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Reforma Educativa: Mirar a la Escuela de otra manera

México / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

En México, y en cualquier país del mundo, las modificaciones a los textos constitucionales o la aprobación de leyes nacionales, como acciones iniciales para emprender Reformas Educativas, no necesariamente han producido cambios de “raíz” en las prácticas educativas y docentes en las escuelas (1); esto lo digo porque el siguiente gobierno federal, próximo a ejercer el poder político en una semana, podría cometer el mismo error en que cayó el gobierno encabezado por el presidente Peña Nieto, en materia de políticas públicas y estrategias educativas. Pensar que los cambios sociales (estructurales o de base) se generan a partir de las modificaciones al marco legal, es dar por cierta una falacia. Esa ha sido la experiencia para el gobierno que va de salida, y lamentablemente para nuestra sociedad; ha sido una equivocación cometida tanto en el orden de la estrategia puesta en práctica como en la concepción (el contenido) de la Reforma Educativa recién ensayada durante el periodo 2012-2018. En consecuencia, esas han sido algunas de las razones del eventual fracaso de la iniciativa del “cambio” propuesto a través del “Pacto por México” (cuya responsabilidad y diseño se debe a los partidos políticos PRI, PAN y PRD), mediante una Reforma Educativa supuestamente estructural que, según los acontecimientos, ha sido rechazada por la mayoría de la sociedad.

Desde una perspectiva crítica del diseño de las políticas públicas en educación, considero que la estrategia para transformar el sistema educativo, tendría que ser operada exactamente al revés: Primero se tendrían que impulsar los “cambios educativos”, en la base, es decir, en las escuelas, en las aulas y, en segundo lugar, integrar los diversos esfuerzos colectivos, orientados hacia “la transformación”, para consolidarlos y extenderlos hacia todo el conjunto del sistema, a través de la adecuación o actualización de los diferentes instrumentos jurídicos y normativos. Lo anterior implica pensar al Estado no solo como una entidad hegemónica generadora del “deber ser” de una sociedad, sino también como el complejo institucional que, en representación de la misma, regula las prácticas sociales que permitan la convivencia armónica, justa, democrática y civilizada entre los miembros de la sociedad.

Coincido, en ese sentido, con las voces y los argumentos sociológicos (como los de Michael Fullan y Andy Hargreaves) que consideran o interpretan a la escuela desde otra mirada, sobre todo en coyunturas de reforma o de transformaciones profundas como la que vivimos en México. Así lo expresa concretamente Fullan cuando se refiere a ese tipo de reformas: “Hay dos dimensiones claves para la capacidad (del cambio educativo). Una es lo que los individuos pueden (o quieren) hacer para desarrollar su efectividad (desde la escuela), a pesar del sistema; la otra es la forma como los sistemas necesitan transformarse.» (2)

 

Ello significa que la escuela debiera convertirse, como colectivo de personas comprometidas con los aprendizajes significativos de sus estudiantes, en una “unidad autonómica” que aprenda a pensar y a operar el cambio a partir de sus prácticas concretas; a diseñar y emprender por su cuenta, y más allá de los dispositivos burocráticos del “sistema”, su “propia agenda o plan de reformas educativas y docentes (procesos de enseñanza y aprendizaje)” para la escuela y para cada grupo de alumnos en el aula. Sin duda, eso también implicaría poner en marcha un amplio proceso de revisiones críticas y autocríticas acerca de las “prácticas educativas y docentes” dominantes en la institución educativa, que incidan en la extensión, la pertinencia y la profundidad de los aprendizajes de los niños, las niñas y los jóvenes.

Para los tecnócratas y los simpatizantes (convencidos o no) del reformismo conservador (con orientación claramente neoliberal), sin embargo, la lógica del “cambio educativo” se reduce solo a una mera imposición de “modelos” o “programas” desde fuera (el “deber ser”) de las escuelas (como ha sido el caso de las reformas educativas promovidas durante las últimas décadas en varios países, y ha sido también la situación por la que ha pasado México). Eso se ha hecho a través de dispositivos técnicos únicos, nacionales y obligatorios, diseñados por expertos, funcionarios o científicos de la educación, cuyas propuestas han sido válidas para el autoconsumo de la propia comunidad científica (corporativa e institucionalizada), pero que son ajenas a las necesidades de las comunidades magisteriales, es decir, para las figuras educativas que laboran en las escuelas y en las aulas (docentes, directivos escolares y asesores técnicos), es decir, para quienes operan cotidianamente los planes y los programas de la educación pública.

 

En resumen, la ruta crítica elegida por el Estado mexicano, para los propósitos reformistas, fue la siguiente: el Poder Legislativo, por iniciativa del Ejecutivo, modificó el texto constitucional, sin consulta pública en 2013, y estableció como principio general y entre otros aspectos, en el Art. 3 de la Carta Magna, que la “calidad de la educación” se definiría como el “máximo logro de aprendizaje de los educandos”, con lo cual se fijarían las bases para el diseño o adecuación de las leyes secundarias en materia educativa (Ley General de Educación, Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y Ley General del Servicio Profesional Docente), a través de cuyos contenidos y aplicaciones, (como eje central de las políticas públicas), se enfocaron obsesivamente hacia la evaluación de las diferentes figuras educativas, de manera rigurosa y con consecuencias laborales, como el mecanismo universal que aseguraría alcanzar la llamada “calidad educativa”.

