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Educación para la paz y la nueva escuela mexicana

Por: Carmen Chinas *

 

La educación en México es un derecho social que debe ser garantizado por el Estado.  Además de la necesidad de contar con educación gratuita, de calidad y al alcance de la población, uno de los mayores desafíos del país ha sido desarrollar un modelo educativo que corresponda con las necesidades formativas de una nación en la que prevalece la pobreza, exclusión y cuyo devenir histórico está inevitablemente marcado por un pasado de colonialismo que no sólo despojó las riquezas del territorio, sino que trató de acallar en las conciencias la lucha contra la opresión y por una vida digna en libertad.

La reforma constitucional en materia educativa más reciente fue en mayo de 2019 para incluir los principios de perspectiva de género, cultura de paz, inclusión e interculturalidad que refuerzan señalamientos que ya se encontraban en el mandato constitucional; como señalar que la educación contribuirá a una  mejor convivencia humana, el aprecio y respeto por la naturaleza, la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de las familias, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, evitar los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de personas.

El Artículo Tercero también señala que la educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.

Si bien es cierto que los preceptos constitucionales del tercero constitucional no fueron modificados en su esencia, en las últimas décadas el modelo educativo nacional se orientó hacia un aprendizaje basado en competencias necesarias para el mercado laboral y necesidades individuales, dejando de lado el contenido vinculado a valores humanistas; se quedaron en segundo plano la enseñanza de la historia, el civismo o las artes.

Dicho modelo o reforma educativa impulsada bajo la lógica económica neoliberal no dio buenos resultados, México se situó en los últimos lugares de desempeño educativo entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) permaneciendo más de 15 años en el último lugar. En todo ese tiempo tampoco se trabajó en implementar formas de convivencia en el aula que permitieran la resolución pacífica de conflictos, el diálogo, el respeto o la erradicación de la violencia escolar.

El debate suscitado con la propuesta de la “Nueva Escuela Mexicana” que apenas inicia su implementación, es una oportunidad para insistir sobre los propósitos fundamentales de la educación, considerarla como un medio para transformar vidas en sentido progresivo, un bien público y base para la realización de otros derechos y fundamental para lograr la paz considerando la inclusión, equidad e igualdad de género para lograr una educación transformadora, conclusiones que se desarrollaron en el Foro Mundial de Educación y que pueden consultarse en la Declaración de Inchéon (2015).

Los fundamentos desarrollados en la Nueva Escuela Mexicana (pensamiento crítico, interculturalidad, igualdad de género, cultura de paz), sugieren que es posible avanzar hacia un sistema educativo con una orientación humanista, ya que se considera la dignidad humana como eje central y apuesta a una visión plural, incluyente y participativa para lograr el ejercicio pleno de los derechos humanos. La mirada de la nueva escuela tiene numerosas referencias al desarrollo de la vida en comunidad y considerar los saberes ancestrales de los pueblos originarios como parte de nuestra identidad.

Es necesario lograr la implementación de un modelo que atienda las necesidades, sí de profesionalización, pero esencialmente que convierta a la educación en esa herramienta fundamental de la transformación social, que contribuya a crear una sociedad con conciencia de su identidad y avanzar en la construcción de un país libre, independiente, democrático y justo, con respeto a la dignidad humana, desarrollar una cultura de paz y bienestar social.

Gran parte del desafío recae en el trabajo cotidiano de las maestras y maestros en las aulas, desde el nivel preescolar hasta el superior, pues los preceptos constitucionales que orientan la educación pueden quedar sólo en señalamientos generales sino se implementan en la cotidianidad de las aulas.

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Profesora universitaria, integrante del Centro de Justicia para la Paz (CEPAZ) del Instituto de Justicia Alternativa (IJA) y del Cuerpo Académico UDG “Cultura de Paz y Participación Ciudadana”,  carmenchinas@gmail.com 

Fuente de la información e imagen:  https://www.zonadocs.mx

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Aurora Vergara será la viceministra de Educación Superior en el gobierno de Petro

Vergara Figueroa se desempeñó por 10 años como directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos(CEAF) en la universidad Icesi.

El ministro designado de Educación, Alejandro Gavriria, empezó a conformar su equipo de trabajo de cara a las tareas propias de su cartera. Este viernes dio a conocer el nombre de su viceministra de Educación Superior.

