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La «carga» docente en las Universidades

Por: Manuel Gil Antón

Fardo. Loza en la espalda. Quintal de café que se lleva en el lomo. Tratándose de impartir cursos, la referencia es a algo pesado que se ha de soportar. No se dice carga de investigación. Al contrario, se da cuenta de ella con orgullo: desarrollo o participo en tal proyecto.

Hay 400 mil personas que laboran en las Instituciones de Educación Superior (IES) en el país. ¿Tiempos completos? 80 mil, y trabajan por horas – a destajo – 320 millares, el 80%. Es el personal académico al que se denomina de tiempo parcial o de asignatura. Llevan a cabo la mayor parte de la función docente en condiciones de precariedad laboral.

No es un grupo homogéneo: una proporción se conforma por profesionistas que, en otros espacios laborales, tienen el centro de su atención e ingresos (abogados, ingenieros o contadores, a guisa de ejemplo). Acuden a las instituciones haciéndose cargo de pocas horas de clases. Otro subconjunto, encuentra en esa actividad un complemento no menor a sus percepciones totales, o la desempeña por la flexibilidad de horario para poder atender otros trabajos, generalmente en la casa y el cuidado de los hijos y adultos mayores: por inequidad de género en la distribución de estas tareas suelen ser mujeres.

Hay otro sector, cuya cantidad es necesario precisar, que encuentra en la docencia frente a grupo, mal pagada y sin considerar parte de su trabajo ni la preparación de las clases ni la revisión de trabajos o exámenes, su único espacio de empleo. Ya sea en una o varias IES, procuran acumular cursos para sacar el gasto. Son profesoras y profesores de “tiempo repleto”.

Sin embargo, tanto quienes cuentan con vínculos de tiempo completo como el personal de tiempo parcial, tienen responsabilidades en la docencia. Esa función sustantiva que, merced a la valoración dispareja con la investigación, se concibe como carga es vital en la generación de nuevos profesionales y científicos.

Su contratación deriva de la tenencia de diplomas que acreditan su saber, pero no de la capacidad de generar ambientes de aprendizaje, proceso muy diferente a “dar clases”. La capacidad docente se cree derivada de un saber certificado, no de su conjunción con habilidades profesionales para suscitar condiciones para aprender. Pueden dominar el contenido de su especialidad, pero no el dominio pedagógico del contenido programado en los cursos que se les asignan. Cualquiera puede enseñar si sabe del tema.

Se ha reflexionado mucho sobre el impacto de la pandemia en las tareas docentes, como si previo a esta calamidad no hubiera ya fallas tan graves como la ausencia de preparación para llevarlas a cabo. A mi entender, se trasladó a las plataformas virtuales lo mismo que antes se hacía. ¿Se quiere averiguar lo que ha pasado en estos meses de escolarización remota de emergencia (no de educación a distancia)?

Paradójicamente, para responder a esta pregunta es necesario reconocer que concebir a la docencia como carga, y no advertir su complejidad intelectual ni la necesidad de mejorar las condiciones en que se lleva a cabo por parte de los tiempos parciales, son previos a la pandemia. Quizá se hizo más visible su descuido. La solución no es tecnológica. Inicia con la recuperación de la importancia de esta labor, despreciada por el espejismo de la investigación como la moneda de curso legal en la estructura de prestigios e ingresos. Ser diestros en el ZOOM deja inalterable el menosprecio en que se ha sumido la docencia desde hace años. Ahí, a mi juicio, reside el problema.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-cargadocente-en-las-universidades/

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Estados Unidos: Lo que la presidencia de Biden significa para la educación

Para los votantes de Estados Unidos, entre los factores más importantes a considerar a la hora de votar en las elecciones es la educación. Según una encuesta de Gallup realizada en septiembre a los votantes registrados, el 82 % consideró esta área como «extremadamente importante» o «muy importante».

Las votaciones han concluido, Joe Biden ha quedado como el candidato ganador, después de superar por más de cuatro millones de votos a su rival, Donald Trump. Si la educación es parte clave de todo programa electoral, ¿cuál es el plan educativo del presidente electo?

El periodo Trump-DeVos

La importancia de votar según las propuestas educativas se acentúa después de cuatro años de un manejo problemático del sistema de educación del país. Al inicio de su presidencia, Donald Trump designó a Betsy DeVos como Secretaria de Educación de Estados Unidos. DeVos, filántropa y donante política del Partido Republicano, fue la primera Secretaria de Educación en el cargo en 35 años que no asistió ni mandó a sus hijos a escuelas públicas. Esto fue altamente criticado ya que muchas personas consideraron que no contaba con el conocimiento necesario para desempeñar su puesto.

Desde que asumió el cargo, DeVos ha propuesto recortes de miles de millones de dólares en su departamento, dejando como resultado reducciones en el tamaño de las clases, programas extracurriculares, entre más casos. Además, DeVos propuso a las universidades llevar a cabo contrainterrogatorios de los acusadores de agresión y acoso sexual, lo cual podría disuadír a las víctimas de abuso a denunciar a sus agresores. También se le acusa de promover las pruebas estandarizadas, las escuelas operativas a través de un modelo comercial, y de favorecer a las escuelas autónomas a expensas de las públicas, ya que su esposo, Dick DeVos, fundó una escuela de aviación. La actual Secretaria de Educación también ha fallado en combatir  la violencia con armas de fuego en las escuelas. Este es el legado que la actual Secretaria de Educación deja al próximo en su cargo.

El plan educativo de Biden

Aunque aún no entra en poder ni ha anunciado quién estará a cargo del programa educativo del país, Joe Biden promete brindar a los educadores apoyo y el respeto que necesitan para “preparar a sus alumnos a triunfar en la economía del mañana”.

“Para los educadores estadounidenses, este es un gran día: van a tener uno propio en la Casa Blanca y Jill será una gran primera dama”, dijo Biden en su discurso de aceptación. Biden se refiere a Jill Biden, su esposa, quien es profesora en el Colegio Comunitario de Virginia del Norte, quien además pretende no dejar su trabajo como docente durante la presidencia, siendo la primera vez en la historia que una primera dama seguirá trabajando durante su mandato en la Casa Blanca. Además, el propio Joe Biden cuenta con más de 30 años de experiencia trabajando como docente, lo que emociona a la comunidad educativa que incluye maestros, asistentes, trabajadores sociales, choferes, cocineros e intendentes.

En cuanto a políticas, lo que propone Biden son cinco promesas distintas para educadores, estudiantes y el futuro de la educación:

  1. Apoyar a los educadores dándoles el salario y la dignidad que merecen.

  2. Invertir en recursos para las escuelas para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos y los educadores puedan concentrarse en la enseñanza.

  3. Asegurarse de que el futuro de ningún niño esté determinado por su código postal, los ingresos familiares, etnia o alguna discapacidad.

  4. Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa.

  5. Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen.

Además, incluye tres puntos para la educación más allá de la preparatoria:

  1. Invertir en colegios comunitarios y capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y desarrollar una clase media más fuerte, próspera e inclusiva.

  2. Fortalecer la universidad como el camino confiable hacia la clase media, no como una inversión que brinda retornos limitados y deja a los graduados con montañas de deudas que no pueden pagar.

  3. Apoyar a los colegios comunitarios y universidades que desempeñan roles únicos y vitales en sus comunidades, incluidos los colegios y universidades históricamente afroamericanos y las instituciones que sirven a las minorías.

Apoyar a los maestros dándoles el salario y la dignidad que merecen

Una de las propuestas más fuertes del programa electoral de Biden es dar a los docentes el salario y dignidad que se merecen. El tema económico es un problema grave en el país, tanto así que el 66 % de los estadounidenses creen que la docencia es una profesión mal pagada, lo cual se refleja en que cada vez menos personas quieren dedicarse a la enseñanza.

El próximo presidente también reconoce que 20 % de los maestros tienen que tener un segundo trabajo porque no ganan lo suficiente para mantenerse ellos mismos ni a sus familias. Más allá de los ínfimos salarios, el problema también se deriva de que muchos educadores tienen que desembolsar de su propio bolsillo para comprar útiles escolares y material para sus clases. Por si esto fuera poco, muchos de ellos son responsables de capacitar a sus compañeros y ejercen la labor de trabajadores sociales, enfermeros y mucho mas, sin recibir apoyo extra.

En su plan educativo, Biden detalla que desde 1996 el salario semanal promedio de los maestros de escuelas públicas no ha aumentado, lo que es preocupante porque considera a la profesión como una de las más importantes y difíciles de ejercer. Para contrarrestar este problema, Biden propone triplicar los fondos para el Título I, el programa federal que financia aquellas escuelas, con un porcentaje alto de familias de bajos ingresos. El propósito es que utilicen estos recursos para ofrecer mejores salarios y permitirá que los distritos escolares y los educadores decidan cuál es la mayor necesidad de su comunidad.

