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Nueva Zelanda: Special education demand up, satisfaction down – report

Oceanía/Nueva Zelanda/Octubre de 2016/Fuente: RNZ

RESUMEN: Hubo alrededor de 2000  peticiones más de ayuda para niños con necesidades especiales el año pasado, pero la satisfacción con el servicio cayeron, el Ministerio de Educación muestra un informe anual. La satisfacción con la calidad de los servicios de educación especial básicos proporcionados por el ministerio ha disminuido de 75 a 71 por ciento en el año 2015-16 , dijo, mientras que la satisfacción con los progresos realizados por los niños con necesidades especiales se redujo de 76 a 69 por ciento. El ministerio se enfrentó con un número significativamente mayor de demanda y las expectativas del año pasado había llevado a cabo mejoras, según el informe. Los niños esperaron un promedio de 73 días para acceder a un servicio de educación especial, que fue menor que el estándar de presupuesto de 75 días. Según el informe, 34,226 niños recibieron servicios básicos de educación especial en el año 2015-16, alrededor de 2000 más que el ejercicio anterior.

There were about 2000 more requests for help for children with special needs last year, but satisfaction with the service fell, the Ministry of Education annual report shows.

Satisfaction with the quality of core special education services provided by the ministry fell from 75 to 71 percent in the 2015-16 year, it said, while satisfaction with the progress made by children with special needs fell from 76 to 69 percent.

The ministry was faced with significantly higher demand and expectations last year and it had made improvements, the report said.

Children waited an average of 73 days to access a special education service after being referred, which was lower than the budget standard of 75 days.

The report said 34,226 children received core special education services in the 2015-16 year, about 2000 more than the previous financial year.

Fuente: http://www.radionz.co.nz/news/national/316267/special-education-demand-up,-satisfaction-down-report

Foto de archivo

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Los Retos que enfrenta la educación especial en República Dominicana

Isabel Leticia Leclerc
El levantamiento de información realizado por el Ministerio de Educación en 2013 señala que  cerca de 11,000 escuelas, solo 4,700 (menos del 50%) reportaron estudiantes con necesidades de apoyo especial.
A pesar de los esfuerzos que se implementan para lograr una inclusión sin barreras que garantice a todos los niños y niñas con discapacidad tener acceso a una educación de calidad, todavía no es suficiente. Es la consideración de distintos sectores involucrados con la educación y con las personas que ameritan recursos especiales para el aprendizaje.
El Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), que en calidad de organismo rector de políticas públicas en materia de discapacidad trabaja de la mano con el Ministerio de Educación para promover la integración de estos niños en las escuelas regulares, entiende que hay muchas necesidades de formación que deben ser cubiertas.
¿Qué se necesita?
El director de Conadis, Magino Corporán, especifica que es crucial la reforma curricular para garantizar la transversalidad de la educación inclusiva en todos los componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje.
También aboga por transversalizar el enfoque de inclusión educativa en todos los programas y áreas del Ministerio de Educación, adecuar todos los centros educativos que aún cuentan con barreras físicas, sensibilizar toda la comunidad educativa sobre derechos de las personas con discapacidad, contar con los recursos humanos preparados, recursos pedagógicos adaptados, incluyendo los del ámbito de las tecnologías de la información y comunicación.
Unicef
Este año el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Educación se aliaron para tratar el tema. Rosa Elcarte, representante de ese organismo en el país, comprende que cuando los niños con discapacidades y sin discapacidades puedan estudiar juntos y jugar juntos y cuando ese escenario ocurra, “estaremos sentando las bases para la generación de sociedades inclusivas”.
A su jucio, el proceso es largo y necesita de toda la sociedad. Esta organización internacional está colaborando con el Ministerio de Educación, por medio de una asistencia técnica especializada a través de apoyo al desarrollo de una normativa curricular inclusiva, así como de las especificaciones pedagógicas para el apoyo al docente que cuente con algún niño con discapacidad en su aula.
La presidenta de la fundación que lleva su nombre, Francina Hungría, considera que aún las escuelas no están preparadas para enfrentar el tema de la inclusión, aunque admite que estamos en un proceso de transición, del que deben formar parte todas las personas afectadas, quienes en su mayoría no conocen las herramientas necesarias para desarrollarse en la sociedad.
Resistencia
Lo lamentable es que al menos un 20% de las escuelas todavía se resisten al cambio porque deben actualizar los modos de enseñanza y de comprender a los alumnos, admite Cristina Amiama, directora del departamento de Educación Especial del Ministerio de Educación, al referir que existen 11,000 planteles a nivel nacional con 18 regionales.
“Se resisten al cambio. No te lo dicen abiertamente, pero uno lo nota. En esas escuelas insistimos y vamos trabajando. Es que el tema de la inclusión conlleva cambios. No es el niño que tiene que cambiar la que tiene que cambiar es la escuela”, alega la funcionaria.
Aunque hay normativas legales que regulan la inclusión, la realidad, según señala, es “que la inclusión es muy difícil hacerla obligatoria porque no es que el niño esté en la escuela físicamente, el problema es que reciba la atención, que aprenda y pueda participar con sus compañeros”.
Alcances
Amiama defiende los “pininos” que da el Ministerio para experimentar avances significativos y a la vez percibe lo que falta por hacer. “Sabemos de dónde partimos, pero lo que si tenemos es puertas abiertas para que traigan sus necesidades”, indicas.
De las 18 regionales que integran el sistema, 13 cuentan con centros de recursos “y estamos apostando mucho por las aulas de recursos y con los centros para autistas”. Actualmente trabajan en la integración de otras 405 escuelas regulares, donde se están promoviendo buenas prácticas en el tema.
En lo formativo, están los diplomados sobre los tipos de discapacidad en varias universidades y los cursos en educación especial que facilita el Centro de Recursos Educativos Para la Discapacidad Visual Olga Estrella.
Disponible en la url: http://www.listindiario.com/la-republica/2016/10/21/439965/retos-en-educacion-especial
 
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La ONU le explica a los gobiernos qué es la Educación Inclusiva

Por: Daniel Comin

El día 2 de septiembre, el Comité sobre los derechos de las personas con discapacidad, publicó un documento aclaratorio sobre la educación inclusiva. Dado que el documento estaba en inglés, y ya sabemos que esto de los idiomas es todo un problema para algunos (al parecer no acudieron a los colegios bilingües de la Comunidad de Madrid), el día 13 de septiembre, Miguel Ángel Verdugo Alonso y Antonio Manuel Amor González (INICO, Universidad de Salamanca), publicaron al traducción al español.

