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Universidad y paz (II). Entre las diferencias del plural y el singular

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

El derecho a la educación tiene una sustancia material fundamental que es la universalidad necesaria para todos sus procesos. En la enseñanza, el aprendizaje y las diferentes formas de circulación del saber. De la universalidad emana la interdisciplinariedad, el dialogo de saberes, el reconocimiento de los otros y la comprensión del mundo y su complejidad mas allá de cada particular forma de explicar o justificar la existencia propia, que a veces cae en planos de pretendidas purezas mas cercanas a la caverna, que a la academia. Pero valga aclarar que universalidad en la construcción de paz no significa que todo vale, sobre todo para evitar una falsa igualdad que les pida abrir sus puertas para hacer apología del nazismo, el fascismo, el negacionismo o la exaltación del crimen (distinto al delito político o la rebelión) y de criminales como Popeye (morboso youtuber vendiendo su historia mafiosa y criminal) o Mancuso que sembró de terror una Universidad pública llegando a controlar al Consejo Superior y a sus directivas o al benefactor Don Berna o a los consejos de los 12 apóstoles de Santiago.

La razón del diálogo en, por y para la construcción de paz, se asienta en la invocación al derecho humano a la educación del que se desprenden las normas constitucionales del servicio publico, la autonomía y las libertades (enseñanza, catedra, investigación, asociación, expresión, otras) que se completan con el principio de responsabilidad para formar y actuar con sentido critico y científico en la perspectiva de vivir en una democracia real, alejados del temor y las humillaciones. De ahí que ninguna universidad (ni entidad del sistema educativo) sea publica o privada, puede permitirse la promoción de verdades a medias que tiendan a engañar, polarizar o discriminar a nadie por pensamiento, etnia, sexo, conciencia, posición social o región de procedencia, aun declarándose por ejemplo religiosa, militar o agnóstica. Pero tampoco puede permitir que sobre la razón y la argumentación científica y ética prevalezca la llamada posverdad que con eficiente manejo de las pasiones, emociones y necesidades humanas de grupos colocados en desventaja son controlados por expertos en manipulación que falsean la verdad y aumentan el riesgo para promover violencias.

Los promotores de la censura hacen un uso amañado, consciente y perverso del plural donde debe estar el singular y viceversa. Las FARC, fueron una organización política militar insurgente alzada en armas contra el estado (no contra la sociedad) durante cinco décadas y su existencia política dependía en buena medida de su accionar y capacidad militar depositada en un ejercito del pueblo (EP) preparado para la guerra. La FARC, en cambio no tiene el plural de las armas, ya no son FARC-EP, si no solamente FARC, en singular, por tratarse de un movimiento político. Se mantiene su carácter colectivo pero el plural (S) que le daban las armas ya no existe, como tampoco las llamadas disidencias, que teóricamente no lo son (no se puede estar en desacuerdo con lo que ya no existe). Podrán ser grupos delincuenciales o si lo demuestran insurgentes de nuevo tipo, con otra doctrina, y perspectiva pero en ningún caso herederos del pasado insurgente. Hablar de disidencias es mantener vigente la doctrina de la seguridad nacional que ha producido daños incalculables sobre la vida y la dignidad, pero a la vez una muestra de la necesidad que tiene el estado de tener un enemigo interno para resolver su incapacidad para sacarse de adentro el espíritu mafioso y guerrerista. La diferencia entre el plural que ya es pasado y el singular naciente es esencial para evitar cruzar la línea entre lo real (Político) y lo imaginado (Político-Militar) para mantener odio, discriminación y censura. Mientras no sea entendida y atendida esta diferencia -que es de fondo- por funcionarios y directivos universitarios, tendera a posicionarse el negacionismo cuya estrategia no es buscar justicia como anuncia, si no venganza y clientelizacion de la paz para obtener favorabilidad de votos a su favor.

Las universidades en este transito del fin de la guerra a la construcción de paz, igual que el sistema de justicia ordinaria (jurídico) que debe abrir paso a la Justicia especial (juridico-politica) tienen la obligación de sacar de todos sus procesos y actuaciones el espíritu de guerra todavía presente en las políticas, reglas y practicas académicas, administrativas y logísticas (por ejemplo el modelo de vigilancia del tipo celaduría fue cambiado por el de seguridad policial en las puertas de ingreso a los claustros) y entrar de manera colectiva en el modo de la paz. Preparase para trabajar en, por, para y sobre la paz, requiere capacitación y comprensión en todos sus estamentos y niveles para aclarararse a sí mismas que el principal beneficiario de la vida sin guerra y en paz es el país entero y no los excombatientes como tratan de señalar los promotores de la distorsión de los acuerdos.

