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Convocan a presentación de proyectos sobre educación mexicana en 2049

México / 18 de febrero de 2018 / Autor: Notimex / Fuente: AM de Querétaro

Expertos en ciencia y tecnología convocan a presentar un proyecto a través de la ciencia ficción de cómo se visualiza la educación superior en el año 2049

Con el fin de abrir las expectativas de educación superior dentro de 31 años, expertos en tecnología y ciencia convocan a la población en general a que, a través de la ciencia ficción, presenten un proyecto de cómo visualizan que será este nivel educativo en el año 2049.

José Escamilla, Director de TecLabsReinventando la educación”, informó que a través de una convocatoria que plantea diversas soluciones a la problemática de la educación superior en el mundo, se podrán enviar propuestas y concursar en esta odisea del tiempo.

La convocatoria cierra el próximo 23 de febrero

El planteamiento es cómo hacer un cambio radical en educación superior, en donde no se mejore la educación en un 10 o 20 por ciento, sino 10 veces. “Eso es lo que estamos buscando, y si no se hace a través del ejercicio de ciencia ficción, muchas veces te atas al presente y se crean resistencias de no se puede”.

“Esta competencia es una fase de imaginar cómo va a ser la educación superior y hemos puesto una fecha que va a ser el 2049, y propuesta es que la gente se imagine cómo va a ser la educación superior en ese fecha, a través de la ciencia ficción”, explicó.

El fin es ver en 31 años cuánto puede avanzar la tecnología y el conocimiento sobre cómo se aprende, como se enseñará, y que necesidades habrá del ser humanos, sobre todo, porque muchos empleos podrán desaparecer, debido a la automatización, y se generarán nuevos empleos que ahora ni sabemos cuáles podrían ser.

Añadió que la ciencia ficción ha inspirado hacer muchas cosas en el futuro como los viajes a la Luna, los robots, los celulares, el internet, la biotecnología, y esa imaginación ha permitido usar nuestra inventiva para volver realidad.

Con el uso de ciencia ficción es una manera de inspirarnos y ver cómo se podrá llegar a ese objetivo, y de todas esas ideas que se presenten se sacarán modelos que los expertos en las universidades los transformen en realidad.

Explicó que el premio en su primera etapa hace un llamado a creativos, a jóvenes, investigadores, tecnólogos, emprendedores, a todos para que participen en esta convocatoria donde tenemos diversas categorías.

Estas categorías son: cuento corto, video y comics, y hay 20 mil pesos en premios, que se darán a los mejores resultados, y lo más importante se trata de una competencia internacional.

“Es una competencia internacional, estamos trabajando en conjunto con diversas universidades de Estados Unidos y de Europa, así como de México, con la UNAM, dos universidades de Colombia y de Singapur, y organizaciones como Enseña por México, que también hay en todo el mundo, entre otras”, informó.

Indicó que lo que se quiere es tener una cobertura global, y el concurso será en diciembre, para lo cual ya se tienen más de 400 inscritos, de 46 países, donde además de México, están Colombia, India, Chile y Estados Unidos, que son los países con más representatividad.

La conclusión del concurso será que los proyectos ganadores con visión de futuro, se analizarán para ver si se pueden complementar una con otra, y esta información se dará a un grupo de expertos de estas universidades, para hacer las bases de la siguiente fase de esta convocatoria.

“La siguiente fase va a ser cómo se empieza a volver realidad ese sueño de cómo sería la educación superior en el 2049”, informó al precisar que el concurso la manera de expresarse es en prospectiva a través del arte de la ciencia ficción, por eso se plantea hacer un cuento, un video o un comic.

Informó que actualmente las empresas que usan la ciencia ficción para imaginar las visiones de futuro como son Google, Facebook, es como el star trek, que es una aplicación que tiene como un cuarto de realidad virtual, se proyecta en las paredes, y sus áreas de innovación usaron ciencia ficción para inspirarse en estas visiones de futuro, y se entra a un lugar donde ves tu cocina, y la puedes ver después de remodelada cómo quedaría.

“Se hace un ambiente donde puedes navegar en la cocina, puedes visualizarla, esto lo que hicieron fue escoger algunas historias de ciencia ficción y las recrearon para hacerla realidad en la tienda. Lo que nosotros buscamos es dar solución a problemas grandes que tendrá que enfrentar la educación en el presente siglo XXI”, expuso.

El experto del Tec de Monterrey, explicó que se fijó la fecha a 31 años para no clavarse en lo que ya existe, pues por ejemplo, en el 87 en esta institución la computadora más avanzada tenía ocho megas, y cuándo nos íbamos a imaginar que ahora un reloj, o mi celular, puede tener más capacidad que dos computadores de ese entonces juntas.

“Ahora un reloj inteligente, un Smartwatch Fibit Ionic, tiene más capacidad de cómputo que las computadoras que se usaron para mandar al hombre a la Luna, si yo te hubiera dicho en el 87, en 30 años vas a tener el poder de cómputo de cien veces más que un reloj, me hubieran tachado de loco”, recordó.

Es por eso que en los próximos 30 años las cosas pueden avanzar de una manera impresionante, que ahora no tenemos idea, pues hay que considerar que la tecnología avanza, de manera impresionante, de acuerdo a como lo plantea la Ley de Moore, que es una observación que hizo Gordon Moore.

“Cada año en la tecnología el precio del procesamiento y de la memoria baja a la mitad y casi se multiplica por 1.8 veces la capacidad de memoria y de procesamiento, por eso cada año los procesadores son más poderosos y son más baratos.

“Eso si lo multiplicas para los próximos 30 años, como esto es una curva exponencial, al principio se ve lineal, pero llega el momento que despega y se vuelve increíblemente potente”.

Dijo que esta observación la hizo en los años 70 Moore, quien fue directivo de Intel, analizó lo anterior y prácticamente se convirtió en ley, porque se ha ido cumpliendo, y la industria se ha obligado a cumplir también, de acuerdo a la demanda que tiene.

Es por eso que la pregunta es, que si hace 20 años no dabas crédito de google maps, el famoso whatsapp, el waze, para que te dirija y te lleve a tu destino, el uso del GPS, qué podría suceder dentro de 31 años, y a que nos estaremos enfrentando y, entonces el reto es ver que requerirá la educación superior para responder a esta demanda, y a la inventiva del futuro.

“No hay un solo futuro posible, hay muchos y por eso se tendrá que ver qué sale en este concurso, y cómo se tendrá que ir la educación superior, y lo que viene es por ejemplo, la posibilidad de personalizar el aprendizaje; la revolución industrial trajo también una revolución en las escuelas que nos educáramos en serie, pero ahora ya se vio que no todos avanzamos igual y se tendrán que analizar las capacidades individuales”.

Finalmente, señaló que la inteligencia artificial de ningún modo va a sustituir al profesor, no por lo menos en los próximos 10 años, sino que más bien se tendrá que aumentar la capacidad del maestro, para volver efectivos los procesos para hacer personalizar el aprendizaje.

Fuente de la Noticia:

http://amqueretaro.com/el-pais/mexico/2018/02/13/convocan-presentacion-proyectos-educacion-mexicana-2049

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“El sistema educativo nos ha fallado”: Dolor y frustración de los universitarios graduados de Jordania

Jordania / 18 de febrero de 2018 / Autor: Maram Alkayed (Traducción de Diana Ulloa) / Fuente: Global Voice

El 2017 trajo un desafortunado aumento del desempleo en Jordania, que alcanzó un punto máximo de 18,5%. El futuro tampoco se ve muy prometedor, para 2018 se avizora un aumento aún mayor.

Para los que poseen títulos universitarios, la situación es peor que la de la población general: el 23% está desempleado. De los graduados sin trabajo, 27% son hombres, mientras que 68% son mujeres.

Los costos de matrícula se dispararon en los últimos años, pero quienes logran pagarlo no tienen garantizado un trabajo decente al final de su camino universitario. Los graduados con los que habló Global Voices se quejaron de haber tenido que sumergirse en la política y confusos consejos laborales gubernamentales durante sus años de universidad. Y ahora se encuentran con trabajo no especializado y mal pagado —o simplemente sin trabajo.

“Mi educación no ha facilitado mi vida laboral, más bien ha sido lo contrario”, contó Lara Mohsen, exestudiante de la Universidad Al-Balqa en Jordania, a Global Voices.

La educación de la que habla Lara y muchos otros es la que ofrecen las universidades públicas y privadas. Como en Jordania, el gobierno que existe es una monarquía constitucional, los estudiantes deben lidiar con políticas de admisión en constante cambio, que cada gobierno mejora o cambia por completo.

Además, los estudiantes se convierten en testigos de peligrosos enfrentamientos tribales en las universidades, ya que las leyes tribales son predominantes en Jordania y los conflictos internos entre las tribus muchas encuentran su camino en las instituciones educativas a través de los jóvenes.

Yazan Bahbouh, contador graduado de la Universidad de Petra, dijo a Global Voices que no sabía qué beneficios tenía su título:

Me gradué de contador en la Universidad de Petra y casi de inmediato me ofrecieron trabajo en una compañía privada. Estaba muy emocionado, es inusual que un recién graduado obtenga un trabajo tan rápido. El primer día de trabajo, me di cuenta de que tendría que contar cajas para el inventario. Era un trabajo que compartiría con otros que no acabaron secundaria [que estaban] en la misma compañía. Renuncié unas semanas más tarde. No pude soportar recibir incluso menos dinero que mis colegas que manejan las camionetas, dado que reciben más propinas que yo, una persona que ha pasado cuatro años de su vida estudiando.

Dana, farmacéutica, contó a Global Voices que en su trabajo la explotaban para que hiciera trabajo extra que no le correspondía:

Después de cinco años en la universidad, me gradué de farmacéutica. Encontré un trabajo en una farmacia que tenía una vacante y comencé a trabajar de inmediato. Luego de una semana en el trabajo, me enteré de que tenía que turnarme con mi colega del turno de noche para trapear el piso y limpiar las estanterías. Pensé ‘genial, realmente necesitaba cuatro horas de capacitación en laboratorio para esto’ y de inmediato dejé el trabajo.

Las historias de Yazan y Dana no son únicas. Generalmente, los graduados universitarios rechazan trabajos que consideran inferiores a su nivel de educación, pero con 100.000 recién graduados buscando trabajo cada año, los puestos que Yazan y Dana rechazaron pueden ser fácilmente ocupados por muchos otros desesperados por conseguirlos.

La dificultad de hacerse camino entre las necesidades “en constante cambio” del mercado

Taima, traductora graduada de la Universidad de Yarmouk, dice que actualmente gana igual que lo que ganaba en sus años de traductora independiente y estudiante:

Trabajaba como traductora independiente cuando aún era estudiante. Muchas de las agencias de traducción exigían un título en traducción, así que volvía a traducir para personas que solo querían un servicio de una vez. Pensaba que cuando me graduara, podría obtener trabajo en esas agencias y ganar más. Te sorprendería saber que ahora gano lo mismo que ganaba cuando era estudiante.

Continúa:

En una agencia [de traducción] me dijeron que hay un exceso de graduados en traducción y en letras. Me di cuenta de que debería haber pensado más cuidadosamente qué estudiar, dado que las necesidades del mercado cambian constantemente.

El Servicio Civil de Jordania emite informes anuales sobre las especializaciones que más se necesitan en el mercado y qué sectores se han quedado sin cupos. La agencia también aconseja al Ministerio de Enseñanza Superior sobre cuáles carreras no se necesitan en el mercado, y por lo tanto, deberían cerrarse; y cuáles deberían admitir un menor número de estudiantes.