“La doctora Aurora Vergara Figueroa será la nueva Viceministra de Educación Superior. Junto a ella, trabajaremos por la reconciliación de Colombia a través de la dignificación de la educación”, adelantó Gaviria en su cuenta de Twitter.

Tras el nombramiento, el senador electo Alexander López compartió un video de la reacción de Vergara ante la designación, quien afirmó que se sentía “honrada” de recibir esta “responsabilidad” y agradeció en primer lugar a Gaviria y luego al presidente electo, Gustavo Petro, y la vicepresidenta electa, Francia Márquez.

Alejandro Gaviria será el ministro de Educación del gobierno Petro

“Trabajaremos juntos, juntas, juntes, en una gran responsabilidad de educación para la paz, educación para la reconciliación; una educación pertinente. Sé que tenemos un trabajo maravilloso. Cuentan con una servidora para poder avanzar en todas las recomendaciones que nos están haciendo para cumplir nuestras metas”, señaló la próxima viceministra de Educación Superior.

Vergara Figueroa es socióloga de la Universidad del Valle. Tiene experiencia en la docencia universitaria en temas de Estudios Sociales y fue directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF) en la universidad Icesi en los últimos diez años.

Fuente: https://www.elcolombiano.com/colombia/aurora-vergara-sera-viceministra-de-educacion-superior-AJ18331753

 

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Michael McCabe: La educación es la mejor herramienta del Cuerpo de Paz estadounidense

Por: lahora.com.ec

El Director Regional del Cuerpo de Paz, con sede en Washington (EE.UU.) explica lo que hay detrás del reconocido programa de voluntariado.

Formar líderes es un reto para cualquier nación. Y más aún cuando el objetivo mayor es alcanzar la paz. El Cuerpo de Paz de los Estados Unidos tiene metas claras, relacionadas con ese reto, que provoca un crecimiento personal en los facilitadores y en los beneficiarios.

También está el crecimiento de las comunidades, incluida la estadounidense. El relacionamiento profundo de miles de voluntarios hace que se disperse el conocimiento, el compañerismo, la tolerancia y la solidaridad.

Las buenas experiencias son innumerables dice Michael McCabe, director Regional del Cuerpo de Paz, con sede en Washington. El experimentado desarrollador de capacidades, de capacitación para jóvenes, de tecnología para el desarrollo, de desarrollo de alianzas entre el sector público y el privado, conversó con LA HORA sobre el reto en que se ha convertido la paz.

Llegó al país para festejar los 60 años de la presencia del Cuerpo de Paz en Ecuador y el retorno de los voluntarios para trabajar en nueve provincias, luego del inicio de la pandemia. Ellos estarán dos años en el país. Él habla sobre el esfuerzo implícito de reducir los conflictos a futuro. Un trabajo que toma años. Pero que es muy efectivo para sembrar solidaridad y tolerancia entre las personas y los países.

P: Cuerpo de Paz lleva una palabra muy pequeñita de tres letras, pero que tiene mucho significado: paz ¿Cómo interpreta esta situación o relación en este tiempo?

Vivimos en un momento clave a nivel mundial, en Ecuador, en Estados Unidos. La paz, en realidad, es un reto grande para todos. La filosofía del Cuerpo de Paz siempre ha sido: podemos construir la paz a través de la amistad y tratando de ver cómo formamos enlaces. Lo hacemos con los voluntarios del Cuerpo de Paz, con nuestro equipo en Ecuador, con nuestros socios en los ministerios, en las comunidades. Esto crea un entendimiento. El Cuerpo de Paz tiene tres metas. Uno, trabajar mano a mano en el desarrollo local con las comunidades y los voluntarios. Pero el número dos y tres tratan de formar enlaces de amistad a través del entendimiento entre las culturas. Y para nosotros estos son los que crean raíces fuertes para la paz.

P: ¿De qué forma han colaborado para conseguir estos dos últimos objetivos?

Celebrando los 60 años del Cuerpo de Paz en el país, son 60 años de amistad. Hoy celebramos el regreso de los voluntarios del Cuerpo de Paz que van a nueve provincias. Ellos trabajarán en escuelas de estas nueve provincias, van a convivir con familias de las comunidades y, en este intercambio, buscarán formas para mejorar su entendimiento de la cultura ecuatoriana y los ecuatorianos entenderán un poco más la cultura de los Estados Unidos.

P: ¿Cuál es la motivación que tienen usted y los voluntarios para hacer este trabajo?

