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Regreso a clases: Propuestas

Por: Pedro Flores

 

A mi papá por sus 90 años

¿Será que la burocracia universitaria, creada por nosotros mismos, es mucho más fuerte que un virus proveniente de la naturaleza? ¿Llegará primero la vacuna contra el Covid-19 antes que el cambio educativo verdadero?

No me atrevería a decir que la pandemia ha sido una “oportunidad” para cambiar, pues en México han muerto más de 45 mil personas y miles de doctoras, enfermeros y compatriotas están padeciendo. Es mas bien una tragedia que nos ha puesto a prueba. Las universidades públicas somos autónomas. Organizar el regreso a clases virtuales, mostrará si somos capaces de actuar libremente para renovar la manera en que hemos operado. ¿Estaremos dispuestos a reescribir nuestras reglas, códigos y conductas ante la emergencia? Éste será un ciclo escolar donde el compromiso por formar integralmente al universitario no debe menguar, al contrario. Pero, ¿qué hacer?

En primer lugar, estar conscientes de que las tres funciones principales de la universidad (docencia, investigación, vinculación) no podrán realizarse como si nada hubiera pasado. Será difícil –incluso prohibido– trasladarse a ciertos lugares para recabar datos, hacer etnografía o realizar alguna práctica como establecía el plan de estudios. La vinculación, por otra parte, es contraria al connamiento y se complica con la “sana distancia”.

Por tanto, quizás es un buen momento para que parte del tiempo en investigación y vinculación se concentre, solo por este semestre, en el ejercicio docente. Esto debe, por supuesto, ser reconocido por las instancias de evaluación dentro y fuera de las universidades. Segundo, dado que la exposición presencial no es recomendable, la estructura de la clase podría cambiar. Al ya no haber salones, sino espacio virtual, televisivo o radiofónico, sugeriría organizar “clases magistrales” con algún académico o académica destacada sobre un tema en específico y alcanzar a más jóvenes de los que normalmente ocupan un salón. Luego de grabar la sesión y asegurarse de que llegue a los jóvenes de áreas más alejadas y empobrecidas, se pueden organizar grupos de discusión reducidos sobre ese tema.

La participación del estudiante y del académico en esta “nueva normalidad” será central. Es momento de variar los objetivos de aprendizaje. Estamos ante el reto de que los jóvenes desarrollen la capacidad de auto aprendizaje y mantengan el interés por aprender. Para ello, habrá que ofrecer clases estimulantes en términos intelectuales, independientemente del tiempo que pasemos frente a la computadora, celular o tablet. Que regrese la confianza y la buena educación.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/regreso-a-clases-propuestas/

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Oda a la docencia en la era post-factual

Por: Isaac Enrique Pérez

En medio del cambio de ciclo histórico (https://bit.ly/2Nqyc6X) y de la crisis civilizatoria acelerada con la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 (https://bit.ly/2Nv68PT) y en el contexto del asalto que asedia al conocimiento razonado (https://bit.ly/3exTeN6) desde el apocalipsis mediático (https://bit.ly/31emwwl), cabe hacer un mínimo alto y reflexionar en torno a la educación y –particularmente– a la relevancia de la docencia.

Durante las últimas décadas, uno de los escenarios de disputa y de ruptura del pacto social de la segunda posguerra, en aras del control de las estructuras de poder y riqueza, es el relativo a la educación y, principalmente, el propio de la forma universidad. Asediada por los recortes presupuestales y por la ira del fundamentalismo de mercado y su desbordada obsesión respecto a la disciplina fiscal, las universidades en el mundo –y la educación pública en general– enfrentan una encrucijada. Más porque la disputa gira en torno a postrar a la forma universidad ante las demandas y requerimientos de un patrón de acumulación rentista, depredador, extractivista y explotador de la naturaleza y de la fuerza de trabajo. Dicho patrón de acumulación –al menos en las sociedades subdesarrolladas– subestima el conocimiento razonado, en aras de la trivialización y de un falso pragmatismo que desdeña la relevancia de la praxis teórica y la formación integral de los ciudadanos.

Sin ánimo de subestimar la labor docente desplegada en los niveles básico (primaria y secundaria) y medio (bachillerato) de la formación escolar, cabe enfatizar algunas ideas que centran la mirada en el ejercicio docente realizado en los ámbitos universitarios y la fusión que ello tiene con el oficio de la investigación.

En principio, cabe matizar que la docencia es una labor que incide en la transformación de la sociedad tras incitar y motivar a los jóvenes para ejercer verbos como el cuestionar, el razonar y el argumentar. Esto es, la docencia –al regirse por el pensamiento crítico– es una praxis que tiene como misión la transformación de la realidad social y sus contradicciones tras incentivar a las jóvenes generaciones a ejercer la duda, la reflexión, el cuestionamiento, el razonamiento y la argumentación informada, contrastada y fruto de la deliberación. Sin esa vocación, la sociedad se dirigiría a la desolación; al tiempo que la misma palabra perdería sentido como praxis transformadora y emancipadora.

Sin la docencia es imposible (re)crear el conocimiento e inocularlo de la vitalidad e innovación de las jóvenes generaciones. A su vez, el proceso de enseñanza/aprendizaje está profundamente vinculado a la formación de la ciudadanía y de la cultura política, así como a la erradicación de la ignorancia en cualquiera de sus formas.

Más aún, la docencia es una praxis que amerita sensibilidad para formar y encauzar la conciencia de los individuos y para hacer del conocimiento un motor de transformación social. Sin esa sensibilidad, no sería más que una labor repetitiva, mecánica, inerte y carente de sentido. Sin la docencia, el ser humano deambularía sin brújula y carecería de una mínima cultura ciudadana. De ahí que la docencia, como praxis social, contribuye a crear sentido y a darle forma a los procesos de socialización y de construcción del conocimiento. Es, en suma, una forma más de (re)crear sociedad.

