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Colombia: Conmoción en Abejorral por homicidio de reconocido rector

América del Sur/ Colombia/ 28.04.2020/ Fuente: noticias.caracoltv.com.

La víctima fue identificada como Jairo Jiménez, de 63 años. Su cuerpo fue encontrado en las últimas horas.

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Las autoridades del municipio de Abejorral, oriente antioqueño, investigan el homicidio del rector de la institución educativa Zoila Duque Baena, de la vereda Chagualal.

De acuerdo con información preliminar, el docente fue ultimado con arma de fuego y presentaba varias heridas en diferentes partes del cuerpo.

“Hemos destinado un equipo de criminalística especial, el cual desde las primeras horas arribó a Abejorral para apoyar la recolección de los elementos materiales probatorios, que den cuenta de los móviles y autores materiales de este hecho”,  informó el coronel Jorge Cabra, comandante de la Policía de Antioquia,

La Alcaldía envió un mensaje a su familia y destacó la labor de Jairo Jiménez como docente: “Nuestra solidaridad con la familia del rector Jairo Jiménez y con la comunidad de Chagualal, a la cual dedicó los mejores años de su vida. Un hombre humilde y de un gran corazón que le mereció el cariño y afecto de los abejorraleños”.

Fuente de la noticia: https://noticias.caracoltv.com/antioquia/conmocion-en-abejorral-por-homicidio-de-reconocido-rector-nid227405

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Vídeo: Cómo superar las fallas del sistema educativo por Jurgen Klaric

Por: TEDx Talks.

Conoce este interesante planteamiento del especialista mundial en Neuromarketing Jürgen Klaric, que nos platica acerca del paradigma del sistema educativo que está acabando con la creatividad y nos enseña que lo esencial para la vida, no solo es recibir conocimientos matemáticos y lógicos, sino va más allá del sistema educativo tradicional. Considerado entre los mercadólogos más influyentes en el mundo, escritor de dos «Best Seller’s» de editorial Planeta.

El 2015 Sus libros de negocios son siempre los más vendidos en toda librería donde llegan, asesora a una docena de empresas líderes en el mundo y por ahora es el divulgador científico de negocios y motivación más leído en español en las redes sociales. Recientemente fue nombrado como el Steve Jobs de la educación gracias a su innovación social educativa BiiA LAB la cual en solo 2 años ya es la institución que regala más becas y cursos por internet en español, además de ser vista por más de 1 millón de personas al año en 35 países, con más de 80 conferencias al año, el comparte e inspira a miles de personas a lograr más rápido sus objetivos y también a ser mejores personas.

Considerado entre los 100 mercadólogos más influyentes en el mundo, escritor de dos «Best Seller’s» de editorial Planeta. El 2015 Sus libros de negocios son siempre los más vendidos en toda librería donde llegan, asesora a una docena de empresas líderes en el mundo y por ahora es el divulgador científico de negocios y motivación más leído en español en las redes sociales. Recientemente fue nombrado como el Steve Jobs de la educación gracias a su innovación social educativa BiiA LAB la cual en solo 2 años ya es la institución que regala más becas y cursos por internet en español, además de ser vista por más de 1 millón de personas al año en 35 países, con más de 80 conferencias al año, el comparte e inspira a miles de personas a lograr más rápido sus objetivos y también a ser mejores personas.

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=4J-lLDp4OXs

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Hambre y redes solidarias

Por: Claudia Espinoza.

 

Si en la memoria histórica de la pandemia iremos de incluir la muerte de una niña de 12 años por hambre, es señal de que Bolivia anda muy mal. Somos el país líder en tristeza. ¿Qué nos muestra esta aciaga realidad? Que en ausencia de políticas sociales más certeras, queda agudizar la sensibilidad e intensificar los lazos solidarios en las redes familiares, vecinales y comunitarias que nos rodean para soslayar la muerte.

Las redes solidarias son prácticas precoloniales que permitieron soportar la vida en momentos de dureza y crisis de diferente índole. La ciencia y la tecnología a esta altura del siglo XXI han demostrado no ser suficientes para prevenir y enfrentar crisis sanitarias como la actual, por lo que tendremos que echar mano de un bien cultural valioso, como la solidaridad.

Las tendencias en el mundo vislumbran que la pandemia del coronavirus no presenta una temporalidad exacta. Esa variabilidad en los periodos de su desarrollo irá a desencadenar, inevitablemente, escasez, desempleo, hambruna, angustia y miedo ante la incertidumbre del hoy y el mañana, tanto de lo material como primera necesidad como lo utilitario, generado por la sociedad de consumo capitalista.

En ese devenir, la autoorganización de la sociedad desde su experiencia comunal, urbana y rural, alumbra un camino alternativo que puede reducir las carencias y quién sabe, ojalá, salvar vidas. Varias acciones ya han montado el andamiaje de esa estructura societal hace algunas semanas y esperemos perduren.