La motivación de los voluntarios varía, pero para la gran mayoría ellos parte de reconocer que vivimos en un mundo compuesto de países, pero donde existen seres humanos. Para avanzar en educación y en el desarrollo humano tenemos que encontrar la forma de entendernos el uno al otro, y esto va más allá de nuestra comunidad, de nuestro país, hay que entender otros países. Ellos vienen con este espíritu de aprender, entender, compartir. Por eso la mayoría de ellos han salido de su hogar, de su familia, de su país, por dos años. Lo hacen para vivir junto con las familias de comunidades bastante humildes. Y ahí es donde realmente encontramos la solidaridad.

P: Cuando usted dice: encontramos la solidaridad. ¿A qué se refiere?

La solidaridad de aprender el idioma español o kichwa. Conocer cuáles son los retos que enfrentan las personas de las comunidades, y compartirlos. Pero lo más importante es la acción colectiva para mejorar la calidad de la educación, de salud. Trabajar con grupos juveniles y centros juveniles para formar, juntos, un capital humano.

P: Buscar la paz lleva implícito el evitar conflictos. ¿Trabajar en la educación sirve para evitar conflictos?

Sí. Tenemos programas en muchos temas para responder a la situación de la pandemia, en salud, juventud, en desarrollo económico y comunitario. Pero el programa más grande es la educación. ¿Por qué? Porque ahí hemos visto que hay una oportunidad de la vida, muy temprano, de formar, junto con los otros maestros, las nuevas oportunidades para los jóvenes. Entonces, nuestro rol aquí no es enseñar a los jóvenes, sino trabajar junto con los maestros e innovar en técnicas de mejoramiento de la enseñanza y las capacidades. De esta forma aprendemos juntos y, con solidaridad, mejoramos las capacidades de cada joven.

P: Hay personas que creen que prepararse para la paz es prepararse para un mejor futuro. ¿Hay casos exitosos en el trabajo que ha realizado el Cuerpo de Paz?

Cuando viajo siempre encuentro personas que son directores de escuelas, doctores, pueden ser taxistas, pero siempre recuerdan que tuvieron un voluntario del Cuerpo de Paz en la comunidad y que los ayudó a aprender. Hace poco estuve en un evento con embajadores de países del Pacífico. Cuatro de los ocho se pusieron de pie y comentaron que, cuando eran jóvenes, aprendieron a hablar inglés o matemáticas con los voluntarios del Cuerpo de Paz. En ese momento no sabían que ellos iban a ser líderes de su comunidad o de su país, pero ese intercambio les ofreció un entendimiento de esta relación entre países.

P: ¿Este proceso del que usted detalla ayuda a mejorar la seguridad de los países?

En un mundo donde a veces sentimos la polarización de personas por el temor de las diferencias, formar amistad, entendimiento y trabajar en temas de desarrollo local, entendiendo estas necesidades y prioridades, disminuye este sentido ‘del otro’ y forma este sentido de ‘nosotros’. Y eso puede bajar la tendencia para un conflicto.

P: ¿Puede dar ejemplos?

Sin duda. Mire, hemos trabajado en más de 140 países por 60 años. 240.000 voluntarios que han sido embajadores de su país. Y cuando regresan, pasan a ser embajadores, a ser congresistas, a ser maestros en escuelas en Estados Unidos. Ayudan a formar nuestro entendimiento sobre cómo queremos interactuar con otros países. Entonces, yo creo que ese es un buen ejemplo, pero hay muchos otros.

P: El mayor ejemplo es dentro de su propio país.

Es un ejemplo. También encontramos que la formación de este sentido de compromiso, voluntariado, solidaridad, ha tenido un impacto en muchas comunidades donde hemos trabajado y eso es importante. Trabajar junto con los socios, como con las autoridades ecuatorianas, también. Aquí están formando su propio programa de voluntariado. Creemos que todos tenemos la oportunidad de contribuir al desarrollo de nuestras comunidades. (JC)

Fuente e Imagen: https://www.lahora.com.ec/pais/la-educacion-es-la-mejor-herramienta-del-cuerpo-de-paz-estadounidense/

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Berracas: las mujeres colombianas víctimas del conflicto armado que construyen la paz en sus territorios

Reseñas/Colombia/Noviembre 2020/Autora: Laura Casamitjana García/eldiariodelaeducacion