Sin embargo, la praxis docente enfrenta varios desafíos; a saber: si la docencia es reducida a una labor mecánica, sus protagonistas y actores se convierten en seres autómatas y monótonos; carentes de imaginación y creatividad. En esta lógica, expoliado de la pasión por el conocimiento y su construcción, el proceso de enseñanza/aprendizaje se torna en un simple y tortuoso cálculo costo/beneficio. Más todavía: el afán de protagonismo y la vanidad intelectual devienen en cegueras y miopías que inhiben la posibilidad de tomar distancia respecto a lo que conocemos a través de la investigación y transmitimos por la vía de la docencia. De ahí que el conocimiento corre el riesgo de petrificarse tras erigirse en una creencia y en un dogma regido por el pensamiento parroquial.

Además, la docencia como praxis social, si es diminuta y anclada a patrones y relaciones jerárquicas y verticales, tenderá a empequeñecer el proceso de enseñanza/aprendizaje y a tornar minúsculos la conciencia y el comportamiento humanos. Cabe apuntar que el homenaje más urgente, consistiría en (re)pensar y (re)definir esta praxis y su relevancia en la sociedad.

Por tanto, acortar las distancias entre lo que se conoce (o se sabe) y la naturaleza del mundo fenoménico, está en función de la supresión de los abismos pedagógicos y didácticos en la docencia. De ahí que si la docencia no es concebida como una relación social bidireccional –e, incluso, multidireccional– colmada de un intenso diálogo docente/estudiante y como parte nodal de la construcción de conocimiento, se cierne el riesgo de tornar al aula en un escenario anquilosado, postrado y carente de emotividad y creatividad.

Particularmente, cabe preguntarse cuál es la relación que la docencia guarda con la investigación. Un primer acercamiento a este interrogante, nos indica que la docencia y la investigación forman una mancuerna indisoluble en la construcción del pensamiento crítico. Una, forma la personalidad del educando y crea sensibilidad respecto al conocimiento y sus limitaciones. La otra, crea la teoría que permite, mediante sus significaciones y referentes conceptuales, posicionarnos –de manera frontal– ante la realidad y sus procesos. La docencia y la investigación son complementarias y desembocan en un sincretismo: la primera contribuye a refinar las preguntas y la segunda abre senderos en la construcción de posibles respuestas. Sin el oficio de la investigación, la docencia se paraliza y se torna una «verdad» eterna e inmutable, carente de respuestas y de dosis de creatividad.

La enseñanza a través de la docencia es, a su vez, un aprendizaje constante tras contrastarse las ideas y exponerse al fuego del cuestionamiento y la duda. Si la docencia se articula con la investigación, logra abrir senderos para ventilar el nuevo conocimiento construido y para enriquecerlo con miradas alternas. Si la docencia y la investigación no erigen a la duda en puntal de su razonamiento, se condenan al limbo de la vaguedad y al mar del sinsentido.

Si la docencia y la investigación, en tanto praxis del conocimiento entrelazadas, no entronizan a la duda como fundamento existencial y vertebrador de su razonamiento y prácticas, naufragarán en el mar del ostracismo y el dogmatismo, al tiempo que se precipitarán en el abismo de la ignorancia tecnologizada.

De esta forma, la docencia es un ejercicio multidireccional y un paso para construir conocimiento de manera colectiva. Sin ese incesante intercambio con el estudiante, el circuito docencia/investigación se rompe y la creatividad sucumbe ante el vértigo de las preguntas y la duda

A grandes rasgos, la investigación y la docencia son una mancuerna que se entrelaza para construir conocimiento desde las preguntas que problematizan el mundo fenoménico. Ambas se realimentan; al tiempo que detonan procesos de imaginación creadora y de intenso diálogo con la realidad y el mundo de las ideas.

De cara a la era post-factual, que privilegia no la referencia al mundo fenoménico y la contrastación de las ideas con los hechos, sino la pulsión de los sentimientos y las emociones más primitivas de los individuos atomizados y sujetos al panóptico digital, resulta urgente reivindicar la docencia como praxis orientada a la formación de ciudadanos y a la transformación de la sociedad. Ante la irradiación del odio, el miedo, el racismo, el nativismo y el prejuicio, solo el conocimiento razonado ofrecerá luces que contribuyan a que la humanidad haga frente a la vulnerabilidad suscitada con las pandemias y al riesgo de extinción al que nos expone el colapso climático. La docencia –y la investigación como su correlato– están llamadas a mostrarse a la altura de las circunstancias históricas que se imponen con virulencia y al ritmo del vértigo de la incertidumbre.

Fuente: https://rebelion.org/oda-a-la-docencia-en-la-era-post-factual/

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El proceso de admisión a la docencia: el calvario para unos y otros.

 Abelardo Carro Nava

 

Ingresar a tal página, descargar cierta información, leer esa información, realizar un resumen que apoye el estudio; ingresar a otra página y realizar el mismo proceso; conformar un grupo de estudio para compartir lo que se tenga que compartir; recibir documentos, audios y videos de diversas fuentes que “dicen” algo relacionado con el proceso de admisión; recibir cualquier tipo de oferta de asesoría para aprobar el examen; y desde luego, no podía faltar, alguno que otro “vivillo” de alguna sección sindical, o de las propias Secretarías de Educación, que aseguran tener contactos para que, el o los interesados, accedan a una plaza en el magisterio.

Sí, lo descrito en el párrafo anterior, enuncian algunas cuestiones que los aspirantes a participar en el proceso de selección para la admisión a la docencia, viven y han vivido, desde el momento en que se tomó la decisión de contar con un mecanismo que asegurara el ingreso a la docencia.

