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El ‘profesor orquesta’: Un modelo que lastra a la Universidad española

  • MAR VILLASANTE

Cada vez más voces académicas defienden que disociar la docencia de la investigación y la gestión mejoraría los niveles de excelencia

Al profesorado universitario se le ha acumulado el trabajo. De un tiempo a esta parte, la transformación de la educación superior en los últimos años ha creado una suerte de hombres y mujeres orquestaobligados a realizar un mar de tareas. Detrás del gran escenario de dar clase o de investigar hay una carga de trabajo que tiende a crecer y una serie de disfunciones que producen una pérdida de competitividad del sistema universitario español.

Un profesor universitario medio debe preparar e impartir clases, seminarios, prácticas de laboratorio, tutorías con decenas o centenares de alumnos a su cargo en distintos grupos, títulos y niveles. Corrige exámenes, trabajos de clase, participa en reuniones presenciales de coordinación, control y calidad y se pone al día en conocimientos y metodologías. Y eso, a grandes rasgos, en el aspecto docente.

En el investigador, dirige tesis de doctorado, supervisa los trabajos de investigación de estudiantes de fin de grado y máster, proyecta y desarrolla su propia investigación, dedica tiempo a su estudio, busca financiación, gestiona la parte administrativa y financiera de los proyectos, organiza grupos humanos altamente cualificados, acude a congresos, difunde los resultados mediante publicaciones científicas, manuscritos y presentaciones. También hace transferencias, prototipos, patentes. Explota las innovaciones y fomenta el emprendimiento, contribuye a la gestión y el gobierno interno de la universidad, participa en organizaciones científicas externas, en comités asesores, paneles de evaluación y tribunales académicos o de acceso y promoción de nuevos profesores.

Esta agotadora lista de funciones forma parte de la rutina habitual, aunque no diaria, de una parte importante de los docentes (no de todos). Y en todas ellas interviene, además, una complicada burocracia que obliga a gestionar solicitudes, permisos, informes, auditorías o justificaciones. Un aspecto que, si bien contribuye a rendir cuentas, acaba, cuando menos, por ensombrecer la verdadera función docente e investigadora. «Todo este conjunto desata una dinámica desbordante y frenética, similar al movimiento de un hombre-orquesta que no interpreta precisamente una tranquila balada country sino más bien un trallazo de rock & roll», asegura el profesor Francisco Monroy desde la Plataforma de Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Por un lado, la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior ha aumentado la carga de trabajo con la diversificación de los estudios, la reducción del número de alumnos por grupo, nuevas actividades y métodos de evaluación continua que han aumentado tanto las horas de clase como su preparación, así como las labores de coordinación docente y la gestión académica que requiere el nuevo entramado, según precisa Monroy.

En efecto, en los últimos años se ha disparado el número de enseñanzas en todos los ciclos. Los grados han pasado de los 2.338 en el curso 2010-2011 a los 3.243 de la actualidad, según los datos del Ministerio de Educación. Los másteres se han duplicado de 2.429 a 4.967 y la oferta de doctorados se ha incrementado de 1.624 a 2.928.

El problema es que la crisis ha acompañado este crecimiento con una reducción de los recursos. El último informe La universidad española en cifras de la CRUE revelaba que el conjunto de las universidades públicas presenciales registró una pérdida de personal docente investigador con dedicación plena del 4,11% sólo entre 2010 y 2014. La vía de la jubilación se ha llevado a 1.499 catedráticos y titulares de universidad, a lo que se suma el consabido envejecimiento de las plantillas y el bloqueo en la promoción de más de de 5.000 profesores acreditados.

Parece que las universidades han tenido que hacer más con menos. Menor gasto público en instituciones de educación superior (un 10,6% entre 2008 y 2012) y menor gasto en investigación (un 26,34% entre 2010 y 2014). Y con un crecimiento sostenido, además de en la docencia, en la producción y la productividad científica. Entre 2005 y 2014 hubo un incremento del 151% en artículos científicos publicados en las revistas de mayor impacto.

Pero la asimilación de las nuevas tareas no ha sido equilibrada en toda la comunidad universitaria. La Plataforma de Investigadores llama la atención sobre el hecho de que el personal de administración y servicios ha mantenido sus roles tradicionales, básicamente en cuanto a asistencia en los procesos de matriculación del alumnado y servicios básicos relacionados con el funcionamiento y mantenimiento de los centros docentes.

Espejo internacional

Por el contrario, en otros países europeos o en Estados Unidos, «es habitual que cada profesor disponga de personal técnico que apoye la actividad investigadora de su grupo de investigación, un apoyo administrativo para la gestión de los proyectos, además de un cuerpo profesionalizado de personal de administración y servicios que atiende las cuestiones de organización relacionadas con la docencia».

Asimismo, hay un problema de falta de control del profesorado, como indica el docente de la Universidad Politécnica de Cartagena Pablo Mira, que hace relativamente fácil «dar clases, pasar de la investigación, no hacer gestión y ya está». Afortunadamente, son una minoría, pero en general «hay muchos recursos que están desaprovechados«, añade Mira, a la vez que defiende una mejor gestión y mayor flexibilidad para que aquellos que, por ejemplo, no quieren investigar puedan dedicarse a otras cosas.