Pero por si esto fuera poco, el INICO publicó el día 14 una nota de prensa explicando la situación de España en referencia a la citada comunicación de Naciones Unidas. La citada nota, que reproducimos a continuación, incide en los aspectos más relevantes de los errores más graves de la estructura educativa española.

Pero uno de los aspectos básicos que complica (y no solo en España) la aplicación de la educación inclusiva, es el modelo educativo. Un modelo que realmente no se adecua a las necesidades del alumno, al principio educativa. El modelo educativo se ajusta a necesidades económicas y políticas, motivo por el cual, aunque tus docentes sean extraordinarios, el sistema se empeñará en convertirlos en incapaces.

Esta es la realidad de maestros capaces luchando con leyes incapaces, y nos lleva a la paradoja de que tenemos leyes capaces gestionadas por gobernantes incapaces. Posiblemente esos gobernantes incapaces son fruto de una mala educación, esto es la pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso. Que hace menos de una hora de escribir esto, una maestra me dijera, hay que cambiar el modelo educativo, deja claro que nada mejor para frustrar a docente capaz, que éste sea gestionado por una serie de tipos incapaces.

Miguel Ángel Verdugo Alonso - Director del INICO

Miguel Ángel Verdugo Alonso – Director del INICO

INICO – La Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006) supuso el primer tratado de derecho internacional negociado y firmado en el siglo XXI, suscrito por España en el año 2008. El artículo nº 24 de la Convención señala que los Estados Partes deberán garantizar un sistema de educación inclusivo en todos los niveles en el que tengan cabida los estudiantes con discapacidad, en igualdad de condiciones que los demás, sin importar su condición. La Convención obliga a aquellos países que la hayan firmado a poner en marcha los mecanismos oportunos para hacer efectivos los derechos que en ella se recogen.

En cuanto al derecho a la educación inclusiva, recientemente, la ONU ha publicado el documento “Comentario General Nº4 sobre la Convención” (en adelante, CG4; ver Anexo) en el que detallan explícitamente las diferentes implicaciones, que para los Estados Partes, supone el artículo nº24 de la Convención. Así, los Estados Partes deben procurar una transformación de la política pública para hacer este derecho a la educación inclusiva efectivo. Dicha transformación exige el diseño e implementación de políticas públicas educativas basadas en indicadores que garanticen el acceso, permanencia y promoción, dentro de un sistema educativo inclusivo y en todas las etapas, al alumnado con cualquier discapacidad, en igualdad de condiciones que sus pares sin discapacidad.

Operativamente, esto implica el desarrollo de política estatal y regional, con capacidad de impacto inmediato en la cultura organizativa de las entidades educativas que garanticen este derecho y en las prácticas profesionales. No obstante, los Estados Parte se enfrentan a barreras para hacer efectivo este derecho.

En concreto, estos Estados deben situar la educación de los estudiantes con discapacidad bajo el amparo de los Ministerios de Educación y garantizar coordinación interministerial y con otras comisiones responsables de la inclusión educativa (párrafos 58 y 59 del CG4). Además, es necesario garantizar que el desarrollo de esta política pública vaya en consonancia de los modelos de derechos humanos de la discapacidad (párrafo 60), para fomentar actitudes positivas y reducir la exclusión.

La tradición legislativa en materia educativa en España, hace que estos desafíos sean mayores, pues la tendencia de cambio, atravesando por diferentes Leyes Estatales de Educación, con las concreciones regionales, en lo que va de milenio, ha procurado estancamiento en los desarrollos legislativos para garantizar el derecho a la educación inclusiva. Por aportar algunos datos, en nuestro estado, tan sólo 6 CCAA elaboran normativa reciente que dé continuidad a los diferentes procesos implicados en la detección y provisión de atención al alumnado con discapacidad; 4 CCAA aluden a la Convención (0% al derecho a la educación inclusiva); y solo 2 CCAA incluyen indicadores para la atención a la diversidad, de las cuales sólo 1 articula un protocolo.

Por otra parte, en el caso español, la legislación tiene desarrollos desiguales y existe diferente nivel de formación para garantizar apoyos y ajustes, dependiendo de la discapacidad de origen del alumnado. Así, el CG4 reconoce como uno de los colectivos de mayor riesgo de exclusión educativa y social al alumnado con discapacidad intelectual y, en nuestro país, tan solo existe un Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica Específico en esta condición, poco más del 50% de las CCAA utilizan el término apropiado para referirse a este alumnado y solamente 4 regiones conceden importancia a la conducta adaptativa.

En cuanto a la determinación y provisión de apoyos y ajustes, la legislación española es difusa, generalista y no proporciona indicadores de coordinación entre las diferentes consejerías y miembros de la comunidad educativa para ello. Igualmente, los desarrollos legislativos no recogen las competencias actitudinales, conceptuales y procedimentales que han de tener los diferentes actores de la comunidad educativa y, en especial, los docentes y demás personal que trabaje en los centros educativos, para hacer efectivo el derecho a la educación. Así, en lo que va de año, sólo se ha publicado un estudio con prácticas basadas en la evidencia para promover la inclusión de estudiantes con discapacidad en entornos inclusivos.

