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José Antonio Marina en Sevilla: «El momento actual de la educación podría compararse con un bosque»

España / 18 de febrero de 2018 / Autor: Pedro Ybarra / Fuente: ABC de Sevilla

José Antonio Marina presentó en el Aula de Cultura ABC «El bosque pedagógico y cómo salir de él»

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina protagonizó este lunes en la Sala Teatro de Cajasol una nueva sesión del Aula de Cultura ABC, donde presentó su libro «El bosque pedagógico y cómo salir de él» (Ariel), en un acto patrocinado por la Fundación Cajasol y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

El director del Aula de Cultura ABC, Francisco Robles, subrayó durante su presentación cómo el título del libro podía servir para adentarnos en el lugar más importante de nuestra época», una sociedad que «ya no camina, sino que corre y vuela», lo que convierte el tema en «fascinante porque nunca dejamos de educarnos y de educar», señaló.

Para el catedrático de Filosofía, «al hablar de Pedagogía y Educación, en realidad estamos hablando de Poesía». Señaló que las cosas se pueden hablar de tres maneras distintas: «científica, filosófica y póetica, «ver como si todas las cosas fueran una rendija por la que hay una luz que va más allá. Te salva de la dureza de lo cotidiano». «Deberíamos hablar de la brillantez de la educación, de la carga poética, antes de lo negativo», afirmó. El libro ha elegido el bosque como metáfora. «El jardín es un prodigio porque se humaniza la naturaleza. El bosque es una manifestación brillantísima de la naturaleza, por por su propia fertilidad peligrosa uno se puede perder o liarse, entran y no saber si va a salir. El momento actual de la educación podría comparse con un bosque. Se producen muchas iniciativas pero por otro lado no tenemos muy claras las referencias, dónde están las salidas», dijo.

Antigua y moderna

El libro habla de dos educaciones: la antigua y la moderna. «En educación solo ha habido un cambio de paradigma en el siglo XX: el papel del maestro y de los contenidos. Cuando cambia el paradigma ya no está centrada en el profesor, sino en el alumno. El alumno es el que debe tomar las riendas: ser creativo. Lo que tiene que aprender no es tanto contenido sino procedimiento. Con este cambio, el paradigma nuevo insite mucho en «libertad y derecho», mientras que el antiguo lo hacía en «deber y responsabilidad». «Los dos paradigmas insistían en cosas fundamentales, pero no nos sirve ninguno de los dos, sino que hay que empezar a rediseñar un paradigma que aúne lo bueno de los paradigmas antiguo y moderno, y mientras no lo hagamos no funcionará», señaló. Se ha pasado de «la letra con sangre entra» a «se aprende jugando». «Sería perfecto aprender jugando, pero hay veces que no se puede jugar. La memoria de ser lo máximo ha pasado a ser denostada. La frase «no aprender las cosas de memoria» es «un gran disparate», ya que la memoria es «el órgano del aprendizaje», recordó.

Los reyes godos

La lista de los reyes godos hay que aprenderla hasta un nivel que permita buscar conceptos llave (que el alumno aprenda la idea general y después pueda completarla). «Se empieza a oír en nuestras universidades que para qué vas a aprender una cosa si ya la vas a encontrar en internet. Solo podemos utilizar lo que comprendemos y solo lo podemos comprender desde nuestra memoria, y si la memoria está vacía… Un burro conectado a internet sigue siendo un burro. Necesitamos gente preparada que delante de Internet saque un gran provecho». Lo de la tecnología en la educación es «un fracaso rotundo», porque solo está sirviendo para llegar a más información, en lugar de que para que el profesor ofrezca un programa personalizado de aprendizaje para cada alumno.

Educación en proyecto

«Ahora intentamos ver cómo hacer que el alumno esté descubriendo dentro de un plan previo que ha hecho el docente. Mediante la educación en proyecto utilizamos cosas muy buenas de los dos paradigmas, pero el profesor debe tener muy claro qué es lo que quiere enseñar», señaló.

«Nos damos cuenta de la importancia de la ley universal del aprendizaje: toda persona para sobrevivir necesita aprender con la misma velocidad que cambia el entorno, porque si no aprendemos nos sentimos marginados. En un mundo que cambia tan rápido quien no sea capaz de aprender queda en la cuneta. Un docente tiene que aprender lo necesario para que los alumnos sobrevivan de ahí la importancia de qué enseñar en un mundo tan cambiante», detalló.

La creatividad, el talento, la evaluación, la evolución del progreso educativo, la educación del gusto o los intentos en Francia por crear un cuerpo de élite de docentes que quisieran ir a los centros más conflictivos fueron algunos de los temas también tratados en el debate, en el que también opinó sobre quién debe decidir hoy lo que se estudia «por descarte debería hacerlo un tipo de ciencia de la educación que se encargase de ver desde un nivel más alto todos los problemas que la educación plantea. Necesitamos un tipo de filosofía de la educación que explique porqué estudiamos», añadió.

Fuente de la Reseña:

http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-momento-actual-educacion-podria-comparse-bosque-201802122357_noticia.html

Fuente de la Imagen:

abc.es

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¿Qué debemos esperar de un sistema educativo?