Francisco Monroy incide, en este mismo sentido, en que «en otros sistemas de educación superior más avanzados los apoyos profesionales existen a través de una redistribución más racional de los efectivos«, y en que «un mayor y mejor apoyo profesionalizado en todas las facetas vendría a solventar los desequilibrios».

Esto aliviaría la carga más ingrata y pesada que llega de la gestión, una burocracia sobrealimentada con la carrera de las universidades por obtener parámetros de evaluación que justifiquen su calidad y mejoren los rankings, explica el investigador, aunque son de dudosa eficiencia y deterioran la docencia.

«Te pagan por dar clase, es lo que te exigen, todo lo demás viene añadido y encima lo complican con la desconfianza generalizada hacia el profesor investigador», se lamenta el catedrático de Matemáticas de la UCM Vicente Muñoz. Y además, los investigadores se ven obligados a conseguir sus propios recursos, lo cual, si bien fomenta el prestigio de las instituciones y la potencia investigadora, tiene su lado «perverso». Muñoz también alerta del hueco y el impacto que en la actividad investigadora ha dejado el descenso del personal postdoctoral, que se suma a la falta de becas para máster y que tiene repercusiones a largo plazo.

Actualizar la normativa

Aparte de más financiación y recursos, los docentes e investigadores demandan una organización más flexible, dinámica, eficaz y eficiente. ¿Es posible? El vicerrector de Personal Docente e Investigador de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Carlos García de la Vega, explica que «la situación va por barrios» y que unas universidades han notado más que otras la merma presupuestaria y el ajuste de las plantillas.

A su juicio, resulta imprescindible discutir y aprobar un estatuto del PDI, un nuevo marco de referencia que permita superar la «regulación trasnochada» de los funcionarios universitarios, que deriva de la Ley de Reforma Universitaria de 1983, es decir, de hace más de 30 años. Entonces «no existía el profesorado con contrato laboral o el ayudante doctor ni se habían transferido las competencias a las comunidades autónomas», cada una de las cuales tiene ahora su propio convenio colectivo para los laborales, mientras que los funcionarios dependen del Estado.

Recuerda el vicerrector que los profesores antes sólo hacían clases presenciales y tutorías, por lo que esa nueva normativa debería actualizar una serie de actividades y funciones que conviene que tengan su justo reconocimiento. Y también habría que tratar de «buscar acomodo sin ofender a nadie». ¿Conviene renovar las actividades de administrativos y técnicos?«Sí, lo cual no quiere decir que peligren sus puestos, sino que cada vez que haya una oportunidad podamos ir cambiando cosas, también en la selección del profesorado», sostiene.

De la Vega apunta, en todo caso, que en algunas universidades hay sistemas de autorregulación mediante los cuales las asignaciones de las funciones docentes se deciden en los consejos de los departamentos de manera colegiada, lo que suaviza las dificultades y ofrece una mayor flexibilidad en la gestión de los recursos.

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Si no te diviertes enseñando, dedicate a otra cosa.

La UDEP como “Modelo Humanista” de organización y la clave para ser un buen coach (asesor) fueron los temas abordados por el doctor Ferreiro, ante profesores de Piura y Lima.

Por: Elena Belletich.

El doctor Ferreiro dejó en claro que lo más importante de todo es el hombre: “no es el factor más importante sino que es El Factor” y que cada persona es única, pues luego de ser creada “se rompe el molde”.

Pablo Ferreiro de Babot, profesor del PAD Escuela de Dirección, fue uno de los ponentes en el seminario “Impronta del trabajo docente en el desarrollo de la cultura corporativa de la Universidad de Piura”, dictado a los profesores de la UDEP, en sus campus de Piura y Lima. La actividad se realizó en el marco del Programa  de Formación Permanente de Profesores. En el seminario expuso también el doctor Jaime Arancibia Mattar, profesor de la Universidad de los Andes-Chile.

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En su exposición, Ferreiro dijo que los estudiantes son la razón de ser de los profesores, por lo que hay que servirlos, con respeto y con calidad de tiempo. Explicó que, precisamente, el servicio es el principal fin de hombre: “ha nacido para servir y si lo hace, será feliz. Entonces, su tarea docente la cumplirá en la medida en la que también enseñe a sus alumnos a hacerlo”.

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Indicó que durante la secundaria se debe enseñar a pensar y en la Universidad, a servir, “pues cada persona será más o menos feliz en la medida en la que sirva más o menos a los demás… Y, para servir, hace falta tener un máster en paciencia y un doctorado en constancia”, sostuvo.

¿Cómo sirve  un docente?
El experto señaló que una persona sirve a través de sus características inherentes: amor, conocimiento, libertad personal y coexistencia. Explicó que se puede medir cuánto sirve una persona de acuerdo a cuánto amor y tiempo ha dado en su vida, cuánto conocimiento ha trasmitido y cuánto ha ayudado a otros a conocer. Asimismo, por cómo y cuánto ha enseñado a sus estudiantes a usar su libertad y a cuántos se ha dado, se ha integrado.

‘La clave para ser un buen coach de profesores y alumnos’ fue uno de los temas abordardados por el Dr. Pablo Ferreiro.