Carteles con “Toma lo que necesita” acompañan alimentos puestos en mesas callejeras y bolsas colgadas en las rejas de los garajes. Camiones de frutas distribuyen en casas de zonas populares. Ollas comunes se preparan en colegios e iglesias. Empieza a moverse la máquina de la solidaridad en los difíciles y complejos días que irrumpen en la vida cotidiana.

Los mercados y ferias están ahí puntuales, pero la oferta sube cada vez más los precios para bolsillos que se achican como uno de los efectos de la Covid19. Esa es la suerte de la población más carente de condiciones para enfrentar las restricciones que provoca la enfermedad, pero que también provoca la política social del gobierno transitorio, insuficiente e insostenible. Amplios sectores no recibirán los bonos o no aguantarán el peso del calendario.

La respuesta provisoria de la solidaridad a través de las redes vecinales, populares, familiares, gremiales y de organizaciones sociales y religiosas, es y será absolutamente imprescindible. Pequeñas y medianas empresas también aportan de acuerdo a sus posibilidades. En algunas plazas se pueden ver bolsas colgadas con pan, verduras y con el desprendimiento de la gente. La persona o familia que lo necesita va y lo toma. No hace falta ningún resguardo uniformado.

También existen donaciones mayores, como los camiones desplazados desde el Trópico hacia el Altiplano y los Valles. Esas acciones malinterpretadas y castigadas, fueron el bienestar de muchas familias. En algunas iglesias y colegios, las ollas comunes, donde vecinas y vecinos entregan alimentos, por turno, puede comer la gente que vive en la calle, que fue abandonada u olvidada. Incluso en Pisiga y Colchane, donde han confinado a varios compatriotas, la olla común ha mitigado el hambre de centenares de personas.

Así cual telaraña, la red de redes solidarias se extiende por el territorio nacional. En ese sentido, el aislamiento obligatorio encierra nuestra individualidad, mas no nuestro “yo colectivo”. Que así sea.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/hambre-y-redes-solidarias/
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Más Internet, más igualdad de oportunidades

Por: Andrés Cargill.

Si algo de oportuno tiene la terrible crisis sanitaria que vivimos hoy es que al menos nos terminará de mostrar que indudablemente hay espacios en nuestro país que nos separan demasiado. El sector de la educación, en donde miles de niños han tenido que cumplir con sus clases a distancia, está dejando en evidencia que no solo debe ser la calidad de los contenidos, la formación de los profesores o la infraestructura de las aulas, lo que debe mejorarse para eliminar brechas, sino que también las condiciones para acceder a todo aquello. Y dadas las circunstancias, la principal condición parece ser la conectividad, tanto en términos de acceso como en asequibilidad.

Hoy existen 380.000 estudiantes de zonas rurales con bajo acceso a Internet, y aproximadamente 1.500 localidades en nuestro país que están completamente a oscuras. Según cifras de la OCDE, tenemos un 12,5% de población que no tiene conexión.

El problema se amplía si explicamos que los estudiantes con planes básicos, que son la mayoría, no tienen capacidad suficiente para asistir a una clase online, sostener videoconferencias con sus profesores, llenar fichas en línea o, simplemente, subir una tarea realizada. Y tampoco tienen los recursos económicos para pasar a un mejor plan.

En resumidas cuentas, en Chile estamos intentando formar a nuestros niños con soluciones de educación a distancia, cuyo principal requisito de acceso a ella es demasiado caro, o bien, definitivamente no existe. Si eso no es enrostrar la desigualdad, entonces estamos todos ciegos.

Según cifras de la OCDE (2019), Chile es el segundo país con mayor brecha digital después de Turquía, situación que, si se aplica directamente a la educación, constituye una perpetuación de las condiciones de inequidad para las próximas generaciones. Sobre todo, si consideramos que, por esencia, las localidades más pobres y desconectadas, ya cuentan con una peor calidad educativa.

Chile necesita con urgencia una mejora en su infraestructura de telecomunicaciones. Ciertamente se avanza y se conocen planes, pero estos no pueden retrasarse, ni menos estancarse. La base, no solo de la educación, sino que de los trabajos del futuro, de la salud y del emprendimiento, se sustentan en una columna vertebral sólida en conectividad y alcanzable para todos.

No cabe duda, tal como lo ha mencionado la OCDE, que más Internet es sinónimo de más oportunidades.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/opinion/noticia/mas-internet-mas-igualdad-de-oportunidades/ST2EVKD3TZBSVHDW4LPFX7RODE/

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Webinar de CLADE: El derecho a la educación de las personas con discapacidad. ¿Cómo estamos en América Latina?

Por CLADE.