Hay que resaltar en todo caso, que las Universidades e IES publicas (y también numerosas privadas), han abierto sus puertas al debate y permitido oír otras voces y a la vez han empezado a acompañar y proteger la esperanza de las mayorías que quieren, necesitan y exigen la paz como su derecho y valor humano. Es momento para que aparte de las universidades otras formas organizativas como las iglesias (que con su doctrina debilitan derechos) también abran sus puertas a otras voces y reconozcan que todos los seres humanos tienen derecho a realizar los mismos derechos en presente y sin obstáculos. Es hora también para que soldados y policías, empiecen a reconocerse en sus propios derechos y libertades, a entender los limites del poder que se excedieron en nombre de la guerra y a reclamar por su dignidad. Igualmente colegios e instituciones de educación, sin excepción, sean publicas o privadas, laicas o religiosas, militares o civiles, tienen que asumir la obligación constitucional de hacer pedagogía de paz, incorporar propuestas formativas, renovar acciones curriculares y trabajar para entender porque la guerra no puede volver a ocurrir.

Las instituciones y entidades inteligentes saben el valor de escuchar de primera fuente a sus victimas, excombatientes y ojala empresarios, políticos, financiadores de la guerra y por supuesto a los gestores de paz y los actores de la ciencia, la cultura y la academia, para que la construcción del relato colectivo y del país plural en paz y tolerancia sirva para explicar y entender la verdad de lo ocurrido. Un buen ejemplo de una verdad revelada en este corto tiempo sin guerra es, que no era cierto, que en las universidades publicas se formaran guerrilleros o le sirvieran al terrorismo.

La educación es parte de la realidad material, sobre la que se forja la justicia y se aprende y enseña a respetar y admirar al otro, en cambio de odiarlo y despreciarlo, pero ello exige pensar de manera critica y actuar con una perspectiva de praxis transformadora, comprometida con los derechos. El cumplimiento de los acuerdos compromete a las instituciones y a la sociedad y exige trabajar en su implementación en todos sus apartes, pero además recuperar la memoria histórica y construir la verdad como un derecho consignado en la ley de tierras y de victimas y contribuir con pedagogías de paz, sin perder de vista que impedirla, negarla u obstaculizarla, resulta contrario al espíritu del librepensamiento, del pluralismo y del derecho humano a vivir en paz, con miras a la creación de una sociedad de derechos con democracia participativa, incluyente, justa y soberana.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235176&titular=entre-las-diferencias-del-plural-y-el-singular-

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Colombia: ‘Somos una universidad que ayuda a construir un mejor país’

Colombia / www.eltiempo.com / 23 de Diciembre de 2017

La Corporación Universitaria Minuto de Dios, más conocida como UniMinuto, está celebrando sus primeros 25 años. Los retos son grandes, principalmente en cuanto a calidad; sin embargo, según explica el actual rector, el padre Harold Castilla, “estamos trabajando para siempre mejorar y llevar un excelente servicio a los colombianos que más necesitan educación superior de calidad”.

Para el próximo año, la universidad servirá como ejemplo para la creación de la Institución Universitaria Tecnológica en Costa de Marfil (África), en el cual se trabajará con el modelo educativo rural de la Minuto.

Y es que es precisamente la consolidación del modelo de la universidad lo que ha permitido su expansión hasta el punto de llegar a ser la institución de educación superior más grande del país, en total tiene 130.000 estudiantes distribuidos en 63 municipios donde el recursos humano ha sido clave para el logro de los objetivos que planteó desde sus inicios el fundador de la institución: el célebre padre Rafael García Herreros.

Entrevista.

¿Cómo resumiría estos 25 años?

Yo creo que UniMinuto ha vivido estos 25 años con mucha pasión, acorde a uno de sus principios fundamentales: servir. Nosotros le apostamos a ayudar a construir proyectos de vida tanto personales como sociales, comunitarios y organizacionales. UniMinuto ha desarrollado su proyecto educativo en relación con la realidad social del país tocando comunidades, organizaciones, contextos regionales, locales. Y es que pensar en la educación es pensarla para que responda necesidades concretas tanto de las personas como de las comunidades con las que interactuamos; entonces, todo eso suma 25 años. Yo creo que esas son evidencias muy concretas para que UniMinuto demuestre su papel en la historia de Colombia.