Utilizando como referencia, su libro, “El Octógono: un diagnóstico completo de la organización empresarial”,  explicó, a través de tres niveles de análisis, dónde se ubica la misión de la Universidad y del profesor universitario. Así, luego de pasar por el primer nivel (de lo material);  el segundo (donde está lo inmaterial, lo individual y la atractividad), señaló que es en el tercer nivel donde se da la unidad a través del cumplimiento de la misión interna, externa y de la práctica de valores.

Ferreiro señaló que aunque el término ‘valores’ está desprestigiado hoy en día, al igual que ‘liderazgo’, la tarea del docente es hacer que sus estudiantes descubran los llamados “trascendentes del ser: belleza, bondad, verdad, bien, unidad, existencia; pero, recordó, la Universidad busca primero la verdad del hombre, que se desarrolla en la gente.

El coaching
El Dr. Ferreiro también se refirió a la tarea de asesoramiento que realizan los profesores de la Universidad de Piura ocoaching. Los animó a ver este como una clase particular, en la que se puede tratar a los alumnos de uno a uno y en la que cada estudiante avanza a su ritmo. A través de esta tarea debe enseñarles a desarrollar virtudes y los valores trascendentales. El objetivo, dijo, debe ser el desarrollo de los asesorados, respetando su libertad y ‘sin jugar al escondite’ con ellos: “el profesor debe estar para los alumnos y no pedirles que ellos ‘lo busquen’”, aseveró.

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El coaching es un arte, precisó. En él debe existir el secreto profesional para cautelar lo que el estudiante comparta en las sesiones de asesoramiento. Ferreiro retó a los profesores de la UDEP a poner exámenes que los diviertan, al momento de corregirlos; y, sobre todo, a  desarrollar la confianza, comprometiéndose con sus estudiantes y haciendo que ellos se comprometan con él. Indicó que esto no significa que no deban ser exigentes, pero “exijan con cariño, como lo haría con sus hijos”.

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Asimismo, Pablo Ferreiro resaltó la importancia de que los profesores ayuden a sus alumnos a desarrollar como ciudadanos de modo que les interese el país, y la misión del Perú en el mundo. Para ello, dijo, los jóvenes deben haber descubrir cuál es su papel en la sociedad, en el país. Deben enseñarles a pensar, a actuar con ética, a desarrollar competencias y a trabajar en equipo, expresó. Como resumen señaló: “el asesoramiento es más importante que una clase. Por ello, hay que tener la capacidad para tratar a los alumnos como a los hijos, de uno en uno”. Además, enfatizó que las clases deben ser divertidas para el estudiante y para el profesor. “Si no te diviertes dando clase, dedícate a otra cosa”, puntualizó.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/si-no-te-diviertes-ensenando-dedicate-a-otra-cosa-peru/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/udep.edu_.pe_.jpg

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Ethiopia: University Expanding Training Programmes

Ethiopía/Septiembre de 2016/Allafrica

Resumen: La universidad METU está trabajando estrechamente con la universidad Wollega de Jimma, Ethiopía, para fortalecer sus programas de postgrado. La Universidad METU anunció que iba a recibir estudiantes en cinco nuevos programas de grado y de posgrado este año académico.

The university is working closely with Wollega and Jimma universities to strengthen its postgraduate programmes

The Metu University announced that it would receive students in five new undergraduate and postgraduate programmes this academic year.

University Academic Affairs Vice-President Waqgari Megersa said that the newly programmes include three postgraduate programmes while the remaining in undergraduate programme.

According to him, Accounting and Finance, Business Administration and Public Health are the post graduate whereas as Agro-business, Value Chain Management and Eco-tourism fields are undergraduate programmes.

 The Vice-President Waqgari said the University is working closely with Wollega and Jimma universities to share experience and strengthen its postgraduate programmes.

He noted that the postgraduate programmes will be given in extension and distance education programmes while the undergraduate in regular programmes.

He added that the University has equipped through laboratory and e-library for the newly opened fields to enrol 120 and 140 students in under and postgraduate programmes respectively.

Currently, Metu University is training around 7,000 students in 36 undergraduate programmes, according to a report filed by ENA.

Fuente:  http://allafrica.com/stories/201609120809.html
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Desarrollo de capacidades en el futuro docente

Por: Arturo González Polo

Título original: Desarrollo de los rasgos del perfil de egreso del futuro docente y su concreción en el tratamiento de los contenidos del currículo

En este artículo se presenta un recuento sucinto del los resultados de una investigación realizada al interior de una Escuela Normal, enfocado al análisis de un caso sobre la transferencia de los contenidos del currículo vigente en la realidad concreta del aula y específicamente en el trabajo con las asignaturas, con los estudiantes y los maestros.

Se reconocen en los testimonios de los estudiantes y maestros sobre un caso de una Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Español, la experiencia y situación natural del aula, las circunstancias sobre la enseñanza de los contenidos disciplinares en función de un conjunto de factores implicados, en tanto producen efectos en el desarrollo de un conjunto de rasgos que configuran un perfil de egreso.