Las autoridades educativas federales y estatales durante ese periodo (2012-2018) jamás admitieron, sin embargo, que el cambio educativo más redituable y duradero no es el que se da mediante el arreglo (en la oscuridad) entre las cúpulas del poder político y otros grupos privilegiados, sino desde las escuelas (y no me refiero a la iniciativa de poner a las “Escuelas al Centro”). Arreglo que históricamente se ha dado entre los actores sociales que cogobiernan y que constituyen las élites del poder científico técnico (grupos de expertos en educación que preservan la hegemonía en las instituciones legitimadoras del saber, como he descrito antes, cuyo coto de poder más actual, en México, ha sido el INEE), y que, en conjunto con otros grupos de poder, han tomado las decisiones importantes en materia educativa para la nación: cúpulas empresariales; alta jerarquía de las iglesias; dirigencias de la clase política y sindicales, así como el poder fáctico que ejercen los medios de comunicación, que participan, directa o indirectamente, en el proceso de validación o legitimación de los contenidos, los métodos, el financiamiento, la organización, los tiempos y la infraestructura de las escuelas.

 

Una de las cuestiones que habrán de ponderar las futuras autoridades educativas federales (que impulsarán la 4T), es la dinámica que prevalece en la esencia de las prácticas educativas y docentes cotidianas en las escuelas, en el sentido de revisar los estilos de enseñanza centrados en la “directividad”, así como su orientación para conservar los vínculos de dependencia docente-alumno. (Revisión que está en la cancha de los colectivos escolares). Situación que no es solo privativa de nuestro país, sino que también es observada en otras latitudes: En Colombia, por ejemplo, los investigadores reconocen que “… la mayoría de la población presenta una marcada deficiencia en la habilidad de evaluación de la tarea (de aprender por cuenta propia), lo cual se puede explicar porque la educación inicial (Preescolar y Básica) que han recibido los sujetos, ha concedido al maestro el control y evaluación de los aprendizajes, haciendo del estudiante un sujeto pasivo y dependiente de su tutor, con pocas posibilidades de alcanzar procesos de autonomía y autorregulación de su aprendizaje…” (3)

 

Es de tal modo la urgencia de revisar los métodos y los fundamentos relacionados con las prácticas educativas y docentes en la escuela, que el mismo INEE se ha dado a la tarea de preparar una propuesta para capacitar o actualizar a docentes, asesores y directivos escolares sobre esos procesos, mediante el estudio profundo y reflexivo de métodos de autoevaluación, a efecto de promover la “autonomía escolar” (4); lo cual en sí mismo constituye una buena idea, pues sintoniza con la crítica que he esbozado a lo largo de este comentario (en el sentido de movilizar el cambio “desde abajo” y en forma “horizontal” y no de manera “vertical” ni “desde arriba”). Sin embargo, la pregunta que me hago, ante la propuesta del INEE, es: ¿Por qué hasta ahora?

 

Fuentes consultadas y notas:

(1) “La práctica educativa de los docentes es una actividad dinámica, reflexiva, que comprende los acontecimientos ocurridos en la interacción entre maestro y alumnos.  No se limita al concepto de docencia, es decir, a los procesos educativos que tienen lugar dentro del salón de clases, incluye la intervención pedagógica ocurrida antes y después de los procesos interactivos en el aula”, según B. García-Cabrero, Loredo, J. y Carranza, G. (2008). Análisis de la práctica educativa de los docentes: pensamiento, interacción y reflexión.  Revista Electrónica de Investigación Educativa, Especial. Consultado en: http://redie.uabc.mx/NumEsp1/contenido-garcialoredocarranza.html

 

(2) M. Fullan. (1998) El significado del cambio educativo. (The Meaning of Educational Change: A Quarter of a Century of Learning). En: A. Hargreaves, A. Lieberman, M. Fullan y D. Hopkins (eds.): International Handbook of Educational Change (pp. 214-228). Dordrecht: Kluwer. Traducción de Santiago Arencibia y revisión técnica de Antonio Bolívar, reproducido en: Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado, 6 (1–2), 2002, (España).

 

(3) Isabel A. Sierra Pineda y N. Carrascal Torres (2016) “Desafíos Epistemológicos y requerimientos en los Planes de Formación de Maestros para la Educación Infantil: El camino hacia la Autorregulación Temprana y la Autonomía”. Documento presentado en el 3er. Simposio Internacional y 4o. Coloquio Regional de Inv. Educativa y Pedagógica. Montería, Colombia.

 

(4) Sylvia Schmelkes; Galas Taboada, C.; Hamilton Vélez, E.V.; Chicharro Gutiérrez, M.P.; y Hamilton Vélez, J. (2018) “Autoevaluación y Autonomía Escolar: Principios y herramientas para la Gestión”. INEE. México.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/11/26/reforma-educativa-mirar-a-la-escuela-de-otra-manera

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El primero que tiene que ir feliz a la escuela es el maestro

Colombia / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

La profesora de primaria, Alicia Tojeir, fue nominada a uno premio que busca destacar la labor de los mejores profesores de España.

Alicia Tojeiro, profesora de primaria del colegio Isidro Parga Pondal en Oleiros, España, fue nominada a los Premios Educa Abanca Mejor Docente España, un galardón que busca reconocer la labor de los mejores docentes de este país. Casi 2.000 profesores fueron nominados en diferentes categorías y Alicia fue una de las diez nominadas de Galicia. En una entrevista con el medio La Voz de Galicia, esta profesora, cuyo método educativo se centra en el juego y la felicidad, cuenta cuál es la clave de su motivación, qué desafíos enfrentan los profesores y cómo pueden los estudiantes aprender mejor.

“El primero que tiene que ir feliz a la escuela es el maestro”, comenta Alicia.

Si esto no es así, explica, es muy difícil contagiar a los alumnos. Sin alegría y motivación, el aprendizaje es imposible. Ese es uno de sus principales secretos; esa es su estrategia esencial, la que le ha permitido llegar a todos sus estudiantes pese a las dificultades que ella y otros profesores enfrentan en España, como las condiciones de trabajo, el exceso de alumnos en las aulas y la falta de recursos. Los desafíos que enfrenta Alicia en el sistema educativo de este país no son muy distintos a los que enfrentan otros profesores de Latinoamérica, pero está convencida de que ella y muchos otros docentes pueden “arriesgarse y cambiarlo”.

Alicia no es una profesora que enseña sólo contenidos.