Sin embargo, generalmente las universidades y los estudiantes no confían en esos informes, pues quien los emite es el Gobierno, al que muchos culpan del problema del desempleo.

Generalmente, los informes aconsejan a las universidades a eliminar carreras que no se necesitan en el sector público (como psicología), aunque tengan demanda en el sector privado. Además, especializarse puede no dar frutos en Jordania por el estado actual de la economía, pero podría ser lucrativo en otro lugar.

Por ejemplo, Rawan, quien tiene doble ciudadanía jordana y estadounidense. Después de rgraduarse de médico veterinario de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Jordania, se quedó sin trabajo por más o menos un año y ahora ha decidido volver a Estados Unidos:

Amo a mi país y me encanta vivir aquí [en Jordania], pero tampoco puedo quedarme sin trabajo para siempre. Realmente pensé que me quedaría a vivir aquí, pero las circunstancias no están a mi favor.

Además, existen otros problemas con el consejo de la agencia, como el hecho de muchos evitan estudiar una carrera, ya sea por recomendación oficial o no, que requiera que abran su propio negocio, ya que ha quedado demostrado que las leyes de comercio que crea el Gobierno son ineficaces.

Recientemente, la Universidad de Jordania creó una nueva carrera en la facultad de idiomas extranjeros, acción que va en contra del informe de la agencia, que aconsejó a las universidades reducir el número de estudiantes admitidos en la carrera en los próximos cinco años.

La nueva y competitiva carrera de la Universidad de Jordania cuesta 60 dinares jordanos (85 dólares estadounidenses), tres veces más que cualquier otra en la facultad. Abrir una nueva carrera que cuesta el triple en una facultad cuyo título el Gobierno considera redundante es totalmente lo contrario a cumplir los hallazgos del informe.

Consecuencias de la ley jordana de nacionalidad en la educación superior

Jihad, hijo de madre jordana y padre yemení, enfrenta un problema aún mayor. Aunque nació y se crió en Jordania, Jihad aún es considerado yemení porque la ley en el país solo concede la nacionalidad si el padre es jordano.

Por lo tanto, debe inscribirse bajo el programa internacional en la Universidad de Jordania. Aunque aprobó el Twajihi (examen general de secundaria que deben rendir los estudiantes de último año para postular a la admisión universitaria), debe registrarse como extranjero y pagar 500 dólares estadounidenses por hora de crédito, mientras que sus compañeros que se registraron en el programa competitivo pagan 45 dinares jordanos (63 dólares estadounidenses).

Jihad trabaja en un centro médico, donde gana 550 dinares jordanos al mes (500 dólares estadounidenses). A ese ritmo tendrá que trabajar unos 22 años para pagar su educación (eso es, por supuesto, solo tomando en cuenta las horas de crédito oficiales del programa, y sin incluir el valor de libros, subsidio y pagos extra de matrícula).

“Podría abrir un hospital entero con los 132.500 dólares estadounidenses que me costará su educación”, bromeó el padre de Jihad.

Afortunadamente para otros, leyes nuevas emitidas en 2017 darían los mismos privilegios de educación superior que tienen los ciudadanos jordanos a los hijos de madres jordanas y padres extranjeros, aunque no será de mucha ayuda para Jihad y los otros que postularon a las universidades antes de esto. Además, los refugiados sirios y titulares de pasaportes extranjeros que nacieron y crecieron en Jordania (personas que migraron a Jordania desde Gaza en los conflictos israelí-palestinos de 1948 y 1967, por ejemplo) están excluidos y, por lo tanto, deben inscribirse en el programa internacional.

Discriminación a discapacitados del mercado laboral

Las historias de estudiantes que luchan con el desempleo abundan, pero algunos enfrentan desafíos adicionales como discapacidades.

Hakeem tiene miopía y fue estudiante de finanzas en la Universidad de Gerasa. Después de un dificultoso paso por la secundaria y la universidad, finalmente se graduó con un promedio alto en 2015. Sigue sin trabajo hasta el día de hoy, dado que las empresas prefieren contratar a uno de los tantos candidatos que no tienen discapacidad.

Un amigo de la infancia de Hakeem, que ha cambiado de trabajo con frecuencia desde que se graduado, dijo a Global Voices que esperaba que los estudios ayudaran a su amigo:

Quería que [Hakeem] tuviera acceso a una educación porque pensaba que él y yo tendríamos la misma oportunidad de estudiar y trabajar, pero el sistema educativo nos falló.

Estas historias pintan una imagen de desempleo en Jordania que experimentan universitarios con título, que invirtieron dinero en sus estudios pues pensaron que les traería trabajo remunerado. En cambio, los dejó decepcionados del mundo real y, en consecuencia, de su país y de ellos mismos.

Fuente de la Noticia:

«El sistema educativo nos ha fallado»: Dolor y frustración de los universitarios graduados de Jordania

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México: Padres oaxaqueños batallan con colegiaturas

México / 18 de febrero de 2018 / Autor: Ivonne Mateo / Fuente: NVINoticias

Del millón 637 mil personas ocupadas en la entidad, la mayor parte (404 mil) perciben entre 1 y 2 salarios mínimos al día, en porcentajes menores no tienen ingresos, ganan sólo un salario mínimo, de dos a cinco o hasta más.

La ganancia promedio, señala la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en Oaxaca es de 4 mil 200 pesos mensuales, cifra equivalente al costo de una colegiatura de educación media superior en una de las mejores instituciones privadas de Oaxaca.

Desde el año 2006, que estalló el movimiento magisterial, las escuelas particulares de nivel básico comenzaron a registrar un aumento en su matrícula de entre 44.3 y 57 por ciento. Cifra que hasta la fecha no se ha detenido.

La organización Mexicanos Primero reveló en el 2011 que la calidad educativa en las escuelas públicas de gobierno en Oaxaca está por los suelos, pues posicionó a la entidad en el penúltimo lugar de este ranking.

Así mismo las instituciones privadas de educación superior registran actualmente cifras de ingreso superiores a las universidades pública, según datos del Sistema Educativo Nacional.

Ahora bien tan sólo para la enseñanza de preescolar las mensualidades de las escuelas privadas oscilan desde 2 mil a 3 mil 500 pesos, para la primaria se paga desde 2 mil 500 y hasta 5 mil pesos; en la educación superior el costo se eleva desde los 3 mil hasta los 5 mil 500 pesos y para estudiar una carrera el costo mensual varía desde los 2 mil pesos hasta los 25 mil.

Estos números colocan a los padres en serias dificultades a la hora de pagar el costo que significa garantizar a sus hijos una educación de mayor calidad, pues con base en los registros de la STYPS son más de 22 salarios mínimos los que un tutor està pagando para mandar a sus hijos a estudiar en una escuela privada de educación básica, y en promedio 45 salarios mínimos para que tomen clases de bachillerato en una institución particular, o hasta más de cien al mes para pagar una carrera a sus hijos en una escuela que no sea financiada por el gobierno.

Fuente de la Noticia:

http://www.nvinoticias.com/nota/84709/padres-oaxaquenos-batallan-con-colegiaturas

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Cuba abre sus puertas a Universidad 2018, a debate educación superior

Cuba / 18 de febrero de 2018 / Autor: PL / Fuente: Cuba Sí

Unos dos mil 500 delegados e invitados entre cubanos y extranjeros se darán cita desde hoy hasta el 16 de febrero en esta capital en el XI Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2018.

El evento, convocado por el Ministerio de Educación Superior y las instituciones de ese nivel de enseñanza en Cuba, tendrá como lema ‘La universidad y la agenda 2030 para el desarrollo sostenible’.

La página oficial de Universidad 2018 informó que se espera la asistencia, entre otras personalidades, del politólogo y sociólogo argentino Atilio Borón.

También se anuncian al periodista y escritor español establecido en Francia Ignacio Ramonet, y al bnrasileño Paulo Speller, secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

Según sus organizadores el encuentro ocurre en el centenario de la Reforma de Córdoba, un movimiento estudiantil que se inició en la Universidad Nacional de esa ciudad argentina en 1918, el cual se extendió luego al resto de los centros del país y de América Latina.

Tras dos décadas de su primera edición, este congreso repite como espacio de encuentro, diálogo y debate de las problemáticas más acuciantes sobre la educación superior en la región.

Conferencias, mesas redondas y paneles forman parte de las actividades del programa científico, que tendrán lugar en el Palacio de las Convenciones de la Habana y algunas sedes alternativas.

Estarán representados unos 60 países de todos los continentes, con la presencia de varios ministros de Educación, presidentes de asociaciones de rectores y rectores de prestigiosas casas de altos estudio del mundo.

Fuente de la Noticia:

http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/73777-cuba-abre-sus-puertas-a-universidad-2018-a-debate-educacion-superior

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Avanza Nicaragua en el diseño curricular en la Educación Superior

Nicaragua/17 de Febrero de 2018/Autor:Oda-Joe/Prensa Latina

La profesora Maribel del Carmen Aveldaño de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua afirmó hoy en esta capital que su país exhibe progresos en el diseño curricular en la Educación Superior.
‘Mostramos avances en el diseño curricular especialmente los que están relacionados en la formación docente’, declaró a Prensa Latina la experta en Matemáticas, en el contexto del 11 Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2018 que culmina mañana en el Palacio de Convenciones .

También estamos trabajando en un proyecto de homologación de los currículos de las carreras de formación docentes, adelantó Aveldaño.

‘Hemos realizados varias investigaciones simultáneas que le dan cuerpo a este currículo en construcción’ agregó la maestra con 36 años de experiencia en el sector.

Las entidades involucradas en este proceso son las universidades públicas encargadas en la formación de docentes, precisó la profesora de Matemática, al tiempo que manifestó satisfacción por participar junto a colegas de diferentes latitudes en el cónclave de La Habana.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=152910&SEO=avanza-nicaragua-en-el-diseno-curricular-en-la-educacion-superior
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La investigación más grande de Escandinavia sobre la internacionalización de la Educación

Europa/Suecia/universityworldnews.com

La investigación de internacionalización que revisa el sistema sueco de educación superior e investigación ha exigido una serie de medidas para mejorar las oportunidades de los estudiantes suecos de estudiar en el extranjero y atraer talento internacional a las universidades suecas. Estos incluyen una mejor visa o régimen de residencia para atraer investigadores y estudiantes internacionales, el establecimiento de un nuevo y sustancial sistema de subvenciones para estudiantes elegibles para la matrícula  fuera de la Unión Europea / Área Económica Europea, el uso estratégico del inglés en la enseñanza de cursos  y la ventana de oportunidad «en los estudios de grado suecos para hacer intercambios de estudiantes factibles y grados conjuntos en cada ciclo de grado.

El objetivo de la investigación es proponer nuevos objetivos en la Ley de Educación Superior y una nueva estrategia nacional para las instituciones de educación superior con un amplio mandato que abarca las actividades de educación superior, investigación e interacción social.

También propondrá cómo más estudiantes pueden obtener una perspectiva internacional en su educación a través de más estudiantes, profesores e investigadores que estudian o trabajan en el extranjero, y mediante una mejor internacionalización en el hogar.

Finalmente, la investigación recomendará medidas para aumentar el atractivo de Suecia como destino de estudio y nación del conocimiento a través de medios como la revisión del sistema de tasas de matrícula.

La investigación dice que la actual tasa de permanencia del 7% de estudiantes internacionales que se gradúan a nivel de maestría y doctorado es demasiado baja y argumenta que se deben tomar medidas para aumentar esta proporción.

Luchando con el concepto de internacionalización

A lo largo de la investigación se realizó una extensa discusión sobre el concepto y las dimensiones de la internacionalización.