¿Se garantiza el derecho a la educación de las personas con discapacidad en América Latina y el Caribe? ¿Cuáles son las principales barreras que niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas adultas con discapacidad enfrentan para acceder a la educación? Se analizarán estas y otras cuestiones en este diálogo virtual organizado por la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE)
Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=i6eTyM1AIZI
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Inconscientes

Por: Juan Torres López.

 

Imaginen que una nave tripulada por seres procedentes de otra civilización inteligente (distinta a la nuestra, por lo tanto) se acerca a la Tierra para conocer su naturaleza y cómo vivimos sus habitantes.

Enseguida descubren que allí se ha propagado un virus que infecta a millones de personas y que produce docenas de miles de muertes, en casi todos los lugares y muchas más de las que registran las estadísticas a las que tienen acceso, gracias a su conocimiento y tecnología, muy superiores a los de la Tierra.

Para saber la situación más concreta, los efectos que realmente está teniendo la epidemia y las medidas que estos humanos llevan a cabo para paliarlos, deciden acudir a la más alta autoridad de la máxima potencia económica, militar, cultural y política de ese planeta, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Justo cuando van a ponerse en contacto con él, se encuentra dando una rueda de prensa en la que propone inyectar desinfectante y luz en el cuerpo de las personas afectadas como forma de acabar con él. Incrédulos, los visitantes deciden, entonces, recurrir a otras fuentes de conocimiento.

Comprueban más tarde que, al principio de la epidemia, todos los líderes y gobiernos de planeta le había quitado importancia pero que ahora todos sin ninguna excepción la contemplan con sofoco y la consideran de gran peligro. Ya saben que se trata de un mal global, cuya expansión no es posible detener mediante fronteras físicas y que se requeriría una actuación así mismo global para poder hacerle frente con algún éxito, por ejemplo, compartiendo recursos sanitarios, investigando en equipo la obtención de vacunas o poniendo a disposición unos de otros el conocimiento y los medios materiales, personales o económicos necesarios para evitar una catástrofe.

Los visitantes, sin embargo, comprueban que no se ha producido ningún tipo de encuentro global porque las instituciones en donde solían sentarse todos los países del planeta sin excepción, como las Naciones Unidas, hace tiempo que están devaluadas y apenas tienen influencia en las decisiones de los países más poderosos. Es más, el presidente de la gran potencia mundial había decidido que su país (el más rico del planeta) dejase de contribuir y colaborar, precisamente en ese momento,  con su oficina dedicada a combatir este tipo de desastres sanitarios, la Organización Mundial de la Salud.

Los visitantes extraterrestres no pueden explicarse la actuación de los humanos de la Tierra en materia de prevención vírica. Los científicos de ese planeta saben que allí hay más de 300.000 virus que podrían producir un efecto parecido o peor que el Covid-19 y, a pesar de ello, sus gobiernos siguen dejando el descubrimiento de vacunas y remedios en manos de laboratorios privados, los cuales, lógicamente sólo tratarán de descubrir aquello que resulte rentable a sus propios negocios y no al interés general. La situación de desarme sanitario les parece tan increíble como absurda. No pueden entender que Estados Unidos dedique casi 600.000 millones de euros a gasto militar y luego resulte que el 80 % de las medicinas que se consumen en su interior provengan de China, que se supone que es uno de los adversarios que justifican semejante dispendio militar.

Los visitantes se sorprenden especialmente de esta falta de colaboración global cuando se dan cuenta de que las cadenas globales de suministro de alimentos están cediendo, algo que ha puesto de relieve, entre otros muchos investigadores, un economista al servicio de la FAO, la oficina de las Naciones Unidas dedicada a los problemas de la alimentación, en un artículo aparecido en la revista Nature. Allí se señalan algunos ejemplos de lo que, en realidad, está pasando en todo el país: «En India, los agricultores están alimentando con fresas a las vacas porque no pueden transportar la fruta a los mercados de las ciudades. En Perú, los productores están vertiendo toneladas de cacao blanco en el vertedero porque los restaurantes y hoteles que normalmente lo comprarían están cerrados. Y en los Estados Unidos y Canadá, los agricultores tuvieron que tirar la leche por la misma razón. Legiones de trabajadores migrantes de Europa del Este y África del Norte están atrapados en las fronteras, en lugar de cosechar en las granjas de Francia, Alemania e Italia. Estados Unidos, Canadá y Australia dependen en gran medida de los trabajadores agrícolas temporales que no pueden viajar debido a restricciones de virus». Y también se advierte en ese artículo de que el miedo a la pandemia ha producido «reacciones en cadena caóticas» muy peligrosas que ya han hecho subir los precios de productos básicos para la alimentación humana, como el trigo (8 % en comparación con los de marzo del año pasado) o el arroz (25 %).