Ella, como lo menciona en la entrevista, se plantea por qué está en la escuela y una de las cosas que sabe bien, es que está ahí para ayudar a sus estudiantes a crecer. “No me limito sólo al libro. Es lo que hay detrás. Una labor amplísima. Quiero alumnos que sean empáticos, que aprendan a trabajar en equipo, que no se rindan ante las adversidades… Y quiero que entiendan que sólo si sigues, aprendes. Hay que esforzarse”. Esta profesora lleva 20 años dando clases y a lo largo del tiempo ha tenido que adaptar sus metodologías basada en los cambios que se han dado, no sólo en el sistema, sino en la forma como los estudiantes se enfrentan al aprendizaje.

“Si no se trabaja con una metodología inclusiva, estamos creando una sociedad fragmentada. Si ahora entendemos que todo el mundo tiene algo que aportar, el día de mañana no habrá tal discriminación. Nosotros, en el aula, hacemos el ejercicio de decir: Yo soy Alicia y se me da bien esto. También soy Alicia y se me da fatal esto otro. No pasa nada. Estoy aquí para aprender”, cuenta la profesora.

Antes de llegar a primaria, Alicia trabajó en educación infantil.

En este proceso entendió que si bien no debería haber rupturas entre las distintas etapas, éstas se dan y hay que hacer las cosas diferentes para que no suceda.“En infantil atendemos mucho más al alumno como persona, pero llegamos a primaria y parece que nos olvidamos. Cuanto más subes en las etapas educativas, menos innovación hay”. Cuando la profesora llegó a primaria, continuó con sus estudiantes de infantil y si bien muchos les decían que innovar con ellos iba a ser más difícil, ella demostró que no era imposible.

Los lunes por la mañana, sus alumnos se convierten en periodistas. De su sala de clase siempre salen informados, preparados para ser parte de las conversaciones globales. Pero lo más importantes es que salen felices… salen felices porque se divierten. ¿Se puede aprender pasándolo bien? “¡Claro!”, responde Alicia. “Aprender es maravilloso y puede ser súper divertido”, agrega. Alicia ha entendido esto a la perfección y se ha dado cuenta de que no puede clasificar a sus estudiantes en función de la edad. Por eso, venir de la educación inicial le ha permitido transformar los procesos de aprendizaje en algo entretenidos, incluso para los más grandes.

Fuente del Artículo:

http://www.eligeeducar.cl/primero-ir-feliz-la-escuela-maestro

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Libro: Aprendiendo a enseñar. Manual práctico de didáctica (PDF)

España / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Jesús Domingo Segovia y Miguel Pérez Ferra (coords.) / Fuente: ResearchGate

La obra Aprendiendo a enseñar pretende poner a los estudiantes de Magisterio y de másteres profesionalizadores en educación ante la realidad que les ocupa profesionalmente como futuros educadores, y ayudar a los docentes en ejercicio a revisar sus fundamentos didácticos y sus prácticas de aula.
El texto reivindica el valor de la didáctica renovada para promover la escuela del mañana y el buen aprendizaje para todos y entre todos. Aunque no renuncia a proponer líneas de diseño, sistematización y metodologías de enseñanza, pone en valor como «núcleo» el aprendizaje profundo, competencial, atento a las inteligencias múltiples, que garantiza los contenidos imprescindibles.
El contenido se ha dividido en tres bloques más un cuaderno de prácticas de clase. Un primer bloque, propio de fundamentación epistemológica, incluye una aproximación teórica a la Didáctica y al currículum, una descripción de los elementos sustantivos de éste y a la atención a la diversidad desde las demandas actuales de la sociedad, así como un tema tan controvertido como la relación entre didácticas específicas y didáctica general clarificando identidades y similitudes.
Un segundo bloque, emergente de la práctica profesional contrastada con el conocimiento académico, se dedica a organizar, fundamentar y describir herramientas didácticas para el desempeño docente y el desarrollo de secuencias didácticas promotoras de aprendizaje en sus tres fases: actividades de inicio, desarrollo y cierre. Muestra instrumentos, procesos y sentidos para diseñar, desarrollar y valorar tanto los resultados como los procesos de enseñanza-aprendizaje.
La obra concluye en el tercer bloque con un conjunto de experiencias de aula de infantil y primaria, escritas por sus maestros y maestras, a modo de ejemplos y propuestas prácticas. En ellas se muestran casos reales que trabajan metodologías indagativas, cooperativas y dialógicas, entre otras.

Links para la descarga:

Aprendiendo a enseñar – Jesús Domingo Segovia

ó

https://drive.google.com/file/d/19kanUlEr-FhSrNYEHl9eaJInjIPV5fGb/view?fbclid=IwAR1GLFLW2eg15KQV6JdZa5kjCFRQt6noOCVXRU5GIF-fSnTt2VriSjPjEZ0

Fuente de la Reseña:

https://www.researchgate.net/publication/286611008_Aprendiendo_a_ensenar_Manual_practico_de_didactica

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“Cualquiera que me diga que no importan las ratios, que se pare al frente de 30 chicos de 3 y 4 años y me diga que no”. Entrevista a Milagros Nores.

Entrevista/06 Diciembre 2018/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/Fuente: El diario la educación

La educación infantil necesita más inversión para bajar ratios y, así, poder producir interacciones de calidad que garanticen un correcto desarrollo de la infancia. Esta es una de las claves para Milagros Nores.

Milagros Nores es co-directora de investigación del Instituto Nacional de Investigación en Primera Infancia del Graduate School of Education de la Universidad de Rutgers, en New Jersey. Es doctora en Educación y en Economía por la Universidad de Columbia. Ha viajado a España para dar una conferencia de la mano de la Fundación Sociedad y Educación y de la Fundación Ramón Areces. Aprovechamos unas horas antes para hablar con ella sobre la conferencia, la educación infantil y hacia dónd deberían dirigirse las políticas públicas en relación con la primera infancia.