Además, en nuestro país, también hay carencia de legislación que regule la aplicación el principio del Diseño Universal y del Diseño Universal para el Aprendizaje, en todas las etapas educativas, proveyendo de estrategias y adaptaciones concretas para cada tipo de discapacidad. Por último, es manifiesta también la carencia de legislación que concrete la transferencia progresiva de recursos desde los centros de educación especial a centros ordinarios para promover la inclusión, así como la elaboración de política educativa que cree indicadores para evaluar el proceso de educación inclusiva.

Vistas las implicaciones que tiene el CG4 para la política educativa de los Estados Miembros y reconocido el anquilosamiento de nuestra política educativa, a continuación se recogen brevemente diferentes necesidades de desarrollo de política educativa que urge en nuestro país, para garantizar y hacer efectivo este derecho. Se proporcionan referencias al CG4.

Las administraciones educativas, en el nivel estatal y regional de los Estados Partes, han de desarrollar políticas precisas que brinden indicadores y guías a los diferentes actores del mundo educativo en la consecución de la inclusión. Estas políticas han de regular precisamente y garantizar:

a) La participación e implicación de toda la comunidad educativa en los procesos de atención temprana y detección precoz de las necesidades de este alumnado. De acorde a los párrafos: 53, 61(j) y 65.

b) La implicación de la comunidad educativa en los procesos de evaluación y determinación de las necesidades de apoyo de cualquier tipo del alumnado, así como en la provisión de apoyos individualizados (e.g., planes educativos individualizados) y ajustes razonables que el alumnado con discapacidad requiera (e.g., dispositivos de salida de voz, aumento de tamaño del texto impreso, etc.) en todos los niveles del sistema educativo. En línea con los párrafos: 12(c), 17, 27, 32, 48, 54 y 60.

c) El desarrollo de actitudes positivas hacia la diversidad por parte de la comunidad educativa y del personal de los centros educativos. Según artículo 46.

d) La formación inicial y permanente en competencias de los docentes para garantizar la educación inclusiva de su alumnado, así como la formación en el modelo de derechos de discapacidad. Sostenido en los párrafos: 31, 35 y 69.

e) El diseño de entornos educativos accesibles según los principios del Diseño Universal y del Diseño Universal para el Aprendizaje. Conforme los párrafos: 21, 22, 23 y 25.

f) La coordinación intersectorial para garantizar la inclusión del alumnado con discapacidad en los diferentes niveles del sistema educativo. Tal y como se recoge en el párrafo 52.

g) La participación de la comunidad educativa y la participación del alumnado con discapacidad en sus comunidades de referencia. Párrafos: 18, 26, 42 y 50.

h) La transferencia progresiva de recursos desde los entornos segregados y de educación especial hacia los entornos inclusivos. En los párrafos 29 y 68.

i) La elaboración de indicadores estructurales, de progreso y de resultados que permitan valorar el proceso de educación inclusiva, desde un enfoque comprehensivo e inclusivo, implicando a las personas con discapacidad y sus comunidades. Según se recoge en los párrafos 73 y 12(1)).

Sólo se hará efectivo este derecho si la política pública estatal que se centre en los aspectos anteriores tiene sus concreciones en las políticas regionales, en los documentos de los centros que hagan efectiva el derecho y se alinean con las prácticas profesionales para promover una inclusión de todos, con todos y para todos. Igualmente, estas políticas, deberán ir acompañadas de calendarios sobre su implementación en los diferentes niveles, así como de periodos de tiempo para derogar cuantas disposiciones no cumplan con lo expuesto en el artículo nº 24 de la Convención.

Tomado de: https://autismodiario.org/2016/09/17/la-onu-le-explica-los-gobiernos-la-educacion-inclusiva/

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España: Amara Berri: la escuela cuyo cuarto idioma oficial es el lenguaje de signos

España/10 de Octubre de 2016/El Huffington Post

Hace no muchos años un niño con voz de pito solía repetir esta retahíla de ríos y pueblos de España delante del profesor. Pero estos tiempos han pasado. En la actualidad, cada vez más escuelas tratan de salirse del método tradicional de enseñanza y algunas ya lo están logrando.

La escuela Amara Berri de Donostia emplea desde los años 80 una metodología educativa basada en el desarrollo armónico, que engloba el factor social, emocional y cognitivo. «Queremos que los alumnos hagan lo que les interese y les motive, que aprendan jugando», cuenta su director, Carlos Garaialde, a El Huffington Post.

Esto ha llevado a este centro a convertir la lengua de signos en su cuarto idioma. «La diferencia tiene que ser algo que enriquezca», afirma Garaialde. De ahí que, desde hace más de 30 años, apuesten por no excluir a los niños que tienen que recibir una educación especial. «Es importante que trabajen todos juntos porque luego en la vida real van a tener que convivir. En lugar de marginar a los niños que no oyen, lo que hacemos es que el resto de alumnos aprendan el lenguaje de signos y puedan comunicarse», dice su director.

Los alumnos que necesitan una educación especial estudian con el resto de compañeros, ya que necesitan que sean ellos quienes le enseñen a jugar al fútbol, a coger el autobús o a saber relacionarse: «Si los tratas de una forma especial, aislándoles, no les enseñan a desenvolverse en la vida real».

Amara Berri tampoco tiene pupitres y trabaja por temáticas en vez de por asignaturas. “Si los alumnos están estudiando sobre la antigua Roma es bueno que el resto de niños puedan escuchar lo que sus compañeros aportan”, afirma Garaialde.

RED DE ESCUELAS

El colegio público Amara Berri pertenece a la red de escuelasAshoka, una asociación sin ánimo de lucro que pone en contacto a escuelas que educan de forma diferente y cuyo objetivo es sumar cada vez más centros. «Somos una red de emprendedores global que busca construir una sociedad de ciudadanos que sean changemakers, es decir, actores de cambio, escuelas que quieren cambiar la forma de educar», afirma Maira Cabrini, directora de comunicación de la organización.

