Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga.
La educación no es ajena a los cambios que se están dando con las reconfiguraciones del sistema mundo capitalista. Las compañías digitales, de la información, el conocimiento y del complejo cultural industrial ven en las evaluaciones estandarizadas y la formación docente un medio de producción para movilizar la economía cognitiva, generando necesidades formativas, mercancías culturales e inmateriales para el hiperconsumo provocado por las modas pedagógicas y por la incertidumbre laboral que depende del desempeño de los exámenes, presentándolas como imprescindibles para alcanzar la calidad industrial de los sistemas educativos, desviando recursos estatales hacia el sector empresarial.
Palabras clave: formación, evaluación, docente, educación, capitalismo, cognitivo, cultural, industrial.
En los últimos tiempos hemos vivido cambios sustanciales que han impactado en las formas de reproducción del capitalismo, un nuevo tipo de empresa repunta hacia la cima de la acumulación de riqueza. De pronto, los dueños de compañías de ventas por internet como “Amazon.com”, de administración de redes sociales como “Facebook” y “Whatsapp”, de buscadores de internet como “Google” ocupan los primeros lugares entre las personas más acaudaladas del planeta (Forbes, 2018).
Esta nueva economía tiene como base de su desarrollo la digitalización, el conocimiento, la información, la comunicación y la innovación; todas esas cosas en su conjunto son parte de las mercancías que Ricardo Antúnez llama abstractas, intangibles o inmateriales (Antúnez, 2008) y que se han convertido en elementos imprescindibles para dinamizar el sistema mundo de nuestro tiempo, caracterizado como capitalismo cognitivo (Mejía, 2008) (Moullier, 2014). Las economías digitales y del conocimiento han trastocado las bases organizacionales de las empresas, la estructura de las unidades productivas, la circulación de las mercancías y los patrones de consumo; los centros comerciales abiertos o cerrados a donde la gente acudía masivamente a comprar están siendo cada vez más desplazados por el consumo online, el mundo del capital cabe en una casa, parafraseando a Luis Bonilla (Bonilla-Molina, Síntesis, 2017).
Estas transformaciones radicales en lo económico, también trastocan la composición y el funcionamiento del Estado, del consejo corporativo que lo ha de administrar, así como la orientación de sus políticas gubernamentales en todos los sentidos; desde luego, la política educativa y el sistema nacional en donde se aterriza no están exentos de dichos cambios. Detrás de cada peón en el tablero de las instituciones educativas estatales avanzan los intereses privados de los magnates del capital cognitivo y del complejo cultural industrial (Bonilla-Molina, Rebelión, 2017)[1]; hablamos de los corporativos de las telecomunicaciones, la industria cultural, las tecnologías de la información y la comunicación, que a través de sus compañías transnacionales cogobiernan y toman rectoría del sistema educativo en sus manos para reproducir sus valores de consumo, formar el capital humano que necesitan y transferir valores monetarios o inmateriales para su proceso de acumulación.
Estos poderes económicos del capitalismo cognitivo y del complejo cultural industrial han demandado hacer toda una reingeniería de la educación, pero además colocando directamente a sus empleados para dirigirla; no es fortuito que al frente de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, institución responsable de la formación de los maestros, designaran a quien fuera nombrada como “vendedora diamante” de la empresa multinivel para venta de productos en red, por catálogo, de mano en mano y por internet, “Amway” (Hernández, Miss Amway y la evaluación universal, 2012), aun cuando carece de antecedentes dignos de mención en la academia, en la investigación educativa o como profesora.
Tampoco es una casualidad que la formación continua de los docentes haya retomado el estilo motivacional, del éxito personal, del positivismo excesivo, de la capacitación en grupos pequeños, la actualización por internet y el acompañamiento upline-downline, muy parecido al de las compañías piramidales; del mismo modo que estas empresas, el nuevo servicio de carrera docente individualiza al trabajador sindicalizado, elimina el contrato colectivo e introduce al maestro en una lógica de ascenso en la escala profesional que depende de su rendimiento personal medido por las constantes evaluaciones, se le asigna un tutor (upline) que ya ha sido previamente evaluado como idóneo, pero que además es su modelo a seguir. La formación estratégica a través de posgrados pierde valor (OCDE, 2011)[2], en sustitución están las reuniones mensuales de un día por escuela en las que se hace el plan de periodo, la estrategia del grupo escolar para alcanzar la metas y vienen después los cursos en línea para reforzar lo establecido.