Asimismo, invertirá en tutorías, liderazgo y educación adicional para los docentes para que puedan avanzar en sus carreras, incluso, ser remunerados por los trabajos adicionales que realicen. El Título I también se puede utilizar para obtener certificaciones adicionales en áreas de alta demanda, como educación especial o bilingüe.

Invertir en recursos para que los estudiantes se conviertan en adultos física y emocionalmente sanos

Para lograr su segunda promesa al sector educativo, Biden propone duplicar el número de psicólogos, consejeros, enfermeras y trabajadores sociales en las escuelas para que cada niño reciba la atención física y mental que necesitan.

Uno de cada cinco niños en Estados Unidos experimenta problemas de salud mental y no cuentan con un profesional capacitado para atenderse. Por más ayuda que pueda proporcionar un docente, éste generalmente no tiene la capacitación necesaria para ejercer como psicólogo. Lamentablemente, los centros educativos no cuentan con suficiente personal. Los expertos recomiendan que haya un máximo de un psicólogo por cada 500 a 700 alumnos pero actualmente hay aproximadamente un psicólogo por cada 1400 estudiantes, creando una brecha de alrededor de 35,000 a 60,000 psicólogos escolares. Biden planea invertir en los profesionales de la salud mental escolar para duplicarlos, así como también consejeros, enfermeros, trabajadores sociales, entre otros y planea asociar universidades para expandir la trayectoria de los futuros graduados.

Igualmente, propone ampliar el modelo de escuelas comunitarias que trabajan con familias, estudiantes, maestros y líderes comunitarios para identificar las necesidades de las familias. Una vez identificadas, crear un plan para aprovechar los recursos y acoplarlos a las escuelas y convertirlos en centros comunitarios. Esto podría beneficiar hasta 300 mil estudiantes adicionales y sus familias.

Por otro lado, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles calificó con una D +( o 6.44) las instalaciones de las escuelas públicas de Estados Unidos. La infraestructura escolar está desfinanciada en $46 mil millones de dólares, dejando como resultado miles de instituciones obsoletas, inseguras y no aptas. Durante su presidencia, Biden incluirá en la legislación federal fondos para mejorar la infraestructura de los centros educativos. En primer lugar se planea evaluar los riesgos de los edificios actuales, para después construir edificios de vanguardia con tecnología y laboratorios “para enfrentar los desafíos del futuro”.

Otro aspecto importante de la propuesta educativa de Biden es la seguridad de los estudiantes y frenar la violencia con armas de fuego. Para enfrentar esta problemática, Biden propone leyes regulatorias para las armas, en lugar de armar a los docentes. Impedirá las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad y exigirá verificaciones de antecedentes universales para mantener las pistolas o armas de gente que las utilice de una manera peligrosa o que sean accesibles para los alumnos.

Ningún niño debe estar determinado por su código postal, los ingresos familiares, su etnia o alguna discapacidad

Para Biden, la escolarización primaria y secundaria (K-12 en Estados Unidos) ya no es suficiente para garantizar la competitividad de la fuerza laboral ante un mundo globalizado, donde Estados Unidos contiende a otros países con mejor educación. Aproximadamente 6 de cada 10 trabajos en los Estados Unidos requieren educación más allá de un diploma de bachillerato , sin embargo, muchas familias no cuentan con los recursos necesarios para continuar con la educación de sus hijos, provocando una brecha de rendimiento desde que los niños entran a preescolar.

El presidente electo reconoce que parte del problema es el racismo sistémico que permea incluso en las escuelas. Para él es importante dar a todas las personas la oportunidad de desarrollarse sin importar su código postal, su nivel socioeconómico, su etnia o si tiene alguna discapacidad. En su gobierno promete construir un sistema educativo que invierta en los niños desde su nacimiento para ayudarlos a obtener educación más allá de la preparatoria, ya sea un certificado profesional o una carrera universitaria.

Existe una brecha de financiamiento anual estimada en $23 mil millones de dólares entre distritos escolares de gente blanca y no blanca. Para combatir este problema, plantea triplicar los fondos del Título I para primero destinarlo no sólo a los salarios de los maestros pero también a las escuelas de familias de bajos recursos y que niños de tres y cuatro años puedan acceder a una educación preescolar de calidad. Una vez que se aseguren estas tres mejoras, los distritos tendrán la flexibilidad de usar estos fondos para sus prioridades locales. Los estados sin un sistema financiero suficiente y equitativo deberán igualar una parte de los fondos federales.

Para combatir el racismo sistémico, Biden planea mejorar la diversidad del profesorado. Según estudios, tener una plantilla diversa de maestros de distintas etnias tiene un impacto sustancial en alumnos de minorías racializadas. Para ellos, tener este tipo de figura en las escuelas reduce la probabilidad de que abandonen la escuela. Asimismo, ayudará a los paraprofesionales a obtener sus certificados de enseñanza y trabajar con colegios y universidades históricamente negros y otras instituciones que atienden a minorías para contratar y preparar maestros.

Para Biden también es importante construir mejores escuelas, que sean más innovadoras, especialmente para aquellos de bajos recursos y comunidades minoritarias. La fuerza laboral necesita estudiantes que no sólo tengan estudios rigurosos, sino también habilidades técnicas, de resolución de problemas y colaboración. Es por eso que creará un nuevo programa que desafíe a las comunidades locales a reinventar las preparatorias para que satisfagan estas demandas.

Al igual que sucedió en la administración de Obama, en donde se diversificaron las escuelas, Biden buscará restablecer la orientación del Departamento de Educación para que apoye a las escuelas en la búsqueda legal de estrategias de eliminación de la segregación e instituciones reconocidas por sus intereses en crear diversos cuerpos estudiantiles en la educación superior.

Biden también apoyará a los niños y niñas con discapacidad asegurando que el gobierno federal cubra el 40 % del costo adicional de la educación especial requerida por la Ley de Educación para Personas con Discapacidades, promulgada en 1990 (actualmente sólo se cubre el 14 %).

Brindar a cada estudiante de secundaria y preparatoria un camino hacia una carrera exitosa

Joe Biden critica que las escuelas estadounidenses ya no cuentan con clases de instrucción en oficios y carreras técnicas, así que planea invertir en capacitación vocacional escolar y asociaciones entre bachilleratos, universidades comunitarias y empleadores.

Estas asociaciones crearán programas que permitirán a los estudiantes obtener el conocimiento que necesitan para tener un futuro profesional exitoso. Este tipo de clases también puede proporcionar preparación técnica y profesional en informática para preparar a los alumnos en temas como realidad virtual e inteligencia artificial.

Invertir en las nuevas generaciones desde que nacen

Biden planea proporcionar fondos para garantizar que haya un experto en desarrollo de la primera infancia en cada centro de salud comunitario. Como el consultorio de un pediatra es el único lugar donde muchas familias con niños pequeños interactúan con proveedores de servicios antes de que sus hijos ingresen a la escuela, Biden cree que es el mejor lugar para evaluar que los niños estén teniendo un buen desarrollo y poder apoyarlos en caso de necesitar apoyo adicional, como visitas domiciliarias. Si tienen un buen desarrollo desde pequeños, tendrán mayor éxito al entrar al jardín de niños.

El plan biden para la educación más allá del bachillerato

Siguiendo su mentalidad de que la educación media superior no es suficiente para preparar alumnos capaces de enfrentar los desafíos de una economía cada vez más globalizada e impulsada por la tecnología. Seis de cada diez trabajadores requieren una formación más allá del bachillerato, sin embargo, esta opción es inalcanzable para muchas personas. Por lo tanto, Biden cree que una preparación más allá de la preparatoria será esencial para ampliar la clase media y ser competitivos como nación.

Invertir en colegios comunitarios y en capacitación para mejorar el éxito de los estudiantes y crecer una clase media más fuerte, más próspera e inclusiva

Los colegios comunitarios son una herramienta de alta calidad que permite brindar educación a la clase media ya que ofrecen programas accesibles y de calidad para que los estudiantes completen los primeros dos años de una carrera universitaria con menor costo. A pesar de que estas instituciones cuentan con recursos limitados, aún así proporcionan una educación rentable y de alta calidad, sin embargo, gobiernos como el de Donald Trump no invierten en ellos para mejorar sus programas o tasas de finalización.

La administración de Biden promete que hará todo lo posible para apoyarlos ya que conoce muy de cerca su potencial, especialmente porque su esposa, Jill Biden, es profesora de un colegio comunitario. Por eso buscará proporcionar a los trabajadores que busquen aprender dos años en estas instituciones u otros programas de capacitación sin necesidad de contraer deudas estudiantiles. Mediante legislaciones, garantizará que cualquier trabajador, aquellos inmigrantes que llegaron al país siendo niños, e incluso personas que nunca tuvieron la oportunidad de estudiar, puedan hacerlo sin pagar matrícula por hasta dos años. Su propósito es que el gobierno federal cubra el 75 % del costo y los estados cubran el resto.

