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La educación superior no se puede concebir sin la educación privada

Por: Fidel Ibarra López

Cuando se habla de educación privada universitaria, se suele orientar el análisis sobre la parte regulatoria y la expansión de la matrícula que ha tenido lugar en este tipo de universidades desde fines de la década de los ochentas. Para el caso de lo primero, se ubica el RVOE como el instrumento regulatorio con el cual se ha pretendido fincar una política pública hacia las instituciones privadas. En ese sentido, se ha afirmado por parte de varios autores, que este instrumento ha sido poco eficaz para garantizar la calidad educativa en este tipo de instituciones. Eduardo Navarro va más allá, al señalar que “el RVOE es un instrumento desarticulado de una política pública formal; a pesar de que su implementación se ha asociado al problema público de la calidad, en sentido estricto no está anclado en los objetivos y estrategias diseñados para su resolución de dicho problema” (Educación Futura, 14 de octubre de 2016).

Navarro, advierte que, en los hechos, la expansión de la educación privada universitaria “nunca ha sido definida ni tratada como un problema público propiamente dicho que parta de un diagnóstico claro, hecho que no permite plantear objetivos claros ni estrategias estructuradas con respecto a qué se quiere resolver” (Ibid.). Esta concepción el autor la sostiene a partir de que en una investigación de su propia autoría encuentra como hallazgo que en Chiapas, “se constata que las instituciones privadas utilizan el territorio no metropolitano como factor estratégico para la conformación de agendas con intereses ‘individualistas’ (políticos, económicos, religiosos), que no necesariamente se articulan con los objetivos explícitos de la educación superior” (Cfr. Navarro Meza, Eduardo; Las políticas de educación superior en México y la oferta privada en zonas no metropolitanas, ANUIES, 2019). Si nos remitimos a esta última afirmación, entonces sí se tendría que “definir” a la educación privada como un problema público.

No coincidimos con esta concepción de la educación privada. Y a continuación expondremos el porqué. Y para tal efecto, partimos de la siguiente interrogante: ¿cuáles son los objetivos explícitos de la educación universitaria en México? De acuerdo con ANUIES, los objetivos tienen que ver con: a) La cobertura educativa con calidad y equidad; b) La mejora continua de la calidad de la educación; y c) La responsabilidad social de las universidades -esto con relación a la contribución al desarrollo regional y a la participación de una sociedad más próspera, democrática y justa- (ANUIES, 2018).

El tercer objetivo es una agenda pendiente de parte de las IES. Históricamente las IES se han enfocado a la formación profesional del alumno como prioridad fundamental. Y su contribución a la solución de los grandes problemas nacionales y regionales ha sido insustancial. Lo anterior no ha sido responsabilidad sólo de las IES, sino también del gobierno en sus tres niveles debido a que no se ha sabido integrar a las IES para que contribuyan a la solución de los problemas nacionales a través de la investigación científica.

Por tanto, al hablar de los objetivos de la educación de nivel superior en México, nos tenemos que remitir al tema de la cobertura, la inclusión y la calidad educativa. Y en estas tres dimensiones, en términos reales, el sistema de universidades públicas en México no puede solventar una realidad donde más de 20 millones de jóvenes no tienen acceso al sistema de educación universitaria. De acuerdo con la SEP (2019), la cobertura para educación superior en el ciclo escolar 2018-2019 es de apenas el 30.1%, incluyendo posgrado. Y de ese total, el 35.4% corresponde a la educación privada en la modalidad escolarizada y no escolarizada. Así, ¿se puede prescindirse de la educación privada en este momento histórico? Objetivamente no. El Estado en su conjunto no cuenta con los recursos financieros para cubrir en materia de infraestructura y de capital humano, el 35.4% que cubre la educación privada.

Luego pues, ¿por qué concebir a la educación privada como un problema público, cuando se puede asumir -como lo hemos señalado en este mismo espacio- como un aliado estratégico para la consecución de los objetivos nacionales. Pongo como ejemplo lo siguiente: el presidente López Obrador ha señalado la creación de una Universidad de la Salud en la Ciudad de México, con la cual se pretende formar el capital humano que se requiere ante la insuficiencia de médicos para el sistema de salud. En México ya se viene formando este capital humano desde hace varios años en las escuelas privadas de este país. El caso de la Universidad Autónoma de Durango, un subsistema universitario con más de 30 campus en todo el territorio nacional, es un ejemplo de ello. Actualmente esta universidad cuenta con el mayor número de campus del país donde se oferta la carrera de Medicina, once en total. Y cuenta con una matrícula de 6 mil 483 alumnos que estudia esta área de estudio. Y en materia de resultados, me informan que del último examen EGEL que aplica CENEVAL para la Licenciatura de Medicina General, los alumnos egresados de esta universidad están alcanzado los primeros lugares.

Luego pues, ¿por qué no aprovechar las condiciones que ya se tienen en los subsistemas privados exitosos -como el de la Universidad Autónoma de Durango- y se construye con éstos la solución a la problemática económica y social que enfrenta nuestro país? Los grandes problemas nacionales solamente se pueden enfrentar si se atienden con una visión de Estado. Y dentro de ésta, se debe involucrar a todos los actores -sociales, privados y públicos-.