¿Qué contará en su conferencia?

Una charla que habla sobre los beneficios de la educación infantil a largo plazo sobre programas que la han estudiado hasta la adultez. Beneficios en salud, criminalidad, en rendimiento en el mercado laboral… Programas de primera infancia de alta calidad. Estos han formado una base fuerte de literatura en primera infancia sobre la que se ha formado gran parte del razonamiento de por qué es importante invrtir en primera infancia.

Seguir a estos niños hasta la adultez permitió medir los beneficios en todas las dimensiones como los costes del programa para poder hacer esa relación coste-beneficio, que se sitúa entre 3 y 16 dólares por cada uno que se invierte en primera infancia.

Fuera de esto, es ver qué evaluaciones o políticas internacionales existen en el momento y que son parecidas y han mostrado algún tipo de impacto a nivel nacional (como expansiones de programas de primera infancia, como programas de visitas domiciliarias, estimulación temprana) y tratar de traer eso y ver la importancia de los primeros años y de intervenir, así como las implicancias para el desarrollo de los niños hasta la edad adulta.

¿Es cara la edución infantil?

En primera infancia podrías considerar un paquete de intervenciones: visitas domiciliarias, programas de estimulación temprana, programas en centro de preescolar… cada uno tiene distintos costos. Y si es caro o no depende de las circunstancias locales y de los programas existentes.

Ahora, es mucho más caro no invertir en primera infancia que hacerlo. Los niños de bajos y medios ingresos, si hay una financiación adecuada, tienen menor probabilidad de criminalidad, de embarazo adolescente, de comportamienos de riesgo (como el consumo de alcohol, tabaco…), mayor salario como adulto, mayor probabilidad de ir a la universidad… La combinación de todo esto supone una población productiva con menores costos a la salud, con menor necesidad de servicios públicos, menos tendencia a la repetición y mayor rendimiento.

Lo que pasa es que el costo de invertir en primera infancia es hoy y los beneficios son futuros. Pero son beneficios acumulativos a largo plazo, que son mucho mayores que los costos.

Fotografía: Universidad de Rutgers

La etapa suele estar dividida en dos ciclos. Esta separación, ¿es mejor o peor? ¿Es solo cuestión de dinero?

La separación en ciclos es bastante común; se ha dado más por una tradición de que el 0 a 3 se ha quedado en los ministerios de Bienestar Social y por ahí se han unificado los de educación.

Sí se muestra que cuanto más integrados sean los servicios y cuanto más alineados, en el sentido de que no tiene el centro educativo necesariamente que servir el 0-3, pero sí se alinear los programas y pensar en los niños como un contínuo. Puede ser que en el 0 a 2 haya visitas domiciliarias con las familias u otra medida. Cualquiera que sea la planificación, que se piense en los niños desde los 0 hasta que termine la universidad. Ver cuál es el acompañamiento perfecto y que se piense al niño desde todas sus necesidades. La exposición de los niños de 0-3 a riesgos adversos ya sea padres en la cárcel, drogadicción en el hogar, falta de alguno de los padres, excesos ambientales de riesgo, de salud, de lo que sean, esos niños tienen problemas muy altos de estrés, y todo eso afecta a su desarrollo de una manera muy fuerte. Esos chicos nunca van a tener el desarrollo o el potencial de uno con una infancia estimulada…

Reducir todo esto y compensar implica dos vías distintas de desarrollo de ese niño. Una es una trayectoria en la que probablemente el chico termine con algún diagnístico de ADH o TDA, donde hay una infancia deprivada, con rendimientos muy bajos en la escolaridad, versus una trayectoria normal. La decisión está en dónde intervenir y cuándo para decidir entre las dos trayectorias. En cualquier caso, interesa una programática contínua para esos chicos en salud, intervención, educación, estimulación… Entonces ¿qué tan caro? Lo es si uno piensa tal vez en centros educativos, pero si se piensa en otro tipo de seguimientos, de acompañamiento, de visitas domiciliarias, de estimulación temprana…

Los programas además se pueden crecer. Empiezan con los niños de mayor deprivación hasta escalar los programas para que lleguen a la clase media y luego hasta universalización… Empezar desde un programa más targeted hasta uno más universal.

La universalidad permite la integración absoluta entre todos los niños y asegura que todos terminen en una trayectoria compleja y, además, la subsidiación entre todos los niños. Pero el punto es pensar en un contínuo desarrollo para todo niño. Lo que te ahorres en repetición, en no terminar en servicios de educación especial (que es donde terminarán)… Es pensar en mover algunos costos de educación primaria a la educación temprana.

¿Y qué es una educación de calidad? El apellido aquí es importante…

Sí, es importante y no es una palabra fácil. Calidad no es tanto el edificio, el espacio. Tiene más que ver con las interacciones que se den entre el adulto y el niño, la capacidad de estimular, los espacios para estimulación y juego, la calidad del lenguaje en ese espacio… no solo un lenguaje del adulto al niño, sino un espacio en donde el adulto le pregunte al niño sobre su pensamiento y le invitea reflexionar sobre lo que está haciendo.

Un ejemplo: si un niño construye una torre y se le cae, típico, se frustra terriblemente. Se le pueden hacer preguntas: “¿Cómo la construiste? ¿se te ocurre alguna idea para que sea más sólida?”. El chico entonces hace un plan. “Probá algo nuevo”. La idea de que el chico es un explorador y está procesando su idea. Apoyar el pensamiento lógico y el análisis del chico, no solo darle vocabulario aunque este ayuda, son los pilares.