Para Cabrini y la organización, «es importante que cada niño, niña o adolescente aprenda a desarrollar habilidades que antes no se consideraban prioritarias, como el liderazgo compartido, la empatía, el trabajo en equipo, la creatividad o la resolución de conflictos».

Con este tipo de educación se busca que los niños «aprendan bien», señala Cabrini. «La tecnología va tan rápido que no tiene sentido educar a los niños en esa tecnología; sino en cómo gestionar ese cambio. Puedes enseñar a un chico a hacercoding pero cuando tenga 20 años usará otra tecnología distinta». Esto los mueve a «enseñar a los niños la capacidad de aprender bien y en equipo, de liderar de forma colaborativa este mundo tan cambiante».

Con este tipo de educación se busca que los niños aprendan bien. La tecnología va tan rápido que no tiene sentido educar a los niños en la tecnología sino en cómo gestionar ese cambio.

SE BUSCAN NUEVOS CENTROS

Las escuelas tienen el proyecto en marcha y Ashoka las localiza, las pone en red y les da visibilidad con el objetivo de que otras escuelas se sumen al cambio. Por ahora hay siete, cuatro públicas y tres concertadas.

En ningún caso es necesario que los miembros de la red sigan modelos parecidos, porque no tienen las mismas necesidades una escuela rural que una urbana. En una escuela urbana se desarrollan acciones de aprendizaje de servicio para involucrar a la comunidad más allá de las cuatro paredes del colegio. Por ejemplo, en la escuela Sadako de Barcelona se realizan proyectos de servicio para que los alumnos lancen sus propias iniciativas de emprendimiento social, dentro y fuera del centro. «El niño no tiene que aprender a ser ingeniero, tiene que aprender a ser buena persona», afirma Cabrini.

Las escuelas rurales son un método de subsistencia para el propio pueblo. Así, en la escuela de Alpartín, en Aragón, el Ayuntamiento está involucrado en este tipo de enseñanza ya que gracias a ella los habitantes no se van a estudiar a la ciudad.

Cada una tiene su particularidad y cumple un objetivo distinto, pero los expertos de Ashoka han comprobado que todas estas escuelas changemaker tienen una cosa en común. «Los alumnos se expresan mejor, escriben mejor y tienen más confianza en sí mismos» y eso les otorgará ventajas al llegar a secundaria, sentencia Cabrini.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2016/10/04/escuelas-diferentes_n_12155486.html

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España: Educadoras de educación especial, la batalla por hacerse visible

España/08 de octubre 2016/Autor: Enric Llopis – Rebelión/ Fuente: http://www.cgtpv.org/

Trabajan en colegios e institutos públicos con niños discapacitados y el porcentaje de precarias e interinas supera el 50%


Luchan por dejar de ser invisibles. Educadoras de educación especial de colegios e institutos del País Valenciano se concentraron ayer en las tres capitales de provincia para denunciar la situación de olvido, maltrato y precariedad. Dependientes de las consellerias de Educación y Administración Pública, Integran el colectivo cerca de 900 funcionarios que trabajan en centros públicos de infantil, primaria, secundaria y específicos de educación especial. Piden que se valore la tarea educativa que realizan, y para ello se han constituido dos plataformas reivindicativas en Valencia y Alicante. En jornadas laborales continuas de ocho horas de atención directa a los alumnos –entre las 9:00 y las 17:00-, con pausas establecidas en la normativa que en muchos casos se incumplen, los educadores se hacen cargo de personas con discapacidad física, psíquica y sensorial, que pueden incluir la parálisis cerebral, el Síndrome de Down, el autismo u otras menos frecuentes. Protestan por verse excluidos de los claustros o sin el tiempo necesario para la coordinación pedagógica con el resto de profesionales, la preparación de actividades o las reuniones con los padres. Y porque no se les respetan las mismas condiciones que a los docentes con los que comparten centro educativo.

A pesar de la invisibilización, sin el educador de educación especial resulta imposible una escuela “integradora” e “inclusiva”, mantiene Víctor Tormo, delegado de CGT en la Generalitat en la provincia de Castellón. La relevancia de estos profesionales puede apreciarse por ejemplo en las aulas de comunicación y lenguaje para niños con trastorno de espectro autista de los colegios públicos, donde el educador presta apoyo a los maestros de pedagogía terapéutica y audición y lenguaje, además de acompañar al alumno cuando pasa al aula ordinaria en la que se imparte el currículo convencional. La labor de estos profesionales consiste en fomentar la autonomía personal y el desarrollo de las habilidades cognitivas, relacionales y motrices de los menores, que es “tan importante como los conocimientos académicos”, defiende M.J.P., educadora de educación especial desde hace 23 años en centros públicos y miembro de la Plataforma d’Especialistes d’Educació Especial i d’Educació Infantil de Valencia.

Un informe de la Conselleria d’Educació, dirigida por Compromís y a la que apuntan las exigencias del colectivo, determina mediante un informe individualizado las necesidades y recursos recursos que requiere cada alumno. “Pero resulta muy difícil cumplir con las ratios”, critica Víctor Tormo, quien denuncia la sobrecarga de trabajo, la generalización de las horas extraordinarias y el trabajo a tiempo parcial. Señala además que el porcentaje de interinos y trabajadores en precario supera el 50% de la plantilla, pero el Gobierno Valenciano “incomprensiblemente” no ha convocado plazas para educadores de educación especial en la oferta pública de empleo de 2016 ni tampoco en los años anteriores. En este colectivo profesional integrado mayoritariamente por mujeres, agrega el sindicalista, “se incumple reiteradamente la ley de prevención de riesgos laborales”. “Muchas compañeras no se encuentran bien de salud”, resalta M.J.P., quien apunta sobre todo problemas de estrés, ansiedad y musculares al forzar la posición del cuerpo. “La Administración no está haciendo nada”, critica Víctor Tormo. A pesar de la vinculación a dos consellerias, apunta la responsabilidad directa del conseller d’Educació, Vicent Marzà: “De momento están actuando respecto a los educadores igual que los gobiernos del PP”.