El problema de la inconsistencia entre el tratamiento de los contenidos como alternativa para el desarrollo de un perfil de egreso, tiene que ver con las propuestas de formación de docentes en el ámbito normalista desde su origen en el ideario de la Revolución Francesa 1789 y en nuestro país en el contexto de las aspiraciones educativas emanadas de la Revolución Mexicana. El ideario de tales movimientos con respecto al quehacer educativo, demanda del Estado por mandato constitucional la formulación de Planes y Programas de Estudio, convirtiendo a la profesión normalista en una profesión de Estado . De ahí la creciente expansión de Escuelas Normales que por tradición despliegan un marcado énfasis en las materias pedagógicas y, por tanto, privilegian el cómo enseñar, transformando la identidad profesional en la pericia para la práctica docente y en el conocimiento previo de contenidos, lo que la dota de una profesión de tipo técnico, fundada en la idea de que los maestros no son los sabios, sino los que saben cómo enseñar los contenidos establecidos en los programas oficiales.

La tradición el saber técnico es privativo de la profesión normalista que la distingue de otros profesionales de la educación, sobresale la exaltación del «cómo enseñar», frente y a veces contra quienes saben el «qué enseñar» propio de profesionales de la educación como sujetos de investigación. Este saber técnico arraigado durante mucho tiempo en la Escuelas Normales, es un referente de la cultura pedagógica que inmoviliza la actividad de los formadores de docentes sobre las prescripciones del currículo. Tarea que queda circunscrita al «método» como dispositivo para la concreción de la enseñanza de los contenidos.

Pero a pesar de mostrar un elevado dominio en el cómo enseñar, hoy día han sido muy cuestionados sus resultados educativos, constantemente en las publicaciones con respecto a los debates del sentido del normalismo, estas instituciones educativas permanecen en la mira dado el papel que tiene ante los nuevos desafíos y oportunidades educativas. Es muy común escuchar voces reiterativas que advierten que su actividad educativa ha dejado de responder a lo que su esencia dicta, que es la formación magisterial, al forzar su entrada a un proceso de entrenamiento para la competencia del mercado laboral, que privilegian su labor en memorizar contenidos para aprobar evaluaciones con fines de competitividad.

Consecuentemente uno de los principales problemas en la concreción de un perfil de egreso, tiene que ver con la concreción del currículo, porque puede haber cientos de reformas y si cada una de ellas es asumida en función de tradiciones, costumbres y rituales pedagógicos, de nada sirve un nuevo discurso escrito. En tal caso es conveniente puntualizar que aunque la actual reforma a la Educación Normal señala importantes acciones para la transformación académica de las Escuelas Normales y, el currículo esta caracterizado de un sentido formativo bajo la asunción de un modelo de desarrollo de competencias propias de la profesión docente y respaldado en el ejercicio de la reflexión como medio para la recuperación de la experiencia y construcción de saberes. En realidad pocos son los resultados que saltan a la vista en cuanto a la formación de docentes con los rasgos del perfil de egreso deseado.

Por tanto, aquí se comparte una aportación que revela las contradicciones encontradas en un escenario natural de confrontación entre el currículo pensado y el currículo vivido en la especificidad del tratamiento de los contenidos de las asignaturas y su grado de correspondencia en el desarrollo del perfil de egreso. Los testimonios confirman que a pesar de que el currículo pensado invita a trascender sobre un cúmulo de contenidos de carácter formativo, que puedan ser interpretados por el docente en el aula en correspondencia con los estudiantes, desde la apuesta de la reflexión sobre su utilidad y posibles aplicaciones en el marco de la asignatura impartida. La realidad confirma la poca incidencia de las mismas en la práctica docente, esto prueba que los elementos causantes de estos resultados, tiene que ver con la escasa concordancia entre lo prescrito en el currículo y el ejercicio cotidiano en el aula; las acciones educativas homogéneas y aplicables por igual al interior del salón de clases; la centralización del tratamiento de los contenidos en modelos restrictivos de enseñanza, que privilegian la fase interactiva de dar clase; y a un perfil profesional del formador de docentes que no corresponde a las implicaciones de la reforma.

Estas circunstancias y otros aspectos implicado en el desarrollo o no de los rasgos del perfil de egreso, están encubiertos en el tratamiento de los contenidos, como son los procesos de enseñanza y aprendizaje regulados por el modo en que los profesores elaboran y procesan la información, que luego aparece proyectado en situaciones de enseñanza e interpretación de situaciones educativas y la toma de decisiones.

Generalmente la exploración de todos estos sucesos está a cargo de quienes se interesan por su investigación, quienes luego se encargan de difundir sugerencia de acciones de cambio, que muy pocas veces encuentran el respaldo de los docentes involucrados. En este sentido, no se trata de excluir o suplantar contenidos al currículo, lo que se enfatiza aquí, es la necesidad de incorporar elementos que puedan contribuir, tanto en el conocimiento del cómo y el por qué de los sucesos del aula, a fin de sentar las bases sobre posibilidades innovadoras para la formación docente.

Las reflexiones en torno a los resultados de la investigación, recomiendan como área de oportunidad, un seguimiento permanente al desarrollo de los programas educativos, específicamente en la atención de la práctica y de lo que en ella ocurre, en la exploración de los procederes de los docentes en cuanto a su aplicación de sus saberes adquiridos y sus efectos en los estudiantes, los puntos de vista de estos sobre las acciones que se promueven en la situaciones de la clase y su participación en las mismas.