¿Cuál cree que es la imagen que tienen los colombianos de UniMinuto?

Nos reconocen por nuestra labor profundamente humanista y social en la medida en que se hace presente en realidades bastante complejas desde el punto de vista de lo que significa dar oportunidades a personas y hacer posible un proyecto de educación superior en regiones que no fácilmente tienen la posibilidad de tenerlo. Somos una universidad que hace todo el esfuerzo por prestar un servicio de educación superior con calidad pero especialmente haciendo un aporte social muy significativo al país.

¿El factor social es el que diferencia a UniMinuto del resto de universidades?

Yo diría que ese es un factor definitivamente diferenciador, es un valor que nos distingue. Nosotros lo que queremos es darle muchas oportunidades a personas que no las han tenido. Interactuamos con comunidades donde no están las otras universidades, nosotros generamos talento humano formado para esas regiones. Aportamos a la apuesta educativa del país, en términos numéricos, más o menos un 5 por ciento del total de matriculados que tiene Colombia en educación superior.

Es una forma de hacer país…

Siempre estamos pensando en que hay que servir a la patria. Ese fue el principio con el que nos fundó el padre Rafael García Herreros, el hombre que amó a Colombia, que quiso siempre construir una nación donde todos los colombianos nos sintiéramos orgullosos de la misma y aportáramos al desarrollo. Esa es la coherencia de nuestra institución, con esa vocación, con esa génesis.

La educación virtual es otra gran apuesta…

Sí, es una de las grandes apuestas. La formación desde la metodología a distancia tradicional con apoyo de la virtualidad. Este es un modelo que integra lo presencial y lo virtual. De los 130.000 estudiantes, 86.000 aprenden por medio del modelo. Claro, la idea es darle al estudiante la alegría de llegar a un campus universitario. Pero también con el apoyo de las nuevas tecnologías porque sabemos que hoy son bastante necesarias para el proceso de aprendizaje, de enseñanza y que el estudiante pueda tener la posibilidad trabajar y estudiar.

¿Cuáles son los retos de la universidad?

Siguen siendo los de la calidad. No estamos acreditados institucionalmente, estamos en un proceso desde hace cinco años y la idea es continuarlo. Definitivamente la calidad integral es el norte de la universidad, y eso implica a profesores y colaboradores. Por supuesto, en la medida en que uno tiene ese talento humano cualificado va a redundar calidad. UniMinuto tiene que ser leída en las tendencias de la educación superior mundial: movilidad estudiantil, comunidades académicas. Pero también diría que está el impacto social, ese reto permanente de ser una universidad que tiene una impronta social en Colombia y que genera conocimiento que sirve para transformar realidades sociales. También, en este momento estamos transfiriendo nuestro modelo a África donde vamos a iniciar el 15 de enero una universidad.Simón Granja Matias
Redactor EL TIEMPO
@simongrma

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/institucion-universitaria-minuto-de-dios-cumplio-25-anos-164170

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Las humanidades en la educación universitaria

Por:

Pensamos en las humanidades, pensamos en un conjunto de saberes que se adquieren por medio de la lectura reflexiva y recreativa o a partir de la experiencia estética. La historia en sus diversas tramas, los géneros literarios y las distintas artes, constituyen el núcleo de lo que llamamos “formación en humanidades”. En el contexto técnico y profesionalizador de la universidad hoy, ¿por qué considerar relevante la formación en humanidades? Una respuesta posible es que existen para evitar que, en el espacio universitario, se formen visiones reductivas y simplistas de la realidad.

El riesgo de que en la universidad se generalice la perspectiva técnica e instrumental del saber, constituye uno de los mayores peligros para el conocimiento teórico, ya que es la reflexión especulativa y problematizadora la que ha permitido los mayores logros en el ámbito del saber. Si solo se favorece el conocimiento de lo útil, se pone en riesgo de extinción este tipo de saber.

Una vez que la universidad es tomada por las perspectivas técnicas del saber, la idea de una formación amplia e interdisciplinaria se reduce al mínimo. Los conocimientos históricos y sociales son desdeñados. Y, peor aún, la producción literaria y artística es considerada innecesaria. Un estudiante universitario, formado fundamentalmente en los saberes de su especialidad, posee una idea limitada de los fenómenos sociales y una visión empobrecida de la experiencia humana.