Por su parte, en las instancias gubernamentales, particularmente en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y en la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), sucede otro proceso que, por obvias razones, se traslada a las entidades federativas por lo que dicho proceso está, o debe estar, fincado en las leyes, normas, lineamientos y reglamentos que hayan sido construidos y aprobados para tal efecto; me refiero, específicamente, a lo relacionado con la emisión de lineamientos, convocatorias y mecanismos de transparencia, que “aseguren” la selección de los aspirantes a ocupar un lugar en el magisterio.

No obstante, lo anterior, diversas problemáticas se han presentado en esos dos escenarios que brevemente he descrito. Asunto que, como he dicho, no es nuevo; en su momento, la Coordinación del Servicio Profesional Docente (CNSPD), padecía los estragos ocasionados por una reforma que no acabó de aterrizar lo que la ley mandataba y que, desde mi perspectiva, hoy día, prevalecen y se han agudizado por la contingencia sanitaria. Me explico.

Como bien sabemos, en el mes de febrero se publicaron las convocatorias para el proceso de selección de admisión a la docencia para el ciclo escolar 2020-2021 (en lo sucesivo me referiré, particularmente, a lo que ocurre en educación básica). Esto, luego de que la USICAMM, hubiese emitido la convocatoria base para tal encomienda. De esta forma, y para tal propósito, en dicha convocatoria se dieron a conocer las plazas vacantes en cada una de las entidades federativas por lo que, si usted revisa algunas de esas convocatorias, encontrará que los números de plazas vacantes difieren considerablemente entre las diferentes entidades de la República Mexicana; mientras en algunos estados se encuentran disponibles 3 plazas (Tlaxcala), en otros, los números reflejan una cantidad mayor a las 900 (Puebla). Asunto que, como bien sabemos, responde al registro de vacancias por parte de las dependencias gubernamentales, de los procesos de jubilación, renuncia o cese. Sin embargo, un hecho que deseo subrayar sobre este aspecto es que, por ejemplo, si usted ingresa la página de la USICAMM, pulsa el ícono “Transparencia”, luego accede al recuadro denominado “Consulta de Plazas Vacantes del Sistema Abierto y Transparente de Asignación de Plazas (SATAP), selecciona lo que los recuadros solicitan (entidad, ciclo escolar, proceso, tipo de concurso, tipo de educación, nivel educativo, tipo de servicio o asignatura) y, para finalizar, le da la opción buscar, notará que, de inmediato, aparece una leyenda que a la letra dice: “No se encontró vacancia, no hay vacancias para los filtros proporcionados”. Consecuentemente esto nos lleva a pensar, que ese ejercicio de transparencia no es del todo transparente porque, si no me equivoco, las plazas vacantes que aparecen en las convocatorias siguen bajo esta concepción, el de vacantes, puesto que no se han ocupado aún y cuando el proceso esté en curso. ¿Por qué existe esta contradicción? Sería bueno que las autoridades educativas lo explicaran porque, de hecho, como ya he dado cuenta en una entrega anterior en este y otros espacios en el mes pasado (https://profelandia.com/la-transparencia-en-la-asignacion-de-las-plazas-en-la-4t/), las inconsistencias en esa transparencia (para este y el anterior proceso de admisión 2019-2020) son, valga la expresión, una constante. ¿Por qué abrir un espacio de transparencia que no transparenta mucho que digamos?

Ahora bien, por lo que respecta a las fechas en las que se realizarían el registro de aspirantes, el curso de habilidades docentes para la Nueva Escuela Mexicana y la aplicación del instrumento de valoración de conocimientos y aptitudes docentes puedo decir que, las dos primeras ya se han realizado, con todas sus vicisitudes, con todas sus complejidades, pero ya se han llevado a cabo; el problema como tal radica en el tercer aspecto que señalo, el de la aplicación del instrumento de valoración porque, como ya señalaba, la contingencia sanitaria llevo al USICAMM, a emitir un comunicado, primero, en la página de dicha Unidad el 11 de mayo (https://servicioprofesionaldocente.sep.gob.mx/index.html) y en el que se refiere la suspensión de los procesos de admisión, promoción y reconocimiento y, en segundo lugar, a través de diversas redes sociales, por ejemplo vía Facebook, el día 15 de mayo: “La Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, se encuentra analizando las actividades del Calendario anual de los procesos de selección para la admisión, promoción y reconocimiento del sistema para la carrera de las Maestras y los Maestro 2020, en su oportunidad de conformidad con las condiciones sanitarias, se informará lo conducente” (https://www.facebook.com/USICAMM/photos/a.1764993977096992/2547101858886196/?type=3&theater). Como seguramente podremos imaginar, estos comunicados generaron diversas reacciones entre los aspirantes del proceso de admisión. Por un lado, se entiende que la contingencia sanitaria por el Covid-19, de alguna u otra forma, vino a alterar ciertos procesos administrativos pero, por otro lado, no se entiende que, hasta el momento en que cierro estas líneas, no exista mayor información sobre tal cuestión, aún y cuando el titular de esta dependencia, Francisco Cartas, en conferencia del Secretario de Educación, Esteban Moctezuma (https://www.youtube.com/watch?v=mCMMCZA_O5w), y posteriormente, con integrantes de la Cámara de Diputados (https://www.youtube.com/watch?v=H_7s8kybaw4), haya tenido la oportunidad de aclarar las cosas, ampliando dicha información, con relación al proceso que comento. Como seguramente usted supone, la incertidumbre reina por el momento puesto que, aunque no se ha emitido un comunicado oficial sobre las fechas de aplicación del instrumento y la forma en que sería aplicado, todo hace pensar que esa aplicación sería “en línea”, asunto que ha generado una serie de suspicacias que, prácticamente, son y serán interminables, hasta que no se emitan los criterios para tal cuestión. Menudo problema en que se encuentra la USICAMM y la propia SEP.