Se critica que las escuelas privadas operan de acuerdo con fines particulares. Y eso es entendible al ser entidades que funcionan bajo la lógica del mercado; pero también podrían hacerlo con respecto a los fines de los intereses nacionales si se les involucrase con ese propósito. Bastaría que el Estado dejara en claro cuáles son los objetivos nacionales bajo los cuales se va a fincar el futuro del país en los próximos 20 ó 30 años y qué capital humano requerimos para ello. El problema es que este país se reinventa cada seis años y desde las más altas esferas del poder no se tiene claridad sobre qué tipo de país necesitamos para las próximas décadas. Ante esta situación, cada universidad privada en especifico termina formando parte de un archipiélago desvinculado del todo (el objetivo nacional), puesto que no hay proyecto con el cual puedan ser integradas en una escala nacional o regional.

Así, la preocupación no debería ser el 35.4% de la cobertura que representa la universidad privada en este país; sino qué va a hacer el Estado con ese 35.4%? ¿Lo confronta y lo sigue estigmatizando como una educación neoliberal; o la integra como un aliado estratégico con el cual se puede coadyuvar en la construcción de las soluciones de los problemas nacionales de este país? Esta es la disyuntiva de fondo.

Y lo afirmo agregando un elemento inexorable: en el actual modelo educativo mexicano, la educación superior no se puede concebir sin la educación privada.

Fuentes consultadas: 

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-superior-no-se-puede-concebir-sin-la-educacion-privada/

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Educación Perú: Se cerrarán más de 260 ‘colegios’ ilegales, encabezando la lista San Martín de Porres y Ate

América del Sur/ Peru/ 14.01.2020/ Fuente: www.estrelladigital.es.

Estos centros serán clausurados de manera definitiva por Minedu, teniendo que ser reubicados, los escolares afectados en otros centros hasta Marzo, cuando comenzará el nuevo curso escolar.

Así mismo, 1.315 escuelas son informales y se fiscalizarán en seis regiones.

Estos establecimientos educativos que operan en 21 distritos de Lima Metropolitana atienden entre 2 mil y 4 mil alumnos.

Esta medida se aplica en el marco del Decreto de Urgencia Nº 002-2020 publicado ayer en El Peruano, el cual establece medidas para la lucha contra la informalidad en la educación privada. Su reglamento deberá estar listo en un plazo no mayor a 180 días.

“El sector no tenía la facultad para cerrar estos locales. Hoy existen en Lima y seguramente en otras 6 ciudades. Estafan a los alumnos y a sus familias”, dijo la titular del Minedu, Flor Pablo, quien dijo que antes esta medida solo era posible por la vía judicial.

Hasta el 2018, a través de inspecciones de Indecopi, municipios y el Minedu, se identificaron 264 ‘escuelas’ ilegales en Lima (la mayoría de educación inicial), cuya mayor parte está en San Martín de Porres (41), Ate (36), Independencia (17) y San Juan de Miraflores (16).

En estos casos no solo se procederá al cierre, sino que sus dueños serán multados hasta con 430 mil soles (100 UIT) y serán denunciados por estafa.

Otras instituciones privadas que están en la mira son las 1.315 ‘informales’, las cuales sí tienen autorización, pero brindan un servicio diferente al permitido o en locales distintos a los registrados. Su población supera los 40 mil alumnos. Durante el 2020 se buscará que se formalicen, si no lo hacen, se procederá a su cierre.

En el interior del país, la oferta privada se concentra en Arequipa, Callao, Chiclayo, Trujillo, Huancayo y Piura. Ahí, a la fecha, aún no se han identificado colegios sin autorización, por lo que las Direcciones Regionales de Educación y las UGEL –a cargo del proceso– deberán “barrer su zona, ubicar estos servicios e iniciar los procesos de cierre o de formalización”, según explica Daniel Anavitarte, titular de la Dirección de Calidad de la Gestión Escolar del Minedu.

Si hay estudiantes afectados, se procederá con su reubicación hasta antes del 16 de marzo, cuando inician las clases. Ellos serán incorporados al programa Lima Aprende, dirigido a menores fuera del servicio educativo. Este incluye dobles turnos y permite conseguir cupos en colegios públicos. No obstante, si prefieren uno privado, se les dará opciones de planteles cercanos y se les apoyará en la respectiva matrícula.

Los alumnos deberán rendir una prueba de ubicación según su edad. Si la aprueban, se certificará que tienen competencias para el grado evaluado. Y si no lo hacen, llevarán otra vez el año.

La ministra Pablo señala que los cierres serán el resultado de una supervisión en la que, además, se evidencie que estos locales no cumplen con condiciones básicas. Entre estas se encuentran las de infraestructura, personal directivo y docente sin antecedentes penales o policiales y currículo.