  • “En el territorio hay mujeres que le ponen el alma, que son berracas y que sin duda marcan y marcarán la historia”. Una historia precedida por la violencia sin tregua. En las cordilleras que rodean el departamento del Tolima, Colombia, nació el conflicto armado que ha azotado durante tantas décadas el país: allí surgió la “República de Marquetalia”, el hecho histórico que determinaría el nacimiento de las FARC como grupo armado activo. Una trayectoria de hostilidad que ha afectado directamente a la población civil y que, a día de hoy, con la poca implementación de los acuerdos de paz firmados en la Habana en 2016, sus habitantes siguen pagando.

ecesitamos mujeres berracas, que digan: vamos a salir adelante, entre todas podemos”, señala Ángela Patricia Arias. Es una mujer que, pese a su juventud, vivió una época en la que la guerra le tocó de forma directa. Ha vuelto a su territorio, del que tuvo que marchar —el desplazamiento forzado es la victimización por excelencia que ha dejado la actividad bélica—, y ahora lidera un proyecto de desarrollo productivo para las mujeres de la región. “Sé que de cierta manera he logrado sembrar una semilla. Si en algún momento la fundación se retirara, sé que van a quedar mujeres empoderadas que van a poder empoderar a otras”, dice con orgullo la lideresa. Si bien la reputación del Tolima es la de haber sido la cuna de la guerra, las mujeres víctimas-supervivientes toman el timón para reescribir el presente y el futuro: están decididas a que su región sea reparada, a convertir lo marcado por la violencia en el punto de partida de la paz.

El proyecto “Berracas” recoge a través de cápsulas audiovisuales, perfiles de las mujeres y reportajes de la historia personal de diez lideresas sociales de Tolima que trabajan incansablemente por la reconstrucción social en sus territorios. Con la voluntad de tejer un relato polifónico centrado en la narración de las mujeres víctimas del conflicto armado, el proyecto pone énfasis en la historia de vida de las mujeres, las mayores afectadas por la guerra, y las cuales tienen una memoria particular que nunca ha figurado en los discursos históricamente hegemónicos y machistas. Evidenciar las visiones que existen en la sociedad colombiana sobre su propia guerra es clave para contribuir a que la misma sociedad sea capaz de reconocer —a través de las mujeres como símbolo de fortaleza y unidad social— la multiplicidad de voces y miradas sobre el conflicto armado colombiano. Se trata de exponer la memoria y sus voces para poner de relieve que detrás de las cifras y la historia oficial hay personas que han vivido marcadas por la violencia y que trabajan por construir un futuro mejor. En concreto, esas personas históricamente silenciadas: ellas.

“Las mujeres hemos sido vistas como un botín de guerra”, afirma Ángela Patricia. Las estructuras patriarcales y la cultura machista trascienden las dinámicas bélicas y establecen sus lógicas y mecanismos transversales en los cuerpos de las mujeres, reducidas a unidad territorial conquistable: paralelamente al conflicto armado, existe una guerra particular contra las mujeres. Además de ser víctimas del conflicto, son víctimas de la violencia machista, el daño hacía ellas se menciona como un “asunto colateral”, concibiendo la idea de utilizar a las mujeres para infligir daño al enemigo o generar pánico en la población. Su narración, su dolor, se ven abocados a una trinchera de silencio. Pero esos engranajes bélicos que las instrumentalizan quedan marcados en sus vidas para siempre.

“El tema del género ha sido una lucha constante. Nosotras nos vamos ganando los espacios, vamos ganando a través de hacer. Las mujeres son muy capaces de emprender procesos productivos, sociales, educativos. Así que seguiremos con eso, empoderando a más mujeres. Somos las que tenemos mayor capacidad de gestionar y contribuir en el desarrollo municipal, regional, encabezando la construcción de una paz estable y duradera”, concluye la lideresa.

Sus historias y la lucha de las colombianas por la paz inician hoy un recorrido en Catalunya Plural y El Diario de la Educación. En el primer capítulo de sus vidas, Leonoricel Villamil, concejala y lideresa de Gaitania, explica sus pérdidas y su dolor, pero sobre todo, su fortaleza para reconstruir un proyecto productivo con sabor a café tolimense.
Al mismo tiempo, presentamos la primera parte del reportaje “El papel de las mujeres en la construcción de la paz en Colombia”, que detalla la lucha histórica de las mujeres para ser parte de los acuerdos de paz firmados en el país.
“Mujeres víctimas-supervivientes del conflicto armado en Colombia: un modelo de perdón, empoderamiento y reconciliación nacional” es un proyecto de investigación periodística financiado por el Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) y en el que han participado investigadoras y periodistas de la Universitat Autònoma de Barcelona, de la Universidad del Tolima (Colombia) y de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (Colombia). Hoy inicia su difusión periodística a través de la cooperación con la Fundación Catalunya Plural, colaboradora del proyecto desde su presentación para financiación, en 2018.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-por-la-paz/2020/11/25/berracas-las-mujeres-colombianas-victimas-del-conflicto-armado-que-construyen-la-paz-en-sus-territorios/