Otro ejemplo: le damos un libro. En un espacio de baja calidad, el libro se lee, se termina y se les pregunta: “¿Les gustó?”. En un espacio de alta calidad es: “Veamos qué pasó en el libro, qué les gustó. Hoy leeremos la mitad ¿cómo piensan que va a terminar? ¿qué pasará después? Demos tres hipótesis en el grupo y mañana lo terminamos y vemos cuál funciona”. Los chicos hacen así proyecciones, hipótesis, ideas, reflexiones… y además entienen que el libro tiene un comienzo, un medio y un desenlace, que el final puede cambiar… dependiendo de cómo proyecta uno la lidea. Es el proceso de pensamiento y de reflexión. Todo en un proceso de juego, aprendizaje, espacio… la interacción ha de ser cálida, pero además ha de ser estimulante y cuadrar con el juego del niño. Integrando conceptos de medida, espacio, lógica, análisis… Es un proceso lindo y a la vez sensato y lógico a la edad del chico. Eso es calidad, en definitiva.

La formación docente es fundamental. En muchos lugares hay diferentes trabajadoras con distintas para trabajos parecidos…

Hay todo un campo de quienes trabajan en primera infancia; hay donde no tienen capacitación adecuada y trabajan generalmente en “negro” o casi. Tal vez se dedican al cuidado en casa, por ejemplo. Después están las calificaciones de maestros en las que no hay alineamiento entre lo que es necesario en el aula y lo que está ocurriendo en los programas de profesionalización.

Si no hay capacitación en primera infancia, se nota en las aulas. Si la maestra o técnica no tiene capacitación en primera infancia, está claro que justamente en esos procesos no existen los conceptos ni la capacidad de apoyo. Por ahí, tal vez, sí exista el ambiente cariñoso, lo básico está. Tal vez al chico se lo mantiene a salvo. Pero esto es cuidado básico; que esté sano, salvo, en un ambiente cariñoso y donde se lo cuide en lo socioemocional y como persona, eso es lo básico. Pero no es estimulación cognitiva y no es educación. Sí es nivel educativo lo que llamamos soportes instruccionales: la capacidad de apoyo metacognitivos (de lo que acabamos de hablar), y la capacidad de apoyo en el lenguaje.

Y todo eso no ocurre, necesariamente, si no hay capacitación. Es lo más difícil, la parte que más les cuesta procesar a las maestras de primera infacia en muchos lugares porque les cuesta mezclar matemáticas, ciencias y lenguaje en una cosa básica a la vez que tratamos a las chicas y chicos de 3 y 4 años. Les cuesta, si no tienen la profesionalización adecuada, entender, en un espacio de juego, cómo integrar contenidos, lenguaje y hacer procesos de pensamiento lógico. Lo que hay es un cuidado, el basic childcare; pero si no hay contenidos educativos, no hay efectos de largo plazo, los efectos que hemos visto. No es de calidad.

Y cuidar a los chicos es válido si lo que queremos es apoyar la salida al mercado laboral de las mujeres pero no es suficiente para los efectos a largo plazo para niñas y niños.

Hasta hace poco, en España, pensar en infantil como una etapa de cuidados, con un servicio para la conciliación laboral. Ha costado que calara el discurso de lo educativo.

Esto pasa en otros lugares. Un planteo válido, pero no el que va a generar los cambios. Es el planteo sostenible y es importante porque ayuda a la salida de la mujer al mercado laboral, al mejoramiento de la capacidad financiera de la familia y tiene, por lo tanto, otros efectos en la familia, la pareja y el niño. Pero no tiene sobre el niño el efecto cognitivo, socioemocional, en las funciones cognitivas y todos los efectos de largo plazo que se espera que genere.

El tema es: cuidado puede ser un objetivo viable y lógico como sociedad, pero ya que tenemos a los niños en centros (risas), ya que ya lo tenés, ¿por qué no hacer el siguiente paso y que sea educativo, con los contenidos, la profesionalización adecuadas para que, de paso, cambiemos las trayectorias educativas de estos chicos: oportunidades de vida, efectos a largo plazo? Eso implica que hay que movilizar y cambiar; invertir en maestros implica plata, lógicamente, porque significa profesionalizar.

Hay sociedades en las que con la parte de cuidados tienen suficiente. Yo apuesto más a una inversión más alta porque tiene efectos a largo plazo mucho más altos y sociales, como país, más lógicos.

¿Cómo influyen las ratios?

Bueno, también depende de la edad, pero las ratios importan. Cualquier ser humano que me diga que no, que se pare al frente de 30 chicos de 3 y 4 años y me diga que no. No es sostenible mantener conversaciones de alta calidad, apoyo metacognitivo o apoyar determinados procesos con una ratio muy alta. Cierto que algunas sociedades asiáticas lo han logrado mantener, ratios altas con calidad, porque funcionan de disttintas maneras. En EEUU, los programas de alta calidad en preescolar tienen ratios de dos adultos con 15 a 20 alumnos de entre 3 y 4 años. A menor edad, bajan la ratio. El tema es, para generar esas relaciones y comunicaciones, ¿cuáles son los espacios y cómo necesitas tener esas relaciones? Entonces los ratios importan. En cuanto la subes es imposible tener esas conversaciones, o es mucho más difícil. El espacio se convierte en un lugar donde todo se genera en grupo grande, liderado por la maestra, mucho más directivo, y mucho menos de ese trabajo en grupo pequeño, individualizado… porque no se puede manejar.

Hacer trabajos en grupo o juego libre, cuando tenés 30 chicos corriendo, es mucho más dicífil y por eso empieza a ser mucho más controlada la actividad. Pero cuanto más controlada la actividad, menos probabilidades de aprendizaje.

Aquí, al menos, cada vez hay más presión de arriba abajo. Por ejemplo, la gente de primaria que presiona al segundo ciclo de infantil, para que niñas y niños sepan leer o escribir.

La literatura no apunta a que sea lo que llamamos desarrollo apropiado, que los chicos estén estudiando para fines de 5 años, por lo menos. No deberían estar leyendo hasta alrededor de los 5 o 6. Muchos empiezan a leer a esas edades, aunque cada idioma es distinto, en nuestro sistema, por lo menos. Y empiezan a mostrar lo que llamamos escritura fonética… sí empiezan a leer, pero no lo hacen perfectamente. Debería estar en los principios. En la distribución de la clase tendrás chicos que lean muy bien, otros que no, que están en medio. Debería haber una mezcla. Es difícil. Los chicos que tienen interés por leer, saltan; y hay a quienes les cuesta.