El reconocimiento de los saberes literarios, históricos y artísticos no solo tienen como fin el saber en sí mismo, sino que posee una evidente dimensión formativa en la configuración intelectual del universitario. Reconocer que nuestra especie construye mundos simbólicos, visuales, escénicos, sonoros; también culturales, sociales, económicos y políticos eleva y potencia la imaginación. La reflexión y la especulación se amplían si la mente del estudiante está en contacto con formas creativas de la acción humana.

Valorando la creación y dejándose sorprender por la misma, el universitario potencia su capacidad de ser creativo, lo cual es de vital para formar una mente que genere hipótesis y conjeturas, que a su vez colabora con lograr un intelecto más efectivo para el mundo laboral. Gracias a las humanidades su mente es lo suficientemente permeable ante entender la constante variación de la circunstancias de la realidad humana.

También, desechar o reducir al mínimo el acceso a las humanidades, forma profesionales con una perspectiva muy limitada, incapaces de entender los procesos de nuestro mundo en su real magnitud y profundidad. Todo ello tiene una evidente repercusión negativa sobre la vida social y en el entorno natural. Recuperemos las humanidades.

Fuente: http://www.elperuano.pe/noticia-las-humanidades-la-educacion-universitaria-61731.aspx

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Universidad y paz (I). El difícil camino contra la intolerancia

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

¿Cómo entender que en universidades de elite como el Rosario, del top 5 en el ranking y con mas de 360 años de existencia (fundada en 1653) ocurran cosas propias de las cavernas, no de las academias? La Universidad del Rosario, esta ubicada en el centro del centro de un país políticamente centralista, con lo cual como bien conocen los opositores a la paz, lo que pase allí rápidamente estará en cámaras, medios, redes y despachos del poder. Sus tres ultimas generaciones de profesores y estudiantes aparte de convivir cerca a las mejores librerías, casas de teatro y centros de poder han sido testigos directos de hechos de la mas honda relevancia para el país en asuntos de guerra, paz, democracia y poder.

La primera generación hace 70 años a pocos metros de su claustro vio caer asesinado a Jorge Eliecer Gaitán y encender la chispa del horror a la que siguió la violencia sellada con miles de victimas y el desplazamiento forzado de campesinos finalmente amontonados en los cordones de miseria de ciudad y algunos debajo de sus propios aleros. Esa generación constató la impunidad total para las oligarquías responsables del horror. Su segunda generación hace 30 años vio arder el palacio de justicia con magistrados, civiles y guerrilleros adentro de la que dio testimonio en el informe de la comisión de la verdad (Pinilla, Gómez, Herrera, 2010) y pudo constatar la consolidación sin obstáculo de las mafias en el estado. Y la tercera generación, la de hoy, se debate entre una mayoría que se apresta a defender la conquista social del derecho a la paz y una minoría negacionista disciplinada y cruel que pretende mantener encendida la llama del odio y la venganza contra los sobrevivientes de la ultima guerra clausurada con un acuerdo de paz para disputar poder sin armas.

La universidad del Rosario, hace parte de la poderosa Alianza de Universidades por la Paz, junto a Andes, Externado y Javeriana (de régimen privado, ubicadas geográficamente en un pequeño espacio del centro con una distancia media de entre 200 y 2000 metros entre ellas) mas la Nacional (publica). La alianza esta posicionada en el lugar principal para formular estrategias, obtener recursos, acomodar proyectos y financiar actividades en el nombre de -por, con, para- la paz, lo que muestra una estratégica asociación de universidades del top 10. Razón de más para enfrentar la intolerancia de los ilustrados negacionistas y trabajar adentro por hondas transformaciones culturales. Lo que ocurrió el 27 de noviembre se resume en que algunos estudiantes montaron un alegato de descalificación contra una profesora que los acusaba de ignorancia por cuestionar y pretender impedir la entrada de excombatientes de las FARC a conversar de la implementación de los acuerdos de paz firmados y de las proyecciones de paz estable y duradera. Días atrás un incidente similar había ocurrido en el Externado, que promocionó un mes antes su respeto y tolerancia con la apertura de un baño mixto para sus estudiantes y que en el palacio de justicia perdió a sus mejores magistrados.