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Entrevista con Nora Rodríguez: «Muchos programas antibullying no funcionan porque no tienen en cuenta lo que ocurre en el cerebro»

Por: Carlota Fominaya

Entrevista con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute.

¿Es posible acabar con el acoso? ¿Cuál es el papel de los profesores en la lucha contra esta lacra? Hablamos con Nora Rodríguez, experta en el estudio de la violencia escolar, mentora de líderes internacionales, y fundadora de Happy Schools Institute, donde combina la Neuroeciencia con la educación para la Paz, sobe esto, y sobre el programa LAZOS, destinado a prevenir e intervenir frente al bullying, que imparte a docentes y alumnos.

Usted afirma que muchos programas antibullying no funcionan porque no tiene en cuenta lo que ocurre en el cerebro. ¿Puede explicar por qué?

Más exactamente, porque no se educa en sintonía con el cerebro social. Porque hoy sabemos mucho sobre el aspecto social del cerebro y de las aptitudes internas, relacionadas con el cuidado del grupo, y sin embargo no se lleva este saber a las aulas para que los alumnos de todas las edades puedan ejercitar con otros aquello que nos hace humanos, esto es, sacar lo mejor de sí mismos. Los seres humanos somos mucho más buenos que malos. Por el contrario, se pone todo el esfuerzo en prevenir la violencia en las aula mediante enseñanzas en las que el adulto repite «eso no está bien, no lo hagas», y no se le dan a los alumnos oportunidades continuadas para que puedan actuar desde lo que son, desde las capacidades que nacen de su interior y que nos permiten desarrollar la empatía, la generosidad, el altruismo, la ayuda mutua….

Y ello sin contar que se tiende a frenar la violencia cuando se visibiliza con medidas disciplinarias firmes que a menudo incluyen mecanismos de exclusión, sin tener en cuenta que estos mismos mecanismos a menudo generan más acoso a mediano y largo plazo. Sé que es difícil entender, pero no alcanza con decir una y otra vez a los alumnos «no aceptamos que te comportes así», independientemente de que este sistema pareciera que tiempo atrás ha funcionado.

¿A qué alternativas se refiere?

Hoy hay otros paradigmas, otro modo de promover el aprendizaje social. Por ejemplo, sabemos que los alumnos deben reflexionar, prever consecuencias, y si no las han previsto, reparar. Durante las últimas dos décadas, una ola de investigaciones científicas ha documentado repetidamente el impacto dañino y duradero del acoso escolar entre los jóvenes. Investigaciones de todo el mundo han demostrado que el acoso escolar, considerado durante mucho tiempo como un rito de paso benigno, en realidad contribuye a la violencia y los problemas de salud mental. En respuesta, se han desarrollado una gran cantidad de programas contra el acoso escolar pero no sólo no han servido sino que en algunos casos lo han agravado.

… ¿Y el cerebro?

A diferencia de lo que creíamos hace algunos años, en la actualidad saber que nuestro cerebro es tremendamente moldeable por plasticidad neuronal, así que puede reorganizarse de forma estructural y funcional adaptándose continuamente en cada aprendizaje. Esto abre una puerta a la esperanza también frente al bullying, podemos esperar también lo mejor de los alumnos, independientemente de lo que hayan hecho, de la edad que tengan y del momento de desarrollo por el que estén pasando. En este sentido, si excluir y dejar a los alumnos fuera de juego los perjudica como persona, o no creer en ellos, o someterlo a exclusión social, ya sabemos que el resultado no va a ser satisfactorio. De hecho, la exclusión provoca el mismo dolor que una herida física, y el cerebro necesita de relaciones sociales, sentir que somos aceptados, que pertenecemos a un grupo, algo tan básico y fundamental como la alimentación. Los seres humanos necesitamos sentirnos integrados socialmente porque este es un factor de supervivencia. El daño causado por la exclusión social que a veces acompaña a las situaciones de bullying, no es sólo mental.