España / 18 de febrero de 2018 / Autor: Joaquín Rodríguez / Fuente: Blogs Madri+d

Ayer 26 de enero el diario The Times (y el resto de los medios de comunicación británicos) publicó las School league tables, una verdadera clasificación jerarquizada de los centros escolares británicos en forma de liga o competición que, con la tendenciosa justificación de otorgar a los padres el poder de elegir (Parent power 2018), confronta a todos los centros escolares del Reino Unido, sometidos a severas inspecciones externas que les obligan a estar mucho más preocupados por obedecer a lo que lo que los indicadores demandan que por educar a sus alumnos. Es díficil imaginar un sistema escolar que pueda desnaturalizar hasta tal punto el sentido primordial de la educación generando una justa o torneo entre escuelas, una suerte de eliminatoria en la que se genera una brecha insalvable entre los centros que alcanzan un A-Level y aquellos otros que no lo logran. Y es difícil imaginar una medida que refuerce hasta tal punto las diferencias sociales y culturales de partida, que fragüe la brecha social original que está en el origen del fracaso escolar sistemático, diviendo a los alumnos entre centros que asegurarán el éxito social de los hijos y centros que les destinarán al fracaso.

Un sistema educativo basado en la convicción de que la educación es competencia y contienda, no puede ser otra cosa que la sala de máquinas que prepara a sus usuarios para enfrentarse a un mundo de capitalismo despiadado que ubicará y premiará a cada cual en función de los títulos acreditativos obtenidos en esos centros. Una sociedad profundamente clasista, por tanto, que maneja la ideología del don con desparpajo e hipocresía porque consigue convencer a todos de que las diferencias en los resultados escolares obedecen a una forma ininteligible pero cierta de dotación diferencial natural, no de origen o génesis social. Una gestión capitalista del conocimiento, también, porque el saber pierde todo su valor para el fomento de la emancipación personal y se pone al servicio, plenamente,  de una supuesta progesión social que va dejando por el camino a vencedores y vencidos.

Son famosos sus colegios de élite, sin duda, selectos clubs de los hijos de las clases más acomodadas, pero debería destacarse la paradoja de que su sistema escolar, globalmente considerado, está muy por detrás de la mayoría de los sistemas de la OCDE (puesto 27 en matemáticas, 22 en lectura y 15 en ciencias). Es la consecuencia lógica de generar una burbuja de centros aristocráticos y un furgón de cola, atestado, de centros subordinados. De hecho, la variabiabilidad de calificaciones intercentros, de segregación escolar anunciada, es una de las más grandes del mundo. Y es la consecuencia natural de una formación deficiente del profesorado: como podía leerse en un reciente artículo sobre la deserción del profesorado en las escuelas británcias y la falta de nuevas vocaciones, “no existen suficientes incentivos para que estudiantes con talento se conviertan, nunca más, en profesores”. Sometidos a la presión y la vigilancia de la inspección, a la competencia descarnada de las clasificaciones intercentros, a la desconfianza sistemática de los padres, al desprestigio general de la profesión, ¿quién querría convertirse en chivo expiatorio?

La fórmula antágonica de la gestión inglesa la resume Pasi Sahlberg en Finnish lessons. What can the world learn from educational change in Finland?¿Cuáles son las claves del éxito de su sistema? “Este otra manera de gestionar el cambio educativo”, afirma Sahlberg, “incluye la mejora del cuadro docente, la limitación de las evaluaciones a los estudiantes a lo estrictamente necesario, la ubicación de la responsabilidad y la confianza como valores superiores a la mera rendición de cuentas, la inversión en equidad en la educación y la entrega de la responsabilidad de la gestión sobre las escuelas y distritos a profesionales experimentados en educación”. Algo aparentemente muy sencillo que tiene como colofón la prohibición expresa de que pueda publicarse ninguna clasificación de los resultados de los centros escolares en un país que, por otra parte, carece de inspección educativa, de exámenes o pruebas antes de los 9 años, que solamente realiza evaluaciones por muestreo de los centros escolares con el fin de contribuir a su mejora continua, que confía en las municipalidades y los centros escolares para la gestión y el gobierno autónomos de los centros, que exime a los profesores de su carga docente con el fin de que puedan dedicar ese tiempo a la colaboración y generar una verdadera comunidad de aprendizaje, que hace de la equidad, la confianza y la responsabilidad, en fin, el fundamento de su gestión.

No es una casualidad, obviamente, que uno de los países del mundo con menos variabilidad de calificaciones y resultados intercentros sea Finlandia, es decir, que es indiferente a qué colegio vayan los hijos de cualquiera, porque sus resultados serán buenos y equiparables. Y no puede ser tampoco causalidad que eso ocurra, sobre todo, en el resto de los países nórdicos (Islandia, Suecia, Noruega y Dinamarca), porque la construcción de un Estado social equitativo está en la base, en el principio, del diseño de un sistema educativo capaz de garantizar el éxito de todos sus alumnos.

¿Qué debemos esperar, entonces, de un sistema educativo? La elección es, en realidad, bastante sencilla: o sistemas jerárquicos y competitivos que refuerzan las diferencias culturales y sociales de partida en un círculo vicioso que pretende naturalizarlas, en los que el conocimiento es tan sólo la moneda de cambio de un sistema orientado a generar segregación laboral, o sistemas sociales equitativos que pretenden que todos y todas alcancen un nivel satisfactorio de habilidades y conocimientos por medio de los que gestionar satisfactoriamente su propia vida, sin rigidez, presión y stress, por medio de la confianza y la plena asunción de la responsabilidad personal. Comparen, elijan y apliquen.

Fuente del Artículo:

https://www.madrimasd.org/blogs/futurosdellibro/2018/01/29/138051#.Wn5Qb67ibcs

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«Es muy difícil sostener siquiera que España tenga un sistema educativo»: Gregorio Luri

España / 18 de febrero de 2018 / Autor: N. Elia / Fuente: Navarra El Diario Norte

  • El filósofo y pedagogo Gregorio Luri, asesor de los gobiernos de México y Uruguay en cuestiones de educación pública, apunta que «los padres no tienen acceso a la información sobre la calidad objetiva de los centros»
  • «Esta moda de defender que los conocimientos ya no son necesarios está perjudicando especialmente a los niños más desfavorecidos», sostiene
  • «El primer derecho de los hijos es tener unos padres tranquilos», apunta Luri

Gregorio Luri, (Azagra, 1955) es filósofo, educador, pedagogo e historiador. Ha asesorado a los gobiernos de México y Uruguay en cuestiones de educación pública. Cuenta en su haber con los premios Juan Gil Albert de ensayo y ‘Mejora tu Escuela Pública’en la edición de 2017. Es el autor de dos docenas de libros, entre ellos ‘La escuela contra el mundo’, ‘Por una educación republicana’, o ‘El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin’. Invitado por la asociación CoCiudadana, acaba de explicar en Pamplona su visión sobre los principales retos que debe afrontar la educación en España. Sus afirmaciones y reflexiones no dejan indiferente a nadie.

¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta la educación?

Ojalá hubiera sólo un reto, las cosas serían realmente sencillas. Pero es que el reto más importante que tiene la educación es, precisamente, definirse a sí misma de forma integral. ¿Cuál es el papel de la escuela en una sociedad que
nos está envolviendo continuamente con información?

¿La definición de la escuela actual ya no vale?

Estamos continuamente bombardeados por información, pero no es conocimiento. Para elaborar toda esa información y transformarla en conocimiento es necesario un proceso personal. Además, el reto específico y concreto es lo que los anglosajones llaman el STEM, acrónimo inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. El reto básico de la escuela hoy es definir un humanismo STEM

¿Puede explicarlo?

Para empezar, yo diría que la alfabetización hoy no es sólo aprender a leer y a escribir en tu lengua materna. La alfabetización hoy supone el reto de alfabetizarte en las tres lenguas fundamentales, y no estoy pensando en francés, inglés o alemán, sino que estoy pensando en el lenguaje natural, el lenguaje de las matemáticas y el lenguaje musical.

¿El lenguaje de las matemáticas?

Efectivamente. Las matemáticas son un lenguaje, y si no lo hablas, no ves una parte de la realidad que constituye tu mundo. Muchos aspectos de la realidad necesitan ser vistos con ojos matemáticos para poder comprenderlos.

¿Los retos no pasan entonces por alcanzar un consenso político que permita estabilidad al sistema educativo?

Eso… La política siempre va por detrás de la realidad educativa. Con los datos en la mano, es muy difícil sostener siquiera que España tenga un sistema educativo.

¿Por qué?

Porque si analizas solamente los datos educativos de La Rioja, Castilla León y Navarra, por ejemplo, podríamos decir que hemos tenido un sistema educativo fabuloso, a la altura de Finlandia. En Soria tienen unos resultados escolares superiores a Finlandia. Por tanto, si cogiéramos estos resultados de estas tres regiones, podríamos concluir que hemos tenido unas leyes educativas fabulosas. Ahora bien, si cogiésemos Canarias, Andalucía y Extremadura, por ejemplo, la conclusión sería que hemos tenido unas leyes educativas horrorosas. ¿Cuál es la conclusión? Los que lo han hecho bien, han seguido haciéndolo bien a pesar de las leyes. Y los que lo han hecho mal, han seguido haciéndolo mal incluso con la intervención de las leyes. El papel real de la legislación educativa en lo que un profesor hace cuando entra en su clase es más bien reducido. Otra cosa es que los políticos crean que es necesario llegar a consensos y hacer leyes y todo eso. También es necesario que los políticos crean en sus propios juegos.

Su visión sobre la educación resulta preocupante… ¿Qué pueden esperar los padres actuales del sistema educativo en el que crecen sus hijos?

Pueden esperar un complemento de la educación familiar. Yo he pasado mucho tiempo analizando el número de palabras que escucha por hora un niño de diferentes medios culturales. En un nivel de familias, por llamarlo así, culturalmente sofisticadas, un niño escucha una media de 2.600 palabras por hora. Los niños de familias culturalmente pobres, escuchan alrededor de 600 palabras por hora. Es decir, 2.000 palabras por hora de diferencia. Si ahora multiplicas esas 2.000 palabras por las horas del día, por las horas de la semana y por las horas del año, descubres la barbaridad de palabras distintas que ha oído un niño de un ámbito y de otro cuando llega a los tres años de edad. Con esa diferencia llegan a tercero de primaria, que para mí es el curso esencial y crítico de la escolarización.

¿Por qué?

Porque en ese curso los niños pasan una auténtica revolución intelectual: pasan de aprender a leer a aprender leyendo.

Y llegan a esa revolución con un bagaje determinado de palabras aprendidas.

Eso es. La competencia lingüística con la que llegan al aprendizaje a través de la lectura marca trayectorias muy distintas. Eso no quiere decir que no haya escuelas que no sean capaces de compensar esas diferencias.

¿Y cómo pueden elegir unos padres ese tipo de escuelas?

Tienen un problema muy grave. Los padres no tienen acceso a la información sobre la calidad objetiva de los centros escolares. Eso es así. Es más fácil para una familia obtener información objetiva sobre un restaurante, un taller mecánico o una tintorería, que sobre la escuela de sus hijos. En los últimos años, las familias culturalmente sofisticadas están dedicando cada vez más tiempo a la educación de sus hijos. Con lo cual, esa brecha se está ampliando de forma exponencial. Y a eso podemos añadir aún otro elemento que la hace mayor.

¿Y es?

Los deberes escolares. En España hay un discurso generalizado en contra de los deberes escolares, aunque, en la práctica, nueve de cada diez niños hace actividades extraescolares.

Pero no es lo mismo los deberes que las actividades fuera de la escuela.

Me da lo mismo. Llámalo como quieras. En cualquier caso es formación complementaria más allá de la escuela. Y en esa formación complementaria, tres de cada cuatro niños hacen más de dos actividades extra. Y añadiré que las matemáticas y la robótica cada vez son más demandadas. Eso quiere decir que, en la trayectoria educativa del niño, el papel de la escuela se está, objetivamente, reduciendo. Por eso es preciso redefinirlo.

