Algunas de las medidas que debe incluir un sistema educativo más equitativo son, por ejemplo, el fomento del transporte público para que los niños que viven en zonas en los que no hay colegios, institutos o centro de Formación Profesional puedan acceder a esos centros. O el apoyo a la adquisición de material y la participación en las actividades extraescolares a aquellos menores de familias con escasos recursos. «Esas políticas de equidad las tienen que generar el sistema educativo. Y desde el punto de vista de la organización, necesitamos que las escuelas se transformen, se hagan más diversificables para poder responder con equidad a un conjunto más amplio de niños; en definitiva, a todos los niños sin exclusiones ni categorías», comentó.

En la aplicación de esa equidad en los colegios también hay diferencias entre comunidades autónomas: «En un sistema tan plural y tan diverso como es el español hay algunas comunidades más convencidas, proactivas en el desarrollo de política de equidad y otras que son más renuentes», apuntó Echeita para hablar del profesorado y cómo afrontaría un cambio de proyecto. «No está preparado porque no ha sido formado y desarrolla un trabajo en un modelo que ya no sirve. Es comprensible que se sienta desazonado, por eso son fundamentales las políticas de apoyo y asesoramiento», comentó el especialista en Psicología Evolutiva y de la Educación.

Echeita también se refirió a la confusión que existe entre la educación inclusiva y la integración educativa. Este equívoco viene dado porque «los niños que más viven esta situación de exclusión son los que tienen necesidades educativas especiales, emigrantes o que viven en ambientes vulnerables», comentó para advertir que «a los niños especiales se les ha separado» «Sólo cuando se transforma el sistema ordinario será menos necesaria una medida especial. Si mejoramos lo común será menos necesario lo especial», concluyó el docente, ayer, en Avilés.

Fuente: http://ocio.lne.es/agenda/noticias/nws-576702-en-escuela-todos-igual.html

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España: Educación intensifica las medidas contra el abandono escolar temprano

Canarias / 05 de abril de 2017 / Fuente: http://www.eltambor.es

La Consejera autonómica, Soledad Monzón, destacó hoy en el Parlamento el Plan Estratégico de Atención a la Diversidad y la incorporación de Educadores Sociales a los centros como dos de las mejoras más novedosas

El Gobierno de Canarias está ultimando un Plan Estratégico de Atención a la Diversidad (PEAD), que incrementará notablemente la atención al alumnado que tenga mayor propensión al abandono escolar temprano, es decir, a dejar los estudios después de la Educación Obligatoria (Secundaria). La consejera de Educación y Universidades, Soledad Monzón, señaló hoy en sede parlamentaria que este Plan “adquiere, desde un primer momento, un enfoque preventivo y positivo en la búsqueda de estrategias y medidas que favorezcan e impulsen la continuidad escolar de la población en Canarias”.

En este sentido, el nuevo PEAD no sólo trabajará la atención a la diversidad desde el punto de vista de la intervención, sino de la prevención, comenzando sus actruaciones concretas allí donde sean más necesarias. Por ejemplo, se implementará un programa para favorecer el desarrollo personal y el éxito escolar desde Educación Infantil. Así, se persigue que el alumnado potencie la competencia comunicativa desde edades tempranas, así como el desarrollo emocional del alumnado. La idea principal del Plan es incidir lo máximo posible en edades tempranas con la finalidad de prevenir dificultades no sólo a nivel de aprendizaje sino de convivencia positiva.

Continuidad

Durante su comparecencia, Soledad Monzón explicó cómo las medidas a implantar en las Islas tienen una sólida base en todo el trabajo que se viene realizando durante la última década y que ha permitido reducir la tasa de abandono escolar temprano (porcentaje de población de 18 a 24 años que no estudia, ni tiene empleo). En el año 2.006, la tasa de abandono escolar temprano en España era del 30,3 por ciento y, en Canarias, del 34,9 por ciento. Ambas cifras han ido disminuyendo hasta que, en el último año, la tasa canaria se ha situado por primera vez por debajo de la española. El año 2016 se cerró con una tasa del 19 por ciento en España y, en el Archipiélago, bajó hasta el 18,9 por ciento, “de forma que estamos más cerca de lograr el objetivo del 15 por ciento, fijado por la Unión Europea en su estrategia para 2.020” -recordó la consejera.

Además de desglosar decenas de medidas que se aplican ya en los centros escolares, “gracias a la implicación y al compromiso continuado de un cuerpo docente cada vez más preocupado por formarse y desarrollar nuevas estrategias”, como los planes de convivencia positiva o los programas Infancia y Travesía, que realizan un acompañamiento al alumnado con mayores dificultades, a través de metodología, actividades y enfoques novedosos, la consejera destacó en su intervención de hoy, la importancia de la implicación de toda la sociedad e instituciones para reducir el absentismo escolar, primero, y el abandono temprano, después.

Soledad Monzón señaló que quizás lo más obvio, para explicar el abandono escolar “sería acudir a las cuestiones económicas. Mucho se ha hablado de cómo se dispara el abandono escolar, cuando es fácil encontrar un trabajo y ganar dinero sin apenas formación y cómo se reduce en épocas de crisis”.

Sin embargo, frente a esta imagen “debemos contraponer la realidad de las cifras de desempleo”. La consejera destacó que la estadística es clara y, a mayor nivel de formación, más sencillo es encontrar un empleo, “y esto es algo que no debemos dejar de repetir para que los colectivos que no lo vean así comprendan que el tiempo que dedican a formarse es un tiempo aprovechado” -insistió.

Una estadística, que la consejera explicó a continuación: la EPA correspondiente al cuarto trimestre de 2.016 señala una tasa de paro del 18,63 por ciento en el Estado. En la población sin estudios, se dispara hasta el 43,77 por ciento y se va reduciendo paulatinamente, nivel a nivel, hasta situarse en el 11,36 por ciento para quienes tienen estudios universitarios.

Pero esta realidad, que es fácil de comprender para la población adulta, se presenta como algo ciertamente lejano en la mayor parte de las ocasiones para el alumnado de las enseñanzas obligatorias, es decir, desde los 6 hasta los 16 años”. Por este motivo, Monzón insistió en que, en esas edades, “es más importante aún lograr que el sistema educativo sea motivador, que el alumnado se sienta cómodo en él”, porque la principal candidatura a abandonar los estudios al cumplir la mayoría de edad es la del alumnado absentista y la de aquél que obtiene malos resultados o no se siente parte del sistema educativo.

Fuente noticia: http://www.eltambor.es/2017/04/educacion-intensifica-las-medidas-contra-el-abandono-escolar-temprano/

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