Los jóvenes de la censura no son espontáneos en acción, hacen política en defensa del odio y de la guerra, calculan los choques para reiterar el falso señalamiento de que la insurgencia fue la única responsable de la guerra y ponen mantos de duda sobre hechos ocurridos en los que las elites fueron las grandes responsables, además de haber constituido la variable mas estable en la historia de sangre del país. Con sus actos de censura muestran que no están dispuestos a permitir que la verdad refleje los vínculos de las elites con la barbarie padecida, de la que muchos de esos jóvenes pueden tener conocimiento. La censura del negacionismo tiene razones ideológicas que -orgánicamente o no- coinciden con los planteamientos de la ultraderecha en promover la invalidación de los alcances de los acuerdos de paz y negar a los excombatientes su condición de sujetos políticos y ciudadanos de plenos derechos. Tratan de responsabilizar de los horrores a un solo actor y negar la existencia de los otros dos (estado y terceros). Anteponen prejuicios a la realidad de las cosas y reducen la paz a la suma de hechos mediáticos fabricados para confundir e impedir entender la complejidad, lo que les resulta útil para imponer sus propios fantasmas y temores, que saben anunciar muy bien con repeticiones de supuestos peligros para la misma paz (su paz de privilegios).

El eje de actuaciones de esta generación ilustrada y bien educada, es la invalidación de la paz negociada y sus posibles consecuencias de mejora del bienestar colectivo. Su obstinación es impedir el habla, la presencia, las actuaciones, las conductas, los gestos y en concreto todo lo que venga de los excombatientes y sus presumibles aliados, incluidas las victimas, la JEP, la reparación integral, la devolución de tierras, los defensores de derechos. El objetivo central es negar a los otros, sus adversarios, a quienes se empeñan en señalar como enemigos. Su meta es buscar que quienes los siguen usen su rabia y ojala actúen contra quienes para ellos no deben vivir en paz.

Paradójicamente a solo 12 calles de allí, una semana antes (15 de noviembre) en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, también privada y hasta hace poco dirigida por un intelectual de estatura ética (José Fernando Izasa) y hoy por Cecilia Vélez, la exministra de educación de Álvaro Uribe (una muestra de que la realidad no es en blanco o negro) ocurrió lo contrario, igual había ocurrido días antes en la Javeriana. Los excombatientes fueron invitados, recibidos, atendidos y escuchados con respeto. Se hicieron los análisis y explicaciones sobre la implementación de los acuerdos de paz en el ámbito del proceso de pedagogía de paz, que también hacen los gestores de paz del ELN. Allí todo fue como se espera sea en las universidades, con dialogo franco, sin descalificación ni estigmatización, sin intimidación ni asedio por la temeridad de los que carecen de argumentos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235175&titular=el-dif%EDcil-camino-contra-la-intolerancia-

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Puerto Rico: Desplome en matrícula universitaria

Centro américa/Puerto Rico/16 diciembre 2017/Fuente: Metro 

Con 22,937 universitarios menos en los últimos siete años, la educación superior ha sufrido una merma promedio de más de 3,800 alumnos por año, según estimados del Consejo de Educación de Puerto Rico

Si bien hay más profesores de educación superior, así como más instituciones universitarias en comparación a los últimos años, la matrícula de estudiantes ha ido en picada desde los pasados siete años.

Así lo revelan las estadísticas de educación superior correspondientes al año académico 2016-17, recién publicadas por el Consejo de Educación de Puerto Rico, que establece que hay un total de 227,255 estudiantes matriculados en instituciones públicas y privadas del país, lo que representa una reducción de 5,815 alumnos menos que el año anterior cuando había 233,070.

Pero no solo eso, según un análisis del Área de Evaluación, Planificación, Estadísticas e Investigación del Consejo, que dirige David Báez Dávila, se estima que desde el 2010 al 2016 la cantidad de estudiantes cayó un 9 %, traducido de 22,937 estudiantes menos, lo que significa una “pérdida promedio de 3,823 estudiantes por año”.  Sin embargo, además de este año con más de cinco mil, el pico de la reducción se observó de 2014 a 2015 cuando se registraron 7,808 universitarios menos.

A juicio del exsecretario de Educación, César Rey, esta caída esencialmente se debe a la migración y a que la pirámide sociodemográfica está invertida, es decir, que hay más ancianos que niños. A esto sumó que existe una deserción en el paso de ir de al escuela a la universidad, cuando se pierde un porcentaje significativo, así como el paso de primero a segundo año cuando indicó se van muchos alumnos. Rey sostuvo que la caída podría continuar porque “el año pasado por primera vez en el Departamento de Educación hubo más estudiantes de cuarto año que en kindergarten. Eso es un síntoma de por dónde va”.