¿Qué opina de las corrientes de educación alternativa tan de moda?

Vamos a ver, por dejarlo claro, yo soy un gran defensor de la escuela tradicional. Porque creo que, precisamente para enfrentarse a lo nuevo, es básica la adquisición firme de una base. Lo que los americanos llaman ‘back to the basic’, la vuelta a lo básico. Podríamos decir que ahora hay dos tendencias. Una que dice: para enfrentarte a un mundo cambiante los conocimientos ya no tienen importancia. Lo que hace falta es desarrollar procesos, metodologías y no sé cuántas cosas. La otra tendencia, que yo suscribo, dice que para enfrentarte a un mundo cambiante hace falta una buenísima base lingüística, matemática y artística. Y esa base requiere de conocimientos. Porque no se puede ser creativo sin conocimientos. Ser creativo significa que te enfrentas a un problema antiguo y obtienes una solución nueva. Para poder tener un pensamiento crítico con fundamento en gastronomía, por ejemplo, tengo que tener previamente conocimientos gastronómicos. Esta moda de defender que los conocimientos ya no son necesarios está perjudicando especialmente a los niños más desfavorecidos. De la misma manera, creo que la disciplina escolar es un elemento esencial de la calidad de la enseñanza.

El papel real de la legislación educativa en lo que un profesor hace cuando entra en su clase es más bien reducido.

Así llegamos al humanismo STEM

Estoy convencido de que es el reto del siglo XXI.

Pero no puede negar que es un concepto que suena conservador.

Es que una persona conservadora no es quien conserva bajo llave el pasado, sino el que sabe de dónde viene. Lo importante es la transmisión, no la conservación. Conociendo bien la jota navarra, puedes plantearte qué innovaciones introduces en la jota navarra. El concepto del humanismo STEM no es tan raro teniendo en cuenta que los grandes humanistas eran todos grandes científicos y matemáticos. Lo que ocurre es que ahora estamos acostumbrados a la división forzosa entre letras y ciencias, que es un verdadero lastre para la educación. Lo necesario es adquirir una formación humanista, no exclusiva de nadie.

¿Por qué alguien de letras tiene que ser un ignorante de las matemáticas?

Eso es un minusválido cultural. De la misma manera que a los niños, siempre, estamos reforzándoles el lenguaje cultural, tenemos que reforzarles también el lenguaje matemático. No tenemos que tener miedo a hablar a los niños de números y de lógica matemática.

Es difícil romper ese miedo.

Todo lo grande es difícil, pero es noble.

En su último libro hace un elogio de las familias sensatamente imperfectas. Dice que no hay que tener miedo a hablar a los hijos en lenguaje matemático. ¿Cómo superan los padres el miedo a fracasar en ese intento?

El fracaso forma parte de la vida humana y, gracias a Dios, no podemos pretender tener éxito al 100%. Nuestros hijos tienen su ámbito de independencia y, además de nosotros, sobre nuestros hijos van a influir otra larga serie de factores, como sus relaciones, sus amigos, etc. Lo que, humanamente, los padres pueden hacer es, en mi opinión, entender que lo importante de ese intento en influir en sus hijos no reside en lo que digan, sino en lo que hagan.

Predicar con el ejemplo.

Exacto. El órgano educativo de los niños no es el oído, sino el ojo. No depende de lo que les digamos, sino de lo que nos vean hacer. A la hora de la verdad, a lo que deberíamos aspirar es a que, el día que nuestros hijos se vayan de casa, podamos decir: “hombre, pues no parece que les haya dado un mal ejemplo de qué es ser una buena persona”. Por eso digo que el principal deber de los padres es quererse.

¿Entre ellos?

¡Claro! ¿Cómo vamos a enseñar, si no, a nuestros hijos a querer? De todo lo que se pueda hablar de la educación de un hijo, ¿hay algo más importante que aprender que hay alguien por ahí, fuera de tu familia, que te puede querer Incondicionalmente, quererte con todos tus defectos, para compartir tu vida. Yo creo firmemente, y cada vez más, que el deber fundamental de los padres es quererse, manifestando claramente que el otro no es perfecto, pero le quieres a pesar de sus imperfecciones. Esto es lo verdaderamente relevante.

Creo que ahora la preocupación de los padres, más que quererse entre ellos, es la de prestar la suficiente atención a sus hijos para compensar el tiempo que pasan sin ellos por razones laborales, por ejemplo.

Pero debería ser exactamente al revés. Mis padres estaban mucho menos por mí de lo que yo he estado por mis hijos. Y cuando observo a mis hijos, están mucho más por los suyos que lo que yo he estado por ellos. Creo que existe cierta neurosis en los padres que está anulando la autonomía personal de los hijos. ¿Qué ámbito de libertad le queda hoy a los niños? ¡Pero si no pasan ningún momento sin que haya un adulto supervisándolos! Y, precisamente porque han desaparecido los ámbitos de libertad de los niños, están creciendo las ludotecas. Juegos dirigidos y orientados, reglados y supervisados. Esa necesidad de asumir personalmente la educación de los hijos está creando cierta neurosis en la paternidad moderna.

¿Los padres se responsabilizan en exceso?