Además, Biden apoyará a las escuelas comunitarias para que implementen prácticas innovadoras que se basen en evidencia para retener a sus estudiantes. Sus reformas buscarán incluir servicios de asesoramiento académico y profesional, mejorar el salario, beneficio y desarrollo profesional para contratar y retener a los profesores.

En su gobierno, el presidente electo abordará las barreras que impiden que los alumnos obtengan un título de un colegio comunitario. Biden entiende que muchos estudiantes no terminan sus estudios porque tienen que trabajar a la vez que mantener una familia, cuidar de menores de edad, entre otras situaciones. Su gobierno ofrecerá distintas oportunidades como el programa de becas Pell, becas estatales, y otro tipo de ayudas para que cubran sus gastos de cuota y matrículas. Además, Biden dará incentivos financieros a los estados para que colaboren con las instituciones y las organizaciones comunitarias para apoyar de manera integral a los alumnos, veteranos, padres y madres solteras, aquellas personas de bajos ingresos, de etnias racializadas, y con discapacidades. El apoyo incluirá libros de texto, transporte, cuidado infantil, salud mental, tutoría de profesores y grupos de apoyo.

Su programa educativo incluye una inversión de $50 mil millones de dólares en programas de capacitación para apoyar colaboraciones entre empresas, universidades comunitarias, sindicatos, gobiernos estatales, locales, otras universidades y bachilleratos, para identificar las demandas de habilidades y crear más oportunidades de prácticas profesionales. Aunado a esto, invertirá $8 mil millones para ayudar a mejorar la salud y seguridad de las instalaciones y equipar las escuelas con la tecnología para tener éxito en la economía globalizada.

Fortalecer la universidad como un camino viable hacia la clase media (pero sin deudas)

Aproximadamente 44 millones de estadounidenses tienen deudas estudiantiles que asciende aun total de $1.5 trillones en préstamos para sus estudios. Uno de cada cinco de estos adultos están atrasados en sus pagos, exacerbando la deuda y creando una brecha de riqueza que impacta especialmente a la comunidad negra. Incluso, actualmente una de cada diez personas entre 40 y 50 años siguen pagando sus préstamos estudiantiles.

Aunque parte del problema ha sido que se ha  duplicado prácticamente el costo de la educación superior desde mediados de la década de los 90, los estados han reducido drásticamente el apoyo. Con esto en mente, el plan educativo de Joe Biden ofrecerá los dos primeros años completamente gratuitos en colegios comunitarios. Además planea reducir a la mitad el costo de la matrícula para una carrera universitaria de cuatro años. Así como también crear alianzas federal-estatal para garantizar que cada estado invierta en los colegios comunitarios.

Por otro lado, Biden planea hacer que los colegios y universidades públicos sean gratuitos para todas las familias con ingresos inferiores a $125,000 dólares. Dirigirá el apoyo a personas de bajos recursos y clase media por medio de las becas Pell, las cuales en la década de 1970 cubrían del 70 % al 80 % del costo de un título universitario de cuatro años y que ahora cubre aproximadamente tan solo el 30 %. Biden planea duplicar el porcentaje de estos apoyos con el objetivo de cerrar la brecha entre personas de bajos recursos y los ricos. Durante la presidencia de Trump, los DREAMers no eran elegibles para estas becas, un error que Biden planea corregir durante su presidencia. Igualmente, este plan busca reducir a la mitad los pagos de los préstamos federales para estudiantes de pregrado y basarlo en los ingresos que reciben los afectados. Aquellos que ganen menos de $25,000 dólares al año no deberán pagar préstamos federales ni tendrán intereses sobre su deuda. Los demás pagarán 5 % de sus ingresos menos impuestos y gastos esenciales. Si en 20 años la persona pagó de manera responsable pero no ha terminado de cubrir completamente, su deuda será perdonada. Biden también planea crear un programa que ofrecerá $10,000 de dólares de alivio para las deudas estudiantiles de los servidores públicos por cada año de servicio hasta cinco años.

Con la ayuda del Título I, apoyará a aquellos alumnos de bajos recursos que están en una universidad de cuatro años para que completen sus estudios. Además de que otorgará fondos para fomentar la colaboración entre instituciones y organizaciones comunitarias para brindar un apoyo integral a los estudiantes.

Apoyo a las universidades que juegan papeles únicos y vitales para las minorías

Las universidades y los colegios comunitarios que apoyan a una minoría, como negros, asiáticos, hispanos, indígenas o personas que carecen de recursos. Biden incluirá a estos estudiantes en su plan de préstamos basados en sus ingresos y proporcionará matrículas gratis, especialmente para la comunidad negra y aquellas personas que pertenecen a pueblos nativos. Además, invertirá más de $ 70 mil millones en estos colegios comunitarios y universidades públicas para hacer que las instituciones históricamente negras, universidades tribales y de minorías de bajos recursos sean más accesibles. Adicionalmente, Biden planea invertir $18 mil millones para retribuir a las universidades de cuatro años, lo que equivale a hasta dos daños de matrícula.

Para que las escuelas privadas que apoyan a minorías no se ven socavadas por su propuesta, invertirá fondos adicionales para que reduzcan sus costos, mejoren las tasas de retención, graduación y cerrar las brechas de equidad para los estudiantes de minorías y etnias racializadas. La Administración Biden invertirá $10 mil millones en la creación de 200 nuevos centros educativos que sirvan de incubadoras de investigación, especialmente enfocados en cambio climático, globalización, desigualdad y salud para crear oportunidades de aprendizaje y carrera. Además, impulsará la investigación agrícola en las instituciones con concesión de tierra, especialmente aquellas de estudiantes negros e indígenas. Y dedicará flujos de fondos prioritarios adicionales en las agendas federales para pagos y contratos para minorías. Impulsará además la construcción de laboratorios e instituciones con tecnología nueva e infraestructura digital invirtiendo $20 mil millones para que las minorías tengan donde aprender, investigar e innovar. También usará estos fondos para proporcionar banda ancha en zonas rurales.

El próximo presidente de Estados Unidos también busca asegurar que todas las universidades públicas de estudiantes de minorías tengan acceso a programas de financiamiento de capital federal de bajo costo y buscar cómo los estados pueden aprovecharlos e incentivar más inversiones públicas, privadas y filantrópicas en infraestructura escolar. Para lograrlo, invertirá $10 mil millones de dólares en programas que aumenten las tasas de inscripción, retención, financiamiento y empleo para las minorías. Incluso estos programas pueden incluir asociaciones con preparatorias, universidades y empleadores; clases de recuperación, servicios de tutoría o asesoramiento y mejorar los salarios, beneficios y desarrollo a profesionales así como maneras de retenerlos.

Más allá de los apoyos para obtener títulos universitarios, Biden invertirá $5 mil millones en programas de posgrado en áreas de educación, atención médica y STEM, así como para desarrollar pasantías y programas profesionales en las principales instituciones de investigación, incluyendo los Laboratorios Nacionales del Departamento de Energía, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Nacional de Ciencias y el Departamento de Defensa.

Triplicar el apoyo estudiantil para las minorías por medio del Título III y el V de la Ley de Educación Superior servirá como un salvavidas para las universidades públicas enfocadas en minorías con escasos recursos, asegurando el éxito de sus estudiantes. Para evitar el desvío de fondos, Biden exigirá que cada estado publique informes de sus asignaciones de los fondos para asegurar que atiendan las desigualdades y problemáticas que se buscan combatir con estos apoyos.

El presidente electo, Joe Biden, reconoce el rol que jugará la educación para mantener a Estados Unidos como un país competitivo en una economía donde estudiar una carrera universitaria ya no es suficiente. Además, debido a su trayectoria y la de su esposa, conocen las carencias que hay en el sector educativo público. Para realmente mejorar el sistema educativo de cualquier país se necesita empezar por apoyar a los maestros, de manera económica y profesional, proporcionar maneras de apoyar el desarrollo de los niños desde que nacen hasta después del bachillerato, especialmente aquellos menores de familias de escasos recursos. Finalmente, estas son sólo propuestas que tienen el potencial de transformar la educación en este país, sin embargo, queda mucho camino por recorrer.

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Laura García Tuñón: Orgullosa de ser Maestra

En 1978 elegí estudiar para ser Maestra en el profesorado del Normal Nº 1. Muchas de mis maestras y profesoras habían dejado en mí un gustito por enseñar. (Mónica Solís en la primaria, María Elena Irusta en secundaria, entre ellas). Mi familia, de clase media, pasaba bastantes penurias económicas.