Sobre el decreto de urgencia, el presidente del Consejo Nacional de Educación (CNE), César Guadalupe, destaca –a título personal– que el Minedu ya tenga competencia sobre los ‘colegios’ ilegales. “Será importante que se extienda en el sector público. La UGEL no puede gestionar y supervisar a la vez en ese sector. Se apunta a la implementación de una entidad independiente que fiscalice”.

El decreto de urgencia, que modifica la Ley de Centros Educativos Privados, exige que los promotores y directores de los colegios particulares no deben tener antecedentes penales ni judiciales. Tampoco deben estar implicados en delitos como violación o terrorismo.

Si el promotor solicita autorización de funcionamiento y la DRE no le responde, esta resultará negativa. Antes era lo contrario (positivo).

Los colegios deben informar el monto, número y fecha de pago de pensiones; así como cuota de matrícula y de ingreso, al menos 30 días antes del proceso de matrícula. También antes del fin de año deben informar sobre aumento de pensiones.

La cuota de ingreso otorga el derecho a obtener una vacante y permanecer hasta culminar sus estudios. Su pago se da solo una vez y debe ser devuelto de manera proporcional cuando el alumno se retira, salvo que exista una deuda.

Fuente de la noticia: https://www.estrelladigital.es/articulo/internacional/educacion-peru-hoy-cerraran-mas-260-colegios-ilegales-encabezando-lista-san-martin-porres-ate/20200109134604399518.html

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Berea College: La universidad privada en Estados Unidos que no cobra a ninguno de sus estudiantes por la educación

Redacción: BBC Mundo

El costo de la educación superior es un tema crítico en Estados Unidos. Pero, a medida que los precios se disparan en todo el país, una universidad en el estado de Kentucky ha encontrado la manera de seguir siendo gratuita. Sólo hay una condición: los estudiantes debe trabajar para ello.

Becas o préstamos estudiantiles. Esas eran las opciones que tenía Sophie Nwaorkoro, de 18 años, para cubrir los costos de sus estudios universitarios.

Una crisis familiar en su último año de secundaria descarriló la primera opción. Se encontró sin hogar y sin la asistencia financiera necesaria para completar los vacíos de cualquier beca que le ofrecieran.

La segunda opción -pedir un crédito- hubiera colocado a Sophie entre los millones de jóvenes que empiezan la vida de adultos atados a los pagos de sus préstamos estudiantiles.

La mayoría de los análisis estiman que la deuda estudiantil total en EE.UU. es de US$1,5 billones, más de los que los estadounidenses deben en sus tarjetas de crédito. Y casi la mitad de los prestatarios han caído en cesación de pagos.

Berea CollegeDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionBerea College está en una zona rural de Kentucky.

«No me hubiera arriesgado a hacerlo», comenta Sophie. «La deuda significaba el fin de mi libertad».

Sophie se resignó a no continuar con su educación, hasta que recibió una llamada del Berea College, una pequeña universidad situada en una región rural de Kentucky.

La representante le dijo a Sophie que cubrirían todos los gastos.

«Cuando ella mi lo dijo me eché a llorar», recuerda. «Abrieron un puerta que pensé que estaba definitivamente cerrada».

Berea College fue fundada en 1855 por John Fee, un pastor y abolicionista cristiano. Fue la primera universidad integrada y mixta en el sur de EE.UU.

Su campus moderno está localizado en la misma cresta donde estaba la construcción original, actualmente una constelación de edificios de ladrillos con columnas blancas que puede atravesarse a paso lento en 15 minutos.

Desde su inicio, Berea estaba destinada a estudiantes sin medios para pagar la universidad.Los estudiantes trabajaban para ayudar con su manutención.

Berea CollegeDerechos de autor de la imagenBEREA COLLEGE
Image captionEstudiantes frente a la residencia estudiantil James de Berea, construida en 1918.

Y en 1892 dejó completamente de cobrar la matricula.

«Lo que es inusual de Berea es que para entre 70% y 80% de nuestros estudiantes, esta es la única oportunidad de tener una experiencia educacional de alta calidad», expresó el presidente de Berea, Lyle Roelofs.

Más de la mitad de los estudiantes que empezaron en Berea en 2018 no contaba con ningún tipo de ayuda familiar.

El ingreso promedio de una familia de un estudiante de primer año es de menos de US$30.000. Casi 70% de los estudiantes son la la región Apalaches, donde uno de cada cinco habitantes vive bajo el nivel de pobreza.

«Siempre hemos sabido que hay personas que no pueden pagar por la educación necesaria», indica Roelofs. «El ‘cómo hacerlo’ es mucho más complicado».

Ese «cómo» tiene dos caras.

Primero, está el fondo financiero de Berea que, hasta la fecha, ha ascendido a US$1.200 millones.

«Si no tienes ingresos de matrícula, entonces vas a querer tener amigos poderosos como la bolsa de valores estadounidense», dice Roelofs.

El fondo está efectivamente protegido por el compromiso de la institución con una matrícula gratuita. Cualquier renovación o arreglo en el campus sólo es aprobada una vez la matrícula de cada estudiante está asegurada.