El informe * de la primera parte de los hallazgos de la investigación, transmitido al ministro de educación superior e investigación a fines de enero, afirma que está utilizando una nueva definición integral de internacionalización en virtud de la cual se reconoce que la internacionalización es una necesidad para las universidades, no solo algo que se justifica y se aplica a todas las actividades de la universidad y no solo a la enseñanza y el aprendizaje.

Refiriéndose a los investigadores Hans de Wit, Karola Hahn y Ulrich Teichler, la investigación respalda el concepto de «transversalización de la internacionalización»: la internacionalización ya no es una parte separada de los procesos de toma de decisiones, directrices o estrategias en las universidades, sino que se integra en otros tareas como educación, investigación, administración personal, economía, administración y apoyo para estudiantes.

La integración de la internacionalización en su forma más obvia implica que las actividades de internacionalización están incluidas en otras actividades de la universidad y que no se necesita una función separada, como un vicerrector de internacionalización.

Propuesta de modificación de la legislación

La investigación propone que se agregue una nueva redacción sobre internacionalización a la Ley de Educación Superior para reflejar la creciente importancia de la internacionalización y la cooperación internacional para las instituciones de educación superior y la sociedad en general.

Según lo propuesto por la investigación, la Ley de Educación Superior debe declarar que todas las actividades internacionales en cada institución de educación superior deben contribuir a mejorar la calidad de la educación e investigación y, a nivel nacional y global, al desarrollo sostenible que las instituciones de educación superior pretenden fomentar.

Principales recomendaciones

El informe propone ocho objetivos principales para mejorar la internacionalización, con 71 sub puntos concretos en estas categorías, algunos para el gobierno y otros para las instituciones de educación superior. El objetivo es garantizar que:

  • La internacionalización caracteriza la gestión de las instituciones de educación superior.
  • Suecia tiene un alto nivel de atractivo como destino de estudio y nación del conocimiento.
  • Todos los estudiantes que obtienen títulos universitarios han desarrollado su comprensión internacional o competencia intercultural.
  • El personal de las instituciones de educación superior, incluidos los estudiantes de doctorado, tiene una sólida experiencia internacional y fuertes redes internacionales.
  • Las instituciones de educación superior gozan de condiciones favorables para aumentar las alianzas estratégicas internacionales y la cooperación.
  • Las instituciones de educación superior tienen un gran potencial para contribuir al desarrollo global y los desafíos sociales globales.
  • El apoyo brindado por las agencias gubernamentales para la internacionalización de las instituciones de educación superior se adapta a las necesidades de las instituciones.
  • Los sistemas para monitorear y evaluar la internacionalización están bien establecidos.

La investigación propone 34 líneas de acción en las ocho principales categorías de recomendación para el gobierno.

Uno de ellos ordena a la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo que desarrolle más el apoyo sueco para la construcción de capacidades dentro de la educación superior, de modo que esto refuerce las prioridades en la asistencia sueca al desarrollo.

Otro le pide al gobierno que lance un nuevo programa de movilidad para intercambios de docentes fuera de Europa financiado por SEK5 millones (US $ 617,000) por año. Y otro exige que se establezca un llamado ‘Conocimiento del Equipo Suecia’ dentro de la estrategia gubernamental para apoyar a Suecia como una nación del conocimiento.

La investigación establece 24 líneas de acción separadas para instituciones de educación superior. Les pide que se aseguren de que en 2025 al menos el 25% de los estudiantes pasen al menos tres meses de su educación en el extranjero. Les pide que refuercen las posibilidades de «movilidad virtual» y que se refuercen los regímenes de ayuda a la movilidad nacional y que aumente el uso de la influencia proactiva de los programas de la UE en Suecia.

La investigación propone 14 líneas de acción para que las universidades tomen en colaboración, incluyendo que «el gobierno, otras autoridades y las instituciones de educación superior colaboran para crear y apoyar el establecimiento de colaboración educativa y de investigación con instituciones internacionales asociadas en instituciones suecas».

La investigación ha producido un primer documento que sugiere que es probable que sea la investigación más exhaustiva sobre internacionalización jamás realizada en Escandinavia. Pero, curiosamente, no ha recibido casi ninguna discusión en la prensa universitaria sueca o en la esfera pública sueca.

* El informe está en sueco, con una versión con un resumen en inglés

Fuente: http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20180210102511245

Imagen tomada de http://www.u4network.eu/images/U4/basics/wordle.png

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Superar el racismo oculto e interculturizar las universidades. Experiencias, avances y desafíos

Por Daniel Mato (*)

Artículo publicado originalmente en: Revista+E 7(7): 188-203 (Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 2017)

Resumen:

Inevitablemente, los protagonistas de la Reforma Universitaria de 1918 percibieron el reto de “romper la última cadena que […] nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica” desde las ideas de su época. Lejos estaban aún de que las luchas contra el racismo y otros legados coloniales alcanzaran la importancia que hoy poseen en las agendas de algunos movimientos sociales y sectores universitarios, aún cuando todavía falta mucho por lograr. Este artículo analiza la oportunidad histórica y la necesidad ética, social, jurídica, y epistemológica de que actualicemos y superemos ese reto planteado por la Reforma de 1918, que hoy podemos expresar en términos de superar todas las formas de racismo oculto (cultural, social, económico, ambiental, epistemológico) e interculturalizar las universidades. En América Latina existen actualmente más de un centenar de valiosas experiencias que muestran que estos avances son posibles. También muestran que estas transformaciones llevan a cuestionar los límites entre disciplinas, así como entre extensión, aprendizaje/docencia, e investigación. Este artículo ofrece un panorama de las experiencias que algunas universidades “convencionales” han venido realizando, junto con, y/o para, pueblos indígenas y afrodescendientes, así como las de otras universidades caracterizadas como “interculturales”, y otras creadas por organizaciones de estos pueblos. Adicionalmente, examina sus logros, avances y desafíos.

Palabras Clave:

Universidad. Racismo oculto. Interculturalidad. Pueblos Indígenas. Afrodescendientes.

Inevitablemente, los protagonistas de la Reforma Universitaria de 1918 percibieron el reto de “romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica” desde las ideas de su época. No podría haber sido de otra manera. Aún faltaba mucho tiempo para que las luchas contra el racismo y otros legados coloniales y a favor de la valoración por las diferencias culturales alcanzaran el lugar que hoy ocupan en instrumentos jurídicos internacionales [1] y en otros vigentes en la mayoría de los países latinoamericanos, así como en las agendas de algunos movimientos sociales y sectores universitarios; aún cuando debe destacarse que en lo que hace a las formas de racismo oculto aún falta mucho por lograr. Este artículo analiza la oportunidad histórica y la necesidad ética, social, jurídica, y epistemológica de que actualicemos y superemos ese reto planteado por el movimiento de la Reforma Universitaria, el de romper con la dominación monárquica, que hoy podemos expresar en términos de superar todas las formas de racismo oculto e interculturalizar las universidades, para de este modo contribuir a superar el racismo de nuestras sociedades.

Aún hoy, la mayoría de las universidades latinoamericanas, como las  políticas y los sistemas de evaluación y acreditación del sector, responde a anticuados formatos monoculturales -que son consecuencia del legado colonial eurocéntrico- y operan como reproductores de diversas formas de racismo oculto (cultural, social, económico, ambiental, epistemológico). Estos formatos institucionales monoculturales no son pertinentes respecto de la diversidad cultural propia de las sociedades de las que estas universidades forman parte, y conducen a desconocer las visiones de mundo, proyectos de futuro, lenguas, valores, conocimientos, modos de aprendizaje y de producción conocimientos de pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos sociales culturalmente diferenciados. Como se verá en las próximas páginas, esta limitación ya ha sido reconocida en la Declaración Final de la Conferencia Regional de Educación Superior realizada en Cartagena de Indias en 2008. Pero además, y relevante para esta publicación, ese modelo universitario entre otros problemas exhibe y fortalece anticuadas y entorpecedoras “barreras” entre extensión, aprendizaje/docencia, e investigación. En contraste con ese modelo monocultural, en América Latina existen actualmente más de un centenar de valiosas experiencias que muestran que es posible avanzar en la superación de esas formas de racismo oculto, así como –y relevante para esta publicación- que esto conduce a cuestionar las mencionadas barreras entre extensión, aprendizaje/docencia, e investigación.

Este texto ofrece un panorama sintético de las experiencias de colaboración intercultural que algunas universidades “convencionales” [2] latinoamericanas han venido realizando junto con referentes, comunidades y organizaciones de pueblos indígenas y afrodescendientes, así como las de otras universidades caracterizadas creadas por organizaciones de estos pueblos, y otras caracterizadas como “interculturales”. Adicionalmente, se comentan algunos de sus principales logros y desafíos.

No obstante, antes de avanzar en la exposición de esos asuntos, pienso que resulta provechoso explicitar que mis investigaciones sobre estos tipos de experiencias de colaboración intercultural y las labores de acompañamiento a algunas de ellas que he venido realizando desde hace 15 años en varios países latinoamericanos, me han llevado a concluir que quienes venimos del ámbito de las universidades “convencionales” tenemos mucho para aprender de ellas. Podemos aprender tanto de algunas innovaciones que vienen desarrollándose en el ámbito de las experiencias de colaboración entre universidades convencionales y pueblos indígenas y afrodescendientes, como de esos los modelos universitarios que han creado algunas universidades indígenas e interculturales. Los aprendizajes en cuestión remiten a varias dimensiones de la vida universitaria, pero a apropósito de la temática de esta revista parece importante destacar que tanto esas innovaciones al interior de universidades convencionales como esos otros modelos universitarios transgreden las fronteras entre docencia, investigación y extensión que caracterizan la vida de la mayoría de las universidades convencionales. Esto incluso les ha llevado a poner en cuestión las ideas unidireccionales de “extensión”, en lo que significativamente convergen con algunas corrientes críticas de extensión universitaria que han venido desarrollándose crecientemente en América Latina especialmente desde la década de 1960. De hecho, en mi caso, el conocimiento cercano de esas experiencias de colaboración intercultural y de esos otros modelos de universidad me ha llevado a plantearme una línea de investigación específicamente dedicada a documentar y analizar cómo las experiencias de vinculación de equipos de universidades convencionales argentinas con diversos tipos de actores sociales enriquecen las oportunidades de docencia/aprendizaje e investigación (Mato 2013a, 2013b, 2015)

 

  1. RACISMO E INEQUIDADES ASOCIADAS EN LAS SOCIEDADES LATINOAMERICANAS

Las sociedades latinoamericanas contemporáneas están muy lejos de constituir ejemplos aceptables de democracia y equidad. Esto es especialmente inequívoco en lo que hace a la situación de los pueblos y personas indígenas y afrodescendientes que forman parte de estas sociedades (Banco Mundial 2015, CIDH-OEA 2011, IIPE-UNESCO, 2012).  Las importantes inequidades que afectan particularmente las vidas de esos pueblos y sus miembros no solo son ética y jurídicamente cuestionables, sino que además comprometen las posibilidades de mejoramiento de la calidad de vida de cada una de las sociedades de las que forman parte. Las formas de sentido común predominantes entre la mayor parte de los miembros de estas sociedades ocultan este tipo de problemas. Ellas disimulan la persistencia de sensibilidades, creencias, sentimientos, ideas, políticas y prácticas racistas históricamente constitutivas de estas sociedades, que por lo general perviven de maneras solapadas o inconscientes.