Siempre fui una maestra militante y zurdita. Y me siento muy orgullosa de esto. Maestra militante, porque por un lado, en todas las escuelas en donde estuve buscaba que los nenes y nenas trajeran al aula todos sus saberes y aprendieran con lo que otros traían. Intentaba que cada uno pudiera expresarse y encontrara lo que más le gustaba hacer. Porque en la escuela de la Villa 31, con Alejandra Tabó, mi paralela, organizamos un concurso de cuentos fantásticos para los chicos y chicas de 6º y 7ºgrado, promoviendo lecturas de muchos autores. Porque con ellos, íbamos muchos fin de semana, junto a la cooperadora, a pintar las aulas, las mesas, arreglar el patio y hacer una huerta. Porque en la Esc. 15 DE 6, con Liliana Caris y Amalia Donadío, peleamos hasta que compraron mesas hexagonales para 1º y 2º grado para sacar del aula las mesas dispuestas una atrás de las otras, promoviendo el aprendizaje colectivo. Porque allí también armamos un periódico escolar y durante más de 1 año, organizamos con toda la escuela un proyecto de lectura y escritura los sábados cada 15 días. En donde armamos cine debate “de miedo”, como decían los chicos, un taller literario, una biblioteca ambulante que llevábamos a la plaza del barrio y juegos de escritura para los chicos, chicas y sus familias. Porque promovíamos elecciones en la escuela para que aprendieran lo que era la vida democrática. Porque cuando íbamos de visita al Cabildo, luego de contarles la historia de la colonia en Buenos Aires, les hablaba de las madres y abuelas de Plaza de Mayo y les mostraba dónde marchaban cada jueves y por qué lo hacían. Porque intentaba enseñarles que no había que conformarse con lo establecido y que podían siempre aspirar y trabajar por una vida mejor.

Porque fui militante cuando además de mi pasión por aprender cada día en la escuela, me afilié al sindicato al tomar la primera suplencia en el año 1983. Porque iba a las marchas y quería y aún quiero cambiar el mundo. Y seguí siendo militante ayunando en la Carpa Blanca 3 veces. Y porque fui parte de la conducción del sindicato UTE y de la CTA, articulando acciones conjuntas entre los y las trabajadoras sindicalizadas y los movimientos sociales de los territorios. Y seguí militando buscando una experiencia política electoral, con la que fui diputada en la Legislatura de la Ciudad.

Ya jubilada sigo apasionada de mi profesión. Y sigo aprendiendo al lado de muchas compañeras y compañeros con los que peleamos para que la Educación Popular entre en todo el sistema educativo. Porque armamos cátedras libres de Educación Popular en los Institutos de Formación Docente. Y les cuento, que hay cientos de pibes y pibas estudiantes, futuros docentes, que se apasionan en poner su cuerpo y hacer Educación Popular junto a los movimientos sociales. Y que sueñan con una escuela pública y popular.

Por eso le digo, señora Ministra de Educación Soledad Acuña, deje de menospreciar a los maestros y maestras. Usted está expresando un profundo desprecio de clase al decir que los que eligen la carrera han fracasado en otras carreras, y que al ser pobres no tienen suficiente capital cultural. Un pensamiento muy primario y descalificatoria de la pobreza, señora. Además, usted, al promover la delación intenta romperla unión entre las familias y sus docentes.

Pero sabe, señora ministra, no lo va a conseguir. En estos meses de clases en las casas, sin que usted desde el Ministerio acompañara a los maestros y maestras y mucho menos a las familias, entablaron un vínculo mayor, como nunca antes había pasado. Porque no sólo comprendieron lo que es dar clases, sino que vieron que a pesar de todo lo que ocurría, los docentes continuaron con el vínculo pedagógico acompañándolos con llamadas, video llamadas, mails, fotocopias cuando entregaban las pobrísimas canastas de alimentos. Porque también los y las docentes conocieron más de cerca lo que viven las familias de sus alumnos y alumnas.

Por todo esto, Ministra, renuncie y deje de hacer campaña electoral para su partido.

 

LAURA GARCÍA TUÑÓN

17 de Noviembre de 2020

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Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo: Llaman a construir sistemas educativos más inclusivos en AL y el Caribe

Con llamado a los países de la región para construir sistemas educativos más inclusivos y horizontales, se presentó el  Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) 2020. “América Latina y el Caribe. Inclusión y Educación: Todos y todas sin excepción”, elaborado por la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (SUMMA) y la oficina central del Informe GEM.

En la presentación virtual, Carlos Vargas, jefe de la Unidad de Desarrollo Docente de la oficina regional de Unesco, alertó que la “creciente estandarización de la educación, de la lengua de instrucción, del currículo, de la formación docente y de la evaluación, suponen una tensión importante de cara a la diversidad, pues ésta desafía las formas educativas tradicionales”.

Por ello, destacó que se requiere de una transformación de la escuela, “institución diseñada originalmente para homogeneizar, pero que debe evolucionar a una que abrace la diversidad y la construya no como un lastre para los sistemas educativos, sino como un elemento que enriquece a la educación y a las sociedades en su conjunto”.

Manos Antoninis, director del Informe GEM, destacó que los principales hallazgos de la investigación revela que los sistemas educativos de la región aún mantienen múltiples barreras a la inclusión y a la igualdad de oportunidades educativas, cuando los sistemas formativos “no deberían discriminar a nadie, sino ajustarse a sus alumnos y no pretender que ellos se ajusten al sistema”.

Destacó que América Latina y el Caribe aún son la región más desigual del mundo, donde el estigma, los estereotipos y la discriminación afecta a millones de personas en las aulas que ven disminuidas sus oportunidades de adquirir aprendizajes.

En cuanto a la pandemia de Covid-19, alertó que puede profundizar las brechas de desigualdad, y subrayó que las nuevas tecnologías y la educación a distancia “ya han demostrado que no son la panacea, pero que se debe fortalecer que la tecnología sea un instrumento útil para la formación de los niños y adolescentes”.

Javier González, director de SUMMA,  reconoció que si bien la región ha priorizado el gasto educativo en las últimas dos décadas, pues aumentó de 3.9 a 5.6 por ciento del Producto Interno Bruto de 2005 a 2017, destacó que aún falta mucho por avanzar, en particular en el gasto por alumno y el eficiencia en el gasto del sector.

Alertó que uno de los desafíos son los bajos salarios de los docentes en la región, quienes se ven obligados a tener más de un turno laboral, lo que afecta la calidad de su función docente. A ello se suma la necesidad de promover nuevos saberes y conocimientos en los currículos nacionales, pues enfatizó que como sociedades “debemos definir qué es lo más importante que se debe aprender, pero desde una visión inclusiva”.

Vargas enfatizó que el informe revela las contradicciones de los sistemas y de la escuela que “se encuentran con formas de organización y gobernanza educativa que lejos de acomodar o dar respuesta diferencias a las diversas formas de ser, de pensar y sentir de sus sujetos, tienden a homogenizar los procesos de aprendizaje”, lo que representa un desafío para la construcción de una educación realmente inclusiva.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/11/05/llaman-a-construir-sistemas-educativos-mas-inclusivos-en-al-y-el-caribe-4440.html

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Teletrabajo y Escuela en el siglo XXI: ¿revolución tecnológica o cambio en la organización del trabajo?

Por:  Jesús Zogbe y  Magali Paz


Introducción:

Muchas y calificadas encuestas, como diálogos cotidianos, revelan el “malestar docente” a partir de la instrumentación del Teletrabajo: insomnio, stress, depresión, desconcierto, problemas físicos, entre otros. Al mismo tiempo, diversos “cantos de sirena” en los medios hegemónicos de comunicación edulcoranlas “ventajas”que, en su criterio, proporcionarían las nuevas tecnologías y la organización del trabajo en el hogar: estar más tiempo con la familia, progreso a la altura del Primer Mundo, etc.Todo ello produce en la docencia sentimientos y visiones contradictorias de la cuales, irremediablemente, somos parte.

Desde este artículo, lejos estamos de querer representar los sentimientos de maestras y profesores ya que, sin dudas, muchos ensayos e investigaciones han realizadoobservaciones agudas y han aportado desde distintas dimensiones al problema. Si es la intención, incluso apoyándonos en algunos de dichos ensayos y en nuestra vivencia como docentes, formularnos preguntas con el objetivo de que éstas sean un punto de apoyo para interrogantes mas conducentes.