Las cosas no ocurren porque sí. Junto a ese elemento de desaparición de los ámbitos de libertad del niño, hay otros elementos como la incertidumbre sobre el futuro que contribuyen a esa neurosis. En ‘El Camino’ de Delibes hay un pasaje que me sirve para explicar esto. Son tres amigos y uno se marcha a estudiar. Los otros dos le preguntan qué es estudiar y él responde que su padre dice que estudiar es progresar. ¿Y qué es progresar?, le pregunta. Progresar es trabajar menos que mi padre y ganar más que él, responde el niño. Eso era lo que creíamos a pies juntillas hace cuarenta años. Pero ahora, nadie lo cree. Nadie puede mirar directamente a los ojos a su hijo y decirle que, con toda seguridad, va a vivir mejor que sus padres. Ese elemento de incertidumbre social explica un poco esa tensión neurótica de la educación de los padres hacia los hijos.

En este contexto, ¿un consejo para los padres?

Sí, que se relajen. El primer derecho de los hijos es tener unos padres tranquilos.

Fuente de la Entrevista:

http://www.eldiario.es/norte/navarra/educacion-desigualdad-sistema_educativo-STEM_0_739126433.html

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España: Jóvenes adictos al móvil: agresividad y fracaso escolar

España /  febrero de 2018  / Autor: Carmen Morales Puiseguir / Fuente: El Mundo

Pedro -nombre simulado-, 19 años, abandonó la Universidad porque no encontraba hueco durante el día. Su tiempo lo engullía el teléfono móvil. Enganchado a la redes sociales, a las series, a los chats. Parte del día y gran parte de la noche, hasta las 4 o las 5 de la madrugada.

Su madre llegó a tirarle un vaso de agua a la cara en una ocasión, harta de verlo con el rostro pegado a la pantalla. Un incidente más en una convivencia familiar rota por los insultos, los portazos y las peleas causadas por el empleo descontrolado del móvil por parte de Pedro.

El Ministerio de Sanidad estima que un 18% de los jóvenes de entre 14 y 17 años usa de modo compulsivo el teléfono, aunque algunos expertos aún se resisten a catalogarlo de adicción y prefieren el término abuso. Pero la OMS ya considera el empleo desmedido de videojuegos una adicción. El pasado viernes, el Consejo de Ministros anunció que la nueva Estrategia Nacional de Adicciones incluye, por primera vez, las «adicciones sin sustancia», es decir, a las tecnologías, al juego y a los videojuegos. El plan se extenderá hasta 2024 y contará con más de mil millones de euros. Al lobo se le ve ya algo más que las orejas.

«Uno de los indicadores de la existencia de un problema es la pérdida de autocontrol», explica Joana María Solano, terapeuta del Programa Ciber de Proyecto Hombre. «Si el profesor repite a un alumno que deje el móvil y, al instante, el niño lo coge es una falta de autocontrol qué debe alertarnos», subraya. Si algunos de los padres intenta quitárselo de las manos y reacciona con agresividad, la señal también es evidente. Quizás ya no se trata de una pataleta adolescente.

En el caso de Pedro, relata su madre -que prefiere permanecer en el anonimato- a los 13 años empezó a reclamar un teléfono que casi todos sus compañeros poseían. Además, Pedro no lograba integrarse en el colegio y su carencia contribuía a la exclusión. La presión del entorno venció y lo obtuvo con 13 años. También descubrió las redes sociales.

«Entendí que había un problema cuando una amiga suya le dijo a su madre que mi hijo enviaba mensajes hasta las 5 de la madrugada», recuerda esta mujer. Los intentos de despegarle de la pantalla desembocaban siempre en gritos, insultos y desprecios a la familia.

La conducta agresiva se generaliza en este fenómeno. «El móvil sobreestimula el cerebro», remarca Solano, «que se acostumbra a estar siempre en activo.Y si esto no se corta a tiempo, llegará un punto en el que un menor no sabrá dormir sin mirarlo y sin los cascos puestos». Cuando se intenta retirar el terminal -que muchos creen un derecho inalienable-, el conflicto explota. Solano relata que otra paciente «mordió a su madre» cuando le quitó el aparato.

Actualmente, el Programa Ciber de Proyecto Hombre trata a 10 jóvenes por uso descontrolado del teléfono. «En un aula escolar, si preguntas, solo un 10% de los alumnos duerme con el móvil fuera de la habitación», explica Solano, «muchos descansan con el dispositivo debajo de la almohada, mientras se carga. Algunos de mis chicos en tratamiento te dirán que necesitan sentir el dispositivo pegado al cuerpo».

«Para los adolescentes, el teléfono es su mano izquierda», escribía en una redacción otra chica en tratamiento en Proyecto Hombre. Como una extremidad, un miembro más del cuerpo, que si les quitas, les hace sentir incompletos y desconectados.

Cansada de luchar contra Pedro, su madre decidió internarlo en un colegio en la península. Creía que alejarlo del entorno, sujetarlo a una disciplina de estudio le beneficiaría. «Lo fue porque conseguí que se sacará la Selectividad. Solo el 17% de estos chicos lo consigue», lamenta, «pero allí seguía consultando el móvil cuando cumplía con los horarios impuestos por el centro». Tras tres años allí, Pedro regresó a la isla, y continuó el abuso descontrolado. También se había acostumbrado a la libertad, algo que de vuelta a casa, recriminaría con añoranza en numerosas discusiones a sus padres.

Hace meses, tanto él como su madre empezaron a acudir a terapia. Las peleas continuaban. Pedro había abandonado la facultad y se había convertido en un nini pegado siempre al teléfono. «No entiendo en qué hemos fallado. Le hemos dado buena educación, oportunidades, viajes», lamenta esta mujer, «o quizás ése fue el problema, tenerlo todo fácil y que no valore las cosas».

Solano insiste en la importancia de los límites. «Si se pacta una hora, es una hora de móvil. No más», subraya. También es muy importante el modelo que los padres constituyen para los niños. «Cae por su propio peso que si un padre está siempre pegado a la pantalla, queda desautorizado para pedirle a su niño lo contrario», lamenta, «los móviles son el regalo estrella de las comuniones.Los profesores de Instituto alucinan cuando ven a alumnos de 12 años con un teléfono de 1.000 euros».