Evidencias recogidas durante el proceso de investigación, confirman la debilidad de parte de los formadores de docentes, de experimentar con otras opciones que tomen en cuenta el carácter formativo de un profesional de la educación, para ello, justamente guarda sentido el perfil profesional al que esta orientada la intervención docente, tal definición cobra especial importancia por cuanto actúa como punto de referencia y de guía de todo el resto del proceso. Los contenidos que se tratan, las prácticas que se incorporan al salón de clase y la secuencia que integra todo ello, está condicionada también por el tipo de profesional que anhela el currículo, que en el caso del currículo vigente, no está referido a contenidos en el sentido tradicional de conceptos o informaciones que se tienen que asimilar, sino de un conjunto de características comunes para el ejercicio de la profesión docente que desarrollan en el contexto y la prácticas concretas de enseñanza.

Pero las incursiones en la particularidad del tratamiento de los contenidos prescritos en los programas de las asignaturas en la formación de docentes, recogen resultados benéficos para proyectar opciones de cambio y mejora educativa, sobre todo en lo que respecta al trabajo con los futuros docentes. Esto, por cuanto el uso de estrategias que exigen que muchas de las actividades normalmente realizadas por el profesor son delegadas a los estudiantes: exposiciones de contenidos, demostración de técnicas y equipos; discusiones organizadas por grupos de alumnos, reportes verbales o escritos sobre lectura de contenidos, actuación que obviamente vuelve a centrar la tarea en la repetición y memorización de contenidos que no logran traducirse en tal proceso formativo que apuesta al desarrollo de competencias propias del profesional educativo.

En el proceso no se trata sólo de soltar a los estudiantes para que pasen mucho tiempo intentando desarrollar tareas correspondientes a la memorización y repetición de contenidos, de lo que se trata es que ese periodo de tiempo que pasan en clase se pueda aprovechar para experimentar en situaciones de realidad educativa concreta, la construcción del saber que se traduzca en conocimientos, del saber hacer en habilidades o destrezas y el ser en sentimientos y actitudes. No basta con que la formación normalista procure «saber sobre» o «saber cómo», el proceso formativo tiene que trascender a «saber operar prácticamente», ejercicio que implica la movilización de conocimientos, habilidades y actitudes exclusivos de la docencia.

El escenario que manifiesta entonces la discrepancia entre el currículo pensado y el curriculo vivido en la Escuela Normal, es producto de una tradición pedagógica circunscrita en la práctica docente, constituida por el empleo del recurso técnico como mediación del tratamiento de contenidos, que reblandece la actividad docente a una posición metodológica que a pesar de las innovaciones del currículo, privilegia la memorización de contenidos por vía de la lectura, la escritura y la exposición verbal, a efecto de enfrentar con éxito pruebas con carácter competitivo, que peligrosamente le va apartando de su esencia que es la formación profesional .

Entonces el análisis del tratamiento de los contenidos lleva sin lugar a dudas a probar su verdadera fortaleza en el desarrollo del perfil de egreso, o en su defecto a deducir de ello sobre qué competencias y habilidades profesionales deben asumir los nuevos docentes para responder de forma crítica a las exigencias curriculares y de los propios escolares, lo que quiere decir, que la consecusión del perfil de egreso no de pende de la prescripción de los contenidos curriculares, sino de todo aquello que involucra su tratamiento.

Al respecto las circunstancias del entorno del salón de clase en la formación de docentes, reconoce la indiferencia manifiesta sobre la relación entre la teoría y la práctica, que cuando se adjudica la segunda en detrimento de la primera, la reflexión crítica se ve empobrecida. Esto significa que un profesional que nunca trasciende los límites del «hacer», acaba por perderse en una rutina que se agota a sí misma. Por tanto, el contenido de este artículo ofrece una oportunidad de reflexión sobre la práctica educativa de formación de docentes desarrollada al interior de las Escuelas Normales y punto de partida clave para emprender acciones de transformación y mejora de la calidad en su servicio.

Bibliografía

  • Arnaut, Alberto (1998). Historia de una profesión. Los maestros de educación primaria en México, 1887-1994. México: SEP/Centro de Investigación y Docencia Económicas (Biblioteca del Normalista).
  • Ferry. Guilles (1990). El trayecto de la formación: los enseñantes entre la teoría y la práctica. Paidós. México.
  • Imbernón, Francisco (2007). La formación y el desarrollo profesional del profesorado: hacia una nueva cultura profesional. Edit. GRAO. Barcelona, España.
  • Pérez Gómez. Ángel I. (2004). La cultura escolar en la sociedad en la sociedad neoliberal. Edit. Morata. Madrid, España.
  • Zabala Vidiella, Antoni (2000). La práctica educativa. Cómo enseñar. Barcelona: Grao.