Cuando marzo fue atrapando a docentes y estudiantes en la red de Whats app, Gmail o Facebook, la secuencia fue de menos a más y nos llevó a un paisaje diferente, a un escenario distinto bajo el manto pendemico: aparecieron Zoom, Meet, programas y capacitaciones para la virtualidad. De tímidos y vacilantes (“lo importante es la comunicación y estar presentes”), lejos estábamos y estamos aun de comprender y dimensionar el proceso y su futuro desarrollo. Así, en este nuevopaisaje cambiante, se nos fueronapareciendo y desapareciendo instrumentaciones al modo de la visión que se tiene desde la ventanilla de un automóvil en movimiento, atrás fueron quedando las primeras vacilaciones, más atrás la presencialidad, para inmediatamente aparecer nuevos componentes del “paisaje virtual”. Lo que parecía episódico por la pandemia comenzó a tener características de permanencia. Lo que comprendíamos como un “aprendizaje digital” puntual adquirido, era reemplazando por un nuevo programa o dispositivo. Los programas computacionales se ajustaron, surgieron las famosas “planillas de seguimiento”, semblanzas, y nuevos plazos para el trabajo docente y del estudiante. Sutilmente, vimos deslizarse un control mayor de nuestro tiempo de trabajo y sobre nuestros alumnos. En este punto, nos comenzamos a encontrar con instrucciones de directivos a primera hora de cada mañana y a última hora nocturnal, edulcorada con un “Buenas noches” en medio de algún que otro whatsapp de estudiantes o llamados de padre y/o madres. Al mismo tiempo, muchas madrugadas, para los docentes, se vieron invadidas por todo tipo de dudas o deincertidumbres e insomnio. Por ello, si de algo no tenemos dudas, esque el cambio es cualitativo y que afecta no solo nuestra organización del trabajo sino al conjunto de nuestras vidas tanto en lo objetivo como en lo subjetivo. Y es que al decir del Hamlet:“The time isout of joint”(“el tiempo está fuera de quicio”).

El vinculo entre educación y la formación económico-social contemporánea

Latransformación educativa es parte de una estrategia que, de alguna manera, es consecuencia de la crisis de Estado de Bienestar, y a su vez, converge con estrategias empresariales hacia los docentes y, mediante ello, al conjunto de la población, en particular a la juvenil.Por estas razones, nos apoyamos en la consideración de que toda esta transformación tiene un marcado carácter de clase social y que desde este punto de vista el teletrabajo no tiene un carácter neutro, pues  ha venido para quedarse y formar parte de un nuevo “dispositivo de dominio” y de mayor explotación del trabajo. Veamos…

Hacia mediados de los años‘70, el modelo keynesiano- fordista se agotó. Atrapado por la creación de supropio monstruo y las luchas obreras (de las cuales en Argentina, el Cordobazo fue un reflejo), el capital huye intentando superar su crisis y disparando en procesos concurrentes. Aquello que dio en llamarse la “Globalización del Capital” implico, básicamente: 1- La primacía del capital financiero, 2- El endeudamiento, que en términos corrientes se tradujo en fabulosas deudas externas de los Estados y en las tarjetas de créditos a los asalariados del mundo,3-En los cambios del “Paradigma de Trabajo”, donde se destacó el“Paradigma Toyotista”; 4- En las Reformas del Estado y la modificación de los roles que ésteasumirá en adelante.Por cierto, endeudamiento y toyotismoinvolucran a la Revolución Tecnológica, es decir, y siguiendo la lógica de Holloway (1988), el capital huye hacia adelante,en general, con endeudamiento y, en particular, con métodos de trabajo que colocan a la Revolución Tecnológica y a la nueva Organización del Trabajo en el centro, pararomper su “dependencia maldita” del trabajo y de la lucha de los trabajadores.

Asimismo, y en reflexiones más actuales, el autor irlandés entiende que estamos frente a una crisis financiera cuya base es una “crisis del trabajo”, es decir, “de la abstracción y explotación de la actividad humana: la acumulación exige una subordinación cada vez mayor de la actividad humana al trabajo abstracto, pero el capital no la logra imponer” (Holloway, 2020).Esto significa que dicha reestructuración no es automática ya que implica una fuerte lucha para reordenar el proceso de producción y el conjunto de las relaciones sociales. Y ello es así porque nosotras/os no queremos y/o no somos capaces de subordinar nuestra actividad suficientemente a la lógica del capital.[1] En sus palabras: “esta falta de subordinación no depende de la organización consciente, aunque sí la organización puede jugar un papel importante. Las expectativas que tenemos de la vida (lo que Marx llama el elemento moral del salario, lo que también se podría entender como civilización) también juegan un papel”. Por estas razones, Holloway observa la situación actual del capitalismo como un “impasse” entre el capital y la humanidad. “Este impasse se expresa en el carácter cada vez más ficticio de la acumulación capitalista. La mayoría de los análisis del llamado neoliberalismo lo ven más bien como triunfo del capital. La idea de un impasse enfatiza nuestra fuerza, a pesar de las apariencias, mientras que la idea del neoliberalismo tiende a presentarnos como víctimas” (Holloway, 2020).

Ahora bien, de modo desigual y en tiempos muchas veces más lentos, queremos señalar que la educación intenta acoplarse y servir a los procesos históricos-sociales que le son contemporáneos, respondiendo a las fases más o menos estables de la formación Económico-Social. Sin dudas, la escuela fue asumiendo características que la vinculan a los procesos económicos y socio- culturales de principios del siglo XX tales como la idea de Progreso, de Civilización,de educar en el disciplinamiento de los estudiantes, articulando estas ideas a las necesidades del mercado laboral del neoliberalismo, hasta llegar a la situación en las que nos encontramos de “educar en la virtualidad”. En esta dirección, podríamos establecer la siguientes fases de la educación en Argentina: desde la “pedagogía del sometimiento” con “requerimiento de obediencia”, pasando por la “pedagogía fundante” y normalizadora hasta llegar al pasaje desde una colonialidad industrial a la actual financiera con su “pedagogía de los resultados” o “pedagogía instrumental”, que ya no habla de la calidad de la educación sino en términos de “calidad de la producción” y la estandarización” (Balvidares, 2019). Sin embargo, lo importante a visualizar es¿hacia dónde va la educación con las nuevas disposiciones del teletrabajo como  “caballo de Troya”, combinado con otras modalidades?

En ese sentido, Oscar Martínezy Federico Vocos(2004) puntualizan acerca del Teletrabajo: “es el desempeño de una actividad laboral sin la presencia física del trabajador en la sede de la empresa durante una parte importante de su jornada laboral. Supone el uso frecuente de métodos de procesamiento electrónico de información (informática), y el uso permanente de algún medio de telecomunicación para el contacto entre el teletrabajador y la empresa. Es una forma multiforme y diversa de realizar el trabajo de modo no presencial en la empresa. Afecta la noción de puesto físico de trabajo e incluso la percepción acerca de qué es trabajo”. En términos conceptuales, y siguiendo a los autores, se puede decir que el teletrabajo (considerando al teletrabajo en línea de operadores telefónicos), “es la sumatoria del trabajo domiciliario y el régimen fabril. Por medio de las nuevas tecnologías de información (NTI), el capital logró superar los límites que le imponía la necesidad de que los trabajadores tengan que trabajar en un mismo lugar para alcanzar la “cooperación”como requisito básico para garantizar cualquier organización colectiva de trabajo”.  De esta forma, a partir del teletrabajo se logran unir las formas de producción más antiguas –propias de los orígenes del capitalismo–, y las formas más desarrolladas, plenamente capitalistas, en las cuales la producción está organizada desde el equipamiento, y la subordinación del trabajador al capitalista es “objetiva”, la forma de trabajo y los ritmos están impuestos por la maquinaria, por lo que se logra desarrollar el régimen de la “gran industria” por fuera de la unidad productiva. “Es una de las muestras más claras de lo que significa la ofensiva del capital: combina todo aquello que le sea útil, y no utiliza las nuevas tecnologías informatizadas como herramienta de alivio y mejora en las condiciones de trabajo, sino como instrumento para oprimir y explotar aún más a los trabajadores (Martínez y Vocos, 2004: 7).

En relación a ello y a su alianza con los Estados, Naomi Klein (2020) señala lo siguiente, respecto de lo que da en llamar el New Deal de la pantalla: “Las primeras prioridades de lo que estamos tratando de hacer, dijo Schmidt(ex CEO de Google), se centran en telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha… Necesitamos buscar soluciones que se puedan presentar ahora y acelerar la utilización de la tecnología para mejorar las cosas”. Justo un día antes, Cuomo (Gobernador de Nueva York), había anunciado una asociación similar con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar “un sistema educativo más inteligente”. Al llamar a Gates un “visionario”, Cuomo dijo que la pandemia ha creado “un momento en la historia en el que podemos incorporar y avanzar en las ideas [de Gates]… Todos estos edificios, todas estas aulas físicas, ¿para qué, con toda la tecnología que se tiene?” preguntó, aparentemente de modo retórico.De acuerdo a la autora, está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico que ella lo llama “screen New Deal” (el New Deal de la pantalla), y representa un acuerdo entre las mega-empresas de la tecnología y los Estados nacionales. En ese sentido,los acuerdos del Ministerio de Educación de la Nación con Open Society en Diciembre del 2019, la velocidad con que aparecen las capacitaciones en distintos sindicatos, entre otras situaciones, acaso ¿no avalarían dicha percepción? Y nos llevan a preguntarnos: ¿Qué relaciones podríamos establecer frente a esta ofensiva “maquinal”, frente al teletrabajo-telestudio en que estamos inmersos?; ¿es posible que docentes y estudiantes estemos transitando la pérdida de un “saber hacer” tal cual lo conocíamos?