La terapia también intentará que el niño establezca una serie de pautas para controlar su vida. También desempeñará, junto a la familia, un trabajo de autoconocimiento para determinar los motivos por los que el móvil sirve para tapar sus frustraciones. Mediante atención personalizada, «realizamos un profundo trabajo interior». Durante los encuentros, el objetivo es que tomen conciencia de sus debilidades, factores de riesgo y de control del tiempo, sobre todo, del ocio. La falta de medidas a este problema puede ser la antesala a otro tipo de adicciones que faciliten la evasión.

A diferencia de drogas como la cocaína, de cuya adicción el enfermo debe alejarse para rehabilitarse, ¿cómo se aparta a alguien de algo tan normalizado como el móvil? «Sí puede lograrse la rehabilitación y no, no se les aparta del móvil. Se les enseña a usarlo de manera responsable», aclara la terapeuta. No obstante, insiste en que la terapia «no es un proceso lineal, tiene altibajos».

Pedro empezó a trabajar hace unos meses, un éxito del tratamiento. Pero se acaba de comprar un móvil de más de 1.000 euros. Su madre admite que durante su época de nini enganchado al móvil, le echó de casa en varias ocasiones. «Me avergüenza admitirlo. No podía tener a alguien que no contribuía en nada y que sólo miraba una pantalla. Además, él cree que no tiene ningún problema. Toda esta situación me produce mucho dolor, a pesar de los avances de la terapia», admite.

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La formación obligatoria de los padres en el colegio

España / 11 de febrero de 2018 / Autor: Daniel Poyatos Soguero / Fuente: HuffPost

¿Debe ser obligatorio un curso de formación para ser padre o madre? Esta pregunta de índole hiperbólica, e incluso humorística, podríamos reformularla y ganar en realismo para referirnos a la educación que están recibiendo nuestros pequeños. ¿Debe ser obligatoria la formación de los padres dentro del colegio?

Sirva de posición preliminar la contraria a esa corriente que separa casa y escuela. No coincido con quien critica y discute las malas prácticas de las familias. Pienso que se deben a la inconsciente y deficiente formación de los padres para atajar los problemas derivados de la educación de sus hijos. Apoyo a los padres y entiendo las dificultades sociales, laborales, económicas y culturales que tienen que afrontar. Por ello, es necesario echar una mano. ¿Quién mejor que los profesores y educadores en general para prestarla?

El utópico cambio educativo

Frente a décadas de inmovilismo, las circunstancias actuales propician un cambio en la pedagogía dentro de las escuelas. La mutación educativa está en marcha. A ritmo lento, eso sí. Cada vez son más los maestros que innovan. Hito beneficiado por los avances tecnológicos, que permiten compartir y viralizar en un clic las buenas experiencias educativas.

Sin embargo, este cambio educativo es utópico. No se podrá alcanzar nunca sin las familias. Ellas son quienes pasan más tiempo juntas. Son el ejemplo a seguir para los niños. Los maestros podemos inspirar. Guiar. Transmitir. No hacer magia.

De nada sirve que motivemos a los alumnos a esforzarse si sus padres no se esfuerzan. Que insistamos en aprender cultura si sus padres la desprecian. Que intentemos que lean si sus padres no cogen un libro.

Generalmente, de nada sirve que enseñemos persistencia a los alumnos si sus padres no son persistentes. Que aprendamos a solucionar conflictos si sus padres lo arreglan a gritos o golpes. Que les motivemos a esforzarse si sus padres no se esfuerzan. Que insistamos en aprender cultura si sus padres la desprecian. Que intentemos que lean si sus padres no cogen un libro. Que alertemos de los riesgos digitales si sus padres usan el móvil para entretenerlos. Que trabajemos valores si sus padres los consideran un lujo innecesario. Que respetemos normas si en su casa no existen.

O de nada sirve que les enseñemos Matemáticas, Ciencias o Lengua si los niños no han sido estimulados previamente.

El ejemplo de la estimulación y sobreestimulación

Una metáfora. El niño es como una semilla. Si proveemos las condiciones necesarias, germinará. Crecerá. Florecerá. La estimulación cerebral en los primeros años de vida, y la consiguiente formación de circuitos neuronales, es la base para el desarrollo integral del ser humano. Es el agua, la luz y la tierra para la planta. Experiencias y juegos sensoriales, motores o didácticos son ejemplos de estimulación temprana.

Siempre en su justa medida. Sin caer en la sobreestimulación. Igual que no podemos regar en exceso una planta. Se dan casos de padres que sobreestimulan con desmesurada carga académica. Y repercuten de forma negativa en el desarrollo social y personal de sus hijos.

La exigua estimulación o la sobreestimulación representan errores clásicos. Son ejemplos de recomendaciones sencillas que podemos enseñar a los padres.

La formación para padres no es una novedad. Lo que sí sería original sería su asistencia y participación obligatorias

¿Cómo formarles?

La colaboración entre escuela y familias ha resultado, en la mayoría de casos, insatisfactoria e insuficiente.

Es por ello que la propuesta de realización de cursos o talleres para padres en el colegio no es descabellada. Una formación para padres. Donde enseñemos a enseñar. Educar para educar. Nutrir de recomendaciones, herramientas y técnicas básicas y específicas. Muchos las aprovecharán.

No es una novedad. Lo que sí sería original sería su asistencia y participación obligatorias. Siempre amparadas por las administraciones, que deberán atender y facilitar la conciliación familiar y laboral de padres y docentes.

Los profesores debemos pausar nuestra mirada crítica hacia los padres. Unir casa y escuela. Derribar paredes. Mostrar comprensión. Porque podrían haber sido víctimas de un tipo de sociedad que llevamos años construyendo.