Recientemente en el estado de Sinaloa fue nombrado secretario de educación el ex director de la organización empresarial de derecha Mexicanos Primero presidida por el magnate de las salas de cine “Cinépolis” y por el expresidente de Fundación Televisa, que junto a Tv Azteca han sido esenciales para la manipulación informativa, la alienación social, así como el diseño de estrategias de comunicación para atacar a los movimientos magisteriales de izquierda que se oponen a la oleada de reformas educativas neoliberales (Hernández, La cal(am)idad educativa y la resistencia magisterial, 2013)[3]. Este es uno de los casos más actuales, pero no es el único, los sectores patronales tienen décadas tejiendo una compleja red de empleados, voceros, académicos e intelectuales orgánicos que ocupan mandos medios y altos dentro del aparato estatal que dirige la educación (Jarquín, Empresarios al asalto de la educación, 2018). La presencia de los alfiles del empresariado trasciende a los gobiernos administrados por la derecha o por la izquierda electoral, véase el caso de Esteban Moctezuma Barragán quien al tiempo de ser propuesto por el presidente electo de México como próximo secretario de educación fungía como presidente de Fundación Azteca, poco antes había sido vicepresidente de Empresarios por la Educación Básica (Jarquín, Los secretos de Esteban Moctezuma , 2018)[4] y forma parte del equipo del empresario regiomontano Alfonso Romo dueño de la Universidad Metropolitana de Monterrey y segundo al mando en lo que será el gobierno de López Obrador.
En la reingeniería de los sistemas educativos, la evaluación docente ha sido un elemento transversal de todos sus componentes orgánicos, se le muestra como medio y fin en sí misma para lograr la calidad empresarial. Al amparo de la evaluación, las compañías del capitalismo cognitivo se han encargado de vender sin éxito en sus resultados, por millonadas a cargo de los erarios públicos: información, cifras, datos y consultorías estériles que presentan panoramas cada vez más desastrosos, para luego vender estándares e instrumentos evaluadores todavía más estériles para mejorar la calidad educativa (Aboites, 2016)[5]. La evaluación se ha convertido en una industria, incluso el carácter punitivo que desencadenó incontables muestras de rechazo en el magisterio puede no ser una preocupación para los empresarios si a la maquila de exámenes estandarizados se le sigue inyectando dinero público y la incertidumbre sigue produciendo trayectos formativos de bajo costo, pero bien vendidos.
A través de la evaluación para el ingreso se activan los flujos de desempleados, desorganizados y despolitizados de portadores de competencias digitales, lingüísticas y organizacionales que se formaban en y para la escuela privada, pero que ahora están desplazando a la tradición normalista de la escuela pública, su arraigo en la defensa de los intereses públicos, el desarrollo comunitario y la protección de las clases sociales más vulnerables. Los portavoces políticos de la economía cognitiva en México, han llegado al cinismo de tomar como bandera la falacia de que cualquiera puede ser maestro; basta con tener la aprobación del fetiche de la evaluación estandarizada para desempeñarse como tales[6]. En consecuencia, abrir la carrera docente a todas las profesiones en un país con un elevado grado de desempleo en personas con alto nivel educativo (INEGI, 2016), tiene como obvia finalidad abaratar y precarizar en la competencia la vida laboral de los trabajadores del conocimiento, pero también darle sentido a la formación de las universidades privadas para que sus egresados puedan integrarse al mercado laboral.
En la formación continua de los docentes, los estándares de evaluación que plantean las consultoras privadas del gobierno, fomentan el desplazamiento de la dimensión pedagógica de la educación. En su lugar se promueve la adquisición de competencias laborales en el manejo instrumental y técnico del currículo y la evaluación, así como de las leyes educativas; para tal efecto, la formación estratégica e inicial de los educadores es sustituida por la capacitación focalizada en las necesidades gerenciales de la escuela, esto es parte del proceso que Bonilla denomina Apagón Pedagógico Global (Bonilla-Molina, OVE, 2016).