“No se con cuanta urgencia se está trabajando a nivel país, no se con cuanta seriedad se ve esto en el país”, advirtió también profesor universitario quien llamó a las instituciones a repensar sus ofrecimientos.

A pesar de que hay 59 instituciones de educación superior, una más en comparación al año pasado, el análisis del Área de Investigación del Consejo expone que de continuar la tendencia en la caída de matrícula, “es posible que veamos consolidaciones y cierres de instituciones en los próximos años y que, por lo tanto, la oferta de carreras o programas académicos se reduzca y se ajuste la demanda”.

Las estadísticas revelaron que un total de 50,146 personas completaron algún grado en 2016 de los cuales 61 % son mujeres y 39 % son hombres. De estos, las áreas académicas con más graduados fueron los profesionales de la salud, administración, artes culinarias o cosmetología y educación.

El documento de análisis detalla que algunas consecuencias en la baja en matrícula podrían ser impacto económico, social, científico y cultural. Este sector moviliza alrededor de dos mil millones de dólares al año. De acuerdo con el análisis del Consejo, solamente en becas Pell se recibieron más de $730 millones, y con préstamos y otras ayudas asciende a $850 millones. Por otro lado, Rey alertó que al haber menos personas matriculándose, temen que eventualmente haya cada vez menos recursos humanos cualificados disponibles para Puerto Rico.

“Una repercusión es el hecho de que podamos estar a la antesala de una carencia de profesionales porque (los boricuas) están recibiendo una oferta jugosa fuera de Puerto Rico. Por eso hay que mirar el país en una mesa grande de planificación y organización”, sostuvo Rey.

Baja responde a la migración – Análisis del demógrafo Raúl Figueroa

La causa principal es la migración que se está concentrando en la población joven. Cuando uno mira las edades de la gente que está migrando se concentra en ese grupo de personas.

Esto coincide además con que el alto grupo de migración se fue en 2011 a 2012 y de ahí han seguido yéndose. Se entiende que la tendencia es que va a aumentar en los próximos años. La mitad de la gente que se está yendo tiene menos de 28 años.

La mayoría se van a Estados Unidos. Estamos viendo como ha proliferado un poco en los grados más altos como doctorados se van a otros países, como España y Dominicana también, pero la mayoría se va a Estados Unidos.

Fuente: https://www.metro.pr/pr/noticias/2017/12/13/desplome-matricula-universitaria.html

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Por qué las universidades de la India deben pasar de garantizar el empleo a crear empoderamiento

Por Saumya Khandelwal / HT

Si bien la arquitectura del conocimiento está cambiando a nivel mundial, India languidece en una apuesta histórica por desacelerar su sistema educativo, especialmente la educación universitaria. Bajos índices de docentes y estudiantes de escuelas secundarias, seguidos por títulos no calificados o sin empleo, una política nacional de educación renovada prometida pero largamente pendiente, cientos de miles de puestos vacantes en universidades centrales y estatales, explotación ritual de profesores ad hoc incluso en el área metropolitana ciudades, mínimos históricos en la presupuestación de la educación como porcentaje del PIB, cierre de casi 1000 facultades de ingeniería en todo el país, y líderes políticos de grupos marginales que claman por educación no occidental o védica, son solo algunos ejemplos de la peste .

Por supuesto, el color del gato no es un problema, siempre que atrape a los ratones. El problema es que hay demasiados gatos que comen hierba en la refriega.

No reformas sino reforma

Un nuevo libro sobre educación superior y reformas educativas, El futuro de las universidades indias , hace todos los ruidos correctos en esta dirección. Editado por C Raj Kumar, es una antología de 19 artículos de una conferencia celebrada en la Universidad Global OP Jindal (JGU), en marzo de 2017. El libro puede ser a la vez un tesoro o una caja de Pandora. Diseñado para deconstruir, interrumpir y «dinamizar» las nociones estancadas de la educación superior en India, es el único volumen en la historia reciente que aborda el tema de la universidad y su futuro, con especial énfasis en la administración.