Ahora bien, lo que sí es un hecho, es que ya se han publicado las guías para el proceso de selección de admisión ciclo escolar 2020-2021; no obstante, en tales guías, existen otras inconsistencias puesto que, en su contenido, en alguno de sus apartados se indica que, para valorar la función docente en el servicio público se deberá considerar como fuente de consulta los Aprendizajes Clave para la Educación Integral (2017) (http://file-system.uscmm.gob.mx/2020-2021/Guias/Guia_proceso_de_seleccion_admision.pdf) pero, en otros, como la guía de estudio para la educación primaria, se refiere al Programa de estudios 2011 (http://file-system.uscmm.gob.mx/2020-2021/compilacion/guias/eb/Educacion_Primaria.pdf). Entonces, ¿bajo qué referentes se realizará la valoración?, ¿por qué dos guías?, ¿por qué, de nueva cuenta, la ambigüedad o contradicción? Ciertamente habrá quien alguien me diga que cada guía tiene un propósito específico, y puede ser cierto, sin embargo, ¿no sería pertinente tener un solo documento? Caray, ¿por qué burocratizar un proceso de valoración que, se supone, valora los conocimientos y aptitudes?, ¿será que lo que se valora es el proceso de búsqueda de esa información y no la adquisición y comprensión del contenido referido en ambos programas?

Bien se dice que prometer no empobrece, y hay algo de razón en ello; sin embargo, fueron muchas las promesas que se realizaron durante la campaña del Presidente López Obrador mismas que, como he dicho en reiteradas ocasiones, se han cumplido parcialmente.

Una de ellas, precisamente encontró sentido en lo que en su momento la CNSPD realizaba conforme a las “funciones” que le fueron conferidas y que, como bien se sabe, se cuestionaron en demasía hasta que dejo de existir dicha Coordinación. No obstante, tal parece que esas mismas circunstancias/problemáticas prevalecen en el Sistema Educativo Mexicano, lo cual nos hace pensar seriamente en la tan prometida transformación a la que constantemente alude el lopezobradorismo. ¿Realmente mucho ha cambiado para que todo siga igual?, ¿por qué no dar ese salto hacia la transparencia tan necesaria y prometida?, ¿por qué no avanzar hacia otros escenarios que posibiliten la resolución de problemas que, desde hace muchos años, aquejan a todo el sistema?, ¿no es ese el sentido de una profunda cuarta transformación?, ¿por qué complejizar lo complejo?, ¿por qué no realizar un trabajo, desde la SEP y la USICAMM, que asegure la fiabilidad de los procesos simplificándolos pero sin perder de vista lo mandatado por las leyes?, ¿por qué no se ha ido esa percepción que asegura la vigencia de una corrupción en todo el Sistema?

Luego entonces, cierro con otra pregunta que me parece fundamental para comprender todo esto: ¿realmente dejó de operar la CNSPD o solamente cambió de nombre y de titular?

Al tiempo.

Fuente: https://profelandia.com/el-proceso-de-admision-a-la-docencia-el-calvario-para-unos-y-otros/

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El sabor de la Docencia

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo*

La docencia toma su propia sazón cuando se toma conciencia de ella.

Los y las personas que han trabajado para la educación, con niñas, niños, jóvenes o adultos, saben de qué hablo cuando me refiero al sabor de la docencia. Saben que la docencia se saborea como a un dulce, pero también, en ocasiones, se toma como un trago amargo. Reconocen que sabe a frescura, pero también a caducidad. Hasta llegar a la siguiente conclusión: Docente que no se actualiza, pierde vigencia.

El sabor de la docencia se siente, se degusta, durante la preparación de un curso, un taller o una charla. El sabor de esta añeja práctica se da en la interacción grupal innovadora, o con un profundo de debate que significa, siempre, intercambio de argumentos. A la docencia se le disfruta con agradable sabor mediante la conversación; en las preguntas y en las respuestas provocadoras.

Pienso que sólo se puede pulsar y degustar de la docencia cuando las y los estudiantes son un reto, una exigencia, un “estiramiento” o un desafío máximo. El sabor de la docencia, por lo tanto, se percibe cuando los contenidos no dan para más y es necesario revisarlos, cuestionarlos, reinterpretarlos, sacarles el jugo y exprimir hasta la última gota de conocimientos, de saberes o cambios de esquemas.

La docencia toma su propia sazón cuando se toma conciencia de ella. Cuando la viertes en el aula, en el pasillo, en la biblioteca o en la sala de exámenes profesionales. Más que una profesión en lo formal, la docencia es una vocación, un estilo de vida y una pasión. Es un oficio, un arte, una actitud ante la vida. Ciertamente se echa mano de las “técnicas”, del “saber cómo”, de los procedimientos y de las reglas escritas y no escritas, del paso a paso; pero la docencia termina rendida ante la intuición, la improvisación contextualizada, la atención y la concentración.

El sabor de la docencia se siente y se desarrolla a través del saber de la escucha, de la conversación pautada, de la comprensión del otro o la otra; de la mirada colegial, es decir, entre colegas; de saberse interlocutor de necesidades de conocimientos, no verdades absolutas, pero también de necesidades emocionales o visiones existenciales.

El sabor de la docencia se adquiere poco a poco y en pedacitos, con la lectura, con los apuntes. Es alimento que no se sirve en platos grandes, sino en platos y tazas de café. Así el aroma de la docencia es la inspiración y el buen decir. Los sabores de la docencia pasan por la palabra, por el texto, por la ruptura de rutinas, por reflexiones críticas. Porque la docencia es metáfora y ejemplo; sutilezas y profundidades; crítica y autocrítica; sinónimos, antónimos y analogías. Superficialidades y nostalgias.