A medida que los estándares se han empujado en los últimos años ha habido un empuje, en mi percepción, de los logros académicos cada vez más para abajo. En vez de entender que lo que debería haber, lo que tiene que guiar el desarrollo de los niños es qué edad, qué etapa y qué nivel tienen y no empujar cada vez más los estándares. Los 6 y 7 es una edad en la que deberían guiarse por lo que los chicos desarrollaron hasta ese momento y no por las necesidades de la primaria básica.

Aquí se llega a la exigencia, entre ciclos de infantil, para que no haya niñas y niños con pañales en el segundo ciclo. Acabas convirtiendo el pañal en un logro académico.

Pero tenés un chico que no quiere, y no quiere (risas). Hablaba con una persona de un estudio que demostró que los niños que están en el menor mes de ingreso, en Estados Unidos, tienen más probabilidad de diagnóstico de ADHD (TDAH). Los menores son los inmaduros… hay una tendencia muy grande de presionar para que los chicos estén en A, B, C (forma d ls notas en EEUU)… en vez de pensar que el expectro de desarrollo normal es una distribución, y es amplia. Hay edades y etapas de desarrollo que permiten ciertos grados.

Incluso hay comportamientos que, por ahí, uno considera que hay algo mal. Pero si hay solo uno, se considera que el chico es normal. Si el chico es absolutamente normal (socioemocional, cognitivo…) pero usa pañal a los 4 o 5 años, no tiene ningún problema. Va a dejar el pañal, todos lo hacen.

Todo chico aprende a leer. Aunque a algunos les cuesta más. Lo que le cuesta mucho a la maestra, no por serlo sino porque el sistema educativo no les enseña, es la diferenciación. Aprender a trabajar con la parte de abajo y de arriba de la distribución. Con quien sabe leer muy bien y con quien no. Con el que tiene una fonética muy clara y con el que no. Es mucho más fácil enseñar a un grupo homogéneo que a uno muy heterogéneo. Para lo que los sistemas de capacitación no son muy buenos es en dar estrategias de trabajo amplias para trabajar con chicos muy distintos dentro de cada grado. Es lo que cuesta más. Y lo que solemos hacer es trabajar con los de abajo para subirlos, pero nos olvidamos de los de arriba. Esta es una debilidad muy grande de los sistemas de profesionalización de maestros. Y lo vemos en cualquier lado. Todo el mundo aprende lo mismo, de manera que la mitad de la clase está aburrida y la otra aprendiendo las letras.

A menos que cambiemos el sistema y todos aprendamos las letras. Entonces sea todo exposición a todo… lo difícil es eso, manejar la distribución. Un buen sistema de capacitación contínua de maestras les ayuda a trabajar con esa diferenciación. Un buen sistema ayuda a trabajar los problemas entre maestras y a ver a los niños con una continuidad y trabajar la diferencias entre ellos a lo largo del sistema, en vez de dejar que las maestras se peleen entre ciclos.

Una maestra de infantil me decía hace algún tiempo que el ciclo madurativo debería ir desde los 0 a prácticamente los 12 años…

Por lo menos pensar en un continuo hasta que el chico tiene la capacidad de lectura y escritura muy establecida, sobre 2º de primaria, porque ahí la lectoescritura le da la capacidad de adquisición del resto de conocimientos de otra manera.

La capacidad, desde el infante hasta la lectoescritura establecida, debería ser pensado de manera curricular, como un contínuo claro de trabajo y las maestras deberían estar todas pensando en ese continuo. Y el sistema de apoyo, las administraciones públicas… y las transiciones en ese contínuo deberían estar pensadas para que no haya competencia ni golpeteo y no se echen la culpa unas a otras. El asunto es cómo apoyar al niño en ese  proceso, hasta que está la lectoescritura bien establecida y el acceso a los otros conocimientos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/05/cualquiera-que-me-diga-que-no-importan-las-ratios-que-se-pare-al-frente-de-30-chicos-de-3-y-4-anos-y-me-diga-que-no/

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La irritante levedad de la política con la educación infantil

Por: Jaume Martínez Bonafé

Tengo la sensación de una creciente pérdida de interés en el debate político por lo que pasa o pudiera pasar de alternativo en las escuelas.

Según una noticia de Europa Press del 11 de noviembre: “La presidenta de la Junta de Andalucía y candidata del PSOE-A a la reelección, Susana Díaz, ha anunciado este domingo en Córdoba que, si los socialistas logran la confianza mayoritaria de los andaluces el 2 de diciembre, en las elecciones autonómicas, ‘el Gobierno de Andalucía pondrá los libros, para la Educación Infantil ‘de tres a seis años, gratis en todos los colegios’. Defiende, además, la gratuidad porque: ’Son los más caros’ y que, además, son de un solo uso, pues los niños han de escribir y pintar en ellos, con lo que ya no sirven para el hermano pequeño, de modo que, ‘a veces hay que tirar de la pensión del abuelo’, que se ocupa de comprar esos libros, pero eso es algo que ya no tendrán que hacer,…”. Hasta aquí la noticia.

Debo reconocer que cuando no se ha alcanzado la gratuidad total de la escuela financiada con fondos públicos, esa ayudita será muy bien recibida por las famílias más necesitadas, aunque también lo será para quienes no lo necesiten, que ante la ley de la gratuidad los ricos son iguales que los pobres. En cualquier caso, las familias contentas y agradecidas por el gesto. Si la escuela pública fuera gratuita de verdad, si el conjunto de los gastos que genera el uso del derecho a la educación los asumiera el Estado, desde el salario de los maestros a la instalación de la pizarra virtual o la compra de cualquier material didáctico necesario, no estaríamos hablando de que a veces hay que tirar de la pensión del abuelo.