La docencia en tiempos de COVID 19 (apuntes “casi” etnográficos)

Lo primero que se vivió en las escuelas apenas se decreto la cuarentena obligatoria y la suspensión de clases, fue la urgencia por utilizar herramientas digitales, y lo que sé evidencio muy rápidamente, fueron las diferencias (carencias), que teníamos los docentes, directivos y estudiantes a la hora de implementar herramientas de este tipo. Dichas carencias estuvieron asociadas a la falta de equipamiento (esto estuvo muy marcado, especialmente en las escuelas públicas, donde les estudiantes solo cuentan con un teléfono, y no en todos los casos), pero los profes también, en muchas circunstancias se vieron complicados porque algunos tienen computadoras obsoletas, igual los directivos. Por todo ello, lo que ocurrió en esos primeros meses fue la improvisación, dar clases con lo que había a mano, con lo que se podía, si se podía. Sin dudas, fue un “golpe fuerte” trasladar el ámbito laboral dentro de los hogares, situación que generó una serie de dificultades importantes, trastocando de suyo el sentido de nuestra tarea docente. En alguna medida, el hecho de vivir en una sociedad desigual, se nos hizo “carne” en la inequidad que se expresaba en las herramientas con las que contamos para poder trabajar (en el caso de los docentes) y para acceder a la educación (en el caso de los estudiantes).[2] Estas diferencias se agudizan y quedan a la vista, irremediablemente, entre los estudiantes de escuelas públicas y aquellos de escuelas privadas. La otra cuestión que debemos remarcar como “problemática” es la conectividad, que si bien llama la atención que debamos preocuparnos por ello en estos tiempos, la realidad es que aun en esta situación de necesidad urgente y generalizada, no existe una forma más difundida de imponerle a las empresas prestadoras del servicio de Internet la gratuidad para los sectores más vulnerables de la provincia.

Ahora bien, como docentes, el punto de mayor controversia y elucubraciones que se profundizaron en este contexto, tuvieron (y tienen) que ver con la didáctica. En pocas palabras, de una didáctica de la presencialidad, de hábitos, de rutinas,malas o buenas, más o menos eficaces, pero que respondían a la forma de trabajar que conocíamos, que existía, hubo que pasar de a la virtualidad, a la “escuela remota”, sin opción, tuvimos que adaptarnos a “los nuevos tiempos”. Da la impresión de que muchos de nosotros, en un comienzo, tuvimos intención de replicar lo que hacíamos en la presencialidad a través de medios virtuales, sin advertir del todo que una educación a distancia tiene otras características, otras especificidades. Sin embargo, no estábamos preparados, ni entrenados para dar una buena respuesta a esta forma de trabajar y por ello surgieron dificultades, cuestionamientos, miedos que, con el paso de los meses se intentaron (intentan) mejorar. Los docentes hemos ido ajustando las propuestas al formato virtual, y se puede decir que, en ese camino aun estamos…

En ese marco, una cuestión que generó mucho ruido fue lo que vino en el segundo momento de “la escuela remota”, cuando se evidenciaba que no volveríamos a las aulas ni aun después de las vacaciones de julio,y es la denominada “evaluación formativa”, acompañada del corrimiento o “desaparición” de la evaluación numérica para calificar las actividades de los estudiantes. La “evaluación formativa” generó muchísimas resistencias al interior del cuerpo docente, y la pregunta que corresponde hacernos es ¿por qué? A nuestro criterio, debido a que está muy instalado en los hábitos de la práctica docente el hecho de medir el aprendizaje en números y ello, sin dudas, se vincula con una visión meritocràtica de la educación, tanto a nivel grupal como individual: cada estudiante alcanza o no la acreditación de sus saberes según determinado número que obtiene en su calificación de las tareas realizadas. Y en relación a ello, los tiempos están segmentados de manera muy precisa, y el estudiante que no llega en determinado tiempo a desarrollar una actividad, o un aprendizaje, tiene que recuperar o repetir el año. El punto es que ese sistema de evaluación está tan instalado, es una práctica arraigada de tantos años, que cuando se plantea la oportunidad de que el estudiante puede revisar un contenido hasta aprenderlo, los esquemas habituales estallan por los aires. Así las cosas, algunos docentes planteaban: “yo les voy a poner nota, pero cuando tenga que dar una devolución les voy a decir la escala que están proponiendo desde la dirección; así un 8 va a equivaler a suficiente, y un 4 a insuficiente,por ejemplo”.En alguna medida, esto refleja lo mucho que nos cuesta pensar la forma de calificar los aprendizajes sino es con la escala numérica, y con una concepción meritocrática de la educación. Cambiar este sistema solo resultará posible si revisamos un conjunto de elementos de la enseñanza y el aprendizaje, y no solo la cuestión numérica, tan avalada en las escuelas.

De todas maneras, la pregunta urgente que resuena entre los docentes, en la actualidad, es: ¿Reemplazará el teletrabajo a la “vieja Escuela” y sus métodos?Lo más posible es que el “retorno”, por el momento, venga re-cargado en bimodalidad, es decir, una combinación de presencialidad y teletrabajo. Es probable que un sector de estudiantes y cursos permanezcan en situación de presencialidad y a otros debamos dictarles clases virtuales. Ello implicara, seguramente, una carga adicional a nuestro trabajo, sin modificaciones sustanciales en nuestro salario, tal como viene sucediendo.

Hacia una mayor democratización en nuestras comunidades educativas

Llegado el momento de apuntar algunas conclusiones no podemos dejar de afirmar que transitamos la Educación en un nuevo contexto y toda la ofensiva del capital que presenciamos intenta articularse a la Globalización del mercado financiero, las de cadenas de valor internacionalizadas junto a la creciente primacía de métodos de trabajo toyotistas, teletrabajo que, para algunos autores, dan nacimiento a lo que denominan “precariado”.

Más allá de la pandemia, junto a ella (o con la pandemia de pretexto), es importante señalar que nuestra “vieja Escuela” ya no se corresponde con el contexto llamado de globalización o mundializacion, porque para el capitalismo la Escuela está des-sincronizada. Se evidencia que el capital necesita otros docentes y otros alumnos acorde a sus necesidades;recordemos las palabras del ex Ministro de Educación Esteban Bullrich: “necesitamos jóvenes que se eduquen en lo imprevisible”,vale decir,un joven que debe acostumbrarse a la precarización en todos los sentidos. Por estas razones, no debiera resultarnos sorprendente que los cambios en la organización del trabajo docente y en la pedagogía sucedan con rápida velocidad, siendo el teletrabajo la llave maestra para implementarlos.

En esta dirección, no es novedoso que los dispositivos generados en el teletrabajo pretenden transformarnos en simples“ejecutantes de tareas”, o eufemísticamente, “facilitadores a merced” de… Junto a ello, existe toda una tendencia a reemplazar el vínculo social directo por lo impersonal de los dispositivos digitales que, en conjunto con el aislamiento del proceso de aprendizaje, de apropiación del conocimiento y la tendencia a la estandarización del mismo, derivan en un mayor aislamiento que quiebra la socialización y la organización, tornándonos individuos más vulnerables a las “ordenes” del Ministerio, Inspecciones, Direcciones, y donde nosotros mismos, como docentes, nos convertimos en victimas y ejecutantes hacia los estudiantes individuales (y también aislados).

Algo que nos inquieta en torno a lo que venimos reflexionando es si la “vieja Escuela” brindaba contención a los estudiantes y docentes, satisfacciones profesionales y de aprendizaje significativo, respectivamente. Es decir, ¿podemos defender la “vieja Escuela”, la de antes de la cuarentena? Creemos que era necesario modificar, reformular, varios elementos de la educación pre- COVID 19 y sin embargo, el punto oscuro del asunto es que nos están imponiendo esos cambios sin que ni docentes, ni estudiantes ni la comunidad de las escuelas, tome decisiones en torno a dicha trasmutación. En otras palabras: se nos está proponiendo una educación diferente en los hechos, pero sin cuestionar las relaciones socio-educativas que necesitan una modificación; no pasando a ser directamente digitales, conectivas, estandarizadas, algorítmicas y ¡de aislamiento! Sin dudas, con mayor vigilancia y control sobre los trabajadores de la educación y sin aprendizajes teóricos- prácticos- afectivos reales para nuestros estudiantes.