Vaticino que sólo sería necesario llevarlo a cabo unas cuantas generaciones. Hasta que encontremos la senda para la buena educación. Que dejará de ser utópica.

Fuente del Artículo:

http://www.huffingtonpost.es/daniel-poyatos-soguero/la-formacion-obligatoria-de-los-padres-en-el-colegio_a_23345992/

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Pau Mari-Klose: La escuela no es un instrumento meritocrático ni de inclusión.

España / 11 de febrero de 2018 / Autor: El Diario de la Educación / Fuente: EducaTribu

El diario de la educación publicó esta entrevista a Pau Mari-Klose el pasado día 18 de enero. Daniel Sánchez Caballero fue el encargado de realizarla. La traemos a nuestra web porque consideramos muy importante la reflexión sobre una de las funciones que consideramos esencial en el papel que la escuela debería cubrir y no cubre, o dista mucho de cubrir suficientemente.

Pau Mari-Klose es toda una autoridad cuando se habla de pobreza infantil. Es profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza. En los más de diez años que ha dedicado al tema, ha averiguado que la pobreza es mucho más que falta de dinero, que es una situación de la que es difícil salir y que, desde luego, la escuela no acaba de ayudar.

Para fijar el marco, ¿qué es ser pobre?

Son las familias con ingresos equivalentes inferiores al 60% de la mediana de ingresos. Eso se ajusta por la composición del hogar (número de miembros y edades). Esta es la definición convencional de pobreza, que da un número, que en España es el 28%. Hay otros indicadores que dan otros números. La pobreza refleja situaciones de privación material que van asociadas a otros déficit (educativos, de capital social, es decir, la capacidad de tener entornos sociales donde puedes encontrar recursos o información). Estas situaciones en algunos casos son transitorias, pero en muchas son bastante permanentes. Esto no quiere decir que no se pueda escapar de la pobreza, muchas familias pasan vaivenes en su vida, pero buena parte del tiempo se encuentran en situación de desventaja económica, estén por debajo del umbral de la pobreza o justo por encima.

La pobreza no solo es problemática porque afecte a bienestar o rendimiento educativo de un niño o genere un problema sanitario, sino porque cuando ese niño sea adulto arrastrará problemas originados por la pobreza que vivió en la infancia. La probabilidad de que ese niño tenga problemas laborales o sanitarios es mayor. Un ejemplo muy ilustrativo es la obesidad infantil. Parece mentira, pero ahora los pobres son gordos en la infancia. La obesidad infantil puede ser un problema infantil —te llaman “gordo”, no puedes jugar al fútbol—, pero es fundamentalmente un problema porque es el principal indicador de la obesidad en la vida adulta. Y en la vida adulta es la causa de todo tipo de problemas sanitarios e influye mucho en la esperanza de vida. Aunque después de ser niño gordo en la infancia te vaya bien en la vida adulta, muchos no habrán dejado de ser adultos obesos que arrastran problemas ocasionados por la pobreza infantil. Podríamos pensar en otros ejemplos. A nivel educativo es muy descarado el tema: el fracaso educativo te condiciona la vida en los puestos de trabajo a los que vas a optar, los ingresos que vas a tener, etc.

Buena parte de sus estudios son sobre los procesos que llevan a situaciones de desventaja educativa, muchas veces relacionada con la pobreza. ¿Cuáles son estos procesos?

Un primer factor fundamental es la pobreza de las familias, que tiene efectos desde distintas perspectivas. Vivir situaciones de pobreza está asociado a privación económica que a su vez tiene efectos sobre otras dimensiones del bienestar infantil. Pobreza significa, por ejemplo, viviendas inadecuadas, que muchas veces están relacionados con problemas sanitarios (humedades, malos aislamientos y riesgos sanitarios en forma de infecciones, hacinamientos, incremento de los días que pueden estar hospitalizados), que pueden estar en el origen de problemas educativos.

Los efectos de la pobreza también se producen en deterioros de los climas familiares. La pobreza se asocia al deterioro de las capacidades parentales, y eso puede tener efectos educativos, de retrasos cognitivos porque la implicación parental no es la más adecuada. En el tema de la pobreza los efectos son acumulativos. En un hogar con déficit de capital económico muchas veces habrá también déficit de capital educativo o cultural. Son hogares con padres con menos recursos educativos, menos capaces de estimular las capacidades de los niños en edades tempranas, de reconocer los talentos de los niños y cultivarlos. Hay menores expectativas sobre la trayectoria educativa de sus menores, del valor que la educación tiene para ellos, de menor capacidad de negociación con las escuelas (esto es un elemento detectado, las familias con menor nivel de capital cultural son menos capaces de negociar con un tutor por ejemplo que su hijo no repita un curso). Cuando los niños desfavorecidos llegan a la etapa de educación obligatoria, lo hacen con desventajas que les impiden progresar en la misma medida que sus compañeros. Si se añade los efectos de concentración espacial (los niños pobres viven rodeados de otros pobres y van a escuelas pobres), el efecto es acumulativo. Hay mucha evidencia que señala que en estos contextos donde se concentran niños que arrastran problemas sociales que traen al aula, el progreso educativo es mucho más difícil, la educabilidad se pone en juego. Los docentes no solo gestionan retos educativos, sino sociales. Mi aproximación a todas estas cuestiones es longitudinal. Las experiencias en las primeras etapas son fundamentales para entender qué pasa después. El fracaso escolar o abandono prematuro es imposible entenderlo sin experiencias acumulativas que se generan en la más tierna infancia.

¿La escuela está cumpliendo su papel de eliminar estas diferencias de origen y compensar las desventajas?