Esa información hace que los visitantes se interesen por el hambre y descubren también que afecta a 821 millones de personas, a pesar de que sólo con los productos alimenticios que se desperdician en todo el planeta se podría alimentar a 1.260 millones de seres humanos todos los años. Cuando analizan la forma en que los humanos de la Tierra organizan la producción y el consumo de los productos básicos que necesitan, los visitantes se sorprenden sobremanera del gran daño que provocan sobre su medio ambiente natural y, a su vez, del coste tan enorme que esto lleva consigo, tanto en dinero como en vidas humanas.

Así, la contaminación del aire mata a siete millones de personas cada año y los desastres naturales causados por el clima a unas 600.000. El 40 % de la población mundial ya tiene problemas con la escasez de agua y todos los años mueren 2,2 millones de personas por simples diarreas. Como consecuencia en gran parte del modo de vida existente en la Tierra, el nivel del mar ha subido el doble de lo previsto en los últimos 25 años, un tercio de las especies marinas están en riesgo por el cambio climático, las capas de hielo que cubren la superficie terrestre se están descongelando un 20 % más de lo previsto por los científicos y la del Ártico se ha reducido en un 40 % en los últimos 35 años. La deforestación (que produce la quinta parte de las emisiones de CO2 que destruyen la Tierra) avanza a un ritmo de 13 millones de hectáreas cada año (casi la cuarta parte de España). Al ritmo en que se produce y consume en el planeta que van a visitar, en 2050 vivirán en tierras desertificadas unos 4.000 millones de personas y la resistencia a los antibióticos, provocada entre otras causas por los contaminantes vertidos en el agua y en los alimentos, será la primera causa de muerte en el mundo ese año.

A los visitantes les confunde la forma económica tan extraña con que los habitantes de la Tierra hacen frente a estos problemas pues se calcula que podrían evitarse con 19,5 billones de euros, mientras que el coste de soportarlos supone 47 billones. Y también les resulta incomprensible que los actuales habitantes de la Tierra no tengan en cuenta que después de los que viven ahora allí tendrán que venir otras generaciones futuras, sus hijos, nietos y biznietos, cuyo bienestar y forma de vida no parece preocuparles. Aunque igualmente les sorprende el escaso cuidado que tienen con los niños pues, como señalaba el informe Acción humanitaria para la infancia 2019 de UNICEF que han consultado, «la infancia sufre la mayor amenaza para su desarrollo en los últimos 30 años». Algo que también produce perplejidad a los alienígenas, porque en ese informe se indica que sólo harían falta 3.500 millones dólares para conseguir que todos los menores del planeta tuvieran cubiertas sus necesidades básicas, más o menos los presupuestos de los 20 o 25 equipos de fútbol europeos con mayor presupuesto.

Las cuestiones económicas asociadas con la propagación del virus llaman extraordinariamente la atención de los visitantes. En concreto, que tampoco en este campo haya habido una respuesta global a los cientos de millones de desempleos que va a producir, ni a la pérdida de las miles de empresas que proporcionan los suministros básicos para la población. Les sorprende también la imprevisión ante la gigantesca crisis de deuda que inevitablemente se producirá una vez que se salga de la crisis actual. Aunque nada les produce tanto estupor como el hecho de que en la Tierra se dediquen casi 125 veces más recursos a realizar apuestas en una especie de casinos financieros, para estos visitantes completamente desconocidos y cuya lógica apenas entienden, que para las actividades directamente encaminadas a satisfacer sus necesidades reales. Unos casinos a cuyo mantenimiento se dedica más atención en la Tierra que al cuidado y a la vida de los seres vivos.

Los visitantes, en fin, tampoco pueden entender que en el planeta que desde las profundidades del espacio se muestra con una belleza formidable sea, en realidad, un infierno innecesario para una parte tan grande de sus pobladores. Y no pueden explicarse cómo, a pesar de la existencia de tantos dioses e iglesias que pregonan la bondad y el amor por todas sus esquinas, haya tantos conflictos armados, un ambiente tan extendido de odio y revanchismo y un sentido tan escaso de la solidaridad y de la cooperación mutua.

Más que nada, en el informe que realizarán de sus descubrimientos sobre el planeta Tierra, destacarán la falta de conciencia de sus pobladores sobre su propia existencia y sobre el hecho de que conforman una civilización que se encuentra en peligro real y cercano de extinción como consecuencia de sus decisiones decisiones.

Ya de vuelta, uno de los alienígenas señaló en su tableta orgánica una de las páginas de Pensamientos despeinados, un librito de Stanislaw J. Lec que había escaneado como recuerdo en la biblioteca de unos pueblos que habían visitado.

– Aquí está lo que les pasa a estos humanos, dijo: es un planeta que «tiene la conciencia limpia; no la ha usado nunca».

Fuente del artículo: https://rebelion.org/inconscientes/

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