También se sabe que los niños y adolescentes ven afectado el córtex prefrontal ventral, cuya función consiste en regular la angustia que desencadena el dolor. Esta reacción cerebral es un aviso para que la persona proceda a la integración antes de que sea demasiado tarde para su vida. Todos los niños son conscientes de que están siendo marginados, lo cual llevado al ámbito educativo, hemos de ser conscientes de que sus cerebros se vuelven menos eficientes. Los neurotransmisores y las hormonas se liberan de manera diferente ante estímulos de peligro para la supervivencia que para situaciones agradables y de recompensa. Cuando la percepción es de peligro, la respuesta de nuestros alumnos será de lucha o de huida, secuestrando a la amígdala, bloqueando a la corteza prefrontal y a las funciones ejecutivas, es decir, las buenas decisiones. Lo cual perjudica no sólo el pensamiento analítico, sino también el pensamiento creativo y la resolución de problemas.

Es decir, cuando los alumnos necesitan sus habilidades mentales más sofisticadas, si hay bullying, y las respuestas al peligro provocadas en situaciones sociales tienden a ser más intensas y duraderas que la respuesta de recompensa en el cerebro, las funciones ejecutivas son bloqueadas.

¿Cuál es el papel del profesor en estos casos?

Personalmente, creo que no tienen en cuenta que cualquier alumno de sus clases sí sabe si hay intimidación, y también saben entre quiénes se produce. Esta es un gran ventaja, obviamente no para preguntarles, pero sí para enseñarles a detectar cuáles son las señales de que hay que actuar, y con qué recursos cuentan como grupo para frenarlo. En ningún caso usar la mediación llevada a cabo por ellos, porque eso se ha comprobado lleva a los mediadores a ser posibles víctimas. Si se ayuda a los alumnos de que ellos tienen todas las herramientas personales y emocionales que necesitan, y que necesitan pararlo entre todos, entonces ellos dejarán de poner excusas para no hacer nada. Hay que explicarles a los alumnos que la frase de Martin Luther King: «No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que sí me preocupa es el silencio de los buenos»… indica que ya no alcanza con tener el deseo de apoyar a la víctima y justificarse: hay que actuar, y hay que hacerlo en grupo.

Ya sabemos que uno solo no puede parar el bullying, ni dos, ni cinco, tienen que ser todos. Más cuando los que la ignoran creen tener razones fundamentadas según demuestran la investigaciones. («No es mi problema si alguien que no conozco está siendo atacado»; «No es agradable entrometerse en los asuntos de alguien»; «Ellos pueden resolver todo por sí mismos»; «No quiero ser un chivato contándoselo a un maestro»; «Él o ella debe defenderse por sí mismo»; «La mayoría de las personas pueden cuidarse a sí mismas y, a veces, las víctimas se lo merecen».

Sin contar que, lamentablemente, algunos niños y adolescentes, como algunos adultos, aprueban la intimidación, encuentran atractiva la violencia o la posibilidad de violencia. También frases como «me encanta ver pelea»; «A todos los niños les gusta divertirse y yo soy parte de eso»… son algunos ejemplos de esto.

¿Qué le dice usted a los profesores a los que forma?

Cuando formo a los profesores para que sean líderes en las aulas, les doy estrategias para que puedan hacen sentir bien a sus alumnos, teniendo en cuenta qué pasa en el cerebro, creando un clima positivo en el aula, dando autonomía para tomar decisiones, enseñándoles a dar algo de lo que saben hacer, enseñándoles cómo se establecen buenas relaciones, practicando el agradecimiento, la amabilidad, entre otros. Esto favorece la respuesta de recompensa, hay más dopamina en el cerebro, y la recompensa social es que tiene efectos duraderos, lo cual favorece el clima del aula, con una clase más efectiva, abierta a ideas y más creativa. Los docentes con alto liderazgo les hablan a los alumnos de quiénes son con sus características individuales, les ayudan con cierta periodicidad a los alumnos a ensayar lo que podrían decir en presencia de un acosador.

¿Cómo sería entonces un programa antibullying ideal?

Sin duda los que fomentan ante todo los buenos vínculos en el aula, el respeto y la reparación como forma de aprendizaje social. El aula, y por extensión el colegio, necesita ser vista ante todo como un laboratorio socioemocional, que permita poner en marcha lo que nos define como humanos. Y para ello es necesario que los docentes se perciban líderes inspiradores, transformadores, sintiendo que son importantes para sus vidas.