Pero lo que a mí me produce una cierta irritación es que, quienes se dedican a la actividad profesional de la política, en cargos tan importantes como la responsabilidad en el gobierno de una autonomía, parezcan olvidarse, ante la fuerza mediática de una medida como la anunciada, del enorme esfuerzo de tantas maestras a las que nunca se les ocurrirá pedir un libro de texto para la educación infantil y de las investigadoras, que en esa la misma comunidad autónoma, vienen denunciando el pernicioso efecto del libro de texto sobre las posibilidades y el esfuerzo docente en proyectos de innovación educativa.

Hubiera podido la candidata anunciar que esos millones de euros que dedicará a la gratuidad del texto escolar lo empleará en mejorar las condiciones materiales de las aulas de infantil, una inversión de mayor permanencia en el tiempo frente a esas fichas “de un solo uso”, como ella misma declara. Hubiera podido anunciar que ese dinero se dedicará a facilitar el intercambio de saberes docentes nacidos de la experimentación e investigación en el aula, o que lo dedicaría a apoyar y dar a conocer el trabajo por proyectos en las aulas de infantil –incompatible con el libro de texto-, o a financiar una revista pedagógica específica para esa importante etapa educativa, en la que se diera voz y autoría al maestro o la maestra. Un gran anuncio hubiera sido la inversión en la pareja pedagógica, como aprendimos de la experiencia de Reggio Emilia, o de un documentalista en la escuela que ayudara en la reflexión sobre el modo en que los niños y niñas van construyendo su aprendizaje. Son ejemplos de posibilidades alternativas del gasto público, aunque no dejo de reconocer mi impertinencia, ya que el listado de necesidades y reivindicaciones posibles corresponde a las maestros y las maestras de Andalucía y no a mí.

Sin embargo, mi atrevimiento al comentar la noticia tiene que ver, más allá del caso concreto de la citada candidata, con la sensación, no sé si compartida, de una creciente pérdida de interés en el debate político por lo que pasa o pudiera pasar de alternativo en las escuelas. Si la normalidad escolar se naturaliza y pierde interés crítico, el debate se reduce, en el supuesto ingenuo de que hubiera realmente debate, a los problemas de la financiación y el control ideológico. Pero en las escuelas hay maestros y maestras que se esfuerzan cada día por avanzar en la renovación pedagógica, investigando nuevas posibilidades y regalándose saberes en espacios horizontales de desarrollo profesional, y les vendría muy bien que quien tiene o quiere tener la responsabilidad de impulsar, apoyar, sostener, financiar y reconocer ese esfuerzo profesional estuviera a la misma altura en su particular espacio de responsabilidad política con la educación.

Volviendo al contenido de la noticia como pre-texto para la discusión, hay un par de cuestiones que vale la pena pensar críticamente. En la pedagogía implícita en los llamados libros de texto para la educación infantil se considera la lectura como el indicador básico de lo que supone progreso escolar, iniciando en el niño o a niña una primera fase de mentalización sobre la importancia del rendimiento y la productividad, en detrimento del placer. ¿Esto facilita el crecimiento en libertad, el desarrollo madurativo, el cultivo de la humanidad plena? Claro que no. Es otra pedagogía que necesariamente ha de alejarse del libro de texto como curriculum reglado para potenciar la relación, el descubrimiento espontáneo del trabajo con la incertidumbre de lo nuevo, la experimentación en un ambiente rico en posibilidades, con objetos provocadores, en espacios de una gran creatividad pensados para y por los niños y niñas. Y con familias que colaboran con las educadoras en el proyecto educativo de la escuela.

Se acercan periodos electorales y sería de agradecer que las candidaturas que apuestan por la mejora y transformación de la educación pública, nos expliquen lo mejor que puedan, qué medidas concretas son o no coherentes con esa posibilidad transformadora. ¿Se imaginan que la próxima candidata a presidir el gobierno anunciara que las escuelas de educación infantil dispondrán de una estructura en aulas unidas por una gran plaza central, lugar de encuentros, juegos, amistades y actividades? ¿Que las escuelas dispondrán de un taller de arte o atelier, con gran variedad de materiales, herramientas y recursos, usado para explorar, experimentar, expresar y crear pensamiento, que dispondrán de áreas verdes? ¿Un muro en el que exponer y documentar la actividad de niños y niñas, en una escuela donde los educadoras trabajan en pareja y diseñan los proyectos con las compañeras y con las familias?

¡Ah! Y no será necesario gastarse mucho dinero, dirá la candidata, porque muchos de los objetos y materiales de trabajo serán inventados por padres, madres y educadoras sin necesidad de recurrir al mercado.

Pues eso es algo de lo mucho que yo mismo me he encontrado ya en algunas escuelas infantiles. Quizá esa futura presidenta se habrá acercado a ellas y aprendido de su esforzado compromiso.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/27/la-irritante-levedad-de-la-politica-con-la-educacion-infantil/

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12º Encuentro Internacional de Educación Infantil

Por OMEP Argentina.

 

OMEP Argentina invita a su
12º Encuentro Internacional de Educación Infantil
«Ambientes que habilitan la experiencia de aprender.
¿Cómo enseñar a las infancias hoy?»

– Especialistas nacionales e internacionales
– Conferencias, paneles, laboratorios, presentación de experiencias
– Vistas guiadas, muestras de libros y material didáctico

Más información: https://www.omep.org.ar/encuentro

Fuente de la reseña: https://www.facebook.com/argentina.omep/

 

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Universalización pública y gratuita del 0-3, pero con calidad

Por: Alicia Alonso

La calidad de la educación de niñas y niños desde su nacimiento debe ser un eje fundamental de esta universalización para evitar posibles males mayores.