Las universidades y otras instituciones de educación superior (IES) deberían contribuir a resolver esas inequidades y problemas, pero en la mayoría de los casos están muy lejos de hacerlo. Esto se debe –en buena medida- a que son instituciones rígidamente monoculturales, cuyos programas de formación no incluyen los conocimientos, lenguas, visiones de mundo, propuestas de futuro, y modos de aprendizaje y de producción de conocimientos de esos pueblos. De manera semejante, en la mayoría de los casos la participación plena de miembros de esos pueblos en calidad de autoridades, funcionarios, docentes, o estudiantes resulta entre muy escasa y nula. ¿Qué se puede esperar de universidades con estas características? ¿Qué hacer para resolver estas deficiencias?

La II Conferencia Regional de Educación Superior, realizada en Cartagena de Indias en 2008 (CRES 2008), reconoció la importancia de estas deficiencias y problemas, al punto que en su Declaración Final incluyó dos acápites específicos al respecto que conviene citar in extenso:

“C-3: Se deben promover la diversidad cultural y la interculturalidad en condiciones equitativas y mutuamente respetuosas. El reto no es sólo incluir a indígenas, afrodescendientes y otras personas culturalmente diferenciadas en las instituciones tal cual existen en la actualidad , sino transformar a éstas para que sean más pertinentes con la diversidad cultural. Es necesario incorporar el diálogo de saberes y el reconocimiento de la diversidad de valores y modos de aprendizaje como elementos centrales de las políticas, planes y programas del sector”. [3]

“D-4: La Educación Superior, en todos los ámbitos de su quehacer, debe reafirmar y fortalecer el carácter pluricultural, multiétnico y multilingüe de nuestros países y de nuestra región”.[4]

La importancia de responder apropiadamente a estos desafíos fue explicitada reiterada en la “Declaración de Panamá sobre la Educación en la Sociedad del Conocimiento”, [5] emitida en junio de 2012 como resultado de la “Conferencia Interparlamentaria sobre La Educación en la Sociedad  del Conocimiento”. Esta Declaración, suscrita por los Presidentes de las Comisiones de Educación o equivalentes de los Parlamentos miembros del Parlatino, expresa textualmente que los firmantes de la misma “suscriben e impulsan la Iniciativa Latinoamericana por la Diversidad Cultural y la Interculturalidad con Equidad en Educación Superior, emanada del ‘Taller Regional de Políticas de Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina y el Caribe’, realizado en la Universidad de Panamá los días 24 y 25 de mayo del 2012, convocado por UNESCO/IESALC”. [6]

Estos reconocimientos de la importancia los desafíos que debe encarar la Educación Superior en América Latina son resultado del desarrollo de varios procesos sociales significativos. Uno de ellos suele nombrarse coo el de reconocimiento de la “deuda histórica” que estas sociedades tienen con los pueblos indígenas y afrodescendientes. Este reconocimiento ha ido avanzado gracias a las luchas de estos pueblos, las cuales históricamente contaron con el apoyo de algunos movimientos sociales internacionales, como los organizados para luchar contra con el racismo y por los derechos humanos, y más recientemente también por los movimientos sociales ambientalistas. Como resultado de estas luchas, se fue avanzado en la sanción de varias declaraciones e instrumentos jurídicos internacionales importantes, los cuales a su vez contribuyeron a lograr algunas reformas constitucionales que establecieron derechos explícitos para estos pueblos en numerosos países.[7]

Otro proceso que ha resultado significativo para lograr los reconocimientos expresados en la Declaración Final de la CRES 2008 y en la Declaración de Panamá ha sido el de la creciente la visibilidad cuantitativa de la importancia demográfica de estos pueblos, la cual ha venido haciéndose evidente desde que los censos nacionales incluyen información al respecto. Así, con base en las últimas rondas censales, según información publicada por la División de Población (CELADE) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y por el Banco Mundial, la población indígena en América Latina comprende un total de 42 millones de personas y la afrodescendiente de 123 millones de personas. Es decir que ambas combinadas alcanzan a 165 millones de personas, y representan más del 28% de la población total de la región. [8]  Estos valores seguramente serían aún mayores de no mediar problemas de subregistración que han sido reiteradamente señalados por las organizaciones de estos pueblos. En cualquier caso, resulta interesante destacar que si bien la distribución de estas poblaciones varía entre países, los porcentajes de estos grupos de población respecto de los respectivos totales nacionales resultan significativos incluso en países en los que su importancia demográfica suele ser negada. Por ejemplo, e incluso obviando los problemas de subregistración ya señalados, en Chile, la población indígena representa el 6% del total nacional, en Colombia y Venezuela el 3%, en Argentina y Costa Rica al 2,5%, en Paraguay el 1,7% y en Brasil el 0,5%. Estos porcentajes resultan mayores en Bolivia y Guatemala donde supera el 40%, Perú donde alcanza al 26%, o en México donde representa el 15%, Panamá el 12%, Honduras y Ecuador el 7% y Nicaragua el 6%.[9]  Por otra parte, con base en las mismas fuentes y con los mismos reparos de subregistración, cabe afirmar que en los casos de Brasil y Venezuela la población afrodescendiente supera el 50%, en tanto en Cuba representa el 36%, en Colombia el 10%, en Panamá el 9%, en Costa Rica y Uruguay el 8%, en Ecuador el 7,2%, en Honduras el 1%, en Nicaragua el 0,5%, en Guatemala el 0,4%, en Argentina el 0,3%, en Bolivia y Paraguay el 0,2% y en el Salvador 0,1%.[10]

Otro proceso que también ha favorecido el reconocimiento de los mencionados desafíos que enfrenta la Educación Superior está asociado al desarrollo creciente de movimientos intelectuales críticos del modelo civilizatorio usualmente denominado occidental moderno, los cuales han venido insistiendo en que los graves problemas ambientales y sociales que afectan a nuestro planeta y a nuestra especie no solo están  asociados de manera genérica a dicho modelo civilizatorio, sino también específicamente al modelo científico que le es propio. Esto ha llevado a la creciente aceptación de que los retos civilizatorios planteados demandan abandonar el credo cientificista monocultural para avanzar hacia posiciones de pluralismo epistemológico.

Finalmente, los reconocimientos de la importancia los desafíos que debe encarar la Educación Superior en América Latina también han estado asociados al creciente desarrollo y visibilidad de más de un centenar de valiosas experiencias que han venido desarrollándose en la región desde hace más de dos décadas, de los diversos tipos que se analizan más adelante en este artículo.

 

Es necesario superar esos modelos monoculturales y transformar a las universidades y otras IES en consonancia con lo recomendado en los acápites C3 y D4 de la Declaración Final de la CRES 2008 antes citados, los cuales además responden a lo establecido en el Convenio Nro 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que ha sido suscrito por 14 países latinoamericanos, para los cuales tiene rango constitucional. Límites de extensión impiden citar in extenso los artículos que aplican al caso, por lo que citaré solo algunos pasajes de especial interés:

El artículo 26 dictamina que

“[…] deberán adoptarse medidas para garantizar a los miembros de los pueblos interesados la posibilidad de adquirir una educación a todos los niveles, por lo menos en pie de igualdad con el resto de la comunidad nacional”.[11]

 

El artículo 27 dispone que

“[…] la autoridad competente deberá asegurar la formación de miembros de estos pueblos y su participación en la formulación y ejecución de programas de educación” [y  que] “los gobiernos deberán reconocer el derecho de esos pueblos a crear sus propias instituciones y medios de educación, siempre que tales instituciones satisfagan las normas mínimas establecidas por la autoridad competente en consulta con esos pueblos […]”. [12]

 

El artículo 31 establece:

“Deberán adoptarse medidas de carácter educativo en todos los sectores de la comunidad nacional […], con el objeto de eliminar los prejuicios que pudieran tener con respecto a esos pueblos […]”.[13]

 

Varios países latinoamericanos ya han dado algunos pasos en la materia, otros, como Argentina, se encuentran sumamente atrasados, especialmente en lo que respecta a Educación Superior. En Argentina y otros países se ha avanzado en otros niveles educativos pero muy poco en el Superior. Esto estimula una brecha entre niveles que además de ser injusta alienta conflictos. Tomando el caso argentino como referencia, cabe observar que los artículos 52 y 53 de la Ley de Educación Nacional (Ley 26.206) permiten prever que las universidades continuarán recibiendo egresados del sistema de Educación Intercultural Bilingüe. El artículo 52 establece

“La Educación Intercultural Bilingüe es la modalidad del sistema educativo de los niveles de Educación Inicial, Primaria y Secundaria que garantiza el derecho constitucional de los pueblos indígenas, conforme al art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional, a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, su lengua, su cosmovisión e identidad étnica […]”.[14]

 

No obstante, las universidades nada ofrecen a los egresados de ese sistema intercultural bilingüe. La situación es análoga en otros países, aunque en algunos existen importantes experiencias a tomar en cuenta para avanzar en la materia. Con este fin, en este artículo se ofrece un panorama de las experiencias que algunas universidades y otras IES “convencionales” latinoamericanas han venido realizando –según los casos- junto con, o para, pueblos indígenas y afrodescendientes, así como las de otras universidades e IES caracterizadas como “interculturales”, y otras creadas por organizaciones de estos pueblos.

 

Es un deber destacar que el panorama y análisis que ofrezco en las páginas siguientes se basa en parte en las investigaciones sobre el tema que de manera individual he venido realizando desde 2004, pero muy especialmente en las realizadas entre 2007 y 2011 con la colaboración de 70 colegas de diez países latinoamericanos, desde el Proyecto Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior, del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Mato, coord., 2008, 2009a, 2009b, 2012), y en las realizadas desde 2011 desde el Programa Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina (Programa ESIAL) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, en colaboración con representantes de casi cincuenta universidades de nueve países latinoamericanos con quienes venimos trabajando en el marco de la Red Inter-universitaria Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina (Red ESIAL), creada con el apoyo de UNESCO-IESALC (Mato, coord. 2015, 2016, 2017).[15]

 

  1. VALORAR LA DIVERSIDAD CULTURAL Y PROMOVER RELACIONES INTERCULTURALES EQUITATIVAS

 

Lo que en 1918 aparentemente no era siquiera pensable y menos aun susceptible de ser incluido en un programa de acción, un siglo después es inexcusablemente imperativo: las universidades deben reconocer y valorar la diversidad cultural y promover relaciones interculturales equitativas y mutuamente respetuosas, tanto en su seno como en las sociedades de las que forman parte. Este carácter imperativo deriva de los avances plasmados tanto en las constituciones nacionales de la mayoría de los países latinoamericanos, como en instrumentos jurídicos internacionales y en las declaraciones consensuadas entre representantes de universidades de toda la región.

 

La muy escasamente atendida meta de que las universidades y otras IES incluyan personas indígenas y afrodescendientes (como autoridades, funcionarios, docentes y estudiantes) dentro de su vieja institucionalidad no es suficiente. Es necesario ir más allá. Para superar ese pesado legado colonial que las caracteriza (con todas sus consecuencias, que no son solo de exclusión de personas, sino también de conocimientos, lenguas, formas de producción de conocimiento, modalidades de aprendizaje, como de modos de relación con las sociedades), las universidades deben reformarse a sí mismas para ser más pertinentes con la diversidad cultural propia de la historia y el presente de las sociedades de las que forman parte. Deben incluir las visiones de mundo, lenguas, conocimientos, modos de aprendizaje, modos de producción de conocimientos, sistemas de valores, y demandas de pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, así como, según los países, de otros grupos culturalmente diferenciados.