Con las transformaciones vertiginosas y profundas que acontecen en el sistema mundo capitalista, los espacios donde parecía que el aprendizaje y la producción de conocimientos eran más una necesidad vinculada al control ideológico, cultural y político de las clases dominantes, hoy se observa la oportunidad de lucrar y de extraer ganancia con el crecimiento de la oferta de iniciativas privadas o a partir de transferencias de recursos estatales a los particulares.
De nueva cuenta son los empresarios de las economías de la industria cultural y del conocimiento los que abren un amplio mercado de cursos en línea por su bajo costo, licenciaturas y posgrados chatarra que se cursan en el menor tiempo posible; sin embargo, detrás de lo que parecen pequeñas universidades express, están los grandes corporativos del negocio educativo; incluso, cuentan con información privilegiada del sector público para diseñar trayectos de capacitación con simulacros semejantes a las evaluaciones estandarizadas. Corporativos de la educación privada como el Tecnológico de Monterrey han visto la ventaja de exigir al gobierno federal techos financieros mayúsculos para proyectos de capacitación continua de los docentes, so pretexto de regularizar a los que fueron evaluados como insuficientes y preparar a los que enfrentarán en el futuro la evaluación para el desempeño, siempre que los contratos millonarios sean para sus filiales y no para las normales públicas del Estado (Hernández, La conexión regia de la reforma educativa, 2016).
Las modas pedagógicas son fundamentales para alimentar otro campo del complejo cultural industrial en el que se acrecienta la producción a gran escala de libros, materiales didácticos, asesorías, conferencias y pre diseños curriculares. Un ejemplo es la introducción de la autonomía curricular en México a través de clubes que sustituyeron a los talleres de formación para el trabajo; al respecto un grupo de investigadores de la Universidad Pedagógica Nacional (Rivera, Lucía; Guerra, Marcelino; González, Roberto, 2018) dejaron al descubierto que tal autonomía no existe, en realidad la Reforma Educativa le abrió las puertas a una serie de ofertas en donde intervienen principalmente multinacionales o filiales de empresas globales que ya cuentan con materiales para todos los niveles de educación básica pre elaborados y disponibles para comprarlos. Un caso similar son los libros de texto, aunque siguen siendo gratuitos, en el portal oficial para bajarlos de la red aparecen otros que son de editoriales particulares que son igualmente válidos para la Reforma Educativa, pero que no son de acceso libre.
Lo que debería ser un ejercicio para recuperar saberes locales y contextuales, la oportunidad para desarrollar la práctica creativa de los docentes, las planeaciones comunitarias o donde se involucre a la comunidad de aprendizajes, termina siendo un espacio cooptado por el negocio, pero también por la privatización directa del currículo; ya no se trata de una práctica velada de los empresarios para definir los contenidos de los planes y programas de estudio, sino de su intervención abierta, que además no les representa una inversión sino el negocio redondo donde la escuela pública forma el capital humano que necesitan y además le paga a la empresa por hacerlo.
El proceso para despojar al docente de su materia de trabajo ha sido sistemático: se desmantelaron los Centros de Maestros de carácter público donde se realizaba la formación continua; se reformó la escuela normal para quitarle el carácter humanista, para que el examen de ingreso al servicio docente se convirtiera en el perfil real de egreso del currículo y mediante la represión física e incluso la desaparición forzada de los alumnos se creó un clima de terror que provocó la caída estrepitosa de la matrícula estudiantil; se fortaleció el gasto público en evaluación como la guillotina de los derechos laborales y el mecanismo de subjetivación de la mentalidad del maestro desposeído de autonomía cognitiva; por el contrario de la evaluación, la poca inversión pública en formación continua y la introducción de un sistema de incertidumbre laboral convirtió al profesor en un hiperconsumidor de cursos de capacitación chatarra que benefició a las universidades privadas. Todo lo anterior creó las condiciones para que los docentes no se apropien de su materia de trabajo ni desborden sus capacidades creativas, sino que se les prepara para la dependencia de mercancías cognitivas hechas externamente a sus vivencias cotidianas en el contexto escolar y para asimilar el lenguaje de la homogeneización cultural del capital.
Para enfrentar las formas de dominación del capitalismo cognitivo, los maestros deberán ir más allá de la lucha por sus derechos laborales: es necesario disputar el proyecto educativo, el lenguaje emergente que se produce en coyunturas de cambio, el currículo, el conocimiento, la producción de saberes y significados para la vida, la aplicación de la ciencia en tecnologías alternativas y la presencia en los espacios virtuales para la educación; se trata en última instancia de la independencia cognitiva, de recuperar lo pedagógico ante el avance de la racionalidad economicista y de liberarnos en el territorio de la subjetividad cooptado por la psicopolítica del poder.