En el listado de críticas figuran la falta de formación específica para trabajadores que laboran con discapacitados y las muy escasas posibilidades de promoción interna; según M.J.P., “después de superar una oposición muy exigente, en la que han de probarse conocimientos sobre múltiples tipos de discapacidad; sin esto, una no es educadora”. Cuando protestan por la invisibilización de los 458 educadores de centros públicos en la provincia de Valencia, 294 en Alicante y 130 en Castellón, se refieren a su empleador –la administración autonómica- pero también a la sociedad en su conjunto. Lamentan que cuando se hable del inicio del curso, la jornada continua en los colegios o las reivindicaciones de los docentes, se olvide a los educadores de educación especial, quienes además, “en los centros privados y concertados se encuentran en mejores condiciones que nosotros”, destaca M.J.P. Las plataformas concretan este reconocimiento insuficiente en que los educadores figuren en el grupo C1 de la administración valenciana. Aunque el salario no figure en el centro de las reivindicaciones, esta categoría puede implicar nóminas de 1.100 euros y en los casos de empleo a media jornada, cerca de 600 euros con los que el trabajador se ha de pagar además los desplazamientos.

Salva Sanmartín, de Intersindical Valenciana, recuerda que ya en 2013 los educadores de educación especial pedían mantener la misma distribución de la jornada laboral que sus compañeros docentes en cada centro. Como pauta orientativa, se establecían 25 horas semanales de atención directa a los alumnos; cinco horas para actividades de coordinación, formativas y atención a las familias y 6,15 horas (que no implican la permanencia en el centro escolar) para tareas de preparación y evaluación. En ocasiones los alumnos con necesidades especiales requieren una atención “itinerante”, que debería reflejarse en el cómputo de la jornada laboral; e incluirse una compensación económica por el desplazamiento del educador y un seguro al efecto, sostiene Intersindical Valenciana. El sindicato se muestra partidario de que se supriman las referencias al “cuidado” y “vigilancia” de los alumnos en el perfil profesional de los educadores, ya que esta obligación corresponde a todo el personal de los centros. También denuncia que en muchos casos, por la situación de precariedad laboral, las trabajadoras se vean obligadas a cuidar de los menores en el horario de comedor, cuando tendrían que afrontar esta responsabilidad las empresas privadas con las que la conselleria concierta el servicio.

En la concentración frente a la sede de la Conselleria d’Administració Pública, una trabajadora que prefiere el anonimato y ha pedido la baja por ansiedad en 2016 denuncia los abusos de poder por parte de la directora del centro: “contra las educadoras como colectivo”. “No deja que nos relacionemos entre nosotras”, critica, y señala que se trata de medidas “premeditadas” por parte de la dirección. Desde las imposiciones en los horarios y la obligación de realizar el turno de comedor, hasta el hecho de alinear a los maestros contra las educadoras de educación especial. B. A. se separa unos metros de la concentración para explicar que trabaja en dos institutos públicos de la provincia de Valencia con niños que padecen discapacidad física y movilidad muy reducida; discapacidad psíquica y trastornos en el lenguaje, y discapacidad físico-psíquica. Lamenta la descoordinación en el día a día de los centros educativos. “Cuando entras en el aula ordinaria tienes que sacar tú al crío adelante, te lo adudican y en algunos casos, a la larga, te tienes que encargar de todo, también de estar con el crío en el comedor”. Denuncia las situaciones de ansiedad y estrés, “todo ello con una categoria C1 en de la administración, cuando el 90% tenemos estudios superiores en psicología, pedagogía o el grado de integradores sociales”. Tiene claro, además, la importancia de la especialización y sobre todo que lo fundamental son los alumnos.

Asimismo mantiene el anonimato otra trabajadora de un centro específico de educación especial. Pide a la Administración autonómica que reconozca la “peligrosidad” y la “penosidad” de la profesión: por la presión que implica atender a los niños cada uno con su problemática; estar pendiente de lo que el profesor requiera en cada momento para los alumnos con necesidades especiales; los traslados del menor, darles de comer… La casuística es múltiple y cambia según el colegio o instituto. Otra educadora informa de su circunstancia particular. Afirma ser víctima de la falta de profesionalidad del maestro del aula ordinaria, quien ha decidido que no son necesarios más medios para atender a los alumnos con discapacidad; de esa manera, “se pierde todo lo que he trabajado durante ocho años con un niño que padece trastorno de espectro autista”. Tiene que ir todos los días medicada a trabajar, el facultativo de cabecera le ha diagnosticado problemas de ansiedad, insomnio y colon irritable, entre otros. La directora del centro, relata la trabajadora, le ha dicho que no airee la situación para no manchar la reputación del centro educativo, y que ella misma es quien ha de encontrar una solución. Casi al finalizar la concentración, otra educadora explica que ha pasado dos años sin comer con un mínimo de calma y en condiciones, al tener que trabajar sin descanso entre las 9:00 y las 15:00, y desplazarse después entre dos centros ubicados en los extremos de un municipio. A las 15:30 horas entraba a laborar en un tercer centro. “Como no estás y no vas a las reuniones, nadie te informa de nada”. Padecía problemas de taquicardia, ansiedad y en el estómago…

Fuente de la Noticia:

Educadoras de educación especial, la batalla por hacerse visibles

Fuente de la Fotografía:

Enric Llopis

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EE.UU: Una profesora de educación especial lleva a todos sus alumnos como invitados a su boda

América del Norte/EE.UU/09 Octubre 2016/Fuente  y Autor: huffingtonpost

Esta profesora de educación infantil ha tenido un gesto precioso con sus alumnos. La joven de Louisville, Kentucky (Estados Unidos) decidió que sus colegiales tuviesen unprotagonismo especial en el día de su boda.