 

Este ha sido, desde hace varias décadas, el planteo de numerosas expresiones y dirigentes de los movimientos indígenas y afrodescendientes de América Latina. También lo ha sido de diversos y numerosos sectores sociales e intelectuales que sin ser indígenas ni afrodescendientes comprendemos que no sólo no es ético sostener modelos societarios y educativos que en la práctica excluyen a amplios sectores de población, sino que además entendemos que para las respectivas sociedades nacionales no es ni política, ni social, ni económicamente viable privarse de las importantes contribuciones de esas vertientes particulares, de su historia y de su presente. No se trata sólo de “incluir” a personas de estos pueblos como individuos indiferenciados, sino de que las universidades y otras IES se transformen al incorporar apropiadamente sus lenguas, visiones de mundo, conocimientos, modos de aprendizaje y de producción de conocimientos, valores y proyectos societarios.

 

La valoración de la diversidad cultural y el desarrollo de relaciones interculturales equitativas y mutuamente respetuosas pueden ser recursos provechosos para mejorar la calidad de vida y el desarrollo humano sostenible de nuestras sociedades. Es curioso (y preocupante), pero algunas dirigencias universitarias parecen no acabar de valorar algo que ya ha sido comprendido y está siendo económicamente explotado por laboratorios farmacéuticos, agroindustrias y otras corporaciones transnacionales: los conocimientos tradicionales de esos pueblos. Al mencionar esto, de ningún modo sugiero que se trate de explotar esos conocimientos, sino que procuro llamar la atención respecto de que incluir esos conocimientos en los programas universitarios de ningún modo supone “hacerles un favor a unos pobrecitos excluidos”. Se trata de reconocernos como ciudadanas/os de sociedades y Estados pluriculturales y plurilingües. Se trata de no vivir ignorando componentes y aspectos de nuestras propias sociedades para poder transformarlas de modos acordes con la diversidad que las caracteriza, y no como deformes reflejos de representaciones idealizadas de algunas sociedades europeas.

 

En esto las universidades, y más en general la educación superior, tienen un papel importante que cumplir, no sólo como instituciones productoras de conocimiento, sino también como instituciones formadoras de cuadros técnicos y profesionales y de ciudadanos y dirigentes sociales, con capacidad de reflexión crítica. En contraste con ese deber ser y esa potencialidad, resulta preocupante que en pleno siglo XXI, aún sean pocas las IES de la región cuya misión institucional y/o cuyo currículo incluyan la valoración de la diversidad cultural y la promoción de relaciones interculturales equitativas y mutuamente respetuosas. Esta situación resulta más preocupante aun si se piensa que la mayoría de las universidades y otras IES está a la zaga de instrumentos internacionales vigentes, como la Convención Internacional para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965), la Convención Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo (1989), la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas Pertenecientes a Minorías Étnicas, Religiosas y Lingüísticas (1992), la Declaración Universal de la UNESCO sobre Diversidad Cultural (2001), la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005), La Declaración y el Programa de Acción de Durban (2009),  la Declaratoria de Naciones Unidas de la Segunda Década de los Pueblos Indígenas 2005-2015, la Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (ONU, 2007) y la Declaratoria y Plan de Acción 2015-2024 de Naciones Unidas del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2013). Nótese que el primero de estos instrumentos internacionales data del año 1965. Resulta muy preocupante que las universidades y otras IES tengan más de medio siglo de atraso respecto de instrumentos acordados por la mayoría de los gobiernos del planeta. No es un atraso menor, particularmente cuando se supone que deberían jugar papeles de avanzada.

 

No obstante, pese a ese rezago histórico, tal vez haya motivos para ser optimistas. La ya mencionada Conferencia Regional de Educación Superior (CRES-2008), en la cual participamos más de 3.500 integrantes de la comunidad académica regional (incluyendo directivos, docentes, investigadores, estudiantes, funcionarios, representantes de organismos nacionales, regionales e internacionales y otros interesados en Educación Superior) emitió una Declaración Final que incluye los antes mencionados acápites C3 y D4 que contienen algunos valiosos planteamientos sobre el tema. Esto lleva a pensar que estas ideas comienzan a ser más ampliamente aceptadas y que hay más posibilidades de que sean puestas en práctica.

3. NO HAY SABER “UNIVERSAL”, LA COLABORACIÓN       INTERCULTURAL ES  IMPRESCINDIBLE

Parece conveniente destacar la importancia y alcance de la idea central del acápite C3 de la Declaración Final de la CRES-2008. Tal como explícitamente lo expresa, el reto no es simplemente “incluir a indígenas, afrodescendientes y otras personas culturalmente diferenciadas en las instituciones tal cual existen en la actualidad, sino transformar a éstas para que sean más pertinentes con la diversidad cultural”. El reto es transformar a las universidades y a las políticas, planes y programas de educación superior y de ciencia y tecnología. Todavía hoy, se elaboran y aplican políticas de ciencia, se realiza investigación científica, y se imparte formación universitaria, en el marco de ciertas creencias (sí, creencias, pues no se trata de demostraciones “objetivas”) según las cuales existirían dos clases de saber, uno sólo de los cuales tendría validez universal: el científico, mientras que “el otro” (así homogeneizado, pese a que es notablemente diverso) sólo tendría valor local. Es posible que esto sea “verdad” para las leyes físicas, pero de ningún modo lo es para campos de conocimiento como las ciencias sociales y las humanidades; como tampoco en lo que hace campos interdisciplinarios como los de salud y medio ambiente, entre otros. Existe cuantiosa bibliografía producida desde el propio sistema científico-académico que muestra que hay mucho por aprender al respecto de esos otros tipos de conocimientos y modos de producción de conocimiento.

 

En pleno siglo XXI no es posible continuar ignorando que la idea de que “la ciencia” constituiría un saber de validez “universal” está directamente asociada al proceso histórico que se inició con la expansión militar y comercial de algunos Estados europeos sobre el resto del planeta, expandiendo sus propias creencias, visiones de mundo, e instituciones jurídicas, económicas y políticas. Esta expansión europea dio lugar al establecimiento de relaciones coloniales y se sostuvo largo tiempo asegurada por ellas. El problema que aún hoy estamos viviendo es que la ruptura de las relaciones coloniales y la fundación de las repúblicas no acabaron por completo con las formas de subordinación de los pueblos indígenas de América y de los numerosos contingentes de población africana traída a América en condiciones de esclavitud, como tampoco con las que aún hoy afectan a sus descendientes, incluyendo a grupos de población “mestizos” cuyos modos de vida y oportunidades económicas han sido especialmente marcados por esas relaciones históricas. Las relaciones jerárquicas entre dos tipos de saber, uno pretendidamente universal y otro local, son parte de estas dinámicas.

 

La descalificación de los modos de producción de conocimiento y acumulaciones de conocimientos de los pueblos indígenas y de los descendientes de las poblaciones africanas esclavizadas es parte de esa herencia colonial y racista, la cual debe ser estudiada más a fondo, criticada y superada. La necesidad de profundizar en el estudio de las consecuencias de esta herencia y de superarla no debe entenderse como una tarea limitada a quienes escogen formarse en antropología e historia, pues la ignorancia al respecto afecta la calidad de la formación de profesionales de muchos otros campos, como, por ejemplo, los de salud, derecho, geografía, agronomía, economía, ciencias políticas, minería, y arquitectura, entre otros. La colaboración intercultural en las universidades no puede limitarse a las escuelas de antropología. Debe partir del reconocimiento del valor de los conocimientos de los pueblos indígenas y poblaciones afrodescendientes para todos y cada uno de los campos de formación profesional. Más aún, no deberían estudiarse esas instituciones de manera aislada, sino cada una como parte de las respectivas visiones de mundo y modos de organización social (Macas 2001, Universidad Intercultural Amawtay Wasi  2004).

 

La hegemonía, y con ella la transferencia no reflexionada de ciertas creencias y valores de las llamadas “ciencias duras” a las llamadas “ciencias sociales” conduce a ignorar cómo nuestra subjetividad es constitutiva de nuestro trabajo de investigación. Por ejemplo, condiciona el planteamiento del problema/asunto a estudiar, la formulación de las preguntas de investigación, el establecimiento de la perspectiva de análisis, así como las relaciones con los actores “sobre”, o “con”, quienes estudiamos. Todo esto depende de desde dónde investigo, para qué investigo y qué pienso hacer con los resultados de la investigación. Pero estas preguntas no siempre se plantean. En muchos casos, los temas y perspectivas vienen dados de manera “natural” por las visiones que encarnan las revistas académicas en las que se aspira a publicar, o las instituciones que otorgan fondos para investigación. De este modo los resultados resultan marcados a priori por una suerte de ilusión objetivista ingenua, según la cual para asegurar tal objetividad se hace recomendable mantener cierta “distancia” respecto de los procesos sociales estudiados. Este factor de “distancia” es origen de una significativa diferencia entre el saber considerado “científico” y el que producen, por ejemplo, aquellos intelectuales indígenas que mantienen relaciones con sus comunidades, o bien los que producen los equipos de universidades “convencionales” que trabajan en colaboración con comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes, o los de las universidades “propias” de estos pueblos. Estas relaciones alimentan las preguntas y perspectivas a partir de las cuales producen sus conocimientos. Algo semejante ocurre con los equipos de cualquier universidad “convencional” que trabajan en proyectos que articulan extensión, docencia e investigación, como ha sido reportado por numerosos equipos universitarios (ver por ejemplo, Almeida, Marmet, Strada, Zuttión y Cabrera, 2011; FAUBA 2015) y he documentado en publicaciones resultantes de mis investigaciones al respecto (Mato 2013a, 2013b).

 

Unos y otros modos de producción de conocimientos, todos los conocimientos, el que se produce a partir de métodos “distanciados”, como el que se produce a partir de relaciones estrechas de colaboración con otros actores, están marcados por las condiciones en que son producidos. Por eso la valoración y evaluación de los resultados de cualquier forma de producción de conocimiento debe hacerse tomando en cuenta esas condiciones de producción. No hay saber “universal”, ninguno lo es, todos son relativos a las condiciones en que son producidos, por eso esas condiciones de producción deben ser claramente explicitadas; de manera análoga a cómo se hace al comunicar los resultados de investigaciones experimentales, aquellas que -como su nombre lo indica- resultan de experimentos, de laboratorios. Por estas razones la colaboración entre diversas formas de conocimiento es imprescindible.

 

Las consecuencias del modelo universitario monocultural afectan no sólo a las poblaciones de origen indígena y afrodescendiente de las sociedades latinoamericanas, sino a cada una de las sociedades nacionales en su totalidad, incluyendo tanto a las poblaciones de origen netamente europeo, como a las caracterizadas como “mestizas”. La negación consciente o inconsciente de la condición pluricultural de todas las sociedades latinoamericanas constituye un significativo lastre histórico, por lo que implica en términos de nuestra ignorancia acerca de nosotros mismos. Esta carga afecta no sólo las posibilidades de construir sociedades más justas e incluyentes, sino también las de que cada una de estas sociedades pueda utilizar todos los saberes y talentos a su alcance para construir su presente y futuro. Este problema no se resuelve con la celebración folklorizante de la diversidad, ni con la “nacionalización” de ritos, danzas y costumbres de estas poblaciones, incorporándolos a las festividades, monumentos y rituales de Estado. Tampoco se resuelve celebrando la “diversidad cultural”, mientras continúan violándose los derechos de esos grupos de población, menoscabando su condición humana, desvalorizando sus visiones de mundo, lenguas, conocimientos y modos de conocimiento (así esto se haga sea pasivamente, como ocurre con las formas de racismo oculto), en lugar de honrar sus derechos a restituciones territoriales, o, más grave aún, permitiendo (o fomentando) el avance de las explotaciones petroleras y mineras en sus territorios ancestrales.