Uno recuerda la notable contribución de la Universidad Jawaharlal Nehru en la forma de las conferencias de nacionalismo, que se convirtió en el libro Lo que la nación realmente quiere saber . El futuro de las universidades indias amplifica el enfoque a los problemas burocráticos de la educación y administración universitaria, y persigue ese objetivo sin vacilaciones.

Raj Kumar, educado en Oxford, Harvard y Hong Kong, con períodos en las Naciones Unidas y ahora vicerrector fundador de JGU, y los autores en este volumen se han asegurado de que sea un trabajo gratificante. Los contribuyentes al libro son Pawan Agarwal, Kanti Bajpai, Carol M.Bresnahan, Sreeram Chaulia, Yugank Goyal, Barbara Harriss-White, Sital Kalantry, A Francis Julian, Stephen P Marks, Shailendra Raj Mehta, NR Madhava Menon, YSR Murthy, Indira J Parikh, Alice Prochaska, Prem Nath Raj Sinha, Anamika Srivastava, R Sudarshan y Shiv Vishwanathan.

El libro está dedicado al ex presidente de la India, Pranab Mukherjee. Aun así, no rehuye destacar la propia adhesión «a la moda» de Mukherjee a los valores académicos, sin mencionar la «mediocracia» académica perpetuada, por suerte o por otros líderes políticos. Dado que el libro fue entregado cariñosamente por el ex presidente durante sus últimos días en el cargo, uno presume que tiene sus bendiciones, como cualquier trabajo de crítica gubernamental o legislativa para que la educación superior mundialmente reconocible se convierta en un objetivo práctico en India en lugar de seguir siendo una teoría aventura para los escalones superiores.

Kumar destaca la falta de incentivos para la investigación, mecanismos corruptibles para el desembolso de fondos, mediocridad general en instituciones de educación superior, burocracia y falta de medidas proactivas por parte del MHRD, excusas sociopolíticas para baja competitividad global, falta de autonomía para universidades emergentes y zonas educativas especiales, y la dicotomía entre las universidades públicas y privadas, a pesar de que estas últimas son instituciones privadas gobernadas y financiadas. De manera sensata, agrega que no es como si las universidades indias tuvieran un desempeño especialmente deficiente, sino que pierden relevancia internacional, al ser incapaces de responder a las transformaciones globales. El ensayo de Harriss-White es especialmente pertinente en este sentido, con su propuesta de una «cuarta cultura» de las universidades, donde los intereses privados están orientados a mejorar y potenciar la utilidad pública en la educación.

Más allá de lo antiguo y lo moderno

Vishwanathan historiza cómo la institucionalización de la mediocracia condujo al declive de la universidad cosmopolita (como previeron PC Roy, JC Bose y R Tagore), y las instituciones educativas a su vez se convirtieron en culturas de empleo más que de empoderamiento. A pesar de su gratitud hacia el gobierno profeso, el libro no hace ningún esfuerzo para obtener favores con sus líderes.

Esta postura refrescante se ve con mayor fuerza en los ensayos de Raj Kumar y Murthy, que critican las reformas parciales y las reglamentaciones legales, por Mehta y Sudarshan, quienes subrayan el divorcio tripartito entre las políticas públicas, la educación política y el público, y por Bajpai, quien afirma que los líderes que han dejado las universidades indias en el último lugar de los rankings mundiales no tienen ningún derecho moral a censurar las universidades de élite o las metodologías de clasificación.

Si bien Menon destaca los peligros del elusivo «dividendo demográfico», Agarwal brinda una serie de recomendaciones para cosechar este dividendo a través de una mejor gobernanza educativa. Es interesante observar los márgenes crecientes por los cuales las estudiantes femeninas en la educación superior urbana superan en número a los hombres, incluso cuando más graduados que nunca antes no pueden ser empleados.

La educación superior en la India también se ve afectada por publicaciones falsas y plagio, en gran parte debido a las presiones irracionales de la publicación, y la expansión de internet no utilizada en el sur de Asia. Esto es resaltado por Marks. A costa de la repetición, casi todos los colaboradores abogan por una mayor autonomía de las universidades privadas. La advertencia de Srivastava es útil: con la creciente corporativización de la educación, es crucial no perder el contacto con la justicia social. Otra advertencia, de Goyal, es la del excedente sin precedentes en la producción de conocimiento actual: cómo la producción de conocimiento global supera los datos de todas las bibliotecas del mundo.