Kinsey Fench da clases en la escuela cristiana Rock Creek, en la que imparte clase de educación especial a niños con Síndrome de Down a los que según ella considera como su familia. Tal es el amor que tiene por sus alumnos que invitó a todos ellos a su boda y dejó que fuesen los pajes encargados de llevar los anillos y las flores al altar.

«Ellos fueron mi primera clase y han sido mi única clase y así que sabía que no podía tener un día especial sin ellos», ha comentado Fench en la revista Glamour.

Fuente de la noticia: http://www.huffingtonpost.es/2016/10/08/boda-alumnos_n_12403368.html

Fuente de la imagen: https://pbs.twimg.com/media/CuJyaC7UAAArnq2.jpg

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Transformando la Educación Especial en Educación Inclusiva

Por: Daniel Comin

Hace ya mucho que se habla de educación inclusiva, de hecho más de 30 años. Pero a pesar de todo hay mucha gente que sigue hecha un lío y que no se aclara bien con lo de la educación especial, la educación integradora y la educación inclusiva. Hagamos un brevísimo recorrido histórico para poder comprender el porqué de esta evolución en la visión de los modelos educativos y por tanto del cambio en la visión de la diversidad funcional (Discapacidad).

La evolución en la forma de ver y entender la educación a personas con diversidad funcional siempre ha estado basada en las creencias predominantes de una sociedad en un momento determinado de su historia. Desde el modelo espartano de ejecución en el monte Taigeto, al modelo usado por la iglesia católica de la baja Edad Media, donde para evitar los infanticidios de pobres niños inocentes que presentaban algún tipo de malformación, se condenaba a quienes matasen a esos pobres niños, aunque en el caso de que estos estuviesen “presuntamente” poseídos, o realmente fuesen el fruto de una relación demoníaca, brujería o cualquier otras barbaridad que se le ocurriera al cura de turno, los quemaban en la hoguera o los sometían a exorcismos, por supuesto en todos los casos el niño fallecía pero con la bendición de nadie sabe quién. Es a partir del Renacimiento cuando los modelos demoníacos dan paso a una visión más médica, y empiezan a aparecer manicomios, asilos y obras de corte similar, donde el deficiente es recogido de por vida, para mayor gloria de alguna deidad. A partir del siglo XVII y XVIII, la influencia religiosa decae en pro de una visión más médica del deficiente (o tullido, o demente, o inútil, o cualquier de las diversas y horrendas definiciones de la época) y entra en programas asistenciales. Aunque a partir de ese momento y hasta las postrimerías del siglo XX la visión de la institucionalización de la persona diferente se convierte en un modelo extendido.

Sin embargo aparecen algunos momentos determinantes que inician la visión más pedagógica que la clínica en la atención a la persona con diversidad funcional. Jean Itard en Francia, cuando en 1800 inicia el trabajo con el niño feral, o 100 años después con Anne Sullivan. Pero básicamente el modelo de institucionalización de la persona siguió vigente hasta finales de la década de los 50 (aunque en España esto se alargó casi 20 años más).

Es el momento de modernizar la escuela

Es el momento de modernizar la escuela

A partir de ese momento, y a raíz de esa efervescencia económica y cultural de los 50, y sobre todo, de la obligatoriedad de la educación, aparecen muchos niños considerados en la época como “débiles mentales”, quienes hasta la fecha sencillamente no existían a nivel oficial, de hecho el número no paraba de crecer, de tal forma que incluso se pensaba que se trataba de algún tipo de epidemia. La cantidad de niños con diversidad funcional no dejaban de aumentar en las cifras oficiales (antes habían los mismos, pero escondidos), y para afrontar esa situación se transforman esos hospitales, asilos, orfanatos y entidades de corte similar, en centros de educación especial, aunque desde una visión medico rehabilitadora, más que pedagógica. Incluso, muchos de estos centros de educación especial se especializan en un tipo concreto de discapacidad. A tal grado de sofisticación pensaban haber llegado. Sin embargo, ese modelo se basaba principalmente en la deficiencia del individuo. Y todo giraba en torno a esa deficiencia. De hecho existían programas adaptados a los Down, los psicóticos, los autistas, los retrasados o los deficientes mentales, …, nunca se ponía a la persona por delante. Eran sencillamente diagnósticos que definían una o varias deficiencias que se intentaban “resolver”. Pero siempre desde la exclusión. Nunca se mezclaba a los deficientes con los normales, como si fuese algo contagioso.

Poco a poco ese modelo excesivamente clínico y rehabilitador de la persona va desapareciendo del modelo de educación especial, tornándose cada vez más importante el modelo pedagógico, pero sin olvidar ciertos aspectos medico-rehabilitadores. Sin embargo, hoy en día, los centros de educación especial, siguen teniendo al alumno excluido de la mayoría de actividades sociales, no por un deseo malvado de los responsables, sino por la propia dinámica de centro. Se sigue trabajando los aspectos individuales, aunque cada vez priman más los aspectos sociales, estando estos restringidos al entorno social en el que vive y habita la persona, es decir, que en la mayoría del tiempo son otras personas con discapacidad.

exclusion-integracion-inclusionA partir de los años 70 y 80 se empieza a implantar la idea social de que el alumno con discapacidad tiene derecho a ir al centro educativo ordinario o regular. Ya se sabe que el modelo de institucionalización de la persona con discapacidad y de educación segregadora, conduce a una vida aparte de la sociedad. Y ese proceso reivindicativo, llevado a cabo por familias y también por profesionales de la educación especial, empieza a llevar a alumnos con diversidad funcional a las aulas de los colegios ordinario o regulares, pero con matices. Y aparece el modelo integrador de la educación. Que es básicamente el llevar parte de los recursos del centro de educación especial al centro ordinario. Se crean aulas de integración, de forma que el alumno con diversidad funcional pueda compartir más momentos con el resto de alumnos.