Su crecimiento también ha sido impulsado por un particular voto profético de la junta de Berea en 1920, que garantizó que cualquier legado no restringido -donaciones dejadas sin un propósito específico- se añadirían al fondo.

Actualmente, unos US$60 millones se retiran del fondo cada año para mantener el presupuesto operativo de Berea, incluyendo las matrículas.

Estudiante universitariaDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionEmily Fannin, de 18 años, trabajando en el comedor.

La segunda característica especial de Berea es su programa laboral, que exige a cada estudiante trabajar en el campus por lo menos 10 horas a la semana, algo parecido al programa federal de estudio-trabajo de otras universidades en EE.UU.

«En Berea College, ningún estudiante paga matrícula para recibir una educación de alta calidad», afirma Roelofs. «No sólo admitimos a cada estudiante, sino que también empleamos a cada estudiante».

Los empleos son esenciales para la operación de Berea, tanto el trabajo de los estudiantes como la porción de su salario que se les deduce para mantener a la universidad operando.

«No es la cosa más romántica», señala Sophie quien, en su oficio en el comedor, trabaja con «los residuos de absolutamente todo el mundo».

«Sé que algunas personas lo menospreciarían, pero una entra ahí con un sentido que ‘estoy haciendo algo que ayuda a la gente'».

Y hay un obvio beneficio al final -en 2019 el 49% de los estudiantes de Berea se graduaron sin deuda, inclusive después de cubrir alimentación, alojamiento y otros gastos de vida. Para los que acumularon deuda, el promedio fue de US$6.693, una cuarta parte del promedio nacional.

Berea es pequeña, tiene unos 1.600 estudiantes y, por razones obvias, no hace alarde de relucientes instalaciones que pueden ser utilizadas para promoverse en las feria universitarias.

«No añadimos ese tipo de características atractivas que sólo está ahí para atraer estudiantes ricos», explica Roelofs. «Sabes, un rocódromo contribuyen poco a la experiencia educacional».

No tiene la fama de las instituciones élites que están desparramadas a lo largo de las costas del país, y sólo es realmente reconocida por aquellos que viven en los alrededores de los Apalaches.

 

Lyle Roelofs, presidente de Berea CollegeDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionRoelofs dice que Berea «no sería Berea» si cobrara por la matrícula.

«Cuando escuché sobre ella, me sonó sospechosa», reconoce Sophie. «Si era gratis, entonces debería ser de baja calidad».

Pero Berea no se ve ni se siente como una universidad barata.

El campus es arquetípicamente universitario. La vida estudiantil sigue el compás de un campanariom y en los predios resaltan los patios cuadrangulares enmarcados por árboles.

Está situada entre 3.640 hectáreas de un verde frondoso, propiedad de la universidad, que se confunde con cientos de kilómetros de bosques en las faldas de los montes Apalaches del este de Kentucky.

Al visitar la universidad en octubre, los estudiantes hablaban sus «historias de Berea», de los desafíos que amenazaban sus posibilidades de ir a universidad, una característica común del alumnado.

Pero, con la misma facilidad, la conversación cambiaba a sus planes para fiestas o los exámenes venideros. Este es, tal vez, el mayor de los logros de Berea: para sus estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.

Berea CollegeDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionPara los estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.

También es una de las instituciones educativas más selectivas del estado, según los registros de admisión de Berea. Los estudiantes son aceptados en base tanto a su desempeño académico como su estatus financiero.

En 2018, el 97% de la clase entrante era candidata a las becas Pell, una asistencia federal otorgada únicamente a los que «demuestran necesidad financiera excepcional».

Muchos de los estudiantes mencionan el rigor académico de Berea, que sorprende a muchos que presumieron que «matrícula gratis» era sinónimo de una educación de baja calidad.

«Definitivamente no puedes venir aquí y holgazanear», asegura Sophie.

«Creo que estamos acostumbrados a que las universidades sean tan caras que eso es lo que esperamos. Descartamos la idea que una universidad pueda ser asequible».

La dificultad de pagar por la universidad es una de las características que definen a las familias trabajadoras en EE.UU., indica Caitlin Zaloom, profesora de la Universidad de Nueva York que estudia el efecto de la deuda estudiantil en las familias. «La escalada de costos universitarios no puede ir mucho más lejos».

Es una carga que llevan mucho después de la graduación, tanto padres como estudiantes, afirma. «La deuda y los costos definen sus vidas por muchos años».

Pero, a medida que ir a la universidad se ha convertido cada vez más en un «imperativo moral», un requisito para lograr un empleo estable y el ascenso social, el financiamiento del Estado para la educación superior se ha desplomado.

Aviso de BereaDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionUn anuncio original de Berea hace alarde de la matrícula gratis y de tener 8.000 libros en su biblioteca.

Entre 2008 y 2017, la financiación general del Estado para instituciones de educación superior de dos y cuatro años cayó en casi US$9.000 millones, ajustados por inflación, según el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.