Para citar este artículo:

Arturo González Polo, (2012). Desarrollo de capacidades en el futuro docente. Recuperado de Revista Vinculando: http://vinculando.org/educacion/desarrollo-de-capacidades-en-el-futuro-docente.html

Imágen: http://farm9.staticflickr.com/8590/16709353455_3b068c57fb_m.jpg

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«Los profesores deben convertirse en entrenadores del aprendizaje» Entrevista con Mónica R. Martínez, asesora de Educación de la Casa Blanca y experta en «deeper learning»

España/04 Julio 2016/Autor: Alejandro Carra/Fuente: ABC 

En las escuelas del siglo XXI, no se puede seguir enseñando como en el siglo XX. Ese es el punto de partida del «deeper learning», un movimiento nacido en el seno de la Fundacion Hewlett que trata de llamar la atención sobre la imperiosa necesidad de darle la vuelta a las clases si no queremos desconectar la escuela de la realidad del mundo en el que se desenvuelven nuestros jóvenes. Mónica R. Martínez, asesora de Educación de la Casa Blanca, ha pasado recientemente por Madrid para impartir unas conferencias en la Fundación Créate sobre esta novedosa metodología.

¿Qué es el «deeper learning»?

Una forma de enseñanza que busca dotar a los alumnos con el conjunto de habilidades que necesitan para tener éxito en el mundo actual.

¿Y cuáles son esas habilidades mágicas?

Son seis. Las dos primeras, de carácter cognitivo, son la adquisición práctica de los conceptos básicos del contenido académico y el desarrollo de un pensamiento crítico que les permita analizar, sintetizar y relacionar esos conceptos. Luego están las habilidades interpersonales, que son la capacidad de realizar un trabajo colaborativo y de comunicar con eficacia. Y por último, las intrapersonales, que son el aprendizaje reflexivo -aprender cómo aprender- y el desarrollo de una mentalidad académica que les haga comprender la importancia del conocimiento para afrontar cualquier tipo de reto futuro.

¿Eso no se aprende en la mayoría de las aulas?

La educación tradicional está basada y centrada en la figura del profesor como autoridad y como fuente de conocimiento. En memorizar los contenidos que el docente transmite. Nosotros ponemos el acento en que el alumno entienda los hechos claves, su impacto en otras áreas y en su propia vida. En las implicaciones que hay entre las diferentes disciplinas. Tratamos de integrar el conocimiento.

¿Pero tan malo es memorizar?

Para eso está Google

¿Y si no estoy conectado?

¿Dónde no estás conectado hoy en día? (sonríe) En serio, hay que memorizar solo lo básico. No puedo esperar conocer cada pedazo de la Historia, pero sí enseñarles a los alumnos a buscar información solvente de fuentes creíbles; a analizarla críticamente, a utilizarla correctamente. Hoy en día hay demasiados datos y nuestros jóvenes están permanentemente conectados, por eso hay que enseñarles habilidades para que exploren. ¿Queremos formar buenos estudiantes o buenos seguidores del profesor?

¿Suena muy bien. Pero eso saben hacerlo todos los docentes?

No, los tenemos que formar. Hay que convertirlos en facilitadores, en entrenadores del aprendizaje, en creadores de redes de conocimiento. Hay que enseñarles a conectar de otra manera con los alumnos, a trabajar con otros profesores las relaciones que tienen las diferentes asignaturas, a apoyarse en otros expertos para que, por ejemplo, los niños vean para qué sirven las Matemáticas y la Física. Para que sepan qué hace un ingeniero. Deben convertirse en coordinadores y líderes de equipos. No es fácil.

Realmente… no parece fácil de aplicar en un aula

La principal causa del abandono escolar temprano es el aburrimiento. La siguiente es no seguir el ritmo académico del curso, y eso sucede porque se aburren, pierden la información básica, se desmotivan y abandonan. El profesor debe conseguir que el alumno confíe en él no como autoridad sino porque este reconoce que le está ayudando a aprender. Entonces se consigue una atmósfera de auténtico respeto, los alumnos se enganchan a las clases y se convierten en estudiantes activos, en los que cualquier profesor desea.

¿Cómo introducimos en nuestras clases el «deeper learning»?

Con pequeños cambios. Por ejemplo, chequeando continuamente si los alumnos han asimilado los conocimientos impartidos. Haciendo que escriban lo que han aprendido para ayudar a otros compañeros. Dándoles oportunidades para demostrar en público el conocimiento adquirido durante el curso. Hay que trabajar mucho las presentaciones, los trabajos en equipo, el aprendizaje con proyectos y retos. Se trata de ir inculcándoles que ellos son los principales responsables de su formación y que el profesor es su guía.

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-educacion-profesores-deben-convertirse-entrenadores-aprendizaje-201607032054_noticia.html

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China: Presidente chino describe a profesor de silvicultura como modelo para miembros de PCCh

China – Beijing/14 junio 2016/Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/

El presidente de China, Xi Jinping, elogió las acciones de un profesor de silvicultura, quien luchó por la reducción de la pobreza a través de la reforestación, y dijo que podría ser un modelo para los miembros del Partido Comunista de China (PCCh).

Xi hizo las declaraciones en una carta de instrucción de elogio a Li Baoguo, quien impartía cátedra en la Universidad de Agricultura de Hebei. Xi lo calificó de intelectual excelente y lo comparó con el «anciano tonto de las montañas Taihang», el personaje principal de una fábula china que se esforzó incansablemente para retirar las montañas que estaban frente a su casa.

El presidente instó a los miembros del Partido, a los cuadros, educadores y científicos a aprender de Li, cuyo trabajo y espíritu incansables y desinteresados estuvieron dedicados a las masas.