 

Las situaciones contemporáneas respecto de estos problemas varían mucho de una sociedad latinoamericana a otra, pero en todas ellas estos problemas y este conflicto entre modos de producción de conocimiento afectan a la producción, circulación, apropiación y aplicación de conocimientos. Es decir, afectan la calidad de las labores de investigación y formación que realizan las universidades y otros tipos de IES. Por ello, cualesquiera que sean las vías específicas de solución de estos conflictos, la construcción de formas duraderas y provechosas de colaboración intercultural entre actores sociales con diversos tipos de conocimientos, formas de producirlos y modalidades de aprendizaje, ha de ser parte imprescindible de los caminos a transitar.

 

Pero, si bien en algunos casos los diversos tipos de conocimientos pueden resultar complementarios, en otros podrían estar en conflicto. La colaboración intercultural en la producción de conocimiento no es una panacea, hay conflictos. Por esto mismo, conviene identificarlos, analizarlos, y co-producir formas de manejarlos.

 

Sin colaboración intercultural en la producción de conocimientos sobre nosotros mismos, en tanto agregados sociales, es imposible comprender nuestra experiencia social. Sin esa colaboración intercultural la comprensión de significativos aspectos históricos, jurídicos, políticos, económicos, sociales, y otros, de nuestras sociedades, será siempre sesgada y parcial. Sin tal colaboración, tal comprensión partirá de un “como si”. Por esto, la colaboración intercultural en la producción de conocimientos sobre nuestras sociedades es imprescindible. Afortunadamente, este tipo de colaboración tiene numerosos y significativos antecedentes, como los que muestran cerca de un centenar de experiencias que han sido documentadas desde las dos iniciativas de investigación y colaboración inter-institucional de amplio alcance en las cuales se basa este artículo.

 

  1. EDUCACIÓN SUPERIOR Y PUEBLOS INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES EN AMÉRICA LATINA: PANORAMA SINTÉTICO.

 

Una característica saliente de este campo es la existencia de una amplia diversidad de tipos de experiencias. Esto no resulta sorprendente si se tiene en cuenta que las mismas han sido impulsadas por referentes y organizaciones de pueblos indígenas y afrodescendientes muy diversos entre sí. Más aún, éstas tienen lugar en distintos países, en cada uno de los cuales la historia y presente de las relaciones entre dichos pueblos, los respectivos Estados y otros sectores sociales exhiben sus propias particularidades. Dentro de este amplio y diverso campo de experiencias es posible distinguir entre cinco tipos principales de modalidades institucionales. A continuación presento esquemáticamente esos diferentes tipos, por limitaciones de extensión no referiré ejemplos ilustrativos, sobre los cuales puede obtenerse información en las publicaciones resultantes de los dos proyectos de amplio alcance antes mencionados (Mato, coord. 2008, 2009a, 2009b, 2015, 2016). En cambio, para cada tipo apunto algunos aspectos significativos respecto del reto de construir formas sostenibles de colaboración intercultural.

 

1) Programas de “inclusión de individuos” indígenas y/o afrodescendientes  como estudiantes en universidades u otros tipos de IES “convencionales”

 

Existen numerosas experiencias que responden a este tipo de modalidad (programas de cupos, de becas y de apoyo académico y/o psicosocial), aunque aún resultan insuficientes en comparación con las necesidades y demandas. Varios Estados, universidades y otros tipos de IES públicas y privadas de América Latina han establecido programas de cupos y de becas, otro tanto han hecho varias fundaciones privadas.  Existen opiniones encontradas respecto de este tipo de programas. Algunas enfatizan que no sólo crean oportunidades para individuos, sino que contribuyen a desarrollar capas de profesionales indígenas que sirven de manera directa a sus pueblos y comunidades, así como que muchos de estos profesionales juegan papeles fundamentales en el desarrollo y gestión de experiencias de los cuatro tipos restantes de esta clasificación. Otras opiniones destacan que este tipo de programas favorecen la “fuga de cerebros” desde las comunidades apartadas hacia las grandes ciudades, así como su “occidentalización”, la pérdida de sus valores étnicos, de sus lenguas y de la valoración por sus saberes. Otras señalan que con las becas no basta, porque en las IES “convencionales” estos estudiantes frecuentemente deben lidiar con problemas de racismo, además de que en el currículo no encuentran reflejadas las historias, idiomas y conocimientos de sus pueblos, a lo que se añade que se encuentran muy lejos de sus familias y comunidades.  Algunos programas de inclusión de individuos combinan más de una estrategia de abordaje, por ejemplo combinan cupos con becas y/o con apoyo psicosocial, otros se complementan con seminarios transversales, o con cátedras libres orientadas a educar sobre el tema a la comunidad universitaria en su conjunto, o bien se articulan con proyectos de investigación y/o de extensión que se desarrollan conjuntamente con comunidades de pueblos indígenas y/o afrodescendientes.

 

Las características de las formas de colaboración intercultural en el marco de programas de “inclusión de individuos” son muy diversas. En algunos casos son complejas y elaboradas, en otros consisten solo en actividades que se presentan como “diálogos de saberes”, las cuales frecuentemente se limitan a organizar mesas de trabajo en las que docentes o investigadores universitarios e intelectuales o referentes de alguna comunidad u organización indígena presentan sus puntos de vista sobre algún asunto en particular. Pero los formatos utilizados habitualmente solo permiten que apenas dialoguen amablemente. No permiten profundizar, ni menos aún plantearse actividades conjuntas en las que podrían construirse formas de colaboración intercultural sostenibles. Las iniciativas de este tipo no deben desvalorizarse, muchas veces son un valioso primer paso, pero es importante tener conciencia de sus limitaciones y buscar formas de avanzar hacia objetivos más ambiciosos.

 

2)  Programas de formación técnica o profesional (conducentes a títulos u otras certificaciones) creados por universidades u otras IES “convencionales”

 

Existen diversas modalidades dentro de este grupo de experiencias. En algunas de ellas se registra escasa colaboración intercultural, mientras que en otras la participación de organizaciones y comunidades indígenas y/o afrodescendientes resulta significativa. En algunos de estos casos se constata además una participación importante de docentes provenientes de los mencionados pueblos y la inclusión de sus lenguas, conocimientos, formas de aprendizaje y modos de producción de conocimiento. Muchas de estas experiencias están orientadas a la formación de docentes para programas de educación intercultural bilingüe a diversos niveles del sistema educativo.

 

En algunas de estas experiencias, las personas indígenas o afrodescendientes no solo participan como estudiantes, sino que también se incorpora a sabios y ancianos de las comunidades para que contribuyan con sus conocimientos. En algunos casos su participación es solo ocasional, pero otras participan en calidad de docentes durante uno o más cursos. Junto con esto se presenta el problema de que por no contar con título universitario (y en ocasiones tampoco de otros niveles educativos) estos sabios no son formalmente reconocidos como docentes, ni remunerados como tales. Estas situaciones además de ser injustas constituyen nuevos mecanismos de subalternización de conocimientos y personas indígenas, y son fuentes de conflictos. Paradójicamente, estos referentes indígenas o afrodescendientes generalmente son los únicos pueden dar clases de idiomas indígenas, o sobre las respectivas historias y cosmovisiones, o al menos quienes mejor pueden hacerlo.

 

Muchos de programas de este tipo están dirigidos a docentes en servicio en comunidades indígenas o afrodescendientes. Aprovechando esta posibilidad, suelen combinar las actividades en las aulas universitarias con formas de enseñanza-aprendizaje en servicio en las escuelas de las comunidades en las cuales estos estudiantes universitarios son docentes. En otros casos, las clases a cargo de sabios indígenas se dan en los propios territorios, especialmente cuando el contenido de las mismas se relaciona con conocimientos etnobotánicos y otros en los cuales estar en territorio resulta especialmente provechoso. Estas estrategias de trabajo suelen abrir amplias posibilidades para desarrollar formas sostenibles de colaboración intercultural. No obstante, éstas no están exentas de asimetrías de poder, dificultades y conflictos, todo lo cual es –de todos modos- parte de los caminos a transitar para poder construir modalidades sostenibles de colaboración intercultural, que sean equitativas y provechosas.

 

3) Programas y proyectos de docencia, investigación y/o de vinculación social, desarrollados por  IES “convencionales” con participación de comunidades de pueblos indígena y/o afrodescendientes.

 

El conjunto de experiencias que forzadamente incluyo en este conjunto es expresión de la diversidad de contextos, culturas profesionales y académicas, culturas institucionales, y normativas monoculturalistas, que ponen a prueba la creatividad de numerosos grupos de docentes, investigadores, autoridades universitarias y otros actores significativos. Por esto, bajo la complicada denominación de esta modalidad he agrupado muy diversas experiencias, que un tanto arbitrariamente se podrían separar en tres subconjuntos, pero el problema es que algunas formarían parte de más de uno de éstos. Las experiencias comprendidas en cualquiera de ellos pueden alcanzar logros más o menos significativos en el desarrollo de relaciones de colaboración intercultural, las cuales como en los casos antes comentados no están exentas de diferencias de intereses y visiones, asimetrías de poder, dificultades y eventualmente conflictos.

 

El primero de esos subconjuntos abarcaría las experiencias centradas principalmente en programas o proyectos de docencia, algunos de los cuales incluyen componentes de investigación y/o de vinculación con la comunidad. Se diferencian de los del tipo descrito en la sección anterior (3.2) en que se trata de una o más asignaturas o seminarios, que no necesariamente otorgan créditos, puntos, u horas para graduarse. Dependiendo de los casos, este tipo de actividades se caracteriza por incluir la participación de docentes provenientes de los pueblos indígenas y la inclusión de lenguas, saberes y modos de producción de conocimiento y aprendizaje propios de estos pueblos.

 

El segundo subconjunto abarcaría experiencias en las cuales la colaboración intercultural se da principalmente a través de programas o proyectos de investigación, algunos de los cuales además incluyen actividades docentes, otras no. Según los casos, estas experiencias producen conocimientos sobre estas comunidades, sistematizan sus idiomas y conocimientos, o generan tecnologías, que comparten de manera proactiva con las comunidades, o bien hacen esto mismo pero mediante modalidades de coproducción.

 

El tercer subgrupo incluiría experiencias en las que la colaboración se da especialmente mediante proyectos denominados de “vinculación”, “extensión”, “servicio”, u otras denominaciones, orientados a mejorar la calidad de vida de las comunidades. En muchos casos no se limitan a “aplicar” saberes académicos en las comunidades, sino que integran saberes de las comunidades. Este tipo de casos se caracterizaría porque aunque incluyen actividades docentes y de investigación, sus actividades principales son de servicio a y vinculación con las comunidades.

 

4) Convenios de co-ejecución entre universidades u otros tipos de IES “convencionales” y organizaciones o comunidades indígenas y/o afrodescdneintes

 

Aunque se trata de una modalidad de trabajo potencialmente muy provechosa, las experiencias de este tipo son relativamente escasas. Algunas se conciben desde el principio para alcanzar metas relativamente limitadas y son de duración muy acotada, unos meses, un año, un par de años. Otras comienzan de esta forma pero su existencia si los convenios se renuevan su existencia se extiende. En tanto otras se conciben desde el principio para extenderse por varios años, algunas de ellas han dado lugar a la creación de programas especiales al interior de las universidades u otras IES. Todas ellas involucran desde el comienzo la necesidad de negociar intereses y objetivos. Todas las que han sido estudiadas desde los dos proyectos que sirven de referencia a este artículo han sido propuestas por organizaciones, comunidades o referentes indígenas o afrodescendientes a las universidades u otros tipos de IES. Todas ellas han logrado satisfacer en mayor o menor medida los objetivos previstos. Esto de ningún modo supone que en el curso de las mismas no se hayan presentado diferencias y conflictos, sino que se ha logrado manejar estos sin comprometer los objetivos.