La docencia es razón y sin razón al mismo tiempo. Es evolución individual y colectiva. Es signo de los tiempos de cambio, pero también de estancamiento. Es búsqueda, es diálogo y equilibrado juicio. Es creatividad, ruptura de creencias y campo de múltiples manías (como en el pase de lista).

La docencia exige observación crítica, libertad de pensamiento, descripción detallada, análisis de modelos y paradigmas sobre la realidad, sobre el yo, sobre el porqué del yo y sobre la relación del yo con los otros.

La práctica de la docencia, luego de más de 30 años de ejercerla y saborearla, es generación de actos humanos para compartir, intercambiar, sugerir experiencias, abrir saberes, fomentar inquietudes, despertar retos, inspirar curiosidades y reconocer incertidumbres. Provocar desafíos, formular preguntas, aventurar hipótesis, animar innovaciones, realizar observaciones incómodas, así como lanzar críticas, con información y argumentos. Es creer y no creer. La docencia es, por definición, la vocación (más que profesión) de las interrogantes y los cuestionamientos.

El hacer y pensar sobre el sabor de la docencia, significa ser humilde y predicar con el ejemplo. Es resaltar y ejercer el compañerismo, la fraternidad. Es construcción de comunidad, que a la vez es construcción de escuela, no en lo físico, no en lo material, sino en lo humano. Al dar sabor a la docencia se construye democracia.

Es imaginar, planificar y poner en acción; caminar a un lado de las y los estudiantes. Usar camisas arremangadas, ponerse el overol, los pantalones vaqueros o la bata. Es formar la personalidad; constituir y reconstruir al ser humano. Por eso digo que lo educativo va más allá de los aprendizajes.

La docencia es aceptar las reglas del juego y sugerir cambios. Es práctica antiautoritaria, sin caer en el extremo del desorden y el caos. Es reconocer la derrota en el juego limpio. También, implica acción para contradecir y proponer; es acto de disidencia y de congruencia. Revolucionar las conciencias y dialogar con las utopías. Es rebeldía responsable y búsqueda de certezas. Es leer en voz alta y actuar junto con los personajes. Es escribir todos los días y a todas horas.

La docencia es intensa o no lo es. Es vivir con poemas, cuentos, relatos cortos y novelas; es acercamiento al objeto de estudio; es poner especias e ingredientes a la historia; es actuar una película con improvisaciones y guiones nunca escritos. Escuchar una canción y entonar melodías; bailar, aunque sea sin ritmo. Es tomar el gis para trazar un círculo y preguntar ¿qué es Pi? Es participar y formar parte de la sociedad de los y las poetas no existentes, trascendentes, eternos. Es luchar por la cultura, la sensibilidad humana, el sentido crítico y contra las injusticias. Hablar y hacer demostraciones o desafíos de ciencia. Es enseñar a preguntar, y ponerse las pilas para estar temprano al día siguiente. Es la subjetividad andante, que sabe identificar a su opuesta, la “objetividad”, que se convierte, a veces, en camisa de fuerza. Y en medio de todo, es evaluar, es valorar, es ponderar.

La docencia va de la mano con el derecho a cuestionar, a moderar, a opinar, a reflexionar, a disentir, a defender y enseñar a defender los propios derechos (laborales o no), y a construir consensos. Para ser docente se precisa saber, pero también reconocer que no se sabe todo. Es ejercer un saber flexible, no arbitrario: Saber participar, saber explicar, saber interpretar son requisitos necesarios para realizar el trabajo en el aula. Ser perseverante y no perder la paciencia… construir, junto con las y los estudiantes, identidades, solidaridades, oportunidades, preocupaciones sociales, empatías y fraternidades. Es valorar el respeto hacia los demás y a sí mismo; valorar la voluntad, la diversidad, la inclusión, el cuidado del medio ambiente y de uno mismo. El sabor de la docencia está en reivindicar la equidad y el reconocimiento del otro; ponderar las diferencias. Y luchar contra las desigualdades. Preservar tradiciones sin dejar de poner la mirada en la innovación.

La vocación de la docencia implica no creer a la primera. Es imaginar, aceptar el error, ser necio o necia con las ideas, pero respetuoso con las personas. Conducirse con naturalidad, respeto, tolerancia. Tener actitud de convergencia y de divergencia cuando ella es necesaria. Estar en permanente búsqueda creativa; tener sentido de oportunidad. Significa ser receptivo, práctico, analítico y propositivo.

El sabor de la docencia se adereza, de la mano con la utopía, con buen humor y sentido de alegría. Se sazona con optimismo y estado de ánimo positivo. Con sentido esperanzador.

Sin receta ni manual gastronómico, he aprendido que a la docencia se le debe administrar a raciones pequeñas, con paciencia, para degustarla y generar placeres de comunicación y entendimiento humanos. Mis maestros y maestras me enseñaron que, para ser docente, hay que resignificar, reinterpretar los saberes e indagar; hay que escarbar en las rupturas teóricas o prácticas más que en las concepciones o explicaciones “estables o lineales”.

El sabor de la docencia se siente con la “probadita”, antes de servir la mesa.

Al final de cuentas, el sabor de la docencia es el sabor de la vida.

*Notas a propósito de los 30 años de docencia en la Universidad Pedagógica Nacional, que cumplo este 1 de junio de 2020.