Li será recordado como un hombre a quien no le preocupaba ensuciarse las manos, quien dedicaba más de medio año a participar directamente en proyectos de reforestación y quien trabajó de cerca con los aldeanos para ayudarlos a salir de la pobreza.

El hombre hizo realidad la reforestación de más de 93.000 hectáreas de montañas áridas y ayudó a 100.000 campesinos a salir de la pobreza.

El profesor murió de un ataque cardiaco el 10 de abril a los 58 años de edad.

A Li se le confirió de manera póstuma el título de «Miembro Excelente del PCCh», el máximo reconocimiento que puede recibir un individuo por acciones en beneficio de la gente o del Estado.

Esta tarde se realizó un seminario sobre la obra de Li en Beijing.

Liu Yunshan, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh, se reunió con los miembros de un grupo que dio a conocer las obras de Li.

Liu dijo en la reunión que las acciones de Li mostraron el propósito del PCCh de servir a las personas y pidió a todos los miembros del partido implementar la instrucción de Xi y aprender de Li Baoguo.

Liu exhortó a los miembros del partido a aportar a la causa del partido del pueblo, a construir una imagen benigna de la honestidad, la honradez y la dedicación y pidió a las organizaciones del partido en todos los niveles a hacer de Li un modelo a seguir.

El seminario fue patrocinado de forma conjunta por los departamentos de Organización y Publicidad del Comité Central del PCCh, el Ministerio de Educación y el Comité Provincial de Hebei del PCCh.

Fuente de la Noticia:

http://spanish.xinhuanet.com/2016-06/13/c_135431046.htm

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El profesor Universitario y su rol como Docente –Investigador: mitos y realidades

 Conferencia dictada en el Pre-Congreso de Investigación Universidad Nacional Experimental del Táchira 25 de Mayo de 2016

Fidias G. Arias

 INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, son tres las funciones de la Universidad: docencia, investigación y extensión. En consecuencia, se aspira que todo profesor universitario, durante su permanencia en la Institución, cumpla en alguna medida, con las mencionadas actividades. No obstante, el perfil del docente, y específicamente, el rol del profesor universitario ha sido objeto de diversos debates.

Autores como Hattie y Marsh (1996), Casas y Stojanovic (1998) y Carvajal (2012), manifiestan su desacuerdo respecto a la dualidad de funciones. Éstos consideran que docencia e investigación son actividades independientes. Mientras que Van Dalen y Meyer (1981), Stenhouse (1984), Villarroel (1990) y Ramírez (1995), entre otros, coinciden en la necesidad de un educador que combine las labores de enseñanza e investigación. Para Van Dalen y Meyer (1981) “El maestro no podrá desempeñar de manera satisfactoria sus servicios a menos que se familiarice con la investigación” (p.24).

Específicamente en el contexto venezolano, la legislación vigente en materia de educación universitaria hace énfasis en que “la enseñanza y la investigación, así como a orientación moral y cívica que la Universidad debe impartir a sus estudiantes, están encomendadas a los miembros del personal docente y de investigación” (Ley de Universidades, 1970, Art. 83).

Con base en lo anterior, el autor considera que el profesor universitario no debe limitarse a ser un simple transmisor de conocimientos, sino que también debería generarlos y verificarlos mediante la investigación científica. Sin embargo, han surgido una serie de mitos en torno al profesor universitario y su rol como docente-investigador por lo que la presente conferencia tiene por objetivo contrastar los mitos detectados con la realidad que presenta actualmente el sector universitario en Venezuela, en cuanto a investigación se refiere.

CRITERIOS PARA SER CONSIDERADO COMO INVESTIGADOR

A nivel internacional y nacional existen criterios coincidentes para calificar a un aspirante como investigador. Algunos de estos requisitos son: – Poseer artículos de investigación publicados en Revistas Científicas Arbitradas e Indexadas. – Coordinar o participar en proyectos de investigación institucionales. – Poseer patentes registradas (en el caso de desarrollos tecnológicos). En Venezuela, el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI) (2015), establece en el Reglamento del Programa de Estímulo a la Investigación e Innovación (PEII), los requisitos para aspirar a las categorías de investigador e innovador.

MITOS Y REALIDADES EN TORNO AL ROL DEL DOCENTE-INVESTIGADOR EN VENEZUELA

MITO 1: Poseer título de postgrado: maestría o doctorado, califica automáticamente al profesor universitario como investigador.

REALIDAD: Según el Artículo 15 de la Normativa General de los Estudios de Postgrado para las Universidades e Instituciones debidamente autorizadas por el Consejo Nacional de Universidades, los estudios de maestría forman metodológicamente al participante para la realización de investigaciones, no obstante, ser investigador es una condición permanente y no coyuntural. Es decir, investigar no se debe hacer únicamente para la elaboración del Trabajo de Grado. Por el contrario, la labor investigativa debe ser continua y rutinaria. En cuanto a los estudios doctorales, suponen un aporte significativo y relevante mediante la Tesis Doctoral (Artículo 28 de la normativa antes mencionada). Sin embargo, la calidad de los estudios de postgrado en Venezuela es muy heterogénea, así como la calidad de las Tesis y de los Trabajos de Grado, que en muchos casos no pueden catalogarse como verdaderos trabajos de investigación. Por otra parte, la carrera de investigador no concluye con la Tesis. Se aspira que la misma o alguna parte de ésta, sea publicada al igual que otros productos de investigación generados durante el curso de doctorado.