Hay que tener en cuenta que en la gran mayoría de casos el centro de educación especial fracasa, ya que en muy pocos casos el alumno, al pasar a la vida adulta, consigue muchas de las metas básicas para un desenvolvimiento social en solitario. Es decir, que son dependientes de por vida. Tanto es así que su inclusión social en la vida adulta puede resultar muy compleja, ya que nunca tuvieron el aprendizaje social necesario. Quizá se pueda decir que tal afirmación contiene un fuerte sesgo, ya que las personas que acudían a esos centros tenían grados severos de discapacidad. Y será cierto lo del grado, pero hoy estamos viendo como cada vez más niños y jóvenes de los considerados con grados severos, adquieren un gran número de competencias, gracias a un conjunto de actuaciones, que todo sea dicho, antes no existían.

El modelo de integración adquiere fuerza y cada vez se abren más y más aulas de educación especial en centros ordinarios. Pero realmente seguimos con el mismo modelo de la educación especial, algo edulcorado, pero manteniendo dos grupos, el de los niños normales y el de los niños discapacitados. Recursos diferentes, visiones diferentes, proyectos diferentes, en suma, niños diferentes. De hecho, es común que el niño que asiste a aulas integradoras comparta tiempo con sus pares del aula regular, pero cuando realmente hay que dar determinado aspecto del currículo se le regresa al aula específica con el maestro especializado en niños diferentes. En muchos casos el niño ni es incluido ni integrado, acaba sencillamente incrustado.

Y al final, el edificio es el mismo, la puerta de entrada y salida también, pero ahí se acaba lo común. Y vemos como siguen faltando cosas. Ya con el Informe Warnock -1978, Reino Unido- aparece la propuesta de las Necesidades Educativas Especiales (NEE), que pretenden extender el concepto de atención específica a todos los alumnos que en un momento determinado tengan una necesidad de apoyo. Este aspecto también impacta directamente en el modelo de aulas de integración educativa, de hecho, mucha gente piensa que las NEE son solo para niños con discapacidad y no realmente un apoyo para cualquier niño que las requiera.

Esta categorización de alumnos por el sistema educativo deja bien claro que el propio sistema educativo es segregador y excluyente en el espíritu, en la forma y en la aplicación. Y esto nos ha llevado a la existencia de planes inadecuados basados en la discapacidad y el déficit, en apoyos inadecuados a las necesidades reales del alumno, a una mala distribución de los medios y recursos económicos, y por tanto a una traslación del fallo de la educación especial a la educación integradora. Y a su vez aparece una de las reclamaciones sostenidas por los propios profesionales de la educación. Y es que la formación a docentes es de baja calidad, incluso que la exigencia académica al docente es la más baja de todas. Y además vemos como la propia formación al profesorado es excluyente, es decir, preparo profesores para un determinado tipo de alumnos, de forma que ya se pretende implantar el modelo clasista en el docente. Afortunadamente la gran mayoría de docentes no caen en esa trampa, aunque deben mejorar su formación de forma individual y a su propio coste. Que es terrible, pero menos mal que la gran mayoría de los docentes se toman muy en serio su profesión.

Hoy los docentes, tanto los de educación especial como los de educación ordinaria, tienen cada vez más claro que una escuela mejor es posible. Y que el proceso de transformación hacia un modelo inclusivo es un factor base para el propio desarrollo social. Donde no es el alumno el que se adapta a las exigencias escolares, sino donde la escuela es un lugar de encuentro y de aprendizaje.

Educación inclusiva no significa que la validación de currículo académico sea más laxa, sino que éste cambia de la dimensión memorística y mercantilista actual, hacia un modelo social, holístico y reflexivo del conocimiento, donde uno de los parámetros básicos del programa educativo comparte una de las bases de la humanidad, la convivencia, pero no establecida en clanes, castas o clases sociales, sino en un modelo horizontal. De esta forma no asociamos la dificultad de un alumno a una discapacidad, sino a un error en el diseño del modelo educativo. Convertimos la dificultad en una nueva oportunidad. La diversidad en riqueza social y no en un motivo de exclusión. Pero además, conseguimos que los alumnos SIN discapacidad puedan ejercer su derecho a conocer la diversidad social, en la que finalmente viven. Según afirma Echeita “la inclusión no es la etiqueta moderna para la educación especial, ni un sinónimo de integración tal y como ésta ha venido desarrollándose en los últimos años”.

Escuela Integradora vs Escuela Inclusiva

Diferencias entre integración e inclusión según Arnaiz (2003) y Moriña (2002)

ESCUELA INTEGRADORA ESCUELA INCLUSIVA
Centrada en el diagnóstico Centrada en la resolución de problemas de colaboración.
Dirigida a la : Educación especial (alumnos con n.e.e) Dirigida a la : Educación en general (todos los alumnos)
Basada en principios de igualdad y competición Basada en principios de equidad, cooperación y solidaridad (valoración de las diferencias como oportunidad de enriquecimiento de la sociedad)
La inserción es parcial y condicionada La inserción es total e incondicional
Exige transformaciones superficiales. Exige rupturas en los sistemas (transformaciones profundas)
Se centra en el alumno (se ubica al alumno en programas específicos) Se centra en el aula (apoyo en el aula ordinaria).
Tiende a disfrazar las limitaciones para aumentar la posibilidad de inserción. No disfraza las limitaciones, porque ellas son reales.