Un informe internacional de septiembre de este año (El derecho al cuidado y a la educación en la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe”; CLADE y OMEP) vuelve a resaltar el carácter imprescindible del factor CALIDAD para avalar los buenos resultados que la educación infantil ofrece en el desarrollo y el éxito de múltiples facetas de la persona, tanto en su presente (mayor estabilidad emocional, desarrollo más asegurado de potencialidades posibles, mayor bienestar…) como en su futuro (mejor rendimiento escolar, mejor inserción social y laboral, mejores relaciones emocionales…). Este hecho fue resaltado igualmente el año pasado por otros informes internacionales (La primera Infancia Importa; UNICEF, de septiembre de 2017, Empezando fuerte Indicadores clave de la OCDE sobre la Educación y el cuidado de la Primera Infancia de 25 de junio de 2017) que seguían coincidiendo en ello con otros anteriores.

Así pues, la CALIDAD de la oferta ha de ser un solo término, que incluye cuidados y educación como ámbitos indisociables de los que partir debido a las edades a quienes va destinada.

Por otro lado, Save the Children, en su informe Desheredados, de febrero de 2018, también describía la repercusión que sobre la educación tenían las condiciones sociales de las familias, en su denuncia de la pobreza infantil en España.

Consideramos imprescindible este prólogo para valorar los cambios en política educativa hacia la primera infancia que, en forma de declaraciones de partidos o de acuerdos entre ellos, se llevan haciendo, especialmente, desde el pasado mes de junio.

Comisionado contra la Pobreza infantil (Gobierno del PSOE), Universalización del Primer ciclo de Educación infantil 0-3, que sea gratuito (Pacto Unidos-Podemos y PSOE- y Ciudadanos) y público (Pacto Unidos-Podemos y PSOE) y Equiparación de los permisos de paternidad y maternidad (Pacto Unidos-Podemos y PSOE) son los campos sobre los que se dice querer actuar. En estos momentos, incluso el Partido Popular en la Comunidad de Madrid se ha visto en la necesidad de aceptar la gratuidad de su red pública de educación infantil para el año que viene ante el ultimátum que Ciudadanos le planteó si quería que apoyasen los presupuestos de la Comunidad de Madrid

Con este conjunto de medidas se ha abordado el derecho a la educación desde el nacimiento desde algunos de los ámbitos que son decisivos para que la primera responsable, la familia, pueda construir en mejores condiciones que las actuales el vínculo afectivo que su criatura precisa (Comisionado contra la pobreza infantil, aumento de salario mínimo interprofesional y equiparación de bajas materno-paternales). La tasa de pobreza infantil que actualmente tenemos en España es insoportable (solo Rumanía está por detrás en Europa) y son las familias con criaturas pequeñas las que más la sufren según todos los estudios. Han de recibir por ello el apoyo del Estado, permitiéndoles así tenerlas y criarlas, construyendo con ellas el vínculo que necesitan para poder ser personas equilibradas.

Aunque la actual precariedad laboral es otro campo de acción imprescindible que no para de aumentar y contra la que el gobierno debería actuar, consideramos que las medidas propuestas son un eje prioritario que ha de traducirse en cifras económicas suficientes para desarrollar acciones concretas, en respuesta a las necesidades de los diferentes modelos de familia actuales. Es preciso que la sensibilidad política de todos los partidos lo tenga en cuenta, apoyando estas medidas.

Hace falta que el Comisionado empiece a actuar, que aumenten ese salario mínimo, que retroceda la precariedad y que las bajas materno-paternales puedan organizarse en la familia, de manera que se asegure el mayor tiempo posible de estancia con las criaturas según las necesidades y posibilidades de cada unidad familiar, teniendo en cuenta que la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva al menos los primeros seis meses de vida.

Pero el Estado tiene otra obligación para que niños y niñas puedan cubrir su derecho a la educación y esta es la oferta educativo-institucional (universal, pública y gratuita).

Como escribió Viçens Arnaíz, si no hubiera escuelas infantiles habría que inventarlas. Han de ser públicas y gratuitas, y aspiramos a que sean universales para que puedan ser el elemento de equidad que representan en potencia, a la que todas las criaturas han de poder aspirar. Pero queremos recordar que esta universalización no puede serlo a costa de la mencionada CALIDAD, porque entonces los centros se convertirían en aparcamientos infantiles que perjudicarían a niños y niñas; recordemos que la conciliación ha de ser laboral y familiar, no escolar.

La oferta institucional de educación infantil, para que sea un factor de equidad y desarrollo global de las muchas potencialidades de las criaturas, ha de serlo de CALIDAD si no queremos que las anule y las dañe. Esto significa que, para lograr la universalización, no puede validarse la inclusión en la red pública de centros sin unos requisitos mínimos comunes a todo el Estado, porque no puede haber, como en la actualidad, escuelas infantiles y casas de Niños de primera y centros de segunda, cuya existencia es real en todo el Estado y casi se institucionaliza en Baleares recientemente.

Estos mínimos han de referirse a espacios que han de adecuarse antes de que lleguen las criaturas, no después, como ha ocurrido y ocurre con gran parte de la incorporación de aulas de dos años en los colegios o con muchas de tres años todavía hoy. Estos mínimos han de referirse a la proporción de profesionales y criaturas a su cargo, que deben rebajarse sustancialmente hasta asumir las que, como el Ayuntamiento de Madrid, se han reducido a la mitad. Y deben referirse también a titulaciones, cuyos salarios sean iguales por igual trabajo, una razón añadida a la apuesta por crear plazas públicas que no se mezclen con concursos o conciertos donde, hoy por hoy, sus profesionales cobran salarios de miseria en la gestión privada, aunque el centro sea de titularidad pública.

Estamos, pues, muy de acuerdo con la UNIVERSALIZACIÓN PÚBLICA Y GRATUITA DEL PRIMER CICLO DE EDUCACIÓN INFANTIL, que no obligatoriedad, pero CON CALIDAD.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/11/15/universalizacion-publica-y-gratuita-del-0-3-pero-con-calidad/

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