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/amp/columnas/el-sabor-de-la-docencia.html?__twitter_impression=true

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Hiperrealidad: Docencia extendida

Por: Eduardo Hernández de la Rosa

 

Lejos de la condición fatalista para pensar a la hiperrealidad como una construcción ajena a nuestra realidad cotidiana es importante, reconocer que existen procesos paralelos que han impactado a muchas sociedades alrededor el mundo, claramente no se da igual para todos, lo que es una expresión natural de la globalización.

La hiperrealidad es un concepto trabajado por Jean Braudillard, refiriéndose a las realidades que pretenden ser realidad, pero no son realidad, sin embargo, nuestra postura respecto de este fenómeno es que al ser vivenciadas por algunos de nosotros es una realidad.

Existen saberes que nos dotan de horizontes de comprensión socio-cultural e histórica, estos horizontes nos han dotado de elementos que nos hacen pensar la realidad de una forma determinada, sin embargo, la realidad se ha encargado de mostrarnos que no todo encaja en nuestros marcos. La realidad está siendo de forma constante y le es imposible no ser. Esto es, si comprendemos que el ciberespacio esta construido por un conjunto de realidades que se pueden asemejar a la nuestra o no, con otras estéticas formas de sentir, de amar, de pensar, se interactuar y relacionarse, esto deberá considerarse también un aparato de realidad, mientras que lo realmente estamos observando es una realidad extendida.

Este preámbulo, nos permite tomar como punto de partida el papel de la docencia en el futuro próximo, precisamente aquí es importante reflexionar el futuro de la educación, aun cuando ésta siga teniendo como grandes urgencias la cobertura, equidad y acceso a la educación, el futuro deberá ser pensado. Desde una perspectiva básica, sencilla y limitada de experienciar un futuro de la educación, tratamos de proponer lo siguiente: El futuro tiene una docencia extendida.

Cuando hablamos de docencia extendida nos referimos a la necesidad que vivimos los docentes por acercarnos a nuevas formas de relación e interacción con nuestros estudiantes desde el espacio donde nos encontramos presentes. Desde esta perspectiva, cualquier espacio es formativo, cualquier espacio se convierte en un lugar idóneo para aprender. Sin duda alguna, de los cambios más significativos que ha traído la pandemia es pensar la educación desde contextos alternativos, desde dotar a los estudiantes de materiales en casa hasta pensar en la red como el medio más idóneo para continuar con la educación. Claramente cada uno de ellos conlleva un matiz distinto. Sin embargo, todos buscarán lo mismo, promover la educación aún pese a cualquier circunstancia.

Esta necesidad de promover la educación a costa de todo, quizá tenga su origen en la necesidad de pervivir como especie, sin embargo, también hemos sido testigos de las resistencias que ha traído este proceso, sin mencionar las desigualdades y por supuesto los límites, desafíos y condiciones con los que se ha hecho posible continuar la educación, un reto tanto para padres de familia como para docentes.

En el contexto universitario, muchas instituciones impulsaron el desarrollo de tecnologías de streaming para asegurar la conectividad “vis a vis” de sus profesores y estudiantes, sin que estos resultados tuvieran un efecto significativo, otras con mayor experiencia en procesos virtuales, implementaron diseños instruccionales sofisticados para promover el aprendizaje de los estudiantes a través de recursos como los Learning management system (LMS), uso de herramientas atractivas como la realidad aumentada y la inteligencia artificial, mientras tanto, otros más buscaron combinar estos procesos con la vinculación humanista del mindfulness. Por lo que los retos sin duda fueron desiguales. Pero entones ¿En qué va la docencia extendida? La docencia extendida es un ejercicio que los docentes de todo el globo identificaron como un proceso necesario frente a una contingencia y el aseguramiento de la continuidad educativa. De acuerdo al desarrollo tecnológico de cada institución o contexto, la docencia extendida pudo promover en los estudiantes acciones para tener acceso a recursos educativos. Por primera vez en la historia el ser humano echaba uso de toda su técnica para evitar que los estudiantes perdieran tiempo, claramente esto habla de la necesidad de continuar en un sistema social dinamizado por la economía del conocimiento.

Estos procesos de integración llevaron a desdibujar los límites entre la docencia presencial y la virtual, asegurando con ello la posibilidad de impactar de forma significativa en los estudiantes, por supuesto, los retos fueron evidentes, formación y habilitación de recursos humanos en el uso de tecnología en tres momentos: diseño, operación, comunicación y evaluación de los procesos educacionales existentes. Este ejercicio inversivo llevo a los docentes a generar estrategias que contribuyeran a extender sus efectos en todos los espacios posibles y desde una cantidad distinta de dispositivos empleados –por circunstancia- para el aprendizaje, esto fue desde Smartphone, laptop, tablets, smartwatch entre otros, siendo esta extensión no solo hacia los aspectos de hardware, sino también a los software, llegando a todas las redes conocidas por los estudiantes, las cuales también se convirtieron en laboratorios de aprendizaje.

Este ejercicio que acabamos de describir es lo que se denomina docencia extendida, un proceso pedagógico o andragógico que impacta en el quehacer cotidiano de los docentes haciendo uso de exopedagogías y exoandragogías que ayudarán al acompañamiento de nuestros estudiantes.

Sin duda alguna, pensar en la hiperrealidad también es pensar en todas las posibilidades existentes para promover en la educación cambios significativos, aquellos que nos ayuden a pensar en la relación estrecha que hay entre generaciones. En el cuadro 1, se puede observar el transitar de las nuevas generaciones y su relación con la educación, sin embargo, aun cuando el 2020 sea un parteaguas en la educación, es importante mencionar que nos acerca a comprender un verdadero salto en cuanto a tecnología se trata.