 

  1. Universidades y otros tipos de IES interculturales

 

Las universidades y otros tipos de IES interculturales se caracterizan por integrar los saberes, modos de producción de conocimiento y modos de aprendizaje de varias tradiciones culturales. Más allá de este rasgo común, estos tipos de instituciones son muy diversos entre sí, como consecuencia de las diferencias existentes entre diversos pueblos indígenas o afrodescendientes, diversos Estados nacionales, diversos actores que han intervenido en su creación y otros factores. No existe un modelo de referencia, y dadas las diferencias apuntadas tampoco sería pertinente pretender establecerlo.

 

Como consecuencia del proceso de colonización y las continuidades del mismo observables en las repúblicas fundadas en el siglo XIX, estas instituciones han sido creadas especialmente para atender las demandas y propuestas de formación de pueblos indígenas y/o afrodescendientes. Lo cual de ningún modo puede considerarse “natural”, ya que en sociedades pluriculturales la educación intercultural debería estar dirigida a todos los componentes de las mismas.

 

El caso es que estas instituciones reciben principalmente estudiantes indígenas y/o afrodescendientes y en mucho menor medida estudiantes que no se identifican  como pertenecientes a estos pueblos. En vista del rezago de los Estados en satisfacer las demandas de “interculturizar toda la educación superior”, dirigentes y organizaciones indígenas y afrodescendientes de varios países de la región se han dado a la tarea de crear instituciones propias. Por otra parte, también existen universidades y otros tipos de IES de carácter intercultural que han sido creadas por organismos estatales de distinto nivel, y otras que han sido creadas formando parte de una universidad o sistema universitario “convencional”. También existe un caso particular, el de la Universidad Indígena Intercultural, que ha sido creada por un organismo multilateral particular, el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, el cual es cogobernado por un cuerpo de representantes de gobiernos y organizaciones indígenas.

 

Las publicaciones de los dos proyectos que sirven de referencia a este artículo documentan la experiencia de varias universidades de cada uno de los tipos antes mencionados (Mato, coord., 2008, 2009a, 2015, 2016). Limitaciones de extensión impiden exponer acá sobre las importantes diferencias existentes entre las universidades u otras IES interculturales creadas por organizaciones y/o referentes indígenas y/o afrodescendientes y las creadas por organismos estatales, sobre las cuales se ha expuesto en detalle en las publicaciones antes mencionadas. No obstante, de manera sintética cabe afirmar que en la mayoría de las universidades creadas por organizaciones y/o intelectuales de pueblos indígenas y/o afrodescendientes, el adjetivo “intercultural” alude a que incluyen conocimientos de diversos pueblos de estos tipos y también de la tradición occidental moderna. En esto se diferencian claramente del uso que los Estados hacen de este mismo adjetivo, ya que estos lo utilizan para referir a las relaciones entre dos “culturas” homogéneamente representadas, la de la “sociedad nacional” y “la indígena”. Si bien suelen reconocer la existencia de diferencias al interior de esta última, en la práctica suelen presentarla como si fuera homogénea. En cualquier caso, a los efectos del foco de este texto, lo más importante es tener presente que dado su carácter intercultural, todas los tipos de universidades y otras IES incluidas en este último tipo de la tipología involucran el desarrollo de relaciones de colaboración intercultural entre actores diversos, en algunos más casos más diferenciados entre sí que en otros.

 

  1. EDUCACIÓN SUPERIOR Y PUEBLOS INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES: LOGROS, PROBLEMAS Y DESAFÍOS

 

Los ya mencionados dos proyectos de amplio alcance que sirven referencia a este artículo han permitido identificar tanto los principales logros de las experiencias estudiadas, como los problemas y desafíos que estas deben enfrentar. De manera sintética son los siguientes:

 

1) Logros: Los principales logros de los programas, universidades y otras IES estudiadas son: i) mejoran las posibilidades de que individuos indígenas y afrodescendientes accedan a oportunidades de educación superior y culminen exitosamente sus estudios, ii) ajustan su oferta educativa a necesidades, demandas y proyectos de las comunidades y la relacionan con oportunidades locales y regionales (subnacionales) de empleo, generación de iniciativas productivas y servicio a la comunidad, iii) desarrollan modalidades participativas de aprendizaje centradas en la investigación aplicada, iv) integran docencia/aprendizaje, investigación y servicio a las comunidades, v) integran diversos tipos de saberes y modos de producción de conocimiento, vi) promueven la valorización y, según los casos, incorporan lenguas y conocimientos propios de estos pueblos y comunidades, contribuyen proactivamente a su fortalecimiento y realizan investigación sobre ellos, vii) desarrollan docencia e investigación orientados por criterios de valoración de la diversidad cultural, interculturalidad, equidad, inclusión, gobernabilidad democrática, desarrollo humano y sostenible, viii) forman egresados que contribuyen al desarrollo sostenible local y regional y al mejoramiento de la calidad de vida de sus comunidades.

 

2) Problemas y desafíos: Los problemas y desafíos más frecuentemente enfrentados por estas universidades, IES y programas son: i) insuficiencia y/o precariedad presupuestaria, ii) actitudes racistas por parte de funcionarios públicos y diversos sectores de población que afectan el desarrollo de sus actividades, iii) dificultades derivadas de la rigidez de los criterios de evaluación aplicados por las agencias especializadas de los Estados encargadas de otorgar reconocimiento y/o acreditación, iv) obstáculos institucionales derivados de la rigidez de procedimientos administrativos, los cuales afectan la ejecución de sus planes y actividades, v) obstáculos institucionales derivados de la rigidez de criterios académicos aplicados por las IES dentro de las cuales funcionan algunos de los programas estudiados, y/o por agencias gubernamentales que otorgan fondos para investigación y actividades de formación, vi) dificultades para conseguir docentes y otro personal con adecuada sensibilidad y recursos personales y técnicos para el trabajo intercultural, vii) dificultades económicas de los estudiantes para poder dedicarse más y mejor a su formación, viii) insuficiencia de becas.

 

  1. PROBLEMAS Y DESAFÍOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE MODALIDADES DURADERAS Y PROVECHOSAS DE COLABORACIÓN INTERCULTURAL

 

Los avances desde la invocación de la expresión “diálogo de saberes”, que suele servir de inspiración o primer paso a muchas iniciativas en el campo que nos ocupa, hacia la construcción de modalidades duraderas y provechosas de colaboración intercultural en docencia, investigación y/o extensión, suelen darse a través de una compleja trama de dificultades, negociaciones y conflictos, no solo entre actores claramente diferenciados (por ejemplo entre universidades y organizaciones, comunidades o referentes de pueblos indígenas), sino frecuentemente al interior de las propias universidades, entre diversos sectores de las mismas, así como con las agencias gubernamentales que acreditan sus actividades, formulan políticas y otorgan fondos para su funcionamiento.

 

En ocasiones el llamado “diálogo de saberes” no pasa de la mutua escucha de las exposiciones de conocimientos entre académicos y personas de conocimiento, ancianos o dirigentes de las comunidades. En otros, en cambio, la organización de eventos de este tipo responde a una estrategia de construcción más ambiciosa, en la cual aún no se ha logrado avanzar mucho, debido a que esto, como sabemos, toma tiempo y esfuerzos. Escucharnos mutua, concienzuda, sensible y respetuosamente es sin duda muy importante y una condición imprescindible para poder “avanzar” hacia modalidades sostenibles de colaboración intercultural  que sean mutuamente respetuosas y equitativas, y no solo eso, sino que contribuyan a construir sociedades más democráticas. Estas formas de colaboración son necesarias para el desarrollo de experiencias duraderas y provechosas de producción y aplicación de conocimientos, para el aprendizaje de conocimientos, el desarrollo de destrezas y competencias, y para la puesta en práctica de acciones en beneficio de comunidades de pueblos indígenas y de la sociedad en general, las cuales –no puede omitirse– también benefician a las universidades.

 

Las modalidades de colaboración intercultural a las que hago referencia no son una quimera, existen. Muchas de ellas son características de algunas de las experiencias en este campo actualmente existentes a las que he hecho referencia en la sección 3 de este mismo artículo. Los retos ahora son de dos tipos. Por un lado es necesario diferenciar entre la expresión genérica “diálogo de saberes”,  a veces aplicada de manera bastante ingenua y como si con solo invocarla se abriera un espacio de idílica armonía, y la construcción de modalidades duraderas y provechosas de colaboración intercultural, lo cual entre otras cosas demanda reconocer la existencia de diferencias, inequidades y conflictos. Por otro lado,  se trata de lograr la profundización, valoración, apoyo y reconocimiento institucional tanto de las universidades (y otros tipos de IES) indígenas, afrodescendientes, interculturales y comunitarias actualmente existentes, como de los tipos de acciones que suelen ser impulsadas en el marco de los programas especiales de formación en universidades convencionales a que hemos hecho referencia en la tipología antes presentada, como también en los programas de inclusión de individuos (que algunos actores en este campo llaman “de acción afirmativa”, traduciendo la expresión en inglés “affirmative action”), así como en los proyectos y programas impulsados por cátedras, departamentos, centros e institutos de investigación y en muchos casos incluso por colegas individuales o grupos de colegas, en los cuales –según los casos– trabajan en colaboración con personas, comunidades y/u organizaciones indígenas en labores de extensión, docencia y/o investigación.

 

Estos variados tipos de experiencias de colaboración intercultural pueden servir de referencia para desarrollar estrategias de trabajo adecuadas a los diversos contextos sociales e institucionales. No resulta recomendable tratar de seguir el formato de supuestas “buenas” o “mejores” prácticas, sino aprender de los logros y dificultades de experiencias propias y ajenas para desarrollar nuevas experiencias, cónsonas con las propuestas de los actores participantes y pertinentes respecto de los contextos específicos en que se procura crearlas. Con estos objetivos en vista, me parece conveniente agregar algunas palabras sobre cuatro de los problemas y desafíos mencionados en la sección anterior:

 

  1. i) Insuficiencia y/o precariedad presupuestaria: Los problemas derivados de insuficiencias presupuestarias puede que resulten obvios. Pero quienes no participan directamente de este tipo de experiencias, tal vez no logren dimensionar lo inmensamente dañina que puede resultar la precariedad presupuestaria no solo para cualquier proyecto, sino especialmente para aquellos que se desarrollan en colaboración con comunidades sociales que ya conocen una larga historia de incumplimientos por parte de las instituciones del Estado, universidades incluidas. Que no solo el inicio, sino también la continuidad de las actividades desarrolladas con estas comunidades (sean de formación, extensión, aprendizaje-servicio, o de investigación) dependa de convocatorias anuales de fondos que pueden ganarse o no, dependiendo de evaluaciones que quienes estamos en tema en no pocas ocasiones consideramos cuestionables, que además esos fondos usualmente sean muy insuficientes y que para peor en ocasiones se reciban con atraso, conspira contra cualquier posibilidad de hacer un trabajo serio y de ser dignos de la confianza y el respeto de las comunidades con las cuales trabajamos. Para lograr avanzar en la construcción de modalidades sostenibles de colaboración intercultural con comunidades de pueblos indígenas y/o afrodescendientes es necesario contar con presupuestos suficientes y regulares. Es necesario lograr que los tomadores de decisiones comprendan y valoren la importancia de este tipo de problemas. Este tipo de problemas debe encararse otorgándole la importancia crucial que tiene y disponiéndonos a llevar los planteos del caso a todas las instancias necesarias. Esto demanda abordarlo con la densidad ética, política y académica que amerita. Es necesario que algunos de nuestros proyectos de investigación y los artículos resultantes se dediquen a hacer visible este tipo de problemas y sus consecuencias. Es necesario formar opinión al respecto, para esto puede resultar provechoso escribir sobre el tema en medios de comunicación universitarios. También puede ser útil enviar comunicaciones directas a los órganos de gobierno universitario y a las agencias gubernamentales que otorgan fondos para Educación Superior y Ciencia y Técnica. El presupuestario no es un problema menor. Debe ser un punto central en las deliberaciones sobre el tema y pasar a formar parte de las agendas compartidas entre quienes trabajamos en estos tipos de experiencias. Si no se logra avanzar en esta materia de poco sirven las reflexiones epistemológicas, éticas y políticas que podamos hacer en las aulas o en nuestras publicaciones.