Mientras el volumen habla de la gran necesidad de fondos para publicar investigaciones e incentivarlo para promociones de la facultad, es un recordatorio oportuno de que más que producción, hoy en día, el conocimiento requiere compartir e integrarse en los currículos básicos y la vida social, en lugar de simplemente tener más Los ingenieros indios quieren empleos en Estados Unidos, como señala Bresnahan.

Se espera que el libro se vea traducido en enmiendas prácticas, especialmente en lo que respecta a la autonomía académica de las universidades, la subvención exigente y meritocrática de la investigación y la educación superior, la legislación para zonas educativas especiales y, por supuesto, currículos más relevantes socialmente. a través de universidades y disciplinas. Los defectos del libro radican principalmente en su repetitiva petición de autonomía, que tal vez resalta los efectos que las burocracias estatales y centrales tienen sobre el funcionamiento de una universidad privada, o incluso una universidad pública, para el caso.

Otro error está en la organización del libro, envalentonado especialmente al final. Las nociones de Chaulia sobre la autosuficiencia y sostenibilidad de Gandhi en la educación podrían haberse desarrollado más para llegar a una conclusión de actualidad del libro. A ellos les sigue un non-sequitur -un ensayo sobre la necesidad de educación legal clínica en India, apéndices que contienen la visión de Mukherjee para la futura universidad, y comentarios de felicitación a los organizadores de la conferencia celebrada en marzo. Aquí el libro termina abruptamente.

Después de casi quinientas páginas de recomendaciones de pie de página y perspicaces, volvemos al punto de partida con la pregunta: ¿quién implementará esto? ¿Se dejará en manos de estos diecinueve profesores que hicieron posible este volumen?

Una exclusión palpable del libro es la creciente embestida contra la libertad de expresión, la cultura universitaria liberal y la responsabilidad política de la comunidad estudiantil, especialmente porque el volumen está dedicado a Mukherjee, que es un defensor de estas causas. A pesar de esto, el libro comienza una misión desalentadora, la de alterar puntos de vista prevalecientes, tales como aquellos que afirman que la educación superior india es altamente exitosa, o que su futuro depende de una mayor intervención política. A medida que llegan más y más pruebas para desechar de manera exhaustiva tales reclamos, a uno le preocupa si el impulso del Centro para la educación del patrimonio antiguo, incluso en el currículo escolar, es la mejor manera de avanzar. El futuro de las universidades indias posiblemente haya allanado el camino para criticar la política gubernamental en educación con gratitud antigubernamental.

El futuro de las universidades indias , editado por C Raj Kumar, Oxford University Press.

Fuente: https://scroll.in/article/860827/why-indias-universities-must-move-from-ensuring-employment-to-creating-empowerment

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Salvador Alva: “Las ciudades serán comunidades de aprendizaje”.

Salvador Alva destacó las cinco tendencias que cambiarán el rol de las universidades.

Al inaugurar el 4° Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) ante más de 3 mil asistentes, Salvador Alva, Presidente del Tecnológico de Monterrey, señaló que las ciudades se convertirán en un gran campus y en comunidades de aprendizaje.

En su conferencia “¿Para qué sirven las universidades?”, Alva destacó las cinco tendencias que cambiarán el rol de las universidades en la educación y en la vida:

  1. Un mundo sin fronteras. Gracias a la tecnología es más fácil y rápido que las personas tengan acceso a internet, puedan estar hiperconectadas y compartir el conocimiento sin restricciones.
  2. Organizaciones que distribuyen y generan confianza. Todo se va a distribuir: aprendizaje, trabajo, gobierno, computación, medios, comercio. La confianza se va a descentralizar y distribuir con ayuda de tecnologías blockchain.
  3. Ciudades abiertas. Las ciudades deben ser las detonadoras de la innovación. “Mientras más incluyente sea una sociedad, más innovación se genera en ella, las personas ya no están eligiendo vivir en países sino en grandes ciudades”.
  4. Aprendizaje de por vida. Estamos entrando en una era de aprendizaje continuo, donde los títulos tradicionales son insuficientes para demostrar competencia.
  5. La era de la simulación: cómo aprender en el futuro. Se puede aprender a través de las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, la realidad virtual y el Big Data, las cuales convergerán en plataformas capaces de modelar sistemas complejos que el ser humano no ha logrado actualmente.

Revisa nuestra cobertura en tiempo real del 4° Congreso Internacional de Innovación Educativa y ve las conferencias en vivo.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/las-ciudades-seran-comunidades-de-aprendizaje-salvador-alva

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