Se piensa en programas pero hay que pensar en cómo deseamos ser tatados, y qué podemos hacer por los demás. Algunos programas han demostrado ser efectivos, otros no, y otros no han sido evaluados científicamente. Ahora lo que identificamos e implementamos son mejores prácticas de prevención e intervención.

¿Cree que en algún momento será posible borrar el bullying de las aulas?

Sí, cuando sea prioritario conocer a las personas a las que se educa, y crear con ellas y entre ellas vínculos positivos. De ese modo, en lugar de poner el foco en lo que no saben, en lo que no aprenden, se tratará de descubrir qué los hace auténticos, como sus talentos y fortalezas les ayudan a aprender, y focalizarse más en conseguir relacionarse mejor con los demás.

Crear sistemas de ayuda mutua, practicar la generosidad, altruismo, y no sólo para planificar clases dinámicas y colaborativas en donde los alumnos cumplan un rol, sino para que se sientan parte del aula, porque si el cerebro reptiliano está tranquilo, y el instinto de pertenencia satisfecho, el ambiente del aula mejora de un modo increíble.

¿Qué es exactamente Lazos?

Un conjunto de buenas prácticas de alto alcance que pone el foco en los vínculos positivos, con 22 desafíos destinados a desarrollar aptitudes internas que los hacen mejores seres humanos, como la generosidad, la amabilidad, la empatía, la ayuda mutua, entre otros; primero en el colegio, pero luego el desafío va hacia las familias, y así uno cada mes, o dos, dependerá del colegio, el caso es que cada alumno es un mediador positivo entre el colegio y la familia. El programa incluye la formación liderazgo del docente, y 300 estrategias en las aulas para frenar el bullying según la fase en que se encuentra, y la edad de los alumnos, usando el espacio como cómplice, dinamizándolo según las necesidades.

El objetivo es el contagio de emociones constructivas. Con un enfoque de «toda la escuela», con una acción coordinada a nivel del estudiante individual, el aula y la escuela, evitando programas y estrategias que los dejen los dejan mal equipados emocionalmente para enfrentar sus problemas sociales y emocionales.  Y volvemos al cerebro, porque desde el nacimiento tenemos la capacidad para aprender interactuando con los demás porque disponemos de neuronas espejo que se activan cuando realizamos una acción, pero también cuando observamos a otros realizarla, del mismo modo, nos copiamos también de emociones negativas o positivas.

Así que jugamos con ventaja, porque una función básica de los grupos es el deseo de armonizar. Es una necesidad de nuestro cerebro estar en sintonía. Buscamos que ellos encuentren en su interior que hacer y lo hagan.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-muchos-programas-antibullying-no-funcionan-porque-no-tienen-cuenta-ocurre-cerebro-201912090145_noticia.html

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«Cuando las comunidades se apropian de sus escuelas, la educación para la paz es más efectiva»

Por: Semana Educación.

En la Cumbre Líderes por la Educación, que se realizará el próximo 18 y 19 de septiembre en Bogotá, uno de los temas centrales será la educación socioemocional en escenarios de posconflicto. Expertos nacionales e internacionales en el tema analizarán el caso de Colombia. Semana Educación habló con Óscar Sánchez, director de Educapaz, al respecto.

Semana Educación: ¿En qué consiste la educación para la paz?

Óscar Sánchez: La paz es un concepto muy general, pero en Colombia tiene unos matices muy concretos. El programa nacional de educación para la paz dice que hay dos dimensiones cruciales si no queremos que las cosas se conviertan en tratados políticos que se incumplen o que no conducen a la paz, sino que reinventan la guerra. La primera dimensión es la educación rural, sobre todo en las zonas afectadas por el conflicto armado, la ruralidad dispersa y los territorios étnicos. Los niños, niñas y jóvenes que viven en esos entornos no tienen muchas oportunidades.

Por ejemplo, en el sur del Tolima, en los municipios de Chaparral, Planadas, Ataco y Río Blanco, que es donde nacieron las Farc, la matrícula en grado quinto en 2018 era de 1530 niños; en grado noveno, un poco más de 800; y en grado once, 503. Estamos perdiendo a dos terceras partes de los chicos en los entornos escolares. Las oportunidades educativas tienen que mejorar en pertinencia, en cobertura, en nivel académico y formación integral. El país ha avanzado. La educación rural se ha vuelto un tema central en los últimos tres años, pero a la hora de la financiación sigue siendo pobre. El Gobierno nacional y los entes territoriales no destinan los recursos suficientes.