Tanto en la cuestión didáctica como en la de la evaluación, creemos que lo que puso en evidencia con mucha fuerza durante todo este tiempo es la contradicción existente entre las decisiones ministeriales y de la inspección, frente al trabajo que se lleva a cabo diariamente en las escuelas. Y esto refleja un problema del sistema educativo provincial (para no hablar de realidades que no conocemos bien), que es el de la verticalidad. Es decir, las decisiones en general se toman de arriba hacia abajo, y en consecuencia, muchos de los saberes que surgen de las practicas docentes son ninguneados, dejados a un lado, en esa toma de decisiones. A su vez, observamos un reforzamiento de dicha verticalidad por los dispositivos del teletrabajo, concentrados en frases del tipo: “solo los administradores pueden enviar mensajes”o “solo los administradores pueden editar archivos”, con lo cual se refuerza también la verticalidad en el vinculo Docente- Alumnos.

Finalmente, las dificultades que genera la verticalidad en el sistema educativo han llevado a que transitemos las escuelas secundarias en un permanente andar, y un fijar el camino “paso a paso”. A nuestro modo ver, este conjunto de contradicciones e incertidumbres que tanto malestar generan entre los trabajadores de la educación, máxime en los tiempos inéditos que atravesamos, deberían ser el punta pie parta construir /implementar mecanismos de participación tanto de docentes como de estudiantes (y las comunidades donde se hallan las escuelas), en las tomas de decisiones, y en la dirección que asumen las políticas educativas, paragenerar una cultura democrática mucho más fuerte que la que existe hasta el momento. Esto significa, dejar de hablar de la escuela democrática como objetivo, como proyecto, y comenzar a pensarla como situación presente. Ahora bien, conviene hacerse aquí la pregunta del cierre: ¿podremos a través de la crítica realizar la reforma de la escuela actual?

Referencias:

Balvidares, Dario (2019). La educación en la era corporativa. Buenos Aires: Ediciones Herramienta

Holloway, John (2020). “Es un momento privilegiado de terror y esperanza que hay que pensar”, en Comunizar. Disponible en: http://comunizar.com.ar/john-holloway-estamos-momento-privilegiado-terror-esperanza-pensar/

———————- (1988). La Rosa Roja de Nissan. Buenos Aires: Cuadernos del Sur Nº 6.

Klein, Naomi (2020). “Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus”, en Lavaca. Disponible en: https://www.lavaca.org/notas/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/

Martínez, Oscar y Vocos, Federico (2004). “Nuevas estrategias empresarias y movimiento obrero. El caso del teletrabajo”, ponencia presentada en el 7º Congreso de Nacional de Estudios del Trabajo, Disponible en: https://www.aset.org.ar/congresos/7congreso.htm


[1]A propósito de la “subordinación al capital”, no podemos dejar de mencionar que el conjunto del empresariado nacional protestó, objetando ante el Gobierno de Alberto Fernández,  contra la  primer normativa que surgió del Congreso para regular el tele-trabajo: nuestra burguesía no quiere

regulación de ningún tipo, no quiere reversibilidad, en cambio, si quiere control absoluto del tiempo real de los trabajadores a partir del mayor disciplina miento que esta “nueva modalidad” supone. Véase: https://www.infobae.com/opinion/2020/08/15/teletrabajo-una-ley-innecesaria/.

[2] Agradecemos al profesor en Filosofía Noé Bondonequien compartió con nosotros algunas de las reflexiones que aquí se expresan, y con generosidad autorizo a que las hagamos públicas.

Fuente e magen:  contrahegemoniaweb.com.ar

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Docencia a honores o de la corresponsabilidad social docente

Por estos días de inicios del nuevo año escolar 2020-2021, meses de septiembre y octubre, merced a la crisis socio-económica y política venezolana, agravada con la pandemia del covid-19, gobierno y gremios docentes de todos los niveles y modalidades en acciones instrumentalizadas por los partidos de la oposición, han vuelto a echar un pulso, ¿quién irá ganando a estas alturas?

Todos los trabajadores y el pueblo en general están siendo gravemente afectados. Unos lo atribuyen a la corrupción de cierto sector del funcionariado gubernamental y otros a las sanciones, bloqueo o agresiones económicas de la «Comunidad internacional» o «Gobiernos imperialistas». En verdad todo ha sido terrible, cada vez se deteriora la calidad de vida alcanzada al menos desde 2003 a 2012 en Venezuela, un crimen de lesa humanidad. Esas sanciones promovidas por la oposición han dado a Venezuela un golpe certero en el espinazo.

Al respecto los ministerios, porque se ha multiplicado la burocracia, pero no la eficiencia; el de educación primaria, media, general, técnica y profesional y el ministerio de educación universitaria, así como el ministerio del trabajo, callan muy dignos; aunque por ahí circula un rumor de que habrá un aumento del salario mínimo, o exclusiva para los docentes, pero dizque va a ser poco significativo, entre 5 a 6 millones de bolívares mensuales. No hay plata, la hoya está vacía, nada para realizar inversiones en infraestructura, plataformas tecnológicas, recursos didácticos ni para el talento humano.

En cuanto a la limpieza, sólo algunos planteles fueron desinfectados, faltando muchos más. Docentes y empleados al igual que todos los trabajadores públicos sobreviven en condiciones cada vez más precarias, en realidad los docentes realizan el trabajo a honores. Como diría el Sr. Gonzalo, un librero bogotano que tiene toda la vida vendiendo en la Plaza Pedro León Torres de Barquisimeto: «Estamos en la propia inopia».

Como sigamos así, vamos a volver al punto en que la docencia como actividad voluntaria de inicio y mediados del siglo XX, en un tiempo en que el sistema educativo no se había modernizado y el país vivía una crisis socioeconómica y política que muchos denominan de transición caudillista. En ese contexto en que casas particulares servían de asiento de escuelas particulares, los alumnos debían traer su silla, mesa y pizarrón portátil; en espacios más grandes donde funcionaban colegios o liceos nacionales o federales ciertos profesionales (abogados, médicos, farmacéuticos, dentistas, militares entre otros), como parte de su compromiso social con la comunidad solían entregar a las nuevas generaciones sus conocimientos.

En efecto, es fama que reconocidos representantes de profesiones liberales administraban en colegios privados, liceos púbicos y/o universidades materias como: Historia de Venezuela, Historia Universal, Geografía, Astronomía, Biología, Derecho Constitucional, Historia del Derecho Romano, entre otros y el funcionariado formal del servicio educativo era mínimo. Así lo señala el Dr. Domingo Alberto Rangel (el famoso DAR, polemista de palabra encendida como tribuno en el Parlamento, conferencias y argumentos precisos en artículos periodistas y libros), recuerda que:

«En septiembre de 1940 fui a Mérida para iniciar en la Universidad de Los Andes los estudios de Derecho. Ante todo, esta etapa en el camino de la vida, como habría dicho Dante, (…). En Mérida me aguardaba el recodo fundamental de mi vida. Los cuatro años que allí pasé, entre 1940 y 1944, fueron decisivos porque maceraron mi vocación, crearon mi cultura política, me permitieron alternar como luchador con gentes del pueblo e hicieron de mí un intelectual comprometido, hasta la tumba con la causa popular» (Domingo Alberto Rangel «Alzado contra todo. Memorias y desmemorias». Mérida Editores. Vadell Hermanos. Valencia-Caracas. Venezuela. 2003. P. 75).

Aquí viene su descripción del profesorado a honores o parte de un servicio público que prestigiaba en el marco de una sociedad que transitaba de la tradición a la modernidad.

«En la universidad de Los Andes en 1940 era la misma que, sesenta años atrás, había desafiado las cóleras de Guzmán Blanco. Ocupaba el mismo inmueble que era el suyo desde la colonia, un poco remozado que flanqueaba al viejo torreón del Rector heroico. Nada había cambiado en un siglo, los mismos locales, la misma ubicación que luciera en aquella época. Tenía el mismo número de alumnos. Creo que no pasaban ellos de mil y, si estoy subestimando a aquella masa, apuesto a que no excedía los mil quinientos. Los profesores eran todos ellos, en las cuatro o cinco Facultades, profesionales de otras tantas ramas que dedicaban una o dos horas tras el amanecer o pasado el atardecer a la labor docente. Abogados de bufete o tribunal, médicos dedicados a sus consultorios, farmacéuticos dueños de una botica o dentista con clínica propia, eran los profesores. Ninguno de ellos cultivaba la docencia como ocupación principal. El personal administrativo se reducía al Rector, al vice-Rector y al Secretario. Los Decanos ejercían ese cargo de manera honoraria y sin dedicarle un solo momento concreto y determinado. El único empleado que yo recuerdo era Pablito, el bedel» (ob cit., p. 78-79).

Dado el contexto actual, ¿la alternativa en Venezuela será volver a la docencia a honores como parte de un compromiso social de los profesionales universitarios? Parece que no, porque según y que ya se han incorporado más de 70 % del personal docente a los planteles y realizarán acciones sindicales continuamente hasta lograr un aumento salarial adecuado.