Cuadro 1. Generaciones
Generación Baby boomers Generación X Generación Y o Milenials Generación Z, Centenials o iGen Generación Alpha

 

Periodos 1940-1960 1961-1979 1980-2000 2001-2010 2011 en adelante
Características Educativas enseñanza-aprendizaje de manera

tradicional

Inician la vinculación con clases mixtas mediante el correo, radio y televisión Teleeducación Educación con realidad aumentada y activa Simbiosis con la tecnología
Icono Educativo Educación Tradicional y Conservadores Educación Pública y Radical y Liberal Educación Activa y No Educación Educación activa, Aprendizajes comunes Microlearning, edu-taiment or edublokcs y streaming
Fuente: Elaboración propia

La educación en tiempos de pandemia debe permitirnos ver que nos estancamos en la incorporación de tecnología, si bien las juventudes se adaptaron a los procesos de construcción de hiperrealidades que nos da el ciberespacio, la docencia genero una brecha bastante profunda. Por lo que la migración forzada que causo en muchas instituciones el pasar de educación presencial a virtual, fue un punto importante para hacer conscientes a las instituciones educativas sobre la relevancia de la educación virtual y sus oportunidades, aunque también de sus limitantes.

Pensar en la hiperrealidad, es decir en lo simultaneo de diversos mundos, es también pensar en la docencia y su capacidad de extenderse en pro de la pervivencia educativa. Queda mucho por reflexionar ¿Cómo construir docencias extendidas más adecuadas al contexto? ¿Cómo disminuir las brechas entre docentes extendidos y estudiantes? ¿Qué herramientas deberemos tener en cuenta para una docencia extendida? Por ahora, muchas instituciones tendrán que experimentar, otros buscaremos robustecer nuestras competencias digitales y construir rutas más efectivas lo cierto es que en este éxodo virtual, nuestro papel es ayudarnos mutuamente encontrando en el dialogo el mejor ingrediente para un laboratorio que construya otras alternativas para la educación.

Fuente: El autor escribe para OVE.

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El valor de la docencia en medio de la adversidad

Por: Julián Castro Miranda

 

Las medidas extraordinarias en torno a la educación, adoptadas a raíz de la expansión del COVID-19, no han funcionado de una manera adecuada en los países latinoamericanos. Hay evidencia de ello en distintos medios de comunicación. Antes que un derecho, la educación ha adquirido la forma de un continuo padecimiento; un lastre compartido, en mayor o menor medida, por docentes, estudiantes y padres de familia.

De acuerdo con algunos gobiernos e instituciones educativas, el problema central ha radicado en el paso a la virtualidad. Esto, por supuesto, tiene todo el  sentido del mundo. Si aceptamos que lo virtual es lo aproximado a lo real, es sencillo comprender por qué fracasa cualquier intento de educación remota en Latinoamérica: nada más aproximado a la realidad que un sistema educativo fallido, inequitativo e irrelevante. Ahora bien, mi interés particular en este escrito se aleja de cualquier análisis sistémico profundo acerca de la educación virtual, tiene alcances más humildes. Hoy, en honor a su día, quiero defender que los docentes cumplen un rol central en la superación de las condiciones adversas.

La docencia y la crisis social y política

Para comenzar, es importante resaltar que los docentes se han enfrentado en diversos momentos de la historia a situaciones sociales y políticas adversas. En estas condiciones límite, los docentes han puesto en riesgo su propia vida, así como la de las personas más cercanas a ellos, con el objetivo de contribuir a las causas más nobles. Lo han hecho y lo seguirán haciendo. Un ejemplo conocido a nivel mundial es el del fundador de las escuelas pías, San José de Calasanz, quien en el Siglo XVII luchó en contra de distintos poderes por la conformación de la primera escuela pública y gratuita de Europa.  En la historia reciente, se destaca la historia de Johan Van Hulst, un maestro holandés que salvó a 600 niños durante la ocupación nazi. Muchos años antes, la educadora popular anarquista Louise Michel defendió sus ideas  a muerte en la Comuna de París, siendo arrestada y maltratada en varias ocasiones.

A la anterior lista se suman miles de docentes latinoamericanos víctimas de diversos grupos armados, dictaduras, desapariciones, torturas, violaciones y maltratos. En la memoria colectiva latinoamericana está, por ejemplo, el caso del  educador y periodista uruguayo Julio Castro Pérez, desaparecido en plena dictadura en 1977. Recientemente, se conoció el caso de María Inocencia Balanta, una profesora colombiana que lideró una resistencia en contra de grupos armados paramilitares y guerrilleros. La lista continúa,  puesto que muchos docentes mueren en el ejercicio de su labor. Según datos de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), entre 1980 y julio de 2018 se registraron 1.088 homicidios de profesores en el país. El patrón se repite en Honduras, que registró un total de 83 asesinatos de maestros entre 2009 y 2014. Por si estos datos aún parecen lejanos, a dos días del 15 de Mayo de 2020, en Oaxaca (México) se registró el asesinato de un maestro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).  El corazón se encoge al leer estas cifras tan desalentadoras, hay que aceptarlo. No obstante, el valor de dichos docentes continúa siendo un ejemplo para superar tiempos adversos.

La educación salva, literalmente.

Hasta el momento, hemos visto algunos ejemplos claros de docentes que afrontaron situaciones sociales y políticas complejas. De la misma manera, es importante recordar que los docentes también se han enfrentado a epidemias y pandemias a lo largo de la historia. Muchos de ellos, infortunadamente, han muerto por causa de tales enfermedades.