El sistema educativo en abstracto no lo está consiguiendo. Toda la evidencia señala que las brechas sociales al final del proceso educativo obligatorio son muy similares a las que se observan al principio. Los países que pueden seguir a los niños durante todo su recorrido educativo lo observan muy claramente. Aquí, con menos información, también lo vemos. La escuela ni es el instrumento meritocrático especialmente eficaz que se presupone (la idea de que en el sistema educativo avanzan los mejores) ni es un instrumento de inclusión eficaz. Más bien, reproduce las diferencias de origen. Eso no quiere decir que no haya escuelas o docentes que puedan tener ese efecto corrector. Pero hay estudios anglosajones que dicen que incluso las diferencias se amplían a lo largo del periodo escolar, de modo que los niños de origen desfavorecido que lo hacían bien en las primeras etapas, tras el ciclo educativo lo hacían peor, mientras los niños acomodados que lo hacen mal al principio a los diez años se han recuperado bastante. Es decir, la escuela rescata a los niños acomodados y perjudica a los que provienen de entornos desfavorecidos.

Voy a hacer un pequeño matiz. No necesariamente el efecto es de la escuela. También hay evidencia que muestra que más horas en la escuela ayuda a los niños desfavorecidos. O que estar fuera del periodo escolar los perjudica (los veranos, por ejemplo). El problema no es estrictamente la escuela sino que la escuela no opera sola. Determinadas influencias del entorno empujan a la escuela a ser productiva para los niños acomodados, pero cercena la posibilidad de que niños de entornos desfavorecidos salgan adelante.

Menciona aspectos que pueden corregir estas deficiencias. No vamos a hacer un plan director aquí, pero, ¿puede esbozar alguno?

Un niño en situación de pobreza vive en desventaja. En ese sentido, un elemento clave de inicio es corregir las situaciones de pobreza en la infancia, o atenuarlas al menos. Cuando tienes un país con un 28% de niños en situaciones de pobreza no puedes pretender los mismos resultados educativos que otro como Finlandia, que tiene menos del 10%. Un primer elemento entonces es atender estas situaciones con políticas de lucha contra la pobreza infantil o incluso ayudas directas. Un segundo elemento son escuelas infantiles de calidad y políticas que posibiliten el acceso a estas escuelas de colectivos desfavorecidos. España ha sufrido una gran explosión de la escuela infantil, el 0-3, pero no ha llegado a las familias que más se podrían beneficiar de ellas, las más desfavorecidas. Y más si son escuelas de calidad que producen lo que estos niños no tienen en casa, que es la estimulación cognitiva. Un tercer elemento es contener la segregación escolar. Hay efectos concentración de la pobreza que se producen en el barrio. También en la escuela, sobre todo si los centros no cuentan con suficientes recursos para hacer frente a estos retos. Una política en esa dirección también sería ayudar más generosamente a las escuelas que afrontan situaciones socioeconómicas más dificultosas: asegurar que el personal docente sea experimentado, que se pueda centrar en la atención específica a las situaciones sociales problemáticas que pueda encontrarse, que conozca dinámicas pedagógicas que ayuden a estos estudiantes (competencias no cognitivos: cómo inculcarles motivación, perseverancia, paciencia). Otro elemento obligatorio que mencionar porque las brechas son enormes a nivel socioeconómico es la repetición. Somos un país que hace repetir mucho, esto es conocido, pero no repite todo el mundo, repiten los estudiantes desfavorecidos. A los 15 años ha repetido un 53% de los estudiantes del cuartil más desfavorecido mientras solo lo ha hecho un 8% de los acomodados. Acercar estas cifras es imperativo, somos una anomalía total. Hay todo tipo de intervenciones, a nivel pedagógico también.

¿Nos estamos preocupando poco como sociedad del fenómeno de la pobreza infantil?

El gran salto es entre la preocupación y poner los medios. La preocupación que aparece en los medios de comunicación acaba incluso expresándose en los programas políticos o hasta en los pactos que firman los partidos. En las últimas dos negociaciones entre PSOE-Cs y entre PP-Cs para presentar una alternativa de Gobierno, en los dos casos se reconoció el grave problema de pobreza infantil y se comprometió una gran cantidad de recursos para hacerle frente. El problema es que cuando llega el momento de negociar los Presupuestos Generales del Estado esto no acaba de concretarse. Los 2.000 millones de euros que comprometieron el PP y Ciudadanos al final se quedaron en ciento y pico, que desglosados ni siquiera van a la infancia y acaban en los refugiados, por ejemplo. En el último momento los actores que tienen que negociar los presupuestos se olvidan de la importancia del problema y atienden otras consideraciones, quizá a quién pueden contentar y a quién descontentar y con esto de los niños quizá te puedas permitir el lujo de no ponerlo en primera línea porque en el fondo no vas a descontentar a mucha gente.

Sorprende esta afirmación, porque uno diría que un 28% de las familias con hijos sí es mucha gente.

Suena a mucha gente, pero esa gente no se identifica como familias con niños pobres. Se identificarán como catalanes, trabajadores, como consumidores o como familias con un dependiente en casa, pero no con familias con niños que necesitan una determinada atención hacia los niños. Son grupos que no tienen a nadie que les defienda como colectivo. Los trabajadores tienen a los sindicatos, los independentistas a los partidos políticos nacionalistas… El tema de los niños queda más relegado porque no tienen esas asociaciones bandera que puedan defenderlos. Esta situación está mejorando bastante porque hoy en día sí hay un Save the Children o Unicef que pueden jugar ese papel, pero aún quedan relegados en el último momento, en el proceso de negociación. Todos los partidos se apuntan al “hay que ocuparse de los niños” a nivel programático, pero no parecen traducirlo después.

Fuente de la Entrevista:

http://www.educatribu.net/index.php/noticias/unaNoticia/153

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