S.E.: ¿Y la segunda dimensión?

Ó.S.: El otro aspecto de educar para la paz, que es más comprendido en el debate mundial, es la desnaturalización de la violencia en la cultura. Desde la educación se puede contribuir a una cultura de la paz. Si aceptamos que somos parte de una cultura violenta, la pregunta es cómo podemos desde la educación contribuir a construir cultura de paz. Esto pasa por saber técnico y hay tres cosas que se deben lograr: educación socioemocional, educación para la ciudadanía y educación para la reconciliación.

S.E.: ¿En qué consiste cada una de esas educaciones?

Ó.S.: Lo socioemocional se construye desde la primera infancia e incluye el control de las emociones, empatía, capacidad de escucha, ponerse en los zapatos del otro, resiliencia, poder superar situaciones de dolor y trauma. Lo ciudadano es la construcción de un sujeto capaz de convivir con otros en condiciones de igualdad respetando la diferencia. Cada ser humano se forma una identidad teniendo en cuenta lo que hereda y lo que elige. Esa identidad nos da sentido y nos ayuda a crear proyectos de vida. En la medida en que todos tenemos una identidad distinta podemos entender la dignidad y la riqueza humana.

La dignidad de lo humano es que cada ser puede tener una identidad totalmente diferente a la de los demás y, sin embargo, ser iguales en derechos. Esa formación ciudadana pasa por la sexualidad, por lo ambiental, la no violencia, la participación política, la conducta cívica, etc. Y, por último, la educación para la reconciliación es crítica en sociedades en posconflicto como la nuestra porque la guerra nos ha enseñado el odio, la venganza, la justicia punitiva, la negación del perdón. Desaprender eso y aprender la reconciliación es muy importante. Los docentes y escuelas deben contar con las herramientas para este tipo de educación.

S.E.: ¿Qué tipo de herramientas ayudan en ese proceso?

Ó.S.: Son herramientas pedagógicas. Es perfectamente posible comprender cómo aprendemos los seres humanos en cada una de las etapas del proceso evolutivo. El Ministerio de Educación, junto con Educapaz, tiene una plataforma de herramientas didácticas, que tiene más de mil materiales pedagógicos para todos los momentos del aprendizaje.

Los seres humanos no aprendemos los valores discursivamente, sino con experiencias. Hay situaciones especialmente propicias para el aprendizaje, ya sea positivo o negativo

S.E.: ¿Y cuando esas experiencias negativas sobrepasan la capacidad para controlar las emociones?

Ó.S.: Cuando son experiencias muy límite, con situaciones de riesgo serias, las escuelas deben contar con profesionales de orientación sicosocial que construyan rutas terapéuticas y les hagan seguimiento. Por ejemplo, para los niños que han tenido consumo de sustancias psicoactivas, han sido abusados o vivido la violencia en sus familias.

El asunto es que mientras en Bogotá hay un profesional de orientación escolar por cada 500 estudiantes en promedio, hace tres meses visité un colegio en Tierra Alta, Córdoba, un municipio en donde casi todos los habitantes han sido víctimas del conflicto armado, y el colegio no tenía un solo profesional de orientación escolar, aunque atendía a 1.600 estudiantes. Y ningún colegio público de este municipio ha tenido profesionales para esta atención.

S.E.: Usted mencionaba la necesidad de la resiliencia. ¿Cómo se relaciona esto con la necesidad de conocer la historia para sobreponernos a lo adverso?

Ó.S.: La resiliencia pasa por entender que hay algo más allá de lo que me ha sucedido. Que lo que he vivido no es lo único que puedo vivir. Y por supuesto hay que entender lo que he vivido, pero sobre todo entender las posibilidades para vivir otras cosas. La paz es paz positiva. No es entender los problemas de la violencia y dedicarse a recrearlos, pero necesita historia, verdad y reconciliación en función de ver que otro mundo es posible y dedicarse a transformar la realidad.

En la Cumbre Líderes por la Educación precisamente va a estar Neil Boothby, uno de los expertos mundiales más grandes en los temas de resiliencia en educación, y él dice que lograr la mirada positiva a pesar de la adversidad pasa por una transformación sistémica. Que así como fueron muchas las causas para el dolor, haya suficientes variables que confluyen para generar la paz positiva.

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-educacion-para-la-paz-es-mas-efectiva/626951

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