 

  1. ii) Dificultades derivadas de la rigidez de los criterios de evaluación aplicados por las agencias especializadas de los Estados encargadas de otorgar reconocimiento y/o acreditación: Este es un problema muy importante respecto del cual han venido insistiendo diversos actores significativos. Las universidades indígenas e interculturales, como los programas especiales con/para pueblos indígenas y/o afrodescndientes no pueden ser evaluadas con los mismos criterios que las universidades “convencionales”, sus facultades y carreras. No porque sean de “menor calidad”, sino porque responden a otros objetivos, es decir, porque son cualititativamente diferentes de las “convencionales”. Del mismo modo que las carreras de ingeniería no pueden ser evaluadas con los mismos criterios que las de medicina, o viceversa, ni las derecho con los mismos criterios que las de agronomía, o viceversa. Los problemas radican tanto en los protocolos de evaluación establecidos por las instituciones, como en los frecuentemente escasos o nulos conocimientos de los “pares evaluadores” respecto de asuntos relativos a diferencias y relaciones interculturales, colaboración intercultural y otros conexos, y las consecuentes limitaciones al respecto de su sensibilidad, “visión” y criterios. Un ejemplo significativo puede ser el de las limitaciones impuestas por los protocolos de evaluación de las instituciones que impiden valorar que si bien las universidades indígenas no suelen contar con bibliotecas poseedoras de grandes colecciones de publicaciones en varios idiomas, en cambio cuentan con los conocimientos de sabios indígenas y otros de tradición oral que circulan en sus respectivos territorios. Estos problemas en general están asociados a las ideas hegemónicas de “calidad académica” que sobrevaloran las publicaciones en revistas académicas, especialmente si son internacionales y de “alto impacto”. En cambio, no valoran la importancia y beneficios para las universidades de las experiencias de vinculación social, como espacios de formación de los estudiantes, y de identificación de temas de investigación y desarrollo de actividades de investigación de docentes, investigadores y los propios estudiantes.

 

iii) Obstáculos institucionales derivados de la rigidez de criterios académicos aplicados por las universidades dentro de las cuales funcionan algunos de los programas estudiados, y/o por agencias gubernamentales que otorgan fondos para investigación o formación: Este tipo de obstáculos resulta bastante semejante al tipo antes mencionado, pero los menciono separadamente porque dificulta la posibilidad de sumar las contribuciones de sabias/os indígenas y/o afrodescendientes que no poseen títulos universitarios, tanto en actividades docentes como de investigación. Este problema no es menor. Refuerza asimetrías de poder, deslegitima los conocimientos de los pueblos indígenas y/o afrodescendientes, al hacerlo respecto de estos especialistas no universitarios, quienes en muchos casos poseen conocimientos tanto o más valiosos que sus contrapartes universitarias. Muchos de quienes trabajamos con estos colegas indígenas y/o afrodescendientes hemos tenido que confrontar respecto de este tema con las burocracias universitarias, y/o de agencias gubernamentales. Este, como los dos tipos de dificultades anteriores, demanda que nos comprometamos proactivamente en hacer investigación que muestre los problemas generados, así como en argumentar sobre el tema en todos los foros posibles. La construcción de modalidades sostenibles de colaboración intercultural exige este tipo de labor, no puede ignorarse. La apropiada valoración de este tipo de modalidades que van –digamos- a contrapelo de la institucionalidad establecida y naturalizada como “sentido común” demanda que se realice investigación sobre estos temas. No es algo opcional.

 

Referencias

 

Almeida, M., Marmet, M., Strada, V., Zuttión, B. y Cabrera, Z. (2011) “Producción de saberes y extensión”. Ponencia presentada en el XI Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria “Integración extensión, docencia e investigación para la inclusión y cohesión social”, Santa Fe 22 al 25 de noviembre.

Banco Mundial (2015)  Latinoamérica indígena en el siglo XXI : primera década. Washington DC: Banco Mundial

 

CIDH-OEA – Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2011) La situación de las personas afrodescendientes en las Américas. (OEA/Ser.L/V/II. Doc. 62 5 diciembre 2011. Original: Español): Washington DC: Organización de los Estados Americanos (OEA)

 

IIPE – UNESCO –  Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (2012) La situación educativa de la población indígena y afrodescendiente en América Latina, Buenos Aires: IIPE-UNESCO.

 

FAUBA – Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires (2015) Libro de resúmenes de la VI Jornada de Difusión de Actividades de Extensión en la FAUBA “La extensión y la investigación, procesos que se retro-alimentan”. Buenos Aires, 6 de noviembre. Disponible:

https://www.agro.uba.ar/sites/default/files/libro_de_resumens_jornada_2015.pdf

 

Macas, L. (2001): Diálogo de culturas. Hacia el reconocimiento del otro’. En: Yachaykuna (Instituto Científico de Culturas Indígenas), 2, 44-55

 

Mato, D. (2013a) Aprendizajes de equipos universitarios en experiencias de colaboración con comunidades y organizaciones sociales, realizadas con apoyo del Programa de Voluntariado Universitario de Argentina, en 2008. Apuntes. Revista de Ciencias Sociales (Universidad del Pacífico, Perú) Vol. XL Nro. 72: 33-56.

 

— (2013b)   Contribución de experiencias de vinculación social de las universidades al mejoramiento de la calidad académica y factores que limitan su desarrollo y valoración institucional. Revista Avaliação: Revista da Avaliação da Educação Superior  (Universidade de Sorocaba, Brasil). 18(1): 151-180.

 

— (2015)  Vinculación social universitaria en Argentina.  Diversidad de orientaciones de trabajo, logros y dificultades de las experiencias apoyadas por el Programa Nacional de Voluntariado Universitario. CPU-e, Revista de Investigación Educativa (Universidad Veracruzana, México) Vol. 20: 132 – 149.

 

Mato, Daniel, coord. (2008)  Diversidad cultural e interculturalidad en Educación Superior. Experiencias en América Latina. Caracas: UNESCO-IESALC.

 

—  2009a   Instituciones Interculturales de Educación Superior en América Latina. Caracas: UNESCO-IESALC.

 

—   2009b  Educación Superior, Colaboración Intercultural y Desarrollo Sostenible/Buen Vivir. Experiencias en América Latina.  Caracas: UNESCO-IESALC.

 

—   2012  Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina. Normas, Políticas y Prácticas Caracas: UNESCO-IESALC.

 

—  2015 Educación Superior y Pueblos Indígenas. Contexto y  Experiencias. Sáenz Peña: EDUNTREF.

 

—   2016  Educa ción Superior y Pueblos Indígenas en América Latina. Experiencias, interpelaciones y desafíos. Sáenz Peña: EDUNTREF y México DF: Universidad Nacional Autónoma de México-UNAM.

 

— 2017 Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina. Políticas y prácticas de inclusión, democratización, e interculturalización. Sáenz Peña: EDUNTREF

 

Universidad Intercultural Amawtay Wasi (2004): Sumak Yachaypi, Alli Kawsaypipash Yachakuna /  Aprender en la Sabiduría y el Buen Vivir / Learning Wisdom and the Good Way to Live. Quito: Universidad Intercultural Amawtay Wasi.

[1] Significativamente, la Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada por la Organización de las Naciones Unidas en 1948, y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial en 1965.

 

[2] En este artículo, como en publicaciones anteriores, denomino “convencionales” a las universidades que no han sido creadas por referentes y/u organizaciones de pueblos indígenas o afrodescendientes, o para responder a sus demandas y propuestas. Desde luego, se trata solo de una denominación genérica a los fines de la exposición, por cuanto dentro del universo de las así llamadas “convencionales” cabe observar la existencia de diversos tipos de modelos universitarios.

[3] http://www.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=365&Itemid=423&lang=es

 

[4] http://www.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=365&Itemid=423&lang=es

 

[5] Ver: http://virtualeduca.org/documentos/2012/declaracion-panama-2012.pdf

[6] Ver:  http://www.iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=2973:presentan-iniciativa-latinoamericana-por-la-diversidad-cultural-y-la-interculturalidad-con-equidad-en-educacion-superior&catid=100:en-portada&Itemid=449&lang=en

 

[7] El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es uno de los instrumentos internacionales más importantes respecto del tema que nos ocupa, y ya ha sido ratificado por catorce países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Venezuela. Tal como lo dispone este Convenio y las constituciones nacionales de los países antes mencionados, los Estados que han ratificado este instrumento internacional están obligados a acatar sus regulaciones. No es posible acá entrar en detalles, pero como mínimo cabe señalar que los artículos 22, 26 y 27 del Convenio 169 consagran derechos específicos a los pueblos indígenas en materia de “educación a todos los niveles”. Otros instrumentos internacionales relevantes son la Convención Internacional para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965), la Convención Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas Pertenecientes a Minorías Étnicas, Religiosas y Lingüísticas (1992), la Declaración Universal de la UNESCO sobre Diversidad Cultural (2001), la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (2005), la Declaratoria de Naciones Unidas de la Segunda Década de los Pueblos Indígenas 2005-2015, y la Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007).

 

[8] Fuentes: Totales nacionales: CELADE. Revisión 2015. Datos de poblaciones afro-descendientes: http://www.alapop.org/alap/Serie-E-Investigaciones/N4/FINAL_Alap2015_Serie_eInvestigaciones_14012016.pdf

Datos de pueblos indígenas: Banco Mundial, Latinoamérica Indígena en el Siglo XXI, 2015).

 

[9] Las mencionadas fuentes no ofrecen datos respecto de Cuba, Haití, Uruguay y República Dominicana.

 

[10] Las mencionadas fuentes no ofrecen datos respecto de Chile, México, Perú, Haití y República Dominicana.

[11] http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@normes/documents/publication/wcms_100910.pdf

 

[12] Ibidem.

 

[13] Ibidem.

[14] http://www.me.gov.ar/doc_pdf/ley_de_educ_nac.pdf

 

[15] Todos los libros resultantes de la labor realizada desde UNESCO-IESALC y desde UNTREF se encuentran disponibles tanto en versión impresa como digital, estas últimas en los sitios de dichas instituciones en Internet: http://www.iesalc.unesco.org.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=22&Itemid=405&lang=es  y  http://untref.edu.ar/sitios/ciea/biblioteca/ 

*Para descargar el artículo  en PDF puede ser mediante el siguiente enlace:
https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/publicaciones/index.php/Extension/article/view/7064/10349

*Este artículo se reproduce en OVE bajo permiso del autor, para reproducir o copiar este escrito debe ser con previa autorización del autor. (más…)

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