La conclusión viene a ser que dado el contexto actual venezolano marcado por la hiperinflación por las agresiones económicas y políticas, los errores en los diseños de las políticas económicas y la corrupción, el ejercicio de la docente como actividad principal remunerada ha desaparecido. Se podrá ejercer sólo como parte de un compromiso social por parte de algunos profesionales, que es una forma de retrogradar a períodos de nuestra historia; ergo, como la sociedad está mal así también está la educación, ¿no hay un pensamiento bolivariano atiente a que la sociedad avanza o retrograda al mismo ritmo con que lo haga su educación?

Paralelamente esto nos trae a la memoria una anécdota, aquella en la que el maestro J. M. Briceño Guerrero, reconocido filólogo y filósofo que se mantuvo como docente activo en la ULA-Mérida hasta cumplido más de 84 años, allá en la biblioteca del Prof. Del Reinaldo Rojas en El Eneal, sostuvo que para que haya enseñanza sólo se requiere que alumnos con deseos de aprender y maestros que quieran enseñar; en esa relación a algunos no les importa pagar, pero también hay quienes no les gusta cobrar sus enseñanzas, que sería el caso de Platón y Aristóteles, a lo que agregaríamos nosotros a los dos profesores ya nombrados; particularmente el Prof. Rojas suele dar asesorías, sobre todo en los niveles de postgrado, maestría y doctorado en el campo de la historia de la educación e historia de la cultura, las ideas políticas.

Notas:

  1. Nos comentó vía telefónica un profesor amigo que el jueves pasado estuvo en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto porque se enteró que había inscripciones para alumnos de nuevo ingreso. Estuvo en la famosa «Puerta de Vidrio» y se inscribieron como 160 jóvenes, todos en la especialidad de inglés, un fenómeno que se está repitiendo en estos últimos semestres: la gente quiere aprender lenguas extranjeras con fines de migrar posteriormente. Por demás le sorprendió el abandono del recinto. Las capas gruesas de polvo envuelven las diversas estancias de la institución, desde la Plaza Salvador Allende en adelante. ¿Cuándo será que las instancias gubernamentales se dignarán realizar una jornada de desinfección a fondo del instituto Pedagógico de Barquisimeto? Se ha oído al ministro Trómpiz hablar sobre el plan «Universidad Bonita», ¿incluirán al Instituto Pedagógico de Barquisimeto? Preguntamos porque señaló que inicialmente sería una universidad por cada estado, así las probabilidades disminuyen, dado además de que la UPEL como universidad de estructura matricial nacional no aparece precisamente entre las priorizadas por el Despacho de Educación Universitaria, ha sido marginada.
  2. En esa línea, en el programa radial «Universitas» de la unidad de mercadeo de la UCAB a través de la cadena Unión Radio este sábado 10 de octubre de 2020, oímos a un profesor defender ardorosamente la universidad pública, no abandonarla a pesar de la adversidad, cosa que alimenta el gobierno actual con su desidia, comentó. Precisamente un representante de la Universidad de Los Andes, Núcleo Rafael Rangel del estado Trujillo. destacó que una encuesta arrojó que 60 % de su personal docente y de investigación quiere volver a las aulas semi-presencial, virtual, abierta y a distancia, etc., con el fin de concluir el lapso académico iniciado meses atrás; luego se verá las formas de lucha reivindicativa gremial, argumentó. El rector de la UCAB Dr. Francisco José Virtuoso en entrevista radial señaló también que este 13 de octubre estaban iniciando semestre con «presencialidad remota», es decir, clases vía on-line y para lo cual han adecuado su plataforma y capacitado su personal.
  3. Oyendo sin embargo la intervención del ministro Isturiz en su rendición cuenta televisiva al presidente Maduro por tv (lunes 12 de octubre de 2020) acotó que en Venezuela más del 73 % de los planteles educativos se incorporaron a sus actividades y sus docentes estaban contentos de recibir sus alumnos, de tal suerte que los docentes no desmayan en su empeño; están trabajando a honores. Por otra parte, los gremios y sindicatos magisteriales acotaron que el paro y las acciones sindicales iniciadas el pasado 5 de octubre fueron todo un éxito y continuarán exigiendo sus reivindicaciones. Así la historia no vuelve al pasado, aunque pareciera.
  4. Modernamente, la subvención de la educación y sus agentes óptimos, los docentes formados exclusivamente para ello como profesionales, corresponde al Estado-Nación o a la Sociedad Educadora en sus centros privados como es el caso de grandes universidades de Estados Unidos. En ese sentido hemos leído al respecto los testimonios de Arturo Uslar Pietri, Pedro Grases (y Julio Cortazar) en sus estancias docentes y de investigación en Columbia, Harvard y Berkeley, EE.UU; donde las condiciones de trabajo y remuneración son excelentes, pero en Venezuela volviendo a Briceño Guerrero cuyas clases y charlas nunca estaban exentas del humor, comentaba que hubo un período de la llamada Cuarta República, cuando casi todos los investigadores hacían postgrados en Europa; pero hoy los profesores no gozan de los necesarios beneficios socioeconómicos; no son sino «Pobresores».

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a296231.html

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Carrera académica e investigación

Por: Leonardo Díaz

¿Pueden las universidades dominicanas, carentes de los ingentes recursos económicos de las universidades norteamericanas lidiar con los costos de una carrera académica? Miremos hacia países del área con desarrollo similar al nuestro.

El Dr. Samuel Bonilla ha publicado un artículo de suma relevancia para la educación superior dominicana, Entendiendo la gravedad del asunto: innovación y ordenamiento profesoral, donde reflexiona sobre una cuestión crucial, aunque no es la única, para el auténtico salto cualitativo de las universidades dominicanas.

Nos referimos al problema del vínculo profesor-universidad en la carrera académica. En ella se establecen los procedimientos de vinculación y continuidad del académico dentro de una institución de educación superior; sus responsabilidades, así como los mecanismos de ascenso y reconocimiento.

El núcleo de la carrera académica en las universidades referentes del mundo es la contratación del profesor a tiempo completo con un salario que le permita dedicar su horario laboral a la investigación y a la docencia exclusiva dentro de la institución que lo ha contratado. Con ello se evita la situación que el Dr. Bonilla denomina con el gracioso término de “profesor taxi”, un docente que recorre toda la ciudad impartiendo horas de clase en distintas instituciones para reunir un salario de sobrevivencia.

Las universidades dominicanas han estandarizado esta modalidad de docente contratado por horas de clase. En una sociedad donde todavía, en pleno siglo XXI, nuestras instituciones de educación superior no llegan a pagar mil pesos por hora en el nivel del grado (solo algunas superan la barrera de los 600 pesos), un docente en República Dominicana necesita superar las 40 horas semanales de clase para reunir un salario mínimamente decente para un profesional que debe tener como grado mínimo para ser contratado una maestría y, con preferencia, un doctorado.

Así, las universidades dominicanas se nutren de un profesional que enseña, no de un investigador docente. Se trata de un modelo perverso donde el profesor puede enseñar durante décadas en una universidad bajo la modalidad de servicios por jornada, en condiciones de inestabilidad extrema, que se agravan con las crisis económicas periódicas, como la que vivimos hoy, en este caso como producto de la pandemia de la COVID-19.

Es obvio que si se dedica el número de horas señaladas para impartir clases, no queda el tiempo requerible para lo que debe ser el epicentro de la vida de un profesor universitario: la investigación, el proceso de producción de conocimiento nuevo en un campo disciplinar.

Y si los docentes universitarios dominicanos no son productores de conocimiento, entonces, como los profesores de educación media, se dedican a ser meros reproductores de la tradición científica de la humanidad. En sentido general, nuestras universidades funcionan como escuelas grandes.

Dada la situación descrita, no es de extrañar nuestros déficits en la generación de conocimiento y las dificultades para la constitución de comunidades epistémicas consolidadas.

¿Pueden las universidades dominicanas, carentes de los ingentes recursos económicos de las universidades norteamericanas lidiar con los costos de una carrera académica? Miremos hacia países del área con desarrollo similar al nuestro. No tienen el porcentaje de profesores contratados a tiempo completo de una universidad estadounidense o europea, pero tampoco se sostienen en el alarmante porcentaje de “profesores taxi” como las instituciones de educación superior dominicanas.

Se debe trascender la estrechez de miras. La carencia de una carrera académica refuerza el círculo de la estrechez económica, pues la riqueza de las universidades y de los países es el conocimiento que generan. Sin profesores vinculados a una carrera académica consolidada, la producción de conocimiento es el acto encomiable de un héroe intelectual. Es muy precario que nuestro futuro dependa de los héroes.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/carrera-academica-e-investigacion-8866304.html

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