Como es de esperarse, los momentos más críticos en la superación de las enfermedades han implicado el cierre de escuelas y la suspensión de clases. Una vez esto ocurre, los lugares adquieren una semblanza de desolación. A propósito, hay historias extraordinarias de maestros que afrontaron con un valor filantrópico dichas circunstancias. En un artículo de 1967 en torno a la Tuberculosis, publicado en Archives of Environmental Health, la pediatra Edith M. Lincoln relata que, con frecuencia, los docentes que infectaban con tuberculosis a sus alumnos mostraban un interés desmedido por cada uno y pagaban por su atención individual.  Este interés también se demostró durante la pandemia de la gripe española. En Costa Rica, según relata la historiadora Ana María Botey en conversación para el diario la Nación, se conformó un grupo de maestros voluntarios durante dicha pandemia: “Los maestros fueron un verdadero batallón”, en sus palabras.  Pero la historia no termina allí, en África se conocen reportes de docentes que, en conjunto con las entidades dedicadas a la Salud, lucharon en contra de la expansión del VIH. Todo ello es muestra del inmenso valor de los educadores en la superación de las crisis.

En efecto, hay muchos otros casos ejemplares, los cuales demuestran el inmenso valor de los docentes en circunstancias sanitarias críticas. En la actualidad, con todas las condiciones desfavorables posibles, los maestros se han mantenido en el cumplimiento de sus funciones: atienden a los miserables requerimientos burocráticos institucionales, luchan por adaptarse a las nuevas tecnologías, imparten clases en contextos inadecuados, ayudan a sus estudiantes a afrontar los problemas derivados del aislamiento, hacen recolectas y mercados, entre otras cosas que sólo la historia reconocerá. Como antes, muchos de ellos mueren en su propia lucha con la enfermedad. Estos profesores caen sin saber por qué las políticas públicas en torno a la educación siguen siendo precarias, pero con la tranquilidad de haber contribuido a un mundo mejor.

Para terminar, quiero resaltar que los extraordinarios son los docentes, no las medidas externas por las que atraviesan. Hoy recordamos a todos aquellos maestros que han realizado su labor en medio de la adversidad, a los que han contribuido con la construcción de un porvenir más cálido, a los que continúan en el ejercicio de su vocación, a los que han fallecido a lo largo de la historia, a todos los que sueñan con contribuir a la mejora de sus comunidades.  ¡Feliz día, a todos y cada uno de ellos!

Una última invitación: De ser posible, cada quien debería asumir el reto de escribir un bello mensaje a aquellos docentes que han marcado su vida. Que lo único viral sea nuestro amor por ellos.

Fuente:  El autor escribe para OVE

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Informe de FECODE: Ser maestro, una profesión de alto riesgo en Colombia

Redacción: Semana

Un informe que Fecode entregó a la JEP lo muestra. Al menos mil maestros fueron asesinados entre 1986 y 2016 por sus labores dentro de su profesión.

¿Ser profesor es un trabajo de alto riesgo? Aunque en el imaginario de muchos esta profesión no representa un riesgo para la integridad personal, a diferencia de ser militar o policía, un informe de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) evidencia que ser profesor en Colombia es un riesgo latente, más aún si se hace parte de un grupo sindical.

‘La vida por Educar: crímenes de lesa humanidad, persecución y exterminio contra maestros y maestras sindicalistas, miembros de Fecode entre 1986 y 2010‘, es el nombre del informe que el gremio docente más grande del país entregó en noviembre pasado a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), para demostrar que los profesores que han sido activistas sindicales han sido víctimas de un crimen de lesa humanidad de persecución y exterminio.

El Día del Maestro, fecha en la que se da un reconocimiento a los docentes por su labor diaria, también es una oportunidad para recordar aquellos docentes que perdieron la vida desempeñando su profesión.

De acuerdo con el informe, que fue elaborado por la Comisión de Derechos Humanos de Fecode con la asistencia técnica de la Escuela Nacional Sindical y el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), entre el 1 de enero de 1986 y el 1 de diciembre de 2016, la organización, a través de docentes sindicalizados, fue víctima de al menos 6.119 violaciones a la vida, la libertad e integridad.

De las más de 6.000 violaciones registradas, 990 corresponden a homicidios de maestros sindicalizados y 78 desapariciones forzadas. Dentro de la cifra, 3.170 casos fueron amenazas, 1.549 desplazamientos forzados, 124 detenciones arbitrarias, 89 hostigamientos, 40 secuestros, 22 casos de tortura, siete allanamientos ilegales y 49 atentados con o sin lesiones.

Uno de los agravantes que expone el informe es la alta impunidad en estos casos, pues alrededor del 94% de estas situaciones se encuentran impunes.

¿Quién los mató?

En el curso de los 25 años transcurridos entre 1986 y 2010, la justicia ordinaria ha avanzado muy poco en cuanto al esclarecimiento de los presuntos responsables de los crímenes de maestros y maestras, dice el documento.

De ahí, destaca Fecode, nace la necesidad de establecer la responsabilidad penal individual de los máximos responsables del ataque sistemático en contra de los sindicatos de educadores y señalar la responsabilidad de los diferentes actores.

En consecuencia, la Federación se propuso identificar y señalar la responsabilidad penal individual, por acción u omisión de garante, de al menos 411 presuntos responsables. Según las cifras del Sistema de Información en Derechos Humanos (Sinderh), el mayor número de casos son los cometidos por grupos paramilitares, seguidos por los de la guerrilla y los de la Policía.

Los paramilitares habrían cometido el 16 % del total de las violaciones: «En el periodo 1986-2010, es claro que la lógica de exterminio y persecución se enmarcó en el proceso de expansión y consolidación del proyecto paramilitar, sus alianzas con élites locales y regionales y la aquiescencia (consentimiento) de los agentes estatales», señala el informe.

A la guerrilla se le atribuyen 138 casos y a las Fuerzas Militares, Policía y DAS, 143.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/dia-del-maestro-la-docencia-una-profesion-de-alto-riesgo-en-colombia/671393

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