Estos recortes gubernamentales han sido enfrentados con pronunciadas alzas en las matrículas, efectivamente presionando a las familias estadounidenses a tomar préstamos.

«El mayor prestamista es el gobierno federal», explica la profesora Zaloom. «Está muy claro que el gobierno federal espera que sus ciudadanos paguen por su universidad con créditos. Ese es el mensaje que reciben muy claramente las familias desde el primer día».

Sólo la última década, la deuda estudiantil nacional se ha multiplicado más del doble, saltando de US$675.000 millones a los US$1,5 billones actuales.

«Creo que realmente estamos en un punto de quiebre», advierte Zaloom. «Simplemente no es moralmente justificable exigir que jóvenes adultos inicien sus vidas con tanta deuda».

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

Hay amplio acuerdo de que la matrícula universitaria en EE.UU. es demasiado cara, pero no hay consenso sobre cómo resolverlo. La mayoría de las universidades estadounidenses ofrecen becas y préstamos para aliviar los costos.

Estudiante universitaria lavando platosDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionSophie dice que su trabajo en el comedor «no es romántico».

El concepto de cubrirlo todo para todos, como hace Berea, lentamente está ganando espacio.

El gobierno estatal de Nuevo México recientemente anunció un plan para hacer gratis todas las instituciones educativas estatales para todos los estudiantes, sin importar los ingresos familiares, utilizando las ganancias de la próspera industria petrolera del estado. Algunos de los principales candidatos demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 han acogido el concepto de matrícula gratis.

Sin embargo, Roelofs cree que «matrícula gratis» puede ser un eslogan frágil si no se acompaña con algo.

El sólo declarar que la educación universitaria es gratis no es la respuesta. Debe ser gratis y de alta calidad, expresa.

Para sus 1.600 estudiantes, el modelo de Berea funciona. Pero tiene 126 años de ventaja.

«Para realmente hacer lo que hace Berea, se tiene que conseguir una suma bastante grande de dinero para poder apenas empezar», manifiesta. «El desafío, luego, es ir incrementándola».

Estudiante universitaria con un coroDerechos de autor de la imagenHOLLY HONDERICH
Image captionSophie, en un ensayo del Grupo Musical Negro de Berea.

El tamaño pequeño de Berea y su compromiso a largo plazo de desarrollar el crecimiento de su fondo de financiación para ofrecer matrículas gratis le ha dado una amplia ventaja sobre otras universidades que quieren imitarla.

Pero Roelofs piensa que el modelo de Berea puede ser influyente, si los gobiernos estatales dan más fondos a las universidades públicas.

«De veras creo que puede haber una Berea en cada estado», asegura Roelofs. «Sólo hay una y está en Kentucky, pero en cada estado hay jóvenes que los ves y dices, ‘caramba, se merecen una mejor oportunidad que la que tienen'».

Para Sophie, esta oportunidad era «una en un millón».

«Si me quitaran esta oportunidad, no sabría dónde terminaría. No sé en qué alcantarilla estaría metida», afirma. «Esta universidad significa todo en el mundo para mí».

Ahora, como una estudiante de primer año en la institución que ella llama su «unicornio», Sophie está estudiando física, cantando en un coro y declamando poesía «beat» en un programa universitario presentado por el Sindicato de Estudiantes Negros.

Después, espera graduarse como médico lo que significa cuatro años más de escuela de medicina, dice.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50689735

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La educación privada como aliada y no como adversaria

Por: Fidel Ibarra López

El pasado 12 de agosto se publicó un artículo de un servidor en este espacio el cual se intitulaba “¿Vamos hacia una estatización de la educación?”. En ese texto, un servidor hacía eco de las declaraciones del empresario educativo Américo Ferrara, dueño del Instituto Brillamont, en San Pedro, Nuevo León, el cual planteaba como escenario la “nacionalización de la educación en México”. En este texto un servidor que no había condiciones -hasta el momento- para estatizar la educación en México; pero sí existía -y existe- un “temor” entre los empresarios de la educación para que se vaya perfilando un escenario hacia ese propósito.

El presidente López Obrador se refirió al tema en la mañanera del 12 de agosto señalando que en México se va a “mantener el sistema de educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles escolares sin hacer un lado a la educación privada”. Un servidor señaló en otro artículo que se publicó en este mismo espacio que esa declaración se podía interpretar como un “no los vamos a desplazar, van a seguir ofreciendo educación como lo están haciendo hasta el momento”. Esa declaración -señalamos en su momento- puede atemperar las “preocupaciones de los directivos”; pero es una declaración que se queda corta. En esa mañanera el presidente pudo haber extendido la mano a la educación privada y haber señalado a la educación privada como “aliada” del gobierno federal para “alcanzar los propósitos que este gobierno pretende llevar a cabo en la materia” (Educación Futura, 2 de septiembre del 2019).