Trabajos citados
Aboites, H. (30 de agosto de 2016). Voces Normalistas. Obtenido de Voces Normalistas: http://vocesnormalistas.org/2016/08/30/evaluacion-100-anos-de-devastacion/
Antúnez, R. (15 de Diciembre de 2008). CLACSO. Obtenido de CLACSO: https://www.forbes.com.mx/las-5-personas-mas-ricas-del-2018/
Bonilla-Molina, L. (15 de agosto de 2016). OVE. Obtenido de OVE: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/139174
Bonilla-Molina, L. (3 de octubre de 2017). Rebelión. Obtenido de Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233433
Bonilla-Molina, L. (29 de mayo de 2017). Síntesis. Obtenido de Síntesis: http://www.sintesis.com.ve/mundo-cabe-una-casa
Forbes. (28 de Marzo de 2018). Forbes. Obtenido de Forbes: https://www.forbes.com.mx/las-5-personas-mas-ricas-del-2018/
Hernández, L. (27 de marzo de 2012). Miss Amway y la evaluación universal. La Jornada.
Hernández, L. (2013). La cal(am)idad educativa y la resistencia magisterial. El Cotidiano, 5-25.
Hernández, L. (23 de agosto de 2016). La conexión regia de la reforma educativa. La Jornada.
INEGI. (2016). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. CDMX.
Jarquín, M. (25 de septiembre de 2018). Empresarios al asalto de la educación. (L. Hernández, Entrevistador)
Jarquín, M. (25 de agosto de 2018). Los secretos de Esteban Moctezuma . La Jornada.
Mejía, M. R. (2008). Maestros Gestores Pedagogías Críticas y Resistencias. Las Pedagogías Críticas en tiempos de Capitalismo Cognitivo, (pág. 27). Medellín. Obtenido de http://www.cepalforja.org/sistem/documentos/pedagogias_criticas.pdf
Moullier, B. Y. (2014). Capitalismo Cogniivo. Explotación de Segundo Grado. Hipertextos, 15-22.
OCDE. (2011). Establecimiento de un marco para la evaluación e incentivos docentes. Consideraciones para México. OCDE.
Rivera, Lucía; Guerra, Marcelino; González, Roberto. (5 de junio de 2018). Insurgencia Magisterial. Obtenido de Insurgencia Magisteria: http://insurgenciamagisterial.com/el-primero-es-gratis-multinacionales-en-la-autonomia-curricular/
[1] Luis Bonilla Molina define por complejo cultural industrial “a la red de instituciones y medios de prensa, televisión, radio, cine, digitales y construcción de discursos, que tienen como norte la producción de mercancías culturales para el modelamiento social, el control de las disidencias y la eliminación de narrativas que obstruyan la hegemonía ideológica del mundo capitalista”
[2] Según la OCDE, apostar a elevar el nivel de estudios de los maestros no ha traído mejores resultados en los alumnos, es mejor un sistema de cursos focalizados que sea acompañado de incentivos económicos.
[3] En el texto ¿qué es el complejo cultural industrial? arriba citado, Luis Bonilla-Molina explica cómo algunas de las mercancías del complejo industrial cultural “son en sí mismas instrumentos de guerra, usadas como disuasión, persuasión, simulación, distracción y atemorización suave”.
[4] Mauro Jarquín ha realizado una profunda investigación sobre las alianzas público privadas en la educación a través de su tesis Empresarios y Educación en el México Mundializado: el momento de la ciudadanía corporativa y la nueva derecha.
[5] En casi 40 años de neoliberalismo se han aplicado en México 120 millones de pruebas estandarizadas y no se ve ninguna mejoría en sus resultados.
[6] En la página electrónica de la Coordinación del Servicio Profesional Docente se instruyó a las entidades federativas para que emitieran convocatorias estatales para el ingreso al servicio docente abierto no sólo a las escuelas formadoras de maestros, sino también a todas las universidades públicas y privadas: http://servicioprofesionaldocente.sep.gob.mx/ba/ingreso_2016/ordinaria/