MITO 2: El profesor universitario cumple a cabalidad con su función como investigador.

REALIDAD: Estudios realizados demuestran que la afirmación anterior poco se cumple. Aun cuando en Venezuela no existen cifras globales acerca de la producción investigativa de los profesores universitarios, si se han realizado trabajos en contextos particulares. Uno de estos estudios es el presentado por Bonalde (2013), el cual refleja que la producción científica venezolana ha descendido de manera significativa, aproximadamente en un 38%. De 1600 artículos de investigación publicados en 2008, la cifra se redujo a 1000 en 2009, cantidad similar a la de 1997.

MITO 3: El profesor universitario no puede investigar porque no recibe los recursos para dicha actividad.

REALIDAD: Excepto aquellos trabajos de campo o de laboratorio de gran alcance, que requieren traslados, costosos equipos, reactivos y permanencia en sitios lejanos al lugar de residencia, el docente universitario puede realizar investigaciones en su entorno a un costo mínimo. Hoy día la comunidad universitaria cuenta con una serie de recursos tecnológicos que facilitan la obtención de datos e información. Prueba de ello son las numerosas publicaciones científicas arbitradas de acceso abierto que están disponibles en internet. También se pueden realizar encuestas mediante el uso del correo electrónico y otras redes sociales. Pero el principal contexto de alcance inmediato para que el docente universitario realice investigaciones, es la misma universidad y el aula de clases.

MITO 4: La participación del profesor universitario en organización de eventos científicos es una actividad de investigación.

REALIDAD: Organizar un evento científico: Congreso, Simposio, o Jornadas, no es investigar. Una cosa es presentar una ponencia producto de una investigación y otra es ocuparse de la logística de un evento. Lamentablemente, en Venezuela existen programas de postgrado e incluso, post-doctorados, que acreditan o aprueban unidades de crédito con la simple organización de un encuentro de profesores universitarios. Esta concesión poco estimula la investigación y en la mayoría de los casos, sólo sirve para la reproducción del conocimiento y no para la divulgación de nuevos saberes.

MITO 5: La publicación de ensayos y artículos de revisión bibliográfica convierten al profesor universitario en investigador.

REALIDAD: Aun cuando los sistemas para calificar a un aspirante como investigador, no distinguen los tipos de publicaciones, es necesario precisar que no todos los artículos publicados en revistas arbitradas son investigaciones en sentido estricto, es decir, trabajos de indagación originales que implican descubrimientos y aportan nuevos conocimientos (sean investigaciones de campo, documentales o experimentales). En este sentido, habría que clasificar las publicaciones de los aspirantes para verificar si realmente son productos de investigación. Insistimos en que aquellos escritos que expresan sólo reflexiones del autor, así como las revisiones de la literatura o del estado del arte en una disciplina, en sentido estricto no son investigaciones, aunque sean publicaciones que contribuyan a la divulgación de conocimientos y al debate de ideas.

REFERENCIAS

Bonalde, I. (2013). Producción científica en Venezuela. Disponible en: https://nucleocdcht.files.wordpress.com/2013/10/produccic3b3ncientc3adf ica en- venezuela -ismardo-bonalde.pdf

Casas, M. y L. Stojanovic (1998). ¿Investigador y/o Docente? Informe de Investigaciones Educativas. 12, 1-2, 47-82.

Carvajal, L. (2012). Hacia una Universidad sin mitos. Disponible en: http://www.cerpe.org.ve/tl_files/Cerpe/contenido/documentos/Actualidad %20Educativa/12%20-%20Universidad%20sin%20mitos%20- %20Carvajal.pdf

Hattie, J. & Marsh, H. (1996). The relationship between research and teaching: a metaanalysis. Review of Educational Research, 66, 507-542.

Ley de Universidades (1970). Gaceta Oficial No. 1429, Extraordinario, del 8 de septiembre de 1970. Normativa General de los Estudios de Postgrado para las Universidades e Instituciones debidamente autorizadas por el Consejo Nacional de Universidades. Gaceta Oficial n° 37.328 del 20 de noviembre de 2001.

ONCTI (2015). Reglamento del Programa de Estímulo a la Investigación e Innovación (PEII).

Ramírez, T. (1995). El rol del docente-investigador en Venezuela ¿Mito o realidad? Caracas: Instituto Pedagógico de Caracas.

Stenhouse,L. (1996). La investigación como base de la enseñanza. Madrid: Morata. Van Dalen, D. y Meyer, W. (1981). Manual de técnica de la investigación educacional. Barcelona: Paidós.

Villarroel, C. (1990). La universidad y su productividad académica. Caracas: Dolvia.

Artículo enviado por su autor a la redación de OVE

Fuente de la imagen: http://4.bp.blogspot.com/_VTg1cmccpv8/S3JA2xeon_I/AAAAAAAAADc/aiTxuDtsVbA/s1600/protocoloinvestigacion011.jpg

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