En lugar de ello, el presidente López Obrador ha vuelto a señalar a la educación dentro de su concepción neoliberal que utiliza cada vez que recurre al pasado para justificar su política de gobierno. La referencia la hizo el pasado 1 de diciembre en el marco de la celebración de su primer año de gobierno. Ahí expresó lo que le hemos escuchado reiteradamente cada vez que aborda el tema educativo en su discurso: que la educación se privatizó de forma deliberada al generarse un escenario de expulsión de miles de jóvenes de la educación pública universitaria al cerrárseles las puertas utilizando como “pretexto” los exámenes de admisión. Esta concepción la viene exponiendo en dos espacios de discusión política: en sus libros que ha publicado y en su rol como actor opositor al régimen.

Planteado así, es claro que el presidente no tiene en buen término a la educación privada. La concibe como resultado de la política neoliberal que se estableció en México en los últimos 30 años. Y ello se constituye en problema si se pretende avanzar en la agenda educativa. Llegado a este punto, es pertinente integrar una contradicción que presenta el gobierno federal en su relación con el capital privado: el presidente López Obrador no tiene empacho ahora en llegar a acuerdos con la élite empresarial de este país -después de haberlos criticado acremente durante la campaña electoral- en aras de lograr mayores niveles de inversión privada para detonar el empleo y el crecimiento económico el próximo año -la realidad termina por imponerse-. ¿No tendría que establecerse la relación en los mismos términos con el capital privado en el ámbito educativo para lograr los objetivos que se ha planteado el gobierno federal en materia de cobertura y de calidad educativa? En el plano formal, no tendría que haber problema alguno; pero sí lo hay. Y la pregunta es ¿por qué? La respuesta es ideológica. En el campo educativo la “ideología” se constituye en un imperativo para avanzar en una agenda de gran calado con el capital privado. Se le acusaría de “neoliberal” al presidente si hace un movimiento de ese tipo.

Además, la educación representa una agenda “vital” para el presidente López Obrador en lo referente a su política social. En ese sentido, el presentar “buenos números” en términos de acceso a la educación; infraestructura; y de apoyos a los alumnos de escasos recursos económicos es de suma importancia para el presidente. Y desde esta concepción, la educación privada no encaja. Antes que concebirla como aliada, se recela de ella.

Algunos autores están señalando una concepción distinta a lo que un servidor ha planteado hasta aquí. Afirman, a propósito de la discusión sobre el anteproyecto de la Ley General de Educación Superior, que hay una postura de “favorecer” o “beneficiar” a las universidades privadas a partir de que en el anteproyecto de marras no se presentan cambios sustantivos respecto a la forma como vienen operando las universidades privadas hasta ahora (De Garay, Adrián, Educación Futura, 29 de noviembre del 2019). Y los argumentos que se presentan para sostener esta posición son los siguientes: 1) Que hay actores del gobierno de Morena que tienen intereses en la educación privada universitaria; y 2) Porque el gobierno de López Obrador requiere de la participación de la educación privada para llegar a la meta del 50% de cobertura.

No coincidimos con esa argumentación. Si no se integran cambios a lo que se propone para las universidades privadas se puede leer de igual forma en otro sentido: no hay cambios porque no se tiene proyecto para integrarlas. Y lo afirmo por lo siguiente: si desde 1978 la Ley General de Educación Universitaria no ha sufrido modificación alguna a pesar del proceso de reformas educativas que se han presentado desde 1993, es tiempo entonces -en esta ocasión que se está planteando sacar adelante una nueva ley en la materia- plantearse una normatividad de gran calado donde la educación pública y la educación privada universitaria converjan hacia un proyecto educativo con perspectiva de Estado de acuerdo con los intereses nacionales de nuestro país para los próximos 30 ó 40 años.

¿Se está planteando a ese nivel? No. Las universidades privadas tienen observancia en los últimos 10 artículos del anteproyecto de la Ley. Y los artículos que se están planteando tienen que ver con un conjunto de regulaciones que deben cumplir las instituciones privadas. No hay una perspectiva estratégica en ese articulado, solamente un marco regulatorio. Más nada. Entonces, ¿estamos ante una legislación que favorece a las universidades privadas o ante una legislación que aspira solamente a regular a las instituciones privadas puesto que no hay un proyecto para integrarlas en un todo de mayor calado; esto es, un proyecto de nación?

Desde nuestra perspectiva, el gobierno de López Obrador tendría que tenderle la mano -vuelvo a esta expresión que utilicé en un artículo que se publicó en este espacio el pasado 2 de septiembre- a la educación privada. No hay condiciones en este momento para que pueda sacar adelante sus objetivos con los recursos públicos y la infraestructura educativa que se tienen en el país en todos los niveles educativos. La educación privada le puede coadyuvar en ese propósito. Y le puede coadyuvar de acuerdo con los principios que el gobierno federal establezca.

Que en la educación privada opera en un marco mercantil, con bajos estándares de calidad educativa, eso depende de la institución; pero en efecto existe. Así como en la educación pública también se tienen graves condicionantes. Y los que hemos estado en ambos lados de la cancha lo sabemos. No obstante, me parece que en la coyuntura actual se debe rebasar esa discusión respecto a que la educación privada es sinónimo de educación neoliberal; y pensar de fondo un proyecto educativo de gran calado donde la educación pública y la privada converjan hacia el proyecto de nación.