Obviamente este proceso transformador debe realizarse con sumo cuidado y atención. Lo del pensado y hecho, aquí mejor no lo aplicamos. El hecho real es que la desaparición de los centros de educación especial va a suceder. Lo importante es que no sea una desaparición de tipo mágico, sino llevada a cabo tras un proceso de transformación y adecuación. Y esto implica muchos cambios de estructuración y metodología, pero sobre todo de forma de pensar y entender la educación. Debemos asumir que la educación inclusiva no es solo el hecho de que los alumnos con diversidad funcional compartan aula con el resto de alumnos, es algo que va más allá; mucho más allá.

“…las escuelas deben acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales lingüísticas u otras. Deben acoger a niños discapacitados y niños bien dotados a niños que viven en la calle y que trabajan niños de poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas étnicas o culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados.” Declaración de Salamanca – 1994

no es inclusion siHabrá que entender que la dicotomía existente en la actualidad entre docente especialista y docente generalista deberá cambiar. Quizá la respuesta no deba ser unificar o diferenciar, quizá con acercar a ambos será suficiente, de forma que evitemos esa especie de visión de un tipo de docente para un tipo de alumno. Ese proceso de revisión de los roles de los profesores implica también un modelo de formación continuada, esa vieja petición que los docentes no paran de reclamar.

En términos radicales, si debe desaparecer la educación especial, al menos el léxico, y se debe hablar sólo de educación de calidad para todos los alumnos, no tiene sentido hablar de especialistas en educación especial. En sentido mitigado, el dilema es si la educación especial debe centrarse en la clasificación de los sujetos y en las categorías del déficit (incluso en el eufemismo «necesidades educativas», derivadas de deficiencias) o en las necesidades educativas del alumno, sin hacer referencia a la causa de la necesidad.” Dilemas sobre los profesores en educación especial. Francisco Salvador Mata – José Luis Gallego (1999)

A su vez, este cambio de concepto educativo es visto por el docente como un cambio de funciones del propio maestro, pasando de ser una especie de operador y supervisor de currículo predefinido, que según Cristina Alemany (Abril 2009) sería algo así como “un técnico ejecutor de las directrices prefijadas”, y de ese modelo encasillado y rígido, el docente se convierte en un arquitecto y un creativo educativo, un reto por supuesto, pero ese modelo de innovación educativa es lo que crea la verdadera esencia de la escuela. Aunque obviamente el proceso de cambio y transformación requiere de muchos más cambios.

No obstante, hay algunos aspectos que considero relevantes y que entiendo desaparecerán del panorama. Por ejemplo: Los alumnos discapacitados ya no podrán ir gratis en la visita anual al zoo, porque ya no darán pena. Ninguna familia volverá a ser declarada como problemática por no doblegarse a un dictamen educativo segregador, y ya no volverán a decir que esa familia es problemática porque no quiere aceptar el diagnóstico de su hijo. No se usarán diagnósticos como predictores de futuro. No se volverá a considerar a los niños como robots programables y sujetos a error, tanto de procesamiento como de fabricación. Ningún docente podrá decir que nadie le formó para atender a alumnos diferentes. La administración educativa no podrá poner trabas al ingreso a una escuela de un niño con diversidad funcional, ya que todas las escuelas serán válidas para todos los alumnos. Los alumnos no aprueban o suspenden, adquieren conocimientos. La escuela prepara al alumno para la vida, no para desempeñar un empleo de forma obediente. Se acabará categorizar alumnos, como si de simple mercancía se tratase.

Al final esto es muy simple. Este proceso se va a dar, y es la petición mayoritaria, tanto desde los profesionales de la educación como desde las familias. Por supuesto hay gente cuyo proceso evolutivo intelectual se quedó fosilizado hace mucho tiempo y entiende que esto es malo, o que es un peligro. Bueno, desde cierto punto de vista es malo y es un peligro, pero solo para los intereses económicos que se mueven alrededor de la educación especial y para quienes obviamente de una forma u otra se aprovechan de esta mercantilización exagerada de la educación o para aquellas personas (son pocas pero las hay) que ven en su hijo un problema que debe ser atendido de forma específica. Y para esta gente una sociedad inclusiva es mala y es peligrosa. Pero para todos los demás es bueno. Para los alumnos en su totalidad, para los profesionales de la educación, para la sociedad, y también para las arcas del Estado, ya que el modelo de educación inclusiva es más viable económicamente que los cócteles educativos que tenemos en la actualidad, que además de caros son malos.

Y ciertamente se podrá someter a un millón de críticas esta exposición, que si no se ajusta a la realidad (a la de alguien en concreto), que si el sistema en realidad no es tan malo, que si el modelo de integración es buenísimo, o que si hay que defender al educación especial por algún tipo de motivo anacrónico y rancio. E incluso se podrá afirmar que esto es un discurso radical. Aunque a mi modo de ver lo radical es cuando una madre y un padre se quedan helados al ver como su hijo es rechazado de un colegio regular por ser diferente, o cuando se le cambia el dictamen educativo y se le expulsa con deshonor del colegio para mandarlo a un centro específico, donde afirman “estará mejor atendido” ¿qué pasa, que donde está no quieren atenderlo como merece? Radical es cuando un alumno llega a los 16 años y apenas sabe escribir su nombre y todo lo arreglan diciendo que tiene discapacidad intelectual y que es todo lo que puede rendir el chico. Radical es cuando unos padres acaban en la desesperación absoluta porque saben que su hijo está siendo discriminado por su discapacidad. Radical es cuando un muchacho acaba atado a la cama de un hospital porque el sistema educativo fracasó.

Creo que un mundo mejor es posible, y una de las formas de trabajar para ese mundo mejor es tener una escuela mejor. La escuela es lo que modela la sociedad del futuro, es nuestra responsabilidad decidir qué futuro queremos.

Tomado de: https://autismodiario.org/2014/12/03/transformando-la-educacion-especial-en-educacion-inclusiva/?doing_wp_cron=1475605602.7672579288482666015625

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