Un paso importante para ello es que el presidente modere su discurso hacia la educación privada y extienda la mano hacia el capital privado. No hay contradicción si lo hace en otros ámbitos económicos.

Y señalamos lo anterior, porque hasta el momento, el discurso del presidente deja la impresión que, en esta agenda, la educación privada es adversaria antes que una aliada. ¿O no?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-privada-como-aliada-y-no-como-adversaria/

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Franklin León profesor universitario en Chile, nos comenta sobre la situación y el estallido social que vive actualmente este país. (Audio)

Por: Otras Voces en Educación 

Un estallido social que va relacionado con las desigualdades que desde hace años vive Chile, con una educación, servicios básicos y salud privatizada.

La palabra «desigualdad» se ha apoderado del debate en estos últimos días, con cientos de manifestantes insistiendo en que la brecha social en el país sudamericano es desmedida.

 

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El sistema educativo debe implosionar

Por: Laura Lewin.

Debemos dejar de enseñar en función de lo que sabía de educación en el pasado, y comenzar a enseñar en función de lo que sabe hoy de educación.

Los agrupan por año de nacimiento, entran todos a la misma hora, tienen las mismas materias, los mismos exámenes, suena el timbre para salir al recreo y para volver al aula. Tristemente, el sistema te dice qué se debe estudiar, de qué forma debemos aprenderlo y para cuándo.

Estudian, rinden, aprueban, y al poco tiempo se lo olvidan. ¿Hubo aprendizaje? Si estudian para aprobar y enseñamos para que aprueben, ¿dónde quedó el aprender?

No es ningún secreto que muchos alumnos se muestran apáticos, no se interesan por lo contenidos o no disfrutan de aprender. ¿Será, tal vez, que existe una brecha demasiado grande entre lo que nosotros enseñamos y aquello que ellos necesitan aprender, y entre cómo lo ensañamos y cómo necesitan aprenderlo? Si muchos docentes siguen enseñando como ellos aprendieron, parecería sensato suponer que les estamos dando a los alumnos una educación del siglo pasado.

La escuela como lugar de protección de los menores

Está claro que la calidad del sistema educativo no puede ir más allá de la calidad de sus docentes, y que ser docente hoy ya es bastante épico, por eso debemos devolverle al docente el prestigio que alguna vez tuvo y generar las condiciones para que su pasión por la educación lo lleve a instancias cada vez más altas en lo que a motivación y desarrollo profesional se refiere.

Por otro lado, hoy sabemos que el vínculo es clave para poder aprender. Volver a generar una conexión entre los docentes y los alumnos en base al respeto, la credibilidad, la idoneidad, la empatía y la confianza mutua es impostergable. Como es impostergable repensar el sistema en un todo.

Frente a un contexto donde los cambios son vertiginosos y los escenarios mutan constantemente, ¿cuál es el aporte que debemos dar a los alumnos y cómo podemos ayudarlos a desarrollar habilidades que trasciendan el aula y sirvan para su futuro humano, académico y profesional? Hoy, almacenar información ya no es una prioridad. Necesitamos darles a los chicos problemas para resolver, no respuestas para memorizar.

Y que eso que deban hacer los obligue a pensar, para que cuando se encuentren con algo nuevo, en vez de recordar, puedan pensar.  ¿Es mejor la educación privada que la pública ? Los expertos desmienten a Mauricio Macri Se siguen enseñando materias como si fuesen compartimentos estancos y después nos sorprendemos que los alumnos no se interesan. Tal vez, si se propusiera un aprendizaje más integral en donde los alumnos pudieran utilizar todas las habilidades de las diferentes asignaturas lográramos no sólo involucrarlos, sino además motivarlos, fascinarlos, apasionarlos, encenderlos… para después corrernos.

Más que seguir almacenando información, lo que debemos buscar es que puedan fusionar los conocimientos y ensamblar el aprendizaje de una manera más significativa y relevante para ellos. Esperamos que los chicos sean innovadores, autónomos, que piensen de manera creativa y crítica, que sean empáticos, y solidarios en un sistema que los pone a todos en una “cubetera” y no les permite fluir un entorno en donde muchos siguen pensando que “la letra con sangre entra” y les cuesta comprender que si el alumno disfruta con lo que hace lo va aprender mejor.

En los programas académicos vemos materias como matemática, lengua, idiomas, educación física, geografía, historia, entra otras, pero no encontramos asignaturas como cómo comunicarse, cómo resolver conflictos, cómo relacionarse con el otro, cómo mejorar la empatía, o la escucha atenta, por nombrar a algunas pero después nos sorprendemos frente al flagelo del bullying o que en vez de mejorar sus argumentos en una conversación, solo pueden descalificar al otro. O vemos chicos que frente al más mínimo obstáculo, se frustran y abandonan.

En educación, tenemos varias deudas pendientes Si seguimos enfatizando las habilidades cognitivas por sobre las sociales y emocionales no nos sorprendamos de encontrar aulas tormentosas. Necesitamos aulas en donde se pueda naturalizar, desdramatizar y capitalizar  los errores, entendiendo que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y en donde nadie tema levantar la mano por miedo a que lo carguen o lo humillen.

Después de todo, sin seguridad emocional es muy difícil desplegar todo nuestro potencial creativo. Sí, el docente debe ser custodio de la auto-estima de sus alumnos. El diseño de aulas es otro tema no menor. Hoy sabemos que el ejercicio estimula el poder del cerebro, y sin embargo hemos diseñado aulas para estar sentados 4, 6 u 8 horas.

Rediseñar los espacios de aprendizaje por entornos que inspiren, motiven, activen y provoquen cognitiva y emocionalmente a nuestros alumnos, en donde haya una transición sin fricciones entre lo presencial y lo digital, será otro de los desafíos de la educación en este siglo. ¿Qué cambios debemos aplicar ahora para garantizar la continuidad de la escuela en el futuro, teniendo en cuenta que el docente ya no es la única fuente de conocimiento y que hoy un tutorial puede explicar de manera práctica, rápida e interesante muchos de los temas que deben aprender nuestros alumnos?

Si el conocimiento está “a un clic de distancia”, ¿seguirán existiendo las escuelas en el futuro tal y como las conocemos hoy? Por la crisis, hay 80 mil alumnos menos en las escuelas privadas Todos estos cambios requieren de coraje, de tiempo y de paciencia. Mantener a los estudiantes comprometidos y motivados constituye un reto muy grande aún para los docentes más experimentados.

Por lo tanto, priorizar el clima en el aula, rediseñar los espacios de aprendizaje, repensar los programas académicos y las estrategias pedagógicas, deben ponerse en un primer plano. Debemos dejar de enseñar en función de lo que sabía de educación en el pasado, y comenzar a enseñar en función de lo que sabe hoy de educación.

Sin embargo, hasta que no se vuelva a ver a la educación como prioridad, ningún cambio va a ser duradero. Y cambiar de paradigmas toma tiempo, así que cuanto antes empecemos, mejor.

Fuente del artículo: https://www.perfil.com/noticias/opinion/opinion-laura-lewin-el-sistema-educativo-debe-implosionar.phtml

 

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Finlandia no ha prohibido los colegios privados

Por: Marisa López González.

Titulares y mensajes aseguran que Finlandia ha suprimido la educación privada. Esto es falso. El Ministerio de Educación del país ha desmentido a Newtral esta información.

Diferentes publicaciones aseguran que el éxito de la educación en Finlandia – un país que siempre obtiene buenos resultados en los trienales informes PISA– está en la abolición de la educación privada. «Como los hijos ricos deben ir al mismo colegio que los pobres, sus padres se aseguran que los colegios sean excelentes», afirma un usuario en Twitter. Esto es falso. El Ministerio de Educación de Finlandia ha confirmado a Newtral que no han prohibido los colegios privados.

Finlandia tiene colegios privados aunque no son muy comunes, sólo representan un 2% del total«El gobierno puede autorizar el ejercicio de la enseñanza a una asociación y/o fundación. Este permiso se aplica a la educación básica (de los 7 a los 16 años), la educación pre-primaria (6 años), la educación básica adicional voluntaria y la educación para la preparación de inmigrantes para la educación básica», explican desde el Ministerio.

Los requisitos

La autorización está condicionada a que haya una necesidad educativa o cultural específica y un acuerdo entre la fundación y/o asociación y la autoridad local. En ciertos casos, el gobierno podrá concederla aunque no exista este acuerdo, por motivos de necesidad educativa y cultural, regional o nacional.

Además el solicitante de la autorización tiene que cumplir con determinados requisitos profesionales y financieros y está prohibido el ánimo de lucro. «Sin embargo, en ningún caso, el gobierno está obligado a conceder la autorización y puede revocarla si las organizaciones no cumplen con las condiciones o si se proporciona la educación en contra de la ley de educación básica del país», añaden.

Todos estos requisitos se aplican a las fundaciones y/o asociaciones que quieren recibir fondos del gobierno y tener el derecho de otorgar diplomas. «De lo contrario, no hay limitaciones respecto a establecer una escuela privada«, señalan a Newtral desde el Ministerio de Educación del país nórdico.

La educación básica privada, pero gratuita

El artículo 16 de la Constitución finlandesa reconoce el «derecho a una educación básica gratuita», es decir, aquella que comprende desde que los niños cumplen 7 años hasta los 16. Por ello, está prohibido que los colegios públicos y los privados que se financian con dinero público cobren la matrícula. Los únicos que pueden exigir un precio son los privados. «Sin embargo, este tipo de escuelas privadas son muy poco frecuentes en Finlandia», aseguran desde el Ministerio.

Fuente de la noticia: https://www.newtral.es/zona-verificacion/fakes/bulo-finlandia-no-ha-prohibido-los-colegios-privados/

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